Luna de Papel [Libre]

Millones de estrellas brillaban dichosas aquella noche primaveral donde la dama blanca se hallaba en su fase menguante, dando una pequeña tregua a aquellas lejanas bolas de fuego que durante el resto de fases lunares quedaban a merced de ésta. Esa noche era distinta; todas esas preciosas constelaciones podían apreciarse a simple vista sin necesidad de recorrer largas distancias hasta zonas más alejadas, donde no quedaban ocultas tras la poca iluminación de las farolas prendidas de la ciudad, o por la misma luna que sin quererlo brillaba más que ninguna sobre el firmamento.

Aquella noche me había asegurado que las campanas de la Catedral de Notre Dame martilleasen la medianoche antes de aventurarme a abandonar la habitación del hostal donde me alojaba. Tal vez era demasiado tarde para que una doncella como yo pasease por las desérticas calles de la ciudad, más solo aquella noche varios planetas quedarían alineados entre sí y era una oportunidad única para encontrar una de las pistas que me llevaría a la localización del primer orbe que debía encontrar. Desde que había empezado mi particular aventura embarcando al otro lado del océano supe que encontrar ese dichoso libro no sería nada fácil, más una coincidencia como aquella era señal de que el destino estaba a mi favor. Tenía el hechizo que debería usar en el momento indicado, y lo único que me faltaba era acudir hasta el lugar que siglos antes había sido marcado por mis ancestros como un portal mágico. Así que enfundada en una capa negra de terciopelo y con los útiles necesarios para esa noche debajo de la misma, abandoné la seguridad de mi habitación, ocultándome bajo la aterciopelada capucha donde esperaba pasar desapercibida.

Hojas secas crujían bajo mis botas cuando, minutos después me aventuraba por el interior del camposanto tras haber saltado con agilidad el muro que lo rodeaba. Un silencio sepulcral invadía cada rincón de aquella parte del cementerio que parecía haber sido dejada de la mano de Dios, mientras mis sentidos se mantenían alerta por si el vigilante había sido alertado por algún ruido y decidía echar un vistazo por aquella parte del cementerio que hacía años que apenas era visitada. El portal se hallaba ligeramente cerca de allí, más antes de tratar de abrir el portal, había una importante parada que tenía que realizar antes. A pesar de que mi poder era considerablemente fuerte, me sería necesario reunir toda la magia ancestral que me fuese posible antes de tratar siquiera de abrir tan deseado libro. Así que antes de emprender el camino hasta el primer portal, decidí visitar el panteón familiar donde esperaba poder canalizar ese poder que tanto necesitaría llegado el momento.

Como si una extraña luz blanca me guiase, no tardé en encontrar el apellido de la familia grabado con letras doradas sobre una losa de mármol negro; más cuando posé la mano sobre la puerta de hierro de éste con la intención de entrar en el interior y comenzar el ritual, un extraño escalofrío recorrió toda mi médula espinal, avisándome de que no estaba sola en aquel lugar.- ¿Quién anda ahí?- susurré mirando hacia ambos lados, sintiéndome impotente al no ser capaz de dilucidar el color del aura de quien me estaba observando.

Sobre una de las tumbas cercanas a donde ella se disponía entrar se encontraba un hombre, llevando unos trajes algo desgastados un sobretodo color marrón y debajo un traje  algo desgastado sobre su mano derecha llevaba un cigarrillo el cual tenia en ese momento encendido mientras miraba a la bruja y se ponía de pie caminando hacia ella sin ningún cuidado, no buscaba  evitar nada ni que no fuera detectado.

-Soy yo my love, enserio creías que te dejaría ponerte a hacer esto sin que estuviera presente, tu sabes que estas fecha atraen muchas cosas indeseables a las tumbas como este, es la fecha favorita de los brujos oscuros para realizar sus magias negras después de todo el poder de la magia se incrementa por la alineación de los astros.

Este se recostó en la pared del lugar donde ella estaba a punto de entrar, estaba claro cuales eran sus intenciones obtener mas magia extra, este alzo la mirada hacia arriba viendo las constelaciones y suspiro levemente y  se puso al lado de ella alzando su mano derecha de donde se creo una pequeña luz blanca que se encamino hacia dentro.

-Spiritus meus viam lucis illuminans , yo cubro la entrada haz rápido lo que tienes que hacer ten cuidado que no te encuentres con ningún ser que este aguardando que absorbas poder, yo detendré a los brujos que intenten aprovecharse, seguro que mas de uno deseara sacar una tajada de eso, love.

Dijo guiñándole un ojo mientras que con el cigarrillo encendido se hacia un diseño en la mano, haciendo unas leves muecas de dolor por el calor de este, esperando que ella entrara.

Una cálida sonrisa se esbozó con timidez en mis labios cuando escuché a mis espaldas la masculina voz de aquel enigmático hechicero que noches atrás había conocido de una forma de lo más extraña; cuando ambos terminamos la velada huyendo de los parroquianos de una taberna en la que el juego limpio brillaba por su ausencia. Girándome sobre mis talones tras localizar su procedencia, negué incrédula con la cabeza acercándome hasta su posición con paso ligero, sorprendida de que hubiese sido capaz de seguir mi rastro hasta allí. - ¿Es que ahora os dedicáis a espiarme, querido?- pregunté con picardía clavando mi mirada en la suya cuando llegué hasta él, colocándome de puntillas para depositar un beso en su mejilla, acariciando ésta con suavidad después con la palma de mi mano. Su barba incipiente provocó cosquillas en mi piel, y cierto tonos rojizos aparecieron en mis mejillas .

- Tenéis un don para sorprenderme, ¿lo sabíais?.- agradecía que no me hubiese dejado sola en aquel momento, y especialmente en aquel lugar; más cuando le confesé parte de mis planes para absorber el poder de mis ancestros con la finalidad de poder abrir posteriormente aquel dichoso portal, no fui capaz de pedirle si deseaba acompañarme. Era consciente de lo peligroso que era llevar a cabo ese tipo de rituales, y no solo porque el portal que quería abrir me llevaría a uno de los orbes que necesitaba para encontrar el libro que buscaba, sino porque la sed de poder que tenían algunos de los hechiceros que practicaban ciertas artes oscuras, les llevarían a cometer todo tipo de atrocidades por conseguir aumentar su poder y conseguir asi imponerse sobre el resto de los mortales.
A pesar de que aquel cementerio parecía bastante más tranquilo de lo habitual, no debíamos confiarnos y bajar la guardia, de modo que me pareció una fantástica idea el hecho de que decidiese ayudarme en esa nueva aventura en la que acabamos de embarcarnos los dos.- Gracias, cherie. No tardaré.- susurré cuando de nuevo pasé por su lado, rozando con sutileza mi mano con la suya; agradecida de que hubiese decidido a prestarse voluntario.

Sin pausa alguna me adentré en el mauselo que había localizado minutos antes, donde esperaba encontrar respuestas y tomar el poder suficiente como para poder abrir el portal yo sola.- Gracias por no dejarme sola; y no por la dificultad del trabajo…sino por la peligrosidad que todo esto entraña.
Minutos después mis pasos de adentraban por aquella puerta de hierro forjado que Feliphe me sostenía abierta mientras su hechizo luminoso ahuyentaba la oscuridad del lugar. Le sonreí levemente cuando pasé por su lado, y la oscuridad me envolvió. No tardé en dar con la tumba de mis ancestros, donde una losa de mármol blanco cubría la tumba de mis antepasados.

Extraje de una bolsa que portaba toda una serie de velas, cordones, sal y otros ingredientes que acostumbraba a usar en otros hechizos que había realizado por encargo. Me hallaba absorta en mis pensamientos mientras repasaba paso por cual sería la mejor forma en que podría realizar el hechizo, cuando me percaté de que nuestras auras no eran las únicas que se encontraba en el lugar.- Mi amor, no estamos solos.- susurré a sabiendas de que Feliphe percibiría mis palabras, mientras que con premura y un vaso con sal, dibujaba una estrella de 5 puntas sobre la tumba de mis ancestros, suspirando lentamente por el miedo de que pudiese sucederle algo malo por mi culpa. Tan solo me quedaban unos minutos para poder completar el ritual, y unas palabras pronunciadas a continuación nos mostrarían la localización exacta del portal. Era cuestión de descubrir cuanto seríamos capaces de aguantar allí.