Trabajando una nueva vida en París (+18) {Libre}

por **Mircalla La Rouge** Lun Dic 27, 2010 2:01 pm

Después de haber llegado apenas hacía un año a París, todo aquello aun le parecía extraño. No obstante, su trabajo no se diferenciaba apenas del que aprendió en Italia desde jovencita, solo algún cambio de gustos por aquí y por allá.

Apoyada en la barra del Burdel donde ahora habitaba, tomaba una suave y dulce bebida mientras esperaba encontrar algún pobre infeliz que dejara su dinero en ella. Esta noche iba ligeramente vestida de negro, como tantas otras. Le encantaba maquillarse con un estilo peculiar, algo oscuro quizá para ser una cortesana, bastante burlesco y abundante, eso sí, pero lleno de un toque singular dándole un aspecto que rozaba lo vampírico. De hecho, si no fuera por que ya era lo bastante conocida en el lugar como para que simplemente la llamaran "puta", quizá habría sido confundida con alguno de esos seres. Pero tenía una piel caliente, y sin duda, esos ojos verdes que, aunque muy claros, seguían siendo humanos.

Dio otro trago a su bebida posando sus labios tan carmines como su pelo en el borde del vaso. Alguien se acercaba y ella estaba dispuesta a utilizar todas sus armas para hacer una buena colecta esa noche.

por Invitado Sáb Abr 30, 2011 10:17 pm

Esta noche, sólo vengo de paso. -¿Qué puede ofrecer un hombre de clase media a estas damas?
En mi insistencia por entrar en todo lugar de la ciudad, aquí he venido a dar, donde el placer se desborda como un rio afectado por las lluvias en la montaña.
Ser un brujo en este lugar es reconfortante, todos aquí tienen secretos, como yo. No me preocupo por que alguien me vea haciendo algún hechizo fugaz, pues hay vampiros y lobos al por mayor. ¿Cuántas de las cortesanas serian también criaturas nocturnas?

Tal vez no tenga los suficientes francos para una sola de estas damas, pero una copa para ellas y una platica tal vez nos lleven algo mas, si es que mi suerte va conmigo hoy.
-Suerte-interesante palabra que decir en un lugar como este, donde la suerte es, por las cortesanas, encontrar un pez gordo que les pague bien y, por los clientes, una mujer que los haga desear estar vivos de nuevo, sentirse deseados y amados, aunque sea por una noche, aunque sea una insulsa fantasía no barata de un lugar lleno de colores.

Entre la multitud de chicas, siento sentimientos diferentes, no todas tienen la codicia del dinero, si no hay algunas que tienen el amor en su corazón, la esperanza y incluso la ilusión. Por esto me doy cuenta que las he juzgado mal y que pueden estar llenas de emociones incluso desconocidas para mi. -Que egoísta de mi parte-pienso.
En medio de mi reflexión e clavado mi vista en una mujer, cabello rojo y piel pálida. Al pensar el sentir el vacio emocional que siento en los vampiros, sentí la calidez de un corazón, si no malo pero herido casi desde su nacimiento. Ese sentir, se me hace familiar, como si ya lo hubiera sentido antes.

-Que triste emoción tiene esa muchacha-digo para mi mientras camino a su encuentro
-Es comento pues, de encontrarme con un rechazo para sanarlo, al menos el intento, o una bienvenida a través del placer ocultando mi motivo puro-No se por que demonio es estoy pensando esto…

por **Mircalla La Rouge** Dom Mayo 01, 2011 8:56 am

Desde la barra del Burdel veo como se acerca un hombre... "Otra noche más" - pienso y suspiro ocultando las emociones que puedan desagradar a nuestros clientes. No me es dificil, para nada, y doy otro trago a mi bebida con la sensualidad a la que estoy acostumbrada a aferrarme.
Mientras se acerca intento mantener el contacto visual con él, y mi mente se remonta a mi infancia en el Burdel de Italia, aprendiendo de mis "hermanas". En cierto modo me siento bien al volver a aquel lugar. Después de todo, no está tan mal esta vida - me autoconvenzo y sonrío tímidamente al desconocido que se muestra delante mío.

-Buenas noches, monsieur... ¿Qué puede ofrecerle una dama esta noche? - Me ofrezco como cada noche a un nuevo cazador, nuestra vida es la mentira y parecer buenas presas forma parte de ella.

Le miro esperando una repuesta, mintiendo en cada gesto pero... algo me sorprende. ¿Qué tiene de diferente? Veo que también oculta algo y espero que no sea una criatura nocturna que pueda acabar con mi vida esta noche. Siempre existe la posibilidad, si bien antes no creía en ella puesto que me mostraba escéptica ante la creencia de vampiros y hombres lobo, todo cambió con aquel encuentro en el cementerio... No podía olvidar aquella experiencia y después de aquello estaba completamente segura de que los vampiros SÍ existían.

por Invitado Dom Mayo 01, 2011 4:55 pm

Aquí estoy yo, sintiéndome un extraño entre personas conocidas. Pues bien se, que esta hermosa pelirroja a pasado entre varias manos, que la han acariciado y han cumplido la fantasía de hacerla suya. Obviamente parte de mi espera lo mismo. La lujuria de saciar mi sed en su piel y de unirme con ella, aunque sea por una noche, en un lago de sudor mutuo. Ese pensamiento no me domina, si no el misterio de su corazón, pues al acercarme sentí claramente como paso de la nostalgia al miedo. -¿A que le teme una dama de la noche y la danza?

-Me gustaría por una noche entonces, señorita, ser yo el que pueda hacer algo por usted-le digo sonriendo, mirando sus ojos verde esmeralda y sonrío para mis adentros.

Esos bellos ojos y esa cabellera roja no es fácil de olvidar, asi que no creo olvidar combinación tan bella de cualidades bellas.
-Seguramente no me recordara-pienso para mi mismo-que el juego sea así entonces.

Tomo una bebida de la bandeja que una mesera deja pasar. Bebo suavemente, mientras miro los ojos de la muchacha.

-Debo de decir, que no soy como los demás. Pero si algo de mi pueda querer de un caballero de clase media una bella mujer como usted, seria de mi total agrado cumplírselo.

Le sonrío sin dejar mi bebida, moviéndola despacio.
Mi resistencia para no ver el cuerpo de la bellisima mujer, definitivamente dura muy poco y mis ojos siguen su curvilíneo cuerpo lentamente hasta culminar en sus blancos pechos, cuyo abismo entre ellos parece quererme absorber y perderme en un remolino de placeres insospechados, que, a decir verdad, no son nada indeseables pues ¿Cuando sera la próxima vez que me encuentre frente a una cortesana tan hermosa y que, según veo, es mas que una experta en lo que hace? -Mi mente me juega sucio conmigo

por **Mircalla La Rouge** Lun Mayo 16, 2011 10:00 am

Las palabras de aquel caballero me dejan conmocionada. Pocas veces son las que un cliente se ofrece de tal forma ante la propuesta de una cortesana. "Un giro interesante" - Pienso.

- ¿Quién sois vos que os ofrecéis de tal forma a una cortesana? - Pregunto sin tapujos, con grandeza e intrigada por la clase de persona que tengo delante.

Sigo cuestionándome su humanidad, pues el solo hecho de recordar los hechos hace poco acontecidos me revuelve el estómago. Me tranquiliza su aspecto, pues no parece un monstruo ni en su mirada.

No puedo evitar fijarme en como desea mi cuerpo con sus ojos recorriendo cada centímetro de él. Puedo sentir como acaricia mis pechos con la mirada y aprovecho para hacerme con la situación ( y el cliente, como siempre) y me acerco grácilmente a él, hasta rozar sutilmente mi cuerpo con el suyo, y le susurro en el oído.

- Y... ¿qué puede ofrecerle alguien como vos a una cortesana como ésta...? - Me aparto levemente hasta clavar mi intensa mirada en la suya.

Lo noto algo alterado. Me alegro.

por Invitado Lun Mayo 16, 2011 5:24 pm

No puedo evitar sentirme nervioso, al fin y al cabo creo que es la primera vez que hablo frente a una cortesana de manera consciente. Además, mi deslice de mirada ha hecho que su corazón se llene de una dicha seductora, de esa que se siente cuando sabes que ganaras, si esto será un juego, jugare entonces.

-Lo que le ofrezco es magia, señorita-le digo sonriente-pues dudo que un pez gordo de los que pasan por este lugar puedan hacer que su amor por el dinero desaparezca por una noche.

La miro y toma una copa que descansa sobre la barra cerca de ella. Ahora soy yo el que me acerco, pero esta vez controlo mi mirada y me quedo clavado en sus ojos.

-No digo que busco el amor hoy y usted tampoco debo de admitir. Pero por una noche bien y se podría olvidar de otros amores. Esos materiales que alimentan la codicia que, parece, se respira en este lugar tan pintoresco.

Al estar tan cerca, me quede clavado en su aroma, interesante, un aroma difícil de olvidar, posiblemente lo recordare por varios días, aunque dudo volver a ver a esta señorita. Eso hará mas interesante el juego de esta noche, de seguro se siente ganadora del primer asalto, veamos como le va en el segundo

por **Mircalla La Rouge** Mar Mayo 31, 2011 7:52 am

Sonrío seductoramente mientras observo lo bien que se defiende este cliente. No dudo. Me divierten los retos y éste, ciertamente, lo es. Por un momento soy yo la que se siente atraída por el hombre que me desafía, y en cierto modo me gustaría que se decidiera a acompañarme a una de las habitaciones.

Pero el deseo no es algo que deban mostrar las cortesanas, a no ser que se le pague po ello. Así que inmóvil le observo de arriba a abajo, lentamente. Él espera que responda ante sus palabras, ante su juego. Mantengo mis ojos en los suyos, desafiantes. Muerdo mis labios con cuidado y seducción, a escasos centímetros de los suyos.

-Queréis dejar de un lado otros amores codiciosos y me ofrecéis magia por ello... ¿qué os parece ver hasta qué punto no son simples trucos de feriante los vuestros, monsieur?

Espero haber acertado en mis palabras, pues podrían ser las definitivas para lograr un cliente tan especial. La curiosidad inunda mi mente... ¿a qué se referirá exactamente con su "magia"?

por Invitado Mar Mayo 31, 2011 5:01 pm

-Segundo asalto ganado-pienso para mi mismo mientras esbozo una sonrisa al sentir esa chispa de deseo en su corazón, duró escasos segundos, pero estuvo ahí. Incluso las cortesanas sientes deseo, no veo por qué tendría eso algo de malo, todos somos humanos, la mayoría al menos.

Me separo de ella un poco para beber de mi copa, perdiéndola de vista durante un instante, lo suficiente para escapar de sus ojos verdes. Al volver a verla, le dedico una sonrisa, sin volver a acercar tanto a ella.

-¿Trucos de feria, Señorita?-le digo aun manteniéndome a una distancia, si no es muy lejana, no a escasos milímetros de sus labios como hace unos momentos-Pues no le cobrare por mis trucos si a eso se refiere a compararme con un humilde ilusionista. Bien podría serlo ¿Cómo piensa descubrirlo usted entonces?

Ahora arrojo mi siguiente jugada-Veamos si gana el tercer asalto, señorita-pienso para mí. Veamos si soy yo el que tiene que decirlo o ella.
Con mi vista veo hacia las escaleras, donde las habitaciones de seguro se encuentran, no puedo evitar sentirme un poco perturbado, si bien no soy un hombre casto, tampoco uno que acostumbre acostarse con cortesanas-siempre hay una primera vez-pienso

por **Mircalla La Rouge** Vie Jun 17, 2011 5:48 am

Le dedico una pícara sonrisa, pues está siendo un cliente hábil de los que no se ven todos los días. Interesante cliente..., me digo a mi misma mientras le hablo con toda la sensualidad que poseo.

-Bueno, podríamos discutirlo en un sitio más privado - Digo mientras señalo las escaleras con una suave mirada. - Así podría demostrarme sus... habilidades.

Deseo profundamente que me acompañe, pues el interés que siento hacia él va incrementando con cada palabra que surge de sus labios. A la vez, veo el deseo en su mirada, que recorre mi cuerpo inqueta y recelosa. Los segundos entre mi petición y su respuesta se alargan creando una tensión dificil de soportar, pero aguanto sin vacilar, esperando que decida subir conmigo hasta mi habitación.

Durante los segundos que transcurren hasta su respuesta no puedo reprimir la pregunta.

-¿Y bien...? - Mi mirada se clava intensamente en la suya, expectante.

por Invitado Mar Jun 21, 2011 4:27 pm

Sonrío para mis adentros al ver tan bello rostro. Si bien para algunos ella es un prostituta, para mí, al menos por esta noche es una bella mujer solamente, sin pasado o futuro, sólo el presente que pretendo entregarle durante una noche. No tengo intención de entrar en la moral del sentido de esto, si ella creerá algo de mí, si yo veré algo de ella, me es indiferente.
Me acerco a ella, con mis labios aun húmedos del alcohol rosando los suyos sigilosamente, como si hubiera sido una caricia secreta hasta llegar a su oreja.

-Parece una excelente idea señorita, pues también serie interesante ver sus habilidades-le susurro asegurándome que cada palabra se escuche como un ruido musical y suave que invada su oído- Veamos así, cual magia es mejor, la suya o la mía- Agrego para finalmente alejarme de su rostro, siguiendo sus ojos hasta quedarme en mi lugar original.

Tome un último trago a mi bebida y la dejo suavemente en la barra cercana. Todo esto sin dejar de mirar sus ojos verdes. Seguramente esa mirada no sera fácil de olvidar.

-Vamos entonces señorita-le digo haciendo una graciosa reverencia, dedicada a sacarle una risa para volverme a poner de pie correctamente y extendiéndole la mano a la chica. Esperando sólo su guía

por **Mircalla La Rouge** Dom Jun 26, 2011 4:14 pm

Sonrío ante su exagerada reverencia y le agarro la mano que extiende hacia mí para tirar de él hacia las habitaciones. Le guío por las escaleras y el largo pasillo que las sigue y, entre pícaras risas saco una llave de mi escote. La observo y le dedico al instante una mirada de complicidad clavando mis ojos en los suyos.
Con el corazón acelerado abro la puerta de mi habitación (la que me asignaron al llegar) y le señalo el interior a mi nuevo cliente.

-Las damas primero... - Le indico con un gesto que pase, divertida y burlona, y espero a que entre para seguirle y cerrar la puerta tras él.

Una vez dentro de la habitación parece que nos encontremos en una atmósfera diferente. El bullicio de la sala principal del Burdel desaparece y queda lejano, sordo... como si no perteneciera a este lugar. En el centro de la habitación se encuentra una gran cama bien ataviada y cómoda. Enfrente un gran espejo y, al lado, un pequeño tocador lleno de maquillajes, cremas y perfumes. La fina cortina en la pared oculta una ventana por la que me asomo de vez en cuando.
Me sorprendo a mi misma al sentir el deseo recorrer mi piel, pocas veces nos ocurre después de tanto tiempo en el negocio, pero no me quejo.

-Bienvenido a mi casa, monsieur... Aquí es libre de enseñarme toda la magia que desee...

Le hablo con tranquilidad mientras me siento cuidadosamente sobre la cama, sin dejar de mirarle.

por Invitado Dom Jun 26, 2011 4:33 pm

Le sonrío ante su gracia al hablar-una mujer con un excelente sentido del humor-pienso para mi después de su invitación a su habitación.
Sin duda, el ahora es impregnante, hipnotiza todos los sentidos. No sorprende como este ambiente llega a la lujuria sin control en las personas, como deja salir nuestros demonios y nuestros deseos mas oscuros, explotando en instantes de placer que deseamos sean infinitos.

-De seguro a de ser muy popular en este lugar, señorita-le digo con un amplia sonrisa-su belleza es explosiva, debo de confesar que cuesta trabajo no abalanzarse sobre usted ahora mismo, sin control ni frenos. Pero ahí no habría magia.

Dejo mi saco en la silla de su tocador, suelto las mangas de mi camisa y los dos primeros botones de la misma. Me quito el cinturón y camino hacia ella, aun sonriendo.

-Si quiere ver magia señorita, le mostrare un poco-le digo en un susurro en su oreja.

Me alejo un poco y de pie apunto con dos dedos hacia ella, hago un movimiento suave, como si acariciara su piel tan clara. Cuando dejo de hacer el gesto, sus medias oscuros, las que estaban sostenidas a su atuendo pequeño y del mismo tono, caen lentamente.

-No quisiera quitar la diversión de despojarle el resto de la ropa con mis manos-le digo volviéndome a acercar y besando su oreja fugazmente.

por **Mircalla La Rouge** Dom Jun 26, 2011 5:22 pm

-Hay chicas muy bellas en este lugar, monsieur, vos mismo lo habéis visto. Me alagáis con vuestros comentarios, pero si de verdad queréis ver lo explosivo de mi belleza deberéis acercaros un poco más... - añado pícaramente.

Le observo mientras se despoja de algunas de sus pertenencias dejándolas sobre el tocador para acercarse a mí de forma realmente irresistible.
Me susurra y mi cuerpo se estremece. Confundida veo como se aleja y al instante parte de mi ropa cede a un suave movimiento de dedos. No puedo evitar desearle cada vez más mientras vuelve a acercarse y hablarme con sensualidad.

Perdiendo el control sobre mis propios conocimientos de cortesana, le beso apasionadamente mientras le arrastro suavemente sobre mí, cayendo poco a poco sobre la cama y soltando los botones restantes de su camisa para deslizarla sobre sus brazos y dejarla caer en el suelo.

-Diviértete entonces... - Le respondo ante su comentario anterior, ofreciéndole una de las cintas de mi corsé sin apartar la mirada. Invitándole.

por Invitado Dom Jun 26, 2011 6:00 pm

Sin duda expira sensualidad, deseo. Su propio cuerpo es un símbolo innato de la lujuria que siento por ella, de hacerla mía sólo una noche y sentir que la línea de cliente se rompe en un grito de placer que ansió crearle.

-Sin duda eso seria mi primera diversión-digo sonriendo mirando sus bellos pechos ocultos aun en el corsé-pero hay tanto mas que recorrer.-digo con picardia, buscando causar el deseo el ella de la liberación de sus senos.

Al estar uno a lado del otro su pierna izquierda queda a merced de mi mano, que ahora sin el obstáculo de las medias, puedo sentir su suave piel. La recorro apenas con las yemas, asegurándome que se cree una sensación de hormigueo sobre ella.

Mi otra mano detenida por un momento toma su mentón y la atrae hacia mí. Esta vez yo inicio el beso apasionado, con mi lengua invadiendo su boca, buscando la suya para poderse enredar en un abraso oculto a la vista, envuelto sólo en nuestras bocas.

Sin que mis manos lo toquen, y justo como sus medias hace unos momentos, el listón del corsé comienza a deslizarse suavemente, sin soltarse aun, yo continuo sosteniendo su rostro en un beso desesperado al contrario de mi mano que continua con una caricia tan relajada como las olas del mar por la mañana.

por **Mircalla La Rouge** Lun Jun 27, 2011 6:12 am

El contacto de sus manos sobre mi piel hace que una dulce demencia me recorra todo el cuerpo. Me besa intensamente incrementando mis ganas de que me haga suya esta noche. En ese trance mutuo mi corsé empieza a ceder como por arte de magia hasta que me libera de su presión. Deseo sentir sus manos sobre mi cuerpo, liberarme de toda esta ropa que aún nos separa.

Le empujo hacia un lado para aprisionarlo bajo de mí, entre mis piernas. Le beso en el pecho suave pero sensualmente mientras mis manos, juguetonas, buscan el cierre de su pantalón para deshacerse de él.

La lujuria posee toda la habitación, y el deseo que siento por mi nuevo cliente es demasiado fuerte.
Me acerco de nuevo a su boca, rozando sus labios con los míos y le susurro al oído.

-Hazme tuya, te deseo...

por Invitado Lun Jun 27, 2011 2:50 pm

Sin duda las emociones se mezclan en un espectáculo digno de admirar, que sólo dos personas pueden compartir esta noche y que yo, al ser el brujo, siento con mayor intensidad. No me sorprenden las palabras de la bella muchacha, sino su deseo sincero de mí, pues creí que ellas se limitaban hasta la más fuerte emoción, dejando una línea fuertemente definida. Mantener un control ante tal sirena es demasiado difícil y al sentir sus palabras en mi oreja no hacen más que endurecer mi miembro bajo el pantalón, que cede ante los dedos de ella, que ha encontrado la forma de soltarlo.

Su corsé ha cedido antes mi magia y se han liberado sus firmes y bellos pechos. La misma magia hace que el corsé se suelte por completo y se alejo lo mas que puede de la cama. Llevo mis manos a las suyas y la jalo hacia mí de tal manera que sus senos queden frente a mi rostro, a mi absoluta merced.

Suspiro frente a ellos, apenas un segundo para apreciarlos, notar su fina forma y la corona puntiaguda que decora a cada uno. Me acerco a ellos y beso suavemente por su centro, abriéndome camino con mi rostro, sintiéndolos contra mis mejillas, mis labios acarician suavemente su piel. Despacio me dirijo al derecho, siguiendo un camino invisible de caricias creado por mis labios. A llegar a su pezón, lo aprisiono con mi boca, sintiendo la sensación de su dureza que va aumentado poco a poco, cuya velocidad crece cuando mi lengua entra en juego, moviendo la punta contra él, haciendo círculos suaves.

Mis manos, hasta el momento continuando con las caricias, se dirigen a su ultima prenda puesta, que rápidamente entrelazan en sus dedos y planean deslizarla por su piel lentamente.

por **Mircalla La Rouge** Vie Jul 08, 2011 8:03 am

La magia en la que me veo sumida me consume como el fuego ardiente y cada caricia de Ray es un rayo que atraviesa mi cuerpo. Me siento enloquecer cuando sus labios se funden con mi cuerpo y su mano ahora intenta desprotegerme de toda prenda.

Desprovista ya de mi ropa le beso ardientemente.

-Si querías conocerme tal y como soy lo estás logrando... - Le susurro en el oído, lamiendo luego su cuello lentamente.- ¿Por qué no me enseñas tu mejor truco de magia, feriante? - Le digo con sarcasmo y picardía, sonriente.

Me muevo como la tentación personificada y ansío que maneje mi cuerpo a su placer. Deseo sentir como me posée toda la noche y que me haga perder el sentido entre sus brazos.
La silenciosa noche que nos cubre solo deja que inundemos la habitación con nuestros suspiros apasionados, nuestros cuerpos se entrelazan, juegan a ser amantes en una noche eterna mientras nuestras mentes se ahogan entre espesas nubes.
Una noche mágica.

por Invitado Dom Jul 10, 2011 10:09 pm

Cierro los ojos y siento sus labios contra los míos. Esta llena de pasión, de locura. Me siento perderme con esta mujer. Cabello de fuego, ojos de jade, piel de algodón.
Mis pantalones salen de mi cuerpo, pronto los dos estamos en condiciones iguales, desnudos , sintiendo el calor mutuo que emana de nuestros cuerpos y el deseo incontrolable que tenemos de olvidarnos del mundo en una noche.

-¿Quiere trucos de feria?-le digo respondiendo a su coqueta mirada- Va a tener algunos muy buenos.

Costado hacia ella, pego mi cuerpo contra ella, recargando mi miembro en su muslo derecho. Mi mano izquierda se va moviendo de su abdomen hacia abajo, acercándose lentamente a su punto mas intimo, al tesoro que guarda entre sus piernas y que pretendo hacer mi esta noche.
Mis dedos de acercan apenas a su monte de venus, sintiendo los pocos y cortos bellos pelirrojos que deja después de rasurarse. Acaricio esa área suavemente, mi dedo índice la explorar, cara rincón siendo acariciando suavemente, para después comenzar a frotar con una intensidad que va aumentando, pero sin llegar a ser brusco.
Beso el lado izquierdo de su cuello, pasando los labios bien abiertos contra su piel, sintiéndola y saboreando su exquisitez que me embriaga poco a poco hasta la locura.

por **Mircalla La Rouge** Miér Jul 20, 2011 6:38 am

Sus manos me hacen enloquecer, y en mi mente no exite más que el deseo de que nunca se detenga este momento. Siento su piel contra la mía, y su miembro expectante en mi muslo. Deseo que me posea, que me haga suya esta noche, olvidándonos de todo.
Mi respiración se agita de forma incontrolable y mi cuerpo arde en un fuego que nos envuelve.

Nunca había llegado a pensar que viviría una experiencia como esta, en mi trabajo es realmente difícil plantearse la posibilidad de sentirse así con un hombre, a no ser que elijas el trabajo de cortesana por puro vicio y placer.

- Te deseo... hazme olvidar el mundo, hazme conocer el cielo, mi mago.. - Susurro sin más pensamiento que el de su cuerpo en el mío...

por Invitado Lun Jul 25, 2011 11:25 am

Me enloquece su petición, como si me hipnotizaran sus palabras al entrar en mi oído, y no quiero más que hacer lo que me dice, hacerla mía esta noche y que el mundo se escape de nuestras mentes, que sólo quede la cama y los dos recostados sobre ella. Que al momento que todo empiece, el mundo se vuelva negro y nuestros gemidos sean los únicos que sonidos que adornan el ambiente.

-Serás mía entonces, le susurro a su oído-levantándome para quedar frente a ella.

Ya desnudo, sólo queda pasar al evento principal, por aquello que entre a este lugar, por lo que nuestro juego comenzó al iniciar la noche.
Me acerco a ella, acomodando mi cuerpo para que, aunque este sobre ella, no llegue a sentir un gramo de mi peso sobre el suyo. Le beso suavemente, mientras mis manos, acariciando sus brazos, llegan a las suyas y entrelazan sus dedos, aprisionándoos con los míos, poniéndolos a los lados de su cabeza. Separo mis muslos para que sus piernas se abran un poco más, dando más espacio a mi cuerpo.

Mi miembro erecto acaricia su vagina, apenas sintiéndola con el tronco, al darme cuenta de esa sensación, acerco mas mi miembro y comienzo un movimiento de caderas, haciendo que este, sin entrar en ella, se mueve de arriba abajo suavemente, separando sus labios inferiores, como queriendo abrir una puerta por un momento para después dejarla cerrarse suavemente.
Me separo suavemente y me acomodo de nuevo, esta vez, mi pene queda mirando hacia su entrada, y lentamente ingresa a ella, dando pie al evento principal de la noche

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