Un vaso con hielo [Libre]

por **Vincenzo Danislăv** Miér Dic 29, 2010 2:40 pm

Como cada noche, iba a cualquier bar que tuviese al menos tres cuartas partes de lo que yo tenía en mente. Me a la única taberna que había abierta a aquellas horas de la noche. Aquellos sueños me dejaban en vela, y al menos podría contar con mi mano derecha los dias que llevaba sin dormir.

Pensaba, trabajaba, manipulaba los enseres junto a mis mayordomos mas fieles aquellas joyas y adquisiciones de mis múltiples viajes, pero ninguna moneda, ni ningun objeto extraño podía interferir en mi modo de ser, mi modo de vivir la vida como nadie. Sonriendo, sacando de quicio a cualquier muchacha que se creyese mas de lo que era, pero siempre tratandola con el respeto que se merecían.. hasta las cortesanas de la ciudad debían de ser tratadas como damas al igual que las mujeres "reales" que viajaban hasta este punto a saber por que, pero jamas para vender su cuerpo por un par de mugrientas monedas de plata.

Pedí un vaso con hielo.

- Nada mas señor?

Sin apenas mirarle le señalé con los dedos una botella de bourbon, pero en lugar de ello me dio una botella de ron, podría bien haberse equivocado pero no habría problema esta noche. Era una noche aburrida, como todas las anteriores, soñaba con poder salir de nuevo en una de mis innumerables busquedas, pero no encontraría lo que yo quería, pero la pregunta correcta sería..:

¿Que demonios me faltaba?

por **Alfred Brooks** Miér Dic 29, 2010 3:24 pm

Su mente estaba realmente confundida. La luna llena ya había pasado y apenas y seguía sin ser un asesino.

Los ligeros trozos de memoria que tenía de la noche pasada no hacían más que llenarle la boca con aquel sabor amargo de la bilis y no podía soportar estar más en aquella casa.

Sabía que no era la culpa de Jéròme de ninguno modo, es más, si no fuese por él quizás que hubiese ocurrido, sin embargo el verle hacía que los recuerdos se volviesen más y más claros en su mente y solo quería olvidar todo.

Por eso, con la noche muy ya entrada, decidió entrar a aquella taberna, beber hasta perder la cabeza (lo cual con su resistencia era casi imposible) e intentar dormir todo el día siguiente, aunque sabía que el rostro de aquel niño aquel a quien casi había devorado no se le alejaría fácilmente.

Se sentó al lado de un hombre que bebía y pidió algo desganado - Lo que sea - mientras se quitaba el sombrero y se revolvía ligeramente los cabellos.

A pesar de todo, las millas y el mar de por medio, los bares franceses se parecían bastante a los americanos. Al menos podía sentirse un poco como en casa.

Miró al hombre a su lado ligeramente y acabó por sonreír cuando le sirvieron su vaso, elevándolo un poco hacia él - Ojalá que tenga mejor noche que yo, Mister, aunque por su cara creo que estamos por las mismas - bebiendo un poco y dejándolo luego - Hoy es una noche fría en París - encogiéndose de hombros.

por **Vincenzo Danislăv** Jue Dic 30, 2010 5:24 am

Arqueé una ceja, mientras miraba el brillo que dejaba el hielo en el fondo de mi vaso, esta conversación me sonaba, o al menos de refilón. Recordé, en uno de mis sueños de hacía dias, a un jóven con la cara desfigurada y con un sombrero en la mano, pero era tan claro y evidente que éste no era el caso.
El chico era un joven apuesto, pero por su acento me recordaba a las colonias americanas, donde estuve hacía casi un año, de camino a casa.

Me limité a encogerme de hombros. - Lo cierto es que a estas horas, quien vendría a un bar si no tuviese digamos "problemas" - Llené yo mismo de nuevo mi vaso con la botella que me había servido el camarero. - Creo suponer que nunca encuentro mi sitio. Por cierto, mi nombre es Vincenzo, y el vuesto? Dije dándole la mano que tenía libre, la otra, seguía llenando el vaso. Mi lugar.. ni yo mismo sabía cual era. Había viajado por miles de lugares y a cada cual mas hermoso, pero nunca me sentía parte de él.

por **Alfred Brooks** Sáb Ene 08, 2011 12:48 pm

El americano había regresado a perder su mirada en su vaso, pero no entendía porque era que cuando uno más quiere olvidar algo más lo recuerda. Podía sentir aún las garras ausentes vibrar, sus colmillos ahora normales ansiosos por desgarrar esa carne joven, mientras que no podía sentir más que asco por si mismo.

Nunca antes su naturaleza le había golpeado tan fuerte, diciéndole la clase de bestia que era. ¿Qué eran las transformaciones y las noches encadenados al sótano en comparación con esa sensación de inseguridad, de no poder confiar en si mismo? Sentía que el día que Jérôme no pudiese detenerle todo se acabaría para él... perdería su humanidad y nada podría remediarlo.

Se giró ligeramente para observar con los ojos ligeramente opacos al otro hombre, soltando una ligera sonrisa, encogiéndose de hombros también - Debe existir alguien que venga solo en búsqueda de diversión, Mister, aunque, claro, esa persona también debe tener sus propios problemas, para venir a buscar diversión a un lugar como este, supongo - le sonrió elevando su vaso para tomar lo que quedaba, esperando a que el cantinero le sirviera otra, mirando al hombre.

Sus ojos eran realmente intrigantes y tenía un aire de misticismo no muy común, al menos para Alfred. Sonrió con comprensión ante el pensamiento de no encontrar su lugar, para luego estirarle su mano también, estrechándosela - Mucho gusto, Mister Vincenzo, me llamo Alfred Brooks, y a decir verdad creo que comparto con usted la sensación de no pertenecer a ningún lugar... ¿de qué otra forma podría venir a toparme con usted tan lejos de mi tierra natal? Usted tampoco se siente muy francés, creo... soy Americano, y algo me dice que usted conoce mi tierra, no sé en verdad la razón de este presentimiento - su mirada pasó a las manos ajenas y las vio a pesar de todo aún suaves. No era cualquier persona, debía tener cierto poderío.

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