El precio justo por perlas del pacifico - (Privado)

l Padrote —como es conocido Sokolović Rosenthal puesto que el título de nobleza lo desconocen sus Mesalinos y ciertos proletariados, solo sus socios que son miembros de la aristocracia se dirigen a él como Conde—, se encontraba postrado en el diván situado en el interior del estudio del “Le Chabanais”; un paraíso donde se trafican sueños, pues esta es la nueva forma de esclavitud que está siendo implantada por él, y por supuesto, por ella misma. He aquí el porque no hay manera de romper los hilos con los Mesalianos, éstos mantienen un vínculo perdurable que va más allá de sostener intercambios perpetuos de favores muy a pesar de que sean liberados mediante un tratado propiciado por ambos.

El mundo donde se desenvuelven, es el gran imperio en la Ciudad de las luces, en el que ambicionan convertirse en socios, o miembros del club. Todo un lupanar de alta matiz, que a simple vista solo es el palacio de un burócrata. En el qué, aquel que desee acudir, debe contar con una exclusiva invitación de este mismo, consignando para ello: «Visita al presidente del senado», para confirmar su visita. Es un funcionamiento con apariencia política, en el que todo se mantiene en secreto en el interior del lugar.

Pero, este imperio es tan codiciado, que ha atraído adeptos de mala fe, a quienes han logrado subyugar al Padrote, —ella es la única que sabe este secreto—. Ya que, este negocio exige ser presidido por alguien potentado que le deban respeto. Sin embargo, en esta coyuntura, el líder de una organización dedicada a la comercialización de una droga especializada en lo sobrenatural, llamada Amapolas coaccionaron al Padrote a formar parte de este. Motivo del porqué está ahí, esperando la llegada de una socia que comenzará a exportar para el lupanar. Si bien, al Padrote no se le puede obligar a nada, ya que al final de este empuje hacia este tipo de negocios, son realmente beneficiosos para él.

Mientras tanto, ella, conocida como Madame Kelly, la fundadora de ese lupanar y la matrona, va escoltada por dos gendarmes y dos centinelas en espera de que ingrese la Condesa Grimaldi, la nueva socia establecida por la conexión con el líder de los Amapolas.

—Sean bienvenidos, espero que su viaje haya sido placentero Condesa Grimaldi. Soy Madame Kelly, y les guiaré hasta el señor Rosenthal, quien les está esperando. —Madame Kelly con su porte elegante y eminente que le embellecen, pronunció con una leve reverencia en cuanto los centinelas abrieron las puertas del carruaje.

Como fundadora, le deben respeto pero conoce de los tratos para con el prócer, si bien, el poder lo es todo, de distintas maneras se puede obtener y no necesariamente contar con un título nobiliario, así como a la par de la humana se situó, desplegándose al interior del palacio para dirigirse al despacho del Padrote. Mientras el camino se podía distinguir el arte barroco con detalles minuciosos de exuberancia, estimando el porque solo los nobles pueden ingresar.

n el mundo donde se desenvuelve el Padrote, el más monstruoso no es él, sino quienes portan máscaras de obediencia a las normas de sus pueblos y protección a estos. Son los humanos quienes deberían de ser los monstruos en esta ocasión, al hundir a los de su misma especie, en vez de preservar y unificarse, se explotan y encadenan a un mundo imposible de salir si no se poseen las cualidades correctas. Pero, él no está para atentar contra la moral, simplemente toma de su preferencia lo que beneficia a su negocio. Estando ahí, en espera de tomar aquellas mujeres importadas desde Corea, y lo que diferencia el lupanar de otros, es la especialidad en las culturas para ofrecer el placer.

En tanto Madame Kelly conducía a la Condesa Grimaldi hacia el despacho del Padrote, podía imaginarse como atisbaría a la humana con sumo interés, dado que posee ciertas habilidades dadá su condición inmortal, y, no es justamente en su sangre que se enfoca, sino de los pensamientos; el interpretar la conducta. Porque ella puede diferenciar cuando dicen la verdad, y cuando no. Un magnífico descubrimiento en ese sendero será, ya después le dirá, acerca de la veracidad de sus palabras.

Percibe que están frente a la puerta, ahí está, el golpe, observa cómo se adentran al interior tras empujar la perilla, dando paso a la Condesa antes de invitar el Padrote.. —Adelante—. Pronuncio con una formidable mirada. Inclinando levemente la cabeza para la Condesa y, la retirada de Madame Kelly, quien, aguardó a que entraran las tres mujeres, para después, hacer llamar al médico y al contratista para realizar el papeleo de la mercancía.

—Condesa Grimaldi, que deleite conocerla finalmente — el Padrote se levantó de su escritorio, extendiendo su zarpa para tomar del dorso de la mujer en donde posa un beso. Sin hacer necesario otorgar títulos, o decir de quienes se tratan. Lo saben, se escribieron un par de cartas para concretar con esta visita. —Adelante. Tomen asiento—. Todo un caballeroso, guío a la mujer en el asiento para que se acomodara. En seguida, fue a asignar el asiento a las dos mujeres, atisbando sus perfiles e incitándolas a posarse detrás de la Condesa, donde un diván se sitúa.

—Me gustaría mostrarle el burdel, pero, primeramente tenemos que cerrar este negocio —se quedó de pie, a lado del escritorio, sin despejar la mirada de las mujeres. —Si, estoy interesado en ambas, las quiero, pero hábleme de ellas, ¿cómo es que estas bellezas cayeron en sus manos? Porque puedo percibir que son de un linaje puro, no son cualquier cuerpo al que puedan dar un precio—. Se giró, acercándose a la licorera, tomando de allí, copas para servir a ella y compañía, un aperitivo amer africain y para él, vino añejado.

—Son exóticas, y como le comenté en las cartas. Un Mesalino no solo es detallar la belleza exterior sino interior, y para ello, su historia es parte de esa esencia que se busca en el Le Chabanais.—. Manifestó, haciendo entrega de las copas a cada una.

an magnífico es interpretar el cuerpo de un humano, el ser sabedor de lo que le producen las acciones de otro, hacen de esta asociación, un juego interesante porque no está ante un humano cualquiera, ni mucho menos ante cualquier mujer. Puede ver en el filo de sus palabras y en el brillo autenticado en sus iris al oír la verdad de la obtención de esas mujeres. Podía hasta asegurar que la Condesa Grimaldi comprendía a la perfección la situación en la que se encontraban.

Ante el conflicto del peso de las normas de la sociedad extranjera ante un alto funcionario, no solo tiene que ver el cumplimiento de lo pactado, sino la ambición, es una arma sumamente peligrosa, porque por destituir la representación de un poder, hacen hasta el más ínfimo movimiento por obtener lo que uno se propone. Siendo que la ambición es la base de la construcción de los ideales, y vaya que ese lupanar es un claro ejemplo.

Con las copas llenas de amer africain y vino añejado, degusta el licor mientras escucha las palabras de su invitada, desprende un curveo en sus labios tras creer su socia que rechazaría su mercadería, ella tendría que estar segura por lo que porta, que efectivamente el Conde se quedaría con tales bellezas, no solo por el linaje portado sino todo lo que conlleva. —No son por sus palabras, Condesa, pero jamás me arrepiento de mis decisiones, y si expuse mi interés en ellas, es porque está asegurada mi ganancia. Pero le quiero recordar una sola cosa, quien cae en mi palacio, me pertenece, y lo que es mío, nadie más lo toca. —aclaró, ante la expresión del trofeo citado, puesto que han caído mujeres en sus manos por la mentalidad de hacerlas sufrir, pero para su sorpresa, es todo lo contrario.

Antes de que pudiera articular réplica alguna ante su elucidación, interrumpió el golpe de la puerta, dos toques bastaron para que enseguida la perilla girara y la puerta diera paso al contratista y al médico. —Damiselas, acompañen a los señores, irán primeramente con el médico, él se encargará de registrar el control de su salud, y en cuanto terminen, pasarán con el contratista para que procedan a firmar el contrato una vez explicado. —Se había acercado a ambas mujeres, haciendo ademán de que acompañarán a sus trabajadores.

—Entonces, Condesa Grimaldi, vayamos directamente a lo que nos importa. ¿Cuál será el precio por ambas? Sabe que si mi médico asegura la pureza de ambas, será muy bien recompensada. —cerró esa puerta, dejando a cargo a Madame Kelly de las mujeres y el proceso que deben de llevar para su permanencia en el lupanar. Debido a que cada Mesalina ingresada, lleva su propio expediente cumpliendo este con las condiciones de salud, y los términos de su contratación. Pero ese procedimiento es siempre interno, y ante sus socios, no permite la interrupción de este, ya que, antes de finalizar el trato, él ya sabe de las condiciones en que son llevados.