Paisaje extraño [Privado]

por **Lionel D'Maine** Miér Ene 12, 2011 5:15 am

-Era un paisaje al que la mayoría de personas no gustaba, es más sabia que si podían evitarlo lo harían ya que ahí mismo era donde se iniciaba el camino tanto de lagrimas como de felicidad, aquellas historias contadas por los ancianos en donde las mujeres esperaban a los hombres que habían marchado en busca de aventuras y volvían o con un saco de dineros o con su propia decepción mientras manipulaban ligeras historias para quedar como los héroes del mundo. Cuantas veces un hombre habria visto marcharse a su amada debido o bien a que ambos debian de estar separados o bien por otra cosa totalmente distinta.

Suspiró entonces acomodando las manos en el regazo, Lionel llevaba de ropa una camisa que acariciaba su figura sin excesivos músculos { cosa que habia hecho reir muchas veces a los gitanos } no parecia destacar entre el cúmulo de personas que estaban allí, era extraño que no le molestase el humo que dejaba aquella gran masa de metal que parecia ser eclipsada por los árboles desnudos de hojas debido al cruel invierno o los murmullos lejanos de conversaciones que llegaban a sus oídos con una templanza envidiable.

Sonrió con pasmosidad mientras su espalda delineaba al caprichoso mármol cuando se acomodó en él recordando como su difunto padre tambien solía reirse de lo raro que habia salido Lionel puesto que al ser tan observador le gustaba ver lo que hacia la gente para permanecer con sus extrañas costumbres de conocer al mundo de los humanos y sus costumbres, estaba la madre que parecia más pendiente de los niños que del marido que se iba o la antítesis que era capaz de perder a los niños solamente para despedirse de su ser amado...al fin tras haber pasado unas horas en la misma postura se movió estirazándose desviando la mirada hacia otro lado para ver que parajes más tenia alrededor-

por **Rosemarie Cipriano** Sáb Ene 15, 2011 12:22 am

Rosemarie tomó en su mano firmemente la maleta, que había llegado más pesada de lo que había sido antes de irse de viaje. Se había ido por unos días fuera de la capital, más por negocios que por otra cosa, aunque había disfrutado del cambio de ambiente. Por esos lugares se había mimado comprando libros y disfrutando de obras callejeras, había recorrido lugares de los que no estaba familiarizada y había curioseado las bellas cosas que le ofrecía la naturaleza. Odiaba los cambios, pero aún así, me encantaba conocer cosas distintas.

Siguió caminando unos pocos pasos por el tren, esperando encontrar por fin la salida. Había una cola inmensa de gente por delante de ella, algunos aletargados provocando que ésta se estancara e hiciera el proceso más lento. Con un suspiro aburrido, ella siguió esperando por cerca de quince minutos más, hasta que por fin divisó la salida. Complacida de poder abandonar tal tumulto de personas, bajó rápidamente la escalera y sus pies al fin tocaron tierra firme.
Extrañamente desorientada, con paso lento comenzó a recorrer la vereda que estaba a los lados del tren, sin saber muy bien qué hacer. Aunque pertenecía a la clase alta, no le gustaba que la transportaran en carrozas o cosas por el estilo, le gustaba usar sus propios miedos. Ahora no estaba muy segura de si sería inteligente irse caminando desde la estación con una maleta con cosas medianamente valiosas, objetos que obviamente atraerían a muchos vándalos. Recorrió con la mirada el lugar y comenzó a darse cuenta de cuanta cantidad de gente se encontraba ahí. Podía atisbar a otros individuos de todo tipo de clase regresando de sus paseos o simplemente inmigrando de otros lugares, pisando por primera vez tierras como éstas.

Otras personas simplemente estaban sentadas a un costado, en pequeños bancos, esperando quizás a sus familiares, amigos o amantes; mientras que otros podían estar esperando el próximo tren. Rose no lo sabía, pero le gustaba ver a las personas e inventarles una vida, suponiendo por su forma de caminar, de observar... de expresarse. Suponía que era algo que había sido desarrollado por su gusto en la literatura, o quizás de su facilidad para leer las expresiones de las personas. No lo sabía, y en realidad, no le importaba mucho.

por **Lionel D'Maine** Dom Ene 23, 2011 10:06 am

-de todos aquellos en los que habia posado su vista una muchacha le habia resultado particularmente atrayente, quizás fuera por la belleza que mostraba...no, pudiera ser porque parecia la pieza de oro en un puzzle de plata que era incapaz de encontrar el adecuado sitio que debia de poseer entre todo aquel emporio de personas que iban y venían. Sonrió entonces ¿que sería entonces él en este puzzle? se sentía extraño como si no tuviera nada que hacer en ese sitio de sonidos de maletas, los árboles cubrían a menudo la luz que el sol podría ofrecerme mientras el atardecer enmudecia como cada día en donde se fundía la oscuridad con la luz.

Se levantó entonces pero al levantarse no se movió directamente sino que quedó pensando ¿que podía hacer? no podía acercarse a ella así como así puesto que era un desconocido no solo un desconocido sino un gitano además, sabía que las personas los miraba por encima del hombro acusándolos de ladrones, incluso de haber cometido actos falsos que solo por el hecho de ser gitanos debian de ser los prosecutores de dichas acciones por eso no podia acercarse de esa manera a ella. ¿que más? tragó un poco dejando pasar las miradas que con animo de juicio se acercaban a él acribillándole a preguntas que no entendía.

Una parte de él quería estar sentado mientras la otra palpaba el ambiente exterior buscando excusas para poder conocer a aquella dama, se notaba que era alguien que tenia un nivel económico especial, alto mejor dicho, llevaba ropas que acariciaban su silueta altivas, de buena constitución pues él se habia dedicado en algunos momentos a la venta de materiales sabiendo cuales eran los mejores, cuales los no tan buenos y los que él y la mayoria de personas podían poseer con el dinero que tenían. Ladeó finalmente el rostro pensando

"Espero que no te arrepientas"

Se acercó a la mujer colocando las manos en su pecho mientras se inclinó caballerosamente, sus cabellos rozaban sus hombros asi como sus mejillas mientras se levantaba escondiendo la forma de su cuello parcialmente con los longevos mechones azabache, en aquella época pocos hombres poseían un cabello de ese estilo, longevo, algo que siempre habia conseguido miradas no del todo buenas incluso de los propios gitanos, pero le gustaba sentir el azote del viento contro su cabello, dejar que sus cabellos fueran por lo que muchas personas le conocían. Cuando volvió a admirarla, definitivamente era una hermosa pieza de oro situada en un puzzle de plata-

¿Puedo ayudarla, mademoiselle?

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