AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Observando sin ver (Damian)
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Observando sin ver (Damian)
Semanas habían pasado desde la última vez que había visto a su pintor. No era la primera vez que se dejaban de ver por un lapso de tiempo tan largo, como tampoco era el tiempo un problema para alguien como él. ¿Que era una semana, un mes o un año para un ser inmortal? Eran como un suspiro. Lo extraño del asunto era que, desde que había conocido a a ese humano, el tiempo había adquirido un nuevo sentido para él y tenía la impresión de corría a una velocidad diferente.
Ahora las horas se hacían eternas en su compañía, como en el sopor de un sueño.
A Soren le aterraba ese hecho y al mismo tiempo le gustaba descubrir ese tipo de sensaciones hasta ahora desconocidas, descubrir nuevas cosas gracias a su compañía, porque la curiosidad era lo que fluía por sus venas como la misma sangre. Era feliz a su modo y quería que siguiera siendo así.
Aquella noche gélida de invierno, nuestro torpe vampiro se encontraba en la biblioteca cercana a la Universidad, había ido a investigar algunos libros para sus clases ya que el nuevo director había resultado ser bastante estricto en comparación con el anterior. Y entre estantes polvorientos y eventuales alumnos que casi metían sus narices dentro de los textos; lo vio.
Y lo reconoció casi al instante. Un rostro de ángel abandonado en la tierra no era fácil de olvidar, como tampoco el hecho de que le había visto en cercana compañía con Anuar un par de días atrás. Se escondió tras un estante de libros por unos segundos y luego asomó su cabeza disimuladamente para observar al joven de cabellos oscuros. ¿Quien era y que relación tenía con su pintor? Se preguntaba con la curiosidad envolviéndole como una serpiente. Quizás no volvería a tener una oportunidad como esa para conocerle.
Soren se tragó su timidez y caminó hacía él – Hola... – Murmuró.
Ahora las horas se hacían eternas en su compañía, como en el sopor de un sueño.
A Soren le aterraba ese hecho y al mismo tiempo le gustaba descubrir ese tipo de sensaciones hasta ahora desconocidas, descubrir nuevas cosas gracias a su compañía, porque la curiosidad era lo que fluía por sus venas como la misma sangre. Era feliz a su modo y quería que siguiera siendo así.
Aquella noche gélida de invierno, nuestro torpe vampiro se encontraba en la biblioteca cercana a la Universidad, había ido a investigar algunos libros para sus clases ya que el nuevo director había resultado ser bastante estricto en comparación con el anterior. Y entre estantes polvorientos y eventuales alumnos que casi metían sus narices dentro de los textos; lo vio.
Y lo reconoció casi al instante. Un rostro de ángel abandonado en la tierra no era fácil de olvidar, como tampoco el hecho de que le había visto en cercana compañía con Anuar un par de días atrás. Se escondió tras un estante de libros por unos segundos y luego asomó su cabeza disimuladamente para observar al joven de cabellos oscuros. ¿Quien era y que relación tenía con su pintor? Se preguntaba con la curiosidad envolviéndole como una serpiente. Quizás no volvería a tener una oportunidad como esa para conocerle.
Soren se tragó su timidez y caminó hacía él – Hola... – Murmuró.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
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Re: Observando sin ver (Damian)
El frío calaba en los huesos de quien se atreviera a cruzar las gélidas calles de París, el viento soplaba esos susurros inentendibles para quien no escucha más allá de lo que las palabras les dicen, la noche se abría paso entre el firmamento, cubriendo con su manto estelar la hermosa ciudad que presumía de estar en una plena tranquilidad. Una noche como muchas otras tal vez, una diferente quizá, pero sin duda alguna, nada ocurre dos veces de la misma forma y eso era precisamente lo que Damian percibía a la perfección. Una mirada vacía y un suspiro melancólico, la desesperación en sus manos, que con cierto ímpetu vacilaban sobre uno de los escritorios dentro de la biblioteca. Solo escuchaba los murmullos de esas lecturas ajenas a él, simples vocecillas llenas de encanto, concentración e incluso una que otra albergaba esa extraña sensación de confusiones, pues aparentemente no se comprendía lo que se estaba leyendo. El silencio era un vacío más, otra penumbra igual que la de su vista, si el infeliz humano se encontraba en un silencio total las pesadillas se acrecentaban en su mente, pues no existe para él nada peor que un mundo sin sonido, el más aterrador de todos los demonios que se podría encontrar.
Con pequeñas sonrisas esbozadas en sus labios agradecía a la joven que se había prestado para leerle un poco de sus historias favoritas, algo de antaño, algo tan hermoso que hasta era juzgado por su belleza sin igual. Siempre lo mismo, el ingenio de los escritores estaba sobreestimado y mal visto por la sociedad, Damian no estaba de acuerdo con reprimir el valor que en verdad tenían esos libros que acumulaban entre sus páginas gran sabiduría y partículas de polvo; sin importar el género, el autor o el idioma un libro siempre colmará de conocimientos a sus lectores. La dulce voz de su compañera y esa declamación espléndida con la cual actúa cada frase del poema de Shakespeare, lo transportaba a un mundo mágico en donde sus fantasías se hacen realidad. Imagina cada estructura descrita, percibe el olor de aquel barroco sitio en el que el autor se encontraba, esos suspiros que de su pecho se escapaban a la par de un nuevo verso hacían que esa dama sonriera al igual que él. Esa mujer, acostumbrada a leerle a ese muchacho jamás se percato de la presencia de alguien más, de un ente que les observaba, pero Damian… Él sabía que alguien les vigilaba, sentía esas agujas punzantes clavarse en su rostro, no dijo nada y para cuando ella termino su lectura él le pidió de favor dejarlo solo un par de segundos para ensoñar las últimas frases del libro.
No paso mucho tiempo antes de que escuchara –en un perturbador susurro- los pasos de ese alguien aproximarse hasta él. Agudizo sus sentidos, escruto en su cabeza las posibilidades de conocerle de antaño pero ese olor que se deslizo hasta sus fosas nasales no había sido almacenado en su base de recuerdos, era diferente; una esencia que jamás percibió en su vida. A los pocos segundos escucho su voz. Damian frunció el ceño, no fue una falta de educación de su parte, fue solo una señal de haber notado en la tonalidad del extraño un poco de… no lo podía definir del todo, estaba seguro que no fue normal. Buenas noches Monsieur Responde con cordialidad, despejando esas dudas de su cabeza ¿Puedo ayudarle en algo? Pregunto con cierto interés. Su mirada se había quedado fija en un punto vacío, tan lejano de ambos que tal pareciera que ignoraba a la persona que se encontraba a su lado, para quien no le conoce podría ser de muy mal gusto que no mirase a la cara a quien le hablaba, pero Damian no podía ver a nadie aunque estuviesen obligándole a perderse en sus pupilas.
Con pequeñas sonrisas esbozadas en sus labios agradecía a la joven que se había prestado para leerle un poco de sus historias favoritas, algo de antaño, algo tan hermoso que hasta era juzgado por su belleza sin igual. Siempre lo mismo, el ingenio de los escritores estaba sobreestimado y mal visto por la sociedad, Damian no estaba de acuerdo con reprimir el valor que en verdad tenían esos libros que acumulaban entre sus páginas gran sabiduría y partículas de polvo; sin importar el género, el autor o el idioma un libro siempre colmará de conocimientos a sus lectores. La dulce voz de su compañera y esa declamación espléndida con la cual actúa cada frase del poema de Shakespeare, lo transportaba a un mundo mágico en donde sus fantasías se hacen realidad. Imagina cada estructura descrita, percibe el olor de aquel barroco sitio en el que el autor se encontraba, esos suspiros que de su pecho se escapaban a la par de un nuevo verso hacían que esa dama sonriera al igual que él. Esa mujer, acostumbrada a leerle a ese muchacho jamás se percato de la presencia de alguien más, de un ente que les observaba, pero Damian… Él sabía que alguien les vigilaba, sentía esas agujas punzantes clavarse en su rostro, no dijo nada y para cuando ella termino su lectura él le pidió de favor dejarlo solo un par de segundos para ensoñar las últimas frases del libro.
No paso mucho tiempo antes de que escuchara –en un perturbador susurro- los pasos de ese alguien aproximarse hasta él. Agudizo sus sentidos, escruto en su cabeza las posibilidades de conocerle de antaño pero ese olor que se deslizo hasta sus fosas nasales no había sido almacenado en su base de recuerdos, era diferente; una esencia que jamás percibió en su vida. A los pocos segundos escucho su voz. Damian frunció el ceño, no fue una falta de educación de su parte, fue solo una señal de haber notado en la tonalidad del extraño un poco de… no lo podía definir del todo, estaba seguro que no fue normal. Buenas noches Monsieur Responde con cordialidad, despejando esas dudas de su cabeza ¿Puedo ayudarle en algo? Pregunto con cierto interés. Su mirada se había quedado fija en un punto vacío, tan lejano de ambos que tal pareciera que ignoraba a la persona que se encontraba a su lado, para quien no le conoce podría ser de muy mal gusto que no mirase a la cara a quien le hablaba, pero Damian no podía ver a nadie aunque estuviesen obligándole a perderse en sus pupilas.
Última edición por Damian Montague el Lun Feb 07, 2011 10:33 pm, editado 3 veces
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: Observando sin ver (Damian)
Concentrado había estado el vampiro en el joven, que no había notado a la mujer que al parecer le leía. ¿No sabía leer acaso? Pensó para sus adentros, un detalle que le perturbó un poco, si no sabías leer no podías sumergirte en el maravilloso mundo que se escondía entre las páginas de cada libro, la literatura era un placer exclusivo de pocos hombres y Soren soñaba con el día en que todos pudiesen disfrutar de dicho manjar intelectual. Si estuviera en sus manos le enseñaría a todo aquel analfabeta que se encontrara olvidado en las calles Parisisnas.
La voz educada del joven pareció demasiado vieja para alguien que parecía tan joven, pues a juzgar por su físico el chico parecía no tener más de 20 años. ¿Sería un inmortal? La idea se le cruzó fugaz por la cabeza, pero el calor que emanaba su cuerpo, acompañado por el suave compás de su corazón eran detalles que de entrada le hacían descartar dicha posibilidad: Un humano normal, gracias a Dios, por lo menos no es otro vampiro, como ese tal Eric a quien Anuar solía frecuentar.
-Si no le molesta, me sentaré aquí – Agregó y acomodó una silla quedándo al frente del chico, observó de reojo el libro aún abierto en el centro. Shapeskeare. Una buena elección – Soy el profesor Kaarkarogf – Comenzó a decir con amabilidad, aunque la curiosidad amenazara con tragárselo por dentro – Trabajo en la Universidad, enseño Historia del Arte y Literatura clásica, no pude evitar sentirme curioso al ver el tipo de libro que leía, es uno de mis autores favoritos -
Aquello no era del todo mentira, de hecho era verdad, pero no estaba dispuesto a aceptar que su interés por él se debía directamente al hecho de que le había visto con Anuar. Soren parpadeó notando la mirada perdida de su interlocutor y se preguntó a que se debería.
La voz educada del joven pareció demasiado vieja para alguien que parecía tan joven, pues a juzgar por su físico el chico parecía no tener más de 20 años. ¿Sería un inmortal? La idea se le cruzó fugaz por la cabeza, pero el calor que emanaba su cuerpo, acompañado por el suave compás de su corazón eran detalles que de entrada le hacían descartar dicha posibilidad: Un humano normal, gracias a Dios, por lo menos no es otro vampiro, como ese tal Eric a quien Anuar solía frecuentar.
-Si no le molesta, me sentaré aquí – Agregó y acomodó una silla quedándo al frente del chico, observó de reojo el libro aún abierto en el centro. Shapeskeare. Una buena elección – Soy el profesor Kaarkarogf – Comenzó a decir con amabilidad, aunque la curiosidad amenazara con tragárselo por dentro – Trabajo en la Universidad, enseño Historia del Arte y Literatura clásica, no pude evitar sentirme curioso al ver el tipo de libro que leía, es uno de mis autores favoritos -
Aquello no era del todo mentira, de hecho era verdad, pero no estaba dispuesto a aceptar que su interés por él se debía directamente al hecho de que le había visto con Anuar. Soren parpadeó notando la mirada perdida de su interlocutor y se preguntó a que se debería.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
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Re: Observando sin ver (Damian)
Divagando entre los callejones obscuros de su propia ciudad, encontró un farol de incesante luz. Una que tiritaba a lo lejos entre la penumbra, se aproximo hasta ella, alcanzo a visualizar todo lo que esta le mostraba y de repente, en un rápido segundo, todo se le obscureció nuevamente. Lo mismo desde que tenía memoria, junto al buen uso de esta, era lo mismo. Sus pesadillas se resumían a esa terrible penumbra en la que se había visto inmiscuido hace tiempo atrás. Lo que ese farol representaba en su cabeza no era otra cosa más que la voz de alguien que le leía en su infancia, justo lo que ahora pretendía retomar con el paso del tiempo y aunque no fuese la misma voz, la misma tonalidad en la melodía de la literatura, aseguraba que un candil en medio de la calle, es mejor que la nada en ningún lugar.
Negó con su cabeza. La compañía casi nunca suele molestar a las personas, pero para Damian era diferente, se había acostumbrado ya a estar completamente solo. No es que así lo quisiera, más bien se trataba de un escudo por parte de los demás ya que al enterarse de su condición, suelen murmurar y preguntarse ¿Cómo tratar a un ciego? “Se nos trata igual” Pensaba para sus adentros cada que esa marca pregunta no emitida por sus labios se aparecía entre el espacio que les separaba. Así pues, ese mortal que siempre deambula por allí con las cuentas en su mente, es un extraño para los demás, lo prefiere a que le miren con desdén o lástima como solía sentir en algunas ocasiones. Se cómodo entre su butaca, aligerando su peso en una de sus piernas, relajando su cuerpo, para terminar en una pose más cómoda. Las palabras de ese hombre le dejaron ver –metafóricamente- que allí se entablaría una conversación, por lo cual se preparo, salió de su ensoñación mental para concentrarse en la realidad Un placer conocerle profesor Kaarkarofg. Mi nombre es Damian Montague y soy… Frunció su ceño, hizo una mueca al no encontrar su identificación, esa justificación por la cual esta en la biblioteca de paso Un transeúnte supongo Se encogió ligeramente de hombros con esa sonrisa sutil en sus labios Así es, una de las mejores mentes en los últimos siglos. Y aunque mucho se especula sobre él, no se puede juzgar la excelencia en sus obras Comento con toda la seguridad del mundo. Sí, Damian es un chiquillo inocente que no sabe absolutamente nada del mundo que le rodea, no obstante, defiende lo que su mentalidad ha diseñado a lo largo de estos años y esas creencias paganas se deben a la inconformidad que tienen su espíritu sobre dejarse pisotear. La literatura le ha acompañado desde el día de su accidente y recordar que su padre aclamaba el drama de Shakespeare, era como viajar hasta su encuentro para abrazar una vez más lo que ya no volverá.
Mi padre solía leérmelo cuando era pequeño, ahora busco quien lo haga por él… Melancolía.
Negó con su cabeza. La compañía casi nunca suele molestar a las personas, pero para Damian era diferente, se había acostumbrado ya a estar completamente solo. No es que así lo quisiera, más bien se trataba de un escudo por parte de los demás ya que al enterarse de su condición, suelen murmurar y preguntarse ¿Cómo tratar a un ciego? “Se nos trata igual” Pensaba para sus adentros cada que esa marca pregunta no emitida por sus labios se aparecía entre el espacio que les separaba. Así pues, ese mortal que siempre deambula por allí con las cuentas en su mente, es un extraño para los demás, lo prefiere a que le miren con desdén o lástima como solía sentir en algunas ocasiones. Se cómodo entre su butaca, aligerando su peso en una de sus piernas, relajando su cuerpo, para terminar en una pose más cómoda. Las palabras de ese hombre le dejaron ver –metafóricamente- que allí se entablaría una conversación, por lo cual se preparo, salió de su ensoñación mental para concentrarse en la realidad Un placer conocerle profesor Kaarkarofg. Mi nombre es Damian Montague y soy… Frunció su ceño, hizo una mueca al no encontrar su identificación, esa justificación por la cual esta en la biblioteca de paso Un transeúnte supongo Se encogió ligeramente de hombros con esa sonrisa sutil en sus labios Así es, una de las mejores mentes en los últimos siglos. Y aunque mucho se especula sobre él, no se puede juzgar la excelencia en sus obras Comento con toda la seguridad del mundo. Sí, Damian es un chiquillo inocente que no sabe absolutamente nada del mundo que le rodea, no obstante, defiende lo que su mentalidad ha diseñado a lo largo de estos años y esas creencias paganas se deben a la inconformidad que tienen su espíritu sobre dejarse pisotear. La literatura le ha acompañado desde el día de su accidente y recordar que su padre aclamaba el drama de Shakespeare, era como viajar hasta su encuentro para abrazar una vez más lo que ya no volverá.
Mi padre solía leérmelo cuando era pequeño, ahora busco quien lo haga por él… Melancolía.
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: Observando sin ver (Damian)
Damian Montague, ¡bien! Por lo menos ahora tenía su nombre. El chico que había visto con Anuar tenía por nombre Damian y tenía sin duda, buen gusto para la lectura. Soren no era particularmente celoso, de hecho había descubierto que podía ser un poco posesivo y porque no, celoso, con Anuar, pues antes nada había despertado esos sentimientos en él, ninguna mujer, por poner un ejemplo, aunque claro, sólo había estado en la cama con una.
Su interés por Damian no era porque temiera que podía 'robarle' a Anuar o porque les hubiese visto en una situación comprometedora... bueno, si se podía llamar comprometedor a haber visto al tal Damian acariciando el rostro de Anuar en plena calle, de lo contrario, parecían ser simples amigos y nada más. Entonces su interés estaba más basado en el hecho de que Soren se había vuelto sobre protector con Anuar y luego del incidente con el vampiro Eric quien había mordido a Anuar frente a sus ojos y este había perdido la consciencia en plena fiesta ante los ojos curiosos de la muchedumbre, Soren no estaba dispuesto a correr ese riesgo por segunda vez.
Pero Damian era humano y eso por lo menos, reducía el peligro. Una vez descubriera que Damian no resultaba ningún peligro para Anuar estaría tranquilo.
Lo último que dijo Damian le llamó la atención ¿No sabía leer? Pobre chico, su padre debió haberle enseñado en vez de sólo leerle, pensaba observando sus ropas. No eran ropas de un alto burgués, pero tampoco eran las ropas de un desdichado sin hogar, el chico parecía tener justo lo necesario ¿Como es que su familia no le había pagado un tutor o una escuela para que aprendiera?.
- Si gusta... puedo enseñarle a leer – Se aventuró a decir el vampiro, porque el profesor dentro de él siempre salía a flote en situaciones como esa – Le espera un mundo maravilloso dentro de todos estos libros y no es tan complicado como parece, puede asistir a mis clases si así lo desea -
Su interés por Damian no era porque temiera que podía 'robarle' a Anuar o porque les hubiese visto en una situación comprometedora... bueno, si se podía llamar comprometedor a haber visto al tal Damian acariciando el rostro de Anuar en plena calle, de lo contrario, parecían ser simples amigos y nada más. Entonces su interés estaba más basado en el hecho de que Soren se había vuelto sobre protector con Anuar y luego del incidente con el vampiro Eric quien había mordido a Anuar frente a sus ojos y este había perdido la consciencia en plena fiesta ante los ojos curiosos de la muchedumbre, Soren no estaba dispuesto a correr ese riesgo por segunda vez.
Pero Damian era humano y eso por lo menos, reducía el peligro. Una vez descubriera que Damian no resultaba ningún peligro para Anuar estaría tranquilo.
Lo último que dijo Damian le llamó la atención ¿No sabía leer? Pobre chico, su padre debió haberle enseñado en vez de sólo leerle, pensaba observando sus ropas. No eran ropas de un alto burgués, pero tampoco eran las ropas de un desdichado sin hogar, el chico parecía tener justo lo necesario ¿Como es que su familia no le había pagado un tutor o una escuela para que aprendiera?.
- Si gusta... puedo enseñarle a leer – Se aventuró a decir el vampiro, porque el profesor dentro de él siempre salía a flote en situaciones como esa – Le espera un mundo maravilloso dentro de todos estos libros y no es tan complicado como parece, puede asistir a mis clases si así lo desea -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
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Re: Observando sin ver (Damian)
El sonido de una silla vacilando muy cerca de ellos le desconcentro de la conversación. Sabía que si el chico o la chica que se mecía allí no paraba o sopesaba sus acciones caería al suelo en una estridente rendición por parte de la silla; a lo lejos los pasos de unas personas buscando entre los estantes de los libros, se hacen presentes a la par en que los murmullos se acrecentaron, murmullos acerca de la lectura en la que se han visto inmiscuidos o comentarios de la tarea que los profesores les han dejado durante el día. Esos tan solo eran simples susurros, vocecillas que a muchos no les molestaría, que simplemente les serían indiferentes, pero para Damian las cosas eran completamente lo contrario. Podía escuchar a la perfección lo que decían y distinguir al portador de la voz si alguna vez se topo con él en el camino, en los pasillos o en algún otro rincón de París. Cada voz es diferente aunque se les parezca en demasía y de eso el ciego esta perfectamente consciente, por lo cual no vacilo en pronunciar el nombre de quien se mecía en esa ruidosa silla -Salvatore, te caerás si continuas jugando.- Fue una advertencia, que acompañada con el tono juguetón de su voz, parecía una jugarreta nada más. No era la primera vez que Damian se sentaba en ese lugar a que le leyeran algo y ya conocía a varias de las personalidades reunidas en esa biblioteca. -No, no… yo sé leer profesor- Comento rápidamente tras escuchar la oferta que e habían dado. Se crispo en su silla y se sentó con mayor rectitud. Su mirada aún divagaba de un lugar a otro, esperaba concentrarse más en la voz del hombre a su lado. Sus labios se endurecieron y su ceño se frunció.
Un segundo paso antes de que pudiese decir alguna otra cosa, su mente no se encontraba muy bien, o al menos no en los 4 sentidos que le quedaban. Divago, y continúo indagando en su memoria durante una milésima más. Se concentro en un punto sin ruido, en una ciudad abandonada donde solo la voz del profesor le guiara en su camino. La silueta de Damian se giro lentamente sobre su asiento y encaro lo que suponía ser el rostro del caballero. Sus pupilas jamás destellaron como lo harían en cualquier otra mirada, sus ojos no se fijaron en los de Soren. De ese rostro inmaculado que parecía estar esculpido en el más fino mármol, sin poder siquiera emitir alguna emoción; se escapa una cálida sonrisa -Es mi vista la que impide que yo pueda leer. Soy ciego, profesor…- Comenta de la forma más tranquila que alguien pudiese tener, sin permitir que esa sonrisa se borrara de sus labios. -Aprecio, sus intenciones y de igual manera se las agradezco, pero en mi caso las cosas se perciben de distinta forma… ¿Me permitiría conocerlo?- La última pregunta se tenía que hacer antes de tocar a una persona. Sí, Damian necesitaba saber como era la persona que se había ofrecido para ayudarle con su lectura. Un alma divina, como la mayoría de los que allí se reúnen para consumar una placentera lectura. Él quería y pretendía grabar en su memoria todo cuanto pudiese de ese profesor, el por que era muy simple. No cualquiera sacrifica parte de su tiempo para estar con un muchacho enclenque y sobre todo tratar que se supere a si mismo.
Un segundo paso antes de que pudiese decir alguna otra cosa, su mente no se encontraba muy bien, o al menos no en los 4 sentidos que le quedaban. Divago, y continúo indagando en su memoria durante una milésima más. Se concentro en un punto sin ruido, en una ciudad abandonada donde solo la voz del profesor le guiara en su camino. La silueta de Damian se giro lentamente sobre su asiento y encaro lo que suponía ser el rostro del caballero. Sus pupilas jamás destellaron como lo harían en cualquier otra mirada, sus ojos no se fijaron en los de Soren. De ese rostro inmaculado que parecía estar esculpido en el más fino mármol, sin poder siquiera emitir alguna emoción; se escapa una cálida sonrisa -Es mi vista la que impide que yo pueda leer. Soy ciego, profesor…- Comenta de la forma más tranquila que alguien pudiese tener, sin permitir que esa sonrisa se borrara de sus labios. -Aprecio, sus intenciones y de igual manera se las agradezco, pero en mi caso las cosas se perciben de distinta forma… ¿Me permitiría conocerlo?- La última pregunta se tenía que hacer antes de tocar a una persona. Sí, Damian necesitaba saber como era la persona que se había ofrecido para ayudarle con su lectura. Un alma divina, como la mayoría de los que allí se reúnen para consumar una placentera lectura. Él quería y pretendía grabar en su memoria todo cuanto pudiese de ese profesor, el por que era muy simple. No cualquiera sacrifica parte de su tiempo para estar con un muchacho enclenque y sobre todo tratar que se supere a si mismo.
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: Observando sin ver (Damian)
Soren giró rápidamente el rostro cuando Damian le había advertido a alguien sobre caerse, buscó con su mirada al tal Salvatore y se encontró con un chico de no más de 15 años que se mecía en la silla, inquieto y quizás deseoso de irse de allí para jugar con sus compañeros. Aunque el vampiro pasaba tiempo considerable en la biblioteca, no había visto nunca a ese chico, quizás este solía asistir durante el día.
Todo se esperó menos lo que Damian dijo. ¿Había escuchado bien? ¿Era invidente?, los ojos del vampiro se abrieron de par en par y dejó escapar una exaltación muda por la sorpresa, era la primera vez que conocía frente a frente a una persona que no tenía la capacidad de ver, bueno... no con los ojos. Había visto personas con la misma dificultad, caminando con bastones por las calles, cristianos olvidados por Dios, solían decir, quizás castigados por sus pecados naciendo con dicha deficiencia. Soren se preguntó si Damian pagaría algún pecado con sus ojos.
-Lo siento...no sabía – Se apresuró a decir, la vergüenza ciñéndose a él, debía haberlo notado de alguna manera, debía haberlo adivinado al ver a la chica leyéndole, pero ahora se sentía como un verdadero idiota. Y de repente sintió gran curiosidad por saber como podía percibir el mundo una persona que no podía verlo, ¿Sentía al mundo? - C..laro – Respondió no muy seguro de a que se refería.
- ¿Y...a.. que se dedica usted joven Damian? - Se atrevió a preguntar tamborileando con sus dedos la mesa en un gesto nervioso.
Todo se esperó menos lo que Damian dijo. ¿Había escuchado bien? ¿Era invidente?, los ojos del vampiro se abrieron de par en par y dejó escapar una exaltación muda por la sorpresa, era la primera vez que conocía frente a frente a una persona que no tenía la capacidad de ver, bueno... no con los ojos. Había visto personas con la misma dificultad, caminando con bastones por las calles, cristianos olvidados por Dios, solían decir, quizás castigados por sus pecados naciendo con dicha deficiencia. Soren se preguntó si Damian pagaría algún pecado con sus ojos.
-Lo siento...no sabía – Se apresuró a decir, la vergüenza ciñéndose a él, debía haberlo notado de alguna manera, debía haberlo adivinado al ver a la chica leyéndole, pero ahora se sentía como un verdadero idiota. Y de repente sintió gran curiosidad por saber como podía percibir el mundo una persona que no podía verlo, ¿Sentía al mundo? - C..laro – Respondió no muy seguro de a que se refería.
- ¿Y...a.. que se dedica usted joven Damian? - Se atrevió a preguntar tamborileando con sus dedos la mesa en un gesto nervioso.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
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Re: Observando sin ver (Damian)
Sus manos se abrieron paso hasta el rostro del profesor. Movimientos que aún vacilaban entre si para llegar hasta él, no se encontraba bastante seguro de hacerlo, pero era la única manera en que Damian conocería la estructura física del caballero. A primer instante parecía ser una persona bastante joven pero muy conocedora y/o experimentada. La tonalidad de su voz le fue bastante intrigante, pues aunque el caballero deseaba mostrar serenidad y una especie de encuentro “casual” algo en sus notas le hacía percibir al ciego una imparable curiosidad en él -Descuide Monsieur, no lo morderé- Jugo con la idea antes de proseguir en su camino hasta las mejillas del profesor. El tartamudeo o la indecisión del hombre se hiso notable en cuanto Damian dijo las palabras mágicas “Invidente” La sonrisa en el muchacho no se desvanecía y conforme se acercaba más a él, sintió una extrañeza en su interior, algo que ya reconocía, un hecho que se quedo grabado en su memoria meses atrás.
Sus manos se posaron débiles en el rostro del profesor. Bajo el primer roce lo noto. Se contrajo en sus movimientos y frunció el ceño. Estaba pensando, divagando en su mente, recordando quizá, pero no, la realidad era que se encontraba comparando lo que pudo sentir en el caballero a lo que percibió aquella noche espectral en el cementerio con esa mujer…. Amelie. Engarruño sus dedos y espero un par de segundos antes de considerar seguir con su escrutinio táctil. La curiosidad fue más grande que él. Resbalo las yemas de sus dedos sobre la piel del vampiro, admiro cada rincón de ese rostro impecable. Noto las gafas que portaba y mil cuestiones surgieron en su cabeza, preguntas que no debía hacer por mero respeto, discreción y diplomacia.
Comparaba cada parte de él a Amelie, eran casi idénticos a no ser que lo tosco en el hombre se notaba más que en ella. Amelie poseía una piel en extremo fina, la seda más cara de París e inclusive la importada, sentía celos de ella. ¿Quién era esa mujer? Una vampiresa de belleza descomunal que le hizo ver al moreno una mágica noche, que le hizo saber que los monstruos si existen pero que no siempre son esas bestias salvajes y despiadadas que pintan en los cuadros o historias de terror. Sus labios se remojaban al son en que sus manos terminaban por contaminar con su cálido tacto la piel de aquel ser. No había duda, la dureza, lo gélido, el cúmulo de experiencias en un rostro inmaculado, el olor que disparaba su piel contra su nariz. Ese hombre era uno de ellos. Damian sonrío asombrándose por su dicha, él que era un maldito ciego, había tenido la oportunidad de toparse con las fantasías de la noche, con las pesadillas que para él no eran más que una máscara. Debía darles crédito por soportar el juicio de los demás al sentir ese miedo en su interior.
-No me dedico a nada. No quieren darle trabajo a un ciego como yo. No puedo estudiar al menos que alguien este tras de mi como niñera. Sé que puedo hacer muchas cosas en mi condición, yo sé que si, pero nadie se atreve a dejarme comprobarlo- Dijo, parecía tan normal, tan común que nadie sospecharía lo que descubrió en el profesor Kaarkarogf, tampoco significaba que él debiese alarmarse y salir corriendo de allí. No, por el contrario, se quedo quieto con esa sonrisa y el brillo en su rostro esperando una señal, siempre a la expectativa de los demás. Le era fascinante, y necesitaba saber si ese vampiro también podría mostrarle como es que luce la biblioteca en ese instante o que secretos guarda más allá de su persona. Damian estaba atrapado en un relato fantástico y llegaría al final de él, ese entusiasmo se notaba en los movimientos de sus piernas.
Sus manos se posaron débiles en el rostro del profesor. Bajo el primer roce lo noto. Se contrajo en sus movimientos y frunció el ceño. Estaba pensando, divagando en su mente, recordando quizá, pero no, la realidad era que se encontraba comparando lo que pudo sentir en el caballero a lo que percibió aquella noche espectral en el cementerio con esa mujer…. Amelie. Engarruño sus dedos y espero un par de segundos antes de considerar seguir con su escrutinio táctil. La curiosidad fue más grande que él. Resbalo las yemas de sus dedos sobre la piel del vampiro, admiro cada rincón de ese rostro impecable. Noto las gafas que portaba y mil cuestiones surgieron en su cabeza, preguntas que no debía hacer por mero respeto, discreción y diplomacia.
Comparaba cada parte de él a Amelie, eran casi idénticos a no ser que lo tosco en el hombre se notaba más que en ella. Amelie poseía una piel en extremo fina, la seda más cara de París e inclusive la importada, sentía celos de ella. ¿Quién era esa mujer? Una vampiresa de belleza descomunal que le hizo ver al moreno una mágica noche, que le hizo saber que los monstruos si existen pero que no siempre son esas bestias salvajes y despiadadas que pintan en los cuadros o historias de terror. Sus labios se remojaban al son en que sus manos terminaban por contaminar con su cálido tacto la piel de aquel ser. No había duda, la dureza, lo gélido, el cúmulo de experiencias en un rostro inmaculado, el olor que disparaba su piel contra su nariz. Ese hombre era uno de ellos. Damian sonrío asombrándose por su dicha, él que era un maldito ciego, había tenido la oportunidad de toparse con las fantasías de la noche, con las pesadillas que para él no eran más que una máscara. Debía darles crédito por soportar el juicio de los demás al sentir ese miedo en su interior.
-No me dedico a nada. No quieren darle trabajo a un ciego como yo. No puedo estudiar al menos que alguien este tras de mi como niñera. Sé que puedo hacer muchas cosas en mi condición, yo sé que si, pero nadie se atreve a dejarme comprobarlo- Dijo, parecía tan normal, tan común que nadie sospecharía lo que descubrió en el profesor Kaarkarogf, tampoco significaba que él debiese alarmarse y salir corriendo de allí. No, por el contrario, se quedo quieto con esa sonrisa y el brillo en su rostro esperando una señal, siempre a la expectativa de los demás. Le era fascinante, y necesitaba saber si ese vampiro también podría mostrarle como es que luce la biblioteca en ese instante o que secretos guarda más allá de su persona. Damian estaba atrapado en un relato fantástico y llegaría al final de él, ese entusiasmo se notaba en los movimientos de sus piernas.
Damian Montague- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 27/07/2010
Re: Observando sin ver (Damian)
Soren no se esperaba que aquello fuera a ser así, aunque pensándolo bien tenia sentido. Si era invidente la única manera de conocerlo sería usar sus manos para tocar su rostro. El vampiro se tensó por completo y sintió como cuando estaba muy cerca del fuego, es miedo a ir un poco más allá y chamuscarse un dedo, el miedo que siempre sentía frente al contacto físico con las personas.
Los dedos de Damian se pasearon por su rostro inspeccionándolo y de haber necesitado respirar, Soren habría aguantado la respiración, se quedó con los ojos fijos en el rostro del chico entre incómodo, asustado y nervioso, pero le permitió terminar con la acción porque aunque le molestara el contacto con la gente, aquel no resultaba tan molesto, además era la forma en como Damian 'observaba' y el hecho en si mismo le fascino, al tiempo que le aterró. ¡Que interesante creatura tenía frente a él!
Tembló ligeramente conforme la textura de su piel acariciaba la suya, con esa calidez deliciosa propia de los vivos. ¿A que sabría su sangre? Se preguntó y se relamió los labios inconscientemente.
Cuando el chico terminó, Soren se sintió extraño. Aquello le pareció más intimo que simplemente darle un vistazo a alguien que uno acaba de conocer y le pareció además injusto de su parte, ocultarle el verdadero motivo del porque le había abordado luego de algo así, además tenía la impresión de que el chico frente a él podría adivinar más cosas que el mismo no se atrevería a poner en palabras, sólo con tocarle.
- La verdad es que... soy amigo de Anuar Dutuescu, el pintor... - Confesó desviando la mirada – Les vi juntos hace una semana, creo... y bueno cuando le vi aquí, pensé en presentarme porque... pensé... si es amigo de Anuar, entonces seguro tenemos cosas en común – Y aunque la explicación le pareció un tanto floja agregó – Así que... Si me lo permite... podría ser yo esa niñera detrás de usted... digo y ver que potencial esconde -
Los dedos de Damian se pasearon por su rostro inspeccionándolo y de haber necesitado respirar, Soren habría aguantado la respiración, se quedó con los ojos fijos en el rostro del chico entre incómodo, asustado y nervioso, pero le permitió terminar con la acción porque aunque le molestara el contacto con la gente, aquel no resultaba tan molesto, además era la forma en como Damian 'observaba' y el hecho en si mismo le fascino, al tiempo que le aterró. ¡Que interesante creatura tenía frente a él!
Tembló ligeramente conforme la textura de su piel acariciaba la suya, con esa calidez deliciosa propia de los vivos. ¿A que sabría su sangre? Se preguntó y se relamió los labios inconscientemente.
Cuando el chico terminó, Soren se sintió extraño. Aquello le pareció más intimo que simplemente darle un vistazo a alguien que uno acaba de conocer y le pareció además injusto de su parte, ocultarle el verdadero motivo del porque le había abordado luego de algo así, además tenía la impresión de que el chico frente a él podría adivinar más cosas que el mismo no se atrevería a poner en palabras, sólo con tocarle.
- La verdad es que... soy amigo de Anuar Dutuescu, el pintor... - Confesó desviando la mirada – Les vi juntos hace una semana, creo... y bueno cuando le vi aquí, pensé en presentarme porque... pensé... si es amigo de Anuar, entonces seguro tenemos cosas en común – Y aunque la explicación le pareció un tanto floja agregó – Así que... Si me lo permite... podría ser yo esa niñera detrás de usted... digo y ver que potencial esconde -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Observando sin ver (Damian)
Feliz por su descubrimiento, escucho atentamente cada una de las palabras que él tenía para ofrecerle. Lo que nunca imagino era encontrar un nombre que reconocería a la perfección. En cuanto “Anuar” apareció entre el sonido, justo en el momento en que pudo separar ese nombre, que más bien sus oídos era como una estrella en la inmensidad del firmamento; una sonrisa inverosímil apareció en sus labios. Las pupilas se le habían encendido, hecho de recordarlo aún en los labios de alguien más era una sensación absorbente y regresaron esas mariposillas en su estomago, siempre le pasaba cada que estaba cerca de él o cuando le soñaba en su cabeza. No pudo hacer nada más que quedarse allí, estático, inerte, sintiendo como su sangre corría a través de sus venas para alojarse en sus mejillas y darles ese color rosado que descubría sus emociones. Si sus pupilas no fuesen tan solo una nube gris en sus ojos, seguramente habrían destellado sin ningún reparo. Congelo su cuerpo al cambio que una simple palabra le hacía someter a su cuerpo. La gente no tendría por que enterarse de sus sentimientos hacia ese joven, mucho menos un profesor que apenas si acaba de conocer.
-S… sí, soy amigo del joven Anuar…- Sus labios parecieron titubear, al igual que las palabras del vampiro las de Damian se encontraban muy lejos de lo que intentaba decir, expresar o dar a concer, pero es que ante la impresión que le dio algo como aquello, fue lo único que su cuerpo le permitió realizar -¿Cosas en común? Quizá, por lo regular se suele etiquetar a una persona en cuanto a sus gustos. En eso difiero un poco- Frunció el ceño y pego la espalda en el respaldo de la silla, su mirada se fue hacía otra parte. Inclusive los ciegos necesitaban desviar sus ojos a otro punto, aunque no vean nada, era un movimiento subconsciente que el cuerpo realizaba para mantener la lubricidad en este órgano por muy inservible que resulte. –Pienso, que no se puede decir con exactitud lo que es una persona y lo que no, tan solo por fijarse en sus creencias, somos ambiguos y se puede cambiar de opinión, lo cual resume que las etiquetas están de sobra, cualquiera puede ser lo que desee si se lo propone… ¡Perdone! ¿¡Lo estoy aburriendo!?-
Sacudió su cabeza para sacarse esas ideas de la mente, habla cuando no le preguntan y calla cuando sí lo hacen. Aparte de ser un invidente es un ser ilógico, que solo se expresa cuando su sentir se lo dicta, en esta ocasión, lo que sea que se encontrara en su interior, le había dicho que tenía que escupir esas palabras. Tal vez no eran las apropiadas y muy probablemente no era eso a lo que se refería el profesor, sin embargo ya las había mencionado, nada podía hacer para regresarlas a sus labios –No desearía convertirme en una molestia para usted.- Termina con una mueca y un encogimiento de hombros, fue incomodo sopesar después toda aquella letanía que le dedico al caballero.
-S… sí, soy amigo del joven Anuar…- Sus labios parecieron titubear, al igual que las palabras del vampiro las de Damian se encontraban muy lejos de lo que intentaba decir, expresar o dar a concer, pero es que ante la impresión que le dio algo como aquello, fue lo único que su cuerpo le permitió realizar -¿Cosas en común? Quizá, por lo regular se suele etiquetar a una persona en cuanto a sus gustos. En eso difiero un poco- Frunció el ceño y pego la espalda en el respaldo de la silla, su mirada se fue hacía otra parte. Inclusive los ciegos necesitaban desviar sus ojos a otro punto, aunque no vean nada, era un movimiento subconsciente que el cuerpo realizaba para mantener la lubricidad en este órgano por muy inservible que resulte. –Pienso, que no se puede decir con exactitud lo que es una persona y lo que no, tan solo por fijarse en sus creencias, somos ambiguos y se puede cambiar de opinión, lo cual resume que las etiquetas están de sobra, cualquiera puede ser lo que desee si se lo propone… ¡Perdone! ¿¡Lo estoy aburriendo!?-
Sacudió su cabeza para sacarse esas ideas de la mente, habla cuando no le preguntan y calla cuando sí lo hacen. Aparte de ser un invidente es un ser ilógico, que solo se expresa cuando su sentir se lo dicta, en esta ocasión, lo que sea que se encontrara en su interior, le había dicho que tenía que escupir esas palabras. Tal vez no eran las apropiadas y muy probablemente no era eso a lo que se refería el profesor, sin embargo ya las había mencionado, nada podía hacer para regresarlas a sus labios –No desearía convertirme en una molestia para usted.- Termina con una mueca y un encogimiento de hombros, fue incomodo sopesar después toda aquella letanía que le dedico al caballero.
Damian Montague- Mensajes : 114
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Re: Observando sin ver (Damian)
La reacción de Damian fue... desconcertante. Mucha información en unos pocos segundos, pensaba Soren, para un humano normal algunos signos como las mejillas coloradas ligeramente, podrían pasar desapercibidas, pero no para alguien como él, que podía sentir los latidos del corazón del otro y notar como cambiaban de ritmo a la mención de Anuar. Aquello era mucho más que un simple “si, le conozco” su cuerpo parecía gritar un 'Si' con mayúsculas y signos de admiración.
Soren lo notó y se sintió raro. No se le hacía extraño que alguien pudiese querer y disfrutar de la compañía de Anuar, porque él lo hacía, Sophia y Eric también, así que ¿Porque no Damian?, sin embargo era raro percibir que la persona frente a él tenía un vinculo más fuerte que una simple amistad casual, con una persona tan importante en su vida.
Lo segundo fue más desconcertante aún, Soren se perdió en lo que decía y le pareció que había dicho algo inapropiado pues se sintió como cuando le regañaba su madre por hacer algo imprudente. El vampiro inclinó la cabeza con un gesto de obvia sumisión – Lo...siento – Murmuró apenas – No fue eso lo que quise decir... lo siento – Desvió la mirada también y notó que Salvatore y quien suponía era su madre o alguna tia a su cargo, se habían levantado de la mesa y caminaban tranquilamente abandonando la amplia estancia que de repente se sumía en un silencio casi sepulcral.
- No supondría una molestia... como ya le dije, soy profesor – Comenzó a explicar, quizás el chico se lo había tomado a mal – Mi vocación en la vida es enseñar, pero también me apasiona aprender de mis alumnos, ayudarles a descubrir el camino que los lleve a una realización personal... no sería para mi una molestia, trabajar de vez en cuando con usted y descubrir ese potencial del cual habla...- Concluyó con honestidad, porque enseñar era su vida, ayudar a otros a descubrir el mundo era parte de su trabajo. - Quizás... le gustaría escribir sus pensamientos... ¡Yo siempre he querido escribir un libro! - Exclamó de repente – Pero... infortunadamente no tengo ideas muy interesantes o no se como sintetizarlas o pasarlas al papel – Suspiró y recostó su rostro en la mano y el codo en la mesa – Y... también me gusta pintar... como Anuar... así que pensé que podría interesarle el arte... por eso dije lo de los gustos en común...-
Soren lo notó y se sintió raro. No se le hacía extraño que alguien pudiese querer y disfrutar de la compañía de Anuar, porque él lo hacía, Sophia y Eric también, así que ¿Porque no Damian?, sin embargo era raro percibir que la persona frente a él tenía un vinculo más fuerte que una simple amistad casual, con una persona tan importante en su vida.
Lo segundo fue más desconcertante aún, Soren se perdió en lo que decía y le pareció que había dicho algo inapropiado pues se sintió como cuando le regañaba su madre por hacer algo imprudente. El vampiro inclinó la cabeza con un gesto de obvia sumisión – Lo...siento – Murmuró apenas – No fue eso lo que quise decir... lo siento – Desvió la mirada también y notó que Salvatore y quien suponía era su madre o alguna tia a su cargo, se habían levantado de la mesa y caminaban tranquilamente abandonando la amplia estancia que de repente se sumía en un silencio casi sepulcral.
- No supondría una molestia... como ya le dije, soy profesor – Comenzó a explicar, quizás el chico se lo había tomado a mal – Mi vocación en la vida es enseñar, pero también me apasiona aprender de mis alumnos, ayudarles a descubrir el camino que los lleve a una realización personal... no sería para mi una molestia, trabajar de vez en cuando con usted y descubrir ese potencial del cual habla...- Concluyó con honestidad, porque enseñar era su vida, ayudar a otros a descubrir el mundo era parte de su trabajo. - Quizás... le gustaría escribir sus pensamientos... ¡Yo siempre he querido escribir un libro! - Exclamó de repente – Pero... infortunadamente no tengo ideas muy interesantes o no se como sintetizarlas o pasarlas al papel – Suspiró y recostó su rostro en la mano y el codo en la mesa – Y... también me gusta pintar... como Anuar... así que pensé que podría interesarle el arte... por eso dije lo de los gustos en común...-
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Observando sin ver (Damian)
Ya se sentía bastante mal, lo que dijo se encontraba fuera de contexto y lo supo desde que esa cantidad de palabras salieron de sus labios, nada podía hacer para cambiarlo, lo que le quedaba era disculparse por tal atrevimiento cometido ¿Quién era él si no un chiquillo que no sabe nada de la vida? Las expedicioncitas vividas no eran suficientes como para hablar de tal manera y menos delante de un profesor que bien podría desmoronar sus creencias con tan solo una simple oración. Bajo la barbilla arrepentido y rápidamente humedeció sus labios –Lo…lo siento- Alcanzo a decir antes de que lo interrumpieran. Los pasos livianos de un cuerpecillo se aproximaban hasta ellos, ese tipo de andanzas tan sigilosa, llena de magnificencia solo se podría tatar de una persona. Damian frunció el ceño y espero a que la mujer hablara, dedico su cabeza hasta ella, si bien no podía verla siempre se empeñaba a darle su rostro a la persona que le hablaba. El silencio fue asesinado por la nota de su voz.
-Damian, tengo que irme. Es bastante tarde- Los ojos esmeralda de la muchacha se enfocaron en los de Soren a quién observaba con cierto interés. Al ver que el invidente no le decía nada, tomó la iniciativa, depositó un beso en su blanca mejilla, dejando que el perfume de su esencia inundara la habitación y el espacio que le separaba del vampiro. –Te quedarás… Cuídate y por favor, ve temprano a casa- La última frase fue una súplica dirigida hasta Damian, el taconeo de sus pasos se alejaron pronto del lugar y al fin tuvo la oportunidad que espero desde que ella había llegado a su lado. Suspiró –Perdone, nuevamente quiero pedirle una disculpa- Resopló sus labios y colocó sus codos sobre la mesa y apoyo su barbilla entre la palma de sus manos.
Espera poder encontrar las palabras adecuadas para decir, pensaba detalladamente antes de decir más tonterías de las cuales pudiese arrepentirse. Divago en su cabeza hasta que “Eureka” Escribir sus pensamiento era una de las cosas que más añoraba hacer, lo que extrañaba de su infancia, aunque en ese entonces no valorara realmente lo que tenía –Mis pensares se gravan en el viento para perderse en las lejanías del horizonte, se tiñen de polvo, se adoquinan de rocío para morir perdidas en los oídos del olvido- La melancolía se instalo en los aposentos de su alma y tan rápido como llego él la intento alejar de su vida, una mueca se figuro en sus labios, no se sabía con exactitud, ni siquiera él si era una sonrisa o algo completamente diferente. –El arte es una de las cosas más bellas de este mundo, pero la pintura en especial… ¡oh como desearía poder ver las obras de Anuar!- Termino exclamando la última frase de tal manera que la bibliotecaria pidió silencio al jovenzuelo. De a poco notó que se encontraban solos. -Supongo que Margarette, tenía razón y es un poco tarde-
-Damian, tengo que irme. Es bastante tarde- Los ojos esmeralda de la muchacha se enfocaron en los de Soren a quién observaba con cierto interés. Al ver que el invidente no le decía nada, tomó la iniciativa, depositó un beso en su blanca mejilla, dejando que el perfume de su esencia inundara la habitación y el espacio que le separaba del vampiro. –Te quedarás… Cuídate y por favor, ve temprano a casa- La última frase fue una súplica dirigida hasta Damian, el taconeo de sus pasos se alejaron pronto del lugar y al fin tuvo la oportunidad que espero desde que ella había llegado a su lado. Suspiró –Perdone, nuevamente quiero pedirle una disculpa- Resopló sus labios y colocó sus codos sobre la mesa y apoyo su barbilla entre la palma de sus manos.
Espera poder encontrar las palabras adecuadas para decir, pensaba detalladamente antes de decir más tonterías de las cuales pudiese arrepentirse. Divago en su cabeza hasta que “Eureka” Escribir sus pensamiento era una de las cosas que más añoraba hacer, lo que extrañaba de su infancia, aunque en ese entonces no valorara realmente lo que tenía –Mis pensares se gravan en el viento para perderse en las lejanías del horizonte, se tiñen de polvo, se adoquinan de rocío para morir perdidas en los oídos del olvido- La melancolía se instalo en los aposentos de su alma y tan rápido como llego él la intento alejar de su vida, una mueca se figuro en sus labios, no se sabía con exactitud, ni siquiera él si era una sonrisa o algo completamente diferente. –El arte es una de las cosas más bellas de este mundo, pero la pintura en especial… ¡oh como desearía poder ver las obras de Anuar!- Termino exclamando la última frase de tal manera que la bibliotecaria pidió silencio al jovenzuelo. De a poco notó que se encontraban solos. -Supongo que Margarette, tenía razón y es un poco tarde-
Damian Montague- Mensajes : 114
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Re: Observando sin ver (Damian)
El chico se disculpó y Soren sintió que la conversación se iba a tornar incómoda cuando la mujer de antes los interrumpió, no quiso parecer chismoso así que no comentó nada al respecto, pero por dentro se sintió muy curioso frente a la actitud de la mujer, era como si de algún modo intentara controlar a Damian pero este se empeñara en desobedecer las reglas.
Cuando la mujer se fue, el vampiro escuchó las bellas palabras que ahora salían de los labios de Damian. La manera en como lo había descrito había formado un paisaje en su mente, Soren se preguntó si, en la imaginación de Damian, las cosas tendrían una apariencia distinta, si quizás en su mente, en vez de imágenes habrían sólo hermosas palabras enlazadas entre si. Comenzó a sentir un enorme deseo de penetrar la mente de ese chico con su poder, de descubrir que se escondía allí.
Observó a su alrededor y cuando creyó que casi todo el mundo se había ido y los que no estaban muy lejos como para escuchar, Soren se inclinó ligeramente en la mesa, para acercarse un poco más a él.
- ¿Y si existiera una forma de ver algúna de sus pinturas? - Preguntó con marcada emoción en su voz antes calma - ¿Tomarías el riesgo aún cuando eso significara mantener un enorme secreto y no poderlo confiar ni al más cercano de tus seres queridos? - Finalizó la pregunta intrigado por lo que el chico en frente suyo pudiese responder.
Cuando la mujer se fue, el vampiro escuchó las bellas palabras que ahora salían de los labios de Damian. La manera en como lo había descrito había formado un paisaje en su mente, Soren se preguntó si, en la imaginación de Damian, las cosas tendrían una apariencia distinta, si quizás en su mente, en vez de imágenes habrían sólo hermosas palabras enlazadas entre si. Comenzó a sentir un enorme deseo de penetrar la mente de ese chico con su poder, de descubrir que se escondía allí.
Observó a su alrededor y cuando creyó que casi todo el mundo se había ido y los que no estaban muy lejos como para escuchar, Soren se inclinó ligeramente en la mesa, para acercarse un poco más a él.
- ¿Y si existiera una forma de ver algúna de sus pinturas? - Preguntó con marcada emoción en su voz antes calma - ¿Tomarías el riesgo aún cuando eso significara mantener un enorme secreto y no poderlo confiar ni al más cercano de tus seres queridos? - Finalizó la pregunta intrigado por lo que el chico en frente suyo pudiese responder.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Observando sin ver (Damian)
Vaciló un par de segundos antes de responder a las cuestiones de Soren. La única forma en la que ese tonto ciego pudiese ver las pinturas de su buen amigo Anuar, era precisamente como Amelie le había enseñado, el don dentro de la maldición. Sí, añoraba tanto volver a apreciar los colores del día, poder discernir más allá de la obscuridad en la que se veía inmiscuido a diario, era una reverenda pena que los vampiros no pudiesen salir a la luz de la mañana. Fue egoísta al querer que uno de ellos se le presentara al alba para mostrarle los colores del amanecer, ese anaranjado difuminando con el tono morado en lo más alto y a la par escuchar los canticos del ruiseñor hospedado en la rama de un árbol escarchado con el rocío, respirar el aroma de un nuevo día…
Las pinturas en la fresca madrugada no se ven igual que a la hora del crepúsculo, él lo sabía muy bien. Después de la tragedia logro comprender cuan importante es identificarlos colores y las texturas de cada cosa, la pena fue cuando se dio cuenta que jamás los volvería a percibir en toda su vida. El ceño que fruncía, la arruga de su frente, ese desvarío en su mente, Damian pensaba muy serio las cosas, no tenía miedo, no sentía pavor, se encontraba confundido ante tales palabras. Apreciaba los movimientos que él hacia, sí, es verdad no veía absolutamente nada, pero los ojos no son la única ventana al mundo exterior. –La vida está llena de riesgos- Comentó, en su interior algo intentaba comprender lo que ocurría, sus entrañas se removían como el augurio de un acontecimiento, el vértigo depositado en su estomago le advertía ¿Emoción? Quizá, necesitaba descubrirlo, su curiosidad era más grande que nada.
Se mordió el labio antes de poder continuar, lamio la comisura de los mismos y sonrío, con cierto tono de alegría en su rostro. Llevo ambas manos hasta su cabeza y se peino los cabellos –más bien los enredo- la ansiedad se reflejo en los movimientos desesperados de sus piernas, querían correr, deseaban salir de allí, brincar por todas partes. –Inmiscuido en una soledad constante, dudo mucho que exista alguien allí a quien develarle el secreto que se me ha confiado. Además no podría decir algo de tal magnitud, por que no es mío, no me pertenece… Sería una falta por completo a la confianza, por ende a la amistad- Se refugio en sus brazos, no sabía si decir que tenía una vaga idea de lo que le hablaba, pues como lo había dicho, hacer algún comentario de ese tipo de cosas no solo le afectaba a él, si no también a terceros –Si existe una forma de ver las pinturas de Anuar- Suspira con añoranza –Le estaría eternamente agradecido a la vida y a quien me conceda tal virtud- Ese tono ansioso en su voz es cada vez más fuerte
Las pinturas en la fresca madrugada no se ven igual que a la hora del crepúsculo, él lo sabía muy bien. Después de la tragedia logro comprender cuan importante es identificarlos colores y las texturas de cada cosa, la pena fue cuando se dio cuenta que jamás los volvería a percibir en toda su vida. El ceño que fruncía, la arruga de su frente, ese desvarío en su mente, Damian pensaba muy serio las cosas, no tenía miedo, no sentía pavor, se encontraba confundido ante tales palabras. Apreciaba los movimientos que él hacia, sí, es verdad no veía absolutamente nada, pero los ojos no son la única ventana al mundo exterior. –La vida está llena de riesgos- Comentó, en su interior algo intentaba comprender lo que ocurría, sus entrañas se removían como el augurio de un acontecimiento, el vértigo depositado en su estomago le advertía ¿Emoción? Quizá, necesitaba descubrirlo, su curiosidad era más grande que nada.
Se mordió el labio antes de poder continuar, lamio la comisura de los mismos y sonrío, con cierto tono de alegría en su rostro. Llevo ambas manos hasta su cabeza y se peino los cabellos –más bien los enredo- la ansiedad se reflejo en los movimientos desesperados de sus piernas, querían correr, deseaban salir de allí, brincar por todas partes. –Inmiscuido en una soledad constante, dudo mucho que exista alguien allí a quien develarle el secreto que se me ha confiado. Además no podría decir algo de tal magnitud, por que no es mío, no me pertenece… Sería una falta por completo a la confianza, por ende a la amistad- Se refugio en sus brazos, no sabía si decir que tenía una vaga idea de lo que le hablaba, pues como lo había dicho, hacer algún comentario de ese tipo de cosas no solo le afectaba a él, si no también a terceros –Si existe una forma de ver las pinturas de Anuar- Suspira con añoranza –Le estaría eternamente agradecido a la vida y a quien me conceda tal virtud- Ese tono ansioso en su voz es cada vez más fuerte
Damian Montague- Mensajes : 114
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Re: Observando sin ver (Damian)
Pocas personas en Paris, sabían quien era realmente Soren, es decir, que no era humano, podría hablar de solamente unas 4 y había tenido que revelar su secreto forzadamente y no por gusto propio, así que era extraño pensar que en esos momentos Soren deseara revelar fortuitamente a un desconocido del cual apenas si sabía su nombre (y que era amigo de Anuar) sobre su condición para así poder entrar en su mente. Otro vampiro habría entrado simplemente en su mente sin permiso, aprovechando que Damina no podía ver para violar su privacidad y luego desaparecer tal y como había llegado.
Pero Soren no podía hacer eso. Él era vampiro, no un delincuente y aunque fuera poderoso e inmortal, no se sentía mejor persona ni con el derecho de pisotear a otros. Además estaba interesado en Damian y pocas veces Soren podía decir que se interesaba en un ser humano con tanta intensidad. Escuchó sus palabras apresuradas y notó en las señales que le lanzaba su cuerpo, que estaba ansioso por poder experimentar aquello. El vampiro hecho una ojeada a su alrededor, la biblioteca ahora yacía desértica, pues por la hora, muchas personas la habían abandonado. Sólo sentía la vaga presencia de unas cuantas personas al otro lado de la sala. El escenario perfecto para un crimen.
- Yo puedo mostrártelo – Dijo al fin – Pero debes confiar en mi… no te haré daño, lo prometo – Agregó bajando la voz porque no quería que nadie más escuchara así no hubiese nadie cerca. El vampiro estiró su mano pálida y tomó la mano del ciego con suavidad, no quería asustarlo, aunque probablemente eso lograría, pero tal y como él había dicho, ‘la vida estaba llena de riesgos’.
La piel de Damian se sintió deliciosamente tibia al tacto, de inmediato pudo percibir con más fuerza los latidos de su corazón e inclusive, la sangre bombeándose libremente por sus venas. Una delicia, debía admitir, pero no era el momento de pensar en comida, Soren cerró los ojos y se concentró en la técnica, en presionar la mente de Damian para que abriera sus puertas a la suya. Soren sabía que podía forzarlo, pero no quería que fuera así, deseaba que el joven frente a él, le permitiera la entrada y le guiara por ese mundo de tinieblas del que con tanta propiedad hablaba.
Entonces todo se volvió oscuro a su alrededor y se encontró de pie en un inmenso espacio vacío en el cual, no podía diferenciar el cielo o del suelo.
- ¿Hay alguien aquí? – Preguntó y su voz sonó con un largo éco.
(( perdona la tardanza ))
Pero Soren no podía hacer eso. Él era vampiro, no un delincuente y aunque fuera poderoso e inmortal, no se sentía mejor persona ni con el derecho de pisotear a otros. Además estaba interesado en Damian y pocas veces Soren podía decir que se interesaba en un ser humano con tanta intensidad. Escuchó sus palabras apresuradas y notó en las señales que le lanzaba su cuerpo, que estaba ansioso por poder experimentar aquello. El vampiro hecho una ojeada a su alrededor, la biblioteca ahora yacía desértica, pues por la hora, muchas personas la habían abandonado. Sólo sentía la vaga presencia de unas cuantas personas al otro lado de la sala. El escenario perfecto para un crimen.
- Yo puedo mostrártelo – Dijo al fin – Pero debes confiar en mi… no te haré daño, lo prometo – Agregó bajando la voz porque no quería que nadie más escuchara así no hubiese nadie cerca. El vampiro estiró su mano pálida y tomó la mano del ciego con suavidad, no quería asustarlo, aunque probablemente eso lograría, pero tal y como él había dicho, ‘la vida estaba llena de riesgos’.
La piel de Damian se sintió deliciosamente tibia al tacto, de inmediato pudo percibir con más fuerza los latidos de su corazón e inclusive, la sangre bombeándose libremente por sus venas. Una delicia, debía admitir, pero no era el momento de pensar en comida, Soren cerró los ojos y se concentró en la técnica, en presionar la mente de Damian para que abriera sus puertas a la suya. Soren sabía que podía forzarlo, pero no quería que fuera así, deseaba que el joven frente a él, le permitiera la entrada y le guiara por ese mundo de tinieblas del que con tanta propiedad hablaba.
Entonces todo se volvió oscuro a su alrededor y se encontró de pie en un inmenso espacio vacío en el cual, no podía diferenciar el cielo o del suelo.
- ¿Hay alguien aquí? – Preguntó y su voz sonó con un largo éco.
(( perdona la tardanza ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Observando sin ver (Damian)
Su cabeza era un reverendo caos. Las palabras que Soren le decía solo avivaban más la fantasía de un hecho que creyó jamás se repetiría nuevamente. Un espasmo en su interior le advirtió que podría ser peligroso, que no por el hecho de que Amelie no le hizo nada, significara que el profesor haría lo mismo. Se sonrió por pensar en aquella situación, si el vampiro quisiese hacerle daño ya lo habría hecho, además ¿Cómo podría ser un ente cruel y malvado, si se trataba de un amigo de Anuar? Entonces apareció lo rosado en sus mejillas. Pensar en ese pintor le llenaba el estomago con esa sensación descontrolada del aleteo de las mariposas, algo que se supone debería sentir cuando se enamorase, algo muy parecido al amor, pero hasta el momento no estaba seguro si era lo que sentía por él o tan solo una insana atracción, de cualquier forma era un camino que desembocaba en la locura.
Asintió una sola vez cuando él le pidió confianza, aquí si aplicaba la teoría de que la confianza es ciega. Se puso nervioso, era de esperarse. Los latidos de su corazón se aceleraron al compás en que su corazón danzaba, el baile perfecto en su cuerpo. Las manos iniciaron su propio ritual, sudaron frío, tanto que el gélido tacto de Soren parecía decadente a la comparación en la que Damian sentía su piel. Sensaciones extrañas que aún no podía identificar. Entre ellas la emoción. Guardo silencio, esperaba que las imágenes se abrieran paso por su cabeza al igual que con aquella vampiresa pero nada ocurría, entonces se reprimió a si mismo. Pensó que de seguro algo estaba haciendo mal, no sería la primera vez en que mete la pata. Espero un par de segundos más, ocurrió…
Como bofetada en la mejilla, como un balde de agua fría en la espalda. Escucho su voz en medio de todo su caos interno. Ya había tenido esa sensación en diferentes ocasiones, en las cuales siempre se encontraba solo. Estaba acostumbrado a sumergirse en esa penumbra abismal, ni las palmas de sus manos se veían, nada, absolutamente nada. Su sorpresa y lo que le hizo sacudir la cabeza de forma brutal, fue encontrarlo allí. Como una luciérnaga en el más obscuro de los bosques era su voz en su mente, una tenue luz que iluminaba desde las lejanías. Tal vez era un sueño, quizá fue la realidad, pero Damian camino como siempre lo ha hecho, hasta que lo miro. Su silueta se presentaba como la imagen de una aparición divina.
-¡Dios bendito!- Exclamo, sus manos tallaron sus ojos. Sí, sí no había duda, estaba mirando frente a él al vampiro -¿Es usted? ¿En verdad es usted?- No pudo evitar su curiosidad, es que su aspecto no era como lo había imaginado. Ya se repetía miles de veces que la fantasía siempre supera por mucho a la realidad y su imaginación no fue la excepción. –Pero si es usted toda una revelación- No pretendía ofenderlo, es solo que no encontró otra forma de expresar su asombro –Que me llamen loco, no importa, esto es algo increíble-
Asintió una sola vez cuando él le pidió confianza, aquí si aplicaba la teoría de que la confianza es ciega. Se puso nervioso, era de esperarse. Los latidos de su corazón se aceleraron al compás en que su corazón danzaba, el baile perfecto en su cuerpo. Las manos iniciaron su propio ritual, sudaron frío, tanto que el gélido tacto de Soren parecía decadente a la comparación en la que Damian sentía su piel. Sensaciones extrañas que aún no podía identificar. Entre ellas la emoción. Guardo silencio, esperaba que las imágenes se abrieran paso por su cabeza al igual que con aquella vampiresa pero nada ocurría, entonces se reprimió a si mismo. Pensó que de seguro algo estaba haciendo mal, no sería la primera vez en que mete la pata. Espero un par de segundos más, ocurrió…
Como bofetada en la mejilla, como un balde de agua fría en la espalda. Escucho su voz en medio de todo su caos interno. Ya había tenido esa sensación en diferentes ocasiones, en las cuales siempre se encontraba solo. Estaba acostumbrado a sumergirse en esa penumbra abismal, ni las palmas de sus manos se veían, nada, absolutamente nada. Su sorpresa y lo que le hizo sacudir la cabeza de forma brutal, fue encontrarlo allí. Como una luciérnaga en el más obscuro de los bosques era su voz en su mente, una tenue luz que iluminaba desde las lejanías. Tal vez era un sueño, quizá fue la realidad, pero Damian camino como siempre lo ha hecho, hasta que lo miro. Su silueta se presentaba como la imagen de una aparición divina.
-¡Dios bendito!- Exclamo, sus manos tallaron sus ojos. Sí, sí no había duda, estaba mirando frente a él al vampiro -¿Es usted? ¿En verdad es usted?- No pudo evitar su curiosidad, es que su aspecto no era como lo había imaginado. Ya se repetía miles de veces que la fantasía siempre supera por mucho a la realidad y su imaginación no fue la excepción. –Pero si es usted toda una revelación- No pretendía ofenderlo, es solo que no encontró otra forma de expresar su asombro –Que me llamen loco, no importa, esto es algo increíble-
{Ahora discúlpame tú a mí, la universidad me está cargando la mano ultimamente ¬¬}
Damian Montague- Mensajes : 114
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Re: Observando sin ver (Damian)
Soren había entrado en muchas mentes a lo largo de su existencia, en la mayoría de ocasiones, porque necesitaba engañar a sus victimas para alimentarse sin ser descubierto, así que era una de las técnicas que había perfeccionado a lo largo de los años, además en su trabajo para el servicio secreto del Sherif vampirico de Estocolmo, había tenido que realizar el trabajo sucio. Las habilidades mentales le habían salvado la vida en más de una ocasión. No fue muy difícil pues, entrar en la mente de Damian, aunque no por ello menos emocionante, nunca había entrado en la cabeza de una persona invidente y el lugar se le hacía más oscuro y tenebroso que de costumbre.
Aunque por obvias razones, a Soren le encantaba la oscuridad.
Al cabo del rato divisó una figura, que lentamente se materializó para dar paso al mismísimo Damian, sus facciones se desfiguraron en la sorpresa cuando pudo 'ver' lo que sus ojos en el mundo normal no podían ver. Soren sonrió y por primera vez, su sonrisa no fue forzada y surgió libre y tranquila - Si... soy yo - Murmuró, no muy seguro de si debía sentirse halagado u ofendido ante tal expresión de sorpresa. El vampiro se acercó al humano y le tomó de la mano derecha, guiándole para que lo siguiera.
- Soy una 'idea' del Soren del mundo real, aquí en este mundo tuyo y mío, todo lo que existe son ideas efímeras, recuerdos y paisajes construidos a través del tiempo, conforme a nuestras vivencias - Le explicó mientras caminaban, entonces Soren se detuvo, parecía que de repente hubiesen llegado al límite de ese lugar, era muy difícil captar la diferencia, teniendo en cuenta de que todo era muy oscuro, pero un vampiro estaba equipado para notar la diferencia - Agárrese bien Monsieur, vamos a viajar hasta mi mente -
Soren se dejó caer por el borde de aquel precipicio sin fondo, arrastrando al humano consigo, no gritó ni se asustó, porque aquello era más que normal para él. Cayeron vertiginosamente por lo que pareció un minuto y pronto atravesaron una invisible barrera húmeda, era como haberse caído dentro de una piscina, con la diferencia de que, una vez cruzado el umbral, ninguno de los dos quedó mojado, más la sensación de frialdad se mantuvo.
Soren giró su rostro para constatar de que Damian tuviera todo en su lugar y que no estuviera muy asustado, después de todo ese tipo de cosas no pasaban todos los días - ¿Como se siente? - Le preguntó soltándole finalmente el brazo - Si se siente mareado o como si tuviera lagartijas nadándole en el estómago, dígamelo inmediatamente, no siempre es fácil hacer este tipo de viajes -
El mundo al que habían llegado era muy diferente al de tinieblas dejado atrás, este nuevo mundo (aunque seguía siendo oscuro) comenzaba a materializarse dejando entrever formas, las formas danzaban de un lado a otro como al ritmo de una música invisible - ¡Ya basta! tenemos un invitado - Exclamó zapateando con expresión de niño molesto y las sombras se detuvieron. Entonces se pudo ver lo que realmente eran: árboles.
Se encontraban en un enorme bosque lleno de frondosos abedules, sauces y pinos. El mismo bosque donde había conocido a Anuar.
(( me ha quedado larguisimo!!! sorry!! ))
Aunque por obvias razones, a Soren le encantaba la oscuridad.
Al cabo del rato divisó una figura, que lentamente se materializó para dar paso al mismísimo Damian, sus facciones se desfiguraron en la sorpresa cuando pudo 'ver' lo que sus ojos en el mundo normal no podían ver. Soren sonrió y por primera vez, su sonrisa no fue forzada y surgió libre y tranquila - Si... soy yo - Murmuró, no muy seguro de si debía sentirse halagado u ofendido ante tal expresión de sorpresa. El vampiro se acercó al humano y le tomó de la mano derecha, guiándole para que lo siguiera.
- Soy una 'idea' del Soren del mundo real, aquí en este mundo tuyo y mío, todo lo que existe son ideas efímeras, recuerdos y paisajes construidos a través del tiempo, conforme a nuestras vivencias - Le explicó mientras caminaban, entonces Soren se detuvo, parecía que de repente hubiesen llegado al límite de ese lugar, era muy difícil captar la diferencia, teniendo en cuenta de que todo era muy oscuro, pero un vampiro estaba equipado para notar la diferencia - Agárrese bien Monsieur, vamos a viajar hasta mi mente -
Soren se dejó caer por el borde de aquel precipicio sin fondo, arrastrando al humano consigo, no gritó ni se asustó, porque aquello era más que normal para él. Cayeron vertiginosamente por lo que pareció un minuto y pronto atravesaron una invisible barrera húmeda, era como haberse caído dentro de una piscina, con la diferencia de que, una vez cruzado el umbral, ninguno de los dos quedó mojado, más la sensación de frialdad se mantuvo.
Soren giró su rostro para constatar de que Damian tuviera todo en su lugar y que no estuviera muy asustado, después de todo ese tipo de cosas no pasaban todos los días - ¿Como se siente? - Le preguntó soltándole finalmente el brazo - Si se siente mareado o como si tuviera lagartijas nadándole en el estómago, dígamelo inmediatamente, no siempre es fácil hacer este tipo de viajes -
El mundo al que habían llegado era muy diferente al de tinieblas dejado atrás, este nuevo mundo (aunque seguía siendo oscuro) comenzaba a materializarse dejando entrever formas, las formas danzaban de un lado a otro como al ritmo de una música invisible - ¡Ya basta! tenemos un invitado - Exclamó zapateando con expresión de niño molesto y las sombras se detuvieron. Entonces se pudo ver lo que realmente eran: árboles.
Se encontraban en un enorme bosque lleno de frondosos abedules, sauces y pinos. El mismo bosque donde había conocido a Anuar.
(( me ha quedado larguisimo!!! sorry!! ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Observando sin ver (Damian)
El miedo se aferraba a él como el ancla de un navío a la profundidad del mar. No tener visión de absolutamente nada y que de repente alguien irrumpa en esa obscuridad para llevarte a otro mundo, a otra parte dentro de tu cabeza que no desconocías es… Impactante. Se quedé callado durante los próximos segundos, no había nada que decir, sus palabras jamás complementarían mejor esa experiencia que el silencio mismo. Sí, lo sabía, es fiel creyente de que más vale la melodía del silencio que las palabras bobas de la gente terca. Andar sin rumbo fijo le sirvió mientras los ojos le eran inservibles, ahora que prestaba un poco de atención a lo que le rodeaba, se sintió abrazado por el espejo de las incógnitas, por esas dudas que a todo el mundo parecen acongojar; ¡lo sabía, lo sabía! Ahora estaba consiente de lo que era sentir el temor de perderse en el camino. Se dejó guiar por su mano, sus pasos eran acompañados por los suyos y las pupilas de sus ojos viajaban de un lugar a otro tratando de adivinar hacia donde se dirigían, pero nada funciono hasta el instante en que…
Fue inevitable no gritar por la euforia correr en su cuerpo, la adrenalina aparecer en su pecho y ese vértigo descomunal alojarse en su estomago. Fue una caída que no duro más que un par de segundos pero que en su caso, fue toda una eternidad. Aterrizaron en un campo nubloso, donde las sombras bailaban con el afán de hacerlo sucumbir ante sus miedos, o al menos esa era la impresión que le dejaron en un principio. El profesor les replico y fue como se quedaron estáticas, pronto observó lo que era todo aquello. – Aterrador – Respondió con la cara impactada, sus labios se encontraban secos, sus ojos ¡Dios! Intentó que no se le salieran de las orbitas tras el salto. - ¡¿Lagartijas?! ¡Cocodrilos! – Trató de conciliar un punto de equilibrio en sus sensaciones, tardó varios minutos en hacerlo pero lo logró. Quedó estupefacto al observar el colorido de los árboles alzarse por encima de sus hombros. Nunca sintió tan feliz en toda su vida. Las ganas de correr entre la maleza y tocarla, olfatearla, sentirla, descubrir las tonalidades del verde al derecho y al revés; fueron descomunalmente atroces. Un impulso, eso sentió en la punta de los pies. Pero la cordura le dictaba abstenerse - ¿Dónde estamos? – Preguntó con indiscreción - ¡Dios santo! ¿Eso es un sauce? ¡Oh, mire! Estas plantas decía mi padre que… ¡Aún estamos en París! – Era como ver a un niño con un juguete nuevo, cada palabra que esbozaban sus labios eran las exclamaciones reprimidas de su alma. Quería gritar, jugar, correr ¿Cuántas cosas había perdido en su infancia desde el accidente? - ¡¿Es el bosque?! -
FDR: ¡Dios! ¡Dios! Por favor perdoname por la tardanza, los profesores me están devorando. Me temo que traen un complot en mi contra y no desean que me gradue (?) Yo sé que me aman (?) Lo siento, lo siento...
Fue inevitable no gritar por la euforia correr en su cuerpo, la adrenalina aparecer en su pecho y ese vértigo descomunal alojarse en su estomago. Fue una caída que no duro más que un par de segundos pero que en su caso, fue toda una eternidad. Aterrizaron en un campo nubloso, donde las sombras bailaban con el afán de hacerlo sucumbir ante sus miedos, o al menos esa era la impresión que le dejaron en un principio. El profesor les replico y fue como se quedaron estáticas, pronto observó lo que era todo aquello. – Aterrador – Respondió con la cara impactada, sus labios se encontraban secos, sus ojos ¡Dios! Intentó que no se le salieran de las orbitas tras el salto. - ¡¿Lagartijas?! ¡Cocodrilos! – Trató de conciliar un punto de equilibrio en sus sensaciones, tardó varios minutos en hacerlo pero lo logró. Quedó estupefacto al observar el colorido de los árboles alzarse por encima de sus hombros. Nunca sintió tan feliz en toda su vida. Las ganas de correr entre la maleza y tocarla, olfatearla, sentirla, descubrir las tonalidades del verde al derecho y al revés; fueron descomunalmente atroces. Un impulso, eso sentió en la punta de los pies. Pero la cordura le dictaba abstenerse - ¿Dónde estamos? – Preguntó con indiscreción - ¡Dios santo! ¿Eso es un sauce? ¡Oh, mire! Estas plantas decía mi padre que… ¡Aún estamos en París! – Era como ver a un niño con un juguete nuevo, cada palabra que esbozaban sus labios eran las exclamaciones reprimidas de su alma. Quería gritar, jugar, correr ¿Cuántas cosas había perdido en su infancia desde el accidente? - ¡¿Es el bosque?! -
FDR: ¡Dios! ¡Dios! Por favor perdoname por la tardanza, los profesores me están devorando. Me temo que traen un complot en mi contra y no desean que me gradue (?) Yo sé que me aman (?) Lo siento, lo siento...
Damian Montague- Mensajes : 114
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Re: Observando sin ver (Damian)
Soren se preocupó un poco frente a la reacción de Damian, parecía estar al borde de un colapso y contrastaba fuertemente con la serenidad y calma que había mostrado al comienzo. El vampiro se esforzó por sentir los latidos del corazón del humano, no quería que muriera en un paroxismo causado por las impresiones de volver a ver, por supuesto que no era fácil para un mortal aceptar una locura como aquella. Soren intentó brindarle seguridad y se atrevió a darle un par de palmaditas en la espalda.
- No tienes nada de que preocuparte - Comentó, tuteándolo para hacer la relación más cercana - Mientras estés conmigo nada malo te pasará, por lo menos no en este mundo - Aquello era una mentira piadosa, porque siendo el un depredador, era obvio que corría peligro a su lado y el daño que obtendría en ese lugar no sería físico, pero si psicológico y ese sería quizás el peor daño de todos. Soren intentó alejar de su propios pensamientos esas ideas tan raras, no deseaba hacerle daño a Damian, por lo menos no en ese momento. No tenía motivos.
- Si... estamos en Paris, en el bosque que rodea a la ciudad, en uno de mis recuerdos - Le explicó y le animó para que le siguiera y comenzaron a adentrarse en el bosque. El bosque como cualquier otro ,estaba lleno de árboles de diversos tipos, propios de la flora Francesa - Lamento que luzcan tan tétricos... pero no tengo recuerdos de bosques en la horas día, cuando el sol los baña con buena luz y se ven más acogedores - Explicó y entonces le pareció que había hablado demasiado, Damian podría sospechar que era algún tipo de demonio si le decía que no podía salir de día.
Soren saltó unas piedresillas sobre un riachuelo que atravesaba el recuerdo con una agua cristalina y sonido dulce, las saltó tan ágilmente como un gato y no tardó en llegar a la otra orilla, se giró para sonreír a Damian y esperar a que cruzara también. El vampiro continuó caminando hasta que se detuvo frente a un frondoso árbol en un claro, bajo las ramas, recostado en el tronco había un joven de cabellos de fuego y ojos dorados como un par de soles. Anuar dibujaba con tranquilidad sobre un cuadernillo recostado en sus rodillas.
- Dijiste que querías ver una de sus obras - Susurró Soren - Esta quizás no es una de las mejores, pero no tengo recuerdos de otras obras suyas.
(( No te preocupes :3 me gusta este tema ))
- No tienes nada de que preocuparte - Comentó, tuteándolo para hacer la relación más cercana - Mientras estés conmigo nada malo te pasará, por lo menos no en este mundo - Aquello era una mentira piadosa, porque siendo el un depredador, era obvio que corría peligro a su lado y el daño que obtendría en ese lugar no sería físico, pero si psicológico y ese sería quizás el peor daño de todos. Soren intentó alejar de su propios pensamientos esas ideas tan raras, no deseaba hacerle daño a Damian, por lo menos no en ese momento. No tenía motivos.
- Si... estamos en Paris, en el bosque que rodea a la ciudad, en uno de mis recuerdos - Le explicó y le animó para que le siguiera y comenzaron a adentrarse en el bosque. El bosque como cualquier otro ,estaba lleno de árboles de diversos tipos, propios de la flora Francesa - Lamento que luzcan tan tétricos... pero no tengo recuerdos de bosques en la horas día, cuando el sol los baña con buena luz y se ven más acogedores - Explicó y entonces le pareció que había hablado demasiado, Damian podría sospechar que era algún tipo de demonio si le decía que no podía salir de día.
Soren saltó unas piedresillas sobre un riachuelo que atravesaba el recuerdo con una agua cristalina y sonido dulce, las saltó tan ágilmente como un gato y no tardó en llegar a la otra orilla, se giró para sonreír a Damian y esperar a que cruzara también. El vampiro continuó caminando hasta que se detuvo frente a un frondoso árbol en un claro, bajo las ramas, recostado en el tronco había un joven de cabellos de fuego y ojos dorados como un par de soles. Anuar dibujaba con tranquilidad sobre un cuadernillo recostado en sus rodillas.
- Dijiste que querías ver una de sus obras - Susurró Soren - Esta quizás no es una de las mejores, pero no tengo recuerdos de otras obras suyas.
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Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Observando sin ver (Damian)
Sus dudas fueron disipadas, él estaba en lo correcto, ese bosque era el de Paris, no pudo haberse equivocado ya que en su niñez era allí donde, en la compañía de su padre, se ponían a cazar a uno que otro animal. Las sombras de los árboles pintaban bestias sobre el suelo, la bruma parecía un ente merodeador, acechante, un demonio que espera entre la maleza la oportunidad apropiada para atacar. Tras estar la mayor parte de su vida en una completa obscuridad, aquello le era completamente claro. Podía distinguir los colores, no eran iguales a los del día, su brillo tampoco destellaba con la misma intensidad, pero aún así, para el ciego era lo mejor que alguien podría obsequiarle. –No, no… Así están perfectos- comentó con alevosía. Su garganta emitía esos sonidos que son tan fáciles de identificar aún cuando no se presta la suficiente atención al sonido. Sí, se encontraba realmente extasiado. Ignora varios hechos que su subconsciente logra captar, la realidad era que él no pretendía nada más, solo deseaba aprovechar el momento, esa magia que el profesor Kaarkarogf le pintaba en un lienzo obscuro.
Vacilando, calculando, deteniéndose a cuestionar sus propias habilidades para caminar con la vista temporal que tenía, Damian saltó unos segundos después que Soren, aquellas piedrecillas en el riachuelo. Su felicidad irradiaba en cada poro de su piel, el sudor de su frente –quizá debido al éxtasis- adornaba su cabellera negra, parecían gotas de rocío besándole. La mirada en el suelo para fijarse en no resbalar, sus manos agarrando todo de lo que pudiese sostenerse, escuchó sus palabras y entonces sintió un escalofrío recorrer su piel. Este no era como todos los demás, temerosos, llenos de mal augurio, era diferente, era como si su emoción se convirtiera en un balde de agua fría y bañara su cuerpo para derretir el calor que le envolvía. Fascinado por el hecho de admirar la fauna una vez más, no prestó atención al camino por el que andaba y tropezó en el instante en el que se echó a correr para ver más de cerca a ese joven que descansaba tranquilamente bajo un frondoso árbol.
Se maldijo por la torpeza que encontraron sus pies, no fue una palabra emitida por sus labios pero si por el golpe enterrado en la tierra y su mirada llena de frustración. Era un niño que deseaba correr antes de aprender a caminar, lo único que quería era poder apreciar la belleza en las obras de Anuar, pero entonces al elevar la mirada hasta el rostro de su amigo, la develación que lo escandalizó no fue precisamente la obra como tal, aquello que lo dejó perplejo y sin habla no fue otra cosa más que la belleza escandalizada por los plateados rayos de la luna, en el rostro de Anuar –Sublime– Susurró intentando ponerse de pie, pero sus orbes se habían quedado fijos en el fuego de la mirada ajena. -¡Es un ángel!- Su inocencia lo llevó a creer ciegamente en que la visión de Anuar era más bien una aparición divina. Se talló los ojos para confirmarlo.
Vacilando, calculando, deteniéndose a cuestionar sus propias habilidades para caminar con la vista temporal que tenía, Damian saltó unos segundos después que Soren, aquellas piedrecillas en el riachuelo. Su felicidad irradiaba en cada poro de su piel, el sudor de su frente –quizá debido al éxtasis- adornaba su cabellera negra, parecían gotas de rocío besándole. La mirada en el suelo para fijarse en no resbalar, sus manos agarrando todo de lo que pudiese sostenerse, escuchó sus palabras y entonces sintió un escalofrío recorrer su piel. Este no era como todos los demás, temerosos, llenos de mal augurio, era diferente, era como si su emoción se convirtiera en un balde de agua fría y bañara su cuerpo para derretir el calor que le envolvía. Fascinado por el hecho de admirar la fauna una vez más, no prestó atención al camino por el que andaba y tropezó en el instante en el que se echó a correr para ver más de cerca a ese joven que descansaba tranquilamente bajo un frondoso árbol.
Se maldijo por la torpeza que encontraron sus pies, no fue una palabra emitida por sus labios pero si por el golpe enterrado en la tierra y su mirada llena de frustración. Era un niño que deseaba correr antes de aprender a caminar, lo único que quería era poder apreciar la belleza en las obras de Anuar, pero entonces al elevar la mirada hasta el rostro de su amigo, la develación que lo escandalizó no fue precisamente la obra como tal, aquello que lo dejó perplejo y sin habla no fue otra cosa más que la belleza escandalizada por los plateados rayos de la luna, en el rostro de Anuar –Sublime– Susurró intentando ponerse de pie, pero sus orbes se habían quedado fijos en el fuego de la mirada ajena. -¡Es un ángel!- Su inocencia lo llevó a creer ciegamente en que la visión de Anuar era más bien una aparición divina. Se talló los ojos para confirmarlo.
Damian Montague- Mensajes : 114
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