AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
2 participantes
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Llevaba ya media hora buscando a Honey. Se me había escapado de entre los brazos cuando un perro nos había ladrado a ambos y aunque corrí rápido, él era pequeño y se escondía en los rincones avanzando a pasos más ágiles que yo. Iba esquivando gente mientras sostenía una manta encima de mis hombros para cubrirme del frío que me cala hasta los huesos. Mi cabello revoloteaba alrededor de mi cabeza y yo susurraba disculpas cuando chocaba con la gente o tiraba de sus ropas sin querer. Llamé varias veces a mi gato sin esperar respuesta y me detuve cuando llegué a un crucero empezando a preocuparme, aunque mi gato era un gato y estaba acostumbrado a andar solo y ser independiente, yo no quería separarme de él. Volví a llamar haciendo bocina con mis manos cubriéndome la boca con las manos para toser fuertemente debido a la afección respiratoria de la que era víctima en ese momento.
No podía irse, simplemente estaba fuera de los límites de mi razón que se hubiera escapado y me hubiera dejado ahí. ¿A qué estaba jugando? Me acerqué a una carroza que estaba estacionada y de la que bajaba una señora con un enorme vestido a quien yo sólo le dediqué una mirada superficial antes de agacharme y sostenerme con rodillas y manos para asomarme debajo del vehículo a buscar a mi gatito. Volví a llamarlo y a hacerle ruiditos para que me reconociera como su dueña arrugando la nariz cuando en lugar de recibir una contestación de mi amigo, el vehículo echó a andar salvándome de ser atropellada por una de sus ruedas pero sin hacer grandes aspavientos por ello. Estaba a salvo, ¿No?
Me quité de en medio de la calle mirando ausentemente en todas direcciones sin que la preocupación se reflejara mucho en mi rostro. Volví a ser atacada por un episodio de toses que no me daban tregua y me abrigué mejor con la manta envolviéndome mejor sin poner atención a la gente que me miraba o pasaba junto a mí. En este justo momento, lo más importante era encontrar a Honey y buscar un lugar calientito dónde pasar la noche.
No podía irse, simplemente estaba fuera de los límites de mi razón que se hubiera escapado y me hubiera dejado ahí. ¿A qué estaba jugando? Me acerqué a una carroza que estaba estacionada y de la que bajaba una señora con un enorme vestido a quien yo sólo le dediqué una mirada superficial antes de agacharme y sostenerme con rodillas y manos para asomarme debajo del vehículo a buscar a mi gatito. Volví a llamarlo y a hacerle ruiditos para que me reconociera como su dueña arrugando la nariz cuando en lugar de recibir una contestación de mi amigo, el vehículo echó a andar salvándome de ser atropellada por una de sus ruedas pero sin hacer grandes aspavientos por ello. Estaba a salvo, ¿No?
Me quité de en medio de la calle mirando ausentemente en todas direcciones sin que la preocupación se reflejara mucho en mi rostro. Volví a ser atacada por un episodio de toses que no me daban tregua y me abrigué mejor con la manta envolviéndome mejor sin poner atención a la gente que me miraba o pasaba junto a mí. En este justo momento, lo más importante era encontrar a Honey y buscar un lugar calientito dónde pasar la noche.
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Avanzaba sobre el empedrado con aquel rítmico clap-clap bajo sus pies que sin son ni gracia entonaba una extraña melodía en la lengua de lo desconocido, su rostro iba oculto entre sus hombros resguardado de la brisa invernal que como navajas perforaban su cuerpo sin piedad ni tregua, alto, le hubiese gustado gritar al viento y sabia bien que este no se detendría, porfavor, hubiese tenido que decir y aun asi sus palabras serian sordas y el viento seguiría soplando haciéndole temblar como una hoja contra el viento, oscilante y sin soporte alguno.
Escucho entonces los ladridos de un lebrel que abriéndose paso entre la gente perseguía quizas algun roedor o felino como si alguien hubiese tocado el alalí y el animal presa de sus instintos hubiese comenzado la danza de la cacería, definitivamente los animales no serian jamás de su entero a grado a excepción de aquella gatita que mantenía en su humilde piso, aquella aveces de nombre Lit y otra Sophia. Se percato del desdichado animal al cual el can perseguía como si de aquello dependiera su vida y se compadeció por lo que le resultaron unos efímeros segundos y que mas sin embargo bastaron para pretenderle ayudar ¿y si resultaba ser como Sophia?
Se habia adentrado entonces en el mismo callejón que aquellos dos animales temeroso de recibir algun mordisco del mayor –fuera- bramo ondeando los brazos y golpeando el suelo para llamar su atención, animales que acostumbrados estaban a la presencia de humanos y algunos atemorizados por vivencias pasadas, aquel no fue el caso del animal el cual, ladrando y mostrando los dientes se habia acercado al pelirrojo errando una mordida por centímetros. Golpeo el suelo esta vez con mayor fuerza y el estruendo que el zapato producido en el empedrado obligaron al can a retroceder olvidando a su presa para emprender una rápida huida de regreso a las calles parisianas.
Suspiro, observando en derredor en búsqueda de aquel peludo amigo –gato…ven gato ven – llamo en voz baja chasqueando la lengua ¿se habría ido mientras asustaba al perro? Le vio temblar en una padres de piedra laja y extendió sus brazos hacia el solo esperando que no le fuese a contestar en la misma forma que un ser de su especie lo habia hecho tiempo atrás –vamos…no me vayas a aruñar- le pidió en voz baja, porque a fin de cuentas lo habia intentado ayudar.
Escucho entonces los ladridos de un lebrel que abriéndose paso entre la gente perseguía quizas algun roedor o felino como si alguien hubiese tocado el alalí y el animal presa de sus instintos hubiese comenzado la danza de la cacería, definitivamente los animales no serian jamás de su entero a grado a excepción de aquella gatita que mantenía en su humilde piso, aquella aveces de nombre Lit y otra Sophia. Se percato del desdichado animal al cual el can perseguía como si de aquello dependiera su vida y se compadeció por lo que le resultaron unos efímeros segundos y que mas sin embargo bastaron para pretenderle ayudar ¿y si resultaba ser como Sophia?
Se habia adentrado entonces en el mismo callejón que aquellos dos animales temeroso de recibir algun mordisco del mayor –fuera- bramo ondeando los brazos y golpeando el suelo para llamar su atención, animales que acostumbrados estaban a la presencia de humanos y algunos atemorizados por vivencias pasadas, aquel no fue el caso del animal el cual, ladrando y mostrando los dientes se habia acercado al pelirrojo errando una mordida por centímetros. Golpeo el suelo esta vez con mayor fuerza y el estruendo que el zapato producido en el empedrado obligaron al can a retroceder olvidando a su presa para emprender una rápida huida de regreso a las calles parisianas.
Suspiro, observando en derredor en búsqueda de aquel peludo amigo –gato…ven gato ven – llamo en voz baja chasqueando la lengua ¿se habría ido mientras asustaba al perro? Le vio temblar en una padres de piedra laja y extendió sus brazos hacia el solo esperando que no le fuese a contestar en la misma forma que un ser de su especie lo habia hecho tiempo atrás –vamos…no me vayas a aruñar- le pidió en voz baja, porque a fin de cuentas lo habia intentado ayudar.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Me detuve encogiéndome sobre mi misma cuando una ventizca más fría que el ambiente en sí me atacó, revoloteándome no solo el cabello, sino las ropas y hasta los pensamientos si es que éstos podían revolotear. Me froté la nariz con el dorso de la mano un par de veces empezando a sentir nuevamente la punzada de angustia por no encontrar a mi gato. ¿Quién le daría de comer?, ¿Dormiría calientito?, ¿Quién se daría cuenta de que le gustaba que le rascaran detrás de las orejas?, ¿Quién se aprendería su canción de cuna favorita? -Tengo que encontrarlo- Retiré mechones de cabello que me picaban en los ojos y en la piel y seguí caminando decidida a salvar a mi mascota de las garras del destino cruel en las fauces de ese can. Otro ataque de toses que me hacían sentir como si mis pulmones fueran a abandonarme de un momento a otro, dolor en el pecho y el rostro entumido de tanto viento que hacía, seguí caminando apresurando mis pasos aún más sintiendo el sibilante sonido de mi respiración en mi pecho.
Me quedo parada a la mitad de la calle empezando a maullar con las manos en bocina llamando a mi mascota antes de ver salir disparado al can que perseguía al minino. -¡Hey tu! ¿Dónde has dejado a mi gato?- Intenté visualizar de dónde había salido corriendo siendo que a Honey no lo había visto correr. Además, el perro había salido asustado, eso quería decir que alguien lo había shusheado de algún lugar. Eché a correr hacia el lugar donde parecía haber estado el perro volviendo a toser pero sin que eso me afecte para seguir corriendo hacia el callejón donde me freno al ver a un hombre ahí. Entrecierro los ojos sin llamar su atención por si le da por volverse loco o bipolar como la mayoría de la gente cuando ve a una niña sin abrigo en este frío inclemente.
Me detengo sin saber qué es lo que hago en un callejón, ni tampoco qué hace él ahí, ni porqué hemos coincidido y sobretodo sin alcanzar a ver a Honey que intenta escaparse de él también. La sensación de querer toser me sube desde el fondo de mis pulmones y me aclaro la garganta silenciosamente sin lograr ningún tipo de reacción y terminando por toser violentamente no sólo asustando al gato, sino llamando la atención de todos alrededor mío. -¡Honey, ven! Grito entre toses cuando el minino se sube a algún lugar inalcanzable desde donde estamos pasando a un lado del joven rozándolo apenas con mis ropas para acercarme mientras me cubro la boca con una orilla de la manta todavía tosiendo y mirando a ambos lados para figurarme una estrategia para bajarlo y sin poder dejar de toser.
Me quedo parada a la mitad de la calle empezando a maullar con las manos en bocina llamando a mi mascota antes de ver salir disparado al can que perseguía al minino. -¡Hey tu! ¿Dónde has dejado a mi gato?- Intenté visualizar de dónde había salido corriendo siendo que a Honey no lo había visto correr. Además, el perro había salido asustado, eso quería decir que alguien lo había shusheado de algún lugar. Eché a correr hacia el lugar donde parecía haber estado el perro volviendo a toser pero sin que eso me afecte para seguir corriendo hacia el callejón donde me freno al ver a un hombre ahí. Entrecierro los ojos sin llamar su atención por si le da por volverse loco o bipolar como la mayoría de la gente cuando ve a una niña sin abrigo en este frío inclemente.
Me detengo sin saber qué es lo que hago en un callejón, ni tampoco qué hace él ahí, ni porqué hemos coincidido y sobretodo sin alcanzar a ver a Honey que intenta escaparse de él también. La sensación de querer toser me sube desde el fondo de mis pulmones y me aclaro la garganta silenciosamente sin lograr ningún tipo de reacción y terminando por toser violentamente no sólo asustando al gato, sino llamando la atención de todos alrededor mío. -¡Honey, ven! Grito entre toses cuando el minino se sube a algún lugar inalcanzable desde donde estamos pasando a un lado del joven rozándolo apenas con mis ropas para acercarme mientras me cubro la boca con una orilla de la manta todavía tosiendo y mirando a ambos lados para figurarme una estrategia para bajarlo y sin poder dejar de toser.
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
El gato parecía no querer ser rescatado o cuando mínimo no serlo por aquel joven de escualita apariencia, con las mejillas levemente sumidas y el rojizo y opaco cabello haciéndole sombra sobre los ojos no lucia sino como uno de aquellos mendigos aunque con tanto mas de buen porte y educación –si no vienes te dejare ahí- asevero en voz baja colocándose de puntillas para intentar alcanzar al gato que, negándose a su auxilio, siguió retrocediendo en su lejanía. Su paciencia tenia un limite y aunque no desease dejar al animal en aquella alta barda no insistiría sino lo necesario se habia criado con el pensamiento de no ayudar a otros pues los otros no le habían ayudado a el, aunque a veces aquella humanidad latente le flaqueaba el ser obligándole a ser condecendiente.
Viro su rostro cuando una profusa tosecilla sono a sus espaldas y la imagen que ante el apareció le sorprendió en sobremanera, una péquela niña que gritando y tosiendo habia hecho acto de presencia en aquel maloliente callejón. Se movió cuando la pequeña avanzo con paso decidido clamando en voz alta el nombre que el minino debía tener, posiblemente era su dueña o su amiga, y Honey era al nombre al cual respondia, como Lit lo hacia con el propio, la recordaba sentada sobre su regazo ronroneado por las caricias tras su oreja y el suave tacto por su lomo, terminando en la punta de su mullida y afelpada cola felina.
Observo a uno y otro lado acongojado por el recuerdo de aquella cambiaformas que yacia ahora en cama presa de un ataque catastrófico que por poco y habia terminado cobrando su vida -¿puedo ayudarte?- le cuestiono en voz baja a la diminuta niña, en aquel acento que si bien no parisino tampoco de ningun otro lado. Pensó, aunque pensar con rapidez jamás se le habia dado bien –quizas si te subes en mis hombros- le indico y que absurdo sonaba ahora decirlo en voz alta porque ¿Qué persona quería trepar en los hombros de un hombre que acababa de conocer? Desvió la mirada unos instantes rebuscando en el lugar algun bote vacio o caja de apariencia resistente.
Viro su rostro cuando una profusa tosecilla sono a sus espaldas y la imagen que ante el apareció le sorprendió en sobremanera, una péquela niña que gritando y tosiendo habia hecho acto de presencia en aquel maloliente callejón. Se movió cuando la pequeña avanzo con paso decidido clamando en voz alta el nombre que el minino debía tener, posiblemente era su dueña o su amiga, y Honey era al nombre al cual respondia, como Lit lo hacia con el propio, la recordaba sentada sobre su regazo ronroneado por las caricias tras su oreja y el suave tacto por su lomo, terminando en la punta de su mullida y afelpada cola felina.
Observo a uno y otro lado acongojado por el recuerdo de aquella cambiaformas que yacia ahora en cama presa de un ataque catastrófico que por poco y habia terminado cobrando su vida -¿puedo ayudarte?- le cuestiono en voz baja a la diminuta niña, en aquel acento que si bien no parisino tampoco de ningun otro lado. Pensó, aunque pensar con rapidez jamás se le habia dado bien –quizas si te subes en mis hombros- le indico y que absurdo sonaba ahora decirlo en voz alta porque ¿Qué persona quería trepar en los hombros de un hombre que acababa de conocer? Desvió la mirada unos instantes rebuscando en el lugar algun bote vacio o caja de apariencia resistente.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Si a algo no estaba acostumbrada era a que alguien me ofreciera su ayuda, por esa razón fue que no hice caso del chico que estaba ahí parado, y por eso había pasado por alto el hecho de que alguien compartiera el callejón conmigo y con Honey. Había basura alrededor y nada en qué subirse para alcanzarlo. Si tan sólo hubiera una forma de ser... más alta y de alcanzarlo porque si algo era aquel gato era testarudo. Como yo. Examiné la pared para analizar las protuberancias y decidir si podría trepar por ella pero no había nada a qué aferrar las manos y así alzarme hasta alcanzar a Honey. Escuché claramente la voz del chico y me sobresalté cuando supe que me hablaba a mi y lo miré sin expresión tan sólo evaluando sus intenciones.
No parecía tener otras que sinceramente ayudarme con mi gato. Miré sus cabellos que se parecían en algo a los míos y reprimí una sonrisa que iba cobrando vida en mis labios. Mejor después. Analicé el significado de su frase y sin dejar de mirarlo asentí con la cabeza. Dos cabezas piensan mejor que una. Subí la mano envuelta en la manta para cubrirme la boca al sentir otro ataque de toses atacar desde el fondo de mis pulmones haciendo que me doliera la barriga del esfuerzo y la garganta también. Controlé los espasmos porque lo importante en ese justo momento era precisamente salvar a Honey, encontrar algún callejón que colindara con la sala de una casa donde hubiera una chimenea y calentarme la espalda para así dejar de toser. Y dormir. Dormir hasta el otro día. Hice un gesto que no quería decir nada al escuchar su idea porque si bien era rara, no se me ocurría cualquier otra que pudiera funcionar. Miré sus ojos sabiendo que estaba hablando en serio y sopesé las oportunidades. Tal vez funcionara.
-¿No te importa?- Pregunté en voz ronca después de un momento pensando que era probable que hubiera cambiado de opinión. No pesaba demasiado pero cada quién tenía su propia opinión sobre eso. También podría cantarle para que bajara pero me estaba quedando casi sin voz y Honey era sensible a las armonías con las que yo le cantaba. Gato caprichoso. -También puedes unir tus manos y sólo dejar que me impulse con el pie- Hice lo que quería que él hiciera con las manos, una especie de escalón en el que yo podría poner mi pie y sostenerme solamente para ser más alta un momento. Claro que eso significaba que tocara mis sandalias que no eran nuevas y la gente se preocupaba demasiado por ello. Y definitivamente subirse en sus hombros nos daría más altura. Que aprieto. Me giré indignada hacia Honey señalándolo y dejando que las palabras salieran incluso antes de pensarlas. -Dă-te jos, nu fi atat de incapatanat- [Baja de ahí, deja de ser tan testarudo] Volví a toser esperando que en rumano entendiera mejor aunque ahora que lo pensaba, mi gato no tenía nacionalidad y si la tenía, sería francés. Me quedé mirándolo con los ojos entrecerrados intentando formar la misma frase en francés antes de que otro acceso de tos me atacara de repente.
No parecía tener otras que sinceramente ayudarme con mi gato. Miré sus cabellos que se parecían en algo a los míos y reprimí una sonrisa que iba cobrando vida en mis labios. Mejor después. Analicé el significado de su frase y sin dejar de mirarlo asentí con la cabeza. Dos cabezas piensan mejor que una. Subí la mano envuelta en la manta para cubrirme la boca al sentir otro ataque de toses atacar desde el fondo de mis pulmones haciendo que me doliera la barriga del esfuerzo y la garganta también. Controlé los espasmos porque lo importante en ese justo momento era precisamente salvar a Honey, encontrar algún callejón que colindara con la sala de una casa donde hubiera una chimenea y calentarme la espalda para así dejar de toser. Y dormir. Dormir hasta el otro día. Hice un gesto que no quería decir nada al escuchar su idea porque si bien era rara, no se me ocurría cualquier otra que pudiera funcionar. Miré sus ojos sabiendo que estaba hablando en serio y sopesé las oportunidades. Tal vez funcionara.
-¿No te importa?- Pregunté en voz ronca después de un momento pensando que era probable que hubiera cambiado de opinión. No pesaba demasiado pero cada quién tenía su propia opinión sobre eso. También podría cantarle para que bajara pero me estaba quedando casi sin voz y Honey era sensible a las armonías con las que yo le cantaba. Gato caprichoso. -También puedes unir tus manos y sólo dejar que me impulse con el pie- Hice lo que quería que él hiciera con las manos, una especie de escalón en el que yo podría poner mi pie y sostenerme solamente para ser más alta un momento. Claro que eso significaba que tocara mis sandalias que no eran nuevas y la gente se preocupaba demasiado por ello. Y definitivamente subirse en sus hombros nos daría más altura. Que aprieto. Me giré indignada hacia Honey señalándolo y dejando que las palabras salieran incluso antes de pensarlas. -Dă-te jos, nu fi atat de incapatanat- [Baja de ahí, deja de ser tan testarudo] Volví a toser esperando que en rumano entendiera mejor aunque ahora que lo pensaba, mi gato no tenía nacionalidad y si la tenía, sería francés. Me quedé mirándolo con los ojos entrecerrados intentando formar la misma frase en francés antes de que otro acceso de tos me atacara de repente.
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Aquel aparentaba ser un gato ladino y zafio, caprichudo no quedaba de mas pues aun y ante las voces y reclamos de su dueña la pequeña y afelpada creatura parecía no tener la mas mínima intención de bajar de aquella alta barda de piedra laja que el pelirrojo de mas de metro ochenta apenas y lograba rozar extendiendo bien alto ambas manos, por encima de su cabeza y aun mas arriba, aun con aquella altura el gato debía saltar a sus brazos si quería realmente bajar y ser rescatado de las alturas aunque era un dicho popular que los gatos caían siempre en las cuatro patas entonces debió suponer que si el gato no bajaba era porque no asi lo deseaba o quizás temía de las alturas como algunos pájaros temían de volar y algunas personas temían a vivir y no solo yacer en este mundo errantes en caminos que no eran suyos y siguiendo sueños que jamás serian porque siendo caprichos prontamente les hacían perder el interés.
-no te preocupes por trepar en mis hombros, no soy tan débil como aparento- sentenció sin mayor ánimos de decir nada pues insistir para ayudar a alguien jamás se le habia dado bien y suponía no eran cosas que podían comenzar a cambiar de un dia a otro como el color de ropa o el peinado que llevaba, busco la forma mas fácil de que la pequeña pudiese subir en sus hombros y plantando su pie izquierdo al suelo ubico el derecho por detrás con la parte de la espinilla y la rodilla sobre el suelo en una especie de extraña reverencia, su rodilla alzada serviría como escalón para alcanzar ese punto mas alto que eran sus hombros y no tendría que sentarse en una incómoda escena para ambos, de pie podría mantenerse y la sujetaría con sus brazos para no caer.
Alzo la mirada al instante al comprender aquellas palabras en su lengua natal ¿hacia cuanto no hablaba con alguien de sus tierras? - fata mea de acasă {niña de mi tierra}- murmuro sorprendido, porque quizas ella pudiese hablarle sobre el pueblo de Bran porque hacia casi un lustro que habia dejado atras a su padre y no podia evitar sentir el pecho acongojado al pensar que quizas seguia vivo y en soledad y aquello seria por haber sido un mal hijo - De unde ai venit?{¿de qué lugar vienes tu?}- porque su curiosidad era de aquellas que los limites desconocia y gustaba de explorar nuevos firmamentos, porque las lineas era mentales y procuraba no tener parametros en la propia pues los limitates limitaban tambien al hombre, el arte y el intelecto, los grandes filosoficos y escritores al igual que constructores no conocian las barreras de la sociedad.
-no te preocupes por trepar en mis hombros, no soy tan débil como aparento- sentenció sin mayor ánimos de decir nada pues insistir para ayudar a alguien jamás se le habia dado bien y suponía no eran cosas que podían comenzar a cambiar de un dia a otro como el color de ropa o el peinado que llevaba, busco la forma mas fácil de que la pequeña pudiese subir en sus hombros y plantando su pie izquierdo al suelo ubico el derecho por detrás con la parte de la espinilla y la rodilla sobre el suelo en una especie de extraña reverencia, su rodilla alzada serviría como escalón para alcanzar ese punto mas alto que eran sus hombros y no tendría que sentarse en una incómoda escena para ambos, de pie podría mantenerse y la sujetaría con sus brazos para no caer.
Alzo la mirada al instante al comprender aquellas palabras en su lengua natal ¿hacia cuanto no hablaba con alguien de sus tierras? - fata mea de acasă {niña de mi tierra}- murmuro sorprendido, porque quizas ella pudiese hablarle sobre el pueblo de Bran porque hacia casi un lustro que habia dejado atras a su padre y no podia evitar sentir el pecho acongojado al pensar que quizas seguia vivo y en soledad y aquello seria por haber sido un mal hijo - De unde ai venit?{¿de qué lugar vienes tu?}- porque su curiosidad era de aquellas que los limites desconocia y gustaba de explorar nuevos firmamentos, porque las lineas era mentales y procuraba no tener parametros en la propia pues los limitates limitaban tambien al hombre, el arte y el intelecto, los grandes filosoficos y escritores al igual que constructores no conocian las barreras de la sociedad.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Intenté mandarle a mi gato señales mentales de que debía bajar aunque suponía sinceramente que era inmune a ellas, tanto en rumano como en inglés, como en francés, no le daba la gana entender y empezaba a creer que lo que en realidad tenía era miedo de bajar de ahí. Me aclaré la garganta en un intento por dejar pasar la tos que amenazaba con atacarme de nuevo. Tenía dos opciones: Esperar a que bajara el gato por cuenta propia, lo cual acarrearía que tuviera que quedarse esperando ahí sentada sin poder moverse hasta que lo hiciera o aceptar la propuesta del chico que seguía de pie justo detrás de mi. Giré el rostro para mirarlo dedicándole una sonrisa sencilla para romper el hielo. No me preocupaba que fuera débil, me preocupaba que fuera como otras personas que nos distinguen a lo lejos y se niegan siquiera a tocarnos.
Sin embargo, las dudas se disiparon cuando se agachó en el suelo y dejó bien visto que de hecho no le molestaba que yo me subiera sobre sus hombros. Dudé medio segundo exactamente sin moverme del lugar pero sabiendo que por el momento era la única alternativa. Me acerqué lentamente a él y me agaché para desatarme las sandalias que probablemente ensuciarían su ropa. Evitaríamos así disgustos irrelevantes. Estaba por subir y sostenerme de su hombro con una de mis manos cuando me contestó en el mismo idioma que yo reconocía como el de mi hogar. Mi hogar hacía tiempo abandonado y sin embargo nunca olvidado. Esas pocas palabras me hicieron volver a sonreírle. ¿En dónde me estaba yo encontrando gente de mi tierra? Un ataque de tos me envolvió por un momento sacándome de todo tipo de conversación, intenté frenarla por métodos como aclararme la garganta y cubrirme el pecho pero tuve que esperar hasta que mis pulmones decidieran que querían continuar.
-Wallachia este locul unde m-am nascut [Wallachia es el lugar donde nací]- Dije sin dudarlo y terminando el movimiento para poner una mano en su hombro. Tal vez debería ser más específica. -Slobozia şi tu- [Slobozia ¿Y tu? No pude evitar mirar su expresión. ¿De qué? Entrecerré los ojos como si con ese simple gesto pudiera adivinar su pensamiento y dejé de lado la vocesilla que me estaba gritando algo en el fondo de mi mente. Levanté mi mano de su hombro y pasé el dedo índice por la unión de ambas cejas sólo un momentito antes de retirarla sin decirle nada. No era necesario, al menos por ahora.
Sin embargo, las dudas se disiparon cuando se agachó en el suelo y dejó bien visto que de hecho no le molestaba que yo me subiera sobre sus hombros. Dudé medio segundo exactamente sin moverme del lugar pero sabiendo que por el momento era la única alternativa. Me acerqué lentamente a él y me agaché para desatarme las sandalias que probablemente ensuciarían su ropa. Evitaríamos así disgustos irrelevantes. Estaba por subir y sostenerme de su hombro con una de mis manos cuando me contestó en el mismo idioma que yo reconocía como el de mi hogar. Mi hogar hacía tiempo abandonado y sin embargo nunca olvidado. Esas pocas palabras me hicieron volver a sonreírle. ¿En dónde me estaba yo encontrando gente de mi tierra? Un ataque de tos me envolvió por un momento sacándome de todo tipo de conversación, intenté frenarla por métodos como aclararme la garganta y cubrirme el pecho pero tuve que esperar hasta que mis pulmones decidieran que querían continuar.
-Wallachia este locul unde m-am nascut [Wallachia es el lugar donde nací]- Dije sin dudarlo y terminando el movimiento para poner una mano en su hombro. Tal vez debería ser más específica. -Slobozia şi tu- [Slobozia ¿Y tu? No pude evitar mirar su expresión. ¿De qué? Entrecerré los ojos como si con ese simple gesto pudiera adivinar su pensamiento y dejé de lado la vocesilla que me estaba gritando algo en el fondo de mi mente. Levanté mi mano de su hombro y pasé el dedo índice por la unión de ambas cejas sólo un momentito antes de retirarla sin decirle nada. No era necesario, al menos por ahora.
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Se percato de cómo desataba sus sandalias y se cuestiono en motivo de aquella acción aunque tampoco le dio una negativa pues quizás era costumbre de la pequeña aquellas cosas ¿Quién era el para cuestionar su comportamiento? ¿no muchas veces le habían dicho demente? Y sabia bien lo errado, o quizás demasiado acertado, que estaba aquel adjetivo como para atreverse a repetirlo a rostro de otra persona, relamió sus labios pues se le antojaban ahora como una tormenta de arena, seca y áspera, sin tacto aparente.
-Barn –se limito a contestar intentando ubicar aquel sitio de la pequeña rumana mencionaba ahora como la tierra que le habia visto nacer, la tierra a la cual supuestamente debía verse unida por aquel lazo fino e invisible que llamaban nacionalismo, aquel que el mismo creía no poseer y le costaba esfuerzo imaginar que alguien pudiese poseerlo ¿amar a su tierra y derramar sangre por ella? Torció los labios ubicando sus pensamientos nuevamente en torno a la geografía, materia que cavia destacar no se le daba con tanta facilidad como podía ser historia o filosofía.
-¿y cómo has llegado a este lugar?- le cuestiono entonces apenado, o quizás no, porque la curiosidad le hubiese traicionado en una forma tan obvia y rotunda. Entrecerró los parpados al sentir el terso tacto de la pequeña sobre su rostro, en un gesto parecido al que el solia hacer sobre los rostros de amigos cuando estos yacían con aquel semblante de preocupación que arrugaba sus ceños y fruncía sus cejas. Le ayudo a subir a su rodilla y le indico entonces que debía subir sus piernas a sus hombros y mantener el equilibrio sobre estos, el por su parte podría extender los brazos y sujetar su talle para evitar una posible, y nada deseosa, caída. Bufo pensando que todo aquello se debía a la desdeñes de un gato zafio, feliz por haberse topado con una “hermana” y azorado por aquella cercanía a la cual no llegaba a acostumbrase ni agradable aunque cierto era decir que con la pequeña no sentía aquel roce de pensamientos, aquella marginación de su ser.
-ten cuidado- susurro pues si bien la caída no suponía algo demasiado alto podría contraer alguna herida, quizas una esguince en el tobillo o algún tirón del ligamento -¿Cómo has dicho que se llama el gato?- cuestiono finalmente y no fue sino hasta entonces que se imagino como lucia todo aquello y quien los viese debería pensar que practicaban para entrar en algun espectáculo de circo y acrobacias.
-Barn –se limito a contestar intentando ubicar aquel sitio de la pequeña rumana mencionaba ahora como la tierra que le habia visto nacer, la tierra a la cual supuestamente debía verse unida por aquel lazo fino e invisible que llamaban nacionalismo, aquel que el mismo creía no poseer y le costaba esfuerzo imaginar que alguien pudiese poseerlo ¿amar a su tierra y derramar sangre por ella? Torció los labios ubicando sus pensamientos nuevamente en torno a la geografía, materia que cavia destacar no se le daba con tanta facilidad como podía ser historia o filosofía.
-¿y cómo has llegado a este lugar?- le cuestiono entonces apenado, o quizás no, porque la curiosidad le hubiese traicionado en una forma tan obvia y rotunda. Entrecerró los parpados al sentir el terso tacto de la pequeña sobre su rostro, en un gesto parecido al que el solia hacer sobre los rostros de amigos cuando estos yacían con aquel semblante de preocupación que arrugaba sus ceños y fruncía sus cejas. Le ayudo a subir a su rodilla y le indico entonces que debía subir sus piernas a sus hombros y mantener el equilibrio sobre estos, el por su parte podría extender los brazos y sujetar su talle para evitar una posible, y nada deseosa, caída. Bufo pensando que todo aquello se debía a la desdeñes de un gato zafio, feliz por haberse topado con una “hermana” y azorado por aquella cercanía a la cual no llegaba a acostumbrase ni agradable aunque cierto era decir que con la pequeña no sentía aquel roce de pensamientos, aquella marginación de su ser.
-ten cuidado- susurro pues si bien la caída no suponía algo demasiado alto podría contraer alguna herida, quizas una esguince en el tobillo o algún tirón del ligamento -¿Cómo has dicho que se llama el gato?- cuestiono finalmente y no fue sino hasta entonces que se imagino como lucia todo aquello y quien los viese debería pensar que practicaban para entrar en algun espectáculo de circo y acrobacias.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Una vez descalza y con los pies sobre las mismas sandalias para no pisar el suelo escuchó el lugar del que venía aque joven asintiendo. Había estado ahí, escondida en el carromato de algún gitano de buen corazón que le pudiera ofrecer un poco de descanso de dormir en el suelo. Fruncí el ceño al escuchar su pregunta, quedándome a medias de decir alguna particularidad del viaje que la había llevado al lugar del que él venía. No entendía la pregunta, sinceramente. ¿Cómo se llega a los lugares generalmente? -Caminando- O más o menos. Miré su rostro y recordé cómo había fruncido el ceño antes y sonreí de nuevo. -De carromato en carromato... de grupo de gitanos en grupo de gitanos... de lugar en lugar...- Había sido fácil, no había hecho más que bailar frente a la gente para conseguir dinero y comida y no había tenido que caer en la tentación de engañar a la gente 'adivinando su futuro'. Una práctica muy fácil cuando se sabe qué es lo que quiere el cliente. Y si algo le había enseñado el viajar tanto, es que las personas son iguales en todos lados. Tuve que ahogar una tos que se quedó en el gesto de aclararme la garganta aunque el cosquilleo seguía presente.
-Si la pregunta es... ¿porqué he venido aquí? Entonces tendría que contestar que no lo sé. Si no hablaran francés, no sabría en dónde estoy parada- Cosa que tampoco me interesaba en lo más mínimo, yo sólo me tenía a mi misma y con eso me bastaba y me sobraba. Me subí a su rodilla y con cuidado de no caerme en el primer intento balanceé una pierna sobre uno de sus hombros acomodándome para no lastimarme ni lastimarlo a él. Bajé la mirada hasta que mis ojos estuvieron posados en la parte superior de su cabeza. Él no parecía gitano, y yo había visto a muchos como para saberlo. Y si no era gitano, ¿Había huído de Rumania? -¿Y a... ti qué te trajo a estas tierras?- Me sostuve con una mano de su cabeza y con la otra de la pared cercana para balancear la pierna restante encima de su hombro y equilibrarme en esa posición. Esperaba no caerme, porque la herida combinada con la afección de la garganta me dejaría inposibilitada de andar por unos días. Me sostuve con ambas manos de la pared para poder toser tranquila escondiendo mi boca en mi hombro y así que no pensara que planeaba contagiarlo.
Dejé de toser en un momento y asentí sin importarme que no estuviera viéndome, de todas maneras seguiría su consejo porque no quería caerme y él era alto y el hecho de que tuviera las piernas en sus hombros me daba menos oportunidades de girarme en el aire y caer con los pies, en todo caso, lo primero sería la cabeza o las manos si era lo suficientemente rápida. -Honey...- Dijo mientras hacía ruiditos para que el gatito se acercara y estiraba las manos con una cara que dejaba ver que el minino podría confiar en mí. Me quedé callada cuando pensé en el hecho de que un joven que apenas había conocido había estado dispuesta a ayudarme a bajar a mi gato pero alejé el pensamiento cuando el mismo Honey lanzó un zarpazo con su diminuta pata que me alcanzó el brazo. Una exclamación más de dolor que de sorpresa dejó mis labios. Vi la sangre de las tres líneas que me había dejado la acción de mi mascota pero no recriminé el hecho de que lo hubiera hecho. Se sentía acorralado. -Que vengas ya, si no voy a hacerte daño, testarudo-
Me acerqué lentamente, tentando a cada movimiento para ver la reacción de Honey ante mis intentos de acercarme, la herida ardía tenuemente pero yo estaba dispuesta a bajarlo de ahí porque de otra forma estaría de nuevo sola. Y la soledad es un peso duro de llevar. Alcancé una de sus patitas y la acaricié con dos de mis dedos a falta de cercanía para cogerlo a primera instancia. Me incliné hacia delante sin dejar de acariciarlo hasta que lo tuve agarrado firmemente de la pata y lo jalé suavemente hasta que desistió de su deseo de huir de mi y cooperó para que lo atrajera contra mi pecho. -Mira que me has sacado sangre, bobo-
-Si la pregunta es... ¿porqué he venido aquí? Entonces tendría que contestar que no lo sé. Si no hablaran francés, no sabría en dónde estoy parada- Cosa que tampoco me interesaba en lo más mínimo, yo sólo me tenía a mi misma y con eso me bastaba y me sobraba. Me subí a su rodilla y con cuidado de no caerme en el primer intento balanceé una pierna sobre uno de sus hombros acomodándome para no lastimarme ni lastimarlo a él. Bajé la mirada hasta que mis ojos estuvieron posados en la parte superior de su cabeza. Él no parecía gitano, y yo había visto a muchos como para saberlo. Y si no era gitano, ¿Había huído de Rumania? -¿Y a... ti qué te trajo a estas tierras?- Me sostuve con una mano de su cabeza y con la otra de la pared cercana para balancear la pierna restante encima de su hombro y equilibrarme en esa posición. Esperaba no caerme, porque la herida combinada con la afección de la garganta me dejaría inposibilitada de andar por unos días. Me sostuve con ambas manos de la pared para poder toser tranquila escondiendo mi boca en mi hombro y así que no pensara que planeaba contagiarlo.
Dejé de toser en un momento y asentí sin importarme que no estuviera viéndome, de todas maneras seguiría su consejo porque no quería caerme y él era alto y el hecho de que tuviera las piernas en sus hombros me daba menos oportunidades de girarme en el aire y caer con los pies, en todo caso, lo primero sería la cabeza o las manos si era lo suficientemente rápida. -Honey...- Dijo mientras hacía ruiditos para que el gatito se acercara y estiraba las manos con una cara que dejaba ver que el minino podría confiar en mí. Me quedé callada cuando pensé en el hecho de que un joven que apenas había conocido había estado dispuesta a ayudarme a bajar a mi gato pero alejé el pensamiento cuando el mismo Honey lanzó un zarpazo con su diminuta pata que me alcanzó el brazo. Una exclamación más de dolor que de sorpresa dejó mis labios. Vi la sangre de las tres líneas que me había dejado la acción de mi mascota pero no recriminé el hecho de que lo hubiera hecho. Se sentía acorralado. -Que vengas ya, si no voy a hacerte daño, testarudo-
Me acerqué lentamente, tentando a cada movimiento para ver la reacción de Honey ante mis intentos de acercarme, la herida ardía tenuemente pero yo estaba dispuesta a bajarlo de ahí porque de otra forma estaría de nuevo sola. Y la soledad es un peso duro de llevar. Alcancé una de sus patitas y la acaricié con dos de mis dedos a falta de cercanía para cogerlo a primera instancia. Me incliné hacia delante sin dejar de acariciarlo hasta que lo tuve agarrado firmemente de la pata y lo jalé suavemente hasta que desistió de su deseo de huir de mi y cooperó para que lo atrajera contra mi pecho. -Mira que me has sacado sangre, bobo-
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Se trataba entonces de una niña que sin hogar y quizás con familia andaba de un lado a otro sobre el globo terráqueo, quizás pertenecía a aquellos amplios grupos de gitanos y demás personas que trepaban en los ferrocarriles sin ser vistos, que hurtaban comida y dinero para sobrevivir o podrían también ganar francos de una forma más sincera, cantando y bailando por las calles del mundo, pronunciando la buenaventura a quien quisiera y tuviese el tiempo de escucharla, cantando en prosa aquellas bellas rimas que tenían como historia, la historia de un pueblo y un ente que logrando cambiar su entorno se volvía leyenda.
Sus prendas le aseguraban que no gozaba de dinero y que sus suposiciones podrían no estar del todo erradas o distantes. Sonrio al escuchar aquello que supuso se trataba de alguna especie de chiste o broma inusual, inusual, quizás se debía solo a que no lograba aun familiarizarse con aquella ironía que en labios de la pequeña se le antojaba más bien sincera y azucarada. La pregunta que el debía darle era más bien compleja e innecesaria aunque no se le antojaba mentirle a aquella pequeña que intentando bajar a su gato se encontraba ahora posada sobre sus hombros haciendo equilibrio con las manos –la búsqueda de una mejor vida- si, lo decía todo y no lo decía nada, no mentia pues aquello era todo verdad, habia llegado a aquel sitio pensando que podría mejorar su estado de vida, que las discusiones y tortuoso pasado se difuminarían como fantasmas inexistente, que equivocado habia estado, al pensar que en la soledad podría encontrar el remedio.
Intentaba ver desde aquella posición, sujetando, apenas y rozando las piernas frágiles de la pequeña porque si llegaba a caer y hacerse daño el remordimiento le haría hacerse cargo de aquello y no poseia el dinero ni los medios para hacerle sanar, era mejor, evitar un posible accidente -¿Qué te ha sacado sangre?- cuestiono observando hacia arriba, el cuello comenzaba a dolerle por aquella extraña pose. Se percato que la pequeña habia logrado sujetar al minino mas ahora con ambas manos ocupadas la bajada seria mas difícil. Bajo su cuerpo hasta lograr incarse sobre el suelo aunque los guijarros y piedrecillas que yacían sobre el mismo se encargaban en la tela de su pantalón para proseguir hasta herir su piel.
-vamos a tener que lavar la herida- le indico sin voltearle a ver, aguardando a que bajase de sus hombros porque podría infectarse y ser después peor.
Sus prendas le aseguraban que no gozaba de dinero y que sus suposiciones podrían no estar del todo erradas o distantes. Sonrio al escuchar aquello que supuso se trataba de alguna especie de chiste o broma inusual, inusual, quizás se debía solo a que no lograba aun familiarizarse con aquella ironía que en labios de la pequeña se le antojaba más bien sincera y azucarada. La pregunta que el debía darle era más bien compleja e innecesaria aunque no se le antojaba mentirle a aquella pequeña que intentando bajar a su gato se encontraba ahora posada sobre sus hombros haciendo equilibrio con las manos –la búsqueda de una mejor vida- si, lo decía todo y no lo decía nada, no mentia pues aquello era todo verdad, habia llegado a aquel sitio pensando que podría mejorar su estado de vida, que las discusiones y tortuoso pasado se difuminarían como fantasmas inexistente, que equivocado habia estado, al pensar que en la soledad podría encontrar el remedio.
Intentaba ver desde aquella posición, sujetando, apenas y rozando las piernas frágiles de la pequeña porque si llegaba a caer y hacerse daño el remordimiento le haría hacerse cargo de aquello y no poseia el dinero ni los medios para hacerle sanar, era mejor, evitar un posible accidente -¿Qué te ha sacado sangre?- cuestiono observando hacia arriba, el cuello comenzaba a dolerle por aquella extraña pose. Se percato que la pequeña habia logrado sujetar al minino mas ahora con ambas manos ocupadas la bajada seria mas difícil. Bajo su cuerpo hasta lograr incarse sobre el suelo aunque los guijarros y piedrecillas que yacían sobre el mismo se encargaban en la tela de su pantalón para proseguir hasta herir su piel.
-vamos a tener que lavar la herida- le indico sin voltearle a ver, aguardando a que bajase de sus hombros porque podría infectarse y ser después peor.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
La búsqueda de una mejor vida. ¿Qué era una mejor vida?, ¿Quién definía lo que era mejor o peor? Siempre que hablaban de ese tipo de cosas, la confusión podía ser eterna. Me quedé pensando un buen rato hasta que decidí hacerle la pregunta que bailaba en mis labios desde hacía un buen rato. -¿Y ha habido suerte? En mi mente había una revolución, solía siempre decir lo que quería decir pero en esa ocasión temía sinceramente que el chico se enfadara conmigo. Después de todo, me había ayudado a alcanzar a Honey sin siquiera conocerme y tan sólo guiándose por el aspecto de una niña enfermiza que bien podría haberlo estado engañando. -Tal vez el secreto para vivir bien no es precisamente buscar una mejor vida... sino entender la que vivimos- Eran tonterías, a veces se me pegaba la forma de hablar estilo galleta de la suerte de los gitanos que decían ver el futuro. Lo pensé un momento antes de bajar mi mirada y quedarme viéndolo para sonreírle como una especie de tregua. Basta ya de tonterías filosóficas que estamos rescatando un gatito. -Si tu la entiendes primero, no te olvides de avisarme, ¿vale?- Si bien era cierto que no me quejaba de la vida que llevaba y de no tener dinero a veces ni siquiera para comer, en otras muchas ocasiones me preguntaba qué se necesitaba para ser millonario y gozar siempre de buena salud. vestidos bonitos todos los días, comidas abundantes que luego había que desechar porque nadie era capaz de comer tanto en toda su vida, muñecas de porcelana, damas de compañía. Era sólo cuestión de suerte, cuestión de nacer en la cuna correcta.
Esperé hasta que se agachara para apoyar un pie en el suelo y luego bajar el otro quedando de pie frente a él con el gato en uno de mis brazos. Estiré el dañado al frente y le mostré mi trofeo al valor. Las tres líneas sangrantes que las garras de mi gato habían provocado. -Honey... estaba alterado pero no ha pasado nada- Había tenido peores momentos. Aun así sonreí ante las buenas intenciones del chico por lavar mi herida y giré el brazo para ver la herida desde varios ángulos. Era pequeña pero profunda y probablemente sería suficiente con pasarla debajo del chorro de agua. Agua congelada. El solo pensamiento mandó escalofríos por mi cuerpo y desató otro absceso de tos que dejé pasar cubriendo mi boca con la manta y apretando a Honey contra mi costado para que no volviera a escapar. En realidad lo que necesitaba era curarme esa infección antes de que se volviera peor. Levanté la mirada hacia él sintiendo el ardor en mi garganta y asentí solemnemente a su petición de lavar mi herida aunque no tenía idea de dónde podríamos ir a hacer eso.
-Ahm...- Pensé un momento y no recordé saber cómo se llamaba. Un consejo maternal que había escuchado de alguien que impedía a sus hijos acercarse a mi resonó en mi cabeza. "No juegues con desconocidos" Yo no me acordaba de haber tenido una madre así que no tenía idea de si eso también se aplicaba a los adultos. Si no podías jugar con desconocidos, ¿Cómo entonces pasaban a ser conocidos? ¿No era esa una forma infalible de hacer al mundo antisocial? -Yo soy Jaz, ¿Y tu?- Por no dejar, sería mejor presentarse. Por si el no saber nuestros nombres nos hiciera desconocidos aunque hubiéramos compartido un momento juntos. Por si él ya no quería jugar conmigo. Agregué una sonrisa a mi presentación más para mi satisfacción que para que él supiera que era inofensiva. A veces no entendía a la gente.
Esperé hasta que se agachara para apoyar un pie en el suelo y luego bajar el otro quedando de pie frente a él con el gato en uno de mis brazos. Estiré el dañado al frente y le mostré mi trofeo al valor. Las tres líneas sangrantes que las garras de mi gato habían provocado. -Honey... estaba alterado pero no ha pasado nada- Había tenido peores momentos. Aun así sonreí ante las buenas intenciones del chico por lavar mi herida y giré el brazo para ver la herida desde varios ángulos. Era pequeña pero profunda y probablemente sería suficiente con pasarla debajo del chorro de agua. Agua congelada. El solo pensamiento mandó escalofríos por mi cuerpo y desató otro absceso de tos que dejé pasar cubriendo mi boca con la manta y apretando a Honey contra mi costado para que no volviera a escapar. En realidad lo que necesitaba era curarme esa infección antes de que se volviera peor. Levanté la mirada hacia él sintiendo el ardor en mi garganta y asentí solemnemente a su petición de lavar mi herida aunque no tenía idea de dónde podríamos ir a hacer eso.
-Ahm...- Pensé un momento y no recordé saber cómo se llamaba. Un consejo maternal que había escuchado de alguien que impedía a sus hijos acercarse a mi resonó en mi cabeza. "No juegues con desconocidos" Yo no me acordaba de haber tenido una madre así que no tenía idea de si eso también se aplicaba a los adultos. Si no podías jugar con desconocidos, ¿Cómo entonces pasaban a ser conocidos? ¿No era esa una forma infalible de hacer al mundo antisocial? -Yo soy Jaz, ¿Y tu?- Por no dejar, sería mejor presentarse. Por si el no saber nuestros nombres nos hiciera desconocidos aunque hubiéramos compartido un momento juntos. Por si él ya no quería jugar conmigo. Agregué una sonrisa a mi presentación más para mi satisfacción que para que él supiera que era inofensiva. A veces no entendía a la gente.
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
-tanta que ahora no planeo irme de aquí- asevero en voz baja y con una torpe e inusual sonrisa crispando sus alargados y bien definidos labios que a veces le parecían demasiado voluminosos para pertenecer a un hombre, haba visto inclusive, a mujeres con labios mas mezquinos – conformarnos, no es siempre lo mejor si no hubiese decidido venir no habría encontrado la felicidad de la cual ahora gozo- rio para sus adentros al encontrarse hablando con una pequeña sobre filosofía y vida, aunque si edad no marcaba su existencia manchaba otras tantas cosas.
Le observo una vez sus pies tocaron suelo y su espalda fue capaz de erguirse nuevamente sacándole por lo menos un cuerpo más a la pequeña, pues con su metro ochenta y cuatro los centímetros le sobraban. Y de pronto comenzó a sentirse extraño porque sus palabras le indicaban acciones parecidas ocurridas con anterioridad ¿le arañaba y aun asi ella decidía cuidar de el? Recordaba que en su infancia habia intentando rescatar a un gato que le habia arañado el brazo y en aquel fallido intento habia desistido su solidaridad, días después el desdichado habia aparecido entre unos arbustos petrificado, con moscas y hormigas entorno a su cuerpo y un fétido olor que indicaba su defunción, si hubiese comprendido su ayuda quizás hubiera sobrevivido.
Escucho aquel ataque de tos y se preocupo entonces por la salud de la pequeña que habia subid o y bajado de sus hombros y llevaba ahora en brazos un gato que la habia arañado –Anuar…un gusto- asevero inclinando el rostro con delicadeza, como si de un bailarín de ballet se tratase –nose donde…podamos conseguir algo de agua- le confeso sin tapujo alguno, porque ser juzgado, errada o certeramente era algo a lo cual en antaño habia perdido temor, ser juzgado implicaba siempre en pensamientos ajeno y en aquellos pensamientos no podría yacer su esencia, la que solo el conocía a la perfección.
Avanzó algunos pasos para salir de aquella callejuela a la cual habia llegado el gato asustado por los ladridos del lebrel, el atraído por los ladridos del lebrel y la pequeña en búsqueda de su audaz compañero.
Le observo una vez sus pies tocaron suelo y su espalda fue capaz de erguirse nuevamente sacándole por lo menos un cuerpo más a la pequeña, pues con su metro ochenta y cuatro los centímetros le sobraban. Y de pronto comenzó a sentirse extraño porque sus palabras le indicaban acciones parecidas ocurridas con anterioridad ¿le arañaba y aun asi ella decidía cuidar de el? Recordaba que en su infancia habia intentando rescatar a un gato que le habia arañado el brazo y en aquel fallido intento habia desistido su solidaridad, días después el desdichado habia aparecido entre unos arbustos petrificado, con moscas y hormigas entorno a su cuerpo y un fétido olor que indicaba su defunción, si hubiese comprendido su ayuda quizás hubiera sobrevivido.
Escucho aquel ataque de tos y se preocupo entonces por la salud de la pequeña que habia subid o y bajado de sus hombros y llevaba ahora en brazos un gato que la habia arañado –Anuar…un gusto- asevero inclinando el rostro con delicadeza, como si de un bailarín de ballet se tratase –nose donde…podamos conseguir algo de agua- le confeso sin tapujo alguno, porque ser juzgado, errada o certeramente era algo a lo cual en antaño habia perdido temor, ser juzgado implicaba siempre en pensamientos ajeno y en aquellos pensamientos no podría yacer su esencia, la que solo el conocía a la perfección.
Avanzó algunos pasos para salir de aquella callejuela a la cual habia llegado el gato asustado por los ladridos del lebrel, el atraído por los ladridos del lebrel y la pequeña en búsqueda de su audaz compañero.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Sonreí ante su respuesta porque aunque llevábamos conociéndonos unos cuantos minutos, me alegraba que su vida mejorara. Además, todas las personas merecían tener una vida mucho mejor de la que tenían, incluso las personas malas porque tal vez si tuvieran una buena vida, acabarían no siendo tan malas como lo eran. Me estaba liando yo sola con tanta línea de pensamiento. Me encogí de hombros de todas maneras, a veces, después de luchar mucho para cambiar nuestra vida sin lograrlo, conformarse un tiempo podía ser un buen descanso. No mejoraba nada pero tampoco empeorabas las cosas. ¿Era mediocre? Si, supongo que si, pero a veces parecía la única salida.
Una vez que se puso de pie, tuve que alzar la cabeza para mirarle. Si bien era cierto que ya le había visto de pie, al principio no le había parecido tan alto. Ahora parecía que me daría tortícolis si lo miraba mucho rato. Sonreí asintiendo ante sus modales al presentarse y susurré un 'igualmente' que me llegó como algún tipo de inspiración de último momento. Y es que a mi se me pegaban los modales que escuchaba por las calles, imitaba reverencias a medias cuando estaba frente a lo que yo consideraba damas de sociedad, aunque éstas últimas solamente tenían que tener un vestido vistoso para ser consideradas como damas ante mis inocentes y mal entrenados ojos, cosa que probablemente no les gustara mucho a las verdaderas damas de sociedad. -Ni yo tampoco, aquí afuera va a estar todo congelado-
Me quedé parada con Honey en los brazos viéndolo avanzar para salir del callejón sintiéndome un poco insegura de que se fuera a ir. ¿No acabábamos de presentarnos? Reprimí un puchero infantil antes de seguirlo distraídamente y con ademanes que podrían servir tanto para seguirlo como para hacerle ver que yo era independiente y podía irme corriendo en cualquier momento a buscar alguna aventura en algún tejado. Sin embargo, me quedé junto a él mirando las calles y echándole miradas furtivas de cuando en cuando para saber qué era lo que estaba pensando. Analizar los colores de su aura e inmiscuirme en los sentimientos que lo embargaban aunque por mi corta experiencia sólo podía terminar apreciando los colores que fluctuaban y brillaban alrededor de él. Tenía que aprender a usar esto. -De todas maneras no ha sido para tanto- Susurré haciendo uso de mi infantilismo que creía que una herida de esas era motivo para orgullecerse y no para preocuparse y le mostré el brazo con las marcas para que le echara un vistazo por sí mismo.
Una vez que se puso de pie, tuve que alzar la cabeza para mirarle. Si bien era cierto que ya le había visto de pie, al principio no le había parecido tan alto. Ahora parecía que me daría tortícolis si lo miraba mucho rato. Sonreí asintiendo ante sus modales al presentarse y susurré un 'igualmente' que me llegó como algún tipo de inspiración de último momento. Y es que a mi se me pegaban los modales que escuchaba por las calles, imitaba reverencias a medias cuando estaba frente a lo que yo consideraba damas de sociedad, aunque éstas últimas solamente tenían que tener un vestido vistoso para ser consideradas como damas ante mis inocentes y mal entrenados ojos, cosa que probablemente no les gustara mucho a las verdaderas damas de sociedad. -Ni yo tampoco, aquí afuera va a estar todo congelado-
Me quedé parada con Honey en los brazos viéndolo avanzar para salir del callejón sintiéndome un poco insegura de que se fuera a ir. ¿No acabábamos de presentarnos? Reprimí un puchero infantil antes de seguirlo distraídamente y con ademanes que podrían servir tanto para seguirlo como para hacerle ver que yo era independiente y podía irme corriendo en cualquier momento a buscar alguna aventura en algún tejado. Sin embargo, me quedé junto a él mirando las calles y echándole miradas furtivas de cuando en cuando para saber qué era lo que estaba pensando. Analizar los colores de su aura e inmiscuirme en los sentimientos que lo embargaban aunque por mi corta experiencia sólo podía terminar apreciando los colores que fluctuaban y brillaban alrededor de él. Tenía que aprender a usar esto. -De todas maneras no ha sido para tanto- Susurré haciendo uso de mi infantilismo que creía que una herida de esas era motivo para orgullecerse y no para preocuparse y le mostré el brazo con las marcas para que le echara un vistazo por sí mismo.
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Observo con detenimiento la herida que le permitía ahora apreciar de hito en hito y las garras del animal parecían haber causado un zarpazo certero y profundo, observaba la masa roja en el interior de su diminuto brazo o quizás mas debajo de todo eso estaban los huesos, las articulaciones y demás, no era médico mas tampoco un inculto de la vida –de igual forma es mejor si lo lavamos- asevero, porque ahora no planeaba ir por su cuenta con el peligro que aquel lebrel que habia visto instantes atrás decidiera darle caza nuevamente al felino y en su camino le importase poco lastimar o no a la pequeña que parecía renegarse a abandonar a su hostil compañero de juegos y quizás algo más.
-podemos ir al muelle de seguro alguien tiene hay agua…o en el mercado seguro también tienen ahí cosas- asevero pensando con parsimonia, asintió finalmente comenzando a andar entre las calles sorteando a las personas con aquel apacible andar que le hacia lucir más lento que al resto de las personas, porque el andaba sin prisas, disfrutando de su alrededor y su interior pues solía también deleitarse con sus propios pensamientos y debates internos.
Le miro por el rabillo del ojo, pues lucia demasiado diminuta y aniñada aun como para hablar con aquella maestría de la vida catastróficamente certera y más sin embargo catastróficamente infantil, inocente aun. Carente de la malicia que solo el tiempo podia otrogar porque hasta la fecha no habia conocido un niño, y no esque conociese demasiados, que gozara de hacer sufrir a otros aunque suponía que los grandes asesinos y estafadores adquirían sus cualidades de frivolidad ante otros desde su infancia y más atrás quizás aun, desde el desarrollo en el seno materno. Quizás en aquel estado eran capaces de escuchas y las cosas que escuchaban mal formaban su carácter y extinguían sus sentimientos.
Se cuestiono entonces si nadie le habia dicho a la pequeña que no se debía hablar con extraños…y de pronto recordó todas aquellas creaturas que se escondían entre la penumbra y la obscuridad, aguardando cuales fieros seres a presencia de alimento -¿vives entonces en las calles?- aunque la respuesta era bastante conocida ¿habia preguntado ya? No recordaba.
-podemos ir al muelle de seguro alguien tiene hay agua…o en el mercado seguro también tienen ahí cosas- asevero pensando con parsimonia, asintió finalmente comenzando a andar entre las calles sorteando a las personas con aquel apacible andar que le hacia lucir más lento que al resto de las personas, porque el andaba sin prisas, disfrutando de su alrededor y su interior pues solía también deleitarse con sus propios pensamientos y debates internos.
Le miro por el rabillo del ojo, pues lucia demasiado diminuta y aniñada aun como para hablar con aquella maestría de la vida catastróficamente certera y más sin embargo catastróficamente infantil, inocente aun. Carente de la malicia que solo el tiempo podia otrogar porque hasta la fecha no habia conocido un niño, y no esque conociese demasiados, que gozara de hacer sufrir a otros aunque suponía que los grandes asesinos y estafadores adquirían sus cualidades de frivolidad ante otros desde su infancia y más atrás quizás aun, desde el desarrollo en el seno materno. Quizás en aquel estado eran capaces de escuchas y las cosas que escuchaban mal formaban su carácter y extinguían sus sentimientos.
Se cuestiono entonces si nadie le habia dicho a la pequeña que no se debía hablar con extraños…y de pronto recordó todas aquellas creaturas que se escondían entre la penumbra y la obscuridad, aguardando cuales fieros seres a presencia de alimento -¿vives entonces en las calles?- aunque la respuesta era bastante conocida ¿habia preguntado ya? No recordaba.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Me quedé callada cuando insistió en lavarla, yo no quería estar sola y él decidía que quería estar conmigo así que tan sólo me limité a quedarme ahí junto a él mirándolo de reojo para ver qué se le ocurría. Me quedé parada todavía cuando él comenzó a andar habiendo asentido a su idea de ir al muelle o al mercado y cuando me di cuenta de que se había adelantado, apresuré el paso para ponerme a su lado y mirarlo hacia arriba con una sonrisa sin dejar de apretar a Honey contra mi barriga. No sé qué pasaba por mi cabeza pero estaba contenta, aún cuando lo sorprendí mirándome. Esa fue la pauta para que dejara de echarle vistazos, eso y que me tropecé con una piedra por ir distraída, por poco me voy al suelo de no haber sido porque me agarré de su camisa para detener el trayecto de mi cuerpo hacia el suelo.
Solté una expresión que sonó como un 'fiu' y le dediqué una sonrisa como agradecimiento a que me detuviera inconscientemente de la caída. Susurré un 'gracias' que venía junto con la sonrisa como en un paquete de promoción y seguí caminando, tosiendo de cuando en cuando hasta que su pregunta me congeló una ráfaga de aire que subía desde mis pulmones hasta mi garganta. No sabía qué contestarle pero no quería mentirle. ¿Qué se supone que pasaría entonces? -Vivo en donde puedo- Acompañé la frase con un gesto de mi mano y sin usar realmente un tono de voz diferente al que había estado usando. Solamente era continuar la conversación. Lo miré esperando su reacción. -Sólo es malo en invierno- Dejé salir el acceso de tos que había estado reprimiendo pensando en que en la primavera y el verano podía meterme a los charcos y a los arroyos y en otoño podía ver las hojas cambiar de color... en invierno, en invierno venían las enfermedades.
Alcé un poco al gatito que se resbalaba de entre mis brazos y continué el camino mirando a los alrededores, la gente, los niños, pobres y ricos, grandes y chicos, Me mordí el labio inferior antes de lanzar mi pregunta al aire. -¿Y tu en dónde vives? Sabía que había gente que vivía en palacios y eso me gustaba, algún día viviría en un palacio e invitaría a Anuar a tomar el té porque... ¿Eso era lo que se hacía en los palacios, no? Arrugué la nariz un poco esperando la respuesta. O alguna vez tendría una carreta y... podría viajar por el mundo y cuando regresara a Paris, visitaría a Anuar y le preguntaría, "¿Te acuerdas de mi?, soy Jaz"
Solté una expresión que sonó como un 'fiu' y le dediqué una sonrisa como agradecimiento a que me detuviera inconscientemente de la caída. Susurré un 'gracias' que venía junto con la sonrisa como en un paquete de promoción y seguí caminando, tosiendo de cuando en cuando hasta que su pregunta me congeló una ráfaga de aire que subía desde mis pulmones hasta mi garganta. No sabía qué contestarle pero no quería mentirle. ¿Qué se supone que pasaría entonces? -Vivo en donde puedo- Acompañé la frase con un gesto de mi mano y sin usar realmente un tono de voz diferente al que había estado usando. Solamente era continuar la conversación. Lo miré esperando su reacción. -Sólo es malo en invierno- Dejé salir el acceso de tos que había estado reprimiendo pensando en que en la primavera y el verano podía meterme a los charcos y a los arroyos y en otoño podía ver las hojas cambiar de color... en invierno, en invierno venían las enfermedades.
Alcé un poco al gatito que se resbalaba de entre mis brazos y continué el camino mirando a los alrededores, la gente, los niños, pobres y ricos, grandes y chicos, Me mordí el labio inferior antes de lanzar mi pregunta al aire. -¿Y tu en dónde vives? Sabía que había gente que vivía en palacios y eso me gustaba, algún día viviría en un palacio e invitaría a Anuar a tomar el té porque... ¿Eso era lo que se hacía en los palacios, no? Arrugué la nariz un poco esperando la respuesta. O alguna vez tendría una carreta y... podría viajar por el mundo y cuando regresara a Paris, visitaría a Anuar y le preguntaría, "¿Te acuerdas de mi?, soy Jaz"
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Se sorprendió un tanto y no pudo evitar dar un suave respingo cuando la diminuta mano, frágil y delicada de la pequeña se cernió a su camisa tirando suavemente de la misma y con el gesto irguiéndose nuevamente después de un tropiezo que era, el motivo por el cual se habia sujeto a su prenda de vestir y habia tirado de esta hasta que la inercia le regreso a su lugar nuevamente. Penso por un segundo en sujetarla para asegurarse que estuviese bien más debía recordar que no todas las personas, y en verdad a un no conocía a alguna que, se sintiese bien, feliz y conforme siendo cuidada hasta el cansancio por lo demás, como si ella misma no se valiese para cuidarse a si misma.
Solo es malo en invierno, aquella aseveración le obligo a desfigurar sus labios en una amplia sonrisa de medio lado, la curvatura de su boca llegaba hasta su mejilla formando un diminuto hoyuelo imposible de ver desde donde la pequeña se encontraba. El sabia bien como era eso pues aunque poseia vivienda por esta se colaba el gélido aire los meses de diciembre y enero, cuando las vísperas de navidad y año nuevo azotaban la ciudad el frio hacia lo mismo con su humilde habitación, vivía entonces cubierto por sabanas y a base de extraños caldos a altísimas temperaturas.
-yo vivo…en un piso de unos edificios más alla, es un lugar bastante diminuto pero me sirve cuando llueve- porque no podia asegurar que sirviera cuando hacia frio, estaba a fin de cuentas en un tercer piso, el aire se colaba por las ventanas, las paredes se humedecían y gelificaban y por si fuese poco no tenia dinero para reparar todo aquello, de modo que si, servia solo para guardar sus cosas, tener una cama, semi descente y resguardarse de los torrentes.
Tuvo el impulso por un segundo de ofrecerle vivienda a la pequeña, un segundo que se esfumo con rapidez porque ¿queria haría después? Mas fácil seria buscarla en las calles y otorgarle algo de ropa, tarde o temprano le sacarían del lugar donde vivía ¿y que haría entonces con la pequeña? Además que, la gente normal no solía aceptar esa clase de proposiciones -¿no te da miedo vivir sola en las calles?- le cuestiono intentando indagar más sobre la pequeña ¿conocia a no los peligros que guardaban las calles parisianas?
Solo es malo en invierno, aquella aseveración le obligo a desfigurar sus labios en una amplia sonrisa de medio lado, la curvatura de su boca llegaba hasta su mejilla formando un diminuto hoyuelo imposible de ver desde donde la pequeña se encontraba. El sabia bien como era eso pues aunque poseia vivienda por esta se colaba el gélido aire los meses de diciembre y enero, cuando las vísperas de navidad y año nuevo azotaban la ciudad el frio hacia lo mismo con su humilde habitación, vivía entonces cubierto por sabanas y a base de extraños caldos a altísimas temperaturas.
-yo vivo…en un piso de unos edificios más alla, es un lugar bastante diminuto pero me sirve cuando llueve- porque no podia asegurar que sirviera cuando hacia frio, estaba a fin de cuentas en un tercer piso, el aire se colaba por las ventanas, las paredes se humedecían y gelificaban y por si fuese poco no tenia dinero para reparar todo aquello, de modo que si, servia solo para guardar sus cosas, tener una cama, semi descente y resguardarse de los torrentes.
Tuvo el impulso por un segundo de ofrecerle vivienda a la pequeña, un segundo que se esfumo con rapidez porque ¿queria haría después? Mas fácil seria buscarla en las calles y otorgarle algo de ropa, tarde o temprano le sacarían del lugar donde vivía ¿y que haría entonces con la pequeña? Además que, la gente normal no solía aceptar esa clase de proposiciones -¿no te da miedo vivir sola en las calles?- le cuestiono intentando indagar más sobre la pequeña ¿conocia a no los peligros que guardaban las calles parisianas?
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Tengo que admitir que me sorprendía su sonrisa después de mi aseveración de que vivir en las calles sólo era malo en invierno, las reacciones que había recibido hasta ahora cuando decía eso se limitaban a reñirme por ser tan chica y vivir a la intemperie ¿Pero hacían algo para arreglarlo? No. Siempre era más fácil criticar a la gente antes de ayudarla. De todas maneras yo no buscaba ayuda, me gustaba mi vida como era y aunque a veces fantaseaba con vivir en un castillo o ser transportada en algún carruaje, veía todas esas posibilidades como lejanas. Su sonrisa fue como una manta que caía encima de mis hombros, era confortante, era cálida y sobretodo, no era un regaño sin sentido. Hizo que me sintiera mejor y que quisiera seguir hablando con él. Era un adulto, si que lo era y además de muy alto no era como los demás adultos. Me gustaba.
Bajé la vista hacia Honey que se revolvía entre mis brazos y decidí acomodarlo mejor para que no se cayera mientras escuchaba la descripción de su hogar. Asentí sin saber que estaba moviéndome y enterándome de que había mentido. En realidad también era malo cuando llovía. Acababas empapada y con la ropa sucia. Pensé seriamente en agregar esa parte de mis desgracias pero decidí no hacerlo porque ciertamente el invierno era peor que la lluvia, sobretodo cuando uno enfermaba. -Cuando yo tenga mucho dinero, me voy a comprar un castillo...- Solté porque después de aquella sonrisa, pensé que se merecía una confesión, sonreí, lo miré hacia arriba y asentí para confirmar el futuro que yo quería, o al menos que yo quería para cuando tenía tanto frío que no podía dormir por el ruido que hacían mis propios dientes al castañear. -Un castillo para vivir en invierno...- Concluí. Era bonito vivir en las calles cuando las flores crecían, y cuando hacía calor.
Me quedé pensando en eso de tener un castillo para el frío, con chimeneas por todos lados y camas acolchadas con un montón de mantas para entrar en calor y con una cocina dónde hacer te caliente. Volví a mirarlo y pensé en su pregunta. ¿Me daba miedo vivir en las calles? Si esa había sido mi vida desde siempre, ¿Cómo me iba a dar miedo? Me reí por lo bajo negando. -Sé correr muy rápido- DIje como si esa fuera la respuesta más obvia de mi repertorio. Sabía escapar de cualquier peligro que me acechara, sabía correr y correr y correr hasta desaparecer de la vista de aquel que me quisiera hacer daño. Me adelanté un poco para quedar frente a él y detener su paso lento, con un movimiento de mi dedo índice hice un gesto para que se agachara mientras metía mi mano por el cuello del vestido y sacaba a bolsita de terciopelo que llevaba siempre colgada al cuello. Abrí con cuidado y saqué algunos de mis amuletos, entre los que se encontraban una piedra de color azul y negra, un atrapa-sueños y una pluma de ave de colores que se entrelazaban entre si. -Además siempre llevo mis amuletos- Lo dije como si fuera el secreto mejor guardado del mundo dejando que mirara mis cosas un momento antes de volver a guardar todo como originalmente estaba. Nada podía hacerme daño mientras los llevara al cuello, además... la gitana que me había criado decía que yo atraía la buena suerte. -Son de buena suerte-
Bajé la vista hacia Honey que se revolvía entre mis brazos y decidí acomodarlo mejor para que no se cayera mientras escuchaba la descripción de su hogar. Asentí sin saber que estaba moviéndome y enterándome de que había mentido. En realidad también era malo cuando llovía. Acababas empapada y con la ropa sucia. Pensé seriamente en agregar esa parte de mis desgracias pero decidí no hacerlo porque ciertamente el invierno era peor que la lluvia, sobretodo cuando uno enfermaba. -Cuando yo tenga mucho dinero, me voy a comprar un castillo...- Solté porque después de aquella sonrisa, pensé que se merecía una confesión, sonreí, lo miré hacia arriba y asentí para confirmar el futuro que yo quería, o al menos que yo quería para cuando tenía tanto frío que no podía dormir por el ruido que hacían mis propios dientes al castañear. -Un castillo para vivir en invierno...- Concluí. Era bonito vivir en las calles cuando las flores crecían, y cuando hacía calor.
Me quedé pensando en eso de tener un castillo para el frío, con chimeneas por todos lados y camas acolchadas con un montón de mantas para entrar en calor y con una cocina dónde hacer te caliente. Volví a mirarlo y pensé en su pregunta. ¿Me daba miedo vivir en las calles? Si esa había sido mi vida desde siempre, ¿Cómo me iba a dar miedo? Me reí por lo bajo negando. -Sé correr muy rápido- DIje como si esa fuera la respuesta más obvia de mi repertorio. Sabía escapar de cualquier peligro que me acechara, sabía correr y correr y correr hasta desaparecer de la vista de aquel que me quisiera hacer daño. Me adelanté un poco para quedar frente a él y detener su paso lento, con un movimiento de mi dedo índice hice un gesto para que se agachara mientras metía mi mano por el cuello del vestido y sacaba a bolsita de terciopelo que llevaba siempre colgada al cuello. Abrí con cuidado y saqué algunos de mis amuletos, entre los que se encontraban una piedra de color azul y negra, un atrapa-sueños y una pluma de ave de colores que se entrelazaban entre si. -Además siempre llevo mis amuletos- Lo dije como si fuera el secreto mejor guardado del mundo dejando que mirara mis cosas un momento antes de volver a guardar todo como originalmente estaba. Nada podía hacerme daño mientras los llevara al cuello, además... la gitana que me había criado decía que yo atraía la buena suerte. -Son de buena suerte-
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Al igual que todos los demás niños aquella pequeña fantaseaba certeramente con creer que tener un castillo, se la imagino entonces vestida con largos y abultados vestidos que censurarían sus diminutas piernas y adornarían su pecho con encajes y holanes de esos que caían varios centímetros con telas importadas de países orientales o libaneses, llevaría aretes de diminutas piedras blancas y en el cuello llevaría una dije de playa y destellos con una paloma y una hoja para recordarle la libertad y la naturaleza.
-espero te acuerdes de mi y me invites- confeso, sin atreverse a reir o bromear pues la gente no debía reir de los sueños ajenos eso era como pisotearlos, patearlos y escupirlos en su propia cara el aun recordaba cuando su padre reia de su sueño de ser pintor y huir de casa, si ahora le viese, habia cumplido ambos sueños y ahora deseaba volver, lo habia deseado dese antaño y no tenia el valor, el dinero ni el tiempo, quizás tiempo demasiado, para tomar un tren y partir sin más, sin ninguna maleta franco o pertenencia que lo atara de nuevo a París, más aun, personas, esencias y recuerdos que le impedían partir.
-no hay mejor arma que los pies…- error, sus pies de nada le servirían si se encontraba con algun vampiro o licántropo, algun cambiaformas de adusto corazón mezquino, su habia hombres sin corazón debía también haber creaturas de aquellas de fabulas y cuentos sin alma ni corazón y solo esperaba que la pequeña y su gato no tuviesen jamás que enfrentarse a ellas.
Observo entonces los dijes y amuletos que le enseño con tanta tranquilidad y aunque no era lo más usual del mundo ver a aquel con dichos objetos colgando de su cuello no era la primera vez que los observaba y con un rápido movimiento doblo las mangas de su camisa dejando entre ver un cordon azul marino que sujetaba un amuleto de plata pura, deshizo el nudo para entregarle el objeto a la pequeña –este me lo dio una anciana que dijo que me cuidaría de los malos espiritus…no creo mucho en esas cosas pero si me ha servido espero que te sirva a ti también-
-espero te acuerdes de mi y me invites- confeso, sin atreverse a reir o bromear pues la gente no debía reir de los sueños ajenos eso era como pisotearlos, patearlos y escupirlos en su propia cara el aun recordaba cuando su padre reia de su sueño de ser pintor y huir de casa, si ahora le viese, habia cumplido ambos sueños y ahora deseaba volver, lo habia deseado dese antaño y no tenia el valor, el dinero ni el tiempo, quizás tiempo demasiado, para tomar un tren y partir sin más, sin ninguna maleta franco o pertenencia que lo atara de nuevo a París, más aun, personas, esencias y recuerdos que le impedían partir.
-no hay mejor arma que los pies…- error, sus pies de nada le servirían si se encontraba con algun vampiro o licántropo, algun cambiaformas de adusto corazón mezquino, su habia hombres sin corazón debía también haber creaturas de aquellas de fabulas y cuentos sin alma ni corazón y solo esperaba que la pequeña y su gato no tuviesen jamás que enfrentarse a ellas.
Observo entonces los dijes y amuletos que le enseño con tanta tranquilidad y aunque no era lo más usual del mundo ver a aquel con dichos objetos colgando de su cuello no era la primera vez que los observaba y con un rápido movimiento doblo las mangas de su camisa dejando entre ver un cordon azul marino que sujetaba un amuleto de plata pura, deshizo el nudo para entregarle el objeto a la pequeña –este me lo dio una anciana que dijo que me cuidaría de los malos espiritus…no creo mucho en esas cosas pero si me ha servido espero que te sirva a ti también-
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
Levanté la mirada para verlo con una sonrisa al haber contestado una pregunta no especificada. Claro que le invitaría, sería el primero en recibir la invitación a tomar el té y si quería, le haría una habitación para él solito para cuando quisiera visitarme. -Claro, si quieres puedo compartir mi castillo contigo, de todas maneras ahí sólo vivimos Honey y yo. Era como si lo estuviera viendo, un gran castillo blanco, con muchas torres, ventanas, habitaciones y jardines. Tan grande que no alcanzaría la vista para verlo de una sola vez. Me emocioné por la idea de tener mi castillo y la desesperación por que el sueño se cumpliera de un momento a otro, esa como una picazón en las entrañas, pero para tener un castillo necesitaba tener mucho dinero y eso implicaba bailar mucho para ganar de moneda en moneda. Algún día podría trabajar en algo y entonces las monedas serían más y más cada vez, me preguntaba cuándo sería eso. -¿Tu trabajas?
Me sentí orgullosa de qu pensara que mi mejor arma eran mis pies rápidos, hasta ahora no me había topado con nadie que quisiera hacerme daño pero creía firmemente que cualquiera que se me acercara, podría perderse en la distancia una vez que yo pusiera pies en polvorosa. Era como mi ventaja ante todos los demás. Era un arma si, pero además de un arma era mi propia arma secreta. Incluso les dediqué una mirada a mis pies perdiéndome el hecho de que se remangaba la camisa y guardándome mis amuletos nuevamente en la bolsita de terciopelo que llevaba al cuello. Mis pies. Daba gusto que unos pies tan desnudos y sucios pudieran salvarme de cualquier peligro.
Cuando volví a mirarlo me di cuenta de que se quitaba un colgante de su muñeca y me contaba su historia. La mayor parte de mis amuletos habían venido de haber gastado monedas en ellos porque yo sabía que estaba sola en el mundo y una niña de ocho años sola en el mundo necesitaba de toda la suerte que cualquier cosa le pudiera dar, por ínfima que fuera. Alcé las cejas cuando me lo entregó y el amuleto llegó a la palma de mi mano, lo miré y no pude evitar el tono de incredulidad en mi voz cuando formulé la única pregunta que me rondaba la cabeza. -¿Me lo das? Un regalo. Definitivamente compartiría mi castillo con él. Apreté la mano alrededor del amuleto e hice que se detuviera por el impulso de darle un abrazo a la altura de la cintura. No era muy afecta a este tipo de cosas pero el contacto apenas duró unos segundos y había salido de algún lugar dentro de mi alma. Era un agradecimiento muy burdo para lo que significaba para mi pero no tenía nada más que darle.
Estiré mi mano hacia él dando un paso hacia atrás y abrí la palma para que el amuleto quedara a la vista. -¿Me ayudas a ponérmelo?
Me sentí orgullosa de qu pensara que mi mejor arma eran mis pies rápidos, hasta ahora no me había topado con nadie que quisiera hacerme daño pero creía firmemente que cualquiera que se me acercara, podría perderse en la distancia una vez que yo pusiera pies en polvorosa. Era como mi ventaja ante todos los demás. Era un arma si, pero además de un arma era mi propia arma secreta. Incluso les dediqué una mirada a mis pies perdiéndome el hecho de que se remangaba la camisa y guardándome mis amuletos nuevamente en la bolsita de terciopelo que llevaba al cuello. Mis pies. Daba gusto que unos pies tan desnudos y sucios pudieran salvarme de cualquier peligro.
Cuando volví a mirarlo me di cuenta de que se quitaba un colgante de su muñeca y me contaba su historia. La mayor parte de mis amuletos habían venido de haber gastado monedas en ellos porque yo sabía que estaba sola en el mundo y una niña de ocho años sola en el mundo necesitaba de toda la suerte que cualquier cosa le pudiera dar, por ínfima que fuera. Alcé las cejas cuando me lo entregó y el amuleto llegó a la palma de mi mano, lo miré y no pude evitar el tono de incredulidad en mi voz cuando formulé la única pregunta que me rondaba la cabeza. -¿Me lo das? Un regalo. Definitivamente compartiría mi castillo con él. Apreté la mano alrededor del amuleto e hice que se detuviera por el impulso de darle un abrazo a la altura de la cintura. No era muy afecta a este tipo de cosas pero el contacto apenas duró unos segundos y había salido de algún lugar dentro de mi alma. Era un agradecimiento muy burdo para lo que significaba para mi pero no tenía nada más que darle.
Estiré mi mano hacia él dando un paso hacia atrás y abrí la palma para que el amuleto quedara a la vista. -¿Me ayudas a ponérmelo?
Jazhara Elsbeth- Gitano
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 28/01/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Persiguiéndolo [Anuar Dutuescu]
“Hay solo vivimos”
De pronto se sintió terriblemente mal por estar sembrando en la pequeña un anhelo que quizás nunca lograría ver realizado ¿era malo acaso tener sueños? ¿era malo apuntar tan alto? Negó para sus adentros y sin embargo sentía que algo en ello no estaba bien algo en el rostro de aquella niña le recordó que a veces no importaba cuanto desearas algo el destino y el azar parecían no abrigarte de buena cara, la desolación y sequias abrían sus brazos como nodrizas aunque uno no siquiera a veces, los sueños perecian.
Era como lanzar una botella al rio, la botella podría no ir bien cerrada y el agua entraría en ella hundiéndole, podría también avanzar algunos metros en dirección al mar y entonces algun ente ajeno, un pescado o quizas algunas tormenta podrían hundirla y dejarla a mitad del camino como un bote desolado y solo aquellas pocas que lograban salir al mar se convertían en sueños realizados, no siempre era decisión de uno cumplirlos o no.
-¿trabajar?...pinto…si a eso se le puede decir trabajo- ganaba, lo minimo que un hombre puede ganar trabajando suponía que inclusive las personas que se poninan en cada esquina fingiendo ceguera con un laton entre las manos podrían ganar mas francos en un dia que lo que el ganaba en una semana, habia vendido algunos cuadros a lo largo de toda su vida y esos cuadros le mantenían apenas en pie, debía comenzar a buscar una nueva profesión y eso era seguro a menos claro, que no le importarse morir de hambre.
-claro que te lo doy…yo tengo otros amuletos- sonrio de medio lado sujetando el dije entre sus dedos, el solia usarlo como pulsera o alguna esclava pues el hilo quedaba como gargantilla sobre su cuello y aquello le parecía, de eso especifico para mujeres sin embargo la pequeña frente a el poseia un cuello mucho más diminuto al propio y el dije podría caer sobre su pecho con facilidad. Aunque nunca antes le habia colocado un collar a nadie…no en los últimos cuatro años.
-¿puedes sujetar tu cabello?- le cuestiono procurando restarle importancia al abrazo, quizás no porque le hubiese incomodado sino porque le habia agradado.
De pronto se sintió terriblemente mal por estar sembrando en la pequeña un anhelo que quizás nunca lograría ver realizado ¿era malo acaso tener sueños? ¿era malo apuntar tan alto? Negó para sus adentros y sin embargo sentía que algo en ello no estaba bien algo en el rostro de aquella niña le recordó que a veces no importaba cuanto desearas algo el destino y el azar parecían no abrigarte de buena cara, la desolación y sequias abrían sus brazos como nodrizas aunque uno no siquiera a veces, los sueños perecian.
Era como lanzar una botella al rio, la botella podría no ir bien cerrada y el agua entraría en ella hundiéndole, podría también avanzar algunos metros en dirección al mar y entonces algun ente ajeno, un pescado o quizas algunas tormenta podrían hundirla y dejarla a mitad del camino como un bote desolado y solo aquellas pocas que lograban salir al mar se convertían en sueños realizados, no siempre era decisión de uno cumplirlos o no.
-¿trabajar?...pinto…si a eso se le puede decir trabajo- ganaba, lo minimo que un hombre puede ganar trabajando suponía que inclusive las personas que se poninan en cada esquina fingiendo ceguera con un laton entre las manos podrían ganar mas francos en un dia que lo que el ganaba en una semana, habia vendido algunos cuadros a lo largo de toda su vida y esos cuadros le mantenían apenas en pie, debía comenzar a buscar una nueva profesión y eso era seguro a menos claro, que no le importarse morir de hambre.
-claro que te lo doy…yo tengo otros amuletos- sonrio de medio lado sujetando el dije entre sus dedos, el solia usarlo como pulsera o alguna esclava pues el hilo quedaba como gargantilla sobre su cuello y aquello le parecía, de eso especifico para mujeres sin embargo la pequeña frente a el poseia un cuello mucho más diminuto al propio y el dije podría caer sobre su pecho con facilidad. Aunque nunca antes le habia colocado un collar a nadie…no en los últimos cuatro años.
-¿puedes sujetar tu cabello?- le cuestiono procurando restarle importancia al abrazo, quizás no porque le hubiese incomodado sino porque le habia agradado.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Una mañana en el puente [Anuar Dutuescu]
» Anuar Dutuescu
» Anuar Dutuescu
» Bares y cigarrillos [Anuar Dutuescu]
» La regla del mercado [Anuar Dutuescu]
» Anuar Dutuescu
» Anuar Dutuescu
» Bares y cigarrillos [Anuar Dutuescu]
» La regla del mercado [Anuar Dutuescu]
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour