El silencio de la Luna {Privado}

por **Ignis Lunacy** Vie Feb 18, 2011 9:56 pm

Creyéndose en un laberinto sin salida, acude hasta los calabozos de la ciudad. Dobla las esquinas de estos con la mano en el muro, siente la textura de la piedra inclinarse ante su contacto, duerme y sueña que es la reina, que es la dueña de ese pedazo de tierra. Sus risueños labios, emiten un sonido embriagadoramente atrapada, es la voz que despierta pasiones, ese cantico de las ninfas atrapadas en el espejo de un lago en medio del bosque, ella es Dementia. Una mujer ataviada con las ropas de la inmundicia y maquillada con lo demacrado de una vida injusta, sus pupilas destellan en medio de una penumbra descomunal. Escucha pasos a lo lejos y huye de la presencia de cualquiera. Quiere estar sola, pretende abandonar por un instante su realidad, esa en la que esta en este mundo, siendo observada por los ojos verdes de su pesadilla más letal.

Lo sueña noche tras noche, sus rugidos se instalan en lo más profundo de sus pensamientos y los temores que piensa se desvanecen con el paso del tiempo, siempre regresan más fuertes que nunca, es como ver nacer a un fénix resurgir de sus cenizas; el pavor de sentirse con vida y que ese demonio aún le persiga. El sonido de su desgarrador rugido lo escucha, el mirar de sus esmeraldas pupilas las mira, el tacto de su peluda piel la siente… El respirar de su pecho se agita, comienza a correr sin sentido alguno por los calabozos, las andanzas de sus pies caen en los charcos pantanosos de los mismos, creando un estruendo fatal. Su cabeza está a punto de estallar y busca entre la neblina de aquel mortífero lugar, una cavidad en la cual se pueda refugiar.

Su dedo se pasea entre sus labios y los dientes impacientes buscan morder la delicada piel que separa a la sangre del edén. Desgarra sutilmente la yema de su dedo, una gota se abre paso en su garganta y cae al vacío en su estomago, una simple partícula de escarlata color que muta a la semilla de la locura en su fúnebre interior. Se acuclilla en una esquina particular, su mirada se pierde en la inmensidad, se repite a si misma que no existe, que no es real, que es invisible, que pronto desaparecerá… todo es inútil y la bestia frente a sus ojos esta. Su sombra opaca su visión, el miedo que respira, es el mismo que destila a forma de sudor la piel. Hace rechinar sus dientes, no sabe como reaccionar, quiere escapar, dejar todo atrás y volver a soñar, pero su estadía y el destino le han confesado muy cerca del oído que la pesadilla solo esta a punto de iniciar…

por **Sigfrid Oakenshield** Jue Feb 24, 2011 7:44 pm

*Era una noche llena de nubes pero la influencia de la luna llena todavía hacía estragos mi cabeza, mis victimas ya estaban en el local de mi restaurante donde las trataría para sacar lo mas provechoso de ellos ya que estaban muertos muchos se convertirían en platillos para la gran apertura del restaurant donde, mucha de esa carne también se irían a los otros restaurantes de otras ciudades. Mas esa noche en especial necesitaba despejar mi mente de la numerosa lista de víctimas y sus fantasmas que me perseguían, lista que iría en aumento en poco tiempo. Los Negocios que tenia con uno de los Príncipes Windsor iban de maravilla, me agradaba ese tipo ambos sentíamos una gran pasión por la muerte e infringirla de maneras macabras y obscuras como mi propia cabeza, caminaba sin rumbo cuando me di cuenta que estaba en los calabozos, un simple olor a sangre y el perfume a lavanda mezclado hicieron que mi mente corriera por lugares desconocidos, me recordaban a una mujer que había conocido hace poco y que me había cautivado por completo, tenía la mente de una niña, pero la inteligencia y lucidez de un adulto, todo lo relacionaba con el mundo mágico, su mismo mundo era un salto a los recuerdos de mi infancia donde había visto criaturas tan hermosas como ella solo en mis sueños más profundos, pero lo malo es que el olor a sangre y la luna que se asomaba cuando el viento corría despertaban también mi bestial mente, reía fuertemente y esta risa macabra sonó en eco por cada uno de los calabozos que con cada vuelta que daban parecían formar laberintos, reí mostrando mis dientes afilados mientras mis uñas de las manos crecían afiladas y seguía aquel rastro de perfume femenino, trataba de que la bestia no se mostrara más que sutilmente, lo bueno y malo al mismo tiempo era que el viento y sus nubes grises cubrían la luna por periodos largos haciendo que mi ropa no se desgarrara del todo, mientras mis uñas largas rasgaban las piedras de las paredes del laberinto que eran los antiguos calabozos de esta ciudad. Una sonrisa realmente macabra se formaba en mi rostro conforme avanzaba en aquel laberinto de piedra.*

por **Ignis Lunacy** Miér Mar 02, 2011 8:14 pm

Acuclillada en la esquina, cierra los ojos y los abre solo para tratar de desaparecer esa gigantesca sombra de su pasado. Ella no lo sabía pero el licántropo que veía en sus pesadillas acabo con tod su felicidad, fue la culpa de un mosntro el que se encuentre en ese estado demencial. Hay muchas leyendas sombre quienes caen en la locura a causa del amor, pero seguro es que ninguna como la de Dementia.

Los pasos desgarradores y socarrones cada vez se hacen más cerca, se envuelve en su propio cuerpo, gritando, pataleando. Hace el conjuro que sus duendes le enseñaron en un momento de lucidez. Sus manos hacen alguna especie de lazo con sus dedos, es una figurilla de esas que se utilizan para los mantras o algo así. Sus dedos retorcidos, sus ojos cerrados y sus labios pronunciando palabras inentendibles. Espera que los dragones lleguen pronto para cuidarla, protegerla de todos esos demonios que están acechándola, pero los ojos verdes…. ¡Esas malditas pupilas esmeralda! – Aaaaah… - Grita, el tono de su voz es tan agudo que fácilmente podría romper la estructura de una copa, su voz de mezzosoprano resonó con el eco de los calabozos.

Vacilo un par de segundos antes de ponerse de pie, su mirada viajo de una esquina a la otra, la penumbra no era para nada algo que le ocasionara temor, pero esta noche en especial en donde la luna es la reina, las nubes los esclavos del viento y su locura el aditivo perfecto… Dementia colapsaría pronto. Sus pies se mueven a través de la roca, las llemas de sus dedos pintan líneas imaginarias en los muros del lugar, sus labios aún prueban ese elixir, todavía pueden sentir el sabor de su sangre, un gemido se escapa desde su garganta, es el placer quien le llama a su puerta, se pierde en el goce que le provoco esta última gota y no se da cuenta de la imprudencia a la que sus pies le arrastran con cada paso que da. Al frente del pasillo un hombre con aspecto sombrío la mira, la observa, y ella en su mundo…. Choca contra él.

por **Sigfrid Oakenshield** Sáb Abr 09, 2011 8:07 pm

-Se encuentra bien bella señora?

*Se dibuja una sonrisa un tanto macabra en el rostro de sigfrid, pero al mismo tiempo esta mujer con la que acaba de chocar le despierta cierta ternura y compacion, habia algo en ella que le decia que no le hiciera daño, si no al contrario que la proteguiera, ya encontraria alguna otra victima con la cual saciar sus deseos de correr sangre*

-Permitame ayudarle.......

*Sonrei mientras le ofrecia una mano para que se levantara del piso, en verdad era una criatura digna de los dioses o tal vez seria un angel que se acababa de caer de los cielos y ya habia perdido sus alas. no importa como pero las encontrariamos para volverselas a poner*

por **Ignis Lunacy** Dom Abr 17, 2011 10:51 pm

El aturdimiento de sus alucinaciones le conducen a tierras insospechadas, nunca nada es igual en su mundo, todo se encuentra en constante movimiento y las vibraciones que transmiten cada una de sus partes, también modifican el exterior de su ser, los momentos de lucidez en ella no son muy a menudo y cuando ocurren podría llegar a sorprender hasta al más inteligente de los parisinos. En esta ocasión, la cordura se encuentra bastante lejos de abofetearla, esta sumergida en un sinfín de emociones, en un laberinto de pasiones terroríficas que le conducen hasta una pesadilla real. El impacto, el choque, le hiso levantar la mirada par ver contra el ser que obstruye su paso, la impresión fue tal que cae al suelo. La expresión en sus ojos, las formas que en su rostro se dibujaban en esa piel albina, dejan ver el temor que le causa el hombre frente a ella. Retrocede por reflejo, arrastrándose entre el suelo, queriendo huir antes de que algo malo le pasase. Puede sentirlo en sus entrañas, puede presentir que la maldad emerge de esa criatura al igual que el pavor desde los ojos esmeraldas de sus pesadillas, pero esta vez era real y suficientemente tarde como para pretender escapar.

La voz grave del hombre se instala en su tímpano, resuena en su cabeza y Dementia quiere correr para no escucharle más, esta completamente pérdida en un mundo alterno donde ve aquel hombre con la máscara de una bestia. No puede distinguir entre la realidad y la fantasía, es por ello que se retuerce en aquel piso, sus manos viajan hasta sus oídos, comienza a gritar, patalea y al final se queda callada. Es como si un manto diabólico haya sido erradicado de su cuerpo y únicamente quedara esa paz total en la que ahora se encontraba, sus orbes buscaron saber en donde se encontraban. La mirada de la pelirroja se clava en la silueta espectral del varón, frunce su ceño, sacude su cabeza - ¿A dónde se fue? – Pregunta, le parece imposible que aquel monstruo que diviso en su locura haya desaparecido sin más nada, una corriente de aire le acaricia la espalda, logrando que sintiera un fuerte escalofrío, se pone de pie rápidamente y se lanza a los brazos del extraño – No permita que regrese, por favor, no lo deje que me lleve – hunde su rostro en su pecho.

por **Sigfrid Oakenshield** Mar Abr 19, 2011 1:05 am

*Sonrei al sentir como la pelirroja se lanzaba a mis brazos, cuando ni sabia que yo era la encarnacion de quien huia, una chueca sonrisa se formo en mi rostro, al parecer esa noche y esta mujer demente me librarian de la transformacion, lo cual era casi enminente pero habia algo, tal vez su dememcial cabeza me hacia identificarme con mis propias demencias y manias, yo alguien de clase alta abrazado a esta hermosa hada pelirroja, Debia ser alguna clase de bendicion. O recompenza tal vez por librar a este mundo de tantos patanes. Un momento yo soy uno de esas escorias. Me rei y mi risa sono en todo el eco del calabozo, estire mis brazos y le acaricie la cabeza mientras ella se escondia y refugiaba de sus demonios en mis brazos. No lo podia negar que se sentia de maravilla el tenerla tan cerca y su olor a pesar de ser una loca era hermoso olia a lirios y lavanda, me recordaba las noches de campo sonrei de nuevo tomando su fragil rostro entre mis manos y le vi a los ojos tranquilo y con la sonrisa chueca*

-Mi señora yo la protegere de lo que sea que la persiga......

*Dije divertido mientras mi nariz percibio el olor a sangre de sus labios, mis ojos verdes se fijaron en sus azules y su hermoso pelo rojo, y le acaricie la cabeza y el rostro*

-No es justo para alguien como usted que sufra.....venga vamonos de aqui antes de que aquel ser regrese......

*Sonrei sombria y macabramente mientras mis dedos recorrian su piel blanca y de porcelana*

por **Ignis Lunacy** Mar Abr 26, 2011 12:47 am

¿Puede la locura convertirse en una obsesión? Las obsesiones forman parte de la demencia misma. Su cabeza le esta jugando bromas, crea imágenes formuladas con sus mas grandes pesadillas, la cúspide del terror baña sus entrañas hasta hacerle emitir un alarido descomunal. Su cuerpo tiembla, aún cuando puede sentir el contacto de ese hombre sobre su piel, esta no deja de emitir aquellas vibraciones que debelan el estado histérico de la mujer. El olor que él destila es extraño, lo percibe, se ha dado cuenta, pero está lo suficientemente alterada como para prestarle atención a algo que hasta el momento parece ser baladí. Los muros germinados en la tierra, creciendo alrededor de sus siluetas parecen cobrar vida ante las pupilas azuladas de Dementia, quieren regresarla a esa esquina cruel en donde los orbes verdes e infernales de su bestia le habían encontrado. Brazos como zarpas gigantescas desean alcanzarle y la fémina únicamente encuentra refugio en el regazo del extraño, hunde su rostro en el pecho que ha de aplacar su locura, se resguarda entre su abrazo, como un niña que se esconde bajo las sábanas del monstruo tras el armario.

Las palabras se anclan a sus oídos, la promesa que él le ha hecho, quisiera poder creerle pero aún no está consciente de lo que dice. Confiar en un extraño es sin lugar a dudas, algo realmente estúpido y sin sentido, pero ¿Qué va a saber una loca? Ella no entiende de razones ni motivos, solo se aferra a lo que tiene, a lo que está presente, a lo único que posee, la locura y una fe ciega ante cualquier cosa. Tras vacilar varios segundos, abre sus ojos por completo. Nunca espero que la frase fuese a ser tan importante en su vida, no creyó que alguien se la dedicaría sin más nada. Pero así fue. Los latidos de su corazón aumentan, el galope de su respirar anda como garañón salvaje, una crisis se aproxima – no sabe lo que ha dicho – susurra con el miedo marcado en sus pupilas. Dicen que cuando una persona está nerviosa huele diferente ¿También aplica para Dementia? – él volverá, el volverá – coloca sus manos cerca de su cien y la cubre con ellas. Su cabeza es sacudida para sacar esas imágenes mortíferas de allí, esas debelaciones de fúnebre encanto que se han apoderado de sus pensamientos. Se arma de valor, un momento de lucidez en el que nunca de debe confiar, pues así como llega se desvanece sin saber más si fue real o tan solo una ilusión. Clava su mirar en los ojos del varón, se muerde el labio. – yo no conozco la salida - Dice negando con su cabeza, toma su mano entre las suyas después de aquel roce – pero tenernos que irnos de aquí, este sitio me causa escalofríos -

por **Sigfrid Oakenshield** Dom Mayo 22, 2011 3:41 pm

*Sostuve a la chica contra mi y nos diriguimos juntos hacia la salida del callejon, mis ojos verdes se posaron en los azules de ella y su cabello tan hermoso rizado y rojo que me encantaba*

-No dejare que le pase nada señorita se lo aseguro......ahora vallamonos de aqui!!!!

*Dije mientras le agarraba la mano para guiarla por la salida mas segura de el momento, su aroma, su belleza era hipnotizante y no me pude resistir*

-Digame mi bella damicela ya ceno o comio lago ?? Le parece si le invito algo digno de su belleza y de su hermosura.....a donde usted quiera y mande yo la seguire....

*Me pare en seco y le plantee un tierno beso en la frente mientras la observaba enbelesado y alcanse a oler su cabello rojiso y chino tan hermoso olia a frutas silvestres*

-Digame a donde le puedo llevar mi hermosa Hada y Musa....

por **Ignis Lunacy** Miér Jun 15, 2011 8:58 pm

Sin pensar, sin saber exactamente que es lo que hacía, emprende su camino al lado del varón. Al igual que su rojizo cabello, sus pensamientos se están tornando turbios, enmarañados y es que hay algo en ese espectro de la noche que le causa inquietud, no obstante, es el hombre que le ha salvado de la bestia fruto de su imaginación, él fue quien logró desvanecer sus temores así que ¿Por qué habría de temer a su salvación? Es inexplicable, trata de evaporar toda duda de su mente, sonríe con nerviosismo, se deja arrastrar hasta la salida de ese maldito laberinto. Una vez fuera logra admirar como el poeta que se embriaga con la luz de la luna, la noche infinita. Exhala un suspiro, se alimenta con el olor de la noche, con la frescura del rocío, afuera todo atisbo de maldad se ha desvanecido al igual que un sueño al despertar.

Tal pareciera que él ha escuchado el silencio de su hambruna, pues justo en el momento en que cuestiona su apetito, el estómago de Dementia ruge como una bestia. La acción provoca que sus mejillas se llenen de un tono rosado, es cierto, los locos también poseen cierta vergüenza. Se muerde el labio para callar el grito desesperado con un "SI" y simplemente asiente con la cabeza, como reflejo su mano derecha se coloca sobre su vientre - Para mí está bien sólo una hogaza dura de pan - titubea, está acostumbrada a comer menos que eso, así que no existe ningún problema. - Podríamos cazar unas ratas y comer aquí mismo - Dice de forma decidida, no es una excelente cocinera, pero las ratas son su especialidad cuando de carnes se trata.

Una ventisca se apodera de los rincones, sopla como el mismísimo aliento del demonio, desequilibra la estabilidad de Dementia y provoca que su cuerpo se congele ante el susurro del monstruo que únicamente se encuentra en su cabeza. Sus ojos parecen salirse de sus órbitas, su boca se encuentra entreabierta y completamente seca, sus manos paralizadas, ha escuchado lo que el destino le depara. Siempre es lo mismo, desde aquel terrible día, el demonio encuentra la forma de recordarle que perdió algo que amaba y que por su seguridad será mejor no saber que. He allí el inicio de su vacío y el nacimiento de su mundo.

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