AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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L'passion, l'interdiction [Privado]
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L'passion, l'interdiction [Privado]
Recuerdo del primer mensaje :
-Suspiró, caminando por aquel lugar, descubriendo los olores del abandono, del olvido, mientras colocaba las manos en los bolsillos dejando que sus dedos acariciasen las cartas que llevaba encima, habia estado recibiendo señales de peligro de las cartas, señales que por ahora no eran demasiado agradables. Había alguien que estaba asesinando indiscriminadamente a gente de pobre estatus económico robando sus pertenencias además. La noche anterior cuando Lionel caminaba a sus anchas por la oscuridad de la noche vió unas huellas de sangre, al principio no supo de que se trataba hasta que momentos despues escuchó a voces que habia otro asesinato.
Fué cuando sospechó de las pisadas, su curiosidad entonces le llevo demasiado lejos, siguiendo las pisadas hasta una posada que no tenía ni la más minima pinta de “inocente” de todos modos entró, sus ropas sin duda parecían transformarle en uno más de aquellos hombres, en especial a un hombre que tenia los cabellos despeinados, una barba poblaba su pálido rostro, de pronto, la incomodidad acarició todo su cuerpo, un aura de un ser sobrenatural pero no de uno cualquiera sino de un asesino, un loco.
Era fácil conocer las auras en especial debido a su incomodidad, cuando sentia mucha incomodidad delante de alguien no solo significaba que era sobrenatural sino que en cualquier instante podía ser su comida, asi que evitaba acercarse demasiado, eso era lo que habia hecho, no acercarse mucho. Se dedicó a pedir un poco de comida barata que no tuvo sino que mirarla una vez para saber que no volvería a pedir comida en aquel establecimiento. El hombre pidió una llave para esa noche, Lionel no hizo lo mismo, sino que disimuladamente salió despues de comer, quedándose con el rostro del hombre, acampando por la noche.
En la mañana temprana, aquel hombre no habia dado señales de vida, es más, habia estado toda la mañana acampando como un vagabundo en aquel sitio, incluso cuando hechó un vistazo a las cartas éstas le decian que se marchase. Si, lo habría hecho, de no ser porque la curiosidad de Lionel le derrotó una vez más. Se quedó sentado con algun que otro condimento alimenticio debido al hambre que tenía. Se quedo incluso dormido pero un portazo seguido de un escupitajo que afortunadamente no le dió a Lionel le despertó. Era como si el destino quisiera jugarle una especie de broma, allí estaba el hombre, empezando a caminar con rápidez.
Lionel, dudó, pero en seguida se levantó siguiendole, andando, dejando que sus pies a pesar del cansancio le siguieran a aquel hombre alejándose demasiado de la “gran ciudad” para llegar hasta a ese sitio...¿donde demonios estaba? No solo eso, sino que lo más peligroso e importante, ¿donde demonios estaba ese hombre? Lo habia perdido de vista, solo habian sido unos segundos. No pudo sino quedarse parado, con las manos en los bolsillos respirando o intentando permanecer tranquilo, observando a todos los lugares...en algun sitio tendría que estar o al menos, aparecer-
Fué cuando sospechó de las pisadas, su curiosidad entonces le llevo demasiado lejos, siguiendo las pisadas hasta una posada que no tenía ni la más minima pinta de “inocente” de todos modos entró, sus ropas sin duda parecían transformarle en uno más de aquellos hombres, en especial a un hombre que tenia los cabellos despeinados, una barba poblaba su pálido rostro, de pronto, la incomodidad acarició todo su cuerpo, un aura de un ser sobrenatural pero no de uno cualquiera sino de un asesino, un loco.
Era fácil conocer las auras en especial debido a su incomodidad, cuando sentia mucha incomodidad delante de alguien no solo significaba que era sobrenatural sino que en cualquier instante podía ser su comida, asi que evitaba acercarse demasiado, eso era lo que habia hecho, no acercarse mucho. Se dedicó a pedir un poco de comida barata que no tuvo sino que mirarla una vez para saber que no volvería a pedir comida en aquel establecimiento. El hombre pidió una llave para esa noche, Lionel no hizo lo mismo, sino que disimuladamente salió despues de comer, quedándose con el rostro del hombre, acampando por la noche.
En la mañana temprana, aquel hombre no habia dado señales de vida, es más, habia estado toda la mañana acampando como un vagabundo en aquel sitio, incluso cuando hechó un vistazo a las cartas éstas le decian que se marchase. Si, lo habría hecho, de no ser porque la curiosidad de Lionel le derrotó una vez más. Se quedó sentado con algun que otro condimento alimenticio debido al hambre que tenía. Se quedo incluso dormido pero un portazo seguido de un escupitajo que afortunadamente no le dió a Lionel le despertó. Era como si el destino quisiera jugarle una especie de broma, allí estaba el hombre, empezando a caminar con rápidez.
Lionel, dudó, pero en seguida se levantó siguiendole, andando, dejando que sus pies a pesar del cansancio le siguieran a aquel hombre alejándose demasiado de la “gran ciudad” para llegar hasta a ese sitio...¿donde demonios estaba? No solo eso, sino que lo más peligroso e importante, ¿donde demonios estaba ese hombre? Lo habia perdido de vista, solo habian sido unos segundos. No pudo sino quedarse parado, con las manos en los bolsillos respirando o intentando permanecer tranquilo, observando a todos los lugares...en algun sitio tendría que estar o al menos, aparecer-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: L'passion, l'interdiction [Privado]
-Sonrio con ternura mientras murmuraba más para si mismo que para emhyr que tenia cuidado, él desde siempre se habia criado con pocos amigos, especialmente por su físico pues no era un gitano que a la gente le gustase ver precisamente, no tenia esos músculos que no hacia falta investigar para saber que era alguien fuerte, tampoco el vello facial que no era sedoso sino todo lo contrario que era señal de rudeza entre los mismos gitanos, en fin, era alguien extraño con un color pálido pero aun asi hijo de una gitana infiel, criado entre gitanos que tambien eran dudosos entre la sociedad... en fin, una historia que no quería revivir pero que le enseñaba que las apariencias además de engañar era lo que utilizaban las personas para apresar vivo a alguien-
Si quieres puedo arreglartela, tengo muchas cuerdas en mi hogar ya que suelo arreglar a menudo una que yo tengo, conozco a alguien que me suele ofrecer bastantes cuerdas ademas de algunos utensilios
-Aun absorto acariciando con suavidad precisa las cuerdas para examinar el daño que tenían, era algo que siempre hacia aunque fuera inconsciente, porque le gustaba tanto la música que cuando tomaba un instrumento antes de ponerse a tocar alegemente miraba antes si podia o no, como era el tacto de las cuerdas y si se podia permitir unos acordes, se sonrió entonces mordiéndose con suavidad los labios hasta dejar una marca débil de saliva que se marcharía en unos pocos segundos. Volvio a la realidad cuando habló de nuevo. Asintiendo dejó con cuidado la guitarra en un lugar cómodo como si fuera u habitante mas al que habia que tener en estimación, despues cuando se fué a quitar la camisa se formo un sonido en sus labios de dolor junto con una suave sonrisa en los labios, como gesto de disculpa por estar tardando tanto-
Nunca pensé que quitarme una camisa pudiera doler tanto
-Dijo empezando a quitársela con sumo cuidado, habia restos de sangre tanto húmeda como seca, de paso los moretones estaban apareciendo con más color, como si despues de todo se sintieran en la necesidad de indicar a voces que estaban ahi haciendose más molestos a cada minuto, además de que el color no era nada agradable de contemplar. Una vez finalizada la tarea de quitarse la camisa hizo como habia pedido, tumbándose, aunque no era muy bueno en eso...un gitano siempre tendia a curarse él solo y Lionel no era de la pasta contraria, siempre que se hacia algo iba a su carpa como podía e intentaba curarse mediante las cremas de hierbas que él mismo hacia todos los dias que podía, sus cabellos escondieron su rostro unos segundos, volviendo a respirar suavemente, apaciblemente como si el dolor fuera una cruel mentira-
Perdoname por ser tan...¿humano? si esa era la palabra
-Sonrio amistoso cuando cerro los ojos por unos cortos momentos, no era por cansancio o por sueño sino por molestia, no le gustaba que la gente estuviera encargándose de él o estando encima de él, por dios él no podia hacer eso, debia de ser fuerte, pero en cambio ahora mismo parecia tan dócil como un muñeco de trapo e igual de útil que el mismo, dejando que sus articulaciones y el dolor que sentía le dominasen-
Si quieres puedo arreglartela, tengo muchas cuerdas en mi hogar ya que suelo arreglar a menudo una que yo tengo, conozco a alguien que me suele ofrecer bastantes cuerdas ademas de algunos utensilios
-Aun absorto acariciando con suavidad precisa las cuerdas para examinar el daño que tenían, era algo que siempre hacia aunque fuera inconsciente, porque le gustaba tanto la música que cuando tomaba un instrumento antes de ponerse a tocar alegemente miraba antes si podia o no, como era el tacto de las cuerdas y si se podia permitir unos acordes, se sonrió entonces mordiéndose con suavidad los labios hasta dejar una marca débil de saliva que se marcharía en unos pocos segundos. Volvio a la realidad cuando habló de nuevo. Asintiendo dejó con cuidado la guitarra en un lugar cómodo como si fuera u habitante mas al que habia que tener en estimación, despues cuando se fué a quitar la camisa se formo un sonido en sus labios de dolor junto con una suave sonrisa en los labios, como gesto de disculpa por estar tardando tanto-
Nunca pensé que quitarme una camisa pudiera doler tanto
-Dijo empezando a quitársela con sumo cuidado, habia restos de sangre tanto húmeda como seca, de paso los moretones estaban apareciendo con más color, como si despues de todo se sintieran en la necesidad de indicar a voces que estaban ahi haciendose más molestos a cada minuto, además de que el color no era nada agradable de contemplar. Una vez finalizada la tarea de quitarse la camisa hizo como habia pedido, tumbándose, aunque no era muy bueno en eso...un gitano siempre tendia a curarse él solo y Lionel no era de la pasta contraria, siempre que se hacia algo iba a su carpa como podía e intentaba curarse mediante las cremas de hierbas que él mismo hacia todos los dias que podía, sus cabellos escondieron su rostro unos segundos, volviendo a respirar suavemente, apaciblemente como si el dolor fuera una cruel mentira-
Perdoname por ser tan...¿humano? si esa era la palabra
-Sonrio amistoso cuando cerro los ojos por unos cortos momentos, no era por cansancio o por sueño sino por molestia, no le gustaba que la gente estuviera encargándose de él o estando encima de él, por dios él no podia hacer eso, debia de ser fuerte, pero en cambio ahora mismo parecia tan dócil como un muñeco de trapo e igual de útil que el mismo, dejando que sus articulaciones y el dolor que sentía le dominasen-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: L'passion, l'interdiction [Privado]
Con clara paciencia Emhyr espero a que el gitano le obedeciese, sus ojos seguía con celo al instrumento musical que éste había tomado. Ciertamente le tenía bastante cariño, era el último recuerdo de la troupe gitana que había sido durante bastantes años como su familia, sobre todo “Reinos” el hombre que le había enseñado a usarla y se la había regalado.
Por un momento Emhyr puso cara serie, recordar al gitano le entristecía, la voz de Lionel interrumpió sus pensamientos.
-Muy amable, no me vendrían mal. -Dijo con cortesía, al menos por voluntad parecía que alguien le ofrecía algo, o no. Tal vez lo sugería para devolver el favor que Emhyr ya estaba prestándose, aunque él no esperaba esta vez algo a cambio, cuidaba de aquel chico por el mero hecho de que él había sido la causa y de haberle metido en aquel lió. Ahora se sentía responsable de él, cosa que hacía unos poco meses no era habitual en el turco. -Cuidado, así... -Su notable acento se hacía notar en la suavidad de su voz.
Emhyr el indico la postura que debía de situarse para facilitar las curas, con los trapos mojados con el agua cálida limpió la piel llena de moratones y luego le indico que se inclinara para envolverlo de vendas. Debía de evitar que se moviese demasiado al menos donde se había fracturado la costilla.
-¿Humano? -Emhyr le miró sorprendido al principio pero luego lo entendió. Le parecía tan extraño eso de... que pareciese que hubiese un cierto límite entre humanos y los que no eran, no se mentalizaba aun en pensar como licántropo, tampoco se veía dentro de una manada como era lo normal según había oído y leído. El era una persona muy solitaria, no era normal que crease lazos sentimentales con otros, ni que se hermandara con grupos, como era corriente en los hombres lobos. -No tienes que pedir disculpas, el dolor lo sufrimos todos... Además yo también soy... Humano, pero de otra manera. -Una risa irónica salió de los labios del turco. -Al menos me considero así todos los días del mes, menos uno o cuando...
”O cuando sin querer pierdes el control y te transformas sin luna llena”. Si era bastante extraño que un licántropo tuviese esa capacidad, al menos uno joven, a él le había sucedido ya al menos dos veces, y en una de ella era consciente de poseer el control.
-Bueno, que soy humano, no somos tan diferentes como creéis, o al menos eso pienso. -Suspiró. -Aun no estoy acostumbrado a pensar de esa manera, he recibido éste “don” hace muy poco...
Si, lo había definido como “don” y aquello era verdaderamente extraño, ya que aquella condición era más llamada “maldición de la luna llena” que don. El turco lo llamaba así por una simple razón, su conversión no había sido un accidente, él había buscado a una criatura de la noche para que le diese aquella mordida que lo convertiría en un “monstruo”, quería el poder de la inmortalidad, pero tras tratos con vampiros y condiciones que él no aceptaba, prefirió la longevidad antes que la vida eterna y con ello toda la fuerza y sentidos propios de un hombre lobo. Solo lo había hecho porque deseaba más poder del que había poseído, ya que como brujo no había sido el más poderoso, y sobre todo, tiempo. El tiempo era un elemento que pensaba esencial si quería establecerse en algún lugar, crear la vida que le había robado, ya que era un eterno exiliado y desterrado de su propia tierra. Buscado para ser condenado a la muerte, por el simple hecho de ser el heredero de cierta casa noble en Constantinopla.
-Listo. -Terminó de atar la vendas y le indico que se tumbase, ahora solo le quedaba descansar para aliviar su dolor. -Ya has tenido tratos con otro como “yo”. ¿No me equivoco?
Emhyr se levanto y tomó de una mesita unas cartas del tarot. Su madre había poseído el don de la clarividencia en los sueños, él a veces tenía señales sueño advertencias que le había hecho pensar de que ella estaba aun ligada a él. Las cartas del tarot supuestamente tenían la misión de ver el futuro, pero Emhyr no las usaba para ello, las usaba como medio para conocer a la persona que tenía frente así, no sabía porque pero era como si aquel poder que había heredado de su madre y se había manifestado en menor medida que a sus hermanas, se canalizase a través de objetos con más facilidad.
El turco barajo las cartas
Por un momento Emhyr puso cara serie, recordar al gitano le entristecía, la voz de Lionel interrumpió sus pensamientos.
-Muy amable, no me vendrían mal. -Dijo con cortesía, al menos por voluntad parecía que alguien le ofrecía algo, o no. Tal vez lo sugería para devolver el favor que Emhyr ya estaba prestándose, aunque él no esperaba esta vez algo a cambio, cuidaba de aquel chico por el mero hecho de que él había sido la causa y de haberle metido en aquel lió. Ahora se sentía responsable de él, cosa que hacía unos poco meses no era habitual en el turco. -Cuidado, así... -Su notable acento se hacía notar en la suavidad de su voz.
Emhyr el indico la postura que debía de situarse para facilitar las curas, con los trapos mojados con el agua cálida limpió la piel llena de moratones y luego le indico que se inclinara para envolverlo de vendas. Debía de evitar que se moviese demasiado al menos donde se había fracturado la costilla.
-¿Humano? -Emhyr le miró sorprendido al principio pero luego lo entendió. Le parecía tan extraño eso de... que pareciese que hubiese un cierto límite entre humanos y los que no eran, no se mentalizaba aun en pensar como licántropo, tampoco se veía dentro de una manada como era lo normal según había oído y leído. El era una persona muy solitaria, no era normal que crease lazos sentimentales con otros, ni que se hermandara con grupos, como era corriente en los hombres lobos. -No tienes que pedir disculpas, el dolor lo sufrimos todos... Además yo también soy... Humano, pero de otra manera. -Una risa irónica salió de los labios del turco. -Al menos me considero así todos los días del mes, menos uno o cuando...
”O cuando sin querer pierdes el control y te transformas sin luna llena”. Si era bastante extraño que un licántropo tuviese esa capacidad, al menos uno joven, a él le había sucedido ya al menos dos veces, y en una de ella era consciente de poseer el control.
-Bueno, que soy humano, no somos tan diferentes como creéis, o al menos eso pienso. -Suspiró. -Aun no estoy acostumbrado a pensar de esa manera, he recibido éste “don” hace muy poco...
Si, lo había definido como “don” y aquello era verdaderamente extraño, ya que aquella condición era más llamada “maldición de la luna llena” que don. El turco lo llamaba así por una simple razón, su conversión no había sido un accidente, él había buscado a una criatura de la noche para que le diese aquella mordida que lo convertiría en un “monstruo”, quería el poder de la inmortalidad, pero tras tratos con vampiros y condiciones que él no aceptaba, prefirió la longevidad antes que la vida eterna y con ello toda la fuerza y sentidos propios de un hombre lobo. Solo lo había hecho porque deseaba más poder del que había poseído, ya que como brujo no había sido el más poderoso, y sobre todo, tiempo. El tiempo era un elemento que pensaba esencial si quería establecerse en algún lugar, crear la vida que le había robado, ya que era un eterno exiliado y desterrado de su propia tierra. Buscado para ser condenado a la muerte, por el simple hecho de ser el heredero de cierta casa noble en Constantinopla.
-Listo. -Terminó de atar la vendas y le indico que se tumbase, ahora solo le quedaba descansar para aliviar su dolor. -Ya has tenido tratos con otro como “yo”. ¿No me equivoco?
Emhyr se levanto y tomó de una mesita unas cartas del tarot. Su madre había poseído el don de la clarividencia en los sueños, él a veces tenía señales sueño advertencias que le había hecho pensar de que ella estaba aun ligada a él. Las cartas del tarot supuestamente tenían la misión de ver el futuro, pero Emhyr no las usaba para ello, las usaba como medio para conocer a la persona que tenía frente así, no sabía porque pero era como si aquel poder que había heredado de su madre y se había manifestado en menor medida que a sus hermanas, se canalizase a través de objetos con más facilidad.
El turco barajo las cartas
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: L'passion, l'interdiction [Privado]
-rie suavemente, era cierto que todos recibian dolor de un modo u de otro y que sería de necios decir que solo él estaba sufriendo ahora mismo, su acompañante también debería de haber sufrido lo suyo e incluso más aunque no fueran heridas totalmente físicas no tenia lugar a dudas que algunas también eran psicológicas pero para esas heridas él no era sino un estorbo, se necesitaba estar solo y reflexiona para saber si se podian curar o no pero en esos momentos estaba sino abusando de su amabilidad, dejo que se encargase de sus heridas al tiempo que elevaba el rostro mordiendose los labios, no ayudaria en nada quejarse incluso no se sentiría aliviado como pensarían muchos que es por esa razón por la que la gran parte se quejaba, "a lo mejor si me quejo el dolor se aliviará" cuando era la mayor mentira que el ser humano se empeñaba en creer...dejó por un momento que sus orbes se abriesen cuando parecia que el dolor habiapasado a otro lado pues le dolía pero ya no demasiado y volteó su mirada hacia la de su acompañante con una suave sonrisa-
Eres mortal, eso es lo que tenemos en comun los humanos y los seres sobrenaturales, aunque se te curen las heridas también duelen o ries o lloras, sientes, sufres... eso es lo que yo pienso que nos hace mortales no humanos, sino mortales
-Le sonrió, aunque le compadecía pues él siempre habia sido un gitano y no se habia enfrentado a que de la noche al día le dijeran "eres un lycan" pues ademas de sorprendente debia de ser doloroso, habia escuchado comentarios de personas que querían ser convertidas pero sobre tdo por el miedo a la muerte, se llegaba tener tanto miedo a la muerte que se entregaba lo m´s valioso que se tenia, la vida, pera encontrarse con otra vida que no se sabía lo que podría traer. Nadie enseña a nadie a enfrentarse a los obstáculos aunque es ley de cualquier vida. Cuando acabo de curarle el gitano se movio suavemente, sabia que seria de necios moverse ahora como si no hubiera pasado nada porque tardarían unos días en curarse sus heridas, no podía presumir de que no le dolia pues aun sentia esa molestia típica del dolor. Se colocó la camisa nuevamente con algo mas de rapidez que como se la habia quitado, su cabello se sentia atrapado entre la camisa y entre sus hombros hasta que lo liberó suspirando, le habia curado bien...lo sentía.-
Si...no solo he tenido trato sino que he ayudado a algunas personas como tu y otros son mis amigos
-No podría negarlo aunque quisiera, sabia demasiado y no se habia asustado cuando habia estado de ese modo ni cuando habia perdido la cabeza anteriormente, solo estaba inquieto ¿le amenazaria? no sabia como podía actuar pues aun cuando le hubiera curado no todos querian que se supiera su secreto, los que conocian a Lionel lo protegían tambien de los seres que no se fiaban de que cumpliera su palabra de estar callado, pero la gran mayoría lo averiguaba el solo por la tensión en sus hombros, cuando estaba en peligro o ante una persona que podia ser peligrosa la tensión parecia avisarle con crueldad avisandole que no tenía tiempo para descansar siquiera, ojeó con curiosidad lo que estaba haciendo con las cartas sonriendo suavemente-
¿Sabes manejar eso? me refiero a ver el futuro
-Los gitanos siempre nacian con una carta de tarot bajo el brazo, a todos les enseñaban a ser hábiles con sus manos si querian timar o si querian aprovechar para aprender ese poder de la clarividencia, el lo dominaba un poco no excesivamente pero las cartas eran caprichosas, como una mujer con sus mejores galas que te decía cuando queria salir y cuando no. Le decian cosas solo referente a él y no a la vida de nadie más aunque muchas veces no le decian toda la respuesta sino un poco. Sacó la suya dejandola sobre aquella cama, las toco, estaban templadas como si quisieran indicar que estaban con vida-
Eres mortal, eso es lo que tenemos en comun los humanos y los seres sobrenaturales, aunque se te curen las heridas también duelen o ries o lloras, sientes, sufres... eso es lo que yo pienso que nos hace mortales no humanos, sino mortales
-Le sonrió, aunque le compadecía pues él siempre habia sido un gitano y no se habia enfrentado a que de la noche al día le dijeran "eres un lycan" pues ademas de sorprendente debia de ser doloroso, habia escuchado comentarios de personas que querían ser convertidas pero sobre tdo por el miedo a la muerte, se llegaba tener tanto miedo a la muerte que se entregaba lo m´s valioso que se tenia, la vida, pera encontrarse con otra vida que no se sabía lo que podría traer. Nadie enseña a nadie a enfrentarse a los obstáculos aunque es ley de cualquier vida. Cuando acabo de curarle el gitano se movio suavemente, sabia que seria de necios moverse ahora como si no hubiera pasado nada porque tardarían unos días en curarse sus heridas, no podía presumir de que no le dolia pues aun sentia esa molestia típica del dolor. Se colocó la camisa nuevamente con algo mas de rapidez que como se la habia quitado, su cabello se sentia atrapado entre la camisa y entre sus hombros hasta que lo liberó suspirando, le habia curado bien...lo sentía.-
Si...no solo he tenido trato sino que he ayudado a algunas personas como tu y otros son mis amigos
-No podría negarlo aunque quisiera, sabia demasiado y no se habia asustado cuando habia estado de ese modo ni cuando habia perdido la cabeza anteriormente, solo estaba inquieto ¿le amenazaria? no sabia como podía actuar pues aun cuando le hubiera curado no todos querian que se supiera su secreto, los que conocian a Lionel lo protegían tambien de los seres que no se fiaban de que cumpliera su palabra de estar callado, pero la gran mayoría lo averiguaba el solo por la tensión en sus hombros, cuando estaba en peligro o ante una persona que podia ser peligrosa la tensión parecia avisarle con crueldad avisandole que no tenía tiempo para descansar siquiera, ojeó con curiosidad lo que estaba haciendo con las cartas sonriendo suavemente-
¿Sabes manejar eso? me refiero a ver el futuro
-Los gitanos siempre nacian con una carta de tarot bajo el brazo, a todos les enseñaban a ser hábiles con sus manos si querian timar o si querian aprovechar para aprender ese poder de la clarividencia, el lo dominaba un poco no excesivamente pero las cartas eran caprichosas, como una mujer con sus mejores galas que te decía cuando queria salir y cuando no. Le decian cosas solo referente a él y no a la vida de nadie más aunque muchas veces no le decian toda la respuesta sino un poco. Sacó la suya dejandola sobre aquella cama, las toco, estaban templadas como si quisieran indicar que estaban con vida-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: L'passion, l'interdiction [Privado]
Emhyr le devolvió la sonrisa al gitano, había pocas personas que pensarán de aquel modo. ¿Quién podría considerar a un hombre lobo como un ser cargado del mismo sentir humano? O Más bien, ¿quién recordaba lo que antes habían sido? Nadie, pero aquel chico al parecer si.
-Entonces me podré sentir tranquilo, no me tratará como un bicho raro, o sentirás temor. O al menos eso espero.
Emhyr seguía jugueteando con aquellas cartas, su madre, tachada de bruja en la corte otomana, había portado una baraja traída de su país, como aquella que ahora Emhyr llevaba pero en su caso, se las había regalado los gitanos con los que había vivido durante años en sus venidas e idas.
Si, Emhyr había sido un nómada por así decirlo, no había conocido desde que tuvo que comenzar su huida, otro tipo de vida. De vez en cuando en su camino se encontraba con las carrozas del gitano “Reinos”, aquel que le había tratado como a un hijo; aquel que le había regalado esa vieja guitarra; aquel que le llamaba “fugitivo”, porque no sabía como se las apañaba que el turco sin decir nada desaparecía de la convivencia de los gitanos para luego crear un reencuentro unos meses después en algún país lejano, si; y aquel que bien conocía su afición de mujeriego y que le decía infinidad de veces que si él descubría que había tocado a su hija, le obligaría a casarse con ella quisiera o no, Emhyr siempre le prometía que nunca ocurriría, pero más de una vez la hija del gitano por iniciativa propia e insistencia se había metido en su lecho.
Al ver como Lionel se refería a sus cartas, se detuvo y observo las de él, las había dispuesto sobre la cama, muy diferente a las suyas era, pero igual de semejantes en significado.
-Ten cuidado, no dejes que las toquen sin tu permiso. Vaya que deseen cambiar de dueño.
Sus labios se curvaron en una sonrisa divertida. Había una superstición sobre las cartas, están solamente obedecían a sus dueño que la había marcado de algún modo, en el caso que cambiaran de dueño si éste no las volvía a marcar con algun rito solo podían traer desdicha si estas eran jugadas.
-Puedo ver algo, pero más bien me sirven para ver más bien en las personas. Haber... -Sus dedos eran hábiles, como cualquier mago de la calle que sabía hacer trucos baratos para ganarse la vida, como así era realmente, las cartas pasaban entre sus dedos de un lado a otro, entremezclándose, cambiando de mano. Una tras otra, fueron colocadas sobre la cama formando una singular figura.-Toma la del centro, y guardala hasta fina, hasta que te indique. -Emhyr esperó a que le obedeciese y cuando lo hizo comenzó a descubrir cartas. -Dos de espadas. -Chasqueó la lengua. -Un poco tarde digamos, si hubiésemos visto esta carta te hubieses ahorrado esas heridas, una lástima. -Emhyr continuaba distraído, mirando la figura que habían formado con sus cartas españolas mientras con las sobrantes cartas jugueteaba sin descanso, de nuevo levanto otra carta rompiendo la figura. -Veamos esa carta que tanto les gusta a los que quieren enamorarse... -”Rey de espadas”, Emhyr frunció el ceño pensativo, parecía de repente como si se hubiese “rallado” por la carte. -No puede ser. -Carraspeó y deshizo la figura, volvió a barajarla, y creo otra figura, de nuevo levanto aquella indicativa sobre el “amor” y todo lo vinculado con él: “Rey de espadas”. -Esto tiene que estar equivocado. -Volviendo a hacer lo mismo mezclo de todas las maneras que conocía la baraja, otro juego de cartas, otra figura, carta desvelada: “Rey de espadas”. Emhyr carraspeó, miraba a la carta y a Lionel, y luego a Lionel y a la carta.- Esto... -Si, esa carta le decía que aquel gitano estaba enamorado de un "rey de espadas" o que le gustaba más bien "los reyes" de la baraja más que las reinas, o al menos eso entendió el turco con la carta.
-Entonces me podré sentir tranquilo, no me tratará como un bicho raro, o sentirás temor. O al menos eso espero.
Emhyr seguía jugueteando con aquellas cartas, su madre, tachada de bruja en la corte otomana, había portado una baraja traída de su país, como aquella que ahora Emhyr llevaba pero en su caso, se las había regalado los gitanos con los que había vivido durante años en sus venidas e idas.
Si, Emhyr había sido un nómada por así decirlo, no había conocido desde que tuvo que comenzar su huida, otro tipo de vida. De vez en cuando en su camino se encontraba con las carrozas del gitano “Reinos”, aquel que le había tratado como a un hijo; aquel que le había regalado esa vieja guitarra; aquel que le llamaba “fugitivo”, porque no sabía como se las apañaba que el turco sin decir nada desaparecía de la convivencia de los gitanos para luego crear un reencuentro unos meses después en algún país lejano, si; y aquel que bien conocía su afición de mujeriego y que le decía infinidad de veces que si él descubría que había tocado a su hija, le obligaría a casarse con ella quisiera o no, Emhyr siempre le prometía que nunca ocurriría, pero más de una vez la hija del gitano por iniciativa propia e insistencia se había metido en su lecho.
Al ver como Lionel se refería a sus cartas, se detuvo y observo las de él, las había dispuesto sobre la cama, muy diferente a las suyas era, pero igual de semejantes en significado.
-Ten cuidado, no dejes que las toquen sin tu permiso. Vaya que deseen cambiar de dueño.
Sus labios se curvaron en una sonrisa divertida. Había una superstición sobre las cartas, están solamente obedecían a sus dueño que la había marcado de algún modo, en el caso que cambiaran de dueño si éste no las volvía a marcar con algun rito solo podían traer desdicha si estas eran jugadas.
-Puedo ver algo, pero más bien me sirven para ver más bien en las personas. Haber... -Sus dedos eran hábiles, como cualquier mago de la calle que sabía hacer trucos baratos para ganarse la vida, como así era realmente, las cartas pasaban entre sus dedos de un lado a otro, entremezclándose, cambiando de mano. Una tras otra, fueron colocadas sobre la cama formando una singular figura.-Toma la del centro, y guardala hasta fina, hasta que te indique. -Emhyr esperó a que le obedeciese y cuando lo hizo comenzó a descubrir cartas. -Dos de espadas. -Chasqueó la lengua. -Un poco tarde digamos, si hubiésemos visto esta carta te hubieses ahorrado esas heridas, una lástima. -Emhyr continuaba distraído, mirando la figura que habían formado con sus cartas españolas mientras con las sobrantes cartas jugueteaba sin descanso, de nuevo levanto otra carta rompiendo la figura. -Veamos esa carta que tanto les gusta a los que quieren enamorarse... -”Rey de espadas”, Emhyr frunció el ceño pensativo, parecía de repente como si se hubiese “rallado” por la carte. -No puede ser. -Carraspeó y deshizo la figura, volvió a barajarla, y creo otra figura, de nuevo levanto aquella indicativa sobre el “amor” y todo lo vinculado con él: “Rey de espadas”. -Esto tiene que estar equivocado. -Volviendo a hacer lo mismo mezclo de todas las maneras que conocía la baraja, otro juego de cartas, otra figura, carta desvelada: “Rey de espadas”. Emhyr carraspeó, miraba a la carta y a Lionel, y luego a Lionel y a la carta.- Esto... -Si, esa carta le decía que aquel gitano estaba enamorado de un "rey de espadas" o que le gustaba más bien "los reyes" de la baraja más que las reinas, o al menos eso entendió el turco con la carta.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: L'passion, l'interdiction [Privado]
No se porque tendría que temerte he visto a humanos más salvajes que tu creeme
-No quiso ni acordarse pero automaticamente cruzó por su mente un nombre, Diamond philip; Había trabajado para ese hombre durante un largo periodo de tiempo pero practicamente esclavizado pues en aquel entonces no tenia dinero ni para ir a coger el barco más cercano que estuviera cayéndose a pedazos porque no tenia ni una moneda olvidada en el bolsillo de su pantalón asi que le tuvo que pedir trabajo...siempre se arrepentiría pues hiciera lo que hiciese estaba mal, tenia claramente a sus preferidas que eran las mujeres que iban despampanantes por los pasillos riendose de los que estaban limpiando o cocinando y pobre como se te ocurriese meterte con ellas pues el jefe corriendo iba sin ningún tipo de represaria a darte la paliza que merecías como en aquellos tiempos donde si uno acusaba a otro ya era la palabra del acusador contra el acusado lo cual siempre salia ganando el que te denuncio, lo mismo pasaba con ellas que si querían denunciarte lo hacían en cuando deseaban sin ningún tipo de preocupación.
Tembló como si fuera solo un sutil escalofrio volviendo su vista hacia otro lado fijandose en algo que antes no habia visto como por una parte las paredes parecian estar en buen estado pero aparecian pequeños puntos parecido a los que los insectos dejaban cuando encontraban una madriguera, se sonrió a si mismo mirandolos fijamente esperando ver salir a alguna araña de su escondite para deleitarle con sus movimientos, no le importaban demasiado los bichos al gitano es más a veces le divertían especialmente cuando estaba aburrido ya que donde vivia se debia de llevar bien con los insectos, vivia en elbosque en su carpa siempre pegada a la hierba claramente en verano eran dificiles de lidiar porque eran tan pequeños que se metian dentro pero por demás siempre se divertia mucho observándolos especialmente ahora que por primera vz en su vida tenia suficiente dinero como para tomarse uno o dos dias de descanso cuando lo viera oportuno-
Las mimo demasiado creeme que si cambiaran de dueño despues volverian a mi
-Las cartas se calentaron por un momento como si se burlasen orgullosas aunque era cierto que los gitanos eran muy supersticiosos, cuando uno tenia una baraja solo quien queria que se le viera el futuro era el que estaba permitido tocarlas los demas no podian ni barajarlas ni estudiarlas aunque algunas ancianas gitanas siempre se divertian enseññando alosjovenes sus cartaso que significaba e incluso sus vivencias para otras personas se volvía en un modo de vida tal que no salían de sus cabañas, algunos si podian predecir el futuro daba incluso miedo verles acercarse a alguien advirtiéndoles de cosas siempre deseaba uno que nunca se acercasen cerca suya por si alguna mirada desataba una serie de malos augurios en efecto domino-
Ohm si si
-Guardó algo apresurado sus cartas pidiendoles una disculpa mientras sus ojos brillaban con emoción, alguien más que él mismo le diria cosas de él algo que no pudiera saber ¿o si? empezo a obedecer las indicaciones que les daba dejabdo que las manos se acomodasen en la cama riendo abiertamente con el hecho de haberse ahorrado las heridas, aun dolia asi que se señalo en modo de asentimiento aunque a decir verdad nunca se arrepentiría de nada. Volvió a conservar la calma mientras el volvia a mirar las cartas delamor elevando el rostro mientras pensaba en que aquella carta diria basicamente que estaba enamorado-
Hmm...
-Le miró divertido cuando asomo el rostro viendo la carta y dijo claramente esperando su reacción-
De un hombre
-Le comentó con una sonrisa abierta, el al principio habria reaccionado igual despues de todo un hombre debia de amar a una mujer y viceversa pero nunca se debian de cruzar los polos, la verdad es que lo unico que temia era que fuese homofobico o que tuviera miedo de que los dedos de lionel fueran a toquetearle aun cuando nunca lo haria-
¿Verdad?
-No quiso ni acordarse pero automaticamente cruzó por su mente un nombre, Diamond philip; Había trabajado para ese hombre durante un largo periodo de tiempo pero practicamente esclavizado pues en aquel entonces no tenia dinero ni para ir a coger el barco más cercano que estuviera cayéndose a pedazos porque no tenia ni una moneda olvidada en el bolsillo de su pantalón asi que le tuvo que pedir trabajo...siempre se arrepentiría pues hiciera lo que hiciese estaba mal, tenia claramente a sus preferidas que eran las mujeres que iban despampanantes por los pasillos riendose de los que estaban limpiando o cocinando y pobre como se te ocurriese meterte con ellas pues el jefe corriendo iba sin ningún tipo de represaria a darte la paliza que merecías como en aquellos tiempos donde si uno acusaba a otro ya era la palabra del acusador contra el acusado lo cual siempre salia ganando el que te denuncio, lo mismo pasaba con ellas que si querían denunciarte lo hacían en cuando deseaban sin ningún tipo de preocupación.
Tembló como si fuera solo un sutil escalofrio volviendo su vista hacia otro lado fijandose en algo que antes no habia visto como por una parte las paredes parecian estar en buen estado pero aparecian pequeños puntos parecido a los que los insectos dejaban cuando encontraban una madriguera, se sonrió a si mismo mirandolos fijamente esperando ver salir a alguna araña de su escondite para deleitarle con sus movimientos, no le importaban demasiado los bichos al gitano es más a veces le divertían especialmente cuando estaba aburrido ya que donde vivia se debia de llevar bien con los insectos, vivia en elbosque en su carpa siempre pegada a la hierba claramente en verano eran dificiles de lidiar porque eran tan pequeños que se metian dentro pero por demás siempre se divertia mucho observándolos especialmente ahora que por primera vz en su vida tenia suficiente dinero como para tomarse uno o dos dias de descanso cuando lo viera oportuno-
Las mimo demasiado creeme que si cambiaran de dueño despues volverian a mi
-Las cartas se calentaron por un momento como si se burlasen orgullosas aunque era cierto que los gitanos eran muy supersticiosos, cuando uno tenia una baraja solo quien queria que se le viera el futuro era el que estaba permitido tocarlas los demas no podian ni barajarlas ni estudiarlas aunque algunas ancianas gitanas siempre se divertian enseññando alosjovenes sus cartaso que significaba e incluso sus vivencias para otras personas se volvía en un modo de vida tal que no salían de sus cabañas, algunos si podian predecir el futuro daba incluso miedo verles acercarse a alguien advirtiéndoles de cosas siempre deseaba uno que nunca se acercasen cerca suya por si alguna mirada desataba una serie de malos augurios en efecto domino-
Ohm si si
-Guardó algo apresurado sus cartas pidiendoles una disculpa mientras sus ojos brillaban con emoción, alguien más que él mismo le diria cosas de él algo que no pudiera saber ¿o si? empezo a obedecer las indicaciones que les daba dejabdo que las manos se acomodasen en la cama riendo abiertamente con el hecho de haberse ahorrado las heridas, aun dolia asi que se señalo en modo de asentimiento aunque a decir verdad nunca se arrepentiría de nada. Volvió a conservar la calma mientras el volvia a mirar las cartas delamor elevando el rostro mientras pensaba en que aquella carta diria basicamente que estaba enamorado-
Hmm...
-Le miró divertido cuando asomo el rostro viendo la carta y dijo claramente esperando su reacción-
De un hombre
-Le comentó con una sonrisa abierta, el al principio habria reaccionado igual despues de todo un hombre debia de amar a una mujer y viceversa pero nunca se debian de cruzar los polos, la verdad es que lo unico que temia era que fuese homofobico o que tuviera miedo de que los dedos de lionel fueran a toquetearle aun cuando nunca lo haria-
¿Verdad?
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: L'passion, l'interdiction [Privado]
-Si, exacto. -Emhyr rió, cuando vió confirmada su sospecha mientras lanzaba la carta, que aun tenía en la mano sobre las otras. -¿Oye por qué me miras así?
Emhyr se contenía de reirse, no sabía porque Lionel le miraba de aquel modo divertido esperando que él reaccionara de algun modo extravante o similar. ¿Tal pensanse que iba a temerle por su condición sexual o se iba a sentir asqueado o no sabía el que? Pero, ¿un hombre lobo temer a un simple humano? ¡Era rídiculo!
Era cierto que en aquella cultura parisina, las formas eran mucho más cerradas que en cualquier otro país en le que había estado. Los sentimietnos quedaban reprimidos bajo las fórmulas de cortesía, el pudor estaba a la orden del día reflejado incluso en sus ropas, la muestra de un muslo femenino simplemente era un escandolo, pero Emhyr había visto tanto y vivido en tantos lugares, si aquellos que tenía aquella mentalidad supiera que en algunos países en los que había estado las mujeres llevaban menos ropas que aquella incluso en algunos se permitían de exibir sus pechos con orgullo. También estaba aquello de la sexualidad, un tema bien delicado en todas ellas, en algunas quedaban más ocultas que en otras los gustos. El desprecio, la burla, el ser señalo con el dedo, ser acusado como un criminal o asesinado, era las consecuencias que traían aquel tipo de condiciones. Pero Emhyr no era quien para juzgar a nadie, es más, le importaba poco lo que hacían los demás mientras a él le dejaran tranquilo.
-Estas enamorado de un “hombre”, si. ¿Y qué pasa? -Había conocido a pocos de su condición, comenzó a recoger las cartas y a barajarlas de nuevo. -Espero que no sea de mí, sería un flechazo. Ya que sé suelo dar esa impresión, pero te tendrías que sumar a la cola. -Bromeó como si nada, luego sé puso un poco más serio en cuanto su actitud. -Es considerado aberración en París, y la verdad en otros muchos lugares. -Afirmó. -Cuando aun me preparaba para ser “jenízaro”, en nuestra compañía ejecutaron a dos hombres, en mi... -Iba a decir en su “religión”, pero él había dejado de creer en nada hacía mucho tiempo. -En la religión que nos inculcaban, la ley condena a muerte a los hombres que se enamoran de otros, no sé como será aquí.
Emhyr se acerco el tarot a los labios y le susurro unas palabras en otro idioma, luego se lo tendió a su compañero.
-Ahora te toca a tí, preguntale a las cartas haber que pueden decir de mí.
Emhyr se contenía de reirse, no sabía porque Lionel le miraba de aquel modo divertido esperando que él reaccionara de algun modo extravante o similar. ¿Tal pensanse que iba a temerle por su condición sexual o se iba a sentir asqueado o no sabía el que? Pero, ¿un hombre lobo temer a un simple humano? ¡Era rídiculo!
Era cierto que en aquella cultura parisina, las formas eran mucho más cerradas que en cualquier otro país en le que había estado. Los sentimietnos quedaban reprimidos bajo las fórmulas de cortesía, el pudor estaba a la orden del día reflejado incluso en sus ropas, la muestra de un muslo femenino simplemente era un escandolo, pero Emhyr había visto tanto y vivido en tantos lugares, si aquellos que tenía aquella mentalidad supiera que en algunos países en los que había estado las mujeres llevaban menos ropas que aquella incluso en algunos se permitían de exibir sus pechos con orgullo. También estaba aquello de la sexualidad, un tema bien delicado en todas ellas, en algunas quedaban más ocultas que en otras los gustos. El desprecio, la burla, el ser señalo con el dedo, ser acusado como un criminal o asesinado, era las consecuencias que traían aquel tipo de condiciones. Pero Emhyr no era quien para juzgar a nadie, es más, le importaba poco lo que hacían los demás mientras a él le dejaran tranquilo.
-Estas enamorado de un “hombre”, si. ¿Y qué pasa? -Había conocido a pocos de su condición, comenzó a recoger las cartas y a barajarlas de nuevo. -Espero que no sea de mí, sería un flechazo. Ya que sé suelo dar esa impresión, pero te tendrías que sumar a la cola. -Bromeó como si nada, luego sé puso un poco más serio en cuanto su actitud. -Es considerado aberración en París, y la verdad en otros muchos lugares. -Afirmó. -Cuando aun me preparaba para ser “jenízaro”, en nuestra compañía ejecutaron a dos hombres, en mi... -Iba a decir en su “religión”, pero él había dejado de creer en nada hacía mucho tiempo. -En la religión que nos inculcaban, la ley condena a muerte a los hombres que se enamoran de otros, no sé como será aquí.
Emhyr se acerco el tarot a los labios y le susurro unas palabras en otro idioma, luego se lo tendió a su compañero.
-Ahora te toca a tí, preguntale a las cartas haber que pueden decir de mí.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: L'passion, l'interdiction [Privado]
En cierto modo me decepcione
-Comentó con una sonrisa en los labios mientras colocaba las manos en sus cabellos, por un instante se le habia olvidado el dolor de sus articulaciones ya que en el momento de moverlas se arrepintió ante la punzada de dolor agudo que sintió, todas las partes del cuerpo estaban conectadas sobre todo por los nervios o los músculos que tiraban de algunas partes totalmente extrañas, al mover los brazos no solo dolían los costados sino tambien el vientre, al contraer el vientre sus piernas parecian más cansadas de lo habitual, diríase que era un recordatorio para que se diese cuenta de que debía de tener más cuidado.
Una risita cariñosa habia cruzado el umbral de los labios cerrados de Lionel haciendo de nuevo que las facciones simpáticas del gitano gobernasen por todo su rostro, aunque siempre estaba sonriendo y habia muchas veces que los gitanos deseaban verle serio o triste para ver si de verdad estaba bien, "no es bueno sonreír tanto" decían muchas personas. Despues se palpó un poco la herida del costado sonriendo suave, la mayor parte de las personas cuando le decías que estabas enamoradas de un hombre entonces se echaban para atrás, los más paranoicos hasta colocaban una mano en el trasero por si acaso estuvieran a punto de ser ultrajados, en fin, una mezcla de idioteces que solo los humanos eran capaces de pensar, pues en el mundo animal no importaba si eras macho o hembra cuando el placer estaba a la vuelta de la esquina-
Otro hombre habría gritado y me habría echado de la habitación en cambio tu solo me dijiste que porque te miraba así, es raro
-Otra sonrisa acarició sus labios, en cuando dijo aquello de "espero que no sea de mi" siendo sinceros si Lionel no tuviera a otro hombre en su vida se habría fijado en él pero solo físicamente, lo veía más como un amigo o incluso como un compañero de viajes si se tuviese que dar el caso. Negó con una sonrisa asintiendo cuando miraba ausente hacia una de las paredes, ejecutaban a hombres y mujeres solo porque se enamoraban de unos u de otros, ejecutaban a las mujeres infieles, ejecutaban a los niños que mataban por un poco de pan, los humanos habian aprendido a tomar la vida de otras personas tan fácilmente que hasta muchos lo llamaban "religión"-
Lo mio no suele funcionar como lo tuyo.. las cartas me suelen decir lo que va a pasar y muy pocas veces me dicen sobre la persona
-Comentó cuando tomaba las cartas del tarot, las acarició como si quisiera indulgencia con ellas, las meció con cierta habilidad mientras un suspiro acarició la habitación colocando las cartas en el orden indicado, queria ver que pasaría ahora, sus ojos estaban pendientes de una carta en cuando salió estaba claro que no tenían indulgencia con él-
Traición
-Dijo en voz alta-
Habrá un tiempo de paz, estarás tranquilo lo cual te hará pensar que puedes bajar la guardia al menos por un momento, tus enemigos estan siempre cerca, un ojo te mira mientras el otro planea como acabar contigo, quien menos esperas alzará la mano contra ti.
-Colocó la mano en la barbilla-
La avaricia seguramente sea el motivo de ese hombre... mh pero tendrás aliados, una amistad que ha surgido...puede ser tu ayudante en cuando necesites algo esa persona a la que acudir siempre que desees será una parte clave cuando despierte del letargo, el odio y la ira.
-Comentó con una sonrisa en los labios mientras colocaba las manos en sus cabellos, por un instante se le habia olvidado el dolor de sus articulaciones ya que en el momento de moverlas se arrepintió ante la punzada de dolor agudo que sintió, todas las partes del cuerpo estaban conectadas sobre todo por los nervios o los músculos que tiraban de algunas partes totalmente extrañas, al mover los brazos no solo dolían los costados sino tambien el vientre, al contraer el vientre sus piernas parecian más cansadas de lo habitual, diríase que era un recordatorio para que se diese cuenta de que debía de tener más cuidado.
Una risita cariñosa habia cruzado el umbral de los labios cerrados de Lionel haciendo de nuevo que las facciones simpáticas del gitano gobernasen por todo su rostro, aunque siempre estaba sonriendo y habia muchas veces que los gitanos deseaban verle serio o triste para ver si de verdad estaba bien, "no es bueno sonreír tanto" decían muchas personas. Despues se palpó un poco la herida del costado sonriendo suave, la mayor parte de las personas cuando le decías que estabas enamoradas de un hombre entonces se echaban para atrás, los más paranoicos hasta colocaban una mano en el trasero por si acaso estuvieran a punto de ser ultrajados, en fin, una mezcla de idioteces que solo los humanos eran capaces de pensar, pues en el mundo animal no importaba si eras macho o hembra cuando el placer estaba a la vuelta de la esquina-
Otro hombre habría gritado y me habría echado de la habitación en cambio tu solo me dijiste que porque te miraba así, es raro
-Otra sonrisa acarició sus labios, en cuando dijo aquello de "espero que no sea de mi" siendo sinceros si Lionel no tuviera a otro hombre en su vida se habría fijado en él pero solo físicamente, lo veía más como un amigo o incluso como un compañero de viajes si se tuviese que dar el caso. Negó con una sonrisa asintiendo cuando miraba ausente hacia una de las paredes, ejecutaban a hombres y mujeres solo porque se enamoraban de unos u de otros, ejecutaban a las mujeres infieles, ejecutaban a los niños que mataban por un poco de pan, los humanos habian aprendido a tomar la vida de otras personas tan fácilmente que hasta muchos lo llamaban "religión"-
Lo mio no suele funcionar como lo tuyo.. las cartas me suelen decir lo que va a pasar y muy pocas veces me dicen sobre la persona
-Comentó cuando tomaba las cartas del tarot, las acarició como si quisiera indulgencia con ellas, las meció con cierta habilidad mientras un suspiro acarició la habitación colocando las cartas en el orden indicado, queria ver que pasaría ahora, sus ojos estaban pendientes de una carta en cuando salió estaba claro que no tenían indulgencia con él-
Traición
-Dijo en voz alta-
Habrá un tiempo de paz, estarás tranquilo lo cual te hará pensar que puedes bajar la guardia al menos por un momento, tus enemigos estan siempre cerca, un ojo te mira mientras el otro planea como acabar contigo, quien menos esperas alzará la mano contra ti.
-Colocó la mano en la barbilla-
La avaricia seguramente sea el motivo de ese hombre... mh pero tendrás aliados, una amistad que ha surgido...puede ser tu ayudante en cuando necesites algo esa persona a la que acudir siempre que desees será una parte clave cuando despierte del letargo, el odio y la ira.
Lionel D'Maine- Gitano
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