Es un demonio, pero para mí es un ángel (Lestat)

por **Agnes Pasteur** Sáb Feb 26, 2011 10:11 pm

Anochece en la ciudad y me he quedado rezando más de la cuenta por observar los hermosos juegos del sol antes de apagarse los vitraux. Los santos se veían tan humanos con esos tonos dorados...

El silencio me rodea, pero no me alarmo pues me encanta deambular sola, siempre buscando alguien para compartir el momento, así que permanezco allí, orando por la paz mundial, el fin del hambre, y el encuentro con un ser especial...

por **Lestat De Lioncourt** Dom Feb 27, 2011 4:20 pm

Me encontraba en la Ile de la Cité, una de las dos islas naturales que pueblan el Sena a su paso por París, frente a la hermosa Catedral de Notre Dame. Una obra arquitectónica como esta maravilla bien merece la pena ser visitada.-

En el interior las pinturas, los altares de mármol y piedra, el sol que apenas se ha hundido tras el horizonte que levemente se derrama sobre los vitrales era una vista conmovedora

Una hermosa joven vestida de monja se encontraba orando, no quise interrumpirla, así que, con mí elegante y discreto modo de andar me instale unos asientos más atrás, contemple el lugar por unos instantes antes de seguir mi camino. La noche recién iniciaba para el vampiro Lestat.-

por **Agnes Pasteur** Miér Mar 02, 2011 12:08 pm

Estaba inmersa en mis pensamientos cuando percibo que la oscuridad ha tomado lugar de la iglesia. Me levanto, pues algunas de las monjas podrían empezar a preguntar por mí (y como tengo fama, jeje) prefiero portarme "bien" para tener menos vigilancia por parte de ellas.

Pero cuando llego al final de la banca, miro hacia atrás mío y quedo paralizada por lo que veo... ¡Que hermoso! ¿Serán así los ángeles? pienso al ver a un joven pálido como el mármol, tan bello que como atraída por un imán camino unos pasos hacia su encuentro:

- Buenas noches, monsieur. -digo sentándome en la banca frente a él.

por **Lestat De Lioncourt** Miér Mar 02, 2011 4:08 pm

Tenía mis ojos cerrados cuando percibí a aquella joven levantarse y aproximar su figura hacia mi.- Sonreí al descubrir en sus pensamientos que veía en mi a un ángel, cuando realmente podría ser el mismismo demonio.

Soy el peor de los enemigos, un monstruo capaz de atraer al ser más inocente simplemente por mi encanto y belleza –pensé-

La mire directo a los ojos.-

Bonne nuit belle femme – respondí con mi acariciador tono de voz y excelente francés-

por **Agnes Pasteur** Miér Mar 02, 2011 10:31 pm

- Merci, hermoso... -me pierdo en sus ojos claros, celestes como el cielo, de dónde seguro viene este ángel- ¿Y cómo uno de las estátuas que adornan este templo está aqui vivo y moviéndose? -le pregunto con mi voz llena de seducción, pues ya dejé mi inocencia en la banca de atrás.

Con algo de esfuerzo dejo de mirarlo, y giro mi cabeza para escudriñar si estamos solos o si alguien nos ha visto. ¡Perfecto! No hay nadie que nos pueda molestar! A éste sí que voy a conocer a fondo..

por **Lestat De Lioncourt** Sáb Mar 05, 2011 12:24 pm

¿Qué significaba esto? ¿Me estaba seduciendo? No estaba aterrorizada, en lo absoluto. Ella debía saber con certeza que no era humano ¿Pero un ángel?

Oh.. ma chérie … que equivocada estas -pensé-

La vi girar su rostro y mirar a su alrededor ¿En que pensaba? No leí su mente esa es una facultad mía que desprecio. Finalmente respondí.-

Me honra con su comentario, madame –incline levemente mi cabeza mientras le dedicaba una sutil sonrisa- Permítame decirle que vuestra belleza no se compara con las estatuas del lugar – dije con voz cordial-

por **Agnes Pasteur** Sáb Mar 05, 2011 4:55 pm

- Ay, cómo dice eso... -contesto ruborizándome, pero de pronto el diablo me susurra una idea excelente, la cual sin pérdida de tiempo pongo en acción- Monsieur lo dice porque no ha visto estátuas realmente bellas. Si no tiene apuro, le puedo mostrar...

Mi corazón bate con fuerza cuando lo veo levantarse. Le indico que me siga y avanzo por la nave izquierda de la iglesia, y antes que lleguemos al altar, le indico una puerta diminuta y casi escondida:

- Por aquí entraremos al taller de reparaciones de estátuas, donde guardan las más bellas, que sólo sacan para las procesiones. -explico contenta, pues a esa hora no creo encontrar a ninguno de los artistas restauradores.

por **Lestat De Lioncourt** Lun Mar 07, 2011 2:03 pm

La sed golpeo en mi garganta cuando observe sus mejillas sonrojadas. Me invito al taller de reparaciones indicándome que en aquel lugar se hallaban las estatuas más hermosas de la catedral.-

Al ponerme de pie escuche como su corazón se aceleraba y golpeaba fuertemente contra su pecho, bombeando por todo su cuerpo aquella exquisita sangre.-

Lestat, no enloquezcas por la sangre, recuerda tus reglas del juego – pensé mientras le seguía el paso con elegancia.-

Me señalo una pequeña puerta cerca del altar. Gire mi rostro hacia ella para ver la expresión en su semblante.-

¿Usted entrara conmigo? Espero no ocasionarle problemas si llegan a encontrarnos en este lugar, madame – susurre-

La curiosidad que me mantenía aquí, no era precisamente por las estatuas.-

por **Agnes Pasteur** Jue Mar 10, 2011 9:49 pm

- Oh, mi ángel. Os aseguro que la suerte divina nos impediré de tener problemas y... -lo miro pícara- Si alguien nos descubre, bueno... eso no será novedad... -suspiro resignada. Pero su mirada me embriaga y siento la excitación tomar cuenta de mi cuerpo- Vamos! Si nos quedamos en la puerta alguien SI podría vernos!

Lo guío por entremedio de los pasillos hasta que llegamos al taller. Tal cual como le dije, está vacío, salvo la gran colección de estatuas esparcidas por doquier. Le observo, y con dificultad reprimo mis ansias de tirarme a sus brazos:

- Y entonces monsieur, ¿no está de acuerdo que estas estatuas son mucho más bellas que yo?

por **Lestat De Lioncourt** Sáb Mar 12, 2011 2:16 pm

Disculpe usted… que no será novedad? –pregunto con curiosidad sin ahondar en sus pensamientos aun-

Me miro con travesura y pude notar como su corazón y respiración se aceleraban. No era el miedo lo que hacia reaccionar su cuerpo de esa manera. Tomo mi mano y guío por los pasillos hasta llegar al taller, no había nadie en el lugar, estábamos completamente solos.-

Las estatuas en el lugar, sin duda eran maravillosas, pero el rubor y los latidos del corazón de aquella joven y hermosa monja me embriagaban.-

Sin duda son hermosas –hice una pausa y continúe mientras caminaba elegantemente por el lugar observando las esculturas- Pero la belleza de una dama como usted no se compara con ninguna de ellas. –susurre con voz suave y sensual mientras en mis labios se dibuja una sonrisa-

por **Agnes Pasteur** Lun Mar 14, 2011 11:16 am

Embobada, lo observo caminar por entremedio de las estatuas, y sus gestos tan fluidos me hacen pensar que no es un humano normal. ¡Y me derrito completamente con sus halagos! Me ruborizo y para disminuir un poco el calor que siento, me saco el hábito de la cabeza, dejando mis cortos cabellos negros a la vista:

- Ángel mío, no os quiero engañar... Aunque viva en este claustro y vista este hábito, no soy una monja normal... -sus delicados pies lo acercan a mí- Y como os dije antes, ya antes me han encontrado en situaciones poco decorosas, pues no tengo fuerza de voluntad para negarme al diablo... -sus pasos se detienen, lo que me alerta que mis palabras demasiado sinceras lo pueden asustar- Pero os aseguro, nunca le he hecho daño a alma alguna, sólo las he complacido... -siento como su mirada intensa me desnuda, excitándome más al imaginarme sus labios rojos sobre mi piel...

por **Lestat De Lioncourt** Vie Mar 18, 2011 2:04 pm

La contemplo de reojo, sus mejillas se jactan de un exquisito color rosa y sutilmente desliza el velo de su cabeza revelando su negro cabello. Camino hacia ella mientras desciendo disimuladamente mi vista por sus ojos, me deleito con sus rojos labios y fantaseo con aquella tentadora garganta. Me detuve de forma repentina e ignore los detalles que habían despertado la sed en mí al escuchar sus palabras.-

No puede negarse al diablo –pensé mientras inclinaba levemente mi cabeza y poco a poco las imágenes de sus andanzas llegaban a mi mente-

Sin lugar a duda no había lastimado a nadie, la lujuria era su único pecado. Me quede observándola de manera impetuosa, una inocente sonrisa se dibujo en mis labios, dejando a la vista mis afilados colmillos que apenas resultaban visibles para ella, le había hechizado. Su mente y su cuerpo me deseaban.-

De forma atrevida pose mis finos y fríos dedos sobre sus labios, le mire directo a los ojos.-

Chère beauté, así que crees oír al diablo? –susurre con voz suave y acariciadora mientras deslizaba muy suavemente mis cristalinas uñas desde su mandíbula hacia su mentón- ¿Alguna vez se ha presentado frente a ti? ¿Qué te susurra el diablo ahora? –pregunte deseoso de retomar el hilo de la conversación-

por **Agnes Pasteur** Vie Mar 18, 2011 9:43 pm

Un escalofrío me recorre cuando siento sus fríos dedos sobre mis labios, pero en vez de dar un paso atrás, inclino más mi cuerpo hacia el ángel. Sus ojos celestes como el paraíso se posan en mí al tiempo que oigo su dulce voz:

- Monsieur Angel... el diablo me susurra que abra su camisa... Y yo soy tan obediente... -mis manos empiezan a desatar el nudo del pañuelo que está en su cuello, para luego empezar a desabotonar su camisa, hasta que su pecho perfecto queda a mi alcance- ¿Quiere saber qué más me susurra el diablo?... -mis manos empiezan a recorrer su pecho, acariciándolo con presión y deseo- ¿Puedes adivinarlo? -sonrío e inclino mi cabeza, dejando mis labios listos para recibir su beso.

por **Lestat De Lioncourt** Lun Mar 21, 2011 11:52 pm

El cuerpo de aquella joven monja se estremeció al sentir la punta de mis fríos dedos recorrer sus labios, con mi atrevido acercamiento solo había ocasionado que aquel deseo en ella se incrementara cada vez más. Se inclino hacia mí acercando su rostro y su cuerpo al mío, obligándome a sentir el calor que de ella emanaba.

De forma traviesa, esquivando a lo que realmente significaba mi pregunta, desato el nudo del pañuelo de seda alrededor de mi cuello y desabotono poco a poco mi camisa dejando mi pecho descubierto. No me sorprendió sentir sus manos posarse sobre mi cuerpo, haciéndome estremecer al sentir el contacto de su piel, mas mi rostro era una perfecta mascara de frialdad e indiferencia. Aun no existe mujer o vampira alguna que haya despertado la verdadera pasión en mí.

Puedo adivinar perfectamente lo que su diablo, le esta susurrando -conteste con voz sombría-

Inclino su cabeza hacia atrás, invitándome a apresar sus labios y reclamar su boca. Sonreí traviesamente y con una de mis afiladas uñas le provoque un sutil corte en el labio inferior. Abrió sus ojos en el preciso momento en que deslizaba la punta de mi lengua sobre la pequeña gota de sangre que descendía por uno de mis dedos.

Madame… –susurre sensualmente mientras con elegancia me apartaba de ella, provocando su enfado o quizás aun mas su pasión y deslice mi fino pañuelo de entre sus manos-Aun no me ha dicho su nombre-agregue mientras cargaba mi espalda contra una pared y miraba con un oscuro propósito en mi mente-

Jugueteaba con el pañuelo entre mis dedos y miraba directamente a los ojos a la espera de su respuesta.

por **Agnes Pasteur** Jue Mar 24, 2011 11:29 pm

Cierro mis ojos y espero su beso... Me empiezo a imaginar cómo besará mi ángel, si sus labios también estarán fríos como su mano, cuando siento algo fino deslizar por mi labio inferior. Confundida, abro mis ojos y lo veo lamer su dedo, tomando algo rojo. Juraría que es sangre pero... ¿de dónde salió?

Con sus graciosos movimientos él da unos pasos hacia atrás y se aleja un poco de mí, pero su voz es tan sensual que no me preocupo, pues de seguro sólo me hace sufrir como algo de penitencia:

- Me llamo Agnes, monsieur ángel... -sin embargo, al hablar, siento el sabor metálico de la sangre. Subo una mano a mi boca y veo que ésta sale levemente manchada de color rojo. Vuelvo a mirarlo y, aunque sigue tan bello, algo en su mirada ha cambiado. Sus ojos me miran con deseo, con hambre, pareciéndose más a Lucifer, el ángel caído!

De inmediato me arrodillo, pues sé que, luego de tanto tiempo de espera, finalmente Satán ha dejado de susurrarme y se ha presentado en cuerpo y alma frente a mí:

- ¡Oh Lucifer, hermoso entre los hermosos! Aqui está su más fiel sierva, postrada ante sus pies y dispuesta a cualquier sacrificio por complaceros!

por **Lestat De Lioncourt** Mar Mar 29, 2011 5:45 pm

Agnes, querida mía –susurro al verla arrodillarse ante mí y llamarme lucifer-

Acaricie su cabello con mi mano derecha en un pequeño gesto afectuoso. La ayude a levantarse y le observe sonriendo casi cautivado por su devoción. Posando una de mis manos en su cintura, camine rodeando su cuerpo hasta situarme detrás de ella y acerque lentamente mis labios a su oído.

Pequeña, te has dejado engañar por tus ojos… tengo el aspecto de un ángel pero no lo soy - dije con acento francés y una voz seductora-

Desde luego, sé que soy sensual, que poseo una sonrisa irresistible, una mirada intensa y un cuerpo bien proporcionado, pero también soy un asesino implacable y mi encanto ha hechizado al mismísimo diablo.

Aun permanecía detrás de ella y rodee su cintura estrechándola entre mis brazos con adoración, probablemente sintió la temperatura fría de mi cuerpo con aquel contacto. Me conmovía aquella joven, que apasionada y delicada era. Mantenía mi mente unida a sus pensamientos, buscando algo de donde aferrarme para no perder la cordura y dejarme dominar por el monstruo en mi interior sediento de sangre, pero sus ideas no hacían más que incrementar la sed que sentía en esos momentos.

¿Quién la había trasformado en aquella mujer tan lascivia, sin ninguna vergüenza, sin ningún arrepentimiento? Pues bien, muy pronto iba a aprender una importante lección. Sería yo, el vampiro Lestat, quien le daría gustoso un escarmiento.

por **Agnes Pasteur** Jue Mar 31, 2011 10:16 pm

Off: ¿Escarmiento? Shocked

¡Oh que suerte tengo! Siento como las bendiciones de Lucifer caen sobre mí cuando me acaricia los cabellos... Sus brazos bajan por los míos y delicadamente me indica que me levante. Fiel y obediente me pongo de pie, y en un abrir y cerrar de ojos percibo que ha puesto sus manos en mi cintura y se ha ubicado atrás mío, y cuando me susurra, siento mis pezones endurecerse por la excitación que me provoca:

- No son mis ojos los que me indican que eres un ángel, sino que siempre me han inculcado que los ángeles son perfectos y divinos, tal cual como mis manos le sienten... -respondo bajito, en un suspiro, mientras estiro mis brazos hacia atrás y le acaricio las costillas. Él pega su cuerpo a mí, y aunque le siento frío como el mármol de las estátuas que nos rodean, no dejo de deslizar mis manos por su cuerpo.

Con cuidado me doy vuelta, y como él me sujeta firme por la cintura, termino inclinada mirándolo... Estoy en una disyuntiva, pues no sé si debo adorarlo o dejar que me posea...

- Deja que el calor de mi cuerpo os abrigue... Por favor, házme tuya... -le susurro a pocos centímetros de su boca.

por **Lestat De Lioncourt** Lun Abr 04, 2011 9:10 pm

OFF: Descuida querida, no mataré a Agnes si es lo que te preocupa...

El lugar donde nos encontrábamos estaba saturado de su dulce perfume humano. Acaricie sus labios con mi aliento, con mi respiración, al tiempo que me embriagaba cada vez más con su aroma. Alce una de mis manos hasta posar la punta de mis dedos sobre su calida boca y me deleito siguiendo la forma de sus finos labios. Froté la nariz contra su mejilla mientras descendía hacia su cuello, abriéndome paso con mis cristalinas uñas que rasgaban la tela de su hábito sensualmente dejándome el camino libre hacia su garganta y la parte superior de sus pechos.

Se apoyó contra mí clavándome los dedos de la mano izquierda en mi hombro. Yo la abracé e introduje suavemente mis dedos en su cabello.

No me subestimes… Tengo algo mejor para ti. – susurre mientras apartaba mi rostro para contemplarla con una sonrisa en mis labios que dejaban vislumbrar mis caninos que poco a poco se convertían en afilados colmillos.

por **Agnes Pasteur** Miér Abr 06, 2011 10:22 pm

Off: Os agradezco su consideración, oh ángel mío!

Lo siento tan cerca mío que mi corazón bombea acelerado. Su mano acaricia mis labios y cierro los ojos cuando él baja su cabeza, sin poder evitar soltar un suspiro cuando su nariz pasa por mi mejilla:

- Oh... -siento mi ropaje más liviano, mientras él baja a acariciar mi cuello. Su suave toque me enciende, y sin aguantarme más me pego a su cuerpo, tomando su hombro posesivamente. Con las caricias de sus dedos en mis cabellos, tiro mi cabeza hacia atrás, dejándole el camino libre para que bese mi cuello y pechos.

- Si... lo puedo sentir... -contesto feliz, pues rozo mis caderas con las de él, le sonrío y me fijo que su sonrisa se ve más grande, comprobando que le agrada todo como a mí...

por **Lestat De Lioncourt** Sáb Abr 09, 2011 6:31 pm

Aquel contacto envío un leve escalofrío a través de mis nervios, escalofrío que hizo temblar ligeramente mi cuerpo. Agnes me sonreía, estaba complacida, ninguna pizca de temor en sus ojos, ni en sus palabras. El diablo, lucifer… ella no tenia la menor idea de la maldad que reinaba en mi interior, la criatura despreciable que podía ser en ocasiones.

Me incline sobre ella y la bese en su cuello. Oí como circulaba la sangre por ella, pude sentir su sangre pulsando en su arteria.

Nuestra unión, la vieja y renovada lujuria. –Susurre mientras clavaba despacio los colmillos en aquella fuente de sangre-

De nuevo me deleitaba con el sabor de una piel humana, su cuerpo se rindió a mí. ¿Y mi deseo carnal? La tormenta de sangre lo arrastra todo en su vorágine. Succionaba lentamente. El aroma me enloquecía, unido al feroz deseo de poseerla mediante el asesinato o el amor. Penetre en su mente, la explore haciendo mía su vida, sus sueños; el matrimonio consanguíneo, una niña inocente, el odio de su madre, la inocencia y pureza perdidas a temprana edad.

Deslice la punta de mi lengua por su cuello sellando solo un poco la herida. Me aparte de ella, bebí lo suficiente para dejar a mi querida Agnes mareada pero con las fuerzas necesarias aun para mantenerse de pie. La contemple con una perversa sonrisa en mis labios manchados intencionalmente con su sangre.

No debiste traerme hasta aquí, querida –dije con voz ronca-

Escuche ruidos en la catedral, eran los pasos y agitadas voces de algunas monjas que buscaban desesperadas a mi joven e inocente Agnes. Pero yo… no estaba dispuesto a dejarla ir aun.-

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Es un demonio, pero para mí es un ángel (Lestat)

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