AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
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Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Recuerdo del primer mensaje :
En la oscuridad las ígneas lenguas deseaba acariciar el cielo nocturno, alzarse en la oscuridad entre aquellas llamas iluminadoras, tocar las estrellas. Aquel bosque en la noche se veía demasiado iluminada, anunciando la presencia de aquello viajantes que se habían establecido con sus carrozas en aquel llano. Pero no solo sus hogueras anunciaban la presencia, el sonido de la música, al percusión, daban a entender que aquella noche no iba a ser tranquila, sino todo lo contrario, algo se celebraba entre cantos, percusiones y sonidos de la guitarra.
Si Emhyr hubiese sabido que en unos pocos años terminaría en París, y que su condición como brujo, cambiaría con una mordida en la media noche, tal vez no se hubiese abandonado a aquel grupo de gitanos y no gitanos en su viaje, o si, pero la verdad su historia en París es otra historia muy diferente a la que ahora nos situamos. Ya que, ahora estaba en Rumanía, en los bosques lejanos de la capital, cerca del río con aquellos gitanos que regresaban a España, lugar donde ahora tenía objetivo llegar pero, le quedarían demasiados meses, con aquel curioso, de viaje para alcanzar aquel lugar.
La mujeres danzaban alrededor de las hogueras con su curioso canto, sus caderas se movían agitando las faldas voladoras, los dedos y muñecas movidas con la gracia natural, al igual que sus espesas melenas. Las palmas seguía al canto y la percusión de los timbales, las guitarras movían sus cuerdas en la alegre vibración. No solo en aquel lugar estaban aquellos que forman parte del curioso grupo, parejas que furtivamente habían escapado de la ciudad, deseaban disfrutar del festejo, los curiosos y otros más despistados, terminaban allí.
A pesar de aquella variedad de personas, de algún modo Emhyr destacaba por su físico, no disimulaba su extranjería para nada, sus facciones eran finas y orientales, incluso su ropa, a pesar de ser humildes y no llamar mucho la atención, no era lo que precisamente vestían los de alrededor, ni los más pobres. Y solo su físico destacaba, también aquel modo de tocar la guitarra.
Un hombre a su lado le sonreía mientras también tocaba la guitarra, Emhyr el respondió de aquel modo, para no hacerlo, ya que aquel hombre había sido la persona que le había acogido como un miembro mas de su familia en aquel viaje, le había regalado aquella guitarra y le había enseñado a usarla.
De repente la melodía finalizo, y ambos dejaron de tocar las guitarras, la gente paró un instante de bailar y aplaudía animada. Una muchacha mucho más joven que el turco, de unos quince o dieciséis años se acerco por su espalda y con sus brazos rodeo su cuello, Emhyr se tensó mientras ella le susurraba.
Una mala mirada por parte del turco a la chica, y unas palabras amables para echarla, ella insistió.
-¡Largo! -Él movió sus hombros para apartarla, ella le dio un mordisco en el lóbulo de su oreja, un pequeño beso en la mejilla, y le miro con picardía, el guitarrista de su lado rió, Emhyr volvió su rostro a éste mirándole con reproche.
-Jajajajaja... Ya sabes como es ella pero...Que no me entere que le toque un pelo a mi hija... -La sonrisa de aquel hombre que le había acogido se apago y su tono se volvió más seria. -Sino te obligaré a formar parte de la familia de la manera que menos deseas...
Emhyr volvió los ojos.
-No lo dudes. -Respondió resoplando y de nuevo ambos comenzaron a tocar la guitarra en una nueva melodía.
En la oscuridad las ígneas lenguas deseaba acariciar el cielo nocturno, alzarse en la oscuridad entre aquellas llamas iluminadoras, tocar las estrellas. Aquel bosque en la noche se veía demasiado iluminada, anunciando la presencia de aquello viajantes que se habían establecido con sus carrozas en aquel llano. Pero no solo sus hogueras anunciaban la presencia, el sonido de la música, al percusión, daban a entender que aquella noche no iba a ser tranquila, sino todo lo contrario, algo se celebraba entre cantos, percusiones y sonidos de la guitarra.
Si Emhyr hubiese sabido que en unos pocos años terminaría en París, y que su condición como brujo, cambiaría con una mordida en la media noche, tal vez no se hubiese abandonado a aquel grupo de gitanos y no gitanos en su viaje, o si, pero la verdad su historia en París es otra historia muy diferente a la que ahora nos situamos. Ya que, ahora estaba en Rumanía, en los bosques lejanos de la capital, cerca del río con aquellos gitanos que regresaban a España, lugar donde ahora tenía objetivo llegar pero, le quedarían demasiados meses, con aquel curioso, de viaje para alcanzar aquel lugar.
La mujeres danzaban alrededor de las hogueras con su curioso canto, sus caderas se movían agitando las faldas voladoras, los dedos y muñecas movidas con la gracia natural, al igual que sus espesas melenas. Las palmas seguía al canto y la percusión de los timbales, las guitarras movían sus cuerdas en la alegre vibración. No solo en aquel lugar estaban aquellos que forman parte del curioso grupo, parejas que furtivamente habían escapado de la ciudad, deseaban disfrutar del festejo, los curiosos y otros más despistados, terminaban allí.
A pesar de aquella variedad de personas, de algún modo Emhyr destacaba por su físico, no disimulaba su extranjería para nada, sus facciones eran finas y orientales, incluso su ropa, a pesar de ser humildes y no llamar mucho la atención, no era lo que precisamente vestían los de alrededor, ni los más pobres. Y solo su físico destacaba, también aquel modo de tocar la guitarra.
Un hombre a su lado le sonreía mientras también tocaba la guitarra, Emhyr el respondió de aquel modo, para no hacerlo, ya que aquel hombre había sido la persona que le había acogido como un miembro mas de su familia en aquel viaje, le había regalado aquella guitarra y le había enseñado a usarla.
De repente la melodía finalizo, y ambos dejaron de tocar las guitarras, la gente paró un instante de bailar y aplaudía animada. Una muchacha mucho más joven que el turco, de unos quince o dieciséis años se acerco por su espalda y con sus brazos rodeo su cuello, Emhyr se tensó mientras ella le susurraba.
Una mala mirada por parte del turco a la chica, y unas palabras amables para echarla, ella insistió.
-¡Largo! -Él movió sus hombros para apartarla, ella le dio un mordisco en el lóbulo de su oreja, un pequeño beso en la mejilla, y le miro con picardía, el guitarrista de su lado rió, Emhyr volvió su rostro a éste mirándole con reproche.
-Jajajajaja... Ya sabes como es ella pero...Que no me entere que le toque un pelo a mi hija... -La sonrisa de aquel hombre que le había acogido se apago y su tono se volvió más seria. -Sino te obligaré a formar parte de la familia de la manera que menos deseas...
Emhyr volvió los ojos.
-No lo dudes. -Respondió resoplando y de nuevo ambos comenzaron a tocar la guitarra en una nueva melodía.
Última edición por Emhyr Van Emreys el Dom Abr 10, 2011 11:40 am, editado 1 vez
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Los labios de aquella chica sin nombre para él, se paseaban sin pudor por su piel morena y cálida, dejando un rastro de cosquilleo escalofríante en la piel que hacía poco a poco que sus deseos despertasen, en lujuría. Emhyr no pudo evitar contener su respiración un instante en sus pulmones, incluso morderse sus propios labios en cuanto sintió la suave mordida de ella.
Una sonrisa confiada del turco que parecía dejarla hacer de algún modo en cuanto las muñecas de ella fueron soltadas, pero no iba a quedarse quieto en cuanto las acciones que en aquella noche iban a producirse. Su corazón se aceleraba golpeando su pecho, sin poder evitarlo al sentir el contacto de ella.
Sus manos continuaron el recorrido creado por los caminos de la desnudez en la piel desconocida, con voluptuosidad se detuvieron en aquellos labios, sabor a miel, dibujándolos lentamente con la yema de los dedos, deslizantes por su cuello, detenido de nuevo sobre sus redondos pechos, unos pechos excitados notablemente entre sus manos acariciantes. Tras las manos sus labios siguieron aquel sendero marcado por sus dedos cálidos, hasta que se pararon en las curvas creadas por aquellos pechos, su lengua recorrió la punta de estos humedeciéndolos y haciendo que la piel de ella se estremeciese por aquella sensación tan excitante.
-Ahora soy yo el que te pregunta... ¿Crees que esta preparada para compartir el lecho que te ofrezco?
Una cambio brusco se produjo por un instante tras quedar atrás las palabras, quedando así las tornas cambiadas donde él quedaba sobre el lecho y ella sobre su cuerpo semidesnudo, dejándole el control total a elección de ella.
Sus ojos castaños encendidos buscaron los de ella de repente, sus labios se posaron efímeramente su sus labios, tras tomarla por la nuca, así notando aquella cortina de cabellos sedosos que acariciaban levemente sus mejillas.
-Que piel tan suave...
Murmuró por un instante más para él que para ella, pareció por un instante como si el acariciarla fuese algo tan excepcional, que tan pocas veces podía llegar a estar con mujeres de aquel estilo, como si el tener su compañía fuese un lujo, de algun modo lo era. Emhyr tenía fama de haber estado con muchas mujeres, pero aquello no significaba que con constancia tuviese ese tipo de encuentros.
De algún modo era exigente a la hora de elegir a sus compañeras nocturnas, en ella debía de ver rasgos que llamasen demasiado su atención para que él las eligiese, tenía la facilidad de atraer a las mujeres, podía tener cada una de sus noches completas de compañía, pero... De algun modo prefería hacerlo de otras manera, cada mujer con la que había compartido nocturna, era especial a su manera ya que estas sin quererlo se sometían a un pequeño juicio donde si lo pasaban correctamente, él no se marcharía al otro día y se quedaría para siempre, él no se esfumaría... Si se piensa bien y echamos atrás entre los recuerdos, no había mujer que hubiese conseguido crear el hechizo que él esperaba que hiciese tanta mella en él, que olvidase sus preocupaciones sobre su destierro, ninguna.... Bueno, tal vez una, la primero, o dos...
Una sonrisa confiada del turco que parecía dejarla hacer de algún modo en cuanto las muñecas de ella fueron soltadas, pero no iba a quedarse quieto en cuanto las acciones que en aquella noche iban a producirse. Su corazón se aceleraba golpeando su pecho, sin poder evitarlo al sentir el contacto de ella.
Sus manos continuaron el recorrido creado por los caminos de la desnudez en la piel desconocida, con voluptuosidad se detuvieron en aquellos labios, sabor a miel, dibujándolos lentamente con la yema de los dedos, deslizantes por su cuello, detenido de nuevo sobre sus redondos pechos, unos pechos excitados notablemente entre sus manos acariciantes. Tras las manos sus labios siguieron aquel sendero marcado por sus dedos cálidos, hasta que se pararon en las curvas creadas por aquellos pechos, su lengua recorrió la punta de estos humedeciéndolos y haciendo que la piel de ella se estremeciese por aquella sensación tan excitante.
-Ahora soy yo el que te pregunta... ¿Crees que esta preparada para compartir el lecho que te ofrezco?
Una cambio brusco se produjo por un instante tras quedar atrás las palabras, quedando así las tornas cambiadas donde él quedaba sobre el lecho y ella sobre su cuerpo semidesnudo, dejándole el control total a elección de ella.
Sus ojos castaños encendidos buscaron los de ella de repente, sus labios se posaron efímeramente su sus labios, tras tomarla por la nuca, así notando aquella cortina de cabellos sedosos que acariciaban levemente sus mejillas.
-Que piel tan suave...
Murmuró por un instante más para él que para ella, pareció por un instante como si el acariciarla fuese algo tan excepcional, que tan pocas veces podía llegar a estar con mujeres de aquel estilo, como si el tener su compañía fuese un lujo, de algun modo lo era. Emhyr tenía fama de haber estado con muchas mujeres, pero aquello no significaba que con constancia tuviese ese tipo de encuentros.
De algún modo era exigente a la hora de elegir a sus compañeras nocturnas, en ella debía de ver rasgos que llamasen demasiado su atención para que él las eligiese, tenía la facilidad de atraer a las mujeres, podía tener cada una de sus noches completas de compañía, pero... De algun modo prefería hacerlo de otras manera, cada mujer con la que había compartido nocturna, era especial a su manera ya que estas sin quererlo se sometían a un pequeño juicio donde si lo pasaban correctamente, él no se marcharía al otro día y se quedaría para siempre, él no se esfumaría... Si se piensa bien y echamos atrás entre los recuerdos, no había mujer que hubiese conseguido crear el hechizo que él esperaba que hiciese tanta mella en él, que olvidase sus preocupaciones sobre su destierro, ninguna.... Bueno, tal vez una, la primero, o dos...
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Mientras yo por mi parte besaba y mordía su cuello y mis manos se paseaban por su cuerpo moreno, él no se quedo atrás. Sus morenas y cálidas manos empezaron a acariciar mi cuerpo, sentí como dibujaban mis labios y después bajaban hasta mis pechos. Eso me hizo gemir levemente, pero mis labios se separaron de su cuello cuando bajo hasta mis pechos. Sentí como su lengua pasaba por ellos y eso me hizo gemir algo más fuertes. Mi cuerpo se estremecía a la misma vez que los gemidos salían de mi boca. Ese hombre sabía como excitarme, sabia como hacer que todo mi cuerpo se estremeciera y se dejara ser poseído por él.
Cuando escuche su pregunta, sonreí picara. Lo estaba, quería compartir el lecho con él. Porque ante todo él me había llamado la atención desde el primer momento en que nuestras miradas se habían cruzada, allí a la luz de las hogueras. Pero antes de que la dulce voz saliera de mis labios pude sentir como un cambio brusco ocurrió y me encontré encima de su cuerpo. Yo estaba desnuda, él aun tenía ropa puesta. Aunque ese detalle se arreglaría rápidamente. Yo me ocuparía de ello.
-Si, estoy preparada para compartir el lecho que me ofreces…
No pude seguir hablando, su mano en mi nuca hizo que mi cabeza bajara hasta él y que mis labios se vieran atrapados por los suyos. No me importo, deje que el cabello cayera sobre mis hombros acariciando mi rostro y el de él también. Pero cuando nuestros labios se separaron sonreí al escuchar lo que decía. Pero baje de nuevo por su cuello pero esta vez seguí mas allá. Pasando por su piel hasta llegar a su torso.
Aquel torso que ahora estaba desnudo gracias a mis manos las cuales se habían ocupado de quitarle la camisa. Dejando a la vista aquella morena piel, aquel bien formado torso. Mis manos fueron las primeras que recorrieron aquella piel para después ser mis labios las que se ocuparon de ello. Saboreando aquella suave piel, sintiendo la calidez contra mis labios. Deseando que aquel momento no acabara nunca, que aquella noche fuera infinita. Porque por una vez en mi vida no me sentía como cortesana si no como una mujer. Y todo era gracias a él.
Mis manos bajaron por su pecho hasta el límite de su pantalón. Pero sin abrirlo todavía solo disfrutando de besar su pecho, hasta que mis manos jóvenes pero ya expertas abrieron el pantalón y una de ellas se coló dentro pasando por encima de su miembro aun cubierto por la tela que componía su ropa interior. Sonreí con picardía mientras sacaba de nuevo mis manos y con mis dos manos bajaba aquella prenda de ropa. Pero sin dejar de sonreír.
Mientras bajaba sus pantalones subí de nuevo mis labios por su cuello hasta llegar a los suyos, besándole con pasión, deseo y desenfreno. Justo lo que sentía en aquel momento estando allí. La verdad es que estar con aquel hombre era especial en todos los sentidos pero lejos de asustarme o preocuparme me gustaba, la sensación era especial y no la cambiaría por nada eso estaba segura.
Cuando escuche su pregunta, sonreí picara. Lo estaba, quería compartir el lecho con él. Porque ante todo él me había llamado la atención desde el primer momento en que nuestras miradas se habían cruzada, allí a la luz de las hogueras. Pero antes de que la dulce voz saliera de mis labios pude sentir como un cambio brusco ocurrió y me encontré encima de su cuerpo. Yo estaba desnuda, él aun tenía ropa puesta. Aunque ese detalle se arreglaría rápidamente. Yo me ocuparía de ello.
-Si, estoy preparada para compartir el lecho que me ofreces…
No pude seguir hablando, su mano en mi nuca hizo que mi cabeza bajara hasta él y que mis labios se vieran atrapados por los suyos. No me importo, deje que el cabello cayera sobre mis hombros acariciando mi rostro y el de él también. Pero cuando nuestros labios se separaron sonreí al escuchar lo que decía. Pero baje de nuevo por su cuello pero esta vez seguí mas allá. Pasando por su piel hasta llegar a su torso.
Aquel torso que ahora estaba desnudo gracias a mis manos las cuales se habían ocupado de quitarle la camisa. Dejando a la vista aquella morena piel, aquel bien formado torso. Mis manos fueron las primeras que recorrieron aquella piel para después ser mis labios las que se ocuparon de ello. Saboreando aquella suave piel, sintiendo la calidez contra mis labios. Deseando que aquel momento no acabara nunca, que aquella noche fuera infinita. Porque por una vez en mi vida no me sentía como cortesana si no como una mujer. Y todo era gracias a él.
Mis manos bajaron por su pecho hasta el límite de su pantalón. Pero sin abrirlo todavía solo disfrutando de besar su pecho, hasta que mis manos jóvenes pero ya expertas abrieron el pantalón y una de ellas se coló dentro pasando por encima de su miembro aun cubierto por la tela que componía su ropa interior. Sonreí con picardía mientras sacaba de nuevo mis manos y con mis dos manos bajaba aquella prenda de ropa. Pero sin dejar de sonreír.
Mientras bajaba sus pantalones subí de nuevo mis labios por su cuello hasta llegar a los suyos, besándole con pasión, deseo y desenfreno. Justo lo que sentía en aquel momento estando allí. La verdad es que estar con aquel hombre era especial en todos los sentidos pero lejos de asustarme o preocuparme me gustaba, la sensación era especial y no la cambiaría por nada eso estaba segura.
Invitado- Invitado
Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
OFF: Te pido disculpas, pero he estado algo bloqueado con algunos temas y no quería ofrecerte un rol de mala cálidad a causa de mi bloqueo, creo que no te lo mereces. Y como ahora pienso que esta volviendo el duende ya te he contestado. Lo siento en serio.
Manos delicadas que recorrían la piel morena, imperfecta por las cicatrices, única por los primeros símbolos marcados por la tinta...
Manos suaves que con el mero roce de sus dedos dejaban a su paso un dulce estremecer. Mmmm... Demasiado suaves... Tal vez para cualquier hombre aquello no tuviese importancia, es más, ni se hubiese planteado en detenerse en los detalles que ella era capaz de proporcionarle simplemente con sus gestos, su voz, el tacto... Acostumbrado a la rudeza, a mujeres de menos clase, a encuentros más efímeros que aquellos, el simple hecho de estar con una mujer de aquel nivel era un gusto, y un placer que deseaba con todo su ser disfrutar a cada segundo.
Su piel tan suave... Una y otra vez pensaba Emhyr en aquel minucioso detalle mientras se embriagaba de aquel cálido roce que no solo dejaban estas creando un camino que no deseaba el final de su contacto, sino también por aquellos húmedos labios que no solo parecía el desear proporcionarle lujuria en aquella noche que se le antojo de repente, extraña.
Fue en una abrir y cerrar de ojos en los que él se pudo ver inmune a ella en aquella desnudez que ella misma le había proporcionado, no había ya nada que ocultar entre sus pieles que en cada suspiró descansaba la respiración agitada en el latir del sentimiento incendiario. El deseo florecía con cada caricia intensificándose, buscándose ambos en fundirse en sensaciones bien conocidas por la voz de la experiencia pero a la vez desconocidas entre dos extraños sin nombres.
De nuevo cambios de posiciones, ella yacía bajo él, él intentaba no presionar su cuerpo demasiado con su peso, ahora Emhyr deseaba tomar el control y la iniciativa al sentir la humedad entre ambos cuerpos candentes contradiciendo al gélido aire que fuera de aquella carroza les esperaría al amanecer.
Una mirada demasiado brillante, cómplice... El conceder de un nuevo beso, no tan superficial, más apasionado que decía más que los anterior, hablaba de aquella soledad desoladora que en el alma del turco habitaba sin poder ser acallada por una compañía real, por el dejarse llevar por unos sentimientos que prefería encerrar en el hielo por miedo a volver a perdelo todo.
Él no podía permitirse aquello... La vida como todos la describían no estaba hecha para él, ya que de algún modo estaba maldito y solo le quedaban noches como aquellas, tan únicas para su desahogo y poder de entredicho sus creencias.
Mientras la besaba sintió como penetraba dentro aquel vientre ígneo proporcionador del placer sexual, mientras los muslos de la fémina se aferraban a su cintura iniciándose aquel delicioso balanceo regodeador de sus caderas.
Manos delicadas que recorrían la piel morena, imperfecta por las cicatrices, única por los primeros símbolos marcados por la tinta...
Manos suaves que con el mero roce de sus dedos dejaban a su paso un dulce estremecer. Mmmm... Demasiado suaves... Tal vez para cualquier hombre aquello no tuviese importancia, es más, ni se hubiese planteado en detenerse en los detalles que ella era capaz de proporcionarle simplemente con sus gestos, su voz, el tacto... Acostumbrado a la rudeza, a mujeres de menos clase, a encuentros más efímeros que aquellos, el simple hecho de estar con una mujer de aquel nivel era un gusto, y un placer que deseaba con todo su ser disfrutar a cada segundo.
Su piel tan suave... Una y otra vez pensaba Emhyr en aquel minucioso detalle mientras se embriagaba de aquel cálido roce que no solo dejaban estas creando un camino que no deseaba el final de su contacto, sino también por aquellos húmedos labios que no solo parecía el desear proporcionarle lujuria en aquella noche que se le antojo de repente, extraña.
Fue en una abrir y cerrar de ojos en los que él se pudo ver inmune a ella en aquella desnudez que ella misma le había proporcionado, no había ya nada que ocultar entre sus pieles que en cada suspiró descansaba la respiración agitada en el latir del sentimiento incendiario. El deseo florecía con cada caricia intensificándose, buscándose ambos en fundirse en sensaciones bien conocidas por la voz de la experiencia pero a la vez desconocidas entre dos extraños sin nombres.
De nuevo cambios de posiciones, ella yacía bajo él, él intentaba no presionar su cuerpo demasiado con su peso, ahora Emhyr deseaba tomar el control y la iniciativa al sentir la humedad entre ambos cuerpos candentes contradiciendo al gélido aire que fuera de aquella carroza les esperaría al amanecer.
Una mirada demasiado brillante, cómplice... El conceder de un nuevo beso, no tan superficial, más apasionado que decía más que los anterior, hablaba de aquella soledad desoladora que en el alma del turco habitaba sin poder ser acallada por una compañía real, por el dejarse llevar por unos sentimientos que prefería encerrar en el hielo por miedo a volver a perdelo todo.
Él no podía permitirse aquello... La vida como todos la describían no estaba hecha para él, ya que de algún modo estaba maldito y solo le quedaban noches como aquellas, tan únicas para su desahogo y poder de entredicho sus creencias.
Mientras la besaba sintió como penetraba dentro aquel vientre ígneo proporcionador del placer sexual, mientras los muslos de la fémina se aferraban a su cintura iniciándose aquel delicioso balanceo regodeador de sus caderas.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
OFF: No pasa nada entiendo que estuvieras bloqueado no siempre hay inspiración ^^
Me encantaba el estar allí con él, mis manos recorrían su suave piel marcadas por unas suaves cicatrices pero que no tenía que hacer nada de cómo se las había hecho pero en aquel momento tampoco iba a preguntar, mis labios besaban los suyos como si no quisiera jamás ser separada de él. En definitiva estar allí era algo único. El estar con un hombre así aquella noche se me hacia extraño… ¿Por qué? Porque llevaba casi un año y medio haciendo de cortesana sin recordar mi vida pasada eso hacía que aceptara que los únicos hombres que estaban conmigo eran los que pagaban pero él no sabía nada de mi oficio y prefería no decírselo.
No sabía su nombre, ni él el mío no nos habíamos dicho nombres. Sin conocernos nos habíamos dejado guiar por el deseo que aquella noche nos había unido. A dos desconocidos que habían intercambiado miradas y que ahora se disponían a hacer que el cuerpo del otro fuera suyo. Sabía que en cuanto empezara a gemir necesitaría saber su nombre pero ahora solo podía disfrutar del momento. Pasando mis manos por su cuerpo, cuando de nuevo me sentí yo sobre el lecho, debajo de él de modo que sentía su piel rozar con la mía. Mi cuerpo estaba caliente como el suyo, haciendo que la temperatura entre los dos subiera aun más.
Nos miremos a los ojos y sin decir nada poco a poco nuestros labios se fueron uniendo de nuevo, sellando de nuevo los labios con un beso apasionado. Aquellos besos que se habían hecho normales entre nosotros aunque nos conocíamos máximo de un par de horas. Pero sentía tanto deseo, placer… sentía tantas cosas con él que no me importaba nada más. Aquel hombre de piel morena era único. Mejor que nadie que había conocido en mi vida… o al menos en los años de esta que recordaba.
Mientras nuestros labios estaban unido sentía como me penetraba, mis piernas rápidamente se enroscaron en su cadera haciendo que estos al sentir entrar su miembro en mi interior apretaran un poco para sentirle más adentro. Le seguía besando mientras mis gemidos se acallaban allí, hasta que lo sentí por completo dentro de mí. Mirándonos a los ojos, teniendo nuestros dos cuerpos pegados el uno al otro. Era una experiencia genial que se tenía que disfrutar. Pero en aquel beso que nos habíamos dado había notado que mi acompañante sentía el no poder tener una compañía que estuviese con él yo podría llenar ese vacío… ¿pero el querría? Ese era el dilema.
Me encantaba el estar allí con él, mis manos recorrían su suave piel marcadas por unas suaves cicatrices pero que no tenía que hacer nada de cómo se las había hecho pero en aquel momento tampoco iba a preguntar, mis labios besaban los suyos como si no quisiera jamás ser separada de él. En definitiva estar allí era algo único. El estar con un hombre así aquella noche se me hacia extraño… ¿Por qué? Porque llevaba casi un año y medio haciendo de cortesana sin recordar mi vida pasada eso hacía que aceptara que los únicos hombres que estaban conmigo eran los que pagaban pero él no sabía nada de mi oficio y prefería no decírselo.
No sabía su nombre, ni él el mío no nos habíamos dicho nombres. Sin conocernos nos habíamos dejado guiar por el deseo que aquella noche nos había unido. A dos desconocidos que habían intercambiado miradas y que ahora se disponían a hacer que el cuerpo del otro fuera suyo. Sabía que en cuanto empezara a gemir necesitaría saber su nombre pero ahora solo podía disfrutar del momento. Pasando mis manos por su cuerpo, cuando de nuevo me sentí yo sobre el lecho, debajo de él de modo que sentía su piel rozar con la mía. Mi cuerpo estaba caliente como el suyo, haciendo que la temperatura entre los dos subiera aun más.
Nos miremos a los ojos y sin decir nada poco a poco nuestros labios se fueron uniendo de nuevo, sellando de nuevo los labios con un beso apasionado. Aquellos besos que se habían hecho normales entre nosotros aunque nos conocíamos máximo de un par de horas. Pero sentía tanto deseo, placer… sentía tantas cosas con él que no me importaba nada más. Aquel hombre de piel morena era único. Mejor que nadie que había conocido en mi vida… o al menos en los años de esta que recordaba.
Mientras nuestros labios estaban unido sentía como me penetraba, mis piernas rápidamente se enroscaron en su cadera haciendo que estos al sentir entrar su miembro en mi interior apretaran un poco para sentirle más adentro. Le seguía besando mientras mis gemidos se acallaban allí, hasta que lo sentí por completo dentro de mí. Mirándonos a los ojos, teniendo nuestros dos cuerpos pegados el uno al otro. Era una experiencia genial que se tenía que disfrutar. Pero en aquel beso que nos habíamos dado había notado que mi acompañante sentía el no poder tener una compañía que estuviese con él yo podría llenar ese vacío… ¿pero el querría? Ese era el dilema.
Invitado- Invitado
Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Ahora sus labios eran devorados por los de ella con ansiedad y pasión, pero él no se quedaba atrás con respecto a la ferocidad mezclada con la contradictoria suavidad con la que sus labios enmudecían los gemidos provocadores de ella.
Podía sentir el movimiento de sus caderas acompasada con cada embestida que él le proporcionaba creando un estado de éxtasis continuo que solamente pedía más y más acelerar el ritmo entre sus cuerpo.
Disponiendo su mano al final de su espalda levantaba sus caderas para poder sentirla con más profundidad con cada penetración, ella parecía buscar lo mismo ya que sus piernas de apretaba contra él aferrado a aquel contacto agitado.
Su corazón se aceleraba mientras sus deseos más de veían enloquecidos por el fuego que ella encendía en su cuerpo. Ajeno se hacía todo lo que les rodeaba, no existía nada para él ahora mismo... Ni el tiempo que era eterno en aquellos momentos... Ni un tacto que no fuese aquella piel suave y húmeda mezclada por la misma suya... Ni un sonido que no fuese su misma respiración acelerada o los gemidos de ella ante tal placer.
Ella era aquella noche su pequeño refugio sin preocupaciones, quien le proporcionaba de aquello de lo que carecía, una compañía que lo deseaba sin pedirle explicaciones de nada, incluso ni le había pedido su nombre ni el saber quien era, solamente se había dejado llevar por sus palabras y sus meros gestos, había confiado ciegamente en él quedando hechizada por la atracción que el sentía por ella.
Sus labios de apartaron de ella con cada intensa emoción que causaba lo físico de sus cuerpo, algún que otro quejido por sus propios labios que para acallarlos de mordían, sus ojos brillaban con hambre de ella, y su mano libre recorría su rostro con cierta dulzura lujuriosa, cualquier mujer podría haberse creído que la amaba, aunque tal vez no fuese ese sentimiento...
De repente el ritmo de sus caderas se vio ralentizada, ya que el éxtasis absoluto comenzaba a recorrer su piel en escalofríos, Emhyr deseo que aquello perdurara que ella experimentará el clímax que él le ofrecía, deseaba sentirla lentamente...
Podía sentir el movimiento de sus caderas acompasada con cada embestida que él le proporcionaba creando un estado de éxtasis continuo que solamente pedía más y más acelerar el ritmo entre sus cuerpo.
Disponiendo su mano al final de su espalda levantaba sus caderas para poder sentirla con más profundidad con cada penetración, ella parecía buscar lo mismo ya que sus piernas de apretaba contra él aferrado a aquel contacto agitado.
Su corazón se aceleraba mientras sus deseos más de veían enloquecidos por el fuego que ella encendía en su cuerpo. Ajeno se hacía todo lo que les rodeaba, no existía nada para él ahora mismo... Ni el tiempo que era eterno en aquellos momentos... Ni un tacto que no fuese aquella piel suave y húmeda mezclada por la misma suya... Ni un sonido que no fuese su misma respiración acelerada o los gemidos de ella ante tal placer.
Ella era aquella noche su pequeño refugio sin preocupaciones, quien le proporcionaba de aquello de lo que carecía, una compañía que lo deseaba sin pedirle explicaciones de nada, incluso ni le había pedido su nombre ni el saber quien era, solamente se había dejado llevar por sus palabras y sus meros gestos, había confiado ciegamente en él quedando hechizada por la atracción que el sentía por ella.
Sus labios de apartaron de ella con cada intensa emoción que causaba lo físico de sus cuerpo, algún que otro quejido por sus propios labios que para acallarlos de mordían, sus ojos brillaban con hambre de ella, y su mano libre recorría su rostro con cierta dulzura lujuriosa, cualquier mujer podría haberse creído que la amaba, aunque tal vez no fuese ese sentimiento...
De repente el ritmo de sus caderas se vio ralentizada, ya que el éxtasis absoluto comenzaba a recorrer su piel en escalofríos, Emhyr deseo que aquello perdurara que ella experimentará el clímax que él le ofrecía, deseaba sentirla lentamente...
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Parecía que ahora quien estaba devorando los labios del otro era yo en vez de él, la pasión me sobrepasaba y no había forma de que separara mis labios de los suyos. Solo los separaba para respirar y volvía a besarle. Ahogando allí mis gemidos, empezaba a sentir que necesitaba gemir su nombre. Solo lo hacía cuando de verdad disfrutaba y en ese momento estaba disfrutando como nunca antes.
Sentía como me penetraba más rápido y fuerte, oyéndole llegar al fin de mi cuerpo sintiéndole completamente dentro de mí. Mis piernas no se habían bajado ni un ápice de su cadera y cada vez apretaban con más fuerza ya que el placer me hacia querer sentirle más adentro de mi cuerpo y parecía que eso unido a sus movimientos lo conseguía.
Entre mis gemidos también se podía escuchar nuestras respiraciones aceleradas por el placer, pero se me había olvidado todo. El querer gemir su nombre, todo… y quizás era mejor así. No nos habíamos dicho el nombre desde que nos habíamos conocido y ahora era lo que menos nos importaba. Estábamos disfrutando juntos, estábamos sintiendo el placer juntos… nada de lo que pasara nos importaba. Estábamos como en otra galaxia, en otra dimensión en la que solo existíamos, él, yo y el placer.
Le mire a los ojos cuando se separo le mire, sus ojos me decían que me deseaba, que tenían hambre de mi y los míos decían lo mismo de él. Su mano en mi rostro me gustaba, mis manos por su parte pasearon por su rostro acariciándolo con la yema de los dedos, pasando después hacia su cuello para acabar en su espalda. Le apreté un poco sintiendo como entraba mas en mi. Después volví a poner mis manos en su nuca y le acerque a mis labios de nuevo, dejando antes que unos gemidos provocadores salieran de ms labios.
Cada vez gemía mas, sentía como el clímax era cercano pero lo sentía de una forma que no la había sentido con nadie. Mi acompañante, aquel hombre moreno tan misterioso me hacía sentir cosas que nadie hasta ahora me había hecho sentir. Me sentía totalmente excitada, algo que nadie había conseguido nunca, pero él sí. Se había ganado que confiara ciegamente en él con solo unas palabras.
Sentí como el bajaba el ritmo haciendo que sintiera mas el clímax y eso me hacía sentir más loca a mí misma. Mis labios volvieron a devorar los suyos haciendo también que el ritmo de mis piernas fuera más lento, acariciando ahora su cuello y espalda con lentos movimientos queriendo que se estremeciera.
Quería sentir su piel estremecerse bajo mis dedos, pero me encantaba sentirle. Su lengua enredada con la mía en aquel beso lleno de lujuria, sus manos recorriendo mi rostro y mi cuerpo, mis manos recorriendo el suyo, su miembro dentro de mi cuerpo y mis piernas en su cadera.
Sentía como me penetraba más rápido y fuerte, oyéndole llegar al fin de mi cuerpo sintiéndole completamente dentro de mí. Mis piernas no se habían bajado ni un ápice de su cadera y cada vez apretaban con más fuerza ya que el placer me hacia querer sentirle más adentro de mi cuerpo y parecía que eso unido a sus movimientos lo conseguía.
Entre mis gemidos también se podía escuchar nuestras respiraciones aceleradas por el placer, pero se me había olvidado todo. El querer gemir su nombre, todo… y quizás era mejor así. No nos habíamos dicho el nombre desde que nos habíamos conocido y ahora era lo que menos nos importaba. Estábamos disfrutando juntos, estábamos sintiendo el placer juntos… nada de lo que pasara nos importaba. Estábamos como en otra galaxia, en otra dimensión en la que solo existíamos, él, yo y el placer.
Le mire a los ojos cuando se separo le mire, sus ojos me decían que me deseaba, que tenían hambre de mi y los míos decían lo mismo de él. Su mano en mi rostro me gustaba, mis manos por su parte pasearon por su rostro acariciándolo con la yema de los dedos, pasando después hacia su cuello para acabar en su espalda. Le apreté un poco sintiendo como entraba mas en mi. Después volví a poner mis manos en su nuca y le acerque a mis labios de nuevo, dejando antes que unos gemidos provocadores salieran de ms labios.
Cada vez gemía mas, sentía como el clímax era cercano pero lo sentía de una forma que no la había sentido con nadie. Mi acompañante, aquel hombre moreno tan misterioso me hacía sentir cosas que nadie hasta ahora me había hecho sentir. Me sentía totalmente excitada, algo que nadie había conseguido nunca, pero él sí. Se había ganado que confiara ciegamente en él con solo unas palabras.
Sentí como el bajaba el ritmo haciendo que sintiera mas el clímax y eso me hacía sentir más loca a mí misma. Mis labios volvieron a devorar los suyos haciendo también que el ritmo de mis piernas fuera más lento, acariciando ahora su cuello y espalda con lentos movimientos queriendo que se estremeciera.
Quería sentir su piel estremecerse bajo mis dedos, pero me encantaba sentirle. Su lengua enredada con la mía en aquel beso lleno de lujuria, sus manos recorriendo mi rostro y mi cuerpo, mis manos recorriendo el suyo, su miembro dentro de mi cuerpo y mis piernas en su cadera.
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Sus dedos se hundían en la piel de ella, aferrándose a su cuerpo, pegándola mas a él para que el contacto permaneciese más intenso con cada una de sus embestidas, mas profundo en sus penetraciones.
Ella también parecía corresponder con aquella necesidad, porque ya podía ser llamada como necesidad adictiva, el sentir su cuerpo fundiéndose en aquel ardor que ambos habían creado juntos, uniéndose en uno solo, movido por un deseo lujurioso y algo mas allá.
Su respiración aceleraba y los jadeos que no podía evitar dejar escapar de entre sus labios se escapaba entre la celda que ella había creado para atraparlos entre sus labios. De vez en cuando separaba sus labios, de los de ella buscando el ansiado aire que sus pulmones pedía desgarrados por la actividad tan intensa.
A pesar de que sus embestidas había ralentizado a causa de que quería hacer un clímax que no quería hacerse esperar, su vientre quemaba de tal modo que le llevaba al más placentero de los cielos, a un estado en el que la mente no era nada sino las sensaciones del cuerpos era lo que valía, elevándole por encima de todo.
Sus sudor se mezclaba en el de ella, motivo todo de él calor que desprendía ambos cuerpos en su conjunto. Su cuerpo estaba extasiado llegando al nirvana conteniéndose para no rozar él límite al cual se aproximaba, con la intención de que ella quedase saciada. El calor se hacía asfixiante pero al parecer aquello era lo de menos.
Emhyr continuaba aferrando sus manos en el cuerpo de ella como si no quisiera dejarla escapar en todo momento, atrapándola.
La señal de su orgasmo es lo que hizo que él dejará de contenerse. Un quejido convertido en suspiro y él sintió su limite ceder, sintiendo como su cuerpo le transportaba al mas maravillosos de los clímax, porque no solo le movía la atracción física de ella, sino un ansía oculta. Finalmente se derramo dentro de su vientre, y sintió como la atadura de las piernas de ella se aflojaba.
Sus movimientos dejaron de ser intensificados, ralentizaron, hasta llegar a detenerse.
Emhyr no se separó de ella, sino que dejo con suavidad caer su cuerpo sobre el de ella sin presionarlo demasiado, no quería aplastarlo sino más bien atraparlo con su cuerpo cálido y sentir aun su piel pegada a la suya. Él, sintió como su respiración aun continuaba acelerada al igual que su corazón a pesar de que todo había terminado para ambos.
Por un momento el turco escondió su rostro en su cuello, enredando sus dedos en aquellos desparramados cabellos, acariciándolos con calidez y aspirando el dulce aroma que de ella. Emhyr se echo a un lado liberándola de su peso, pero no sin antes apoyar su frente a la de ella, clavando aquellos brillantes y aun excitados ojos castaños, en los de ella sin decir nada ya que las palabras sombraban. Él le sonrió satisfecho. Se sentía feliz, hacia mucho tiempo que no sentía aquello, se sentía pleno, al menos en aquel instante.
Tras dejarle un espacio para su tranquilidad, no deseaba agobiarla de ninguna manera el calor que en su cuerpo emanaba comenzaba a marcharse dando al tibio, el sentir la ausencia de aquel cuerpo que había encajado perfectamente con el suyo hizo que el recuerdo de que, al fin al cabo estaba solo, le asolara por ello quiso envolverla con sus brazos, y así fue.
Sus manos cálidas se deslizan por su piel que aun ardía aunque poco a poco sentía que el sudor que cubría su cuerpo se enfría lentamente haciendo que su piel se volviese mas tibia.
El tiempo parecía haberse detenido o al menos para él que continuaba ajeno al mundo exterior, ahora mismo su centro del mundo era ella, sus ojos, su cuerpo, su todo.
Un beso tierno, en sus labios, solo fue lo que él le comunico.
Ella también parecía corresponder con aquella necesidad, porque ya podía ser llamada como necesidad adictiva, el sentir su cuerpo fundiéndose en aquel ardor que ambos habían creado juntos, uniéndose en uno solo, movido por un deseo lujurioso y algo mas allá.
Su respiración aceleraba y los jadeos que no podía evitar dejar escapar de entre sus labios se escapaba entre la celda que ella había creado para atraparlos entre sus labios. De vez en cuando separaba sus labios, de los de ella buscando el ansiado aire que sus pulmones pedía desgarrados por la actividad tan intensa.
A pesar de que sus embestidas había ralentizado a causa de que quería hacer un clímax que no quería hacerse esperar, su vientre quemaba de tal modo que le llevaba al más placentero de los cielos, a un estado en el que la mente no era nada sino las sensaciones del cuerpos era lo que valía, elevándole por encima de todo.
Sus sudor se mezclaba en el de ella, motivo todo de él calor que desprendía ambos cuerpos en su conjunto. Su cuerpo estaba extasiado llegando al nirvana conteniéndose para no rozar él límite al cual se aproximaba, con la intención de que ella quedase saciada. El calor se hacía asfixiante pero al parecer aquello era lo de menos.
Emhyr continuaba aferrando sus manos en el cuerpo de ella como si no quisiera dejarla escapar en todo momento, atrapándola.
La señal de su orgasmo es lo que hizo que él dejará de contenerse. Un quejido convertido en suspiro y él sintió su limite ceder, sintiendo como su cuerpo le transportaba al mas maravillosos de los clímax, porque no solo le movía la atracción física de ella, sino un ansía oculta. Finalmente se derramo dentro de su vientre, y sintió como la atadura de las piernas de ella se aflojaba.
Sus movimientos dejaron de ser intensificados, ralentizaron, hasta llegar a detenerse.
Emhyr no se separó de ella, sino que dejo con suavidad caer su cuerpo sobre el de ella sin presionarlo demasiado, no quería aplastarlo sino más bien atraparlo con su cuerpo cálido y sentir aun su piel pegada a la suya. Él, sintió como su respiración aun continuaba acelerada al igual que su corazón a pesar de que todo había terminado para ambos.
Por un momento el turco escondió su rostro en su cuello, enredando sus dedos en aquellos desparramados cabellos, acariciándolos con calidez y aspirando el dulce aroma que de ella. Emhyr se echo a un lado liberándola de su peso, pero no sin antes apoyar su frente a la de ella, clavando aquellos brillantes y aun excitados ojos castaños, en los de ella sin decir nada ya que las palabras sombraban. Él le sonrió satisfecho. Se sentía feliz, hacia mucho tiempo que no sentía aquello, se sentía pleno, al menos en aquel instante.
Tras dejarle un espacio para su tranquilidad, no deseaba agobiarla de ninguna manera el calor que en su cuerpo emanaba comenzaba a marcharse dando al tibio, el sentir la ausencia de aquel cuerpo que había encajado perfectamente con el suyo hizo que el recuerdo de que, al fin al cabo estaba solo, le asolara por ello quiso envolverla con sus brazos, y así fue.
Sus manos cálidas se deslizan por su piel que aun ardía aunque poco a poco sentía que el sudor que cubría su cuerpo se enfría lentamente haciendo que su piel se volviese mas tibia.
El tiempo parecía haberse detenido o al menos para él que continuaba ajeno al mundo exterior, ahora mismo su centro del mundo era ella, sus ojos, su cuerpo, su todo.
Un beso tierno, en sus labios, solo fue lo que él le comunico.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Parecía que los dos hacíamos que nuestros cuerpos se fundiesen el uno en el otro, él me apretaba contra él y yo le apretaba contra mí. Me gustaba lo que estaba sintiendo, sentía más que con nadie. Le besaba sin descanso, solo separándonos un poco para poder respirar pero después volvía a besarle. Pero en algunos momentos mi cuerpo se veía arqueado por el placer que me hacía sentir. Aunque él había bajado el ritmo, aun haciendo eso me estaba volviendo loca literalmente y en el momento en que sabía que el orgasmo se avecinaba clave (sin querer) mis uñas más bien cortas en la espalda de mi acompañante.
Entonces fue cuando ambos lleguemos a aquel clímax que ansiábamos, un último gemido más alto que los demás salió de mis labios. Haciendo ver que el clímax había llegado para mí también, yo había apretado mis piernas de nuevo contra su cadera de modo que su miembro llego mucho más hondo que antes. Sintiendo como se derramaba en mi interior, el gemido que había dado había sido el más fuerte que había dado nunca. Mi acompañante era único nunca había sentido algo igual con nadie. Deje a mi cuerpo caer sobre el lecho por su propio peso. Mis piernas se soltaron de su cadera y cayeron sobre el lecho y yo le miraba aun con la respiración agitada y mi corazón bombeando muy rápido. Cuando sentí su rostro en mi cuello le deje sitio, le mire a los ojos cuando apoyo su frente en la mía.
Miraba al techo de la caravana donde estábamos cuando él me envolvió en sus brazos, me gire hacia él acurrucándome en sus brazos. Me sentía muy bien allí y por el momento no tenía intención de moverme. Entonces sentí unos labios sobre los míos y me apreté un poco mas contra él besándole tiernamente yo también. Me gustaban sus labios y me encantaba besarlos, pase mis brazos por su cuello para apretarle un poco más a mí. Nos separemos por falta de aire, mis manos se paseaban por su pecho dibujando figuras sin ton ni son. Baje mi rostro hasta su pecho y bese donde comenzaba la clavícula y le mire. Sonreí pero sin dejar que mis manos dejasen de acariciar.
Entonces fue cuando ambos lleguemos a aquel clímax que ansiábamos, un último gemido más alto que los demás salió de mis labios. Haciendo ver que el clímax había llegado para mí también, yo había apretado mis piernas de nuevo contra su cadera de modo que su miembro llego mucho más hondo que antes. Sintiendo como se derramaba en mi interior, el gemido que había dado había sido el más fuerte que había dado nunca. Mi acompañante era único nunca había sentido algo igual con nadie. Deje a mi cuerpo caer sobre el lecho por su propio peso. Mis piernas se soltaron de su cadera y cayeron sobre el lecho y yo le miraba aun con la respiración agitada y mi corazón bombeando muy rápido. Cuando sentí su rostro en mi cuello le deje sitio, le mire a los ojos cuando apoyo su frente en la mía.
Miraba al techo de la caravana donde estábamos cuando él me envolvió en sus brazos, me gire hacia él acurrucándome en sus brazos. Me sentía muy bien allí y por el momento no tenía intención de moverme. Entonces sentí unos labios sobre los míos y me apreté un poco mas contra él besándole tiernamente yo también. Me gustaban sus labios y me encantaba besarlos, pase mis brazos por su cuello para apretarle un poco más a mí. Nos separemos por falta de aire, mis manos se paseaban por su pecho dibujando figuras sin ton ni son. Baje mi rostro hasta su pecho y bese donde comenzaba la clavícula y le mire. Sonreí pero sin dejar que mis manos dejasen de acariciar.
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Ante aquel gesto envolvente ella pareció responder buscando el calor que aun pertenecía al cuerpo de Emhyr. Sus labios respondieron a los de él con la misma ternura que le había brindando apenas unos segundo, y no solo eso ella acariciaba con aquellos finos dedos su piel como si con ello quisiese comunicarle algo, para Emhyr era señal de su satifacción en aquel momento y ciertamente él no se quedaba atrás ya que se sentía por un momento pleno, pero ¿por cuánto tiempo su vacio quedaría inconsciente en su interior?
-Eres demasiado suave...
Un paseo de sus manos por el contorno de sus caderas, su cintura y su espalda para después apretarla con fuerza contra él como si fuese a escaparse en un cerrar y abrir de ojos, como si ella fuese un extraña visión, un sueño que al despertar iba a desparecer y de algun modo iba a ser así, aunque a la inversa. Emhyr cuando comenzaba a sentir la debilidad y el apego por alguien escapaba... Desaparecía sin dejar rastro alguno, ya que no podía permitirse los lujos de crear una vida junto a alguien, crear lazos sentimentales,estos le podían valer caro en su vida de eterna huída, después de todo aquello que contenía su pasado.
El corazón aun le latía bastante fuerte, sintiendo el pinchacito de la conciencia al venirle el miedo por el abandono que tal vez tuviese que realizar ¿y si le daba una oportunidad a ella? ¿Y si ella estaba hecha para él y pudiese soportar su tipo de vida y los peligros a los que podía ponerse? La carroza por dentro estaba oscura pero el turco miraba a la nada del techo, sin importarle el hecho de que apenas podía ver.
No sabía ni el nombre, ni quien era ella... "Solo un día más, a lo mejor ella es todo lo que necesitas"
"Reinos", el gitano que le había acogido le mataría si volvía a desaparecer como lo había hecho antes y volver en semanas buscando de nuevo el refugio. Siempre era su costumbre tras acostarse con alguna chica y al gitano no le gustaba mucho aquella costumbre ya que no sabía si estaba muerto o vivo en algun lugar; no le importaba lo de las chicas, pero si se preocupaba por su bienestar ya que casi lo trataba como a un hijo.
Emhyr entre la penumbra miro a los ojos a la desconocida, ¿qué le dirían aquellos en aquel momento? ¿Ella pronunciaría palabra alguna, que le hiciese cambiar de parecer en sus costumbres?
-Eres demasiado suave...
Un paseo de sus manos por el contorno de sus caderas, su cintura y su espalda para después apretarla con fuerza contra él como si fuese a escaparse en un cerrar y abrir de ojos, como si ella fuese un extraña visión, un sueño que al despertar iba a desparecer y de algun modo iba a ser así, aunque a la inversa. Emhyr cuando comenzaba a sentir la debilidad y el apego por alguien escapaba... Desaparecía sin dejar rastro alguno, ya que no podía permitirse los lujos de crear una vida junto a alguien, crear lazos sentimentales,estos le podían valer caro en su vida de eterna huída, después de todo aquello que contenía su pasado.
El corazón aun le latía bastante fuerte, sintiendo el pinchacito de la conciencia al venirle el miedo por el abandono que tal vez tuviese que realizar ¿y si le daba una oportunidad a ella? ¿Y si ella estaba hecha para él y pudiese soportar su tipo de vida y los peligros a los que podía ponerse? La carroza por dentro estaba oscura pero el turco miraba a la nada del techo, sin importarle el hecho de que apenas podía ver.
No sabía ni el nombre, ni quien era ella... "Solo un día más, a lo mejor ella es todo lo que necesitas"
"Reinos", el gitano que le había acogido le mataría si volvía a desaparecer como lo había hecho antes y volver en semanas buscando de nuevo el refugio. Siempre era su costumbre tras acostarse con alguna chica y al gitano no le gustaba mucho aquella costumbre ya que no sabía si estaba muerto o vivo en algun lugar; no le importaba lo de las chicas, pero si se preocupaba por su bienestar ya que casi lo trataba como a un hijo.
Emhyr entre la penumbra miro a los ojos a la desconocida, ¿qué le dirían aquellos en aquel momento? ¿Ella pronunciaría palabra alguna, que le hiciese cambiar de parecer en sus costumbres?
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Me gustaba sentir sus manos en mi morena piel aunque claro, su piel era más morena que la mía. Pero me gustaba el ver la diferencia de colores, la mía era un color tostado, la suya era un color un poco más moreno. Había estado en la cama de un hombre que ni siquiera conocía, que no sabía siquiera su nombre y que no sabía que era yo. Pero la verdad es que aquella era mi vida, acostarme con personas que no conocía. Pero con él había sido diferente, con él había pasado algo que no me esperaba. Me había sentido bien, por mi me quedaría a su lado para siempre pero sabía que mi viaje llegaría a su fin y que yo y mi mejor amiga deberíamos volver al burdel de Inglaterra. La única cosa de mi vida que si tenía clara. Cuando le escuche hablar sobre la suavidad de mi piel una sonrisa se dibujo en mis labios. Me gustaba que me acariciara aunque cuando me apretó contra él yo misma me apreté mas porque quería hacerle sentir que no me quería ir de allí.
Apoye mi cabeza en su pecho mientras él miraba a la nada aunque estábamos en la penumbra más absoluta no me importaba. Me sentía bien allí, sentía los latidos de su corazón. Se podía decir que por el silencio que se había impuesto entre nosotros podía escuchar hasta los latidos del mío. No sabía lo que pasaba por su mente, ni siquiera sabía si estaba pensando en mi o en otra cosa. Pero entonces sentí como se movía y le mire a los ojos. Sus ojos me dejaban siempre sin habla, le sonreí dulcemente. Pero en aquel momento notaba en sus ojos algo extraño, como si estuviese preocupado o inquieto por algo. Puse mis dos manos en su pecho sintiendo su calor y el mío.
-¿Estas bien?
Pregunte algo preocupada por el, sin dejar de mirarle a los ojos. La verdad es que no quería que estuviera mal sabía que no nos conocíamos y que no podía ser nadie para él. Pero quería saber que estaba bien, lo quería saber por sus propias palabras.
Apoye mi cabeza en su pecho mientras él miraba a la nada aunque estábamos en la penumbra más absoluta no me importaba. Me sentía bien allí, sentía los latidos de su corazón. Se podía decir que por el silencio que se había impuesto entre nosotros podía escuchar hasta los latidos del mío. No sabía lo que pasaba por su mente, ni siquiera sabía si estaba pensando en mi o en otra cosa. Pero entonces sentí como se movía y le mire a los ojos. Sus ojos me dejaban siempre sin habla, le sonreí dulcemente. Pero en aquel momento notaba en sus ojos algo extraño, como si estuviese preocupado o inquieto por algo. Puse mis dos manos en su pecho sintiendo su calor y el mío.
-¿Estas bien?
Pregunte algo preocupada por el, sin dejar de mirarle a los ojos. La verdad es que no quería que estuviera mal sabía que no nos conocíamos y que no podía ser nadie para él. Pero quería saber que estaba bien, lo quería saber por sus propias palabras.
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
A pesar de que el calor escapaba de su piel, tenerla tan cerca rozando la suya propia volvía a crear un calor más tibio menos lujurioso pero demasiado agradable.
Ella parecía en todo momento buscar refugio en su cuerpo mientras se acurrucaba cómodamente, era como una pieza que buscaba su lugar y que encajaba perfectamente entre sus brazos y sobre su pecho.
El silencio continuaba en el ambiente, si no fuese invierno y no estuviese todo helado, Emhyr estaba seguro que los grillos cantarían a la noche. Ella al parecer decidió romper la carencia de sonido e intervenir entre sus pensamientos.
-Estoy bien... Algo cansado. -Aquello de cansado era una medio-mentira, ya que más tenía la cabeza en preocupaciones que en propio cansado que ciertamente sentía, y no por aquel momento sino por el duro día que llevaba desde que se había levantado al amanecer hasta ahora, la actividad agitada podía hacer mella en cualquiera sobre todo cuando llegaba el final del día. -¿Y tú?
“Disfrutalo. Solo es éste momento. El amanecer decidirá en cuanto vuelva a la realidad” Pensó. Mientras sus dedos se enredaban acariciantes en los cabellos desordenados de ella para luego, acariciar su rostro, dibujando con su indice cada uno de los rasgos que lo definían, dejando como rastro un agradable cosquilleo.
Los labios de Emhyr se curvaron con cierta satisfacción.
-No me digas tu nombre... Simplemente quien eres. ¿Cómo has podido llegar a mí?
Ella parecía en todo momento buscar refugio en su cuerpo mientras se acurrucaba cómodamente, era como una pieza que buscaba su lugar y que encajaba perfectamente entre sus brazos y sobre su pecho.
El silencio continuaba en el ambiente, si no fuese invierno y no estuviese todo helado, Emhyr estaba seguro que los grillos cantarían a la noche. Ella al parecer decidió romper la carencia de sonido e intervenir entre sus pensamientos.
-Estoy bien... Algo cansado. -Aquello de cansado era una medio-mentira, ya que más tenía la cabeza en preocupaciones que en propio cansado que ciertamente sentía, y no por aquel momento sino por el duro día que llevaba desde que se había levantado al amanecer hasta ahora, la actividad agitada podía hacer mella en cualquiera sobre todo cuando llegaba el final del día. -¿Y tú?
“Disfrutalo. Solo es éste momento. El amanecer decidirá en cuanto vuelva a la realidad” Pensó. Mientras sus dedos se enredaban acariciantes en los cabellos desordenados de ella para luego, acariciar su rostro, dibujando con su indice cada uno de los rasgos que lo definían, dejando como rastro un agradable cosquilleo.
Los labios de Emhyr se curvaron con cierta satisfacción.
-No me digas tu nombre... Simplemente quien eres. ¿Cómo has podido llegar a mí?
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Parecía que ambos buscábamos el calor del otro, los dos sentíamos aquel calor que nuestros cuerpos se daban el uno al otro. Como si ninguno de los dos quisiera que el otro cuerpo perdiera calor. Parecía que sus brazos estaban hechos a medida para mi cuerpo ya que me sentía cómoda allí, entre sus brazos como si fuésemos dos piezas de un puzle que hubiesen encajado al momento. Le mire a los ojos esperando su respuesta, sonriendo ante ella y cerrando los ojos y aspirando su aroma antes de responderle.
-Estoy mejor que nunca entre tus brazos.
Era la verdad, allí me sentía realmente bien. Ahora no me quería mover, no quería que aquello acabara, quería estarme un rato más antes de volver a mi realidad. Aun no… solo un poco mas… solo un poco… sentía sus dedos por mi rostro y los míos desde hacía un buen rato no hacían más que delinear sus músculos una y otra vez sin descanso. Hasta que escuche sus palabras… Contarle quien era… ¿cómo se lo tomaría el saber que era cortesana? Me daba miedo contárselo pero… lo haría. Saque fuerzas de flaqueza y no separe mi cabeza de su pecho. No quería hacerlo, si no sabía que no tendría valor. Y acabaría mintiendo y eso no iba conmigo.
-Soy una simple cortesana que está en Rumania por un viaje con todos los gastos pagados por el burdel donde trabajo. Lo único que quería esta noche era pasar una noche normal, como una chica mas… mis pasos me llevaron al campamento donde te vi… pero esa es la verdad… soy una… cortesana…
En las últimas palabras, casi no podía articularlas tenía miedo de su respuesta. ¿Aceptaría mi oficio o me repudiaría? Esas eran las preguntas que rondaban ahora en mi mente, yo solo quería estar así con él al menos hasta el amanecer cuando debería volver con Lisse, era mi mejor amiga y no podía dejarle sola… pero solo quería eso. Hasta el amanecer.
-Estoy mejor que nunca entre tus brazos.
Era la verdad, allí me sentía realmente bien. Ahora no me quería mover, no quería que aquello acabara, quería estarme un rato más antes de volver a mi realidad. Aun no… solo un poco mas… solo un poco… sentía sus dedos por mi rostro y los míos desde hacía un buen rato no hacían más que delinear sus músculos una y otra vez sin descanso. Hasta que escuche sus palabras… Contarle quien era… ¿cómo se lo tomaría el saber que era cortesana? Me daba miedo contárselo pero… lo haría. Saque fuerzas de flaqueza y no separe mi cabeza de su pecho. No quería hacerlo, si no sabía que no tendría valor. Y acabaría mintiendo y eso no iba conmigo.
-Soy una simple cortesana que está en Rumania por un viaje con todos los gastos pagados por el burdel donde trabajo. Lo único que quería esta noche era pasar una noche normal, como una chica mas… mis pasos me llevaron al campamento donde te vi… pero esa es la verdad… soy una… cortesana…
En las últimas palabras, casi no podía articularlas tenía miedo de su respuesta. ¿Aceptaría mi oficio o me repudiaría? Esas eran las preguntas que rondaban ahora en mi mente, yo solo quería estar así con él al menos hasta el amanecer cuando debería volver con Lisse, era mi mejor amiga y no podía dejarle sola… pero solo quería eso. Hasta el amanecer.
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Ella le sonrió con una sinceridad, él no pudo evitarle responder del mism modo.
Sus mano se paseaban por su piel en un movimiento involuntario, pausado, como si él conociese perfectamente cada parte de su suave piel, como si ya la hubiese tenido entre sus brazos antes de conocerla, como si tuviese costumbre de hacer aquello todas las noches que ella misma... Algo que no era así.
Distraído escuchaba cada una de sus palabras mientras sentía lejano el roce que ella también aplicaba a su cuerpo ahora más relajado que nunca; ella le miraba con temor en la oscuridad que a ambos sumía la carroza cerrada, sin tener conciencia que el tiempo avanzaba sin demora que la noche se acercaba más a la claridad y las estrellas se iban a cubrir del manto invisible que creaba la luz del Sol ante ellas. Él se puso serio asumiendo cada una de aquella palabras, ¿una cortesana? La verdad ninguno de ellos se escapaban de ese mundo, de ese transfondo que había en la sociedad, aquella clase cuyo objetivo era la supervivencia a toda costa, oculta tras las máscaras de la apariencia más inesperada.
El hecho de que no hablara de dinero, de que ella su situación en aquella noche, sus deseos lo alivio de tal modo que casi suspiró. No tenía dinero para pagarle a una mujer de aquel nivel, y no tenía ganas de meterse en algun lio por deudas como a veces le ocurría.
Emhyr besó su cabello en el silencio.
-Todos los que aquí estamos al parecer somos extranjeros en esta tierra y estamos de paso...
Parecía como si lo de cortesana le importase poco, como si su manera de ganarse la vida menos todavía, hablaba ignorando aquella parte de su revelación. Había conocido a muchas cortesanas dentro de su ambiente, la mayoría no tenían la clase que aquella chica, y nunca se había acostado con ella, ya que la idea de pagar dinero por sexo no le era demasiado atractiva, prefería sus buenas conversaciones y sacarles dinero de maneras más inesperadas.
Ciertamente no tenía nada que reprocharle, no podía acusarla de nada, ya que apenas se conocían y era conciente de que, en aquel mundo cada uno tenía su forma de sobrevivir a su manera, ella había optado por algun motivo ese estilo de vida por obligación o no. Tampoco deseaba estropearle la noche, no tenía nada que decir, al menos... Ella no cometía un crimen en sí a la hora de ganarse la vida, al contrario Emhyr ya había llegado a robar, estafar e incluso una vez matar para continuar respirando un día más.
-Supongo que tu estancia tendrá un limite aquí, ¿qué harás cuando llegue el amanecer? -A pesar de que aun quedaba noche por delante, debía de empezar a planear algún que otra historia o excusa por si de nuevo volvía a arrepentirse y decidía tomar la alternativa que siempre había llevado a cabo... Huir. Ya que le costaba aferrarse a las personas por el miedo de volver a perdelas, por su situación de desterrado en su tierra y por ser perseguido por sus mismo paisanos, al ser considerado hijo de traidores.
OFF: Creo que un par de post mas o así y podemos cerrar este Tema, a no ser que tengas alguna idea xD Luego supongo que haremos el reencuentro (tengo un tema preparado por si acaso xd)
Sus mano se paseaban por su piel en un movimiento involuntario, pausado, como si él conociese perfectamente cada parte de su suave piel, como si ya la hubiese tenido entre sus brazos antes de conocerla, como si tuviese costumbre de hacer aquello todas las noches que ella misma... Algo que no era así.
Distraído escuchaba cada una de sus palabras mientras sentía lejano el roce que ella también aplicaba a su cuerpo ahora más relajado que nunca; ella le miraba con temor en la oscuridad que a ambos sumía la carroza cerrada, sin tener conciencia que el tiempo avanzaba sin demora que la noche se acercaba más a la claridad y las estrellas se iban a cubrir del manto invisible que creaba la luz del Sol ante ellas. Él se puso serio asumiendo cada una de aquella palabras, ¿una cortesana? La verdad ninguno de ellos se escapaban de ese mundo, de ese transfondo que había en la sociedad, aquella clase cuyo objetivo era la supervivencia a toda costa, oculta tras las máscaras de la apariencia más inesperada.
El hecho de que no hablara de dinero, de que ella su situación en aquella noche, sus deseos lo alivio de tal modo que casi suspiró. No tenía dinero para pagarle a una mujer de aquel nivel, y no tenía ganas de meterse en algun lio por deudas como a veces le ocurría.
Emhyr besó su cabello en el silencio.
-Todos los que aquí estamos al parecer somos extranjeros en esta tierra y estamos de paso...
Parecía como si lo de cortesana le importase poco, como si su manera de ganarse la vida menos todavía, hablaba ignorando aquella parte de su revelación. Había conocido a muchas cortesanas dentro de su ambiente, la mayoría no tenían la clase que aquella chica, y nunca se había acostado con ella, ya que la idea de pagar dinero por sexo no le era demasiado atractiva, prefería sus buenas conversaciones y sacarles dinero de maneras más inesperadas.
Ciertamente no tenía nada que reprocharle, no podía acusarla de nada, ya que apenas se conocían y era conciente de que, en aquel mundo cada uno tenía su forma de sobrevivir a su manera, ella había optado por algun motivo ese estilo de vida por obligación o no. Tampoco deseaba estropearle la noche, no tenía nada que decir, al menos... Ella no cometía un crimen en sí a la hora de ganarse la vida, al contrario Emhyr ya había llegado a robar, estafar e incluso una vez matar para continuar respirando un día más.
-Supongo que tu estancia tendrá un limite aquí, ¿qué harás cuando llegue el amanecer? -A pesar de que aun quedaba noche por delante, debía de empezar a planear algún que otra historia o excusa por si de nuevo volvía a arrepentirse y decidía tomar la alternativa que siempre había llevado a cabo... Huir. Ya que le costaba aferrarse a las personas por el miedo de volver a perdelas, por su situación de desterrado en su tierra y por ser perseguido por sus mismo paisanos, al ser considerado hijo de traidores.
OFF: Creo que un par de post mas o así y podemos cerrar este Tema, a no ser que tengas alguna idea xD Luego supongo que haremos el reencuentro (tengo un tema preparado por si acaso xd)
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Al oír su silencio mi miedo en mi cuerpo crecía, miedo a que me despreciara, miedo a que me humillara… demasiado miedo a todo. Yo no me había hecho cortesana por gusto, si era lo que era. Es porque no recordaba nada de mi pasado, porque desde aquel momento en que me desperté sin saber nada más que mi nombre y mi apellido Lisse me había ayudado sin importarle nada más. Mis nervios iban en aumento cada vez más, intentando saber que estaba pensando él, con mucho miedo en realidad. Intente relajarme, algo imposible en mi estado de miedo pero haciéndolo poco a poco con los ojos cerrados intentando no pensar. Pero su beso en mi pelo fue lo que hizo que abriera los ojos sorprendida. Sus palabras eran amables, no había reproche en ellas. Por eso subí mi vista hasta sus ojos, donde lo podía ver perfectamente, mis manos se habían quedado paradas encima de su pecho. Cuando hablo del límite de mi estancia me abrace más a él. Nuestros cuerpos desnudos se apegaban el uno al otro.
-Al amanecer… deberé irme con mi mejor amiga Lisse. Es la chica que me ha acompañado en este viaje por mi aniversario. Aunque lo más me gustaría seria estar aquí contigo…
Dije con total sinceridad sintiendo su cuerpo caliente junto al mío, me gustara tanto quedarme a su lado para siempre… porque allí, con él me sentía bien. Como si nada me pudiera molestar o dañar, pero aquello se acabaría como un sueño del que te despiertan en la mejor parte. Porque por mucho que deseara quedarme allí, Lisse me esperaba y no podía dejarla sola. Ella me había dado su tiempo cuando aun no nos conocíamos. No le podía fallar ahora. Pero para soportar que me debería ir me acurruque mas en él como una niña pequeña que buscaba refugiarse en los brazos de sus padres yo buscaba protección en los suyos.
-Solo quiero estar contigo…
Sabía que tarde o temprano nos tendríamos que separar pero la pregunta que estaba en mi mente es si nos volveríamos a ver, si eso que había pasado entre nosotros se quedaría solo en una cosa de una noche. Era lo más probable, pero me había sentido tan bien a su lado que me negaba a creerlo. ¿Por qué? No lo sabía.
OFF: Si, yo creo que después de un par de post podemos cerrar el tema y abrir el otro ^^
-Al amanecer… deberé irme con mi mejor amiga Lisse. Es la chica que me ha acompañado en este viaje por mi aniversario. Aunque lo más me gustaría seria estar aquí contigo…
Dije con total sinceridad sintiendo su cuerpo caliente junto al mío, me gustara tanto quedarme a su lado para siempre… porque allí, con él me sentía bien. Como si nada me pudiera molestar o dañar, pero aquello se acabaría como un sueño del que te despiertan en la mejor parte. Porque por mucho que deseara quedarme allí, Lisse me esperaba y no podía dejarla sola. Ella me había dado su tiempo cuando aun no nos conocíamos. No le podía fallar ahora. Pero para soportar que me debería ir me acurruque mas en él como una niña pequeña que buscaba refugiarse en los brazos de sus padres yo buscaba protección en los suyos.
-Solo quiero estar contigo…
Sabía que tarde o temprano nos tendríamos que separar pero la pregunta que estaba en mi mente es si nos volveríamos a ver, si eso que había pasado entre nosotros se quedaría solo en una cosa de una noche. Era lo más probable, pero me había sentido tan bien a su lado que me negaba a creerlo. ¿Por qué? No lo sabía.
OFF: Si, yo creo que después de un par de post podemos cerrar el tema y abrir el otro ^^
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Su cuerpo tenso de repente se relajo bajo los brazos de él, en cuanto beso su pelo. Ella parecía esperar una respuesta bien diferente a la que Emhyr le ofreció, ¿cómo iba a exigirle algo a aquella chica que apenas conocía de unas horas? No era su esposa, ni nada parecido. Y además él sabía su intención inicial en cuanto se acerco a ella, que en cierto modo lo había conseguido... Un lecho que le calentará simplemente, y un poco de compañía. Pero la verdad su modo de actuar, sus palabras... Le hizo ver que ella era distinta a pesar de su profesión, le hacía dudar de la pregunta que a veces se hacía tras acostarse con una mujer, y era si, esa iba a ser la primera y última vez que la vería, o le ofrecería la oportunidad de que se viesen más veces para tal vez, algo surgiese más adelante.
Ella misma le contesto aquella pregunta, en cuanto los primeros ratos de sol se asomasen, en cuanto ella cayera hechizada por la magia de Morfeo, él tendría la oportunidad de adelantarsele, se marcharse sin dejar rastro... Ni una despedida, ni un nombre para buscarlo... Aquello era lo mejor, Emhyr era un fugitivo, la muerte estaba a su espalda, todos los que le rodeaban y se apegaban a él terminaban muriendo indirectamente.
Ella le miraba a los ojos, parecía rogar a algo más elevado que aquello nunca finalizase, parecía aferrarse entre sus brazos en busca de un refugió que nunca había tenido verdaderamente, él le respondió apretándola contra él con el deseo de no soltarla.
El silencio se hizo eterno él no respondía, era una persona poco habladora la verdad.
De nuevo volvió a besar su cabello de aquella manera tan cálida, una y otra vez.
“Reinos”, el gitano lo mataría por lo que iba a hacer, no era la primera vez que desaparecía sin decir nada o tan solo dejando una nota para reaparecer después en los días venideros. Pensaba Emhyr, luego se reía de él diciendo que al parecer le daban “miedo las mujeres” y que tenía motivo, una mujer despechada y furiosa era el peor enemigo que podía encontrarse un hombre. Sus venganzas podrían ser las más retorcida.
-Pues esperemos al amanecer, duerme si te apetece... Yo te velare...-Susurro muy suave, y atrajo a ella para besarla directamente a los labios, para volver a desgustarlo tal vez por última vez. Sus dedos se deslizaron por la piel de ella. “Muy suave...”
De repente comenzó a cantar suavemente y muy bajito, era una pequeña nada que no pertenecía a su tierra sino a la de su madre, su voz no era de las mejores pero muchos de los gitanos la consideraban bonita, sino no le pediría que cantara canciones que no conocía.
El tono de la canción encaminaba a relajar a cualquiera que la oyera, inducía al sueño calmado y satisfactorio.
OFF: Tenemos dos opciones, o tu terminas el post si te apetece o yo lo finalizo en el siguiente. ^^ Como desees.
Ella misma le contesto aquella pregunta, en cuanto los primeros ratos de sol se asomasen, en cuanto ella cayera hechizada por la magia de Morfeo, él tendría la oportunidad de adelantarsele, se marcharse sin dejar rastro... Ni una despedida, ni un nombre para buscarlo... Aquello era lo mejor, Emhyr era un fugitivo, la muerte estaba a su espalda, todos los que le rodeaban y se apegaban a él terminaban muriendo indirectamente.
Ella le miraba a los ojos, parecía rogar a algo más elevado que aquello nunca finalizase, parecía aferrarse entre sus brazos en busca de un refugió que nunca había tenido verdaderamente, él le respondió apretándola contra él con el deseo de no soltarla.
El silencio se hizo eterno él no respondía, era una persona poco habladora la verdad.
De nuevo volvió a besar su cabello de aquella manera tan cálida, una y otra vez.
“Reinos”, el gitano lo mataría por lo que iba a hacer, no era la primera vez que desaparecía sin decir nada o tan solo dejando una nota para reaparecer después en los días venideros. Pensaba Emhyr, luego se reía de él diciendo que al parecer le daban “miedo las mujeres” y que tenía motivo, una mujer despechada y furiosa era el peor enemigo que podía encontrarse un hombre. Sus venganzas podrían ser las más retorcida.
-Pues esperemos al amanecer, duerme si te apetece... Yo te velare...-Susurro muy suave, y atrajo a ella para besarla directamente a los labios, para volver a desgustarlo tal vez por última vez. Sus dedos se deslizaron por la piel de ella. “Muy suave...”
De repente comenzó a cantar suavemente y muy bajito, era una pequeña nada que no pertenecía a su tierra sino a la de su madre, su voz no era de las mejores pero muchos de los gitanos la consideraban bonita, sino no le pediría que cantara canciones que no conocía.
El tono de la canción encaminaba a relajar a cualquiera que la oyera, inducía al sueño calmado y satisfactorio.
OFF: Tenemos dos opciones, o tu terminas el post si te apetece o yo lo finalizo en el siguiente. ^^ Como desees.
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
Tenía una especie de presentimiento de que aquella noche sería la primera y última vez que vería a mi acompañante, yo no quería perderle. Pero sabía que cada uno tenía un sitio donde irse… eso era lo que más dolía. Si él me lo pedía seria capaz de dejar mi trabajo y de dejar Inglaterra solo para estar con él. Sería capaz de todo. Pero otro presentimiento me decía que eso no iba a pasar pero por eso mismo disfrutaría el momento de estar con él hasta el final, porque quería que este recuerdo se me quedara en la memoria si al final mi presentimiento de que esta sería la última noche que lo viera se hacía realidad.
Cuando me apretó contra a él, me sentí realmente bien. Me gustaba muchísimo estar allí entre sus brazos, sentir su pecho bajo mis dedos y sentir sus brazos rodeando mi menudo cuerpo. Es como si me diera aquel calor, aquella compañía que yo necesitaba, aquello que yo deseaba. Por eso no quería separarme de él. Había entre nosotros, incomodo quizás, pero para mí no. Si estaba entre sus brazos no me importaba estar o no estar hablando. Con él besando mi cabello y abrazándome me sentía querida, muy querida.
La verdad es que estaba cansada y quería descansar, dormir allí con él. Pero el miedo a despertar y no verle era más fuerte que el sueño que atenazaba mi cuerpo. Por eso al oír sus palabras mi cuerpo quería dejarse vencer por los brazos de Morfeo pero el miedo a no verle mas era aun fuerte. Sentí sus labios contra los míos, degustándolos, correspondiendo al beso que me daba. Mientras las yemas de mis manos acariciaban su suave rostro. De repente, su voz empezó a emerger entonando una nana que me dejaba mucho más relajada.
Me abrace de nuevo a su cuerpo apoyando mi cabeza en su pecho apegándome a él mientras sentía el calor de su cuerpo contra el mío y nuestros cuerpo tapados por aquella sabana que cubría nuestros cuerpos desnudos. Mi cuerpo y mi sub-consciente se iban relajando cada vez más con aquella melodía, dejándome totalmente a merced de Morfeo. Hasta que el sueño me venció, me dormir apoyada en su cuerpo sin saber si lo vería o no al día siguiente.
OFF: Pues termina tu el post y así me dices quien abre el siguiente post, el del reencuentro ^^
Cuando me apretó contra a él, me sentí realmente bien. Me gustaba muchísimo estar allí entre sus brazos, sentir su pecho bajo mis dedos y sentir sus brazos rodeando mi menudo cuerpo. Es como si me diera aquel calor, aquella compañía que yo necesitaba, aquello que yo deseaba. Por eso no quería separarme de él. Había entre nosotros, incomodo quizás, pero para mí no. Si estaba entre sus brazos no me importaba estar o no estar hablando. Con él besando mi cabello y abrazándome me sentía querida, muy querida.
La verdad es que estaba cansada y quería descansar, dormir allí con él. Pero el miedo a despertar y no verle era más fuerte que el sueño que atenazaba mi cuerpo. Por eso al oír sus palabras mi cuerpo quería dejarse vencer por los brazos de Morfeo pero el miedo a no verle mas era aun fuerte. Sentí sus labios contra los míos, degustándolos, correspondiendo al beso que me daba. Mientras las yemas de mis manos acariciaban su suave rostro. De repente, su voz empezó a emerger entonando una nana que me dejaba mucho más relajada.
Me abrace de nuevo a su cuerpo apoyando mi cabeza en su pecho apegándome a él mientras sentía el calor de su cuerpo contra el mío y nuestros cuerpo tapados por aquella sabana que cubría nuestros cuerpos desnudos. Mi cuerpo y mi sub-consciente se iban relajando cada vez más con aquella melodía, dejándome totalmente a merced de Morfeo. Hasta que el sueño me venció, me dormir apoyada en su cuerpo sin saber si lo vería o no al día siguiente.
OFF: Pues termina tu el post y así me dices quien abre el siguiente post, el del reencuentro ^^
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Re: Hogueras en la noche (Pasado) [Elinor C. Carstairs] ◊◊
La melodía que envolvía al silencio de la carroza, que viajaba por el aire aun caldeado de la carroza, continuaba con su hechizo embriagador del descando.
Aquella chica sin nombre para él terminó cediendo ante los ruegos de Morfeo por reclamar sus sueños más profundos. El turco continuaba acariciando sus cabellos en el silencio resistiendose a la misma llamada que invitaba a dejarse llevar por el mundo inconsciente de lo onírico.
Un abrir y cerrar de ojos, y la noche se había convertido en amanecer.
Se había quedado dormido sin quererlo y despertado a las horas. Con cautela se aseguro que ella estaba dormida, fue un alivio comprobar que así era.
Una mirada echada a la pequeña ventana que quedaba casi cubierta por unas coloridas y bastas cortinas, los primeros rayos solares había iniciado su búsqueda de absorber la oscuridad, no sabía cuanto tiempo había estado esperando al sol, pero aquello le pareció simplemente plácido.
A su lado pudo apreciar como parecía apreciar en aquel sueño aquella plácidez compartida. Dormía con calma, debía de estar cansada. Emhyr sonrió tranquilo, y deseo besar su piel pero no se atrevió, por no perturbar su sueño.
Aun se preguntaba como aquella chica, había sido capaz de hacerle dudar ante su juramento de no apegarse a nadie, de no establecer lazos sentimentales con mujeres. Casi iba a conseguirle sacar el nombre, su historia y preguntarle el modo de buscarla, pero Emhyr lo había pensando con detenimiento, mujeres así se merecían algo más que él. No se merecían huir eternamente, exponerse al peligro y la posible muerte que por su culpa tal vez experimentasen. Su camino estaba lleno de incertidumbre, dolor y arrastraba con él una carga demasiado pesada para compartir.
Suspiro y tras ello, cuidadoso se levanto del lecho, buscando sus ropas para vestirse y algunas de sus pocas posesiones que en la carreta tenía guardada.
Pensó en “Reinos”, el gitano al encontrarse a aquella chica seguro que sabía el por qué de su huida, de nuevo se enfadaría, pero seguro que tendría la esperanza de encontrarlo unos pueblos más adelante. Era la costumbre del joven turco.
Emhyr, se iba a disponer a marcharse, pero un deleite para su mirada se dedico por unos minutos. Antes de irse la observo dormir tranquila y despreocupada, como si quisiera guardar aquella imagen en su memoria como un recuerdo feliz en su penosa vida... Como si para el futuro necesitase recordar ese rostro, con cierta esperanza de que tal vez en algún lugar sus destinos se cruzasen...
OFF: Pues queda cerrado el tema. El siguiente ya lo tengo hecho para nada más abrirlo, mandame un mp cuando leas este y me des señal de que abra el siguiente y cierre este tema del todo posteando el link en su situo ^^
Aquella chica sin nombre para él terminó cediendo ante los ruegos de Morfeo por reclamar sus sueños más profundos. El turco continuaba acariciando sus cabellos en el silencio resistiendose a la misma llamada que invitaba a dejarse llevar por el mundo inconsciente de lo onírico.
Un abrir y cerrar de ojos, y la noche se había convertido en amanecer.
Se había quedado dormido sin quererlo y despertado a las horas. Con cautela se aseguro que ella estaba dormida, fue un alivio comprobar que así era.
Una mirada echada a la pequeña ventana que quedaba casi cubierta por unas coloridas y bastas cortinas, los primeros rayos solares había iniciado su búsqueda de absorber la oscuridad, no sabía cuanto tiempo había estado esperando al sol, pero aquello le pareció simplemente plácido.
A su lado pudo apreciar como parecía apreciar en aquel sueño aquella plácidez compartida. Dormía con calma, debía de estar cansada. Emhyr sonrió tranquilo, y deseo besar su piel pero no se atrevió, por no perturbar su sueño.
Aun se preguntaba como aquella chica, había sido capaz de hacerle dudar ante su juramento de no apegarse a nadie, de no establecer lazos sentimentales con mujeres. Casi iba a conseguirle sacar el nombre, su historia y preguntarle el modo de buscarla, pero Emhyr lo había pensando con detenimiento, mujeres así se merecían algo más que él. No se merecían huir eternamente, exponerse al peligro y la posible muerte que por su culpa tal vez experimentasen. Su camino estaba lleno de incertidumbre, dolor y arrastraba con él una carga demasiado pesada para compartir.
Suspiro y tras ello, cuidadoso se levanto del lecho, buscando sus ropas para vestirse y algunas de sus pocas posesiones que en la carreta tenía guardada.
Pensó en “Reinos”, el gitano al encontrarse a aquella chica seguro que sabía el por qué de su huida, de nuevo se enfadaría, pero seguro que tendría la esperanza de encontrarlo unos pueblos más adelante. Era la costumbre del joven turco.
Emhyr, se iba a disponer a marcharse, pero un deleite para su mirada se dedico por unos minutos. Antes de irse la observo dormir tranquila y despreocupada, como si quisiera guardar aquella imagen en su memoria como un recuerdo feliz en su penosa vida... Como si para el futuro necesitase recordar ese rostro, con cierta esperanza de que tal vez en algún lugar sus destinos se cruzasen...
OFF: Pues queda cerrado el tema. El siguiente ya lo tengo hecho para nada más abrirlo, mandame un mp cuando leas este y me des señal de que abra el siguiente y cierre este tema del todo posteando el link en su situo ^^
Emhyr Van Emreys- Licántropo Clase Baja
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