AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Conociendonos [Heinz]
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Conociendonos [Heinz]
Sabia muy a mi pesar que este dia llegaria en algun momento y debia admitir que no estaba preparada para ello; pero no podia hacer nada mas sabia que debia afrontarlo asi que con todo el desprecio de mi alma me vi obligada por mi madre a enviarle una nota con mis damas personales a mi "prometido"
Le entregue la misiva a mi doncella mientras me ponia de pie y me disponia a que las demas colocaran mis nuevo vestido; un suculento regalo de mi futura "madre" hecho de seda francesa; debia admitir que el rojo borgoña de la tela resultaba hipnotico y realzaba el color de mis mejillas debido a la palidez de mi piel
Vestido
Estimado Lord Heinz
Quizas ya te haz enterado de nuestra llegada a Paris; se bien que quizas he sido descortez al no aceptar la propusta de vuestra madre de visitarlos de manera inmediata pero debido al deteriorado estado de salud de mi madre y con todo lo concerniente a la mudanza desde nuestra amada Viena a este nuevo pais he postergado este momento
Desearia, si esta en tus capacidades que nos visitases aqui en mi casa a las afueras de Paris para tomar el te si esta en tus posibilidades y nuevamente si os encontrais bien en salud me agradaria enormemente vuestra visita ya que despues de todo hay un contrato de compromiso entre nosotros y desearia conocerlo
Atentamente
Lady Leonela Von Drachenberg
Le entregue la misiva a mi doncella mientras me ponia de pie y me disponia a que las demas colocaran mis nuevo vestido; un suculento regalo de mi futura "madre" hecho de seda francesa; debia admitir que el rojo borgoña de la tela resultaba hipnotico y realzaba el color de mis mejillas debido a la palidez de mi piel
Vestido
- Spoiler:
Leonela Von Drachenberg- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/03/2011
Re: Conociendonos [Heinz]
Una carta había llegado a la residencia Waldheim el día anterior, era de parte de madame Von Drachenberg quien se disculpaba formalmente por no haber podido aceptar sus invitaciones anteriores y, para recompensarlo, ahora lo invitaba a él a su castillo para conocerse. Heinz estaba contento, bastante contento de hecho, porque aquello significaba que iría a algún lugar nuevo. Ya se estaba cansando de dar vueltas alrededor de su terreno, quería conocer otros escenarios y esa era una magnífica oportunidad.
Él no recordaba muy bien a la señorita Leonela, hace mucho tiempo que no la había visto –casi nueve años, ya-. Lo único que sabía es que era su prometida y, si todo salía bien, pronto se casarían y sus familias se unirían. ¿Y a qué se refería si todo salía bien? Pues, si lo aceptaba tal y como era. La madre de Heinz y la madre de Leonela eran grandes amigas, de hecho eran primas, y habían llegado al acuerdo de, que si la joven no se sentía incómoda con la enfermedad de Heinz, podrían oficializar el matrimonio. Bastante extraño para la época que sea la mujer la que dé el visto bueno al compromiso, pero el austriaco no se quejaba. Se le hacía un tanto incómodo, sí, pero no se atrevía a protestar por miedo a algún discurso dramático por parte de su madre.
La carroza lo esperaba temprano en la mañana y Heinz tardó un poco en escoger lo que le llevaría. Su madre había dicho que joyas pero aquel tipo de regalos no era su estilo. Optó por un cuadro de la catedral de San Esteban que había pintado años atrás. Seguro y le gustaría: la señorita Leonela era austriaca al igual que él y esperaba que, también al igual que él, añorase aquella hermosa construcción arquitectónica que se alzaba en el centro de Viena.
Subió a la carroza con el lienzo enrollado bajo su brazo izquierdo, iba a ir solo y aquello lo hacía más emocionante. Corrió la pequeña cortina de terciopelo rojo y contempló extasiado las calles de París. Sólo allí se dio cuenta de lo poco que conocía: habían tantas casas y tantas personas. Tanto por ver que el paseo de media hora no le pareció suficiente.
-Hemos llegado, señor Waldheim.-
Sí, era evidente que habían llegado. –Gracias.- Respondió con una sonrisa y estiró su brazo derecho para abrir la puerta. El temblor no era demasiado fuerte aquella mañana y, con un poco de suerte, se conservaría así el resto del día. Bajó de la carroza antes de que alguien pudiera ayudarle y notó como el jinete de su padre enseguida miró hacia su mano. Era de esperarse, seguro su madre le había dicho que estaba casi inválido. –Gracias.- Repitió amablemente para darle a entender que podía caminar solo hacia la entrada, él podía ir a parquear la carroza al patio trasero y a darle agua a los caballos.
La mansión de los Von Drachenberg era realmente imponente: grandes escaleras de mármol como preámbulo a la entrada, árboles y rosales por doquier, lámparas de lo más elegantes. En fin, si tuviera un lienzo y pintura, se sentaría allí mismo para plasmar aquella vista y mostrársela a todo cuanto pueda. Subió las escaleras con lentitud, aprovechando hasta el mínimo segundo para absorber todos los detalles y, en cuanto estuvo cerca de la puerta, esta se abrió como por arte de magia. Una voz grave y fuerte pronunció su nombre y todos los que dentro se encontraban se regresaron a verlo. Heinz inclinó la cabeza con elegancia y aguardó a que la anfitriona le permita cruzar el umbral.
Él no recordaba muy bien a la señorita Leonela, hace mucho tiempo que no la había visto –casi nueve años, ya-. Lo único que sabía es que era su prometida y, si todo salía bien, pronto se casarían y sus familias se unirían. ¿Y a qué se refería si todo salía bien? Pues, si lo aceptaba tal y como era. La madre de Heinz y la madre de Leonela eran grandes amigas, de hecho eran primas, y habían llegado al acuerdo de, que si la joven no se sentía incómoda con la enfermedad de Heinz, podrían oficializar el matrimonio. Bastante extraño para la época que sea la mujer la que dé el visto bueno al compromiso, pero el austriaco no se quejaba. Se le hacía un tanto incómodo, sí, pero no se atrevía a protestar por miedo a algún discurso dramático por parte de su madre.
La carroza lo esperaba temprano en la mañana y Heinz tardó un poco en escoger lo que le llevaría. Su madre había dicho que joyas pero aquel tipo de regalos no era su estilo. Optó por un cuadro de la catedral de San Esteban que había pintado años atrás. Seguro y le gustaría: la señorita Leonela era austriaca al igual que él y esperaba que, también al igual que él, añorase aquella hermosa construcción arquitectónica que se alzaba en el centro de Viena.
Subió a la carroza con el lienzo enrollado bajo su brazo izquierdo, iba a ir solo y aquello lo hacía más emocionante. Corrió la pequeña cortina de terciopelo rojo y contempló extasiado las calles de París. Sólo allí se dio cuenta de lo poco que conocía: habían tantas casas y tantas personas. Tanto por ver que el paseo de media hora no le pareció suficiente.
-Hemos llegado, señor Waldheim.-
Sí, era evidente que habían llegado. –Gracias.- Respondió con una sonrisa y estiró su brazo derecho para abrir la puerta. El temblor no era demasiado fuerte aquella mañana y, con un poco de suerte, se conservaría así el resto del día. Bajó de la carroza antes de que alguien pudiera ayudarle y notó como el jinete de su padre enseguida miró hacia su mano. Era de esperarse, seguro su madre le había dicho que estaba casi inválido. –Gracias.- Repitió amablemente para darle a entender que podía caminar solo hacia la entrada, él podía ir a parquear la carroza al patio trasero y a darle agua a los caballos.
La mansión de los Von Drachenberg era realmente imponente: grandes escaleras de mármol como preámbulo a la entrada, árboles y rosales por doquier, lámparas de lo más elegantes. En fin, si tuviera un lienzo y pintura, se sentaría allí mismo para plasmar aquella vista y mostrársela a todo cuanto pueda. Subió las escaleras con lentitud, aprovechando hasta el mínimo segundo para absorber todos los detalles y, en cuanto estuvo cerca de la puerta, esta se abrió como por arte de magia. Una voz grave y fuerte pronunció su nombre y todos los que dentro se encontraban se regresaron a verlo. Heinz inclinó la cabeza con elegancia y aguardó a que la anfitriona le permita cruzar el umbral.
Última edición por Heinz Waldheim el Mar Mar 22, 2011 7:35 pm, editado 1 vez
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Re: Conociendonos [Heinz]
Nerviosa. Esa era la palabras que podia describir mi estado de animo en aquel momento sabia que tenia la "opcion" de negarme a aquella union pero las palabras de mi madre habian sido claras y aun resonaban en mi mente "Somos unos parias a causa de tu padre que a traido el deshonor a nuestras cabezas Leonela, eres la unica que pude restituir el honor y el buen status a nuestra familia" , con pesar mire a mi pequeña hermana en el jardin jugar con una de sus acompañantes ¿Podia hacerle eso a ella?, tan pequeña que era pero estaba claro que no lo haria
Maximiliano anuncio la llegada de mi prometido y suspire poniendome de pie mientras me giraba a la puerta de el salon principal para verlo entrar; en mi mente aun estaba grabada la imagen de el viejo decrepito y enfermiso con el que unos años atras se habia visto obligada a casarse mi tia Ainara; ese recuerdo se aferro cual bestia sanguinaria a mi deteriorado humor cuando lo vi entrar
La expresion de su rostro mehizo ver que estaba tan nervioso como yo, pero por lo demas no parecia tan deteriorado a no ser por la ojeras, bajo sus ojos. Hice una reverencia a modo de saludo como era costumbre y luego pose misojos en su rostro
Me alegra mucho que aceptase mi invitacion- le dije haciendo un gesto con mi mano para que se acercara y tomara asiento, era conciente de que era una persona cuyo estado de salud no era bueno, lo mire caminar y note aquello que tenia consigo, cuando tomo asiento hise lo mismo-¿Puedo preguntar que tiene hay?- dije con una sonrisa en los labios siendo lo mas educada posible mientras dos de mis damas tomaban ahora de manera "casual" asiento cerca de el cesto de los bordados a unos metros de distancia de nosotros
Maximiliano anuncio la llegada de mi prometido y suspire poniendome de pie mientras me giraba a la puerta de el salon principal para verlo entrar; en mi mente aun estaba grabada la imagen de el viejo decrepito y enfermiso con el que unos años atras se habia visto obligada a casarse mi tia Ainara; ese recuerdo se aferro cual bestia sanguinaria a mi deteriorado humor cuando lo vi entrar
La expresion de su rostro mehizo ver que estaba tan nervioso como yo, pero por lo demas no parecia tan deteriorado a no ser por la ojeras, bajo sus ojos. Hice una reverencia a modo de saludo como era costumbre y luego pose misojos en su rostro
Me alegra mucho que aceptase mi invitacion- le dije haciendo un gesto con mi mano para que se acercara y tomara asiento, era conciente de que era una persona cuyo estado de salud no era bueno, lo mire caminar y note aquello que tenia consigo, cuando tomo asiento hise lo mismo-¿Puedo preguntar que tiene hay?- dije con una sonrisa en los labios siendo lo mas educada posible mientras dos de mis damas tomaban ahora de manera "casual" asiento cerca de el cesto de los bordados a unos metros de distancia de nosotros
Última edición por Leonela Von Drachenberg el Miér Mar 23, 2011 7:22 am, editado 1 vez
Leonela Von Drachenberg- Humano Clase Alta
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Re: Conociendonos [Heinz]
Dio un paso hacia el frente adentrándose en aquel majestuoso hall de entrada. Les concedió a todos y cada uno de los presentes una rápida mirada y una tímida sonrisa; y se detuvo en el rostro de, la que creyó, era su prometida. A ella le concedió una sonrisa algo más amplia y se acercó más para saludarla como era debido. –Madeimoselle Leonela.- Tomó la mano derecha de la dama con su mano izquierda y le plantó un corto beso en el dorso.
-¿Y cómo iba a negarme? Moría de ansias porque nos veamos.- Caminó hacia donde ella le había indicado y tomó asiento a su lado. Sus damas de compañía parecían examinarlo con la mirada de pies a cabeza, pero dejaron de hacerlo en cuanto se dieron cuenta que Heinz se estaba sintiendo algo incómodo. –Casi no la reconozco.- Comentó así sin más para amenizar la velada. –Los únicos recuerdos que tengo de usted son de cuando era tan sólo una niña y corría por los jardines de nuestra mansión en Austria.- Sonrió. Tiempos aquellos. -¿Lo recuerda?- Dejó el pasado a un lado y se enfocó en la pregunta que su compañera le había hecho.
-¿Esto?- Se atrevió a acercar la silla a la mesa y a abrir el lienzo con sus manos para que Leonela lo pudiese ver. –Es la catedral de San Esteban.- La miró y luego regresó a mirar la pintura. –Lo pinté hace algunos meses y pensé que sería un buen regalo para que lo ponga en su alcoba, no lo sé.- Continuó admirando la pintura. –Es una de las construcciones más antiguas y hermosas de Viena, ¿no lo cree así?-
-¿Y cómo iba a negarme? Moría de ansias porque nos veamos.- Caminó hacia donde ella le había indicado y tomó asiento a su lado. Sus damas de compañía parecían examinarlo con la mirada de pies a cabeza, pero dejaron de hacerlo en cuanto se dieron cuenta que Heinz se estaba sintiendo algo incómodo. –Casi no la reconozco.- Comentó así sin más para amenizar la velada. –Los únicos recuerdos que tengo de usted son de cuando era tan sólo una niña y corría por los jardines de nuestra mansión en Austria.- Sonrió. Tiempos aquellos. -¿Lo recuerda?- Dejó el pasado a un lado y se enfocó en la pregunta que su compañera le había hecho.
-¿Esto?- Se atrevió a acercar la silla a la mesa y a abrir el lienzo con sus manos para que Leonela lo pudiese ver. –Es la catedral de San Esteban.- La miró y luego regresó a mirar la pintura. –Lo pinté hace algunos meses y pensé que sería un buen regalo para que lo ponga en su alcoba, no lo sé.- Continuó admirando la pintura. –Es una de las construcciones más antiguas y hermosas de Viena, ¿no lo cree así?-
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Re: Conociendonos [Heinz]
Aclare mi garganta en un aviso reprobatorio a mis damas que miraban fijamente a Heinz ya que habia notado como le incomodaba aquello y luego lo mire a el sonriendo con amabilidad
Deberas disculparlas, es muy dificil conseguir buena compañia en Paris ya que luego de lo sucedido...bueno. No hablemos de ellos- dije bajo cuando escuche que hablaba de aquel tiempo en que nos habiamos conocido; realmente yo pocos recuerdos poseia de el, para mi era solo el chico que jugaba con mi hermano Julian y el que habia visto cuando no mucho en cinco ocaciones en mi vida-Ciertamente ha cambiado usted tambien- le dije algo mas comoda en su presencia
Habia notado que no era como lo habia imaginado, y por alguna extraña razon me sentia bien con el- No es el mismo chico que recuerdo jugara con mi hermano en los jardines de su casa y acostumbrara a cazar conejos llenando los pantalones de lodo- rei un poco mas divertida aunque despues de ello mi rostro se ensombrecio ante el recuerdo de mi hermano y de lo que le habia sucedido, acerque mi silla cuando abrio el lienzo y de inmediato reconoci aquella catedral, el simple recuerdo de nuestra tierra natal oprimio mi corazon- La recuerdo bien- musite con voz compungida mientras extendia mi mano hacia la pintira rozandola con la llema de mis dedos- posees un talento envidiable y me sentire alagada de colocarla en mi habitacion
De manera infantil senti la humedad resbalar por mi rostro-Mil disculpe me he dejado arrastrar por mis emociones- dije ocultando mi rostro y limpienda mi mejilla con mi mano. Yo amaba Viena y el simple hecho de verme exiliada de mi pais era doloroso
Deberas disculparlas, es muy dificil conseguir buena compañia en Paris ya que luego de lo sucedido...bueno. No hablemos de ellos- dije bajo cuando escuche que hablaba de aquel tiempo en que nos habiamos conocido; realmente yo pocos recuerdos poseia de el, para mi era solo el chico que jugaba con mi hermano Julian y el que habia visto cuando no mucho en cinco ocaciones en mi vida-Ciertamente ha cambiado usted tambien- le dije algo mas comoda en su presencia
Habia notado que no era como lo habia imaginado, y por alguna extraña razon me sentia bien con el- No es el mismo chico que recuerdo jugara con mi hermano en los jardines de su casa y acostumbrara a cazar conejos llenando los pantalones de lodo- rei un poco mas divertida aunque despues de ello mi rostro se ensombrecio ante el recuerdo de mi hermano y de lo que le habia sucedido, acerque mi silla cuando abrio el lienzo y de inmediato reconoci aquella catedral, el simple recuerdo de nuestra tierra natal oprimio mi corazon- La recuerdo bien- musite con voz compungida mientras extendia mi mano hacia la pintira rozandola con la llema de mis dedos- posees un talento envidiable y me sentire alagada de colocarla en mi habitacion
De manera infantil senti la humedad resbalar por mi rostro-Mil disculpe me he dejado arrastrar por mis emociones- dije ocultando mi rostro y limpienda mi mejilla con mi mano. Yo amaba Viena y el simple hecho de verme exiliada de mi pais era doloroso
Leonela Von Drachenberg- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/03/2011
Re: Conociendonos [Heinz]
Volteé mi rostro para admirar sus reacciones. El arte se miraba con los ojos del alma y el rostro era el principal termómetro para saber si la pintura había agradado o no. Incluso más que las palabras halagadoras, él prefería una amplia y sincera sonrisa o, ¿por qué no?, una lágrima furtiva escapando de los ojos. Con Leonela consiguió lo segundo y por un momento se sintió culpable de haberle causado tan tristeza.
-No, perdóneme usted.- Se apresuró a pasarle un pañuelo. Lo hizo con la mano derecha, sin darse cuenta, y enseguida se percató como aquel pedazo de tela temblaba ante los ojos de la dama y ante los suyos propios. La miró a los ojos sin saber qué hacer: se le ocurría retroceder la mano haciendo de cuenta que nada había pasado, pero eso sería grosero de su parte. Ya le había ofrecido el pañuelo y tenía que dárselo. –Yo no quise deprimirla ni mucho menos.- Dejó el pañuelo sobre su regazo y comenzó a enrollar la pintura.
-Sólo quería hacerle saber que no necesita estar en Viena para sentir a Viena.- Colocó el lienzo ya enrollado muy cerca de ella para que lo tomase. –Me imagino cuanto ha de extrañarla porque, debo decirle, yo también la extraño demasiado.- Y vaya que la extrañaba, aunque a decir verdad París tampoco le era desagradable del todo. –Pero bueno, ya no hablemos de esas cosas, se supone que tenemos que conocernos así que… ¿qué desea saber de mí?-
-No, perdóneme usted.- Se apresuró a pasarle un pañuelo. Lo hizo con la mano derecha, sin darse cuenta, y enseguida se percató como aquel pedazo de tela temblaba ante los ojos de la dama y ante los suyos propios. La miró a los ojos sin saber qué hacer: se le ocurría retroceder la mano haciendo de cuenta que nada había pasado, pero eso sería grosero de su parte. Ya le había ofrecido el pañuelo y tenía que dárselo. –Yo no quise deprimirla ni mucho menos.- Dejó el pañuelo sobre su regazo y comenzó a enrollar la pintura.
-Sólo quería hacerle saber que no necesita estar en Viena para sentir a Viena.- Colocó el lienzo ya enrollado muy cerca de ella para que lo tomase. –Me imagino cuanto ha de extrañarla porque, debo decirle, yo también la extraño demasiado.- Y vaya que la extrañaba, aunque a decir verdad París tampoco le era desagradable del todo. –Pero bueno, ya no hablemos de esas cosas, se supone que tenemos que conocernos así que… ¿qué desea saber de mí?-
Última edición por Heinz Waldheim el Mar Abr 05, 2011 3:40 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Conociendonos [Heinz]
Note el temblor de su mano, pero lo ignore. Quizas se debia al nerviosismo debido a mis lagrimas, respire profundamente y agradeci tomando el pañuelo de mi regazo para limpiar aquellas traicioneras lagrimas
No se preocupe, no me ha deprimido...es solo que cuando perdemos algo que amamos, nos es dificil recuperarnos de aquella perdida- le comente suspirando y recomponiendo la compostura, escuche sus palabras que buscaban levantar mi animo y le dedique una sincera sonrisa, ya que no merecia menos
Podia ver que Heinz era un hombre cortez y caballeroso, que podia llegar a ganarse mi aprecio de buena manera; cuando vi que deseaba cambiar el tema de conversacion asenti y me coloque de pie extendiendo mi mano hacia el- Pues si ciertamente lo que habeis es deseado traer un poco de Viena a mi, deseo mostrarle algo my lord ya que tanto habeis deseado traerme lo bueno, mi jardin privado sera el adecuado para nuestra conversacion
Note las miradas reprovatorias de mis damas, pero antes de que se pusieran de pie y yo tomara el brazo de Heinz les dije de manera altiva y autoritaria- Iremos a recorrer mi jardin privado y no deseo ser interrumpida- dicho esto salimos por las puertas dobles de crital laterales de aquella habitacion y salimos al resplandeciente sol de Paris, no tuvimos que andar mucho cuando atravezamos el umbral hecho de follaje que daba inicio al jardin. me habia encargado de que fuera una replica exacta del que poseiamos en el palacio de Viena, un lugar unico y hermoso que era absolutamente mio en aquel nuevo lugar- Veo que es un pintor muy talentoso, es bueno eso y dire que me agrada; pero lo que ahora deseo saber de usted es que si realmente podre llegar a agradarle o deseara casarse conmigo solo por cumplir con la palabra dada a mi padre
No se preocupe, no me ha deprimido...es solo que cuando perdemos algo que amamos, nos es dificil recuperarnos de aquella perdida- le comente suspirando y recomponiendo la compostura, escuche sus palabras que buscaban levantar mi animo y le dedique una sincera sonrisa, ya que no merecia menos
Podia ver que Heinz era un hombre cortez y caballeroso, que podia llegar a ganarse mi aprecio de buena manera; cuando vi que deseaba cambiar el tema de conversacion asenti y me coloque de pie extendiendo mi mano hacia el- Pues si ciertamente lo que habeis es deseado traer un poco de Viena a mi, deseo mostrarle algo my lord ya que tanto habeis deseado traerme lo bueno, mi jardin privado sera el adecuado para nuestra conversacion
Note las miradas reprovatorias de mis damas, pero antes de que se pusieran de pie y yo tomara el brazo de Heinz les dije de manera altiva y autoritaria- Iremos a recorrer mi jardin privado y no deseo ser interrumpida- dicho esto salimos por las puertas dobles de crital laterales de aquella habitacion y salimos al resplandeciente sol de Paris, no tuvimos que andar mucho cuando atravezamos el umbral hecho de follaje que daba inicio al jardin. me habia encargado de que fuera una replica exacta del que poseiamos en el palacio de Viena, un lugar unico y hermoso que era absolutamente mio en aquel nuevo lugar- Veo que es un pintor muy talentoso, es bueno eso y dire que me agrada; pero lo que ahora deseo saber de usted es que si realmente podre llegar a agradarle o deseara casarse conmigo solo por cumplir con la palabra dada a mi padre
Leonela Von Drachenberg- Humano Clase Alta
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Re: Conociendonos [Heinz]
-¿Afuera?- Preguntó con interés poniéndose de pie al mismo tiempo que ella y aceptando su mano. Conversar afuera, en el jardín, era una estupenda idea. Le gustaban los jardines o los lugares llenos de colores y, si bien era cierto que el mármol del piso y de las paredes de aquel salón era más que perfecto; prefería, sin lugar a duda, los lugares abiertos. A las damas de compañía de la de señorita Leonela pareció no agradarles aquella idea y Heinz se sintió un tanto incómodo. -¿No está permitido que lleve hombres a aquel lugar, señorita Leonela?- No quería causarle ningún problema pero al parecer ella estaba decidida en conversar en el jardín y por eso no dijo nada en cuanto la escuchó llamarle la atención a las presentes. Sólo se limitó a dirigirles una mirada de arrepentimiento y caminó tras su prometida.
El jardín era bastante hermoso a la vista. El arco inicial con plantas trepadoras cubriéndolo era un preámbulo bastante interesante para el amplio terreno que se alzó después ante sus ojos. Grandes extensiones de césped de un perfecto verde, flores rojas y amarillas a su izquierda y a su derecha; y una hermosa fuente llena de nenúfares. Casi pudo imaginarse a él, sentado en uno de los bancos de mármol, con su lienzo y sus pinceles, pintando cada detalle. –Es un hermoso lugar señorita Leonela.- No pudo evitar comentar pero no tardó en quedarse en silencio en cuanto la dama tomó la palabra.
-Gracias.- Respondió al primer comentario. –Solía ser bastante bueno, ahora se me es un tanto complicado pintar.- Se encogió de hombros y nuevamente selló sus labios para escucharla. Vaya, esa era una pregunta difícil de contestar, sobretodo porque su respuesta podría no agradarle a la presente. –Pues…- Desvió la mirada de sus ojos y se enfocó en un pájaro azul que volaba muy cerca del rosal del fondo. -…creo que sería grato pasar el resto de mis días con usted, es una mujer encantadora.- Tomó la fuerza necesaria y se colocó frente a ella. –Pero no estoy seguro si es eso lo que deseamos.- Sí, podía leerlo en su mirada. En aquellos hermosos y recelosos ojos negros; y en aquellos dedos que se movían con nerviosismo bajo esos elegantes guantes de encaje blanco. Ella tampoco quería casarse con él.
–Somos románticos, ¿no?- Creía que no se equivocaba. –Ilusos, quizá, pero queremos casarnos por amor. Quiero casarme por amor. ¿Usted no quiere casarse por amor?- Se tomó el atrevimiento de tomarla de los hombros y presionar ligeramente sólo para darle a entender que podía confiar en él; que no importaba lo que le dijera, él no se lo diría a nadie jamás. –Entonces…- Tragó saliva. Quizá y había hablado de más.
El jardín era bastante hermoso a la vista. El arco inicial con plantas trepadoras cubriéndolo era un preámbulo bastante interesante para el amplio terreno que se alzó después ante sus ojos. Grandes extensiones de césped de un perfecto verde, flores rojas y amarillas a su izquierda y a su derecha; y una hermosa fuente llena de nenúfares. Casi pudo imaginarse a él, sentado en uno de los bancos de mármol, con su lienzo y sus pinceles, pintando cada detalle. –Es un hermoso lugar señorita Leonela.- No pudo evitar comentar pero no tardó en quedarse en silencio en cuanto la dama tomó la palabra.
-Gracias.- Respondió al primer comentario. –Solía ser bastante bueno, ahora se me es un tanto complicado pintar.- Se encogió de hombros y nuevamente selló sus labios para escucharla. Vaya, esa era una pregunta difícil de contestar, sobretodo porque su respuesta podría no agradarle a la presente. –Pues…- Desvió la mirada de sus ojos y se enfocó en un pájaro azul que volaba muy cerca del rosal del fondo. -…creo que sería grato pasar el resto de mis días con usted, es una mujer encantadora.- Tomó la fuerza necesaria y se colocó frente a ella. –Pero no estoy seguro si es eso lo que deseamos.- Sí, podía leerlo en su mirada. En aquellos hermosos y recelosos ojos negros; y en aquellos dedos que se movían con nerviosismo bajo esos elegantes guantes de encaje blanco. Ella tampoco quería casarse con él.
–Somos románticos, ¿no?- Creía que no se equivocaba. –Ilusos, quizá, pero queremos casarnos por amor. Quiero casarme por amor. ¿Usted no quiere casarse por amor?- Se tomó el atrevimiento de tomarla de los hombros y presionar ligeramente sólo para darle a entender que podía confiar en él; que no importaba lo que le dijera, él no se lo diría a nadie jamás. –Entonces…- Tragó saliva. Quizá y había hablado de más.
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Re: Conociendonos [Heinz]
Suspire desviando mis ojos de los suyos, al verlo mirarme de manera tan intensa ¿Que podia contestarle?, era absurdo creer en que el amor crecia solo de la simple convivencia entre dos seres humanos, por el simple hecho de acostumbrarse al hecho de estar el uno con el otro
Es tan solo un deseo pueril, y lo se mi Lord...pero es lo que deseo- confece mirandolo a los ojos- Mas aun asi no debo olvidar mi deber para con mi familia, si mi hermano no nos hubiera abandonado en aquella mala hora yo seria libre de decidir por mi misma lo que realmente deseara, no deseo ser infeliz como mi tia Ainara, por dios bien amado no deseo esto
Me separe de su agarre y camine hasta la fuente, sentandome en el borde....ahi danzaban hermosamente unos peces Koi que habian sido regalo de un Lord amigo d ela familia, los cuales habia traido desde Japon para mi, acaricie con la punta de mis dedos los nenufares, mientras fijaba mis ojos en aquella hermosa danza- Se bien el lugar que ocupo en este mundo Heinz, y me es tan molesto...el vivir atada bajo los designios de esta sociedad tan decadente- regrese mis ojos a el- Pero a bien podria decirle mi buen amiogo, que si me teneis paciencia podria intentar llegar a amarle, ya que por su pintura me he dado cuanta de que es de corazon noble mi buen señor y no deseo encadenarle a mi lado bajo antiguas promesas
Extendi mi mano hacia el invitandole a acercarse- El dia de hoy puedo ofrecerle de bun grado mi amistad, y por el bien y felicidad de nuestras familias y para no desencadenar rencillas entre nuestras madres, propongo que digamos ambos que deseamos un tiempo mayor para conocernos, si la convivencia entre ambos no deja pie a mas que una grata y hermosa amistad estare complacida, pero si por el contrario dentro de nuestras almas llega acrecer algo mas entonces complascamoslos a ellos ¿No le parece?
Es tan solo un deseo pueril, y lo se mi Lord...pero es lo que deseo- confece mirandolo a los ojos- Mas aun asi no debo olvidar mi deber para con mi familia, si mi hermano no nos hubiera abandonado en aquella mala hora yo seria libre de decidir por mi misma lo que realmente deseara, no deseo ser infeliz como mi tia Ainara, por dios bien amado no deseo esto
Me separe de su agarre y camine hasta la fuente, sentandome en el borde....ahi danzaban hermosamente unos peces Koi que habian sido regalo de un Lord amigo d ela familia, los cuales habia traido desde Japon para mi, acaricie con la punta de mis dedos los nenufares, mientras fijaba mis ojos en aquella hermosa danza- Se bien el lugar que ocupo en este mundo Heinz, y me es tan molesto...el vivir atada bajo los designios de esta sociedad tan decadente- regrese mis ojos a el- Pero a bien podria decirle mi buen amiogo, que si me teneis paciencia podria intentar llegar a amarle, ya que por su pintura me he dado cuanta de que es de corazon noble mi buen señor y no deseo encadenarle a mi lado bajo antiguas promesas
Extendi mi mano hacia el invitandole a acercarse- El dia de hoy puedo ofrecerle de bun grado mi amistad, y por el bien y felicidad de nuestras familias y para no desencadenar rencillas entre nuestras madres, propongo que digamos ambos que deseamos un tiempo mayor para conocernos, si la convivencia entre ambos no deja pie a mas que una grata y hermosa amistad estare complacida, pero si por el contrario dentro de nuestras almas llega acrecer algo mas entonces complascamoslos a ellos ¿No le parece?
Leonela Von Drachenberg- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 04/03/2011
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