Volviendo a casa [Soren]

Se sentó encima de aquella valija de diminutas dimensiones que mantenía guardada en el fondo de la parte inferior de su cama, repleta con polvo y telarañas la habia tenido que lavar una y otra vez hasta que el olor a humedad habia cedido y se había perfumado con un agradable aroma de madera y almendra. Apoyo todo su peso comenzando a cerrar el cierre, una labor difícil tenia que asegurar teniendo en cuenta las dimensiones del objeto, el tiempo que pasarían fuera y por ende la ropa que debía llevar. Además habia metido entre aquellas prendas los pocos, nulos y escasos objetos que había mantenido consigo desde su llegada de Rumania, quizás su padre los quería de vuelta y le parecía un descaro y desinterés total no llevarlos, aunque cavia la posibilidad de que regresase con ellos, porque iba a regresar o por lo menos eso esperaba.

Doblo las mangas de su camisa de lino blanca y acomodo sus cabellos con un rápido movimiento de muñeca. Observo lo que habia sido su vivienda por cuatro años y anoto en una diminuta hoja algunos recuerdos para Lit e indicaciones, porque aunque habia hablado ya con ella al respecto del viaje debía recordar que era una persona importante de su vida, a un lado de la hoja blanca y envidiable caligrafía yacía una diminuta bolsa de cuero con algunas monedas yacentes en su interior, las cuales, tintinearon en el sonido no de la codicia sino de la humildad al golpetear contra el mueble de madera vieja. Dinero suficiente para pagar el piso y la comida de un mese pues ganaba mucho más, y por mucho se refería aun a un mínimo, como cargador que como su verdadera vocación y anhelo.

Inspiro fuertemente para llenar sus pulmones con el aroma de aquel lugar y a su vuelta comenzaría a remodelarle, cambiaria la ventana rota y sellaría el agujero que se encontraba en el baño aunque ahora en épocas de escaso frio y venidero calor comenzaba a ser, mas que algo incomodo un defecto agradable –volveré- susurro con la maleta a cuestas y los brazos temblándole con suavidad. Cerro la puerta de la habitación andando por la galería hasta toparse con aquel amplio marco sellado con madera lijada que le habían colocado después del incidente con la joven bruja y los delincuentes que habían llegado hasta el primer piso de aquel edificio, pensó, y desde aquella ocasión no había vuelto a sufrir daños tan severos en aquel, y ahora, no tan frágil cuerpo.

-¡cuidado!- bramo ofuscado, dejando caer su maleta para apresurarse a ayudar a aquellos escualitos hombres que con perladas frentes y temblorosos brazos colocaban el inmenso ataúd sobre el carruaje que les llevaría a la estación, porque intentar llevarlo a cuestas seria un suicidio sin precedentes, los brazos se le caerían seguramente antes de llevar la mitad de la distancia recorrida aunque estaba ya acostumbrado a cargar aquello era, pues lo estaba comprobando ya, un objeto demasiado pesado.

Trepo al carruaje después de que el ataúd estuvo debidamente acomodado y no pudo evitar rozar con el dorso de su mano la tapa superior del mismo cuestionándose al respecto de la persona que yacía bajo aquella superficie, el mismo se había encargado que el ataúd estuviese completamente sellado quería, que aunque el ferrocarril se saliera de la vías y el ataúd cayese dentro del agua, que aun en aquel instante completamente fantasioso estuviese totalmente sellado, que su interior no se mojase y el ser que yacía dentro tampoco, pues se imagino los rayos del sol como el agua, sinuosa y flexible. Y si su interior se mojada con aquellos magníficos y amarillos…ni pensarlo.

El camino a la estación le resulto agobiantemente largo y se cuestiono a si mismo si el viaje a su natal seria igual de sofocador pues las ansias le carcomían por dentro y cada minuto en espera era un minuto de agonía que parecía jamás terminar y de asi hacerlo, vendría otro igual y a su espera un millón más de aquellos, como si no fuese suficiente preocuparse por el bienestar de su primo Vasile.

Y como si no fuese dueño de su propio cuerpo el tiempo de agonia que habia pasado dentro de la carreta era ahora contradictorio pues los minutos pasaron rapidos y la espera fue inexistente, de pronto, se encontraba viendo como subían su maleta y el ataúd en la parte trasera del coloso de metal en el cual viajaría, de pronto comprendió la magnitud de todo aquello y el agobio no se hizo esperar, desabotono su camisa moviendo sus manos sobre su rostro con rapidez, como si sufriese algun bochorno de aquellos que no conocía. Partirían en quince minutos y la mayoría de las personas aguardaban ya en el interior de aquella pesada estructura ¿habia ideado Soren la forma para lograr verse por las noches? Buscaría un lugar cercano a la parte trasera, eso era seguro.

Y de nuevo como si su cuerpo fuese controlado por alguien más recobraba la conciencia en uno de los tantos asiento, uno que le permitía observar a través de la ventanilla como el cielo de pintaba del color del arrebol, el fuego y el oro se fundían en una sola inmensidad y los cielos se tañían con el resonar del corazón de aquel invento del hombre ¿andaban ya o seguían varados? No lo sabia, lo único que sabia era que anhelaba ver por aquella misma ventana el castillo que le indicaría su llegada.

El vampiro agitó su mano desde el andén de la estación para llamar la atención del joven que le había robado el corazón a su chiquillo. Bueno, no precisamente el corazón, considerando de que ya estaba muerto, pero si la cordura o más bien la poca que le quedaba. Erkki sabía con certeza que esa noche partirían para Rumania y que sería probablemente la última en la que vería a Soren en mucho tiempo. No quería pensar que era un adios definitivo, aunque sentía inevitablemente ese temor en lo más profundo de su ser. Lamentó el hecho de haberse vuelto más sentimental con los años.

Sin esperar a que Anuar bajara del tren (sinceramente no creía que lo hiciera, Anuar no le tenía mucha simpatía, lo cual era evidente) el vampiro viejo subió al tren con ágiles zancadas y en instantes estuvo sentado al lado de Anuar en el asiento de pasajero continuo, con sus ojos negros como guijarros fijos en los de Anuar, sin su bata de doctor y con un simple saco verde oliva oscuro, parecía mucho más normal, casi humano. Erkki se cruzó de piernas y optó una posición más relajada en el puesto.

- Con que iban a irse sin mi - Comentó mirando con picardía a su interlocutor - Por suerte alcancé a comprar mis pasajes... - Hizo una pausa y permitió a Anuar reflexionar al respecto de lo que iba a decir y cuando creyó que la broma era demasiado pesada aclaró - Estoy bromeando, por supuesto, sólo he venido a despedirme de mi yerno -

Esta vez optó una expresión un poco más seria, la sonrisa desapareció y un par de arrugas se ciñeron a su entrecejo - Me alegra haberme equivocado contigo - Comenzó a decir, reconocer que se equivocaba en algo siempre era difícil, pero un vampiro de honor y decencia como él, sabía cuando debía retractar sus palabras - Realmente temí lo que podría causar un rechazo en Soren... el tonto es tan...lento para comprender estas cosas que... temía que cometiera alguna locura - Dejó escapar un suspiro y una sonrisa se dibujó en sus labios, rompiendo con la seriedad - Pero me alegra sinceramente que hayas aceptado el compromiso, ahora que estáis casados y somos familia, no puedo estar en contra de mi yerno, así que no volveré a molestarte a menos que me obligues - Rió un poco con esto último pues no se imaginaba que podría hacer Anuar para obligarle a entrometerse, el chico parecía un buen partido.

- Has demostrado ser una buena persona, le has esperado y has aceptado estar con él, ahora os vais juntos de viaje... hace que me sienta nostálgico, como si mi polluelo hubiera decidido dejar el nido - Hizo un gesto melodramático al completar la frase. - Espero que no me guares rencor, porque ya que estáis comprometidos, nos veremos las caras por el resto de la eternidad -

(( Responde tu con Anuar, que Soren todavia no aparece ))

La voz del vampiro siseante a un lado de el le incitado a dar un amplio respingo cerrando los parpados y estrechando su espalda al asiento “asi tendrás la conciencia” impidió al aire escapar de sus pulmones por unos instantes o quizás le sorpresa le había hecho olvidar la necesidad que tenia de aquel elemento. Viro el rostro con lentitud, solo para toparse con aquellos ojos que tan poco le agradaban al recordar dos duras piedras o dos navajas de aquellas que los demonios tenían por manos en los cuadros que en antaño pintaba.

Le observo con los parpados desmesuradamente abiertos y los labios formando una diminuta o que dejaba entrever el interior de su boca y solo cuando se armo de valor para cuestionarle al respecto Erkki dejo al descubierto la inusual y supuesta broma que habia decidido gastarle. Quizás era su irónico y extremadamente acido sentido del humor lo que realmente odiaba pues su mente debía trabajar rápido y más para lograr descifrar el verdadero significado de sus palabras y sus gestos no esque ayudasen demasiado a descubrirlo.

Le observaba con suma atención mientras hablaba y comenzó a sentir, aunque no hacia demasiado calor, como el rostro se le enrojecía y el pecho se le oprimía ¿es que Soren le había dicho que había aceptado su propuesta? Pero el había dicho que no, aunque había dicho también que no necesitaban de aquello para estar unidos ¿había creído entonces que había sido un si? ¿Había sido un si? Porque un si era lo que sus labios querían pronunciar y más sin embargo no lo que hicieron ¿estaban o no entonces casados?

-ah…ah…aja- susurro sonriendo forzadamente, en un gesto con el cual uno podría creer con facilidad que habia lamido algun limón con sal –oh si…pero vamos a volver- aunque estaba seguro que a Erkki poco le importaba su regreso, solo en la medida que esto afectaba la venida de Soren –serán solo algunas semanas…quizás unos meses- apoyo sus manos sobre su regazo, acariciando distraídamente el borde de su blanca camisa, observando disimuladamente el exterior del tren, dejaba su presente para volver a su pasado y que difícil era todo aquello.

-yo no te guardo rencor- más no estaba en su naturaleza olvidar los incidentes aunque, el le habia herido también recordaba haberle encajado un bisturí en el cuello la primera vez que le habia visto y llevarle al abismo con palabras e insinuaciones –no se si Soren vaya a salir ahora ¿te quedaras a despedirte de el?- le cuestiono con calma volteándole a ver nuevamente.

- Bueno, así os quedéis seis meses o un año en Rumanía, no será gran problema - Comentó agitando la mano dándole a entender que no era algo que le preocupara - De cualquier modo Soren puede buscarme con su mente si me necesita - Le explicó - A decir verdad no es que me necesite mucho... de hecho desde que te conoció ha estado metiéndose en problemas y por eso he estado detrás de él recogiéndo el desorden, pero antes no era así... por lo menos no tan frecuentemente - Le explicó, Erkki recordaba que aunque Soren le había dado algunos dolores de cabeza, en general había sido siempre un aprendiz atento y disciplinado, también muy maleable y fácil de manejar.

- ¿Sabes? la última vez que nos vimos fue hace 10 años, yo trabajaba en Finlandia, en el Sanatorio de Helsinki y Soren estaba en Estocolmo, pero recientemente me trasladaron a Francia, lo creas o no ha sido una coincidencia el que nos hayamos encontrado aquí a Soren siempre le ha gustado la independencia, así que no solíamos vivir juntos - Agregó, el vampiro más viejo no era tan reservado como Soren, no le costaba abrirse a los demás, de hecho esa era una de sus facetas más comunes, la que siempre usaba con sus pacientes y especialmente humanos, un carismático médico que inspiraba confianza.

- Por eso me ha costado creer que decidiera estar en compañía de alguien humano, él nunca se apega a las personas, antes las odiaba, luego le eran indiferentes y al final decidió que era mejor estudiarlas - Le reveló con expresión tranquila, descruzando una pierna para cruzar la otra - Jamás creí que llegaría el día en que se enamorara de alguien, el amor es una cosa compleja, no cualquiera puede afrontarlo y muchos vampiros terminan más locos de lo que estaban - Meneó la cabeza lentamente - Y eso que supuestamente no podemos 'sentir' de la misma manera que los vivos - Quizás eso que llamaban amor, era obsesión, apego o algún otro sentimiento enfermizo, Erkki no tenía idea, pero sabía que bastaba con que llegara la persona indicada para poner todo de cabeza. Él mismo había pasado por esas idioteces.

- Cuando me contó que pensaba proponerte ser su pareja en la vida eterna... le escupí en la cara el café que me estaba tomando - Comentó con una sonrisa que reveló sus finos colmillos - Me habría ahogado de no estar muerto, eso te lo aseguro - Esta vez estiró las largas piernas hasta que tocaron el asiento del frente - No intenté detenerle, no soy tan idiota... yo, en el fondo deseaba que las cosas salieran bien y me alegro de que así sea, aunque no me lo haya contado directamente, este viaje es la prueba de que os vais a una especie de... luna de miel, para ponerlo en términos más folclóricos - El vampiro se quedó observando el asiento vacío frente a él con expresión ausente por unos instantes - Que afortunado es al ser correspondido - Finalizó pensando en que Soren había conseguido lo que él no había podido, alguien a quien amar para el resto de la vida.

(( puedes seguir D: que Soren sigue dormido (?) ))

Bajo la mirada cuando el viejo vampiro habia dicho aquello, y pensaba en viejo de forma relativa pues más bien debía ser una reliquia, bajo la mirada como si estuviese recibiendo el sermón de alguien que sabes a encontrado algun defecto existente y certero en sus actos u objetos, como un juez que juzga la buena obra y reniega al percatarse que el rostro carece de armonía o que los colores desentonan por completo uno del otro. Porque sabia que era verdad y no había nada peor que escucharla en labios de quien no se anhela “la verdad por el simple hecho de serlo es incómoda”

Cien años resultaba una eternidad en la vida humana ¿qué habría hecho el si el regreso del vampiro hubiese tardado diez años? Seguramente se habría vuelto loco, tres meses no habían sido tiempo suficiente para asimilarlo, quizás le hubiese esperado ansioso el primer años, quizás el segundo habría decidido rearmar su vida, en el tercero el agobio de la soledad le carcomería nuevamente las entradas obligándole, al llegar el cuarto, a relacionarse con alguien más. En el quinto habría tenido una novia, de anchas caderas y diminutos pechos y su cabello seria negro porque de lo contrario le recordaría a su verdadero amor, quizás con ella tendría descendencia y de sus labios jamás escaparía un te amo porque no serian sino falacias y falsas esperanzas pues sabría bien que su corazón se lo había llevado otro ¿qué ocurriría entonces en el decimo? Existía la posibilidad que un furioso caballo le hubiese aplastado mientras piafaba o que alguna peste o cólera hubiese arrastrado su salid y encaminado hasta la barca del Caronte de donde ya no habría regreso sino solo en los libros de Dante Alighieri.

-es bastante tiempo- asevero en voz baja después de haber visualizado aquel lapso de tiempo en su ausencia ¿y si regresaba cuando aún vivía? ¿y si conocía a su hijo y a su mujer? ¿sabría entonces que nunca le había olvidado? Jamás lo sabría, porque aquellos eran hechos ficticios creados por una imaginación revoltosa en un mundo apócrifo de quimeras. Le parecía que Soren le habia contado ya de su trabajo como sheriff o algun parecido en Estocolmo.

-yo creo que si pueden…eso me gusta pensar- asevero sonriéndole de medio lado ¿a qué sino le atribuía su compañía? ¿y la forma en que le miraba? Seguramente Soren podría también percatarse que aquellos soles y mares de oros no veian sino solo a el con aquel devoto cariño y dilección.

Ladeo su rostro de un lado a otro rebuscando las palabras con que contarle lo ocurrido ¿y si perdía el control y estrellaba su rostro contra la ventana? Le miro por el rabillo del ojo, observándole con tranquilidad al percatarse que aquellas cuchillas de grafito que por ojos llevaba se encontraban fijas en otro punto –yo…yo le dije que no, aunque después le explique que no necesitaba un si para unirnos quiero decir me lo propuso después de tres meses de no vernos y yo le amo, y no se que habría hecho si se hubiese ido después de eso, yo…me alegra que no se hubiese quedado con la idea que no quería estar con el aunque has mencionado algo sobre vernos las caras por la eternidad…es algo que aun no tengo…no tenemos claro- para aquel punto el aire que había llenado sus pulmones se encontraba ahora entorno a el haciendo más pesado y cálido el ambiente –y no lo había pensado de esa forma…¿una luna de miel? Ni siquiera le pareció interesante la idea de llevar sortijas- ¿qué estaba diciendo? Desvió la mirada al ventanal suponiendo que Erkki debía tener alguna habilidad de aquellas que tienen las suegras para hacer hablar a las nueras…o nueros, le había hecho sentido tan nervioso a tal grado de impedirle pensar con claridad y había dicho cosas que no estaba seguro de haber querido siquiera pronunciar en voz alta.

Las cosas iban bastante bien, reflexionaba el vampiro mientras escuchaba a Anuar decir que le gustaba pensar que los vampiros también podían amar, antes casi ni podíamos hablar sin que tuviéramos ganas de matarnos el uno al otro, concluyó con su sonrisita, Erkki podía ser amable con sus pacientes y también con el personal administrativo del sanatorio y el hospital, pero raramente lograba entablar amistades con alguno de ellos, se podría decir que era una relación meramente profesional. Con Anuar, pensaba que, debía entablar una amistad dentro de lo que fuera posible, ya que era importante para Soren.

Entonces la sonrisa en su rostro se congelo y se desdibujó tan rápidamente que su reacción pareció inclusive cómica, digna de una caricatura. Se quedó quieto en la posición que estaba, con las piernas estiradas tocando con las puntas el asiento vacío frente a ellos y a lo lejos el rugido de las pipas dejando escapar el vapor en la cabina de la locomotora se escuchó repetidas veces, un hombre comenzó a anunciar a gritos que el tren partiría muy pronto. Fueron unos segundos confusos en los que sintió deseos estrujarlo con sus manos tan fuerte hasta partirle los omoplatos, deseó desfigurarle esa carita de niño bueno que osaba tener y deseó lanzarse él por una de las ventanas para no verle más, pero nada de eso se reflejó en su expresión seria y un tanto ausente. El instinto asesino fue bien camuflado bajo su semblante.

Anuar le ha dicho que no a Soren, lo ha rechazado, como en su momento Soren te rechazó a ti.
Dijo una vocecilla femenina en su cabeza, esa que siempre le recordaba las cosas malas.

- ¿Que haces aquí? - Preguntó otra voz y Soren apareció por el pasillo del tren, atrás de ambos, restregándose los ojos y con el cabello revolcado como si en efecto acabara de despertarse, iba vestido con una simple camisa blanca y por encima un saco gris oscuro, las gafas las traía colgadas del borde del cuello de la camisa.

- Me despedía - Murmuró Erkki con la lengua seca como si hubiera chupado una estopa con vinagre. El vampiro más viejo se levantó de su puesto y sin dar tregua, abrazó a Soren con un movimiento rápido, dándole la espalda a Anuar, el rostro de Soren fue de genuina sorpresa y confusión. El abrazo no duró más que unos segundos, pero eso fue más que suficiente. Erkki no le había vuelto a abrazar desde aquella vez que le había descubierto intentando lanzarse al fuego y ya habían pasado 150 años desde eso.

Los labios de Erkki se acercaron al oído de Soren, aunque en realidad no era necesario, pues el mensaje lo había mandado directamente a su cabeza, una simple frase, clara y concisa que por supuesto no deseaba que Anuar escuchara.


(( sigue Anuar, ya luego postearé como Soren, pero manejaré a Erkki en el mismo post para no hacer dos por separado ))

Observaba a través del ventanal intentando vislumbrar en este los campos de frutos rojos y los bosques de pinos altos y frondosos, intento recordar el lugar en el cual solia correr jugando a ser pájaros, a perseguirse por las laderas hasta el ocaso cuando debía regresar con Angeliqué a su hogar pues era peligroso que la pequeña estuviese a tales horas fuera de su cama ¿y Anuar? No…a el solo no le permitían salir por los celos y la envidia, asi como las pataletas y berrinches que agobiarían a su hermana hasta su regreso o en su defecto hasta que las fuerzas le dejasen sola y Morfeo socorriese en su amparo.

¿Por qué sentía que habia hecho algo malo? No habia remediado en sus palabras sino hasta haberlas pronunciado todas y cada una de ellas más en su naturaleza jamás habia yacido latente la mentira aunque su rostro parecía haber sido creado exclusivamente para aquello, cada facciones parecía no compungirse, relajarse o expresar nada sin su previo consentimiento ¡Sus ojos! Sus ojos eran los causantes que no poder engañar con palabras pues se esmeraban hasta el cansancio en negar lo que con gestos y frases se esmeraba en hacer creer ¿Era por ello que no le observaba? No ¿qué debía importarle lo que Erkki pensase? Demasiado, quizás se comportaba como un completo egoísta y no podia sin embargo dejar de sentir aquella incomodidad ante su presencia. Serian entonces de aquellas “familias” en que el suegro y el yerno no podían verse las caras ¿por qué decidía ahora decirle suegro y no suegra?

La cabeza le daba vueltas como un trompo, contrajo las piernas hasta subirlas en el asiento sin voltearles a ver aun, quizás porque temia que aquellos ojos de duras piedras se clavaran en los melados orbes, porque ante ellos no habia salvación ni escudo, un profundo abismo de pesares como si le obligara a pensar en sus mas profundas equivocaciones y le atormentase con ellas hasta el olvido.

Aguardo pues que la despedida familiar tuviese lugar ¿debia decir algo? –que te vaya bien- susurro como si en verdad le estuviese diciendo aquello a las personas que aguardaban fuera del coloso de metal, a todos aquellos que al igual que el vampiro iban a despedir a sus amigos y familiares. Cerro los parpados agobiado y comenzó a sentirse como aquella vez en los túneles y laberinto aunque en esta ocasión no lo exteriorizo con tal facilidad. Estaba atrapado y Rumania era su única salida.

Erkki le abrazó y eso le hizo sentir incómodo, no había ese tipo de cercanía entre ambos, jamás la habían tenido, porque ambos creían que cuando había una buena conexión mental, la física era lo de menos y resultaba sumamente conveniente, teniendo en cuenta de que a Soren le fastidiaba el contacto físico con otras personas. Cuando el abrazo terminó, Erkki despareció por el corredor tan fácil como había aparecido dejando al vampiro más joven desconcertado y con una extraña sensación en el cuerpo.

"Siempre sigue tu corazón, pero no seas estúpido y no vallas a lanzarte al fuego"

Las palabras de Erkki en su cabeza habían sido más raras aún. Arrugó la nariz mientras buscaba aciento al lado de Anuar, el tren comenzaba a llenarse de más pasajeros ante los alaridos del hombre que anunciaba que pronto arrancarían.

- Creo... que se pone más sensible con los años - Comentó Soren a Anuar - Sólo me ha abrazado una vez desde que nos conocemos y eso fue, porque iba a lanzarme al fuego - Agregó y su comentario resulto muy tranquilo, aún cuando hablaba de su propio intento de suicidio. Se encogió de hombros retándole importancia al asunto - ¿Cómo estás? No fue difícil encontrarte en el tren, puedo sentir tu presencia en todas partes...aunque comienza a ser más débil - Agregó pensativo y se llevó una mano al mentón - Quizás se esté acabando el efecto del lazo de sangre-

Una señora bastante gorda con un largo vestido color crema atravesó el pasillo atareada con dos maletas y un niño pequeño que lloraba en sus brazos. Soren se levantó como un resorte y tomó su maleta - Gracias buen caballero - Dijo ella con voz agitada - Por poco pierdo el tren - Agregó y siguió caminando hacía un compartimiento vacío mucho más adelante, el vampiro dejó el par de maletas que para él no pesaban casi nada al lado del asiento y se despidió con una venia, para regresar al puesto de Anuar.

- ¿Porqué... tienes esa cara tan rara? ¿No estás emocionado por volver? - Preguntó de pie al lado de las sillas.

Creia que ya habían tocado antes el tema del suicidio, el mismo lo habia pensado y lo habia intentado sin logro alguno cosa que resultaba obvia pues seguía sentado ahí, a un lado de un ventanal que reflejaba su figura como silueta distorsionada, con un corazón latente que amaba fervientemente ¿qué mejor prueba de aquello?...Aunque Soren amaba también y su corazón no latia ya, que difícil era pensar en ello pues entonces debía suponer que dicho sentimiento surgía no de un órgano como muchas personas solian atribuirle sino de una parte profunda que no perecía con los años.

Abrió los labios alzando el rostro para responderle cuando le vio alejarse por el pasillo con una maleta mullida entre sus brazos y no pudo evitar sonreír porque el mismo no estaba seguro de haber hecho tan buena obra, no creía que existiese aun una parte tan humana y amplia en su ser que le incitara a ayudar al prójimo o al necesitado no por lo menos de forma consciente, no en todos los casos pues si bien era capaz de otorgar toda su quincena a un infante sin hogar y de defender a golpes y tirones la integridad de una mujer, no habia sido capaz de ayudar a aquel hombre cuando su carreta se habia roto y los lebreles alborotaban a los equinos con aquella sinfonía de culto a la luna.

-¿emocionado?...siento que en cualquier momento me voy a desmayar- confeso pidiéndole que tomara asiento pues el verle de pie, de alguna forma extraña, le hacía perder la concentración y su cerebro enviaba un mensaje a sus piernas de levantarse y salir corriendo de aquel tren porque quizás no era tan fuerte como el mismo se había imaginado –es quizás el temor de no saber que va a pasar al llegar…y el largo camino que me va a dejar mucho tiempo para pensar, quizás más del necesario y merecido- asintió con suavidad suspirando ampliamente porque podría inventar, contar, reinventar una y mil historias, una y mil posibilidades.

-supongo que afianzaras ese lazo en estas semanas…a fin de cuentas la única forma segura de viajar- observo el pasillo de un lado a otro bajando la voz y acercando sus labios al rostro ajeno para que el inexistente viento en el lugar volase sus palabras como hojas en otoño sobre el suelo –esque te alimentes solo de mi en el transcurso- no estaba seguro de cada cuanto hacían paradas en los pueblos ni de si aquellas ocurrían de dia o por la noche.

- Desmáyate de noche, así podré sostenerte - Comentó sentándose a su lado, escuchando sus palabras, lo comprendía perfectamente (o al menos eso creía) si se ponía en su lugar, estaría al borde de un colapso nervioso, pensando en regresar a Suecia, a visitar los vestigios de lo que fue su familia, el temor a descubrir si existía una descendencia en su linaje y si continuaba existiendo el apellido Kaarkarogf en algún lugar del territorio Sueco. - Te entiendo... por eso voy contigo, para que sea un poquito más fácil -

El tren finalmente comenzó su marcha con fuertes zumbidos y ronquidos guturales provocados por el vapor saliendo de las enormes pipas y los chillidos metálicos de los rieles al ser recorridos por las enormes ruedas de acero. El viaje según tenía entendido duraría al rededor de 15 días y pararían cargar combustible y comida en varios pueblos cercanos a las vías. También debido a que el tren no llegaba hasta la ciudad nativa de Anuar sino hasta la capital Rumana, tendrían que continuar el viaje a caballo o en carruaje.

El vampiro abrió mucho los ojos y dejó escapar un 'Ah' en una exhalación de sorpresa y se llevó ambas manos a la boca ¿Beber sólo de Anuar? ¡Era una locura! Él no se alimentaba de Anuar porque tuviera 'hambre', es más, no consideraba eso como 'alimentarse', Anuar no era un contenedor de comida, era el complemento de su existencia, si fuera tan fácil como cuando mordía a cualquier otro mortal, habría mordido a Anuar en repetidas ocasiones.

- No...no podría... - Murmuró aterrado ante la idea, aunque una parte oscura dentro de él reía y se relamía los labios como un gato se relamería los bigotes frente a un indefenso ratonsillo. - ¿Y si te enfermas por mi culpa? - Preguntó con un hilo de voz y con expresión culpable - Sabes que... cuando he bebido de ti... es porqué... ha tenido otra connotación diferente al mero acto de 'alimentarme' - Comentó e iba a agregar que el mordisco venía también acompañado de sexo, pero prefirió omitir el asunto, no lograba sentirse cómodo hablando de esas cosas con Anuar, porque siempre se sentía como un morboso aprovechándose de un inocente colegial.

(( Me acordé de San-Anito lol ))

Sonrio ironizado ante el hecho de ambos bien sabían que el momento exacto de aquel tipo de acontecimientos uno no podría decidirlo, de ser así el asunto no seria tan grave sino más bien melodramático y humorístico, con cierto sabor acido y dulce que a fin de cuentas eran una mala combinación –lo tendre en cuenta- murmuro sonriendo de medio lado, vislumbrando ahora el cambiante panorama, las bancas y gente en las estación fueron suplidas con rapidez por baldíos y cielos. Observo aquella línea eterna que traspasaba los cielos de hito en hito y a donde voltease aquella línea seguía existiendo aun y cuando se fundía con el mar y no los campos, las montañas la creaban también.

-aprecio que estés haciendo todo esto…en verdad, no tenias porque- y sin embargo se encontraba ahí, a un lado de el con el semblante sereno y ni una sola muestra de tangible nerviosismo o tortuoso arrepentimiento, como el mismo mostraba en aquellos instantes, sin trabajo y sin saber cuando volvían habia decidido emprender un viaje con el, un viaje que podría suponer aun más riesgos para el vampiro que para el mismo ¿qué podría pasar aparte de enterarse que su padre no vivía ya?
-creo que ambos comprendemos que de no ser así el viaje podría tornarse peligroso, lo e asimilado ya, ya no cargo con ese peso y solo falta que tu decidas dejar de cargar con el- estiro las piernas adormecidas por aquella extraña posición que habia optado por tomar, estiro ambas piernas hasta que sus puntas casi se doblaban y trepo sus piernas al siento frente al suyo quizás en algun extraño intento de que nadie se sentase en el.

-es necesario- asevero observándole con severidad, porque estaba estaba seguro que sus palabras eran certeras y de nada serviría haber hecho tan largo viaje y tan dolorosos recortes de su vida usual si en el trayecto alguien lograba comprender la procedencia verdadera de aquel ser y no estaba dispuesto a correr el riesgo aun cuando le aberraba sentirse y saberse un contenedor de sangre, ahora, ahora que era necesidad no sonaba del todo mal ¿necesidad? No, habia dejado de sonarle pecaminoso tiempo atrás y en efecto una mordida mucha más placentera, aunque habia sido mordido solo por dos vampiros diferentes –supongamos que sea cada tercer día, de cinco a seis en el viaje dependiendo los percances, aunque…desconozco cuanto debas beber para sentirte satisfecho – su voz no era más que un inaudible susurro pues le aterraba pensar que alguien pudiese escucharlos.

Soren comenzó a imaginare como podría de una u otra manera resolver ese problema de la alimentación sin tener que tomar la opción de morder a Anuar. Una opción podría ser que Anuar lo encerrara durante 15 días y no le permitiera salir del sarcófago sino hasta que arribaran a Bran. Como un verdadero muerto que no puede moverse. No 'moriría' de hambre, más bien quedaría en un estado catatónico, como una planta, tan débil que no podría ni siquiera moverse, aunque su consciencia estaría intacta.

Dolería como un demonio, pero sería una buena opción, luego podría recuperar fuerzas en Rumanía bebiendo de algún par de infelices. Giró su rostro hacía Anuar con la intención de comentarle esa segunda opción, pero algo en el rostro de Anuar le dijo que no aceptaría tal cosa por más que se lo argumentara.

- Tratare de beber lo más poco posible - Murmuró abatido y con expresión culpable, se sentía como un moco de gorila pegado en la pared - Prométeme que comerás todas las frutas que puedas, especialmente Ciruelas, cerezas, albaricoques, melocotones, manzanas, peras, naranjas, fresas, nueces, avellanas y almendras, son ricas en hierro y ayudan a prevenir la Anemia - Le explicó con tono autoritario de profesor erudito.

- Por cierto... cambiando un poco de tema... - Continuó y comenzó a juguetear con los dedos nerviosamente - Qué... ¿qué te dijo Erkki? Es que... me parece raro que hubiese venido y el abrazo... y...- Carraspeó mirándose las manos.

Sonrio de medio lado conteniendo todo impulso de recargarse sobre su hombro y abrazarle para asegurarle que todo estaría bien y que no necesitaba preocuparse al respecto, comería manzanas, pernas, naranjas fresas y almendras, comería lo que dieran en el trayecto y compraría algunas cosas en los poblados y paradas que hicieran porque sabia bien que al finalizar aquellas dos semanas su rostro estaría palido y quizás algunas manchas causadas por la anemia comenzarían a hacerse visibles en sus mejillas, la gente comenzaría a cuestionarle si habia algo mal con el, Vasile…esque su pobre primo habia fallecido y ahora no sabia como contarle a sus tíos –creo que seria mejor idea que mordieras mi muñeca…sera asi más fácil esconderlo- asevero pues su cabello no cubría ya su cuello.

Le observo por el rabillo del ojo encogiéndose de hombros ¿seria correcto decirle? –vino a despedirse- le indico en voz baja observando el suelo y seguidamente sus zapatos –dijo que esto seria como una luna de miel…que quería que nos lleváramos bien ahora que somos familia- y le pareció que las palabras afloraron de sus labios con una facilidad estrafalaria quizás porque en el fondo la idea le agradaba, el, quien no habia tenido jamás una familia, por lo menos no una que le agradase y en la cual se sintiese querido.

-a mi no me parece raro…realmente se preocupa por ti- y quizás Soren no comprendiera o quizás comprendía más de lo que el suponía porque y a fin de cuentas no le habia contado jamás sobre las diversas amenazas que habia recibido inclusive de aquel pelinegro alcohólico y fugaz, la única persona que le habia hecho sentir realmente celos ¿y que podia decir el? ¿Cuántos amigos tenia? Se encogió en su asiento ladeando el rostro hacia la ventanilla.

Volvió su rostro, con una sonrisa de aquellas que comenzaban a hacerse cada vez más usuales –tienes suerte-

El vampiro comenzó a sentirse muy incómodo con el tema de beber, uno no hablaba de comida con la presa misma, era como si un gato charlara con un ratón tranquilamente para decidir si morderlo en la cola o por las orejas. - La verdad es que la sangre en la muñeca no sabe igual, porqué en el cuello o en la entre pierna, se llega directamente a arterias más poderosas... - ¿Pero que estába diciendo? carraspeó una vez más - La..la...muñeca está bien... claro -

- ¿LUNA DE MIEL? - Exclamó en un grito que salió involuntario y de inmediato su rostro adquirió una intensa coloración, ¿Porqué tenía Erkki que hacerlo quedar mal siempre? Seguro le había dicho cosas vergonzosas a Anuar, ahora ya no estaba muy seguro de querer saber qué - Viejo tonto - Murmuró llevándose las palmas de las manos a la cara - Seguro está haciéndose a ideas equivocadas, porque le conté que... bueno... le conté lo que pensaba hacer en el teatro - Comentó aún con ambas manos allí - Pero no le dije lo que había pasado luego, nosotros no nos vemos todas las noches, no ando contándole mis cosas todo el tiempo - Le aclaró, no quería que Anuar pensara que no era independiente y que andaba bajo las enaguas de su mentor.

- ¡Yo soy un hombre independiente! - Exclamó de repente y de inmediato bajó su voz casi a susurros - No tiene porque preocuparse tanto, seguro cree que me lanzaré al fuego si las cosas funcionan mal contigo... - Murmuró, se quedó callado, reflexionando que acababa de hablar de más, esas cosas no debía decircelas a Anuar, sólo lograría preocuparlo y de todas maneras no había manera de solucionarlo -Yo...-

- Yo...yo...también quiero que seas de la familia... por llamarlo de alguna manera- Dijo al fin luego de un largo silencio en el que se quedó mirando el pasillo por el cual venía caminando una mucama con un carrito de metal lleno de bandejas y ollas de latón.

Recordaba la última ocasión que habia bebido de el, habia sido cerca de su muslo lo recordaba bien más no precisamente por el hecho de haber sido mordido sino por lo que aquel acto habia producido en su cuerpo, un oleaje de placer que le habia llevado al cielo mismo, al paraíso y al infierno al mismo tiempo, estremeció al recordar aquello y el vello en sus brazos y nuca se erizo –donde quieras…mientras no sea el cuello- porque no estaba seguro de lograr armar una mentira coherente en tal momento que, algun pasajero que pecase de curiosidad y tuviese una boca más grande a lo usual, le preguntase que sucedia en su cuello alarmado por algun vestigio de lo que solo el vampiro y el debían conocer.

-bueno…esque yo se lo he dicho- susurro meneando la cabeza de un lado a otro, habia salido de forma involuntaria no podia permitirse que el mentor se fuera de aquel tren sin saber la verdad de las cosas, ni por omisión mentiría otra vez –espero no causarte problemas con ello- aunque ciertamente se causaría problemas a si mismo pues no estaba seguro que después de haber abierto la boca Erkki siguiera deseando llevar las cosas en paz.

-no lo haras…porque me has prometido que seriamos amigos…y los amigos no permiten que el otro salte al fuego, en todo caso saltaría contigo- y como si fuera la cosa más normal del mundo inclino su rostro hacia el ajeno teniendo que fingir apartar alguna basurilla de su ropa por la cercanía con que se encontraba aquella mujer, desdichados ellos que el amor que se profesaban no seria jamás bien visto con reglas banales y modales de etiqueta, ideologías impuestas por deber y obligación, no quería ni imaginar que les harian de descubrir aquello.

-nunca se si hablamos de la misma cosa…-susurro sonriendo de medio lado pues mientras que a Soren se le dificultaba comprender los sentimientos a el las palabras le sonaban siempre literales ¿con ser parte de la familia se refería a verlos mas a menudo? ¿a casarse? ¿y casarse no habia sido una forma de ofrecerle la vida eterna?¿ser una familia era entonces convertirse? Relamió sus labios cuestionándose a si mismo.

- Ah... comprendo - Finalmente el vampiro cayó en cuenta a que se refería el humano - Porque es visible - Agregó sintiéndose tonto por estar pensando en otras cosas, cuando lo importante eral seguridad. Asintió con la cabeza, tendría que ser entonces en la muñeca ¿En donde más podría ser estando en un lugar tan público?

Anuar podría ir al baño y tu podrías fingir casualmente que pasas por ahí y meterte con él en el pequeño cuarto, una vez ahí aprisionarlo contra la pared con tu propio cuerpo, cubriendo sus labios con la palma de tu mano para que sus gritos no fuesen escuchados y entonces, podrías hacer eso que deseas desde hace tanto...

El vampiro se llevó ambas manos cerradas en puños y se dio un par de golpes en la cabeza, intentando alejar aquellos pecaminosos pensamientos, los golpes no fueron fuertes por supuesto, pero la reacción si fue un tanto expresiva. Lo siguiente que dijo Anuar lo hizo sentir más culpable, mientras el pensaba en esas cosas, el chico pensaba en su bienestar, el vampiro sonrió avergonzado y colorado. Con Anuar había perdido la cuenta de cuantas veces se había comportado como un idiota.

- Yo tampoco - Confesó animado por las palabras del otro - Y es irónico porque se supone que nos conocemos bien...o bueno, al menos mucho mejor ahora que hemos pasado tantas cosas juntos - Reflexionó al respecto, si fuera fácil adivinar lo que el otro pensaba o sentía, que aburrido sería el convivir y aunque doliera un poquito más, le parecía infinitamente más interesante. - Mejor ignora a Erkki por ahora... yo tampoco se muy bien que demonios es lo que piensa - Dejó escapar un suspiro - Dices que soy afortunado... si, la verdad es que lo soy, no me había detenido a pensarlo... pero si, soy muy afortunado - Agregó asintiendo con la cabeza - Tengo una buena relación con mi mentor y pocos vampiros pueden decir eso, ejerzo la profesión de mis sueños y tengo una tienda llena de objetos maravillosos - Concluyó cerrándo los ojos con una expresión mucho más tranquila, el sonrojo había desaparecido ya.

- Y lo más bonito de todo... Es que... - Murmuró y justo entonces la señora que había visto caminar por el pasillo con las bandejas, se detuvo frente al compartimiento.

- Distinguidos Monsieurs ¿Desean comer o beber algo? - Preguntó, destapando un par de bandejas para revelar Pavo asado y pan Francés. Soren saltó como un gato sorprendido por un perro al a vuelta de la esquina con la voz de la mujer y se retiró instintivamente de Anuar (lo más que pudo teniendo en cuenta que estaban sentados juntos), el vampiro se levantó y se inclinó sobre las bandejas para inspeccionarlas, olían bastante bien para ser la comida ofrecida en el tren.

- Yo quiero todas las frutas que tenga y vino de grocellas - Pidió el rubio y la señora pareció un tanto estañada por la petición.

La acción de su acompañante le resulto sorprendente e inusual más antes que pudiese abalanzarse sobre el para apartar sus puños de su cabeza la mujer con el amplio carro de metal les habia hablado a ambos y cual reflejo instintivo Soren se habia alejado de el como si en efecto su cercanía pudiese delatar lo que ocurria en silencio y todo lo que aquello tenia lugar en soledad. Seguramente la gente pensarían que eran familiares lejanos o un par de colegas que recién habían abierto una importante tienda de muebles y que iban a Rumania para expandir sus fronteras y vender a la mas alta sociedad y quizás en algunos años aquellos dos jóvenes que habían estado en el mismo tren que ellos serian reconocidos mundialmente…¿qué estaba pensando?

Error…ya no ejercía la profesión de sus sueños y aquello le hizo sentirse de dos maneras, terriblemente mal por haber sido el el motivo de su renuncia y terriblemente bien por saberse tan importante para aquella renuncia aunque el sentirse bien solo atribuía mayor pesares pues no debía sentirse así ante la pérdida tan preciada de su pareja –no e visto tu tienda…desde que fui por…primera y única vez- asevero recordando como le habia ayudado a pegar un guacamayo y aquellas muñecas que parecían devorarse unas a otras aunque por boca llevaban el vientre.

Observo la bandeja con curiosidad aunque ciertamente no se le antojaba nada tenia un nudo en la garganta y el estomago revuelto –de momento nada…gracias- susurro virando el rostro hacia el ventanal pues no deseaba observar el rostro interrogativo del vampiro a fin de cuentas todo lo que Soren iba a pedir se lo terminaría comiendo el mismo, habia comprobado aquella ocasión en el circo que no podia ingerir alimento alguno o las cosas podían salir mal.

Vino…aquello no suponía una buena idea aunque quizás vino si pudiese consumir el vampiro.

Resultó que toda fruta que la señora tenía en sus bandejas, se reducía a dos manzanas verdes y unas ciruelas pasas, la camarera colocó ambas manzanas y ciruelas en una bandeja más pequeña de metal y luego sacó una botella pequeña con el vino de grosellas y lo dejó en la pequeña mesita que separaba el asiento doble donde estaban ambos jóvenes del asiento de enfrente ahora vacío. - Son 2 francos con 50 - Dijo la mujer y Soren comenzó a buscar entre sus bolsillos, tuvo que pararse para poder buscar bien y finalmente sacó las monedas de lo más profundo de su pantalón junto a unos botones de colores. Una vez efectuado el pago, la dependienta continuó su camino con las bandejas hacía otros compartimientos.

- Mmmm - Murmuró tomando una de las manzanas entre sus dedos y olfateándola - Huele bien, está fresca - Anunció y procedió a tomar el cuchillo (dejado por la mujer a petición de él) para partir en pequeños pedazos ambas manzanas, el movimiento del tren hacía un tato tediosa la tarea, pero el vampiro logró terminar el trabajo sin cortarse un dedo en el proceso - Las manzanas han sido juzgadas bajo los prejuicios religiosos durante años, pero son frutas bondadosas con muchas virtudes para la salud -

Terminada su tarea con las manzanas, el vampiro alineó las tres ciruelas de color magenta oscuro en una fila, al lado de los pedazos de manzana, se quedó mirándolos unos momentos y prosiguió a organizarlos también, haciendo grupitos de a cuatro pedazos hasta que quedaron por montonsitos en el plato. - La tienda ha tenido muchas recaídas... pienso que de ser humano, tendría que buscar otro trabajo, quiero decir, la tienda realmente no deja muchas ganancias, las ventas son eventuales y el publico es muy segmentado, si vendiera pescado o pan, seguro tendría más clientes - Concluyó observando su trabajo en la bandeja - Pero es mi tienda y me gusta... me gusta que los objetos encuentren buenos dueños y ver las sonrisas de las personas cuando adquieren algo que es importante para ellos, por eso deben comprar con el corazón y no con el bolsillo -

El vampiro tomó un pedacito de manzana de uno de los grupos y se lo acercó a los labios de Anuar - Un pedacito de pecado para ti - Dijo pensando en la connotación de la fruta - Del pecado original -

Apoyo su codo sobre la saliente que tenia el asiento y su rostro sobre su puño mientras observaba la dedicación con que el vampiro cortaba las manzanas y seguramente aquello se debía a que un descuido o sacudida de los vagones terminaría en un catastrófico accidente que podría ser perder un dedo…se cuestiono entonces si al día, o la noche, siguiente le crecería un nuevo dedo y la idea le fascino aunque no de igual modo lo que debía pasar para descubrir si sus suposiciones eran certeras o erradas.

-¿y qué no juzga la iglesia? De no ser por ello no tendríamos que mantener la distancia de una persona en un tren…no tendría que estarme negando- suspiro ampliamente porque habia intentado ya besarle y poco más habia faltado para que la señora del carro metalico los hubiese visto, se habia percatado además de la forma apresurada en que el vampiro se habia alejado de el, se había alejado como si en efecto estuviesen cometiendo un acto ruin y morboso, impíos, gritarían a los cuatro vientos.

-quizás pueda ayudarte…creo que a algunas personas podría interesarles ir a echar un vistazo- asevero porque no le parecía una buena idea que cerrara tan magnificado lugar, los objetos le habían contado mil historias y mil le faltaban aun por conocer, años y años de historia, centenas de vidas reunidas en un solo lugar ¿y si los objetos pudiesen hablar? ¡tan solo si pudiesen hablar! Cuanta belleza y claridad habría en sus palabras, cuantas anécdotas y vivencias estar dispuestos a contar, descubriría el motivo de aquel cofre, lo que en su interior resguardaba y como el pirata Laurent de Graff habia robado en aquellas tierras de la Villa Rica de la Vera Cruz, como habia tenido que huir sin ellas y habia jurado volver y en aquel cofre habían yacido hasta que algun desdichado les habia encontrado y hurtado. Se lo imaginaba ya, un navío prominente con velas rojas y negras, con parcas y relojes de arenas atravesados por sendas espadas de hoja gruesa, la eslora seria mayor a la de cualquier barco que antes hubiese visto, repleta de cañones por ambas bandas y aun asi seria tan rápida que los navíos del virrey no serian capaz de alcanzarle. Se lo imaginaba, le contarían aventuras de ensueño.

Observo el trozo de fruta que yacia a escasos centímetros de sus labios, realmente no tenia hambre, por lo menos no de comida. Sin embargo entreabrió los labios introduciendo el trozo de manzana en su boca, rozando con sus labios los dedos ajenos –no te asombres si después salgo corriendo al baño- susurro masticando con disimulo, los movimientos del tren no hacían de sus nauseas algo mejor. Penso que para dormir mejor seria propio pasarse al asiento de enfrente y quizás asi lograr acostarse un rato.

-¿crees que la gente se pregunte porque no te ven de día?-

Soren intentaba olvidar o más bien pasar por alto esa parte de la relación. Él no poder demostrarle afecto en lugares públicos y tener siempre que fingir que se trataba de un amigo o familiar, no se podía arriesgar a que juzgaran a Anuar de cometer el pecado de la homosexualidad, porque podría arruinarle la vida, ir a la carcel o ser exiliado a quien sabe donde. Por su parte el vampiro estaba más o menos acostumbrado a ser 'diferente' en todos los sentidos, para empezar ni siquiera estaba vivo, era una criatura que se movía entre ambos mundos sin pertenecer a ninguno, sin poder descansar con el resto de las almas en el mundo etéreo de los muertos. Alimentarse de humanos ya era de por si algo terrible, si la iglesia se enteraba de su naturaleza, le darían caza fija en París, tendría que escapar no sólo de la ciudad sino quizás también del país, pues los rumores se extendían fácilmente con el viento.

- Lo se - Murmuró afectado por el hecho - Es algo en lo que pienso constantemente... las consecuencias si algo sale mal entre nosotros... me aterran - Y no había sido fácil aceptar aquello, aceptar que le gustaba un hombre en vez de lo que era correcto, de encontrar placer al acariciar un cuerpo erróneo, pero lo más aterrador de todo, de encontrarse sintiendo ese sentimiento que generaba tabú en los inmortales, eso que llamaban 'amor'. - Ha sido muy difícil para mi - Confesó observando las frutas con detenimiento.

- No tienes que comerla toda ya, puedes comertela durante el resto de la noche - Le explicó una vez el humano había accedido a comer un pedacito, el roce de sus labios con sus dedos le hicieron desear que fuera en los propios y sus ojos se fijaron en ese par de carnosidades un tanto resecas por el sol, pero tan suyas, tan deliciosas. - Quiero besarte... - Sususrró embelesado - Que afortunada es esta manzana - Concluyó y desvió la vista a otro lugar menos perturbante, pensar más en el asunto no era de gran ayuda.

- Espero que nadie se haga esa pregunta... es decir, no quiero que muchas personas me vean, puedo pasar como un transeúnte más si no llamo mucho la atención - Suspiró y recordó lo que había dicho Anuar - Si volvemos a Francia me encantaría verte más a menudo por la tienda, podríamos exponer tus pinturas, algunos clientes preguntan por obras de arte, pero no tengo muchas, hace unos meses, vendí unos cuadros de un pintor Español, desde entonces no tengo más pinturas - Le indicó y luego se quedó pensativo - Si es que volvemos... claro -

El vampiro prosiguió a destapar el vino de grosellas, quitándose el corcho con sus uñas.