Dinero + Comida + Mal humor [Hiroshi]

por **Antonella Giordano** Mar Mar 29, 2011 11:25 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Los finales de mes siempre eran dignos de mi mal humor. Era por estas fechas en que me reunía con el mensajero del que se supone era mi padre quien traía mi paga por olvidar que yo era su hija. Que bonita familia. Pensé con ironía mientras miraba al hombre gordinflón, calvo y que sudaba como si estuviéramos en plena isla Caribeña a la mitad del verano. Mis cejas se alzaban conforme él hablaba y me volvía a repetir el contrato que yo había firmado y con el que me obligaba a olvidarme de toda mi familia a cambio de recibir suficiente dinero para subsistir. Murmuré varios "Ya lo sé" mientras él sigue recitando las cláusulas hasta que me hace perder la paciencia y doy un golpe en la mesa no sólo sobresaltándolo a él sino también a los comensales de alrededor que nos miraban como si estuviéramos locos. Tal vez yo estaba acostumbrada a que nos miraran raro pero él no y el color se le subía a la cara. Chasqueé la lengua alisándome las faldas del vestido mientras él bebía agua y se aflojaba la corbata murmurando un 'disculpen' y me pasaba la bolsa del dinero.

Le dediqué una mirada de reojo y tomé la bolsa esperando a que se fuera. Un segundo... dos segundos... tres segundos... ¿Porqué no se iba? -¿Algo más? Alcé las cejas para acompletar mi pregunta con el gesto antes de que saliera corriendo. Cielos. Me habían mordido, tenía una cicatriz que lo demostraba. Había amanecido en un hospital y al momento siguiente, estaba frente a un par de abogados que me recitaban términos legales que significaban que me iba a quedar huérfana y sola en la vida. Y ahora tenía dinero. ¿No nos podíamos saltar las formalidades y dejarlo en tan solo darme el dinero? Esperé a que se largara con un murmullo de disculpa y me incliné hacia delante para colocar la frente sobre la mesa. Esta vida era un infierno.

por **Antonella Giordano** Miér Jun 15, 2011 9:02 pm

Levanté la mano para que no se preocupara, cualquiera podía perderse en sus propios recuerdos, eso no importaba. Yo misma me perdía en mis cavilaciones un montón de tiempo sin que me importara estar hablando con alguien porque al fin y al cabo siempre termino haciendo lo que me da la gana hacer. Me quedé pensando un buen rato en su pregunta. ¿Quería saber sobre mi?, ¿Qué quería que le contara? Me encogí de hombros porque además de ser un licántropo, haber sido expulsada de mi país por mis propios padres y recibir una pensión mensual bastante grande por no decir que conocía a mis padres, mi existencia era bastante aburrida. Sólo ir y venir sin oficio ni beneficio. -No hay mucho qué saber... tengo 20 años... tres hermanos, todos hombres y mayores que yo a quienes ya no veo... Me señalo los ojos porque es una de esas preguntas que al fin y al cabo va a hacer algún día. -Si, así nací y si, veo bien con los dos ojos... Un gesto con mi mano y un encogimiento de hombros antes de continuar. -Antes de que me mordieran no veía con uno de ellos... Pero ahora tenía ventajas de licántropo.

Reí de sus gestos porque no era para menos, probablemente había sentido mi descripción en carne propia y le había dolido, podía ser muy descriptiva si quería y sobretodo si era para obtener un poco de diversión. Negué con la cabeza y detuve el movimiento a la mitad antes de levantar el dedo índice- -Alguien lo insinuó- Pausa pensando en aquella noche en que todo había ido de mal en peor y Pablo no se había alejado ni un solo segundo de mi lado. -Pero ese alguien es al único al que podría perdonar incluso por haberme dicho gorda- En realidad no me había importado, de todas maneras terminó cargándome hasta la casa como costal de papas y no se había quejado. Un gran amigo. Mi único amigo. Mi mejor amigo.

Lo miré un momento largo sin expresión alguna hasta soltar la carcajada por lo de los jueces. Este sujeto realmente me divertía, cosa improbable porque a mi casi todo el mundo me caía mal, o al menos no dejaba siquiera que intentaran caerme del todo bien porque yo desconfiaba de todo el mundo. Golpeé incluso la mesa con mi mano abierta sin poder dejar de reírme y evidentemente sin enterarme que los comensales de alrededor me miraban como si hubiera perdido la razón. Tardé otro poco más en recuperarme y suspiré limpiándome con mi mano una lagrimilla que se me había escapado al hacer tanto esfuerzo. Negué con la cabeza porque se había llevado un premio con su comentario. -Cielos, eres genial- Lo dije así, sin otros significados, sin más explicaciones porque así era yo, directa y sin segundas intenciones, solamente decía lo que yo quería decir.

Volví a quedarme seria con eso de que ha vendido su barco encogiéndome de hombros, yo tenía suficiente dinero como para comprar tres barcos y largarnos a Japón a vivir, pero por el momento me gustaba Paris, y no sólo eso, en París estaba Pablo y yo sin Pablo no iba a ningún lado. De todas maneras alcancé a ver algo más allá de aquella sonrisa y aquel comentario, fruncí el ceño asumiendo que le había pasado algo igual que a mi y chasqueé la lengua. -¿A ti también te exiliaron por haber recibido una mordida que en realidad no querías?- A veces la familia era un estorbo total. Ladeé la cabeza sonriendo a su suposición después de su carcajada. -Pues si... al menos lo dejo inconsciente, ese nombre está muy feo-

Spoiler:

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