AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Muerto de nervios como un Dodo (Emilliano)
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Muerto de nervios como un Dodo (Emilliano)
¡Sólo Dios sabría cuan nervioso estaba ese día! Estaba acostumbrado por supuesto a hablar con la gente, pero una cosa era hablar en las calles y otra muy distinta hablar frente a un montón de gente que prestaba atención con dedicación y que podría descubrir cualquier equivocación que cometieras. ¡Más aún cuando se trataba de otros seminaristas! ¡Que responsabilidad para un DoDo como yo! No podía creer que el vaticano hubiese mandado una carta diciendo que yo debía encargarme también de las conferencias que daba el padre Asrael a los seminaristas y mis piernas temblaron como gelatina mientras la leía.
Me vestí con la sotana adecuada, una purpura con linesitas doradas que me hacía parecer mucho más solemne y viejo de lo que realmente era. Yo era un niño ¡Un niño de 20 años! estaba tan nervioso como la vez en que el Obispo me había hecho ese difícil examen sobre los sacramentos. De todas maneras ahí estaba parado en frente de todos esos jóvenes misioneros que me miraban con sus caras ávidas de conocimiento (bueno, eso creía yo) y con la biblia abierta sobre el púlpito.
- Mi nombre es La...Laurent Sarkozi - Comencé y luego carraspeé - Soy el remplazo temporal del Padre Asrael... cualquier duda o pregunta, pueden buscarme aquí en Notredame - Agregué y me apresuré a continuar - Se... que parezco muy joven para esto... lo se porque todos se lo preguntan, pero.., trabajé como misionero durante dos años fuera de París, esta es mi primera vez como párroco, así que... tengan paciencia por favor - Concluí e hice una reverencia a los misioneros. Definitivamente no estaba mostrando la solemnidad y el control de la situación que debía mostrar.
- En la conferencia de hoy, quiero... comenzar con una cita bíblica que me gusta mucho y me gustaría que... me dieran vuestra opinión al respecto, como ven ustedes quienes apenas comienzan el camino de la luz, este tipo de frase y como la aplicaran al mundo - Expliqué, hice una pausa y observé de nuevo al público, unos aproximados 10 seminaristas con sus sotanas negras me miraban con atención.
- Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. I Corintios 1,10 - Leí la cita bíblica y luego busqué en la lista de los asistentes y seleccioné uno al azar - ¿E...Emiliano Visconti? - Pregunté lazando el rostro - Por favor, díganos que opina de esta cita -
Me vestí con la sotana adecuada, una purpura con linesitas doradas que me hacía parecer mucho más solemne y viejo de lo que realmente era. Yo era un niño ¡Un niño de 20 años! estaba tan nervioso como la vez en que el Obispo me había hecho ese difícil examen sobre los sacramentos. De todas maneras ahí estaba parado en frente de todos esos jóvenes misioneros que me miraban con sus caras ávidas de conocimiento (bueno, eso creía yo) y con la biblia abierta sobre el púlpito.
- Mi nombre es La...Laurent Sarkozi - Comencé y luego carraspeé - Soy el remplazo temporal del Padre Asrael... cualquier duda o pregunta, pueden buscarme aquí en Notredame - Agregué y me apresuré a continuar - Se... que parezco muy joven para esto... lo se porque todos se lo preguntan, pero.., trabajé como misionero durante dos años fuera de París, esta es mi primera vez como párroco, así que... tengan paciencia por favor - Concluí e hice una reverencia a los misioneros. Definitivamente no estaba mostrando la solemnidad y el control de la situación que debía mostrar.
- En la conferencia de hoy, quiero... comenzar con una cita bíblica que me gusta mucho y me gustaría que... me dieran vuestra opinión al respecto, como ven ustedes quienes apenas comienzan el camino de la luz, este tipo de frase y como la aplicaran al mundo - Expliqué, hice una pausa y observé de nuevo al público, unos aproximados 10 seminaristas con sus sotanas negras me miraban con atención.
- Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. I Corintios 1,10 - Leí la cita bíblica y luego busqué en la lista de los asistentes y seleccioné uno al azar - ¿E...Emiliano Visconti? - Pregunté lazando el rostro - Por favor, díganos que opina de esta cita -
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/04/2011
Localización : El orfanato
Re: Muerto de nervios como un Dodo (Emilliano)
Un día más en que se tenía que madrugar, uno más en un millón, y aun así Emiliano no lograba acostumbrarse, o más bien, no lograba cogerle el gusto a tal practica matutina. Para colmo había pasado gran parte de la noche en vela, aunque el mismo no sabia el por que, o quizás si pero no quería aceptarlo. En su mente deambulaba la idea de dejarlo todo, de revelarse finalmente a sus padres y hacerles saber lo que era tan obvio desde el inicio, lo que debió haber dicho desde ese momento en que ambos padres lo sentenciaron a un camino que definitivamente no era el suyo. No tenia razón de ser el seguir engañándose a si mismo y engañar a los demás. No iba a ser sacerdote, estaba decidido, no iba a desperdiciar su juventud y parte de su vida en algo por lo cual no sentía la minima de las vocaciones.
Se incorporo en la cama, enredado aun entre las sabanas blancas y pulcras y una vez sentado empezó a tallarse los ojos con fuerza para intentar así despertar un poco más: fue inútil. Se sentía sumamente cansado, tenia la impresión de haber dormido quizás algunas dos horas cuando mucho luego de una larga jornada. Ahí sentado, por un momento se quedo pensando en la nada, observando un punto fijo en aquella pared de color beige que tenia a todo su alrededor, pero poco era lo que observaba, su mente aun se encontraba en trance a causa de la soñolencia. Un cabeceo de su parte fue lo que lo obligo a volver a la realidad y darse cuenta de que era un día importante dentro de la iglesia. Una conferencia se avecinaba, misma a la que no tenía la minima intención de acudir. Decidido se lanzó contra la cama nuevamente, quedando acostado boca arriba, pero con los ojos aun abiertos. Y así en esa posición fue que empezó una vez más el debate interno. Una parte de el, la mas grande de ellas, le decía que permaneciera así, que no tuviera cuidado, que nada ocurriría si faltaba, que quizás incluso eso lo beneficiaria, por que si faltaba a esa conferencia probablemente significaría la expulsión inmediata, le ahorraría tantas cosas… Pero la otra parte, la menor, lo hacia sentir culpable y con remordimiento, después de todo si estaba ahí no era por haber actuado de la mejor forma y si el había aceptado sin chistar el entrar al sacerdocio, había sido por que en verdad creía que lo merecía, era su castigo, su oportunidad para una redención. Que fácil le resultaba auto sabotearse…
Dejo escapar un sonoro suspiro, mas por resignación que por otra cosa y aun perezoso se puso de pie. Fue directamente al baño y abrió la canilla para luego empapar su rostro con abundante agua y de esta manera al fin lograr despertar del todo. Cuando levanto la vista y se miro en el espejo se dio cuenta de las marcadas ojeras que yacían debajo de sus ojos verdes y supo que la famosa conferencia seria todo un reto, tendría que poner todo de su parte para mantenerse despierto durante lo que durara ese montón de charlatanería cristiana.
Se vistió lo más pronto posible, pero aun así llego algunos minutos tarde a ocupar su asiento en aquel recinto donde ya todos se encontraban presentes. Un joven de aspecto realmente joven se poso frente a ellos y se presento como el anfitrión del evento. El ceño de Emiliano se frunció en ese instante, no podía creer que un joven que incluso lucia mas joven que el fuera ya un sacerdote, que hubiese desperdiciado su vida tan pronto, pero al contrario de el se le veía alegre, contento con lo que llevaba a cabo y orgulloso del camino que había decidido tomar. Conforme hablaba, Emiliano fijaba la vista en la biblia que tenia sobre el regazo, no sabia por que la había llevado consigo, pero lo había hecho, ya que era parte primordial de los hombres entregados a Cristo, algo así como la espada de los guerreros de luz. A Emiliano siempre me había dado sueño el escuchar hablar a las personas durante mucho tiempo y esta no seria la excepción: un nuevo cabeceo se abrió paso y luego un leve codazo de su compañero de al lado que le avisaba que le acababan de hacer una pregunta. Confundido abrió los ojos como platos y fijo la vista en el joven párroco que lo observaba fijamente desde el frente en espera de una respuesta. Emiliano ni siquiera sabía lo que se le había preguntado.
- Yo…eh…
- Responde Visconti, están esperándote… - Le advirtió uno de sus compañeros al otro costado. Todos los miraban, incluidos los sacerdotes y demás personas de la iglesia ahí presentes y Emiliano solo bajaba la vista y posaba la mirada en la biblia abierta que tenía encima de sus piernas, como en busca de que alguna divinidad o el mismo Dios lo salvara de hacer el ridículo. Habría sido fácil el tan solo pedir que le repitieran la pregunta, lo habrían hecho seguramente, pero tenia tantas cosas en la cabeza, que el hecho de que todos estuvieran ahí esperando por el solo lograba llenarlo mas de esa presión y por ende ganas de abandonarlo todo.
Cerro de un golpe sordo la biblia que tenia en el regazo y levanto la vista, para luego ponerse el de pie y mirar a su alrededor. Su boca estaba contraída, como si un montón de palabras se agolparan en su garganta y estuvieran a punto de ser escupidas.
- ¿Que haces Emiliano? – Pregunto por lo bajo Leonard, uno de los pocos con los que Emiliano había hecho amistad. Emiliano lo miro dirigiéndole una mirada que daba la impresión de rogarle que no se entrometiera, que no hiciera mas difícil lo que estaba a punto de hacer y que finalmente no hizo.
- ¿Puede repetirme la pregunta? – Lanzo al viento en medio de un aire de resignación, no era capaz de renunciar a todo, al menos no de esa manera, tan públicamente, tan expuesto a ser juzgado nuevamente. Se sentó pesadamente sobre la silla espero una vez mas por esa pregunta.
Se incorporo en la cama, enredado aun entre las sabanas blancas y pulcras y una vez sentado empezó a tallarse los ojos con fuerza para intentar así despertar un poco más: fue inútil. Se sentía sumamente cansado, tenia la impresión de haber dormido quizás algunas dos horas cuando mucho luego de una larga jornada. Ahí sentado, por un momento se quedo pensando en la nada, observando un punto fijo en aquella pared de color beige que tenia a todo su alrededor, pero poco era lo que observaba, su mente aun se encontraba en trance a causa de la soñolencia. Un cabeceo de su parte fue lo que lo obligo a volver a la realidad y darse cuenta de que era un día importante dentro de la iglesia. Una conferencia se avecinaba, misma a la que no tenía la minima intención de acudir. Decidido se lanzó contra la cama nuevamente, quedando acostado boca arriba, pero con los ojos aun abiertos. Y así en esa posición fue que empezó una vez más el debate interno. Una parte de el, la mas grande de ellas, le decía que permaneciera así, que no tuviera cuidado, que nada ocurriría si faltaba, que quizás incluso eso lo beneficiaria, por que si faltaba a esa conferencia probablemente significaría la expulsión inmediata, le ahorraría tantas cosas… Pero la otra parte, la menor, lo hacia sentir culpable y con remordimiento, después de todo si estaba ahí no era por haber actuado de la mejor forma y si el había aceptado sin chistar el entrar al sacerdocio, había sido por que en verdad creía que lo merecía, era su castigo, su oportunidad para una redención. Que fácil le resultaba auto sabotearse…
Dejo escapar un sonoro suspiro, mas por resignación que por otra cosa y aun perezoso se puso de pie. Fue directamente al baño y abrió la canilla para luego empapar su rostro con abundante agua y de esta manera al fin lograr despertar del todo. Cuando levanto la vista y se miro en el espejo se dio cuenta de las marcadas ojeras que yacían debajo de sus ojos verdes y supo que la famosa conferencia seria todo un reto, tendría que poner todo de su parte para mantenerse despierto durante lo que durara ese montón de charlatanería cristiana.
Se vistió lo más pronto posible, pero aun así llego algunos minutos tarde a ocupar su asiento en aquel recinto donde ya todos se encontraban presentes. Un joven de aspecto realmente joven se poso frente a ellos y se presento como el anfitrión del evento. El ceño de Emiliano se frunció en ese instante, no podía creer que un joven que incluso lucia mas joven que el fuera ya un sacerdote, que hubiese desperdiciado su vida tan pronto, pero al contrario de el se le veía alegre, contento con lo que llevaba a cabo y orgulloso del camino que había decidido tomar. Conforme hablaba, Emiliano fijaba la vista en la biblia que tenia sobre el regazo, no sabia por que la había llevado consigo, pero lo había hecho, ya que era parte primordial de los hombres entregados a Cristo, algo así como la espada de los guerreros de luz. A Emiliano siempre me había dado sueño el escuchar hablar a las personas durante mucho tiempo y esta no seria la excepción: un nuevo cabeceo se abrió paso y luego un leve codazo de su compañero de al lado que le avisaba que le acababan de hacer una pregunta. Confundido abrió los ojos como platos y fijo la vista en el joven párroco que lo observaba fijamente desde el frente en espera de una respuesta. Emiliano ni siquiera sabía lo que se le había preguntado.
- Yo…eh…
- Responde Visconti, están esperándote… - Le advirtió uno de sus compañeros al otro costado. Todos los miraban, incluidos los sacerdotes y demás personas de la iglesia ahí presentes y Emiliano solo bajaba la vista y posaba la mirada en la biblia abierta que tenía encima de sus piernas, como en busca de que alguna divinidad o el mismo Dios lo salvara de hacer el ridículo. Habría sido fácil el tan solo pedir que le repitieran la pregunta, lo habrían hecho seguramente, pero tenia tantas cosas en la cabeza, que el hecho de que todos estuvieran ahí esperando por el solo lograba llenarlo mas de esa presión y por ende ganas de abandonarlo todo.
Cerro de un golpe sordo la biblia que tenia en el regazo y levanto la vista, para luego ponerse el de pie y mirar a su alrededor. Su boca estaba contraída, como si un montón de palabras se agolparan en su garganta y estuvieran a punto de ser escupidas.
- ¿Que haces Emiliano? – Pregunto por lo bajo Leonard, uno de los pocos con los que Emiliano había hecho amistad. Emiliano lo miro dirigiéndole una mirada que daba la impresión de rogarle que no se entrometiera, que no hiciera mas difícil lo que estaba a punto de hacer y que finalmente no hizo.
- ¿Puede repetirme la pregunta? – Lanzo al viento en medio de un aire de resignación, no era capaz de renunciar a todo, al menos no de esa manera, tan públicamente, tan expuesto a ser juzgado nuevamente. Se sentó pesadamente sobre la silla espero una vez mas por esa pregunta.
Off: Que largo me salio ._.
Invitado- Invitado
Re: Muerto de nervios como un Dodo (Emilliano)
(( Creo que morí leyendo y mi espiritu es quien responde ))
No debería alegrarme por el dolor (o en este caso vergüenza) ajena, era de las principales enseñanzas de Jesús, pero realmente me sentía aliviado al notar que no era el único nervioso e inconforme con la conferencia, el joven a quien llamé por pura casualidad, resultó estar más dormido que despierto, sus ojeras me hicieron pensar que no había dormido bien y de inmediato comencé a imaginarme que tipo de actividades le habían robado el sueño durante la noche.
Sonreí afablemente y ladeé mi cabeza ligeramente ¡Hubiera podido reír con ganas! pero en vez de eso sólo suspiré aliviado, volví mi vista a la Biblia buscando de nuevo la cita que acababa de leer, cuando la encontré, la señalé con el dedo indice por si pretendía escapar la traviesa.
- No es una pregunta en realidad - Comenté ganando un poquito de confianza en mi mismo - Simplemente quería tu opinión sobre esta cita bíblica, soy de los que creen que, los libros sagrados son interpretados por los hombres a su gusto y es por eso que resultan tantas versiones de una misma verdad, supongo que tu al igual que todos los aquí presentes estáis curtidos de leer la biblia e inclusive debéis saberla de memoria... - Proseguí y agité mi mano derecha en un gesto de desdén - Pero no es lo que me preocupa a mi, claro que no, a un guerrero de la luz no lo hace más fuerte su conocimiento de la Biblia, sino sus acciones, orar se queda en sólo palabras cuando no salimos al mundo a enfrentarnos con los demonios -
Me pareció que me extendía demasiado con mi cuento, así que carraspeé un poco y volví a sonreír apoyándome en el púlpito, inclinándome un poco hacía adelante como si así lograra verle mejor - En ese orden de ideas, ¿Que opina el caballero sobre la siguiente cita? "Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estés unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. I Corintios 1,10 " -
No debería alegrarme por el dolor (o en este caso vergüenza) ajena, era de las principales enseñanzas de Jesús, pero realmente me sentía aliviado al notar que no era el único nervioso e inconforme con la conferencia, el joven a quien llamé por pura casualidad, resultó estar más dormido que despierto, sus ojeras me hicieron pensar que no había dormido bien y de inmediato comencé a imaginarme que tipo de actividades le habían robado el sueño durante la noche.
Sonreí afablemente y ladeé mi cabeza ligeramente ¡Hubiera podido reír con ganas! pero en vez de eso sólo suspiré aliviado, volví mi vista a la Biblia buscando de nuevo la cita que acababa de leer, cuando la encontré, la señalé con el dedo indice por si pretendía escapar la traviesa.
- No es una pregunta en realidad - Comenté ganando un poquito de confianza en mi mismo - Simplemente quería tu opinión sobre esta cita bíblica, soy de los que creen que, los libros sagrados son interpretados por los hombres a su gusto y es por eso que resultan tantas versiones de una misma verdad, supongo que tu al igual que todos los aquí presentes estáis curtidos de leer la biblia e inclusive debéis saberla de memoria... - Proseguí y agité mi mano derecha en un gesto de desdén - Pero no es lo que me preocupa a mi, claro que no, a un guerrero de la luz no lo hace más fuerte su conocimiento de la Biblia, sino sus acciones, orar se queda en sólo palabras cuando no salimos al mundo a enfrentarnos con los demonios -
Me pareció que me extendía demasiado con mi cuento, así que carraspeé un poco y volví a sonreír apoyándome en el púlpito, inclinándome un poco hacía adelante como si así lograra verle mejor - En ese orden de ideas, ¿Que opina el caballero sobre la siguiente cita? "Os conjuro, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estés unidos en una misma mentalidad y un mismo juicio. I Corintios 1,10 " -
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: Muerto de nervios como un Dodo (Emilliano)
Esta vez presto mas atención que la anterior, se encargo de mantener los ojos bien abiertos, de agudizar su oído para no perder detalle de lo que el anfitrión del evento estaba a punto de decirle, y no lo hacia por que de verdad le interesara, si no por que quería nuevamente hacer el ridículo frente a todos sus compañeros. Se tomo unos momentos luego de escuchar aquella cita bíblica que en realidad le era bastante conocida, pues sus padres como buenos fanáticos religiosos se habían encargado de que Emiliano memorizara la biblia desde una edad temprana, por lo cual podía decirse que se la sabia al derecho y al revés. – Incentiva a las personas a que no haya discriminaciones entre nosotros mismos, que quizás algunos no compartimos la misma opinión de las cosas, pero que eso no debería ser impedimento para entendernos y mantener una buena relación como hijos de dios, nos evoca a no señalarnos los unos a los otros, a no juzgarnos, a entendernos o al menos hacer un esfuerzo para lograrlo, nos alienta a no criticarnos por nuestros errores, por mas grandes que estos sean, a vivir en paz. – “Como si la gente de verdad lo hiciera…” Añadió mentalmente luego de haber terminado de dar su opinión acerca del sagrado escrito.
- Eso es lo que creo de lo que se habla, lo que todo el mundo debería hacer, pero nadie hace, a nadie le importa, todo el mundo juzga, lo mismo he sido juzgado, nadie se detiene a pensar en lo que pudo orillar a una persona a realizar sus actos, Jesús dijo “el que este libre de pecado, que tire la primera piedra”, y nadie lo hizo, pero la gente lo olvida. – De pronto el sueño había quedado atrás, un Emiliano mas enérgico hablaba y se dirigía a Laurent que lo observaba fijamente. Sus compañeros también lo miraban, pensando que quizás hubiese sido suficiente le que diera la primera opinión, sin necesidad de agregar lo que después había dicho, algo que claramente abarcaba sentimientos muy personales y los que el mismo había sufrido debido a su “padecimiento”. Pero el siguió hablando… - ¿Qué se hace con esa gente que te juzga?, ignorarlos no es suficiente. – No era la manera correcta de expresarse de un futuro sacerdote, pero a el poco le importaba en ese instante, quería de alguna u otra forma sacar el coraje que llevaba dentro y que a ratos lograba consumirlo.
- Eso es lo que creo de lo que se habla, lo que todo el mundo debería hacer, pero nadie hace, a nadie le importa, todo el mundo juzga, lo mismo he sido juzgado, nadie se detiene a pensar en lo que pudo orillar a una persona a realizar sus actos, Jesús dijo “el que este libre de pecado, que tire la primera piedra”, y nadie lo hizo, pero la gente lo olvida. – De pronto el sueño había quedado atrás, un Emiliano mas enérgico hablaba y se dirigía a Laurent que lo observaba fijamente. Sus compañeros también lo miraban, pensando que quizás hubiese sido suficiente le que diera la primera opinión, sin necesidad de agregar lo que después había dicho, algo que claramente abarcaba sentimientos muy personales y los que el mismo había sufrido debido a su “padecimiento”. Pero el siguió hablando… - ¿Qué se hace con esa gente que te juzga?, ignorarlos no es suficiente. – No era la manera correcta de expresarse de un futuro sacerdote, pero a el poco le importaba en ese instante, quería de alguna u otra forma sacar el coraje que llevaba dentro y que a ratos lograba consumirlo.
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Re: Muerto de nervios como un Dodo (Emilliano)
Observé con atención a Emiliano, parecía estar muy poco interesado en lo que decía en un comienzo teniendo en cuenta de que se había quedado dormido en el asiento, sin embargo conforme hablaba parecía ganar un poco más de interés y eso me entusiasmaba a mi también, secretamente me gustaba mucho el debate y la discusión, quizás habría estudiado para ser Abogado de tener el dinero para hacerlo.
- Esa es una excelente pregunta Monsieur Emiliano, verás, la gente siempre piensa que solo leyendo y aprendiendo la Biblia van a encontrar la salvación, pero yo me pregunto, de que sirve hacer todo eso cuando tu no respetas a otros que piensan diferente que tu, ¿De que sirve si no somos agentes de la educación? -
Cerré la biblia que hizo un gran éco en el silencio del lugar y el polvo que contenía se esfumó hacía arriba alcanzando mi nariz, la arrugué y luego deje escapar un gran estornudo. Me llevé inmediatamente el dorso de la mano para cubrir mi nariz y mi boca - Perdon - Murmuré con las mejillas coloreadas antes de continuar - Decia yo que... debemos ser no sólo capaces de ofrecer una eucaristía o un bautizo, sino también ser capaces de enseñar a la gente lo
s valores de la tolerancia y el respeto -
- Monsieur Emiliano ¿Quien cree usted que es mejor, un burgués que asiste a misa sin falta y que cumple con todos los sacramentos de la iglesia, incluyendo un benefactor Diezmo, con buenos Esclavos Africanos para producir sus tierras o un ateo que se dedica a ayudar al prójimo en las calles? - Pregunté recostándome en el púlpito en una posición quizás demasiado informal para mi investidura.
- Esa es una excelente pregunta Monsieur Emiliano, verás, la gente siempre piensa que solo leyendo y aprendiendo la Biblia van a encontrar la salvación, pero yo me pregunto, de que sirve hacer todo eso cuando tu no respetas a otros que piensan diferente que tu, ¿De que sirve si no somos agentes de la educación? -
Cerré la biblia que hizo un gran éco en el silencio del lugar y el polvo que contenía se esfumó hacía arriba alcanzando mi nariz, la arrugué y luego deje escapar un gran estornudo. Me llevé inmediatamente el dorso de la mano para cubrir mi nariz y mi boca - Perdon - Murmuré con las mejillas coloreadas antes de continuar - Decia yo que... debemos ser no sólo capaces de ofrecer una eucaristía o un bautizo, sino también ser capaces de enseñar a la gente lo
s valores de la tolerancia y el respeto -
- Monsieur Emiliano ¿Quien cree usted que es mejor, un burgués que asiste a misa sin falta y que cumple con todos los sacramentos de la iglesia, incluyendo un benefactor Diezmo, con buenos Esclavos Africanos para producir sus tierras o un ateo que se dedica a ayudar al prójimo en las calles? - Pregunté recostándome en el púlpito en una posición quizás demasiado informal para mi investidura.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: Muerto de nervios como un Dodo (Emilliano)
Se maldijo a si mismo en el interior ya que repentinamente el era el único al que le interesaba hacerle preguntas. ¿Por que no John que se la pasaba bostezando en la misa?, ¿o Marcell o Calvin? Supo que seguramente era presa de los cuestionamientos debido a lo que acababa de ocurrirle minutos antes y quizás por que se le notaba el poco interés que tenia en todo lo relacionado con la religión, sus padres era la causa principal de que estuviera un poco asqueado de toda esa ola religiosa que parecía tener furor en las personas de esa época, le enfermaba el solo pensar que podía haber mas gente como sus progenitores allá afuera…cientos de ellos, miles quizás.
Se tomo unos instantes para reflexionar la nueva pregunta que se le hacia y no pudo evitar extrañarse al ver la postura que el joven sacerdote tomaba, era sin duda el sacerdote mas extraño que había tenido oportunidad de conocer, la mayoría eran viejos y hasta gruñones, siempre imponiendo las reglas; este por su parte parecía jovial, alegre, incluso hasta gracioso y joven, demasiado joven, incluso mas el que, se le notaba. – Eh…creo que… - Balbuceo torpemente, esa pregunta si que había logrado confundirlo. - …creo que el ateo que ayuda al prójimo… - La duda se notaba en sus palabras, incluso se atrevió a mirar de reojo a uno de sus compañeros que había soltado una risita por lo bajo que solo Emiliano había escuchado.
– No lo se…no estoy seguro…negar a Dios es un pecado…dudar de su existencia creo que también lo es, así que no creo que ser ateo sea muy bueno, sin embargo, sus acciones al ayudar a prójimo le suma puntos… - Medito sus propias palabras, las cuales le resultaban idiotas, sin duda estaba viéndose como un tonto. – No lo se padre Laurent…- Inquirió un poco avergonzado y resignado, estaba mas que dicho que el no seria un buen sacerdote, no estaba en su sangre, ni en sus planes, ni en nada. Tomo asiento sin que este le indicara que podía hacerlo.
Se tomo unos instantes para reflexionar la nueva pregunta que se le hacia y no pudo evitar extrañarse al ver la postura que el joven sacerdote tomaba, era sin duda el sacerdote mas extraño que había tenido oportunidad de conocer, la mayoría eran viejos y hasta gruñones, siempre imponiendo las reglas; este por su parte parecía jovial, alegre, incluso hasta gracioso y joven, demasiado joven, incluso mas el que, se le notaba. – Eh…creo que… - Balbuceo torpemente, esa pregunta si que había logrado confundirlo. - …creo que el ateo que ayuda al prójimo… - La duda se notaba en sus palabras, incluso se atrevió a mirar de reojo a uno de sus compañeros que había soltado una risita por lo bajo que solo Emiliano había escuchado.
– No lo se…no estoy seguro…negar a Dios es un pecado…dudar de su existencia creo que también lo es, así que no creo que ser ateo sea muy bueno, sin embargo, sus acciones al ayudar a prójimo le suma puntos… - Medito sus propias palabras, las cuales le resultaban idiotas, sin duda estaba viéndose como un tonto. – No lo se padre Laurent…- Inquirió un poco avergonzado y resignado, estaba mas que dicho que el no seria un buen sacerdote, no estaba en su sangre, ni en sus planes, ni en nada. Tomo asiento sin que este le indicara que podía hacerlo.
Invitado- Invitado
Re: Muerto de nervios como un Dodo (Emilliano)
Analizar los comportamientos de la gente era muy complejo, aùn más si esto implicaba a Dios, siempre me sentí muy interesado en estos aspectos porque era una búsqueda constante en la que no encontrabas respuestas concretas y a mi me gustaba precisamente eso: que fuera díficil, y que me exigiera reflexionar una y otra vez al respecto.
La respuesta de Emilliano me pareció bastante razonable y me gustó que hiciera hincapie en la importancia de ayudar al prójimo, a pesar de que no parecía muy interesado en mis palabras y algo parezoso, tenía una buena concepción de lo que era realmente importante.
- Creo que olvidaste mencionar a los esclavos - Agregué y sabía que con esto muchos de los seminaristas me mirarían feo y perderían su respeto hacía mi (si es que lo tenían) pero era mi manera de pensar - El sólo hecho de tener esclavos ya lo convierte en un pecador que no merece entrar en la gloria del señor -
Por aquellos días la esclavitud comenzaba a ser mal vista, algunas personas hablaban de igualdad y del renacimiento de una nueva sociedad, pero eran sólo palabras, pues la revolución aún no se daba y la gran mayoría continuaba con la idea antigua de que el Afrodecendiente era un ser inferior que debìa ser sometido a las labores que los blancos no queríamos ejecutar.
Escuché los murmullos y el sobresalto en los jovenes que tenía frente a mi y no te muchos rostros disconformes con lo que acababa de decir, pero no me importaba mucho la verdad, en ese tipo de cosas suelo ser alguien firme, especialmente si se trata de mis convicciones. Decidí que sería bueno dejar la reunión hasta allí por esa mañana y que para la próxima podríamos abordar nuevos temas.
- Me gustaría que reflexionaran al respecto y que pensaran en su idea de pecado, quiero que hagan una interpretación de la biblia propia, quiero que piensen por ustedes mismos y escriban a manera de ensayo esas apreciaciones y lo que significa para ustedes ser un sacerdote - Finalicé con una solemnidad que no iba muy acorde con mi tierna edad.
La respuesta de Emilliano me pareció bastante razonable y me gustó que hiciera hincapie en la importancia de ayudar al prójimo, a pesar de que no parecía muy interesado en mis palabras y algo parezoso, tenía una buena concepción de lo que era realmente importante.
- Creo que olvidaste mencionar a los esclavos - Agregué y sabía que con esto muchos de los seminaristas me mirarían feo y perderían su respeto hacía mi (si es que lo tenían) pero era mi manera de pensar - El sólo hecho de tener esclavos ya lo convierte en un pecador que no merece entrar en la gloria del señor -
Por aquellos días la esclavitud comenzaba a ser mal vista, algunas personas hablaban de igualdad y del renacimiento de una nueva sociedad, pero eran sólo palabras, pues la revolución aún no se daba y la gran mayoría continuaba con la idea antigua de que el Afrodecendiente era un ser inferior que debìa ser sometido a las labores que los blancos no queríamos ejecutar.
Escuché los murmullos y el sobresalto en los jovenes que tenía frente a mi y no te muchos rostros disconformes con lo que acababa de decir, pero no me importaba mucho la verdad, en ese tipo de cosas suelo ser alguien firme, especialmente si se trata de mis convicciones. Decidí que sería bueno dejar la reunión hasta allí por esa mañana y que para la próxima podríamos abordar nuevos temas.
- Me gustaría que reflexionaran al respecto y que pensaran en su idea de pecado, quiero que hagan una interpretación de la biblia propia, quiero que piensen por ustedes mismos y escriban a manera de ensayo esas apreciaciones y lo que significa para ustedes ser un sacerdote - Finalicé con una solemnidad que no iba muy acorde con mi tierna edad.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/04/2011
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Re: Muerto de nervios como un Dodo (Emilliano)
“Lo que significa para ustedes ser un sacerdote” cito en su mente luego de que la conferencia hubiera finalizado. Que era lo que significaba para Emiliano tal cosa?, o mejor dicho: ¿tenia algún significado realmente? Por mas que lo pensaba no lograba encontrar alguno que fuera acorde para el, no existía, no tenia cavidad en su vida. Permaneció sentado en su silla a diferencia de todos sus demás compañeros que se habían puesto de pie y regresado a sus habitaciones, con un aire ausente y sin darse cuenta realizaba la tarea que el mismo padre Laurent acababa de dejarles, con la vista clavada en un punto del piso, pero sin estar mirándolo realmente, perdido en algún lugar. Un ruido lo hizo volver a la realidad y fue entonces que observo como el padre Laurent se disponía a alejarse de aquel recinto. Rápidamente se puso de pie y sin afán de querer ser impertinente se acerco a el, interceptándolo casi a la salida del salón en el que había tenido lugar aquella reunión. – ¿Padre Laurent?, ¿podría hablarle unos minutos? – Vaya que se sentía extraño llamarle de ese modo a alguien que aparentaba tener tanta juventud como el. – Me gustaría hablarle sobre un problema, lo necesito y no se a quien acercarme. – Pidió con un leve aire de vergüenza, pues lo que estaba a punto de decir no iba a ser del todo grato, ni para el, ni para Laurent.
- Sus razonamientos del día de hoy me han dejado pensando en lo que me ha preguntado, particularmente en eso de reflexionar acerca de lo que significa para nosotros esta profesión, el problema es que… - hizo una pausa, buscando mentalmente las palabras adecuadas, mismas que pareció no encontrar, pues soltó la bomba como le salía en el instante. - no siento tener una vocación para esto, yo…creo que estoy en el lugar equivocado, yo no sirvo para esto, no tengo fe, ni alma para la religión. Soy un hereje. – Lo normal hubiera sido que bajara la vista, apenado por sus palabras, pero le sostenía la mirada, convencido de lo que estaba diciendo.
- Sus razonamientos del día de hoy me han dejado pensando en lo que me ha preguntado, particularmente en eso de reflexionar acerca de lo que significa para nosotros esta profesión, el problema es que… - hizo una pausa, buscando mentalmente las palabras adecuadas, mismas que pareció no encontrar, pues soltó la bomba como le salía en el instante. - no siento tener una vocación para esto, yo…creo que estoy en el lugar equivocado, yo no sirvo para esto, no tengo fe, ni alma para la religión. Soy un hereje. – Lo normal hubiera sido que bajara la vista, apenado por sus palabras, pero le sostenía la mirada, convencido de lo que estaba diciendo.
Off: Siento muchisimo la demora.
Invitado- Invitado
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