Despedida al tren, la oportunidad de un buen encuentro [Lyuba]

por **Louis J. Bouquet** Miér Abr 20, 2011 3:27 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Hacía tiempo que el cielo habia dejado sus colores rosados, y las estrellas acompañaban a las tenues luces de las farolas de la ciudad. El joven hacía tiempo que no paseaba por la ciudad en esa forma. ¿Quería sentirse más humano? En realidad, el lo era.
Pero… La verdad no tenia mala suerte siendo aquel pequeño minino, esta vez, con el pelaje oscuro, como el mismo cielo.
Optaba por los cuerpos pequeños, por que le era más fácil evitar ser pateado por algun desconocido, cuando fijaba las pupilas claras en ellos. No podia evitar comprarlos de esa manera, por ello, en Londres, habia podido sobrevivir con mayor facilidad, cuando era más joven. No importaba que solo comiera de noche, mientras lo hiciera bien.
Por nada del mundo, comería alguna especie de desperdicio. ¿Quisquilloso? En lo absoluto, simplemente, era… La verdad, si que podía ser llamado asi, no era su culpa estar tan mimado últimamente como humano.

Sentía el suelo tibio en las almohadillas de sus pequeñas patas. El aire era menos frio, y mucho más fresco y agradable. Entre saltos, de la sombra a la luz, llegó a la estación de trenes. ¿Cómo habia sucedido? El lugar estaba tranquilo, pues ya eran los ultimos que llegarian por esas horas, cerca de esa zona, estaba seguro, se encontraba el circo… Vaya hombre que habia conocido aquella vez. Tan idiota habia estado, que quería volver a visitarlo, pero esta vez, con la mirada de un felino.
Pero no, alli estaba. Y se preocupo. ¿No era verdad que su olfato era de lo más desarrollado de él?
¿Qué le pasaba? Intentó borrar aquello. Un pequeño despiste. Si! Eso era. ¿Todos tienen uno, alguna vez, no es asi?
Con pasos pequeños, se acercó hasta una de las bancas, y trepó. Miraría como niño pequeño, al último tren, salvo, por que este niño, era peludo, mucho muy pequeño, y apenas alcanzaba las ventanillas

por **Louis J. Bouquet** Dom Jul 17, 2011 10:13 am

Hay veces, en las que actúas en contra de lo que consideras correcto. Cuando sabes, que tus actos te llevaran a algo de lo cual, intuyes, quizás, no te gusten del todo los resultados. Cada parte de tu mente racional te grita hasta quedarse sin voz, que te detengas.

Pero, cuerpo y mente, si bien son cosas que se complementan, te juegan malas pasadas. Por que, no siempre están de acuerdo. Y ese momento, era una de ellas. ¿Por qué?
La voz de mi conciencia, me decía que debía detenerme, no dejarme caer en el deseo, en esa ansia de alcanzar… ese estado de placer... Que debía guardar fidelidad a ese joven que era mi amante. Mi pareja. ¡Se lo debía!
El era tan tierno… y yo… Aquí estaba, acallando esa voz, con el deseo que nacía en mi pecho, y otras partes. Ese mismo instinto primitivo que llenaba mis venas. Calentando la sangre que por ellas corre a fuego lento. Un fuego con cuerpo, y nombre propio.

Mal hecho, mujer. ¿Acaso no oyes a este gato maullar? ¿El viento no te recuerda las pupilas del minino? ¿No eres capaz de percibir, las melodías que he creado?

¿No escuchas el canto del pájaro azul del destino? Ese que nos permite unirnos, en esta noche. El que arreglo este momento desde el nacimiento de ambos. O puede ser esto, una oposición a él? Ya no lo sé. No se nada. Pienso como un loco, intentando acallar los ecos de una culpa que no siento en lo más hondo de mis deseos.

Caricias inexpertas por mi piel. Lentas, tímidas como los primeros pasos de un infante. Pero como tales, determinados. Me causaba un hormigueo sentir sus dedos delgados sobre mi vientre. Uno que subía hasta mi pecho, nublándome aún más. Los alientos mezclados y el aroma del licor presente. Intenso. Pero no me desagradaba. Nada de Lyuba podía hacerlo. ¿Cómo se habian permitido los dioses que tan magnifica mujer, se les escapara del jardín del edén?

Aún más, ¿Cómo permiten este entregue, esta docilidad, de nuestros cuerpos? Como si buscaran complementarse… No supe como era que mi cuerpo respondía. Ese beso no se quedo simplemente en un encuentro fortuito de ambos, si no que se resisitia a perecer, sobrellevando las pausas, ella mordiendo suavemente su labio. El se limitaba a mirarla con un brillo travieso. Y luego, dejar que el instinto salvaje, se avivara, cargara su libido, acumulándolo.

El “bump bump”, en su pecho, era agónico, mientras ella lo exploraba, como si fuera una pieza de museo de arte. Y el cambiaformas no se detenía, no podía y no lo haria. Por que ese lado del ser humano, lo estaba descubriendo. Si, una ridiculez, teniendo en cuenta que era. Sentía las llamaradas del pecado subir por su piel, hasta su rostro mientras ella tocaba esa área sensible de su cabeza. Mientras se preguntaba si a ella le gustaba lo que sentía con sus manos, el llevó una a sus brazos, acariciándolos apenas, jugando con la tela de la prenda que portaba. Esa misma intrusa que aún los mantenía a una distancia prudente. Ah! Pero ella quería seguir tocándolo, y si el planeaba irse atrás, era tarde. Sonrió, mientras ella lo apresaba, y empezaba a morderlo, apretó sus caderas con una de sus manos, mientras se dirigía a su cuello, y aspiraba el dulce aroma de la chica.
-¿Te gusta más, que la “bola de pelos?”-comentó en tono juguetón, en referencia a sus caricias sobre un vientre que el nunca considero fuerte ni digno de admirar. Uno que de pura suerte, no tenia una marca notoria; tirándole su peso, para hacer caer con lentitud, dando pequeños besos sobre esa piel blanca.
El neko no abandonó sus piernas, sin poder evitarlo, coló su mano debajo de la falda. El pianista, se deleitó con la cara interna de aquellos muslos, como si recreará una melodía. Podía sentir el calor abrasador de la chica, y el suyo propio… En respuesta a las mordidas, el arqueó el cuello un poco, sonriendo, como si la situación le divirtiera.
-ah, eso es… ten curiosidad. Vamos, déjame seguir escuchándote… déjame respirarte, beberte… Déjame entrar en ti, para no salir. Y asi, nunca más olvidaras el nombre de la brisa del invierno en primavera…

por **Lyuba A. Yumara** Sáb Ago 06, 2011 6:07 pm

Dos corazones latían ,compartiendo un solo sentimiento, una sensación que pocas veces se sentían. Y hablando individualmente, la gitana sentía que en cualquier momento su corazón iba a salirse del pecho o iba a hacer alguna locura. ¿Pero acaso iba a demostrar aquello al hombre asiático?. No, por supuesto que no. Se trataba de un encuentro que el destino había guardado para ambos , en ese encuentro sucedería algo que ninguno sabría o al menos se imaginaban. Dominados por el alcohol y la locura de poseerse mutuamente, la gitana seguía rozando sus carnosos y rosados labios la piel cálida y perfecta del joven. No poseía cicatriz alguna, las yemas de los dedos de la gitana podían asegurar de que su abdomen y su espalda eran perfectas, como su rostro, su mentalidad, sus palabras... ¿acaso era la perfección en persona o solo se trataba de lo que el alcohol te obligaba a creer?.

Un dilema, el era un dilema que no podía ser descubierto sin las fuerzas necesarias y...para ser sinceros, la gitana no poseía fuerzas, no en aquella noche. A diferencia del hombre,la morena poseía un cuerpo cicatrizado y se sorprendió de que el joven no preguntará lo sucedido. Ella no le explicaría nada, salvo que había caído en algún lugar desde muy pequeña o..alguna que otra cosa. Pero la verdad, en aquella noche, sobraba. Llevó ambas manos a su espalda arqueada , contenta por conseguir aquella sensación por parte del hombre que se llevaba algo muy importante para la gitana. Unas risas traviesas retumbaron en los callejones oscuros y chocaron con la piel del hombre. Y eso, solo por escuchar su voz, sus comentarios . Como respuesta, el hombre recibió un pequeño gruñido proveniente de su garganta , afirmando. Pero a la gitana nunca iba a rondarle en la cabeza que aquel hombre " el que se estaba tirando" no era nadie mas ni nadie menos que el minino que poco antes había invadido su corazón dulcemente. Estaba borracha, tenía calor y deseaba a ese hombre como nadie así que no podía darse cuenta de lo que realmente pasaba. ¿Dónde estaba el lema "vive la vida al máximo?".

En aquel momento, la morena se olvidaba de sus preocupaciones, de los vampiros, de la venganza, de que era una cazadora, de sus poderes y...prestaba atención al hombre que tenía en frente, un desconocido - ¿Tú que opinas? - preguntó ella en susurros, clavando sus uñas en la espalda del hombre con fuerza, deseo . La gitana obligó a que el desconocido estuviese encima de ella en pocos segundos , mordiéndose el labio inferior al sentir como su piel seguía siendo rozada por los labios de tal ángel. Empujada por el deseo, Lyuba enredó su pierna en la cintura del hombre , pegándole mas a ella deseándolo en aquel mismo instante . Sus caricias envolvían a la morena en un mar de placeres, el pecado mas placentero: la lujuria.

Sus palabras, su voz...llevaba a la morena al cielo, la subía y la bajaba hacia el infierno una y otra vez. Si, exploraba, porque ella era peor que un gato, metía las narices donde no debía: curiosa, demasiado curiosa. Llevó una mano hacía la botella que antes no había acabado , alzando su brazo y permitiendo que la botella vaciara el liquido sobre el hombro mas cercano a Lyuba. Su sonrisa delataba la picardía que nunca lograba enseñar a la gente, pero en aquel momento de "gloria" se lo iba a permitir . Bebió del hombro del joven, besando, lamiendo su hombro y cuello. Prohibiendo a las gotas saborear la piel de su primer hombre , mientras con lentitud y algún atascamiento , sus labios carnosos se movían al son de una música lenta y desconocida - Te permitiré todo lo que quieras, todo lo que deseas, todo lo que este corazón.. - llevó una mano a su pecho, en el lado izquierdo . Sonrió al sentir los latidos potentes de su corazón a causa..¿del alcohol o de ella?. - desea..porque prestaré atención al viento ,porque me recordaré de ti cada vez que la brisa juegue con mi cabello.. - susurraba con suavidad, con unos cantos de sirenas. Envenenaba ,su voz y sus labios eran el antídoto perfecto mientras que las caricias y los besos sobre su cuello eran un billete hacía el infierno.

por **Louis J. Bouquet** Vie Ago 12, 2011 5:02 pm

Cuan sublime era el roce de aquellos labios envinados, en los espacios desnudos de su piel. Cargados de un deseo, y un algo que no podia definir, pero que estaba alli. La lenta cadencia de una danza epicúrea que sirve de preludio. Se preguntó, en un gesto de vanidad meramente varonil, si aquella mujer, que se habia olvidado de lo que era racional- como el mismo, que acallaba la vocecita molesta del interior de su mente, que le decia que aquello que hacia no era nada correcto, y, mucho menos, por que el tenía una casa a la cual llegar, su pareja, estaria ya despierto a esas horas, y, aunque, no habian nacido pegados, ni era necesario que estuvieran siempre juntos, le sabia mal a esa parte de su racionalidad, de cierta forma, serle… ¿infiel? Bah, ojos que no ven, corazón que no siente. Eso le decía el eco de otra voz, en el mismo espacio dentro de él.- habia besado de esa manera anteriormente. Si ese pequeño atisbo de salvaje sensualidad, era, mostrado a las estrellas por primera vez.

Lo siente, sus dedos de músico son sensibles. Pero a el no le importa. Por que, en cada marca, hay una historia que contar. Que descubrir, pero, el omitirá su deseo de conocerla, cual niño antes de dormir, por que su cuerpo le pide otras atenciones. Al final, el instinto animal del ser humano, siempre prevalece. Como fuera, el tampoco cree que las lineas rosadas que sus dedos tocan sean motivo de repulsión o esas cosas. Tienen un tipo de belleza, y no es solo compasión o visión poética. Louis no es un hombre convencional, y eso queda claro.

Las sensaciones que sus manos le estaban provocando, aceleraban los latidos de su corazón, podía escuchar como retumbaban en sus oidos. Quería tenerla, que fuera suya y de nadie más, dejar la marca de su cuerpo en aquel, por que, eso también era parte de su carácter. Un sentido posesivo que pocos se daban cuenta que tenía. La mayoria de las personas llegaban a verlo como un ser incapaz de hacer daño. Pero eso, era una afirmación carente de realidad. Era un gato, y estos, tienen garras, hieren, a veces, de manera accidental, pero lo hacen.

Un ligero gruñido escapó desde su garganta, cuando sintió esas uñas profanar aquella piel que en arranque narcisito, se esforzaba por mantener de un color níveo inmaculado. Como la primera nevada de la temporada. Y, como tal, era moldeable. Un ente que puede ser manejado a su antojo. Ella podía hacer lo que quisiera con él. No le importaba. Sostuvo su peso con un brazo, admirando aquel rostro tan misterioso, esa mirada que lo tenía atrapado. Aquel sedoso cabello azabache entre los dedos de su otra mano. Sonrió de manera seductora cuando ella le acercó más aún con esa acción. Ni por asomo, algo de pudor. Era un descarado, si, bajo la mano de sus cabellos, hasta aquella pierna, acariciando, reconociendo, yendo más allá del limite de la falda. Maldita prenda que velas la hermosa visión de la Venus perdida.

El liquido le supo frío. ¿Era el calor de su cuerpo, o el de ella? Ah! Que jovencita tan traviesa, habia resultado su pequeña Lyuba. Le sonrio, cerrando los ojos un poco, dejándola beber aquello de su propio cuerpo. Podria de la nada, rasgar la vena vital de aquel cuello, y el, diría que un ser celestial, fue quien le arrancó la vida. Jadeo apenas de manera perceptible, y le dedicó una mirada tranquila, casi hasta cariñosa, cuando ella pronunció aquellas palabras. Se permitió dejar aquel lugar entre las telas de su atuendo, y tomó su mano, aquella que habia colocado sobre su pecho, la sostuvo con suavidad entre su propia mano, y la llevo a sus labios, dando un beso suave, que se desvaneció, en otro más, que fue subiendo por el largo su antebrazo.
-pequeña, estás segura en querer confiar en un espiritu libre? -pregunto, con su tono de voz aterciopelado, que sin duda, servía para encandilar, aunque no lo pretendiera, volviendo a llevar sus labios hasta su mano, mordió uno de sus dedos con suavidad, sonriendo con aire travieso, dejandola libre. Bajo su rostro lo más que pudo, hasta rozar aquellos labios, que tenían el néctar mas dulce. Acariciando lentamente su mejilla, y con uno de sus dedos, jugar con ellos. Una sonrisa más. Una mano que deja la tersa piel de las mejillas y se pierde bajo la tela que cubre el torso de aquella ninfa

por **Lyuba A. Yumara** Miér Ago 17, 2011 2:59 am

Lyuba clavó sus dientes con suavidad pero con un toque salvaje, asegurándose que una marca roja iba a estar presente en la siguiente mañana. Su respiración estaba acelerándose con cada caricia que el hombre le brindaba. En aquel momento se reprochaba a si misma haberse guardado para un solo hombre ,un amor que nunca iba a llegar. Había un dicho rumano " Omul la bautura spune adevarul ( el hombre hundido en la bebida, dice la verdad)" . Eso era lo que pasaba con la conciencia mareada y con la gitana. Decían la verdad, o al menos la mitad, de lo que estaban sintiendo en momentos como aquellos. Era la primera vez y se alegraba de que fuese en un momento de ..ya saben, turbios. Tras aquel mordisco que ella había depositado( con el toque juguetón que le convenía) sobre su hombro ,no dudó en besarlo también con unos besos que seguramente iban a estar impregnados en su piel.

Deseaba que el , después de la noche que iban a pasar juntos, la recordase toda su vida o al menos unos cuantos días. Porque ella si lo iba a hacer aunque no tendría aquel deseo de verle el rostro tras todo lo que estaba pasando entre ellos. Arrastro sus labios con lentitud hacía su cuello sintiendo todas sus caricias, las yemas de sus dedos acariciar las cicatrices de su pierna. Pero en aquel momento todo le parecía gracioso. Por ese motivo en su rostro apareció la típica sonrisa traviesa . Varias gotas resbalan de sus labios , acariciando su cuello con lentitud y atravesando el comienzo de sus pechos. Era como si Louis le estuviera acariciando con una pluma invisible. Imposible!Inevitable no morderse el labio inferior al sentir sus labios besar la palma de sus manos. Diablos! Las líneas que marcaban el amor, la vida, las habilidades ..todas parecían arder. Eran las llamas del fuego ardiente que bailaban apasionadas. El fuego, era Lyuba. Si, hervía en su interior y por fuera con tan solo rozar los labios del hombre.

El hombre no había recibido una respuesta rápida por parte de la gitana. Estaba demasiado ocupada en sonreír y sentirse libre . ¿Por qué había pronunciado aquellas palabras?. ¿Acaso deseaba quedarse solo con el calentón?. Tras unos segundos, Lyuba acarició la espalda de Louis depositando unos dulces besitos sobre sus labios . Mientras respondía a su pregunta mediante las separaciones cortas que hacía - Si.. - deposito un suave y corto beso - estoy ... - con cada beso que brindaba al asiático su sonrisa se alargaba mas y la ternura parecía apoderarse de la situación - segura .. - finalizó atrapando con rapidez su labio inferior y jugando con el dos segundos. ¿Quién le había dicho que ella no era un espíritu libre?. Era mucho mas que libre, no había ningún hombre loco por ella , al menos no un humano. ¿ Qué estaba esperando ?¿ Alguna invitación especial para pasar al siguiente nivel? .

Enredó sus piernas tal cual una serpiente a sus víctimas, apoyando a cada lado de su cintura y atrayéndole mucho mas . Su rostro era tan dulce, tierno..¿acaso tenía pareja?. Tal vez debería olvidar el asunto, no era de su incumbencia..o tal vez si. Si lo era!Se estaba..eh..bueno estaban haciendo algo que ..significaba que era un Don Juan de primera!. ¿Y cómo no?. Con ese rostro, su físico....Lyuba se relamió los labios tal cual un gato tras beber leche . Acariciaba su espalda , sus hombros, su cuello pero no podía evitar dejar pequeñas marcas con sus uñas. Si, solo el era digno de poseer aquellos arañazos de la gitana y aunque mañana ambos iban a tener reproches internos, ella estaría contenta de toda la situación. Apenas podía controlar su corazón y sus palpitaciones y el parecía hacer todo lo contrario. Maldita sea la noche que se cruzó en el camino de la gitana! . Estiró su mano bebiendo otra vez de la botella, sentía que la conciencia volvía a hablar y no deseaba escucharla en aquel momento. Esa fue la razón por la cual ella bebió un trago desde aquella posición. Sus labios tenían un color mucho mas vivo y gracias al empujoncito de la botella, ella volvió a apoderarse de los labios de su acompañante.

El beso se intensificaba cada vez mas , ambos compartían pasiones y deseos que la gitana no había experimentado , su cuerpo pedía a gritos aquello que tenía delante . No abandonó sus labios aunque la falta de oxígeno obligaba. No, ella no lo hizo porque estaba demostrando que lo deseaba. Bajó sus palmas a su cintura esta vez clavando con mas fuerza en la piel y asegurándose de que marcaba su territorio sangriento .

por **Louis J. Bouquet** Miér Ago 31, 2011 7:57 pm

¿Qué buscas, pequeña, marcándome? Me traerá problemas, lo sé. Eres traviesa, y no es tu culpa. Yo soy tuyo esta noche, aunque mañana tenga que dormir igualmente fuera, por la pena que sentiré, para con aquel destello eléctrico. Ah, ah, pero eres tan buena, jugando de esa manera. Pasos tan seguros, que me pregunto si otro hubiese podido estar en mi lugar esta noche, aun si no estuvieras bajo los influjos del alcohol. Parte de mi persona, se alegra de ser yo el afortunado esa velada. ¿Por qué? Simple, no era difícil lograr cogerle cariño.

¡Que lejos estaba el hecho de que casi me convierte en tapete, allá en la estación!

El joven cambiaformas, le tendría un lugar especial a esa chica, si. No sabia, quizás era su largo cabello, esa mirada casi grisácea a ciertos ángulos de luz y sombras. Que fueran compañeros de hurto… Algo habia. El neko no era alguien que iba por alli acostándose con cualquier par de piernas. Lo que era más, ni siquiera tenía todo un historial de amantes. Solo se limitaba a sus más grandes amores. Y allí, estaría Lyuba, la chica que con tanta pasión, se estaba abriendo su propio camino en las memorias del chico.

Oh! Mil demonios, ¿Por qué tiene que ser una necesidad? Louis lo quiere ya, pero no puede… Quiere que las estrellas se reflejen en el sudor de sus cuerpos, pronto, la quiere… Quiere recorrer cada pequeño espacio, que no quede nada sin ser suyo. Que la piel de la chica, llev por siempre su nombre. ¿Se puede hacer aquello? Como cuando un par de jóvenes amantes, escapan a una villa, por el bosque y se pierden largas horas. Y en un árbol, se entrelazan sus nombres. Un techo de color esmeralda, es el único testigo, de los besos que sellan una promesa de amor. Con el pasar de los años… ¿Quién queda, de esa historia? Vendrá otra pareja, o quizás solo un par de chicos juguetones… ¿Les importará ese par de líneas que no se difuminan? A las personas con mente fantasiosa como Jérémie, claro que si. El podía hasta buscar identificarse… Pero… Dioses, tenía que dejar de irse de esa manera, lejos, pero a la vez tan cerca del cuerpo que lo estaba drogando.

Que feliz se sentía. Eso es, quemadme con tus labios. Condéname de manera suave… Mientras le besaba la joven, el deslizó su mano hasta llegar al borde de una prenda intima, ya no habia vuelta atrás, el pudor era nulo y las ganas…
Subió su dedos, bordeando aquel par tan tentador, hasta llegar a absorber con la yema de sus dedos, aquel liquido que habia corrido hasta alli. Seguridad…. Eh?
¿Ella se sentía en confianza con él? ¿no temía a las sombras, dentro de sus brazos? Para el, eso era seguridad. Al menos, otras de sus connotaciones. Le preguntaba a ella, si estaba segura, pero y él? ¿Por qué no rasgaba de una maldita vez las ropas, como haria el tigre con su presa, sin miramiento alguno? Simple. Quería no solo tener sexo.

Al sentir como lo pegaba a ella, su cuerpo recibió de nuevo esa sacudida de calor, su vientre se contrajo, y apegó su cadera a la de ella, mientras sus labios se perdían en ese mar de piel y el aroma del licor. Sus manos hacian suya esa piel que era resguardada por aquella blusa, mientras podia sentir como la joven volvía a beber. Louis sonrió, ¿acaso estaba echando más leña a ese fuego? Y un beso más, con el sabor del néctar del pecado, una pequeña lucha, una exploración y una conquista. Louis subió dejó una mano sobre su vientre y la otra de soporte, sus labios ardian, le dolían por la intensidad con la que lo besaba. Eso le gustaba, ese reto que el imponía. Su amante, era mucho más pasivo. Y alli, tenía a una diosa, que esperaba algo bueno de aquel mortal, que exigía, más de aquel muchacho rubio. Asi se lo dejó ver, con cada arañazo. Movío la mano por su torso, tomando por fin, entre la palma de su mano, uno de aquellos pechos firmes, suaves… lo apretujó, delicado, pero con firmeza, mientras dejaba sus labios y bajaba a su cuello, el cual lamió. No podía alejarse, lo tenía bien sujeto. Y su cadera volvió a moverse, dejando deliberadamente, que la una zona que comenzaba a abultarse, apenas de manera notoria, pegara con la de ella. Louis sintió vergüenza de si mismo. Pero no podía evitar pensar, que era un lugar prácticamente público. Con una chica maravillosa. Mejor aún, recordó aquel suceso con Lourdes… Y sus deseos, sus planes que había tenido con Ari… Nada, nada! Solo sería esa noche. Lo vería en forma de gato, quizás. Por que le simpatizaba y deseaba cuidarla. Pero… Bajo sus besos, por su cuello, hasta su clavicula, retirando un poco la tela con su otra mano, deslizando su lengua, hasta llegar al escote, desde alli le sonrio como chiquillo malicioso, terminando su mano el recorrido, debajo de la falda, tocando sin pudor, aquella zona que se tornaba de una cálida humedad, apenas, un pequeño roce, como si esperara ver su reacción. No quería, no podía ser brusco. -¿naciste de la blanca estela de una estrella fugaz? - le pregunto, con tono tierno, pero voz ligeramente jadeante, sin dejar de tocar con su dedo medio e indice, mordisqueando su clavicula

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