With tangerine trees and marmalade skies [Louis]

por **Antonella Giordano** Jue Abr 21, 2011 10:22 pm

Las nubes parecían borregos abarrotando el cielo, como motas de algodón juntitas juntitas resaltando sobre el azul blancuzco que había detrás. El viento soplaba haciendo eco en mis oidos, despeinando mi cabello y haciéndome sentir en la piel descubierta de mi pecho el revoloteo del encaje del borde de mi vestido. Había dejado de caminar hacía un rato y me había tirado en el césped del jardín botánico haciendo nulo caso de lo que cualquiera pudiera decir o hacer. El césped mullido bajo mi espalda y la tranquilidad de no tener absolutamente a nadie alrededor que te molestara con nimiedades. Creo que no me había movido hacía una hora o más y para cualquier persona que pasara, podría estar desmayada, o si me encontraba con alguien dramático, tendría a los médicos encima de mi intentando ver si tenía pulso o no. Les ahorraría el trabajo poniéndome un letrero en el pecho que dijera "Estoy viva" desde ahora mismo.

Incluso entrecerré los ojos para poder disfrutar del aroma de las flores, de los árboles, incluso el viento tenía aroma y yo estaba disfrutando todo tanto que me adormilaba por ratos, por ratos grandes. Las nubes se movían lentamente, como si se arrastraran por el cielo de un lado al otro, movimientos casi imperceptibles pero llevaba yo ya tanto tiempo ahí que lograba ver incluso cómo deformaban sus figuras en otras más abstractas, era como si platicara con esos entes voladores y tenía ganas de tocarlas. ¿Serían como el algodón?, ¿Como la seda?, ¿Se desvanecerían en mi mano?, ¿Húmedas, secas?, Estiré una mano hacia arriba como si con ello pudiera alcanzarlas. Un sueño imposible pero valía la pena intentarlo. Valía la pena alzar la mano para capturar una nube y luego regalársela a alguien. ¿A quién le gustaría mi regalo?

por **Louis J. Bouquet** Mar Abr 26, 2011 9:50 am

Había pasado la noche en casa de una de las tantas personas que me acogían como pequeño gato. Yo me convertía casi siempre en su mascota ocasional. Para mi regresar, era como agradecer los cuidados dados. Y ahora, caminaba perezosamente bajo los cálidos rayos del sol. ¡Como reconfortaban en primavera!. El saco largo doblado en uno de mis brazos y las lazadas de la camisa de algodón blanca, me deban el aspecto casi de alguien que anda por las calles como en su casa. Desenfadado, acentuado por los cabellos revueltos que caían caprichosos sobre algunas partes de mi rostro.

Mis pasos me arrastraron hasta el jardín botánico. Sería mejor seguir por allí. Ignoré el camino de tierra y piedras que hacían de calle o camino principal, y me fui por el césped. Me gustaba la sensación de las pequeñas hojas doblarse bajo mis botas. El olor a tierra húmeda y el perfume de las plantas, llenaban y purificaban mis pulmones.
Ese tipo de esencias, me ponían sumamente relajado y cómodo, y para muestra, había construido mi casa en medio del bosque.

Me acerqué a los rosales. No sabia por qué, en realidad, en que momento, me enamore de esa flor. Rocé con los dedos el borde de los pétalos de una en color níveo. Que pureza…. Orgullosa flor que florece aún en medio de la maleza. Si, las rosas eran unas pequeñas soberbias, que se sabían hermosas y encandiladoras de corazones. Con una sonrisa, me alejé de alli. La dejaría seguir allí, junto a sus hermanas.

Seguí avanzando por el camino, y más allá ví un brazo. No estaba tan solitario ese lugar como se veía. ¿Qué era lo que deseba? Habia algo en ese acto… Me acerqué despacio, hasta quedar a unos cinco metros de distancia, apenas podía distinguir el cuerpo de una chica. Me senté con las piernas dobladas, abrazándolas con mis brazos
-Que lugar más tranquilo, eh?

por **Antonella Giordano** Lun Mayo 02, 2011 11:11 pm

Entrecerraba mis ojos de cuando en cuando para evitar la luz del sol directa en mis ojos, ponía mi mano estirada con la palma abierta para así proyectarme algo de sombra mientras seguía la trayectoria de aquellas cosas algodonosas a tantos kilómetros de distancia por encima de nuestras cabezas. Pobres incomprendidas, tan lejos y sólo con sus otras amigas las nubes para poder socializar, juntándose unas con otras, separándose y esperando a que el caprichoso viento las separara y las deshiciera para volverse tan tenues y desaparecer contra el azul del cielo. Tuve que sonreír de lado pensando en tantas cosas sobre un montón de algodón volador.

Cerré los ojos bajando la mano y relajándome totalmente sin pensar en nada más, en nadie más, dejándome ir en el sueño que me invadia hasta escuchar pasos a lo lejos. Tensé mi cuerpo entero al concientizar que había alguien más en donde estaba y esperé a que se acercara, si pretendía hacerme daño iba a tener problemas. Intenté entreabrir los ojos y mirar de reojo pero mi propio párpado me estorbaba para tener una buena visibilidad de la complexión del sujeto, más valía que no fuera licántropo porque ya había quedado demostrado que no podría hacer mucho por mi vida. Suspiré escuchando la voz y de un movimiento rápido me dediqué a incorporarme y hacerme hacia atrás aun cuando el hombre quedaba bastante lejos de mi.

¿Lugar tranquilo? Claro, antes de que llegara. Fruncí el ceño alzando después una ceja y tratando de olfatearlo, no olía a vampiro, pero podía percibirlo, era un aroma diferente. ¿Qué se supone que...?, ¿Un humano? -Aja... ¿Le gustan las flores?- Era una pregunta estúpida pero quería reconocer el aroma y preguntarle directamente qué tipo de criatura era sonaba grosero incluso para mi y decirle alguna bordería podría desatar su furia o hacer que se fuera y ambas opciones me dejarían con un palmo de narices. Lo mejor sería no parecer incómoda así que volví a recostarme en la misma posición en la que estaba y me quedé mirando el cielo volviendo a levantar mis manos para proyectar sombras sobre mi cara y recortando el cielo a mi vista. -Me has dado un susto terrible-

por **Louis J. Bouquet** Lun Mayo 23, 2011 12:00 am

Era ya tarde para fingir que no me interesaba estar alli. Aun sin tener un motivo real por el cual acercarme a aquella chica, más aquel olor. Un cambiaformas, como lo que yo era, era capaz de recordar varios aromas, a las personas por el suyo y lugares. Ese aroma, ya habia llegado a su nariz, aunque aquella vez casi fue comido por una panda de cinco perros, mascotas del chico aquel, con cara de angel e interior tan rebelde y arisco… - al final, era hasta tierno-
Se preguntó si ella lo reconocería como algo diferente. Pero habia tiempo de sobra bajo aquel cielo tan espléndido.
Pero tenía que reconocer que al ver su cuerpo incorporarse con esa velocidad, y la manera en que parecía de pronto ¿rehuirle? Le hicieron replantearse esa idea.

Seguro que la habia incomodado. “Perfecto, ¿nunca dejaras de ser un idiota, Louis?” Pudo haberse auto-reprehendido dándose un golpe en la frente. Pero considero que era mejor aguardar con una sonrisa cortés. Asentí con firmeza, moviendo mi cabeza de tal manera que mi flequillo caía sobre mi cara. Un gesto tipico que me gustaba. Adoraba mi cabello, asi, como era. Por nada del mundo, me pondría una de esas ridiculas pelucas empolvadas!
-Ahmm pues… si… me gustan los aromas naturals, en la ciudad no podemos apreciarlos tan bien. Aunque, si me lo pregunta, en verdad, que no soy bueno con la jardinería y esas cosas….

Respire mucho más tranquilo al ver que volvía a usar el blando suelo cubierto por césped, como respaldo, mientras su mirada se fijaba en sus manos, que le servían… ¿Cómo sombrilla? Eran pequeñas, pero, quizás buscaba algo asi. Si yo portase un sobrero, podía prestárselo para que la sombra sobre su rostro de piel lisa, no sufriera ni una sola quemadura.
Pero no tenía nada. Bajé la mirada a mis manos, enlazándolas sobre mi regazo, mientras mis piernas ahoa se hallaban cruzadas, casi como en loto. El pantalón se estiraba, alisando sus pliegues, me alegraba usar esos y no esos pantaloncillos cortos, que seguro, no eran tan cómodos. -Oh… lo siento, my lady -si dicho con acento inglés que daba pena. Muchas veces el mi tutor, habia dicho que yo hablaba cualquier cosa menos inglés. Podía formar incluso mi propia sub rama del idioma. --Que pena me da con usted… En verdad, ruego me disculpe…-Mi cuerpo actuó solo, en una reverencia en la que apoyé mis manos sobre el césped, y la frente entre mis brazos. No lo habia ni pensado. Pero, quizás, dentro de mi, sabia que si ella era como mi amigo, en otras palabras, una hija de la Luna, podía tener un humor muy volátil. Y me gustaba mi cabeza sobre mi cuello, sinceramente

por **Antonella Giordano** Mar Jul 12, 2011 11:24 pm

Me le quedé mirando un buen rato mientras hablaba, yo no era demasiado sociable y generalmente me portaba de manera hostil solamente para ver cuánto tiempo tardaban en literalmente mandarme al diablo. Era algo que me divertía pero a veces lo hacía de puro corazón, me salía del alma por así decirlo. En este caso, me preguntaba si debía mandarlo al cuerno o esperar a que terminara de hablar para decidir, no parecía que quisiera hacerme la vida imposible ni que fuera de esos que solamente buscan algo más que hablar contigo así que dejé que terminara de decir que le gustaban los aromas naturales y todo eso. Asentí con la cabeza sin volverme a mirarlo hasta que una cosa que dijo me llamó la atención.

¿Me había dicho mi lady? ¿A mi?, ¿A Antonella Giordano que tenía de lady lo de rubia natural? Me hizo girarme para ver si no se había equivocado de persona pero vi que me miraba a mi. Una risa se me formó en lo más profundo de mi estómago y fue subiendo hasta que salió por mi boca tan clara como el agua. Cielos. Me habían dicho tantas veces que yo no era una dama de sociedad que sinceramente ya me lo había creído así que cualquiera que me dijera que yo era una especie de dama parisina no me conocía en lo más mínimo. No le dije de qué me reia pero si tenía alguna intención de mandarlo al diablo, ya se me había pasado. Moví mi mano para darle a entender que no tenía porqué preocuparse por haberme asustado, ya todo quedaba en el pasado.

-Ya pasó...- Pausa momentánea en que me dediqué a mirar hacia el cielo, todavía cubriendo el sol con mis dedos para que no me cegara. -Me llamo Nell-

por **Louis J. Bouquet** Vie Ago 05, 2011 3:44 pm

¿Se estaba riendo? A cuento de que? No comprendía, era algo… que no me habia esperado, pero que sin duda, podìa tomar como algo bueno, no es verdad? Claro, en el caso de que se riera por que una comentario o algo le habia provocado hacerlo, en pocas palabras, reirse conmigo y no de mì. Eso, no era que me molestase, pues claro esta, que no soy un ser sumamente inteligente, ni asi. Quizás, solo sea la cortesía y la amabilidad, lo que me distingue.
Estudiando de manera rápida aquellos movimientos de su mano, y esa sonrisa, creo que me sentì un poco mejor. Sus palabras lo confirmaban. Y pude soltar un suspiro aliviado.

Al verla alzar la mirada al cielo, me dedique a contemplar su perfil. Era bonita. Y en esa posición, con aquel entorno de fondo, las flores de miles de colores, como un arcoiris en la tierra y el césped, tan verde que parecía sacado de algún relato fantástico, de esos, que tanto son despreciados por algunos sectores de la sociedad. En mi punto de vista, aquellos que no tienen sueños. Quienes tienen sus alas tan rotas, que precisan de la ayuda de otros, aunque sean demasiado orgullosos como para aceptar tal cosa de viva voz.

Me hubiera gustado ser pintor y plasmar la forma en que mi interlocutora estaba. Sonrei al escuchar que se presentaba - Todo un gusto, Nell –supuse que aquello debìa ser una forma… ahmm ¿coloquial? Amistosa, de llamarle diminutivo del gran nombre todo sonoro y rimbombante que nuestros padres siempre buscan ponernos. Me movì hasta recostarme en el suelo, por completo, ya alli, moverme con los codos como harìa un soldado, y quedar todavía mas cerca. -yo soy Louis - dije, sonriendo de manera amplia, reprimiendo el instinto gatuno de jugar con su mano levantada. Quizàs, si la conociera mejor, la derribaria y… pero no.

Spoiler:

por **Antonella Giordano** Miér Ago 17, 2011 10:02 pm

Me di cuenta de su suspiro, al parecer había roto la barrera del miedo que podía causarle y justo ahora solamente se encontraba tranquilo. Bien. Hoy no tenía ganas de pelear, sólo de mirar las nubes y luego parpadear notando las lucesitas que el sol dejaba tatuadas en mis retinas. Me quedé callada porque no tenía nada más que decir, hasta que hizo lo socialmente correcto y me hizo girar mi cabeza hacia él. -En realidad me llamo Antonella pero no me gusta... todos los que me caen bien me llaman Nell- No sabía qué buscaba con ello pero creí que era prudente decírselo. Aquí no era Antonella Giordano, en realidad había perdido mi nombre cuando me convertí en licántropo. O me convirtieron. Da igual. Aquí ya no era una Giordano, y no quería ser una Antonella... mejor que fuera Nell.

Bajé la mano por un momento para que me pusiera atención. -Nunca me digas Antonella, Louis...- Era como mi forma de decirle que a mi también me daba gusto conocerlo. Me giré sobre mi propio cuerpo para imitarlo en su posición panza contra el césped, miradas conectadas, a una distancia menos que prudente. Vale. Tenía un aire infantil que me desarmaba por momentos y el hecho de que se acercara como se acercó le daba puntos extras, además, tenía rasgos parecidos a los de Hiroshi y me había quedado tan picada con el viaje a Japón que probablemente eso dio la pauta a que no quisiera espantar a Louis. -¿Tu también eres de Japón?-

No tenía caso quedarme con la duda, conociéndome, tarde o temprano iba a preguntárselo y lo quería saber ahora. ¿Para qué esperar?

por **Louis J. Bouquet** Sáb Oct 15, 2011 8:49 pm

Un pequeño “ohh”. Me gustaba su nombre, no comprendía como a ella no. Y me hizo plantearme una pregunta. Si yo fuera chica, que nombre podría quedarme? Me gustaba el nombre de Charlotte. O Elena… o… de casa? Me gustaba el nombre de Yuki, por que la simple razón de su significado. Era uno de los elementos de mi estación favorita.

Moví mi cabeza de un lado a otro. Mi cabello se movía a la par de esto. Era curioso, como estar al aire libre de esa manera, en una posición de lo más desenfadada, quitaba aquellos molestos cannones de buena educación y toda esa parafernalia que aprendí alguna vez. Era curioso, me agradaba, pero, no siempre. Mordí mi labio inferior y le sonrei. Vaya, entonces, no te desagrado. Es bueno saberlo. A veces, siento que puedo ser un incordio. Gracias por pensar bien de mi- - Le dije de manera atropella y rápida. Dudaba entendiera. Mi espalda se tenso, como si estuviera sentado en los cuartos traseros de mi forma gatuna. Bien atento. - Esta bien. Nell.y alli, otra sonrisa, ladeando el rostro un poco, observando como se movía, hasta quedar como yo. Como el reflejo casi de un espejo. Mis pupilas en las suyas. Fijas. No me desagradaba.
¿Qué pensaba de mí? Mis labios se movieron hasta formar una mueca extraña, casi ausente, como aquel que se queda embobado mirando la superficie de un lago, o la extensión de los campos. Me gustaban sus ojos. Pero me agradarian mas, si supiera, mucho más de ella. Parpadeé ate su pregunta. Era la primera vez que me lo preguntaban tan asi. Siempre solían englobarnos en un solo ente. Que me preguntara por mi pais natal en concreto, me sorprendió. Sople mi flequillo antes de responder.

-¿También? Bueno, si, yo soy de allí, de un lugar cercano a Kyoto… Las afueras, en realidad. Desvié mi mirada un segundo, al césped. Mis manos traviesamente arrancaron un poco, que deje caer de todas maneras. -Me llamo Louis, por que mi papa era de aquí. Eso dijo mi madre.- Suspire. A ese hombre, no lo habia conocido. -Has dicho “también”, me supongo, que no he sido el único hijo del pais del sol naciente al que has conocido… o ¿has estado alli?

por **Antonella Giordano** Dom Dic 04, 2011 5:56 pm

Me le quedé mirando cuando hizo un 'ohh' después de decirle que no me gustaba mi nombre. Generalmente a todo el mundo le gustaba mi nombre, pero a mi no. Me recordaba un montón de cosas que ya no eran para mi. Sobretodo cuando le agregabas el apellido al final. Era un verdadero incordio. Además de que hacía que rememorara las cita textual de mi padre cuando me sugirió de una manera no tan sutil que dejara Italia para que evitara meterme y meterlos en más problemas de los que ya les había provocado con mi reciente licantropía. Claramente para ellos era más fácil olvidarse de mi, y para mi empezaba a serlo también. Me encogí de hombros. ¿Porqué iba a desagradarme? En realidad no había hecho naa más que asustarme pero había sido parte mi culpa por no estar alerta, por no hacerle caso a mis sentidos desarrollados y por estar más que nada, y por más trillado que se escuchara, intentando tapar el sol con un dedo... o con una mano... ¿¡Qué más daba?!

Negué con la cabeza cuando comenzó a hablarme de un lugar específico de su lugar de origen. La verdad es que yo con trabajos sabía dónde me encontraba ahora. Me guiaba más que nada por el olfato pero cuando no era una loba de las noches de luna, era una verdadera inútil para la geografía. -No conozco Japón- Era la verdad aunque ganas no me faltaban de conocerlo algún día. Viajar en un barco cuando no tuviera nada más qué perder y viajar hacia el fin del mundo para bajarme en un lugar en el que nadie me conociera y que no hablaran mi idioma, al menos me daría algo qué hacer en las noches tan largas.

Sonreí sin moverme de la posición que había adoptado y bajé ambas manos para moverlas de un lado al otro sobre el césped antes de contestar soltando una risilla que más había sonado como un suspiro.
-Conocí a un compatriota tuyo... en un restaurante... ahm... Hiroshi Ikeda- Ya, claro. Como si todos los nacidos en Japón tuvieran que conocerse. Error clásico de aquel que no ha viajado mucho y que se piensa que otro país es un montón de tierra junta en donde viven tres personas que se conocen de toda la vida. Que tonta. Sacudí la cabeza como quien quisiera sacudir su error y moví la mano como queriendo pasar página. -¿Qué te trajo aquí, Louis?-

por **Louis J. Bouquet** Vie Dic 30, 2011 12:35 am

Las pupilas de aquella mujer lo escudriñaban de una manera que no lo hacia sentir incomodo. Cosa extraña, si se tiene en cuenta que el cambiaformas, es como un niño curioso, detrás del rostro de un hombre que ha alcanzado la edad madura. O al menos según los canones que rigen a la sociedad en ese momento. Al asiático no le importan en realidad, por que parece ir en contra de todo lo que juzgan como malo. Empezando, por haber nacido maldito. El no habia deseado ser un cambiaformas, simplemente habia nacido de esa manera y para el era tan normal como respirar todos los dias. Pero eso era una sola de las cosas, que el hacia o de las que era parte y que chocaban por completo a algunas personas.
La cabeza de Antonella se movio, negando en un gesto. Le decia que no conocia su tierra. Sonrio de medio lado, con las pupilas clavadas en sus manos. Los dedos se le habian teñido del verde del césped con el que habia estado jugando. La verdad que si lo hubiera sorprendido bastante, que conociera fisicamente aquel lugar, tan lejano, tan irreal. Estaba demasiado retirado. Era otro mundo por completo. Cualquiera que estuviese acostumbrado a la vida europea, se sentiria perdido en ese lugar. Por que a Louis le habia pasado, cuando llego a Londres. Suponia, que a la inversa, era completamente igual. Ir a una tierra como aquella, era arriesgado. ¿no es verdad que a Jacques, su padre, lo habian juzgado loco en su familia?

Espero, a que ella agregara algo mas, suceso que no demoro mucho. Se notaba algo mas relajada aquella mujer. Aun su aroma le perturbaba, pero no era nada que le distrajera por completo. Era mucho mejor que estuviera asi, tranquila… Al gato no l gustaban los rostros tristes, y siempre trata de alegrar a los demas, por mucho que le cueste. Asi que conocia a uno que venia del mismo sitio que el. Ikeda Hiroshi… Busco en su memoria, intentando darle un rostro que no llego con claridad. -La verdad, que el mundo es pequeño, y en Paris, he visto por las calles, a muchos como yo. Claro, no los cientos de miles, pero, al menos, creo que me he topado con dos o cinco, que me recuerdan a el hogar que tuve de pequeño.- se encogió de hombros. No era una respuesta, pues no habia pregunta. Solo era el complemento de la frase dicha antes. Como si con ello, dijera que era posible que hubiera visto a ese hombre. Uno nunca sabe, quizás era verdad.
-¿Qué me trajo a Paris? Vaya… buena pregunta. Queria… un cambio de aires, por decirlo de algun modo. Antes, he pasado cerca de diez años entre Inglaterra, Irlanda y Escocia. Fue alli donde el barco que… Bueno, digamos que ya no estaba comodo. En realidad, casi es como si el destino me hubiera traido magnéticamente aquí. Por que algo que me dejo en Londres, lo he hallado en este lugar.

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