A New Deal [Dana Luminita]

por Invitado Dom Abr 24, 2011 10:42 pm

En días atroces como ese deseaba caminar hasta la orilla del mundo y aventarse a la nada; suspiró hacía arriba alborotando el mechón de cabello que cruzaba su frente, exasperado de todo. No siempre era el caballero que solía ser, cuando estaba en sus ratos de mal humor llegaba a ser verdaderamente insoportable, por eso prefería alejarse, aunque no estaba seguro que aquella zona fuese fortuita para su estado de ánimo, ver edificios en ruinas y sólo escuchar a los perros ladrar como única banda sonora de su solitaria caminata no era alentador, más bien un panorama del fin del mundo.

Acababa de recibir carta de un amigo del pasado, tal vez el mejor que había tenido en todos sus siglos de vida, pero aunque lo apreciaba, aquella misiva hablaba de un encuentro próximo y si lo conocía como de hecho lo hacía, lo reprendería por todas las cosas que últimamente había hecho. Y eso, eso era lo que lo ponía de mal humor, y algo melancólico.

Escuchó ruidos provenientes de un montón de basura y detuvo su andar, luego una rata cruzó la calle impunemente y Daniil siguió su camino, hace algunos años había empezado a fumar pero recientemente había abandonado ese vicío, aunque en noches de caminata señera deseaba volver a hacerlo.

Su mente no estaba conectada con lo que esa noche sucedía, sólo caminaba por una fuerza parecida a la inercia por aquellas obscuras calles despobladas y sin encanto, tan distintas a las del centro.

por **Dana Luminita** Dom Abr 24, 2011 11:43 pm

Sigo mis pasos, en mi búsqueda por aquellas noches de luna llena, sabiendo que es probable que un hombre lobo salga de unos de los rincones de las calles queriendo quererme arrancar la cabeza, no importa. Suena el bastón en aquellas baldosas de piedra, por los callejones con el corazón marchito que ansía algunos ojos para una colección insaciable.

Los barrios abandonados son algo fácil, los transeúntes descuidados, algunas monedas y una espada con eso sería todo. Esta noche el arlequín solo quiere alimentarse, está cansada de la muerte, solo la muerte cansa a unos cuantos. Ahí somos la plaga que invade al mundo, como la peste.

Escucho unos ruidos y un joven aparece en los callejones, parece un gitano con aquellas bombachas y los amuletos, recuerdo lo que me pasó la ultima vez y me llevo la mano al pecho sintiendo la quemazón de aquel amuleto. Le digo algunas palabras y este cae en un encantamiento aceptando mi compañía, me alimento de él, es tan especiado y dulce que no quiero soltarlo. Dos torres están escondidas para que no espanten a la presa, esas torres humanas resguardan a su ama Luminita. Lo suelto y este me mira incredulo y luego le murmuro algo mirandole a esos ojos que pueden ser dignos de mi colección y corre, corre dejando casi su corazón en el camino.

por Invitado Lun Abr 25, 2011 1:32 am

Regreso a la realidad después de haber estado sumido en mis pensamientos, la autocompasión no me hace bien y no pretendo regodearme en mi miseria esa noche. Poco a poco el mal humor se mitiga y me doy cuenta que me he alejado de la ruta principal, los caminos se vuelven sinuosos e inciertos, no me pierdo con facilidad pero estoy lejos del punto del que partí.

Mis pasos son el único sonido desolado en el erial de estas calles. Escondo la cabeza en el abrigo que esa noche he decidido vestir como si el frío fuese a mermar en mi persona, son simples costumbres de mi realidad cuando estaba vivo que no puedo quitarme aún tantos siglos después.

Veo a un hombre joven dirigirse a mi y lo primero que pienso es que viene a asaltarme, pero me pasa de largo y en el fugaz encuentro de los dos escucho su respiración agitada y noto una herida que conozco bien, comprendo porque huye con tal velocidad. No me incumbe, lo sé y aún así camino en la dirección que ha provenido ese hombre.

Doblo la esquina y encuentro una mujer joven, me sorprendo por este hecho. Qué terrible destino haber muerto sin poder morir a esa edad. Sin embargo la chica es algo intrigante, su presencia es poderosa, me mesmeriza por un instante, su apariencia es algo demencial.

-¿Madame? -la llamo con cordialidad aunque no parece alguien que la necesite, o que la aprecie si quiera. Me quedo parado como un tonto, estuve a punto de preguntar si necesitaba ayuda pero era obvio que no.

por **Dana Luminita** Lun Abr 25, 2011 4:48 pm

No estoy sola y ese aroma lo conozco perfectamente, sus pasos avanzan en está noche desolada, donde las ratas buscan refugio y las piedras se lamentan de su abandono. Las dos torres salen de su letargo, de aquella oscuridad donde están metidas, dos hombres corpulentos, humanos se dejan mirar a mis espaldas. Me llevan un buen tramo de estatura, no me importa, para eso están hechos una escudería absurda impuesta por Malfred Von Carstein.

Miro al hombre que se aparece frente a mí y cínica saludo de forma educada, una reverencia femenina, contradictoria al atuendo que traigo puesto.
-¿Monsieur? Esta noche pueden cantar la luna celeste... y los lobos salen de sus cavernas para desgarrar la carne de sus dioses...-regreso a mi postura, un saludo algo peculiar, pero así es el arlequín con los extraños... shhh shhh calla Juana, miremos al vampiro por un momento... ¿Quién es?... no lo sabemos... pero parece antiguo, casi tenemos las mismas centurias- El hambre traiciona la conciencia de los muertos, pero aun así seguimos andando en estas tierras...

Me incorporo mirando al hombre desconocido, me hago algunas preguntas que no son respondidas en ese momento, se escuchan los ladridos de un perro a lo lejos, el sonido de los carruajes y de los pies de alguien que sigue corriendo. Se siente como el vapor de la nieve empieza a fluir en ese ambiente que quiere abordar la primavera, no hay tanto calor como en otros lugares, pero el calor hace recordar que nuestra piel fue alguna vez tibia.

por Invitado Lun Abr 25, 2011 5:07 pm

Su voz y sus palabras confirman lo que su apariencia me había dicho previamente, la miro escoltada de dos hombres corpulentos y altos, más altos que ella y yo. Arrugo el entrecejo confundido, a pesar que la presencia más intimidante pudiera ser la de los otros dos, es ella quien llama más mi atención, como si en sus palabras sin sentido quisiera decir algo más.

Hambre, o soledad; en mi caso es la segunda. Los muertos vivos que deambulan por las noches, en noche de luna llena como hoy, temerarios sin importarle que los enemigos a muerte salten y nos arranquen la cabeza.

Es un encuentro extraño, lo sé pero he ahí lo fascinante.

-Pero usted ya se ha alimentado -apunto y me quedo muy quieto, de verdad que me perturba su presencia-, veo que no viene sola -para qué alguien como ella, claramente capaz de defenderse sola querría a un par de gandules como esos.

por **Dana Luminita** Lun Abr 25, 2011 5:23 pm

Me quedo mirándolo un momento mientras el me mira, no puedo saber que es lo que piensa, pero puedo ver en el algunos recuerdos de su pasado, no sé qué tan astuto sea, pero para andar por estas noches de luna llena en lugares tan solos, era para dos objetivos, cazar o ser cazados. No puedo saberlo, eso me causa mucha curiosidad.
-Son mis torres Monsieur ... Putrifin y Mohoso –con mi bastón señalo a cada uno sin tocarlos- impuestos por el rey, mi rey, no puedo caminar por los rumbos de la inmundicia sin estas dos sombras... –hago una reverencia- No quise irrumpir su cacería, usted puede comer lo que desee, no se preocupe por mi –muevo una mano para alentarle- Ahí viene una pequeña gacela –comento mirando el callejón, se acerca una mujer que su corazón asustado llega hasta a mi, podía hasta oler ese aroma vagabundo y la suciedad de sus pisadas, el miedo era tan palpable que puedo saborearlo.

por Invitado Lun Abr 25, 2011 6:36 pm

La escucho decirme todo aquello. ¿Torres?, ¿Su rey?, algo claramente no está bien, o no lo entiendo. Miro sobre mi hombro aunque sólo me enfoco en el sonido de aquella mujer a la que no planeo atacar.

-Ya he cazado, no me interrumpe -miento, esa noche salí porque a veces la cordura me abandona y salgo como idiota en noches de luna rebosante. No sé que tanto puede adentrarse a mi mente pero estoy seguro que sabe que estoy mintiendo, no quiero atacar a esa mujer, ni quiero que ella, un vampiro claramente más frío que yo, lo haga.

-Y me puede decir... ¿quién es su rey? -eso era más interesante que la pobre mujer a unas calles de distancia tratando de ocultarse de nosotros y de los licántropos, y de los bandidos y de cualquier escoria que pudiera encontrarse en un sitio como este. Enfoco mi vista en ella y sólo ella, su escolta no me importa.

por **Dana Luminita** Mar Abr 26, 2011 2:20 am

Es algo confuso puesto el dice algo y luego dice otra cosa. ¿Lo crees Juana? ¿Sí?, lo creo también. Mis hombros se encojen con el gesto de sin importancia... Yo pensé que... olvídalo la demente eres tú, no tienes cabeza, la perdiste hace siglos Juana, calla, calla... ¡CALLA!

No es de mi incumbencia si va a cazar o no, le miro con los ojos sombríos apoyándome de ese bastón de ébano que la empuñadura es un conejo que parece que está en un mal día, o más bien queriendo comerse al mundo de mi mano con los incisivos amenazantes.
-Seguramente podría decirlo, pero también usted podría presentarse...-le sonrío con gracia y una carisma un poco escasa, sin embargo hay algo de ella en todo este porte actoral de arlequín gallardo, una apariencia por otra, me inclino quitándome el sombrero del cual cae una muñeca sin cabeza, y esta es recogida por uno de los guardias para no interrumpir mi reverencia exagerada de presentación.- Soy el arlequín Luminita.... el alfil del clan Ajedrez.... venimos de Rumania... –me incorporo nuevamente sonriendo con esa sonrisa inquietante un poco deforme debido al maquillaje mal hecho sobre mi rostro- Mi rey... eso veremos después...

por Invitado Mar Abr 26, 2011 2:32 am

Entonces habla en serio. Aunque su rey parece no ser un rey de sangre azul, sino de algo que ella califica de clan. "Habla en serio", qué expresión tan inadecuada cuando es obvio que hay que saber discernir realidad de fantasía con esta mujer. Pero son a veces los locos quienes más franqueza tienen al hablar, sólo hay que saberla leer entre sus líneas torcidas.

-Soy Daniil Stravinsky -hago una inclinación con la cabeza cuando me presento como ella lo pidió, lo hago porque realmente me interesa saber de qué está hablando.

-¿Clan? -pregunto con la frente arrugada, sí que era intrigante-, ¿y ese clan busca la dominación mundial? -pregunto con algo de burla, pero la verdad es que quiero saber, quiero saber si pueden ofrecerme algo que yo necesite. He estudiado demasiado y en todo lo que he leído las sociedades secretas, posiblemente como este Clan del Ajedrez que menciona la mujer frente a mi, juegan un papel importante en grandes decisiones y en posesión de conocimiento, lo primero no me interesa, lo segundo... ese es el meollo de mi lance.

-Me ha presentado a sus... torres -sí, eso me dijo, que eran sus torres-, pero ¿usted es...?

por **Dana Luminita** Vie Abr 29, 2011 1:05 am

-Un placer Monsieur Stravinsky – Me quedo mirándole un momento y sin poder decir algo. De pie junto aquellas torres, sin dejar mi posición actoral de catrín de época. Me causa gracia por lo que dice y rio de forma ratonesca, obviamente su sarcasmo fue gracioso. Shhh shhh Juana, el señor está hablando... Una de las torres me devuelve mi muñeca sin cabeza.
- No puedo darle esa información señor, no se hablan de los estatutos de nuestro clan con gente externa.
Mi frente se arruga pensativa ¿No lo escuchó? Le dije anteriormente... no? Lo dije, no estoy loca aunque eso piensa todo el mundo.
-Soy Luminita, el arlequín del clan ajedrez... –repito nuevamente mi presentación. Esta vez no hago la debida reverencia. - ¿Porqué el interés señor Stravinsky? ¿Usted no pertenece algún clan? ¿De dónde viene? ¿Es francés?

por Invitado Vie Abr 29, 2011 2:15 am

De nuevo me es birlada la información, pero soy paciente, sé mantener la calma, y eso me da más curiosidad, aunque me ando con cuidado, esa mujer y sus dos torres no parecen algo de lo que yo pudiera salir bien librado.

-Entiendo -digo con calma, de algún modo obtendré la información, tal vez no ahora, pero lo haré, estoy seguro.

-Luminita -repito, es un nombre peculiar, lo de arlequín es algo que obviamente ella se ha autoimpuesto, actúa como uno, se cree uno-. No, no pertenezco a ningún clan, aunque estoy interesado -eso me lo acabo de inventar, nunca lo había considerado pero esta mujer despierta muchas preguntas en mi, tal vez podría unirme al clan que ella dice, no lo sé.

-Vengo de Rusia, nací en Nóvgorod -le digo orgulloso de mi origen-, ¿es usted de aquí? -pregunto por cortesía, aunque no espero una respuesta concreta, no viniendo de ella.

por **Dana Luminita** Sáb Abr 30, 2011 10:54 pm

Me quedo quieta, observándolo con detenimiento, tal vez puedo hacer conjeturas de quien podría ser el vampiro o alguna historia alterna de lo que fue en su pasado, por aquellas imágenes que plasma en su mirada, sus recuerdos, pero no digo nada, solo le escucho, observo sus labios cuando pronuncia mi nombre y luego atiendo a la perfección a cada una de las palabras cuando habla.
-Venimos de Rumania, aunque no es la primera vez que estamos aquí... ¿Alguna vez a pertenecido algún clan?... sabe... ¿Qué tiene que hacer esta noche?... me gustaría vino... ¿puede invitarme a una copa de vino Monsieur?

Solamente espero unos momentos, tal vez puedo hablar más, mi padre me pidió que busque algunas piezas, un sujeto, un vampiro, podría servir, tendríamos que conocerlo más, tal vez ponerlo a prueba, por lo pronto, que le de de beber a una menor. Sonrío con malicia.

por Invitado Dom Mayo 01, 2011 8:34 pm

Asiento a escuchar una respuesta tan clara, no me lo esperaba viniendo de ella. Rumania, tal vez eso explique la peculiaridad del nombre. Me hace preguntas y pienso detenidamente mis respuestas.

-Nunca he estado en un clan a pesar de mi edad -500 años y nunca lo había considerado.

El conflicto moral de darle vino a una mujer tan joven se ve anulado al saber que es vampiro, que tiene más experiencia y caminos recorridos que los humanos mortales, su invitación es la puerta perfecta para acceder a esa información que deseo. La curiosidad mató al gato, eso dicen, espero que mi curiosidad no conduzca al final de mis días inmortales.

-Nada, estoy libre esta noche -de todos modos es la verdad-, podemos ir al lugar que a usted le parezca mejor -le ofrezco y miró a los dos hombres que la acompañan, no sé si se unirán a nosotros o no.

por **Dana Luminita** Lun Mayo 02, 2011 10:52 pm

Silencio, es lo que me llevo en esos instantes, un silencio de Paris, una ciudad donde nace el romanticismo y todo aquello que las letras te llevan a lugares increíbles, mi cabeza no atiende demasiado y se pierde en aquellas letras, en esa noche de luna, como las noches que me gusta salir de cacería, pero luego habla sobre el clan, y mis ojos se dirigen hacía el, mi atención absoluta.
-No conozco muy bien las calles, todo cambia con el paso del tiempo, hace mucho tiempo que venimos a Francia, pero donde usted vaya le acompaño, no he pedido entrar a las tabernas de los suburbios, ¿Cree que vendan vino en esos lugares? Si no conoce, podríamos encontrar algun sitio, tal vez el sitio nos encuentre a nosotros...

Me apoyo sobre mi bastón con clase, algo actuado y pongo mi brazo como una especie de invitación para empezar adelantarnos y encontrar “ese” sitio, donde beberemos vino, sí, tengo sed, tal vez esa gente, esa gente que tiene la sangre llena de especies, tendrá ese elixir que busco. Los hombres son mi sombra, nos siguen donde sea que vayamos aunque en ocasiones solo se queden en la puerta o junto a mi taburete, siempre están ahí, como dos torres, como esas torres que son.

En las calles solo hay soledad, esa soledad que solo conocen los vagabundos y los edificios marginados hay algunas tabernas, donde el olor a inmundicia se despide solo para perturbar mi olfato, alguna cantina y comederos de poca monta.

por Invitado Lun Mayo 02, 2011 11:34 pm

"Tal vez el sitio nos encuentre a nosotros..." repito mentalmente, me gusta la idea, me gusta como piensa, en su realidad serpenteante encuentra más lucidez como para formular sentencias como la que acaba de lanzar que muchos de nosotros sin la genialidad para algo así.

-Que el sitio nos encuentre entonces -confirmo aceptando su invitación, titubeo un poco en tocarla o no, no sé que reacción tendrán sus torres, como ella los llama, no quiero terminar apaleado por esos dos hombre, que aunque poca mella podrían hacer en mi no creo que sea una buena manera de comenzar con la señorita Luminita.

-No he estado en Francia en muchos años -le confieso-, pero ambos podemos deambular hasta que el sitio adecuado nos encuentre -le digo y comienzo a caminar por las indómitas calles, una taberna de mala muerte es la mejor opción por varias razones, porque es lo que encontraremos por aquí y porque nunca he estado en una, no recientemente y deseo conocer la decadencia de una.

Las calles son el reflejo de una época, esta, de cómo en el centro todo es esplendor, tinta y oro y en la periferia la miseria es la constante, esta época que es un contraste.

por **Dana Luminita** Lun Mayo 02, 2011 11:54 pm

Nuestros pasos se escuchan sobre las baldonas empolvadas de esos lugares que están arrumbados, viejos y solitarios, el caminar de las ratas, de los inmundos insectos rastreros, deliciosos diría Shawn persiguiéndolos con su sombrilla y tacones que sonarían como campanas.
-Tal vez ese sitio estaría interesante

No es primera vez que entro a un lugar de esos, me gusta entrar a mirar a esa humanidad decadente, la gente que no tiene nada que perder, la suciedad, la dureza, lo crudo de sus recuerdos y el licor barato que beben sus bocas, la lujuria y la perdición de los tiempo, me fascina. Sigo caminando como un caballero de época, sin tomarme de su brazo como una dama, hay que seguir los estatutos de la sociedad, en estas eras no es bien visto que dos caballeros anden así por las calles... todo se volcará en su contra, en contra de esa sociedad masoquista y estúpida...

Abro la puerta y enseguida las miradas están sobre de nosotros. No me importa, continuo con mis pasos hasta un sitio inmundo, sin tener que limpiar siquiera, tomo asiento, con elegancia, miro a uno de los camareros y me mira con miedo, lo entiendo, no soy una persona común, no soy alguien como están acostumbrado a mirar, me rio. Creo que mi acompañante se ve más, digamos... ¿Cómo dirías Juana? Confiable, sí esa es la palabra. Espero que tome asiento.
-Vino, preferiría vino, de una botella, no importa el precio o la casta, solo que sea vino... ¿Sería amable de pedirlo? -Murmuro a Stravinsky de manera que solo el escuche, las torres entran y se sientan en la barra como dos personas diferentes a nosotros, humanos, pero siempre en vigía-.

por Invitado Mar Mayo 03, 2011 12:38 am

La sigo y no espero que me tome del brazo, me ajusto a su paso, ni rápido ni muy lento, sólo un paso que busca, o que encuentra mejor dicho. Entramos al sitio que ella señala y no me esperaba otra cosa, un ambiente viciado cargado de historias y degeneración, carencias y manchas, del cuerpo y el alma, qué pobres e inciertos los destinos de estos hombre (y mujeres aunque son las menos) que nos miran como lo que somos, un par de intrusos bien vestidos en su mundo corrompido por la misma sociedad que en otras partes de la ciudad se enorgullece de sus logros. Aquí, en esta taberna están todos sus fracasos.

Trato de no mirar a nadie en especial y sigo a la señora Luminita hasta la mesa más apartada del lugar. Ella se sienta de inmediato, yo sacudo un poco el asiento antes de tomarlo. El mesero se acerca con cara de pocos amigos y ella me pide que yo haga el resto.

-Queremos una botella de... -me quedo pensando y miro al sujeto que con hastío espera lo que vayamos a pedir, no estoy como para mostrar mis conocimientos en vinos -de vino, el que sea está bien -digo finalmente porque no espero que tengan un côte de Beaune.

El hombre se va y observo a las torres sentarse lejos de nosotros, como si no nos conocieran, guardo silencio en los breves minutos que tarda nuestra botella en llegar, con ella un par de copas a penas limpias y sin decir nada vierto un poco del líquido carmín en cada copa y pongo una enfrente de la señorita Luminita.

-Propongo un brindis -alzo mi copa-, por... esta noche -porque no hay mucho por lo cual brindar, no en un sitio como este -y por su clan -complemento para dar luego un trago, esperando saber más de ese clan del Ajedrez del que ella me habla.

por **Dana Luminita** Vie Mayo 27, 2011 8:30 pm

Dentro del lugar solo siento el humo que dejan las pipas y los pitillos, cigarros forjados de forma burda con olores amargos. Levanto una ceja y me causa gracia, actoral, el arlequín actoral solo se baja un poco el sombrero de copa para que sus rasgos femeninos no la delaten, aquel maquillaje etc. De soslayo miro al camarero que su barba sin afeitar en días y ese olor a rancio era primero que me llegó a mis pulmones, me revuelco del asco y aun así me causa gracia, si, masoquismo Juana, pero que le vamos hacer.

Saco de una de mis manos un pañuelo pulcrísimo, la ropa no me importa, pero la copa sí, aunque hubiese preferido tomarlo de boca. Antes que sirva paso el pañuelo al menos por el borde de la copa y dejo el pañuelo sobre la mesa mostrando mis manos marmóreas con unas uñas cristalinas. El pañuelo tiene bordado un alfil en una de las puntas.

Tomo la copa con el pulgar y el índice. Vi los tarros de cerveza y ese olor a lúpulo se m antoja, un poco de frescura a una copa roja. No importa tampoco, medio sonrio al señor que es mi acompañante, me agrada su amabilidad, pocos vampiros son civilizados en este tiempo. Tal vez al rato quiera quitarme la cabeza y le asiente el bastón en la cabeza. No todo es como un piensa, aunque probablemente este hombre tenga su temperamento si le escarbamos más dentro.

-Santé... –no choco la copa para evitar que nos miren y que parezcamos dos mariconazos lo que está prohibido en estas épocas, aunque a mi realmente no me importa nada, toda la mugre de la sociedad tienen peores caretas, después de tomarme toda la copa en un solo golpe, la dejo sobre la mesa donde estamos- Bien... Monsieur Stravinsky ¿Qué es lo que lo trajo a Paris? – Tal vez hice esa pregunta con anterioridad pero no quiero parecer un arlequín preguntón, pero sí, me corroen las preguntas en el cuerpo- Estos lugares que huelen a muerte, a veces nos llevan caminos inesperados. ¿Puedo hacerle algunas preguntas? –Ahí voy con la entrevista de periódico amarillista, pero necesito saber más información si se reclutan a nuevas piezas para el tablero, sirvo la copa de vino y esta vez aunque no me place, lo bebo como si lo disfrutara.

por Invitado Dom Mayo 29, 2011 12:25 pm

El trago fue breve, casi por compromiso, ella vacía su copa de golpe y yo aunque quisiera no podría, este vino es tan malo que sabe a vinagre, sólo me servirá esta noche para entablar la conversación, una en la que estoy verdaderamente interesado, observó a mi acompañante de la noche y luego miro por sobre mi hombro, parece que no pertenezco, que no pertenecemos a este sitio, pero no importa, regreso mi vista al frente, la clavo en ese punto donde el cáliz y el tallo de la copa se unen.

Alzo los ojos, mas no la cabeza cuando me pregunta que qué hago en París; vaya, me gustaría saberlo a mi también.

-Vine a... aprender -básicamente eso era lo que me llevaba a todos los sitios a los que había ido-, avances médicos principalmente -aclaré, sin decir tácitamente que yo a eso me dedicaba, a la salud; era como una gran ironía de mi vida, ser vampiro y ser médico, quitar vida y preservarla. Asentí cuando me pidió hacerme unas preguntas, supuse que eran necesarias para los fines de este encuentro tan fuera de lo ordinario.

-Adelante, claro -dije con amabilidad, tal vez demasiada, ¿se podía ser demasiado amable?, quién sabe. Aguardé esperando las preguntas a quemarropa, no sabía qué esperar de alguien como la señorita Luminita, pero eso de algún modo lo hacía emocionante.

por **Dana Luminita** Lun Mayo 30, 2011 11:33 pm

Me quema la garganta, pero no importa. Sirvo más vino en mi copa, y algo que había aprendido de los gitanos, el vino, no importa cuál sea, siempre será vino.Me dice unas cosas, pero no sé mucho sobre ello aunque podría ser interesante, podría servir para nuestro tablero.

-¿Es usted médico? Entonces le debe resultar fácil conseguir bebidas gratis –meto el dedo con todo y el guante dentro de la copa y luego me lo llevo a la boca, es malo el vino, pero no importa, creo que he pensado esto antes- ¿Por qué le interesa estar en un clan Monsieur Stravinsky? Usted me dijo que no había pertenecido alguno pero noto su curiosidad o interés por ello, al entrar a un clan es firmar un contrato con el diablo... y con este poder servirle para entrar a una tablero y pelar por los mismos fines. ¿Es difícil para usted siendo medico despojar de la vidas a las personas?

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