AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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En un lugar...muy diferente.
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En un lugar...muy diferente.
Por primera vez en su estancia en París no se había escapado, pero tampoco sabía bien donde ir...porque siempre acababa perdida y sin saber como volver, a cada paso que daba era como si le pesase y en vez de sentirse libre...se sentía enjaulada, ¿dónde ir? Había tantas cosas por conocer en París que no sabía donde empezar y como si ya oyese a su madre, la cual estaba a unos cuántos kilómetros de allí la frase sería exactamente “Bryanna Lynn Appleby, una señorita de clase alta no puede ir sola y a la aventura, ¿y si te pasa algo?” pero ¿qué le iba a pasar? Hasta ahora, no le había ocurrido nada... y ahora mismo , en su mente no había nada interesante... ¡lo que daría porque así fuera! Al menos un entretenimiento...
Su vestido rosado, rozaba el suelo sin poder evitarse, poco le importaba ella no tendría que limpiarlo pero últimamente, había llovido bastante en aquella ciudad, a pesar de ser primavera.. las calles estaban más transitadas como de costumbre, y es que todos aprovechaban que estaban así para así pasear o en cambio realizar sus compras ¿pero y ella? Nada. Caminaba sin rumbo, hasta adentrarse entre gente de todas clases, bueno... de todas clases menos la alta alcurnía, voces en alto, murmullos, gente a tropel y...puestos anclados en las calles, aquello le llamó tanta la atención que no dudó en adentrarse en todo aquel espectáculo, nadie reparaba especialmente en ella...eso pretendía creer, pero destacaba demasiado debido a su apariencia, de todas maneras... Bryanna no tardó en asomarse a todo escaparate que le llamase la atención.
Muchos, se chocaban con ella...algunos de forma tan brusca que tenía que girarse para llamarle la atención de alguna manera, la última vez, un señor muy alto corría entre la gente que no calculó bien , empujó a la joven y ésta no tardó en revelarse.
Con aquel ceño fruncido, sus infinitos ojos azules puestos en la espalda de él, no tardó en soltar de todo por aquella boca de pecado, solo parecía oírsela a ella y que espectáculo estaba dando, en medio de aquel mercado gritándole a un hombre que ya no le oía, caminando hacia atrás como si tal cosa... hasta que fue más que inevitable que chocara con brusquedad con alguien , lo que le faltaba, se giró tan enfadada y con el dedo índice alzado, buscando la mirada de aquel causante y señalarlo, por muy feo que estuviese.
-¡Tened más cuidado! ¡La calle no es vuestra! Desde luego...-resopló y le miró de arriba abajo enarcando una ceja- Vaya...¿de dónde habeis salido?-sí, era sincera además de malhumorada, qué le iba a hacer. Se sacudió un tanto el vestido resoplando bastante resignada , sus ojos se perdieron de nuevo entre la multitud , sin saber donde ir, eso estaba a la vista de cualquiera.
Su vestido rosado, rozaba el suelo sin poder evitarse, poco le importaba ella no tendría que limpiarlo pero últimamente, había llovido bastante en aquella ciudad, a pesar de ser primavera.. las calles estaban más transitadas como de costumbre, y es que todos aprovechaban que estaban así para así pasear o en cambio realizar sus compras ¿pero y ella? Nada. Caminaba sin rumbo, hasta adentrarse entre gente de todas clases, bueno... de todas clases menos la alta alcurnía, voces en alto, murmullos, gente a tropel y...puestos anclados en las calles, aquello le llamó tanta la atención que no dudó en adentrarse en todo aquel espectáculo, nadie reparaba especialmente en ella...eso pretendía creer, pero destacaba demasiado debido a su apariencia, de todas maneras... Bryanna no tardó en asomarse a todo escaparate que le llamase la atención.
Muchos, se chocaban con ella...algunos de forma tan brusca que tenía que girarse para llamarle la atención de alguna manera, la última vez, un señor muy alto corría entre la gente que no calculó bien , empujó a la joven y ésta no tardó en revelarse.
Con aquel ceño fruncido, sus infinitos ojos azules puestos en la espalda de él, no tardó en soltar de todo por aquella boca de pecado, solo parecía oírsela a ella y que espectáculo estaba dando, en medio de aquel mercado gritándole a un hombre que ya no le oía, caminando hacia atrás como si tal cosa... hasta que fue más que inevitable que chocara con brusquedad con alguien , lo que le faltaba, se giró tan enfadada y con el dedo índice alzado, buscando la mirada de aquel causante y señalarlo, por muy feo que estuviese.
-¡Tened más cuidado! ¡La calle no es vuestra! Desde luego...-resopló y le miró de arriba abajo enarcando una ceja- Vaya...¿de dónde habeis salido?-sí, era sincera además de malhumorada, qué le iba a hacer. Se sacudió un tanto el vestido resoplando bastante resignada , sus ojos se perdieron de nuevo entre la multitud , sin saber donde ir, eso estaba a la vista de cualquiera.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: En un lugar...muy diferente.
"Querido desconocido:
Voy a intentarlo de otra manera. No me desagrada
mi trabajo, pero siento que valgo para algo mas,
algo excepcional. Y presiento que esta por llegar.
No quiero aventurarme pues si no luego vendran los
lamentos... El sol brilla mucho hoy ¿Sera una señal?
Hasta pronto.
Vittorio"
Voy a intentarlo de otra manera. No me desagrada
mi trabajo, pero siento que valgo para algo mas,
algo excepcional. Y presiento que esta por llegar.
No quiero aventurarme pues si no luego vendran los
lamentos... El sol brilla mucho hoy ¿Sera una señal?
Hasta pronto.
Vittorio"
En ocasiones el mercadillo podía resultar estimulante con toda su variedad en cuanto a mercancía… otras tantas veces un verdadero incordio. Esta vez era lo segundo. ¿Regalarían comida para que la gente se agolpase?. Que desperdicio de tiempo. Tan pronto como pude salí del barullo y observe distante como la multitud iba y venia. Iba elegantemente ataviado, no llegando a parecer alguien con mucho poder adquisitivo, pero si pudiendo pasar por un joven de clase media-alta. ¿Por qué acudí al mercado? Que iluso de mi pensar que podría encontrar en tal algarabía algún mecenas de la música. Me había equivocado de lugar….allí no captaría nada.
Dispuesto estaba a marcharme por donde vine a probar suerte en otro lado para cuando una vocecita aguda y molesta detuvo mis pasos. Me volteé nuevamente y busque con la mirada a la joven dueña de esos palabros que si bien eran ofensivos, poseían ese toque distintivo que la hacia diferente a los demás. Luego repare en el vestido y sin duda reafirme mis sospechas. ¿Una joven en apuros? Mas bien una oportunidad para mí.
De nuevo me adentre, con un objetivo fijo. Por lo que divise varios rateros pretendían asaltarla inocentemente. Esas bravucones lenguas sucias usarían una estrategia que ya conocía, la cuestión era… ¿Podría llegar yo antes?.
El empujón fue la señal y mientras que ella le reclamaba al inocente muchacho, el otro mas escurridizo le arrebataría la pulsera de tal forma que ni siquiera ella misma podría darse cuenta.
“Justo a tiempo”
Pensé en ese mismo momento al ponerle la zancadilla al ratero menor. Su aullido fue lo suficientemente audible como para que la gente de alrededor reparase, y como siempre, el morbo por el inicio de una futura pelea los movía como el pastor al ganado.
--Devuélvame eso vil rata-- exclame sujetando su brazo para arrebatarle la pulsera de la mano –-¡¡Largaos antes de que me arrepienta!!-- y quizás mi apariencia de noble y mi tono amenazante provoco la pronta huida del ratero. Lo cierto es que mi imagen no era para nada fiera, no…alguien me dijo alguna vez, que era como un angel con alma endemoniada.
--Mi lady…esto es vuestro.-- alargue la mano para devolverle la pulsera y solo entonces pude fijarme en la persona mas allá de su condición, en su belleza dulce la cual poseía un punto de frescura y rebeldía.
Con mi mejor cara y mi mayor sonrisa galante incline levemente la cabeza hacia ella –No debería merodear por estos lugares, tuvo suerte de que solo quisieran robarle la pulsera- y reprendí finalmente en un tono suave y taimado, en realidad solo queria que entrara en reflexión….¡Menuda locura!.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: En un lugar...muy diferente.
Y al igual que traviesa, era despistada... en un nivel idéntico. No era consciente de lo que andaba pasando a su alrededor, pasó demasiado rápido...aunque más rápidas eran aquellas manos las cuales le arrebataron la pulsera de su bisabuela... de repente oyó un grito ensordecedor y segundos después como alguien caía sin más, justo al hombre que le había dicho qué hacía tras ella... pero detrás de éste había otro el cual pedía que le devolviese algo.. ¿no le habría... intentado...? sí, lo había hecho y tuvo que ser rescatada como una de esas damas en apuros, cosa que le fastidió más que le robasen la pulsera... miró indignada a los asaltantes que huyeron despavoridos, cobardes... pero antes de que los apartara de su vista, sus dos manos tomaron el vestido para poder darle una sonora patada en donde dijimos, aprovechando que estaba en el suelo, dio varias veces en ese lugar en concreto... y mientras lo hacía se podía ver que lo disfrutaba, lo disfrutaba...demasiado.
-¡La próxima vez te lo piensas rata inmunda! ¡Lárgate!-finalizó ante los quejidos del hombre, que no tardó en perderse de vista junto con los demás. Al girar el rostro por una suave voz, contraria a como antes la había escuchado, observando que ante ella aquel joven que le había alertado había conseguido de nuevo la pulsera, la tomó de forma rápida e intentó ponérsela pero era imposible, uno de los ganchos que la unían se había desatado, por lo que masculló por lo bajo con algún que otro taco.
-Malditos ladrones , no saben nada más que joder...-no le había dado las gracias y lo peor, aún no había desaparecido de allí, lo miró a los ojos sin entender, e incluso parpadeando como si esperase algo de él.- Ah... el de la pulsera... pues supongo que debería agradecerlo pero como tampoco es un bien muy preciado no es que me importe mucho haberla perdido o no...así que bien hecho-sonrió a medias y desistió en ponerse de nuevo aquello por lo que sin más, se la guardó en nada más y nada menos que en el escote, resguardándolo entre su ropa interior.
Había sido bastante grosera, pero aún así, allí seguía... sin dejar de mirarle fijamente, sabía que no era buen lugar pero todos los demás le aburrían por lo que dejó escapar un sonoro suspiro, sí, tenía razón y eso la irritó...pero no sabía donde ir así que desde las afueras del mercado había encontrado atractivo el lugar... gente de todas clases, menos la alta... por allí, era un universo paralelo a lo que ella había visto en su vida y ese era un gran momento para descubrirlo por lo que... ¿no podía ir sola? Pues iría con él, así que sin más, lo tomó del brazo y le obligó a caminar con ella, sin importarle si quería o no venir, pero por cortesía tendría que hacerlo... a no ser que fuese como ella.
-Bueno, pues me tendreis que escoltar, os pagaré... no os preocupeis, ya sé que no es muy normal que os encontreis a alguien como yo, pero me gustaría inspeccionar más este sitio, y espero que no tengais alguna cita en cuestión, en todo caso deberá de esperar, y ya de paso me decís vuestro nombre, no me gusta andar con desconocidos-
Ya, pero bien que lo había arrastrado. Le miró de reojo con aquella sonrisita suya... dejó escapar una risa, pero la gente iba tan deprisa que no reparaban en nadie ni nada, esquivó al hombre que llevaba una enorme cesta de mimbre en la cabeza pegando al joven contra ella como si fuera su única salvación, al ver como habían quedado enarcó una ceja... mirando al frente carraspeando como si nada.
-La gente debería ser más cuidadosa, lo que dije, no sé como se atreven tan siquiera a pasar por mi lado-pleno orgullo, carácter, así es Bryanna Appleby... y para colmo aquel joven fue arrastrado por sus garras, pobre de él o mejor...¿pobre de ella? Quizás...
-¡La próxima vez te lo piensas rata inmunda! ¡Lárgate!-finalizó ante los quejidos del hombre, que no tardó en perderse de vista junto con los demás. Al girar el rostro por una suave voz, contraria a como antes la había escuchado, observando que ante ella aquel joven que le había alertado había conseguido de nuevo la pulsera, la tomó de forma rápida e intentó ponérsela pero era imposible, uno de los ganchos que la unían se había desatado, por lo que masculló por lo bajo con algún que otro taco.
-Malditos ladrones , no saben nada más que joder...-no le había dado las gracias y lo peor, aún no había desaparecido de allí, lo miró a los ojos sin entender, e incluso parpadeando como si esperase algo de él.- Ah... el de la pulsera... pues supongo que debería agradecerlo pero como tampoco es un bien muy preciado no es que me importe mucho haberla perdido o no...así que bien hecho-sonrió a medias y desistió en ponerse de nuevo aquello por lo que sin más, se la guardó en nada más y nada menos que en el escote, resguardándolo entre su ropa interior.
Había sido bastante grosera, pero aún así, allí seguía... sin dejar de mirarle fijamente, sabía que no era buen lugar pero todos los demás le aburrían por lo que dejó escapar un sonoro suspiro, sí, tenía razón y eso la irritó...pero no sabía donde ir así que desde las afueras del mercado había encontrado atractivo el lugar... gente de todas clases, menos la alta... por allí, era un universo paralelo a lo que ella había visto en su vida y ese era un gran momento para descubrirlo por lo que... ¿no podía ir sola? Pues iría con él, así que sin más, lo tomó del brazo y le obligó a caminar con ella, sin importarle si quería o no venir, pero por cortesía tendría que hacerlo... a no ser que fuese como ella.
-Bueno, pues me tendreis que escoltar, os pagaré... no os preocupeis, ya sé que no es muy normal que os encontreis a alguien como yo, pero me gustaría inspeccionar más este sitio, y espero que no tengais alguna cita en cuestión, en todo caso deberá de esperar, y ya de paso me decís vuestro nombre, no me gusta andar con desconocidos-
Ya, pero bien que lo había arrastrado. Le miró de reojo con aquella sonrisita suya... dejó escapar una risa, pero la gente iba tan deprisa que no reparaban en nadie ni nada, esquivó al hombre que llevaba una enorme cesta de mimbre en la cabeza pegando al joven contra ella como si fuera su única salvación, al ver como habían quedado enarcó una ceja... mirando al frente carraspeando como si nada.
-La gente debería ser más cuidadosa, lo que dije, no sé como se atreven tan siquiera a pasar por mi lado-pleno orgullo, carácter, así es Bryanna Appleby... y para colmo aquel joven fue arrastrado por sus garras, pobre de él o mejor...¿pobre de ella? Quizás...
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: En un lugar...muy diferente.
Me vi sorprendido. Hubiera esperado algún sonrojo seguido de un sincero agradecimiento. Quizás un beso en la mejilla, una inclinación, una sonrisa sugerente….cualquier cosa menos lo que la jovencita me ofreció, una especie de ¿Trabajo? Desde luego me había dejado en claro la señorita de que no era una dama cualquiera. Mejor…un reto, ¿Sabría como tratarla para conseguir mi objetivo? Aunque sentía que ese objetivo se iba perdiendo con el paso de los segundos. Pude haber alargado la mano, introducirla en su apretado y ceñido escote, sacar la pulsera y colocársela, pero por algún motivo no lo hice, mi ceño se frunció disconforme con la situación.
-Me resulta complicado entender como una dama tan bella como vos tiene una lengua tan sucia.- respondí antes de verme atrapado por su extraña petición –Y sin embargo posee los caprichos típicos de una princesita…- susurre por lo bajo al tiempo que me dejaba llevar dócilmente por el momento. ¿Qué me impedía dejarla sola a su suerte? La caballerosidad me perdía, era parte de mí, una parte importante.
-De acuerdo mi lady, accederé a vuestros deseos por ahora, pero después…- otro empujón que interrumpió mi oración, la aferre de la cintura por que pensé que se caía aunque siendo sincero conmigo mismo, abrazar a una muchacha bonita no me resultaba un cruel sacrificio.
-¿Es necesario que las masas nos aplasten?- replique soltando un suspiro frustrado y ahora fui yo quien la guiaba aun sujetándola de la cintura, apartando bruscamente a los individuos e individuas que se nos cruzaban. Y pronto, para mi salvación encontré una via de escape. Giré hacia la derecha y llegamos a uno de las pequeñas callejas que daban a otra calle menos transitada, entre dos puestos de comida.
Fue entonces cuando afloje el agarre de su cintura y la sonreí taimado.
-¿Todo bien Madame? Mi nombre es Vittorio Solderini, encantado y a su servicio.- mi gentileza llegó tan pronto como me sentí libre para respirar aire, aunque con un cierto tufo a pescado “fresco”. E iba a buscar su mano para desplegar en su dorso mi mejor beso para cuando sentí un pequeño tirón en las ropas. Al desviar la mirada hacia la derecha se encontró con un niño de aspecto sucio y deplorable, pero con unos grandes ojos color miel que dulcificaban su rostro mugriento. No comprendía lo que deseaba hasta que me mostro la palma sucia de su mano. Suspire pesadamente al tiempo que buscaba algo que ofrecerle al niño, un par de peniques, quizás? Mostré la moneda y me negó con el rostro.
-Creo que este pequeño ángel tiene mas hambre que el diablo…- susurre despeinando suavemente sus cabellos sucios. Sentí un estremecimiento, como una ligera angustia que cerraba mi garganta. Aquel niño llevaba colgando del cuello un crucifijo minúsculo de plata, indicando que venia de una de las iglesias del lugar. Que mal momento para sentirse nostalgico..
-Me resulta complicado entender como una dama tan bella como vos tiene una lengua tan sucia.- respondí antes de verme atrapado por su extraña petición –Y sin embargo posee los caprichos típicos de una princesita…- susurre por lo bajo al tiempo que me dejaba llevar dócilmente por el momento. ¿Qué me impedía dejarla sola a su suerte? La caballerosidad me perdía, era parte de mí, una parte importante.
-De acuerdo mi lady, accederé a vuestros deseos por ahora, pero después…- otro empujón que interrumpió mi oración, la aferre de la cintura por que pensé que se caía aunque siendo sincero conmigo mismo, abrazar a una muchacha bonita no me resultaba un cruel sacrificio.
-¿Es necesario que las masas nos aplasten?- replique soltando un suspiro frustrado y ahora fui yo quien la guiaba aun sujetándola de la cintura, apartando bruscamente a los individuos e individuas que se nos cruzaban. Y pronto, para mi salvación encontré una via de escape. Giré hacia la derecha y llegamos a uno de las pequeñas callejas que daban a otra calle menos transitada, entre dos puestos de comida.
Fue entonces cuando afloje el agarre de su cintura y la sonreí taimado.
-¿Todo bien Madame? Mi nombre es Vittorio Solderini, encantado y a su servicio.- mi gentileza llegó tan pronto como me sentí libre para respirar aire, aunque con un cierto tufo a pescado “fresco”. E iba a buscar su mano para desplegar en su dorso mi mejor beso para cuando sentí un pequeño tirón en las ropas. Al desviar la mirada hacia la derecha se encontró con un niño de aspecto sucio y deplorable, pero con unos grandes ojos color miel que dulcificaban su rostro mugriento. No comprendía lo que deseaba hasta que me mostro la palma sucia de su mano. Suspire pesadamente al tiempo que buscaba algo que ofrecerle al niño, un par de peniques, quizás? Mostré la moneda y me negó con el rostro.
-Creo que este pequeño ángel tiene mas hambre que el diablo…- susurre despeinando suavemente sus cabellos sucios. Sentí un estremecimiento, como una ligera angustia que cerraba mi garganta. Aquel niño llevaba colgando del cuello un crucifijo minúsculo de plata, indicando que venia de una de las iglesias del lugar. Que mal momento para sentirse nostalgico..
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/05/2011
Re: En un lugar...muy diferente.
Complacida por sus palabras, sí que lo miró fijamente, captando toda su atención...no pudiendo hacer otra cosa que reír en medio de todo aquel embrollo, siguió andando junto a él...le había quedado claro que le había sorprendido tanto su gesto como aquella manera de ser tan poco vista. Se encogió de hombros, que la llamasen princesita aunque no fuese directamente le ponía de mal humor, ella no era como todas esas chicas de alta cuna, solo quería disfrutar de un paseo y no quería ser asaltada de nuevo, era beneficio más que capricho así que se callase, porque él tenía suerte de estar caminando con ella.
Antes de que pudiera decirle nada, él la agarró de esa manera que no permitiría a nadie, solo aquella vez, pero solo una le bastó para que no lo repitiesen, no era una chica fácil la cual engañar y terminar por seducirla o sonrojarse por un gesto, ella frunció el ceño... iba a gritarle lo que no estaba en los escritos como también darle un buen tortazo, cuando vio que no era posible ninguna de esas cosas... simplemente era nada más y nada menos por la gente, si no caminaban así se perderían y no avanzarían...se estaba agobiando e incluso notó como le faltaba el aire.. porque sí, había de todo pero como diría su madre “te estás equivocando de lugar de paseo”, tonterías, ella no se equivocaba nunca, nunca jamás...
Una vez a salvo, suspiró abanicándose así misma con la mano... con la otra tenía el dedo índice alzado, señalándole como que se había portado mal... pero si no llega a ser por eso , hubiese muerto pisoteada, asfixiada o vete a saber cómo, suspiró mirándole fijamente...mientras con la mano que se estaba abanicando se sacudía el vestido, se lo había manchado pero antes de montar un drama por ello se encogió de hombros como si no le importase, rara actuación de una mujer y rica , sin duda Bryanna podía sorprender a cualquiera.
-Bueno, al menos no estamos en ese gallinero... ¿Siempre es así? Y no, nunca he estado en el mercado, no me encargo de eso, pero no quiere decir que no me atraiga la idea de visitarlo ¿qué más cosas hay a las afueras que deba conocer y visitar?-estaba claro que lo había escogido de guía y sin visitarlo- y a cosas me refiero a todo en general no en nada en concreto... ¿Serías capaz de mostrarme el camino?-sonrió de aquella manera tan suya, esos ojos azules incitantes podían hacerte pensar cualquier cosa... esperaba que le contestase cuando...un pequeño niño intentaba que le diesen algunas monedas, estaba harta de verlos... merodeando por aquellos callejones donde los de su clase tiraban las mejores exquisiteses porque simplemente...se le quedase frío.
Y no era tan mala como se pensaba, aquella frase le gustó ¿un pequeño ángel? ¿acaso no la llamaban diablo? Sonrió a medias y se inclinó al niño, buscando en su vestido alguna monedas, justo...en su cintura llevaba como una especie de bolsillo oculto, donde sacó dos monedas con el valor suficiente para que él y no solo él pudiese disfrutar de buena comida...pero no parecía que supiese bien para qué servían las moneadas por lo que suspiró y se quedó mirando a su acompañante, observó algo raro en él pero no dijo nada, solo le hizo un gesto con la cabeza para que le indicase donde podían conseguir algo.
-Antes de que me enseñas nada y todo, vamos a darle de comer... yo invito y de paso te invito a ti, que para eso soy la dama-le guiñó un ojo de lo más divertida, una mujer invitando a un hombre, era descarada sin duda y para sorpresa de muchos, tomó de la mano al niño para seguir a Vittorio, ahora que recordaba no le había dicho como se llamaba- Bryanna Lynn Appleby, señor Solderini, hechas las presentaciones ¡vámonos!-
Podía sorprender y mucho pero ¿y él podría sacar algo de ella? ¿Sorprenderla? Estaba por ver.
Antes de que pudiera decirle nada, él la agarró de esa manera que no permitiría a nadie, solo aquella vez, pero solo una le bastó para que no lo repitiesen, no era una chica fácil la cual engañar y terminar por seducirla o sonrojarse por un gesto, ella frunció el ceño... iba a gritarle lo que no estaba en los escritos como también darle un buen tortazo, cuando vio que no era posible ninguna de esas cosas... simplemente era nada más y nada menos por la gente, si no caminaban así se perderían y no avanzarían...se estaba agobiando e incluso notó como le faltaba el aire.. porque sí, había de todo pero como diría su madre “te estás equivocando de lugar de paseo”, tonterías, ella no se equivocaba nunca, nunca jamás...
Una vez a salvo, suspiró abanicándose así misma con la mano... con la otra tenía el dedo índice alzado, señalándole como que se había portado mal... pero si no llega a ser por eso , hubiese muerto pisoteada, asfixiada o vete a saber cómo, suspiró mirándole fijamente...mientras con la mano que se estaba abanicando se sacudía el vestido, se lo había manchado pero antes de montar un drama por ello se encogió de hombros como si no le importase, rara actuación de una mujer y rica , sin duda Bryanna podía sorprender a cualquiera.
-Bueno, al menos no estamos en ese gallinero... ¿Siempre es así? Y no, nunca he estado en el mercado, no me encargo de eso, pero no quiere decir que no me atraiga la idea de visitarlo ¿qué más cosas hay a las afueras que deba conocer y visitar?-estaba claro que lo había escogido de guía y sin visitarlo- y a cosas me refiero a todo en general no en nada en concreto... ¿Serías capaz de mostrarme el camino?-sonrió de aquella manera tan suya, esos ojos azules incitantes podían hacerte pensar cualquier cosa... esperaba que le contestase cuando...un pequeño niño intentaba que le diesen algunas monedas, estaba harta de verlos... merodeando por aquellos callejones donde los de su clase tiraban las mejores exquisiteses porque simplemente...se le quedase frío.
Y no era tan mala como se pensaba, aquella frase le gustó ¿un pequeño ángel? ¿acaso no la llamaban diablo? Sonrió a medias y se inclinó al niño, buscando en su vestido alguna monedas, justo...en su cintura llevaba como una especie de bolsillo oculto, donde sacó dos monedas con el valor suficiente para que él y no solo él pudiese disfrutar de buena comida...pero no parecía que supiese bien para qué servían las moneadas por lo que suspiró y se quedó mirando a su acompañante, observó algo raro en él pero no dijo nada, solo le hizo un gesto con la cabeza para que le indicase donde podían conseguir algo.
-Antes de que me enseñas nada y todo, vamos a darle de comer... yo invito y de paso te invito a ti, que para eso soy la dama-le guiñó un ojo de lo más divertida, una mujer invitando a un hombre, era descarada sin duda y para sorpresa de muchos, tomó de la mano al niño para seguir a Vittorio, ahora que recordaba no le había dicho como se llamaba- Bryanna Lynn Appleby, señor Solderini, hechas las presentaciones ¡vámonos!-
Podía sorprender y mucho pero ¿y él podría sacar algo de ella? ¿Sorprenderla? Estaba por ver.
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Re: En un lugar...muy diferente.
Aunque me quedara claro que la galanteria con esa dama era uan perdida tiempo, seguiria practicandola con ahinco. Vaya que si era cabezota y terco. Pero que fuera diferente a las demas era estimulante, como un reto. No sabria explicar. Me podria reinventar a mi mismo si encontraba como llevar a la señorita a mi terreno.
-¿Se refiere a si siempre hay gente hambrienta que golpea, empuja y lastima por un trozo de pan? Si, mi lady.- respondi con un sarcasmo enmascarado en un tono suave y conciso -¿Que mas cosas desea visitar? Todo depende del grado de morbo que posea señorita.-. ¿Frialdad? Un poco. Si, la situacion, el niño y sus designios caprichosos me habian tensado un poco. Esperaba un gesto de asco por su parte, que se apartara del niño como si este tuviera la peste. Pero sus acciones relajaron mi rostro, asi como desvanecieron mi tension e incluso sonrei.
-Y yo todo un caballero que no declinara tal oferta.- respondi con sagacidad y de nuevo ironia, ya que en todo caso debia ser el caballero el que la invitara a ella. Pero sabia a que juego estaba jugando la rubia y le agradaba. -Pero aguarde lady Lynn, dejeme sorprenderla, llevandola a un lugar en concreto y ya luego le mostrare lo que conozco de la ciudad.- y adelantandome un par de pasos me puse a su nivel y como colofon tome la otra mano del niño que me miró ciertamente asustado, por que no sabia a donde lo llevabamos.
-Tranquilo angel, hoy es tu dia de suerte.- susurre confidente tras inclinarme un poco en su dirección y esas palabras debieron calmarlo por que me ofreció una sonrisa. Satisfecho, luego alce la mirada y me fije en el perfil principesco de ella durante unos pocos segundos. Incorporandome de nuevo y con la vista al frente comencé a "guiar" al grupo. Los callejones dieron lugar a unas calles mas abiertas, a una avenida principal en donde las clases sociales se mezclaban hasta cierto punto. El pobre sirviendo al afortunado. "¿Puedo limpiarle el calzado mi señor?" y solo por unas pocas monedas se inclinara y sacara brillo a su zapato aunque para ello tenga que usar la lengua.
¡Pero que afortunado era por no tener que rebajarme en ese sentido! Aunque si lo hacia en otro sentido mas perverso, pero eso ahora estaba fuera de lugar. No era un vulgar prostituto, era un hombre que aparentaba ser noble y guiaba a una intrepida dama por la ciudad.
-Ya llegamos.- anuncié por si se impacientaba la princesa. Ante la presente bifurcacion gire a la derecha llevando conmigo al chico y a la muchacha y llegamos a una calle poco transitada en donde se podia atisbar un letrero con unas letras algo oxidadas. Ahora ante la puerta, en donde habia un grabado de la bandera italiana dejando bien claro que se encontrarian si entraban a dicho lugar, di cuenta de que habia sido un error llevarlos hasta alli, el maldito dueño que me conocia por frecuentar este local de comida, me conocia y sabia a que me dedicaba.
-Bien señorita y joven, hemos llegado. Podran probar una comida diferente y deliciosa.- anuncié con cierto dramatismo abriendo la puerta del local para dejar entrar pasar a la dama y al chico. El lugar, aunque ventilado era pequeño, apenas unas cuatro mesas con sus correspondientes sillas dispersas y desde luego allí no habia entrado una persona de clase alta en la vida. Por ello el dueño me miró con cierto terror cuando vió a la joven tan bien vestida, tan solo devolvi una sonrisa y movi ligeramente mi cabeza hacia la izquierda en un ademán para que se pusiera en marcha y manteniendo la boca cerrada. Oh si, yo podia ser muy expresivo con la mirada cuando me daba por ahi.
-¿Se refiere a si siempre hay gente hambrienta que golpea, empuja y lastima por un trozo de pan? Si, mi lady.- respondi con un sarcasmo enmascarado en un tono suave y conciso -¿Que mas cosas desea visitar? Todo depende del grado de morbo que posea señorita.-. ¿Frialdad? Un poco. Si, la situacion, el niño y sus designios caprichosos me habian tensado un poco. Esperaba un gesto de asco por su parte, que se apartara del niño como si este tuviera la peste. Pero sus acciones relajaron mi rostro, asi como desvanecieron mi tension e incluso sonrei.
-Y yo todo un caballero que no declinara tal oferta.- respondi con sagacidad y de nuevo ironia, ya que en todo caso debia ser el caballero el que la invitara a ella. Pero sabia a que juego estaba jugando la rubia y le agradaba. -Pero aguarde lady Lynn, dejeme sorprenderla, llevandola a un lugar en concreto y ya luego le mostrare lo que conozco de la ciudad.- y adelantandome un par de pasos me puse a su nivel y como colofon tome la otra mano del niño que me miró ciertamente asustado, por que no sabia a donde lo llevabamos.
-Tranquilo angel, hoy es tu dia de suerte.- susurre confidente tras inclinarme un poco en su dirección y esas palabras debieron calmarlo por que me ofreció una sonrisa. Satisfecho, luego alce la mirada y me fije en el perfil principesco de ella durante unos pocos segundos. Incorporandome de nuevo y con la vista al frente comencé a "guiar" al grupo. Los callejones dieron lugar a unas calles mas abiertas, a una avenida principal en donde las clases sociales se mezclaban hasta cierto punto. El pobre sirviendo al afortunado. "¿Puedo limpiarle el calzado mi señor?" y solo por unas pocas monedas se inclinara y sacara brillo a su zapato aunque para ello tenga que usar la lengua.
¡Pero que afortunado era por no tener que rebajarme en ese sentido! Aunque si lo hacia en otro sentido mas perverso, pero eso ahora estaba fuera de lugar. No era un vulgar prostituto, era un hombre que aparentaba ser noble y guiaba a una intrepida dama por la ciudad.
-Ya llegamos.- anuncié por si se impacientaba la princesa. Ante la presente bifurcacion gire a la derecha llevando conmigo al chico y a la muchacha y llegamos a una calle poco transitada en donde se podia atisbar un letrero con unas letras algo oxidadas. Ahora ante la puerta, en donde habia un grabado de la bandera italiana dejando bien claro que se encontrarian si entraban a dicho lugar, di cuenta de que habia sido un error llevarlos hasta alli, el maldito dueño que me conocia por frecuentar este local de comida, me conocia y sabia a que me dedicaba.
-Bien señorita y joven, hemos llegado. Podran probar una comida diferente y deliciosa.- anuncié con cierto dramatismo abriendo la puerta del local para dejar entrar pasar a la dama y al chico. El lugar, aunque ventilado era pequeño, apenas unas cuatro mesas con sus correspondientes sillas dispersas y desde luego allí no habia entrado una persona de clase alta en la vida. Por ello el dueño me miró con cierto terror cuando vió a la joven tan bien vestida, tan solo devolvi una sonrisa y movi ligeramente mi cabeza hacia la izquierda en un ademán para que se pusiera en marcha y manteniendo la boca cerrada. Oh si, yo podia ser muy expresivo con la mirada cuando me daba por ahi.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/05/2011
Re: En un lugar...muy diferente.
Que estúpida pregunta, claro que siempre sería así, no todos tenían lujos y un sitio caliente al que regresar por la noche, si no, que se lo dijesen a ese pobre niño. Oír la palabra “morbo”, le hizo mirarlo fijamente, bueno... ella siempre había pensado que su grado de morbo era altísimo si no ¿qué hacía en el mercado sin ser su lugar? Sí, sonaría a lo típico pero siempre le gustaba estar rodeada de lugares diferentes y muy poco fiables, cualquier día moriría por su maldita curiosidad, pero mejor morir de eso que no en una casa enorme y fría sin algo que te haga sonreír.
-Mi grado como veis es amplio, así que donde querais llevarme, siempre y cuando sea de mi agrado, si no lo es, tened por seguro que os lo diré...sois muy considerado al aceptar la oferta, me esperaba que así fuese, algo por algo...así ninguno debe nada al otro, es mi manera de verlo, señorito Solderini...-su ceja se enarcó al instante que le dijo de llevarle a un sitio, por aquellas zonas y teniendo a un pequeño hambriento, no podía imaginarse donde podrían llegar a ir. Y aceptó como no...el niño asustado se calmó con sus palabras y Bryanna observó todo a su alrededor con tremenda curiosidad, era tan diferente de donde venía... pero a pesar de que tenían lo necesario para vivir , podía observar por aquella sonrisa del niño que pese a todo eran felices.
Cada calle, tenía algo en especial, y ella no soltó al pequeño en ningún momento como tampoco perdió de vista a su acompañante, estaba muy seguro a donde iba y eso en cierto modo la tranquilizó, no era el único que tenía hambre , ella también y se comería cualquier cosa...fuesen a donde fuesen. Su sonrisa breve no desapareció de su rostro, y aquellos ojos azules repararon en las jóvenes de clase media-baja, como un grupo corría por la calle entre risas sin importar guardar las apariencias, “las señoritas no pueden ir corriendo, ni ser osadas, ni...”, la voz de su madre le estaba martilleando la cabeza, siempre que intentaba hacer algo ella aparecía como un fantasma... y le fastidiaba todo a pesar de estar lejos.
Y desapareció cuando anunció que llegaron, le miró de reojo con una breve sonrisa dando el visto bueno al sitio, no... no estaba acostumbrada a entrar en sitios así pero incluso se adelantó para entrar allí, no era muy grande y no lo pensó, se sentó en la mesa del fondo, al lado de la ventana donde se podía observar todo el acumulo de gente para un lado y para otro, olía muy bien... tanto que sus propias tripas hicieron un ruido de lo más sonoro y el niño, señaló su barriga acusando de que de ahí había salido aquel sonido.
-Pequeño ángel, no me hagas sentir culpable, puesto que tu pequeña barriga ha hecho mucho más sonido que yo-frunció el ceño con una divertida sonrisa a lo que el niño rió mirando al otro joven, por cierto... un sitio italiano, apellido italiano ¿no sereis por casualidad italiano?-se hizo la sorprendida mirándolo de frente , el pequeño se sentó entre medias de ambos por lo que vaya contraste, un niño de clase baja sentado con aquella joven pareja...en un sitio diferente a donde deberían, sí muy interesante, pero a ella no le pareció importar nada ya que como no, su curiosidad aumentó- ¿qué nos aconsejas? Tendremos que hacer caso al chico italiano... ¿no crees pequeño? -una pequeña carta encima de la mesa, redactaba los platos típicos del lugar- ¿soleis venir a menudo? Puesto que si es así y me guste os haré una visita...lo siento pero una vez que entrais en mi vida es muy difícil salir de ella... y podeis decir lo que pensais ahora mismo, no os retraigais...-hizo un gesto de lo más gracioso arrugando la nariz pensativa- pediré lo mismo que tú...Vittorio-lo llamó por su nombre, era una tontería llamarlo por el apellido en esas circunstancis- si me permitís que os llame así, claro...¡que demonios y te tutearé! Tantos modales me están poniendo de mal humor...
-Mi grado como veis es amplio, así que donde querais llevarme, siempre y cuando sea de mi agrado, si no lo es, tened por seguro que os lo diré...sois muy considerado al aceptar la oferta, me esperaba que así fuese, algo por algo...así ninguno debe nada al otro, es mi manera de verlo, señorito Solderini...-su ceja se enarcó al instante que le dijo de llevarle a un sitio, por aquellas zonas y teniendo a un pequeño hambriento, no podía imaginarse donde podrían llegar a ir. Y aceptó como no...el niño asustado se calmó con sus palabras y Bryanna observó todo a su alrededor con tremenda curiosidad, era tan diferente de donde venía... pero a pesar de que tenían lo necesario para vivir , podía observar por aquella sonrisa del niño que pese a todo eran felices.
Cada calle, tenía algo en especial, y ella no soltó al pequeño en ningún momento como tampoco perdió de vista a su acompañante, estaba muy seguro a donde iba y eso en cierto modo la tranquilizó, no era el único que tenía hambre , ella también y se comería cualquier cosa...fuesen a donde fuesen. Su sonrisa breve no desapareció de su rostro, y aquellos ojos azules repararon en las jóvenes de clase media-baja, como un grupo corría por la calle entre risas sin importar guardar las apariencias, “las señoritas no pueden ir corriendo, ni ser osadas, ni...”, la voz de su madre le estaba martilleando la cabeza, siempre que intentaba hacer algo ella aparecía como un fantasma... y le fastidiaba todo a pesar de estar lejos.
Y desapareció cuando anunció que llegaron, le miró de reojo con una breve sonrisa dando el visto bueno al sitio, no... no estaba acostumbrada a entrar en sitios así pero incluso se adelantó para entrar allí, no era muy grande y no lo pensó, se sentó en la mesa del fondo, al lado de la ventana donde se podía observar todo el acumulo de gente para un lado y para otro, olía muy bien... tanto que sus propias tripas hicieron un ruido de lo más sonoro y el niño, señaló su barriga acusando de que de ahí había salido aquel sonido.
-Pequeño ángel, no me hagas sentir culpable, puesto que tu pequeña barriga ha hecho mucho más sonido que yo-frunció el ceño con una divertida sonrisa a lo que el niño rió mirando al otro joven, por cierto... un sitio italiano, apellido italiano ¿no sereis por casualidad italiano?-se hizo la sorprendida mirándolo de frente , el pequeño se sentó entre medias de ambos por lo que vaya contraste, un niño de clase baja sentado con aquella joven pareja...en un sitio diferente a donde deberían, sí muy interesante, pero a ella no le pareció importar nada ya que como no, su curiosidad aumentó- ¿qué nos aconsejas? Tendremos que hacer caso al chico italiano... ¿no crees pequeño? -una pequeña carta encima de la mesa, redactaba los platos típicos del lugar- ¿soleis venir a menudo? Puesto que si es así y me guste os haré una visita...lo siento pero una vez que entrais en mi vida es muy difícil salir de ella... y podeis decir lo que pensais ahora mismo, no os retraigais...-hizo un gesto de lo más gracioso arrugando la nariz pensativa- pediré lo mismo que tú...Vittorio-lo llamó por su nombre, era una tontería llamarlo por el apellido en esas circunstancis- si me permitís que os llame así, claro...¡que demonios y te tutearé! Tantos modales me están poniendo de mal humor...
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: En un lugar...muy diferente.
Caminaba con ella excasamente unas horas y ya la conocia en ciertos aspectos. Hay damas, dulces, tiernas, inocentes que se ruborizan con palabras bonitas y "damas" inquietas, ávidas por ver lo que hay a su alrededor, quizas un poco anti-sistema pero sin salirse del lujo y la comodidad de su mansion y de sus caprichos. Y en este caso me daba por satisfecho al haberla encontrado a ella, no habian muescas de asco en su cara al mirar ciertas pobrezas, solo curiosidad y quizas indiferencia. El intercambio de palabras entre la chica y el pequeño me provoco una risa silente. Los niños de esa edad mueren por descubrir un mundo mas, aparte del que viven dia a dia, pero no debia comprenderle demasiado o terminaria encariñandome de el. Ojee la carta por encima aunque ya sabia lo que deseaba pedir, mientras escuchaba a la dama y sus perceptivas palabras.
-Lo ha adivinado mi lady, por mis venas corre sangre italiana y a menudo frecuento este lugar, no solo por que merma mi melancolia por mi nacion, si no por que el ambiente es tranquilo, la comida es buena y el servicio inmejorable. Y no es necesario gastarse fortunas en calmar el apetito.- respondi cerrando la carta para buscar al joven mesero con la mirada. Este se acerco en cuanto le hice un ademan, pero antes de ello se dispuso a preparar los cubiertos, vasos y un platillo de entrantes de degustacion.
-¿Salir de su vida?- mi ceja derecha se enarcó y se escapo una sincera y melodiosa carcajada -Apenas la conozco y ya me conquisto con frescura, valentia y esa lengua desatada que no duda en decir lo que piensa a cada momento. Quien sabe lo que me deparara estando con vos.- la sonrei y asenti desviando mi mirada hacia el pequeño -Para ti pedire algo suave, que no lastime a tu estomago, se que no comeras con mesura.- dije a la par que picaba con mi dedo la nariz del niño y cuando este rio alegremente me puse a divagar mentalmente y de que manera.Pense en el futuro que me aguardaba, incierto y fragil por supuesto, pero... ¿Algun dia sentaria la cabeza al lado de una buena mujer? ¿Seria padre? ¿Que se sentiria al serlo? ¿Resultaria algo innato el aprendizaje?. Que afortunado me senti cuando la dama rubia me devolvió a la realidad.
-¿Ah?- la mire un poco desorientado y acepte sin preámbulos -Sin tuteo, esta bien Bryanna, pero tengo esa fuerte costumbre desde que era apenas un niño, quizas se me escape algun que otro usted.- le adverti taimado y sonriente. Al fin el mesero vino a tomarnos nota, pero antes nos dedico unas palabras de agradecimiento por haber elegido este restaurante ofreciendonos tal plato con aperitivos variados que el niño no dudo en asaltar.
-Buon giorno, la madonna e mi prende per i ravioli di carne con marmellata di pomodoro e carne piccante.- hice una pausa esperando a que el joven tomase la nota en su pequeña libreta y proseguí -Per il bambino, spaghetti alla carbonara e vino della casa- y tras decir aquello el jovencito se marcho a ordenar los platos dejando al trio nuevamente en su intimidad.
-Espero y deseo que les guste lo que pedí y mientras traen la comida, ¿Por que no me cuentas algo de ti Bryanna? Me pregunto si no andaran buscandote por todo París cuando se enteren de que no estas donde deberias estar...- comente mirandola con entereza aunque tambien observaba de reojo al chiquillo que se llenaba la boca. De pronto le sujete la muñeca y detuve la mano que iba a tomar otro aperitivo por lo que el niño se sobresaltó asustado -No!. No tomes esos, pican demasiado, te lastimaran. Estan fabricados para fuertes estomagos- adverti soltando su muñeca -Mejor come estos otros.- aparte los picantes de su alcanze delimitando cuales podia comer y cuales no, el niño respondio con un gracioso puchero en sus labios y prosiguio comiendo. Aproveché entonces para tomar uno de estos. Fuertes estomagos. ¿Aguantaria el mio? Por el momento la garganta ya me estaba picando.
-Lo ha adivinado mi lady, por mis venas corre sangre italiana y a menudo frecuento este lugar, no solo por que merma mi melancolia por mi nacion, si no por que el ambiente es tranquilo, la comida es buena y el servicio inmejorable. Y no es necesario gastarse fortunas en calmar el apetito.- respondi cerrando la carta para buscar al joven mesero con la mirada. Este se acerco en cuanto le hice un ademan, pero antes de ello se dispuso a preparar los cubiertos, vasos y un platillo de entrantes de degustacion.
-¿Salir de su vida?- mi ceja derecha se enarcó y se escapo una sincera y melodiosa carcajada -Apenas la conozco y ya me conquisto con frescura, valentia y esa lengua desatada que no duda en decir lo que piensa a cada momento. Quien sabe lo que me deparara estando con vos.- la sonrei y asenti desviando mi mirada hacia el pequeño -Para ti pedire algo suave, que no lastime a tu estomago, se que no comeras con mesura.- dije a la par que picaba con mi dedo la nariz del niño y cuando este rio alegremente me puse a divagar mentalmente y de que manera.Pense en el futuro que me aguardaba, incierto y fragil por supuesto, pero... ¿Algun dia sentaria la cabeza al lado de una buena mujer? ¿Seria padre? ¿Que se sentiria al serlo? ¿Resultaria algo innato el aprendizaje?. Que afortunado me senti cuando la dama rubia me devolvió a la realidad.
-¿Ah?- la mire un poco desorientado y acepte sin preámbulos -Sin tuteo, esta bien Bryanna, pero tengo esa fuerte costumbre desde que era apenas un niño, quizas se me escape algun que otro usted.- le adverti taimado y sonriente. Al fin el mesero vino a tomarnos nota, pero antes nos dedico unas palabras de agradecimiento por haber elegido este restaurante ofreciendonos tal plato con aperitivos variados que el niño no dudo en asaltar.
-Buon giorno, la madonna e mi prende per i ravioli di carne con marmellata di pomodoro e carne piccante.- hice una pausa esperando a que el joven tomase la nota en su pequeña libreta y proseguí -Per il bambino, spaghetti alla carbonara e vino della casa- y tras decir aquello el jovencito se marcho a ordenar los platos dejando al trio nuevamente en su intimidad.
-Espero y deseo que les guste lo que pedí y mientras traen la comida, ¿Por que no me cuentas algo de ti Bryanna? Me pregunto si no andaran buscandote por todo París cuando se enteren de que no estas donde deberias estar...- comente mirandola con entereza aunque tambien observaba de reojo al chiquillo que se llenaba la boca. De pronto le sujete la muñeca y detuve la mano que iba a tomar otro aperitivo por lo que el niño se sobresaltó asustado -No!. No tomes esos, pican demasiado, te lastimaran. Estan fabricados para fuertes estomagos- adverti soltando su muñeca -Mejor come estos otros.- aparte los picantes de su alcanze delimitando cuales podia comer y cuales no, el niño respondio con un gracioso puchero en sus labios y prosiguio comiendo. Aproveché entonces para tomar uno de estos. Fuertes estomagos. ¿Aguantaria el mio? Por el momento la garganta ya me estaba picando.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/05/2011
Re: En un lugar...muy diferente.
Sonrió victoriosa al ver que efectivamente no se equivocaba, le intrigaba otras culturas... e Italia siempre había tenido su encanto, le tenía más estima que a París, pero ella no pudo hacer otra cosa más que acatar órdenes e ir a aquella maldita residencia de señoritas. Así que, ahora sí que estaba del todo más que encantada por estar en aquel sitio, si tenía que ver con Italia, al menos te dejarían un trozo de ésta por conocer y no podía agradecerlo más, sin palabras... le dedicó una breve sonrisa pero notable, lo que parecía que no le desagraba la idea en absoluto.
-Siempre digo lo que pienso, no me escondo nada... la sinceridad es para mí importante como al igual quiero que lo sean conmigo, no es mucho pedir -medio sonrió al ver las atenciones que tenía tanto con ella como con el pequeño, sin duda era uno de esos hombres que le gustarían a su madre, no es que a ella le desagradase...además era atractivo y si se encontraría su madre entre ellos no tardaría en decir lo que soltó sin pensar, otra vez - Como diría mi querida y amada madre...-enfatizó lo de "querida y madre" con cierto tono- serías el marido perfecto para cualquier jovencita además de que los niños saldrían todos perfectos...-enarcó una ceja riendo después divertida... esperaba que no se hiciese una idea equivocada, solo que al verlo tan atento y demás...se acordó de su madre, nada más...
Su acento italiano, era impecable y sonrió un tanto más amplio sin dejar de mirarle fijamente, estudiándole...cada gesto y cada palabra... cerró el menú y lo tendió al hombre, aquella pregunta no la cogió de sorpresa... solo...desvió la mirada, clavándola de nuevo en aquel callejón menos transitado que el mercado y se mordió el labio inferior, en un gesto distraído... con dos de sus dedos se apartó uno de los mechones que tapaban su visión...
-Soy inglesa y estoy en una residencia de señoritas, ¿porqué? porque mi familia no me aguanta, ningún hombre tiene el suficiente valor para querer casarse conmigo, puede ser la típica historia en estos tiempos... o quizás la más extraña, todos mis hermanos están ya casados o prometidos, soy la única chica pero.. . mi rebeldía ha sobrepasado a el comportamiento de todos y cada uno de ellos...no me gustan los momentos cursis, me encanta fastidiar a quién no me llene el ojo y... ahora mismo, no paro de hablar como si fuese un pájaro de esos tropicales...-suspiró y dejó escapar una risa- Ya ves, podría decirte que soy el proyecto a seguir de dama pero no es así... a mí me gusta saltarme las reglas y menos protocolos ¿a quién no? -tomó uno de los entrantes al terminar de hablar y se lo llevó a la boca para degustarlo, sus ojos azules se abrieron un tanto,signo que le habían gustado.
Se quedó con el segundo entrante a medias pensando que se lo decía a ella, podía decirse que pusieron ambos el mismo gesto de sorpresa...desde luego, ese gesto en la joven no podía hacerle más encantadora y lo mejor de todo es que no lo hacía aposta, miró de reojo al niño que pareció hacerle caso y suspiró.
-Que considerado, ahora entiendo porqué no me has advertido a mí. ¿Quieres que enferme y así seguir disfrutando de mi compañía, señorito Solderini? o... ¿es mejor señor que señorito?...-enarcó una ceja de lo más sugerente terminando de comerse aquel bocado- Ahora como bien sabes te toca a ti contarme algo de ti, ya sé que te gustan los niños.. ¿algo importante que deba saber?
Desde luego era directa, pero aquella fijación por el pequeño le había gustado a la joven, ella no solía pensar mucho en nadie y hoy... pareció que una pequeña esperanza se cerciorase sobre ella, si su madre la viese...pero, no, no estaba allí por suerte.
-Siempre digo lo que pienso, no me escondo nada... la sinceridad es para mí importante como al igual quiero que lo sean conmigo, no es mucho pedir -medio sonrió al ver las atenciones que tenía tanto con ella como con el pequeño, sin duda era uno de esos hombres que le gustarían a su madre, no es que a ella le desagradase...además era atractivo y si se encontraría su madre entre ellos no tardaría en decir lo que soltó sin pensar, otra vez - Como diría mi querida y amada madre...-enfatizó lo de "querida y madre" con cierto tono- serías el marido perfecto para cualquier jovencita además de que los niños saldrían todos perfectos...-enarcó una ceja riendo después divertida... esperaba que no se hiciese una idea equivocada, solo que al verlo tan atento y demás...se acordó de su madre, nada más...
Su acento italiano, era impecable y sonrió un tanto más amplio sin dejar de mirarle fijamente, estudiándole...cada gesto y cada palabra... cerró el menú y lo tendió al hombre, aquella pregunta no la cogió de sorpresa... solo...desvió la mirada, clavándola de nuevo en aquel callejón menos transitado que el mercado y se mordió el labio inferior, en un gesto distraído... con dos de sus dedos se apartó uno de los mechones que tapaban su visión...
-Soy inglesa y estoy en una residencia de señoritas, ¿porqué? porque mi familia no me aguanta, ningún hombre tiene el suficiente valor para querer casarse conmigo, puede ser la típica historia en estos tiempos... o quizás la más extraña, todos mis hermanos están ya casados o prometidos, soy la única chica pero.. . mi rebeldía ha sobrepasado a el comportamiento de todos y cada uno de ellos...no me gustan los momentos cursis, me encanta fastidiar a quién no me llene el ojo y... ahora mismo, no paro de hablar como si fuese un pájaro de esos tropicales...-suspiró y dejó escapar una risa- Ya ves, podría decirte que soy el proyecto a seguir de dama pero no es así... a mí me gusta saltarme las reglas y menos protocolos ¿a quién no? -tomó uno de los entrantes al terminar de hablar y se lo llevó a la boca para degustarlo, sus ojos azules se abrieron un tanto,signo que le habían gustado.
Se quedó con el segundo entrante a medias pensando que se lo decía a ella, podía decirse que pusieron ambos el mismo gesto de sorpresa...desde luego, ese gesto en la joven no podía hacerle más encantadora y lo mejor de todo es que no lo hacía aposta, miró de reojo al niño que pareció hacerle caso y suspiró.
-Que considerado, ahora entiendo porqué no me has advertido a mí. ¿Quieres que enferme y así seguir disfrutando de mi compañía, señorito Solderini? o... ¿es mejor señor que señorito?...-enarcó una ceja de lo más sugerente terminando de comerse aquel bocado- Ahora como bien sabes te toca a ti contarme algo de ti, ya sé que te gustan los niños.. ¿algo importante que deba saber?
Desde luego era directa, pero aquella fijación por el pequeño le había gustado a la joven, ella no solía pensar mucho en nadie y hoy... pareció que una pequeña esperanza se cerciorase sobre ella, si su madre la viese...pero, no, no estaba allí por suerte.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: En un lugar...muy diferente.
Escuche atento, sopesando la posibilidad de terminar con mi propia farsa. Si a ella le gustaba la sinceridad, podría darle un poco de la mía, después de todo, ni yo era un santo, ni ella era una dama como bien estaba estipulado en esta sociedad. Ambos éramos unos arquetipos bien distintos y por ello, en ese sentido, especialmente interesantes.
-Las madres siempre desean lo mejor para sus hijas, lo mejor para mantener su estatus social y acallar las bocas de los seres envidiosos que al parecer abundan en las altas esferas.- respondí al percatarme de la poca estima que le tenia a su progenitora –Si, sin duda podría encantarle a ella, pero me traería sin cuidado si no hechizo primeramente a la hija.- afirme enarcando ambas cejas y riendo nuevamente.
Menudo bocado, mi lengua seguía picando un poco, pero no di muestras de ello si no que reí con mas carcajadas al escucharla. Estas se desvanecieron al escucharla hablar de su situación pasada y presente. Mientras el niño que escuchaba pero no entendía, seguía comiendo, yo prestaba atención mirándola incluso cuando hablaba distraída.
-Interesante…eres toda una rebelde. Esa impresión me dio la primera vez que te vi insultar en el mercado a aquellos ladrones.- respondí por cortesía a la dama que no sabia aplacar su temperamento por el bien de su familia. ¿Y quien desea ser algo que no siente en su interior? Si quieres volar, vuela. Si, ese pensamiento no justificaba para nada mi comportamiento, no tenia sentido ser quien no era realmente, ¿Cierto?
-Si yo debo llamarte Bryanna, tu debes llamarme Vittorio.- puntualicé en un tono de voz algo ronco por lo que carraspee –Además… ¿Si te hubiera advertido sobre ese entrante me habrías hecho caso?- preguntó sonriendo de medio lado –Te lo habrías comido demostrando que las damas también pueden aguantar fuertes sabores.- auguré sonriéndole de nuevo y ahora me tocó a mi desviar la mirada de sus ojos a al rostro del pequeño ángel. Tenía mil y una identidades falsas, conde, lord, mercader enriquecido por sus múltiples ventas, mecenas o simplemente un joven de alta cuna… en esta ocasión decidí contarle la verdad, ella apreciaba la sinceridad y yo apreciaba que fuera diferente a las demás mujeres.
-Algo de mi…- susurre pensativo encauzando mis orbes en los de ella -No tengo ni padre ni madre, crecí en un convento rodeado de religión de la cual me escape en cuanto tuve uso de razón… he sido un trotamundos, aunque prefiero que me llamen bohemio. Me fui de Italia con la esperanza de encontrar algo mejor en Paris y lo cierto es que lo he hallado.- no había rastro de melancolía en mi voz, solo la fría realidad, con cierta apatía entrelazada –Pese a todo, mi conocimiento de la cultura, sociedad… y mis modales galantes me hacen ver como algo que en realidad no soy, me abren las puertas a un mundo al cual no pertenezco.- sonreí a medias -¿Sorprendida Bryanna? Después de todo no seria el prometido perfecto desde el punto de vista de tu madre.- susurre finalmente como colofón, y hasta aquí debía saber. No me avergonzaba de ser un cortesano, pero esa información no era relevante, no le mentía, tan solo ocultaba parte de mi verdad.
Ahora me sentía ciertamente extraño habiéndome destapado. Una vez que comenzaba una farsa no la desmontaba hasta obtener lo que deseaba, pero al estar con ella y al hablar con ella, ese objetivo se había perdido y olvidado. Pocas veces le daba las gracias a Dios, pero en este momento mentalmente se las di, el joven que nos había atendido nos trajo las copas en donde vertió un poco de ese vino de la casa, un elemento externo que se introdujo sin previo aviso mermando el ambiente viciado de la pura verdad.
-Gracias- dije al tomar mi copa y beber de ella un pequeño trago. Sentí entonces un jalón en la ropa, el niño también quería probar, pues señalaba con el dedo la copa. Suspiré reacio a negarle el trago, pero no era nadie para negar tal deseo, así pues, sujetándole suavemente de la nuca acerque la copa a sus labios y cuando me pareció que había bebido suficiente la retire. Una fuerte carcajada se escapo de mi boca al ver sus mejillas sonrojadas –Angel…ahora que el vino fluye por tus venas, dime, ¿Qué piensas de esta joven?.- pregunte con ligera broma atento a ver que respondía. Sus mejillas se tornaron mas rojizas, bajó la mirada cohibido y su ceño se frunció de nerviosismo. Me pareció escucharle decir que era guapa y divertida y los niños, así como los borrachos, siempre decían verdades.
-Las madres siempre desean lo mejor para sus hijas, lo mejor para mantener su estatus social y acallar las bocas de los seres envidiosos que al parecer abundan en las altas esferas.- respondí al percatarme de la poca estima que le tenia a su progenitora –Si, sin duda podría encantarle a ella, pero me traería sin cuidado si no hechizo primeramente a la hija.- afirme enarcando ambas cejas y riendo nuevamente.
Menudo bocado, mi lengua seguía picando un poco, pero no di muestras de ello si no que reí con mas carcajadas al escucharla. Estas se desvanecieron al escucharla hablar de su situación pasada y presente. Mientras el niño que escuchaba pero no entendía, seguía comiendo, yo prestaba atención mirándola incluso cuando hablaba distraída.
-Interesante…eres toda una rebelde. Esa impresión me dio la primera vez que te vi insultar en el mercado a aquellos ladrones.- respondí por cortesía a la dama que no sabia aplacar su temperamento por el bien de su familia. ¿Y quien desea ser algo que no siente en su interior? Si quieres volar, vuela. Si, ese pensamiento no justificaba para nada mi comportamiento, no tenia sentido ser quien no era realmente, ¿Cierto?
-Si yo debo llamarte Bryanna, tu debes llamarme Vittorio.- puntualicé en un tono de voz algo ronco por lo que carraspee –Además… ¿Si te hubiera advertido sobre ese entrante me habrías hecho caso?- preguntó sonriendo de medio lado –Te lo habrías comido demostrando que las damas también pueden aguantar fuertes sabores.- auguré sonriéndole de nuevo y ahora me tocó a mi desviar la mirada de sus ojos a al rostro del pequeño ángel. Tenía mil y una identidades falsas, conde, lord, mercader enriquecido por sus múltiples ventas, mecenas o simplemente un joven de alta cuna… en esta ocasión decidí contarle la verdad, ella apreciaba la sinceridad y yo apreciaba que fuera diferente a las demás mujeres.
-Algo de mi…- susurre pensativo encauzando mis orbes en los de ella -No tengo ni padre ni madre, crecí en un convento rodeado de religión de la cual me escape en cuanto tuve uso de razón… he sido un trotamundos, aunque prefiero que me llamen bohemio. Me fui de Italia con la esperanza de encontrar algo mejor en Paris y lo cierto es que lo he hallado.- no había rastro de melancolía en mi voz, solo la fría realidad, con cierta apatía entrelazada –Pese a todo, mi conocimiento de la cultura, sociedad… y mis modales galantes me hacen ver como algo que en realidad no soy, me abren las puertas a un mundo al cual no pertenezco.- sonreí a medias -¿Sorprendida Bryanna? Después de todo no seria el prometido perfecto desde el punto de vista de tu madre.- susurre finalmente como colofón, y hasta aquí debía saber. No me avergonzaba de ser un cortesano, pero esa información no era relevante, no le mentía, tan solo ocultaba parte de mi verdad.
Ahora me sentía ciertamente extraño habiéndome destapado. Una vez que comenzaba una farsa no la desmontaba hasta obtener lo que deseaba, pero al estar con ella y al hablar con ella, ese objetivo se había perdido y olvidado. Pocas veces le daba las gracias a Dios, pero en este momento mentalmente se las di, el joven que nos había atendido nos trajo las copas en donde vertió un poco de ese vino de la casa, un elemento externo que se introdujo sin previo aviso mermando el ambiente viciado de la pura verdad.
-Gracias- dije al tomar mi copa y beber de ella un pequeño trago. Sentí entonces un jalón en la ropa, el niño también quería probar, pues señalaba con el dedo la copa. Suspiré reacio a negarle el trago, pero no era nadie para negar tal deseo, así pues, sujetándole suavemente de la nuca acerque la copa a sus labios y cuando me pareció que había bebido suficiente la retire. Una fuerte carcajada se escapo de mi boca al ver sus mejillas sonrojadas –Angel…ahora que el vino fluye por tus venas, dime, ¿Qué piensas de esta joven?.- pregunte con ligera broma atento a ver que respondía. Sus mejillas se tornaron mas rojizas, bajó la mirada cohibido y su ceño se frunció de nerviosismo. Me pareció escucharle decir que era guapa y divertida y los niños, así como los borrachos, siempre decían verdades.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/05/2011
Re: En un lugar...muy diferente.
Que suspicaz, sabía como tratar a una mujer, la verdad conversar con él le llamaba mucho la atención porque no solía durar con alguien tanto...aunque tan solo fuese una conversación, y sí, su madre estaría encantada pero que le hechizara a ella era mucho más difícil, no podías saber qué personas aparecerían a lo largo de tu vida pero Bryanna veía muy lejos a “esa persona”, además terminaría casada por conveniencia... y... no tardó el soltar lo que pensaba, era así y punto.
-Sí , pero al final dará igual, me casaré con alguien por el interés, tendré muchos hijos, tendré ataques de depresión, le haré la vida imposible a mi marido y seguramente me vea sola antes de llegar a la vejez, mira por donde ...los gatos me pueden hacer compañía y seguro que tampoco querrían, tiene gracia ¿eh? -
Oír su nombre con ese acento y esa suavidad de la voz del joven, el eco de su nombre resonó en su cabeza , cuando lo dijese tendría que hacerlo de forma perfecta, no le gustaba que alguien le tuviese que corregir, se puso muy derecha en el asiento y carraspeó mirándole de reojo... iba a imitarle a la perfección y así fue... -Vittorio...-enarcó una ceja bromeando sobre aquel entrante... bueno, la verdad es que se lo había comido y no para demostrarle nada... ella no era como esas chicas remilgadas y bien se lo estaba demostrando- Pero el caso es que yo no soy como esas chicas a las que describes, por eso me lo he comido igualmente...pero seguro que no duerma bien esta noche, la comida picante me da ardor pero me encanta... me la tenían prohibida en Londres pero como no estoy allí puedo comer lo que se me plazca siempre y cuando no sean esas legumbres estofadas que odio con toda mi alma, eso...eso para los cerdos y pequeño ángel no me mires así porque que a ti te guste todo no quiere decir que a mí también- el pequeño la miró parpadeando cualquiera decía nada y terminó por encogerse de hombros sin parar de comer.
Negó enseguida restando importancia a lo que fue su pasado y demás, señaló con el dedo índice la mesa, dejándolo allí un instante, mirándolo fijamente a los ojos quería que supiera lo que pensaba de aquello porque claro, cualquier reacción sería coger las cosas y largarse pero ella no pareció sorprendida, más bien lo comprendió un poco más...era casi como ella en algunos aspectos, ella no pegaba en aquel ambiente y él tampoco...pero su rostro se quedó un tanto más serio.
-Importa el ahora y sí eres el prometido perfecto ¿porqué? eres más caballero que muchos, lo malo es cuando te pregunten ¿qué podrías ofrecer y donde viviremos? ¿te imaginas? oh bueno, ya lo veremos...señora Appleby,lo que importa es el presente...-le imitó intentando poner aquel acento italiano, no le salió mal del todo...empezó a reír realmente divertida y es que toda situación que pusiese a su madre en su sitio le divertía a rabiar- Empiezo a soñar despierta, y te odio por eso... no me gusta ser tan vulnerable que entonces sabes donde atacar aunque no creo que lo hagas... no es un desafío o sí, quién sabe...-suspiró y negó con la cabeza- te envidio en realidad puesto que puedes hacer lo que quieras...-miró al pequeño y le sacó la lengua, pero finalmente se inclinó y le besó en la mejilla.
-¿Qué dices pequeño? Ah sí, Vittorio es muy cautivador y divertido... opino lo mismo, ¿y tú que opinas sobre mí?-hizo como que el niño lo dijo pero se dedicaba a comer sin enterarse de mucho la última pregunta más que nada fue a él, el plato principal fue puesto frente a ellos- Recuerdo cuando probé el vino por primera vez... y fue a una temprana edad... con 3 años, sí... me filtré por la mesa de los invitados y me bebí el contenido de todas las copas... mi primera borrachera, creo que ahora entiendo porqué soy así...-miró con una sonrisa a su acompañante probando el primer plato, sus ojos azules se abrieron de golpe y de forma instántanea, le dio un pequeño golpe en el brazo con la mano- ¡Esto está muy bueno! maldita sea...-tragó el bocado y lo señaló, algo impropio pero ¿qué hacía bien?- Ahora me volveré adicta a esta comida y tendrás que traerme...¡que cruz te cayó!.
Incluso el tendero italiano se echó a reír, dándole un par de palmadas en la espalda al joven Solderini, no podía ser aquel almuerzo más divertido.
-Sí , pero al final dará igual, me casaré con alguien por el interés, tendré muchos hijos, tendré ataques de depresión, le haré la vida imposible a mi marido y seguramente me vea sola antes de llegar a la vejez, mira por donde ...los gatos me pueden hacer compañía y seguro que tampoco querrían, tiene gracia ¿eh? -
Oír su nombre con ese acento y esa suavidad de la voz del joven, el eco de su nombre resonó en su cabeza , cuando lo dijese tendría que hacerlo de forma perfecta, no le gustaba que alguien le tuviese que corregir, se puso muy derecha en el asiento y carraspeó mirándole de reojo... iba a imitarle a la perfección y así fue... -Vittorio...-enarcó una ceja bromeando sobre aquel entrante... bueno, la verdad es que se lo había comido y no para demostrarle nada... ella no era como esas chicas remilgadas y bien se lo estaba demostrando- Pero el caso es que yo no soy como esas chicas a las que describes, por eso me lo he comido igualmente...pero seguro que no duerma bien esta noche, la comida picante me da ardor pero me encanta... me la tenían prohibida en Londres pero como no estoy allí puedo comer lo que se me plazca siempre y cuando no sean esas legumbres estofadas que odio con toda mi alma, eso...eso para los cerdos y pequeño ángel no me mires así porque que a ti te guste todo no quiere decir que a mí también- el pequeño la miró parpadeando cualquiera decía nada y terminó por encogerse de hombros sin parar de comer.
Negó enseguida restando importancia a lo que fue su pasado y demás, señaló con el dedo índice la mesa, dejándolo allí un instante, mirándolo fijamente a los ojos quería que supiera lo que pensaba de aquello porque claro, cualquier reacción sería coger las cosas y largarse pero ella no pareció sorprendida, más bien lo comprendió un poco más...era casi como ella en algunos aspectos, ella no pegaba en aquel ambiente y él tampoco...pero su rostro se quedó un tanto más serio.
-Importa el ahora y sí eres el prometido perfecto ¿porqué? eres más caballero que muchos, lo malo es cuando te pregunten ¿qué podrías ofrecer y donde viviremos? ¿te imaginas? oh bueno, ya lo veremos...señora Appleby,lo que importa es el presente...-le imitó intentando poner aquel acento italiano, no le salió mal del todo...empezó a reír realmente divertida y es que toda situación que pusiese a su madre en su sitio le divertía a rabiar- Empiezo a soñar despierta, y te odio por eso... no me gusta ser tan vulnerable que entonces sabes donde atacar aunque no creo que lo hagas... no es un desafío o sí, quién sabe...-suspiró y negó con la cabeza- te envidio en realidad puesto que puedes hacer lo que quieras...-miró al pequeño y le sacó la lengua, pero finalmente se inclinó y le besó en la mejilla.
-¿Qué dices pequeño? Ah sí, Vittorio es muy cautivador y divertido... opino lo mismo, ¿y tú que opinas sobre mí?-hizo como que el niño lo dijo pero se dedicaba a comer sin enterarse de mucho la última pregunta más que nada fue a él, el plato principal fue puesto frente a ellos- Recuerdo cuando probé el vino por primera vez... y fue a una temprana edad... con 3 años, sí... me filtré por la mesa de los invitados y me bebí el contenido de todas las copas... mi primera borrachera, creo que ahora entiendo porqué soy así...-miró con una sonrisa a su acompañante probando el primer plato, sus ojos azules se abrieron de golpe y de forma instántanea, le dio un pequeño golpe en el brazo con la mano- ¡Esto está muy bueno! maldita sea...-tragó el bocado y lo señaló, algo impropio pero ¿qué hacía bien?- Ahora me volveré adicta a esta comida y tendrás que traerme...¡que cruz te cayó!.
Incluso el tendero italiano se echó a reír, dándole un par de palmadas en la espalda al joven Solderini, no podía ser aquel almuerzo más divertido.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: En un lugar...muy diferente.
Escucharla hablar de su futuro con tal resignacion me erizo con todo el sentido de la palabra. Ella que parecia una mujer de fuertes convicciones, dejandose vencer por el tedioso futuro. Quizas necesitaba un estimulo para cambiar sus pensamientos. ¿De que servia pensar en el futuro? Uno nunca sabia si llegaria a vivir un dia mas...para que preocuparse. Ah, yo sabia que esas palabras moririan en cuanto encontrase a alguien que la sedujera, que cambiase toda percepcion de su mundo. Claro, todos somos unos malditos cinicos resignados hasta que encontramos el amor verdadero.
-Hasta ahora no habia conocido a otro tipo de chicas...asi que, lamento tu futuro ardor, y si esta en mi mano hare lo que sea necesario para redimirme buscando algun remedio que pueda ayudarte para conciliar el sueño posteriormente.- dije sincero y con naturalidad sin ningun tipo de pretension mas alla de querer que la joven se sintiera bien y mirando de reojo, gratamente divertido, al pequeño que nos acompañaba. Los guiños que se hacian entre ambos me daban incluso cierta ternura.
El caracter risueño e ironico de ella volvio a hacerme reir ahuyentando cualquier melancolia que despertase mi pasado al presentar situaciones entre su madre, una señora que no conocia personalmente pero de la cual ya sabia varias cosas y mi propia persona.
-Si te enseñase un poco de mi idioma, serias una perfecta señorita italiana, seguro que dominarias los insultos a la primera...- señale en un tono entre intimo y divertido lanzando por ultimo un suspiro -Oh, no tengo tierras, ni posesiones, pero mucha labia y un puñado de mentiras si que poseo. No desesperes Bryanna, sabria como conquistarte. Solo te llevaria lejos de este pais, donde las cadenas de tu madre no alcanzen y te dejaria hacer lo que realmente quisieras. ¿No es asi? Libertad absoluta, con la unica condicion de que te dejaras cuidar por mi.- murmure inclinandome un poco mas hacia la mesa pero antes de que pudiera decir algo mas, nos trajeron todos y cada uno de los platos que habiamos pedidos. El olor intenso de las hierbas provenzales que habian añadido a la comida rememoro dias soleados en la bella Italia. Era el olor de la toscana.
-Pobre de ti...no quiero ni imaginar el malestar que sentirias despues e imagino que la bronca de tu madre, fue peor que eso...- respondi a su comentario con una ligera sonrisa en el rostro. Tome el tenedor y pinche un par de raviolis con el, cuando lo acerque a mis labios, el jalon de ella impidio que tomara el primer bocado, los raviolis calleron de nuevo y la mire totalmente perplejo pensando en que quizas se habia quemado por la efusividad del momento pero no fue asi.
-¿Que pensabas? La comida es una de las maravillas de mi pais a excepcion de los hombres, claro.- replique antes de sentir las palmadas en la espalda del joven tendero. Como era de esperar, este no pudo mantener la boca callada y un comentario que borro toda sonrisa de mi cara, acabo fluyendo por su bocaza. Afortunadamente lo dijo en italiano por lo que ni el niño, ni Bryanna se habrian dado cuenta de lo que habia dicho.
-Disculpadme...- susurre levantandome del asiento para tomar del brazo al mesero y llevarmelo a un lugar mas apartado. Este me miro molesto, sin comprender que mosca me habia picado, sin saber que la mosca que me habia picado era el.
-Non è il mio cliente, né io ora sto.. "Servizio". Non voglio sapere niente del genere, non è necessario alcun tipo di commento al riguardo.-le susurre claramente enojado a lo que el joven bajo la mirada asintiendo, pidiendome perdon entre susurros. Solte su agarre dejandolo marchar y volvi a la mesa, sentandome de nuevo.
-La pimienta...me echaron demasiada en el plato.- alegue como excusa a esa regañina, sonriendo nuevamente, tal como si no hubiese pasado nada, sin percatarme de que el pequeño angel habia dejado de comer y me miraba boquiabierto, escurriendo de la comisura de sus labios un poco de nata de la carbonara, se habia asustado un poco ante mi repentino arranque. -Entonces Bryanna te encantara el postre. Pero no quiero adelantar nada, disfruta de tu plato antes de que se enfrie.- y tras aquel comentario yo comence a probar del mio. Y mientras lo hacia, en lugar de prestarle atencion al sabor de este, pensaba en otras cosas que no venian al caso.
-Hasta ahora no habia conocido a otro tipo de chicas...asi que, lamento tu futuro ardor, y si esta en mi mano hare lo que sea necesario para redimirme buscando algun remedio que pueda ayudarte para conciliar el sueño posteriormente.- dije sincero y con naturalidad sin ningun tipo de pretension mas alla de querer que la joven se sintiera bien y mirando de reojo, gratamente divertido, al pequeño que nos acompañaba. Los guiños que se hacian entre ambos me daban incluso cierta ternura.
El caracter risueño e ironico de ella volvio a hacerme reir ahuyentando cualquier melancolia que despertase mi pasado al presentar situaciones entre su madre, una señora que no conocia personalmente pero de la cual ya sabia varias cosas y mi propia persona.
-Si te enseñase un poco de mi idioma, serias una perfecta señorita italiana, seguro que dominarias los insultos a la primera...- señale en un tono entre intimo y divertido lanzando por ultimo un suspiro -Oh, no tengo tierras, ni posesiones, pero mucha labia y un puñado de mentiras si que poseo. No desesperes Bryanna, sabria como conquistarte. Solo te llevaria lejos de este pais, donde las cadenas de tu madre no alcanzen y te dejaria hacer lo que realmente quisieras. ¿No es asi? Libertad absoluta, con la unica condicion de que te dejaras cuidar por mi.- murmure inclinandome un poco mas hacia la mesa pero antes de que pudiera decir algo mas, nos trajeron todos y cada uno de los platos que habiamos pedidos. El olor intenso de las hierbas provenzales que habian añadido a la comida rememoro dias soleados en la bella Italia. Era el olor de la toscana.
-Pobre de ti...no quiero ni imaginar el malestar que sentirias despues e imagino que la bronca de tu madre, fue peor que eso...- respondi a su comentario con una ligera sonrisa en el rostro. Tome el tenedor y pinche un par de raviolis con el, cuando lo acerque a mis labios, el jalon de ella impidio que tomara el primer bocado, los raviolis calleron de nuevo y la mire totalmente perplejo pensando en que quizas se habia quemado por la efusividad del momento pero no fue asi.
-¿Que pensabas? La comida es una de las maravillas de mi pais a excepcion de los hombres, claro.- replique antes de sentir las palmadas en la espalda del joven tendero. Como era de esperar, este no pudo mantener la boca callada y un comentario que borro toda sonrisa de mi cara, acabo fluyendo por su bocaza. Afortunadamente lo dijo en italiano por lo que ni el niño, ni Bryanna se habrian dado cuenta de lo que habia dicho.
-Disculpadme...- susurre levantandome del asiento para tomar del brazo al mesero y llevarmelo a un lugar mas apartado. Este me miro molesto, sin comprender que mosca me habia picado, sin saber que la mosca que me habia picado era el.
-Non è il mio cliente, né io ora sto.. "Servizio". Non voglio sapere niente del genere, non è necessario alcun tipo di commento al riguardo.-le susurre claramente enojado a lo que el joven bajo la mirada asintiendo, pidiendome perdon entre susurros. Solte su agarre dejandolo marchar y volvi a la mesa, sentandome de nuevo.
-La pimienta...me echaron demasiada en el plato.- alegue como excusa a esa regañina, sonriendo nuevamente, tal como si no hubiese pasado nada, sin percatarme de que el pequeño angel habia dejado de comer y me miraba boquiabierto, escurriendo de la comisura de sus labios un poco de nata de la carbonara, se habia asustado un poco ante mi repentino arranque. -Entonces Bryanna te encantara el postre. Pero no quiero adelantar nada, disfruta de tu plato antes de que se enfrie.- y tras aquel comentario yo comence a probar del mio. Y mientras lo hacia, en lugar de prestarle atencion al sabor de este, pensaba en otras cosas que no venian al caso.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/05/2011
Re: En un lugar...muy diferente.
Ella dormía bien pese a saber su futuro por eso lo que le quedaba era disfrutar de la vida y del momento, solo que no lo hacía como una chica cualquiera... era muy selectiva con ese tipo de cosas y a muy pocos les había dejado acercarse, una pequeña sonrisa no abandonó su rostro cuando se ofreció a ayudarla a redimir el sueño, maldita fuese su mala suerte... solo esperaba no ser como su madre, por eso le tenía tanta manía... no quería tener su misma mala suerte, porque podía fingir muy bien pero bien era sabido que no tenía mucho parecido con dos de sus hermanos... cosas de la vida, quizás su madre era estricta a la hora de emparejarla cuando ni ella misma podía comportarse en su matrimonio... le daba igual, por eso pretendía corregirla en sus propios errores, patético...muy patético otra cosa es que se dejase.
Como le gustó eso de los insultos en italiano , nunca iba mal saber cosas nuevas así que asintió apoyándose en la mesa con los codos, algo que supuestamente esas señoritas no debían hacer pero su sonrisa delataba a que le había interesado y mucho.
-Pues no sé a que estamos esperando, ardo en deseos de aprender, más eso en concreto... me servirá para mucho, ya que puedo hacer uso de ello en distintas ocasiones ¿me equivoco?-enarcó una ceja con aquel tono divertido negando después a lo demás, ¿qué importaba tener toda esa tontería? Con sus propios ojos había visto que podía ser feliz con poco, muy poco a decir verdad... pero algo le hizo mirarle fijamente, clavando aquellos ojos azules tan fieros en los del mismo color de él...apretó los labios un instante para saber bien que responder puesto que podían haber bromas pero no de ese índole.
Fue a decir algo pero pasó el momento , no iba a quedarse callada para no perder la costumbre, suspiró tomando otro bocado, aún le daba vueltas a eso... asintió al comentario sobre su madre pero esperaba el momento adecuado para volver a el tema anterior, sonó demasiado bien aquel plan pero claro, solo era un plan que se decía por decir como él decía muchas mentiras y alguna que otra verdad, suspiró cuando se levantó con aquel hombre agarrado... y para el colmo de los colmos hablaban en italiano, perfecto...ahora sí que no se enteraría de nada...su mirada volvió al pequeño quién ahora tomaba un poco de agua... mirando la escena bastante impresionado, ella sin embargo lo estaba a su manera, quién se había imaginado que aquel chico con tan supuestos buenos modales pudiese sacar ese genio...sonrió traviesa con el tenedor entre los dientes, mordisqueándolo un tanto y rió cuando se sentó a su lado de nuevo.
- Vittorio...así que la pimienta...bueno, puede ser pero no pienses que me lo he creído del todo, pero sabrás tus cosas... y sobre lo de conquistarme, lo dudo mucho... es así...-se encogió de hombros y como no, se irguió quedando con la cabeza bien alta- No pensarás...¿no pensarás que voy a dejarte que lo hagas? ni en sueños... los italianos teneis mucha labia y sois muy atractivos, puedes considerar eso un cumplido si quieres pero no digas más barbaridades, no creo que un joven como tú esté interesado en alguien como yo... pero quién sabe a lo mejor termino conquistándote yo a ti -se echó a reír tomando un bocado de su plato, ya lo tenía casi a la mitad, le había gustado y cuando algo le gustaba tanto... no tardaba en desaparecer...
Carraspeó tomando un poco de vino y terminar de darle un poco de comida al pequeño, lo que le quedaba... se levantó de golpe y agitó un tanto la mano a modo de despedida, la chica parpadeó y miró a su acompañante, tampoco iban a retenerlo a la fuerza supuso que ya que estaba lleno no tenía ningún sentido estar allí.
- Vaya... estómago lleno, adiós muy buenas...y Vittorio-su nombre sonó muy bien con ese acento italiano que él le había mostrado, arrastró un poco su silla a la suya y sonrió sin dejar de mirar al frente...le había observado un tanto pensativo y no se le ocurrió otra cosa que pensar que... había dicho algo que le había molestado, siendo ella no es que le importase pero no podía negar que se lo estaba pasando bien- ¿En qué piensas? da que temer cuando no hablas... no sigas molesto por lo de la pimienta, no pasa nada si quieres... te doy de lo que queda del mío pero no lo digas por ahí, yo no comparto las cosas esta situación es diferente...-le dio con el codo en uno de sus brazos y se echó para atrás mirándole ahora fijamente, él de perfil...
Como le gustó eso de los insultos en italiano , nunca iba mal saber cosas nuevas así que asintió apoyándose en la mesa con los codos, algo que supuestamente esas señoritas no debían hacer pero su sonrisa delataba a que le había interesado y mucho.
-Pues no sé a que estamos esperando, ardo en deseos de aprender, más eso en concreto... me servirá para mucho, ya que puedo hacer uso de ello en distintas ocasiones ¿me equivoco?-enarcó una ceja con aquel tono divertido negando después a lo demás, ¿qué importaba tener toda esa tontería? Con sus propios ojos había visto que podía ser feliz con poco, muy poco a decir verdad... pero algo le hizo mirarle fijamente, clavando aquellos ojos azules tan fieros en los del mismo color de él...apretó los labios un instante para saber bien que responder puesto que podían haber bromas pero no de ese índole.
Fue a decir algo pero pasó el momento , no iba a quedarse callada para no perder la costumbre, suspiró tomando otro bocado, aún le daba vueltas a eso... asintió al comentario sobre su madre pero esperaba el momento adecuado para volver a el tema anterior, sonó demasiado bien aquel plan pero claro, solo era un plan que se decía por decir como él decía muchas mentiras y alguna que otra verdad, suspiró cuando se levantó con aquel hombre agarrado... y para el colmo de los colmos hablaban en italiano, perfecto...ahora sí que no se enteraría de nada...su mirada volvió al pequeño quién ahora tomaba un poco de agua... mirando la escena bastante impresionado, ella sin embargo lo estaba a su manera, quién se había imaginado que aquel chico con tan supuestos buenos modales pudiese sacar ese genio...sonrió traviesa con el tenedor entre los dientes, mordisqueándolo un tanto y rió cuando se sentó a su lado de nuevo.
- Vittorio...así que la pimienta...bueno, puede ser pero no pienses que me lo he creído del todo, pero sabrás tus cosas... y sobre lo de conquistarme, lo dudo mucho... es así...-se encogió de hombros y como no, se irguió quedando con la cabeza bien alta- No pensarás...¿no pensarás que voy a dejarte que lo hagas? ni en sueños... los italianos teneis mucha labia y sois muy atractivos, puedes considerar eso un cumplido si quieres pero no digas más barbaridades, no creo que un joven como tú esté interesado en alguien como yo... pero quién sabe a lo mejor termino conquistándote yo a ti -se echó a reír tomando un bocado de su plato, ya lo tenía casi a la mitad, le había gustado y cuando algo le gustaba tanto... no tardaba en desaparecer...
Carraspeó tomando un poco de vino y terminar de darle un poco de comida al pequeño, lo que le quedaba... se levantó de golpe y agitó un tanto la mano a modo de despedida, la chica parpadeó y miró a su acompañante, tampoco iban a retenerlo a la fuerza supuso que ya que estaba lleno no tenía ningún sentido estar allí.
- Vaya... estómago lleno, adiós muy buenas...y Vittorio-su nombre sonó muy bien con ese acento italiano que él le había mostrado, arrastró un poco su silla a la suya y sonrió sin dejar de mirar al frente...le había observado un tanto pensativo y no se le ocurrió otra cosa que pensar que... había dicho algo que le había molestado, siendo ella no es que le importase pero no podía negar que se lo estaba pasando bien- ¿En qué piensas? da que temer cuando no hablas... no sigas molesto por lo de la pimienta, no pasa nada si quieres... te doy de lo que queda del mío pero no lo digas por ahí, yo no comparto las cosas esta situación es diferente...-le dio con el codo en uno de sus brazos y se echó para atrás mirándole ahora fijamente, él de perfil...
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: En un lugar...muy diferente.
Deje el tenedor al borde del plato apoyado y proyecte la mirada en ella, escuchandola con paciencia. No dije palabra alguna respecto a su primer comentario, sabia que la excusa no habia sido creible pero que ella tampoco indagaria mas. Era una joven amigable y divertida, pero no se entretaga facilmente a nadie, mucho menos a un desconocido. Era dificil acceder a ella y de eso estaba dando cuenta ahora. Era de ese tipo de personas...parecidas a mi.
Pareciera que todo lo que decia no causaba la mayor impresion en mi, o eso dejaba ver en mi rostro sereno. Un par de veces mi labios se curvaron en una franca sonrisa, en una sonrisa divertida, disipandose nuevamente, quedando en nada. ¿Hasta donde podia llegar el fuerte orgullo de esta jovencita?
-¿Por que no podria interesarme en alguien como vos? No creo que sea por que os teneis en baja estima... entonces ¿Por que? Mi ladi suelo hablar mucho, soy elocuente, pero no digo barbaridades. Soñar no es una barbaridad y algunos sueños se pueden hacer realidad.- me recline en mi asiento sin apartar la mirada de ella, sin percatarme de que ya el pequeño angel estaba dispuesto a separarse de nosotros. Solo cuando ella realizo aquel comentario tan sincero como divertido, agite la mano suavemente despidiendo al pequeño, adornando el gesto con una sonrisa complacida. Volvi a mirarla sopesando interiormente ciertas posibilidades y no volvi a tocar el plato, no por que no tuviera hambre, si no que mi estomago se habia cerrado temporalmente. Mi cuerpo estaba hecho para beber grandes ingestas de vino, pero no para comidas copiosas. Desvie la mirada, ahora hacia la copa medio vacia de vino.
-Perdoname...me deje llevar por un sin fin de ideas poco recomendables.- desperté literalmete por aquel golpecito suave que ella me propino y gire el rostro sonriendole tenue y anuncie -Es hora del postre, ire a por el.- me levante del asiento y por el transcurso pose una mano sobre su hombro izquierdo inclinandome lo suficiente para que me escuchara la voz en un susurro divertido -No vayas a irte ahora que tienes el estomago lleno tu tambien..y...¡Ah!...Figlio di puttana...un insulto, piensalo y luego dime que significa- y me dirigi a la barra en donde aguardaba el camarero regañado.
Desconocia si la dama habia probado el helado, pero el italiano sin duda era un orgasmo para el paladar, asi que pedi una unica copa para ella en donde se combinaran dos sabores, chocolate negro con stratachela. Mientras esperaba, me gire apoyandome en la barra y desde ahi bese mis dedos y le lance un beso, riendo por lo bajo, acto seguido. Al cabo del rato regrese con el postre y lo deje frente a ella ocupando de nuevo mi lugar.
Esperaria a que lanzara un juicio gastronomico sobre aquel helado mientras me cruzaba de brazos.
-Por lo general no suelo hacer amigos, mis contactos y relaciones duran muy poco tiempo y en ese tiempo solo entablamos charlas triviales sobre lo mal que esta el mundo, sobre la economia, charlas de pura ebriedad. Esta vez me siento mas extranjero que nunca.... sobrio y contando un trozito de mi pasado a una persona la cual apenas conozco, solo por que esta persona resulta ser insistentemente encantadora sin pretenderlo...- lleve la diestra a mi nuca, acariciando automaticamente esa zona -lejos de asustarme por salir de mi zona de confort...me siento liberado a tu lado. Puedo ser yo...y no tener que preocuparme de los prejuicios... ¿Verdad?- increpe mirandola de reojo.
Pareciera que todo lo que decia no causaba la mayor impresion en mi, o eso dejaba ver en mi rostro sereno. Un par de veces mi labios se curvaron en una franca sonrisa, en una sonrisa divertida, disipandose nuevamente, quedando en nada. ¿Hasta donde podia llegar el fuerte orgullo de esta jovencita?
-¿Por que no podria interesarme en alguien como vos? No creo que sea por que os teneis en baja estima... entonces ¿Por que? Mi ladi suelo hablar mucho, soy elocuente, pero no digo barbaridades. Soñar no es una barbaridad y algunos sueños se pueden hacer realidad.- me recline en mi asiento sin apartar la mirada de ella, sin percatarme de que ya el pequeño angel estaba dispuesto a separarse de nosotros. Solo cuando ella realizo aquel comentario tan sincero como divertido, agite la mano suavemente despidiendo al pequeño, adornando el gesto con una sonrisa complacida. Volvi a mirarla sopesando interiormente ciertas posibilidades y no volvi a tocar el plato, no por que no tuviera hambre, si no que mi estomago se habia cerrado temporalmente. Mi cuerpo estaba hecho para beber grandes ingestas de vino, pero no para comidas copiosas. Desvie la mirada, ahora hacia la copa medio vacia de vino.
-Perdoname...me deje llevar por un sin fin de ideas poco recomendables.- desperté literalmete por aquel golpecito suave que ella me propino y gire el rostro sonriendole tenue y anuncie -Es hora del postre, ire a por el.- me levante del asiento y por el transcurso pose una mano sobre su hombro izquierdo inclinandome lo suficiente para que me escuchara la voz en un susurro divertido -No vayas a irte ahora que tienes el estomago lleno tu tambien..y...¡Ah!...Figlio di puttana...un insulto, piensalo y luego dime que significa- y me dirigi a la barra en donde aguardaba el camarero regañado.
Desconocia si la dama habia probado el helado, pero el italiano sin duda era un orgasmo para el paladar, asi que pedi una unica copa para ella en donde se combinaran dos sabores, chocolate negro con stratachela. Mientras esperaba, me gire apoyandome en la barra y desde ahi bese mis dedos y le lance un beso, riendo por lo bajo, acto seguido. Al cabo del rato regrese con el postre y lo deje frente a ella ocupando de nuevo mi lugar.
Esperaria a que lanzara un juicio gastronomico sobre aquel helado mientras me cruzaba de brazos.
-Por lo general no suelo hacer amigos, mis contactos y relaciones duran muy poco tiempo y en ese tiempo solo entablamos charlas triviales sobre lo mal que esta el mundo, sobre la economia, charlas de pura ebriedad. Esta vez me siento mas extranjero que nunca.... sobrio y contando un trozito de mi pasado a una persona la cual apenas conozco, solo por que esta persona resulta ser insistentemente encantadora sin pretenderlo...- lleve la diestra a mi nuca, acariciando automaticamente esa zona -lejos de asustarme por salir de mi zona de confort...me siento liberado a tu lado. Puedo ser yo...y no tener que preocuparme de los prejuicios... ¿Verdad?- increpe mirandola de reojo.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: En un lugar...muy diferente.
Se encogió de hombros, no podía responderle de porqué no podía fijarse en ella, solo que era alguien complicado, sabía que había muchas personas así y él podría ser una, tomó el tenedor enredándolo en la pasta y comiendo con verdadero apetito, cuando algo le gustaba no dejaba absolutamente nada y esa tarde sería una de ellas, cerró los ojos un tanto intentando averiguar que especias habían podido poner en aquel plato pero le fue imposible adivinar, tenía un gusto para la cocina, ese paladar no podía estar más acertado en casi todas las ocasiones, menos en esta y eso, le hizo fruncir el ceño, algo no salía como ella quería, touché... le había sorprendido, pero no lo diría en alto.
-Espero que vuestros pensamientos no recomendables sean igual de interesantes, no me hagas hacerme ideas raras, tarde, ya me las hice...a ver con que me sorprendes ahora -no se inmutó cuando le susurró aquello, le miró de reojo de una forma más que divertida... eso de “puttanna” no debía ser otra cosa que sí, pensativa sopesó todas las posibilidades de ese insulto, por si acaso no lo diría en voz alta , a saber las consecuencia que podía tener tal cosa...
Entrecerró los ojos, era terca y no podía decir respuesta al azar, a ella le gustaba más acertar que equivocarse de forma tonta , pensar y pensar...entreabrió los labios creyendo saber la respuesta y lo miró, solo que lo que aquel gesto del beso le tomó por sorpresa y lejos de sonrojarse, hizo como que tomaba el beso y se lo comía, sin más... ¿cuál sería aquel ansiado postre sorpresa? Sus ojos azules se abrieron de golpe al ver la copa de chocolate, pero no era al que estaba acostumbrada, era mucho más grande y tenía trocitos... ladeó la cabeza como una niña curiosa y finalmente su dedo índice se introdujo en el corazón de la bola de helado para llevárselo a los labios... fue algo instantáneo, parpadeó sonriéndole de aquel modo tan tierno que solía poner con su cuidadora y dejó escapar un suspiro, más bien pareció un gemido que otra cosa y se lamió el dedo hasta no quedar ni gota del helado.
-Delicioso, no me sorprende... lo que sí me sorprendería sería que me trajeseis algo que no me gustase, está...más que delicioso, impresionante, diablos y mil demonios eres un Figlio di puttana -lo había dicho casi con el mismo tono que él pero estaba claro que era como un ensayo y así según que reacción tenía en él sabría lo que había significado-No me enseñes muchas cosas, al final se vuelven contra a ti... ¿qué más vas a enseñarme?-se inclinó un tanto más con cuchara en mano, después de haber introducido en el helado un tanto y ofrecérselo, esperó a que lo tomase para terminar de hacerle la última pregunta -¿Qué más escondes, ah Vittorio? Quiero saberlo...
Una vez hubo tomado él helado o no... se llevó de todas maneras la cuchara a los labios, sujetándola con los dientes, saboreando el helado y... parte de donde había estado, en los labios del chico. Lo estaba pasando bien, eso no había ninguna duda... pero el hecho de tener que volver le apenaba... curioso su paseo por París esa mañana, Bryanna siguió tomando el helado, comía bastante deprisa por lo que en cuestión de apenas cinco minutos ya se lo había acabado todo, al darse cuenta se lo acercó relamiéndose los labios como una niña traviesa a la cual habían pillado haciendo algo malo, aún así las manchas de chocolate estaban en todo el alrededor de sus labios, que chica... no, no sabía comportarse y eso era lo especial de ella.
-Espero que vuestros pensamientos no recomendables sean igual de interesantes, no me hagas hacerme ideas raras, tarde, ya me las hice...a ver con que me sorprendes ahora -no se inmutó cuando le susurró aquello, le miró de reojo de una forma más que divertida... eso de “puttanna” no debía ser otra cosa que sí, pensativa sopesó todas las posibilidades de ese insulto, por si acaso no lo diría en voz alta , a saber las consecuencia que podía tener tal cosa...
Entrecerró los ojos, era terca y no podía decir respuesta al azar, a ella le gustaba más acertar que equivocarse de forma tonta , pensar y pensar...entreabrió los labios creyendo saber la respuesta y lo miró, solo que lo que aquel gesto del beso le tomó por sorpresa y lejos de sonrojarse, hizo como que tomaba el beso y se lo comía, sin más... ¿cuál sería aquel ansiado postre sorpresa? Sus ojos azules se abrieron de golpe al ver la copa de chocolate, pero no era al que estaba acostumbrada, era mucho más grande y tenía trocitos... ladeó la cabeza como una niña curiosa y finalmente su dedo índice se introdujo en el corazón de la bola de helado para llevárselo a los labios... fue algo instantáneo, parpadeó sonriéndole de aquel modo tan tierno que solía poner con su cuidadora y dejó escapar un suspiro, más bien pareció un gemido que otra cosa y se lamió el dedo hasta no quedar ni gota del helado.
-Delicioso, no me sorprende... lo que sí me sorprendería sería que me trajeseis algo que no me gustase, está...más que delicioso, impresionante, diablos y mil demonios eres un Figlio di puttana -lo había dicho casi con el mismo tono que él pero estaba claro que era como un ensayo y así según que reacción tenía en él sabría lo que había significado-No me enseñes muchas cosas, al final se vuelven contra a ti... ¿qué más vas a enseñarme?-se inclinó un tanto más con cuchara en mano, después de haber introducido en el helado un tanto y ofrecérselo, esperó a que lo tomase para terminar de hacerle la última pregunta -¿Qué más escondes, ah Vittorio? Quiero saberlo...
Una vez hubo tomado él helado o no... se llevó de todas maneras la cuchara a los labios, sujetándola con los dientes, saboreando el helado y... parte de donde había estado, en los labios del chico. Lo estaba pasando bien, eso no había ninguna duda... pero el hecho de tener que volver le apenaba... curioso su paseo por París esa mañana, Bryanna siguió tomando el helado, comía bastante deprisa por lo que en cuestión de apenas cinco minutos ya se lo había acabado todo, al darse cuenta se lo acercó relamiéndose los labios como una niña traviesa a la cual habían pillado haciendo algo malo, aún así las manchas de chocolate estaban en todo el alrededor de sus labios, que chica... no, no sabía comportarse y eso era lo especial de ella.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: En un lugar...muy diferente.
Resulto una verdadera delicia para la vista verla comer helado con aquella ansia infantil. Ese gesto, ese dedo que lamia impregnado de dulce me resulto erotico, incitante, suspire por ello y desvie la mirada. Pocas cosas habian ya que no me resultaran una incitacion pura y dura. Ella era hermosa, era un hecho, su cuerpo curvilineo, sus abrumadores pechos...peligro..no podia mirarla como a una presa, no era solo un cuerpo con el cual disfrutar. Carraspee un poco y mantuve la boca cerrada, riendo un poco al escuchar sus perspicaces comentarios y dejandola, despues de todo, que disfrutara de su postre en paz.
Era del todo divertido verla comer, me recordaba al pequeño angel cuando tuvo frente a el sus primeros aperitivos. Cuando termino, aun quedaban restos de chocolate en la comisura de sus labios y alrededores, si...era una dama muy peculiar. Del inteiror de la chaqueta saque unos cuantos francos de plata en la mesa, mas la propina del camarero y unas humildes disculpas implicitas en el dinero restante.
Agarre entonces, una de las servilletas y me incorpore, acercandome a ella dispuesto a limpiar aquellas manchas, pero en el ultimo momento deje caer el trozo de tela de nuevo en la mesa, sin pensarlo... y sujetando delicadamente su menton para alzarle, acerque mis labios, mi lengua, retirando la dulzura de su rostro con total impunidad. Mis ojos expresivos se nutrieron de los suyos, pero mi lengua no paso de aquella comisura, aunque deseaba probar su boca. ¿Seria mucho mas dulce que el chocolate?
Me aleje sonriendo como un brivon -Tienes razon, son todo un figlio di puttana- murmure relamiendo mis propios labios sin prisa alguna.
-Madame...es hora de marchar.- cambie de tercio en cuesiton de segundos, ofrenciendole caballerosamente la mano para que se apoyara en mi -Si abro todo mi interior a usted, tan rapido como lo estoy haciendo, dejare de resultarle interesante y no deseo que se marche de mi lado aun.- susurre estatico, aguardando "No me enseñes muchas cosas, al final se vuelven contra ti" y que razon tenia al lanzar esa premisa. Tenia que andar con cuidado, elegir mis proximas palabras...si me dejaba ir...si me dejaba ir, puede que perdiera lo que podria ser una bonita amistad. -Queda mucho por ver y aunque soy extranjero, Paris aguarda muchos rincones que conozco. ¿Le gusta el agua? La llevare a un lugar poco transitado, rodeado de salvaje belleza y quizas desde alli podamos ver como el sol muere por el horizonte.- finalice plasmando en mi sereno rostro, una tenue sonrisa.
Era del todo divertido verla comer, me recordaba al pequeño angel cuando tuvo frente a el sus primeros aperitivos. Cuando termino, aun quedaban restos de chocolate en la comisura de sus labios y alrededores, si...era una dama muy peculiar. Del inteiror de la chaqueta saque unos cuantos francos de plata en la mesa, mas la propina del camarero y unas humildes disculpas implicitas en el dinero restante.
Agarre entonces, una de las servilletas y me incorpore, acercandome a ella dispuesto a limpiar aquellas manchas, pero en el ultimo momento deje caer el trozo de tela de nuevo en la mesa, sin pensarlo... y sujetando delicadamente su menton para alzarle, acerque mis labios, mi lengua, retirando la dulzura de su rostro con total impunidad. Mis ojos expresivos se nutrieron de los suyos, pero mi lengua no paso de aquella comisura, aunque deseaba probar su boca. ¿Seria mucho mas dulce que el chocolate?
Me aleje sonriendo como un brivon -Tienes razon, son todo un figlio di puttana- murmure relamiendo mis propios labios sin prisa alguna.
-Madame...es hora de marchar.- cambie de tercio en cuesiton de segundos, ofrenciendole caballerosamente la mano para que se apoyara en mi -Si abro todo mi interior a usted, tan rapido como lo estoy haciendo, dejare de resultarle interesante y no deseo que se marche de mi lado aun.- susurre estatico, aguardando "No me enseñes muchas cosas, al final se vuelven contra ti" y que razon tenia al lanzar esa premisa. Tenia que andar con cuidado, elegir mis proximas palabras...si me dejaba ir...si me dejaba ir, puede que perdiera lo que podria ser una bonita amistad. -Queda mucho por ver y aunque soy extranjero, Paris aguarda muchos rincones que conozco. ¿Le gusta el agua? La llevare a un lugar poco transitado, rodeado de salvaje belleza y quizas desde alli podamos ver como el sol muere por el horizonte.- finalice plasmando en mi sereno rostro, una tenue sonrisa.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: En un lugar...muy diferente.
El helado se estaba consumiendo una verdadera pena, si ella quisiese ir a aquel sitio sola no sabría como llegar porque no se había quedado con el camino ¿cómo quedarse con el camino cuando la forma de vida a su paso le había llevado terriblemente a la curiosidad? Siempre podía pedirle que le acompañase, ella no era de muchas amistades pero si entablaba una buena conversación y compañía de alguien, tenías su amistad para siempre y es que Bryanna no era como las demás chicas, nunca se cansaba de decirlo. Bastaba saber que ese chico italiano de ojos arrebatadores sería una buena amistad, lo pensaba mientras él parecía querer limpiarle los labios, intentó llevarse un propio dedo a éstos pero fue rematadamente imposible quitarse nada...suspiró observándole divertida, quién le iba a decir que terminaría por quitarle él mismo el helado, a aquella chica que casi le corta determinadas partes a esos bandidos...
Entreabrió los labios más por la sorpresa que otra cosa, notando como se llevaba parte del helado con nada más que su lengua, rió sin moverse mucho pero frunció el ceño...se había atrevido a tal cosa, más vale que no hiciese nada que pudiese llevarlo al abismo de odio hacia su persona... pero aquello le resultó de lo más curioso, no hizo nada más que eso y antes de apartarse, de forma involuntaria se relamió al estar sintiendo las cosquillas que le ofrecía y sin más le rozó los labios sin querer seguido de una risa... para ella simplemente parecía ser un juego y era mejor tenerla así que no malhumorada y cantándole las cuarenta, entre otras cosas …
Tomó su mano para levantarse, pero si no recordaba mal ella misma le había dicho que le invitaba, negó con la cabeza recogiendo las monedas para acto seguido buscar su bolsillo y antes de que dijese cualquier tontería de “Los caballeros tal y cual...”, apoyó su dedo índice en sus labios para que guardase silencio, las monedas cayeron en su bolsillo aquel tintineo le avisó de que habían vuelto al lugar donde deberían de estar.
-Dije que te invitaría ¿no recuerdas, Vittorio así que como sigas por ese camino te tendré que castigar como un niño y ¿no quieres eso, no? Porque... puede que así sea y entonces me equivoque y sea una gran humillación a mi persona, te tendría que castigar y ahora mismo no se me ocurre ningún castigo disponible. Vamos aprémiame con más insultos italiano... aunque no me importaría conocer otras palabras... ¿me vas a enseñar? Una cosa por otra, te invito y recibo mis clases de italiano
Se introdujo la mano en el escote y sacó un pequeño monedero dejando las monedas necesarias más un par más por las molestias y mirando al mesero le sonrió cómplice guiñándole un ojo de forma descarada, no iba a cambiar nunca... le gustó la idea del agua así que tiró de él calle arriba sin saber donde ir pero no importaba , la tarde era joven y con el calor le hacía bien en refrescarse.
-Curioso que un italiano me enseñe París.. me gustará el agua, luego yo le llevaré a un lugar que conozco muy bien, es tranquilo y nadie te persigue... esa señora Lacroix no me deja ni hacer mis necesidades... así que tengo que aprovechar este día, claro que después de lo de la fuente he de volver a mis que haceres... que no son otros que “clases para comportarse” hasta tú puedes pasar un joven de clase alta...¿y yo? No paro de fastidiarla, pero porque me encanta, al final serás tú mi profesor en eso ¿cómo sabes tanto como comportarte? Y creo que aún no me has dicho a lo que te dedicas ni qué hacías en el mercado...
Enarcó una ceja, la curiosidad le podía, siguió sus pasos... si quería mantener el contacto con aquel joven quería saber más, simplemente era curiosidad, y él atrevido y con muchas mentiras de por medio como él mismo había dicho.
-Vamos, no seas un figlio di puttana... que ya hay muchos en París
Entreabrió los labios más por la sorpresa que otra cosa, notando como se llevaba parte del helado con nada más que su lengua, rió sin moverse mucho pero frunció el ceño...se había atrevido a tal cosa, más vale que no hiciese nada que pudiese llevarlo al abismo de odio hacia su persona... pero aquello le resultó de lo más curioso, no hizo nada más que eso y antes de apartarse, de forma involuntaria se relamió al estar sintiendo las cosquillas que le ofrecía y sin más le rozó los labios sin querer seguido de una risa... para ella simplemente parecía ser un juego y era mejor tenerla así que no malhumorada y cantándole las cuarenta, entre otras cosas …
Tomó su mano para levantarse, pero si no recordaba mal ella misma le había dicho que le invitaba, negó con la cabeza recogiendo las monedas para acto seguido buscar su bolsillo y antes de que dijese cualquier tontería de “Los caballeros tal y cual...”, apoyó su dedo índice en sus labios para que guardase silencio, las monedas cayeron en su bolsillo aquel tintineo le avisó de que habían vuelto al lugar donde deberían de estar.
-Dije que te invitaría ¿no recuerdas, Vittorio así que como sigas por ese camino te tendré que castigar como un niño y ¿no quieres eso, no? Porque... puede que así sea y entonces me equivoque y sea una gran humillación a mi persona, te tendría que castigar y ahora mismo no se me ocurre ningún castigo disponible. Vamos aprémiame con más insultos italiano... aunque no me importaría conocer otras palabras... ¿me vas a enseñar? Una cosa por otra, te invito y recibo mis clases de italiano
Se introdujo la mano en el escote y sacó un pequeño monedero dejando las monedas necesarias más un par más por las molestias y mirando al mesero le sonrió cómplice guiñándole un ojo de forma descarada, no iba a cambiar nunca... le gustó la idea del agua así que tiró de él calle arriba sin saber donde ir pero no importaba , la tarde era joven y con el calor le hacía bien en refrescarse.
-Curioso que un italiano me enseñe París.. me gustará el agua, luego yo le llevaré a un lugar que conozco muy bien, es tranquilo y nadie te persigue... esa señora Lacroix no me deja ni hacer mis necesidades... así que tengo que aprovechar este día, claro que después de lo de la fuente he de volver a mis que haceres... que no son otros que “clases para comportarse” hasta tú puedes pasar un joven de clase alta...¿y yo? No paro de fastidiarla, pero porque me encanta, al final serás tú mi profesor en eso ¿cómo sabes tanto como comportarte? Y creo que aún no me has dicho a lo que te dedicas ni qué hacías en el mercado...
Enarcó una ceja, la curiosidad le podía, siguió sus pasos... si quería mantener el contacto con aquel joven quería saber más, simplemente era curiosidad, y él atrevido y con muchas mentiras de por medio como él mismo había dicho.
-Vamos, no seas un figlio di puttana... que ya hay muchos en París
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Re: En un lugar...muy diferente.
A primera instancia no supe si fue el helado, o su lengua la que desprendio tal dulzura. Para saberlo, deberia probar ambas cosas, aunque en realidad solo tenia curiosidad por su boca. No queria engañarme la chica no solo por ser bella si no por su personalidad arrebatadoramente caotica, me despertaba un interes especial. Ni siquiera me acorde de que ella invitaba, habia sido puro instinto impulsado por la tipica caballerosidad. No ofreci "resistencia" cuando me devolvio las monedas y movi mis labios presionando aquel dedo con suavidad, mirandola con mis orbes celestes que reflejaban mas que diversion, otro sentimiento.
-ciucciacazzi....- ronronee suavemente apartando la mano de mis labios para besarla en el dorso, bajarla a la altura de su costado, manteniendola apretada -No soy ningun niño...segun creo, asi que si tienes que castigarme...castigame como a un hombre...mas no me hare responsable de mis actos luego....- susurre con cierta tremulidad, observando cuiroso aquella mano que se perdia en su escote, cualquier bravucon habria exclamado "¿Puedo buscarle yo las monedas mi señora?" pero yo, era un caballero que se guardaba esas proposiciones para su calenturienta mente. Dirigi una ultima mirada al mesero, despidiendole con la mano y praticamente me vi llevado por ella a la salida del local hasta que pude caminar a su altura. Curioso, ni me moleste en soltarle la mano, aunque era una forma demasiado informal para sujetar a una señorita. Por doquier se veian a las parejas, ella sujetando el brazo del caballero, mientras en su otra mano sujetaba un parasol de encajes que los ocultaba a ambos de los calurosos rayos del sol.
-Nadie nos persigue ahora Bryanna...Ademas ya lo dije, yo podria raptarte para que esa bruja no te encontrase jamas.- admiti sonriendo tranquilo, mirandola de reojo de vez en cuando, no demasiado pues no pretendia asediarla con mi mirada, a veces demasiado asediante -Le contare un pequeño secreto...nunca tuve clase alguna de protocolo...me he dedicado a observar y a imitar, simple y llanamente. Al paso del tiempo lo he convertido en una cualidad mas de mi comportamiento y ahora me resulta incluso innato...asi que podria decirse que soy un autodidacta en ese sentido.- esboce una ligera sonrisa, deteniendome, deteniendola al cruce de la calle, pues un carruaje lo cruzaba sin animo de pararse y proseguí andando, guiandola a las grandes avenidas que surcaban toda París. De a poco las calles dejaban de estar masificadas por diferentes construcciones, esto se debia a que estaban llegando a la orilla del hermoso rio Sena, un punto de color verde en la ya de por si variopinta y colorida ciudad.
-¿Ah? ¿Acaso no te comente que soy musico? Un escelente violinista..- afirme una mentira a medias, pues no era mas que un hobbie en realidad, pero que podria contarle....conociendola quizas ni se escandalizara, pero por otra parte, podria alejarla por temor a que la sedujera con mis artes de puttana. ¿Temor? A quien queria engañar, esta mujer no temeria ni al mismo diablo.
-Bien bien...- musite respondiendo a los interrogantes de mi mente en voz alta y sin quererlo. Jale suavemente su mano para detenerla y voltee mi cuerpo de forma que todo el la encaró -Algo me dice que no tiene sentido guardar este tipo de cosas...asi que sere franco contigo.- hizo una pausa, acaricio la mejilla de la muchacha bordeandola hasta llegar a su menton y acerco su rostro al de ella, desviando la trayectoria hasta que mis labios casi rozan el pabellón de su oreja. -Mi trabajo consiste en alimentar los deseos de aquella dama o caballero que buscan en mi consuelo para su cuerpo....por supuesto es una forma sutil y bonita de decirte que en realidad soy cortesano.- le dije en susurros, intimamente, con aterciopelada voz. De a poco me separe diciendo -Toda necesidad se calma y todo vicio crece con la satisfacción.- mi mirada se mantuvo firme, atenta y curiosa por las expresiones que pudieran despertar en el rostro contrario. Solte su mano, debo reconocer que admitir que trabajaba en aquel lugar me hizo sentir francamente sucio. ¿Y por que? Despues de todo disfrutaba de todos y cada uno de esos placeres, pero mi espiritu ansiaba otra cosa, queria formar parte de una sociedad menos viciosa. Eran las dos caras diferentes de una misma moneda, que discutian en mi fuero interno.
Desvie la mirada hacia el frente y entrelace a mi espalda ambas manos. En la orilla del rio habia unas pequeñas embarcaciones, y puesto que la zona de pesca se encontraba mas alejada de la ciudad, dichas embarcaciones estaban destinada solamente al paseo de los lores y damas.
-ciucciacazzi....- ronronee suavemente apartando la mano de mis labios para besarla en el dorso, bajarla a la altura de su costado, manteniendola apretada -No soy ningun niño...segun creo, asi que si tienes que castigarme...castigame como a un hombre...mas no me hare responsable de mis actos luego....- susurre con cierta tremulidad, observando cuiroso aquella mano que se perdia en su escote, cualquier bravucon habria exclamado "¿Puedo buscarle yo las monedas mi señora?" pero yo, era un caballero que se guardaba esas proposiciones para su calenturienta mente. Dirigi una ultima mirada al mesero, despidiendole con la mano y praticamente me vi llevado por ella a la salida del local hasta que pude caminar a su altura. Curioso, ni me moleste en soltarle la mano, aunque era una forma demasiado informal para sujetar a una señorita. Por doquier se veian a las parejas, ella sujetando el brazo del caballero, mientras en su otra mano sujetaba un parasol de encajes que los ocultaba a ambos de los calurosos rayos del sol.
-Nadie nos persigue ahora Bryanna...Ademas ya lo dije, yo podria raptarte para que esa bruja no te encontrase jamas.- admiti sonriendo tranquilo, mirandola de reojo de vez en cuando, no demasiado pues no pretendia asediarla con mi mirada, a veces demasiado asediante -Le contare un pequeño secreto...nunca tuve clase alguna de protocolo...me he dedicado a observar y a imitar, simple y llanamente. Al paso del tiempo lo he convertido en una cualidad mas de mi comportamiento y ahora me resulta incluso innato...asi que podria decirse que soy un autodidacta en ese sentido.- esboce una ligera sonrisa, deteniendome, deteniendola al cruce de la calle, pues un carruaje lo cruzaba sin animo de pararse y proseguí andando, guiandola a las grandes avenidas que surcaban toda París. De a poco las calles dejaban de estar masificadas por diferentes construcciones, esto se debia a que estaban llegando a la orilla del hermoso rio Sena, un punto de color verde en la ya de por si variopinta y colorida ciudad.
-¿Ah? ¿Acaso no te comente que soy musico? Un escelente violinista..- afirme una mentira a medias, pues no era mas que un hobbie en realidad, pero que podria contarle....conociendola quizas ni se escandalizara, pero por otra parte, podria alejarla por temor a que la sedujera con mis artes de puttana. ¿Temor? A quien queria engañar, esta mujer no temeria ni al mismo diablo.
-Bien bien...- musite respondiendo a los interrogantes de mi mente en voz alta y sin quererlo. Jale suavemente su mano para detenerla y voltee mi cuerpo de forma que todo el la encaró -Algo me dice que no tiene sentido guardar este tipo de cosas...asi que sere franco contigo.- hizo una pausa, acaricio la mejilla de la muchacha bordeandola hasta llegar a su menton y acerco su rostro al de ella, desviando la trayectoria hasta que mis labios casi rozan el pabellón de su oreja. -Mi trabajo consiste en alimentar los deseos de aquella dama o caballero que buscan en mi consuelo para su cuerpo....por supuesto es una forma sutil y bonita de decirte que en realidad soy cortesano.- le dije en susurros, intimamente, con aterciopelada voz. De a poco me separe diciendo -Toda necesidad se calma y todo vicio crece con la satisfacción.- mi mirada se mantuvo firme, atenta y curiosa por las expresiones que pudieran despertar en el rostro contrario. Solte su mano, debo reconocer que admitir que trabajaba en aquel lugar me hizo sentir francamente sucio. ¿Y por que? Despues de todo disfrutaba de todos y cada uno de esos placeres, pero mi espiritu ansiaba otra cosa, queria formar parte de una sociedad menos viciosa. Eran las dos caras diferentes de una misma moneda, que discutian en mi fuero interno.
Desvie la mirada hacia el frente y entrelace a mi espalda ambas manos. En la orilla del rio habia unas pequeñas embarcaciones, y puesto que la zona de pesca se encontraba mas alejada de la ciudad, dichas embarcaciones estaban destinada solamente al paseo de los lores y damas.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
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Re: En un lugar...muy diferente.
No entendió aquel ronroneo atrayente, puesto que le había parecido como eso, algo atrayente y verdaderamente seductor, olvidó incluso que se encontrase en París y estar en la ardiente Italia...era imposible no notar esta sensación cuando aquel joven te lo mostraba y te lo hacía sentir como una de las experiencias más intensas que se haya vivido en toda la vida. Sus ojos azules se entrecerraron porque quería entender aquello que había pronunciado, ella misma lo intentó decir también pero le fue imposible.
-Ciucari , no,...no es así ¿qué significa eso que has ronroneado? Y ¿Castigar a un hombre? No sé castigar a un hombre de otra manera que a golpes y no creo que merezcais uno de ellos, de momento, nunca se sabe ¿o preferís otra clase de castigo? Esa faceta vuestra no la he conocido aún... -enarcó una ceja y le hizo un gesto para que caminasen. No reparó en como había terminado cogiendo aquel joven de la mano e instintivamente no pudo hacer otra cosa que saber si aquella mujer seguía pisándole los talones. Suspiró y sonrió con aquello de raptarla, sonaba bien pero aún así seguro que la encontraría solo que... soñar era gratis y porque lo hiciese ahora mismo no pasaba nada, nada en absoluto. Y esa tremenda curiosidad y la palabra mágica “secreto”, le hizo clavar en él aquellos ojos azules, aunque eso ya lo sabía...que él no era un joven de clase alta y aún así estaba allí con él sin importarle clase social, solo se encogió de hombros como si no le molestase en absoluto aquello y hasta él tenía más clase que ella, cosa que le hizo poner un puchero de fingida pena... él no sabría a qué se refería eso así que...
-Aún así... tienes más clase que yo ¿sabes? Yo soy más vulgar que una verdulera de ese mercado de donde nos hemos encontrado y sin embargo aquí me ves, vestida con ropa que no me pegan demasiado con mi carácter y escapándome con un joven desconocido italiano por las calles de París en vez de estar tomando el té con la señora Smith y sus dos hijas casadas... cosa que suena terriblemente aburrido. Y espero que me enseñes alguna vez alguna pieza interesante, con gusto te escucharé, yo sé tocar el piano... es lo único que sé hacer bien en ese terreno ¿sorprendido? o...¿me pega más subirme a uno y bailar desnuda delante de un montón de gente desconocida?espero deciros que en efecto sois un excelente violinista, lo apunto en mi cabeza, no creas que se me olvida
Caminando junto al joven, se alzó el vestido de tal forma que se veían sus pies e iba saltando una baldosa entre medias de otra... una costumbre que hacía de forma disimulada pero no quería decir que no le oyese, es más cuando volvió a dirigirse a ella, lo miró fijamente pendiente de cada palabra. Aquella distancia se acortó lo suficiente como para sentirlo incluso más cerca de lo que lo había estado en la cafetería , inconscientemente...su mano rodeó la cintura ajena y presionó un tanto para oírle mejor, cosa imposible porque sus labios estaban pegados a su lóbulo, aquello que le confesó le hizo entrecerrar un tanto los ojos y negar con la cabeza ¿en serio? No podía creerlo pero aún así...su manera de decirlo fue tan sutil que de por sí no era algo malo, claro que no... cualquiera podía ejercer el trabajo que quisiese solo que no es que estuviese acostumbrada a tratar con cortesanos. Bryanna no dijo nada, solo entreabrió los labios y medio sonrió, atrayéndole de la cintura y pegar sus labios ahora a su lóbulo.
-Gracias por ser tan sincero conmigo, Vittorio... no creas que voy a juzgarte, en ese aspecto no lo tenemos en común, me niego a que alguien me toque...no me preguntes porqué, no lo sé... tú que sabes de esto...-se separó tomándole de la mano de nuevo y tomar asiento en el borde de una de los bancos de piedra que se encontraban a su alrededor. Podía oler y notar la humedad y eso la calmó un tanto, supuso que nunca había sido tan sincera con nadie, nunca dijo el porqué no permitía que nadie traspasase aquella línea -Creo que nadie puede hacerme sentirme lo especial que soy, no es algo egocéntrico... no he sentido esa necesidad que alguien me toque en toda su totalidad, he tenido mis besos y mis roces pero no he pasado de ahí, sí, soy ...eso, nunca he traspasado de aquello pero no me importa, dime... ¿disfrutas con tu trabajo? Que pregunta... me refiero a si... te satisface, te gusta lo que haces o lo haces por necesidad aunque... de nuevo parece una tontería, te admiro y aunque no sepas el porqué uno de los motivos es porque eres sincero... tranquilo, no gritaré a los cuatro vientos lo que eres y lo que haces, eres libre...y quizás no he sido bastante considerada con los que ejercen lo mismo que tú, las llamé fulanas... no te lo tomes a mal, se debe una disculpa, sí, una de Bryanna Appleby...ahora entiendo muchas cosas, eres joven pero puedes ser un profesor excelente no solo en guiar por ciudades.... puedes serlo en otros aspectos, como en la música, el sexo...interesante...nunca había conocido a nadie tan interesante, puedes sentirte satisfecho de ello-se echó a reír mirándole a los ojos y es que era verdad a Bryanna le parecía tan curioso aquel chico...-Que mal me siento, podrías enseñarme mucho pero yo a ti no sé el qué ¿qué más me podrías enseñar-aquella sonrisa no fue para nada en concreto e incluso tentadora.
-Ciucari , no,...no es así ¿qué significa eso que has ronroneado? Y ¿Castigar a un hombre? No sé castigar a un hombre de otra manera que a golpes y no creo que merezcais uno de ellos, de momento, nunca se sabe ¿o preferís otra clase de castigo? Esa faceta vuestra no la he conocido aún... -enarcó una ceja y le hizo un gesto para que caminasen. No reparó en como había terminado cogiendo aquel joven de la mano e instintivamente no pudo hacer otra cosa que saber si aquella mujer seguía pisándole los talones. Suspiró y sonrió con aquello de raptarla, sonaba bien pero aún así seguro que la encontraría solo que... soñar era gratis y porque lo hiciese ahora mismo no pasaba nada, nada en absoluto. Y esa tremenda curiosidad y la palabra mágica “secreto”, le hizo clavar en él aquellos ojos azules, aunque eso ya lo sabía...que él no era un joven de clase alta y aún así estaba allí con él sin importarle clase social, solo se encogió de hombros como si no le molestase en absoluto aquello y hasta él tenía más clase que ella, cosa que le hizo poner un puchero de fingida pena... él no sabría a qué se refería eso así que...
-Aún así... tienes más clase que yo ¿sabes? Yo soy más vulgar que una verdulera de ese mercado de donde nos hemos encontrado y sin embargo aquí me ves, vestida con ropa que no me pegan demasiado con mi carácter y escapándome con un joven desconocido italiano por las calles de París en vez de estar tomando el té con la señora Smith y sus dos hijas casadas... cosa que suena terriblemente aburrido. Y espero que me enseñes alguna vez alguna pieza interesante, con gusto te escucharé, yo sé tocar el piano... es lo único que sé hacer bien en ese terreno ¿sorprendido? o...¿me pega más subirme a uno y bailar desnuda delante de un montón de gente desconocida?espero deciros que en efecto sois un excelente violinista, lo apunto en mi cabeza, no creas que se me olvida
Caminando junto al joven, se alzó el vestido de tal forma que se veían sus pies e iba saltando una baldosa entre medias de otra... una costumbre que hacía de forma disimulada pero no quería decir que no le oyese, es más cuando volvió a dirigirse a ella, lo miró fijamente pendiente de cada palabra. Aquella distancia se acortó lo suficiente como para sentirlo incluso más cerca de lo que lo había estado en la cafetería , inconscientemente...su mano rodeó la cintura ajena y presionó un tanto para oírle mejor, cosa imposible porque sus labios estaban pegados a su lóbulo, aquello que le confesó le hizo entrecerrar un tanto los ojos y negar con la cabeza ¿en serio? No podía creerlo pero aún así...su manera de decirlo fue tan sutil que de por sí no era algo malo, claro que no... cualquiera podía ejercer el trabajo que quisiese solo que no es que estuviese acostumbrada a tratar con cortesanos. Bryanna no dijo nada, solo entreabrió los labios y medio sonrió, atrayéndole de la cintura y pegar sus labios ahora a su lóbulo.
-Gracias por ser tan sincero conmigo, Vittorio... no creas que voy a juzgarte, en ese aspecto no lo tenemos en común, me niego a que alguien me toque...no me preguntes porqué, no lo sé... tú que sabes de esto...-se separó tomándole de la mano de nuevo y tomar asiento en el borde de una de los bancos de piedra que se encontraban a su alrededor. Podía oler y notar la humedad y eso la calmó un tanto, supuso que nunca había sido tan sincera con nadie, nunca dijo el porqué no permitía que nadie traspasase aquella línea -Creo que nadie puede hacerme sentirme lo especial que soy, no es algo egocéntrico... no he sentido esa necesidad que alguien me toque en toda su totalidad, he tenido mis besos y mis roces pero no he pasado de ahí, sí, soy ...eso, nunca he traspasado de aquello pero no me importa, dime... ¿disfrutas con tu trabajo? Que pregunta... me refiero a si... te satisface, te gusta lo que haces o lo haces por necesidad aunque... de nuevo parece una tontería, te admiro y aunque no sepas el porqué uno de los motivos es porque eres sincero... tranquilo, no gritaré a los cuatro vientos lo que eres y lo que haces, eres libre...y quizás no he sido bastante considerada con los que ejercen lo mismo que tú, las llamé fulanas... no te lo tomes a mal, se debe una disculpa, sí, una de Bryanna Appleby...ahora entiendo muchas cosas, eres joven pero puedes ser un profesor excelente no solo en guiar por ciudades.... puedes serlo en otros aspectos, como en la música, el sexo...interesante...nunca había conocido a nadie tan interesante, puedes sentirte satisfecho de ello-se echó a reír mirándole a los ojos y es que era verdad a Bryanna le parecía tan curioso aquel chico...-Que mal me siento, podrías enseñarme mucho pero yo a ti no sé el qué ¿qué más me podrías enseñar-aquella sonrisa no fue para nada en concreto e incluso tentadora.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 505
Fecha de inscripción : 23/03/2011
Localización : París-Londres
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: En un lugar...muy diferente.
En verdad despertaba sinceras y sentidas sonrisas, aun cuando no trataba de pretenderlo...a mi parecer era como una niña curiosa, inteligente niña con cuerpo de mujer y pensamiento de rebelde anti-sistema. Mas tarde le explicaria el significado de aquella palabra, mas tarde quizas le sugeriria buscar un piano y escucharla tocar, sabiendo que eso seria una deliciia para mis oidos, mas ahora queria escucharla a cerca de lo que le habia confesado. Sintiendo un poco de sorpresa la mire para cuando sujeto mi mano con la suya invitandome a tomar asiento en aquel banco.
Mi rostro se mostro confuso al saber lo reaccia que era al contacto y no es que antes no me hubiese dado cuenta de que mantenia las distancias incluso cuando yo las acortaba. Ahora lo decia libremente, explicaba ese problema pues para mi era un problema, una especie de desconocimiento corporal del cual yo carecia. Pensé en que la joven habia sufrido alguna clase de trauma en su niñez, algo que le impedia prolongar el contacto con un hombre...mas tarde di cuenta que es que no habia hombre que la hubiera prendido como era debido.
Suspire de alivio, escucharla hablar con tanta facilidad sin darle demasiado importancia al hecho de que francamente, era un puto, me relajaba.
-Dime Bryanna...¿Se debe quizas a una falta de confianza hacia el sexo contrario?.- pregunte en primera estancia y luego me deje llevar por unas carcajadas suaves, tenues que me desperto su constante verborrea -Me gusta lo que hago, pero no siempre...- aclare en primera instancia -Sentir deseo por alguien es un proceso complicado, a veces es necesario cerrar los ojos y pensar en otra persona...- frunci el ceño confuso, haciendo una breve pausa.
De nuevo estaba pensando en cosas que no debia, recuerdos de mi pasado. -...otra persona con la cual hayas tenido una experiencia sublime..- continue -y entonces el deseo fluye, soy capaz de guiarlo y reedirigirlo para complacer a la persona contraria.- de forma inconsciente, mientras hablaba alce la mano para sujetar con ella uno de sus dorados mechones, los lleve a mis labios y lo bese -Una disculpa tuya...¿Que sera lo proximo? ¿Que el cielo se nos caiga sobre la cabeza?- susurre con ligera broma soltando las suaves y perfumadas ebras -Dime Bryanna...¿Por que tanta aversion al contacto? Las caricias son mas poderosas que el dinero y la ambicion...muchos reyes y reinas han caido por gozar de los placeres que no debian. ¿No sientes ni un apice de curiosidad por saborear las mieles del placer?.- hable suave, tildado el tono con esa sensualidad que se despertaba sin querer. Ahora que me sentia mas "libre" al haberle confiado mi trabajo, no tenia motivo para replegar mis encantos...despues de todo, ella parecia inmune... ¿o no?.
Me levante y alente a la dama para que viniera conmigo, sujetando esa mano, sujetandola con gracia y gentileza. Me paetecia cruzar ese gran rio señorial y sentir mi cuerpo mecido por las suaves corrientes.
-A si que...jamas te has sentido atraida por alguien...hasta el punto de dejarle ver tu alma...es una sensacion completa, pero aterradora.. Quizas podria enseñarte a experimentar la vulnerabilidad del cuerpo humano...- advertí con una sonrisa complice llegando hasta el pequeño "puertecito" en donde nos esperaba el joven que nos confiaria una barca por unas pocas monedas a cambio. Sin preámbulos le ofreci un par de francos y miré a la rubia condescendiente -elige la embarcacion que desees, algo me dice que querras remar tu...- y sonrei con sutil ladinidad.
Mi rostro se mostro confuso al saber lo reaccia que era al contacto y no es que antes no me hubiese dado cuenta de que mantenia las distancias incluso cuando yo las acortaba. Ahora lo decia libremente, explicaba ese problema pues para mi era un problema, una especie de desconocimiento corporal del cual yo carecia. Pensé en que la joven habia sufrido alguna clase de trauma en su niñez, algo que le impedia prolongar el contacto con un hombre...mas tarde di cuenta que es que no habia hombre que la hubiera prendido como era debido.
Suspire de alivio, escucharla hablar con tanta facilidad sin darle demasiado importancia al hecho de que francamente, era un puto, me relajaba.
-Dime Bryanna...¿Se debe quizas a una falta de confianza hacia el sexo contrario?.- pregunte en primera estancia y luego me deje llevar por unas carcajadas suaves, tenues que me desperto su constante verborrea -Me gusta lo que hago, pero no siempre...- aclare en primera instancia -Sentir deseo por alguien es un proceso complicado, a veces es necesario cerrar los ojos y pensar en otra persona...- frunci el ceño confuso, haciendo una breve pausa.
De nuevo estaba pensando en cosas que no debia, recuerdos de mi pasado. -...otra persona con la cual hayas tenido una experiencia sublime..- continue -y entonces el deseo fluye, soy capaz de guiarlo y reedirigirlo para complacer a la persona contraria.- de forma inconsciente, mientras hablaba alce la mano para sujetar con ella uno de sus dorados mechones, los lleve a mis labios y lo bese -Una disculpa tuya...¿Que sera lo proximo? ¿Que el cielo se nos caiga sobre la cabeza?- susurre con ligera broma soltando las suaves y perfumadas ebras -Dime Bryanna...¿Por que tanta aversion al contacto? Las caricias son mas poderosas que el dinero y la ambicion...muchos reyes y reinas han caido por gozar de los placeres que no debian. ¿No sientes ni un apice de curiosidad por saborear las mieles del placer?.- hable suave, tildado el tono con esa sensualidad que se despertaba sin querer. Ahora que me sentia mas "libre" al haberle confiado mi trabajo, no tenia motivo para replegar mis encantos...despues de todo, ella parecia inmune... ¿o no?.
Me levante y alente a la dama para que viniera conmigo, sujetando esa mano, sujetandola con gracia y gentileza. Me paetecia cruzar ese gran rio señorial y sentir mi cuerpo mecido por las suaves corrientes.
-A si que...jamas te has sentido atraida por alguien...hasta el punto de dejarle ver tu alma...es una sensacion completa, pero aterradora.. Quizas podria enseñarte a experimentar la vulnerabilidad del cuerpo humano...- advertí con una sonrisa complice llegando hasta el pequeño "puertecito" en donde nos esperaba el joven que nos confiaria una barca por unas pocas monedas a cambio. Sin preámbulos le ofreci un par de francos y miré a la rubia condescendiente -elige la embarcacion que desees, algo me dice que querras remar tu...- y sonrei con sutil ladinidad.
Vittorio Solderini- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 122
Fecha de inscripción : 07/05/2011
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