Noche sin Clientes +18 [Adam DuPont]

por **Magnolia Velvet** Mar Mayo 24, 2011 10:45 pm

Era como si la noche se los hubiera comido a todos, los únicos que se paseaban por el burdel eran los que tenían ya a sus prostitutas(os) escogidos y ninguno de ellos me buscaba a mi. La noche había comenzado mal desde un principio, había llegado tarde, me habían reñido por eso, se había roto uno de mis zapatos, tenía hambre y probablemente si me acostaba con alguien sería uno tan emocionado por tener a una mujer en sus brazos que se correría en mi pierna antes de que yo pudiera disfrutarlo. Las compañeras estaban ocupadas, ya fuera con su cliente favorito o hablando con el encargado del bar o entre ellas y yo sobraba, realmente mis únicas amigas en el burdel eran Ari y Marie-Faith, fuera de ellas, todas las demás eran rivales. Supuse que era cosa de ser todas mujeres y pelearse los pocos clientes así que después de pasearme por entre las mesas recogiendo conversaciones al aire y varios intentos fallidos por convencer hombres de que yo sería mejor que cualquiera que esperaran, salí del burdel por la puerta trasera y me senté en una de las cajas que amontonaban ahí.

La noche estaba fresca y agradable, la luna se elevaba en el cielo iluminando lo que las luces artificiales no querían iluminar por no considerarse lo suficientemente importantes por quien quiera que se encargara de poner las luces en las calles. Suspiré viendo mis pies colgando de la caja, uno de ellos cuyo zapato tenía el tacón roto, tal vez en eso radicaba mi nulo éxito esta noche. ¿Quién iba a querer follarse a una cortesana que cojeaba? No pude menos que reírme de la tontería y recargar mi espalda en la pared para mirar al cielo. Tal vez lo prudente era que me fuera a mi casa, si nadie me quería ahí, y ya era lo suficientemente tarde como para no conseguir nada que no fueran descolones, no entendía porqué perder mi valioso tiempo para dormir... o hacer galletas... o hacer cualquier cosa que no fuera mendigar por un cliente, ya suficientemente degradante era hacer lo que hacía como para que además rogara por migajas.

Además yo era buena, mejor que cualquiera, era sólo que esos tipos eran idiotas. Si. Ahora intentaba hacerme sentir mejor al menos un poco. Levanté un poco mi falda deslizándola por encima de mis muslos y dejé que el frescor de la noche me pegara en la piel desnuda, que gracias a mi atuendo, era mucha. Llevaba un vestido rojo, con encaje negro en el escote, las mangas y el ruedo de la falda, el corsé también era negro, con las cintas de un rojo brillante para que todo combinara perfectamente, era corto por delante y largo por detrás, sólo para que dejara ver un atisbo de los ligueros que le agregaban algo más excitante a mi ropa interior que también combinaba. Toda de encaje negro. Era un total y absoluto desperdicio mi atuendo de esa noche, haber escogido todo tan meticulosamente para que nadie se fuera a dar el gusto de arrancarme todas las prendas con los dientes. O con las manos. ¡Lo que fuera era bueno! Dediqué una mirada por encima de mi hombro para ver por la rendija que había dejado la puerta el pasillo que me regresaría al burdel. Chasqueé la lengua para convencerme de que era una pérdida de tiempo. Mejor sería largarme, mañana sería otro día.

por **Jean-Luc Tessier** Miér Mayo 25, 2011 10:17 am

El joven muchacho yacía tumbado en la habitación. La habitación del burdel, claro, pues eran ya unas cuantas horas pasadas de medianoche. Estaba durmiendo o, mejor dicho, descansando. Después de cada polvo siempre le gustaba echarse un rato, con o sin el cliente, pero se echaba. Había algunos que se marchaban enseguida porque tenían a sus cónyugues esperandoles en casa, otros que no tenían otra cosa que hacer y se quedaban -cayendo así en la tentación de repetir- y otros que inclusive Adam tenía que despertar para que salieran pues se quedaban totalmente fritos. Claro, allí no era lo mismo que el echo de que alguien le reservara toda la noche. Podían descansar un rato, medía hora, tres cuartos como mucho pero no más de dos horas. Esa era la política que la madame les había dicho, luego Adam, dependiendo del cliente, la aplicaba según le convenía. Como siempre, el muchacho iba a su bola.

Pues bien, aquel era uno de esos días en que su compañía se había quedado totalmente dormida en la cama. Una joven muchacha a penas de unos dieciocho años. Sonrió al notar como hablaba de ella, como si él tuviese un porrón de años más ¡y tenía los mismos! ¿De qué se estaba sorprendiendo? Aquella chica le habría pagado pero él ofrecía sus servicios a cambio de sexo. Sin duda, lo suyo era bastante peor pues no lo hacía por necesidad si no por gusto. Porque no tenía a nadie lo suficientemente estable en su vida como para satisfacerle por completo. Y de momento, ninguna había sabido cautivarla lo suficiente.

No se duchó pues estaba perezoso. Pecaría de que le llamaran guarro, sin embargo, él sabía lo limpio que era y por un simple polvo a veces no hacia falta tener que irse a la ducha enseguida. Las mujeres solían ser más quisquillosas con eso, algunas no todas, pero él solía hacerlo cuando le venían ganas o simplemente despues de toda la noche y que varios clientes hubiesen pasado por su cama.

Se puso los pantalones y camisa holgados, como siempre, y se encaminó a bajar hacia el vestíbulo. No tenía planeado coger a ningún cliente más hasta que el que habia arriba se marchara, obviamente, no iba a llevarlo al callejón de al lado para follar pues si pagan precisamente era por un poco de calidad. Y el lugar era bastante básico. Así pues salió de dentro con el objetivo de que le tocara un poco el aire, allí fuera dudaba que fuesen a reclamarle, ya procuraría alejarse él lo suficiente.

Y así lo hizo. Se desvió hasta la parte trasera del burdel, el pequeño callejón, el lugar que precisamente antes había aparecido en su mente. El lugar donde no podría llevar a ningún cliente a no ser, claro, que fuera una extravagante petición. En este mundo uno se podía encontrar absolutamente de todo. Para su sorpresa, lo que se encontró él allí fue una muchacha sentada sobre unos cartones, parecía algo deprimida o, mejor dicho, el que estuviera sentada sobre unos cartones en medio de un callejón oscuro le hacia ver un aura deprimente.

- Ey ¿qué haces aquí tan sola? - se acercó y se sentó a su lado en la punta del cartón, agachando un tanto la cabeza para poder verla bien a la cara. Por la ropa dedujo que era una de sus compañeras, tal vez, había tenido una mala noche.

por **Magnolia Velvet** Miér Mayo 25, 2011 7:24 pm

Era tarde y yo seguía revolcándome en mi vergüenza de no conseguir un cliente, ni siquiera debería estar ahí para que no se armara el rumor de que no podía levantar a alguien, además en realidad me jodía el hecho de que mi atuendo iba a regresar inmaculado a mi casa. Llevé mis manos al borde del escote y lo subí un poco girándome de lado a lado como si con eso pudiera dejar la imagen de cortesana y regresar a mi casa viéndome algo decente pero desistí cuando solamente se desacomodó y tuve que volver a poner mis pechos en su lugar ayudada de mis manos volviendo a mi estado taciturno una vez que logré verme decente de nuevo. Un cliente. ¿Pedía demasiado? Incluso estaba dispuesta a concederle sus deseos más pervertidos, solamente quería uno, uno que me llevara a la cama y me hiciera llevarme dinero a casa porque con hacer la compra y conseguir maquillaje, caramelo y vestidos ya no me quedaba demasiado.

Supuse que la persona que me acompañaba era una compañera, de hecho al principio pensé que sería la madame que venía a reclamar mis servicios, cuando no vino gritando me imaginé que era una de mis compañeras pero no fue hasta que habló que me di cuenta que era uno de mis compañeros, lo sentí sentarse junto a mi y recapacité en la pregunta mirando de nuevo por encima de mi hombro y encogiéndolo después. -Pensando que es una pérdida de tiempo estar aquí cuando no voy a pescar ni un resfriado- Lo había visto antes en el burdel, era solicitado, como yo pero hoy sinceramente era una desgracia para mi. Sonreí cuando me buscó la mirada y me acomodé para quedar bien sentada emanando un poco de la seguridad que me quedaba por esa noche. -Iba a irme, mala noche. ¿Qué tal tu?-

Lo había visto con hombres, con mujeres, de toda clase y de todo tipo y de alguna manera su forma de vestir no era precisamente el de alguien al que le hiciera falta el dinero, al contrario pero siempre podía ser que tuviera algún "protector" que lo mantuviera o algo así, aquí se veía básicamente de todo. Y así como se veía de todo, también había gente de nosotros a los que no les gustaba que te entrometieras en su vida privada y yo no iba a hacerlo, precisamente porque no me gustaba que se metieran en la mía.

por **Jean-Luc Tessier** Miér Mayo 25, 2011 8:59 pm

Tal y como habia imaginado la noche no había resultado buena para la chica y, aunque intentara disimularlo, se la veía algo decaida. Ciertamente cuando se encontraba a compañeras con ese estado de animo le daba algo de apuro pues no sabía del todo que hacer para animarlas. Mentira, de echo si sabía que hacer, simplemente que no quería recurrir siempre a "eso" para animar a la gente. Por mucho que la mayoría de veces le diera muy buenos resultados.

Sonrió suavemente al ver que en el rostro de la chica aparecia también una sonrisa, por lo menos, su presencia habia echo que no decayera del todo y se animara. Tal vez mínimamente pero algo era mejor que nada ¿no?. Soltó un pequeño suspiro y apoyó el codo de su brazo derecho sobre esa misma pierna, simultaneamente utilizando esa mano para dejar en reposo sobre ésta su mentón.

Solo apartó la vista unos segundos hacia el frente para después volver a mirarla, menteniendo el rostro levemente girado en su dirección y a la vez en un nivel inferior, pues su torso estaba inclinado hacia delante - Espero a que una chica que ahora mismo está completamente dormida en mi habitación se despierte - frunció levemente los labios, intentando similar alguna pequeña carantoña aunque se pudiera ver un tanto imbécil por ello, no le importaba. En ese momento de silenció fue cuando se fijó en al atuendo que la muchacha llevaba. Soltó un pequeño silbidito.

- ¿Seguro que tu has entrado en el burdel? Con lo guapa que estás y con la luz que hay allí dentro me apostaría lo que fuera que en unos pocos minutos ya tendrías uno rendido - le guiñó un ojo irguiendose suavemente hasta quedar algo más pegado a su cuerpo, después de todo, compartían el cartón en el que estaban sentado y éste muy amplio no es que fuese - ¿Podría yo contratarla, madame? - cogió una de sus manos con suavidad y besó su dorso con delicadeza, entrecerrando sus ojos.

No sabía como iba a ella reacciónar, no se conocían mucho y tal vez la molestaría. Sin embargo, sus palabras no fueron únicamente para intentar animarla pues decía lo que pensaba.

por **Magnolia Velvet** Miér Mayo 25, 2011 10:51 pm

Me quedé observando sus movimientos sólo por el placer de hacerlo, no creía exactamente que se molestara porque en todo caso, todo el mundo dentro del burdel podía ver lo que quisiera si tenía suficiente dinero para pagar por la vista. Era joven. Me mordí el labio cuando pensé eso porque yo también era joven, sólo que a veces sentía que había estado en el negocio por siempre, y si contábamos que había vivido en un burdel desde los once, eso ya hacía diez años de codearme con los mejores en el lugar. Me pregunté una vez más porqué estaría ofreciendo sus servicios porque aunque aquí sólo fueran un cuerpo más, todos teníamos una historia escondida que casi siempre tenía pobreza y dificultades tiñiendo el panorama.

Me gustaban sus ojos, aunque apenas lo había empezado a analizar, me habían atraído. Color café, no precisamente el color que muchos llamarían llamativos por creer que los ojos claros son mejores que los oscuros pero sabía llevarlos con el porte necesario, y la forma en que me miraba me hizo volver a sonreír. Probablemente lo hacía por ser una buena persona pero se le agradecía el intento. Rodé los ojos porque el hecho de que un cliente se quedara dormido en la habitación hacía todo más lento y conocía muy bien el sentimiento de alguien que se tomaba demasiadas confianzas y libertades, si, lo había pagado, pero no era su casa y las habitaciones se ocupaban. Bueno. ¿Porqué estaba yo molesta si no tenía a nadie que quisiera llevarme a mi a la habitación? Asentí tan sólo dándole a entender que me daba cuenta de lo que sucedía.

El fruncimiento de los labios se me antojó sensual también pero probablemente era cosa de que no me había acostado con nadie esa noche y tenía algo de ganas de hacerlo y él lo estaba poniendo fácil. Se veía como un niño en ese momento y no pude evitar levantar una mano y pasar el dedo índice por su labio inferior. El pensamiento de lo que pude haber hecho después quedó cortado por su silbido y alcé las cejas cuando comenzó a adularme. -Basta, que me sonrojo- Pausa de silencio. -Gracias pero si, he entrado ahí y nadie parece querer nada conmigo- Levanté la pierna del zapato averiado y giré el tobillo para que pudiera verlo mientras yo lo señalaba con el dedo. -He roto mi zapato y cojeo, el encanto del atuendo se pierde cuando empiezo a caminar-

No me moví cuando se acercó, podría decirse que estaba acostumbrada a ese tipo de cosas así que solamente sonreí en respuesta a su guiño y luego lo imité haciendo el mismo gesto. Sin embargo cuando me hizo esa propuesta me quedé algo en blanco. El beso en mi dorso, la delicadeza, la forma en que me lo pidió, la duda normal de no saber si pretendía pagarme en serio o sólo se trataba de un polvo entre compañeros de trabajo. ¿Y qué más daba? A esas alturas al menos sabría que no me iría a mi casa sin probar las mieles que un hombre más una cama podrían ofrecerme. -Sólo con una condición- Levanté el dedo índice en el aire sin soltarme de su agarre en mi mano. -Que no lo estés haciendo por lástima- En realidad en ese momento era lo último que necesitaba, lo que en serio quería era que me deseara. Aunque fuera un rato. Sólo a mi.

por **Jean-Luc Tessier** Jue Mayo 26, 2011 9:01 am

Sonrió ante la respuesta de ella, no sin antes pasar la vista por el zapato que le había enseñado, observando el tacón roto. Era una verdadera lástima, no porque le afeara todo el vestido cosa en la que Adam no estaba deacuerdo, si no porque los zapatos eran también muy bellos y lo más probable es que no pudiese volver a ponerselos. Sin embargo, no acababa de entender el cómo nadie se había interesado por ella, realmente la encontraba muy bella y, vale, aunque también había otras bellas dentro, ella no iba vestida con simples arapos. Tenía un bonito vestido que le realzaba sus atributos. Por lo menos, los necesarios para una mujer si quería que se fijaran en ella. Por deprimente que a Adam le pareciera que tuviese que ir con los pechos casi fuera y las piernas descubiertas. Él por otra parte no tenía mucho que realzar, los hombres tenían esa ventaja o inconveniente para otros pues dependian únicamente de su físico a primera vista.

Tiró de la mano de la muchacha, en un movimiento rapido colocandosela sobre sus piernas a horcajadas, ahora poniendo sus manos en la parte trasera. - Oh vamos, lo dices como si no fueses una mujer hermosa - alzó una ceja mirandole ahora desde abajo, quedando el rostro de ella algo más alzado que el suyo - ¿Tú crees que con semejante mujer puede hacerse por lástima? - le hizo un descaro repaso por lo que tenía en ese momento a la vista, concretamente, miró fijamente sus senos - Ya te digo yo que hoy deben estar los hombres ciegos, porque como no fijarse...en eso.. - bufó apartando levemente la vista haciendo sus labios como si el bufido de un silbido se hubiese tratado.

Si que es cierto que la idea se le había ocurrido para animarla pero ¿el sexo desde cuando podía hacerse por lástima? por lo menos para Adam siempre era uno de los mejores placeres de la tierra. Y más con una mujer como la que era su compañera. Muy bella y con unos muy buenos atributos. También es verdad que a Adam los senos no eran lo que más le importaba del cuerpo de una mujer, pero había que reconocer cuando los tenían bien puestos. Ella los tenía bien puestos, concretamente en ese momento, muy cerca del rostro del muchacho.

La miró de reojo pasados unos segundos y volvió a sonreir, dandole un pequeño bote con sus piernas para que se inclinara un tanto hacia su cuerpo, llegando así sus labios hasta el oido de ella - ¿Harás algo de descuento a un pobre muchacho como yo?.. - bromeaba en sususrros mientras una mano acariciaba sus muslos, de arriba a abajo - Ya sabes, hay que evaluar a la competencía, asi que..no te cortes.. - soltó una suave carcajada mordiendole el lóbulo y pellizcandole una nalga

No tenía su habitación libre pero, aún así, la noche prometía.

por **Magnolia Velvet** Vie Mayo 27, 2011 4:09 pm

Lo que me causaba algo de duda era que él estuviera ahí afuera mientras podía levantar otra cliente, o cliente, aquí se veía de todo y yo no era de las que se espantaban por nada, aun cuando en esta sociedad era todo un escándalo de puertas para afuera, de puertas para adentro, la suciedad podía llegar hasta la altura de las rodillas. Sabía que había una muchacha en su habitación, dormida, seguramente le había dado un buen servicio para haberla dejado rendida pero también podía ir a decirle que era hora de salir y aprovechar la noche para no quedarse en un solo cliente. Pensaba tanto en esto, tratando de ver más allá de lo que parecía a simple vista cuando con un movimiento ya estaba yo sentada sobre él en una posición no sólo bastante sugerente sino también bastante buena para cualquier propósito práctico. Alcé las cejas dándole el mérito de su movimiento estudiado, puse mis manos en sus hombros riéndome a cada palabra que me decía negando a que yo pensara que no era una mujer hermosa. -Te equivocas, sé que lo soy... sólo no hay nadie más allá adentro que comparta mi punto de vista- Tuve que bajar la mirada pero sin moverme de donde estaba, había entrelazado mis manos por detrás de su cuello riéndome de nuevo al ecuchar semejante halago dirigido a mis pechos. -Bueno... "eso" se siente muy halagado de que pienses así-

Me moví contra él en un movimiento reflejo, no sólo por la posición en la que estábamos, sino también por lo que decía y lo atractivo que parecía cuando movía esos labios. Madre mía. Está bien, si que tenía ganas de quitarme la frustración con un buen revolcón. Con él. Guapo, divertido, amable y además, experto. ¿Cómo no la íbamos a pasar bien? La idea fue remontando las olas de mi cabeza haciéndose cada vez más grande y más grande hasta que ocupó todo lo que estaba pensando. Seguí su juego inclinándome hacia él, riendo silenciosamente al sentirlo acercarse hasta mi oido e inclinando la cabeza para dejar que su aliento me tocara la piel sensible del área. Un pobre muchacho como él. Divisé con el rabillo del ojo su mano paseando por mis muslos, escuchaba sus susurros haciéndome cosquillas en el cuello, cosquillas que se iban expandiendo hasta la columna vertebral dejándome la sensación de temblor en las rodillas. Dejé que volviéramos a estar frente a frente para acercarme y morder su mentón suavecito, sin hacer daño, sólo para dejar una marca, besé el hueso de su mandíbula y cuando llegué a su oido decidí devolverle el favor. Susurré tan bajo como podía sin que se perdieran mis palabras, exhalando aire en su piel. -Mira que si tu me lo haces a mi, y yo te lo hago a ti después, quedamos a mano. ¿No es cierto?

Pues si, era cuestión de matemáticas, un ratito de diversión sin paga solamente para no dar la noche por perdida y aprovechar la energía que él todavía tenía y la que yo no había gastado aun. Reí separándome de él y encogiendo un hombro en actitud totalmente de coquetería descarada. -Yo nunca me corto, guapo- Acerqué mis labios a los suyos para morderle el inferior antes de hacer un movimiento con mi cadera para que partes importantes de nuestro cuerpo se frotaran, apenas un atisbo de lo que iba a ser la noche, apenas una probada de lo que podríamos tener, un jadeo se me escapó de entre los labios. Para esas alturas, la mala noche quedaba atrás, el tacón roto quedaba atrás, ahora en el futuro sólo se vislumbraban orgasmos llenos de gritos, sudor y placer.

por **Jean-Luc Tessier** Vie Mayo 27, 2011 5:20 pm

Rió y sin pensarlo besó sus labios nada más terminó de hablar. Fue un beso lento y rápido pues no duró más de cinco segundos pero lo suficiente para saciar esa pequeña tentación que le había provocado al mordele el inferior. Desdeluego que esa muchacha prometía, seguramente, más que cualquier cliente que pudiese haber encontrado esa noche. Y además con eso conseguía también levantar sus animos ¿se podía pedir algo más? no; se sentía plenamente satisfecho. Caliente y con ganas de darle mucho, en todos los sentidos de la palabra. Además con ella no había motivos para que se contuviese y se moría por ver de que manera ella tampoco se contenía.

De un pequeño y rápido movimiento hizo que el cuerpo de la joven se levantara, lo suficiente como para él agarrarla del trasero. Y bien agarrada que la tenía. Acercando sus labios hasta el cuello de ella y mordiendolo con bastante fuerza, obviamente, haciendolo tan fuerte que le dejó una marca echa a proposito. Una marca que le recordara lo que iban a tener esa noche. Podía resultar a veces un poco posesivo, sí, pero no más de lo que ellas lo eran con él. Una posesividad mútua entre sus compañeras de juegos; por llamarlas de una manera suave.

Al separarse volvió a mirarla con una sonrisa - Trato echo, madame, y esto es una clara prueba de nuestro reciente "contrato" - le guiñó un ojo pícaro - ¿Qué me dice? - se relamió los labios en un gesto provocativo y que denotaba el beso que habian tenido hacia unos instantes seguido del mordisco sobre su cuello. Se acercó para lamer los rastro y pellizcar la zona con los dientes. En momentos como esos le costaba bastante estarse quieto. Y por eso mismo sus manos no eran una excepción; una de ellas acarició una nalga por debajo de la ropa interior.

Su pelvis tampoco era una excepción así que disimulada y lentamente se movía de adelante hacia atrás haciendo fricción con el sexo de ella. No dudaba en que ya habían empezado con el calentamiento y por eso siempre le gustaba ver como su compañera se calentaba. Adoraba ver como con unos simples movimientos ambos podían calentarse en cosa de segundos.

- Oh y..espero que alguno de los que te ha visto antes nos vea.. - sus labios estaban sobre el cuello de ella pero aún así susurraba palabras entendibles - Porque así sabrán lo que se han perdido esta noche - volvió a morder la zona, con algo de fuerza; utilizando las manos en su trasero para pegar con fuerza ambos cuerpos.

No iba a contenerse; para nada.

por **Magnolia Velvet** Miér Jun 01, 2011 12:25 am

Recibí sus labios con gusto, apenas dándome tiempo de devolver el beso que me daba y el simple gesto me hizo relamerme los labios para volver a sentir su sabor en mi boca. Un sabor que probablemente seguiría estando presente para mi durante el resto de la noche. Si de algo estaba segura era de que este encuentro sería largo, placentero y divertido, lo podía ver en el rostro de mi acompañante, en la forma en que me tocaba todavía sobre la ropa, en la forma en que me había besado y la posición en la que estábamos. No cabía duda de que sabía lo que hacía, después de todo era un profesional, como yo. ¿Y qué se obtenía de un encuentro sexual entre dos profesionales? Eso era lo que estábamos a punto de averiguar.

Dejé que me moviera a voluntad arqueando la espalda un poco para sacar más el trasero y que tuviera un buen lugar de dónde agarrarse, me acerqué a morder su mentón dejando que me mordiera, sorprendiéndome un poco de la fuerza que utilizaba pero dejándolo estar. En algunas ocasiones un poco de dolor podía hacer más placentero todo lo que íbamos a hacer a continuación. Esperé a que se separara y deslicé un dedo desde mi cuello, justo el lugar donde había mordido hacia abajo hasta el lugar donde el borde del escote comenzaba a esconder mis pechos, pechos cuya parte superior se abultaba justo donde tenía puesto el dedo. -Házme eso aquí- Tuve mucho cuidado de poner carita de inocente adorabilidad mordiéndome el labio inferior. Las marcas no eran mis cosas favoritas pero en el calor del momento, los mordiscos me volvían loca.

Sus movimientos se unían a los míos, mi cadera se removía encima de él como marcando un ritmo que nos llevaría a acelerar todo el proceso un poco, que nos pondría a punto lo suficiente para quedar con ganas de más. Más de los dos. -El mejor contrato que he firmado en mi vida- Miré sus labios nuevamente notando que a cada movimiento de éstos yo me volvía más adicta, pero todo a su tiempo, ya tendría yo oportunidad de devorarle los labios a mi antojo, los labios y otras cosas también porque nos íbamos a divertir un montón los dos juntos. Salté un poco al sentir su mano pero no me corté para nada, mis manos se deslizaron por su cuello y empezaron a desabotonar su camisa desde arriba.

Sentía mi humedad expanderse, podía sentir esa punzada de dolor sordo que no puedes quitarte por nada del mundo y por eso mismo mis caderas seguían moviéndose contra él, estirando el cuello para gemir sin tapujos cuando la excitación subió de nivel, dejándolo escuchar aquel sonido gutural que desgarró mi garganta y que probablemente se escuchó hasta donde estaban los clientes con sus favoritas, dentro del establecimiento. Esperé a que su pecho estuviera descubierto e hice un movimiento para rozar mis pechos con el suyo riéndome de lo que pedía. Un subidón de autoestima también me serviría a mi. -¿Quieres que se mueran de la envidia? Deberíamos de hacer justo esto allá adentro... Hice un gesto con mi cabeza señalando el interior del burdel. Podríamos hacer todo un espectáculo que a todos les gustaría mirar, o al menos a nosotros nos gustaría que miraran. Matar de envidia. Eso podía hacerlo. Llevé una de mis manos al cabello de su nuca y jalando algo bruscamente separé sus labios de mi cuello para devorarlo con mi boca haciendo que su cabeza pegara con la pared donde estábamos recargados. Esto se iba a poner interesante

por **Jean-Luc Tessier** Miér Jun 01, 2011 2:34 pm

Alzó una ceja ante la reciente propuesta que le había echo su compañera ¡Vaya si era de armas tomar! Su sugerencia era incluso mejor de lo que él había pensado. Y precisamente solo de imaginarsela ya se había puesto completamente cachondo. No dudó en hacer un fuerte movimiento de pelvis para que su miembro rozara contra el sexo de ella, o mejor dicho, chocara y así se pudiera dar cuenta. Como una respuesta inmediata a su propuesta de manera indirecta obviamente, porque sus labios estaban atrapados en el apasionado beso que le estaba dando. Le encantó el sentir el tirón en su cabello, podían catalogarlo de loco, pero la sensación de dolor en un momento tan pasional como aquel le volvía totalmente loco.

Mordió su labio con fuerza hasta conseguir que el sabor metálico de su sangre saliera y se mezclara con ambas salivas. Una de las manos en su nalga arañó con fuerza la carne asegurandose así de marcarla también con fuerza. Se estaba dejando llevar sin tener compasión alguna por ella; ella tampoco creía que lo tuviese con él ni quería que así fuera. Precisamente quería que soltase esa bestia que llevaba dentro y que no había podido soltar con ningún cliente o quien sabe desde hacía cuanto, no la conocía ni en ese momento le importaba el como lo hiciera con otros hombes. En ese momento lo único que quería y que iba a conseguir esque se soltara totalmente con él.

Tras un par de minutos con el beso se separaron, notando como algo de saliva caía entre ambos además de por los costados de su boca. Saliva que no dudó en relamer - Eres toda una tigresa..mmh.. aunque, todavía estas en modo cachorro - la miró y se acercó para remorder la herida que le había echo en el labio, asegurandose de que le doliera al estirarla hacia él. No solo la estaba retando con sus palabras si no también con sus miradas.

Bajó ahora la vista hacia sus senos, observando el canalillo que "salía a flote" gracias al corse que llevaría puesto, acercandose hasta pasar la lengua por allí. No tardó ni dos segundos en coger parte de esa dulce carne y morderla con igual de fuerza, asegurandose de que sus colmillos -algo más salidos de lo normal- se clavasen allí con fuerza. Dejando por ende varias marcas por la zona. El apretón en sus nalgas vino de serie. Sus manos no se habían despegado de allí en ningún momento y tras el arañazo no se estaban precisamente quietas, todo lo contrario, no paraban de masajear la zona.

Poco a poco fueron descendiendo hasta sus piernas, asegurandose acariciar bien esa zona que estaba tan cerca de su sexo, sin tocarlo todavía. No, eso sería demasiado fácil para ella y como siempre le gustaba hacerlas sufrir un poco, tanto como ella le esaba haciendo sufrir a él con esos movimientos tan insinuantes de pelvis -Te arrancaría la ropa.. - susurró algo jadeante subiendo sus labios por su cuello, asegurandose de dejar varias marcas por el camino. La respiración de ambos era muy agitada y eso era lo que hacía totalmente presente la excitación del momento además de lo obvio, aunque él todavía no había comprobado las partes bajas ajenas más suponía como debían encontrarse.

Arañó esta vez parte de su muslo tras una fuerte nalgada, de alguna manera tenía que expresar esa fuerza que le invadía - Y ahora mismo creo que te follaría hasta en medio de la calle, así que no dudes que en medio de esos pardillos también - volvió a besarla dando otra embestida con su pelvis para que el cuerpo de ella estuviese bien pegado al suyo. Esta vez el beso solo duro unos segundos, los suficientes para volver a lamer la herida que le había echo instantes atrás. - Yo te sigo preciosa, me es imposible separar mis manos de tí - la miró con una sonrisa ladina junto a una carcajada al mismo tiempo que tornaban sus labios a los de ella en otro apasionante beso.

Tampoco le iba a resultar tan fácil despegarse de él aunque en algún momento tendría que acerlo; además estaba ansioso por saber que lugar tenía ella en mente.

por **Magnolia Velvet** Dom Jun 05, 2011 4:23 pm

Cada roce de nuestros cuerpos me quitaba el aliento, la temperatura había estado subiendo de grado en grado dentro de nosotros queriendo que dejáramos salir el vapor, ¿Y cuál era la mejor manera de sacar el vapor? Una mano en su cabello mientras la otra encontraba su camino por la cintura del pantalón colándose a lugares más interesantes, lugares que ya se estaban rozando contra mi y que por la sensación ahí donde chocábamos sexo con sexo, predecía que me iba a encantar lo que viniera después. Sus mordiscos me excitaban, en realidad todo él me excitaba y cuando mordió mi labio no pude evitar quejarme, apenas un sonido perceptible y el sabor metálico haciendo aparición dentro de mi boca. Me pasé la lengua un par de veces saboreando ese regusto que dejan las heridas en la boca. Di un bote, dos, entendía lo que estaba haciendo, me marcaba la piel con sus uñas, con sus dientes, con sus labios, con sus manos y generalmente encontraba eso inconveniente pues mi cuerpo desnudo era mi herramienta de trabajo pero esa noche no me importaba, era una especie de acto de rebeldía a todos aquellos que me habían visto esa noche y no me habían tomado, para decirles: "¡Alguien me ha marcado!", "Esta noche pertenecí a alguien y ese alguien me gustó".

Alcé las cejas notando su rasguño en mi nalga y cuando el beso se rompió sonreí al ver cómo relamía nuestra saliva de mi boca, esto definitivamente iba a ser mejor que tirarme a cualquier cliente. Mil veces mejor. ¿Modo cachorro? Ya le iba yo a demostrar que no iba a haber ningún cachorro esta noche. Acaricié su miembro con mi mano apretando lo justo para que sintiera la presión sonriendo sugerentemente mientras pegaba mis pechos a él. Sus mordiscos me volvían loca por momentos, hacíendome elevarme al cielo y caer al suelo de regreso. Mordí su mentón antes de que su boca bajara a mis pechos, notando sus dientes también ahí, gruñendo de placer y bajando el vestido de un tirón para sacar sólo uno de mis senos que se bamboleó por el movimiento. Pude haber jurado que me haría correrme sólo en el juego previo. Saqué la mano que lo acariciaba llevándome un dedo a los labios para chuparlo ante de agacharme para pegar mi boca a su cuello, lengua, labios, dientes viajaban de su cuello a su pecho, a la mandíbula, mordiedo, marcando, murmurando contra la piel para que sintiera ese tipo de vibraciones que se mandan por la columna vertebral.

Mi cadera se movió contra sus mano al sentirla tan cerca de mi centro pero me engañaba, no iba a tocarme, me iba a hacer esperar. Bajé las dos manos a su camisa y la abrí por completo dejando que los botones saltaran de la tela y se depositaran en el suelo rebotando unas cuantas veces hasta quedarse quieto ahí donde no los podría encontrar de nuevo. -No me cuentes... sólo házlo- Le guiñé un ojo resbalando mis labios por su pecho, sólo rozando mi boca con su piel. Mi petición fue casi un jadeo que se juntó con el gemido que me hizo sacar cuando arañó mi muslo. Me acerqué a su oído mordiéndole el lóbulo tan fuerte como él había estado mordiéndome desde que nos encontramos en el callejón. -Voy a hacer... que me beses todas y cada una de las marcas que me dejes- Me reí para terminar la amenaza y sus palabras casi hacen que me corra en ese justo momento pero todo a su debido tiempo, si apresurábamos las cosas no nos iba a salir nada bien.

Mordía, besaba y jadeaba al mismo tiempo, de pronto la lógica de los movimientos, las leyes de la física y mi propia cordura y recato habían desaparecido de golpe y tanto los movimientos como los sonidos eran una sinfonía de lujuria a punto de estallar. Negué con la cabeza, por mucho que me calentara la idea de que me follara enfrente de todos aquellos que me habían rechazado, yo tenía otra idea. Mordí su mentón, su labio, entrelacé mi lengua con la suya mientras mi cadera se desplazaba esta vez de adelante hacia atrás en un movimiento largo y torturante, suave y rítmico. -¿Y dejar que vean sin pagar?- Me reí manteniendo ese ritmo con mi cadera sobre él. -No, no... esta noche sólo tu vas a verme desnuda... ellos van a tener que conformarse sólo con escucharme gritar tu nombre cada vez que me corra- Besé de regreso sintiendo que me iba faltando cada vez más la respiración, no sólo con sus manos, sino con su boca, su pelvis, sus palabras, una simple mirada me daba a entender que no iba a ser una noche cualquiera.

-Sólo un segundo- Me levanté de él para bajarme de donde estábamos sentados, sintiendo la ausencia de sus manos y de sus empujes, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Lo tomé de sus mano y lo levanté antes de pararme de espaldas y agacharme para quitarme los zapatos, rozando mi trasero con esa parte de su cuerpo que me estaba robando el aliento. Tiré los zapatos y con un movimiento serpenteante desde las piernas que hizo que mi trasero se frotara con algo de fuerza contra él, pegué mi espalda a su pacho y rebusqué sus manos con las mías para colocar una alrededor de mi cintura colocándola sobre mi abdomen y la otra directamente sobre el pecho que yo había desnudado sola. Eché a caminar por el pasillo que nos llevaba al salón principal del burdel pasando de largo a todos los 'pardillos' y entrando de lleno a la sala semi privada, a esa sala que nos separaba de ellos solamente por unas cortinas traslúcidas, donde había sillones mullidos de color rojo y la iluminación la proveían un par de velas que apenas alumbraban. Ahí donde iban a escucharnos delirar de placer y donde no podrían vernos completamente, sólo un par de sombras fusionadas una con otra sin poder despegarse para tomar un receso. No. Esta noche no iba a haber tregua.

por **Jean-Luc Tessier** Lun Jun 06, 2011 3:47 pm

La actitud de la muchacha fue suficiente para que Adam se acabara de poner completamente cachondo ¡Y esque menuda mujer! Cada movimiento, cada gesto, cada palabra que salía de su boca daba a entender lo salvaje que podría ser y se notaba que solo había que estimularla para que eso aumentara todavía más. Cómo deseaba él ver hasta que punto podía llegar y obviamente quería escucharle gritar su nombre tal y como le había dicho. No dudaba en que se aseguraría personalmente de que así fuera.

Su pecho libre tardó poco en ser abordado por la boca de él mientras ella continuaba moviendo su cuerpo. Le prestó la atención suficiente hasta que se separó de él, imposibilitandole el continuar acariciandola. Claro que no duró mucho. Enseguida volvieron a estar lo suficientemente pegados y él no dudó en mover su pelvis unas cuantas veces hacia delante como si la estuviese penetrando por sobre el vestido. Su mano se aferró al pecho, pellizcandole el pezón concretamente y la otra no se quedó contenta en su abdomen puesto que bajó hasta el final del vestido, alzandolo de manera que pudiese acariciar la pierna. Dejando ésta al descubierto mientras caminaban por entre la multitud que había en el burdel en ese momento. Multitud que se quedó poco menos que parada al verles entrar de aquella manera, algunos incluso podría decirse que babearon al observar el cuerpo de la mujer y no era para menos, tenía un cuerpo exquisito, sin duda.

Antes de que pasaran las cortinas Adam paró y agarró con brusquedad el cuerpo ajeno, aplastando literalmente el pecho mientras sus labios mordían con fuerza el cuello. Volteó el cuerpo de ambos de manera que estuviesen de cara a todos aquellos que los miraban -muchos disimuladamente y otros descaradamente- y subió la mano de su pierna hasta el sexo, tapado por la ropa interior. Lo acarició por sobre esta, asegurandose que todos miraban y cuando notó que la ropa empezaba a humedecerse empezó a presionar con sus dedos hacia dentro, haciendo el gesto de penetrarla con la ropa de por medio.

Sonrió por última vez antes de soltarla, dándole la vuelta para besarla fugazmente y la tiró contra uno de los sofás. - Damas y Caballeros el Show completo ha terminado; si quieren podrán deleitarse con nuestras voces de aquí en adelante - hizo una pequeña reverencia y seguidamente agarró las cortinas preparandose para deslizarlas - Espero no les causemos una gran molestia - Las cerró junto a una carcajada y se volteó hacia la muchacha. La había lanzado con algo de fuerza por lo que esperaba no se hubiese dañado, aunque dada la situación le encantaba el maltrato por ambas partes, para que negarlo, podía llegar a ser muy masoquista cuando quería.

- Demos un buen Show ¿te parece? - le guió un ojo pícaro y seguidamente caminó hasta la otra punta del sofá, sentandose de piernas abiertas y dejando apoyados sus antebrazos en el respaldo de dicho asiento, como si de todo un ricachón ególatra se tratara - Ven muñeca y demuestrame que no es solo un cachorrito lo que se esconde ahí dentro - con una de las manos le hizo una clara señal de que se acercara y su pose era bastante sugerente ¿el cómo lo interpretara ella? realmente daba igual, porque le hiciera lo que le hiciera no dudaba por un segundo en que lo disfrutaría con creces. Aquella noche no habría momento de pausa para ninguno y de eso se iba a encargar él ¿o también ella?.

por **Magnolia Velvet** Miér Jun 08, 2011 4:46 pm

¿Quién iba a decir que una noche que había comenzado tan mal, iba a terminar tan bien? Nunca antes había probado tener una noche pasional con uno de mis compañeros pero sin duda, repetiría tantas veces como fuera necesario. Porque de una cosa estaba segura: esto se iba a volver una necesidad. Las palabras, los gestos, las acciones, las miradas, todo era tan electrizante que costaba creer que fuera espontáneo, pero a la vez, todo era tan lujurioso e impulsivo, que no podía ser planeado anteriormente. Su boca en mis labios debió haber sido un preludio a lo que iba a sentir cuando posara sus labios en otras partes de mi cuerpo, partes mucho más sensibles. Partes que lanzaban gritos hasta mi cerebro no sólo haciéndome morderme el labio en éxtasis sino también retorcerme sin entender cómo podría alcanzar a llegar a donde queríamos llegar.

El camino que tuvimos que tomar puede describirse con una sola palabra: tortura. Su pelvis golpeando mi trasero, su mano pellizcándome el pezón, la otra buscando por debajo de mi falda y cada paso acentuando la sensibilidad en todo mi cuerpo al hacerlo retumbar una y otra vez, como si cada célula que conformaba a Magnolia se hubiera separado del resto y cada una estuviera sintiendo por separado, elevandose hacia la cima del placer, provocándome orgasmos por cada poro de mi cuerpo. No pude menos que reír cuando vi las caras de los que estaban dentro, babeando, envidiando, mirando lo que en unos minutos no iban a poder seguir mirando en cuanto cruzáramos esas cortinas. ¡Y lo que hizo después! Al principio no supe qué iba a hacer pero de pronto un montón de terminaciones nerviosas se dispararon haciéndome sentir el apretón, el mordisco y su mano. Su mano sobretodo ascendió a partes de mi cuerpo que babeaban por sentirlo. Babeaban tanto que apenas sentí su roce arqueé la espalda contra él y eché la cabeza hacia atrás acomodándola sobre su hombro. Esta noche iba a morir e iba a morir feliz.

Mi excitación subió en forma de gemido por mi garganta, dejándole ver una probada a todos los que miraban de lo que solamente iban a escuchar de ahora en adelante, moviendo las caderas contra sus dedos pero el hechizo duró poco, muy poco porque cuando me di cuenta, me estaba besando y luego estaba yo tirada en un sillón sin poder dejar de reírme. Cosa que se acentuó cuando dio su anuncio a todos los idiotas que se habían quedado afuera con ganas de tirarse a cualquiera de los dos protagonistas del espectáculo y sin poder hacerlo, al menos no esta noche. Ni siquiera había intentado acomodarme en el sillón sino que me había quedado en la posición en la que había caído y así fue como me encontró cuando entró. -Siempre...- Contesté a dar un buen show, era parte del trabajo pero con la diferencia de que hoy, el show iba a ser para los de afuera porque entre los dos podía asegurar que no habría absolutamente nada fingido.

Lo seguí con la mirada, parte importante de lo que estaba sintiendo ahora mismo por él se debía a que no tenía ni puta idea de lo que haría a continuación y la incertidumbre me excitaba igual que me excitaban sus manos, y sus labios, y sus palabras, y su cuerpo entero. Alcé las cejas al ver lo que hacía, sentándose alejado de mí y diciendo todo eso. "Muñeca" Sinceramente de todo lo que me decían: "Cariño", "Encanto", "Nena", "Princesa", 'muñeca' era el que más me gustaba y dicho con esa voz me derretía por momentos. Respiré hondo para recuperar el oxígeno que había perdido al reírme y adopté la misma posición que él en mi lugar del sofá, imitándolo y sin dejar la sonrisa que pasó de ser la sombra de una carcajada a acenturarse más para dejarle ver lo perverso que podía salirme de cuando en cuando.

No me moví, solamente giré el torso un poco alzando una pierna como si fuera a cruzarla pero en lugar de quedarme ahí estiré la misma para poner el pie encima de su miembro, sobre el pantalón, no fuertemente, no quería terminar con el show si apenas íbamos comenzando. Froté aprovechando que ya venía sin zapatos sin dejar de mirarlo, placer a larga distancia y sin usar las manos, además demostrando que la flexibilidad era uno de mis puntos fuertes. La presión aumentaba por momentos y los movimientos adquirían rapidez para luego volverse lentos y tortuosos. -Mmmm... ¿has sentido qué tan mojada me tienes?- Quité el pie dejándolo como él me había dejado con sus dedos y me puse a cuatro patas sobre el silló acercándome con movimientos felinos, acercando mi rostro al suyo sin cerrar el contacto, rozando apenas mis labios con sus mejillas, su nariz, sus labios, su cuello, deslizando hacia abajo hasta alcanzar el botón del pantalón y soltar una risilla sugerente antes de ponerme a trabajar. ¿Cuánta experiencia creeían que tenía en quitar un pantalón usando solamente los dientes?

por **Jean-Luc Tessier** Miér Jun 08, 2011 7:30 pm

Su cuerpo reaccionó inmediatamente. Ya no solo por lo excitado que venía de antes si no por lo que ella le estaba provocando con ese pie. Ese sutil movimiento sobre su entrepierna que lo único que hacía era incrementar ese bulto sobre el pantalon. Bulto que cada vez era más grande con cada frotamiento. Se mordió el labio conteniendo las ganas de soltar algún gemido ¿qué clase de hombre sería si se dejaba vencer tan facilmente? antes tendría que hacerla sufrir a ella un poco más. Lo estaba deseando realmente y eso es lo que haría, más todavía esperaría para ver lo que ella tenía que mostrarle. Esperaría no más de lo necesario, no le dejaría hacerle gemir primero. Los primeros gemidos que se escucharían serían los suyos.

Alargó una de sus manos hasta el trasero ajeno cuando estuvo lo suficientemente cerca suyo, al haberse puesto a cuatro patas tras dejar de frotarle. Fue un alivio en cierto modo. Aunque le gustara ese roce todavía no quería sucumbir a la tentación. La azotó con fuerza mientras ella le desabrochaba el pantalón. Rió al ver la manera en que lo hacía - Vaya vaya ¿Pero qué tenemos aquí? si es una cachorrita preciosa - habló totalmente ironico mientras acariciaba su nalga, la cual se había enrrojecido sutilmente después de la cachetada. La pellizco y con la mano libre cogió a la chica del cabello, estirandolo de manera que alzara el rostro para mirarle - Puedo sentirte tanto como tú a mi ¿o esque no ves lo que has provocado? - acercó lo suficiente su rostro como para morderle con fuerza el labio inferior y estirarlo hacia él. Se mostraba ciertamente salvaje más aún le quedaba mucho por demostrar de esa parte suya.

- Sin embargo, me gustaría ver que tan cachonda te he puesto y aunque me muero porque me demuestres tus habilidades primero te voy a hacer sufrir un poco - sonrió socarrón relamiendole los labios y antes de que pudiera darse cuenta del mismo agarre de su cabello tirandola boca arriba sobre el sofá. La miró desde arriba, ciertamente altivo, y empezó a quitarse los restos de su camisa así como de sus pantalones. La ropa interior todavía permanecía, dejando percibir con más claridad como se marcaba el miembro, más esperaría para quitarsela. Todavía no iba a enseñarselo. No hasta que avanzaran un poco más.

Se puso sobre ella, arrodillandose en el sofa y asegurandose de que abriera bien las piernas. Él mismo abriendolas hasta el máximo e incluso un poco más - Vamos, ábrelas lo más que puedas ¿o me vas a decir que puedes romperte? Sé que eres más resistente que eso; de lo contrario no saldrás viva esta noche - pudo ser una simple advertencia o bien únicamente palabras para caldear aún más el ambiente. Fuese lo que fuese él las abrió hasta que una de ellas se "enganchó" en el respaldo del asiento. Le demostraría cuan flexible podía ser, aunque tampoco es que pudiera hacer demasiado, en ese momento la tenía totalmente a su merced además de inmovilizada. Se pegó lo suficientemente a su cuerpo como para asegurarse de que no se movería a menos que él lo consintiera. Su espalda quedó ligeramente volteada -como si su cuerpo se hubiese quedado a mitad de hacer alguna pirueta- y apoyada sobre sus piernas, imposibilitandole cualquier movimiento.

Rió mientras la miraba en todo momento - ¿Qué tal ahí abajo? Por aquí las vistas son espectaculares - podía observar a la perfección esa ropa húmeda que escondía el sexo de ella. Y qué gran vista le parecía, hacia endurecer aún más su miembro.

Ahora iría lento, muy lento. Tan lento como su autocontrol se lo permitiese. ¿Para qué? Para poder escucharla gemir y suplicar por más como a él le gustaba. Acarició con ambas manos las dos piernas, cada una su correspondiente y pellizco en varios lugares, dejando marcas rojas en esa piel suave y blanquecina. Otra de las cosas que le encantaba era marcarlas, asegurarse de que lo recordarían por un mínimo de tiempo hasta su próximo encuentro. Con Magnolia tenía claro que tendría un próximo encuentro y más después de lo bueno que le estaba resultando ese.

Acercó su rostro a una de ellas, la que estaba apoyada sobre el sofá, y la empezó a mordisquear con suavidad, a lamer, a besar. Su manos mientras tanto bajaron hasta el corsé de la chica y lo desabrocharon por completo asegurandose de que la postura no le resultara incómoda por esa ropa, si le dolía un poco eso ya le agradaba. La quería hacer sufrir con ello también.

Cuando se separó de la pierna volvió a acariciarlas con las manos y se relamió, mirandola fijamente sin borrar esa estupida sonrisa de la cara. Sonrisa que le daba un cierto aire de superioridad teniendo en cuenta la posición en la que se encontraban. - Mmh..veamos que tenemos aquí.. - acercó una de las mano hacia el sexo y empezó a acariciarlo por sobre la ropa interior con uno de los dedos, notando perfectamente la humedad que había bajo él - Qué chica más mala, con unos simples rocecillos y mira ya como se pone. - Apretó ese dedo, hundiendolo con tal de que se mojara más - Eres una chica muy mala... - sus palabras eran totalmente de juego e irónicas. Sensuales y sexuales.

Por el momento se mantendría con ese suave y lento movimiento, acariciando esa zona que sabía estaría del todo sensible. ¿Cuánto podría aguantarlo ella? ¿Y el?.

por **Magnolia Velvet** Jue Jun 09, 2011 3:31 pm

Ahora que lo tenía tan cerca, podía ver que no era yo la única que estaba totalmente excitada, lo que había logrado yo en tan sólo unos minutos. Veinte, treinta. A saber cuánto tiempo habíamos estado calentándonos el uno al otro en el callejón pero sin duda, lo que me había disparado no sólo la adrenalina sino también la lujuria, habían sido sus dedos en mi sexo frente a todos. Maldita fuera mi forma de ponerme a tono. Cuando puso su mano en mi trasero y escuché el choque de pieles producto del azote que me había dado, supe que había mentido. Sabía lo que tenía que hacer para mantenerme justo en el borde, para saber que tendría que esperar para sentirlo, para saber que me tentaría con cada arma que tuviera en sus manos hasta que rogara por piedad. Por que me hiciera gritar enloquecida de placer.

Había algo que me preocupaba sobremanera, lo había sentido estremecerse, lo había visto morderse el labio, había visto su miembro ponerse duro y crecer en tamaño hasta hacerme pensar en nada más que en verlo totalmente desnudo para mi propio deleite PERO no lo había escuchado gemir, ni un solo atisbo de gemido, jadeo, exhalación que indicara que yo lo estaba volviendo loco. ¿Porqué?, ¿Era una especie de reto?, ¿Iba a ser una especie de competencia para ver quién se rendía primero? Bajé el cierre del pantalón mirándolo desde mi posición y dejando que hiciera conmigo lo que quisiera, incluso reí cuando me llamó 'cachorrita' notando la ironía en su voz. Levanté la mirada cuando me hizo hacerlo halando mi cabello, lo miré con cara de inocencia que obviamente en ese punto de la situación no me quedaba para nada, preguntando con la mirada si esa pregunta iba dirigida a mi y se refería al bulto que tenía en la entrepierna ansioso por salir a divertirse con la parte de mi cuerpo que estaba más mojada en ese momento.

Había hombres en este mundo que lograban hacer correrse a una mujer con su boca en los pechos de ella, otros que las hacían gritar con la penetración de sus dedos en el sexo femenino, unos cuantos que con su lengua hacían maravillas pero Adam iba a hacerme terminar solamente escuchando todo lo que me decía. Si quería ver, podía ver todo lo que quisiera, tocar todo lo que quisiera, besar lo que se le viniera en gana, lamer, chupar, morder, succionar. Ya hacía unos momentos había decidido regalarme al placer que podía ofrecerme con cada parte de su cuerpo, por lo que cuando pidió ver mi humedad no dudé un segundo, y habría abierto mis piernas con tan sólo una palabra pero él tenía otros planes. Planeaba hacerme sufrir, hacerme esperar, hacerme rogar. Intenté por todos los medios quedarme callada pero mi voz era rebelde y quería salir de mi boca en forma de gemidos que formaran una melodía que terminaría en un orgasmo. No. No iba a perder. Me relamí los labios cuando se quitó el pantalón, tener su miembro tan cerca y a la vez tan lejos me hacía querer retorcerme por completo. No me iba a dejar tocarlo pero ni tiempo de pensar en eso, al menos por el momento.

Dejé que abriera mis piernas, incluso tuve que bajar una del sofá para sostener el peso sobre el piso con mi pie bajando mis manos para colocarlas justo en el pliegue interior del muslo, donde la pierna dejaba de ser pierna y se convertía en el lugar que albergaría su pulsante miembro en poco tiempo, o mucho tiempo, el tiempo que él quisiera. Haciendo presión ahí abrí lo más que podía, subí una pierna al respaldo y sentí la tirantez de mis músculos con el esfuerzo que conllevaba tener las piernas tan abiertas. -Tu preocúpate por mantenerme mojada... que ya me ocupo yo de abrirme toda para que puedas meterme ese trozo de carne hasta dentro- El que me estuviera viendo no me avergonzó, no podía tener pdor alguno en esas condiciones, estaba prácticamente a su merced y lo que fuera que estuviera pensando en hacerme, sabía que sería excepcional.

Todavía no gemía. ¿Cierto? Tenía que poner mejor atención o se le escaparía algún sonido y no dejaría que él le ganara tan fácilmente, o al meno eso pensé hata sentir sus manos en mis piernas, acercándose peligrosamente a mi centro pero sin tocarlo, Provocándome, jugando conmigo. Me mordí el labio inferior tan fuerte que volví a abrir la reciente herida que él me había hecho mientras su boca ya había ocupado el lugar de sus manos. En mi mente dejaba salir maldiciones, a cada roce, cada toque, cada beso, todos y cada uno de ellos me hacía perder la cordura por momentos. Mis caderas se movieron instintivamente hacia su dedo cuando por fin tcó ese lugar donde la carne ya gritaba por sentir algo más que la simple tela de la ropa interior. No gemidos. Nada de eso por ahora. Mantenía las piernas abiertas a lo máximo riéndome de lo que iba pronunciando. -Tu me pones así de cachonda, no puedo evitarlo- La voz me salió en un susurro mientras arqueaba la espalda al sentir cómo su dedo iba más allá aun con la tela de por medio. -No te imaginas... tan mala que creo que vas a tener que castigarme- Mi rostro no había supuesto lo que había dicho, no era una creencia, era una petición, un ruego bien escondido en palabras bien escogidas, había desatado la parte salvaje, la que en este momento tan sólo podía gritar por dentro: "Castígame".

Probablemente tenía las mejillas sonrojadas, el cabello ya se habría desordenado y las marcas por todo mi cuerpo empezaban a notarse. No había sido broma, iba a hacerlo besar todas las marcas que me dejara.

por **Jean-Luc Tessier** Vie Jun 10, 2011 5:49 pm

La sonrisa de Adam se torció al observar los gestos de la chica ante cada movimiento que hacía. Sin duda todo era una delicia para sus ojos, también para sus oidos. Aunque empezaba a notar algo extraño ¿Porque no gemía? Se preguntaba mientras continuaba tocandola en ese lugar tan íntimo, con la lentitud que estaba empleando tenía que haber empezado a escucharla hacía tiempo, sin embargo, ¿Por qué no lo hacía?. De nuevo le asaltó la pregunta y al ver ese pequeño hilo de sangre desprenderse de sus labios ante la mordedura que acababa de darse comenzó a darse cuenta de lo que ocurría ¡Estaba batallando con él! "No perderé; si no gimes tú yo tampoco" eso fue lo que dió a entender la expresión que le ponía ella en esos momentos.

Se carcajeó interiormente pensando todo tipo de cosas; si pensaba que aquello continuaría así por mucho tiempo iba equivocada pues él le tenía preparada varias sorpresas por el camino. Claro que, prefería no pensar en cuando ella lo tuviera a su merced porque se iba a regodear de la misma manera, estaba seguro de ello. Y como se excitaba de pensar en ello, sí, no solo le agradaba hacerlas sufrir si no también que se lo devolvieran. Le encantaba ver el poder que podía llegar a ejercer una mujer sobre su cuerpo. El placer que le podía dar con todas las partes y orificios de su cuerpo. Se le hacía "la boca agua" solo de pensarlo por unos segundos; desconcentrandose de lo que hacía por lo que decidió dejar eso a un lado. Ya disfrutaría en su momento.

Rió suavemente y dejó de acariciarle el sexo en el mismo momento en que notó que movía sus caderas. - No, no preciosa; aquí el único que se puede mover soy yo - acercó ese dedo hasta su rostro y sacó la lengua para darle una sugerente lamida. Sensual y provocativa; sabiendo que ella la estaría mirando en todo momento. Y como aquel que no quiere la cosa la otra mano le cacheteó una nalga no una, dos veces seguidas para después pellizcarsela. Asegurandose de que le quedara una buen marca roja por un gran área - Oh sí, voy a tener que castigarte y mira que no me gustan estas cosas.. - su tono de voz afligido era completamente fingido y podía adivinarse ya que la lengua que dió otra lamida a ese dedo no acompañaba para nada la escena.

Volvió ambas manos a los muslos y reanudó el movimiento de acariciarlos de arriba a abajo como cuando la había puesto en esa posición anteriormente. Repartía pellizcos por la zona; pellizcos de esos bien retorcidos que eran los que dolían. Su rostro no podía nada más que mostrar una amplía sonrisa que nada bueno traía y su pelvis se frotaba suavemente contra la espalda de ella, produciendole placer al miembro que ya había adquirido su máxima grandaria al excitarse por completo.

Se relamió los labios y acercó su rostro hasta quedar muy cerca del sexo ajeno, tocando la humedad por sobre la tela de ropa con la nariz - Veamos que tenemos por aqui... - atrapó la prenda con los dientes y la apartó, lo suficiente para que su respiración tocara esa zona tan sensible. Sin embargo, aquello sería ceder a darle placer demasiado fácil, por lo que enseguida volvió a cubrirla y su rostro retornó a la distancia original. Una carcajada salió de sus labios, completamente divertida. Para él, claro - ¿No pensarás que te daré placer tan fácilmente verdad? - la azotó de nuevo en una nalga y seguidamente llevó ambas manos a bordear las bragas.

Jugaban con esa zona sin tocar en ningún momento algún punto que pudiera suponerle placer explícito, claro que si ella disfrutaba con esa espera también le era satisfactorio. Después de todo era obvio que los castigos en la cama siempre eran de lo más satisfactorios; empezaría él con el suyo - Bien, para empezar, vas a tener que demostrarme lo mucho que deseas que te folle - se aclaró la gargante, fingidamente, como aquel que da un discurso muy importante - Lo mucho que te gustará que te la clave hasta el fondo y que te haga gritar por el dolor y placer que voy a causarte - en un rápido movimiento agarró la prenda íntima con ambas manos y estiró con fuerza hacia arriba de manera que se le clavara en todo el sexo además de en la parte trasera; para después soltarla son suavidad y volver a hacer ese movimiento con los dedos. - ¿Y bien? ¿Eres capaz de demostrarmelo? No me vale cualquier cosa - llevó una de las mano hacia una nalga y volvió a azotarla con fuerza.

Otro movimiento de pelvis la acompañó para que además de todo supiera que él se estaba autocomplaciendo en ese momento con ese ligero movimiento. Estaba disfrutando aquello como todo un niño cuando le dan su juguete preferido.

por **Magnolia Velvet** Lun Jun 13, 2011 11:02 pm

Una vez abiertas las piernas al máximo, había poco que mis manos pudieran hacer en ese lugar, ya Adam estaba haciendo ese trabajo por mi. Las estiré por encima de mi cabeza arqueando la espalda para que mis pechos sobresalieran más de lo que ya estaban, me relamí los labios saboreando el regusto metálico que dejaba la sangre proveniente de mi labio. Era un gemido disfrazado, un gemido que nunca saldría de mi boca, un gemido que murió en un hilillo de sangre deslizándose por mi mejilla. Casi dejé escapar una queja cuando quitó el dedo de ese lugar tan sensible, casi reclamé que no siguiera dándome placer, aun cuando no pretendía gemir en un buen rato más, al escuchar la razón por la cual había dejado de hacerlo me di cuenta de que había llegado al punto en el que mi cuerpo tomaba el control sin dejar que mi mente interfiriera, movimientos por instinto, reacciones salvajes que se saltaban el protocolo de preguntarle al cerebro si era prudente, si era adecuado, si era necesario hacerle saber cuánto me gustaba que tuviera el dedo donde lo tenía hacía solamente unos segundos.

Entrecerré los ojos para ver cómo lamía mi humedad de su dedo, un gruñido se formaba en mi garganta, un gruñido que no sabía si en el juego sensual que nos habíamos montado en menos de diez minutos contaba como gemido y significaba haber perdido el control. Di un bote con su nalgada y sus pellizcos cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás asegurándome de no emitir sonido alguno ante su provocación. Me gustaba tanto que jugara conmigo, sentía tanto calor por dentro que estaba muy segura de que en algún punto explotaría. -Otra vez- Pedí refiriéndome al hecho de que me volviera a pegar. No era precisamente un golpe que tuviera el objetivo de lastimarme y si me ponía más a tono, mejor. Mi voz comenzaba a ser gimiente, pero no lo suficiente como para que se considerara como una batalla ganada por él, no todavía.

Cerré los ojos cuando comenzó a acariciarme y a retorcerme con sus pellizcos, un solo grito de sorpresa con el primero y después sólo los movimientos de piernas, acompañados por mi cintura que giraba hasta donde su cuerpo me permitía solamente para alejarme del dolor que me provocaban sus dedos en mi carne. Dolor y placer, aumentado por el hecho de sentir su miembro grande y tieso frotarse contra mi espalda, ni siquiera podía esperar a ponerle las manos encima... y la boca y... ¡Cielos! Todo lo que pudiera acercarle, todo lo que pudiera darle placer y hacerlo retorcerse justo como me estaba haciendo retorcerme en estos momentos. Otra mordida en el labio cuando se acercó tanto a esa zona, sintiendo el roce de sus dientes, su respiración. Sintiendo el frío que dejaba al tocar la humedad que era casi imposible de creer. -Uy- Era mejor una exclamación que un quejido pero se me estaban terminando las opciones. Contraje los músculos ahí abajo cuando volvió a alejarse, esto se volvía delirante. -Sólo un poquito... vuelve a tocarme- ¿Una petición?, ¿Un ruego?

Me iba a volver loca, literalmente, con sus caricias, sus pellizcos, su forma de hacerme querer gritar mucho antes de siquiera pasar a la atracción principal. Mi mano fue directamente al pecho que estaba desnudo, pellizcando el pezón para darme placer ya que estaba bastante segura de que un dedo acariciando el lugar que él tanto estaba cuidando, sería considerado un gran agravio. Sus palabras me hicieron volver a morder el labio. ¿Que le demostrara cuánto deseaba que me follara?, si mi sexo chorreante no era una pista para él, la tenía cruda. La otra mano clavó sus uñas en la tela que cubría el sofá cuando sus manos hicieron aquello con mis bragas, sintiendo la intrusión de la tela ahí donde y quería tener sus dedos, su boca, su lengua, su miembro, todo al mismo tiempo. El gruñido que se había estado formando desde hacía ya un buen rato, se escapó de mis labios haciendo que me desgarrara la garganta. Y en esa posición no era como que pudiera hacer demasiadas cosas, me tenía completamente a su disposición e iba a lograr que me corriera a punta de dejarme rojas las nalgas y hablarme sucio. -En estos momentos, soy capaz de cualquier cosa- Un movimiento de cadera hacia arriba como si estuviera estimulándome, sin dejar de girar mi pezón entre los dedos pulgar e índice. -No tienes ni idea de qué soy capaz de hacer ahora mismo para lograr que me penetres hasta que se me olvide cómo me llamo- Podría incluso darme placer enfrente de todos los que se supone estaban oyéndonos. Con nuestra guerra de no-gemidos probablemente se preguntaban qué estaría pasando.

Otro gruñido. No para deleite del público que escuchaba, para mero deleite de mi cuerpo que quería sacar todo el calor que llevaba dentro. ¿Había ganado? A esas alturas sinceramente no me importaba si se regodeaba o no, sentir su miembro en mi espalda y saber que sólo estaba a unos centímetros de frotarse en el punto exacto que me llevaría al cielo, me ponía cada vez más cachonda, más caliente, más mojada. Él lo sabía, y se aprovechaba de ello.

por **Jean-Luc Tessier** Miér Jun 15, 2011 7:01 pm

Los gruñidos de su acompañante le complacieron y bastante. Sabía que había conseguido desesperarla hasta el punto de no mantener ese silencio que había aguardado desde que empezaron. Silencio que se había propuesto matar y que había conseguido, como todo lo que se proponía. Tarde o temprano lo conseguía sin importar el precio. Y en ese momento disfrutaba de hacerle pagar el precio por sus gemidos pues ¿Qué otra cosa había mejor que torturarla? ¿Tal vez que le torturara? ambas cosas le agradaban pues de un modo u otro acababa sintiendo placer, puede que en lo segundo fuera un placer distinto pero al fin y al acabo el objeto era el mismo.

Sonrió y se separó lo suficiente como para poder mirarla de nuevo a la cara, continuando con el frotamiento en su espalda solo que ahora algo más descarado a proposito. - Bien bien cachorrita, vas aprendiendo - Agarró la prenda íntima con una de las manos y volvió a tirar hacia arriba para que se le clavara, sabiendo que eso le producía placer. Sin embargo, no tardó en depositar la otra mano sobre ella de manera que tras un par de minutos de fuerza estratégica abara por rasgarla. La partió en dos dejando así libre la vista de su sexo al completo; intimidad que palpitaba después de aquella especie de descarga que acababa de recibir ante tal apretón.

Lo observó fijamente, deduciendo que eso o la avergonzaría o bien la excitaría. Apostaba por la segunda opción; ya empezaba a conocerla - Que color tan bonito, cualquiera diría que nada entró aquí nunca - rió ligeramente y tras soltar la prenda llegó sus manos hasta los labios. Depositó cada una en su respectivo costado y los abrió, pudiendo así verla con más profundidad. Todavía no la tocaba directamente si no más bien respiraba encima. Había acercado su rostro lo suficiente como para que su nariz rozara por aquel lugar.

Y eso fue lo que hizo, rozó aquella zona tan sensible con la punta de su nariz controlando la tentación de lamerlo. La verdad esque tenía infinitas ganas de hacerlo y aunque lo hacía como una tortura para ella también lo estaba resultando para él.

Llegó hasta su clítoris, esa zona hipersensible de la mujer y no dudó en atraparlo entre sus dientes. Esta vez no había podido resistirse a provarla. Lo soltó y lamió la zona para después volver a morderlo; así intermitentes veces hasta que su color carmesí aumentó además de hacerse algo más grande. - Y dime ¿Qué serías capaz de hacer? Mucho hablar pero poco hacer - la retó dándole una mordida a esa zona y clavando sus ojos en los de ella desde su posición. Estiró ese pequeño trozo de carne casi como si quisiera arrancarlo del lugar con fuerza, la fuerza que su boca disponía en ese momento. Estaba bastante entretenido con aquello y por el momento continuaría haciendolo hasta que ella le diera una señal o bien notara que las cosas empezaban a subir de nivel, sí, porque todavía quedaban varios niveles y peldaños por escalar en aquella noche. A penas y estaban por el segundo o tercero.

Disculpa, creo que quedó algo corto :/

por **Magnolia Velvet** Miér Jun 22, 2011 10:47 pm

No podía creer que había perdido porque generalmente podía aguantar mucho más tiempo de tortura sin emitir sonido pero él sabía lo que hacía, así como yo, pero yo estaba sometida y en esa posición tampoco era que pudiera hacer mucho, sólo sentir lo que me hacía, gemir, gruñir y sentir que me derretía con cada respiración en esa zona tan sensible. Incluso su forma de llamarme 'cachorrita' me prendía a niveles insospechados. Busqué el camino por debajo de mi misma para rebuscar entre sus piernas lo que golpeaba contra mi espalda para sentirlo por encima del pantalón, eso justo antes de que volviera a apretar mi ropa interior contra mi sexo, maniobra que logró que arqueara la espalda y me mordiera el labio de nuevo volviendo a abrir la herida.

El acto sexual es algo complicado, sobretodo cuando piensas, cuando no puedes dejar la mente en blanco y dejarte llevar por todo lo que sucede, cuando calculas cada movimiento, mides cada caricia, repasas los gemidos. Cuando al fin dejas todo eso de lado, te desnudas no sólo de ropa, sino de complejos y de raciocinios y quedas tan sólo en puro instinto, entonces es cuando comienzas a divertirte. Este encuentro se trataba justamente de eso, cuando tenías que complacer a un cliente, debías medir todo y no olvidar que trabajabas, no dejar que el instinto te llevara y acabaras dejando todo el poder en sus manos, en cambio con Adam, con un compañero de la misma profesión que sabía lo que hacía, que no iba a pagarte, con quien no tendrías que fingir un orgasmo porque su trabajo también era conseguir que la pareja tuviera uno, entonces todo se teñía de un color diferente.

Fue precisamente por eso por lo que me permití gritar al escuchar la prenda rasgarse, de pronto cada sonido se maximizaba, cada caricia se magnificaba, cada roce era como si mandaram miles y miles de sensaciones por todo el cuerpo, haciéndome vibrar. Sentía mi centro palpitar, parecía otro corazón, o más bien, en ese momento era el único corazón que tenía, la única parte de mi cuerpo que existía, que se movía. Un jadeo por aire, un apretón en su miembro, un movimiento de caderas en un ritmo recientemente inventado por mi. -Vas a hacerme regresar a casa sin braguitas... ¿Estás satisfecho ahora?- Pregunté con toda la actitud sugerente que podía reunir contrayendo incluso los músculos de mi intimidad mientras él lo observaba.

Quería que se diera cuenta de cuánto iba a disfrutarme una vez que me penetrara, los jugos lubricándome, los músculos apretándolo, comiéndolo como una boquita hambrienta, gimiendo por fin desde la garganta cuando habló sobre mi color. ¿Acaso pensaba torturarme hasta la locura? Eché la cabeza hacia atrás cuando se acercó tanto, con mis labios abiertos era como si fuera una herida abierta y palpitante, como si cada toque me doliera y me gustara al mismo tiempo, una especie de sinfonía masoquista que habíamos comenzado desde que habíamos sellado el contrato de acostarnos juntos sin tener que pagar por los servicios del otro. -Me vas a volver loca...-

Pero era sólo el principio, y lo que continuó fue aún peor, el roce de su nariz, los dientes en mi clítoris, un salto de mis caderas y mi cuerpo que se retorcía a cada movimiento de su boca sobre ee lugar, sus palabras que me presionaban un poco para que le dijera qué sería capaz de hacer, pero con tanta cosa, no estaba muy segura de que pudiera articular palabra si no dejaba de hacerme eso que me mandaba al cielo y hacía que me estrellara contra el suelo. Ya tenía lo que quería, mis gemidos, mi cuerpo sometido, ¿Qué más podía darle?, ¿Qué querría de mi? Alcé una mano para detener su avance con un dedo en su frente, sintiendo sus dientes jalar mi botón de placer hasta que el sonido húmedo de haber regresado a su lugar y el cese de mis movimientos hizo que me diera cuenta de que ya no etaba torturándome, un segundo para pensar, un segundito solamente para decirle lo que podía hacer para que dejara de torturarme de esa manera. -En este momento, creo que estoy por aceptar tu propuesta de que me folles en medio de todos los que ahora nos escuchan- Jadeo tras jadeo terminé de decirlo, gemido tras gemido. -No me importa que me vean, no me importa que tenga que darme placer yo sola allá afuera...- Cerré los ojos sintiendo todavía la sensación de tener sus dientes en esa zona. -Si con eso me dejas tenerte dentro...-

por **Jean-Luc Tessier** Vie Jun 24, 2011 4:27 pm

Continuó dándole sus merecidas atenciones a esa zona rojiza que había provocado la dura erección palpitante todavía bajo la ropa interior. Erección que se frotaba contra la espalda ajena autocomplaciendose de una manera increible. Y lo mejor de todo para Adam era poder torturarla pero a la vez complacerse. Le volvía también loco, tan loco como ella había casi gritado momentos antes. Ante lo cual mordió con más fuerza y no pensaba dejar de hacerlo hasta que un suave toque en su frente hizo desviar su atención del botón hasta el rostro ajeno. Parecía querer decirle algo. Le encantaba escucharla así que, como os imaginareis, no opuso resistencia alguna en esa indirecta petición de que parara para dejarla hablar. Solo le dió una última lamida, bordeandolo con la lengua en lugar de morderlo, absteniendose de eso que le provocaba dolor además de placer al mismo tiempo.

Y entonces la escuchó. La escuchó totalmente complacido. ¡Había conseguido lo que quería! Sí, porque la quería tener de esa manera. No importaba como lo consiguiera ni cuando pero se propuso excitarla hasta el punto que le diera igual todo. Hasta el punto en que solo buscara una cosa. Sentirlo. Sentirlo tanto como él quería sentirla a ella, claro que, no lo demostraba de la misma manera. Más por cuestión de diversión que no hombría masculina, eso a él le daba completamente igual. Solo quería divertirse. Era malo y le encantaba en esos momento divertirse a costa de su propicio acompañante. Lo aceptaba para nada avergonzado ¿Acaso no tenían todos sus gustos? Pues este era uno suyo, le gustara a quien le gustara o le dejara de gustar. Poco le importaba eso.

Cacheteó una de sus nalgas cuando ya al parecer había acabado de hablar y mordió con ansias la zona cacheteada mientras en su rostro se formaba una sonrisa. Una sonrisa que demostraba lo que sentía en ese momento. - Bien echo cachorrita, te has ganado tu comida y por eso voy a darte tu premio - pasó la lengua por todo su sexo, de principio a fin, hasta llegar de nuevo al botoncito que mordió por segunda vez. Se dispuso a abrir los labios con ambas manos, dejandole así ver un principio de su interior. Su lengua no tardó en explorar la cavidad, al principio, suavemente. Superficialmente procurando que notara la lengua acariciarla en aquella zona, tragandose los fluidos que salían de ella. Fluidos que con gusto inundaban su boca ¿Lo considerarían asqueroso algunos? Pues a el le encantaba ¿Si ellas estaban dispuesta a chupar el miembro de un hombre porque ellos no deberían hacer lo mismo? Cualquier cosa que tuviera que ver con el cuerpo femenino él lo encontraba hermoso además de fascinante. No había manera de que le produjese asco.

Sus dedos se adentraron un poco más, consiguiendo ponerse en la obertura de su agujerito, abriendoselo. Ahora ya si que podía ver en su interior. Sopló, a modo de broma y seguidamente rió. La miró unos segundos, sin mediar palabra, ya había hablado suficiente. Solo actuó introduciendole la lengua hasta el fondo. Lo más hondo que le permitió. Claro que no se podría comparar con sus dedos y porsupuesto con su miembro ¿pero a caso la lengua no era también placentera? No era una mujer así que no había otra manera de saberlo que no fuese el prestar atención al cuerpo ajeno. Empezó a succionarla, a morderla. A penetrarla incesantemente ahora ya sin concentrarse en otra cosa que no fuera darle placer. La haría correrse así como que se llamaba Adam, se lo acababa de proponer y lo conseguiría ¿Qué os apostais?.

Se separó para relamerse, relamiendo por todo lo ancho el sexo ajeno antes de volver a su "trabajo" con el botón. La lengua empezó a trazarse un recorrido. Primero el clítoris, después los labios y finalmente hundirse en el agujero. Más ahora una de sus manos se dirigia hacia otro agujero, otro que estaba un poco más abajo. El ano. Con un dedo lo masajeó juguetonamente, tampoco sabía si le gustaba o no, no conocía sus gustos ¿pero a caso no acababa de escuchar que la estaba volviendo loca? estaba claro que no necesitaba conocerla mucho más para hacerlo. Así que la penetró con ese dedo por la otra cavidad, ocuparía todos sus orificios si era necesario hasta que sintiera su orgasmo. No pararía.

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