AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Invocando a la templanza(libre)
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Invocando a la templanza(libre)
"Un espíritu equilibrado y un corazón puro son las claves para domar tus instintos" Eli me repetía esta frase una y otra vez, desde nuestro primer contacto siempre me insistió en que era importante limpiar mi cuerpo, mi alma y mi mente, de las manchas negativas arrastradas por mi pasado. Al principio me resultó imposible creer, que habiendo matado a algunos de mis conocidos por mi condición de licántropo, pudiera hallar la depuración personal, pero me equivocaba. Eli me enseñó procesos de meditación, me ayudó a comprender la necesidad de emplear una pausada reflexión sobre cualquiera de mis impulsos y por encima de todo, me demostró que alguien como yo podía ser amado. Si todo eso fallaba y aún así me veía dominado por mi fiera interior, la hechicera tocaba su violín y me tranquilizaba de tal manera que me volvía más dócil que un gatito asustado. Tras su muerte me quedé con aquello que más me recordaba a ella, su violín, y desde hace tres años, intento interpretar esa melodía que ella me tocaba con tanto cariño, siendo en vano todas las tentativas.
Apoyada mi espalda en el tronco de un árbol, elevo el arco con mi mano derecha, y situado el instrumento de madera contra mi hombro izquierdo, comienzo a frotar la fina vara sobre las cuerdas. Poco a poco voy afinando la melodía adecuada y una vez me siento preparado, empiezo a tocar. En busca de la inspiración necesaria para interpretar con exactitud su canción, pienso en ella, desde sus gestos más habituales hasta los casi imperceptibles, aquellos que me hicieron enamorarme desde el primer día. Disfruto de la música, es inevitable puesto que en una vida donde me he ganado el pan haciendo cualquier tipo de trabajo por muy tortuoso que fuese, tener la posibilidad de desempeñar una actividad de tal sutileza y belleza era un verdadero privilegio. En parte echo de menos mi vida en Saint-Quentin, donde era querido y donde siempre tenía algo que hacer, pero la vida cambia, y mi cambio, no era sostenible por la pequeña población en la que me crié. De repente la conexión con mi violín se rompe con un error en un tono agudo que me hace detener la música y esbozar una leve sonrisa de resignación. Fallido nuevamente el intento por recordar aquella melodía que me salvó la vida, deposito el violín en la mullida hierba que tengo a mi lado y estiro mis extremidades superiores para relajar mis músculos. En ese momento me fijo que hay un ciervo que parece que se ha visto atraído por mi música. El esplendoroso animal de cornamenta prominente me mira fijamente, en apariencia, comprendiendo desde un primer momento que frente a él tiene una de las bestias más fieras de esta realidad. Sonrío levemente mientras me acerco a su posición con paso lento pero seguro, demostrando al animal que no me siento intimidado por su presencia pero a la vez que respeto su magnificencia.
Nuestras miradas se entrelazan, creando un vínculo entre seres que disfrutan de la naturaleza y de la libertad que está directamente ligada a ella. El animal no se mueve, solo me observa, esperando a que yo actúe para reaccionar en consecuencia. No dudo ni un instante, cuando estoy lo suficientemente cerca del animal, me abalanzo sobre él y le abrazo rodeando mis brazos por su cuello. El ciervo no se mueve, pero siento que tanto su corazón como el ritmo de su corazón se aceleran, pero no lo suelto, ese no es mi objetivo. Con el paso de los segundos, el animal se relaja y poco a poco, se tumba en el suelo apoyando el perfil derecho de su cuerpo en el suelo. Sonrío nuevamente y comienzo a acariciarle disfrutando de su extraordinario pelaje castaño. Una vez terminado mi gesto de respeto y de cariño soy yo el que se tumba en la hierba, disfrutando de los rayos del sol de la mañana que bañan mi rostro. El simple hecho de pensar que haya gente que pueda herir a animales de esta belleza me causa rechazo, jamás sería capaz de hacerlo, yo no, pero mi lobo interior Dios sabe que sí. Llegara un día en el que no sea capaz de prevenir mi versión bestial, y cuando llegue ese momento, desconozco que puedo hacer para evitar herir a nadie.
Apoyada mi espalda en el tronco de un árbol, elevo el arco con mi mano derecha, y situado el instrumento de madera contra mi hombro izquierdo, comienzo a frotar la fina vara sobre las cuerdas. Poco a poco voy afinando la melodía adecuada y una vez me siento preparado, empiezo a tocar. En busca de la inspiración necesaria para interpretar con exactitud su canción, pienso en ella, desde sus gestos más habituales hasta los casi imperceptibles, aquellos que me hicieron enamorarme desde el primer día. Disfruto de la música, es inevitable puesto que en una vida donde me he ganado el pan haciendo cualquier tipo de trabajo por muy tortuoso que fuese, tener la posibilidad de desempeñar una actividad de tal sutileza y belleza era un verdadero privilegio. En parte echo de menos mi vida en Saint-Quentin, donde era querido y donde siempre tenía algo que hacer, pero la vida cambia, y mi cambio, no era sostenible por la pequeña población en la que me crié. De repente la conexión con mi violín se rompe con un error en un tono agudo que me hace detener la música y esbozar una leve sonrisa de resignación. Fallido nuevamente el intento por recordar aquella melodía que me salvó la vida, deposito el violín en la mullida hierba que tengo a mi lado y estiro mis extremidades superiores para relajar mis músculos. En ese momento me fijo que hay un ciervo que parece que se ha visto atraído por mi música. El esplendoroso animal de cornamenta prominente me mira fijamente, en apariencia, comprendiendo desde un primer momento que frente a él tiene una de las bestias más fieras de esta realidad. Sonrío levemente mientras me acerco a su posición con paso lento pero seguro, demostrando al animal que no me siento intimidado por su presencia pero a la vez que respeto su magnificencia.
Nuestras miradas se entrelazan, creando un vínculo entre seres que disfrutan de la naturaleza y de la libertad que está directamente ligada a ella. El animal no se mueve, solo me observa, esperando a que yo actúe para reaccionar en consecuencia. No dudo ni un instante, cuando estoy lo suficientemente cerca del animal, me abalanzo sobre él y le abrazo rodeando mis brazos por su cuello. El ciervo no se mueve, pero siento que tanto su corazón como el ritmo de su corazón se aceleran, pero no lo suelto, ese no es mi objetivo. Con el paso de los segundos, el animal se relaja y poco a poco, se tumba en el suelo apoyando el perfil derecho de su cuerpo en el suelo. Sonrío nuevamente y comienzo a acariciarle disfrutando de su extraordinario pelaje castaño. Una vez terminado mi gesto de respeto y de cariño soy yo el que se tumba en la hierba, disfrutando de los rayos del sol de la mañana que bañan mi rostro. El simple hecho de pensar que haya gente que pueda herir a animales de esta belleza me causa rechazo, jamás sería capaz de hacerlo, yo no, pero mi lobo interior Dios sabe que sí. Llegara un día en el que no sea capaz de prevenir mi versión bestial, y cuando llegue ese momento, desconozco que puedo hacer para evitar herir a nadie.
Yann Gameiro- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 06/06/2011
Re: Invocando a la templanza(libre)
La mañana era hermosa y el sol acariciaba su rostro casi como si fuera una suave pluma. Las paredes de sus casa parecían triste ese día y Nara solo queria un poco de paz y tranquilidad consigo misma. Tomo una canasta y puso alguna cosas en ella, luego salio de su hogar en buscar de paz y tranquilidad.
Últimamente disfrutaba de mas la luz del día, con ella se sentía segura y en paz, por lo menos desde aquella noche en el teatro, prefería la tranquilidad que solo el podía ofrecerle.
Aquel bosque era precioso y Nara ya había estado allí muchas veces y apenas lo penetro se sintió libre de las ataduras de la sociedad, se quito los zapatos y comenzó a correr sintiendo la brisa sobre su rostro. Después de un rato de diversión solitaria, comenzó a buscar un lugar tranquilo donde poder quedarse un rato.
Le gustaba la idea de estar entre los animales y que nada ni nadie se sintiese intimidado por su presencia. Entonces sin querer escucho unos sonidos, su curiosidad gano como siempre y lentamente se acerco al lugar, pero al llegar ahí se encontró con un hombre que acariciaba a un ciervo. Casi hasta llego a pensar que era raro, pero sus ojos ya había visto demasiadas locuras en muy poco tiempo.
Cuando este se tumbo sobre la hierba, dudo si era mejor alejarse, pero no lo hizo, en cambio camino lentamente hacia el lugar donde estos se encontraban, no queriendo asustar a ninguno de los dos -Buenas tarde- Dijo con tranquilidad y poco de timidez. Esperaba no ser inoportuna, aunque había olvidado por completo que se encontraba descalza y con un aspecto sonrojado por tanto correr.
Últimamente disfrutaba de mas la luz del día, con ella se sentía segura y en paz, por lo menos desde aquella noche en el teatro, prefería la tranquilidad que solo el podía ofrecerle.
Aquel bosque era precioso y Nara ya había estado allí muchas veces y apenas lo penetro se sintió libre de las ataduras de la sociedad, se quito los zapatos y comenzó a correr sintiendo la brisa sobre su rostro. Después de un rato de diversión solitaria, comenzó a buscar un lugar tranquilo donde poder quedarse un rato.
Le gustaba la idea de estar entre los animales y que nada ni nadie se sintiese intimidado por su presencia. Entonces sin querer escucho unos sonidos, su curiosidad gano como siempre y lentamente se acerco al lugar, pero al llegar ahí se encontró con un hombre que acariciaba a un ciervo. Casi hasta llego a pensar que era raro, pero sus ojos ya había visto demasiadas locuras en muy poco tiempo.
Cuando este se tumbo sobre la hierba, dudo si era mejor alejarse, pero no lo hizo, en cambio camino lentamente hacia el lugar donde estos se encontraban, no queriendo asustar a ninguno de los dos -Buenas tarde- Dijo con tranquilidad y poco de timidez. Esperaba no ser inoportuna, aunque había olvidado por completo que se encontraba descalza y con un aspecto sonrojado por tanto correr.
Nara Della Rovere- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 12/05/2011
Edad : 36
Re: Invocando a la templanza(libre)
Antes de la llegada de la chica hasta mi posición, mis sentidos extremadamente afinados me habían desvelado con anterioridad que se acercaba una persona por la cadencia de su caminar, posiblemente una mujer por la intensidad de sus pisadas y algo dubitativa por el ritmo de las mismas. Yo no era el único que me había percatado de ello, el ciervo se había puesto algo nervioso; es lógico, este tipo de seres están acostumbrados a tener que huir de depredadores y cazadores en casi cada minuto de su existencia por lo tanto no me sorprendió en absoluto. Al escuchar la voz de la mujer abro los ojos y me incorporo para observarla con mayor detenimiento. No puedo evitar tragar saliva ante la visión de su belleza bañada por la luz del alba, esplendorosa característica que en un primer momento acelera levemente el ritmo de mi corazón. Lo cierto es que no estoy muy acostumbrado a relacionarme con otras personas, hace tiempo que me he dedicado casi exclusivamente a mantener una existencia ermitaña, sin embargo no hay razón para tener ningún temor; "una sonrisa sincera es la llave para abrir cualquier corazón". Aplicando uno de los pilares de mi existencia sonrío y correspondo al saludo.
-Buenos días señorita-En ese momento observo que la chica muestra señales de estar algo acalorada-, si no es indiscreción, ¿se encuentra bien? La noto algo acelerada.
En ningún momento retiro mi mano de ciervo, intentando trasladarle que puede estar tranquilo. Esta chica es la primera persona que me encuentro en este bosque, por lo tanto, no debe haber una ciudad demasiado lejana, puede que la visite más tarde...aunque ahora tengo que atender a mi improvisada compañía.
-Buenos días señorita-En ese momento observo que la chica muestra señales de estar algo acalorada-, si no es indiscreción, ¿se encuentra bien? La noto algo acelerada.
En ningún momento retiro mi mano de ciervo, intentando trasladarle que puede estar tranquilo. Esta chica es la primera persona que me encuentro en este bosque, por lo tanto, no debe haber una ciudad demasiado lejana, puede que la visite más tarde...aunque ahora tengo que atender a mi improvisada compañía.
Yann Gameiro- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 06/06/2011
Re: Invocando a la templanza(libre)
El muchacho la miro y luego se incorporo con tranquilidad. Estuvo a punto de decir algo pero el muchacho le entrego una bella sonrisa y Nara se la devolvió con tranquilidad. Aquel muchacho tenía un aspecto tranquilo y a demás de ser bastante atractivo, trasmitía una paz que jamás había visto
Esperaba no serle una molestia, pero algo llamo su atención, aquel muchacho mantenía la mano arriba de aquel ciervo y el animal continuaba junto a ellos, era la primera vez que Nara veía un animal salvaje tan tranquilo y cerca de ella. Sonrió mientras miraba su mano sobre el animal, pero las palabras de aquel muchacho la devolvieron a su pensamiento –No se preocupe por ser indiscreto, después de todo he sido yo quien ha interrumpido su momento de paz-
Algo le dijo que no estaba en presencia de un simple humano, pero eso ya no le era una molestia aquello, después de todo ella confiaba en cualquier ser que no caminara exclusivamente de noche –Pues… Al decir verdad, he venido en busca de paz y de sentirme libre de las ataduras de la sociedad- Se sintió un poco avergonzada al decir aquello –He estado corriendo- Entonces sintió que sus mejillas se ruborizaba, ella sabia muy bien que los hombre de sociedad veían muy mal aquellas acciones.
Esperaba no serle una molestia, pero algo llamo su atención, aquel muchacho mantenía la mano arriba de aquel ciervo y el animal continuaba junto a ellos, era la primera vez que Nara veía un animal salvaje tan tranquilo y cerca de ella. Sonrió mientras miraba su mano sobre el animal, pero las palabras de aquel muchacho la devolvieron a su pensamiento –No se preocupe por ser indiscreto, después de todo he sido yo quien ha interrumpido su momento de paz-
Algo le dijo que no estaba en presencia de un simple humano, pero eso ya no le era una molestia aquello, después de todo ella confiaba en cualquier ser que no caminara exclusivamente de noche –Pues… Al decir verdad, he venido en busca de paz y de sentirme libre de las ataduras de la sociedad- Se sintió un poco avergonzada al decir aquello –He estado corriendo- Entonces sintió que sus mejillas se ruborizaba, ella sabia muy bien que los hombre de sociedad veían muy mal aquellas acciones.
Nara Della Rovere- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 12/05/2011
Edad : 36
Re: Invocando a la templanza(libre)
No puedo evitar mantener mi sonrisa al escuchar el bello tono de voz de la dama. Cuando vivía en Saint-Quentin, aprendí que en la mayoría de las ocasiones, uno es capaz de conocer el trasfondo de una persona por sus primeras palabras y por sus primeros gestos. El tiempo no es el que limita que puedas conocer o no realmente a una persona, son esas primeras señales las que permiten una conexión que en un futuro pueda evolucionar a algo más profundo y sincero. Puedo estar equivocado pero mis instintos no suelen llevarme al terreno de la confusión; la belleza de esta joven no solo recule desde el exterior, sino que parece brillar con aún más intensidad en su interior. Mi primera opinión sobre ella mejora por la naturalidad con la que se expresa y por el trasfondo sincero de sus actos. Normalmente la gente que se preocupa por sus apariencias a la larga suele herir a los demás por las propias trampas creadas por su fachada irreal, aunque su intención no esté ni mucho menos cerca de ese final. Del mismo modo, no puedo evitar sentirme identificado por sus palabras.
-Yo llevo tres años escapando de esas ataduras de las que habla señorita, pero no es muy recomendable hacerlo durante tanto tiempo si tiene la oportunidad, es un consejo que le da este desconocido amante de la naturaleza-Vuelvo a sonreír y decido que es el momento adecuado para entregarla mi nombre-. Soy Yann Gameiro, es un placer disfrutar de su compañía, ¿creo que los dos pensamos lo mismo verdad?
Elaboro la pregunta dirigiéndome al ciervo, el cual parece mucho más cómodo por la situación, aceptando la nueva compañía. En ese momento miro nuevamente a la chica y elaboro una proposición.
-¿Quiere acariciarlo? Creo que él está de acuerdo...
Los animales habitualmente son más perspicaces a las sensaciones irradiadas por otros seres que los humanos y sin duda este ciervo, tiene la misma opinión que yo, esta chica tiene algo que merece la pena descubrir.
-Yo llevo tres años escapando de esas ataduras de las que habla señorita, pero no es muy recomendable hacerlo durante tanto tiempo si tiene la oportunidad, es un consejo que le da este desconocido amante de la naturaleza-Vuelvo a sonreír y decido que es el momento adecuado para entregarla mi nombre-. Soy Yann Gameiro, es un placer disfrutar de su compañía, ¿creo que los dos pensamos lo mismo verdad?
Elaboro la pregunta dirigiéndome al ciervo, el cual parece mucho más cómodo por la situación, aceptando la nueva compañía. En ese momento miro nuevamente a la chica y elaboro una proposición.
-¿Quiere acariciarlo? Creo que él está de acuerdo...
Los animales habitualmente son más perspicaces a las sensaciones irradiadas por otros seres que los humanos y sin duda este ciervo, tiene la misma opinión que yo, esta chica tiene algo que merece la pena descubrir.
Yann Gameiro- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 06/06/2011
Re: Invocando a la templanza(libre)
El parecía muy tranquilo y eso le encantaba a Nara, le gustaba que la gente se pudiera sentir cómoda en su presencia y al revés también. Escucho sus palabras y sonrió -Pues... Me gustaría vivir si aquellas ataduras en compañía de alguien que me entienda- Entonces dejo salir una leve risilla, sabia muy bien que no había hombre que aceptara su forma de ser.
Fue entonces escucho su nombre - Es un gusto conocerlo señor Gameiro- Dijo haciendo una pequeña reverencia, a Nara no le gustaba ser tan formal, pero tampoco podía faltarle el respeto a aquel muchacho -Mi nombre es Nara Della Rovere- Dijo con tranquilidad -Pero por favor, llámeme Nara- Su voz sonó dulce y con tranquilidad.
El animal junto al muchacho parecía mas tranquilo. Aquello le parecía extrañamente hermoso, era un animal divino y era la primera vez que podía observarlo de tan cerca "¿Quiere acariciarlo? Creo que él está de acuerdo..." Nara miro al muchacho con curiosidad y dijo -¿Tocarlo? ¿Yo?- Su rostro se ilumino por la alegría, amaba a los animales, pero jamás podía acercarse lo suficiente a ellos. Dio un paso hacia el animal con tranquilidad y estiro su mano.
Lentamente toco al animal, su pelaje era realmente suave. Nara no queria asustarlo, así que miro al muchacho y dijo suavemente, casi con miedo -¿Como sabes que no le molesta?- Sus manos se movieron lentamente sobre el pelaje de aquel majestuoso animal. La sonrisa en el rostro de Nara aun se mantenía allí y cada vez que miraba al animal se iluminaba un poco más.
Fue entonces escucho su nombre - Es un gusto conocerlo señor Gameiro- Dijo haciendo una pequeña reverencia, a Nara no le gustaba ser tan formal, pero tampoco podía faltarle el respeto a aquel muchacho -Mi nombre es Nara Della Rovere- Dijo con tranquilidad -Pero por favor, llámeme Nara- Su voz sonó dulce y con tranquilidad.
El animal junto al muchacho parecía mas tranquilo. Aquello le parecía extrañamente hermoso, era un animal divino y era la primera vez que podía observarlo de tan cerca "¿Quiere acariciarlo? Creo que él está de acuerdo..." Nara miro al muchacho con curiosidad y dijo -¿Tocarlo? ¿Yo?- Su rostro se ilumino por la alegría, amaba a los animales, pero jamás podía acercarse lo suficiente a ellos. Dio un paso hacia el animal con tranquilidad y estiro su mano.
Lentamente toco al animal, su pelaje era realmente suave. Nara no queria asustarlo, así que miro al muchacho y dijo suavemente, casi con miedo -¿Como sabes que no le molesta?- Sus manos se movieron lentamente sobre el pelaje de aquel majestuoso animal. La sonrisa en el rostro de Nara aun se mantenía allí y cada vez que miraba al animal se iluminaba un poco más.
Nara Della Rovere- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 12/05/2011
Edad : 36
Re: Invocando a la templanza(libre)
Nara Della Rovere...apellido que no parece ser francés, aunque eso no es indicativo de nada relevante. Nara parece disfrutar del contacto con el animal, otra señal de indudable pureza de la que no puedo desentenderme. A parte de expresarme sus deseos de encontrar algún día a alguien que la comprenda y que la acompañe en el impetuoso viaje de la búsqueda de una libertad ajena a los cánones de la sociedad actual, la joven me pregunta acerca de la razón por la que puedo sentir en armonía las reacciones del animal. Si fuera sincero, diría que es así porque soy un ser maldito que se ha obligado así mismo a estar recluido en la naturaleza, lejos de cualquier humano al que pueda herir, pero no puedo ser transparente en esta ocasión. Sonrío levemente mientras desvío mi mirada hacía el animal y después responder.
-En mi pueblo hay un dicho que reza así. "Si eres una mujer de sonrisa angelical y de corazón puro serás respetada por aquellos seres que se han criado de lo más sincero de la existencia, que es la naturaleza. Si por contra te acercas temerosa y parapetada en infinitas máscaras, vigila tus manos porque en cualquier despiste te las morderán."-Miro fijamente a Nara-. Eso significa que este animal considera que eres una buena persona.
Por mucho que quisiera, no podría retener al ciervo si no quisiera ser acariciado por la chica, mi poder no llega a ese nivel al menos en mi forma humana. Dejo de tocar al animal y dejo que Nara vea por sí misma que el animal quiere que seguir a su lado, en contacto con ella. En ese momento no puedo evitar hace referencia al inicio de nuestra conversación.
-No sé si es adecuado preguntarlo señorita Nara, pero, ¿estaba huyendo de algo en concreto? No puedo evitar tener la impresión de que su escapada corresponde más a algo en concreto que a un elemento abstracto como la libertad.
-En mi pueblo hay un dicho que reza así. "Si eres una mujer de sonrisa angelical y de corazón puro serás respetada por aquellos seres que se han criado de lo más sincero de la existencia, que es la naturaleza. Si por contra te acercas temerosa y parapetada en infinitas máscaras, vigila tus manos porque en cualquier despiste te las morderán."-Miro fijamente a Nara-. Eso significa que este animal considera que eres una buena persona.
Por mucho que quisiera, no podría retener al ciervo si no quisiera ser acariciado por la chica, mi poder no llega a ese nivel al menos en mi forma humana. Dejo de tocar al animal y dejo que Nara vea por sí misma que el animal quiere que seguir a su lado, en contacto con ella. En ese momento no puedo evitar hace referencia al inicio de nuestra conversación.
-No sé si es adecuado preguntarlo señorita Nara, pero, ¿estaba huyendo de algo en concreto? No puedo evitar tener la impresión de que su escapada corresponde más a algo en concreto que a un elemento abstracto como la libertad.
Yann Gameiro- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 06/06/2011
Re: Invocando a la templanza(libre)
Las palabras de aquel muchacho sonaron un tanto extrañas pero en fin ¿Quien era ella para juzgar los pensamientos de otras personas? Nara Estaba segura que detrás de aquellas palabras se escondía un secreto, pero por sus propias experiencias había aprendido que todo el mundo tenía secretos más complejos de los que creía.
Ella miro al animal con una sonrisa y le susurro al oído -Realmente eres majestuoso- Se encontraba completamente impresionada por el animal y por la tranquilidad que le trasmitía aquel muchacho. Entonces el muchacho soltó al animal y Nara vio como aquel ciervo se quedaba a su lado. La sensación era magnifica, no portaba como, pero si le importaba lo mágico que era ese momento para ella.
Paso unos segundos mirando los ojos de aquel animal con alegría, hasta que escucho la voz del muchacho. Entonces Nara sonrió -Podría darle muchas respuestas a lo que quiere saber- Dijo con tranquilidad -Pero supongo que escapo de mi familia- Sabia que esa no era la verdadera respuesta. Levanto su vista y miro a los ojos -Bueno en realidad disfruto de la luz del día- Se sentía insegura de contar la verdad, pero después de todo aquel hombre ya le había dado un bello regalo, que fue el hecho de poder tocar a aquel ciervo.
Sonrió tímidamente y le dijo -¿Si yo le contara una historia, no me creería loca?- Era la única manera de poder explicarle por que disfrutaba tanto la luz del sol, como antes no lo hacia.
Ella miro al animal con una sonrisa y le susurro al oído -Realmente eres majestuoso- Se encontraba completamente impresionada por el animal y por la tranquilidad que le trasmitía aquel muchacho. Entonces el muchacho soltó al animal y Nara vio como aquel ciervo se quedaba a su lado. La sensación era magnifica, no portaba como, pero si le importaba lo mágico que era ese momento para ella.
Paso unos segundos mirando los ojos de aquel animal con alegría, hasta que escucho la voz del muchacho. Entonces Nara sonrió -Podría darle muchas respuestas a lo que quiere saber- Dijo con tranquilidad -Pero supongo que escapo de mi familia- Sabia que esa no era la verdadera respuesta. Levanto su vista y miro a los ojos -Bueno en realidad disfruto de la luz del día- Se sentía insegura de contar la verdad, pero después de todo aquel hombre ya le había dado un bello regalo, que fue el hecho de poder tocar a aquel ciervo.
Sonrió tímidamente y le dijo -¿Si yo le contara una historia, no me creería loca?- Era la única manera de poder explicarle por que disfrutaba tanto la luz del sol, como antes no lo hacia.
Nara Della Rovere- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 12/05/2011
Edad : 36
Re: Invocando a la templanza(libre)
-Quizás sea mejor tener familiar de la que escapar...
Mis palabras se abren paso entre susurros y se despliegan desde el corazón, comprendiendo desde el primer instante que en muchos casos puede que no sea una afirmación ni acertada ni políticamente correcta, pero aceptando desde un principio que es el sentir de mi alma. Sin saber si realmente esa es su coartada de evasión, pierdo la atención de la compañía un instante; hay alguien más en el bosque. Las orejas del ciervo también detectan ese sonido, motivo por el que se tensan ligeramente hacía atrás. Son unas pisadas...en concreto de dos personas. Levanto la mano derecha para llamar la atención de Nara y me llevo el dedo índice contra los labios para indicarla que se mantenga en silencio. Raudo pero sigiloso, camino hasta unos arbustos y me asomo para vislumbrar a través de las hojas, dos individuos ataviados con atuendos de cazadores y equipados con la gama de instrumentos adecuados para llevar a cabo su oficio. Interiorizo mi rabia ante tan horrendos personajes apretando los dientes. No puedo permitir que vean al ciervo, pero tampoco que encuentren a Nara, de hacerlo la situación podría convertirse en una afrenta total contra aquello que los hombres jamás deberían hacer; dañar la naturaleza y dañar a sus semejantes femeninas. Sin dudarlo, salgo del follaje llamando su atención . Los hombres me observan con cierta desconfianza desprendiendo elevadas dosis de agresividad, demostrando que a parte de nauseabundos, son camorristas. Me agacho levemente de cuclillas y agarro una piedra con mi mano izquierda la cual les lanzo sin dudarlo provocando su ira y en consecuencia, mi persecución.
Su condición física no es demasiado buena por lo que saltando detrás de unos arbustos determinados, consigo eludirlos y hacer que sigan persiguiendo una sombra por el bosque, recibiendo en ese momento el sosiego consiguiente porque el siervo no haya sido descubierto. Tras salir de mi guarida natural soy pasto de mi propia astucia, recibiendo un golpe en la cabeza que me hace caer al suelo. Los a prioro, despistados cazadores han leído mis movimientos y estaban esperando a que saliera para noquearme. Observo sus cuchillos y trago saliva, parece que en esta ocasión he pecado de ingenuo.
Mis palabras se abren paso entre susurros y se despliegan desde el corazón, comprendiendo desde el primer instante que en muchos casos puede que no sea una afirmación ni acertada ni políticamente correcta, pero aceptando desde un principio que es el sentir de mi alma. Sin saber si realmente esa es su coartada de evasión, pierdo la atención de la compañía un instante; hay alguien más en el bosque. Las orejas del ciervo también detectan ese sonido, motivo por el que se tensan ligeramente hacía atrás. Son unas pisadas...en concreto de dos personas. Levanto la mano derecha para llamar la atención de Nara y me llevo el dedo índice contra los labios para indicarla que se mantenga en silencio. Raudo pero sigiloso, camino hasta unos arbustos y me asomo para vislumbrar a través de las hojas, dos individuos ataviados con atuendos de cazadores y equipados con la gama de instrumentos adecuados para llevar a cabo su oficio. Interiorizo mi rabia ante tan horrendos personajes apretando los dientes. No puedo permitir que vean al ciervo, pero tampoco que encuentren a Nara, de hacerlo la situación podría convertirse en una afrenta total contra aquello que los hombres jamás deberían hacer; dañar la naturaleza y dañar a sus semejantes femeninas. Sin dudarlo, salgo del follaje llamando su atención . Los hombres me observan con cierta desconfianza desprendiendo elevadas dosis de agresividad, demostrando que a parte de nauseabundos, son camorristas. Me agacho levemente de cuclillas y agarro una piedra con mi mano izquierda la cual les lanzo sin dudarlo provocando su ira y en consecuencia, mi persecución.
Su condición física no es demasiado buena por lo que saltando detrás de unos arbustos determinados, consigo eludirlos y hacer que sigan persiguiendo una sombra por el bosque, recibiendo en ese momento el sosiego consiguiente porque el siervo no haya sido descubierto. Tras salir de mi guarida natural soy pasto de mi propia astucia, recibiendo un golpe en la cabeza que me hace caer al suelo. Los a prioro, despistados cazadores han leído mis movimientos y estaban esperando a que saliera para noquearme. Observo sus cuchillos y trago saliva, parece que en esta ocasión he pecado de ingenuo.
Yann Gameiro- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 06/06/2011
Re: Invocando a la templanza(libre)
Sus palabras llegaron al fondo del alma de Nara, su mirada se fijo en el y un dejo de tristeza se noto, jamás había estado sola y tal vez por eso jamás pudo entender aquel sentimiento, pero estaba completamente segura que debía ser un dolor en el alma que no podía compararse a ningún otro.
Quiso decir algo pero el dedo de Yann en sus labios, la hizo callar. Trato de escuchar lo que sucedía, pero fue en vano, miro al animal a su lado y este también miro sus orejas, como si hubiera captado algún sonido que no fuera muy bueno.
Aquel muchacho se alejo con un sigilo especial, ahora más que antes Nara estaba ya segura que Yann no era un muchacho común y corriente, aquel sigilo lo había visto antes en aquel licántropo que le había salvado la vida. No dijo nada, pero una leve sonrisa apareció en su rostro, confiaba mas en eso seres que en cualquier otro.
Se alejo de ellos y Nara no dejo de acariciar al animal aunque no era necesario ser un ser especial para notar que aquel ciervo comenzaba a ponerse nervioso -Shh...- Dijo Nara suavemente -No sucederá nada- guardo unos segundos silencios, pero al ver que no regresaba su compañero, decidió que era mejor ver que sucedía. Miro al animal -Ya vuelvo- Murmuro como si el animal pudiera entender sus palabras.
Trato de hacer el menor ruido posible y se movió entre los arboles lo mas rápido que pudo, pero al ver a su compañero, lo noto en el suelo. Dos hombres están parado a su lado pero dando su espalda a Nara. La ira la inundo ¿Porque siempre los humanos quieren destruirlo todo? ¿Porque siempre alguien debe hacer eso? Lentamente se agacho al suelo y tomo un par de piedras, no dejaría que nada le sucediera a su compañero y tampoco que aquellos cazadores lastimaran a ningún animal.
Tomo una piedra con sus manos y la lanzo a la cabeza de uno de los cazadores, desde niña había jugado con sus hermanos y ellos le habían enseñado bien a arrojar piedras. Esta impacto directamente en la cabeza de uno y Nara dijo -¡Hey! Déjalo en paz- Ambos la miraron y Nara rogo que su compañero estuviera lo suficientemente bien para levantarse del suelo y por lo menos poder alejarse de aquellos hombre, que al girarse habían demostrado a Nara el cuchillo entre sus manos.
Quiso sentir miedo de lo que podría pasar pero en su mente se dijo a sí misma "No deje que me matase un vampiro, no lo hará un hombre hoy" Estaba decidida a hacer que eso hombres se fueran de allí, sin dañar a su nuevo amigo o a cualquier animal que este por allí.
Quiso decir algo pero el dedo de Yann en sus labios, la hizo callar. Trato de escuchar lo que sucedía, pero fue en vano, miro al animal a su lado y este también miro sus orejas, como si hubiera captado algún sonido que no fuera muy bueno.
Aquel muchacho se alejo con un sigilo especial, ahora más que antes Nara estaba ya segura que Yann no era un muchacho común y corriente, aquel sigilo lo había visto antes en aquel licántropo que le había salvado la vida. No dijo nada, pero una leve sonrisa apareció en su rostro, confiaba mas en eso seres que en cualquier otro.
Se alejo de ellos y Nara no dejo de acariciar al animal aunque no era necesario ser un ser especial para notar que aquel ciervo comenzaba a ponerse nervioso -Shh...- Dijo Nara suavemente -No sucederá nada- guardo unos segundos silencios, pero al ver que no regresaba su compañero, decidió que era mejor ver que sucedía. Miro al animal -Ya vuelvo- Murmuro como si el animal pudiera entender sus palabras.
Trato de hacer el menor ruido posible y se movió entre los arboles lo mas rápido que pudo, pero al ver a su compañero, lo noto en el suelo. Dos hombres están parado a su lado pero dando su espalda a Nara. La ira la inundo ¿Porque siempre los humanos quieren destruirlo todo? ¿Porque siempre alguien debe hacer eso? Lentamente se agacho al suelo y tomo un par de piedras, no dejaría que nada le sucediera a su compañero y tampoco que aquellos cazadores lastimaran a ningún animal.
Tomo una piedra con sus manos y la lanzo a la cabeza de uno de los cazadores, desde niña había jugado con sus hermanos y ellos le habían enseñado bien a arrojar piedras. Esta impacto directamente en la cabeza de uno y Nara dijo -¡Hey! Déjalo en paz- Ambos la miraron y Nara rogo que su compañero estuviera lo suficientemente bien para levantarse del suelo y por lo menos poder alejarse de aquellos hombre, que al girarse habían demostrado a Nara el cuchillo entre sus manos.
Quiso sentir miedo de lo que podría pasar pero en su mente se dijo a sí misma "No deje que me matase un vampiro, no lo hará un hombre hoy" Estaba decidida a hacer que eso hombres se fueran de allí, sin dañar a su nuevo amigo o a cualquier animal que este por allí.
Nara Della Rovere- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 12/05/2011
Edad : 36
Re: Invocando a la templanza(libre)
Aborrezco y rechazo la violencia, pero cuando por mi culpa alguien está en peligro, no tengo otra opción. Aprovecho la distracción de Nara para realizar una patada certera y contundente en la rodilla derecha de uno de los cazadores. Derribado el primero me pongo en pie y me abalanzo sobre el otro tirándolo al suelo, desembocando en el consecuente forcejeo. Finalmente salgo victorioso y le arrebato el cuchillo, cuyo filo, apoyo contra su garganta obligándole a desistir en sus intentos por liberarse. Los alaridos de dolor de su compañero me indican que debo haberle fracturado la rodilla, otorgándome el tiempo necesario para ponerme en pie junto al otro humano empleando la poderosa razón en forma de objeto afilado que tengo en mi mano derecha. Me alejo un poco del individuo y con la ira embriagando mi gesto, me dirijo a él con contundencia.
-Recoge a tu compañero y marcharos de aquí, de lo contrario, no respondo de mis actos.
Intimidado por mi duro gesto, el rufián accede a mi petición y recoge a su lesionado compañero para después marcharse del bosque. Devuelvo la serenidad a mi rostro y me guardo el cuchillo entre mis ropas para, en cuanto tenga la menor oportunidad, deshacerme de él para que nadie pueda usarlo para herir a ningún otro ser. Alejado el peligro me acerco hasta Nara y me disculpo.
-Perdóneme por haberla metido en esta peligrosa situación pero no podía permitir que esos humanos dañaran alguna parte de este bosque. Tengo que reconocer que me ha sorprendido su iniciativa a la hora de ayudar a un total desconocido y que gracias a ella, he conseguido librarme de sufrir algún daño irreversible, así que por ello tiene mi agradecimiento, sin embargo-Clavo mi mirada en sus ojos y tras tomarme unos segundos de pausa, prosigo-...una chica tan bella como tú no debería someterse al riesgo de ver su prominente divinidad dañada por un ser inmundo como yo.
No puedo evitar dirigirme a ella con más confianza, más cercanía, amparado por el embrujo de un paraje natural extraordinario y empujado por la tensión producida por una situación de extrema dureza.
-Recoge a tu compañero y marcharos de aquí, de lo contrario, no respondo de mis actos.
Intimidado por mi duro gesto, el rufián accede a mi petición y recoge a su lesionado compañero para después marcharse del bosque. Devuelvo la serenidad a mi rostro y me guardo el cuchillo entre mis ropas para, en cuanto tenga la menor oportunidad, deshacerme de él para que nadie pueda usarlo para herir a ningún otro ser. Alejado el peligro me acerco hasta Nara y me disculpo.
-Perdóneme por haberla metido en esta peligrosa situación pero no podía permitir que esos humanos dañaran alguna parte de este bosque. Tengo que reconocer que me ha sorprendido su iniciativa a la hora de ayudar a un total desconocido y que gracias a ella, he conseguido librarme de sufrir algún daño irreversible, así que por ello tiene mi agradecimiento, sin embargo-Clavo mi mirada en sus ojos y tras tomarme unos segundos de pausa, prosigo-...una chica tan bella como tú no debería someterse al riesgo de ver su prominente divinidad dañada por un ser inmundo como yo.
No puedo evitar dirigirme a ella con más confianza, más cercanía, amparado por el embrujo de un paraje natural extraordinario y empujado por la tensión producida por una situación de extrema dureza.
Yann Gameiro- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 06/06/2011
Re: Invocando a la templanza(libre)
No podía creer con la rapidez y precisión que aquel muchacho peleo. De golpe casi sin notarlo el tenia a uno agarrado y manejándolo con un cuchillo, en cambio el otro se encontraba en el suelo gritando del dolor por su pierna. Escucho las palabras del joven y sonrió levemente.
Vio como los hombres se marchaban y espero unos segundos para que Yann pudiera tranquilizarse, aunque por alguna extraña razón confiaba en su clase, sabia muy bien que estaba un poco enojado. Cuando por fin la calma volvió a sus ojos Nara dio unos pasos hacia el para preguntar si se encontraba bien.
Una sonrisa se dibujo en su rostro por su agradecimiento, pero al intentar decir algo, el volvió a hablar "una chica tan bella como tú no debería someterse al riesgo de ver su prominente divinidad dañada por un ser inmundo como yo" Unos segundos pasaron mientras trato de entender a que se refería con eso. Pero mientras sus ojos seguían clavados en el.
Su voz sonó suave y dulce mientras ella hablaba -Primero estoy segura que usted no me haría ningún daño, si fuera así su corazón seria oscuro y aquel bello animal jamás hubiera dejador que te acercara- Estaba usando las mismas palabras que el le había dado a ella -Pero lo mas importante es que no eres un ser inmundo- Sus ojos estaban fijos en el y su voz sonaba segura -Quizás seas distinto a mi, quizás tengas algún don que yo, pero eso no te hace ser un ser despreciable- Ella sospechaba lo que el era, pero no podía estar segura, a menos que el le diera una pista y sabia muy bien que el, no era ningún ser malvado de corazón
Nara no sabia como explicarse bien, pero aun así lo intentaría -Esos hombre que se fueron, estaban dispuesto a asesinar a animales inocentes y Dios sabe que me hubieran hecho a mi si me hubieran encontrado a mi sola, ellos son despreciables, pero tu, tu solo trataste de ayudarme y cuidarme, aun siendo yo una desconocida- Di unos pasos mas al hombre y tomo de su mano, no sabia si estaba pasando los limites, pero miro sus ojos y aunque estaba bastante cerca esperaba que no se molestara.
Vio como los hombres se marchaban y espero unos segundos para que Yann pudiera tranquilizarse, aunque por alguna extraña razón confiaba en su clase, sabia muy bien que estaba un poco enojado. Cuando por fin la calma volvió a sus ojos Nara dio unos pasos hacia el para preguntar si se encontraba bien.
Una sonrisa se dibujo en su rostro por su agradecimiento, pero al intentar decir algo, el volvió a hablar "una chica tan bella como tú no debería someterse al riesgo de ver su prominente divinidad dañada por un ser inmundo como yo" Unos segundos pasaron mientras trato de entender a que se refería con eso. Pero mientras sus ojos seguían clavados en el.
Su voz sonó suave y dulce mientras ella hablaba -Primero estoy segura que usted no me haría ningún daño, si fuera así su corazón seria oscuro y aquel bello animal jamás hubiera dejador que te acercara- Estaba usando las mismas palabras que el le había dado a ella -Pero lo mas importante es que no eres un ser inmundo- Sus ojos estaban fijos en el y su voz sonaba segura -Quizás seas distinto a mi, quizás tengas algún don que yo, pero eso no te hace ser un ser despreciable- Ella sospechaba lo que el era, pero no podía estar segura, a menos que el le diera una pista y sabia muy bien que el, no era ningún ser malvado de corazón
Nara no sabia como explicarse bien, pero aun así lo intentaría -Esos hombre que se fueron, estaban dispuesto a asesinar a animales inocentes y Dios sabe que me hubieran hecho a mi si me hubieran encontrado a mi sola, ellos son despreciables, pero tu, tu solo trataste de ayudarme y cuidarme, aun siendo yo una desconocida- Di unos pasos mas al hombre y tomo de su mano, no sabia si estaba pasando los limites, pero miro sus ojos y aunque estaba bastante cerca esperaba que no se molestara.
Nara Della Rovere- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 12/05/2011
Edad : 36
Re: Invocando a la templanza(libre)
(Perdón por no responder antes, pero he tenido unos problemas familiares que me han mantenido ocupado)
En un primer momento el contacto de su mano con mi piel se siente extraño, muestra de que ha pasado mucho tiempo de que una mujer se aventuraba a mostrarme un retazo de cariño. Primero me pongo nervioso, mi corazón se acelera, mi respiración se entrecorta pero poco a poco consigo controlarme, haciendo gala de las técnicas de relajación que tan hábilmente he desarrollado en los últimos años. Sus palabras son amables, tanto o más que su cándida mirada, propia de un ser puro de alma limpia y encantadora. Quiero quedarme y seguir con nuestro encuentro, pero tengo miedo, temor de ocurra algo que me lleve a herirla. Me aparto de su contacto y niego con la cabeza.
-Usted no sabe lo que he hecho ni cuanta sangre humana he derramado, de ser consciente, no me hablaría de esa manera tan dulce.
Agacho la cabeza e intento reprimir el sufrimiento que me azuza cuando rememoro los cadáveres al lado de los que he despertado durante toda mi vida. No merezco cariño ni compasión, ni de esta joven ni de nadie.
En un primer momento el contacto de su mano con mi piel se siente extraño, muestra de que ha pasado mucho tiempo de que una mujer se aventuraba a mostrarme un retazo de cariño. Primero me pongo nervioso, mi corazón se acelera, mi respiración se entrecorta pero poco a poco consigo controlarme, haciendo gala de las técnicas de relajación que tan hábilmente he desarrollado en los últimos años. Sus palabras son amables, tanto o más que su cándida mirada, propia de un ser puro de alma limpia y encantadora. Quiero quedarme y seguir con nuestro encuentro, pero tengo miedo, temor de ocurra algo que me lleve a herirla. Me aparto de su contacto y niego con la cabeza.
-Usted no sabe lo que he hecho ni cuanta sangre humana he derramado, de ser consciente, no me hablaría de esa manera tan dulce.
Agacho la cabeza e intento reprimir el sufrimiento que me azuza cuando rememoro los cadáveres al lado de los que he despertado durante toda mi vida. No merezco cariño ni compasión, ni de esta joven ni de nadie.
Yann Gameiro- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 06/06/2011
Re: Invocando a la templanza(libre)
- Off:
- No te preocupes, entiendo que a veces los problemas sean demasiados. Igual gracias por no abandonarme ^^
Escucho sus palabras y luego agacho su vista, sabía muy bien de que hablaba y por que tenía esos sentimientos terribles. Dio un paso hacia el -No me importa- Sus ojos se llenaron de lagrimas y una imagen paso por su mente, sus manos llenas de sangre -Usted dice que mi corazón es puro, pero no es así- Su voz sonaba completamente triste -A veces uno no puede elegir- Dijo volviendo su mirada a el y secándose una lagrima que había caído por su mejilla.
Respiro profundo y volvió a sonreírle -No importa lo que diga, yo confió en usted- Dijo. Nara siempre se había caracterizado por se extremadamente impulsiva con lo que ella realmente creía. Entonces tomo la mano de aquel muchacho y la estiro para ella, abrazándolo con fuerza -No dejare que pienses que solo eres un perro rabioso- Susurro suavemente, pero luego se había dado cuenta lo que sus palabras significaban.
Lo soltó lentamente y miro sus ojos, realmente esperaba que el no se molestara. Quiso decir algo pero solo abrió la boca ¿Como podía explicarle lo que acababa de decir? Pensó mil maneras hasta que simplemente dijo -Para mi eres mas que eso- Su voz sonó dulce, no estaba segura si el era un hijo de la luna pero ya lo había dicho y no podía retractarse.
Nara Della Rovere- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 12/05/2011
Edad : 36
Re: Invocando a la templanza(libre)
La última vez que había recibido tales palabras de alguien, no pude evitar enamorarme perdidamente de esa mujer. La chica sabe que soy un hombre lobo y sin embargo no huye, se queda ahí, profiriéndome buenas palabras, gestos de cariño y señales sinceras. No puedo evitar que mis instintos lupinos salgan a la luz, que mis emociones intenten derribar las barreras de mi autocontrol y me lleven a hacer algo que bajo ningún concepto debo encomendarme a realizar. Lo se, pero el acelerado latido de mi corazón aunado con todo el sufrimiento padecido durante todo este tiempo me lleva a buscar un salvoconducto que me libere durante tan sólo unos segundos del dolor al que someto todos los días de mi vida. Mis ojos se dirigen a su mejilla derecha para observar la lágrima derramada por su ojo, y sin dudarlo, estiro mi mano para limpiarla con mi dedo indice para después esbozar una leve sonrisa.
-Gracias...
Quiero quedarme con ella, pero no puedo permitírmelo. Las barreras de mi corazón vuelven a su estado original y aparto mi mano para después sin aviso alguno, salir corriendo entre la espesura del bosque, dejando atrás a Nara y con ello una oportunidad para despertar.
-Gracias...
Quiero quedarme con ella, pero no puedo permitírmelo. Las barreras de mi corazón vuelven a su estado original y aparto mi mano para después sin aviso alguno, salir corriendo entre la espesura del bosque, dejando atrás a Nara y con ello una oportunidad para despertar.
Yann Gameiro- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 06/06/2011
Re: Invocando a la templanza(libre)
El estiro su mano y toco su rostro. Pudo sentir el tibio calor que de ella provenía y por unos segundos cerros los ojos con una bella sonrisa. Pero de golpe la soltó y giro su cuerpo, sus movimientos eran rápidos cuando hecho a correr -Espera...- Pero nada mas pudo decir.
Tal vez el había descubierto que ella no era una buena persona, después de todo cualquier persona que podría importarle a Nara siempre se alejaba de ella. Se quedo mirando en dirección a donde el hombre había ido, pero luego de unos minutos se dejo caer sobre la hierva.
Sus pensamientos eran oleadas de sentimientos, se sintió sola, miro a su alrededor en busca de algo, pero estaba allí sola, como siempre, como comenzaba a entender que siempre lo estaría.
Off: Cerramos acá?
Tal vez el había descubierto que ella no era una buena persona, después de todo cualquier persona que podría importarle a Nara siempre se alejaba de ella. Se quedo mirando en dirección a donde el hombre había ido, pero luego de unos minutos se dejo caer sobre la hierva.
Sus pensamientos eran oleadas de sentimientos, se sintió sola, miro a su alrededor en busca de algo, pero estaba allí sola, como siempre, como comenzaba a entender que siempre lo estaría.
Off: Cerramos acá?
Nara Della Rovere- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 12/05/2011
Edad : 36
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