Forever [Kei Koizumi]

Había estado encerrado en aquel sitio que en algún punto había sido su hogar en esa ciudad, aún cuando ahora estaba en malas condiciones. No quiso regresar a aquel lugar y había dejado que el día le alcanzara aún estando allí. Había cerrado todo y se había mantenido en la oscuridad, aún cuando su cuerpo podía sentir que el día se alzaba al otro lado de aquellas paredes.

Si estaba haciendo aquello era por una razón muy simple... aquel deseo crecía en su interior conforme pasaban las horas... aún cuando sabía que no era una buena idea dadas las circunstancias y que aparecerse así frente a él no pudiese ser lo mejor... pero no iba a luchar contra ese impulso justo ahora...

Esperar la noche fue lo más desesperante de todo. Estaba adormilado y se acomodó entre todo aquel caos. Pasaron horas, se durmió por lapsos, pero su nerviosismo empezaba a hacerse presente.

Se hubiese reído de si mismo, pero eso no era posible en aquel estado, era como si fuese un chiquillo huyendo de algo... lo cual no era exactamente el caso. No quería meter a nadie en problemas, pero ya lo había hecho al hacer ciertas cosas...

¿Cómo sabía a dónde dirigirse? Había utilizado a alguien más, el poder de clarividencia de otro vampiro le dio aquella oportunidad de acercarse. Pero esa, debía admitir, no era la más genial idea que se le hubiese ocurrido. ¿Por qué? Porque esa persona ahora sabía algo que hubiese preferido guardarse solo
para él, aún así no creía que eso fuese a afectar las cosas por ahora...

¿Qué había usado para aquello? Una rosa... eso era lo que le había servido como guía... No tenía idea de lo que iba a hacer o decir si realmente lograba verle, pero no quería pensar demasiado en ello... Ya lo vería si se daba el caso...

Se dejo dominar por el cansancio en algún punto, cuando abrió los ojos nuevamente supo que el día estaba por terminar, el sol ya estaba ocultándose... Se levantó y se colocó la capa con la que había llegado a ese sitio antes de que el día empezase. Caminó despacio al salir, como comprobando que no hubiese nadie más allí, pero estaba seguro de que estaba solo. Escuchó el sonido de sus pasos al ir a través de lo que parecían los escombros de lo que aquella casa había sido hace realmente poco tiempo.

Una vez que el sol no parecía un riesgo salió y se encaminó a aquel sitio. Una clase de desesperación se apropió de él y eso le hizo apretar el paso. Cerró los ojos tratando de concentrarse todo lo que podía.

Sintió como si su corazón se hubiese detenido cuando se encontró frente a aquel jardín lleno de rosas. Si… no había duda… aquel era el sitio…

Observó la edificación y cerró los ojos por un segundo, aspirando el aire, intentando calmar sus ansías por un momento. Avanzó después, decididamente solo para llamar a la puerta.

Si alguien le preguntaba sus razones… simplemente no podía soportarlo más tiempo… necesitaba verle… tan simple como eso… y sin embargo, sentía que se estaba volviendo loco al no poder hacerlo...

Cuando la puerta se abrió y observó a aquella figura del otro lado, se quitó la capucha que cubría su rostro mirándole un segundo antes de decir algo. Como ya había dicho, no había pensado en lo que podía o no decir, así que simplemente dijo las cosas tal cual le venían a la mente intentando no parecer alterado en ningún sentido...

-Siento molestar y presentarme aquí sin avisar... pero realmente esperaba poder ver al dueño de este lugar... al Conde Dunkelheit... me preguntaba si habría una oportunidad de que eso sucediese...
Si, le había salido un poco mal aquello, no solo por saber que podría haber elegido mejores palabras, sino porque incluso él había notado en el timbre de su voz aquel desespero y por si fuera poco había hablado ligeramente más rápido, lo que dejaba evidente lo nervioso que se sentía en ese instante.

Sus palabras, sus pensamientos... su mente o tal vez eran más bien sus sentimientos lo que provocaba aquello... el hecho estaba en que su imagen dispersaba cualquier otra cosa... le necesitaba tanto como el día al sol... si tan solo pudiese mirarle a los ojos, eso era lo que se había repetido una y otra vez... aunque ahora que estaba allí, probablemente quería algo más que eso...

De momento no había podido contestar... ¿Estaba bien? Ya creía que no... ¿Pero qué podía decir? Le estaba costando elegir las palabras para decir cualquier cosa... Problemas... si, si tenía...

Lo siguió en silencio por los pasillos. Sus ojos no pudieron evitar ver todo aquello, sin embargo, lo que sentía no le permitía disfrutarlo como lo habría hecho en algún otro momento.

Aquel hombre le había guíado hasta la cocina de aquella gran residencia. Se quedó allí sin moverse hasta que le ofreció aquella copa. Su aroma llegó hasta él, aquella sangre... Observó con curiosidad al sujeto, que tenía una presencia que le hacía sentir algo diferente, aunque no podía decir con certeza de lo que se trataba, y justo ahora no era su mayor proecupación, aún cuando se hubiese dado cuenta de que era un vampiro sin siquiera dudarlo. Pero trabajaba para uno, de algún modo supuso que no era tan raro. Tenía que responderle, se dijo mentalmente.

-Gracias... -dijo viendo el contenido de la copa. El cabello le cubría parcialmente el rostro y tardó un momento en dirigirle la mirada.

-Lo siento... Mi nombre es Koizumi Kei...
Claro, lo más común sería haberse presentado al momento de su llegada, pero no había procesado una idea como aquella... ahora, la parte difícil era contestar la otra pregunta... Por un instante aquella sensación de no poder hablar se hizo presente. Sentía un nudo en la garganta por alguna razón que no alcanzaba a comprender en ese justo instante.

Escuchó su explicación... entendía perfectamente lo que decía y creí que interrogar sus motivos era lógico. Había aparecido solo diciendo aquello delante de las puertas de aquel sitio... No era para menos...

-Quisiera decir algo convincente, pero justo ahora no puedo dar con las palabras correctas para dejar en claro esto... -hizo un pausa, se estaba desesperando por no poder controlar aquello y eso quedó en evidencia en su mirada.

Bajo la cabeza al momento en que cerraba los ojos, se sintió incapaz de concentrarse lo suficiente para decirlo de otra manera... de hacerlo sonar con lógica.

-Tal vez no sea suficiente... lo que ha guiado mis pasos hasta aquí ha sido el afán de verle... de saber que se encuentra bien... simplemente... mi deseo irrefrenable de verlo...

Y es que era así ¿no? No había podido detenerse... Había tenido que ir en contra de todo y llegar hasta allí... y su razón era tan simple como eso... simple y para él significaba tanto... qué curioso resultaba todo aquello...

Realmente había pensado en las probabilidades y sabía que el ir a aquel sitio no le aseguraba el verle... pero igual tenía que intentarlo...

¿Por qué repetía su nombre, como si lo hubiese recordado de algún lado? ¿O había sido solo imaginación suya? En realidad sus sentidos ya se habían vuelto locos por varias razones, ya no estaba seguro de nada en este punto.

-Disculpe si no puedo encontrar las palabras adecuadas para responder a ello, si no puedo concentrar las palabras en una frase simple que pueda explicarlo sin rodeos... Justo ahora, estoy imposibilitado para ello...
Y era eso cierto. No sabía cómo responder a nada en ese momento. Todo se reducía a una sola cosas y era incapaz de concentrarse y mantenerse sereno.

Tomó la copa entre sus dedos y apenas pensó en probarla cuando escuchó aquella voz. Si hubiese sido un humano, habría pensado que todo se había detenido por un instante, incluso su propio corazón...

Por un movimiento involuntario se giró sobre sí mismo, viendo a la dirección en la que se escuchaba aquel sonido. Sus pensamientos se habían dispersado... estaba tan cerca... Cerró los ojos por un segundo, tratando de recuperar la compostura que no tenía desde la noche anterior...

Su mirada se dirigió al lugar del que había provenido aquel sonido. Su rostro se torno serio, tal vez por los nervios, pero no fue capaz de notarlo. La copa volvió a tocar la superficie en la que había estado, casi en cámara lenta, aquel movimiento se realizó al mismo tiempo que su cuerpo se giraba en la dirección correcta.

¿Anunciar que estaba allí? ¿Por qué sentía como si estuviera invadiendo aquel espacio? Ciertamente no había sido educado al llegar a un lugar al que ni siquiera había sido invitado. Pero aquel sentimiento, y la incertidumbre que crecía en su interior no le había dejado en paz hasta que se había detenido frente a aquel rosal...

Cuando escuchó su voz sintió que el tiempo se había detenido ahora realmente del todo. No se giró y al sentir aquella caricia sintió que un estremecimiento le recorría el cuerpo, de una manera en la que solo él podía lograrlo...

Le siguió con la mirada al verle avanzar. Se había quedado como estático nada más tenerle cerca. Fueron sus palabras lo que devolvió su cuerpo a la normalidad.

-No intentaba robar tu vino… -es más, ni había llegado a probarlos un momento antes. Su voz le había detenido justo antes de que aquel líquido tocase sus labios.

Por un momento desvió la mirada, fijándola en un punto de la barra frente a él. ¿Qué debía responder? Y que de preferencia sonara elocuente…

Acomodó su cabello con una mano y se humedeció los labios mientras las palabras se formaban en su mente, aunque en realidad no habían pasado más que un par de segundos y no estaba pensando en su respuesta. Simplemente iba a contestar, si lo reflexionaba demasiado terminaría sin decir nada…

-Siento haber venido sin una invitación, pero me pareció, dadas las circunstancias… que no tenía otra forma de acercarme… Acerca de quién me ha dicho en dónde se encontraba este sitio… he recibido un poco de ayuda para eso…. Aunque me ha sorprendido que estuviese aquí… -una sonrisa salió de sus labios al ir pronunciando lo último.

Y ese gesto era porque pensó que tal vez no habría optado por preguntarle a alguien cuando el mismo podía buscar, pero la desesperación había aparecido de un momento a otro y con ello terminó por hacer las cosas de esa manera... eso y usar la habilidad de clarividencia que tenía aquel vampiro había sido muchísimo más rápido...

-Siento venir aquí de este modo… pero tienes razón, quería verte… -su vista regresó a él y aquella sonrisa se transformó en un gesto diferente. De hecho había desparecido, pero su mirada se volvió un poco más profunda.

Bien, la primera frase era una formalidad, no era como si en realidad se arrepintiese ahora que lo tenía frente a él. Sucedía todo lo contrario. Lo segundo era totalmente sincero, un impulso como ese le había movido desde el día anterior. Y aunque podría haber intentado ir allí antes no podía darse el lujo de revelar su propia posición a otros, así que había tenido el mínimo de precaución y se había asegurado de que nadie hubiese podido seguirle los pasos hasta ese sitio.

¿Estaba mal lo que había hecho? Porque no le importaba, claro que si eso solo lograba hacerle enfadar sería un problema ¿no? Tendía a perder su sentido común por momentos, tenía que admitir que a veces desaparecía por completo. Pensaba, decía y hacía cosas contradictorias a veces por esa razón.

Aún cuando estuviese consciente de sus actos, se daba cuenta de que en ocasiones actuaba por mero instinto… aunque ese sentido a veces se combinaba con otros factores, justo como ahora… ¿La necesidad de verle? Eso le había sorprendido incluso a sí mismo...

Era bien sabido que el no proclamaba ningún apego a nadie. Aún con sentimientos de por medio, si alguien decidía alejarse de él, normalmente respetaba ese hecho y se alejaba pacíficamente. Por eso mismo él y su pupilo solo habían pasado juntos un siglo. Le había dejado marchar y no había sido hasta hace poco que había decidido buscarle, más por los rumores de que estuviese metiéndose en problemas que por el cariño que sentía por él, que si bien existía, no le había ocasionado el ir tras de él antes.

Justo ahora, al ir y buscarle, había hecho exactamente lo contrario. Porque no era casualidad que se hubiese desaparecido de pronto, o eso fue lo que pensó en algún momento mientras inconscientemente había evocado su imagen en un momento de relajamiento.

-No quería causarte molestias con mi presencia aquí… -su expresión se suavizó al ir pronunciando aquellas palabras.

Sin pensar demasiado se acercó rápidamente a él, normalmente no se movía a esa velocidad, pero ahora no le parecía un problema, normalmente no lo hacía porque había humanos cerca, pero esa posibilidad estaba fuera de juego aquí. Una de sus manos se había detenido antes de tocarle, a unos cuantos milímetros de su rostro.

-¿Quieres que me marche ahora? Aunque a decir verdad, no quiero hacerlo…

… ¿Qué estaba diciendo? Si bien era justo el reflejo de sus pensamientos, no era la forma correcta de decirlo… Pero qué más daba… Hablar de ese modo era lo mejor para él en ese instante, no quería molestarse en pensar en las palabras o acciones adecuadas ahora...

-Eso es porque estoy en tu territorio y porque quería saber la respuesta… No es lo mismo lo que yo quiera a lo que tú quieras… Mi voluntad aquí puede no ser hecha…

Recorrido turístico… un momento antes, aunque había visto un poco no había prestado demasiada atención… a mi me encanta ver lugares como aquel, porque si observabas con atención cada objeto podía sumergirte en un mundo diferente… lo seguí sin decir nada más….

Aquella pintura en la que hizo énfasis, me detuve a observarla, ese tipo de obras siempre eran un deleite para la mirada… no podía evitar ver cada detalle, en cada toque de lo que ahí se había formado… Sus palabras me sacaron de mi ensimismamiento. Solía olvidarme de todo cuando prestaba atención a algo de aquel modo, pero normalmente estaba solo, por eso su voz me trajo de regreso al momento real en el que estaba.

Encerrarme en su mundo para siempre, podían decirme lo que quisieran pero en ese instante me parecía que no podía sentirme mejor aún cuando no pudiese encontrarme con su mirada. Aún cuando aquello pudiese ser un reclamo. Aquel salón me recordaba a otros tantos que había visto y sin embargo tenía algo más que singular. Y es que al verle tocar aquella pieza, todo desapareció solo dejándole a él y la belleza…

Las bibliotecas siempre han sido algo atractivo a mi ser, el ver aquellos escritos, el olor a tinta y la pluma lista para servir a su dueño a intentar plasmar lo que quisiera. Le observé por un segundo al quedar frente a aquel sitio. Creo que entendía a qué se refería, había sentido algo como eso tantas veces y era por ello que escribía…

Ese lugar siendo un sitio al que él consideraba su hogar... había pensado en ello, en lo atrevido que había sido de mi parte el ir así de ese modo, pero no había sido capaz de detenerme porque tal vez no quería hacerlo. y ahora estando allí no me arrepentía, incluso podía decir que no quería salir de allí... Ese fue el pensamiento que cruzó mi mente en ese momento...

Aquel simple movimiento... sin duda era como si me hiciese perder la razón. Deje que el aire se me escapara mientras no podía luchar contra la idea y moví mis labios, buscando los suyos con lentitud y algo de torpeza. Si, inquieto podría ser un adjetivo que me pudiese quedar, pero era un poco más que eso. Me había acostumbrado a su presencia de alguna manera, aún cuando nuestros encuentros hubiesen sido como furtivos. No había podido soportar la idea después de no verle... y me había encaminado a aquel sitio.

-No... No tan solo tu mirada... tu presencia, tu voz...-dije apenas con un hilo de voz. El volumen había ido disminuyendo poco a poco, porque no era capaz de concentrar las palabras. Sus labios tan cerca, tan tentadoramente cerca... ¿cómo podría resistirme? Fácil... No podía... Le mordí sutilmente el labio inferior y sin darme cuenta mis manos ya se habían aferrado a él. Las suyas me hicieron suspirar y le vi con los ojos entrecerrados -... cada parte de ti, porque en su totalidad, tu... eres quien me hace delirar ...

Le había extrañado de una manera que se había vuelto tan atroz que no pude más que hacer lo que había hecho. No había podido deshacerme de aquello en ningún momento. No importaba lo que hiciese o si estaba realizando algo... su imagen invadía mi mente a cada instante, aunque no dejara que se supiese. Poco a poco me invadió la desesperación al ver que no podía hacer nada. Hasta que decidí que aunque me descubriesen, tenía que llegar aunque sea a verle. Y aqui estaba, tocando y besando su piel, sus labios que me hacían enloquecer. Cerré los ojos, sintiendo ese cosquilleo que me recorría el cuerpo al acariciar mis labios... Con tantas terminales nerviosas, aquella sensación era algo que no podía compararse, porque más que lo que aquel gesto provocaba, aunado a mis sentimientos se volvía algo que era indescriptible y que solo él podía provocar en mí...

Su risa me provocó algo, aunque no me malentiendan, era solo que el sonido de su risa había llegado a mí inundando por completo mis sentidos. Le observé pasar a mi lado de reojo, quedándome con la vista fija en alguna cosa frente a mí un momento después, no es que viese algún objeto, mis pupilas se habían quedado fijas en el lugar en el que él había estado de pie hacía justo un segundo -Me pregunto que tan ilógicas podrían sonar mis palabras después de que has dicho eso... Efectivamente, parece no ser para mi suficiente... Perdona si lo que quiero es diferente... Si lo que deseo de manera casi ferviente es tenerte aún más cerca... tanto como me sea posible... Tal vez sea un idea tonta pensar en que eso podría ayudarme a ver lo que no he podido ver hasta ahora... Pero no me culpes por sentir esto y parecer precipitado e irreflexivo... Me giré y observé el cielo, con aquellas nubes oscuras. Siempre me había gustado aquel clima.Tenía algo de especial, aunque no podía decir con certeza qué era lo que me causaba o cuándo había empezado a sentirme de aquella manera. Adoraba ver la luna, las estrellas, pero los días como ese también tenían su encanto según mi porpia forma de ver la noche.
No tenía idea cómo se hubiese escuchado lo que acababa de decir, ni siquiera había reparado en el tono de mis palabras al pronunciarlo. Era lo que me había venido a la manete apenas escuchar sus palabras. Aún no entendía a qué se refería con lo de impudente, a pesar de todo. Me intrigaba de alguna manera y ahora luchaba con la idea -¿Cómo es que soy imprudente? - bien, aquello era inútil, resistirme a preguntar no llevaría a ningúnlado, sabía bien que terminaría haciéndolo. Claro que el tema principal aún rondaba mi mente. Pero ¿realmente era tanta mi insensatez sin darme cuenta? Bien, sabía que tal vez había sido impaciente, aunque no estaba seguro si tanto...

Mis ojos le siguieron en cada movimiento, viéndole ir hacia la ventanaa, tomar la flor y regresar hasta estar cerca de mí nuevamente. Observé la rosa, primero entre sus manos, hasta que llegó a las mías. Hermosa, con aquel color que cautivaba a los sentidos. La sostuve con cuidado acercándola un poco a mí.Compararme con aquella rosa... ¿Realmente yo era tan imprudente? Eso fue lo que me pregunté, pero no estaba seguro de poder responder. No me correspondía, más bien.

Para mí, mis acciones no tenían nada de extraño, pero no podía decir con certeza que así fuera. Aún no entendía por qué podía ser una insensatez el haberme dirigido hasta aquel lugar sin permiso, sin aviso... no había tenido un plan, pero había logrado encontrarle, lo que inicialmente había sido el objetivo. Y había ido allí con la mente hecha una maraña de ideas, que al verle se habían dispersado como una bruma. Los acontecimientos que habían ido pasando a mi alrededor, al estar allí deaparecían, como si se tratara de lago lejano y que no existía...

Sonreí antes de poder contestar algo. Es que era complicado ponerlo en palabras y más si estaba hablando directamente con la persona por lo que aquello se desataba como un huracán en mi interior -Quiero ver lo que los otros desconocen de ti... incluso aunque sea algo mínimo... pero que me lleve a estar un poco más cerca... -Cerré los ojos un momento -Sé que probablemente no te parezca algo de lo más elocuente, sensato o viable para ti, pero eso es lo que siento... lo que creo... - Los abrí lentamente viéndole con interés - porque ... Eres la persona más importante para mí... -aquello había salido de mis labios casi en un susurro sin pretenderlo.

Cerré los ojos cuando mi cuerpo se vio arrastrado junto a él. Sentirme entre sus brazos, por esa sensación habría vendido mi alma al diablo de ser necesario. Me deje envolver por él, sabiendo que ya le pertenecía aún antes de que dijese esas palabras. La prueba estaba en que había ido hasta allí, sabiendo que eso modificaba todo –Cada parte de mi ser te pertenece… - los demás por ahora me importaban poco, aún tenía personas por las cuales debía preocuparme, pero antes de ir allí había hecho todo lo que se me ocurrió. No podía alzarme en una rebelión, no podía salvar a nadie, no ahora, no sin nada que me ayudase a lograrlo. No si mi mente no estaba en ello... Mi deseo... estaba aqui... Lo que quería justo ahora estaba frente a mí...

Lo único en lo que podía pensar era en la persona cuyos brazos me rodeaban de aquella manera. Era de alguna forma reconfortante, me gustaba, nunca había sentido algo como eso. Podía olvidarlo todo, podía dejarlo todo, eso era lo que sentía en ese instante y las probabilidades de que fuera de otro modo eran prácticamente nulas, había ido allí, sabiendo que al hacerlo no había forma en que pudiese separarme de él. Había estado en mi mente todo ese tiempo, no había forma, lo sabía, lo había negado, aceptado, lo había dicho con las palabras más claras que había encontrado… Él simplemente se había vuelto lo que más anhelaba, la persona con la que quería estar, sí, tal como el lo decía, toda la eternidad.

Aspiré su aroma, le abracé, no con fuerza, suave disfrutando de su cercanía como nunca antes. La añoranza que había sentido, ahora comprobaba que era pro él. Le había extrañado, le había deseado ver con ansías, con un deseo reprimido debido a mis circunstancias. -Déjame estar a tu lado… déjame ver esa parte de ti… has de conocer los defectos de mi alma... Asagi... te amo con la devoción que no creía poseer… -Me incorporé, besándole lenta y dócilmente en los labios. Intentaba dejarle ver a través de ese gesto lo que intentaba decirle, si estaba funcionando no sabría decirlo... Sentí que el tiempo se había detenido, no escuchaba más nada, ni el suave movimiento de la tela de las cortinas movidas por una ráfaga ligera, las ramas de los árboles mecidos por el viento, nada, estaba absorto en su rostro y en su mirada...