AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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[Priv]¿Quien eres tu? [Carmmine]
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[Priv]¿Quien eres tu? [Carmmine]
Recuerdo del primer mensaje :
Corre, corre, corre, corre…
Me iban a pillar si no me daba más prisa. Guardé corriendo el collar de oro en mi bolso y seguí corriendo evitando a la gente, pasando bajo los carruajes parados y los que circulaban por medio de la calle. Intentando que no me atropellasen. Pero lo más importante era que no me cogiesen. No quería que me matasen….
Me subí a unas cajas y me encaramé a una vaya de madera. Miré hacia atrás el hombré me buscaba. Me tiré al otro lado de la vaya y caí al suelo rodando. Salí corriendo sin nisiquiera limpiarme el polvo o la tierra. Sin mirar si me habia hecho algo. Nada. Cuando crei que me iban a estallar los pulmones paré despacio. Cogiendo aire. En un lado de la calle, oculta, en la sombra, donde no fuese molestia a los caballeros y señoras que paseaban por allí. Ni que yo fuese un parasito. Me limpie la tierra. Por suerte habia caído bien.
Miré a todos lados aun recuperándome. Los habia perdido. Menos mal. Ya crei que iba a darme algo. Pero habia conseguido el collar. Por ese collar iba a poder sacar mucho dinero. Si. Me puse recta al oir a alguien gritar, un policía. Corriendo me agaché tras unas cajas. Donde no pudiesen verme. La gente como yo no eramos bien vistos en estas calles. Pero habia que admitir que aquí era donde podía sacar más provecho, como hoy. Aunque si bien también era donde era más peligroso. Pero nunca me habían cogido y nunca lo harian.
Me asomé tras las cajas y miré a mi alrededor. La policía habia pasado de largo, menos mal. Iba a poder volver victoriosa hoy. NO me caian bien la gente emplumada y llena de caprichos. Además eran malos. Pero una ley que habia aprendido en el cmapamento era que aunque no nos gustasen. Esos eran los que poseían más cosas y a los que eran más facild e sustraer. Por suerte para mi, mi cara infantil me facilitaba mucho esta labor.
Que calor tenia. Y encima habia perdido a mi monito. Seguramente volveria solo a casa y creo que yo también debería volver por que se estaba empezando a ahcer de noche y no me gustaba estar lejos del cmapamento de noche. Por que por la noche es cuando nos matan como a ratas. Hoy ya era bastante de noche. Me choqué contra algo o alguien.
O.O
O no…o no… Miré despacio hasta arriba, habia una emplumada. Corriendo la empujé ligeramente y me dispuse a salir corriendo, a huir de allí. A huir. El miedo me habia atenazado, la muerte, lso recuerdos, las imágenes, las lagrimas. Pero yo no iba a morir no… Me giréy tiré pero…no! Me habia cogido del brazos. Con fuerza. Tiré pero no me soltaba. Tenia mucha fuerza. Miré hacia atrás, era una mujer…era extraña, pero me tenia cogida con fuerza y me miraba.
-Suelteme suélteme.
Patalee en el suelo con mis pies descalzos intentando que me soltase. Pero no lo hacia. Se habría creido que me habia perdido? No lo creo. Mis ropas me clasificaban como una gitana. Algo malo para los emplumados. Seguí tirando, intetandoq ue me soltase
Corre, corre, corre, corre…
Me iban a pillar si no me daba más prisa. Guardé corriendo el collar de oro en mi bolso y seguí corriendo evitando a la gente, pasando bajo los carruajes parados y los que circulaban por medio de la calle. Intentando que no me atropellasen. Pero lo más importante era que no me cogiesen. No quería que me matasen….
Me subí a unas cajas y me encaramé a una vaya de madera. Miré hacia atrás el hombré me buscaba. Me tiré al otro lado de la vaya y caí al suelo rodando. Salí corriendo sin nisiquiera limpiarme el polvo o la tierra. Sin mirar si me habia hecho algo. Nada. Cuando crei que me iban a estallar los pulmones paré despacio. Cogiendo aire. En un lado de la calle, oculta, en la sombra, donde no fuese molestia a los caballeros y señoras que paseaban por allí. Ni que yo fuese un parasito. Me limpie la tierra. Por suerte habia caído bien.
Miré a todos lados aun recuperándome. Los habia perdido. Menos mal. Ya crei que iba a darme algo. Pero habia conseguido el collar. Por ese collar iba a poder sacar mucho dinero. Si. Me puse recta al oir a alguien gritar, un policía. Corriendo me agaché tras unas cajas. Donde no pudiesen verme. La gente como yo no eramos bien vistos en estas calles. Pero habia que admitir que aquí era donde podía sacar más provecho, como hoy. Aunque si bien también era donde era más peligroso. Pero nunca me habían cogido y nunca lo harian.
Me asomé tras las cajas y miré a mi alrededor. La policía habia pasado de largo, menos mal. Iba a poder volver victoriosa hoy. NO me caian bien la gente emplumada y llena de caprichos. Además eran malos. Pero una ley que habia aprendido en el cmapamento era que aunque no nos gustasen. Esos eran los que poseían más cosas y a los que eran más facild e sustraer. Por suerte para mi, mi cara infantil me facilitaba mucho esta labor.
Que calor tenia. Y encima habia perdido a mi monito. Seguramente volveria solo a casa y creo que yo también debería volver por que se estaba empezando a ahcer de noche y no me gustaba estar lejos del cmapamento de noche. Por que por la noche es cuando nos matan como a ratas. Hoy ya era bastante de noche. Me choqué contra algo o alguien.
O.O
O no…o no… Miré despacio hasta arriba, habia una emplumada. Corriendo la empujé ligeramente y me dispuse a salir corriendo, a huir de allí. A huir. El miedo me habia atenazado, la muerte, lso recuerdos, las imágenes, las lagrimas. Pero yo no iba a morir no… Me giréy tiré pero…no! Me habia cogido del brazos. Con fuerza. Tiré pero no me soltaba. Tenia mucha fuerza. Miré hacia atrás, era una mujer…era extraña, pero me tenia cogida con fuerza y me miraba.
-Suelteme suélteme.
Patalee en el suelo con mis pies descalzos intentando que me soltase. Pero no lo hacia. Se habría creido que me habia perdido? No lo creo. Mis ropas me clasificaban como una gitana. Algo malo para los emplumados. Seguí tirando, intetandoq ue me soltase
Lilith Guillory- Gitano
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Fecha de inscripción : 29/06/2011
Re: [Priv]¿Quien eres tu? [Carmmine]
Vi como cogía mi ropa…mmm...asentí mirándola. La verdad esque me daba igual…estaban un poco sucias…aunque yo las lavaba en el rio eh! Que yo era muuuy limpia…me bañaba de vez en cuando en el rio con el seño mono..psss que otros gitanos no se bañan nunca por que dicen que el agua esta fría…Psss y a mi que me gusta el agua fría… serán quejicas…
Miré en silencio como doblaba la ropa…Por un momento algunas imágenes vinieron a mi mente…borrosas algo incompletas…solo fue un segundo. Mi madre doblando la ropa limpia y yo mirándola encima de una mesa mientras tocaba una pandereta. Sacudí la cabeza deprisa negando. No podía pensar eso…Mamá y papá seguían viéndome desde arriba y estaban conmigo y me ayudaban….Además no puedo…no…esa emplumada no se parece en nada a mi mamá. Por mucho que intente ser buena o que me ayude…No…Mi mamá es mi mamá.
Apreté los labios y entonces escuché lo que decía. ¿Qué problema tiene ir descalza? Es muuuy comodo y además mejor…O.O que? Zapatos de cosa rara? Nooooo, no, no, no, no....iba vestida como una emplumada pequeña…y bueno vale pasaba a pesar de lo incomodo que era el vestido y lo que apretaba. Pero de ahí a llevar zapatos hay un buen trecho. No…ni hablar me negaba. Ademas los zapatos me hacen daño mucho.
Miré los zapatos como quien se lo piensa mientras movia los dedos de los pies pensando como seria llevarlos puestos en mis pies…uhhh apretar…daño…heridas…caerse…no poder trepar…ni bailar bien…pues….como que no me gustan esas cpsas eh... Y no me va a convencer ni con su sonrisa de emplumada que lo sepa.
-No…no, no, no-negué deprisa y luego la miré.- No me gustan…y me hacen daño…Además…no pasa nada por ir descalza…Siempre voy descalza. Es más comodo y mejor. –Me cruce de brazos.-Ya tengo puesto unt raje de emplumada que pica muchisisisimo y es muy feo. No quiero llevar esas cosas que solo molestan.
Era lo más largo que habia hablado desde que me habia chocado con la mujer. Pero…es que…no me gustan los zapatos, ni de emplumados, ni de normales, ni de gitanos noooo…nada nada nada….ni desde que era péqueña. Nunca me habia puesto zapatos. Miré a la dependienta y luego de nuevo a la emplumada buena.
-Lo que sea menos esas cosas….
Dije señalando los zapatos de noseuqe…
Miré en silencio como doblaba la ropa…Por un momento algunas imágenes vinieron a mi mente…borrosas algo incompletas…solo fue un segundo. Mi madre doblando la ropa limpia y yo mirándola encima de una mesa mientras tocaba una pandereta. Sacudí la cabeza deprisa negando. No podía pensar eso…Mamá y papá seguían viéndome desde arriba y estaban conmigo y me ayudaban….Además no puedo…no…esa emplumada no se parece en nada a mi mamá. Por mucho que intente ser buena o que me ayude…No…Mi mamá es mi mamá.
Apreté los labios y entonces escuché lo que decía. ¿Qué problema tiene ir descalza? Es muuuy comodo y además mejor…O.O que? Zapatos de cosa rara? Nooooo, no, no, no, no....iba vestida como una emplumada pequeña…y bueno vale pasaba a pesar de lo incomodo que era el vestido y lo que apretaba. Pero de ahí a llevar zapatos hay un buen trecho. No…ni hablar me negaba. Ademas los zapatos me hacen daño mucho.
Miré los zapatos como quien se lo piensa mientras movia los dedos de los pies pensando como seria llevarlos puestos en mis pies…uhhh apretar…daño…heridas…caerse…no poder trepar…ni bailar bien…pues….como que no me gustan esas cpsas eh... Y no me va a convencer ni con su sonrisa de emplumada que lo sepa.
-No…no, no, no-negué deprisa y luego la miré.- No me gustan…y me hacen daño…Además…no pasa nada por ir descalza…Siempre voy descalza. Es más comodo y mejor. –Me cruce de brazos.-Ya tengo puesto unt raje de emplumada que pica muchisisisimo y es muy feo. No quiero llevar esas cosas que solo molestan.
Era lo más largo que habia hablado desde que me habia chocado con la mujer. Pero…es que…no me gustan los zapatos, ni de emplumados, ni de normales, ni de gitanos noooo…nada nada nada….ni desde que era péqueña. Nunca me habia puesto zapatos. Miré a la dependienta y luego de nuevo a la emplumada buena.
-Lo que sea menos esas cosas….
Dije señalando los zapatos de noseuqe…
Lilith Guillory- Gitano
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 29/06/2011
Re: [Priv]¿Quien eres tu? [Carmmine]
Era cosa de ver su rostro para saber que la idea no le había agradado para nada, era evidente que la fuerza de la costumbre era mucho más fuerte que el pedido de una completa extraña, y la verdad es que la experiencia de la vampiresa en el trato con los niños era inexistente. Lo únicos niños con los que había tratado eran los hijos de las amigas de su madre que iban a jugar con ella cuando pequeña, e incluso en ese entonces le costaba enormemente comprenderlos. Tal vez si usara un enfoque diferente…
Pero no había caso, la niña le había hecho reír de la forma en que nadie lo había hecho en un buen tiempo, de un modo especial y seguramente sin aquella intención. Suspiró y miró los zapatos nuevamente, buscando una forma de negociar con ella.
- ¿Cómo sabes que solo molestan y que no te gustan si jamás los has usado? – dijo bajito para que solo ella pudiese escucharlo, adivinando en parte la expresión que pondría luego de hablar con más información que la que había salido de los labios de la pequeña – Hagamos un trato – dijo irguiéndose de nuevo y tomando a la niña de la mano para acercarla a uno de los espejos.
Era una imagen digna de ser retratada, porque precisamente carecía de la perfección que ansiosamente buscaban los pintores a los que se les encargaban dichas obras. Eran solo dos siluetas algo desordenadas, divertidas ante la situación, que irradiaban cierta espontaneidad casi imposible de encontrar en las demás mujeres estiradas que revolvían la tienda. De verdad entendía aquel repelús que sentía la niña por la gente como ella, pero no todos eran iguales de cínicos y vanidosos, y por un momento deseó hacérselo saber, aunque esta no fuese la mejor oportunidad porque no quería romper la pequeña complicidad que había entre ellas.
- Sé que no te gusta esta ropa, pero mírate – dijo posando una mano en su hombro con suavidad – Cualquiera de las… emplumadas de esta tienda daría lo que fuera por verse la mitad de bonita que tú – comentó mientras se separaba un poco de ella, para dejar que lo único que se reflejase en el espejo fuera la pequeña – Pero en fin, supongo que como eso no es tan importante para ti… - dijo encogiendo se de hombros – El trato es… que te compraré lo que quieras, de la tienda que quieras, si te pones unas zapatillas de baile que son casi como ir descalza, ¿Qué dices? – dijo observándola fijamente con una sonrisa mientras le hacía un ademán a la dependienta para que trajese un par de aquellas zapatillas.
¿Hace cuanto que ella misma no se calzaba una de esas? Le traían recuerdos demasiado tristes como para hacerlo, y ahora no era momento de recordar aquellas cosas. Tenía una misión, y aunque fuera casi malcriar a la niña, valdría la pena si conseguía hacerle vestir el conjunto completo por al menos un rato.
Pero no había caso, la niña le había hecho reír de la forma en que nadie lo había hecho en un buen tiempo, de un modo especial y seguramente sin aquella intención. Suspiró y miró los zapatos nuevamente, buscando una forma de negociar con ella.
- ¿Cómo sabes que solo molestan y que no te gustan si jamás los has usado? – dijo bajito para que solo ella pudiese escucharlo, adivinando en parte la expresión que pondría luego de hablar con más información que la que había salido de los labios de la pequeña – Hagamos un trato – dijo irguiéndose de nuevo y tomando a la niña de la mano para acercarla a uno de los espejos.
Era una imagen digna de ser retratada, porque precisamente carecía de la perfección que ansiosamente buscaban los pintores a los que se les encargaban dichas obras. Eran solo dos siluetas algo desordenadas, divertidas ante la situación, que irradiaban cierta espontaneidad casi imposible de encontrar en las demás mujeres estiradas que revolvían la tienda. De verdad entendía aquel repelús que sentía la niña por la gente como ella, pero no todos eran iguales de cínicos y vanidosos, y por un momento deseó hacérselo saber, aunque esta no fuese la mejor oportunidad porque no quería romper la pequeña complicidad que había entre ellas.
- Sé que no te gusta esta ropa, pero mírate – dijo posando una mano en su hombro con suavidad – Cualquiera de las… emplumadas de esta tienda daría lo que fuera por verse la mitad de bonita que tú – comentó mientras se separaba un poco de ella, para dejar que lo único que se reflejase en el espejo fuera la pequeña – Pero en fin, supongo que como eso no es tan importante para ti… - dijo encogiendo se de hombros – El trato es… que te compraré lo que quieras, de la tienda que quieras, si te pones unas zapatillas de baile que son casi como ir descalza, ¿Qué dices? – dijo observándola fijamente con una sonrisa mientras le hacía un ademán a la dependienta para que trajese un par de aquellas zapatillas.
¿Hace cuanto que ella misma no se calzaba una de esas? Le traían recuerdos demasiado tristes como para hacerlo, y ahora no era momento de recordar aquellas cosas. Tenía una misión, y aunque fuera casi malcriar a la niña, valdría la pena si conseguía hacerle vestir el conjunto completo por al menos un rato.
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
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Re: [Priv]¿Quien eres tu? [Carmmine]
La miré cerrando un poco los ojos…si sabían que molestaban…me había puesto una vez los de un gitano….y eran un engorro…no quería más zapatos…además no te dejan trepar ni nada. Y solo pueden molestarte y hacerte daño….Volví a mirar a la emplumada…era….muuuuuy rara…demasiado incluso para ser una emplumada que eso ya es muchísimo.
¿Un trato? Que trato…ME encogí un poco cuando la vi moverse hacia mí. Cerrando los ojos en un movimiento de defensa. Pero no…no me pegó…ni ninguna cosa…de esa…si no que me cogió de la mano….Uis…que mano más fría tiene…está helada…que rara….Ves si ya decía yo que esta emplumada era raririririririsiisisisisiisisisima.
Me miré en el espejo que me puso la emplumada…Pues…..No sé que ves…Yo solo veo a una emplumada vestida de emplumada que me había robado el collar que yo había robado y luego me había defendido y a una gitana vestida con ropa de emplumada que…O.O Que mal me quedaba….Puag…si hasta me parecía a ellos….ay….No quiero parecer una emplumada tonta sin cabeza asesina….ais…
Me miré como decía ella, porque eso estaba haciendo pero…que no que a mí esto no me convencía…Para nada además….Y bueno…es que las emplumadas…son todas así gordas, grandotas, feas o no, con vestidos asfixiantes que picaban mucho, con mucho polvo de arroz para parecer más blancas….Suspiré y me rasqué el brazo girándome a mirar a la emplumada…Pues no…a mí eso de ir vestida como de circo…Pero no…por que en los circos van guapísimos.
Mmmmm….no está mal el trato….mmm Me rasqué la barbilla con cara pensativa mirando a la emplumada y luego a las horrorosas zapatillas que traía la emplumada acusica. La verdad…me negaba a poner cualquier cosa en mis pies…No me gustaban…y tampoco me hacía falta nada…yo estaba muy bien como estaba. Con Esperanza y El Señor Mono estaba genial…No quería nada…salvo un violín…Hice un mohín algo triste al recordar a mi madre y mi padre. A como tocaba ella su violín y como desapareció la misma noche que lo hicieron sus padres…Siempre había deseado tener un nuevo violín. Para tocar a veces su flautín y otras el violín. Pero…nunca había tenido dinero suficiente para uno…y más si tenía que conseguir comida para esperanza…Nunca lograba ahorrar...Y yo quería un violín para aprender a hacerlo tan bien como mi madre…
Jo…está bien…Por el violín tendré que sacrificar a mis pequeños pies…Pero solo un rato y luego me quitaría esas cosas…Miré a la emplumada y suspiré sentándome en una especie de banco, cosa rara que había. Pero cuando estaba sentándome el vestido se levantó. Murmuré algo aturullada mientras con las manos intentaba bajarlo. Hasta que lo conseguí. Soplé un mechón de mi cara y levanté un poco un pie para que me pusiese la cosa esa de tortura…Porque yo no sabía ponérmelas.
-Quiero un violín
Y que fuese bueno…porque no quería uno malo y que se estropease…Ya tendría que aprovechar…y quería un violín guay…que para eso la emplumada lo había propuesto.
¿Un trato? Que trato…ME encogí un poco cuando la vi moverse hacia mí. Cerrando los ojos en un movimiento de defensa. Pero no…no me pegó…ni ninguna cosa…de esa…si no que me cogió de la mano….Uis…que mano más fría tiene…está helada…que rara….Ves si ya decía yo que esta emplumada era raririririririsiisisisisiisisisima.
Me miré en el espejo que me puso la emplumada…Pues…..No sé que ves…Yo solo veo a una emplumada vestida de emplumada que me había robado el collar que yo había robado y luego me había defendido y a una gitana vestida con ropa de emplumada que…O.O Que mal me quedaba….Puag…si hasta me parecía a ellos….ay….No quiero parecer una emplumada tonta sin cabeza asesina….ais…
Me miré como decía ella, porque eso estaba haciendo pero…que no que a mí esto no me convencía…Para nada además….Y bueno…es que las emplumadas…son todas así gordas, grandotas, feas o no, con vestidos asfixiantes que picaban mucho, con mucho polvo de arroz para parecer más blancas….Suspiré y me rasqué el brazo girándome a mirar a la emplumada…Pues no…a mí eso de ir vestida como de circo…Pero no…por que en los circos van guapísimos.
Mmmmm….no está mal el trato….mmm Me rasqué la barbilla con cara pensativa mirando a la emplumada y luego a las horrorosas zapatillas que traía la emplumada acusica. La verdad…me negaba a poner cualquier cosa en mis pies…No me gustaban…y tampoco me hacía falta nada…yo estaba muy bien como estaba. Con Esperanza y El Señor Mono estaba genial…No quería nada…salvo un violín…Hice un mohín algo triste al recordar a mi madre y mi padre. A como tocaba ella su violín y como desapareció la misma noche que lo hicieron sus padres…Siempre había deseado tener un nuevo violín. Para tocar a veces su flautín y otras el violín. Pero…nunca había tenido dinero suficiente para uno…y más si tenía que conseguir comida para esperanza…Nunca lograba ahorrar...Y yo quería un violín para aprender a hacerlo tan bien como mi madre…
Jo…está bien…Por el violín tendré que sacrificar a mis pequeños pies…Pero solo un rato y luego me quitaría esas cosas…Miré a la emplumada y suspiré sentándome en una especie de banco, cosa rara que había. Pero cuando estaba sentándome el vestido se levantó. Murmuré algo aturullada mientras con las manos intentaba bajarlo. Hasta que lo conseguí. Soplé un mechón de mi cara y levanté un poco un pie para que me pusiese la cosa esa de tortura…Porque yo no sabía ponérmelas.
-Quiero un violín
Y que fuese bueno…porque no quería uno malo y que se estropease…Ya tendría que aprovechar…y quería un violín guay…que para eso la emplumada lo había propuesto.
Lilith Guillory- Gitano
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Fecha de inscripción : 29/06/2011
Re: [Priv]¿Quien eres tu? [Carmmine]
Se cubrió los labios para esconder en parte la sonrisa que le provocaba ver a la pequeña considerando aquel trato, rascándose la barbilla con la seriedad de quien analiza un negocio de varios cientos de francos. Se veía tan graciosa así que le costó trabajo contener la risa, porque seguramente podría ser malinterpretada, así que solamente la ocultó hasta obtener una respuesta concreta de ella.
No era para nada la forma correcta de tratar con una niña, se decía a sí misma, porque era muy diferente a cómo ella fue tratada cuando pequeña, con todo el rigor típico de la estirpe alemana e incluso bastante desprovista de afecto. ¿Qué tal hacer las cosas a su modo esta vez? No debía rendirle cuentas a nadie, mucho menos al cruel de su padre, así que no tenía por qué seguir con ese grillete atado a ella. Haría las cosas como ella las considerara correctas.
Cuando la vio sentarse no pudo más que sonreír victoriosa, y aunque no fuese más que una pequeña batalla ganada, era tan satisfactoria como haber ganado la guerra. Solo tres palabras que la hicieron sorprenderse bastaron para acabar de formar por completo la impresión que tenía de la pequeña. Era inocente y en resumidas cuentas, una buena niña. Porque de haber sido como la ladronzuela que pintaba el policía, claramente se habría aprovechado de la situación para pedir algo de mayor valor. Eso decía mucho de ella… Era una buena niña.
- El que quieras – dijo tendiendo la mano para que la dependienta le entregara las livianas zapatillas blancas – Déjame ayudarte a calzártelas, pagar por las compras y ya me dirás donde venden el que quieres – dijo arrodillándose frente a ella en el suelo.
Sabía que debía ser algo que hiciera ella, porque bien la dependienta podría llevarse un par de patadas y la verdad es que Carmmine ya no quería más problemas, pero en el fondo, también lo hacía porque quería hacerlo ella. De cierto modo era como finiquitar un pequeño recuerdo en su memoria, uno de los pocos buenos recuerdos que tendría.
Con cuidado calzó una de las zapatillas y ató los lazos en su tobillo. Eran lo más cómodo que podría encontrar, y estaba ansiosa por escuchar si le eran tan molestas como la pequeña pensaba, porque estaba claro que eran suaves y flexibles, especiales para bailar.
- No son tan molestas, ¿Verdad? – dijo mirándola de reojo, aunque esperándose de todos modos una negativa a causa del orgullo de la niña.
Rápidamente le calzó la otra y repitió el procedimiento. Pero se quedó unos instantes en la misma posición de rodillas para observar el cuadro completo, sonrió amablemente y se levantó para luego alisarse el vestido. Sin decir nada más. Quería dejarle aquellos momentos para que ella misma sopesara el resultado de la transformación ya completa.
Suspiró y caminó al mesón donde estaba la dependienta gruñona de antes, para pagar por ambos trajes completos, y haciendo lo posible por acabar rápido aquel mero trámite para salir de la tienda, porque no estaba segura de cuanto Lilith podría soportar ir vestida de esa manera. Dejó unos cuantos francos más por las molestias causadas y volvió a tomar entre sus brazos las cajas que contenían por separado la ropa de ambas, y sin decir nada, con la mirada le preguntó si ya estaba lista para salir.
No era para nada la forma correcta de tratar con una niña, se decía a sí misma, porque era muy diferente a cómo ella fue tratada cuando pequeña, con todo el rigor típico de la estirpe alemana e incluso bastante desprovista de afecto. ¿Qué tal hacer las cosas a su modo esta vez? No debía rendirle cuentas a nadie, mucho menos al cruel de su padre, así que no tenía por qué seguir con ese grillete atado a ella. Haría las cosas como ella las considerara correctas.
Cuando la vio sentarse no pudo más que sonreír victoriosa, y aunque no fuese más que una pequeña batalla ganada, era tan satisfactoria como haber ganado la guerra. Solo tres palabras que la hicieron sorprenderse bastaron para acabar de formar por completo la impresión que tenía de la pequeña. Era inocente y en resumidas cuentas, una buena niña. Porque de haber sido como la ladronzuela que pintaba el policía, claramente se habría aprovechado de la situación para pedir algo de mayor valor. Eso decía mucho de ella… Era una buena niña.
- El que quieras – dijo tendiendo la mano para que la dependienta le entregara las livianas zapatillas blancas – Déjame ayudarte a calzártelas, pagar por las compras y ya me dirás donde venden el que quieres – dijo arrodillándose frente a ella en el suelo.
Sabía que debía ser algo que hiciera ella, porque bien la dependienta podría llevarse un par de patadas y la verdad es que Carmmine ya no quería más problemas, pero en el fondo, también lo hacía porque quería hacerlo ella. De cierto modo era como finiquitar un pequeño recuerdo en su memoria, uno de los pocos buenos recuerdos que tendría.
Con cuidado calzó una de las zapatillas y ató los lazos en su tobillo. Eran lo más cómodo que podría encontrar, y estaba ansiosa por escuchar si le eran tan molestas como la pequeña pensaba, porque estaba claro que eran suaves y flexibles, especiales para bailar.
- No son tan molestas, ¿Verdad? – dijo mirándola de reojo, aunque esperándose de todos modos una negativa a causa del orgullo de la niña.
Rápidamente le calzó la otra y repitió el procedimiento. Pero se quedó unos instantes en la misma posición de rodillas para observar el cuadro completo, sonrió amablemente y se levantó para luego alisarse el vestido. Sin decir nada más. Quería dejarle aquellos momentos para que ella misma sopesara el resultado de la transformación ya completa.
Suspiró y caminó al mesón donde estaba la dependienta gruñona de antes, para pagar por ambos trajes completos, y haciendo lo posible por acabar rápido aquel mero trámite para salir de la tienda, porque no estaba segura de cuanto Lilith podría soportar ir vestida de esa manera. Dejó unos cuantos francos más por las molestias causadas y volvió a tomar entre sus brazos las cajas que contenían por separado la ropa de ambas, y sin decir nada, con la mirada le preguntó si ya estaba lista para salir.
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
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Re: [Priv]¿Quien eres tu? [Carmmine]
O.O si..si…si! toma….va…va a comprarme un violín…o es…es….oh….no…no…no tengo palabras… Mamá! Voy a tener un violín al fin como tu. Y entonces si que nos saldrán bien los bailes al señor mono y a mi…Y tu estarás muy orgullosa de nosotras mamá . Ya verás como si. Estoy segura de ello.
Dejé que me pusiese los torturadores de pies…por que eran eso…con los agusto que se está con los pies al aire…pf… pero tengo que aguantar por el violín solo por él por nadie más. La miré de lado y asentí si que eran molestas muuucho aunque aun no me hubiese fijado. Pero…pero…oh….bajé la mirada e intenté mover los dedos. Mira…mira mis pobres dedos, hay…hay aprisionados, aplastados,…sin poder moverse…esto era una tortura…si pudiese liberarlos…Quizás…si le hago un agujero adelante…y luego me los quito…ejem…..
Levanté la cabeza cuando la mujer se fue y volvía mirar los pies suspirando…yo solo estaba buscando algo de dinero…y he acabado vestida de emplumada con ¡zapatos! Seguro que se lo cuento al señor mono y se rie de mi. Estoy segurisisisma. En fin.
Comencé a ponerme de pie despacio mientras apoyaba la suela del zapato y dejaba todo mi peso…uf…que molesto…parece que metieron mis pies como salchichas…ahora no puedo moverlos bien y me aprieta y…no…estas cosas no están hechas para mi…¡Lilith! Piensa en el violin…piensa en él….
Cuando vi volver a la emplumada buena-rara asentí y salí con ella andando un poco raro mientras me acostumbraba a estos…”zapatos” torturadores les llamaría yo….Seguro que el señor mono me ve vestida así y se rie de mi…seguro…y se reirá hasta mucho…esperemos que no le de por buscarme y se quede en casa con esperanza…aunque seria gracioso ver la reacción de la emplumada buena…
Miré el cielo…vaya ya casi era de noche…ya no se veía a niños por la calle o al menos a niños solos…claro todos están con sus papás y sus mamás….bueno…yo mis papás están siempre conmigo. Ellos nunca se van…me rasque el brazo…esque este vestido picaba bastante. Miré a la emplumada buena y pestañee rápido.
-Vamos a por mi violín? Por que me lo va a comprar de verdad no? O era mentira?
Pestañee más rápido fijándome en sus ojos…eran bonitos…y no destilaban maldad como los de otros emplumados…aunque ….lo que la rodeaba….no solo era una emplumada buena rara…era especial…tenia algo que no todos los emplumados tienen…si…
Dejé que me pusiese los torturadores de pies…por que eran eso…con los agusto que se está con los pies al aire…pf… pero tengo que aguantar por el violín solo por él por nadie más. La miré de lado y asentí si que eran molestas muuucho aunque aun no me hubiese fijado. Pero…pero…oh….bajé la mirada e intenté mover los dedos. Mira…mira mis pobres dedos, hay…hay aprisionados, aplastados,…sin poder moverse…esto era una tortura…si pudiese liberarlos…Quizás…si le hago un agujero adelante…y luego me los quito…ejem…..
Levanté la cabeza cuando la mujer se fue y volvía mirar los pies suspirando…yo solo estaba buscando algo de dinero…y he acabado vestida de emplumada con ¡zapatos! Seguro que se lo cuento al señor mono y se rie de mi. Estoy segurisisisma. En fin.
Comencé a ponerme de pie despacio mientras apoyaba la suela del zapato y dejaba todo mi peso…uf…que molesto…parece que metieron mis pies como salchichas…ahora no puedo moverlos bien y me aprieta y…no…estas cosas no están hechas para mi…¡Lilith! Piensa en el violin…piensa en él….
Cuando vi volver a la emplumada buena-rara asentí y salí con ella andando un poco raro mientras me acostumbraba a estos…”zapatos” torturadores les llamaría yo….Seguro que el señor mono me ve vestida así y se rie de mi…seguro…y se reirá hasta mucho…esperemos que no le de por buscarme y se quede en casa con esperanza…aunque seria gracioso ver la reacción de la emplumada buena…
Miré el cielo…vaya ya casi era de noche…ya no se veía a niños por la calle o al menos a niños solos…claro todos están con sus papás y sus mamás….bueno…yo mis papás están siempre conmigo. Ellos nunca se van…me rasque el brazo…esque este vestido picaba bastante. Miré a la emplumada buena y pestañee rápido.
-Vamos a por mi violín? Por que me lo va a comprar de verdad no? O era mentira?
Pestañee más rápido fijándome en sus ojos…eran bonitos…y no destilaban maldad como los de otros emplumados…aunque ….lo que la rodeaba….no solo era una emplumada buena rara…era especial…tenia algo que no todos los emplumados tienen…si…
Lilith Guillory- Gitano
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 29/06/2011
Re: [Priv]¿Quien eres tu? [Carmmine]
Qué daría en estos momentos por no haber sido tan díscola, por haber aprendido a usar aquellos dones otorgados por la sangre venenosa que corría por sus venas, porque era eso, había un presentimiento de que las cosas en la mente de la pequeña se veían bajo un cristal diferente, más inocente, más humano. Habían miles de cosas que podía aprender, pero no tenía derecho a hacerlo, así que era esa misma consciencia la que le obligaba a contener toda curiosidad que la llevara a inmiscuirse en la mente ajena. Tal vez sería una buena lección… aprender a leer las miradas.
Suspiró y comenzó a caminar prácticamente por inercia, aunque consciente de que era seguida por unos incomodos y pequeños pasos ¿De verdad le eran tan molestos cómo parecía? Ella no recordaba que fuera así, o al menos… No, no podía comparar, eran de mundos bastante diferentes, y ella, a pesar de todo, parecía tener una alegría y libertad que Carmmine nunca tuvo y que apenas comenzaba a saborear.
- ¿Eh? – fue lo único que pudo salir de sus labios cuando de golpe volvió a la realidad de la mano de unas cuanta preguntas inquisidoras de Lilith, una pregunta detrás de otra que casi daba por hecho cosas sin darle tiempo a contestar, así que solo pudo alzar una ceja y poner una mirada pensativa igual a la de la pequeña cuando estaba considerando el trato – Yo jamás falto a mis promesas – agregó suavizando un poco sus facciones al notar la nueva mirada que le dirigía la niña – Pero tenemos un problema… -
¿Estaría bien poner aquel dejo de inseguridad? Casi parecía que se estaba divirtiendo a costillas de la niña, pero el hecho de poder entender sus reacciones… No, no podía excusarse con ello, ni con nada.
Carraspeó ligeramente y miró a ambos lados de la calle, tratando en vano de recordar en qué dirección había una tienda de instrumentos musicales ¿O habría más de una? Volvió a suspirar profundamente antes de mirar a Lilith con una clara congoja mezclada con vergüenza.
- ¿Sabes… sabes dónde hay una tienda de violines? – preguntó con una tonta sonrisa como si aquello fuera a excusarla – No suelo salir mucho de casa… - dijo para luego arrepentirse de sus palabras, porque cada una le hacía avergonzarse más. Ahora ella se sentía como la niña, como la extraña en una enorme ciudad.
Quiso preguntarle si estaba cómoda así, con ese disfraz. Porque eso era, un disfraz que ocultaba a la pequeña gitana, y que le hacía cuestionarse a pesar de que era lo más seguro para ella, si era correcto intentar torcer su esencia aunque fuese por unas horas o lo que durara el encuentro, porque se repitió que no tenía derecho a ello, no a cambiarla, pero… ¿Qué tal cuidarla? ¿Encausarla o enseñarle un mundo que se extendía mucho más allá de las fronteras de París? En todo caso, aquello no era decisión suya…
Suspiró y comenzó a caminar prácticamente por inercia, aunque consciente de que era seguida por unos incomodos y pequeños pasos ¿De verdad le eran tan molestos cómo parecía? Ella no recordaba que fuera así, o al menos… No, no podía comparar, eran de mundos bastante diferentes, y ella, a pesar de todo, parecía tener una alegría y libertad que Carmmine nunca tuvo y que apenas comenzaba a saborear.
- ¿Eh? – fue lo único que pudo salir de sus labios cuando de golpe volvió a la realidad de la mano de unas cuanta preguntas inquisidoras de Lilith, una pregunta detrás de otra que casi daba por hecho cosas sin darle tiempo a contestar, así que solo pudo alzar una ceja y poner una mirada pensativa igual a la de la pequeña cuando estaba considerando el trato – Yo jamás falto a mis promesas – agregó suavizando un poco sus facciones al notar la nueva mirada que le dirigía la niña – Pero tenemos un problema… -
¿Estaría bien poner aquel dejo de inseguridad? Casi parecía que se estaba divirtiendo a costillas de la niña, pero el hecho de poder entender sus reacciones… No, no podía excusarse con ello, ni con nada.
Carraspeó ligeramente y miró a ambos lados de la calle, tratando en vano de recordar en qué dirección había una tienda de instrumentos musicales ¿O habría más de una? Volvió a suspirar profundamente antes de mirar a Lilith con una clara congoja mezclada con vergüenza.
- ¿Sabes… sabes dónde hay una tienda de violines? – preguntó con una tonta sonrisa como si aquello fuera a excusarla – No suelo salir mucho de casa… - dijo para luego arrepentirse de sus palabras, porque cada una le hacía avergonzarse más. Ahora ella se sentía como la niña, como la extraña en una enorme ciudad.
Quiso preguntarle si estaba cómoda así, con ese disfraz. Porque eso era, un disfraz que ocultaba a la pequeña gitana, y que le hacía cuestionarse a pesar de que era lo más seguro para ella, si era correcto intentar torcer su esencia aunque fuese por unas horas o lo que durara el encuentro, porque se repitió que no tenía derecho a ello, no a cambiarla, pero… ¿Qué tal cuidarla? ¿Encausarla o enseñarle un mundo que se extendía mucho más allá de las fronteras de París? En todo caso, aquello no era decisión suya…
Carmmine Von Misson- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 526
Fecha de inscripción : 26/04/2011
Edad : 33
Localización : En tu ocaso
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