AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
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Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Recuerdo del primer mensaje :
Siempre me inculcaron que un objeto material no compensa un maltrato, no es la solución a una discusión, no ayuda a reivindicar una acción y mucho menos justifica el abandono. Pero con todo lo que había sucedido me había sido imposible realizar dos cosas, la primera: dormir y maldición las sombras bajo mis ojos me indicaban que era el momento necesario para hacerlo y segunda: visitar a mi madre.
Con todo lo que me había visto obligado a descubrir y todo lo que había presenciado que aún no podía explicarme comenzaba a preguntarme si realmente mi madre estaba tan enferma como decían o simplemente, ella podía ver aquellas cosas a las que nosotros nos negamos, y este pensamiento, no le ayuda a su condición en absoluto, así que lo mejor era no presentarme… aunque el hueco que sentía en el estómago por saber los tratamientos a los que era sometida me hacía sentir culpable.
Aunque había llegado por fin, el pretexto que necesitaba para visitarla, sin más excusas… sería su cumpleaños y quería regalarle algo que realmente la hiciera suspirar al verlo, sublime… pero no tenía práctica con eso. Nunca le había hecho un regalo a una mujer.
Levanté los ojos al cielo y suspiré dejando caer los hombros – Necesito ayuda – dije muy bajito tratando de compensar la frustración. En ese momento pude ver algo que hizo que olvidara el porqué me encontraba ahí, era una bellísima mujer. De cabello dorado que caía ondulante por su espalda, una tez blanca… pura, ojos azules, profundos, labios finos y una figura delicada caminaba por ahí. De pronto, todas mis sentidos se enfocaron en ella, ni la gente, ni el bullicio llamaban mi atención, solo ella.
Mis piernas se movieron sin que yo se lo pidiera. Me planté como el valiente que no era frente a ella (no sabía si estaba sola, o si mi acción le pareciera agresiva o si iba a asustarla, pero tenía que conocerla). – Hola…- le dije deteniéndome abruptamente… no era ningún secreto que era completamente inútil cuando se trataba de estar frente a una mujer… pero una tan hermosa… la miré directamente a los ojos y sentí el corazón en la garganta.
Con todo lo que me había visto obligado a descubrir y todo lo que había presenciado que aún no podía explicarme comenzaba a preguntarme si realmente mi madre estaba tan enferma como decían o simplemente, ella podía ver aquellas cosas a las que nosotros nos negamos, y este pensamiento, no le ayuda a su condición en absoluto, así que lo mejor era no presentarme… aunque el hueco que sentía en el estómago por saber los tratamientos a los que era sometida me hacía sentir culpable.
Aunque había llegado por fin, el pretexto que necesitaba para visitarla, sin más excusas… sería su cumpleaños y quería regalarle algo que realmente la hiciera suspirar al verlo, sublime… pero no tenía práctica con eso. Nunca le había hecho un regalo a una mujer.
Levanté los ojos al cielo y suspiré dejando caer los hombros – Necesito ayuda – dije muy bajito tratando de compensar la frustración. En ese momento pude ver algo que hizo que olvidara el porqué me encontraba ahí, era una bellísima mujer. De cabello dorado que caía ondulante por su espalda, una tez blanca… pura, ojos azules, profundos, labios finos y una figura delicada caminaba por ahí. De pronto, todas mis sentidos se enfocaron en ella, ni la gente, ni el bullicio llamaban mi atención, solo ella.
Mis piernas se movieron sin que yo se lo pidiera. Me planté como el valiente que no era frente a ella (no sabía si estaba sola, o si mi acción le pareciera agresiva o si iba a asustarla, pero tenía que conocerla). – Hola…- le dije deteniéndome abruptamente… no era ningún secreto que era completamente inútil cuando se trataba de estar frente a una mujer… pero una tan hermosa… la miré directamente a los ojos y sentí el corazón en la garganta.
Spencer Reid2- Humano Clase Alta
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Miré por el rabillo del ojo el insectillo volador que revoloteaba a nuestro alrededor. – Es increíble la forma en que la naturaleza misma se contradice cuando se toman en cuenta todas las cosas hermosas que coexisten en el mundo – le rocé la mejilla con los dedos aún sosteniéndola entre mis brazos dejándole claro que me refería a ella. –Señorita, mi menor deseo es que este día termine pero creo que debemos dirigirnos a su hogar ahora – le dije mientras la tomaba de su brazo instándola a comenzar a caminar hacia su hogar.
-Ahora le toca a usted dirigir el camino a tomar – le dije pues no sabía a dónde debíamos dirigirnos para dejarla en su hogar. A pesar de mis esfuerzos tenía que contarle la razón por la que mi madre seguía ahí, lo débil y obstinado que había sido al tratar de imponer mi propio beneficio ante el de mi familia.
-La razón por la que mi madre está atrapada ahí es que la última voluntad y condición de mi abuela recién fallecida para poder hacerme responsable de mi madre y poder sacarla de ese lugar fue verme casado – bajé la vista muy sonrojado – Por supuesto como se espera de todo hombre de mi clase mi abuela a escogido una esposa apropiada para mi… aunque a mi me parece una loca – apreté el puño al costado de mi pierna, muy fuerte. – Por no querer cumplir esta ridícula condición me encuentro peleando por la liberación de mi madre sin darle esa última satisfacción a mi abuela…. – Fui bajando el tono de voz convirtiendo la oración en un susurro hasta callarse.
Miró a Doreen un instante solo para notar su reacción, pero me detuve en sus facciones y le sonreí – Soy un grandísimo idiota, ¿no cree? – le dije apenado y baje la vista, acariciando el dorso de su mano. –Solo espero que no me tome demasiado tiempo, hasta que sea demasiado tarde – sin notar la vergonzosa antesala de las lágrimas una gota se deslizo por mi mejilla y la retiré inmediatamente apenado. Después levanté la vista y observe la luna temiendo desatar algún otro enrollo emocional…
-Ahora le toca a usted dirigir el camino a tomar – le dije pues no sabía a dónde debíamos dirigirnos para dejarla en su hogar. A pesar de mis esfuerzos tenía que contarle la razón por la que mi madre seguía ahí, lo débil y obstinado que había sido al tratar de imponer mi propio beneficio ante el de mi familia.
-La razón por la que mi madre está atrapada ahí es que la última voluntad y condición de mi abuela recién fallecida para poder hacerme responsable de mi madre y poder sacarla de ese lugar fue verme casado – bajé la vista muy sonrojado – Por supuesto como se espera de todo hombre de mi clase mi abuela a escogido una esposa apropiada para mi… aunque a mi me parece una loca – apreté el puño al costado de mi pierna, muy fuerte. – Por no querer cumplir esta ridícula condición me encuentro peleando por la liberación de mi madre sin darle esa última satisfacción a mi abuela…. – Fui bajando el tono de voz convirtiendo la oración en un susurro hasta callarse.
Miró a Doreen un instante solo para notar su reacción, pero me detuve en sus facciones y le sonreí – Soy un grandísimo idiota, ¿no cree? – le dije apenado y baje la vista, acariciando el dorso de su mano. –Solo espero que no me tome demasiado tiempo, hasta que sea demasiado tarde – sin notar la vergonzosa antesala de las lágrimas una gota se deslizo por mi mejilla y la retiré inmediatamente apenado. Después levanté la vista y observe la luna temiendo desatar algún otro enrollo emocional…
Spencer Reid2- Humano Clase Alta
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Poco a poco comenzamos a caminar de manera lenta por las calles parisinas, de nuevo tomando aquel rumbo que en un principio habíamos adoptado. Escuché sus palabras asintiendo a cada una de ellas. Sintió una especie de pesar en el pecho - ¿Y no se interesa por alguien? Podríamos hacer una busqueda de candidatas... O acaso... ¿Usted cree en el amor entonces? - Sonreí ampliamente pocas personas eran las que había conocido que hasta ese punto eran capaces de luchar por sus creencias por sus sentimientos, yo era el vivo ejemplo de que aun soñaba con que un amor verdadero existiría.
La luna comenzaba a iluminar de manera tenue todo lo que había a nuestro alrededor. Pronto jalé su mano tomando un camino "especial" este comenzó siendo un pasillo formado por arboles que iban de manera consecutiva. Poco a poco se fue formando un camino que bajaba entre maleza, lo volteaba a ver cada tanto, bastante emocionada, bastante inquieta era la primera vez que acercaba tanto a alguien a la casa de la noche. Por obvias razones lo llevaría a la casa que me había acogido al llevar a París no podía exponernos, si alguien nos veía y me reconocía seguramente lo llevarían conmigo por presunto complice. Por eso tome el otro camino desviando la escena. Volvimos a tomar las calles, en aquel barrio de clase media. Me sentí un poco incomoda por enseñarle el lugar pero sin duda no me avergonzaba por que esa era yo, Doreen, una chica que disfrutaba más d ela naturaleza que incluso de lugares pomposos. - Bueno... por aquí es - Giré mi cuerpo en una de las calles para poder tomar la ruta adecuada. Poco a poco fui disminuyendo el paso y tomé su mano hasta llegar a la entrada del lugar.
Poco tiempo es el tiempo que pasaba la señora que me había adoptado como una hija nueva en la casa, seguramente hoy no estaria en ella. Me quede pensando por unos momentos, si ya había estado fuera de casa tanto tiempo podía estarlo un poco más - Es tarde... y seguramente muchos lugares estén cerrando ¿Le gustaría algo de cenar? Yo invito - Solté una risita divertida - Es decir yo haría la cena - Lo jale invitándolo a subir las escalares, con cuidado. De una pequeña abertura especial que tenía en el vestido saque una llave pequeña, la metí en la perilla y me dejó abrir la puerta con tranquilidad, me adentré rapidamente a ella para encender las velas necesarias y poder iluminar el lugar. Me acerqué -¿Listo para probar mis especialidades? - Por impulso bese su mejilla - gracias por el día- Me aleje dejando un camino claro para que me siguiera y fuéramos adentrándonos a la cocina, antes de que pudiera reaccionar muchas cosas estaban siendo tomadas de la alacena. -Le recordaré a la cena de los dioses, esas que nos contaban cuando éramos pequeños -Sonreí un poco mientras le indica donde sentarse mientras comenzaba a cocinar.
La luna comenzaba a iluminar de manera tenue todo lo que había a nuestro alrededor. Pronto jalé su mano tomando un camino "especial" este comenzó siendo un pasillo formado por arboles que iban de manera consecutiva. Poco a poco se fue formando un camino que bajaba entre maleza, lo volteaba a ver cada tanto, bastante emocionada, bastante inquieta era la primera vez que acercaba tanto a alguien a la casa de la noche. Por obvias razones lo llevaría a la casa que me había acogido al llevar a París no podía exponernos, si alguien nos veía y me reconocía seguramente lo llevarían conmigo por presunto complice. Por eso tome el otro camino desviando la escena. Volvimos a tomar las calles, en aquel barrio de clase media. Me sentí un poco incomoda por enseñarle el lugar pero sin duda no me avergonzaba por que esa era yo, Doreen, una chica que disfrutaba más d ela naturaleza que incluso de lugares pomposos. - Bueno... por aquí es - Giré mi cuerpo en una de las calles para poder tomar la ruta adecuada. Poco a poco fui disminuyendo el paso y tomé su mano hasta llegar a la entrada del lugar.
Poco tiempo es el tiempo que pasaba la señora que me había adoptado como una hija nueva en la casa, seguramente hoy no estaria en ella. Me quede pensando por unos momentos, si ya había estado fuera de casa tanto tiempo podía estarlo un poco más - Es tarde... y seguramente muchos lugares estén cerrando ¿Le gustaría algo de cenar? Yo invito - Solté una risita divertida - Es decir yo haría la cena - Lo jale invitándolo a subir las escalares, con cuidado. De una pequeña abertura especial que tenía en el vestido saque una llave pequeña, la metí en la perilla y me dejó abrir la puerta con tranquilidad, me adentré rapidamente a ella para encender las velas necesarias y poder iluminar el lugar. Me acerqué -¿Listo para probar mis especialidades? - Por impulso bese su mejilla - gracias por el día- Me aleje dejando un camino claro para que me siguiera y fuéramos adentrándonos a la cocina, antes de que pudiera reaccionar muchas cosas estaban siendo tomadas de la alacena. -Le recordaré a la cena de los dioses, esas que nos contaban cuando éramos pequeños -Sonreí un poco mientras le indica donde sentarse mientras comenzaba a cocinar.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
-La verdad es que si – tal vez viniendo de un hombre esto podía sonar ridículo, pero lo creía así que no iba a mentirle – por supuesto que creo en el amor aunque… había algo en lo que no creía y este día se me acaba de retar a negar su existencia – desvié un poco la mirada – el amor a primera vista… ¿usted cree en él? – pregunté inocentemente. De hecho, no había conocido a muchas personas en el país pero, de todas, solo tenía interés en una de ellas para la condición que me había dejado mi abuela por cumplir.
El camino me resultó un tanto revuelto, si bien era verdad que no conocía mucho de parís, también era verdad que nunca me había encontrado en un lugar como este. Era ruidoso, muy bien iluminado y con cierto… encanto. Las personas parecían hablar y conocer a todo el mundo, para mi sorpresa… me encantaba.
Me sonrojé inmediatamente que se ofreció a cocinar para mi, pero era imposible residirse a sus encantos y por supuesto al ofrecimiento de que la noche aún no terminara. La luz de las velas de la habitación hacían que todo pareciera… “mágico”, parecía que solo existíamos ella y yo, nadie más y me encantaba. En este punto estaba seguro de que era ella la mujer a la que quería –Que irracional era todo esto pues recién la conocía – y que iba a hacer todo lo que estuviera en mi poder por conseguir que estuviera conmigo. Iba a conquistarla pues quería que fuera más que una amiga, quería tenerla en mi vida.
La miré muy fijamente maquilando planes para poder llegar a su corazón. Pero todo esto me ponía nervioso, no quería estar ahí sentado sin hacer nada así que me levanté de mi asiento, me quité el saco, mismo que coloqué en el respaldo de mi asiento. Me arremangue la camisa, me acerqué hasta dónde se encontraba el agua con la que ella había lavado sus manos e hice lo propio, para después acercarme hasta con ella. Miré con fascinación lo que estaba haciendo y la forma tan diestra en que se movía en la cocina. Le sonreí y le dije – Yo quiero ayudar – pero su expresión me dio a entender que era mejor si no estorbaba.
Vi todos los ingredientes y las preparaciones que había frente a mi y en un impulso llené mi dedo índice con un poco de harina. Cuando ella giró su rostro en una de las veces en que me sonreía rocé ese dedo con su nariz, dejando un rastro blanco que hacía que se viera solo un poco más adorable. Pero me arrepentí, no sabía si iba a enojarse conmigo. –Lo siento, solo quería jugar un poco – le dije y tomé su rostro entre mis manos, para limpiar su pequeña naricita con un pedacito de tela que se encontraba cerca.
Al terminar mi mirada se fijó en sus ojos, impulsivamente me fui acercando poco a poco, acerqué mis labios a los suyos sin saber como iba a reaccionar, pero no podía detenerme, mis labios quedaron a centímetros de los suyos, podía sentir el calor abrazador de su embriagante aliento en mi rostro, pero no me moví, esperando por ver como iba a reaccionar la chica ante mi repentino movimiento, el corazón me palpitaba muy rápido y muy fuerte.
El camino me resultó un tanto revuelto, si bien era verdad que no conocía mucho de parís, también era verdad que nunca me había encontrado en un lugar como este. Era ruidoso, muy bien iluminado y con cierto… encanto. Las personas parecían hablar y conocer a todo el mundo, para mi sorpresa… me encantaba.
Me sonrojé inmediatamente que se ofreció a cocinar para mi, pero era imposible residirse a sus encantos y por supuesto al ofrecimiento de que la noche aún no terminara. La luz de las velas de la habitación hacían que todo pareciera… “mágico”, parecía que solo existíamos ella y yo, nadie más y me encantaba. En este punto estaba seguro de que era ella la mujer a la que quería –Que irracional era todo esto pues recién la conocía – y que iba a hacer todo lo que estuviera en mi poder por conseguir que estuviera conmigo. Iba a conquistarla pues quería que fuera más que una amiga, quería tenerla en mi vida.
La miré muy fijamente maquilando planes para poder llegar a su corazón. Pero todo esto me ponía nervioso, no quería estar ahí sentado sin hacer nada así que me levanté de mi asiento, me quité el saco, mismo que coloqué en el respaldo de mi asiento. Me arremangue la camisa, me acerqué hasta dónde se encontraba el agua con la que ella había lavado sus manos e hice lo propio, para después acercarme hasta con ella. Miré con fascinación lo que estaba haciendo y la forma tan diestra en que se movía en la cocina. Le sonreí y le dije – Yo quiero ayudar – pero su expresión me dio a entender que era mejor si no estorbaba.
Vi todos los ingredientes y las preparaciones que había frente a mi y en un impulso llené mi dedo índice con un poco de harina. Cuando ella giró su rostro en una de las veces en que me sonreía rocé ese dedo con su nariz, dejando un rastro blanco que hacía que se viera solo un poco más adorable. Pero me arrepentí, no sabía si iba a enojarse conmigo. –Lo siento, solo quería jugar un poco – le dije y tomé su rostro entre mis manos, para limpiar su pequeña naricita con un pedacito de tela que se encontraba cerca.
Al terminar mi mirada se fijó en sus ojos, impulsivamente me fui acercando poco a poco, acerqué mis labios a los suyos sin saber como iba a reaccionar, pero no podía detenerme, mis labios quedaron a centímetros de los suyos, podía sentir el calor abrazador de su embriagante aliento en mi rostro, pero no me moví, esperando por ver como iba a reaccionar la chica ante mi repentino movimiento, el corazón me palpitaba muy rápido y muy fuerte.
Spencer Reid2- Humano Clase Alta
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Un hombre que esta dispuesto a ayudar en la cocina, hice una mueca no por molestia más bien por la sorpresa que eso me daba. Lo cierto era que había nacido con un propósito según mis padres. Poder casarme con el mejor postor y para eso era completamente necesario que aprendiera a hacer la limpieza de la casa, a tejer, a lavar, a cocinar, lo cierto era que no me molestaba llegar a aprender todo eso, disfrutaba cada una de las cosas que aprendía pero mi destino no era casarme por el dinero que mis padres deseaban, Poco a poco comencé a mezclar cada uno de los ingredientes. Le sonreí bastante divertida al sentirlo a mi lado. Giré mi rostro en dirección contraria para estornudar y que la comida no se viera ensuciada, cuando voltee gracias a Dios tenía algo para limpiarme, moví la mano ligeramente, mi cuerpo se tenso ante la cercanía. Su rostro angelical parecía incluso más nervioso que estando dentro del hospital con su madre, cerré los ojos y mi cuerpo se quedo estático sin saber que hacer, sin saber que era lo correcto, no quería para nada que pensara que yo era una chica… "fácil", estaba confundida, abrumada. Moví un poco el cuerpo de manera inconsciente, descanse mi mano en la barra. Pero había sido tan erróneo pues uno de mis dedos sintió el calor del fuego directamente, me aparté con brusquedad de él a causa del ardor inmenso que sentía mi mano, mi rostro seguramente reflejada esa angustia, ese desconcierto, y el dolor por aquel estada que había tomado. Sollozaba en voz baja pero me moví rápidamente buscando varios frascos de la alacena uno de ellos tenía un liquido verdoso sin más metí el dedo dentro de este y solté la bocana de aire lleno de alivio cuando mi dedo se ahogo en el liquido - Que dolor - Murmuré, desde pequeña no había tenido un accidente en la cocina.
Mi mirada se cruzo con la suya, su rostro desconcertado me dolía tanto como el dedo - Son cosas que pasan - Susurré sonriendo ampliamente, de manera encantadora, solo para él, sintiendo que la sonrisa cada vez era inevitable teniendo su presencia tan cerca. Deje el frasco a un lado envolviendo mi dedo en tela. Me acerqué para comenzar con la pasta. - ¿Qué decía el amor a primera vista? - Busqué el primer tema que vino a mi mente para suavizar el ambiente, sin duda era torpe pero aquella noche me había llevado el premio. - Bueno… Siempre leí historias al respecto pero se que existe - Mi corazón se aceleró por completo haciendo que mi pecho se inflara al respirar de manera tan profunda y acelerada inclusive el corsé no había sido pretexto para que esto sucediera - Tal vez existe - Lo mire de reojo. Estaba demasiado nerviosa, había algo en el ambiente único, especial pero me negaba a aceptarlo por miedo, eso era simplemente miedo. Tal vez el amor no llegaba a mi porque no estaba lista o porque aun no terminaba de entrenarme para ser esa mujer perfecta y la sociedad sumada con los hombres necesitaban más de mi. - ¿Le gusta la pasta? - Pregunte insegura, mordiendo mi labio inferior.
Después de unos minutos todo se encontraba en el fuego esperando a quedar a la perfección, tome dos manteles pequeños y los situé en la mesa de la cocina, negué ese no era el lugar para llevarlo a él, tome una vela y me salí del lugar dejando todo listo en el comedor. Volví con él para sentirme enfrente, me incline un poco para estar más cerca y sonreí - ¿Disculpará mi torpeza? - Estiré mi mano para tomar la suya completamente encantada por él, si lo estaba pero debía darme tiempo, no quería volver a sentir rechazos, juegos, desilusiones, falta de interés hacía mi porque es muy fácil poner la mejor cara frente a alguien que nos interesa pero ¿se mantiene el interés? ¿Cuando se tiene se descuida? Estaba miedosa, demasiado y estaba a penas conociéndolo. jugueteé con los dedos sobre los suyos, el anillo resaltaba de entre nuestras manos, sonreía nerviosa observando esa unión hasta que por fin alce mi rostro, mi nariz chocaba con la suya de lo que cerca que ahora estábamos y no me había dado cuenta, me quede así, sin moverme, mordisqueando mi labio inferior con nerviosismo - Spencer… - Susurré apenas disfrutando la cercanía, la soledad que ahora teníamos ambos, los olores del cuarto de cocina, del suyo pegué un poco más mi rostro al suyo, mis labios chocaron contra los suyos en un roce superficial, ladeé el rostro y recargué mi mejilla con la suya - ¿Qué esta pasado? - Pregunte con la voz ya ronca de los nervios, así no era esto ¿o si? Debía contarle tanto de mi, debíamos conocernos por completo, debía existir esas románticas conquistas que mi madre me decía ¿no era así lo correcto?
Mi mirada se cruzo con la suya, su rostro desconcertado me dolía tanto como el dedo - Son cosas que pasan - Susurré sonriendo ampliamente, de manera encantadora, solo para él, sintiendo que la sonrisa cada vez era inevitable teniendo su presencia tan cerca. Deje el frasco a un lado envolviendo mi dedo en tela. Me acerqué para comenzar con la pasta. - ¿Qué decía el amor a primera vista? - Busqué el primer tema que vino a mi mente para suavizar el ambiente, sin duda era torpe pero aquella noche me había llevado el premio. - Bueno… Siempre leí historias al respecto pero se que existe - Mi corazón se aceleró por completo haciendo que mi pecho se inflara al respirar de manera tan profunda y acelerada inclusive el corsé no había sido pretexto para que esto sucediera - Tal vez existe - Lo mire de reojo. Estaba demasiado nerviosa, había algo en el ambiente único, especial pero me negaba a aceptarlo por miedo, eso era simplemente miedo. Tal vez el amor no llegaba a mi porque no estaba lista o porque aun no terminaba de entrenarme para ser esa mujer perfecta y la sociedad sumada con los hombres necesitaban más de mi. - ¿Le gusta la pasta? - Pregunte insegura, mordiendo mi labio inferior.
Después de unos minutos todo se encontraba en el fuego esperando a quedar a la perfección, tome dos manteles pequeños y los situé en la mesa de la cocina, negué ese no era el lugar para llevarlo a él, tome una vela y me salí del lugar dejando todo listo en el comedor. Volví con él para sentirme enfrente, me incline un poco para estar más cerca y sonreí - ¿Disculpará mi torpeza? - Estiré mi mano para tomar la suya completamente encantada por él, si lo estaba pero debía darme tiempo, no quería volver a sentir rechazos, juegos, desilusiones, falta de interés hacía mi porque es muy fácil poner la mejor cara frente a alguien que nos interesa pero ¿se mantiene el interés? ¿Cuando se tiene se descuida? Estaba miedosa, demasiado y estaba a penas conociéndolo. jugueteé con los dedos sobre los suyos, el anillo resaltaba de entre nuestras manos, sonreía nerviosa observando esa unión hasta que por fin alce mi rostro, mi nariz chocaba con la suya de lo que cerca que ahora estábamos y no me había dado cuenta, me quede así, sin moverme, mordisqueando mi labio inferior con nerviosismo - Spencer… - Susurré apenas disfrutando la cercanía, la soledad que ahora teníamos ambos, los olores del cuarto de cocina, del suyo pegué un poco más mi rostro al suyo, mis labios chocaron contra los suyos en un roce superficial, ladeé el rostro y recargué mi mejilla con la suya - ¿Qué esta pasado? - Pregunte con la voz ya ronca de los nervios, así no era esto ¿o si? Debía contarle tanto de mi, debíamos conocernos por completo, debía existir esas románticas conquistas que mi madre me decía ¿no era así lo correcto?
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Mis sentidos estaban al máximo, agradecía a cualquier deidad porque no comencé a temblar ni a sudar frío como generalmente me pasaba, y a pesar del incontrolable nerviosismo que se había apoderado de mi en ese momento, me sentía bien, en paz, tranquilo… como hacía tal vez demasiado tiempo que no me sentía, me moví muy lentamente tratando de no romper el momento, el hermoso momento que estaba viviendo con Doreen.
Libré mi mano de la suya y recorrí sus hombros muy lentamente apenas con la punta de los dedos, no sabía que fuera a decirme por el contacto pero seguí hasta alcanzar la línea de su cabello en su nuca. La lisa piel de su cuello me hizo temblar un poco haciendo, seguramente, que mi toque se sintiera inseguro, pero no me detuve. Lleve ambas manos al costado de su rostro, no quería parecer impertinente ni atrevido pero en este punto mi cuerpo se movía por si solo, separé su rostro de mi mejilla y la miré directamente a los ojos por sepa cual vez en ese día. Su mirada profunda y el roce con su piel me provocaron escalofríos. Lentamente acerqué mi rostro más al suyo, no sabía que estaba pensando ella pero tenía que seguir. Cerré los ojos y dulcemente posé mis labios con los suyos, apenas en un roce, delicadamente. Me separé de inmediato para poder verla por segunda vez, así, a la luz casi ahogada de una única vela.
Tantas cosas cruzaron en mi mente en ese segundo que me vería en una tarea interminable si tuviera que describirlas todas y aún así todos y cada uno de mis pensamientos se enfocaban en una sola cosa, en la mujer que tenía frente a mi y en como hacía que mi corazón latiera desmesuradamente. Sin poder evitarlo me acerqué a su rostro nuevamente, una oleada de sensaciones me recorrió el cuerpo por completo, algo que jamás había sentido y que, en ese momento, estaba seguro de que no volvería a sentir, me pareció sublime. Coloqué mis labios de nuevo sobre los suyos presionando un poco más firme y comencé a moverlos rítmica y delicadamente encima de los suyos, poco a poco me fui abriendo paso entre sus labios y pude saborear su exquisito aliento. Corrí mi mano hasta poder sujetar firme pero sutil su cabello entre mis dedos. La jalé un poco más hacia mí, como si temiera que fuera a desvanecerse en ese momento y me dejara solo con el aire llenó de su aroma.
Cambié mi rostro de lado y seguí con el movimiento de mis labios, abriéndolos y cerrándolos dulcemente, a pesar de mi mismo, lo hacía tranquilamente sin apresurar el momento, quería disfrutar, fuera cual fuera la consecuencia de aquel íntimo momento y hacerlo mío. Pase mi brazo por sus hombros y seguí besándola, erguí un poco la espalda quedando más cerca, y sentí su pecho contra el mío. Me separé un poco tratando de mantenerme, por lo menos hasta dónde se me permitía después de esto, pertinente, dejando pequeños y discretos besos en sus labios hasta que quedé separado de ella, abrí los ojos muy lento. Tenía unas ganas tremendas de repetir mi acción pero me contuve y la miré, me era imposible conocer sus pensamientos a través de su expresión.
Quité mis manos de su cuerpo y hundí el rostro en ellas, apenado, confuso y con temor a perderla por mi acción tan atrevida. –Lamento mucho esto señorita, se mejor que nadie que no fue pertinente lo que acabo de hacer y si de algún modo la he ofendido me disculpo y estaría más que dispuesto a retirarme de su vida en este momento – le dije alarmado por mis propias palabras porque iban en contra de todo lo que quería hacer, de todo lo que quería decirle…
Libré mi mano de la suya y recorrí sus hombros muy lentamente apenas con la punta de los dedos, no sabía que fuera a decirme por el contacto pero seguí hasta alcanzar la línea de su cabello en su nuca. La lisa piel de su cuello me hizo temblar un poco haciendo, seguramente, que mi toque se sintiera inseguro, pero no me detuve. Lleve ambas manos al costado de su rostro, no quería parecer impertinente ni atrevido pero en este punto mi cuerpo se movía por si solo, separé su rostro de mi mejilla y la miré directamente a los ojos por sepa cual vez en ese día. Su mirada profunda y el roce con su piel me provocaron escalofríos. Lentamente acerqué mi rostro más al suyo, no sabía que estaba pensando ella pero tenía que seguir. Cerré los ojos y dulcemente posé mis labios con los suyos, apenas en un roce, delicadamente. Me separé de inmediato para poder verla por segunda vez, así, a la luz casi ahogada de una única vela.
Tantas cosas cruzaron en mi mente en ese segundo que me vería en una tarea interminable si tuviera que describirlas todas y aún así todos y cada uno de mis pensamientos se enfocaban en una sola cosa, en la mujer que tenía frente a mi y en como hacía que mi corazón latiera desmesuradamente. Sin poder evitarlo me acerqué a su rostro nuevamente, una oleada de sensaciones me recorrió el cuerpo por completo, algo que jamás había sentido y que, en ese momento, estaba seguro de que no volvería a sentir, me pareció sublime. Coloqué mis labios de nuevo sobre los suyos presionando un poco más firme y comencé a moverlos rítmica y delicadamente encima de los suyos, poco a poco me fui abriendo paso entre sus labios y pude saborear su exquisito aliento. Corrí mi mano hasta poder sujetar firme pero sutil su cabello entre mis dedos. La jalé un poco más hacia mí, como si temiera que fuera a desvanecerse en ese momento y me dejara solo con el aire llenó de su aroma.
Cambié mi rostro de lado y seguí con el movimiento de mis labios, abriéndolos y cerrándolos dulcemente, a pesar de mi mismo, lo hacía tranquilamente sin apresurar el momento, quería disfrutar, fuera cual fuera la consecuencia de aquel íntimo momento y hacerlo mío. Pase mi brazo por sus hombros y seguí besándola, erguí un poco la espalda quedando más cerca, y sentí su pecho contra el mío. Me separé un poco tratando de mantenerme, por lo menos hasta dónde se me permitía después de esto, pertinente, dejando pequeños y discretos besos en sus labios hasta que quedé separado de ella, abrí los ojos muy lento. Tenía unas ganas tremendas de repetir mi acción pero me contuve y la miré, me era imposible conocer sus pensamientos a través de su expresión.
Quité mis manos de su cuerpo y hundí el rostro en ellas, apenado, confuso y con temor a perderla por mi acción tan atrevida. –Lamento mucho esto señorita, se mejor que nadie que no fue pertinente lo que acabo de hacer y si de algún modo la he ofendido me disculpo y estaría más que dispuesto a retirarme de su vida en este momento – le dije alarmado por mis propias palabras porque iban en contra de todo lo que quería hacer, de todo lo que quería decirle…
Spencer Reid2- Humano Clase Alta
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Era inevitable, no podia rechazarle, no cuando sentía ese deseo de dejarme llevar por el firme agarre de sus brazos, por la ternura que reflejaba su rostro, por su pecho que subia y bajaba con fuerza gracias a su respiración. Cerré los ojos con fuerza, mi respiración se volvió una con la de él y dejé que me guiará que llevara el mando de aquel momento tan intimo y mágico. Poco a poco nuestros cuerpos se juntaron de una manera atrevida, seguida de esa hermosa armonía que llevaban los labios, ese hermoso bals guiados por él, correspondía con ligereza los besos, mis manos descansaban en sus hombros cómplices de todo. ¿Por qué no podía detenerlo? Fácil, deseaba aquella intimidad, me había vuelto parte de él desde que habíamos salido de ese hospital, desde que su madre me había visto de aquella manera hermosa, con aquel brillo lleno de esperanza en los ojos. En ese momento supe que no había sido una casualidad que nos hubiéramos encontrado, mucho menos aquella taza de té que compartimos aquella tarde, tampoco la tienda de obsequios, el anillo, el camino al hospital, su madre, la cena, los besos, todo me dejaba en claro que deseaba formar parte de su vida, que deseaba ser su mano para ir caminando día a día, de ser ese apoyo incondicional en los peores momentos. Sentí un nerviosismo recorrer mi cuerpo, no era incomodo, era revelador y por fin había entendido que quería decir con aquello de amor a primera vista. Nuestros labios se separaron y fue doloroso tanto como aquellas palabras que había soltado.
Sin poder evitarlo mi cuerpo se tensó y un dolor recorrió mi cuerpo. ¿Había escuchado bien? ¿Estaba arrepentido por el beso? ¿Se quería marchar? Entonces solo eso quería, un beso y salir por la puerta como si nada. Tal vez había sido una apuesta el que se acercará. Negué y solté un suspiro que casi se volvía sollozo pero reprimí al momento de ponerme de pie, ni siquiera podía hablar, ni siquiera podía mirarlo a los ojos. Me situé de nueva cuenta detrás del fuego y las ollas que estban terminando de hacer su cena. Apagué la lumbre, con la mano aun ardiendo del dolor tomé las ollas haciéndolas a un lado. Serví su plato con delicadeza, a estas alturas se me había quitado el hambre. Me acerqué para ponerle el plato frente a él. - Espero le gusté la cena - Mi voz fría, melodiosa si, pero completamente fría, palabras que demostraban tan poco pero al mismo tiempo mostraban el dolor que sentía. Me volví para tomar la limonada y poder servirle el vaso para acompañar la cena. - Si de verdad cree que fue un error entonces le invito a retirarse de la casa después de terminar su cena - Si, estaba mostrando frialdad, una que no había mostrado antes se había apoderado de mi persona pero también mis palabras dejaban en claro que lo deseaba a pesar de todo un tiempo más, que necesitaba su compañia.
Regresé con el vaso para dejarlo a un lado. De manera educada me senté frente a él. -Por favor comience antes de que se enfríe - Supliqué encontrando mi mirada con la suya, como un imán necesitado de aquel camino de luz, de aquella mirada encantadora Para mi no fue un error - Susurré muy bajo sin apartar mi mirada de la suya, hipnotizada por sus ojos - ¿Recuerda aquello del amor a primera vista? - Mi rostro completamente sonrojado comenzó a soltar aquel encanto propio sin importar la situación, aquel nerviosismo era evidente, aquel encandilamiento de ambos hacía el otro también - Por un momento después de aquellos besos pensé... Solo pensé que lo había dicho por mi, disculpas le pido caballero por confundir esas palabras intencionandolas conmigo - Hice una inclinación de cabeza en señal de respeto ¿Pero que estaba pasando? ¿Cómo me había atrevido a soñar tanto con un desconocido? Mi madre tenía razón, el amor es conocimiento mutuo, cortejo, detalles, y seguramente yo solo era una conocida más, seguramente así como yo había más que esperaban soñando una historia a su lado, a fin de cuentas ¿Qué sabia de él? ¿Que sabia de mi?
Sin poder evitarlo mi cuerpo se tensó y un dolor recorrió mi cuerpo. ¿Había escuchado bien? ¿Estaba arrepentido por el beso? ¿Se quería marchar? Entonces solo eso quería, un beso y salir por la puerta como si nada. Tal vez había sido una apuesta el que se acercará. Negué y solté un suspiro que casi se volvía sollozo pero reprimí al momento de ponerme de pie, ni siquiera podía hablar, ni siquiera podía mirarlo a los ojos. Me situé de nueva cuenta detrás del fuego y las ollas que estban terminando de hacer su cena. Apagué la lumbre, con la mano aun ardiendo del dolor tomé las ollas haciéndolas a un lado. Serví su plato con delicadeza, a estas alturas se me había quitado el hambre. Me acerqué para ponerle el plato frente a él. - Espero le gusté la cena - Mi voz fría, melodiosa si, pero completamente fría, palabras que demostraban tan poco pero al mismo tiempo mostraban el dolor que sentía. Me volví para tomar la limonada y poder servirle el vaso para acompañar la cena. - Si de verdad cree que fue un error entonces le invito a retirarse de la casa después de terminar su cena - Si, estaba mostrando frialdad, una que no había mostrado antes se había apoderado de mi persona pero también mis palabras dejaban en claro que lo deseaba a pesar de todo un tiempo más, que necesitaba su compañia.
Regresé con el vaso para dejarlo a un lado. De manera educada me senté frente a él. -Por favor comience antes de que se enfríe - Supliqué encontrando mi mirada con la suya, como un imán necesitado de aquel camino de luz, de aquella mirada encantadora Para mi no fue un error - Susurré muy bajo sin apartar mi mirada de la suya, hipnotizada por sus ojos - ¿Recuerda aquello del amor a primera vista? - Mi rostro completamente sonrojado comenzó a soltar aquel encanto propio sin importar la situación, aquel nerviosismo era evidente, aquel encandilamiento de ambos hacía el otro también - Por un momento después de aquellos besos pensé... Solo pensé que lo había dicho por mi, disculpas le pido caballero por confundir esas palabras intencionandolas conmigo - Hice una inclinación de cabeza en señal de respeto ¿Pero que estaba pasando? ¿Cómo me había atrevido a soñar tanto con un desconocido? Mi madre tenía razón, el amor es conocimiento mutuo, cortejo, detalles, y seguramente yo solo era una conocida más, seguramente así como yo había más que esperaban soñando una historia a su lado, a fin de cuentas ¿Qué sabia de él? ¿Que sabia de mi?
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Por primera vez en toda la noche alcé la voz, me irritaba muchísimo la idea de que hubiera confundido mi reacción y al mismo tiempo, sabía que lo que la molestara a ella iba a molestarme a mi por igual, así que la miré directamente, ni siquiera me había fijado los ojos en el plato que tenía al frente. Esperé pacientemente, lo cual requirió mucho esfuerzo pues quería expresarle todo en ese momento, a que terminara de hablar, cuando terminó su expresión me pareció inescrutable, denotaba tristeza, malestar, incluso ira, pero también pena y esa necesidad que me embargó a mi desde el principio por seguir juntos, por no terminar el momento, por darle un final diferente a la historia… uno feliz y bueno para ambos.
Me levanté del lugar sin cuidar mucho las maneras a lo que el movimiento pudo parecer brusco, pero no me detuvo y seguí hasta quedar de frente a ella. Apoyé una rodilla en el suelo, moví su cuerpo guiándolo hasta que quedara justo frente a mi, con una mano tome su brazo y con el otro su mejilla. Y ahí estaba yo, completamente ante sus pies y ante su disposición. La miraba a los ojos directamente aunque en ese momento mi mirada era agresiva, decidida. – Yo no hacía Doreen, ninguna referencia a querer alejarme de usted… no habría algo ahora que me causara más dolor que verme condenado a pasar mi vida sin su compañía y en ningún momento usted confundió mis sentimientos – Tomé un respiro largo y pausado y toda mi expresión cambió – ¿Aún no lo comprende? – solté una risa discreta por lo bajo y moví la cabeza negando – Que no me importa que tan loco suene o pueda parecer, anhelo su compañía más que cualquier cosa, sin ningún propósito y sin ninguna lógica pero… la necesito. Si se me permite confesar, pero creo que usted ya lo había notado, todo esto es nuevo para mi, nunca me había sentido tan atado – no pude encontrar una palabra mejor que describiera mis sentimientos en ese momento – a alguien. Ahora comprendo que es usted a quien estaba buscando y la razón por la que esperé tantos años por sentirme así. –
Sentía que transmitía todas mis emociones a través de las manos, de la mirada, de las palabras y aún así no me parecía suficiente. – Nunca fui un hombre romántico, nunca lo he sido y no creía que lo sería, pero tu, tu eres esa persona por la que dejaría todo si me lo pidieras. Aquí me tienes – me levanté teatralmente y alcé los brazos – ha pesar de todo y del poco tiempo que hemos convivido estoy seguro de que no voy a ser la misma persona después de esto… simplemente no puedo resignarme a que me eches de tu vida, así nada más. No quiero ser solo aquel hombre que conociste en alguna tarde caminando por ahí – Sin poder contenerlo una lágrima resbalo por mi mejilla, me hinqué de nuevo hasta tener su rostro directamente contra el mío y pegue mi frente a la suya, cerrando los ojos.
-Unas horas me bastaron para darme cuenta de que estaba enamorado de ti Doreen – respiré su aroma y mi corazón dio un vuelco por lo que acaba de confesar – De ti, esa muchachita alegre que se rebeló en contra de lo que todos esperaban de ella, de esa que anhela secretamente regresar a los brazos de su madre, aunque sea por un instante y saber que está bien. De esa chica romántica y apasionada y atrevida que siempre dice lo que piensa. De esa intrépida mujer que no le teme a buscar lo que quiere… - miré el plato de comida intacto apenas de reojo – y de esa increíble cocinera.-
Me levanté y le extendí mi brazo para que hiciera lo propio – Permíteme hacer las cosas bien, permite que sea digno de tener tu corazón Doreen… -
Me levanté del lugar sin cuidar mucho las maneras a lo que el movimiento pudo parecer brusco, pero no me detuvo y seguí hasta quedar de frente a ella. Apoyé una rodilla en el suelo, moví su cuerpo guiándolo hasta que quedara justo frente a mi, con una mano tome su brazo y con el otro su mejilla. Y ahí estaba yo, completamente ante sus pies y ante su disposición. La miraba a los ojos directamente aunque en ese momento mi mirada era agresiva, decidida. – Yo no hacía Doreen, ninguna referencia a querer alejarme de usted… no habría algo ahora que me causara más dolor que verme condenado a pasar mi vida sin su compañía y en ningún momento usted confundió mis sentimientos – Tomé un respiro largo y pausado y toda mi expresión cambió – ¿Aún no lo comprende? – solté una risa discreta por lo bajo y moví la cabeza negando – Que no me importa que tan loco suene o pueda parecer, anhelo su compañía más que cualquier cosa, sin ningún propósito y sin ninguna lógica pero… la necesito. Si se me permite confesar, pero creo que usted ya lo había notado, todo esto es nuevo para mi, nunca me había sentido tan atado – no pude encontrar una palabra mejor que describiera mis sentimientos en ese momento – a alguien. Ahora comprendo que es usted a quien estaba buscando y la razón por la que esperé tantos años por sentirme así. –
Sentía que transmitía todas mis emociones a través de las manos, de la mirada, de las palabras y aún así no me parecía suficiente. – Nunca fui un hombre romántico, nunca lo he sido y no creía que lo sería, pero tu, tu eres esa persona por la que dejaría todo si me lo pidieras. Aquí me tienes – me levanté teatralmente y alcé los brazos – ha pesar de todo y del poco tiempo que hemos convivido estoy seguro de que no voy a ser la misma persona después de esto… simplemente no puedo resignarme a que me eches de tu vida, así nada más. No quiero ser solo aquel hombre que conociste en alguna tarde caminando por ahí – Sin poder contenerlo una lágrima resbalo por mi mejilla, me hinqué de nuevo hasta tener su rostro directamente contra el mío y pegue mi frente a la suya, cerrando los ojos.
-Unas horas me bastaron para darme cuenta de que estaba enamorado de ti Doreen – respiré su aroma y mi corazón dio un vuelco por lo que acaba de confesar – De ti, esa muchachita alegre que se rebeló en contra de lo que todos esperaban de ella, de esa que anhela secretamente regresar a los brazos de su madre, aunque sea por un instante y saber que está bien. De esa chica romántica y apasionada y atrevida que siempre dice lo que piensa. De esa intrépida mujer que no le teme a buscar lo que quiere… - miré el plato de comida intacto apenas de reojo – y de esa increíble cocinera.-
Me levanté y le extendí mi brazo para que hiciera lo propio – Permíteme hacer las cosas bien, permite que sea digno de tener tu corazón Doreen… -
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Ni siquiera me daba tiempo de poder interrumpirlo por cada palabra que salía de sus labios, era tan rápido la manera en la que hablaba. Sensaciones iban y venían. Me puse de pie, aun no podía sonreír, mucho menos estar completamente seria en realidad. Hice una mueca sin saber porque la verdad es que estaba contrariada por sus palabras. Tomé varias bocanas de aire para intentar calmar la ansiedad, pidiendo a Dios pudiera estar completamente tranquila - Sus palabras han sido mágicas, mejor de lo que esperaba - Me regañaba de manera interna pero ¿Qué podía decirle? - Yo… no, no quiero que se vaya Spencer no quiero - Tomé sus manos con delicadeza, enredando los dedos con los suyos para que el agarre fuera firme. Di dos pasitos hacía enfrente para poder tenerlo cerca, para sentir su respiración acelerada chocar contra la mía, para poder grabarse su aroma dentro de su ser. - Spencer debemos… Debemos conocernos un poco más ¿No lo cree? Es decir, hay muchas cosas que no conozco de usted señor, mucho que no conoce de mi y que estoy segura cuando lo sepa querré dar media vuelta y no volver a verme - Baje la mirada lentamente. Si era tan intenso el sentimiento que estaba sintiendo por mi en esos momentos tal vez el ir avanzando con el paso de los días podría una de dos o reforzar los lazos o alejarnos completamente.
Por fin rodeé su cuerpo con mis brazos, uniéndonos por completo, sin ni siquiera dejar un pequeño espacio entre ambos. Escondí mi rostro en su pecho para poder sentirme segura aunque mi cuerpo no fuera el vulnerable más bien mi corazón lo era, estaba tan confundido, tan lastimado, tan ilusionado en mil y un cosas que no sabía que hacer. - Nunca he entendido el amor, en realidad muchas cosas son las que pasan en mi mente, muchas las que he intentado descifrar con mis sentidos, pero conforme pasa el tiempo siento que todo se deshace, se vuelve invisible, se pierde. Si esto es real, si lo que siente tu corazón - Tomé una pausa ligera mientras alzaba mi mano para ponerle por encima de su corazón - Entonces hagamos esto bien, pero desde el inicio, sonará raro - Solté una risita algo tonta pero debía decir las cosas como eran, no debía guardarse nada. - Pero el amor es a base de conocimiento, de frecuentarse el uno con él otro. De besos, abrazos, caricias, detalles - Mordí mi labio inferior con fuerza - no quiero lastimarlo, mucho menos salir lastimada, por eso tengo tanto miedo a exponerme… A exponerlo tal vez no soy lo que espera - Alce por unos momentos el rostro para poder verlo. Era tan alto, sus brazos me protegían tan bien. ese rostro tan tierno, era como si fuera una pieza con él que buscaba ser uno con la otra para tener una perfecta imagen desde afuera. Una unidad perfecta.
Me quede pensativa por unos momentos, sin saber que hacer, que decir. ¿Qué raro no? Tome una bocana de aire tranquilamente para poder encontrarme a mi misma - Que te parece si … En un par de días voy a tu casa, si y podemos decorar el cuarto de tu madre para darle la bienvenida, mientras se hacen cosas destinadas a eso y somos tan positivos en que pasará seguramente la tendremos con nosotros más rápido de lo que te imaginas - Hice silencio por unos momentos llevando mis dedos a mis labios de manera pensativa, lo solté y tomé asiento - ¿Crees que le haya caído bien? creo que la idea de verme cerca de ti no fue su mejor noticia pues la vi demasiado alterada y no quería eso - Susurre, tomando su mano y jugueteando con los dedos de ella - ¿No piensas probar mi cena? - Sonreí intentando suavizar el momento, haciéndolo un poco más especial para eliminar ese momento amargo que habíamos tenido minutos atrás, relamí mis labios de manera distraída, el sabor de su boca aun estaba impregnado incluso en mi cuerpo, deseaba más pero… Paso a paso se tienen las mejores cosas.
Por fin rodeé su cuerpo con mis brazos, uniéndonos por completo, sin ni siquiera dejar un pequeño espacio entre ambos. Escondí mi rostro en su pecho para poder sentirme segura aunque mi cuerpo no fuera el vulnerable más bien mi corazón lo era, estaba tan confundido, tan lastimado, tan ilusionado en mil y un cosas que no sabía que hacer. - Nunca he entendido el amor, en realidad muchas cosas son las que pasan en mi mente, muchas las que he intentado descifrar con mis sentidos, pero conforme pasa el tiempo siento que todo se deshace, se vuelve invisible, se pierde. Si esto es real, si lo que siente tu corazón - Tomé una pausa ligera mientras alzaba mi mano para ponerle por encima de su corazón - Entonces hagamos esto bien, pero desde el inicio, sonará raro - Solté una risita algo tonta pero debía decir las cosas como eran, no debía guardarse nada. - Pero el amor es a base de conocimiento, de frecuentarse el uno con él otro. De besos, abrazos, caricias, detalles - Mordí mi labio inferior con fuerza - no quiero lastimarlo, mucho menos salir lastimada, por eso tengo tanto miedo a exponerme… A exponerlo tal vez no soy lo que espera - Alce por unos momentos el rostro para poder verlo. Era tan alto, sus brazos me protegían tan bien. ese rostro tan tierno, era como si fuera una pieza con él que buscaba ser uno con la otra para tener una perfecta imagen desde afuera. Una unidad perfecta.
Me quede pensativa por unos momentos, sin saber que hacer, que decir. ¿Qué raro no? Tome una bocana de aire tranquilamente para poder encontrarme a mi misma - Que te parece si … En un par de días voy a tu casa, si y podemos decorar el cuarto de tu madre para darle la bienvenida, mientras se hacen cosas destinadas a eso y somos tan positivos en que pasará seguramente la tendremos con nosotros más rápido de lo que te imaginas - Hice silencio por unos momentos llevando mis dedos a mis labios de manera pensativa, lo solté y tomé asiento - ¿Crees que le haya caído bien? creo que la idea de verme cerca de ti no fue su mejor noticia pues la vi demasiado alterada y no quería eso - Susurre, tomando su mano y jugueteando con los dedos de ella - ¿No piensas probar mi cena? - Sonreí intentando suavizar el momento, haciéndolo un poco más especial para eliminar ese momento amargo que habíamos tenido minutos atrás, relamí mis labios de manera distraída, el sabor de su boca aun estaba impregnado incluso en mi cuerpo, deseaba más pero… Paso a paso se tienen las mejores cosas.
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Incrusté el tenedor en el spaghetti que tenía una presentación exquisita, todo lo que me había dicho había calmado mi corazón un poco y había retomado su latir habitual, ahora estaba completamente decidido a que iba a ganármela, en que iba a enamorar su corazón tan perdidamente como el mío lo estaba. No contesté su pregunta tratando de provocar un poco de suspenso. En cambio, enrollé las tiras poco a poco hasta que se formó un cilindro de pasta. Me lo llevé a la boca y abrí los ojos, en verdad era exquisito, cada uno de los sabores que había se distinguió en mi boca y rápidamente mi paladar sintió esa sensación de bienestar al recibir alimento.
Mastiqué lentamente y tragué, me limpié con la servilleta de tela que se encontraba a un lado del plato las comisuras de los labios, tomé un trago del vaso de limonada y suspiré. –Señorita, puedo decir que mi madre quedó completamente fascinada con usted. La razón por la que se alteró un poco al ver su anillo fue que mi padre le regaló uno parecido… por eso estaba sorprendida. – le dije aún mirándola a los ojos.
Estiré mi mano para tomar la suya, era necesario su tacto. – Nada me haría más feliz a que usted pudiera visitarme en mi casa. ¿Qué le parece si lo hacemos mañana? – me arrepentí de inmediato, no porque no quisiera tener su presencia si no porque pudiera sentirse comprometida y tal vez ya tenía planes, me mordí un poco el labio. Pero no dije nada. Tomé otra porción de spaghetti de mi plato, pero mientras seguía masticando me levanté, tomé un plato de dónde ella los había tomado y serví una porción del platillo, no estaba tan delicadamente presentado… pero por lo menos era algo, y lo puse frente a ella.
-Por favor, no me gusta comer solo, ya lo hago más seguido de lo que se imagina – casi le supliqué con la mirada. Se estaba haciendo más tarde todavía, me apenaba un poco la impertinencia de estar en casa de la señorita a esa hora. Lo cual me recordó… -Doreen, ¿Es aquí en dónde vives… cierto?...¿Sola? – no estaba seguro de si vivía en compañía de alguien más, algo que me provocó curiosidad y tenía que saber…
Mastiqué lentamente y tragué, me limpié con la servilleta de tela que se encontraba a un lado del plato las comisuras de los labios, tomé un trago del vaso de limonada y suspiré. –Señorita, puedo decir que mi madre quedó completamente fascinada con usted. La razón por la que se alteró un poco al ver su anillo fue que mi padre le regaló uno parecido… por eso estaba sorprendida. – le dije aún mirándola a los ojos.
Estiré mi mano para tomar la suya, era necesario su tacto. – Nada me haría más feliz a que usted pudiera visitarme en mi casa. ¿Qué le parece si lo hacemos mañana? – me arrepentí de inmediato, no porque no quisiera tener su presencia si no porque pudiera sentirse comprometida y tal vez ya tenía planes, me mordí un poco el labio. Pero no dije nada. Tomé otra porción de spaghetti de mi plato, pero mientras seguía masticando me levanté, tomé un plato de dónde ella los había tomado y serví una porción del platillo, no estaba tan delicadamente presentado… pero por lo menos era algo, y lo puse frente a ella.
-Por favor, no me gusta comer solo, ya lo hago más seguido de lo que se imagina – casi le supliqué con la mirada. Se estaba haciendo más tarde todavía, me apenaba un poco la impertinencia de estar en casa de la señorita a esa hora. Lo cual me recordó… -Doreen, ¿Es aquí en dónde vives… cierto?...¿Sola? – no estaba seguro de si vivía en compañía de alguien más, algo que me provocó curiosidad y tenía que saber…
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Me levante rápidamente bastante apenada al ver como comenzaba a servirme el plato de comida. ¿Que hombre hacía eso en esta época? - Señor no… - Apenas me dejaba hablar cuando lo vi hacer aquello para mi lo cual me hizo regresar a mi asiento totalmente apenada. Siempre me habían enseñado que nosotras las mujeres éramos las que teníamos que servir a ellos en todas las cuestiones, éramos las que obedecíamos sus ordenes y él con esa actitud me estaba demostrando que no le importaba hacer algo para mi, algo que podía ser muy simple pero para mi era tan significativo que llenaba mi corazón. Asentí cuando me dejó la comida frente a mi sonriendo. Me estaba ganando de una manera natural. Había llegado a mi vida cuando más sola me sentía a pesar de estar rodeada de personas y sentía una gran esperanza de no volver a estar sola si él se quedaba a mi lado a pesar de todo lo que viniera conmigo sobre la espalda. -Hay cosas que poco a poco iré contándote de mi vida, ya sabrás tu si de verdad quieres formar parte de ella después de saber todo o salir - Baje la mirada jugueteando con el tenedor dentro de la pasta. Era mi comida favorita pero me sentía tan nerviosa que apenas y podía tocarla.
Después de pasarme los primeros bocados me quede pensativa. - En realidad esta casa fue mi primer hogar en Paris, veras cuando yo escape de casa - Me quede pensativa de nueva cuenta ¿el conocería sobre las criaturas de la noche? Por si o no era mejor esperar a que solo lo dijera - Un hombre me ataco de manera muy peligrosa, tanto que casi pierdo la vida… Pero estaba en una especie de trance cuando cobró el conocimiento me cuido y me tuvo en su casa mucho tiempo pero debía seguir mi camino, un día caminando por Paris más bien el primer día que llegue estuve a punto de hospedarme en un hotel pues el joven que me hospedo y cuido me dio francos para sobrevivir casi toda la vida - Sonreí exagerando esto ultimo. - Pero me encontré a la señora Mildreth ella paseaba por las calles y apenas y podía cargar las cosas de la comida para traerlas aquí la ayudé y me invito a comer a su casa le conté mi historia del porque había salido y se sintió tan identificada que me dio asilo unos días al final no quería que saliera de aquí dice que me ve como la hija que siempre quiso tener.. - Me puse de pie mostrando el hermoso vestido que adornaba mi figura - Ella los hace para mi… Me consiente demasiado - Me sonrojé volviendo a tomar asiento y seguir comiendo un poco lo cierto es que ya más relajada mi estomago comenzaba a sonar de manera notoria.
No puedo negarlo su mirada me tiene completamente atrapada, apenas puedo separarme de sus ojos cuando estos buscan los míos con insistencia haciendo que me sintiera especial. Lo miraba en ocasiones incluso de reojo, habíamos tomado un juego de miradas bastante divertido, cómplice, coqueto que incluso yo misma no reconocía de donde tomaba el valor para poder hacer ello. De momento aparté el plato realmente llena - Me sirvió demasiado - Me queje haciendo una mueca bastante graciosa que poco tiempo después se remplazo con una sonrisa al sentir sus dedos entrelazados con los míos. De manera automática y sin querer hacerlo di un bostezo llevando mi mano libre a los labios para evitar faltarle al respeto por aquello, no es que estuviera aburrida simplemente estaba cansada. - ¿Quiere que le preparé la habitación de visitas para dormir? - Sugerí sabiendo que era demasiado noche, no me parecía la idea de que se fuera a esas horas aun sabiendo como eran las criaturas de la noche de peligrosas. Toma mi plato para llevarlo al fregadero. Bostezaba varias veces más frotando mis ojos. - Creo que el sueño invadió mi ser - Susurré con las mejillas sonrojadas completamente.
Después de pasarme los primeros bocados me quede pensativa. - En realidad esta casa fue mi primer hogar en Paris, veras cuando yo escape de casa - Me quede pensativa de nueva cuenta ¿el conocería sobre las criaturas de la noche? Por si o no era mejor esperar a que solo lo dijera - Un hombre me ataco de manera muy peligrosa, tanto que casi pierdo la vida… Pero estaba en una especie de trance cuando cobró el conocimiento me cuido y me tuvo en su casa mucho tiempo pero debía seguir mi camino, un día caminando por Paris más bien el primer día que llegue estuve a punto de hospedarme en un hotel pues el joven que me hospedo y cuido me dio francos para sobrevivir casi toda la vida - Sonreí exagerando esto ultimo. - Pero me encontré a la señora Mildreth ella paseaba por las calles y apenas y podía cargar las cosas de la comida para traerlas aquí la ayudé y me invito a comer a su casa le conté mi historia del porque había salido y se sintió tan identificada que me dio asilo unos días al final no quería que saliera de aquí dice que me ve como la hija que siempre quiso tener.. - Me puse de pie mostrando el hermoso vestido que adornaba mi figura - Ella los hace para mi… Me consiente demasiado - Me sonrojé volviendo a tomar asiento y seguir comiendo un poco lo cierto es que ya más relajada mi estomago comenzaba a sonar de manera notoria.
No puedo negarlo su mirada me tiene completamente atrapada, apenas puedo separarme de sus ojos cuando estos buscan los míos con insistencia haciendo que me sintiera especial. Lo miraba en ocasiones incluso de reojo, habíamos tomado un juego de miradas bastante divertido, cómplice, coqueto que incluso yo misma no reconocía de donde tomaba el valor para poder hacer ello. De momento aparté el plato realmente llena - Me sirvió demasiado - Me queje haciendo una mueca bastante graciosa que poco tiempo después se remplazo con una sonrisa al sentir sus dedos entrelazados con los míos. De manera automática y sin querer hacerlo di un bostezo llevando mi mano libre a los labios para evitar faltarle al respeto por aquello, no es que estuviera aburrida simplemente estaba cansada. - ¿Quiere que le preparé la habitación de visitas para dormir? - Sugerí sabiendo que era demasiado noche, no me parecía la idea de que se fuera a esas horas aun sabiendo como eran las criaturas de la noche de peligrosas. Toma mi plato para llevarlo al fregadero. Bostezaba varias veces más frotando mis ojos. - Creo que el sueño invadió mi ser - Susurré con las mejillas sonrojadas completamente.
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
-Fue su primer hogar en París – pensé que era extraño que no utilizara la frase “Aquí vivo desde que llegué a París” o “Este ha sido mi hogar desde el principio” tal vez ya no viva aquí, pero si no era así y me pidió acompañarla hasta su hogar, ¿Porqué nos encontrábamos aquí? Mi pulso se aceleró muchísimo cuando la escuché dando su explicación acerca del hombre que la había atacado… casi hasta morir, no podría conseguir mi estancia en París sin ella y sabiendo esto, me ponía nervioso. Pero no me importaba, yo la protegería pues la quería a mi lado por siempre.
-Es un hermoso vestido – le dije ruborizándome un poco pues sin duda, el vestido era bonito, pero estoy seguro de que no luciría igual sobre ningún otro cuerpo, solo en ella.
-Lo siento, no sabía que tanta hambre podía tener… o no – me apené, pero le sonreí ampliamente a manera de disculpa. Cuando bostecé tome el reloj de bolsillo de mi chaleco y me alarme un poco. – ¡Es tardísimo! – exclamé, el tiempo se me había pasado demasiado rápido y ni siquiera lo había notado. Lo que había comenzado como educación ahora se convertía en intromisión y no quería que ella pensara mal de mi, para nada. Así que me levanté, tomé mi saco del respaldo de la silla y me acerqué hasta ella para despedirme.
-Le agradezco mucho- le dije acariciando su mejilla – por todo, y realmente espero poder verla mañana, ¿Qué dice? No quisiera molestarla preparando la habitación de huéspedes para mi, y definitivamente tengo que preparar todo para su visita, ¿no cree? – apenas rocé mi boca con la comisura de sus labios. –Espero que descanse hoy, como yo lo haré – le dije mientras la rodeaba con mis brazos y aspiraba, por última vez en el día el olor de su cabello.
Caminé hacia la puerta y al despedirme le guiñé un ojo – A sido un día maravilloso – le dije para después darme la vuelta y comenzar a caminar rumbo a mi casa. Mirando hacia atrás repetidas veces a pesar de que ella ya no estaba en la puerta. Pensando en que a partir de ese momento mi vida cambiaría… para bien, y que todo iba a estar mejor.
-Es un hermoso vestido – le dije ruborizándome un poco pues sin duda, el vestido era bonito, pero estoy seguro de que no luciría igual sobre ningún otro cuerpo, solo en ella.
-Lo siento, no sabía que tanta hambre podía tener… o no – me apené, pero le sonreí ampliamente a manera de disculpa. Cuando bostecé tome el reloj de bolsillo de mi chaleco y me alarme un poco. – ¡Es tardísimo! – exclamé, el tiempo se me había pasado demasiado rápido y ni siquiera lo había notado. Lo que había comenzado como educación ahora se convertía en intromisión y no quería que ella pensara mal de mi, para nada. Así que me levanté, tomé mi saco del respaldo de la silla y me acerqué hasta ella para despedirme.
-Le agradezco mucho- le dije acariciando su mejilla – por todo, y realmente espero poder verla mañana, ¿Qué dice? No quisiera molestarla preparando la habitación de huéspedes para mi, y definitivamente tengo que preparar todo para su visita, ¿no cree? – apenas rocé mi boca con la comisura de sus labios. –Espero que descanse hoy, como yo lo haré – le dije mientras la rodeaba con mis brazos y aspiraba, por última vez en el día el olor de su cabello.
Caminé hacia la puerta y al despedirme le guiñé un ojo – A sido un día maravilloso – le dije para después darme la vuelta y comenzar a caminar rumbo a mi casa. Mirando hacia atrás repetidas veces a pesar de que ella ya no estaba en la puerta. Pensando en que a partir de ese momento mi vida cambiaría… para bien, y que todo iba a estar mejor.
Spencer Reid2- Humano Clase Alta
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Re: Para compensar una ausencia [Doreen Caracciolo]
Apenas me dejo reaccionar cuando ya lo tenía encima de mi bastante alarmado, sus labios jugueteaban sin presionarse sobre mis labios. Sonreía al verlo de aquella manera, tan natural, tan nervioso, intentando que yo dijera un si, como al pedirme ayuda para un futuro encuentro. Me sonrojo y apenas pude decir que si claramente cuando este me tenía envuelta en sus brazos - Oh señor… No quiero molestar con mi presencia continua - Sin embargo parecía que la idea de verme al día siguiente era algo necesario. Seguí su trayecto hasta que salió de la casa. No me dio tiempo de nada, aun sentía incluso sus brazos alrededor de mi cuerpo, su tacto era un poco posesivo… Tierno… no sabía pero me encantaba.
Me asomé por la ventana. Pero era poco lo que veía, tome mi vestido rápidamente para poder subir apresurada las escaleras, abrí las ventanas, saliendo al balcón, así podía verlo con claridad, como su rostro resplandeciente volteaba a verme, hice un movimiento con las manos de despedida. Solté un suspiro cuando su silueta ya se había perdido entre las sombras de la noche. Todo miedo se había desvanecido de mi cuerpo. Me adentré al cuarto observando mi cuerpo en el espejo. Seguramente se estarían preguntando en la casa de la noche donde estaría sin embargo no me importaba, estaba feliz y hace tiempo no tenía un espacio para mi.
Deje caer mi cabello, deslice mis manos suavemente hasta los lazos del vestido. Jalé las puntas para poder aflojar el corset y al finalizar liberar mi cuerpo de esa prenda. La deje caer y pronto me había quedado en ropa interior buscando la bata. La coloque sobre mi cuerpo. Deshice las fundas de la cama y me metí, buscando el calor de las sabanas, el calor propio. Cerré los ojos soltando varios bostezos y sin darme cuenta el sueño se había apoderado de mi ser. Había quedado rendida del día, completamente dormida.
Me asomé por la ventana. Pero era poco lo que veía, tome mi vestido rápidamente para poder subir apresurada las escaleras, abrí las ventanas, saliendo al balcón, así podía verlo con claridad, como su rostro resplandeciente volteaba a verme, hice un movimiento con las manos de despedida. Solté un suspiro cuando su silueta ya se había perdido entre las sombras de la noche. Todo miedo se había desvanecido de mi cuerpo. Me adentré al cuarto observando mi cuerpo en el espejo. Seguramente se estarían preguntando en la casa de la noche donde estaría sin embargo no me importaba, estaba feliz y hace tiempo no tenía un espacio para mi.
Deje caer mi cabello, deslice mis manos suavemente hasta los lazos del vestido. Jalé las puntas para poder aflojar el corset y al finalizar liberar mi cuerpo de esa prenda. La deje caer y pronto me había quedado en ropa interior buscando la bata. La coloque sobre mi cuerpo. Deshice las fundas de la cama y me metí, buscando el calor de las sabanas, el calor propio. Cerré los ojos soltando varios bostezos y sin darme cuenta el sueño se había apoderado de mi ser. Había quedado rendida del día, completamente dormida.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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