AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El Pacto de Osiris.
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El Pacto de Osiris.
Recuerdo del primer mensaje :
..."Contaba una vieja leyenda de Egipto, que Osiris, el dios de la resurrección y la fertilidad también tenía una labor diferente.
Una labor algo siniestra y no bien vista por todos sus siervos. Pero alguien debía hacerlo, y ese era él. Aunque muy pocos conocían su labor como dios muerto y de los muertos.
Su historia albergaba largos pasajes en los que quedaba marcada su buena obra, pero muy poco se sabía de su faceta entre las almas.
Osiris pasaba largas temporadas solo, unido al vacio que su labor conllevaba.
Su tiempo infinito era muy tedioso para él, por eso esperaba con especial anhelo las noches de luna llena, ya que en aquellas noches él podía escapar de su labor y dedicar su tiempo a sí mismo y a sus seres queridos.
Aunque lo que más deseaba en el mundo era dedicar su tiempo a solo una persona en particular; Isis.
Isis era su compañera, su amiga, su amante… Ella le esperaba con anhelo en cada luna ya que ambos estaban predestinados el uno al otro desde antes de nacer.
Sin embargo su amor despertó celos en el propio hermano del dios muerto.
Set, cegado por su orgullo y por la envidia al no tener el amor de nadie, ideo un plan y utilizo sus trucos más sucios solo para poder separarles.
Pero Osiris, que sabía que su hermano tramaba algo, pensó en un último recurso.
Juntando su poder y reuniendo las fuerzas que dominaba creó un objeto, un objeto secreto y extraño, un objeto prohibido y también siniestro, un objeto que solo Isis podría contemplar y entender, lo entrego a su amada teniendo la esperanza de que aquello les ayudase y les sirviese si alguna vez el destino les separaba"…
Aquella historia me la habian contado hacia ya largos años.
Pero todo esto no eran más que leyendas de los egipcios sin fundamento para nadie…Y por eso supe al escuchar aquel relato, que aquella historia debía de guardar mucho más detrás, pero en aquel momento no le tome relevancia y lo deje pasar.
El tiempo continuo su curso, y mis viajes continuaron llevandome a otros rincones, dejando atrás los cuentos sobre objetos malditos hasta hacia exactamente dos semanas.
Cuando de forma totalmente accidental, (como casi todas las cosas que me ocurrían) llegaron a mis manos unos antiquísimos pergaminos obtenidos obviamente de forma poco “diplomática” pero eso no es relevante.
Eran unos textos medievales que hablaban de aquel relato egipcio, y del paradero de una cajita de cuarzo negra, una cajita que guardaba en su interior el objeto que Osiris creó.
Me sorprendí, pues en teoría aquella historia era falsa, pero por lo que ahora veía, eso era lo que ellos nos querían hacer creer.
Junto con Eyra comenzamos a analizar los textos y al comenzar a entenderlos no pudimos evitar pensar lo mismo…era demasiado tentador para dejarlo pasar. Habíamos decidido encontrar aquella caja y a averiguar que se hallaba en su interior. Ambos iríamos a buscar aquel tesoro.
Según los pergaminos, aquel objeto había pasado de mano en mano a través de los siglos, hasta que finalmente había llegado a las manos de ciertos miembros de la realeza…miembros que habían vivido en París.
Eyra descubrió donde aquella familia real había vivido. Y eso nos llevaba a donde nos encontrábamos hoy, en las afueras de la ciudad, en las viejas ruinas de aquel palacio.
Claro que la suerte no podía acompañarnos tanto como nosotros deseábamos…
El enorme y aparentemente deshabitado palacio medieval, mostraba enormes pasadizos de piedra que conectaban las diferentes zonas de las ruinas. Había sido diseñado para que solo quienes viviesen allí supiesen donde estaban las estancias, para que de esta forma si alguna vez era invadido por extraños estos se perdiesen…
Y ahí estábamos ambos, descubriendo de primera mano lo bien que habían diseñado el palacio, ya que estábamos completamente perdidos.
Esto no nos hubiese afectado en lo mas mínimo, después de todo perderse no hace entrar en pánico a nadie. Pero el sequito de cazadores que se hallaba en el palacio aquella noche, (ya que aquel lugar era donde ellos entrenaban) si que era motivo de entrar en pánico! sobretodo porque eran mas de veinte.
Eyra y yo corríamos por los pasillos, intentando descubrir en que estancia podría estar aquella dichosa cajita. No teniamos tiempo que perder, el plan era encontrar aquello y esfumarnos antes de que diesen con nosotros, pues ya se habian percatado de nuestra presencia.
Ella llevaba los pergaminos que mostraban los símbolos y yo llevaba el mapa del ruinoso palacio.
De pronto ella miro los viejos textos frunciendo el seño y comenzó a frenar poco a poco mientras se concentraba en leer los pergaminos.
-Cielo no tenemos tiempo para esto! Comente mientras le tomaba de la mano para intentar llevarle conmigo mientra miraba el mapa.
-Creo que estamos cerca del la capilla y el cementerio de la familia…comente mirando a todos lados, según el mapa, era allí a donde nos dirigíamos.
Eyra me hizo parar y me señalo un trozo de pergamino sonriendo. yo lo mire inmediatamente. Ella acaba de descubrir donde se encontraba la dichosa cajita…
-La cripta!, claro! Aquella caja creada por el dios de los muertos no podía haber sido guardada en un lugar mejor…
De pronto, un ruido se escucho detras nuestro, al parecer los cazadores se habian separado en grupos y uno de estos nos habian encontrado...Y estaban deseosos de hacernos compañia...
..."Contaba una vieja leyenda de Egipto, que Osiris, el dios de la resurrección y la fertilidad también tenía una labor diferente.
Una labor algo siniestra y no bien vista por todos sus siervos. Pero alguien debía hacerlo, y ese era él. Aunque muy pocos conocían su labor como dios muerto y de los muertos.
Su historia albergaba largos pasajes en los que quedaba marcada su buena obra, pero muy poco se sabía de su faceta entre las almas.
Osiris pasaba largas temporadas solo, unido al vacio que su labor conllevaba.
Su tiempo infinito era muy tedioso para él, por eso esperaba con especial anhelo las noches de luna llena, ya que en aquellas noches él podía escapar de su labor y dedicar su tiempo a sí mismo y a sus seres queridos.
Aunque lo que más deseaba en el mundo era dedicar su tiempo a solo una persona en particular; Isis.
Isis era su compañera, su amiga, su amante… Ella le esperaba con anhelo en cada luna ya que ambos estaban predestinados el uno al otro desde antes de nacer.
Sin embargo su amor despertó celos en el propio hermano del dios muerto.
Set, cegado por su orgullo y por la envidia al no tener el amor de nadie, ideo un plan y utilizo sus trucos más sucios solo para poder separarles.
Pero Osiris, que sabía que su hermano tramaba algo, pensó en un último recurso.
Juntando su poder y reuniendo las fuerzas que dominaba creó un objeto, un objeto secreto y extraño, un objeto prohibido y también siniestro, un objeto que solo Isis podría contemplar y entender, lo entrego a su amada teniendo la esperanza de que aquello les ayudase y les sirviese si alguna vez el destino les separaba"…
Aquella historia me la habian contado hacia ya largos años.
Pero todo esto no eran más que leyendas de los egipcios sin fundamento para nadie…Y por eso supe al escuchar aquel relato, que aquella historia debía de guardar mucho más detrás, pero en aquel momento no le tome relevancia y lo deje pasar.
El tiempo continuo su curso, y mis viajes continuaron llevandome a otros rincones, dejando atrás los cuentos sobre objetos malditos hasta hacia exactamente dos semanas.
Cuando de forma totalmente accidental, (como casi todas las cosas que me ocurrían) llegaron a mis manos unos antiquísimos pergaminos obtenidos obviamente de forma poco “diplomática” pero eso no es relevante.
Eran unos textos medievales que hablaban de aquel relato egipcio, y del paradero de una cajita de cuarzo negra, una cajita que guardaba en su interior el objeto que Osiris creó.
Me sorprendí, pues en teoría aquella historia era falsa, pero por lo que ahora veía, eso era lo que ellos nos querían hacer creer.
Junto con Eyra comenzamos a analizar los textos y al comenzar a entenderlos no pudimos evitar pensar lo mismo…era demasiado tentador para dejarlo pasar. Habíamos decidido encontrar aquella caja y a averiguar que se hallaba en su interior. Ambos iríamos a buscar aquel tesoro.
Según los pergaminos, aquel objeto había pasado de mano en mano a través de los siglos, hasta que finalmente había llegado a las manos de ciertos miembros de la realeza…miembros que habían vivido en París.
Eyra descubrió donde aquella familia real había vivido. Y eso nos llevaba a donde nos encontrábamos hoy, en las afueras de la ciudad, en las viejas ruinas de aquel palacio.
Claro que la suerte no podía acompañarnos tanto como nosotros deseábamos…
El enorme y aparentemente deshabitado palacio medieval, mostraba enormes pasadizos de piedra que conectaban las diferentes zonas de las ruinas. Había sido diseñado para que solo quienes viviesen allí supiesen donde estaban las estancias, para que de esta forma si alguna vez era invadido por extraños estos se perdiesen…
Y ahí estábamos ambos, descubriendo de primera mano lo bien que habían diseñado el palacio, ya que estábamos completamente perdidos.
Esto no nos hubiese afectado en lo mas mínimo, después de todo perderse no hace entrar en pánico a nadie. Pero el sequito de cazadores que se hallaba en el palacio aquella noche, (ya que aquel lugar era donde ellos entrenaban) si que era motivo de entrar en pánico! sobretodo porque eran mas de veinte.
Eyra y yo corríamos por los pasillos, intentando descubrir en que estancia podría estar aquella dichosa cajita. No teniamos tiempo que perder, el plan era encontrar aquello y esfumarnos antes de que diesen con nosotros, pues ya se habian percatado de nuestra presencia.
Ella llevaba los pergaminos que mostraban los símbolos y yo llevaba el mapa del ruinoso palacio.
De pronto ella miro los viejos textos frunciendo el seño y comenzó a frenar poco a poco mientras se concentraba en leer los pergaminos.
-Cielo no tenemos tiempo para esto! Comente mientras le tomaba de la mano para intentar llevarle conmigo mientra miraba el mapa.
-Creo que estamos cerca del la capilla y el cementerio de la familia…comente mirando a todos lados, según el mapa, era allí a donde nos dirigíamos.
Eyra me hizo parar y me señalo un trozo de pergamino sonriendo. yo lo mire inmediatamente. Ella acaba de descubrir donde se encontraba la dichosa cajita…
-La cripta!, claro! Aquella caja creada por el dios de los muertos no podía haber sido guardada en un lugar mejor…
De pronto, un ruido se escucho detras nuestro, al parecer los cazadores se habian separado en grupos y uno de estos nos habian encontrado...Y estaban deseosos de hacernos compañia...
Jerarld Délvheen- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 476
Fecha de inscripción : 14/08/2011
Edad : 794
Localización : Paseando por el techo de casa...
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: El Pacto de Osiris.
Cinco días habían pasado ante nuestra espera, que se hacía cada vez mas eterna.
Por eso, en cuanto Jean menciono que aquellos tres habían vuelto, me dirigí rápidamente hacia el estudio donde ellos nos esperaban.
Me saludaron con un gesto respetuoso, moviendo su cabeza con un asentimiento.
-Bienvenidos caballeros, que me traéis?. Dije caminando hacia el enorme escritorio mientras ellos detrás de mí se acercaban con algunos maletines.
-Encontramos todos los documentos que respondían a la dama, y respecto a usted… Creo que hemos encontrado aun más.
Le mire extrañado, aun mas? Que quería decir eso?. Nicolay se acerco a mí y abriendo uno de los maletines sobre el escritorio, me extendió un grueso fardo de papeles amarillentos, antiquísimos.
Comencé a contemplarlos. Al leer y al pasar las paginas y al desenrollar los enormes pergaminos, empecé a quedarme de piedra. Tipografías góticas, símbolos reales, emblemas…Camine hacia detrás del escritorio y me senté en aquel asiento absorbido y realmente sorprendido con lo que estaba leyendo.
Situé mis dedos sobre mis labios, realmente concentrado en aquella lectura.
En aquel momento apareció Eyra, abriendo la puerta del estudio e irradiando la estancia con su aura mística. No quite en ningún momento los ojos de lo que estaba leyendo, pero aun así escuche la mente de Gulliad. Tome el abrecartas aun sin despegar la mirada de mi apasionante lectura y tomando aquella labrada y afilada pieza de metal la lance con mis dedos, haciendo que esta viajase veloz, cortando el aire, y clavándose con un ruido seco en la pared, a escasos centímetros del rostro del mafioso.
-Un gesto mas como ese y no fallare a posta Gulliad, susurre en su mente sin apartar la vista de los papeles. No tuve que mirar a aquel hombre para saber que sus extremidades temblaban ante el susto de aquel precipitado lanzamiento.
Eyra se acerco. Y yo tome todos los papeles y los aparte con brusquedad. Eyra me contemplo sabiendo que algo me rondaba la cabeza, pero ya habría tiempo para hablar de ello cuando aquellos se fuesen.
-Que habéis traído sobre la dama?
Friederich se acerco con otro de los maletines y lo abrió también posándolo sobre el escritorio. Acerco el maletín hacia ella y Eyra pasó los documentos con rapidez, buscando el que le importaba. Hasta que sus ojos brillaron, y una sonrisa apareció al principio radiante y luego algo triste.
Había encontrado aquel documento, y aquello había traído ciertos recuerdos, recuerdos nada gratos, aun así no quise ver su mente, quise dejarle cierto espacio.
Sabía que leer eso habría llevado su mente muy lejos de mí en este preciso instante.
-Eyra?...Ella me miro y asintió notablemente conmovida, aquel papel entre sus manos significaba su libertad, y también el fin de muchas cosas en su vida. Asentí también ante su gesto.
Nuestras miradas hablaban por si solas, aclararíamos cosas cuando estuviésemos solos. Dirigí la mirada a aquellos tres que esperaban impacientes nuestras reacciones.
-Habéis tenido problemas en el viaje?
-Nos pareció percibir que nos siguieron al menos en el trayecto de Paris a Escocia y luego en los países bajos, pero no pudieron dar con nosotros, nadie se percato de nuestra presencia y no hubo uso de armas.
-Muy bien caballeros. Estoy conforme con vuestro trabajo. Vuestra recompensa os estará esperando en vuestros mismos domicilios a la llegada del amanecer. Ellos asintieron complacidos, mis recompensas eran más que generosas, por eso aquellos que trabajaban para mí se esforzaban al máximo, ya que con un trabajo bien hecho podrían vivir con tranquilidad el resto de sus vidas…
Leonard, uno de mis siervos más antiguos un hombre bastante serio y joven apareció en la puerta del despacho, ya que Jean estaba con May, y acompaño a aquellos hombres a la salida, mientras cerraba la puerta dejándonos solos allí. En silencio.
Los maletines aun seguían sobre el escritorio. Y Eyra leía aquellos pergaminos con calma, y los dejo encima, mientras yo le contemplaba con los codos sobre la mesa y las manos entrelazadas delante de mis labios.
Los lujosos y recargados candelabros decorados descansaban en el escritorio y sus llamas tintineaban con intensidad en la estancia haciendo que sus ojos brillasen aun mas.
Me puse en pie y rodee aquel viejo mueble para ponerme al lado de Eyra.
-Estas bien? Eyra dejo los papeles a un lado y me abrazó, yo le rodee con mis brazos y acaricie sus cabellos, sosteniendo su cabeza contra mi pecho. Sonreí con dulzura.
- Por fin eres libre pequeña….Por fin nada te ata a nadie…Ahora esos documentos son tuyos y solo tuyos, puedes hacer con ellos lo que quieras.
Yo lo que más deseaba hacer era quemarlos, pero quizás ese no era su deseo...aun…
Contemplé de reojos aquellos papeles que acaba de dejar de lado.
-ahm….sabes?…acabo de descubrir que mis padres tenían más dinero del que yo creía, y que sus viajes tenían un motivo….
La verdad es que todo comenzaba a tener sentido.
Por eso mi tio me odiaba tanto, me habia ocultado aquello y me habia tratado de esa forma....
Intente no reír ya que me sentía bastante avergonzado al pensar en los títulos nobiliarios y a todos los documentos que hacían referencia a sus constantes negociaciones con otros nobles de Europa, documentos, papeles y pergaminos que estaban allí, que reposaban sobre la mesa…
Por eso, en cuanto Jean menciono que aquellos tres habían vuelto, me dirigí rápidamente hacia el estudio donde ellos nos esperaban.
Me saludaron con un gesto respetuoso, moviendo su cabeza con un asentimiento.
-Bienvenidos caballeros, que me traéis?. Dije caminando hacia el enorme escritorio mientras ellos detrás de mí se acercaban con algunos maletines.
-Encontramos todos los documentos que respondían a la dama, y respecto a usted… Creo que hemos encontrado aun más.
Le mire extrañado, aun mas? Que quería decir eso?. Nicolay se acerco a mí y abriendo uno de los maletines sobre el escritorio, me extendió un grueso fardo de papeles amarillentos, antiquísimos.
Comencé a contemplarlos. Al leer y al pasar las paginas y al desenrollar los enormes pergaminos, empecé a quedarme de piedra. Tipografías góticas, símbolos reales, emblemas…Camine hacia detrás del escritorio y me senté en aquel asiento absorbido y realmente sorprendido con lo que estaba leyendo.
Situé mis dedos sobre mis labios, realmente concentrado en aquella lectura.
En aquel momento apareció Eyra, abriendo la puerta del estudio e irradiando la estancia con su aura mística. No quite en ningún momento los ojos de lo que estaba leyendo, pero aun así escuche la mente de Gulliad. Tome el abrecartas aun sin despegar la mirada de mi apasionante lectura y tomando aquella labrada y afilada pieza de metal la lance con mis dedos, haciendo que esta viajase veloz, cortando el aire, y clavándose con un ruido seco en la pared, a escasos centímetros del rostro del mafioso.
-Un gesto mas como ese y no fallare a posta Gulliad, susurre en su mente sin apartar la vista de los papeles. No tuve que mirar a aquel hombre para saber que sus extremidades temblaban ante el susto de aquel precipitado lanzamiento.
Eyra se acerco. Y yo tome todos los papeles y los aparte con brusquedad. Eyra me contemplo sabiendo que algo me rondaba la cabeza, pero ya habría tiempo para hablar de ello cuando aquellos se fuesen.
-Que habéis traído sobre la dama?
Friederich se acerco con otro de los maletines y lo abrió también posándolo sobre el escritorio. Acerco el maletín hacia ella y Eyra pasó los documentos con rapidez, buscando el que le importaba. Hasta que sus ojos brillaron, y una sonrisa apareció al principio radiante y luego algo triste.
Había encontrado aquel documento, y aquello había traído ciertos recuerdos, recuerdos nada gratos, aun así no quise ver su mente, quise dejarle cierto espacio.
Sabía que leer eso habría llevado su mente muy lejos de mí en este preciso instante.
-Eyra?...Ella me miro y asintió notablemente conmovida, aquel papel entre sus manos significaba su libertad, y también el fin de muchas cosas en su vida. Asentí también ante su gesto.
Nuestras miradas hablaban por si solas, aclararíamos cosas cuando estuviésemos solos. Dirigí la mirada a aquellos tres que esperaban impacientes nuestras reacciones.
-Habéis tenido problemas en el viaje?
-Nos pareció percibir que nos siguieron al menos en el trayecto de Paris a Escocia y luego en los países bajos, pero no pudieron dar con nosotros, nadie se percato de nuestra presencia y no hubo uso de armas.
-Muy bien caballeros. Estoy conforme con vuestro trabajo. Vuestra recompensa os estará esperando en vuestros mismos domicilios a la llegada del amanecer. Ellos asintieron complacidos, mis recompensas eran más que generosas, por eso aquellos que trabajaban para mí se esforzaban al máximo, ya que con un trabajo bien hecho podrían vivir con tranquilidad el resto de sus vidas…
Leonard, uno de mis siervos más antiguos un hombre bastante serio y joven apareció en la puerta del despacho, ya que Jean estaba con May, y acompaño a aquellos hombres a la salida, mientras cerraba la puerta dejándonos solos allí. En silencio.
Los maletines aun seguían sobre el escritorio. Y Eyra leía aquellos pergaminos con calma, y los dejo encima, mientras yo le contemplaba con los codos sobre la mesa y las manos entrelazadas delante de mis labios.
Los lujosos y recargados candelabros decorados descansaban en el escritorio y sus llamas tintineaban con intensidad en la estancia haciendo que sus ojos brillasen aun mas.
Me puse en pie y rodee aquel viejo mueble para ponerme al lado de Eyra.
-Estas bien? Eyra dejo los papeles a un lado y me abrazó, yo le rodee con mis brazos y acaricie sus cabellos, sosteniendo su cabeza contra mi pecho. Sonreí con dulzura.
- Por fin eres libre pequeña….Por fin nada te ata a nadie…Ahora esos documentos son tuyos y solo tuyos, puedes hacer con ellos lo que quieras.
Yo lo que más deseaba hacer era quemarlos, pero quizás ese no era su deseo...aun…
Contemplé de reojos aquellos papeles que acaba de dejar de lado.
-ahm….sabes?…acabo de descubrir que mis padres tenían más dinero del que yo creía, y que sus viajes tenían un motivo….
La verdad es que todo comenzaba a tener sentido.
Por eso mi tio me odiaba tanto, me habia ocultado aquello y me habia tratado de esa forma....
Intente no reír ya que me sentía bastante avergonzado al pensar en los títulos nobiliarios y a todos los documentos que hacían referencia a sus constantes negociaciones con otros nobles de Europa, documentos, papeles y pergaminos que estaban allí, que reposaban sobre la mesa…
Jerarld Délvheen- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 14/08/2011
Edad : 794
Localización : Paseando por el techo de casa...
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: El Pacto de Osiris.
Desde luego, no era tan sólo la calidez de su abrazo lo que calmó mi alma tiritante y temerosa, sino el hecho de no hallar en aquellos papeles todo cuanto podía suponerme una complicación en aquella nueva historia de mi vida. Sólo habían encontrado datos sobre mi vida humana:
- Fecha de nacimiento: 2 de enero del año 1023
- Lugar: Grindavik, Islandia
- Progenitores: Erik Gudrekson y Alawa
- Matrimonio: Balthazar Ducreaux
- Fecha: 14 de abril del año 1039
- Títulos: Duquesa de Escocia por matrimonio
- Desaparición: 23 de abril del año 1039
- Llegada a París: Septiembre del 1045
Y bueno, montones de apuntes más sin importancia alguna. Sólo me interesaba lo relacionado con Balthazar. El resto, era simple documentación para tener a salvo de humanos husmeantes que dieran con un papel casi degradado en el que figure el nombre y apellido de una mujer que actualmente, es Baronesa de los Paises Bajos. ¿Mucha casualidad, no es así?
Besé a Jerarld y dejé que me contara aquello sobre su dinero y que, sin duda, supuso una gran alegría para ambos, pues de algún modo, yo no rebajaría de estatus tras la nulidad del matrimonio con Ducreaux. Por fin, la vida empezaba a sonreírme, aunque quizás, unos cuantos siglos más tarde de lo que debiera.
- Oh, cariño... soy tan feliz...- le aseguraba mientras bañaba su rostro en caricias y besos pasionales.- Ahora ya soy tuya... y tu eres mío.- le prometí.
Me separé de él un momento y me acerqué a la la hoguera de la sala, justo tras la mesa llena de papeles. Tomé el fajo que contenía la documentación referente a mi enlace y a la distribución de bienes tras la desaparición de Balthazar, y tras pedir a Jean que prendiera fuego a las brasas, arrojé los folios amarillentos a su interior, contemplando cómo eran ahora pasto de las llamas y todo mi pasado, mi oscuro y asfixiando ayer... quedaba hecho cenizas ante mi mirada centelleante.
- Para siempre.- susurré, volteándome hacia Jerarld para tomarle de la mano y abrazarle de nuevo, permitiendo que alguna lágrima traicionera escapara de mis ojos.
Ahora, ya todo había terminado y aquella noche representaría el punto y final a esa dura etapa de mi vida humana. Jer se presentaba ahora como mi futuro, un futuro radiante y lleno de alegría y felicidad. Ya no conecebía sonreír si no era por él, mi prometido... Jerarld.
- Fecha de nacimiento: 2 de enero del año 1023
- Lugar: Grindavik, Islandia
- Progenitores: Erik Gudrekson y Alawa
- Matrimonio: Balthazar Ducreaux
- Fecha: 14 de abril del año 1039
- Títulos: Duquesa de Escocia por matrimonio
- Desaparición: 23 de abril del año 1039
- Llegada a París: Septiembre del 1045
Y bueno, montones de apuntes más sin importancia alguna. Sólo me interesaba lo relacionado con Balthazar. El resto, era simple documentación para tener a salvo de humanos husmeantes que dieran con un papel casi degradado en el que figure el nombre y apellido de una mujer que actualmente, es Baronesa de los Paises Bajos. ¿Mucha casualidad, no es así?
Besé a Jerarld y dejé que me contara aquello sobre su dinero y que, sin duda, supuso una gran alegría para ambos, pues de algún modo, yo no rebajaría de estatus tras la nulidad del matrimonio con Ducreaux. Por fin, la vida empezaba a sonreírme, aunque quizás, unos cuantos siglos más tarde de lo que debiera.
- Oh, cariño... soy tan feliz...- le aseguraba mientras bañaba su rostro en caricias y besos pasionales.- Ahora ya soy tuya... y tu eres mío.- le prometí.
Me separé de él un momento y me acerqué a la la hoguera de la sala, justo tras la mesa llena de papeles. Tomé el fajo que contenía la documentación referente a mi enlace y a la distribución de bienes tras la desaparición de Balthazar, y tras pedir a Jean que prendiera fuego a las brasas, arrojé los folios amarillentos a su interior, contemplando cómo eran ahora pasto de las llamas y todo mi pasado, mi oscuro y asfixiando ayer... quedaba hecho cenizas ante mi mirada centelleante.
- Para siempre.- susurré, volteándome hacia Jerarld para tomarle de la mano y abrazarle de nuevo, permitiendo que alguna lágrima traicionera escapara de mis ojos.
Ahora, ya todo había terminado y aquella noche representaría el punto y final a esa dura etapa de mi vida humana. Jer se presentaba ahora como mi futuro, un futuro radiante y lleno de alegría y felicidad. Ya no conecebía sonreír si no era por él, mi prometido... Jerarld.
Arlette- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 14/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
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