AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
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Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
El año es 1868, los barcos negros, como le dicen a la llega de Matthew C. Perry, paso hace algún tiempo, les abrió los ojos a la gente de este país. Cuando llega un extranjero con navíos que superan por años a los propios, tiene que haber un cambio, eso es lo que quieren lograr.
El Shogun Tokugawa está en sus últimos años en el poder. Los Ishin Shishi, buscan la modernización de este país, que abra sus fronteras y que mantenga su vida tradicional. El Bakufu desea el paso, que el lugar no cambia y por eso a mandado a sus Shisengumi a controlar la rebelión, que muy pronto desencadenara en una guerra.
Queremos que se restaure un emperador único, los shogunes no tienen futuro.
Estoy en la ciudad de Kyoto, es la escena de batallas callejeras y sangre en exceso. La alianza que nos manda, Satsuma-Choshu-Tosa, nos han enviado a avanzar sobre la ciudad. Algún dicen que el campo de batalla será Boshin, una guerra que de seguro durara un año.
El Bakumatsu a iniciado y el Shogun caerá a precio de la sangre de todos.
El Shogun Tokugawa está en sus últimos años en el poder. Los Ishin Shishi, buscan la modernización de este país, que abra sus fronteras y que mantenga su vida tradicional. El Bakufu desea el paso, que el lugar no cambia y por eso a mandado a sus Shisengumi a controlar la rebelión, que muy pronto desencadenara en una guerra.
Queremos que se restaure un emperador único, los shogunes no tienen futuro.
Estoy en la ciudad de Kyoto, es la escena de batallas callejeras y sangre en exceso. La alianza que nos manda, Satsuma-Choshu-Tosa, nos han enviado a avanzar sobre la ciudad. Algún dicen que el campo de batalla será Boshin, una guerra que de seguro durara un año.
El Bakumatsu a iniciado y el Shogun caerá a precio de la sangre de todos.
¿Cómo acabe aquí? Mis compañeros Ishin Shishi nunca han dejado de preguntármelo. Se sorprenden que pueda hablar japonés con la fluidez que ellos tienen y que mi piel sea tan oscura como la noche, ni siquiera quisiera recordar la insistencia que tienen de saber que hago las noches de luna llena, cuando desaparezco. No confían mucho en mi, son un extranjero, un bicho raro en este lugar. Los japoneses no están muy acostumbrados a los bichos raros.
La verdad es que acabe aquí porque le debía algo a ese anciano. Después de estar en Paris tanto tiempo, vivir en el México independiente, incluso conocer las tierras del oeste americano, tenía que volver aquí. El viejo siempre quiso que siguiera el código del samurái, que fuera a darle honor a su pueblo, por eso estoy aquí, para que el anciano vea desde el mas allá, que estoy peleando por su gente y por que avancen.
El aroma a incienso llena el ambiente, la habitación donde estoy no es simple. No hay mas que un cuadro en el suelo y mi colchoneta enrollada en una esquina. Frente a mi, un pequeño altar hace honor al aniversario de la muerte de Shakku Inoue, el anciano que me salvo hace mas de 300 años. Le rezo hincado frente a él, esperando que los dioses en los que cree, le ayuden a ser feliz en esa vida.
Me levanto en silencio. Me coloco el kimono y la hakama. Veo hacia la solitaria ventana que da al jardín central del lugar. Lo cerezos ya llenando de rosa el pasto verde y el pequeño lago de peces dorados. La luna a cuarto menguante se refleja en el agua y parece hablarme, diciéndome que pronto la veré entera.
Estiro la mano hacia mi izquierda y tomo mi espada. Homura me ha acompañado durante más de un siglo y no ha perdido su filo, tal vez, después de todo, realmente si es mágica. La coloco en mi cinturón y camino hacia la puerta corrediza.
El lugar está iluminado sólo por el cielo que se escabulle en las ventanas, el pasillo de madera esta reluciente, limpio gracias a las mujeres que viven con nosotros. Chicas que nos ayudan cuando llegamos heridos de los enfrentamientos y nos dan alimento suficiente para no morir de hambre. Anoche tuve que defender a una de un colega borracho, lo golpea tanto que no se a atrevido a pedirle nada a las chicas en todo el día de hoy.
-Makoto, ya todos se han ido, deberías de irte con ellos-me dice la anciana encargada de la casa. Una mujer pequeña y de facciones que dejan ver una edad sumamente avanzada-dicen que los Ishin Shishi van perdiendo desde la toma del castillo en noviembre. ¿Es cierto, Makoto?
-Si fuera cierto, querida señora, no estaría aquí con usted-le miento, pues en parte es cierto que el Bakufu dio avance, el cual se detuvo hace unas semanas.
Le hago una reverencia a la anfitriona y salgo a la calle poniéndome las sandalias.
Lo primero que puedo oler es la sangre, tal vez a kilómetros de aquí. Siempre tengo presente ese aroma, ese y el de algún ser como yo.
Se dice que los licántropos y vampiros no tienen interés en esta guerra, menos un cambia formas o un brujo. Sin embargo, hace unos noches, encontré una espada partida en dos por colmillos, los cuales se que pertenecían a alguien de mi especie.
-Parece que ni en Japón puedo huir de lo que viví en Francia.
La verdad es que acabe aquí porque le debía algo a ese anciano. Después de estar en Paris tanto tiempo, vivir en el México independiente, incluso conocer las tierras del oeste americano, tenía que volver aquí. El viejo siempre quiso que siguiera el código del samurái, que fuera a darle honor a su pueblo, por eso estoy aquí, para que el anciano vea desde el mas allá, que estoy peleando por su gente y por que avancen.
El aroma a incienso llena el ambiente, la habitación donde estoy no es simple. No hay mas que un cuadro en el suelo y mi colchoneta enrollada en una esquina. Frente a mi, un pequeño altar hace honor al aniversario de la muerte de Shakku Inoue, el anciano que me salvo hace mas de 300 años. Le rezo hincado frente a él, esperando que los dioses en los que cree, le ayuden a ser feliz en esa vida.
Me levanto en silencio. Me coloco el kimono y la hakama. Veo hacia la solitaria ventana que da al jardín central del lugar. Lo cerezos ya llenando de rosa el pasto verde y el pequeño lago de peces dorados. La luna a cuarto menguante se refleja en el agua y parece hablarme, diciéndome que pronto la veré entera.
Estiro la mano hacia mi izquierda y tomo mi espada. Homura me ha acompañado durante más de un siglo y no ha perdido su filo, tal vez, después de todo, realmente si es mágica. La coloco en mi cinturón y camino hacia la puerta corrediza.
El lugar está iluminado sólo por el cielo que se escabulle en las ventanas, el pasillo de madera esta reluciente, limpio gracias a las mujeres que viven con nosotros. Chicas que nos ayudan cuando llegamos heridos de los enfrentamientos y nos dan alimento suficiente para no morir de hambre. Anoche tuve que defender a una de un colega borracho, lo golpea tanto que no se a atrevido a pedirle nada a las chicas en todo el día de hoy.
-Makoto, ya todos se han ido, deberías de irte con ellos-me dice la anciana encargada de la casa. Una mujer pequeña y de facciones que dejan ver una edad sumamente avanzada-dicen que los Ishin Shishi van perdiendo desde la toma del castillo en noviembre. ¿Es cierto, Makoto?
-Si fuera cierto, querida señora, no estaría aquí con usted-le miento, pues en parte es cierto que el Bakufu dio avance, el cual se detuvo hace unas semanas.
Le hago una reverencia a la anfitriona y salgo a la calle poniéndome las sandalias.
Lo primero que puedo oler es la sangre, tal vez a kilómetros de aquí. Siempre tengo presente ese aroma, ese y el de algún ser como yo.
Se dice que los licántropos y vampiros no tienen interés en esta guerra, menos un cambia formas o un brujo. Sin embargo, hace unos noches, encontré una espada partida en dos por colmillos, los cuales se que pertenecían a alguien de mi especie.
-Parece que ni en Japón puedo huir de lo que viví en Francia.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Malditos...No se detendran nunca hasta ver mi cabeza rodar por el filo de sus katanas...
-Regresa aqui!! Muere con honor y dejate sacrificar Shinigami!!
Aunque me gritasen lo que deseasen no iba a detenerme.
Mi espada estaba atada a mi pecho y descansaba en mi espalda. Mi mofuku, si bien no era muy largo, dificultaba el que pudiese correr pero al menos fui inteligente de no ponerme los geta por la incomodidas. Preferia ponerme los zori en mis pies aunque sea por un rato. No iban a alcanzarme si no me detenia. Debian cansarse en algun momento...
Habia sido un dia tranquilo. Japon estaba en medio de la restauracion pero aun asi, sin entrometerme, me hospede en una vieja okina donde la Madre del hogar era una gran amiga mia. Me recibio gustosa. Sí. Sabe que soy una vampira pero eso no le importa, es una señora sabia que ve más que con sus ojos.
Solo llevaba unos dos dias en Kyoto y solo veia peleas callejeras y discusiones sobre el Shogun y los Ishin Shishi como si no tuvieran más de que hablar...Era algo agotante...
Esta noche, tuve que defenderme ya que en el Akaveko donde estaba unos brabucones quisieron que fuera la prostituta de la noche para ellos. Tuve que aparentar pero luego saque mi espada de mi espalda y los asesine en un callejon. Pero me hirieron en la espalda con un cuchillo y alguien me vio quitarmelo y no caer. Corrio la voz y ahora era yo quien corria de unas 5 personas.
Si usaba mi don de vuelo o si quiera saltaba un muro, ya mas personas lo sabrian y no era necesario ello.
Pero era la unica alternativa.
En una esquina doble y salte dentro de lo que parecia una residencia o un dojo. Parecia que habia un borracho por la casa. Me oculte en unos arbustos y luego camine despacio por el jardin para salir por la entrada principal. Segun parece estaba en na parte alejada de la vista de los que me perseguian.
Mala estrategia. Habia un joven alistandose para irse. Me aleje de alli pero senti su efluvio.
-Un lycan...-pensé. Debia encontrar un escondite hasta que las cosas se calmasen. Por suerte encontre un cuarto vacio y oscuro, entre alli y suspire. Esperaba no estar derramando mucha sangre para no ser descubierta.
El cuarto parecia normal, solo habia una colchoneta y un cuadro al que no preste demasiada atención. Lo que me llamo la atencion era un altar que habia alli. Donde me habia metido?
-Regresa aqui!! Muere con honor y dejate sacrificar Shinigami!!
Aunque me gritasen lo que deseasen no iba a detenerme.
Mi espada estaba atada a mi pecho y descansaba en mi espalda. Mi mofuku, si bien no era muy largo, dificultaba el que pudiese correr pero al menos fui inteligente de no ponerme los geta por la incomodidas. Preferia ponerme los zori en mis pies aunque sea por un rato. No iban a alcanzarme si no me detenia. Debian cansarse en algun momento...
Habia sido un dia tranquilo. Japon estaba en medio de la restauracion pero aun asi, sin entrometerme, me hospede en una vieja okina donde la Madre del hogar era una gran amiga mia. Me recibio gustosa. Sí. Sabe que soy una vampira pero eso no le importa, es una señora sabia que ve más que con sus ojos.
Solo llevaba unos dos dias en Kyoto y solo veia peleas callejeras y discusiones sobre el Shogun y los Ishin Shishi como si no tuvieran más de que hablar...Era algo agotante...
Esta noche, tuve que defenderme ya que en el Akaveko donde estaba unos brabucones quisieron que fuera la prostituta de la noche para ellos. Tuve que aparentar pero luego saque mi espada de mi espalda y los asesine en un callejon. Pero me hirieron en la espalda con un cuchillo y alguien me vio quitarmelo y no caer. Corrio la voz y ahora era yo quien corria de unas 5 personas.
Si usaba mi don de vuelo o si quiera saltaba un muro, ya mas personas lo sabrian y no era necesario ello.
Pero era la unica alternativa.
En una esquina doble y salte dentro de lo que parecia una residencia o un dojo. Parecia que habia un borracho por la casa. Me oculte en unos arbustos y luego camine despacio por el jardin para salir por la entrada principal. Segun parece estaba en na parte alejada de la vista de los que me perseguian.
Mala estrategia. Habia un joven alistandose para irse. Me aleje de alli pero senti su efluvio.
-Un lycan...-pensé. Debia encontrar un escondite hasta que las cosas se calmasen. Por suerte encontre un cuarto vacio y oscuro, entre alli y suspire. Esperaba no estar derramando mucha sangre para no ser descubierta.
El cuarto parecia normal, solo habia una colchoneta y un cuadro al que no preste demasiada atención. Lo que me llamo la atencion era un altar que habia alli. Donde me habia metido?
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
“Shinigami” Es la primera palabra que logro distinguir de los gritos de cuadras delante de esta. Así es como llaman a los seres que no entiende, creen que todos queremos sus almas, que nos alimentamos de eso solamente. Mi raza se alimenta de sus carnes y huesos, eso no se los enseñaban, hasta que ya están entre nuestros colmillos, gritando por piedad.
Me quedo de pie frente a la posada, dándole la espalda a la entrada, atento a lo que se deje escuchar. Cierro los ojos y permito que el ambiente me absorba, que los sonidos me lleguen profundamente a los oídos y que me infecten en cada momento que va pasando.
Así es como me conto mi maestro que debería de ser un guerrero. Nunca pude ser uno con la tierra en su totalidad, jamás me separe de la realidad completamente. Incluso ahora, mientras escucho los gritos y maldiciones de los hombres hacia, lo que sea que están persiguiendo, parte de mi mente está en otro lado, vagando en la infinidad de la noche, del pensamiento.
Abro los ojos de golpe, los hombres han dejado de gritar pero no es eso lo que me asombra y a la vez me asusta. El aroma de alguien acaba de entrar a la posada. Si es aquel ser que los hombres perseguían, puede que mis anfitrionas estén en peligro grave.
Incluso antes de que termine de pensar en que debo de hacer. Me muevo por el pasillo de regreso a la cocina donde esta la anciana.
-No diga nada, tome a las muchachas y vayan hacia la bodega del arroz, no quiero que salga para nada, a menos que escuchen que yo les doy la señal.
-Makoto…
-Le dije que no hablara-le digo con ira mientras, prácticamente, la empujo lejos del lugar.
Mis pasos suenan con fuerza sobre la madera pulida y llevo mi mano en el mango de la pesada, siento como si la cabeza del dios Quetzalcóatl me estuviera pidiendo que la sacara de una vez.
Corro la puerta rápidamente y me detengo de golpe. Cuando entro, esta de espalda, mirando hacia el altar de mi maestro.
Me da algo de vergüenza para mi mismo el no haberla reconocido con su aroma ¿Es que tanto tiempo a pasado? Como pude olvidar la forma en que su cabello solía impregnar el ambiente. Tal vez el olor a sangre me distrajo, en algún punto perdí la noción de ese fresco perfume que parece estar bajo su piel.
--Más de 60 años y sigues igual, Jaquelinele digo soltando mi arma-Parece que ambos cumplimos el trato…
Me quedo de pie frente a la posada, dándole la espalda a la entrada, atento a lo que se deje escuchar. Cierro los ojos y permito que el ambiente me absorba, que los sonidos me lleguen profundamente a los oídos y que me infecten en cada momento que va pasando.
Así es como me conto mi maestro que debería de ser un guerrero. Nunca pude ser uno con la tierra en su totalidad, jamás me separe de la realidad completamente. Incluso ahora, mientras escucho los gritos y maldiciones de los hombres hacia, lo que sea que están persiguiendo, parte de mi mente está en otro lado, vagando en la infinidad de la noche, del pensamiento.
Abro los ojos de golpe, los hombres han dejado de gritar pero no es eso lo que me asombra y a la vez me asusta. El aroma de alguien acaba de entrar a la posada. Si es aquel ser que los hombres perseguían, puede que mis anfitrionas estén en peligro grave.
Incluso antes de que termine de pensar en que debo de hacer. Me muevo por el pasillo de regreso a la cocina donde esta la anciana.
-No diga nada, tome a las muchachas y vayan hacia la bodega del arroz, no quiero que salga para nada, a menos que escuchen que yo les doy la señal.
-Makoto…
-Le dije que no hablara-le digo con ira mientras, prácticamente, la empujo lejos del lugar.
Mis pasos suenan con fuerza sobre la madera pulida y llevo mi mano en el mango de la pesada, siento como si la cabeza del dios Quetzalcóatl me estuviera pidiendo que la sacara de una vez.
Corro la puerta rápidamente y me detengo de golpe. Cuando entro, esta de espalda, mirando hacia el altar de mi maestro.
Me da algo de vergüenza para mi mismo el no haberla reconocido con su aroma ¿Es que tanto tiempo a pasado? Como pude olvidar la forma en que su cabello solía impregnar el ambiente. Tal vez el olor a sangre me distrajo, en algún punto perdí la noción de ese fresco perfume que parece estar bajo su piel.
--Más de 60 años y sigues igual, Jaquelinele digo soltando mi arma-Parece que ambos cumplimos el trato…
Última edición por Makoto Inoue el Vie Oct 07, 2011 5:17 pm, editado 1 vez
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Me senti por momentos a salvo, los gritos habian cesado y no necestaba más que reposar un poco. Sabia que el piso se estaria manchando de mi sangre pero no podia hacer más nada, no tenia mis vendajes conmigo para lograr calmar la hemorragia. Me sentia un poco debil por lo que me sente en posicion y doblando mi mofuku bajo mis piernas.
Suspire. Estaba ante el altar de alguien y no me habia inclinado. No sabia muy bien quien era o de quien era la residencia pero debio de ser alguien muy importante pues estaba en su propio cuarto.
Me dio un leve espasmo de dolor por lo que desate mi espada de mi pecho y la deje aun lado.
-Porque justo alli...?-me pregunte en voz baja. Me dolia mucho la espalda.
Oi pasos. Alguien me habia sentido aparentemente, quizas era el lycan. Suspire. Seguramente en mi estado quiza me matase pero no si darle pelea. Me prepare mentalmente para atacarlo....
Pero luego al oir su voz, no pude evitar sonreir.
-Makoto-san...?-dije poniendome despacio de pie y volteando sin borrar mi sonrisa.-...Eras la ultima persona que esperaba cruzarme esta noche luego de aquella persecucion...-suspire y me vi obligada a volverme a sentar sobre mis piernas. Estaba algo agotada para ser de noche pero eso no dejaba de alegrarme de ver aun amigo.-No has cambiado en nada tampoco pero te veias diferente con esa hakama. Por eso tuve que esconderme...
Suspire. Estaba ante el altar de alguien y no me habia inclinado. No sabia muy bien quien era o de quien era la residencia pero debio de ser alguien muy importante pues estaba en su propio cuarto.
Me dio un leve espasmo de dolor por lo que desate mi espada de mi pecho y la deje aun lado.
-Porque justo alli...?-me pregunte en voz baja. Me dolia mucho la espalda.
Oi pasos. Alguien me habia sentido aparentemente, quizas era el lycan. Suspire. Seguramente en mi estado quiza me matase pero no si darle pelea. Me prepare mentalmente para atacarlo....
Pero luego al oir su voz, no pude evitar sonreir.
-Makoto-san...?-dije poniendome despacio de pie y volteando sin borrar mi sonrisa.-...Eras la ultima persona que esperaba cruzarme esta noche luego de aquella persecucion...-suspire y me vi obligada a volverme a sentar sobre mis piernas. Estaba algo agotada para ser de noche pero eso no dejaba de alegrarme de ver aun amigo.-No has cambiado en nada tampoco pero te veias diferente con esa hakama. Por eso tuve que esconderme...
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Una promesa de hace mas de 50 años, que tal vez hoy perdió gran parte de su valor. Puede se que la simple coincidencia nos trajo aquí. Un escenario donde ninguno de los recordó al otro, ni lo que se pudiera haber vivido hace tanto tiempo. Tal vez esa noche se nos perdió en la mente, y ahora estamos viviendo el momento, los segundos preciados que suceden ahora.
Suspiro de alivio al escuchar su voz y ver que de nuevo tiene sangre en su espalda, me concentro para evitar sentir las sensaciones que suelen pasar al ver su sangre. Camino a su encuentro casi por instinto. Mis deseos se controlan bajo una mirada sonriente, que se pasa a mis labios, que obedecen ampliamente la sensación .
Pongo mis manos sobre sus hombros, los aromas de su ropa se escapan. Como si los pétalos del durazno atravesaran mi cuerpo en forma del perfume de la tela. Sin hablar mucho muevo ligeramente su kimono.
-Tienes una herida en tu espalda, de seguro te metiste en problemas otra vez-Le digo perdiendo la formalidad, suplantándola por la preocupación.
Paso mis manos sobre su herida, y sigo con mis dedos la mancha de sangre que corre por su espalda.
-Quítate esto, necesitas vendas, se que tardas un poco en curarte-se lo digo con calma.
Me hinco frente al cuadro solitario de la pared, saco un cajón de ella, seguido por las vendas blancas y relucientes.
Para poder prepararme a los ataques del Shishengumi, todo en esta habitación esta oculto. Se supone que es casi imposible entrar aquí, y sin embargo ella traspaso la ventana con facilidad
Suspiro de alivio al escuchar su voz y ver que de nuevo tiene sangre en su espalda, me concentro para evitar sentir las sensaciones que suelen pasar al ver su sangre. Camino a su encuentro casi por instinto. Mis deseos se controlan bajo una mirada sonriente, que se pasa a mis labios, que obedecen ampliamente la sensación .
Pongo mis manos sobre sus hombros, los aromas de su ropa se escapan. Como si los pétalos del durazno atravesaran mi cuerpo en forma del perfume de la tela. Sin hablar mucho muevo ligeramente su kimono.
-Tienes una herida en tu espalda, de seguro te metiste en problemas otra vez-Le digo perdiendo la formalidad, suplantándola por la preocupación.
Paso mis manos sobre su herida, y sigo con mis dedos la mancha de sangre que corre por su espalda.
-Quítate esto, necesitas vendas, se que tardas un poco en curarte-se lo digo con calma.
Me hinco frente al cuadro solitario de la pared, saco un cajón de ella, seguido por las vendas blancas y relucientes.
Para poder prepararme a los ataques del Shishengumi, todo en esta habitación esta oculto. Se supone que es casi imposible entrar aquí, y sin embargo ella traspaso la ventana con facilidad
Invitado- Invitado
Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Fue un poco extraño sentir sus manos en mi espalda, más aun porque estaban calientas. Suspire un poco y senti que habia derramado más sangre de la que crei. Quiza la apuñalada habia sido más profunda pero bueno, jamas las sentia despues de un rato.
-Solo para que lo sepas, ellos empezaron.-dije mirandolo con la ceja levantada.
Desate el obi, más chico del tamaño usual, deslice el kimono hasta medio cuerpo. Seguramente mi kosode blanco estaba manchado por completo de sangre. Que desperdicio.
-Seguramente es solo un simple rasguño.-si, claro...eso ni un medico se lo creeria. No recordaba cuando fue la ultima vez que me clavaron un arma por la espalda. Era algo demasiado cobarde una forma de morir asi.
Suspire y mire el altar.
-Makoto, en honor a quien es el altar?-le pregunte algo curiosa.-Porque me he metido en este cuarto asi nomas y creo que he irrumpido en un santuario.
-Solo para que lo sepas, ellos empezaron.-dije mirandolo con la ceja levantada.
Desate el obi, más chico del tamaño usual, deslice el kimono hasta medio cuerpo. Seguramente mi kosode blanco estaba manchado por completo de sangre. Que desperdicio.
-Seguramente es solo un simple rasguño.-si, claro...eso ni un medico se lo creeria. No recordaba cuando fue la ultima vez que me clavaron un arma por la espalda. Era algo demasiado cobarde una forma de morir asi.
Suspire y mire el altar.
-Makoto, en honor a quien es el altar?-le pregunte algo curiosa.-Porque me he metido en este cuarto asi nomas y creo que he irrumpido en un santuario.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Ver su piel desnuda, aunque se encuentre de espaldas, hace que un escalofrió profundo me recorra entero, como si una brisa helada me acariciara de arriba abajo. Trato de controlarme, esa sensación que me pasa cerca de ella es espeluznante. Ni siquiera es de mi especie y siento unas ganas de terminar de quitarle su ropa y llenarme de su ser.
-De seguro te encontraste con falsos Ishin Shishi y te persiguieron. Esos hombres solo buscan hacerse de fama y mujeres de la peor forma posible. Algunos ni siquiera han tomado una espada en su vida-le digo mientras me acerco.
Acaricio su espalda suavemente, con el contacto directo de mis dedos contra ella. Hago a un lado su cabello y toco la herida, la siento palpitar, su cuerpo ya a comenzado a sanarla, aunque no se que tan rápido funciona su cuerpo, no es como el mío, mis heridas cierran casi al instante.
Coloco el ungüento sobre su herida, con la venga en su espalda comienzo a hacerla girar por su cuerpo, teniendo cuidado de no tocar sus pechos al momento de pasarlas por enfrente de ella.
Cuando la cierro, suspiro.
-Sanas rápido, es casi tonto darte una venda pero servirá. El altar es a mi maestro, el que te mencione hace tiempo, el murió hoy, hace unos 200 años.
Es nostálgico recordarlo, supongo que no ser humano, no quiere decir que no pueda sentir.
-De seguro te encontraste con falsos Ishin Shishi y te persiguieron. Esos hombres solo buscan hacerse de fama y mujeres de la peor forma posible. Algunos ni siquiera han tomado una espada en su vida-le digo mientras me acerco.
Acaricio su espalda suavemente, con el contacto directo de mis dedos contra ella. Hago a un lado su cabello y toco la herida, la siento palpitar, su cuerpo ya a comenzado a sanarla, aunque no se que tan rápido funciona su cuerpo, no es como el mío, mis heridas cierran casi al instante.
Coloco el ungüento sobre su herida, con la venga en su espalda comienzo a hacerla girar por su cuerpo, teniendo cuidado de no tocar sus pechos al momento de pasarlas por enfrente de ella.
Cuando la cierro, suspiro.
-Sanas rápido, es casi tonto darte una venda pero servirá. El altar es a mi maestro, el que te mencione hace tiempo, el murió hoy, hace unos 200 años.
Es nostálgico recordarlo, supongo que no ser humano, no quiere decir que no pueda sentir.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Fue un poco incomodo que él me vendase pero hubiera sido peor si yo misma lo hubiese hecho, quiza me colocaria mal la venda o vaya uno a saber. Cerre mis ojos, sus manos eran suaves y tibias, no se sentia tan mal.
Frunci un poco el ceño cuando me puso esa pomada, me ardia un poco pero lo supere. Ademas cerraria pronto.
Intente distraerme un poco.
-Es algo agotante. La gente por doquier estan hablando de ellos y de la restauración. Tambien me entere que en varios dojos dejaron de enseñar sus técnicas de combate por miedo a que los estudiantes se revelen...-suspire. Todo estaba de cabeza aqui.
Cuando oigo que el altar es de su maestro, me apene mucho. Habia irrumpido en un cuarto sagrado. Sobretodo porque hoy era el aniversario de su fallecimiento.
-Suminasen, Makoto.-le dije con la cabeza gacha.-Entre aqui sin permiso solo por escapar. Perdona por meterme aqui.-le rogue realmente avergonzada de lo que hice. Ni siquiera merecia que el me vendase.
Frunci un poco el ceño cuando me puso esa pomada, me ardia un poco pero lo supere. Ademas cerraria pronto.
Intente distraerme un poco.
-Es algo agotante. La gente por doquier estan hablando de ellos y de la restauración. Tambien me entere que en varios dojos dejaron de enseñar sus técnicas de combate por miedo a que los estudiantes se revelen...-suspire. Todo estaba de cabeza aqui.
Cuando oigo que el altar es de su maestro, me apene mucho. Habia irrumpido en un cuarto sagrado. Sobretodo porque hoy era el aniversario de su fallecimiento.
-Suminasen, Makoto.-le dije con la cabeza gacha.-Entre aqui sin permiso solo por escapar. Perdona por meterme aqui.-le rogue realmente avergonzada de lo que hice. Ni siquiera merecia que el me vendase.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Le sonrío ampliamente. Con ella siempre fue sincera, incluso después de estos años, sigo recordándola como la única vampiresa que ha hecho que mi corazón lata acelerado.
Me acerco a ella suavemente y le levanto un poco el mentón, acariciándolo. Me acerco a su mejilla y se la beso con ternura.
El contacto con su piel me hace recordar otra época, otros años en donde, podría decirse, éramos mas jóvenes. Si el destino hablara, sin duda se echaría a reír, pues ninguno de los dos, de seguro, habría imaginado terminar encontrándonos en tan lejano lugar, a comparación de nuestro primer encuentro hace ya décadas.
-No te preocupes, mi maestro siempre fue un buen hombre que hizo lo posible por hacer de mi alguien como el- le digo con calma-. No quiero decir que haya fallado, pero me tranquiliza que en mi espada sólo corra la sangre de los demonios con carne de humano.
Desde que llegue aquí, me he sentido como un extranjero, aunque realmente lo soy, el verla aquí, me hace sentir parte de algo. Como si fuera complicidad entre los dos. Una vampiresa que tranquiliza el alma de una bestia.
Me hinco ante el pequeño altar por un momento y tomo la mano de mi compañera.
-Ven, tendremos que arreglarte un poco, la señora de la casa te ayudara. Me acompañaras a la reunión que tengo esta noche-le digo sonriendo mientras me levanto para caminar hacia la puerta corrediza.
Me acerco a ella suavemente y le levanto un poco el mentón, acariciándolo. Me acerco a su mejilla y se la beso con ternura.
El contacto con su piel me hace recordar otra época, otros años en donde, podría decirse, éramos mas jóvenes. Si el destino hablara, sin duda se echaría a reír, pues ninguno de los dos, de seguro, habría imaginado terminar encontrándonos en tan lejano lugar, a comparación de nuestro primer encuentro hace ya décadas.
-No te preocupes, mi maestro siempre fue un buen hombre que hizo lo posible por hacer de mi alguien como el- le digo con calma-. No quiero decir que haya fallado, pero me tranquiliza que en mi espada sólo corra la sangre de los demonios con carne de humano.
Desde que llegue aquí, me he sentido como un extranjero, aunque realmente lo soy, el verla aquí, me hace sentir parte de algo. Como si fuera complicidad entre los dos. Una vampiresa que tranquiliza el alma de una bestia.
Me hinco ante el pequeño altar por un momento y tomo la mano de mi compañera.
-Ven, tendremos que arreglarte un poco, la señora de la casa te ayudara. Me acompañaras a la reunión que tengo esta noche-le digo sonriendo mientras me levanto para caminar hacia la puerta corrediza.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Si mi corazon latiese, estoy más que segura, mis mejillas ya se habrian puesto rojas. El calor de su mano inundo mi cuerpo y me sentia muy bien; todo su cuerpo emanaba calor y me daba la tentacion de tocar su piel y averiguar el como se sentiria acariciar a un lycan...Era un poco extraño, las circunstancias solo se dieron, hace ya muchos años pero pocos dias en mi memoria ahora que lo veia.
Cuando se fue a abrir la puerta, me puse bien mi kimono y luego sali junto a él.
-Estas seguro? Lo ultimo que quisiera es ser una molestia en tu reunion...-le dije mientras aseguraba el tirante de mi espada de nuevo en mi pecho. Ya no me dolia la espalda y no habia más rastro de aquella herida que me habia hecho, sinceramente, por tonta.
Lo ultimo que queria era que se arme un alboroto con la compañia de Makoto, además, no sabia tampoco con quienes se reuniria...Y si habia más lycans? La mayoria odia a los de mi estirpe, no todos se convierten en amigos mios.
Cuando se fue a abrir la puerta, me puse bien mi kimono y luego sali junto a él.
-Estas seguro? Lo ultimo que quisiera es ser una molestia en tu reunion...-le dije mientras aseguraba el tirante de mi espada de nuevo en mi pecho. Ya no me dolia la espalda y no habia más rastro de aquella herida que me habia hecho, sinceramente, por tonta.
Lo ultimo que queria era que se arme un alboroto con la compañia de Makoto, además, no sabia tampoco con quienes se reuniria...Y si habia más lycans? La mayoria odia a los de mi estirpe, no todos se convierten en amigos mios.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Le sonrío mientras escucho su pregunta.
La realidad es que ignoro si hay mas seres como yo entre las filas de los Ishi Shinshi, pues no es normal revelar que somos frente a los humanos, pueden ser cazadores. Supongo que hay más como nosotros, pero ellos no revelaran lo que son, no así de fácil.
-Tú sólo acompáñame, debido a que debemos de disimular, tendrás que hacer de mi concubina, no lo tomes a mal, a demás, no es como si no hubiera visto ese cuerpo desnudo antes-le digo de una manera seductora.
Al salir al pasillo veo a la señora de la casa con un kimono rosado con detalles en rojos, los colores de la primavera, justo como las hojas de durazno que caen con la brisa.
Tomo la caja blanca con el kimono y le agradezco a la mujer inclinándome hacia ella, una pequeña reverencia.
Al cerrar de nuevo la ropa tras de mí, me acerco a Jacqueline y le ofrezco el kimono, aun empacado en su cárcel de cartón blanco.
-Hay un pequeño tonel de agua al final del pasillo, ahí puedes darte un baño con calma y ponerte esta ropa-le digo sentado sobre mis piernas- Se que no es honorable vestir a una guerrera de esta manera, pues se de tus habilidades, pero a veces la belleza es imposible de ocultar.
Le hago entrega de un estuche negro, con el maquillaje más delicado que la casera pudo encontrar entre sus antiguas pertenencias.
-El lugar de reunión es a dos cuadras, en una casa antigua, dueña de un ex samurái que le dio la espalda al Shogun. Te espero en la salida de este lugar. El quimono tiene un bolsa secreta, ahí podrás guardar tu arma sin problema alguno
Me levanto, dedicándole una sonrisa. Salgo de habitación y me dirigió a la salida de nuevo.
Una promesa con más de medio siglo de antigüedad se acaba de cumplir, el destino suele ser cómico. No esperaba volver a encontrarme con esta vampiresa. Pensé que nuestra historia acabo en el momento en que deje Paris y decidí seguir siendo nómada. Mi maestro solía decir que los corazones suelen ser necios al momento de separarse y no desean permanecer de esa manera, siempre lucharan para volverse a encontrar. Tal vez es un poco de eso.
La realidad es que ignoro si hay mas seres como yo entre las filas de los Ishi Shinshi, pues no es normal revelar que somos frente a los humanos, pueden ser cazadores. Supongo que hay más como nosotros, pero ellos no revelaran lo que son, no así de fácil.
-Tú sólo acompáñame, debido a que debemos de disimular, tendrás que hacer de mi concubina, no lo tomes a mal, a demás, no es como si no hubiera visto ese cuerpo desnudo antes-le digo de una manera seductora.
Al salir al pasillo veo a la señora de la casa con un kimono rosado con detalles en rojos, los colores de la primavera, justo como las hojas de durazno que caen con la brisa.
Tomo la caja blanca con el kimono y le agradezco a la mujer inclinándome hacia ella, una pequeña reverencia.
Al cerrar de nuevo la ropa tras de mí, me acerco a Jacqueline y le ofrezco el kimono, aun empacado en su cárcel de cartón blanco.
-Hay un pequeño tonel de agua al final del pasillo, ahí puedes darte un baño con calma y ponerte esta ropa-le digo sentado sobre mis piernas- Se que no es honorable vestir a una guerrera de esta manera, pues se de tus habilidades, pero a veces la belleza es imposible de ocultar.
Le hago entrega de un estuche negro, con el maquillaje más delicado que la casera pudo encontrar entre sus antiguas pertenencias.
-El lugar de reunión es a dos cuadras, en una casa antigua, dueña de un ex samurái que le dio la espalda al Shogun. Te espero en la salida de este lugar. El quimono tiene un bolsa secreta, ahí podrás guardar tu arma sin problema alguno
Me levanto, dedicándole una sonrisa. Salgo de habitación y me dirigió a la salida de nuevo.
Una promesa con más de medio siglo de antigüedad se acaba de cumplir, el destino suele ser cómico. No esperaba volver a encontrarme con esta vampiresa. Pensé que nuestra historia acabo en el momento en que deje Paris y decidí seguir siendo nómada. Mi maestro solía decir que los corazones suelen ser necios al momento de separarse y no desean permanecer de esa manera, siempre lucharan para volverse a encontrar. Tal vez es un poco de eso.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Me senti un poco extraña aceptando el kimono que Makoto me habia entregado, además del maquillaje y el que quisiera llevarme a su reunion. No lo veia como que estuviera mal...pero...hacia mucho tiempo que no me hablaban asi y no recibia regalos como ellos. No pude negarme pese a que seria una falta de respeto por lo que sonrei y le reverencie.
-Prometo ser sumisa y me arreglare para esta reunion. Arigato, Makoto-san.-sin más para decir, sali y me dirigi al tonel de agua.
Me relaje un poco en el agua caliente, aseandome bien. No recordaba la ultima vez que habia vestido para alguna ocasion en Japón. Los kimonos florados no eran mi estilo pero esta vez debia esforzarme.
Al salir del agua, me sequé bien y me vesti. El obi y los colores de la vestimenta encajaban perfectamente entre si, era un ateuendo perfecto.
Hice un esfuerzo solo por esa vez y vesti zori en mis pies para salir. Con un espejo plasme la belleza de las geishas verdaderas a mi rostro: una base blanca que llegaba hasta donde mi cuello comenzaba, un poco de rubor rosado, cejas delineadas suavemente y labios rojos cual boton de rosa.
Acabe mi peinado, tuve que usar un poco de agua caliente como fijador y luego de ver quien estaba en el espejo en mi lugar, debo decir que no me reconoci pero me gusto verme, sali en direccion a donde Makoto me habia dicho. Estaba algo nerviosa...Que diria al verme? Él tenia una imagen sobre y...bueno, era un poco incomodo vestir como dama cuando normalmente se es un poco violenta...
-Prometo ser sumisa y me arreglare para esta reunion. Arigato, Makoto-san.-sin más para decir, sali y me dirigi al tonel de agua.
Me relaje un poco en el agua caliente, aseandome bien. No recordaba la ultima vez que habia vestido para alguna ocasion en Japón. Los kimonos florados no eran mi estilo pero esta vez debia esforzarme.
Al salir del agua, me sequé bien y me vesti. El obi y los colores de la vestimenta encajaban perfectamente entre si, era un ateuendo perfecto.
Hice un esfuerzo solo por esa vez y vesti zori en mis pies para salir. Con un espejo plasme la belleza de las geishas verdaderas a mi rostro: una base blanca que llegaba hasta donde mi cuello comenzaba, un poco de rubor rosado, cejas delineadas suavemente y labios rojos cual boton de rosa.
Acabe mi peinado, tuve que usar un poco de agua caliente como fijador y luego de ver quien estaba en el espejo en mi lugar, debo decir que no me reconoci pero me gusto verme, sali en direccion a donde Makoto me habia dicho. Estaba algo nerviosa...Que diria al verme? Él tenia una imagen sobre y...bueno, era un poco incomodo vestir como dama cuando normalmente se es un poco violenta...
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Estar en esta guerra con mis poderes, es como tener música todo el día en mi cabeza. El tono de sangre derramada, de movimientos de espada y de muerte. Los gritos sordos de los asesinados y los suspiros de los que portan el arma.
Sólo existe eso. El miedo de los que no tienen nada que ver con esta guerra, con todo este conflicto sin sentido.
Afuera, con mi mano recargada en Homura, puedo sentir todo ese conflicto. Mis manos están quitas hacia abajo, no espero ver ningún asesino esta noche, no para mí al menos.
Cuando me uni a este grupo, supe que siempre tendría que estar alerta y que jamás podría estar relajado, incluso cuando este con una mujer, que es el caso de esta noche.
Jaqueline, seguramente, entraría a conflicto si nos encontramos con uno en el camino, pero no quiero que eso pase. Aun así, su Kimono tiene características que la ayudaran, espero que las descubra cuando pase algo.
La veo salir con la boca abierta del asombro. Le ofrezco mi brazo. No es necesario decirle mas que lo obvio. Que se ve preciosa.
-Estamos cerca del punto. De seguro se quedaran asombrados de mi hermosa acompañante. La realidad es que es una reunión con dos caras. Mientras las mujeres están juntas en una sala, los hombres n oiremos a otro. Las mujeres suelen ser damas de compañía para las apariencias, sin embargo, sus amantes les cuentan secretos. Si podemos descubrir algo de ellos, sería clava, para encontrar algún traidor en el grupo.
Caminamos hacia el punto de reunión, que rápidamente llega.
A un par de cuadras, una pequeña mujer de cabello claro nos sonríe abriendo la puerta. El lugar es acogedor y pequeño, con un lago en el centro del patio y peces naranjas nadando en el. En su orilla puedo ver a las mujeres hablando con risas falsas. A lo lejos, Susuke, un humano parte de los Ishishi Shingi me saluda con la mano.
Sólo existe eso. El miedo de los que no tienen nada que ver con esta guerra, con todo este conflicto sin sentido.
Afuera, con mi mano recargada en Homura, puedo sentir todo ese conflicto. Mis manos están quitas hacia abajo, no espero ver ningún asesino esta noche, no para mí al menos.
Cuando me uni a este grupo, supe que siempre tendría que estar alerta y que jamás podría estar relajado, incluso cuando este con una mujer, que es el caso de esta noche.
Jaqueline, seguramente, entraría a conflicto si nos encontramos con uno en el camino, pero no quiero que eso pase. Aun así, su Kimono tiene características que la ayudaran, espero que las descubra cuando pase algo.
La veo salir con la boca abierta del asombro. Le ofrezco mi brazo. No es necesario decirle mas que lo obvio. Que se ve preciosa.
-Estamos cerca del punto. De seguro se quedaran asombrados de mi hermosa acompañante. La realidad es que es una reunión con dos caras. Mientras las mujeres están juntas en una sala, los hombres n oiremos a otro. Las mujeres suelen ser damas de compañía para las apariencias, sin embargo, sus amantes les cuentan secretos. Si podemos descubrir algo de ellos, sería clava, para encontrar algún traidor en el grupo.
Caminamos hacia el punto de reunión, que rápidamente llega.
A un par de cuadras, una pequeña mujer de cabello claro nos sonríe abriendo la puerta. El lugar es acogedor y pequeño, con un lago en el centro del patio y peces naranjas nadando en el. En su orilla puedo ver a las mujeres hablando con risas falsas. A lo lejos, Susuke, un humano parte de los Ishishi Shingi me saluda con la mano.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Me habia dado muchisima pena que Makoto me viese pero en si, me senti bien por su cumplido. Tome su brazo, caminando a su lado hasta llegar. Sabia cual era mi tarea aqui: habia que descubrir a un traidor y que mejor forma de hacerlo que quitarle información con mensajes subliminales a unas acompañantes que comenzaban a emborracharse con sake. Era necesario emborracharse por diversion o para decir algo interesante? Peor aun, seguramente sus hombres quizas se aproveches de eso. Suspire.
-Si siguen emborrachandose, esto será bastante sencillo.-le comente a Makoto con una sonrisa para despues, reverenciarle y caminar hasta donde las jovenes charlaban. Me saludaron asi como yo a ellas y me presente.
-No eres de por aqui tampoco, eh?-comentó una.
-No, naci en Europa pero me crie en mi infancia aqui.-asintieron con falso interes.-Y ustedes?
-La mayoria somos de Kyoto.-comento quien estaba a mi lado sirviendome sake y luego sirviendose para ella.-Hikari-chan y Takarai-san vienen de Nagasaki.-ellas asintieron y luego de que una bebiera más sake, hablo, con algo de mareo:
-Nuestro hombre es Fukuzawa Yukichi-kun. Lo malo es que necesitamos dinero para volver y tendremos que hacerle feliz luego...-las demás comenzaron a reir y yo simule un poco. Cuanto habian bebido?
Mire de reojo a Makoto, como le estaria llendo?
Una me toco el brazo y me llamó la atención:
-Oye, y tu? A quien escoltas?
-Oh, a un amigo mio. No queria que viniera solo porque es un poco despistado para regresar...-mire hacia abajo, dudando si beber o no. No sabia que efecto podria tener en mí. En un momento una de las mujeres se levanto y camino hacia la parte de los hombres. No le sostuve el mirar porque no debia parecer una fizgona.
-Oye, Misato-san, como te ha ido con Toshimichi-san?-eso me hizo prestar atencion pero simule timidez.
-Se está volviendo muy pesado con esto de la restauración y eso. "El poder debe caer, la restauración está cerca." Realmente me agota escucharle todo el tiempo...
-No sé porqué te quejas, al menos te paga bien...A mi Kawakami-san solo quiere mis bailes y mi cuerpo gratis. Solo es un verdadero hombre con su espada...-y se rieron de nuevo.
Toshimichi? Mmm...Si no me falla la memoria, él era uno de los Meiji-Ishin, un conjunto de campesinos y samuráis de otras provincias con la misma ideología: la abolición del shogunato Tokugawa y la restauración del poder central en Kyoto encabezada por el emperador y la corte imperial. Uno de los que lideraba este grupo, era Toshimichi Okubo. Esta jovencita estaba escoltandolo?
Y Kawakami...me parece muy familiar...será uno de los hitokiri del Bakumatsu?
Salta a la vista que estas jovenes escoltarian a cualquiera solo por dinero...
-Si siguen emborrachandose, esto será bastante sencillo.-le comente a Makoto con una sonrisa para despues, reverenciarle y caminar hasta donde las jovenes charlaban. Me saludaron asi como yo a ellas y me presente.
-No eres de por aqui tampoco, eh?-comentó una.
-No, naci en Europa pero me crie en mi infancia aqui.-asintieron con falso interes.-Y ustedes?
-La mayoria somos de Kyoto.-comento quien estaba a mi lado sirviendome sake y luego sirviendose para ella.-Hikari-chan y Takarai-san vienen de Nagasaki.-ellas asintieron y luego de que una bebiera más sake, hablo, con algo de mareo:
-Nuestro hombre es Fukuzawa Yukichi-kun. Lo malo es que necesitamos dinero para volver y tendremos que hacerle feliz luego...-las demás comenzaron a reir y yo simule un poco. Cuanto habian bebido?
Mire de reojo a Makoto, como le estaria llendo?
Una me toco el brazo y me llamó la atención:
-Oye, y tu? A quien escoltas?
-Oh, a un amigo mio. No queria que viniera solo porque es un poco despistado para regresar...-mire hacia abajo, dudando si beber o no. No sabia que efecto podria tener en mí. En un momento una de las mujeres se levanto y camino hacia la parte de los hombres. No le sostuve el mirar porque no debia parecer una fizgona.
-Oye, Misato-san, como te ha ido con Toshimichi-san?-eso me hizo prestar atencion pero simule timidez.
-Se está volviendo muy pesado con esto de la restauración y eso. "El poder debe caer, la restauración está cerca." Realmente me agota escucharle todo el tiempo...
-No sé porqué te quejas, al menos te paga bien...A mi Kawakami-san solo quiere mis bailes y mi cuerpo gratis. Solo es un verdadero hombre con su espada...-y se rieron de nuevo.
Toshimichi? Mmm...Si no me falla la memoria, él era uno de los Meiji-Ishin, un conjunto de campesinos y samuráis de otras provincias con la misma ideología: la abolición del shogunato Tokugawa y la restauración del poder central en Kyoto encabezada por el emperador y la corte imperial. Uno de los que lideraba este grupo, era Toshimichi Okubo. Esta jovencita estaba escoltandolo?
Y Kawakami...me parece muy familiar...será uno de los hitokiri del Bakumatsu?
Salta a la vista que estas jovenes escoltarian a cualquiera solo por dinero...
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
No puedo evitar sonreír al ver a la chica preciosa que me acompaña retirarse de forma educada. La silueta del arma oculta no se nota a través de la ropa, espero que ella pueda encontrar el hilo correcto para hacer el kimono se abra y se abra y deje ver ropa mas cómoda, por si el conflicto aparece.
Me acerco hacia la puerta, que un amable anciano abre, doy una última mirada hacia el lugar donde se dirige Jaqueline y entro en la habitación. Aquí hay una mesa redonda con varios de mis compañeros reunidos, tomando saque de los vasos pequeños de cerámica.
-Parece que estamos todos reunidos-digo con calma mientras me hinco en mi propio cojín, al lado de de Yukimichi.
Todos miran entrar, algunos no se han acostumbrado a un extranjero como parte de nuestro grupo, otros han aprendido a aceptarme como parte de ellos. Yukimichi me mira y sonríe, como si fuera cómplice de un enorme secreto.
-Veo que traes un bombón de acompañante, Makoto. ¿Sera que te divertirás con ella esta noche?
No le contesto, la verdad no me interesa saber su opinión de Jaqueline. La verdad es que el es un cerdo maldito, que suele usar a las mujeres como menos que un vil juguete. Además, la verdadera misión es la de mi acompañante, realmente yo soy sólo la cuartada, cualquiera de los aquí presentes puede ser el traidor, el que esta dando información al Shogunato.
-Esto es peor que cuando descubrieron el Ikedaya-dice Okubo. Así es Toshimichi Okubo, uno de los líderes mas fuertes de la rebelión esta aquí-Seguramente en unos minutos el Shishengumi atacara a todo aquel que se encuentre…
Mientras el hombre gran barba habla, escucho claramente los gritos a la lejanía. Al ser liciantropo, escucho perfectamente que vienen de unos kilómetros hacia el norte
-¿Cómo se enteraron?-digo conmocionado.
-Se capturo a un Shishengumi que espiaba nuestras filas.
Al escuchar eso, finjo comprenderlo. No creo que sea un espía. Hay un traidor, justo como el que Shishio tuvo que asesinar en el conflicto con Himura, hace ya unos 3 años. Pero este traidor, parece desesperado, de seguro, casi como el mismo Shogun lo esta. El final de la guerra esta cerca y pronto veremos los resultados.
Un ruido de flechas llama mi atención esta vez, no soy el único que las oye, pronto el fuego aparece en el jardín central y los gritos de las mujeres se escuchan.
Me acerco hacia la puerta, que un amable anciano abre, doy una última mirada hacia el lugar donde se dirige Jaqueline y entro en la habitación. Aquí hay una mesa redonda con varios de mis compañeros reunidos, tomando saque de los vasos pequeños de cerámica.
-Parece que estamos todos reunidos-digo con calma mientras me hinco en mi propio cojín, al lado de de Yukimichi.
Todos miran entrar, algunos no se han acostumbrado a un extranjero como parte de nuestro grupo, otros han aprendido a aceptarme como parte de ellos. Yukimichi me mira y sonríe, como si fuera cómplice de un enorme secreto.
-Veo que traes un bombón de acompañante, Makoto. ¿Sera que te divertirás con ella esta noche?
No le contesto, la verdad no me interesa saber su opinión de Jaqueline. La verdad es que el es un cerdo maldito, que suele usar a las mujeres como menos que un vil juguete. Además, la verdadera misión es la de mi acompañante, realmente yo soy sólo la cuartada, cualquiera de los aquí presentes puede ser el traidor, el que esta dando información al Shogunato.
-Esto es peor que cuando descubrieron el Ikedaya-dice Okubo. Así es Toshimichi Okubo, uno de los líderes mas fuertes de la rebelión esta aquí-Seguramente en unos minutos el Shishengumi atacara a todo aquel que se encuentre…
Mientras el hombre gran barba habla, escucho claramente los gritos a la lejanía. Al ser liciantropo, escucho perfectamente que vienen de unos kilómetros hacia el norte
-¿Cómo se enteraron?-digo conmocionado.
-Se capturo a un Shishengumi que espiaba nuestras filas.
Al escuchar eso, finjo comprenderlo. No creo que sea un espía. Hay un traidor, justo como el que Shishio tuvo que asesinar en el conflicto con Himura, hace ya unos 3 años. Pero este traidor, parece desesperado, de seguro, casi como el mismo Shogun lo esta. El final de la guerra esta cerca y pronto veremos los resultados.
Un ruido de flechas llama mi atención esta vez, no soy el único que las oye, pronto el fuego aparece en el jardín central y los gritos de las mujeres se escuchan.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
No sabria decir que me encanto la compañia de aquellas "damiselas" algo borrachas ya por el sake, hablaban ya de ridiculeses y realmente era algo hartante. Por otro lado era una buena vía para sacarles información más rápido. Sabia muy bien quienes habian acudido a esa sesión y tambien sabia que si tenia monedas en su bolsillo, ellas caerian a sus pies como cualquier otra prostituta.
-Misato-san...yo no me vendería por ese tipo sucio...-hablo una joven, ya algo mareada por el sake. Elevé una ceja, no lo haria?
-Pero...que importa?...Además...Yūki-san tiene una mejor espada...-y se rieron de nuevo. Ya se me estaba haciendo dificil aparentar.
-Yūki?-pregunte finjiendo poco interes.
-Si, Yūki Hideyasu...Él siempre esta manejando informacion que manda de un clan a otro o algo asi...siempre dice que es por el bien de todos el que le compren información...por algo me compra buenos kimonos.-y se rio a carcajadas. Entonces, él era el traidor.
Yūki Hideyasu era miembro de la familia y clan Tokugawa pero no habria sospechado de él como un traidor...
No hubo tiempo para reflexionar esta vez porque un resplandor afuera llamo mi atencion y vi humo fuera de la ventana. Abri un poco la puerta y vi que el jardin se quemaba. Alerte a las chicas pero no se podian poner bien de pie. Intente ayudar a algunas mientras otras gateaban o caminaban sujetandose de las paredes.
El fuego se estaba esparciendo pero no era suficiente ya que note varios hombres saltando sobre éste. Tenian el rostro cubierto pero por la forma de vestir, me dio la idea de que eran samurais. Blandieron sus katanas frente a mi y me quedé quieta un momento. Estaba en descentaja porque no podia moverme bien pero luego recordé que Makoto me dijo que el kimono podia abrirse. Solo necesitaba un par de segundos.
Con mi velocidad, me agache y les arrojé la mesa con la vajilla. Solo me bastaron 3 segundos. Encontre un hilo suelto del cual tire y el kimono se desarmo en una parte, permitiendome liberar mi espada y enfrentarlos.
-Misato-san...yo no me vendería por ese tipo sucio...-hablo una joven, ya algo mareada por el sake. Elevé una ceja, no lo haria?
-Pero...que importa?...Además...Yūki-san tiene una mejor espada...-y se rieron de nuevo. Ya se me estaba haciendo dificil aparentar.
-Yūki?-pregunte finjiendo poco interes.
-Si, Yūki Hideyasu...Él siempre esta manejando informacion que manda de un clan a otro o algo asi...siempre dice que es por el bien de todos el que le compren información...por algo me compra buenos kimonos.-y se rio a carcajadas. Entonces, él era el traidor.
Yūki Hideyasu era miembro de la familia y clan Tokugawa pero no habria sospechado de él como un traidor...
No hubo tiempo para reflexionar esta vez porque un resplandor afuera llamo mi atencion y vi humo fuera de la ventana. Abri un poco la puerta y vi que el jardin se quemaba. Alerte a las chicas pero no se podian poner bien de pie. Intente ayudar a algunas mientras otras gateaban o caminaban sujetandose de las paredes.
El fuego se estaba esparciendo pero no era suficiente ya que note varios hombres saltando sobre éste. Tenian el rostro cubierto pero por la forma de vestir, me dio la idea de que eran samurais. Blandieron sus katanas frente a mi y me quedé quieta un momento. Estaba en descentaja porque no podia moverme bien pero luego recordé que Makoto me dijo que el kimono podia abrirse. Solo necesitaba un par de segundos.
Con mi velocidad, me agache y les arrojé la mesa con la vajilla. Solo me bastaron 3 segundos. Encontre un hilo suelto del cual tire y el kimono se desarmo en una parte, permitiendome liberar mi espada y enfrentarlos.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
El calor comienza a pasar a través de las paredes, Yuki patea la puerta y esta cae al suelo del jardín. El fuego de las flechas quema rápidamente todo el pasto y los arboles del lugar. El fuego comienza a extenderse, se hace una columna que parece levantarse hasta que la brisa se la lleva.
Sin duda esto es un plan del traidor, no sólo quiere acabar con un asesino en especifico, quiere acabar con todos. No es como Cuando el nuevo Battosai asesino al traidor que casi mata al antiguo. Esto es diferente, el traidor quiere que todo el Shishi desaparesca. Aun cuando esta el fin cerca.
Me quedo paralizado al ver figuras vestidas de negro donde el fuego solía estar. No tienen los colores del Shishengumi, pero sus kimonos tiene los adornos. Sus tonos son oscuros, grises y negros. Uno de ellos clava la bandera Shishengumi en la tierra carbonizada y sonríe con malicia. La bandera se ondea libremente con el brisa oscura.
Dos de los hombres van hacia el ala de mujeres ¿Acaso saben algo de Jaqueline? Mientras tres se abalanzan hacia mi y los espadachines. No escucho latidos, no tengo el aroma de sangre circulando en la nariz. Vampiros.
Volteo hacia los lados, para darme cuenta que mis compañeros desenfundan sus espadas. Okubo es escoltado lejos del conflicto, su sobrevivencia es esencial. Escucho gritos de mis compañeros asustados por la piel pálida de los seres que nos atacan y sus colmillos peligrosamente grandes
Han reclutado seres de la noche esta vez, no sólo vampiros, pude ver claramente como ese fuego tiene aroma a hierbas y plantas que los brujos usan para sus hechizos. De seguro son una unidad diferente, secreta. Eso quiere decir que planean acabar con todos, por eso nunca he escuchado de ellos, nadie a sobrevivido a su encuentro.
Sin duda esto es un plan del traidor, no sólo quiere acabar con un asesino en especifico, quiere acabar con todos. No es como Cuando el nuevo Battosai asesino al traidor que casi mata al antiguo. Esto es diferente, el traidor quiere que todo el Shishi desaparesca. Aun cuando esta el fin cerca.
Me quedo paralizado al ver figuras vestidas de negro donde el fuego solía estar. No tienen los colores del Shishengumi, pero sus kimonos tiene los adornos. Sus tonos son oscuros, grises y negros. Uno de ellos clava la bandera Shishengumi en la tierra carbonizada y sonríe con malicia. La bandera se ondea libremente con el brisa oscura.
Dos de los hombres van hacia el ala de mujeres ¿Acaso saben algo de Jaqueline? Mientras tres se abalanzan hacia mi y los espadachines. No escucho latidos, no tengo el aroma de sangre circulando en la nariz. Vampiros.
Volteo hacia los lados, para darme cuenta que mis compañeros desenfundan sus espadas. Okubo es escoltado lejos del conflicto, su sobrevivencia es esencial. Escucho gritos de mis compañeros asustados por la piel pálida de los seres que nos atacan y sus colmillos peligrosamente grandes
Han reclutado seres de la noche esta vez, no sólo vampiros, pude ver claramente como ese fuego tiene aroma a hierbas y plantas que los brujos usan para sus hechizos. De seguro son una unidad diferente, secreta. Eso quiere decir que planean acabar con todos, por eso nunca he escuchado de ellos, nadie a sobrevivido a su encuentro.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Aun no estaban en mi radio para ser atacados, los esperé inmovil, con la vista puesta en ellos y en algun posible movimiento que tratasen de hacer. No iba a morir alli por culpa de ellos. No ahora tampoco. Algo me llamó la atencion, aun con sus rostros cubiertos, estaban muy palidas sus manos y habia una escencia extraña en el aire. El humo del fuego...
Me empecé a sentir mareada, confundida, sentia algo parecido a lo que los humanos llamaban nauseas. No podia moverme, estaba paralizada y pronto ellos lo notaron.
-Una vampireza tambien...-dijo uno y luego ambos guardaron sus espadas. Porque...porque me sentia asi? Qué habia en el aire? Me inqué de rodillas en el suelo apoyandome en mi katana.
-Seguramente debe de haber más. Busca a Okubo, yo me quedo con esta.-le hizo caso y el otro se retiró. Tenia miedo de que ese humo afectase tambien a Makoto, debia hacer algo pero me quedaban pocas fuerzas.
-Que...es...esto...?-dije como pude y, aunque no necesitase respirar, senti una sensacion muy parecida al ahogo. Me sentia cada vez más y más débil. Cai de costado soltando mi espada, que habia quedado clavada en el suelo, aun conciente, sin fuerzas ya para mantenerme despierta.
-Verbena, ajo y fresno. Cortesía de unos amigos nuestros...no sabíamos qué clase de seres estarían en ésta reunion pero debiamos asegurarnos.-me levanto y no pude moverme para soltarme, me sentia un poco inutil e impotente. Debia hacer algo, pero solo podria alertarle a mi amigo para que estuviera atento. Le deje un mensaje por telepatia:
-Makoto...cuidado...van por Okubo...me...estan...llevando...-tampoco podia pensar demasiado. Que asco me daba esta situación!
-Nosotros somos inmunes a esas hiervas porque tenemos en nuestros cuerpos una cura pero tu, que has estado aqui, debes venir conmigo y no podras negarte. Sabes demasiado y quizas nos sirvas de algo.-se rio un poco comenzando a caminar hacia las llamas. Que horror, no podia gritar y mi cuerpo ya no me respondia.
-Ma...ko...to...-sentia que mi ser entero se apagaba, mis ojos poco a poco se cerraban y mi boca ya no podia moverse más. Solo dije un ultimo susurro.-Fallé...
Me empecé a sentir mareada, confundida, sentia algo parecido a lo que los humanos llamaban nauseas. No podia moverme, estaba paralizada y pronto ellos lo notaron.
-Una vampireza tambien...-dijo uno y luego ambos guardaron sus espadas. Porque...porque me sentia asi? Qué habia en el aire? Me inqué de rodillas en el suelo apoyandome en mi katana.
-Seguramente debe de haber más. Busca a Okubo, yo me quedo con esta.-le hizo caso y el otro se retiró. Tenia miedo de que ese humo afectase tambien a Makoto, debia hacer algo pero me quedaban pocas fuerzas.
-Que...es...esto...?-dije como pude y, aunque no necesitase respirar, senti una sensacion muy parecida al ahogo. Me sentia cada vez más y más débil. Cai de costado soltando mi espada, que habia quedado clavada en el suelo, aun conciente, sin fuerzas ya para mantenerme despierta.
-Verbena, ajo y fresno. Cortesía de unos amigos nuestros...no sabíamos qué clase de seres estarían en ésta reunion pero debiamos asegurarnos.-me levanto y no pude moverme para soltarme, me sentia un poco inutil e impotente. Debia hacer algo, pero solo podria alertarle a mi amigo para que estuviera atento. Le deje un mensaje por telepatia:
-Makoto...cuidado...van por Okubo...me...estan...llevando...-tampoco podia pensar demasiado. Que asco me daba esta situación!
-Nosotros somos inmunes a esas hiervas porque tenemos en nuestros cuerpos una cura pero tu, que has estado aqui, debes venir conmigo y no podras negarte. Sabes demasiado y quizas nos sirvas de algo.-se rio un poco comenzando a caminar hacia las llamas. Que horror, no podia gritar y mi cuerpo ya no me respondia.
-Ma...ko...to...-sentia que mi ser entero se apagaba, mis ojos poco a poco se cerraban y mi boca ya no podia moverse más. Solo dije un ultimo susurro.-Fallé...
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Como un misterio que aparece frente a mis ojos, de golpe y tan frio como una cubeta de agua. Estos seres tienen aroma a sangre en sus bocas y puedo oler hierbas de brujos. Son una unidad especial del Shishengumi, una compuesta por seres como yo. Seguramente alguna facción de Bakufu a descubierto que existimos y nos utiliza para dar la vuelta a las tablas en el juego.
Arrastro a Homura por el suelo de madera, este se comienza a partir y veo como el suelo literalmente se mueve para los tres sujetos que saltan hacia. Mientras pierden el equilibrio salto sobre ellos y abriendo las piernas golpe a dos en el rostro, quedando frente a frente con el tercero.
Este no esta pálido, tiene cabello largo y una barba espesa, sus ojos son amarillos y huele a carne cruda, Licantropo.
-Estas del lado equivocado, hermano-me dice con una voz sombría-El shogun puede darte riquezas, mujeres con quien aparearte hasta el cansancio y los banquetes mas esquicitos todos los días. Debes ser parte de Shishengumi.
Antes de que diga otra palabra lo golpeo con el mango de mi espada, los colmillos del Quetzalcóatl en el le marcan el mentón, levantándolo sobre el suelo y haciendo que caiga a la tierra.
-Deje de escucharte hace unos 10 minutos-le digo con sarcasmo.
Se levanta furia, escupiendo sangre con ira. Los dos vampiros saltan a su lado y me miran frunciendo el ceño. Los dos traen dos cadáveres en sus hombros que tiran a mis pies, sonriendo.
Diablos, son tres contra uno. Nunca me enfrente a tantos a la vez, posiblemente no…
-Jaqueline…
No estoy consiente de que pasa a continuación, todo se pone rojo y lo único que hago es correr a toda velocidad sobre los tres sujetos, escucho el grito de dolor de uno, creo que le corte una oreja. A a otro le atravieso el ojo y el ultimo pierde un pulgar por mi espada.
Cruzo el circulo de fuego sin ninguna preocupación y puedo ver a los toros dos vampiros. Les arrebato a Jaqueline, estos me ven con los ojos asustados.
-¿Prefieres salvar a una mujer que al líder de la rebelión?-dice el lican que aparece junto con los otros dos-Si no nos matas ahora, Okubo morirá.
Mientras habla los cuatro vampiros desaparecen en el humo. Seguramente van tras Okubo.
Apunto al lycan con Homura y sonrío con malicia.
-Si quisieran a Okubo muerto, hubieran entrando por la puerta y cortarle la cabeza al instante. Ustedes lo van a raptar y el Shogun, de seguro, quiere algo con el.
-Me has dado la ventaja. Pero sabes demasiado-el lycan parece amenazarme pero como si tuviera una orden síquica, corre atrás de los vampiros.
Abrazo a Jaqueline y le beso la frente.
Nos llevan ventaja, todavía podemos perseguirlos, tienes que recuperar, aun podemos ir tras de ellos. Todavía podemos rescatar a Okubo
Arrastro a Homura por el suelo de madera, este se comienza a partir y veo como el suelo literalmente se mueve para los tres sujetos que saltan hacia. Mientras pierden el equilibrio salto sobre ellos y abriendo las piernas golpe a dos en el rostro, quedando frente a frente con el tercero.
Este no esta pálido, tiene cabello largo y una barba espesa, sus ojos son amarillos y huele a carne cruda, Licantropo.
-Estas del lado equivocado, hermano-me dice con una voz sombría-El shogun puede darte riquezas, mujeres con quien aparearte hasta el cansancio y los banquetes mas esquicitos todos los días. Debes ser parte de Shishengumi.
Antes de que diga otra palabra lo golpeo con el mango de mi espada, los colmillos del Quetzalcóatl en el le marcan el mentón, levantándolo sobre el suelo y haciendo que caiga a la tierra.
-Deje de escucharte hace unos 10 minutos-le digo con sarcasmo.
Se levanta furia, escupiendo sangre con ira. Los dos vampiros saltan a su lado y me miran frunciendo el ceño. Los dos traen dos cadáveres en sus hombros que tiran a mis pies, sonriendo.
Diablos, son tres contra uno. Nunca me enfrente a tantos a la vez, posiblemente no…
-Jaqueline…
No estoy consiente de que pasa a continuación, todo se pone rojo y lo único que hago es correr a toda velocidad sobre los tres sujetos, escucho el grito de dolor de uno, creo que le corte una oreja. A a otro le atravieso el ojo y el ultimo pierde un pulgar por mi espada.
Cruzo el circulo de fuego sin ninguna preocupación y puedo ver a los toros dos vampiros. Les arrebato a Jaqueline, estos me ven con los ojos asustados.
-¿Prefieres salvar a una mujer que al líder de la rebelión?-dice el lican que aparece junto con los otros dos-Si no nos matas ahora, Okubo morirá.
Mientras habla los cuatro vampiros desaparecen en el humo. Seguramente van tras Okubo.
Apunto al lycan con Homura y sonrío con malicia.
-Si quisieran a Okubo muerto, hubieran entrando por la puerta y cortarle la cabeza al instante. Ustedes lo van a raptar y el Shogun, de seguro, quiere algo con el.
-Me has dado la ventaja. Pero sabes demasiado-el lycan parece amenazarme pero como si tuviera una orden síquica, corre atrás de los vampiros.
Abrazo a Jaqueline y le beso la frente.
Nos llevan ventaja, todavía podemos perseguirlos, tienes que recuperar, aun podemos ir tras de ellos. Todavía podemos rescatar a Okubo
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Mi mente estaba muy mareada, no podia moverme y ninguna parte de mi cuerpo me reaccionaba; estaba atrapada en mi mente. Algo estaba ocurriendo y no entendia muy bien porque, pero lo senti a Makoto cerca de mi. No lo veia, y mi tercer ojo estaba dormido, pero sabia que estaba alli. Algo dejo en mi rostro y pude sentirlo. No iba a permitir que esas hiervas asquerosas me encierren en mi. Con todas las fuerzas que me quedaban dentro de mi, me comunique con él por telepatía.
-Makoto...dejame aqui, tienes que ir tras ellos...las hiervas del fuego me han dejado en un estado inmovil...el blanco es Okubo...el traidor...el traidor es Yūki Hideyasu...miembro del clan Tokugawa...él estaba vendiendo información...al Shinshengumi...déjame aqui...-intente no quebrarme en mis pensamientos pero me sentia muy mal rodeada de ese aire asqueroso. Era algo horrible estar asi de impotente.
Extrañamente me senti bien por estar inmovil, estaria llorando por mi fracaso si estuviera "despierta". Que habria ocurrido si él no me hubiese encontrado? Que habria pasado conmigo? Lo más probable es que intentasen acabarme mientras estaba asi, seguramente volveria puesto que yo no puedo morir más pero...y si algo le pasaba a Makoto y no estaba y ahi para cubrirlo? No servia...realmente no servia...habia fallado...No sabia si era cierto o solo por mi mente pero senti una lagrima en mi mejilla. Estaria llorando en el mundo exterior?
-Makoto...dejame aqui, tienes que ir tras ellos...las hiervas del fuego me han dejado en un estado inmovil...el blanco es Okubo...el traidor...el traidor es Yūki Hideyasu...miembro del clan Tokugawa...él estaba vendiendo información...al Shinshengumi...déjame aqui...-intente no quebrarme en mis pensamientos pero me sentia muy mal rodeada de ese aire asqueroso. Era algo horrible estar asi de impotente.
Extrañamente me senti bien por estar inmovil, estaria llorando por mi fracaso si estuviera "despierta". Que habria ocurrido si él no me hubiese encontrado? Que habria pasado conmigo? Lo más probable es que intentasen acabarme mientras estaba asi, seguramente volveria puesto que yo no puedo morir más pero...y si algo le pasaba a Makoto y no estaba y ahi para cubrirlo? No servia...realmente no servia...habia fallado...No sabia si era cierto o solo por mi mente pero senti una lagrima en mi mejilla. Estaria llorando en el mundo exterior?
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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