AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
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Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Recuerdo del primer mensaje :
El año es 1868, los barcos negros, como le dicen a la llega de Matthew C. Perry, paso hace algún tiempo, les abrió los ojos a la gente de este país. Cuando llega un extranjero con navíos que superan por años a los propios, tiene que haber un cambio, eso es lo que quieren lograr.
El Shogun Tokugawa está en sus últimos años en el poder. Los Ishin Shishi, buscan la modernización de este país, que abra sus fronteras y que mantenga su vida tradicional. El Bakufu desea el paso, que el lugar no cambia y por eso a mandado a sus Shisengumi a controlar la rebelión, que muy pronto desencadenara en una guerra.
Queremos que se restaure un emperador único, los shogunes no tienen futuro.
Estoy en la ciudad de Kyoto, es la escena de batallas callejeras y sangre en exceso. La alianza que nos manda, Satsuma-Choshu-Tosa, nos han enviado a avanzar sobre la ciudad. Algún dicen que el campo de batalla será Boshin, una guerra que de seguro durara un año.
El Bakumatsu a iniciado y el Shogun caerá a precio de la sangre de todos.
El año es 1868, los barcos negros, como le dicen a la llega de Matthew C. Perry, paso hace algún tiempo, les abrió los ojos a la gente de este país. Cuando llega un extranjero con navíos que superan por años a los propios, tiene que haber un cambio, eso es lo que quieren lograr.
El Shogun Tokugawa está en sus últimos años en el poder. Los Ishin Shishi, buscan la modernización de este país, que abra sus fronteras y que mantenga su vida tradicional. El Bakufu desea el paso, que el lugar no cambia y por eso a mandado a sus Shisengumi a controlar la rebelión, que muy pronto desencadenara en una guerra.
Queremos que se restaure un emperador único, los shogunes no tienen futuro.
Estoy en la ciudad de Kyoto, es la escena de batallas callejeras y sangre en exceso. La alianza que nos manda, Satsuma-Choshu-Tosa, nos han enviado a avanzar sobre la ciudad. Algún dicen que el campo de batalla será Boshin, una guerra que de seguro durara un año.
El Bakumatsu a iniciado y el Shogun caerá a precio de la sangre de todos.
¿Cómo acabe aquí? Mis compañeros Ishin Shishi nunca han dejado de preguntármelo. Se sorprenden que pueda hablar japonés con la fluidez que ellos tienen y que mi piel sea tan oscura como la noche, ni siquiera quisiera recordar la insistencia que tienen de saber que hago las noches de luna llena, cuando desaparezco. No confían mucho en mi, son un extranjero, un bicho raro en este lugar. Los japoneses no están muy acostumbrados a los bichos raros.
La verdad es que acabe aquí porque le debía algo a ese anciano. Después de estar en Paris tanto tiempo, vivir en el México independiente, incluso conocer las tierras del oeste americano, tenía que volver aquí. El viejo siempre quiso que siguiera el código del samurái, que fuera a darle honor a su pueblo, por eso estoy aquí, para que el anciano vea desde el mas allá, que estoy peleando por su gente y por que avancen.
El aroma a incienso llena el ambiente, la habitación donde estoy no es simple. No hay mas que un cuadro en el suelo y mi colchoneta enrollada en una esquina. Frente a mi, un pequeño altar hace honor al aniversario de la muerte de Shakku Inoue, el anciano que me salvo hace mas de 300 años. Le rezo hincado frente a él, esperando que los dioses en los que cree, le ayuden a ser feliz en esa vida.
Me levanto en silencio. Me coloco el kimono y la hakama. Veo hacia la solitaria ventana que da al jardín central del lugar. Lo cerezos ya llenando de rosa el pasto verde y el pequeño lago de peces dorados. La luna a cuarto menguante se refleja en el agua y parece hablarme, diciéndome que pronto la veré entera.
Estiro la mano hacia mi izquierda y tomo mi espada. Homura me ha acompañado durante más de un siglo y no ha perdido su filo, tal vez, después de todo, realmente si es mágica. La coloco en mi cinturón y camino hacia la puerta corrediza.
El lugar está iluminado sólo por el cielo que se escabulle en las ventanas, el pasillo de madera esta reluciente, limpio gracias a las mujeres que viven con nosotros. Chicas que nos ayudan cuando llegamos heridos de los enfrentamientos y nos dan alimento suficiente para no morir de hambre. Anoche tuve que defender a una de un colega borracho, lo golpea tanto que no se a atrevido a pedirle nada a las chicas en todo el día de hoy.
-Makoto, ya todos se han ido, deberías de irte con ellos-me dice la anciana encargada de la casa. Una mujer pequeña y de facciones que dejan ver una edad sumamente avanzada-dicen que los Ishin Shishi van perdiendo desde la toma del castillo en noviembre. ¿Es cierto, Makoto?
-Si fuera cierto, querida señora, no estaría aquí con usted-le miento, pues en parte es cierto que el Bakufu dio avance, el cual se detuvo hace unas semanas.
Le hago una reverencia a la anfitriona y salgo a la calle poniéndome las sandalias.
Lo primero que puedo oler es la sangre, tal vez a kilómetros de aquí. Siempre tengo presente ese aroma, ese y el de algún ser como yo.
Se dice que los licántropos y vampiros no tienen interés en esta guerra, menos un cambia formas o un brujo. Sin embargo, hace unos noches, encontré una espada partida en dos por colmillos, los cuales se que pertenecían a alguien de mi especie.
-Parece que ni en Japón puedo huir de lo que viví en Francia.
La verdad es que acabe aquí porque le debía algo a ese anciano. Después de estar en Paris tanto tiempo, vivir en el México independiente, incluso conocer las tierras del oeste americano, tenía que volver aquí. El viejo siempre quiso que siguiera el código del samurái, que fuera a darle honor a su pueblo, por eso estoy aquí, para que el anciano vea desde el mas allá, que estoy peleando por su gente y por que avancen.
El aroma a incienso llena el ambiente, la habitación donde estoy no es simple. No hay mas que un cuadro en el suelo y mi colchoneta enrollada en una esquina. Frente a mi, un pequeño altar hace honor al aniversario de la muerte de Shakku Inoue, el anciano que me salvo hace mas de 300 años. Le rezo hincado frente a él, esperando que los dioses en los que cree, le ayuden a ser feliz en esa vida.
Me levanto en silencio. Me coloco el kimono y la hakama. Veo hacia la solitaria ventana que da al jardín central del lugar. Lo cerezos ya llenando de rosa el pasto verde y el pequeño lago de peces dorados. La luna a cuarto menguante se refleja en el agua y parece hablarme, diciéndome que pronto la veré entera.
Estiro la mano hacia mi izquierda y tomo mi espada. Homura me ha acompañado durante más de un siglo y no ha perdido su filo, tal vez, después de todo, realmente si es mágica. La coloco en mi cinturón y camino hacia la puerta corrediza.
El lugar está iluminado sólo por el cielo que se escabulle en las ventanas, el pasillo de madera esta reluciente, limpio gracias a las mujeres que viven con nosotros. Chicas que nos ayudan cuando llegamos heridos de los enfrentamientos y nos dan alimento suficiente para no morir de hambre. Anoche tuve que defender a una de un colega borracho, lo golpea tanto que no se a atrevido a pedirle nada a las chicas en todo el día de hoy.
-Makoto, ya todos se han ido, deberías de irte con ellos-me dice la anciana encargada de la casa. Una mujer pequeña y de facciones que dejan ver una edad sumamente avanzada-dicen que los Ishin Shishi van perdiendo desde la toma del castillo en noviembre. ¿Es cierto, Makoto?
-Si fuera cierto, querida señora, no estaría aquí con usted-le miento, pues en parte es cierto que el Bakufu dio avance, el cual se detuvo hace unas semanas.
Le hago una reverencia a la anfitriona y salgo a la calle poniéndome las sandalias.
Lo primero que puedo oler es la sangre, tal vez a kilómetros de aquí. Siempre tengo presente ese aroma, ese y el de algún ser como yo.
Se dice que los licántropos y vampiros no tienen interés en esta guerra, menos un cambia formas o un brujo. Sin embargo, hace unos noches, encontré una espada partida en dos por colmillos, los cuales se que pertenecían a alguien de mi especie.
-Parece que ni en Japón puedo huir de lo que viví en Francia.
Invitado- Invitado
Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Me inclino a su rostro y besos sus lágrimas, para desaparecerlas con mis labios, que ella misma no se dé cuenta que ha dejado que salieran de sus ojos. Me hace recordar nuestra primera noche juntos, ya tantos años de ese momento. ¿Lo habrá olvidado? Mi corazón latiendo, su piel olvidándose del frio.
No dejare que ella sufra un poco más.
De mis mangas saco un estuche de color negro. Al abrirlo se escapa el aroma de la medicina en el. Abro su kimono rápidamente, dejando ver sus senos levemente, los cuales cubro con el ungüento, a ellos y su pecho.
-Te prometo que ire tras de ellos. El ungüento tardara en hacer efecto-le digo sin mirar sus ojos.
Al levantarme no quiero verle, sólo le doy la espalda y sostengo mi espada con toda mi fuerza.
Esto es mi culpa, por mi y mi estupides es que esos Shishengumi están en persecución. Yo no creí en que hubiera mas como yo en el otro bando, me equivoque, y acaban de partirnos la cara.
Corro desapareciendo de su lado. El aroma de los sujetos están fresco de todos. Pero no escucho gritos, ni de muerte, no de ira. Como si aún no fueran alcanzados.
Al salir, salto sobre los techos de las casas. Mis sandalias hacen ruido sordo sobre la madera. La brisa de la noche comienza a correr, haciendo que mi rostro sienta el frio abrazo de la primavera, como si el invierno no se quisiera ir de ella.
A lo lejos puedo escuchar los pasos de aquellos que persigo, pero ya no son cinco, puedo escuchar sólo a dos. Posiblemente ya no necesitan a tantos para acabar con Okubo. No lo se.
Una lanza con la bandera del Shisehgumi pasa frente a mi. Me quedo detenido mientras volteo a prisa hacia su origen. Ahí, un el licántropo levanta el brazo riendo con malicia, a su lado hay una mujer de quimono blanco, huele a hierbas, una bruja.
Antes de que reaccione, el hombre salta hacia mi y me golpea el rostro, tan fuerte que mi cuerpo cae hacia el suelo. El ruido sordo de la tierra impide que alguien en las calles se levante para ver que esta pasando.
El sujeto vuelve a sonreír.
No dejare que ella sufra un poco más.
De mis mangas saco un estuche de color negro. Al abrirlo se escapa el aroma de la medicina en el. Abro su kimono rápidamente, dejando ver sus senos levemente, los cuales cubro con el ungüento, a ellos y su pecho.
-Te prometo que ire tras de ellos. El ungüento tardara en hacer efecto-le digo sin mirar sus ojos.
Al levantarme no quiero verle, sólo le doy la espalda y sostengo mi espada con toda mi fuerza.
Esto es mi culpa, por mi y mi estupides es que esos Shishengumi están en persecución. Yo no creí en que hubiera mas como yo en el otro bando, me equivoque, y acaban de partirnos la cara.
Corro desapareciendo de su lado. El aroma de los sujetos están fresco de todos. Pero no escucho gritos, ni de muerte, no de ira. Como si aún no fueran alcanzados.
Al salir, salto sobre los techos de las casas. Mis sandalias hacen ruido sordo sobre la madera. La brisa de la noche comienza a correr, haciendo que mi rostro sienta el frio abrazo de la primavera, como si el invierno no se quisiera ir de ella.
A lo lejos puedo escuchar los pasos de aquellos que persigo, pero ya no son cinco, puedo escuchar sólo a dos. Posiblemente ya no necesitan a tantos para acabar con Okubo. No lo se.
Una lanza con la bandera del Shisehgumi pasa frente a mi. Me quedo detenido mientras volteo a prisa hacia su origen. Ahí, un el licántropo levanta el brazo riendo con malicia, a su lado hay una mujer de quimono blanco, huele a hierbas, una bruja.
Antes de que reaccione, el hombre salta hacia mi y me golpea el rostro, tan fuerte que mi cuerpo cae hacia el suelo. El ruido sordo de la tierra impide que alguien en las calles se levante para ver que esta pasando.
El sujeto vuelve a sonreír.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Ese maldito humo...no puedo creer que me haya dejado fuera de combate...Makoto...Que me puso? Siento algo en mi pecho...Ese aroma...Me llega más hondo...Abro despacio mis ojos, mi mirada estaba demasiado borrosa y a penas podia distinguir los objetos. Mi espada estaba en la casa todavia y no podia ponerme de pie aun. Me di la vuelta, dejando mi vientre en el suelo y puse mis manos en el cesped. Hice fuerza pero aun no pude erguirme del todo. Mis piernas aun estaban adormecidas. Debia escapar de alli o sino ese maldito humo me haria peor.
Junto a mi un rastrillo de arena, lo use como baston y, cuando finalmente me puse poner de pie, camine despacio hacia esas antorchas y las apague usando un poco de agua de una cubeta. Maldita sea la magia de esos seres...Jamás me habia imaginado que alguien de mi especie o algunos lycans se pasasen al bando enemigo. Diablos, esto seria dificil. Debia encontrar a Makoto lo antes posible, su rastro se estaba perdiendo. Aun estaba debil por lo que necesitaba algo de sangre.
Mis fuerzas estaban un poco más restauradas por lo que tome mi espada y, aunque me haya dolido mucho más a mi, tome por el cuello a una de las victimas que agonizaba y bebi de ella hasta dejarla seca. Mejor y más renovada que antes pero ahora, debia continuar.
Sin zapatos y sin medias, corria y saltaba por los tejados, mezclandome entre la oscuridad de la noche y persiguiendo el efluvio de un amigo de hacia ya mucho tiempo. Debia ayudarle pero no contaba con mucho tiempo, tampoco tenia en claro cuanto tiempo habia estado inconsiente. Sin embargo, con mi vision restaurada y mi agilidad y velocidad mejores que antes, no seria un gran problema encontrarle.
Por fin di con él y habia otros aromas más. Un lycan enemigo y una bella mujer que me llamo la atencion por su aroma...seguro era una bruja, olia a hiervas similares a las de las antorchas, fue ella quien las creo. Vi como lo noqueo a Makoto dejandolo en el suelo. Nadie hacia eso y sonreia sin castigo. Me arroje desde las alturas, girando con mi espada en la mano como una enorme flecha mortal y me clave sobre su espalda, estaqueandolo en medio de su columna y clavandolo casi hasta el fondo de mi mango en el suelo. Su sangre embarro mi rostro y mi kimono pero no me importo, di un salto hacia adelante, con mis ojos rojos por lo que habia bebido y casi sin luz en ellos. Me dirigí a mi amigo, para ver si no le habian causado otra herida.
-Te debo una.-le susurre con una sonrisa. Luego me paré y mire a la mujer, un poco asustada con lo acontecido.
Junto a mi un rastrillo de arena, lo use como baston y, cuando finalmente me puse poner de pie, camine despacio hacia esas antorchas y las apague usando un poco de agua de una cubeta. Maldita sea la magia de esos seres...Jamás me habia imaginado que alguien de mi especie o algunos lycans se pasasen al bando enemigo. Diablos, esto seria dificil. Debia encontrar a Makoto lo antes posible, su rastro se estaba perdiendo. Aun estaba debil por lo que necesitaba algo de sangre.
Mis fuerzas estaban un poco más restauradas por lo que tome mi espada y, aunque me haya dolido mucho más a mi, tome por el cuello a una de las victimas que agonizaba y bebi de ella hasta dejarla seca. Mejor y más renovada que antes pero ahora, debia continuar.
Sin zapatos y sin medias, corria y saltaba por los tejados, mezclandome entre la oscuridad de la noche y persiguiendo el efluvio de un amigo de hacia ya mucho tiempo. Debia ayudarle pero no contaba con mucho tiempo, tampoco tenia en claro cuanto tiempo habia estado inconsiente. Sin embargo, con mi vision restaurada y mi agilidad y velocidad mejores que antes, no seria un gran problema encontrarle.
Por fin di con él y habia otros aromas más. Un lycan enemigo y una bella mujer que me llamo la atencion por su aroma...seguro era una bruja, olia a hiervas similares a las de las antorchas, fue ella quien las creo. Vi como lo noqueo a Makoto dejandolo en el suelo. Nadie hacia eso y sonreia sin castigo. Me arroje desde las alturas, girando con mi espada en la mano como una enorme flecha mortal y me clave sobre su espalda, estaqueandolo en medio de su columna y clavandolo casi hasta el fondo de mi mango en el suelo. Su sangre embarro mi rostro y mi kimono pero no me importo, di un salto hacia adelante, con mis ojos rojos por lo que habia bebido y casi sin luz en ellos. Me dirigí a mi amigo, para ver si no le habian causado otra herida.
-Te debo una.-le susurre con una sonrisa. Luego me paré y mire a la mujer, un poco asustada con lo acontecido.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Al recibir el golpe, parece como si mi espiritu saliera de mi cuerpo, si es que a los licanos nos permiten tener un alma. Por ese instante pude ver la situación desde otro angulo.
Estos sujetos no les interesa quien gane o pierda, quieren colocar a un sercomo ellos en la cima del poder en Japon. Seguramente no quieren a Okubo para asesinarlo, lo quieren transformar en un vampiro o Licantropo. Seguramente en lo primero, con beber algo de la sangre del que lo mordió, se convertirá en su sirviente y asi tendrían el control total sobre la nación y su futuro. Escalarian poco a poco los niveles políticos hasta llegar al emperardor Meiji y hacer de el un ser de la noche.
Soy como ellos, debería de buscar algo similar-me digo a mi mismo en mi experiencia fuera del cuerpo-Podriamos dominar un país, hacer de los humanos seres en extinción.
Suena interesante, pero no es mi estilo. Yo ame a una humana, no una lican, tuve hermanos humanos y derrote a seres humanos en una guerra que al final perdí. No quiere un mundo donde los que son como yo dominan sobre aquellos que viven y respiran con calidez, que aman con esfuerzo, que tienen coraje ganado a puño y espada, no por mordidas o hechizos.
Abro los ojos de un golpe y veo a Jaquelin a mi lado. Pronto puedo regresar a la situación y a donde nos encontramos.
Frente a nosotros, sobre el tejado, esta el licántropo, que aprece ser líder de este grupo. Vestido con kimono negro y blanco con su espada al hombro. Una mujer a su lado, de kimono blanco y cabello negro como la noche, ojos grandes y verdes acaricia el hombro del sujeto. La chica espide un olor a hierbas y especias, seguramente una bruja.
Analizando la situación, ellos dos están para distraernos, lo importante es Okubo.
-Jaquelin, estos dos son una distracción. Puedo olor el rastro del grupo. No quieren a Okubo para capturarlo o matarlo, lo desean convertir, al igual que al resto del Ishishingi. ¿Puedes leerme la mente y mantenerte así a distancia?-le digo mientras me levanto, para agitar a Homura contra el viento.
Si puede hacer lo que le pedí, ella debe de ir a rescatar a Okubo y yo me ocupare de estos dos. Si sigue esto así, el problema escalara dimensiones incalculables y pronto Japon será una nación de seres malditos.
Cierro los ojos y respiro. Hace años, aprendí de un brujo que los hechiceros pueden crear cosas sorprendentes, pero todo viene de un punto de origen, ya sea la concentración o un objeto entre sus ropas.
Agito la espada y la regreso a su funda. Un movimiento sencillo, que parece no significar nada. Puedo ver como el lobo hace una mueca de dolor, pero se mantiene de pie. La mujer deja salir un chilido y por fin escucho su voz.
-¿Qué hiciste?- me grita con molestia.
No le respondo, sólo veo a los dos, luego a Jaquelin.
-Vete, yo me encargo de esto.-le digo justo antes de darle un beso que gritaba por salir de mi desde que la vi de nuevo.
Le acaricio el hombro y le sonrio.
Estos sujetos no les interesa quien gane o pierda, quieren colocar a un sercomo ellos en la cima del poder en Japon. Seguramente no quieren a Okubo para asesinarlo, lo quieren transformar en un vampiro o Licantropo. Seguramente en lo primero, con beber algo de la sangre del que lo mordió, se convertirá en su sirviente y asi tendrían el control total sobre la nación y su futuro. Escalarian poco a poco los niveles políticos hasta llegar al emperardor Meiji y hacer de el un ser de la noche.
Soy como ellos, debería de buscar algo similar-me digo a mi mismo en mi experiencia fuera del cuerpo-Podriamos dominar un país, hacer de los humanos seres en extinción.
Suena interesante, pero no es mi estilo. Yo ame a una humana, no una lican, tuve hermanos humanos y derrote a seres humanos en una guerra que al final perdí. No quiere un mundo donde los que son como yo dominan sobre aquellos que viven y respiran con calidez, que aman con esfuerzo, que tienen coraje ganado a puño y espada, no por mordidas o hechizos.
Abro los ojos de un golpe y veo a Jaquelin a mi lado. Pronto puedo regresar a la situación y a donde nos encontramos.
Frente a nosotros, sobre el tejado, esta el licántropo, que aprece ser líder de este grupo. Vestido con kimono negro y blanco con su espada al hombro. Una mujer a su lado, de kimono blanco y cabello negro como la noche, ojos grandes y verdes acaricia el hombro del sujeto. La chica espide un olor a hierbas y especias, seguramente una bruja.
Analizando la situación, ellos dos están para distraernos, lo importante es Okubo.
-Jaquelin, estos dos son una distracción. Puedo olor el rastro del grupo. No quieren a Okubo para capturarlo o matarlo, lo desean convertir, al igual que al resto del Ishishingi. ¿Puedes leerme la mente y mantenerte así a distancia?-le digo mientras me levanto, para agitar a Homura contra el viento.
Si puede hacer lo que le pedí, ella debe de ir a rescatar a Okubo y yo me ocupare de estos dos. Si sigue esto así, el problema escalara dimensiones incalculables y pronto Japon será una nación de seres malditos.
Cierro los ojos y respiro. Hace años, aprendí de un brujo que los hechiceros pueden crear cosas sorprendentes, pero todo viene de un punto de origen, ya sea la concentración o un objeto entre sus ropas.
Agito la espada y la regreso a su funda. Un movimiento sencillo, que parece no significar nada. Puedo ver como el lobo hace una mueca de dolor, pero se mantiene de pie. La mujer deja salir un chilido y por fin escucho su voz.
-¿Qué hiciste?- me grita con molestia.
No le respondo, sólo veo a los dos, luego a Jaquelin.
-Vete, yo me encargo de esto.-le digo justo antes de darle un beso que gritaba por salir de mi desde que la vi de nuevo.
Le acaricio el hombro y le sonrio.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Parecia ser que el golpe no fue nada en particular para él, se puso de pie y me aviso que esto solo era una trampa, una simple distraccion. Debia admitir que el plan tenia sentido: si el lider se transformaba en un lycan o en un vampiro, todo el imperio japones caeria en tinieblas absolutas... Aun estaba enojada y eso me ponia peor. Que se creian jugando con nosotros? Me pregunto una cosa que pase a aclararsela enseguida.
-No podre leer tu mente si me alejo mucho pero sí podre decirte yo donde estoy y contra qué seres me enfrento.-saco su espada y con un un movimiento extraño que hizo, la mujer de kimono blanco soltó un alarido casi estrepitoso, como si fuera una mujer que le acababan de arrebatar a su hijo. No le hizo caso y solo me miro a mi. No sabia si estaría bien dejarlo solo, ellos eran casi igual de fuertes que nosotros y tenian la magia negra de su lado...
No pude ni protestar antes de sentir sus labios otra vez, fue extraño, aun los recordaba...Le sonrei dando una ultima mirada a su rostro y guardando mi katana manchada en detras del kimono de nuevo.
-Si mueres aqui, te traere de regreso yo misma.-suspire.-Cuidate.-y sin más, di un salto girando mi cuerpo y corriendo por el camino siguiendo el rastro de los demás enemigos.
No tarde mucho en encontrarlos pero, por más sigilosa que fui, dos de ells pararon a confrontarme y dejaron seguir al resto. A uno de ellos le reconoci: era uno que inspecciono el lugar cuando estaba debil en la reunion, uno de los que quizo secuestrarme. Él iba a ser mi blanco principal...
Ellos se detuvieron a esperarme. Yo segui corriendo, visualizando, calculando...
-Tougen...Battou-ryu...-desenfunde mi espada:-SHIRAI!-los atravecé a ambos y segui corriendo. Solo unos segundos despues ambos hombres se dieron cuenta de que los corte a la mitad cuando ambas piezas se salieron de su sitio. Fue una tecnica, graciosa, que aprendi en mis tiempos. Me alegraba ver que no habia fallado. Me di unos aires de orgullo en mi mente mientras aun corria tras ellos. Eran todos vampiros por sus efluvios y corrian casi a la misma velocidad por lo que me costo intentar acercarme.
-No podre leer tu mente si me alejo mucho pero sí podre decirte yo donde estoy y contra qué seres me enfrento.-saco su espada y con un un movimiento extraño que hizo, la mujer de kimono blanco soltó un alarido casi estrepitoso, como si fuera una mujer que le acababan de arrebatar a su hijo. No le hizo caso y solo me miro a mi. No sabia si estaría bien dejarlo solo, ellos eran casi igual de fuertes que nosotros y tenian la magia negra de su lado...
No pude ni protestar antes de sentir sus labios otra vez, fue extraño, aun los recordaba...Le sonrei dando una ultima mirada a su rostro y guardando mi katana manchada en detras del kimono de nuevo.
-Si mueres aqui, te traere de regreso yo misma.-suspire.-Cuidate.-y sin más, di un salto girando mi cuerpo y corriendo por el camino siguiendo el rastro de los demás enemigos.
No tarde mucho en encontrarlos pero, por más sigilosa que fui, dos de ells pararon a confrontarme y dejaron seguir al resto. A uno de ellos le reconoci: era uno que inspecciono el lugar cuando estaba debil en la reunion, uno de los que quizo secuestrarme. Él iba a ser mi blanco principal...
Ellos se detuvieron a esperarme. Yo segui corriendo, visualizando, calculando...
-Tougen...Battou-ryu...-desenfunde mi espada:-SHIRAI!-los atravecé a ambos y segui corriendo. Solo unos segundos despues ambos hombres se dieron cuenta de que los corte a la mitad cuando ambas piezas se salieron de su sitio. Fue una tecnica, graciosa, que aprendi en mis tiempos. Me alegraba ver que no habia fallado. Me di unos aires de orgullo en mi mente mientras aun corria tras ellos. Eran todos vampiros por sus efluvios y corrian casi a la misma velocidad por lo que me costo intentar acercarme.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Veo como desaparece Jaqueline a lo lejos. Seguramente alcanzara al grupo. Estos dos sujetos tienen información que me servirá.
-¿Qué hice? Se llama Ryu Mai Sen. El sonido de la funda y la espada han dañado tus oídos, seguramente. Mi compañero Lican, los protegió. Lamentablemente tu no. ¿Pero por que te hablo? De seguro estas a punto de desmayarte.
La chica cae sobre el tejado de donde se encuentran. El ser a su lado le hace caso omiso, un asesino sin duda. Alguien con preparación nula del combate, hubiera cargado a la chica y se habría desprotegido de mi espada, sabe que estoy preparado para acabar con el.
-Soy Akku. Hacia muchos años, encontré a un hombre llamado Hiko, decía que su espada alcanzaba la velocidad de Dios. No crei que pudiera llegar a verla en persona alguna vez. ¿Cuál es tu nombre, hermano? Se que no eres de estas tierras, me sorprende que puedas usar una espada.
-Soy Makoto y no somos hermanos. Estas tierras me adoptaron hace muchos años, cuando mi hogar desapareció del mapa.
-Seguramente has mandado a tu amiga a que detenga nuestra misión divina. Pero el gran vampiro que nos manda, no permitirá que fracasemos. La bruja ya hizo lo suyo hace un tiempo.
El licántropo carga a la chica desmayada y coloca su espada en el cuello de la mujer. La va a matar, la va a matar.
Mi cuerpo se mueve por si sólo. Salto hacia el tejado sonde pisan, giro sobre mi mismo en el aire y lo golpeo en el rostro con mi espada, seguramente cortando su mejilla en dos. La chica cae en mi brazo izquierdo y veo como abre los ojos lentamente.
-¿Por qué?-dice con débil, esforzándose por mantenerse despierta.
-Aquel que asesina a su propia gente, merece que su cabeza ruede-hablo sin escuchar al a chica que vuelve a desmayarse.
Me muevo hacia Akku. Me recibe con su espada y forcejeamos uno contra el otro. Su fuerza es sin duda superior a la mía. Puedo ver que la mitad de su cara está cortada y las heridas se cierran rápidamente. El sujeto gira sobre su pie izquierdo y me golpe el pecho con fuerza, rompiendo parte del kimono. Algo de sangre brota de la herida que se cierra.
-Tu espada se mueve de una manera que no había visto antes-dice mi oponente.
-Esta técnica, fue inventada por mi. Y sólo a sido pasada a humanos-sonrío mientras hablo.
-¿Cómo te atreves a pasar nuestra fuerza seres inferiores?
-¡Tu fuiste humano! Ellos tiene la fuerza del espíritu. No importa que tan fuerte seamos, no importa que tanta fuerza nos de la luna, ellos siempre se van a levantar. No como tu.
Corro hacia Akku, hago el mismo giro que el, pero su espada se parte por la mitad, el filo de mi arma continua, hasta que su abrazo es casi cortado por el codo por mi arma. Su grito de dolor debe de haber sido escuchado incluso por Jaqueline.
Lo miro, mientras cae hincado al suelo. Seguramente espera la muerte del guerrero. No se la daré, alguien con tan poco honor no se la merece. Pareo su cuello con fuerza y cae al suelo, tomo su espada rota y, en medio de sus gritos, lo encajo al suelo con ella.
Le doy la espada y salto al tejado, me acerco a la bruja, que, débil, avanza hacia una escalera cercana.
-Dime a quien sirves
-¿Qué hice? Se llama Ryu Mai Sen. El sonido de la funda y la espada han dañado tus oídos, seguramente. Mi compañero Lican, los protegió. Lamentablemente tu no. ¿Pero por que te hablo? De seguro estas a punto de desmayarte.
La chica cae sobre el tejado de donde se encuentran. El ser a su lado le hace caso omiso, un asesino sin duda. Alguien con preparación nula del combate, hubiera cargado a la chica y se habría desprotegido de mi espada, sabe que estoy preparado para acabar con el.
-Soy Akku. Hacia muchos años, encontré a un hombre llamado Hiko, decía que su espada alcanzaba la velocidad de Dios. No crei que pudiera llegar a verla en persona alguna vez. ¿Cuál es tu nombre, hermano? Se que no eres de estas tierras, me sorprende que puedas usar una espada.
-Soy Makoto y no somos hermanos. Estas tierras me adoptaron hace muchos años, cuando mi hogar desapareció del mapa.
-Seguramente has mandado a tu amiga a que detenga nuestra misión divina. Pero el gran vampiro que nos manda, no permitirá que fracasemos. La bruja ya hizo lo suyo hace un tiempo.
El licántropo carga a la chica desmayada y coloca su espada en el cuello de la mujer. La va a matar, la va a matar.
Mi cuerpo se mueve por si sólo. Salto hacia el tejado sonde pisan, giro sobre mi mismo en el aire y lo golpeo en el rostro con mi espada, seguramente cortando su mejilla en dos. La chica cae en mi brazo izquierdo y veo como abre los ojos lentamente.
-¿Por qué?-dice con débil, esforzándose por mantenerse despierta.
-Aquel que asesina a su propia gente, merece que su cabeza ruede-hablo sin escuchar al a chica que vuelve a desmayarse.
Me muevo hacia Akku. Me recibe con su espada y forcejeamos uno contra el otro. Su fuerza es sin duda superior a la mía. Puedo ver que la mitad de su cara está cortada y las heridas se cierran rápidamente. El sujeto gira sobre su pie izquierdo y me golpe el pecho con fuerza, rompiendo parte del kimono. Algo de sangre brota de la herida que se cierra.
-Tu espada se mueve de una manera que no había visto antes-dice mi oponente.
-Esta técnica, fue inventada por mi. Y sólo a sido pasada a humanos-sonrío mientras hablo.
-¿Cómo te atreves a pasar nuestra fuerza seres inferiores?
-¡Tu fuiste humano! Ellos tiene la fuerza del espíritu. No importa que tan fuerte seamos, no importa que tanta fuerza nos de la luna, ellos siempre se van a levantar. No como tu.
Corro hacia Akku, hago el mismo giro que el, pero su espada se parte por la mitad, el filo de mi arma continua, hasta que su abrazo es casi cortado por el codo por mi arma. Su grito de dolor debe de haber sido escuchado incluso por Jaqueline.
Lo miro, mientras cae hincado al suelo. Seguramente espera la muerte del guerrero. No se la daré, alguien con tan poco honor no se la merece. Pareo su cuello con fuerza y cae al suelo, tomo su espada rota y, en medio de sus gritos, lo encajo al suelo con ella.
Le doy la espada y salto al tejado, me acerco a la bruja, que, débil, avanza hacia una escalera cercana.
-Dime a quien sirves
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Ya los estaba alcanzando, seria cuestion de unos pocos metros. Pero hubo un inconveniente: pude divisar dos carruajes. Seguramente uno de ellos trataria de distraerme pero el problema fue que medio grupo vinieron hacia mi y no pude prestar atencion. Escuche al pobre señor Okubo pidiendo ayuda pero alguien lo golpeo y lo metio dentro de uno de los carruajes. Diablos.
Eran vampiros y licantropos transformados, sus ropas se desgarraron liberando el monstruo que llevaban dentro. Las bestias se arrojaron hacia mi y no tuve más remedio que decapitarlos evadiendo sus fauces peligrosas. Si los estaqueaba, no serviria pues se regenerarian y volverian hacia mi. Mate a cuatro y antes de pararme a respirar, les siguieron los vampiros. Muchos usaban tecnicas que jamas habia visto. Era agradable, en parte, ver que el kendo ha avanzado en cuanto a tecnicas. Debo aplaudir a sus maestros.
-Porque una de los nuestros sacrifica su no-vida por un insignificante humano? Podrias unirtenos y ahorrarnos el trabajo de ensuciar nuestras espadas.-al que hablo, de un solo movimiento le corte la lengua.
-Calla de una vez.-luego bloquee otros ataques más y les dije, solo para hacerlos enojar:-Jamas me uniria a una causa tan estupida como esta. Vampiros como ustedes dan pena y nos dan mala fama!-me agache y con un suave movimiento y giro, les abri los pechos a todos, ensuciandome de sangre. Aproveche que todos estaban sorprendidos y gimiendo para seguir corriendo. Escuchaba sus pasos, tratando de alcanzarme. Mala idea. El corte que les habia hecho, se abriria mucho más si seguian corriendo y sus cuerpos de cortarian a la mitad. Sonrei para mis adentros.
Tuve que escojer al azar un camino que siguieron los carruajes. Escoji la derecha. A unos pocos pasos, salte y me agarre fuertemente de una parte del coche. El conductor me diviso y saco una arma de fuego, disparo dos veces y fallo en ambas por el brusco movimiento del carruaje sobre el suelo de tierra. No podia tomar mi espada, por lo que me impulse y tomando el cuello del conductor, humano para mi suerte, le mordi y me llene de su sangre. Oh...como lo necesitaba...Tome las riendas de los caballos y los detuve. Rompi la puerta y con horror vi que...Okubo ahi no estaba...
Eran vampiros y licantropos transformados, sus ropas se desgarraron liberando el monstruo que llevaban dentro. Las bestias se arrojaron hacia mi y no tuve más remedio que decapitarlos evadiendo sus fauces peligrosas. Si los estaqueaba, no serviria pues se regenerarian y volverian hacia mi. Mate a cuatro y antes de pararme a respirar, les siguieron los vampiros. Muchos usaban tecnicas que jamas habia visto. Era agradable, en parte, ver que el kendo ha avanzado en cuanto a tecnicas. Debo aplaudir a sus maestros.
-Porque una de los nuestros sacrifica su no-vida por un insignificante humano? Podrias unirtenos y ahorrarnos el trabajo de ensuciar nuestras espadas.-al que hablo, de un solo movimiento le corte la lengua.
-Calla de una vez.-luego bloquee otros ataques más y les dije, solo para hacerlos enojar:-Jamas me uniria a una causa tan estupida como esta. Vampiros como ustedes dan pena y nos dan mala fama!-me agache y con un suave movimiento y giro, les abri los pechos a todos, ensuciandome de sangre. Aproveche que todos estaban sorprendidos y gimiendo para seguir corriendo. Escuchaba sus pasos, tratando de alcanzarme. Mala idea. El corte que les habia hecho, se abriria mucho más si seguian corriendo y sus cuerpos de cortarian a la mitad. Sonrei para mis adentros.
Tuve que escojer al azar un camino que siguieron los carruajes. Escoji la derecha. A unos pocos pasos, salte y me agarre fuertemente de una parte del coche. El conductor me diviso y saco una arma de fuego, disparo dos veces y fallo en ambas por el brusco movimiento del carruaje sobre el suelo de tierra. No podia tomar mi espada, por lo que me impulse y tomando el cuello del conductor, humano para mi suerte, le mordi y me llene de su sangre. Oh...como lo necesitaba...Tome las riendas de los caballos y los detuve. Rompi la puerta y con horror vi que...Okubo ahi no estaba...
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
[
color=green]-Sirvo a una causa mas grande que la tuya, mas grande que el mundo. Sirvo al futuro de toda una nación[/color]
Me dijo escupiendo sangre. La bruja debe de tener el estomago destrozado por el golpe que le propino su aleado, que continua gimoteando sin poder salir mover su cuerpo gracias a la posición que le enterré la espada.
-No lo has entendido, si el mundo se cubre de monstruos, no habrá mas almas inocentes, no habrá más amor, los duraznos no poblaran los jardines con su bello color rosa o el amor no florecerá con cada muelle. Sólo habrá sangre, destrucción y muerte.
Le hablo con calma, aun cuando es mi enemiga, sus fuerzas flaquean enormemente gracias al golpe que le acaban de dar. Ella es sólo una humana, nada más.
-Estas mal, los brujos no permitiríamos que eso pasara, no creemos en la muerte, no somos unos salvajes-me dice ella entre tosidos.
-Pero los de mi especie si. Los vampiros que he visto de tu bando, no tienen mas que sed de sangre ¿Crees que sobrevivirán?
El licántropo se levanta, camina hacia mi con duras penas, me hago a un lado para caminar hacia el. No se activa mi sentido del peligro, no soy yo el amenazado. Antes que pueda darme cuenta, el lobo arroja su arma al torso alto de la mujer, haciendo que deje salir un grito ahogado en su sangre.
Mi primera reacción aparece rápidamente, la cabeza de monstruo cae al suelo, seguido de su cuerpo inerte.
Me muevo hacia la bruja, ahora agonizante.
-No puedo dejar que haya un futuro sin luz, sin esperanza. Eso lo aprendí de una humana hace muchos años, su nombre era Alex, una hermosa muchacha humilde que aprendí la técnica de mi espada y se la paso a su descendencia. Con los años aprendí que los humanos merecen ser feliz en un mundo donde los seres como yo y yo, somos minoría.
Ella mantiene silencio, a duras penas dicen sus últimas palabras.
-Tu nombres es Makoto Inoue, eres un licántropo que fue mata cazadores hace años, ahora esta casi retirado y vive para si mismo. Okubo no va a ser transformado esta noche, el líder quiere hacer un ritual especial para el. Tu y la mujer, tienen mas honor que aquel a quien sirvo.
Con esas palabras cerro sus ojos y escuche su corazón detenerse abruptamente.
Rezo en silencio para su alma, que encuentre la paz, en cualquier cielo que desee ir y que sea feliz con cualquier Dios al que le sea fiel.
Corro hacia mi compañera, pronto la encuentro abriendo un carruaje vacio y supongo que los criminales han escapado.
Le ofrezco la mano para bajar del carruaje que no tiene nada adentro.
-Debemos seguirlos, escuche que Okubo estará a salvo, al menos por esta noche. La bruja sabía cosas de mi, pueden tener mas de un espia en los alrededor
Me dijo escupiendo sangre. La bruja debe de tener el estomago destrozado por el golpe que le propino su aleado, que continua gimoteando sin poder salir mover su cuerpo gracias a la posición que le enterré la espada.
-No lo has entendido, si el mundo se cubre de monstruos, no habrá mas almas inocentes, no habrá más amor, los duraznos no poblaran los jardines con su bello color rosa o el amor no florecerá con cada muelle. Sólo habrá sangre, destrucción y muerte.
Le hablo con calma, aun cuando es mi enemiga, sus fuerzas flaquean enormemente gracias al golpe que le acaban de dar. Ella es sólo una humana, nada más.
-Estas mal, los brujos no permitiríamos que eso pasara, no creemos en la muerte, no somos unos salvajes-me dice ella entre tosidos.
-Pero los de mi especie si. Los vampiros que he visto de tu bando, no tienen mas que sed de sangre ¿Crees que sobrevivirán?
El licántropo se levanta, camina hacia mi con duras penas, me hago a un lado para caminar hacia el. No se activa mi sentido del peligro, no soy yo el amenazado. Antes que pueda darme cuenta, el lobo arroja su arma al torso alto de la mujer, haciendo que deje salir un grito ahogado en su sangre.
Mi primera reacción aparece rápidamente, la cabeza de monstruo cae al suelo, seguido de su cuerpo inerte.
Me muevo hacia la bruja, ahora agonizante.
-No puedo dejar que haya un futuro sin luz, sin esperanza. Eso lo aprendí de una humana hace muchos años, su nombre era Alex, una hermosa muchacha humilde que aprendí la técnica de mi espada y se la paso a su descendencia. Con los años aprendí que los humanos merecen ser feliz en un mundo donde los seres como yo y yo, somos minoría.
Ella mantiene silencio, a duras penas dicen sus últimas palabras.
-Tu nombres es Makoto Inoue, eres un licántropo que fue mata cazadores hace años, ahora esta casi retirado y vive para si mismo. Okubo no va a ser transformado esta noche, el líder quiere hacer un ritual especial para el. Tu y la mujer, tienen mas honor que aquel a quien sirvo.
Con esas palabras cerro sus ojos y escuche su corazón detenerse abruptamente.
Rezo en silencio para su alma, que encuentre la paz, en cualquier cielo que desee ir y que sea feliz con cualquier Dios al que le sea fiel.
Corro hacia mi compañera, pronto la encuentro abriendo un carruaje vacio y supongo que los criminales han escapado.
Le ofrezco la mano para bajar del carruaje que no tiene nada adentro.
-Debemos seguirlos, escuche que Okubo estará a salvo, al menos por esta noche. La bruja sabía cosas de mi, pueden tener mas de un espia en los alrededor
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Le di un golpe al carruaje por dentro y luego me encontre con Makoto, quien me tendio su mano para salir de alli. Me senti bien de que no estuviese herido o que nada le ocurriera. Escuche sus palabras y frunci el ceño.
-Tenemos que continuar. Noquearon a Okubo y se lo han llevado en otro carruaje. Lo siento, Makoto, tuve que escojer al azar. Me han entretenido.-suspire y le indique que me siguiera. Unos pasos más atras, le enseñé el camino. Aun habia huellas en el suelo por la tierra pero en cuanto la gente saliese, se borrarian.-No sé aun a donde se lo han llevado, pero son muy peligrosos. Los licantropos especialmente. Algunos se han transformado en lugar de usar sus espadas, para atacarme.
Abri los ojos de la nada y mire el cielo. Estaba rosa. Maldije para mis adentros y volvi a agachr la cabeza.
-Makoto, tengo que marcharme. Ya casi amanece. Debo refugiarme...-le dije con pena. Odiaba ser vampireza por eso. El sol y sus rayos mortales para mi siempre causaban problemas.
-Tenemos que continuar. Noquearon a Okubo y se lo han llevado en otro carruaje. Lo siento, Makoto, tuve que escojer al azar. Me han entretenido.-suspire y le indique que me siguiera. Unos pasos más atras, le enseñé el camino. Aun habia huellas en el suelo por la tierra pero en cuanto la gente saliese, se borrarian.-No sé aun a donde se lo han llevado, pero son muy peligrosos. Los licantropos especialmente. Algunos se han transformado en lugar de usar sus espadas, para atacarme.
Abri los ojos de la nada y mire el cielo. Estaba rosa. Maldije para mis adentros y volvi a agachr la cabeza.
-Makoto, tengo que marcharme. Ya casi amanece. Debo refugiarme...-le dije con pena. Odiaba ser vampireza por eso. El sol y sus rayos mortales para mi siempre causaban problemas.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Tomo su mano y se la acaricio. La miro en silencio, hasta soltarla y darle la espalda.
-Vete, yo lo seguiré entonces. No tengo idea a donde lo llevaran, tratare de dejarte pistas.
Desenfundo mi espada con rapidez y corto los amarres de uno de los caballos al carruaje. El animal hace un ruido sordo, como si estuviera preocupado de saber a dónde nos dirigimos. Lo acaricio, relajándolo hasta que me permite montar el su espalda desnuda, algo incomoda por la falta de una silla.
-Su rastro sigue fresco, de seguro los encontrare más adelante. Reza por que quieran hacer todo esto al anochecer.
Le doy una última mirada a mi compañera, la última vez que me separe de ella, no la volví a encontrar, hasta hoy. Espero no perderla esta vez. No me atrevo a decirle que no quiero irme, que no podre sin ella, sería un mal hombre si le mintiera, pero tampoco se lo diré.
Golpeo los costados del caballo con mis tobillos y este comienza la rápida cabalgata. No volteo hacia atrás, quiero que la próxima vez que la vea, este acercándose y no alejándose de mí.
El sol esta saliendo por el horizonte, había vampiros entre los sujetos que se llevaron a Okubo, posiblemente descansaran o llevaran un carruaje que vaya tapado de las ventanas con cortinas. No pueden ir a gran velocidad, si lo hacen el movimiento haría que el sol entrara por la ventana. Eso es mi ventaja.
Rápidamente los negocios del distrito de comida comienzan a abrirse, puedo ver a la señora del ramen sonriéndome o el viejo de los tallarines barriendo su entrada. No tienen idea que su mundo está al borde del colapso.
El aroma de Jacqueline ya se perdió, sólo sigue el tenue perfume de su piel, superado por el fuerte olor a sangre y tierra que yo llevo. El carruaje enemigo parece llevar perros mojados, la sensación no se me escapa, me hace fácil seguirlos.
-Vete, yo lo seguiré entonces. No tengo idea a donde lo llevaran, tratare de dejarte pistas.
Desenfundo mi espada con rapidez y corto los amarres de uno de los caballos al carruaje. El animal hace un ruido sordo, como si estuviera preocupado de saber a dónde nos dirigimos. Lo acaricio, relajándolo hasta que me permite montar el su espalda desnuda, algo incomoda por la falta de una silla.
-Su rastro sigue fresco, de seguro los encontrare más adelante. Reza por que quieran hacer todo esto al anochecer.
Le doy una última mirada a mi compañera, la última vez que me separe de ella, no la volví a encontrar, hasta hoy. Espero no perderla esta vez. No me atrevo a decirle que no quiero irme, que no podre sin ella, sería un mal hombre si le mintiera, pero tampoco se lo diré.
Golpeo los costados del caballo con mis tobillos y este comienza la rápida cabalgata. No volteo hacia atrás, quiero que la próxima vez que la vea, este acercándose y no alejándose de mí.
El sol esta saliendo por el horizonte, había vampiros entre los sujetos que se llevaron a Okubo, posiblemente descansaran o llevaran un carruaje que vaya tapado de las ventanas con cortinas. No pueden ir a gran velocidad, si lo hacen el movimiento haría que el sol entrara por la ventana. Eso es mi ventaja.
Rápidamente los negocios del distrito de comida comienzan a abrirse, puedo ver a la señora del ramen sonriéndome o el viejo de los tallarines barriendo su entrada. No tienen idea que su mundo está al borde del colapso.
El aroma de Jacqueline ya se perdió, sólo sigue el tenue perfume de su piel, superado por el fuerte olor a sangre y tierra que yo llevo. El carruaje enemigo parece llevar perros mojados, la sensación no se me escapa, me hace fácil seguirlos.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Al escuchar sus palabras, supe que no dejaria de buscar. Asenti ante sus palabras, yo debia ocultarme y no podia arriesgarme a carbonizarme pero tampoco podiamos dejar solo a Okubo. El Imperio se desmoronaria si alguien de nuestra estirpe gobernase Japon. Antes de que Makoto partiera, me quite un anillo y se lo puse en su dedo más chico de su mano derecha, era el unico en donde le entraba.
-Me ha protegido por 312 años...te buscare apenas se oculte el sol.-le sonrei y luego, tomando mi espada y atandola a mi espalda otra vez, corri alejandome de él. Escuche que ya se habia puesto en marcha. Ojala todo saliera bien...Él era un hombre capaz, fuerte y habil con la espada pero eran muchos de mi clase y de la suya.
Corri rompiendo mi velocidad comun y volvi a la Okya y me encerre en mi cuarto, justo cuando el sol habia empezado a tocar el techo de la gran casa. Suspire frustrada y algo molesta. Ser vampireza a veces me complicaba los planes. Me quite el kimono, razgado y manchado, y lo tendi en el suelo, junto con mi espada. Que verguenza me daba...un obsequito tan bello, reducido a casi girones por los ataques...
Me puse un kosode limpio y cuando me disponia a encerrarme, Madre golpeo un poco y luego deslizo la puerta, entrando en ella de forma rapida. Los rayos del sol no llegaban a la entrada pero aun asi, penetro rapido en la entrada con un vaso grande en sus manos. Cerro la puerta y se sento sobre sus piernas.
-Mi querida Jacqueline, qué ha ocurrido?
-Descuide, Madre...un ligero combate...-ella suspiro y dejo el vaso frente a mi.
-Supuse que volverias algo sedienta. Le pedi a Hatsune que diese un poco se su sangre y a Hajime tambien. Todos aportaron un poco.-no sabia si reir o llorar.
-Pero Madre...no debieron molestarse...
-No es problema, Jackie-san. Tu has hecho mucho por nosotras y esta Okya. Al menos dejanos pagarte con algo que n osea dinero.-suspire sonriendo y tome el vaso en mis manos.
-Esta bien, pero será el unico vaso que acepte.-ella asintio.-Ahora, por favor vaya tranquila. Cierre la Okya por hoy. Afuera habra muchos inconvenientes durante todo el dia.-al principio parecio no comprender pero luego sonrio y asintio.
-Otra vez pleitos con los Ishin Shishi?
-Me temo que las cosas estan mucho peor. Es mi humilde pedido que por hoy al menos, no salgan sus hijas a la calle. Tampoco envie a las pequeñas a la escuela de Geishas. Las calles ya no serán seguras...-la joven anciana suspiro y luego dijo:
-Esta bien...no saldra nadie de aqui por hoy.-se lo agradeci y luego se fue, cerrando la puerta tras de si.
Bebi la donacion tan generosa de las jovenes, bastante dulce y sabrosa a decir verdad, y me acoste en el ataud con calma.
Estaba muy frustrada de haberlo dejado a Makoto solo pero bueno...apenas despierte, cazare a quienes traten de matarlo.
No habra ningun lycan y ningun vampiro en el poder...
-Me ha protegido por 312 años...te buscare apenas se oculte el sol.-le sonrei y luego, tomando mi espada y atandola a mi espalda otra vez, corri alejandome de él. Escuche que ya se habia puesto en marcha. Ojala todo saliera bien...Él era un hombre capaz, fuerte y habil con la espada pero eran muchos de mi clase y de la suya.
Corri rompiendo mi velocidad comun y volvi a la Okya y me encerre en mi cuarto, justo cuando el sol habia empezado a tocar el techo de la gran casa. Suspire frustrada y algo molesta. Ser vampireza a veces me complicaba los planes. Me quite el kimono, razgado y manchado, y lo tendi en el suelo, junto con mi espada. Que verguenza me daba...un obsequito tan bello, reducido a casi girones por los ataques...
Me puse un kosode limpio y cuando me disponia a encerrarme, Madre golpeo un poco y luego deslizo la puerta, entrando en ella de forma rapida. Los rayos del sol no llegaban a la entrada pero aun asi, penetro rapido en la entrada con un vaso grande en sus manos. Cerro la puerta y se sento sobre sus piernas.
-Mi querida Jacqueline, qué ha ocurrido?
-Descuide, Madre...un ligero combate...-ella suspiro y dejo el vaso frente a mi.
-Supuse que volverias algo sedienta. Le pedi a Hatsune que diese un poco se su sangre y a Hajime tambien. Todos aportaron un poco.-no sabia si reir o llorar.
-Pero Madre...no debieron molestarse...
-No es problema, Jackie-san. Tu has hecho mucho por nosotras y esta Okya. Al menos dejanos pagarte con algo que n osea dinero.-suspire sonriendo y tome el vaso en mis manos.
-Esta bien, pero será el unico vaso que acepte.-ella asintio.-Ahora, por favor vaya tranquila. Cierre la Okya por hoy. Afuera habra muchos inconvenientes durante todo el dia.-al principio parecio no comprender pero luego sonrio y asintio.
-Otra vez pleitos con los Ishin Shishi?
-Me temo que las cosas estan mucho peor. Es mi humilde pedido que por hoy al menos, no salgan sus hijas a la calle. Tampoco envie a las pequeñas a la escuela de Geishas. Las calles ya no serán seguras...-la joven anciana suspiro y luego dijo:
-Esta bien...no saldra nadie de aqui por hoy.-se lo agradeci y luego se fue, cerrando la puerta tras de si.
Bebi la donacion tan generosa de las jovenes, bastante dulce y sabrosa a decir verdad, y me acoste en el ataud con calma.
Estaba muy frustrada de haberlo dejado a Makoto solo pero bueno...apenas despierte, cazare a quienes traten de matarlo.
No habra ningun lycan y ningun vampiro en el poder...
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Con el primer canto del gallo, entre la multitud que va a sus negocios, a sus visitas y a sus trabajos, puedo ver a lo lejos un carruaje con las ventanas de color negro. Ahí dentro, ni un solo rayo de sol podría entrar y alterar los aposentos de los que ahí se transportan.
-Los encontré-me digo a mi mismo antes de sentir una flecha acercárseme.
Estiro la mano y la sostengo por su cuerpo, la parto con los dedos. La segunda se aproxima a gran velocidad, haciendo que me alejo lomas que pueda del lugar. La gente no ha notado el peligro en el que están, pues siguen con sus actividades cotidianas, aunque de vez en cuando suelen hacer un mueca de mal olor al pasar cerca de mi, alguno que otro susurra “maldito vagabundo apestoso” pero suelen callarse al ver que mi espada esta en el caballo, y se retiran con miedo.
En los tejados puedo ver a tres hombres apuntándome con sus arcos, mientras el carruaje se aleja. Saben bien, que hace algunos años, no me habría importado el seguir adelante, el que inocentes seres humanos murieran, pero eso cambio. No puedo dejar que gente que no tiene que ver con esto, personas que tienen el derecho a vivir sin maldiciones como la mía o la de Jacqueline, ellos deben de ser felices y no dejare que su felicidad se les escape.
Desenfundo la espada con rapidez, la gente comienza a gritar y correr al momento de verla, pronto la calle se abre a mi paso y los arqueros apuntan directo a mi rostro. Todo pasa rápido, las flechas se acercan, la gente huye, la calle se vacía, mi caballo se mueve a gran velocidad al carruaje.
Un de las flechas atraviesa mi pecho, no me importa no es de plata. Abro el techo del carruaje y escucho un grito de dolor cuando veo como un vampiro se vuelve cenizas ante la luz del sol matutino. Mi sombra cubre a uno y lo miro con odio.
-Dame la dirección donde se encuentra Okubo, o tendrás la misma suerte que tu amigo-le digo con ira.
-Jamás-contesta con firmeza
Me hubiera dicho la información. Levanto su mano hacia el sol y mientras se comienza a quemar, se la corto con mi espada, su brazo cercenado se vuelve negro y pronto se hace polvo que desaparece en el aire.
-Los encontré-me digo a mi mismo antes de sentir una flecha acercárseme.
Estiro la mano y la sostengo por su cuerpo, la parto con los dedos. La segunda se aproxima a gran velocidad, haciendo que me alejo lomas que pueda del lugar. La gente no ha notado el peligro en el que están, pues siguen con sus actividades cotidianas, aunque de vez en cuando suelen hacer un mueca de mal olor al pasar cerca de mi, alguno que otro susurra “maldito vagabundo apestoso” pero suelen callarse al ver que mi espada esta en el caballo, y se retiran con miedo.
En los tejados puedo ver a tres hombres apuntándome con sus arcos, mientras el carruaje se aleja. Saben bien, que hace algunos años, no me habría importado el seguir adelante, el que inocentes seres humanos murieran, pero eso cambio. No puedo dejar que gente que no tiene que ver con esto, personas que tienen el derecho a vivir sin maldiciones como la mía o la de Jacqueline, ellos deben de ser felices y no dejare que su felicidad se les escape.
Desenfundo la espada con rapidez, la gente comienza a gritar y correr al momento de verla, pronto la calle se abre a mi paso y los arqueros apuntan directo a mi rostro. Todo pasa rápido, las flechas se acercan, la gente huye, la calle se vacía, mi caballo se mueve a gran velocidad al carruaje.
Un de las flechas atraviesa mi pecho, no me importa no es de plata. Abro el techo del carruaje y escucho un grito de dolor cuando veo como un vampiro se vuelve cenizas ante la luz del sol matutino. Mi sombra cubre a uno y lo miro con odio.
-Dame la dirección donde se encuentra Okubo, o tendrás la misma suerte que tu amigo-le digo con ira.
-Jamás-contesta con firmeza
Me hubiera dicho la información. Levanto su mano hacia el sol y mientras se comienza a quemar, se la corto con mi espada, su brazo cercenado se vuelve negro y pronto se hace polvo que desaparece en el aire.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Mi sueño es interrumpido por una onda azul, siento que abro los ojos pero a la vez, siento que no es real. Mi cuerpo esta flotando, en algo que no parece ser nada. Visto un extraño vestido corto, similar a los que se usan para dormir en el occidente. Llego despacio a un suelo azul mar y mis pies se posan sobre el agua, no esta fria pero tampoco ni tibia ni caliente. Miro para todos lados en usca de una explicacion.
-Tu...-escuche un susurro y voltee despacio, alguien más caminaba hacia mi pero vestida con un kimono blanco. Era la bruja que Makoto habia enfrentado junto con otro lycan. Sus ojos y su expresion estaban muertos...seguramente ella lo estaba pero y si era un hechizo? Y si solo se habia metido en mi mente? Que tonta he sido, estoy con la guardia baja...Retrocedi un poco ya que en mi mente, no hay sitio para escapar a no ser que despierte.-No me temas. No vine a pelear.-se detuvo a escasos metros de mi.
-Porqué viene a interrumpir mi sueño?
-Tu compañero lycan y tu me han demostrado el error que cometi al tratar de ayudar una causa falsa...Aun en la muerte, quiero ayudarles antes de que deje de existir completamente.-la mire sin entender.
-Makoto te ha matado?
-No. Él me ha salvado pero mi cuerpo era el de un simple mortal...Lamentablemente era mi destino pero lo postergare para darte una ayuda.-camino un poco más hacia mi y no retrocedi esta vez.
-Cómo?-ella tomo mi mano.
-Planearan un ritual nocturno y es alli donde Okubo será sacrificado y regresado al mundo humano en la no-vida. En cuanto la ponzoña vampira toque su corazón, Japon sucumbira ante un unico resultado logico.
-Qué clase de resultado?
-Revolucion y dictadura.-la mire con panico.
-Una revolucion...de vampiros y lycans...?-ella asintio.
-Primero será Japón, luego se expandira.
-No puede ser posible. El unico resultado ante ello seria...
-...el contraataque de las razas que no se toleran.
-Hay que pararlos! Tiene que decirle a Makoto donde será todo!
-No puedo, el conjuro se acaba junto con mi tiempo.
-Pero yo no puedo hacer nada aun, el sol...-pero ella solto una ligera risa interrumpiendome.
-Tengo el presentimiento de que llovera hasta la noche...-la mire inexpresiva pero luego le sonrei asintiendo.
-Tengo que alcanzar a Makoto.
-Antes que nada, debo decirte algo importante. La fortaleza a donde lo tienen, esta a 30 kilometros al este de la ciudad. Es una hacienda abandonada que luego fue comprada y reparada con este proposito.-extendio su mano y en frente de nosotros, se veia como una esfera en donde podia ver el lugar. Era como si fuera un hostal de lujo.-Bajo la tierra, hay un calabozo. Ahi lo llevaran hasta la noche. Tambien alli es donde descansan los guardias vampiros. En el primer piso estan los guardias y ahi se hará la Ceremonia de Conversion a la medianoche. En el segundo piso residen los lycans. En el tercero, el resto de la hermandad de los Ishinshishi.
-Son demasiados...-ella asintio y la esfera se borro.
-Deberan tener cuidado. Han usado plata y mis hiervas en sus espadas. Serán tan mortales para ti como para Makoto Inoue.-su forma fisica se empezo a borrar.
-Espera pero...a donde iras?
-A donde mi alma pueda redimirse por el daño que he causado a otros. Quizas consiga ser perdonada pero por el momento...cumple mi voluntad y ayuden a Japón.-todo se volvio blanco de repente y me encontre sentada en mi ataud. Jadee por el susto que habia sentido.
Escuche un poco y oia gotas. Me atrevi a abrir la ventana y el cielo estaba gris oscuro y ya empezaba a llover. No podia creerlo, la bruja tenia razon...La bruja?
-Makoto!-no habia tiempo que perder.
Tan pronto me puse mi mofuku suelto, sin zapatos ni medias, ate mi espada a mi espalda y me fui de la Okya, corriendo por la calle. Tenia que encontrarlo rápido, no sabia cuanto tiempo tenia o donde estaba pero debia contarle todo lo que la bruja me dijo. Teniamos hasta la medianoche para rescatarlo o todo seria un caos.
Me concentre mientras corria en buscar la mente de Makoto. Lo llamaba y lo llamaba, tratando de que él me sintiera pero quizas estaba muy lejos.
-Makoto, regresa! Te necesito! Hay algo que debes saber!-esperaba me pudiera reconocer pero no estaba segura aun. Estaba empapada pero mejor eso a que estar calcinada.
-Tu...-escuche un susurro y voltee despacio, alguien más caminaba hacia mi pero vestida con un kimono blanco. Era la bruja que Makoto habia enfrentado junto con otro lycan. Sus ojos y su expresion estaban muertos...seguramente ella lo estaba pero y si era un hechizo? Y si solo se habia metido en mi mente? Que tonta he sido, estoy con la guardia baja...Retrocedi un poco ya que en mi mente, no hay sitio para escapar a no ser que despierte.-No me temas. No vine a pelear.-se detuvo a escasos metros de mi.
-Porqué viene a interrumpir mi sueño?
-Tu compañero lycan y tu me han demostrado el error que cometi al tratar de ayudar una causa falsa...Aun en la muerte, quiero ayudarles antes de que deje de existir completamente.-la mire sin entender.
-Makoto te ha matado?
-No. Él me ha salvado pero mi cuerpo era el de un simple mortal...Lamentablemente era mi destino pero lo postergare para darte una ayuda.-camino un poco más hacia mi y no retrocedi esta vez.
-Cómo?-ella tomo mi mano.
-Planearan un ritual nocturno y es alli donde Okubo será sacrificado y regresado al mundo humano en la no-vida. En cuanto la ponzoña vampira toque su corazón, Japon sucumbira ante un unico resultado logico.
-Qué clase de resultado?
-Revolucion y dictadura.-la mire con panico.
-Una revolucion...de vampiros y lycans...?-ella asintio.
-Primero será Japón, luego se expandira.
-No puede ser posible. El unico resultado ante ello seria...
-...el contraataque de las razas que no se toleran.
-Hay que pararlos! Tiene que decirle a Makoto donde será todo!
-No puedo, el conjuro se acaba junto con mi tiempo.
-Pero yo no puedo hacer nada aun, el sol...-pero ella solto una ligera risa interrumpiendome.
-Tengo el presentimiento de que llovera hasta la noche...-la mire inexpresiva pero luego le sonrei asintiendo.
-Tengo que alcanzar a Makoto.
-Antes que nada, debo decirte algo importante. La fortaleza a donde lo tienen, esta a 30 kilometros al este de la ciudad. Es una hacienda abandonada que luego fue comprada y reparada con este proposito.-extendio su mano y en frente de nosotros, se veia como una esfera en donde podia ver el lugar. Era como si fuera un hostal de lujo.-Bajo la tierra, hay un calabozo. Ahi lo llevaran hasta la noche. Tambien alli es donde descansan los guardias vampiros. En el primer piso estan los guardias y ahi se hará la Ceremonia de Conversion a la medianoche. En el segundo piso residen los lycans. En el tercero, el resto de la hermandad de los Ishinshishi.
-Son demasiados...-ella asintio y la esfera se borro.
-Deberan tener cuidado. Han usado plata y mis hiervas en sus espadas. Serán tan mortales para ti como para Makoto Inoue.-su forma fisica se empezo a borrar.
-Espera pero...a donde iras?
-A donde mi alma pueda redimirse por el daño que he causado a otros. Quizas consiga ser perdonada pero por el momento...cumple mi voluntad y ayuden a Japón.-todo se volvio blanco de repente y me encontre sentada en mi ataud. Jadee por el susto que habia sentido.
Escuche un poco y oia gotas. Me atrevi a abrir la ventana y el cielo estaba gris oscuro y ya empezaba a llover. No podia creerlo, la bruja tenia razon...La bruja?
-Makoto!-no habia tiempo que perder.
Tan pronto me puse mi mofuku suelto, sin zapatos ni medias, ate mi espada a mi espalda y me fui de la Okya, corriendo por la calle. Tenia que encontrarlo rápido, no sabia cuanto tiempo tenia o donde estaba pero debia contarle todo lo que la bruja me dijo. Teniamos hasta la medianoche para rescatarlo o todo seria un caos.
Me concentre mientras corria en buscar la mente de Makoto. Lo llamaba y lo llamaba, tratando de que él me sintiera pero quizas estaba muy lejos.
-Makoto, regresa! Te necesito! Hay algo que debes saber!-esperaba me pudiera reconocer pero no estaba segura aun. Estaba empapada pero mejor eso a que estar calcinada.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Al final el asqueroso vampiro hablo, después de que solo deje un muñón de su cuerpo, no tenía otra opción. Después de que me dijo lo que quería saber, lo arroje al sol y vi sus cenizas desaparecer con la brisa matutina.
No recuerdo la última vez que fui tan cruel, tal vez en mi última pelea con la condenada Nereza. La última vez que peleamos, casi le corto la cabeza y ella mi brazo, yo tenía las de ganar.
Fue sobre Notre-Dame, Justo en el centro de las dos torres, las sombras cubrieron todo el suceso. Ella continuo culpándome sobre Rayner, de cómo el brujo la venció y siguió con su vida, mientras ella sigue amarrada a la misión sangrienta de su Dios y del Papa. Aunque el que siguió de Alejandro II no era tan cruel como él, aunque más bobo.
Nereza ataco con una pasión increíble esa noche, la vampira más sangrienta de Europa me hirió tantas veces, que mi curación acelerada apenas podía conmigo, di el contra ataque. A diferencia de ella, yo no tenía motivos para odiarla, al menos no tanto, Rayner Andrews y yo habíamos formado una alianza, el fingió su muerte y cuando regreso, simplemente se divorcio de ella y se fue a vivir con una gitana, en esos días ya tenían un pequeño niño, se fueron a vivir a Agharta, Nereza nunca pudo llegar a el de nuevo, principalmente porque yo se lo impedí.
A punto de darle el golpe final, sólo era necesario empujar con fuerza necesaria para hacer que la cabeza de la mujer saliera rodando, no pude hacerlo.
Me apiade de ella, rompí su espada frente a ella y sólo le dije “Olvida de una vez esta ridícula rivalidad y vive un día para ti”
No volví a verla, aunque seguí escuchando de la Locura Roja.
El vampiro me informo la dirección, pero no supo la hora o qué demonios harían con Okubo, la información está bien resguardada.
Salto a uno de los caballos del carruaje y continúo mi camino hacia la hacienda, sólo me dijo que se podía ver el número 4 puesto en ella, seguramente una idea de muerte.
Escucho como la gente poco a poco va saliendo de los lugares donde se escondió, seguramente se extrañaron de ver un carruaje vacio, donde hace unos momentos había un sujeto, ahora sólo quedan ropas con polvo ¿Tendrán una idea de lo que es un vampiro? Espero que no, ellos merecen vivir tranquilos, una vida de paz, es por eso que peleo aquí, busco darles la paz a las personas que lo merece, así como lo hice en Nueva España, ahora México.
Combatí Hombro con hombro con Morelos, estuve ahí cuando murió, nunca conocí a Hidalgo, sólo vi su cabeza colgada en la alhóndiga de granaditas, junto con Allende y los otros que debieron de ser los héroes que sobrevivieran. Entre con el ejercito trigarante a la ciudad y mate a cuanto gachupin tuve enfrente.
Ahora estoy en el país que me adopto después de que mi pueblo verdadero murió, tampoco dejare que caiga en la destrucción.
Ha esta velocidad llegare para el anochecer ¿Será muy tarde para entonces?
No recuerdo la última vez que fui tan cruel, tal vez en mi última pelea con la condenada Nereza. La última vez que peleamos, casi le corto la cabeza y ella mi brazo, yo tenía las de ganar.
Fue sobre Notre-Dame, Justo en el centro de las dos torres, las sombras cubrieron todo el suceso. Ella continuo culpándome sobre Rayner, de cómo el brujo la venció y siguió con su vida, mientras ella sigue amarrada a la misión sangrienta de su Dios y del Papa. Aunque el que siguió de Alejandro II no era tan cruel como él, aunque más bobo.
Nereza ataco con una pasión increíble esa noche, la vampira más sangrienta de Europa me hirió tantas veces, que mi curación acelerada apenas podía conmigo, di el contra ataque. A diferencia de ella, yo no tenía motivos para odiarla, al menos no tanto, Rayner Andrews y yo habíamos formado una alianza, el fingió su muerte y cuando regreso, simplemente se divorcio de ella y se fue a vivir con una gitana, en esos días ya tenían un pequeño niño, se fueron a vivir a Agharta, Nereza nunca pudo llegar a el de nuevo, principalmente porque yo se lo impedí.
A punto de darle el golpe final, sólo era necesario empujar con fuerza necesaria para hacer que la cabeza de la mujer saliera rodando, no pude hacerlo.
Me apiade de ella, rompí su espada frente a ella y sólo le dije “Olvida de una vez esta ridícula rivalidad y vive un día para ti”
No volví a verla, aunque seguí escuchando de la Locura Roja.
El vampiro me informo la dirección, pero no supo la hora o qué demonios harían con Okubo, la información está bien resguardada.
Salto a uno de los caballos del carruaje y continúo mi camino hacia la hacienda, sólo me dijo que se podía ver el número 4 puesto en ella, seguramente una idea de muerte.
Escucho como la gente poco a poco va saliendo de los lugares donde se escondió, seguramente se extrañaron de ver un carruaje vacio, donde hace unos momentos había un sujeto, ahora sólo quedan ropas con polvo ¿Tendrán una idea de lo que es un vampiro? Espero que no, ellos merecen vivir tranquilos, una vida de paz, es por eso que peleo aquí, busco darles la paz a las personas que lo merece, así como lo hice en Nueva España, ahora México.
Combatí Hombro con hombro con Morelos, estuve ahí cuando murió, nunca conocí a Hidalgo, sólo vi su cabeza colgada en la alhóndiga de granaditas, junto con Allende y los otros que debieron de ser los héroes que sobrevivieran. Entre con el ejercito trigarante a la ciudad y mate a cuanto gachupin tuve enfrente.
Ahora estoy en el país que me adopto después de que mi pueblo verdadero murió, tampoco dejare que caiga en la destrucción.
Ha esta velocidad llegare para el anochecer ¿Será muy tarde para entonces?
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
( off: no sabia que tenias dos pj xD)
Llegue a una parte en donde la gente comenzaba a salir. Parecia ser que se habian ocultado de algo. Quizas fue por Makoto. Divise un carruaje y levemente, estaba el efluvio de Makoto. No me habia equivocado. Aunque lloviese un poco, aun no era lo suficientemente fuerte como para que el rastro desapareciera. Inspire hondo. Al parecer se marcho hace como media hora...Miro al suelo y me encuentro con polvo. Al esparcir un poco entre mis dedos, sé lo que es...o fue. Suspiro y continuo mi carrera. Necesitaba encontrar a Makoto pero a su vez, debia tratar de llegar a la fortaleza. Estaba, segun al bruja, a 30 kilometros al este. A mi paso o al de un caballo, no iba a llegar si me detenia a buscarlo a él.
Comence a correr lo más rápido que pude hacia el este. Si luego Makoto me encontraba, sería por él. Ajuste mi espada y segui. Sorpresivamente parte del rastro estaba alli. Acelere lo más que pude. Llegue al bosque y me adentre saltando por las ramas en silencio para que no me descubrieran.
-Makoto. Ten cuidado.-dije mentalmente con la pobre esperanza de que quizas pudiera oirme. Lo unico bueno es que me habia alimentado y bien antes de dormir esos minutos. No necesitaria reserva por el momento.
Llegue a una parte en donde la gente comenzaba a salir. Parecia ser que se habian ocultado de algo. Quizas fue por Makoto. Divise un carruaje y levemente, estaba el efluvio de Makoto. No me habia equivocado. Aunque lloviese un poco, aun no era lo suficientemente fuerte como para que el rastro desapareciera. Inspire hondo. Al parecer se marcho hace como media hora...Miro al suelo y me encuentro con polvo. Al esparcir un poco entre mis dedos, sé lo que es...o fue. Suspiro y continuo mi carrera. Necesitaba encontrar a Makoto pero a su vez, debia tratar de llegar a la fortaleza. Estaba, segun al bruja, a 30 kilometros al este. A mi paso o al de un caballo, no iba a llegar si me detenia a buscarlo a él.
Comence a correr lo más rápido que pude hacia el este. Si luego Makoto me encontraba, sería por él. Ajuste mi espada y segui. Sorpresivamente parte del rastro estaba alli. Acelere lo más que pude. Llegue al bosque y me adentre saltando por las ramas en silencio para que no me descubrieran.
-Makoto. Ten cuidado.-dije mentalmente con la pobre esperanza de que quizas pudiera oirme. Lo unico bueno es que me habia alimentado y bien antes de dormir esos minutos. No necesitaria reserva por el momento.
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Paz, es una palabra tan corta, pero es un hecho casi imposible de conseguir. Ya estuve en tantos lugares buscándola, y la traje, aunque haya sido temporalmente, ahora la tierra que me adoptó esta en peligro.
Pensó para sus adentros. El sol ya había caído y las estrellas comenzaban a anunciar su regreso al cielo. Las luces de las lámparas iluminaban las casas lejanas, esas que ha dejado a sus espaldas hace unos kilómetros. Su caballo, cansado de correr, caminaba a paso veloz, rogando por un descanso. Makoto lo detuvo y bajo de el.
Un risco se dejaba ver a la distancia, la flora del lugar, arboles de duraznos y arbustos, impedían imaginar que había más allá.
El golpeo el costado del caballo y este corrió de regreso a la ciudad, un animal inocente no merecía ver lo que iba a pasar. Suspiro al dar ese último paso y ver mas allá del risco, como si del otro lado estuviera el peor de los demonios. Tal vez eso sería, un monstruo lleno de seres como el, dispuestos asesinarle.
Para su sorpresa no había nada, sólo un valle extenso, un rio se extendía por todo el terreno y podía escucharse una cascada, de seguro el origen del agua. Camino hacia ella, cerca, a unos metros de el. Un lago pequeño terminaba en el risco y bajaba de forma majestuosa hacia el valle. Justo en la cascada, una estatua de buda de color rojo brillaba con los reflejos de la luna, que comenzaba a salir después de la lluvia.
Se atrevió a caminar más allá y puedo ver una torre, no a la distancia, si no bajo del risco. Sin pensarlo más, saltó a través de la cascada, dejándose llevar por la corriente. El agua lo cubría, por lo que no podía ser visto, una simple sombra que pasaba rápido en el agua. Así, pudo ver la fortaleza, erguida contra la pared de roca, por eso no podía ser localizada.
Los edificios de piedra y madera estaban sobre laderas enormes, fortificadas con fuertes murallas de un color rojizo. Podían verse varios soldados resguardando la entrada y murallas, armados de arcos y espadas.
Ya no pudo ver mas y cayó al agua, haciendo un ruido sordo, que no llamo la atención más que de las ranas que despertó con su caída, se mantuvo sumergido hasta estar a un distancia considerable.
-Con que ahí esta Okubo-se dijo mientras salía del agua.
En su cabeza resonó la voz de su compañera.
-Aquí estoy, Jacqueline. El lugar esta bajo un risco a las afueras de la ciudad.
Pensó para sus adentros. El sol ya había caído y las estrellas comenzaban a anunciar su regreso al cielo. Las luces de las lámparas iluminaban las casas lejanas, esas que ha dejado a sus espaldas hace unos kilómetros. Su caballo, cansado de correr, caminaba a paso veloz, rogando por un descanso. Makoto lo detuvo y bajo de el.
Un risco se dejaba ver a la distancia, la flora del lugar, arboles de duraznos y arbustos, impedían imaginar que había más allá.
El golpeo el costado del caballo y este corrió de regreso a la ciudad, un animal inocente no merecía ver lo que iba a pasar. Suspiro al dar ese último paso y ver mas allá del risco, como si del otro lado estuviera el peor de los demonios. Tal vez eso sería, un monstruo lleno de seres como el, dispuestos asesinarle.
Para su sorpresa no había nada, sólo un valle extenso, un rio se extendía por todo el terreno y podía escucharse una cascada, de seguro el origen del agua. Camino hacia ella, cerca, a unos metros de el. Un lago pequeño terminaba en el risco y bajaba de forma majestuosa hacia el valle. Justo en la cascada, una estatua de buda de color rojo brillaba con los reflejos de la luna, que comenzaba a salir después de la lluvia.
Se atrevió a caminar más allá y puedo ver una torre, no a la distancia, si no bajo del risco. Sin pensarlo más, saltó a través de la cascada, dejándose llevar por la corriente. El agua lo cubría, por lo que no podía ser visto, una simple sombra que pasaba rápido en el agua. Así, pudo ver la fortaleza, erguida contra la pared de roca, por eso no podía ser localizada.
Los edificios de piedra y madera estaban sobre laderas enormes, fortificadas con fuertes murallas de un color rojizo. Podían verse varios soldados resguardando la entrada y murallas, armados de arcos y espadas.
Ya no pudo ver mas y cayó al agua, haciendo un ruido sordo, que no llamo la atención más que de las ranas que despertó con su caída, se mantuvo sumergido hasta estar a un distancia considerable.
-Con que ahí esta Okubo-se dijo mientras salía del agua.
En su cabeza resonó la voz de su compañera.
-Aquí estoy, Jacqueline. El lugar esta bajo un risco a las afueras de la ciudad.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
El rastro me condujo a un apartado de la ciudad que no recordaba haber visitado en mis viajes. Estaba ante un risco con una vista excepcional pero quizas, habia seguido otro sendero falso. Mire a mis alrededores asegurandome de que no era una trampa, e incluso monte un pequeño campo mental con mi telepatia y no senti la presencia de nadie cerca o lejos de mi radio. Comenzaba a pensar que me habia equivocado de nuevo. La bruja me habra tendido una trampa?
Suspire y me voltee para ver que otro camino podia tomar para irme cuando de la nada, me llego un mensaje de Makoto. Estaba bajo el risco.
Me asome a la saliente y trate de ubicarlo, su efluvio me llegó pero estaba algo borroso, se mezclaba con otro elemento. No le di importancia. Me ubique a un costado de ese acantilado y me arroje al vacio.
Estaba llegando al suelo, entre unos arbustos y lo que parecia ser un estanque formado por el agua de la cascada, cuando use mi don de flote y apoye mis manos en el cesped, aterrizando bien y quedando en cuclillas entre los arbustos. Ni un ruido, estaba segura por el momento.
Escuche algo detras de mi y dirigi mi mano hacia el mango de la espada pero en cuanto vi que solo era una rana, me relaje. Mire la entrada, estaba muy bien custodiada. Note que traian espadas y flechas, en el caso de las ultimas, las puntas eran igual de brillantes que un espejo. Era plata pura. Peligroso para ambas razas...
Volvi a oir algo detras de mi y esta vez, no me quede quieta, movi las ramas de los arbustos y alli lo vi a mi compañero. Suspire.
-No hagas eso!-le dije en voz audible solo para él. Estaba todo empapado, el agua era lo que me habia despistado de su aroma. Por eso no habia podido encontrarle. Despacio me le acerque observandole.-Estas bien? Te han herido acaso?
Suspire y me voltee para ver que otro camino podia tomar para irme cuando de la nada, me llego un mensaje de Makoto. Estaba bajo el risco.
Me asome a la saliente y trate de ubicarlo, su efluvio me llegó pero estaba algo borroso, se mezclaba con otro elemento. No le di importancia. Me ubique a un costado de ese acantilado y me arroje al vacio.
Estaba llegando al suelo, entre unos arbustos y lo que parecia ser un estanque formado por el agua de la cascada, cuando use mi don de flote y apoye mis manos en el cesped, aterrizando bien y quedando en cuclillas entre los arbustos. Ni un ruido, estaba segura por el momento.
Escuche algo detras de mi y dirigi mi mano hacia el mango de la espada pero en cuanto vi que solo era una rana, me relaje. Mire la entrada, estaba muy bien custodiada. Note que traian espadas y flechas, en el caso de las ultimas, las puntas eran igual de brillantes que un espejo. Era plata pura. Peligroso para ambas razas...
Volvi a oir algo detras de mi y esta vez, no me quede quieta, movi las ramas de los arbustos y alli lo vi a mi compañero. Suspire.
-No hagas eso!-le dije en voz audible solo para él. Estaba todo empapado, el agua era lo que me habia despistado de su aroma. Por eso no habia podido encontrarle. Despacio me le acerque observandole.-Estas bien? Te han herido acaso?
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Se acerco a la orilla del estanque, la cascada no hacia suficiente ruido para ocultar sus pasos. Espero observando hacia la fortaleza del risco ¿Cómo no había notado esa estructura antes? No es un lugar tan secreto, sin embargo, nadie jamás lo ha mencionado.
Escuchó el sonido de las ropas de Jacqueline, aparte de ese peculiar sonido que hace su donde flote cuando lo utiliza, como si el aire se cortada a su alrededor. Sonrió al darse cuenta que al menos no estaría sólo esta vez.
-No es como si quisiera asustarte, me alegra saber que estas aquí
Le dijo mientras tomaba su hombro. Hace mucho que no sentía la piel de ella, podría decirse que la extraño durante los años que pasaron, pero nunca fue suficiente para irla a buscar. La vida los separo y parece que fue esa misma vida que se encargo de reunirlos de nuevo, lástima que no fue en mejores circunstancias.
-Vi las flechas de los guardias, posiblemente tendremos que optar por el sigilo, a decir verdad me aburre mucho. Desde que llegue mi sentido del peligro no me ha dejado en paz, es como una jaqueca del tamaño de un buque de guerra. ¿Puedes encontrar algún punto donde no haya suficientes guardias? Debe de haber un lugar donde confíen en la dificultar del acceso.
Sintió las primeras señales de la noche, esa brisa helada que anuncia que el sol pronto se ocultara, sabe que si no entran a tiempo, el destino de todo Japon quedara destruido. Okubo sólo será el primero, pronto ya no será un combate entre humanos.
Cerró los ojos y suspiro con preocupación, son dos contra, posiblemente, todo un ejércitos seres como ellos.
-Jacqueline, lee la mente del primer guarida, por favor.
Una idea cruzo su mente, puede que no sea un ejercito como ellos. Si los enemigos quieren infiltrarse en la guerra, no usarían a vampiros y hombres lobo como simples guardias, seria caro mantenerlos aparte que los seres como nosotros solemos ser indisciplinados.
Escuchó el sonido de las ropas de Jacqueline, aparte de ese peculiar sonido que hace su donde flote cuando lo utiliza, como si el aire se cortada a su alrededor. Sonrió al darse cuenta que al menos no estaría sólo esta vez.
-No es como si quisiera asustarte, me alegra saber que estas aquí
Le dijo mientras tomaba su hombro. Hace mucho que no sentía la piel de ella, podría decirse que la extraño durante los años que pasaron, pero nunca fue suficiente para irla a buscar. La vida los separo y parece que fue esa misma vida que se encargo de reunirlos de nuevo, lástima que no fue en mejores circunstancias.
-Vi las flechas de los guardias, posiblemente tendremos que optar por el sigilo, a decir verdad me aburre mucho. Desde que llegue mi sentido del peligro no me ha dejado en paz, es como una jaqueca del tamaño de un buque de guerra. ¿Puedes encontrar algún punto donde no haya suficientes guardias? Debe de haber un lugar donde confíen en la dificultar del acceso.
Sintió las primeras señales de la noche, esa brisa helada que anuncia que el sol pronto se ocultara, sabe que si no entran a tiempo, el destino de todo Japon quedara destruido. Okubo sólo será el primero, pronto ya no será un combate entre humanos.
Cerró los ojos y suspiro con preocupación, son dos contra, posiblemente, todo un ejércitos seres como ellos.
-Jacqueline, lee la mente del primer guarida, por favor.
Una idea cruzo su mente, puede que no sea un ejercito como ellos. Si los enemigos quieren infiltrarse en la guerra, no usarían a vampiros y hombres lobo como simples guardias, seria caro mantenerlos aparte que los seres como nosotros solemos ser indisciplinados.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Verlo de nuevo y bien me dio una agradable sensacion de alivio, el tener que marcharme me dio una pena horrible y, de no ser por el sol, hubiera podido seguirle...aunque de ser asi, no hubiera sido advertida por aquella bruja.
Ahora que lo recuerdo, no lo sabe aun.
Al acercarse conmigo y ver a los guardias, lo hice verme y le explique la situacion.
-Makoto, recuerdas la bruja que murio? Aparecio en mis sueños cuando estaba dormia por la mañana. Tenemos que ser muy cautelosos, estan bien armados contra nosotros.-señale a los guardias.-Sus armas son de plata pura y estan mojadas con las hiervas y los compuestos de la hechicera. Son tan mortales para ti como para mi.-mire un poco la fortaleza y despues regresé mi mirada a él.-Tenemos que llegar a los sotanos, ahi es donde lo tienen pero alli tambien es donde estan los guardias vampiros. En el primer piso estan los guardias y ahi se hará la Ceremonia de Conversion a la medianoche. En el segundo piso residen los lycans. En el tercero, el resto de la hermandad de los Ishinshishi. Tenemos un punto a nuestro favor: quienes estan custodiando la entrada son humanos aunque buenos en combate, son simples mortales.
Mire bien y intente deducir un posible lugar por donde entrar. Habia una parte que parecia ser ignorada.
-Mira allá.-le señale una esquina cerca de un arbol de cerezo.-Alli hay una entrada pero...porque no hay nadie frente a ella?-me pidio leer la mente de uno de los guardias y asenti.
Mire a uno y me concentre.
Divagaba, no estaba concentrado. Se imaginaba unas vacaciones en las islas de Fiji. Dios que inutil... Tambien se preguntaba cuando seria el cambio de guardia...Por dios, eso era perfecto. Vi a otro acercarse y vimos como hablaban. Luego lo penso de nuevo para recordarlo. En cinco minutos mas, cambiaria la guardia por guardias vampiros. Esa era nuestra unica oportunidad.
-El cambio de guardia será en cinco minutos, los humanos se retiraran y la guardia sera de vampiros. Es nuestra oportunidad de intentar entrar ahora que esta más oscuro.
Ahora que lo recuerdo, no lo sabe aun.
Al acercarse conmigo y ver a los guardias, lo hice verme y le explique la situacion.
-Makoto, recuerdas la bruja que murio? Aparecio en mis sueños cuando estaba dormia por la mañana. Tenemos que ser muy cautelosos, estan bien armados contra nosotros.-señale a los guardias.-Sus armas son de plata pura y estan mojadas con las hiervas y los compuestos de la hechicera. Son tan mortales para ti como para mi.-mire un poco la fortaleza y despues regresé mi mirada a él.-Tenemos que llegar a los sotanos, ahi es donde lo tienen pero alli tambien es donde estan los guardias vampiros. En el primer piso estan los guardias y ahi se hará la Ceremonia de Conversion a la medianoche. En el segundo piso residen los lycans. En el tercero, el resto de la hermandad de los Ishinshishi. Tenemos un punto a nuestro favor: quienes estan custodiando la entrada son humanos aunque buenos en combate, son simples mortales.
Mire bien y intente deducir un posible lugar por donde entrar. Habia una parte que parecia ser ignorada.
-Mira allá.-le señale una esquina cerca de un arbol de cerezo.-Alli hay una entrada pero...porque no hay nadie frente a ella?-me pidio leer la mente de uno de los guardias y asenti.
Mire a uno y me concentre.
Divagaba, no estaba concentrado. Se imaginaba unas vacaciones en las islas de Fiji. Dios que inutil... Tambien se preguntaba cuando seria el cambio de guardia...Por dios, eso era perfecto. Vi a otro acercarse y vimos como hablaban. Luego lo penso de nuevo para recordarlo. En cinco minutos mas, cambiaria la guardia por guardias vampiros. Esa era nuestra unica oportunidad.
-El cambio de guardia será en cinco minutos, los humanos se retiraran y la guardia sera de vampiros. Es nuestra oportunidad de intentar entrar ahora que esta más oscuro.
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
Suspiró con la sensación de la aventura una vez más. Estaba desesperado por romperle el cráneo a los responsables del rapto de Okubo, de la muerte de inocentes y de la desagradable idea de que los de su especie deberían de dominarlos a todos.
Divagado por unos momentos al darse cuenta de su cambio de pensamientos, hace ya mas de 50 años que abandono su ideología contra los humanos.
“Deje de ser un cazador de cazadores para vivir sólo la vida que debo vivir, busque la paz entre los lugares que visite y pelee en guerras luchando hombro con hombro con humanos comunes y corrientes.” Pensó para sí mismo.
El cambio de turno se acercaba así que avanzo seguido de su compañera. El hombre en la puerta se levanto severamente, como si un espíritu lo le hubiera avisado que algo andaba mal.
El sujeto se movió de un lado a otro, de repente giro su cabeza hacia la otra puerta, esperando que alguno de sus compañeros le diera la indicación del camino, la cual no llego. Furioso cerró los ojos y suspiro. Al terminar su suspiro un golpe en la cara rompió su nariz y hizo que su cabeza chocara contra la pared, lo suficientemente fuerte para que se desmayara.
Lo tomo con su brazo izquierdo cuando iba cayendo y lo arrastro hasta unos arbustos, enterrándolo en la tierra, tapando su aroma.
-Viene lo bueno
Miro a Jacqueline y le sonrió. La puerta sonó de una manera sorda y calmada al abrirse poco a poco, el rechinido casi nulo de los engranes no podría pasar desapercibido por un sobrenatural, seguramente pensarían que el sujeto regreso a su habitación a dormir.
Al otro lado de la puerta, un pasillo largo con lámparas de aceite se extendía por varios metros, las paredes, varias pinturas de demonios luchando contra guerreros, pero en estas, la mayoría de los humanos eran devorados por los monstros.
-Es un santuario para los sobrenaturales como tú y yo.
Caminaron con sigilo lo suficiente como para llegar a la siguiente sala, un enorme salón con cañones apuntando hacia las ventanas, lanzas espadas y hachas adornando las paredes. Seguramente, en caso de un ataque, por aquí tomarían sus armas.
-Me alegra que hayan podido llegar
Una voz retumbo en la habitación. Una figura en negro bajo del techo hasta quedar de pie en el centro de la habitación, donde el tapete circular de color rojo, recordaba al sol japonés.
-Temo decirles que hasta aquí llegaran.
Divagado por unos momentos al darse cuenta de su cambio de pensamientos, hace ya mas de 50 años que abandono su ideología contra los humanos.
“Deje de ser un cazador de cazadores para vivir sólo la vida que debo vivir, busque la paz entre los lugares que visite y pelee en guerras luchando hombro con hombro con humanos comunes y corrientes.” Pensó para sí mismo.
El cambio de turno se acercaba así que avanzo seguido de su compañera. El hombre en la puerta se levanto severamente, como si un espíritu lo le hubiera avisado que algo andaba mal.
El sujeto se movió de un lado a otro, de repente giro su cabeza hacia la otra puerta, esperando que alguno de sus compañeros le diera la indicación del camino, la cual no llego. Furioso cerró los ojos y suspiro. Al terminar su suspiro un golpe en la cara rompió su nariz y hizo que su cabeza chocara contra la pared, lo suficientemente fuerte para que se desmayara.
Lo tomo con su brazo izquierdo cuando iba cayendo y lo arrastro hasta unos arbustos, enterrándolo en la tierra, tapando su aroma.
-Viene lo bueno
Miro a Jacqueline y le sonrió. La puerta sonó de una manera sorda y calmada al abrirse poco a poco, el rechinido casi nulo de los engranes no podría pasar desapercibido por un sobrenatural, seguramente pensarían que el sujeto regreso a su habitación a dormir.
Al otro lado de la puerta, un pasillo largo con lámparas de aceite se extendía por varios metros, las paredes, varias pinturas de demonios luchando contra guerreros, pero en estas, la mayoría de los humanos eran devorados por los monstros.
-Es un santuario para los sobrenaturales como tú y yo.
Caminaron con sigilo lo suficiente como para llegar a la siguiente sala, un enorme salón con cañones apuntando hacia las ventanas, lanzas espadas y hachas adornando las paredes. Seguramente, en caso de un ataque, por aquí tomarían sus armas.
-Me alegra que hayan podido llegar
Una voz retumbo en la habitación. Una figura en negro bajo del techo hasta quedar de pie en el centro de la habitación, donde el tapete circular de color rojo, recordaba al sol japonés.
-Temo decirles que hasta aquí llegaran.
Última edición por Antonio Velázquez el Mar Jun 26, 2012 2:12 pm, editado 1 vez
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Guerra de Restauración Japonesa (Libre)
De a poco logramos acercarnos lo suficiente como para ver que el guardia a quien le habian dicho aguarde un poco más para el cambio de guardia, escucho vagamente sus instintos y nos sintio cerca pero no nos descubrió. Vi con una sonrisa en mis labios como Makoto se encargó de él, asestandole la cabeza contra la pared cuando se distrajo, luego lo oculto entre los arbustos. Sali de mi escondite con cuidado.
-Buen golpe.-dije orgullosa.
Al abrir la puerta, algo chirriante por los pestillos viejos, caminamos un poco a lo largo del pasillo, alerta y sigilosos por si venia alguien. Las pinturas eran el simbolismo puro de la ideologia: que los humanos sean devorados o exterminados del mundo por siempre.
Senti un aire frio en mi espalda, haciendo que me frote la parte baja de mi hombro con la mano.
-Makoto, tengo un mal presentimiento...-y se agrandó aun más cuando llegamos a una gran puerta que conducia a lo que parecia ser una sala de posiciones, si alguien atacaba, los soldados subirian aqui para bombardearlos con los cañones.
Oimos una voz y de las vigas, bajo una sombra. Era un hombre alto de pelos largos negros recojidos, llevaba un pañuelo rojo cubriendole la nariz y la boca y estaba vestido con una hakama de duelo y llevaba dos espadas atadas a la espalda. No podia creer lo que veia.
-Hi...Hikaru-sensei?-practicamente se me cayo el alma al suelo cuando lo ví, ese pañuelo se lo habia obsequiado su amada antes de partir a Tokio. El hombre frunció el ceño un momento pero luego pareció relajarse y sonreirme.-Hikaru Battou?-no podia creermelo: mi antiguo maestro de la tecnica Battou estaba frente a mi, intentando detenernos.
-Jacqueline-sempai...Hacía décadas que no me cruzaba contigo.
-También estas de parte de ellos?-guardó silencio.-Cómo es posible que mi mentor durante tantos años, quien me enseñó las tecnicas de kendo y la tecnica Battou, esté de parte de esta revolución tan estúpida?-mi cuerpo me vibraba y por instinto e ira queria atacarle. Él simplemente se rió, desenfundando sus espadas y colocandose en posición.
-Míralo de esta forma, Jackie-san...los mataré ahora y morirán con honor y lejos de nuestros planes...
-Buen golpe.-dije orgullosa.
Al abrir la puerta, algo chirriante por los pestillos viejos, caminamos un poco a lo largo del pasillo, alerta y sigilosos por si venia alguien. Las pinturas eran el simbolismo puro de la ideologia: que los humanos sean devorados o exterminados del mundo por siempre.
Senti un aire frio en mi espalda, haciendo que me frote la parte baja de mi hombro con la mano.
-Makoto, tengo un mal presentimiento...-y se agrandó aun más cuando llegamos a una gran puerta que conducia a lo que parecia ser una sala de posiciones, si alguien atacaba, los soldados subirian aqui para bombardearlos con los cañones.
Oimos una voz y de las vigas, bajo una sombra. Era un hombre alto de pelos largos negros recojidos, llevaba un pañuelo rojo cubriendole la nariz y la boca y estaba vestido con una hakama de duelo y llevaba dos espadas atadas a la espalda. No podia creer lo que veia.
-Hi...Hikaru-sensei?-practicamente se me cayo el alma al suelo cuando lo ví, ese pañuelo se lo habia obsequiado su amada antes de partir a Tokio. El hombre frunció el ceño un momento pero luego pareció relajarse y sonreirme.-Hikaru Battou?-no podia creermelo: mi antiguo maestro de la tecnica Battou estaba frente a mi, intentando detenernos.
-Jacqueline-sempai...Hacía décadas que no me cruzaba contigo.
-También estas de parte de ellos?-guardó silencio.-Cómo es posible que mi mentor durante tantos años, quien me enseñó las tecnicas de kendo y la tecnica Battou, esté de parte de esta revolución tan estúpida?-mi cuerpo me vibraba y por instinto e ira queria atacarle. Él simplemente se rió, desenfundando sus espadas y colocandose en posición.
-Míralo de esta forma, Jackie-san...los mataré ahora y morirán con honor y lejos de nuestros planes...
Jacqueline S. Ritchway- Vampiro Clase Alta
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