AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Contando los minutos (Darcy)
Página 2 de 3.
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Contando los minutos (Darcy)
Recuerdo del primer mensaje :
Éra la décima vez en dos minutos que observaba el reloj de la torre. Me parecía increíble que aún marcase diez minutos antes de las tres de la tarde. Lo observé molesta, preguntándome si no sería más bien que el mecanismo del reloj había fallado o que las manecillas habían decidido descomponerse con la mera idea de contrariarme, pues a pesar de llevar en la plaza tan sólo unos minutos, sentía que más bien se trataba de horas.
Volví a andar un par de pasos enfrente de la banca, la cual por muy acomodada que estuviese bajo la sombra no me servía de nada pues lo que menos podía hacer era permanecer sentada. Lamenté haberme puesto el vestido que traía pues, aunque volví loca a mi doncella haciéndole jurar que el que me había puesto era el mejor de todos, me parecía que nada sería suficiente... para él. Recordé como me pasé horas frente al espejo tratando de escoger uno solo y luego cepillando mi cabello hasta que lo vi brillar lo suficiente como para sentirme un tanto realizada.
Suspiré nuevamente al ver el reloj. El dìa anterior me había reunido con mis padres y había tratado de distraerme un poco con la conversación durante la cena. La empresa no había sido exitosa, hasta el punto de que les pedí que me excusaran, pretextando cualquier cosa. Supongo que ellos pensarían que me sentía agotada por el viaje. Al llegar a mi habitación la cosa no había mejorado mucho y terminé pasando una noche demasiado inquieta. Sorprendentemente al levantarme no me sentía cansada, más bien me sentía radiante de alegría ante la expectativa de que pronto serían las tres, únicamente para volver a sentirme desesperada media hora más tarde al ver lo increíblemente lentos que pasaban los minutos, y luego que me dominara un humor terrible, el cual tuvo que soportar pacientemente la desconcertada servidumbre.
Ahora que finalmente había llegado el momento de la cita, no podía evitar sentir excitación y a la vez un tremendo desasosiego. Y si él no venía? Después de todo, solo había sido un breve encuentro en una estación... y aparte... cualquier cosa pudo haber pasado desde que lo viera marcharse. A la mejor había conocido mejores compañias que... harían a Giselle Laroche parecer una alternativa de lo mas aburrida en comparación con todas las damas distinguidas que llenaban los hoteles de Paris... o a la mejor ínsípida... o carente de encanto... Me faltaba sofisticación, pensé apesadumbrada, dejándome caer sobre la banca y pensando que si no venía... probablemente yo... pero ah!!! claro que vendrìa! Tenía que venir! porque de lo contrario yo... de lo contrario yo no sabría que hacer con ese sentimiento tan extraño... que de repente embargaba todo mi ser con la mera anticipación de que en algún momento... lo vería llegar a la plaza...
Éra la décima vez en dos minutos que observaba el reloj de la torre. Me parecía increíble que aún marcase diez minutos antes de las tres de la tarde. Lo observé molesta, preguntándome si no sería más bien que el mecanismo del reloj había fallado o que las manecillas habían decidido descomponerse con la mera idea de contrariarme, pues a pesar de llevar en la plaza tan sólo unos minutos, sentía que más bien se trataba de horas.
Volví a andar un par de pasos enfrente de la banca, la cual por muy acomodada que estuviese bajo la sombra no me servía de nada pues lo que menos podía hacer era permanecer sentada. Lamenté haberme puesto el vestido que traía pues, aunque volví loca a mi doncella haciéndole jurar que el que me había puesto era el mejor de todos, me parecía que nada sería suficiente... para él. Recordé como me pasé horas frente al espejo tratando de escoger uno solo y luego cepillando mi cabello hasta que lo vi brillar lo suficiente como para sentirme un tanto realizada.
Suspiré nuevamente al ver el reloj. El dìa anterior me había reunido con mis padres y había tratado de distraerme un poco con la conversación durante la cena. La empresa no había sido exitosa, hasta el punto de que les pedí que me excusaran, pretextando cualquier cosa. Supongo que ellos pensarían que me sentía agotada por el viaje. Al llegar a mi habitación la cosa no había mejorado mucho y terminé pasando una noche demasiado inquieta. Sorprendentemente al levantarme no me sentía cansada, más bien me sentía radiante de alegría ante la expectativa de que pronto serían las tres, únicamente para volver a sentirme desesperada media hora más tarde al ver lo increíblemente lentos que pasaban los minutos, y luego que me dominara un humor terrible, el cual tuvo que soportar pacientemente la desconcertada servidumbre.
Ahora que finalmente había llegado el momento de la cita, no podía evitar sentir excitación y a la vez un tremendo desasosiego. Y si él no venía? Después de todo, solo había sido un breve encuentro en una estación... y aparte... cualquier cosa pudo haber pasado desde que lo viera marcharse. A la mejor había conocido mejores compañias que... harían a Giselle Laroche parecer una alternativa de lo mas aburrida en comparación con todas las damas distinguidas que llenaban los hoteles de Paris... o a la mejor ínsípida... o carente de encanto... Me faltaba sofisticación, pensé apesadumbrada, dejándome caer sobre la banca y pensando que si no venía... probablemente yo... pero ah!!! claro que vendrìa! Tenía que venir! porque de lo contrario yo... de lo contrario yo no sabría que hacer con ese sentimiento tan extraño... que de repente embargaba todo mi ser con la mera anticipación de que en algún momento... lo vería llegar a la plaza...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
Quién era aquella joven que tan solo días atrás se limitaba a ver el mundo detrás de la ventana de un pequeño café, o de la banca de un concurrido parque, para observar desde allí a las parejas que recorrían dichosamente las calles. Una dama envolviendo su brazo en el de un caballero con cierta intimidad, un rostro que volteaba a ver al otro para demostrar su sentir con tan solo una breve mirada, o con una sonrisa disimulada del extremo a otro de una mesa. Era ese pequeño lenguaje de los enamorados, el cual solía observar con cierta curiosidad, pero como un testigo ajeno, el cual en realidad no comprendía muy bien, pues en realidad no se imaginaba que algo así pudiese existir también para ella.
Era la misma que ahora sentía que el corazón la guiaba por caminos inexplorados para observar aquel adorado rostro y notar en el lo que ella sabía con toda seguridad que debía reflejar el suyo propio. Entonces a pesar de aún encontrarse envuelta en esa espiral de sensaciones tan dulces y a la vez tan intensas, no podía más que observar el rostro de Darcy, el cual volvía a cubrir con mis besos para luego durante tan solo unos segundos preguntarme si era posible que él sintiese lo mismo que yo.
Sabía que él me deseaba tanto como yo a él. O quizás no, quizás yo lo deseaba más, mucho más. Porque aunque es cierto que la cercanía de su cuerpo me hacía temblar, y que cada vez que sus besos
marcaban mi piel me sentía más viva de lo que jamás había estado antes. También es cierto que yo deseaba mucho más que eso. Deseaba su alma, deseaba su ser, deseaba su corazón. Deseaba esa unión que sólo pueden compartir aquellos que de manera inexplicable logran encontrarse el uno al otro para saber en ese momento que no existe otra persona más para ti.
Entonces me maravillaba por lo que descubría al sentir sus caricias a traves de la tela de mi vestido, preguntándome como sería el sentir esas mismas suaves y varoniles manos directamente sobre mi piel. Para luego sentirme abochornada porque, aunque todo lo que sentíamos era maravilloso, único, y natural yo nunca... yo nunca me había entregado a ningún hombre...
Era demasiado sorprente que mientras aún me encontraba perdida en ese sentimiento tan profundo que sentía por él una loca fantasía se abriese paso a través de mi ser para darme cuenta de que renunciaría a cualquier cosa con tal de estar siempre con él? Era acaso el tiempo un dictador injusto que me reprocharía por fantasear demasiado pronto con encontrarme en un lugar similar a este pero... en la presencia de una sotana para escuchar una bendición, profesar un juramento eterno, y renunciar gustosa a mi apellido para adoptar el de Nightbell?
Me lo reprocharía él? El desear despertar todas las mañanas de mi vida a su lado sabiendo que después de eso no le pediría nada más a la vida. Lo miré a los ojos, dándome repentina cuenta de hacía donde nos dirigiamos, pero a mi vez todo lo que quería era entregarle a él por entero mi cuerpo, mi alma, mi corazón, ya sin detenerme a pensar que era y que no era correcto. No quería cuestionarme nada. No al estar con él. Suspiré mientras sus manos se detenían en los cordones de mi vestido, y de repente, impulsivamente, sin que pudiera detener las palabras, dije algo que no planeaba decir, pues no tenía la menor idea de lo que pensaría él de mi, acaso... lo echaría todo a perder, tal vez... -Te quiero...-
Era la misma que ahora sentía que el corazón la guiaba por caminos inexplorados para observar aquel adorado rostro y notar en el lo que ella sabía con toda seguridad que debía reflejar el suyo propio. Entonces a pesar de aún encontrarse envuelta en esa espiral de sensaciones tan dulces y a la vez tan intensas, no podía más que observar el rostro de Darcy, el cual volvía a cubrir con mis besos para luego durante tan solo unos segundos preguntarme si era posible que él sintiese lo mismo que yo.
Sabía que él me deseaba tanto como yo a él. O quizás no, quizás yo lo deseaba más, mucho más. Porque aunque es cierto que la cercanía de su cuerpo me hacía temblar, y que cada vez que sus besos
marcaban mi piel me sentía más viva de lo que jamás había estado antes. También es cierto que yo deseaba mucho más que eso. Deseaba su alma, deseaba su ser, deseaba su corazón. Deseaba esa unión que sólo pueden compartir aquellos que de manera inexplicable logran encontrarse el uno al otro para saber en ese momento que no existe otra persona más para ti.
Entonces me maravillaba por lo que descubría al sentir sus caricias a traves de la tela de mi vestido, preguntándome como sería el sentir esas mismas suaves y varoniles manos directamente sobre mi piel. Para luego sentirme abochornada porque, aunque todo lo que sentíamos era maravilloso, único, y natural yo nunca... yo nunca me había entregado a ningún hombre...
Era demasiado sorprente que mientras aún me encontraba perdida en ese sentimiento tan profundo que sentía por él una loca fantasía se abriese paso a través de mi ser para darme cuenta de que renunciaría a cualquier cosa con tal de estar siempre con él? Era acaso el tiempo un dictador injusto que me reprocharía por fantasear demasiado pronto con encontrarme en un lugar similar a este pero... en la presencia de una sotana para escuchar una bendición, profesar un juramento eterno, y renunciar gustosa a mi apellido para adoptar el de Nightbell?
Me lo reprocharía él? El desear despertar todas las mañanas de mi vida a su lado sabiendo que después de eso no le pediría nada más a la vida. Lo miré a los ojos, dándome repentina cuenta de hacía donde nos dirigiamos, pero a mi vez todo lo que quería era entregarle a él por entero mi cuerpo, mi alma, mi corazón, ya sin detenerme a pensar que era y que no era correcto. No quería cuestionarme nada. No al estar con él. Suspiré mientras sus manos se detenían en los cordones de mi vestido, y de repente, impulsivamente, sin que pudiera detener las palabras, dije algo que no planeaba decir, pues no tenía la menor idea de lo que pensaría él de mi, acaso... lo echaría todo a perder, tal vez... -Te quiero...-
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
Que es el amor cuando te entregas por completo a esa cárcel que por más que pareciera tortura es lo más bello que pude existir. Como un suculento banquete que solo una vez en la vida se te permite disfrutar, pero si sabes comer de bocado en bocado puedes disfrutarlo por siempre. En este momento mi corazón late mucho más rápido al escuchar esas palabras q aunque cortas se vuelven poesía al Giselle quien las pronuncia, hace que mi cuerpo se estremezca por completo, que mi mundo gire alrededor suyo, que nadie más pueda robar esa mirada que desde hace unas horas proclame como solo mía.
La gente comúnmente vive el amor como una rutina, algo que seguir y eso por ende, termina marchitándolo cual rosa sin ser alimentada por agua y los rayos cálidos del sol, y se confirma aquel dicho de que “no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde”, y me estaba empeñando a encadenar este sentimiento con eslabones difíciles de romper, quiero guardar esta imagen por siempre y para siempre en mi mente y lo profundo de mi corazón. Quizá no puede salir de esta prisión que me consume día a día, pero acepto con gracia la amable carcelera que se me ha impuesto y hará de mi estancia en esta lúgubre morada más amena. Sinceramente sentía como por momentos flotaba en el aire al sentir esos besos por mi cuerpo, mientras que un escalofrío delicioso nuevamente hacia presencia en un cuerpo maltrecho internamente por la desesperación y el amor, que por momentos bajo sus caricias era sanado lentamente.
Comencé a deslizar un poco su vestido, quería rasgarlo en ese momento para contemplarla completamente desnuda, pero mis ansias se consumían al perderme en su mirada, en sus besos, en esas caricias que me queman a su paso, pero que a la ves dicen más que mil palabras. La noche nos envolvía nuevamente, no sé cómo el tiempo avanzo tan rápido, pero en este momento nos brindaba la noche más larga de nuestras vidas con buena compañía, mientras que algunos candelabros alumbraban a lo lejos tenuemente, y la frescura del lugar nos cobijaba con su manto sedoso. Nuevamente mis manos comenzaban a jugar sobre su vestido que a duras penas se mantenía firme y conforme avanzaba dejaba más al descubierto, cosa que a ambos nos sonrojaba, nunca antes había estado en esta posición y al parecer ella tampoco, eso me agradaba, ya que al parecer, seria nuestra primera vez… Me perdí en su cuello por momentos, vencido por el aroma que más que dulce y sensual gritaba a mis sentidos el nombre de “Giselle”, cayendo en una sensual y suave mordida que a la mañana siguiente no podría disimular. De pronto un par de palabras salieron de mi sin temor y sin desidia, como si fuera una necesidad sacarlas de mi sistema, como si fuera la última carta para hacer que mi Madame se quedara para siempre conmigo - Te amo – eso fue lo que dije? Dos palabras que hacen q el mundo se detenga y por primera vez lo sentía y pude decirlas, pero como saber si ella sentía lo mismo, estaría dispuesta a entregarse por completo a un hombre que solo conoce de pocas horas, pero que con eso bastó para saber q era el indicado, en mi caso, saber que ella era la indicada. Todo hacía suponer que esta noche, por fin, alguien como ella, había robado el corazón de Darcy Nigthbell, un corazón que por un tiempo se mantuvo frio, inerte, sin vida y que hace tan solo unas horas, latía con una intensidad junto con el de mi acompañante… Y esto era aquel amor?? Quien lo creyera!!!!
La gente comúnmente vive el amor como una rutina, algo que seguir y eso por ende, termina marchitándolo cual rosa sin ser alimentada por agua y los rayos cálidos del sol, y se confirma aquel dicho de que “no se sabe lo que se tiene hasta que se pierde”, y me estaba empeñando a encadenar este sentimiento con eslabones difíciles de romper, quiero guardar esta imagen por siempre y para siempre en mi mente y lo profundo de mi corazón. Quizá no puede salir de esta prisión que me consume día a día, pero acepto con gracia la amable carcelera que se me ha impuesto y hará de mi estancia en esta lúgubre morada más amena. Sinceramente sentía como por momentos flotaba en el aire al sentir esos besos por mi cuerpo, mientras que un escalofrío delicioso nuevamente hacia presencia en un cuerpo maltrecho internamente por la desesperación y el amor, que por momentos bajo sus caricias era sanado lentamente.
Comencé a deslizar un poco su vestido, quería rasgarlo en ese momento para contemplarla completamente desnuda, pero mis ansias se consumían al perderme en su mirada, en sus besos, en esas caricias que me queman a su paso, pero que a la ves dicen más que mil palabras. La noche nos envolvía nuevamente, no sé cómo el tiempo avanzo tan rápido, pero en este momento nos brindaba la noche más larga de nuestras vidas con buena compañía, mientras que algunos candelabros alumbraban a lo lejos tenuemente, y la frescura del lugar nos cobijaba con su manto sedoso. Nuevamente mis manos comenzaban a jugar sobre su vestido que a duras penas se mantenía firme y conforme avanzaba dejaba más al descubierto, cosa que a ambos nos sonrojaba, nunca antes había estado en esta posición y al parecer ella tampoco, eso me agradaba, ya que al parecer, seria nuestra primera vez… Me perdí en su cuello por momentos, vencido por el aroma que más que dulce y sensual gritaba a mis sentidos el nombre de “Giselle”, cayendo en una sensual y suave mordida que a la mañana siguiente no podría disimular. De pronto un par de palabras salieron de mi sin temor y sin desidia, como si fuera una necesidad sacarlas de mi sistema, como si fuera la última carta para hacer que mi Madame se quedara para siempre conmigo - Te amo – eso fue lo que dije? Dos palabras que hacen q el mundo se detenga y por primera vez lo sentía y pude decirlas, pero como saber si ella sentía lo mismo, estaría dispuesta a entregarse por completo a un hombre que solo conoce de pocas horas, pero que con eso bastó para saber q era el indicado, en mi caso, saber que ella era la indicada. Todo hacía suponer que esta noche, por fin, alguien como ella, había robado el corazón de Darcy Nigthbell, un corazón que por un tiempo se mantuvo frio, inerte, sin vida y que hace tan solo unas horas, latía con una intensidad junto con el de mi acompañante… Y esto era aquel amor?? Quien lo creyera!!!!
Invitado- Invitado
Re: Contando los minutos (Darcy)
El tiempo transcurría de manera que ya no podía precisar pues ahora me encontraba al borde de un abismo al cual contemplaba de manera anhelante y precipitada, sin que pudiese detenerme a pensar ni tan sólo un segundo para lograr determinar de alguna manera, el por qué de repente el mundo se desvanecía de la manera en que siempre lo había considerado para ser cambiado por uno nuevo en el cual no me reconocía a mi misma. Ahora, que finalmente había pronunciado esas palabras, me sentía libre para poder amarlo con todo lo que eso conllevase sin tener que hacerme ningún reproche, pues ahora podía dejarme llevar por los dictados de mi corazón.
Ahora que el mero pronunciamiento de esas palabras me había liberado, me daba cuenta de que todo lo que quería era renunciar a mi misma para someterme a sus deseos y de esa manera poder entregarle todo aquello que formaba parte de Giselle Laroche, aunque no todo en ella fuese luz, aunque durante mucho tiempo me hubiese encontrado envuelta en la oscuridad, incapaz de encontrar algo que pudiese considerar remotamente redimible en mi naturaleza, y sin embargo, ahora que experimentaba este sentimiento tan puro comenzaba a creer que tal vez, me había equivocado. Ahora, al sentir esa inexplicable vorágine que recorría todo mi ser ante el mero contacto de esos labios, del recorrer de esas manos, del calor de ese cuerpo tan cerca del mío, el cual quise inevitablemente sentir aún más cerca.
Entonces sin pensarlo, comencé a desabotonar su camisa, con dedos un tanto temblorosos, mientras iba deshaciéndome de esa barrera que se interponía entre nosotros para así poder finalmente tocar directamente su piel, primero con timidez y luego con fascinación, mientras sentía como el se detenía en mi cuello de manera que me olvidaba de todo, excepto de recorrer con mis dedos cada uno de los bien definidos músculos de su pecho, descubriéndolos con mi mente un tanto confundida pero anhelante, al tiempo que no podía evitar ruborizarme preguntándome si él no pensaría que yo era ligera de cascos, acaso tuviese una pésima impresión de mi... pensaría que no era mucho mejor que alguna de esas damas de la vida galante....pues en realidad yo misma me sorprendía por... actuar así... acaso, debería de detenerme? de ponerle un alto a todo lo que estaba sucediendo entre nosotros?
De repente mientras me encontraba confundida en ese mar de incertidumbre, escuché sus palabras. Mi corazón comenzó a latir tan rápida e intempestivamente que pensé que no podría contenerlo en mi pecho. El... había dicho... que me amaba... pero era posible lo que acababa de escuchar? Era acaso posible tanta felicidad? Descubrir que bastaba escuchar esas dos palabras de sus maravillosos labios y mirar esos ojos azules que me tenían hechizada para así corroborar esas palabras, que al oirlas me sacaban de ese previo abismo para elevarme otra vez a las alturas, y sentir de inmediato cómo mis miedos se desvanecían con el sonido de su voz, pues ahora sabía que podía estar segura entre sus brazos... y así tomar sus manos con las mías para guiarlas hacía esa parte de mi vestido que apenas me cubría y encontrar su mirada asegurándole silenciosamente que estaba bien, que quería entregarme a él por completo...
Ahora que el mero pronunciamiento de esas palabras me había liberado, me daba cuenta de que todo lo que quería era renunciar a mi misma para someterme a sus deseos y de esa manera poder entregarle todo aquello que formaba parte de Giselle Laroche, aunque no todo en ella fuese luz, aunque durante mucho tiempo me hubiese encontrado envuelta en la oscuridad, incapaz de encontrar algo que pudiese considerar remotamente redimible en mi naturaleza, y sin embargo, ahora que experimentaba este sentimiento tan puro comenzaba a creer que tal vez, me había equivocado. Ahora, al sentir esa inexplicable vorágine que recorría todo mi ser ante el mero contacto de esos labios, del recorrer de esas manos, del calor de ese cuerpo tan cerca del mío, el cual quise inevitablemente sentir aún más cerca.
Entonces sin pensarlo, comencé a desabotonar su camisa, con dedos un tanto temblorosos, mientras iba deshaciéndome de esa barrera que se interponía entre nosotros para así poder finalmente tocar directamente su piel, primero con timidez y luego con fascinación, mientras sentía como el se detenía en mi cuello de manera que me olvidaba de todo, excepto de recorrer con mis dedos cada uno de los bien definidos músculos de su pecho, descubriéndolos con mi mente un tanto confundida pero anhelante, al tiempo que no podía evitar ruborizarme preguntándome si él no pensaría que yo era ligera de cascos, acaso tuviese una pésima impresión de mi... pensaría que no era mucho mejor que alguna de esas damas de la vida galante....pues en realidad yo misma me sorprendía por... actuar así... acaso, debería de detenerme? de ponerle un alto a todo lo que estaba sucediendo entre nosotros?
De repente mientras me encontraba confundida en ese mar de incertidumbre, escuché sus palabras. Mi corazón comenzó a latir tan rápida e intempestivamente que pensé que no podría contenerlo en mi pecho. El... había dicho... que me amaba... pero era posible lo que acababa de escuchar? Era acaso posible tanta felicidad? Descubrir que bastaba escuchar esas dos palabras de sus maravillosos labios y mirar esos ojos azules que me tenían hechizada para así corroborar esas palabras, que al oirlas me sacaban de ese previo abismo para elevarme otra vez a las alturas, y sentir de inmediato cómo mis miedos se desvanecían con el sonido de su voz, pues ahora sabía que podía estar segura entre sus brazos... y así tomar sus manos con las mías para guiarlas hacía esa parte de mi vestido que apenas me cubría y encontrar su mirada asegurándole silenciosamente que estaba bien, que quería entregarme a él por completo...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
No sé cómo empezar a describir las sensaciones que me invaden a cada momento, al sentir como mi camisa es deslizada lentamente por mi torso para después hacerla que bese lentamente el suelo, sentir sus manos en mi pecho, mientras que recorría con uno de sus dedos cada forma marcada en el mismo. Mi piel se erizaba al contacto, cada caricia cuidadosa de ella me hacía sentir único, más al ver como su rostro se azoraba un poco. Si todo lo que estaba a punto de pasar fuera un pecado ante los ojos de Dios y de la sociedad, estaría dispuesto a cumplir la penitencia que me fuera impuesta.
El pecado en el que muchos caemos, la lujuria, poco a poco teñía el ambiente en esta capilla que por momentos se convertía en una fiel compañera de esta noche, proporcionando el ambiente perfecto para que dos personas, decididas, sin temores, sin secretos, se entreguen completamente a las redes del amor, haciendo este lazo que los unió más fuerte y difícil de deshacer por quien se empeñara en separar lo que ahora como una promesa ante solo un cristo y en silencio ella y yo confirmábamos y que más adelante consumiríamos en una noche de pasión, una noche que por mucho tiempo quedara guardada en las paredes de esta capilla que más que ser una aventura algo terrorífica, termina convirtiéndose en un juego sensual que nos gustaba y nos llevaba más haya.
El sentir como guiaba mis manos a su vestido estremecía cada célula de mi cuerpo… Lentamente comencé a deslizar esa tela que me impedía sentir por completo esa piel, sintiendo como al paso de mis caricias se erizaba y azoraba tenuemente, implorando que no me detuviera, su vestido no tardó en formar parte de un grupo de espectadores inanimados en esa capilla, observando atentos como nuestros cuerpos se comunicaran pareciendo que se conociesen de hace ya tiempo. Era algo imposible, pero poco a poco voy creyendo en ese cuento de que años atrás teníamos un antepasado, alguien idéntico a nosotros, quizá, solo quizá en ese tiempo Giselle y Darcy formaron algo que ahora se consuma nuevamente.
Mi vista y mis sentidos quedaron extasiados al ver a mi amante de frente, en solo ropa íntima, mis manos no paraban de acariciar sensualmente cada centímetro de su cuerpo, a tal grado de recorrer por mis labios todo su pecho, subiendo lentamente hasta sus labios perdiéndome un poco en ese mar de sensaciones que solo sus caricias podrían provocar. Mientras que mis manos se fugaban lentamente por el elástico de su ropa íntima tratando de quitar todo ese estorbo, al igual que sentía sus manos algo nerviosas tratando de emparejar la situación a su conveniencia. Sonreí algo apenado, era como si cada sensación de ella fuera trasmitida al tacto a mi piel, era algo tonto ya que las penas desde que llegamos al lugar salían sobrando.
Me detuve un momento, quería contemplarla, los rayos de la luna tentando su piel hacían el momento más que esplendoroso, una tenue luna llena entrando por la ventana, alumbrando esa cúpula que construíamos a cada segundo, en cada beso y caricia – Quiero que esta noche se repita muchas más, no quiero ser solo una aventura, no quiero quedarme como un deseo satisfecho… - Era algo que probablemente ella no entendería, hay veces que la credulidad de un hombre se ve manchada por el sufrimiento, un pasado que me atormenta, pero que desde mi arribo, se quedó en las aguas de ese mar turbulento y traicionero…. – Giselle… - Solo suspire ante sus caricias hechizado por esa mirada, por esa piel al contacto con la mía…
El pecado en el que muchos caemos, la lujuria, poco a poco teñía el ambiente en esta capilla que por momentos se convertía en una fiel compañera de esta noche, proporcionando el ambiente perfecto para que dos personas, decididas, sin temores, sin secretos, se entreguen completamente a las redes del amor, haciendo este lazo que los unió más fuerte y difícil de deshacer por quien se empeñara en separar lo que ahora como una promesa ante solo un cristo y en silencio ella y yo confirmábamos y que más adelante consumiríamos en una noche de pasión, una noche que por mucho tiempo quedara guardada en las paredes de esta capilla que más que ser una aventura algo terrorífica, termina convirtiéndose en un juego sensual que nos gustaba y nos llevaba más haya.
El sentir como guiaba mis manos a su vestido estremecía cada célula de mi cuerpo… Lentamente comencé a deslizar esa tela que me impedía sentir por completo esa piel, sintiendo como al paso de mis caricias se erizaba y azoraba tenuemente, implorando que no me detuviera, su vestido no tardó en formar parte de un grupo de espectadores inanimados en esa capilla, observando atentos como nuestros cuerpos se comunicaran pareciendo que se conociesen de hace ya tiempo. Era algo imposible, pero poco a poco voy creyendo en ese cuento de que años atrás teníamos un antepasado, alguien idéntico a nosotros, quizá, solo quizá en ese tiempo Giselle y Darcy formaron algo que ahora se consuma nuevamente.
Mi vista y mis sentidos quedaron extasiados al ver a mi amante de frente, en solo ropa íntima, mis manos no paraban de acariciar sensualmente cada centímetro de su cuerpo, a tal grado de recorrer por mis labios todo su pecho, subiendo lentamente hasta sus labios perdiéndome un poco en ese mar de sensaciones que solo sus caricias podrían provocar. Mientras que mis manos se fugaban lentamente por el elástico de su ropa íntima tratando de quitar todo ese estorbo, al igual que sentía sus manos algo nerviosas tratando de emparejar la situación a su conveniencia. Sonreí algo apenado, era como si cada sensación de ella fuera trasmitida al tacto a mi piel, era algo tonto ya que las penas desde que llegamos al lugar salían sobrando.
Me detuve un momento, quería contemplarla, los rayos de la luna tentando su piel hacían el momento más que esplendoroso, una tenue luna llena entrando por la ventana, alumbrando esa cúpula que construíamos a cada segundo, en cada beso y caricia – Quiero que esta noche se repita muchas más, no quiero ser solo una aventura, no quiero quedarme como un deseo satisfecho… - Era algo que probablemente ella no entendería, hay veces que la credulidad de un hombre se ve manchada por el sufrimiento, un pasado que me atormenta, pero que desde mi arribo, se quedó en las aguas de ese mar turbulento y traicionero…. – Giselle… - Solo suspire ante sus caricias hechizado por esa mirada, por esa piel al contacto con la mía…
Invitado- Invitado
Re: Contando los minutos (Darcy)
Cómo exponer con palabras ese instante en que lo único que deseaba con cada fibra de mi ser era pertenecerle a él por completo, en que con cada caricia, con cada beso suyo, no podía más que aferrarme a él, no existían las palabras suficientes para hacerlo, no podía ni siquiera recordar si existía algún diccionario que contuviese una justa aclaración. Lo único que deseaba con todas las fuerzas de mi ser era continuar junto a él, maravillarme y someterme gustosa a esa óleada de nuevas, sorprendentes y maravillosas sensaciones que me recorrían por completo, y que no quería que se detuviesen nunca, nunca.
Y, cuando pensaba que mi cuerpo no podría sorprenderse aún más, mi vestido quedaba relegado a un lado nuestro para desmentir lo que inocentemente había asumido, pues él recorría con sus manos mi piel, de manera que me hacía extraviarme en el más profundo de los éxtasis, mientras trataba de contener un suave gemido que pugnaba por salir de mi garganta. La sensación de sus manos sobre mi piel era algo único, sobrecogedor, abrasador, y me hacía perder toda la noción de cualquier mundo externo que pudiese existir más allá de estas cuatro paredes. Más allá de este lugar, el cual en el pasado había sido testigo silencioso de mis ruegos, y que de manera sorpresiva había decidido finalmente apiadarse de mi para, como si el cielo mismo hubiese escuchado mis plegarias, traerlo a él a mi lado. Él, que sobrepasaba cualquier respuesta a cualquier ruego del pasado y a quien hubiera querido conservar junto a mi siempre.
Míentras sus besos me consumían cada vez más, mis manos continuaron explorando cada centímetro de su torso, sus hombros, su espalda, sus costados... sintiéndo como su piel respondía a la mía, como si hubiese sido creada sólo para mi, para que luego mis labios depositasen una miriada de besos sobre su piel, y mis manos también tratasen a mi vez de desprendernos de las últimas barreras existentes entre él y yo... aunque de repente... noté que él me observaba... Me detuve un segundo, sintiéndome atrapada por su mirada, deseando con todas mis fuerzas lo que antes nunca me importó demasiado, quería... ser hermosa... quería ser hermosa sólo para él... pues la simple visión de él bajo la luz de la luna me sobrecogía y me dejaba sin aliento...
Aún me sentía envuelta en la intensidad de esa mirada cuando escuche sus palabras. Una aventura? Jamás! Algo de una sola noche... me dolía terriblemente el alma de sólo pensarlo. Tomé su rostro entre mis manos con delicadeza, como si el mero hacerlo pudiese repentinamente hacerlo desaparecer a él para despertarme y darme cuenta de que todo esto era un sueño. -Todo lo que quiero es a ti... No sólo hoy, sino siempre... tanto tiempo como me permitas estar contigo...- dije, acaricíando su rostro antes de atraerlo hacia mi para encontrar sus labios con los míos... pues lo único que quería es que él lo supiese, que no tuviese la menor duda de que... quería estar con él todos y cada uno de los días de mi vida...
Y, cuando pensaba que mi cuerpo no podría sorprenderse aún más, mi vestido quedaba relegado a un lado nuestro para desmentir lo que inocentemente había asumido, pues él recorría con sus manos mi piel, de manera que me hacía extraviarme en el más profundo de los éxtasis, mientras trataba de contener un suave gemido que pugnaba por salir de mi garganta. La sensación de sus manos sobre mi piel era algo único, sobrecogedor, abrasador, y me hacía perder toda la noción de cualquier mundo externo que pudiese existir más allá de estas cuatro paredes. Más allá de este lugar, el cual en el pasado había sido testigo silencioso de mis ruegos, y que de manera sorpresiva había decidido finalmente apiadarse de mi para, como si el cielo mismo hubiese escuchado mis plegarias, traerlo a él a mi lado. Él, que sobrepasaba cualquier respuesta a cualquier ruego del pasado y a quien hubiera querido conservar junto a mi siempre.
Míentras sus besos me consumían cada vez más, mis manos continuaron explorando cada centímetro de su torso, sus hombros, su espalda, sus costados... sintiéndo como su piel respondía a la mía, como si hubiese sido creada sólo para mi, para que luego mis labios depositasen una miriada de besos sobre su piel, y mis manos también tratasen a mi vez de desprendernos de las últimas barreras existentes entre él y yo... aunque de repente... noté que él me observaba... Me detuve un segundo, sintiéndome atrapada por su mirada, deseando con todas mis fuerzas lo que antes nunca me importó demasiado, quería... ser hermosa... quería ser hermosa sólo para él... pues la simple visión de él bajo la luz de la luna me sobrecogía y me dejaba sin aliento...
Aún me sentía envuelta en la intensidad de esa mirada cuando escuche sus palabras. Una aventura? Jamás! Algo de una sola noche... me dolía terriblemente el alma de sólo pensarlo. Tomé su rostro entre mis manos con delicadeza, como si el mero hacerlo pudiese repentinamente hacerlo desaparecer a él para despertarme y darme cuenta de que todo esto era un sueño. -Todo lo que quiero es a ti... No sólo hoy, sino siempre... tanto tiempo como me permitas estar contigo...- dije, acaricíando su rostro antes de atraerlo hacia mi para encontrar sus labios con los míos... pues lo único que quería es que él lo supiese, que no tuviese la menor duda de que... quería estar con él todos y cada uno de los días de mi vida...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
Recordé aquellas palabras de Cristo en la cruz, “todo está consumado”, haciendo un poco de alarde al obsequio al cual esta noche no podría negarme. También, debo agregar, que me dejo llevar por sentimientos ocultos dentro de mi ser, sin duda un pecado a los ojos de nuestros padres, en este momento, podrían reprocharnos todo, hasta la vida, en mi caso desheredarme, pero que me importaba si el único tesoro que me importa se encontraba encima de mí, acariciando mi piel, vislumbrando por momentos lo que pudiese ser el paraíso ante mis ojos y mis fantasías. La imagen de Giselle en la estación comienza a fundirse en mi mente, que por momentos se desvanece dando paso al nuevo retrato de su rostro bajo la luz de la luna, semidesnuda, sonrojada, a mi parecer una mala combinación. Juguetee un poco con su cabello, quitando el sujetador que mantenía un peinado perfecto, que sin dudo le llevo horas, dejando que si cabello algo rizado y rubio caer sobre sus hombros, descubriéndolos un poco y continuando el juego de besos y caricias que me enviciaban a cada momento.
Ágilmente me deshice como pude de los últimos estorbos, ella por su parte hizo su trabajo, dejándonos, desnudos uno ante el otro, que nos perdone nuestro divino señor si cometemos un delito, pero si Adán y Eva pecaron por tentación, ella y yo, no somos distintos. Mis manos sin premura recorren su piel, explorando cada contorno de su cuerpo, su cintura, su cadera, sus muslos, de pronto subiendo un poco más estancándose en… Solo la mire mientras mis manos delineaban una ruta de caricias seguida por suaves besos. Me incorporé lentamente, recostándola en el frio suelo, tratando de tranquilizar ese corazón que no paraba de palpitar más rápido cada minuto con mis caricias, pasando solo las yemas de mis dedos suavemente sobre su piel, implorando una caricia, pero a la vez, renegando un acto que pareciera ser apresurado, insípido, era nuestro momento, nuestra noche.
Me recosté delicadamente sobre ella mientras que mis manos seguían ese juego, caricias por doquier, al igual que ella, simplemente una noche perfecta, un acto de confirmación amoroso que solo nosotros podemos entender, y que por momentos pensamos dejar en esa capilla, pero guardando el recuerdo y la historia para un futuro que aunque lejano, pareciese más concreto ante mis ojos, ante los de Giselle. Sonreía entre pensamientos más que imprudentes en ese momento, claro no era cosa de concentración, pero tampoco nada dejado a ligera, debía de ser perfecto para mí… aun así, debía de ser más que perfecto para ella. Una vez más mis labios fueron presa se sus beso, que a simple vista parecieran ser tiernos, amorosos, pero que muy adentro escondían una hoguera que se avivaba más y más, en la que estaba dispuesto a quemarme, la sensación aumentaba, el placer se apoderaba de nuestros cuerpos, mis manos separaron suavemente sus piernas, estaba dispuesto a entrar cual ladrón y proclamar su cuerpo por fin mío.
Fije mi mirada en la suya, contemplando ese cuerpo de pies a cabeza y soñando con verlo cada día al despertar, al decirme “buenos días” dándome un beso tierno en los labios y tomando un baño rápido para después ir a comer fuera de la casa… Todo eso pasaba por mi mente… Acerque mi cuerpo al suyo, sintiendo como la temperatura aumentaba, a centímetros de penetrar esa intimidad, antes de arrebatarle un suspiro placentero, al hacerla mujer… Observándola, esperando el permiso para poder actuar…
Off. perodon por lo corto, pero tuve un mal dia... si demoro en responder es porq mi laptop esta fallando...
Ágilmente me deshice como pude de los últimos estorbos, ella por su parte hizo su trabajo, dejándonos, desnudos uno ante el otro, que nos perdone nuestro divino señor si cometemos un delito, pero si Adán y Eva pecaron por tentación, ella y yo, no somos distintos. Mis manos sin premura recorren su piel, explorando cada contorno de su cuerpo, su cintura, su cadera, sus muslos, de pronto subiendo un poco más estancándose en… Solo la mire mientras mis manos delineaban una ruta de caricias seguida por suaves besos. Me incorporé lentamente, recostándola en el frio suelo, tratando de tranquilizar ese corazón que no paraba de palpitar más rápido cada minuto con mis caricias, pasando solo las yemas de mis dedos suavemente sobre su piel, implorando una caricia, pero a la vez, renegando un acto que pareciera ser apresurado, insípido, era nuestro momento, nuestra noche.
Me recosté delicadamente sobre ella mientras que mis manos seguían ese juego, caricias por doquier, al igual que ella, simplemente una noche perfecta, un acto de confirmación amoroso que solo nosotros podemos entender, y que por momentos pensamos dejar en esa capilla, pero guardando el recuerdo y la historia para un futuro que aunque lejano, pareciese más concreto ante mis ojos, ante los de Giselle. Sonreía entre pensamientos más que imprudentes en ese momento, claro no era cosa de concentración, pero tampoco nada dejado a ligera, debía de ser perfecto para mí… aun así, debía de ser más que perfecto para ella. Una vez más mis labios fueron presa se sus beso, que a simple vista parecieran ser tiernos, amorosos, pero que muy adentro escondían una hoguera que se avivaba más y más, en la que estaba dispuesto a quemarme, la sensación aumentaba, el placer se apoderaba de nuestros cuerpos, mis manos separaron suavemente sus piernas, estaba dispuesto a entrar cual ladrón y proclamar su cuerpo por fin mío.
Fije mi mirada en la suya, contemplando ese cuerpo de pies a cabeza y soñando con verlo cada día al despertar, al decirme “buenos días” dándome un beso tierno en los labios y tomando un baño rápido para después ir a comer fuera de la casa… Todo eso pasaba por mi mente… Acerque mi cuerpo al suyo, sintiendo como la temperatura aumentaba, a centímetros de penetrar esa intimidad, antes de arrebatarle un suspiro placentero, al hacerla mujer… Observándola, esperando el permiso para poder actuar…
Off. perodon por lo corto, pero tuve un mal dia... si demoro en responder es porq mi laptop esta fallando...
Invitado- Invitado
Re: Contando los minutos (Darcy)
Era algo inesperado como mi mente se llenaba de inusitadas fantasías a medida que descubría lo que nunca había sentido antes. Sueños alocados en los que me veía a mi misma compartiendo dulces veladas diarias con él al calor de una hoguera, cuyo fuego en realidad no podía compararse con el que producían nuestros cuerpos al estar al lado del otro. Quería dejar a un lado mis incertidumbres, las cuales me indicaban que tal vez tan hermoso escenario nunca sucediese.
Existían obstaculos, cadenas que me habían atado diariamente, pesadillas que acaso fuesen insalvables y que me apartarían de él inevitablemente. Pero no, me decía una Giselle acaso más fuerte, no había nada que ahora pudiese apartarte de él, no ahora que sabías finalmente lo que era conocerle, no ahora que a medida que descubrías todo lo que él podía despertar en ti, te dabas cuenta de que preferirías sufrir cualquier cosa antes que renunciar a él.
Así fue como mi mente se olvidó de todas esas indeseadas incertidumbres para concentrarse solo en él. Al observar la manera en que me miraba me olvidaba de todo como una tonta enamorada a la que lo único que le importa es el objeto de su afecto. Especialmente al sentir la manera en que me tocaba, de manera que me olvidaba de cualquier cosa que no fuera como sus manos recorrían lentamente mi piel, para sumirme en esas sensaciones que poco a poco se hacían más intensas. Sensaciones a las cuales no estaba para nada acostumbrada... pero que no quería de ninguna manera dejar de descubrir...
Poco a poco el tacto de sus manos lograba eliminar mi propia verguenza para girar lentamente sobre el suelo y permitirme admirarlo brevemente antes de rodear su nuca con mis brazos y notar lo maravilloso que era sentir la proximidad de su cuerpo sobre el mio. Ese increíble olor tan masculino que me rodeaba al dejar que mi boca bucase su barbilla, su nuez de Adán, su cuello, para otra vez perderme en la dulzura de su boca y en sus expertas manos que parecían saber exactamente como hacerme estremecer, continuar con esas caricias y esos besos que al principio me parecieron tan suaves y tan tiernos para ahora convertirse en una llama que recorría todo mi ser y que me hacía temblar de anhelo.
A medida que las caricias se hacían más íntimas y esa deseable tortura que era el contacto de su cuerpo continuaba recorriendo cada pequeña parte del mío no pude más que desear rendirme ante quien ahora era mi señor, mi dueño, mi amante, mi pasión. Sabía que en un segundo más tendría que rogarle que me tomara, y no me importaba, no me importaba en lo absoluto lo que el mundo entero pudiese opinar acerca de mi. Alcé mi mirada para reflejar en mis ojos lo que instantes después, sin saber muy bien como, lograba articular en palabras, ya que el mero hecho de hablar se me dificultaba en demasía. -Por favor Darcy... por favor... no te detengas...-
off: No te preocupes, hoy no me sentí del todo bien por lo que no pude conectarme mucho a Internet...
Existían obstaculos, cadenas que me habían atado diariamente, pesadillas que acaso fuesen insalvables y que me apartarían de él inevitablemente. Pero no, me decía una Giselle acaso más fuerte, no había nada que ahora pudiese apartarte de él, no ahora que sabías finalmente lo que era conocerle, no ahora que a medida que descubrías todo lo que él podía despertar en ti, te dabas cuenta de que preferirías sufrir cualquier cosa antes que renunciar a él.
Así fue como mi mente se olvidó de todas esas indeseadas incertidumbres para concentrarse solo en él. Al observar la manera en que me miraba me olvidaba de todo como una tonta enamorada a la que lo único que le importa es el objeto de su afecto. Especialmente al sentir la manera en que me tocaba, de manera que me olvidaba de cualquier cosa que no fuera como sus manos recorrían lentamente mi piel, para sumirme en esas sensaciones que poco a poco se hacían más intensas. Sensaciones a las cuales no estaba para nada acostumbrada... pero que no quería de ninguna manera dejar de descubrir...
Poco a poco el tacto de sus manos lograba eliminar mi propia verguenza para girar lentamente sobre el suelo y permitirme admirarlo brevemente antes de rodear su nuca con mis brazos y notar lo maravilloso que era sentir la proximidad de su cuerpo sobre el mio. Ese increíble olor tan masculino que me rodeaba al dejar que mi boca bucase su barbilla, su nuez de Adán, su cuello, para otra vez perderme en la dulzura de su boca y en sus expertas manos que parecían saber exactamente como hacerme estremecer, continuar con esas caricias y esos besos que al principio me parecieron tan suaves y tan tiernos para ahora convertirse en una llama que recorría todo mi ser y que me hacía temblar de anhelo.
A medida que las caricias se hacían más íntimas y esa deseable tortura que era el contacto de su cuerpo continuaba recorriendo cada pequeña parte del mío no pude más que desear rendirme ante quien ahora era mi señor, mi dueño, mi amante, mi pasión. Sabía que en un segundo más tendría que rogarle que me tomara, y no me importaba, no me importaba en lo absoluto lo que el mundo entero pudiese opinar acerca de mi. Alcé mi mirada para reflejar en mis ojos lo que instantes después, sin saber muy bien como, lograba articular en palabras, ya que el mero hecho de hablar se me dificultaba en demasía. -Por favor Darcy... por favor... no te detengas...-
off: No te preocupes, hoy no me sentí del todo bien por lo que no pude conectarme mucho a Internet...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
Un sueño más que real, una oportunidad para entregarme a alguien que me veía como un hombre, sin posición económica existente, en las mismas circunstancias, las cuales, sin pensar nos llevan a un idilio que poco a poco se confirma como el placer muto de dos cuerpos en una noche de amor que asemejaba a cualquier historia que hayamos leído, o acaso, era mejor que lo escrito en esas líneas interminables que en momentos se empeñaban en enseñarnos la forma perfecta de amar, para que al final en este momento te des cuenta que son solo fantasías, que cada persona tiene la manera perfecta de entender el amor.
Y eran esos ojos que me llevaban al espacio sideral, un lugar jamás explorado por el hombre en estos días, pero que con el simple hecho de tener una ilusión logras lo imposible que ante los ojos del mundo solo puede llamarse aventura. Pero quien les dio el título de críticos personales para que nos señalen por la calle, no me incomoda en lo absoluto, que digan “miren, a esa pareja, aquellos que se atrevieron a romper con la rutina y el miedo al qué dirán”, eso más que pena, me llenaría de orgullo. El caminar al lado de la mujer de mis sueños siendo señalados, una prueba difícil que creo superar sin dificultad, pero había algo más, algo que deba saber antes de hacer aquella ansiada pregunta que a todo hombre desmorona por el temor a la respuesta; no es el momento para preocupaciones, es el tiempo de disfrutar de ella.
Al escuchar esas palabras, pidiéndome más, que no me detuviera, logró encender por fin esa flama para comenzar ese ritual erótico, ese pacto entre dos almas que juran amarse por el resto del tiempo, mis manos sujetaron su cintura empujando un poco sobre mi cuerpo, sintiendo como su el suyo apresaba el mío proclamándolo suyo, tatuando eternamente su nombre con tinta indeleble, mis caderas se mecían suavemente, sintiendo un placer más que exquisito, el manjar prohibido de los dioses del amor, que solo en momentos como este puede ser disfrutado a mordidas. Mis labios recorrieron con besos voraces su pecho, llegando nuevamente a los suyos, iniciando una lucha interminable, mordiendo sensualmente, queriendo arrancar los labios con sus dientes, tomar mi cuerpo a plenitud.
Solté un suspiro seguido de un gesto placentero, ver como su rostro disfrutaba el momento igual que yo me impulsaba a dar más de mí, sentía como sus uñas rasgaban mi espalda suavemente, como sus dientes se marcaban en mi clavícula, haciendo que de la misma manera jugando con mis labios y mi boca cerca de su oído y en un suspiro entrecortado tratar de decir lo que el momento y su persona significaban para mí, pero no sé si las acciones lo permitan, nuestros cuerpos comenzaban a dar rastro de la batalla, algunas marcas que no se podrán disimular tan fácilmente, rasguños que producen dolor placentero, despertando a la bestia dormida – me encantas Giselle – Era como esa bruja hada que puede tomar distintas facetas ante mis ojos, pero que a pesar de eso, lo único coherente en esas personalidades es un hombre, un nombre Darcy…
Una maldición rota en esta noche, una bendición para la eternidad, una nueva vida, nuevos planes, una… Familia??... Como saber a qué punto llegaremos, mis manos se perdían en su piel mientras que alucinaba con verla de blanco, en un altar… junto a mi.
Y eran esos ojos que me llevaban al espacio sideral, un lugar jamás explorado por el hombre en estos días, pero que con el simple hecho de tener una ilusión logras lo imposible que ante los ojos del mundo solo puede llamarse aventura. Pero quien les dio el título de críticos personales para que nos señalen por la calle, no me incomoda en lo absoluto, que digan “miren, a esa pareja, aquellos que se atrevieron a romper con la rutina y el miedo al qué dirán”, eso más que pena, me llenaría de orgullo. El caminar al lado de la mujer de mis sueños siendo señalados, una prueba difícil que creo superar sin dificultad, pero había algo más, algo que deba saber antes de hacer aquella ansiada pregunta que a todo hombre desmorona por el temor a la respuesta; no es el momento para preocupaciones, es el tiempo de disfrutar de ella.
Al escuchar esas palabras, pidiéndome más, que no me detuviera, logró encender por fin esa flama para comenzar ese ritual erótico, ese pacto entre dos almas que juran amarse por el resto del tiempo, mis manos sujetaron su cintura empujando un poco sobre mi cuerpo, sintiendo como su el suyo apresaba el mío proclamándolo suyo, tatuando eternamente su nombre con tinta indeleble, mis caderas se mecían suavemente, sintiendo un placer más que exquisito, el manjar prohibido de los dioses del amor, que solo en momentos como este puede ser disfrutado a mordidas. Mis labios recorrieron con besos voraces su pecho, llegando nuevamente a los suyos, iniciando una lucha interminable, mordiendo sensualmente, queriendo arrancar los labios con sus dientes, tomar mi cuerpo a plenitud.
Solté un suspiro seguido de un gesto placentero, ver como su rostro disfrutaba el momento igual que yo me impulsaba a dar más de mí, sentía como sus uñas rasgaban mi espalda suavemente, como sus dientes se marcaban en mi clavícula, haciendo que de la misma manera jugando con mis labios y mi boca cerca de su oído y en un suspiro entrecortado tratar de decir lo que el momento y su persona significaban para mí, pero no sé si las acciones lo permitan, nuestros cuerpos comenzaban a dar rastro de la batalla, algunas marcas que no se podrán disimular tan fácilmente, rasguños que producen dolor placentero, despertando a la bestia dormida – me encantas Giselle – Era como esa bruja hada que puede tomar distintas facetas ante mis ojos, pero que a pesar de eso, lo único coherente en esas personalidades es un hombre, un nombre Darcy…
Una maldición rota en esta noche, una bendición para la eternidad, una nueva vida, nuevos planes, una… Familia??... Como saber a qué punto llegaremos, mis manos se perdían en su piel mientras que alucinaba con verla de blanco, en un altar… junto a mi.
Invitado- Invitado
Re: Contando los minutos (Darcy)
Qué era lo que tenía Darcy que me hacía perder la cabeza, que me obligaba a responderle de maneras que no comprendía del todo, queriendo seguirlo adonde fuera que él me llevase. Traté de recordar porque a este acto se le denominaba tan rotundamente con una palabra tan directa y enfática como pecado. Pecado, algo que arrasaba con todos mis sentidos a medida que él se convertía en mi maestro y yo le seguía de buen grado, queriendo devolverle con ávidez todo lo que desconocía pero que me recorría por entero, a medida que descubria un mundo nuevo a su lado.
Nada en realidad me había preparado para esto. Ciertamente no aquellos sermones que en determinados momentos escuché de boca del predicador condenando este mismo acto que ahora él y yo compartíamos pero que a mi me parecía lo más hermoso y natural que pudiese existir. Pecado? Si esa era la definición de este acto entonces el mundo entero se encontraba completamente equivocado y por más que quisiesen convencerme de lo contrario mis sentidos se encontrarían completamente reacios a aceptar algo que de manera tan pura se expresaba en cada poro de mi piel. Algo que de ahora en adelante, me daba cuenta, permanecería como recuerdo imborrable en mi cuerpo y en mi alma en cada momento de mi vida.
En este momento en que él finalmente accedió a mi ruego para de manera sorpresiva penetrar en lo más íntimo de mi ser, emití un pequeño grito de sorpresa al sentir como él se adueñaba de mi. Era esto a lo que mis hermanas ya casadas se referían como el cumplimiento de un deber y a lo que en ciertas ocasiones me habían prevenido en medio de suspiros resignados? Señor, o ellas completamente equivocadas o yo había perdido en realidad toda la noción de lo que era real, en cuyo caso por favor le rogaba al cielo no permitas que recupere jamás mi sensatez...
Clavé sin querer mis uñas en su hombro mientras me abrazaba a él con fuerza, repentinamente sintiendo un dolor lacerante recorriendome toda entera al tratarse de mi primera vez... pero ese dolor era insignificante comparado con mi deseo de ser suya... suspiré al cabo de unos segundos mientras este se desvanecía y me dejaba llevar lentamente por esa maravillosa sensación que me estremecía y que me animaba a mover mis caderas suavemente contra él, explorando otra vez tan hermosa geografía, memorizando y registrando con mis sentidos cada rincón de su ser.
A medida que transcurría el momento un hormigueo de placer comenzaba nuevamente a adueñarse de mi, mientras mi cuerpo se estremecía lentamente, cobrando fuerza, intensificandose con nuestros labios, con cada nueva caricia, con nuestras miradas al no existir ya ninguna diferencia entre su cuerpo y el mío. -Existe algo más maravilloso que esto?- suspiré, apreciando el modo en que mi cuerpo se amoldaba rápidamente al suyo, mientras me arqueaba contra él, y él continuaba reclamándome cada vez con mayor intensidad. Volvía a perderme otra vez, dejando marcas en él que tal vez estuviesen aún allí por la mañana, pero que no pude detenerme a analizar, lo único que podía hacer era sentirme ansiosa de continuar sintiendo ese intercambio íntimo de dos almas al que simplemente... conocíamos como amor...
Nada en realidad me había preparado para esto. Ciertamente no aquellos sermones que en determinados momentos escuché de boca del predicador condenando este mismo acto que ahora él y yo compartíamos pero que a mi me parecía lo más hermoso y natural que pudiese existir. Pecado? Si esa era la definición de este acto entonces el mundo entero se encontraba completamente equivocado y por más que quisiesen convencerme de lo contrario mis sentidos se encontrarían completamente reacios a aceptar algo que de manera tan pura se expresaba en cada poro de mi piel. Algo que de ahora en adelante, me daba cuenta, permanecería como recuerdo imborrable en mi cuerpo y en mi alma en cada momento de mi vida.
En este momento en que él finalmente accedió a mi ruego para de manera sorpresiva penetrar en lo más íntimo de mi ser, emití un pequeño grito de sorpresa al sentir como él se adueñaba de mi. Era esto a lo que mis hermanas ya casadas se referían como el cumplimiento de un deber y a lo que en ciertas ocasiones me habían prevenido en medio de suspiros resignados? Señor, o ellas completamente equivocadas o yo había perdido en realidad toda la noción de lo que era real, en cuyo caso por favor le rogaba al cielo no permitas que recupere jamás mi sensatez...
Clavé sin querer mis uñas en su hombro mientras me abrazaba a él con fuerza, repentinamente sintiendo un dolor lacerante recorriendome toda entera al tratarse de mi primera vez... pero ese dolor era insignificante comparado con mi deseo de ser suya... suspiré al cabo de unos segundos mientras este se desvanecía y me dejaba llevar lentamente por esa maravillosa sensación que me estremecía y que me animaba a mover mis caderas suavemente contra él, explorando otra vez tan hermosa geografía, memorizando y registrando con mis sentidos cada rincón de su ser.
A medida que transcurría el momento un hormigueo de placer comenzaba nuevamente a adueñarse de mi, mientras mi cuerpo se estremecía lentamente, cobrando fuerza, intensificandose con nuestros labios, con cada nueva caricia, con nuestras miradas al no existir ya ninguna diferencia entre su cuerpo y el mío. -Existe algo más maravilloso que esto?- suspiré, apreciando el modo en que mi cuerpo se amoldaba rápidamente al suyo, mientras me arqueaba contra él, y él continuaba reclamándome cada vez con mayor intensidad. Volvía a perderme otra vez, dejando marcas en él que tal vez estuviesen aún allí por la mañana, pero que no pude detenerme a analizar, lo único que podía hacer era sentirme ansiosa de continuar sintiendo ese intercambio íntimo de dos almas al que simplemente... conocíamos como amor...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
Como describir lo que en este momento estaba pasando, nada más que perfecto como dos cuerpo entregándose al uno al otro sin pensar en que está bien o que está mal, solo existe en su universo, dos nombres, Giselle y Darcy. Un nombre que derrocha femineidad por doquier, igual que su dueña, como contonea su cuerpo al caminar, como sin desidia se atreve a entregarse a un hombre por el simple placer y amor, un amor que es mutuo, correspondido, algo que no se aprende, solo se siente en el momento más oportuno para curar el pasado y las heridas que el mismo provoca.
El sentir esas caricias más que cooperativas estremecía cada parte de mi cuerpo, como si compusieran una hermosa sinfonía capas de ser escuchada a las afueras de este inmueble, era la manera de interpretar esto que conocemos como un sentimiento puro lejos de ser nombrado pecado, y su así fuese tendría el grado de pecado capital, englobando todos en un solo momento… Lujuria: la manera en cómo nos mirábamos, sin pena, deseando todo y entregándonos a nuestros más bajos instintos… Gula: querer disfrutar del placer hasta saciarnos, y aun con apetito, seguir noche tras noche envueltos en estas caricias tibias que pueden hacer de una noche de invierno la más cálida en nuestras vidas… Avaricia: Tener todo de ella, que tenga todo de mí, sin compartir ser el uno del otro por siempre y para siempre… Pereza: No pensar en nada más que hacer, como despertaremos, solo dormir en brazos de aquella a la que amo, y quizá no despertar para vivir un sueño más que placentero… Ira: provocar las malas lenguas, las críticas, el odio porque dos almas libres como las nuestras se entregan sin condiciones y sin ningún temor dejando atrás la educación y las formalidades simplemente entregándonos por puro amor… Envidia: que los demás nos envidien, con pena, con vergüenza, presumir a todo el mundo de lo que nosotros somos capaces, que no tememos a la rutina cotidiana, que fuimos capaces de romper esa barrera, y en un lugar como este consumamos esa promesa… Por último, Soberbia: Ser yo y solo yo para ella, ser como me conoció, ser siempre un caballero, solo con ella…
Mis caderas chocaban con las suyas lentamente, arrebatándole suspiros candentes, caricias más que tentadoras, mis manos recorrían cada facción de su cuerpo mientras que mis labios jugaban entretenidamente en su cuello, bajando más en cada momento estancándose en besos perdidos cerca de sus pechos, perdí el control y pareciera que ella le agradaba, y es que su perfume me embriagaba como el más fino vino, pero perdiendo el control de una forma más que placentera, haciendo que disfrutáramos los dos . Me detuve al escuchar esas palabras mis manos acariciaban su rostro suavemente, cuidándola, queriéndola – si… y se llama Giselle, pero así con cautela… ámame como yo lo hago – Y la noche ya no avanzaba, se estancó en una hora y un minuto en específico, en la hora y el minuto en el que nuestras miradas y nuestros cuerpos formaron un solo ser, una sola alma, un solo ente que camina por la pura inercia del amor.
El sentir esas caricias más que cooperativas estremecía cada parte de mi cuerpo, como si compusieran una hermosa sinfonía capas de ser escuchada a las afueras de este inmueble, era la manera de interpretar esto que conocemos como un sentimiento puro lejos de ser nombrado pecado, y su así fuese tendría el grado de pecado capital, englobando todos en un solo momento… Lujuria: la manera en cómo nos mirábamos, sin pena, deseando todo y entregándonos a nuestros más bajos instintos… Gula: querer disfrutar del placer hasta saciarnos, y aun con apetito, seguir noche tras noche envueltos en estas caricias tibias que pueden hacer de una noche de invierno la más cálida en nuestras vidas… Avaricia: Tener todo de ella, que tenga todo de mí, sin compartir ser el uno del otro por siempre y para siempre… Pereza: No pensar en nada más que hacer, como despertaremos, solo dormir en brazos de aquella a la que amo, y quizá no despertar para vivir un sueño más que placentero… Ira: provocar las malas lenguas, las críticas, el odio porque dos almas libres como las nuestras se entregan sin condiciones y sin ningún temor dejando atrás la educación y las formalidades simplemente entregándonos por puro amor… Envidia: que los demás nos envidien, con pena, con vergüenza, presumir a todo el mundo de lo que nosotros somos capaces, que no tememos a la rutina cotidiana, que fuimos capaces de romper esa barrera, y en un lugar como este consumamos esa promesa… Por último, Soberbia: Ser yo y solo yo para ella, ser como me conoció, ser siempre un caballero, solo con ella…
Mis caderas chocaban con las suyas lentamente, arrebatándole suspiros candentes, caricias más que tentadoras, mis manos recorrían cada facción de su cuerpo mientras que mis labios jugaban entretenidamente en su cuello, bajando más en cada momento estancándose en besos perdidos cerca de sus pechos, perdí el control y pareciera que ella le agradaba, y es que su perfume me embriagaba como el más fino vino, pero perdiendo el control de una forma más que placentera, haciendo que disfrutáramos los dos . Me detuve al escuchar esas palabras mis manos acariciaban su rostro suavemente, cuidándola, queriéndola – si… y se llama Giselle, pero así con cautela… ámame como yo lo hago – Y la noche ya no avanzaba, se estancó en una hora y un minuto en específico, en la hora y el minuto en el que nuestras miradas y nuestros cuerpos formaron un solo ser, una sola alma, un solo ente que camina por la pura inercia del amor.
Invitado- Invitado
Re: Contando los minutos (Darcy)
De repente, en medio de ese frenesí de sensaciones que me invadían a cada momento me dí cuenta de que encontraba la respuesta a algo que me había preguntado desde hace ya largo rato. De manera sorpresiva descubrí que era lo que me había faltado durante una eternidad, en los momentos en que ese familiar vacio llenaba mi alma. En las noches en que acostada en mi cuarto me preguntaba si la vida sería siempre la misma sucesión de hechos que se agitaban en mi interior mientras me acurrucaba en mi cama, abrazando mi almohada, cuando volvía a sentirme inquieta, aguardando, sin estar muy segura de qué, pero aún así un poco a la expectativa aunque tratase de ignorar ese hecho, desechándolo de mi mente, pues no quería ahondar en ello.
A lo mejor lo presentía, a lo mejor si existen esas llamadas premoniciones, a la mejor en un mundo en que los seres como yo deambulan por Paris, también es posible creer en el destino. Tal vez por eso había adelantado mi viaje de regreso unos cuantos días, para llegar a la estación en ese preciso momento. A la mejor las manecillas del reloj de alguna manera inexplicable jamás actuaban de manera errática, sino más bien, ejercían un predeterminado influjo en cada acontecer de tu vida. Ahora empezaba a creerlo, pues por primera vez lo que había sido un misterio durante esas noches, finalmente se esclarecía, en este momento me sentía finalmente completa...
Entonces al descubrir esto me dejaba llevar, quería apreciar tan solo la inigualable sensación de estar en sus brazos, notar en todo detalle su cálido aliento en mi boca, en mi cuello... disfrutar a plenitud sus labios encontrando los míos para luego bajar de manera sensual hacía esos lugares que nadíe había recorrido jamás, torturándome de manera exquisita, apasionada, intensa, haciendome sujetar más fuertemente mis brazos alrededor de su espalda a medida que él me hacía sumergirme en ese torrente de sensaciones que amenazaban con hacerme perder la cordura, rasguñando su piel suavemente mientras dejaba escapar gemidos suaves de placer. Señor, sus manos recorriendome una y otra vez, mientras yo degustaba cada sensación que él me regalaba como si fuera la última de mi vida.
A medida que esas caprichosas manecillas del reloj hacían avanzar el tiempo de tal forma en que ya no sabía distinguir si lo que vivíamos era un instante o una eternidad, me aferraba más a él, dejando que mis labios se entretuviesen con los suyos, antes de dedicarse a una exhaustiva exploración de su piel, regodeandose con su sabor, acariciando y besando su cuello, sus hombros, mientras mis dedos recorrían su espalda y él continuaba sus dulces acometidas, entrando y saliendo de mi, cada vez más profundas, meciéndonos al compás de una melodía que se hacía cada vez más armoniosa, más intensa, más exquisita, elevándome cada vez más y más, a tan solo un instante de alcanzar el mayor de los éxtasis.
Lo miré arrebolada, escuchando sus palabras, queriendo sentirlo todavía más cerca de mi, queriendo que el escuchase el latir de mi corazón, que supiese lo que sentía por él, que por favor no lo dudase, que no cupiese la menor sombra de incertidumbre. -Siempre, te amaré siempre.- Aunque tú no lo quisieses, aunque te olvidases de este momento, aunque borrases mi nombre de tus recuerdos, aunque pasasen todos los días de mi vida, aunque se colapsase el mundo. Te amo... te amo como a nadie, te amo para siempre...
A lo mejor lo presentía, a lo mejor si existen esas llamadas premoniciones, a la mejor en un mundo en que los seres como yo deambulan por Paris, también es posible creer en el destino. Tal vez por eso había adelantado mi viaje de regreso unos cuantos días, para llegar a la estación en ese preciso momento. A la mejor las manecillas del reloj de alguna manera inexplicable jamás actuaban de manera errática, sino más bien, ejercían un predeterminado influjo en cada acontecer de tu vida. Ahora empezaba a creerlo, pues por primera vez lo que había sido un misterio durante esas noches, finalmente se esclarecía, en este momento me sentía finalmente completa...
Entonces al descubrir esto me dejaba llevar, quería apreciar tan solo la inigualable sensación de estar en sus brazos, notar en todo detalle su cálido aliento en mi boca, en mi cuello... disfrutar a plenitud sus labios encontrando los míos para luego bajar de manera sensual hacía esos lugares que nadíe había recorrido jamás, torturándome de manera exquisita, apasionada, intensa, haciendome sujetar más fuertemente mis brazos alrededor de su espalda a medida que él me hacía sumergirme en ese torrente de sensaciones que amenazaban con hacerme perder la cordura, rasguñando su piel suavemente mientras dejaba escapar gemidos suaves de placer. Señor, sus manos recorriendome una y otra vez, mientras yo degustaba cada sensación que él me regalaba como si fuera la última de mi vida.
A medida que esas caprichosas manecillas del reloj hacían avanzar el tiempo de tal forma en que ya no sabía distinguir si lo que vivíamos era un instante o una eternidad, me aferraba más a él, dejando que mis labios se entretuviesen con los suyos, antes de dedicarse a una exhaustiva exploración de su piel, regodeandose con su sabor, acariciando y besando su cuello, sus hombros, mientras mis dedos recorrían su espalda y él continuaba sus dulces acometidas, entrando y saliendo de mi, cada vez más profundas, meciéndonos al compás de una melodía que se hacía cada vez más armoniosa, más intensa, más exquisita, elevándome cada vez más y más, a tan solo un instante de alcanzar el mayor de los éxtasis.
Lo miré arrebolada, escuchando sus palabras, queriendo sentirlo todavía más cerca de mi, queriendo que el escuchase el latir de mi corazón, que supiese lo que sentía por él, que por favor no lo dudase, que no cupiese la menor sombra de incertidumbre. -Siempre, te amaré siempre.- Aunque tú no lo quisieses, aunque te olvidases de este momento, aunque borrases mi nombre de tus recuerdos, aunque pasasen todos los días de mi vida, aunque se colapsase el mundo. Te amo... te amo como a nadie, te amo para siempre...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
Busco empedernidamente la manera de comprender lo que vivo a cada momento, después de un tormentoso pasado por fin soy recompensado, con alguien a mi talla. Alguna vez pensé en buscar a aquella mujer estilo princesa, encerrada en una torre o en un calabozo y yo el caballero andante que busca la manera de rescatarla para por fin culminar una historia con “y vivieron felices para siempre”, grave error, lo único que logras es encerrarte en un mundo de fantasía que no existe, fingiendo felicidad, sonriendo y en momentos resquebrajando tu rostro con una lagrima. Daba pena pensar que ese mundo era lo mejor, sentarse a leer o a imaginar al lado de una fogata lo que pareciese la solución adecuada a toda una vida de caos.
Pero ahora observo con gratitud mi realidad, que me abraza, me acaricia, y pregona palabras a mi oído que para nada parecen locura, sino que erizan mi piel por completo, hace que mi corazón se acelere y quera salirse de mi pecho, que todos mis sentidos se agudicen, que mis manos la recorran centímetro a centímetro sintiendo como su respiración se acelera y choca con mi piel, como la acaricia con esa delicadeza que solo una dama puede tener, esos ojos verdes que enloquecen con una sola mirada, que te envuelven en una fantasía a la que no te resistes en despertar. Afortunadamente esto no era una fantasía ni un desliz, era pura verdad, se podía sentir como algo genuino, sin malicia, sin intención de dañar. Si, esto era el amor, aquel sentimiento al que tememos, el que creemos que después de decir esas dos palabras que hacen girar el mundo puede llegar a lastimarte, incluso a pensar en quitarte la vida.
Pero no era mi caso, no era el caso de Giselle, ambos sentíamos algo del cual estábamos más que orgullosos, y que nos había llevado a este momento donde nos entregábamos uno al otro enteramente. Mi cuerpo se movía a un ritmo suave, meciéndome con delicadeza sobre aquel cuerpo que pareciese de cristal, evitando que por algún motivo se hiciera añicos en mis manos, fue así como pase mis brazos por su espalda, para atraer más su cuerpo contra el mío, uniéndose en un acto, en un pacto. Mis besos se perdían en su piel, quería abarcar cada facción de su cuerpo, quería deleitarme con sus caricias en todo momento, quería que bebiera de igual manera el dulce jugo de la seducción.
Me giré quedando ahora en el suelo y ella sobre mí, tomé sus manos con las mías entrelazando cada dedo, mirándola como nunca, como siempre, esplendorosa, viendo como su piel brillaba gracias al sudor provocado por mis besos y caricias, por la acción y fricción que mi cuerpo hacía con el suyo, esa mirada un tanto juguetona, deseosa de seguir, de tomar de mi cuerpo aquella esencia que imploraba ser robada por alguien con ese fino tacto como el suyo. Y fue en ese momento en que mi vida y mi camino se llenaron de luz, ese amor eterno que me prometía, que me juraba y que confirmaba en cada rose de sus labios con los míos, sus caderas comenzaron a mecerse sobre mi lentamente, era una sensación más que placentera, imposible de explicar a detalle, pero mi cuerpo reaccionaba de una forma que no conocía, y que no quería averiguar simplemente dejándome llevar por mi filial amor, por todo lo que conllevase después de esta noche.
Las palabras salían sobrando pero debía regresarle algo, algo que tranquilizara esa angustia, o que aumentara el deseo, pero en cada movimiento, en esa danza sensual que llevaba sobre mí me era casi imposible decir algo, entre suspiros placenteros y respiración entrecortada - Giselle… por favor… quisieras… nooo… aceptarías ser… mi… - no pude más, la lujuria nuevamente me tomó como su presa cual cazador, mis manos se aferraron a su cadera, impulsándola un poco más rápido, mientras que trataba de pensar si esa pregunta estaría fuera de sitio o seria el momento perfecto para decirla
Pero ahora observo con gratitud mi realidad, que me abraza, me acaricia, y pregona palabras a mi oído que para nada parecen locura, sino que erizan mi piel por completo, hace que mi corazón se acelere y quera salirse de mi pecho, que todos mis sentidos se agudicen, que mis manos la recorran centímetro a centímetro sintiendo como su respiración se acelera y choca con mi piel, como la acaricia con esa delicadeza que solo una dama puede tener, esos ojos verdes que enloquecen con una sola mirada, que te envuelven en una fantasía a la que no te resistes en despertar. Afortunadamente esto no era una fantasía ni un desliz, era pura verdad, se podía sentir como algo genuino, sin malicia, sin intención de dañar. Si, esto era el amor, aquel sentimiento al que tememos, el que creemos que después de decir esas dos palabras que hacen girar el mundo puede llegar a lastimarte, incluso a pensar en quitarte la vida.
Pero no era mi caso, no era el caso de Giselle, ambos sentíamos algo del cual estábamos más que orgullosos, y que nos había llevado a este momento donde nos entregábamos uno al otro enteramente. Mi cuerpo se movía a un ritmo suave, meciéndome con delicadeza sobre aquel cuerpo que pareciese de cristal, evitando que por algún motivo se hiciera añicos en mis manos, fue así como pase mis brazos por su espalda, para atraer más su cuerpo contra el mío, uniéndose en un acto, en un pacto. Mis besos se perdían en su piel, quería abarcar cada facción de su cuerpo, quería deleitarme con sus caricias en todo momento, quería que bebiera de igual manera el dulce jugo de la seducción.
Me giré quedando ahora en el suelo y ella sobre mí, tomé sus manos con las mías entrelazando cada dedo, mirándola como nunca, como siempre, esplendorosa, viendo como su piel brillaba gracias al sudor provocado por mis besos y caricias, por la acción y fricción que mi cuerpo hacía con el suyo, esa mirada un tanto juguetona, deseosa de seguir, de tomar de mi cuerpo aquella esencia que imploraba ser robada por alguien con ese fino tacto como el suyo. Y fue en ese momento en que mi vida y mi camino se llenaron de luz, ese amor eterno que me prometía, que me juraba y que confirmaba en cada rose de sus labios con los míos, sus caderas comenzaron a mecerse sobre mi lentamente, era una sensación más que placentera, imposible de explicar a detalle, pero mi cuerpo reaccionaba de una forma que no conocía, y que no quería averiguar simplemente dejándome llevar por mi filial amor, por todo lo que conllevase después de esta noche.
Las palabras salían sobrando pero debía regresarle algo, algo que tranquilizara esa angustia, o que aumentara el deseo, pero en cada movimiento, en esa danza sensual que llevaba sobre mí me era casi imposible decir algo, entre suspiros placenteros y respiración entrecortada - Giselle… por favor… quisieras… nooo… aceptarías ser… mi… - no pude más, la lujuria nuevamente me tomó como su presa cual cazador, mis manos se aferraron a su cadera, impulsándola un poco más rápido, mientras que trataba de pensar si esa pregunta estaría fuera de sitio o seria el momento perfecto para decirla
Invitado- Invitado
Re: Contando los minutos (Darcy)
Suspiré al sentirme invadida por ese sentimiento tan fuerte que me recorría por completo y que quería expresarle en todo momento. Quería que él lo supiese, que él lo sintiese por medio de nuestra mutua entrega. No sé por qué, pero para mi era realmente importante que él pudiese confirmarlo en cada caricia, en cada suspiro, en cada respiración, en cada roce de nuestra piel, en la perfecta armonía de nuestros cuerpos. Quería devolverle todo lo que él me ofrecía en ese momento y aún más, mucho más.
Observé otra vez ese rostro que en tan pocas horas había logrado invadir mis pensamientos de manera tal que aún al cerrar mis ojos lograba ver cada detalle de sus facciones con toda claridad, amando cada una de ellas. Sus firmes pómulos.. la curvatura de sus cejas... la forma de sus ojos... la suavidad de sus labios... Recorrí cada detalle de ese rostro lentamente con mis dedos, observando con detenimiento lo que me parecía la más perfecta obra de arte, confirmando otra vez lo que sentía... sintiendome atrapada por esa visión... cuestionandome otra vez que fuese real...Contemplé esa mirada que hacia escapar mi cordura, esos labios tan perfectos y tentadores que no pude evitar más que reclamar nuevamente como míos.
Mi respiración se aceleró al sentir como sus brazos buscaban mi espalda para acercárme aún más a él de manera que podía sentir cada uno de sus músculos, cada detalle de su cuerpo sobre el mío, palmo a palmo, mientras mis caderas continuaban esa cadencia deliciosa al compás de las suyas. Mi alma se sentía más libre que nunca, acariciada de manera incontrolable por la de él. Podía acaso el tiempo detenerse en este momento... podríamos permanecer siempre juntos... o tendría en algún momento que separarme de él, volver a mi hogar... Aunque en este momento la definición de hogar me resultaba muy confusa pues se suponía que regresabas a el para sentirte segura, cobijada, tranquila, para encontrarte a ti misma... Pero como podía yo volver a sentir nada de eso al separme de él, más bien me parecería estar encerrada entre frías paredes, en un dormitorio ajeno, en un lugar que a pesar de haberme resultado antes tan familiar ahora me parecería poco menos que extraño pues al mirarme al espejo me vería únicamente a mi misma en un lugar inmensamente vacío sin él...
Eliminé rápidamente todos esos pensamientos de mi mente. Qué me importaba el después? Lo único que importaba era el ahora, este lugar, este preciso instante. Me olvidé de todo lo demás, concentrándome sólo en él, en sus besos, mirandolo con curiosidad después de que nos hiciese girar, perdiendo rápidamente toda noción al descubrir una oleada de placeres que me recorrían de los pies a la cabeza y me hacían pronunciar su nombre mientras sus manos se aferraban a mis caderas, y él aceleraba ese vaiven excitándome poco a poco de manera exquisita pero casi insoportable.
Mi mente daba vueltas a velocidades vertiginosas, mientras procesaba lo que él me decía. Dios mio, qué era lo que Darcy acababa de preguntarme? Contuve la respiración mientras trataba de encontrar la respuesta al contemplarlo, incapaz de apartar mi mirada de la suya. Lo había escuchado de veras o mi mente se burlaba de mi? Traté de responderle... pero no pude. Las palabras... permanecían... atoradas en mi garganta...
-Todo... lo que tú quieras Darcy... Lo aceptaría todo...- logré responder al fin, apenas por encima de un murmullo...
Observé otra vez ese rostro que en tan pocas horas había logrado invadir mis pensamientos de manera tal que aún al cerrar mis ojos lograba ver cada detalle de sus facciones con toda claridad, amando cada una de ellas. Sus firmes pómulos.. la curvatura de sus cejas... la forma de sus ojos... la suavidad de sus labios... Recorrí cada detalle de ese rostro lentamente con mis dedos, observando con detenimiento lo que me parecía la más perfecta obra de arte, confirmando otra vez lo que sentía... sintiendome atrapada por esa visión... cuestionandome otra vez que fuese real...Contemplé esa mirada que hacia escapar mi cordura, esos labios tan perfectos y tentadores que no pude evitar más que reclamar nuevamente como míos.
Mi respiración se aceleró al sentir como sus brazos buscaban mi espalda para acercárme aún más a él de manera que podía sentir cada uno de sus músculos, cada detalle de su cuerpo sobre el mío, palmo a palmo, mientras mis caderas continuaban esa cadencia deliciosa al compás de las suyas. Mi alma se sentía más libre que nunca, acariciada de manera incontrolable por la de él. Podía acaso el tiempo detenerse en este momento... podríamos permanecer siempre juntos... o tendría en algún momento que separarme de él, volver a mi hogar... Aunque en este momento la definición de hogar me resultaba muy confusa pues se suponía que regresabas a el para sentirte segura, cobijada, tranquila, para encontrarte a ti misma... Pero como podía yo volver a sentir nada de eso al separme de él, más bien me parecería estar encerrada entre frías paredes, en un dormitorio ajeno, en un lugar que a pesar de haberme resultado antes tan familiar ahora me parecería poco menos que extraño pues al mirarme al espejo me vería únicamente a mi misma en un lugar inmensamente vacío sin él...
Eliminé rápidamente todos esos pensamientos de mi mente. Qué me importaba el después? Lo único que importaba era el ahora, este lugar, este preciso instante. Me olvidé de todo lo demás, concentrándome sólo en él, en sus besos, mirandolo con curiosidad después de que nos hiciese girar, perdiendo rápidamente toda noción al descubrir una oleada de placeres que me recorrían de los pies a la cabeza y me hacían pronunciar su nombre mientras sus manos se aferraban a mis caderas, y él aceleraba ese vaiven excitándome poco a poco de manera exquisita pero casi insoportable.
Mi mente daba vueltas a velocidades vertiginosas, mientras procesaba lo que él me decía. Dios mio, qué era lo que Darcy acababa de preguntarme? Contuve la respiración mientras trataba de encontrar la respuesta al contemplarlo, incapaz de apartar mi mirada de la suya. Lo había escuchado de veras o mi mente se burlaba de mi? Traté de responderle... pero no pude. Las palabras... permanecían... atoradas en mi garganta...
-Todo... lo que tú quieras Darcy... Lo aceptaría todo...- logré responder al fin, apenas por encima de un murmullo...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
Viajo en silencio y no expreso sentimientos, pero tu bien sabes que te llevo aquí adentro, cuando llega la noche y es la hora de partir voy viendo tu silueta alejándose de mí, un profundo sentimiento se apodera de mi cuerpo y es que si no estoy contigo es como si estuviera muerto, la tristeza se apodera de mi mente y de mi alma, y es que solo a tu lado puedo conocer la calma, se pierde mucho el tiempo cuando no estás tú conmigo, pero me parece eterno y me pierdo en el olvido. El viento me acaricia y me recuerda tus manos, la briza de la noche me hace pensar en tus labios, el brillo de la luna es igual al de tus ojos, sabes que sin ti, tan solo soy un despojo, y aquí sobre mi cama el aroma de tu cuerpo que me mantiene vivo y me eleva al firmamento.
Mis temores salían por la puerta, mi esperanza crecía en sus brazos, y mi amor se aferraba a su piel, pensando en verla en la cocina de mi casa día a día, sentir sus besos por las noches y despertar al alba abrazados en la cama, sería capaz de aceptar a este completo extraño? Aceptaría esta proposición. Una locura descabellada en solo dos días, pero que más podía hacer si lo único que necesitaba era a ella, nada más podría hacer que despertase en con una sonrisa, solo ella. Era el momento que necesitaba para poder pensar como terminar este acto y poder tranquilizar mi respiración a tal grado de poder hablar con ella y decirle mi deseo, decirle que me encantaría que formase parte de mi vida, que compartiera mi fortuna y mi día a día, mis placeres, mis tristezas y que me llene de felicidad por el resto de nuestras vidas.
Cuando estoy contigo cada día es alegría, pero lejos de ti me sumerjo en la agonía del recuerdo de tus besos y el sabor de tus caricias, detestaría despertar por las madrugadas y abrazar solo a mi almohada, deseando fueras tú la que comparte mi cama, te juro que estremezco cuando no estás tú conmigo, quisiera mandarle al tiempo, poder hacer eternos, todos los momentos en que me elevas al cielo, mi vida es codiciada, muchos quieren mi cabeza, y la verdad no me preocupa si la muerte se atraviesa, con tal de estar contigo juro resucitaría, para estar a tu lado lo que me resta de vida.
Sentía un escalofrió placentero recorrer gran parte de mi cuerpo, sintiendo como el clímax de esta noche se apresuraba, mis caderas comenzaron a mecerse de una forma rápida y continua, observando como el cuerpo de mi amada seguía ese movimiento, quizá sintiendo lo mismo que el mío, se recostó en mi pecho, tomándonos en brazos para poder consumar este acto, esperando no sea el último encuentro.
Era cierto todo lo que mi oído podía escuchar, ella aceptaría todo lo que de mi viniese? Lleve una de mis manos acariciando su rostro excitado, perdido en el momento, enredándose un poco en su rubia cabellera para atraerla a mí, rozar sus labios con los míos sin llegar a un beso, solo tentando al tiempo que pasaba por su mejilla llegando hasta su oído y decirle casi en un suspiro atragantado – Madame, le gustaría… ser mi… esposa – Sentía el mundo desplomarse al sentir esa sensación en mi cuerpo, como nuestros cuerpos querían gritar nuestros nombres al aire perdiéndose en caricias placenteras. Seria tempranera la manera en hacer esta proposición… O era más la necesidad de sentirla cerca, de hacerla mía lo que me hacía actuar como ahora, dejarla a mi lado para siempre…
Mis temores salían por la puerta, mi esperanza crecía en sus brazos, y mi amor se aferraba a su piel, pensando en verla en la cocina de mi casa día a día, sentir sus besos por las noches y despertar al alba abrazados en la cama, sería capaz de aceptar a este completo extraño? Aceptaría esta proposición. Una locura descabellada en solo dos días, pero que más podía hacer si lo único que necesitaba era a ella, nada más podría hacer que despertase en con una sonrisa, solo ella. Era el momento que necesitaba para poder pensar como terminar este acto y poder tranquilizar mi respiración a tal grado de poder hablar con ella y decirle mi deseo, decirle que me encantaría que formase parte de mi vida, que compartiera mi fortuna y mi día a día, mis placeres, mis tristezas y que me llene de felicidad por el resto de nuestras vidas.
Cuando estoy contigo cada día es alegría, pero lejos de ti me sumerjo en la agonía del recuerdo de tus besos y el sabor de tus caricias, detestaría despertar por las madrugadas y abrazar solo a mi almohada, deseando fueras tú la que comparte mi cama, te juro que estremezco cuando no estás tú conmigo, quisiera mandarle al tiempo, poder hacer eternos, todos los momentos en que me elevas al cielo, mi vida es codiciada, muchos quieren mi cabeza, y la verdad no me preocupa si la muerte se atraviesa, con tal de estar contigo juro resucitaría, para estar a tu lado lo que me resta de vida.
Sentía un escalofrió placentero recorrer gran parte de mi cuerpo, sintiendo como el clímax de esta noche se apresuraba, mis caderas comenzaron a mecerse de una forma rápida y continua, observando como el cuerpo de mi amada seguía ese movimiento, quizá sintiendo lo mismo que el mío, se recostó en mi pecho, tomándonos en brazos para poder consumar este acto, esperando no sea el último encuentro.
Era cierto todo lo que mi oído podía escuchar, ella aceptaría todo lo que de mi viniese? Lleve una de mis manos acariciando su rostro excitado, perdido en el momento, enredándose un poco en su rubia cabellera para atraerla a mí, rozar sus labios con los míos sin llegar a un beso, solo tentando al tiempo que pasaba por su mejilla llegando hasta su oído y decirle casi en un suspiro atragantado – Madame, le gustaría… ser mi… esposa – Sentía el mundo desplomarse al sentir esa sensación en mi cuerpo, como nuestros cuerpos querían gritar nuestros nombres al aire perdiéndose en caricias placenteras. Seria tempranera la manera en hacer esta proposición… O era más la necesidad de sentirla cerca, de hacerla mía lo que me hacía actuar como ahora, dejarla a mi lado para siempre…
Invitado- Invitado
Re: Contando los minutos (Darcy)
Había algo más maravilloso que esto, le había preguntado tan solo un momento atrás. Si, si existía, se encontraba junto a mi, llevándome a lugares desconocidos, lugares que ansiaba descubrir únicamente con él. Por eso lo sabía, sabía que haría cualquier cosa que él quisiese, lo que él me pidiera. Por eso, aunque no estaba del todo segura del significado de sus previas palabras, haría todo lo que estuviese a mi alcance para poder seguir con él. Mi mente fantaseaba un poco con eso mientras sentía ese cálido aliento erizandome la piel, y de repente, escuchaba esa pregunta que... me dejaba sin aliento, sin saber que responder. No podía ser que de veras me lo estuviese preguntando. No... yo, ya no sabía que creer... no podía pensar, sólo podía sentir. Mi cuerpo era mi peor enemigo, no me permitía esclarecer su significado. Aunque luchaba por hacerlo, por asegurarme de que lo que acababa de escuchar era cierto, mientras él, oh él era tremendamente despiadado, al preguntarme algo así mientras me sometía a este viaje irresistible, ese viaje que aumentaba en velocidad, cada vez más precipitado, mientras me envolvía en el abrazo de su seducción, continuando esa danza de nuestros cuerpos que no dejaba lugar más que para las emociones que él me provocaba sin que yo pudiese detenerme ni un solo instante para tratar de comprender nada de lo que sucedía a mi alrededor.
Sentí que mi corazón se desbocaba en mi pecho mientras alcanzaba alturas inimaginables, una oleada tan intensa que me sacudió por completo. Sintiendo una imperiosa necesidad de aferrarme a él con todas mis fuerzas, hundiendo mis dedos en su espalda, mientras ese dulce pináculo al cual nos había conducido este acto de innegable amor y deseo me recorría toda entera, sacudiéndome por completo, sorprendiéndome, derramándose dentro de mi en un torrente cálido y abrumador, impidiendome separar lo real de lo fantástico para estallar en mi interior de forma decidida y arrebatadora. Alcanzando nuestro cénit, ese espacio inimaginable en el que solo existiamos él y yo, mientras sus palabras me perseguían imperiosamente, repitiendose en mi mente una y otra vez, hasta que finalmente todo terminó y pude descansar sobre él, liberada, satisfecha, suspirando, sintiendo los latidos aún acelerados de mi corazón, preguntándome si este recuperaría alguna vez su ritmo normal, amándolo con locura, queriendo estar siempre con él, rogando que fuera posible repetir momentos como este una y otra vez durante lo que me restara de vida.
Permanecí quieta, recostada aún sobre su pecho, de manera que me era fácil escuchar sus latidos, maravillandome con ese ritmo fuerte y acelerado. Me pregunté si ese corazón estaría sintiendo por lo menos la mitad de lo que había sentido y seguía sintiendo el mío. Me pregunté si sería posible despertar cada mañana sintiendome así como ahora, feliz, completa, sin que nada me hiciese falta. A pesar de... mi pasado... No, no pienses en eso ahora. Sacálo, desechalo, rompe con esos recuerdos, no tientes al destino que te había llevado hasta este momento. Atesora únicamente este instante, lo que te ofrece la vida, no lo cuestiones, sólo tomálo entre tus manos y reclámalo como tuyo. Acaso no tienes derecho a ser feliz?
Alcé mi rostro para buscar el suyo, admirándolo una vez más, perdiendome en esa mirada al volverla a encontrar, sintiendome segura como nunca, protegida entre sus brazos. Qué podría jamás estar mal en tan solo desear prolongar este sentimiento cada día de nuestras vidas? En querer estar con él, en dejarme llevar por mis impulsos que me aconsejaban no más bien me exigian darle esa respuesta. En salirme con la mía por una vez en la vida para hacer lo que realmente quería, aunque nos hubiesemos conocido apenas ayer. Qué me importaba a mi eso? Ayer? Bien podría haber sido toda mi vida. Sabía lo que sentía por él y eso no cambiaría.
-Sabe monsieur, no debe llamarme madame.- le dije con ligero reproche. No monsieur, llámeme por lo que quiero ser... por lo que espero ser... al único nombre al que quiero responder... llámeme así todos los días de mi vida. -No Mr. Nightbell, no me diga madame... - repetí, reteniendo esa mirada con la mía, la cual se iluminaba como nunca antes, sintiéndome sobrecogida por la única respuesta que podía concebir. -Sabe... se oye mil veces mejor... que me llame Mrs. Nightbell...-
Sentí que mi corazón se desbocaba en mi pecho mientras alcanzaba alturas inimaginables, una oleada tan intensa que me sacudió por completo. Sintiendo una imperiosa necesidad de aferrarme a él con todas mis fuerzas, hundiendo mis dedos en su espalda, mientras ese dulce pináculo al cual nos había conducido este acto de innegable amor y deseo me recorría toda entera, sacudiéndome por completo, sorprendiéndome, derramándose dentro de mi en un torrente cálido y abrumador, impidiendome separar lo real de lo fantástico para estallar en mi interior de forma decidida y arrebatadora. Alcanzando nuestro cénit, ese espacio inimaginable en el que solo existiamos él y yo, mientras sus palabras me perseguían imperiosamente, repitiendose en mi mente una y otra vez, hasta que finalmente todo terminó y pude descansar sobre él, liberada, satisfecha, suspirando, sintiendo los latidos aún acelerados de mi corazón, preguntándome si este recuperaría alguna vez su ritmo normal, amándolo con locura, queriendo estar siempre con él, rogando que fuera posible repetir momentos como este una y otra vez durante lo que me restara de vida.
Permanecí quieta, recostada aún sobre su pecho, de manera que me era fácil escuchar sus latidos, maravillandome con ese ritmo fuerte y acelerado. Me pregunté si ese corazón estaría sintiendo por lo menos la mitad de lo que había sentido y seguía sintiendo el mío. Me pregunté si sería posible despertar cada mañana sintiendome así como ahora, feliz, completa, sin que nada me hiciese falta. A pesar de... mi pasado... No, no pienses en eso ahora. Sacálo, desechalo, rompe con esos recuerdos, no tientes al destino que te había llevado hasta este momento. Atesora únicamente este instante, lo que te ofrece la vida, no lo cuestiones, sólo tomálo entre tus manos y reclámalo como tuyo. Acaso no tienes derecho a ser feliz?
Alcé mi rostro para buscar el suyo, admirándolo una vez más, perdiendome en esa mirada al volverla a encontrar, sintiendome segura como nunca, protegida entre sus brazos. Qué podría jamás estar mal en tan solo desear prolongar este sentimiento cada día de nuestras vidas? En querer estar con él, en dejarme llevar por mis impulsos que me aconsejaban no más bien me exigian darle esa respuesta. En salirme con la mía por una vez en la vida para hacer lo que realmente quería, aunque nos hubiesemos conocido apenas ayer. Qué me importaba a mi eso? Ayer? Bien podría haber sido toda mi vida. Sabía lo que sentía por él y eso no cambiaría.
-Sabe monsieur, no debe llamarme madame.- le dije con ligero reproche. No monsieur, llámeme por lo que quiero ser... por lo que espero ser... al único nombre al que quiero responder... llámeme así todos los días de mi vida. -No Mr. Nightbell, no me diga madame... - repetí, reteniendo esa mirada con la mía, la cual se iluminaba como nunca antes, sintiéndome sobrecogida por la única respuesta que podía concebir. -Sabe... se oye mil veces mejor... que me llame Mrs. Nightbell...-
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
Si, era cierto lo que había pronunciado al culminar este acto, mi corazón y mi respiración regresaban a su normalidad, pero mi piel permanecía erizada mientras sus dedos jugaban tiernamente mi pecho, tratando de retomar el aliento que esta noche nos arrebató para poder consumar esto que comenzó como una mera aventura, y que ahora, se confirma como una vida, una vida completamente juntos. El escuchar la forma en cómo se adueñaba de mi apellido, en realidad no me importaba, porque más adelante no la nombraría más que de una forma… Mi vida.
Ahora que sentía sus brazos, sus besos y caricias más míos que antes, es cuando caigo en cuenta de que no es una locura tratar proponerle que forme parte de mi vida, es todo lo que tengo aquí, y sería estúpido dejarla ir. Esto es a lo que llamo Libertad, la que buscaba, nada de secretos, todo lo que pudiera contarle seria de ella, seria escuchado y contemplado con toda ternura por ella, de igual manera, cualquier cosa que ella tuviese que decirme seria escuchado, sin ser juzgado, esto es lo que se llama confianza. Ahora que más queda, seguir contemplando como en momentos trata de dormir, quizá de la misma manera que yo, sentía un sueño intenso, me sentía protegido, querido, ahora podría dormir tranquilo, sin necesidad de despertar de madrugada y sentirme solo, ahora alguien ocupaba ese lugar vacío, y será por el resto de nuestras vidas.
Acariciaba su cabello suavemente, recogiendo un poco esos rizos que me encantaban, clavando mi mirada en la suya mientras tomaba mi saco para cubrirnos un poco, era lo máximo, era la única, sería la única, y era solo mía. Sonaba un tanto egoísta pero estas cosas no se comparten, ahora volteo al cielo de la capilla, observando aquella pintura que mostraba con anhelo la gracia del mismo Dios, que observó la forma en como la casualidad se vuelve amor, a la vez sintiendo como la bendición de mi familia me abrigaba. Ahora comprendía la necesidad que tenía por salir de mi país y de los días agotadores de trabajo, debía venir a este país para poder conocerla a ella, para poder ser uno, complementarnos y sentir que no hay nada ni nadie en este mundo más que nosotros dos.
Fue ahí donde mi respirar se tornó más tranquilo, había encontrado la pócima de la eterna juventud, quizá no corpórea, sino aquella que te mantiene joven dentro de ti, que a pesar de los años, quieras seguir experimentando aquello a lo que alguna vez le temiste, o simplemente hacer cosas que entrada la edad, para muchos es imposible. Ahora solo quería sentir ese latir que igualaba al mío, en perfecta sincronía, éramos ella y yo aquellas almas gemelas que en algún momento se encuentran y están destinados a ser felices por el resto de la vida? Es cierto cada rumor que las líneas en los interminables libros de amor marcan en letritas negras, no lo sé, pero hasta ahora me resulta - Eres la hermosura echa persona, eres la tentación echa mujer… Ahora que por fin te tengo, no sé qué hacer… Esa inevitable conjugación de Mrs. Nigthbell me gusta, solo que nunca será pronunciado por mis labios, será gritado solo por aquellos que quisieran tener lo que yo tengo, porque más que llamarte, esposa, o Mrs. Nigthbell, solo te llamare Giselle, ese nombre que una noche me mostro lo que en verdad es amor… - Pareciese que la noche acabara, pero solo escribía el final de una aventura, dando vuelta a la hoja y comenzar a escribir una historia…
Ahora que sentía sus brazos, sus besos y caricias más míos que antes, es cuando caigo en cuenta de que no es una locura tratar proponerle que forme parte de mi vida, es todo lo que tengo aquí, y sería estúpido dejarla ir. Esto es a lo que llamo Libertad, la que buscaba, nada de secretos, todo lo que pudiera contarle seria de ella, seria escuchado y contemplado con toda ternura por ella, de igual manera, cualquier cosa que ella tuviese que decirme seria escuchado, sin ser juzgado, esto es lo que se llama confianza. Ahora que más queda, seguir contemplando como en momentos trata de dormir, quizá de la misma manera que yo, sentía un sueño intenso, me sentía protegido, querido, ahora podría dormir tranquilo, sin necesidad de despertar de madrugada y sentirme solo, ahora alguien ocupaba ese lugar vacío, y será por el resto de nuestras vidas.
Acariciaba su cabello suavemente, recogiendo un poco esos rizos que me encantaban, clavando mi mirada en la suya mientras tomaba mi saco para cubrirnos un poco, era lo máximo, era la única, sería la única, y era solo mía. Sonaba un tanto egoísta pero estas cosas no se comparten, ahora volteo al cielo de la capilla, observando aquella pintura que mostraba con anhelo la gracia del mismo Dios, que observó la forma en como la casualidad se vuelve amor, a la vez sintiendo como la bendición de mi familia me abrigaba. Ahora comprendía la necesidad que tenía por salir de mi país y de los días agotadores de trabajo, debía venir a este país para poder conocerla a ella, para poder ser uno, complementarnos y sentir que no hay nada ni nadie en este mundo más que nosotros dos.
Fue ahí donde mi respirar se tornó más tranquilo, había encontrado la pócima de la eterna juventud, quizá no corpórea, sino aquella que te mantiene joven dentro de ti, que a pesar de los años, quieras seguir experimentando aquello a lo que alguna vez le temiste, o simplemente hacer cosas que entrada la edad, para muchos es imposible. Ahora solo quería sentir ese latir que igualaba al mío, en perfecta sincronía, éramos ella y yo aquellas almas gemelas que en algún momento se encuentran y están destinados a ser felices por el resto de la vida? Es cierto cada rumor que las líneas en los interminables libros de amor marcan en letritas negras, no lo sé, pero hasta ahora me resulta - Eres la hermosura echa persona, eres la tentación echa mujer… Ahora que por fin te tengo, no sé qué hacer… Esa inevitable conjugación de Mrs. Nigthbell me gusta, solo que nunca será pronunciado por mis labios, será gritado solo por aquellos que quisieran tener lo que yo tengo, porque más que llamarte, esposa, o Mrs. Nigthbell, solo te llamare Giselle, ese nombre que una noche me mostro lo que en verdad es amor… - Pareciese que la noche acabara, pero solo escribía el final de una aventura, dando vuelta a la hoja y comenzar a escribir una historia…
Invitado- Invitado
Re: Contando los minutos (Darcy)
Mi respiración comenzaba a normalizarse mientras disfrutaba el poder permanecer cerca de él, esa gloriosa sensación de estar a su lado, la hermosa cercanía de nuestros cuerpos, sentir la manera tan dulce en que acariciaba mi cabello. Me encantaba que lo hiciese, me encantaba la manera en que jugaba con el, la manera en que me miraba al hablar, me hacía sentir especial, como si no existiese nadie más que él y yo, como si se tratase de un mundo diferente en el que nosotros creasemos las reglas y no existiese otra cosa mas que nosotros y la manera tan perfecta en que nos amoldabamos el uno al otro. Un mundo en el que sentía la suficiente confianza de que podía lograrlo todo ya que mi determinación ahora tenía el mas maravilloso de los motivos, poder vivir con él... y para él...
Mrs. Nightbell se escuchaba más que perfecto, nunca hubiese renunciado a mi nombre con más facilidad que en este momento, dejaría todo atrás, lo que fuese, incluso mi propia herencia. Me sentí ligeramente inquieta a recordar eso, pero que podrían objetar mis padres al conocer a Darcy? Seguramente se darían cuenta de inmediato de que no existía ningún otro que pudiese ser más adecuado para mi. Ningún otro podría jamás ser más apuesto, más gallardo, más inteligente, más fuerte, más determinado, más emprendedor, más decidido, más apasionado... más... perfecto... para mi... para mi él era perfecto... sin importar nadá más... Y si por alguna desconcertante razón aún así ellos se negasen, aún si mi padre no estuviese de acuerdo por motivos diferentes... por razones que solo él conocía desde hace algún tiempo.... yo... lo convencería. Estaba segura de que lo persuadiría por completo cuando el supiese que su hija ya no podría, ya no querría seguir como hasta ahora... no sin la posibilidad de estar con él...
Sonreí al escuchar sus palabras, a la mejor sí, a la mejor era posible conocer a esa persona con la que pudieses vivir en un lugar adonde todo lo demás no tenía la mínima importancia, adonde el mundo entero, la sociedad, los sucesos indeseados... podían hacerse a un lado para darnos paso sólo a nosotros... rogué que fuese así. Alcé la mirada hasta esa pintura en el cielo raso que mostraba un Dios benevolente y creí con toda la firmeza posible que esa bendición que indicaba podría ser para nosotros. Mientras aún pensaba en esto desvié mi mirada hacia el amplio ventanal para observar a la luna. Esta aún se imponía en el oscuro cielo como si me estuviese observando, como si quisiese transmitirme algún silencioso presagio, cosa que... me causó una ligera turbación y me obligó a esconder mi rostro en el pecho de él unos segundos, enterrando ese ese sentimiento pasajero y rindiéndome a otro mucho más fuerte y permanente.
Tomé una de sus manos con la mía, sonriendo ante la manera en que sus dedos enlazaban los míos. Era yo todo eso que él decía? No lo sabía a ciencia cierta pero si acaso lo era, quería continuar siéndolo únicamente para él. -Entonces me contentaré cada nueva vez en que pueda escuchar a los demás llamarme por ese nombre, Mrs. Nightbell, mientras... me maravillo aún más al escucharte llamarme, si eso significa que estás a mi lado... sin importar la manera que elijas hacerlo...- Acaricié suavemente su cuello mientras me acurrucaba junto a él dejándome llevar por ese letargo que se apoderaba un poco de mis sentidos. A la mejor la noche acabaría pronto y me resultaría difícil alejarme de él, pero sabía que podría sobrellevarlo si me aferraba a la promesa de que en algún momento cercano podríamos unir nuestros destinos para no tener que volvernos a separar ya más.
Mrs. Nightbell se escuchaba más que perfecto, nunca hubiese renunciado a mi nombre con más facilidad que en este momento, dejaría todo atrás, lo que fuese, incluso mi propia herencia. Me sentí ligeramente inquieta a recordar eso, pero que podrían objetar mis padres al conocer a Darcy? Seguramente se darían cuenta de inmediato de que no existía ningún otro que pudiese ser más adecuado para mi. Ningún otro podría jamás ser más apuesto, más gallardo, más inteligente, más fuerte, más determinado, más emprendedor, más decidido, más apasionado... más... perfecto... para mi... para mi él era perfecto... sin importar nadá más... Y si por alguna desconcertante razón aún así ellos se negasen, aún si mi padre no estuviese de acuerdo por motivos diferentes... por razones que solo él conocía desde hace algún tiempo.... yo... lo convencería. Estaba segura de que lo persuadiría por completo cuando el supiese que su hija ya no podría, ya no querría seguir como hasta ahora... no sin la posibilidad de estar con él...
Sonreí al escuchar sus palabras, a la mejor sí, a la mejor era posible conocer a esa persona con la que pudieses vivir en un lugar adonde todo lo demás no tenía la mínima importancia, adonde el mundo entero, la sociedad, los sucesos indeseados... podían hacerse a un lado para darnos paso sólo a nosotros... rogué que fuese así. Alcé la mirada hasta esa pintura en el cielo raso que mostraba un Dios benevolente y creí con toda la firmeza posible que esa bendición que indicaba podría ser para nosotros. Mientras aún pensaba en esto desvié mi mirada hacia el amplio ventanal para observar a la luna. Esta aún se imponía en el oscuro cielo como si me estuviese observando, como si quisiese transmitirme algún silencioso presagio, cosa que... me causó una ligera turbación y me obligó a esconder mi rostro en el pecho de él unos segundos, enterrando ese ese sentimiento pasajero y rindiéndome a otro mucho más fuerte y permanente.
Tomé una de sus manos con la mía, sonriendo ante la manera en que sus dedos enlazaban los míos. Era yo todo eso que él decía? No lo sabía a ciencia cierta pero si acaso lo era, quería continuar siéndolo únicamente para él. -Entonces me contentaré cada nueva vez en que pueda escuchar a los demás llamarme por ese nombre, Mrs. Nightbell, mientras... me maravillo aún más al escucharte llamarme, si eso significa que estás a mi lado... sin importar la manera que elijas hacerlo...- Acaricié suavemente su cuello mientras me acurrucaba junto a él dejándome llevar por ese letargo que se apoderaba un poco de mis sentidos. A la mejor la noche acabaría pronto y me resultaría difícil alejarme de él, pero sabía que podría sobrellevarlo si me aferraba a la promesa de que en algún momento cercano podríamos unir nuestros destinos para no tener que volvernos a separar ya más.
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
La perfección pocas veces se lograba, y este momento lo hicimos entre nosotros dos, una obra maestra producto de todo nuestro amor. Todo iba como viento en popa, mi vida casi arreglada, y una mujer a la cual amar con todas mis fuerzas. Pero que era de mi pasado, que ocultaba Darcy detrás de semejante caballerosidad, no lo sabía, porque hasta ahora ella solo me había mostrado un Darcy que se juega todo lo que tiene en sus manos, como una apuesta, esta vez contra el destino saliendo victorioso. Sentía como se acurrucaba en mi pecho, pena tal vez, no sé, pero el amanecer nos acechaba cual cazador a su presa, y así, culminar este encuentro, aun no entendía si después de salir de la capilla tomaremos caminos separados, o por fin, saldría tomando mi brazo con la frente en alto para vivir de una sola vez esta realidad.
No podía dormir, al parecer Morfeo se empeñaba en no dejarme conciliar el sueño, o era más bien el temor de despertar y no encontrarla a mi lado. La contemplé en silencio, mientras en el horizonte hacían presencia los primeros rayos de sol de la mañana, comencé a vestirme lentamente, viendo como algo incomoda Giselle trataba de despertar. Un café, un buen almuerzo, que sigue después de esto?, me acerque lentamente acariciando apenas con mis dedos su mejilla, acercando mis labios a los suyos implorando un beso, pero perdiéndose en un suspiro matutino - Buenos días, querida – Sonreí ampliamente mientras trabada de cobijar su cuerpo aun desnudo con su vestido. Era la hora de una nueva despedida, pero con un gran sabor de boca, sabía que no pasaría día sin saber de ella, sin volver a besar esos labios, pero debía de llevarla conmigo, ya era parte de mi vida, las cosas que haga o deje de hacer seguro le incumbirían, además, esta pequeña insinuación no debe quedar en solo una promesa, debe de llevar una sortija, pero no era el tipo de caballero que salía con cualquier cosa, ser espontaneo y sorpresivo es lo que les gusta, así que debo de tragarme esas ansias de abrazarla y no dejarla ir, tiene asuntos que atender, cosas por hacer.
Sacudía mi cabello un poco tratando de disimular un mal peinada, mientras observaba como se vestía, como esa tela acariciaba nuevamente esa piel, sintiendo celos, pero recordando hace unos instantes como mis manos tomaron presa cada parte de su piel, cada mirada y cada caricia guardada en lo más recóndito de mi corazón, que a pesar de las tinieblas que lo envolvían en pasados años, por fin tenía una ligera luz entrando por una brecha que a cada minuto se hacía más grande. No entendía a las mujeres y su manera de vestir, un corset, y un vestido entallado seguro era algo difícil de cargar, no como nosotros, tomamos un traje, una camisa y una corbata tratando de combinar y listo. Me acerque lentamente por su espalda, acariciando sus manos permitiéndome amarrar de nuevo esos cordones que hace instantes y por las mismas que ahora se encargan de sujetar, fueron despojados seductoramente. Terminando de abrochar firmemente ese corset, subí acariciando su espalda y besando algo voraz su cuello, aun después de todo, seguía manteniendo ese aroma que me volvía loco – Y ahora mi vida? Que nos espera? Que harás al cruzar la puerta?- Pregunte algo preocupado, pero consiente que lo que ella deseara seria bien visto de mi parte, pero algo me dice que ese temor a la soledad, por fin se ha ido, dando paso a Mrs. Nigthbell… mi esposa, mi amante… mi amiga….
No podía dormir, al parecer Morfeo se empeñaba en no dejarme conciliar el sueño, o era más bien el temor de despertar y no encontrarla a mi lado. La contemplé en silencio, mientras en el horizonte hacían presencia los primeros rayos de sol de la mañana, comencé a vestirme lentamente, viendo como algo incomoda Giselle trataba de despertar. Un café, un buen almuerzo, que sigue después de esto?, me acerque lentamente acariciando apenas con mis dedos su mejilla, acercando mis labios a los suyos implorando un beso, pero perdiéndose en un suspiro matutino - Buenos días, querida – Sonreí ampliamente mientras trabada de cobijar su cuerpo aun desnudo con su vestido. Era la hora de una nueva despedida, pero con un gran sabor de boca, sabía que no pasaría día sin saber de ella, sin volver a besar esos labios, pero debía de llevarla conmigo, ya era parte de mi vida, las cosas que haga o deje de hacer seguro le incumbirían, además, esta pequeña insinuación no debe quedar en solo una promesa, debe de llevar una sortija, pero no era el tipo de caballero que salía con cualquier cosa, ser espontaneo y sorpresivo es lo que les gusta, así que debo de tragarme esas ansias de abrazarla y no dejarla ir, tiene asuntos que atender, cosas por hacer.
Sacudía mi cabello un poco tratando de disimular un mal peinada, mientras observaba como se vestía, como esa tela acariciaba nuevamente esa piel, sintiendo celos, pero recordando hace unos instantes como mis manos tomaron presa cada parte de su piel, cada mirada y cada caricia guardada en lo más recóndito de mi corazón, que a pesar de las tinieblas que lo envolvían en pasados años, por fin tenía una ligera luz entrando por una brecha que a cada minuto se hacía más grande. No entendía a las mujeres y su manera de vestir, un corset, y un vestido entallado seguro era algo difícil de cargar, no como nosotros, tomamos un traje, una camisa y una corbata tratando de combinar y listo. Me acerque lentamente por su espalda, acariciando sus manos permitiéndome amarrar de nuevo esos cordones que hace instantes y por las mismas que ahora se encargan de sujetar, fueron despojados seductoramente. Terminando de abrochar firmemente ese corset, subí acariciando su espalda y besando algo voraz su cuello, aun después de todo, seguía manteniendo ese aroma que me volvía loco – Y ahora mi vida? Que nos espera? Que harás al cruzar la puerta?- Pregunte algo preocupado, pero consiente que lo que ella deseara seria bien visto de mi parte, pero algo me dice que ese temor a la soledad, por fin se ha ido, dando paso a Mrs. Nigthbell… mi esposa, mi amante… mi amiga….
Invitado- Invitado
Re: Contando los minutos (Darcy)
Dormí, creo, profundamente, como no lo había hecho desde hace años. Solía tener noches plagadas de inquietudes, pensamientos rondándome en la mente que me impedían conciliar el sueño. Esta vez fue diferente, ni siquiera al encontrarme en un lugar ajeno al usual, en el suelo de esta capilla, me sentí incómoda en lo absoluto. A la mejor era porque me encontraba exhausta, a la mejor era por lo largo que había sido el día, aunque... algo me decía que se trataba de algo totalmente diferente. Quizá de ahora en adelante podría dormir tranquila finalmente.
Los primeros rayos de luz entraban por los ventanales mientras me despertaba a regañadientes y extendía mi mano para darme cuenta de que él ya no se encontraba allí. Abrí rápidamente los ojos al darme cuenta y suspiré aliviada al notar que se encontraba tan solo a unos pasos de distancia. Lo observé en silencio mientras se vestía, sintiéndome un poco triste al pensar que la llegada del día señalaba que tendríamos que separnos momentáneamente. Era inevitable si quería encargarme de preparlo todo, al menos en lo que a mis asuntos concernían, antes de poder pasar el resto del tiempo con él.
Recogí mi vestido mientras buscaba con la vista en el suelo a mi alrededor. Creo que no encontraría mis horquillas para el cabello por lo que tendría que dejármelo suelto por ahora. Traté de alisar mis bucles tanto como me fue posible hacerlo recorriéndolos con mis dedos hasta casi mi cintura. Con el tiempo había optado por dejar mi cabello bastante largo, de manera que este me resguardase un poco en los amaneceres en los que... no podia contar realmente con nada más que me cubriese...
Sentí inmediatamente como él se acercaba por detrás de mi, intuyendo ese irresistible calor que emitía su cuerpo antes de que se detuviese para ayudarme con el corset. Sus manos acariciándome y sus labios sobre mi cuello me obligaban a olvidarme de todo que hacía para sentir otra vez como me recorría un estremecimiento de los pies a la cabeza. Giré en redondo y lo miré con aire crítico. Me sorprendí al notar que no era necesario que lo ayudase en nada con respecto a su vestimenta. Aunque esta estuviese un poco arrugada, Darcy presentaba un aspecto casi impecable.
Sonreí un poco al escuchar su pregunta mientras le echaba los brazos al cuello. No quería irme. -Necesitaré algo de tiempo. Sólo el necesario para volver a casa y exponerle el asunto a mis padres.- Lo miré seria. -Es mejor que lo escuchen de mi. Una vez resuelto eso... tú dirás cual será la mejor manera en que podremos proseguir...- Me mordí el labio sin estar muy segura de que opinaba él. En realidad no quería permanecer mucho tiempo separados. Hubiese querido obviar todo esto y seguirlo de una vez adonde fuese pero... tenía deberes que cumplir. Sólo esperaba poder resolverlos rápidamente para así poder encontrarme en la libertad de estar con él de allí en adelante, y... sabía que lo hubise hecho por cualquier vía... aún si él no me hubiese propuesto... hacerlo por la más honorable...
Los primeros rayos de luz entraban por los ventanales mientras me despertaba a regañadientes y extendía mi mano para darme cuenta de que él ya no se encontraba allí. Abrí rápidamente los ojos al darme cuenta y suspiré aliviada al notar que se encontraba tan solo a unos pasos de distancia. Lo observé en silencio mientras se vestía, sintiéndome un poco triste al pensar que la llegada del día señalaba que tendríamos que separnos momentáneamente. Era inevitable si quería encargarme de preparlo todo, al menos en lo que a mis asuntos concernían, antes de poder pasar el resto del tiempo con él.
Recogí mi vestido mientras buscaba con la vista en el suelo a mi alrededor. Creo que no encontraría mis horquillas para el cabello por lo que tendría que dejármelo suelto por ahora. Traté de alisar mis bucles tanto como me fue posible hacerlo recorriéndolos con mis dedos hasta casi mi cintura. Con el tiempo había optado por dejar mi cabello bastante largo, de manera que este me resguardase un poco en los amaneceres en los que... no podia contar realmente con nada más que me cubriese...
Sentí inmediatamente como él se acercaba por detrás de mi, intuyendo ese irresistible calor que emitía su cuerpo antes de que se detuviese para ayudarme con el corset. Sus manos acariciándome y sus labios sobre mi cuello me obligaban a olvidarme de todo que hacía para sentir otra vez como me recorría un estremecimiento de los pies a la cabeza. Giré en redondo y lo miré con aire crítico. Me sorprendí al notar que no era necesario que lo ayudase en nada con respecto a su vestimenta. Aunque esta estuviese un poco arrugada, Darcy presentaba un aspecto casi impecable.
Sonreí un poco al escuchar su pregunta mientras le echaba los brazos al cuello. No quería irme. -Necesitaré algo de tiempo. Sólo el necesario para volver a casa y exponerle el asunto a mis padres.- Lo miré seria. -Es mejor que lo escuchen de mi. Una vez resuelto eso... tú dirás cual será la mejor manera en que podremos proseguir...- Me mordí el labio sin estar muy segura de que opinaba él. En realidad no quería permanecer mucho tiempo separados. Hubiese querido obviar todo esto y seguirlo de una vez adonde fuese pero... tenía deberes que cumplir. Sólo esperaba poder resolverlos rápidamente para así poder encontrarme en la libertad de estar con él de allí en adelante, y... sabía que lo hubise hecho por cualquier vía... aún si él no me hubiese propuesto... hacerlo por la más honorable...
Giselle Laroche- Mensajes : 533
Fecha de inscripción : 10/06/2010
Re: Contando los minutos (Darcy)
Lo acepto, todo se acaba con el tiempo, y no me espanto ni me lamento, morir contento esta en mis planes y no pienso amargarme por cosas inevitables, voy a vivir como tenga que vivir, no me importa si la sociedad me juzga y me apunta con el dedo, ahora sé lo que quiero hacer y con quien lo debo compartir, ya no hay críticas ni malas reseñas, todo lleva un cauce y hasta ahora mi rio corre por un buen camino, sin desbordes, tranquilo, claro… Todo con el nombre de aquella mujer que a pesar de no conocerme con el simple hecho de sonreír cambio mis planes convirtiendo mi estadía pasajera en una de por vida…
Ahora todo un hombre completo, el espacio en toda relación siempre es necesario, pero las ansias que a nuestros cuerpos invadía por sentir de nuevo cada juego de caricias hacían que los minutos, las horas, e incluso los días se hicieran eternos, y eso que aún no pasaba un minuto, aun no salíamos por la puerta para tomar caminos separados. Entendía las necesidades de Giselle, la manera en cómo se enfrentará a ellos por… por mi… Seré el tipo indicado para ellos, la mejor influencia para si hija? No quería ni siquiera cuestionarme eso, ella es para mí como yo para ella. Últimamente mi atención no era la más adecuada, siempre vagando por el camino, la más mínima distracción me tomaba como preso dejando atrás todo lo cosechado, pero esas palabras que aran la tierra y remueven las fibras más delicadas de mi cuerpo, hacen que me pierda profundamente en el deseo, en el amor que ahora conozco y que por temor a no perderlo no mencionare su nombre.
Pero ahora sus iniciales fueron hiladas en mi corazón con sedal de oro, casi imborrable y probablemente a la vista de muchos. Ahora estaba pensando en el paso que daré próximamente, sin duda el más importante, del cual no loco me retractaría, había llegado aquella que sin pedir permiso cruzó la puerta de mi corazón y cual ladrón tomó posesión de cada uno de mis sentimientos, que desde hace unos años había encerrado con cerrojo y que ahora había sido roto con las más finas caricias, los más cálidos besos que recorrieron mi cuerpo esta noche. Mi piel aún se erizaba, presagiaba algo, una despedida… Hace apenas unas horas ese escalofrió era simplemente placentero, capas de ser disfrutado y saboreado, compartido mejor dicho por dos almas, ahora se convierte en mi enemigo, tratando de envolverme en un nubarrón de temores los cuales trato de alejar sacudiendo un poco la cabeza, simulando, o más bien tratando de acomodar un poco mi cabellera. La contemplé en silencio, nuevamente nuestras miradas decían todo, como se puede quedar un ser con las ansias de gritar “no te vayas, quédate, ya trataremos de arreglar esta situación luego, ahora solo disfrutemos”, pero es ahí donde toda realidad toma sentido, quizá, en otro tiempo esto pudo ser un desliz de niño rico y poderoso, el simple hecho de acostarse con una dama después de unos tragos era lo más indicado en mis años mozos, pero por fin he madurado, obligado por la soledad, y dejándome llevar por esos sentimientos que hacía años no recordaba, pero que sin duda, ella supo cómo explotarlos al máximo.
Se hacía tarde y era la hora de partir, recordé aquel telegrama donde un tipo adinerado confirmando la compra de mi nuevo hogar, estaba ansioso de llevarla conmigo, pero sobre todo, los padres deben de ser la prioridad, y más después de los planes que tenemos, o más bien tengo - Querida, tranquila todo saldrá bien, seguro que tu padre comprenderá, y si no fuese así, tendré que hablar con él, o no te gustaría fugarte una noche de tu casa conmigo después de lanzar una que otra piedra por tu ventana tratando de despertarte mientras espero con ansias que bajases y vagar por ahí solo con una maleta llena de amor??- Si, Darcy ya estaba perdiendo el juicio, o era su mirar que aunque quisiera mentirle jamás podría ocultarle la verdad si se llegase a necesitar. Le tomé las manos delicadamente, besándolas como aquella vez en la estación, culminando con toda caballerosidad este encuentro y sellando uno nuevo, pero no sabia cuando…
Off: jeje perdón por el retraso, Sali de vacaciones este fin, sorry por no avisar, a mi tampoco me avisaron T.T U.U, amm bueno no se que planes tienes jaja o donde seguiremos, planeo hacer a Darcy vampiro no se que opines o que ocaciona esto en tu historia, me gustaría saber antes de proseguir… Como gustes, cierras tema y me avisas jeje Saludos:: Darcy!
Ahora todo un hombre completo, el espacio en toda relación siempre es necesario, pero las ansias que a nuestros cuerpos invadía por sentir de nuevo cada juego de caricias hacían que los minutos, las horas, e incluso los días se hicieran eternos, y eso que aún no pasaba un minuto, aun no salíamos por la puerta para tomar caminos separados. Entendía las necesidades de Giselle, la manera en cómo se enfrentará a ellos por… por mi… Seré el tipo indicado para ellos, la mejor influencia para si hija? No quería ni siquiera cuestionarme eso, ella es para mí como yo para ella. Últimamente mi atención no era la más adecuada, siempre vagando por el camino, la más mínima distracción me tomaba como preso dejando atrás todo lo cosechado, pero esas palabras que aran la tierra y remueven las fibras más delicadas de mi cuerpo, hacen que me pierda profundamente en el deseo, en el amor que ahora conozco y que por temor a no perderlo no mencionare su nombre.
Pero ahora sus iniciales fueron hiladas en mi corazón con sedal de oro, casi imborrable y probablemente a la vista de muchos. Ahora estaba pensando en el paso que daré próximamente, sin duda el más importante, del cual no loco me retractaría, había llegado aquella que sin pedir permiso cruzó la puerta de mi corazón y cual ladrón tomó posesión de cada uno de mis sentimientos, que desde hace unos años había encerrado con cerrojo y que ahora había sido roto con las más finas caricias, los más cálidos besos que recorrieron mi cuerpo esta noche. Mi piel aún se erizaba, presagiaba algo, una despedida… Hace apenas unas horas ese escalofrió era simplemente placentero, capas de ser disfrutado y saboreado, compartido mejor dicho por dos almas, ahora se convierte en mi enemigo, tratando de envolverme en un nubarrón de temores los cuales trato de alejar sacudiendo un poco la cabeza, simulando, o más bien tratando de acomodar un poco mi cabellera. La contemplé en silencio, nuevamente nuestras miradas decían todo, como se puede quedar un ser con las ansias de gritar “no te vayas, quédate, ya trataremos de arreglar esta situación luego, ahora solo disfrutemos”, pero es ahí donde toda realidad toma sentido, quizá, en otro tiempo esto pudo ser un desliz de niño rico y poderoso, el simple hecho de acostarse con una dama después de unos tragos era lo más indicado en mis años mozos, pero por fin he madurado, obligado por la soledad, y dejándome llevar por esos sentimientos que hacía años no recordaba, pero que sin duda, ella supo cómo explotarlos al máximo.
Se hacía tarde y era la hora de partir, recordé aquel telegrama donde un tipo adinerado confirmando la compra de mi nuevo hogar, estaba ansioso de llevarla conmigo, pero sobre todo, los padres deben de ser la prioridad, y más después de los planes que tenemos, o más bien tengo - Querida, tranquila todo saldrá bien, seguro que tu padre comprenderá, y si no fuese así, tendré que hablar con él, o no te gustaría fugarte una noche de tu casa conmigo después de lanzar una que otra piedra por tu ventana tratando de despertarte mientras espero con ansias que bajases y vagar por ahí solo con una maleta llena de amor??- Si, Darcy ya estaba perdiendo el juicio, o era su mirar que aunque quisiera mentirle jamás podría ocultarle la verdad si se llegase a necesitar. Le tomé las manos delicadamente, besándolas como aquella vez en la estación, culminando con toda caballerosidad este encuentro y sellando uno nuevo, pero no sabia cuando…
Off: jeje perdón por el retraso, Sali de vacaciones este fin, sorry por no avisar, a mi tampoco me avisaron T.T U.U, amm bueno no se que planes tienes jaja o donde seguiremos, planeo hacer a Darcy vampiro no se que opines o que ocaciona esto en tu historia, me gustaría saber antes de proseguir… Como gustes, cierras tema y me avisas jeje Saludos:: Darcy!
Invitado- Invitado
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Contando con Imagenes
» Contando estrellas o delirando?. Stefany Ane Richards
» Los minutos me atormentan.... [Privado]
» A tres minutos de la media noche [Privado]
» La Mansión Del Mar (LIBRE)
» Contando estrellas o delirando?. Stefany Ane Richards
» Los minutos me atormentan.... [Privado]
» A tres minutos de la media noche [Privado]
» La Mansión Del Mar (LIBRE)
Página 2 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour