AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Hasta la más bella rosa tiene espinas {Anuar}
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Hasta la más bella rosa tiene espinas {Anuar}
Recuerdo del primer mensaje :
"Caminar hasta donde tus pies quieren llegar,
que la sociedad ni las fronteras marquen el país de una flor"
que la sociedad ni las fronteras marquen el país de una flor"
Siempre un pie delante del otro, la única forma de avanzar hacia adelante sin mirar hacia atrás, la manera más exacta de llegar hasta un destino que para muchos es aún incierto y que para otros simplemente no existe. Recorrieron grandes grandes distancias con sus pies descalzos antes de poder llegar a este lugar en el que se encuentran. Un campo inmenso se abre paso ante sus ojos, llenando el ambiente con una tranquilidad bestial, una de las hermanas se adelanta hasta colocarse frente a la otra, extender los brazos libremente y aspirar el aroma de la naturaleza que les rodea, vive, ama, siempre atenta para compartir con el mundo su efímera felicidad aunque sea bastante escasa, así es, así será. Cierra sus ojos permitiendo envolverse en un sueño contínuo, imaginando, alucinando con cosa que quizá nunca se encuentren a su alcance.
- Cannette... - Susurra la gemela que se quedó por detrás. Ankhiara no disfruta la vida igual que su hermana, esta cansada, agotada, fastidiada de siempre huir. El asco que se acumula en su vientre desea salir, sus muecas estan proclamadas llenas de repudio, lo único que desea ahora es sentarse bajo la sombra de un árbol que se ve todavía bastante lejos de donde ella se encuentra. Admira a su alrededor la nada, el silencio. Suspira para no romper en gritos aterradores, sus manos se abren paso hasta su cabeza y masajea con delicados círculos sus sienes, esta a punto de caer en los brazos de la locura, demencia que le sigue desde niña. Toma entre sus manos el péndulo que ella misma forjo con una sortija y una cuerda para colgarla en su cuello y le sirva de oráculo. El sol esta sujeto a un cielo sin nubes como decorativos, puede calcular la hora del día por su posición. Rodea los ojos y vuelve a suspirar es temprano y el hambre se siente revolotear en su estómago, por inercia su mano baja hasta su vientre para acunarlo - Tenemos que comer algo ¿Logras divisar algún sembradío que nos ayude a quitarnos esta hambre? - Le pregunta a su hermana que aún se encuentra apresiando lo bello de ese recóndito lugar, pareciese que no la escuchó. Ankhiara entonces al observar el caso omiso de su hermana busca con la mirada algo que pueda servirle como comida, pero no ve nada más que una silueta no muy cerca para poder identificarle pero tampoco bastante lejos como para ignorarle
.- Cannette... - Susurra la gemela que se quedó por detrás. Ankhiara no disfruta la vida igual que su hermana, esta cansada, agotada, fastidiada de siempre huir. El asco que se acumula en su vientre desea salir, sus muecas estan proclamadas llenas de repudio, lo único que desea ahora es sentarse bajo la sombra de un árbol que se ve todavía bastante lejos de donde ella se encuentra. Admira a su alrededor la nada, el silencio. Suspira para no romper en gritos aterradores, sus manos se abren paso hasta su cabeza y masajea con delicados círculos sus sienes, esta a punto de caer en los brazos de la locura, demencia que le sigue desde niña. Toma entre sus manos el péndulo que ella misma forjo con una sortija y una cuerda para colgarla en su cuello y le sirva de oráculo. El sol esta sujeto a un cielo sin nubes como decorativos, puede calcular la hora del día por su posición. Rodea los ojos y vuelve a suspirar es temprano y el hambre se siente revolotear en su estómago, por inercia su mano baja hasta su vientre para acunarlo - Tenemos que comer algo ¿Logras divisar algún sembradío que nos ayude a quitarnos esta hambre? - Le pregunta a su hermana que aún se encuentra apresiando lo bello de ese recóndito lugar, pareciese que no la escuchó. Ankhiara entonces al observar el caso omiso de su hermana busca con la mirada algo que pueda servirle como comida, pero no ve nada más que una silueta no muy cerca para poder identificarle pero tampoco bastante lejos como para ignorarle
Ankhiara - Cannette- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 03/07/2010
Re: Hasta la más bella rosa tiene espinas {Anuar}
Cada segundo que pasaba sus muertes se veían más cernas, no había forma de escapar de las llamas de ese infierno creado por una de las hermanas. Las cenizas, el humo, el viento, las llamas, todo era un perfecto panorama de lo que puede o no significar el purgatorio de un par de brujas cuyo destino es morir inminentemente en una hoguera para variar en la historia. Pero al parecer un número par no era indicado para terminar allí con cuerpos calcinados, Anuar quien en su desenfreno ó su mente poco coherente decide adentrarse más en las llamas, una combinación explosiva y una coincidencia mortífera. Tres niñatos que presumen de su juventud siendo carcomidos por un insoportable calor, un trío de pelirrojos que al inicio compartían el hambre y ahora compartirán algo más que un cruce de caminos.
Para Ankhiara las cosas se complican, no solo se debe preocupar por la vida de Cannette si no también por la de Anuar que le acompaña en su cruzada, sus ojos tienen miedo y eso no lo puede ocultar, las gotas de sal que emanan de ellos no son por el humo que se interpone en su visión, es más bien la tonta y absurda idea de arrasar con un inocente que tuvo la desventura de toparse con ellas. Un beso es depositado en su mejilla, quizá el joven no pensó su acción y tampoco la reacción que repercutirá en el futuro de la bruja, pero ese delicado mimo de apoyo despertó un espasmo en el cuerpo de la chiquilla haciéndola ver desde un ángulo diferente el movimiento de las llamas, su posición en medio del infierno y la salida.
En medio de su posesión Cannette aún mantiene sus obscuros deseos, quienes despiertan en ella cuando la debilidad la sofoca, se molesta o simplemente no puede contener más esa sensación de poder al estar sumergida en la maldad de su interior. Sus ojos arden cual lava de un volcán, sus labios esbozan una curvatura llena de perversión, una maldita sonrisa que únicamente podía ser vista en los labios de Ankhiara y que ahora parece ser solo un mito mal contado sobre la bruja buena. Su cabello se abre paso entre las llamas, pareciera que emana de ellas cual alas de un fénix, pero no es así, esas flamas le están consumiendo la vida. – ¡Perdóname hermana! – Se escucha una exclamación que en lugar de ser una súplica era una orden, tras esto un golpe que adormeció a la causante de toda esa pesadilla.
Poco a poco y como si se tratase de una suspensión en el tiempo y en el espacio los brazos de Cannette se colocaron a sus costados, sus ojos se cerraron lentamente, sus labios disminuyeron esa malévola sonrisa hasta ser una simple línea cruzando su rostro, pero el fuego seguía presente.
Una arruga en la frente de la bruja consciente establece el estado pensativo de la dama, sostiene en sus brazos el cuerpo inerte de su hermana y frente a ella la mirada de Anuar, se pierde en sus propios pensamientos, es como si de repente alguien hubiese apagado parte de ella, como si una fina capa de neblina cubriera sus instintos y no supiera que hacer ó como reaccionar, esta estática ante todo hasta que una llama le alcanza la espalda, abrigándola en su calo, colocando un tono rojizo en su piel, sintiendo el ardor en su cuerpo, estimulando su mente una vez más – Vámonos de aquí – Dice empujando en cuerpo del humano hacía la salida que se ve obstruida por un pedazo de madera que cae del techo de la choza.
Para Ankhiara las cosas se complican, no solo se debe preocupar por la vida de Cannette si no también por la de Anuar que le acompaña en su cruzada, sus ojos tienen miedo y eso no lo puede ocultar, las gotas de sal que emanan de ellos no son por el humo que se interpone en su visión, es más bien la tonta y absurda idea de arrasar con un inocente que tuvo la desventura de toparse con ellas. Un beso es depositado en su mejilla, quizá el joven no pensó su acción y tampoco la reacción que repercutirá en el futuro de la bruja, pero ese delicado mimo de apoyo despertó un espasmo en el cuerpo de la chiquilla haciéndola ver desde un ángulo diferente el movimiento de las llamas, su posición en medio del infierno y la salida.
En medio de su posesión Cannette aún mantiene sus obscuros deseos, quienes despiertan en ella cuando la debilidad la sofoca, se molesta o simplemente no puede contener más esa sensación de poder al estar sumergida en la maldad de su interior. Sus ojos arden cual lava de un volcán, sus labios esbozan una curvatura llena de perversión, una maldita sonrisa que únicamente podía ser vista en los labios de Ankhiara y que ahora parece ser solo un mito mal contado sobre la bruja buena. Su cabello se abre paso entre las llamas, pareciera que emana de ellas cual alas de un fénix, pero no es así, esas flamas le están consumiendo la vida. – ¡Perdóname hermana! – Se escucha una exclamación que en lugar de ser una súplica era una orden, tras esto un golpe que adormeció a la causante de toda esa pesadilla.
Poco a poco y como si se tratase de una suspensión en el tiempo y en el espacio los brazos de Cannette se colocaron a sus costados, sus ojos se cerraron lentamente, sus labios disminuyeron esa malévola sonrisa hasta ser una simple línea cruzando su rostro, pero el fuego seguía presente.
Una arruga en la frente de la bruja consciente establece el estado pensativo de la dama, sostiene en sus brazos el cuerpo inerte de su hermana y frente a ella la mirada de Anuar, se pierde en sus propios pensamientos, es como si de repente alguien hubiese apagado parte de ella, como si una fina capa de neblina cubriera sus instintos y no supiera que hacer ó como reaccionar, esta estática ante todo hasta que una llama le alcanza la espalda, abrigándola en su calo, colocando un tono rojizo en su piel, sintiendo el ardor en su cuerpo, estimulando su mente una vez más – Vámonos de aquí – Dice empujando en cuerpo del humano hacía la salida que se ve obstruida por un pedazo de madera que cae del techo de la choza.
Ankhiara - Cannette- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 03/07/2010
Re: Hasta la más bella rosa tiene espinas {Anuar}
Las lenguas de fuego cerniéndose sobre ellos hacían chillar su cuerpo, mostrando las lagrimas como perladas gotas de sudor, la ropa se habia terminado carcomiendo en algunas zonas dejando que el fuego y su creciente auge lamiera su cuerpo lastimándolo, dejando marchas rojas y negras sobre su espalda, piernas y brazos, llevándole a punto del llanto sin lograr asi derramar ninguna lagrima el dolor latente no mostrado sino oculto y aun asi conocido con obviedad, una verdad acallada a gritos.
Abrio los parpados teniendo que cerrarlos por el escozor que el humo le producía tosiendo incontrolablemente por lo que a sus pulmones se colaba seguramente ennegreciéndolos, se los imaginaba ya como unas capsulas llenas de negro humo, la negrura que la muerte era la que infestaba su cuerpo ahora ¿Cuánto mas podría aspirar aquel amargo veneno? ¿Cuánto mas su cuerpo soportaría la intoxicación?
Las palabras de Ankhiara y su constante empuje le obligaron a abrir los ojos y aun y contra el dolor , la viga de madera en llamas le obligo a detenerse y detener asi a la gemela que a cuestas llevaba a su hermana –aguarda- exclamo tosiendo de forma incontrolable sintiendo como los pulmones saldrían por sus labios en cualquier instante, observo en derredor buscando algo con que lograr quitar aquella viga, algo con que salvar sus preciadas o no tan preciadas vidas porque suponía que la muerte no le aterraba si se habia logrado sacrificar por mero capricho ¿capricho? No…el no podia dejarlas solas.
Sus manos temblaban frenéticamente presa de la impotencia ¿Por qué no era un hombre mas fornido? Asi podría quitar el trozo de madera de un golpe ¿Por qué no era un gitano? Quizá asi sus sutiles movimientos lograrían encontrar camino entre las llamas? ¿Por qué no era un vampiro? Su cabeza se movio con violencia alejando tales pensamientos, no un errante de la vida, viviendo no por convicción sino por pesadumbre, alimentándose de otros.
No reacciono cuando siquiera pensó en hacerlo, su pierna se encontraba golpeando el trozo de madera sintiendo como la suela cedia ante el calor derritiéndose, mas el dolor que sentía no seria comparable al que sufriría si las lenguas de fuego lograban abrigarle cual cruel manto, quemándole en vida como ocurría con la pobre Cannette mas que por ella y sus insensatas palabras ocurria todo aquello, la viga no cedió sino que se limito a moverse un palmo dejando un hueco rodeado por lenguas de fuego y la madera destellando en un rojo vivo.
Suspiro ampliamente girándose hacia la gemela aun en pie, la tomo entre sus brazos estrechándola aun con Cannette de por medio dio algunos torpes pasos sintiendo como su cuerpo era abrazado por el calor, como cada poro de su piel era quemado y su piel parecía deformarse…mas bien extinguirse, grito cuando sus pulmones se llenaron de aire fresco, no consiguió hacer mas cayo sobre las gemelas apoyándose por los codos para no aplastarles con su peso, girando y rodando para caer de espaldas sobre el suelo, su cuerpo temblando de dolor y sus labios pronunciando palabras en su lengua natal.
Sus parpados se abrieron cegados ahora por el don de la vida y húmedos por el dolor de la misma -¿e-estas bien?- fue lo que sus labios atinaron a decir buscando la mirada de Ankhiara con la propia, necesitaba saber que no todo habia sido en vano que cuando minimo ella habia salido con bien ¿Por qué le preocupaba tanto? ¿era acaso que no quería manchar aquella perfección que era cuerpo? No, no podia ser algo tan banal, relamió sus labios ahora partidos por el calor, con la espalda enrojecida y los brazos en algunas zonas sin piel como protección, su rostro ennegrecido por el humo, la herida en su estomago sangrante mas no era ya lo primordial, el no era lo importante.
“¿Qué te ocurre? Esque nisiquiera la conoces, pero desearías hacerlo si…desearías”
Abrio los parpados teniendo que cerrarlos por el escozor que el humo le producía tosiendo incontrolablemente por lo que a sus pulmones se colaba seguramente ennegreciéndolos, se los imaginaba ya como unas capsulas llenas de negro humo, la negrura que la muerte era la que infestaba su cuerpo ahora ¿Cuánto mas podría aspirar aquel amargo veneno? ¿Cuánto mas su cuerpo soportaría la intoxicación?
Las palabras de Ankhiara y su constante empuje le obligaron a abrir los ojos y aun y contra el dolor , la viga de madera en llamas le obligo a detenerse y detener asi a la gemela que a cuestas llevaba a su hermana –aguarda- exclamo tosiendo de forma incontrolable sintiendo como los pulmones saldrían por sus labios en cualquier instante, observo en derredor buscando algo con que lograr quitar aquella viga, algo con que salvar sus preciadas o no tan preciadas vidas porque suponía que la muerte no le aterraba si se habia logrado sacrificar por mero capricho ¿capricho? No…el no podia dejarlas solas.
Sus manos temblaban frenéticamente presa de la impotencia ¿Por qué no era un hombre mas fornido? Asi podría quitar el trozo de madera de un golpe ¿Por qué no era un gitano? Quizá asi sus sutiles movimientos lograrían encontrar camino entre las llamas? ¿Por qué no era un vampiro? Su cabeza se movio con violencia alejando tales pensamientos, no un errante de la vida, viviendo no por convicción sino por pesadumbre, alimentándose de otros.
No reacciono cuando siquiera pensó en hacerlo, su pierna se encontraba golpeando el trozo de madera sintiendo como la suela cedia ante el calor derritiéndose, mas el dolor que sentía no seria comparable al que sufriría si las lenguas de fuego lograban abrigarle cual cruel manto, quemándole en vida como ocurría con la pobre Cannette mas que por ella y sus insensatas palabras ocurria todo aquello, la viga no cedió sino que se limito a moverse un palmo dejando un hueco rodeado por lenguas de fuego y la madera destellando en un rojo vivo.
Suspiro ampliamente girándose hacia la gemela aun en pie, la tomo entre sus brazos estrechándola aun con Cannette de por medio dio algunos torpes pasos sintiendo como su cuerpo era abrazado por el calor, como cada poro de su piel era quemado y su piel parecía deformarse…mas bien extinguirse, grito cuando sus pulmones se llenaron de aire fresco, no consiguió hacer mas cayo sobre las gemelas apoyándose por los codos para no aplastarles con su peso, girando y rodando para caer de espaldas sobre el suelo, su cuerpo temblando de dolor y sus labios pronunciando palabras en su lengua natal.
Sus parpados se abrieron cegados ahora por el don de la vida y húmedos por el dolor de la misma -¿e-estas bien?- fue lo que sus labios atinaron a decir buscando la mirada de Ankhiara con la propia, necesitaba saber que no todo habia sido en vano que cuando minimo ella habia salido con bien ¿Por qué le preocupaba tanto? ¿era acaso que no quería manchar aquella perfección que era cuerpo? No, no podia ser algo tan banal, relamió sus labios ahora partidos por el calor, con la espalda enrojecida y los brazos en algunas zonas sin piel como protección, su rostro ennegrecido por el humo, la herida en su estomago sangrante mas no era ya lo primordial, el no era lo importante.
“¿Qué te ocurre? Esque nisiquiera la conoces, pero desearías hacerlo si…desearías”
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
- Mensajes : 1801
Fecha de inscripción : 25/06/2010
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
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Re: Hasta la más bella rosa tiene espinas {Anuar}
Obscuridad, la más terrible de las experiencias jamás vividas durante su edad. Esperaba intranquila a la muerte que le abrazará con su huesuda mano, tan sonriente como solo ella puede hacerlo. Sentía en su interior una desesperanza tan terriblemente atroz que en sus ojos, sí en sus ojos negros, tan profundos e infinitos como el firmamento, se podía observar esa angustia desesperada. No, Ankhiara no podía darse por vencida tan fácilmente, no esa bruja que ha terminado con un par de aldeanos en pequeñas conglomeraciones de gente a la mitad de los bosques, no esa chica pelirroja que arde como el fuego y convierte en cenizas, todo a su paso… Pero ¿Qué hacer cuándo su hermana yace inerte sobre sus brazos, qué esperar cuando el hombre a su lado no puede hacer mucho por ellas? En su interior la pequeñez de su naturaleza le es tan incómoda, si tan solo se hubiese dedicado el tiempo para contrarrestar ese tipo de hechizos y brujería, si solo le hubiese hecho caso a su hermana Cannette para invertir su tiempo de estudio de la magia en algo más productivo, nada, nada de estuviese pasando. Puede soportar las llamas del infierno a su alrededor, el dolor de las quemaduras en su piel, pero si por algún motivo su hermana fallece, jamás podría resistir la agonía generada en su conciencia, gracias a que por su culpa están en una situación bastante grave.
La hoguera, sí, ese lugar era su sepulcro, una hoguera incandescente que ruge en su esplendor al hacer crujir la madera por las llamaradas. Su cabello que presumía estar tan rojizo como el mismo fuego ahora palidece al sentirse atacado por el calor que les rodea ¿Es eso una lágrima? ¿Los demonios disfrazados de ángeles celestiales, pueden llorar? Podría jurar que se trataba de una gota de sudor corriendo por su mejilla, deslizándose sobre su tersa y ahora sucia piel por las cenizas esparcidas y el opaco humo acariciándola lentamente. Se sumerge en su propio mundo, cerrando con furia los ojos, hundiendo su rostro en el arco formado por el cuello de su hermana, aprieta los labios en un frenesí deseando desaparecer de allí. A ese movimiento se les unió Anuar que, para sorpresa de la gemela había abierto una salida, un estrecho que serviría para salvar sus vidas. Ankhiara levanta la mirada, continúa sin comprender el por que ese chico es así, sin poder si quiera intuir su verdadera esencia. Para ella todos poseían un carácter malévolo que intentan ocultar tras una infinidad de máscaras colocadas vilmente sobre su rostro y/o buenas intenciones, pero este caso era total y completamente una excepción ¿Cómo poder identificar el interior de una persona cuando en el propio se desea con el alma que la realidad visible sea absoluta?
La pelirroja sujeta con fuerza el cuerpo de su hermana, permitiendo que el hombre, ese varón que pinta para ser un niño todavía, ahora se ha convertido en un hombre, en su salvador, en su admiración, ¿en el suspiro de su vida? Como pueden y entre pasos que intentan flagelar, salen de la choza consumida por las llamas. Tirados en el suelo Ankhiara respira con fuerza, alimentando sus pulmones de aire limpio, despejando su mente de la nubosidad negra que antes le cegaba. Sus ojos aún no podían creer que el firmamento estuviese tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de su alcance, su piel sintiendo el fresco toque de la tierra en su espalda, sus yagas regocijándose en el fresco aire del exterior. Magna experiencia como la de regresar a la vida, renacer después de su visita al abismo.
Se sienta de golpe al escuchar la cuestión de Anuar entre tartamudeos y espasmos de su voz. Abre los ojos como platos, rebuscando a su lado una señal que Cannette aún se encuentra con vida y por alguna extraña razón, escucha los latidos de su corazón dentro de su cabeza lo cual la tranquiliza enormemente arrojando un suspiro de descanso siendo escuchado por el silencio y guardado por la soledad que les rodeaba. Las cenizas vuelan a su alrededor como los copos de nieve flotando en el invierno. – Sss… Sí… - Es lo único que puede articular antes de posar la vista sobre el joven, solo para sentir el terror nuevamente invadir su cuerpo. Un jadeo, sí un jadeo de dramática visión advierte el estado del muchacho. -¡¿VOS ESTAÍS BIEN?! – Exclama con un grito, se pone de pie entre vaivenes de sus piernas - ¡Agua! Necesitáis agua… - Retira los cabellos que cubren sus ojos hacia atrás de su oreja, busca con la mirada alternada un arroyuelo que le conceda el líquido de la vida. Casi a gatas se dirige hasta el para tomar un poco de agua antes que sea soberanamente tarde. Regresa con sus palmas inundadas por el fluido cristalino y como si se tratase de un ungüento mágico lo coloca sobre el pecho de Anuar, además de en dónde el fuego alcanzo a irritar la piel. Un bálsamo que con un poco de ayuda puede ser milagroso, poco a poco lo rojizo comienza a sanarse…
La hoguera, sí, ese lugar era su sepulcro, una hoguera incandescente que ruge en su esplendor al hacer crujir la madera por las llamaradas. Su cabello que presumía estar tan rojizo como el mismo fuego ahora palidece al sentirse atacado por el calor que les rodea ¿Es eso una lágrima? ¿Los demonios disfrazados de ángeles celestiales, pueden llorar? Podría jurar que se trataba de una gota de sudor corriendo por su mejilla, deslizándose sobre su tersa y ahora sucia piel por las cenizas esparcidas y el opaco humo acariciándola lentamente. Se sumerge en su propio mundo, cerrando con furia los ojos, hundiendo su rostro en el arco formado por el cuello de su hermana, aprieta los labios en un frenesí deseando desaparecer de allí. A ese movimiento se les unió Anuar que, para sorpresa de la gemela había abierto una salida, un estrecho que serviría para salvar sus vidas. Ankhiara levanta la mirada, continúa sin comprender el por que ese chico es así, sin poder si quiera intuir su verdadera esencia. Para ella todos poseían un carácter malévolo que intentan ocultar tras una infinidad de máscaras colocadas vilmente sobre su rostro y/o buenas intenciones, pero este caso era total y completamente una excepción ¿Cómo poder identificar el interior de una persona cuando en el propio se desea con el alma que la realidad visible sea absoluta?
La pelirroja sujeta con fuerza el cuerpo de su hermana, permitiendo que el hombre, ese varón que pinta para ser un niño todavía, ahora se ha convertido en un hombre, en su salvador, en su admiración, ¿en el suspiro de su vida? Como pueden y entre pasos que intentan flagelar, salen de la choza consumida por las llamas. Tirados en el suelo Ankhiara respira con fuerza, alimentando sus pulmones de aire limpio, despejando su mente de la nubosidad negra que antes le cegaba. Sus ojos aún no podían creer que el firmamento estuviese tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de su alcance, su piel sintiendo el fresco toque de la tierra en su espalda, sus yagas regocijándose en el fresco aire del exterior. Magna experiencia como la de regresar a la vida, renacer después de su visita al abismo.
Se sienta de golpe al escuchar la cuestión de Anuar entre tartamudeos y espasmos de su voz. Abre los ojos como platos, rebuscando a su lado una señal que Cannette aún se encuentra con vida y por alguna extraña razón, escucha los latidos de su corazón dentro de su cabeza lo cual la tranquiliza enormemente arrojando un suspiro de descanso siendo escuchado por el silencio y guardado por la soledad que les rodeaba. Las cenizas vuelan a su alrededor como los copos de nieve flotando en el invierno. – Sss… Sí… - Es lo único que puede articular antes de posar la vista sobre el joven, solo para sentir el terror nuevamente invadir su cuerpo. Un jadeo, sí un jadeo de dramática visión advierte el estado del muchacho. -¡¿VOS ESTAÍS BIEN?! – Exclama con un grito, se pone de pie entre vaivenes de sus piernas - ¡Agua! Necesitáis agua… - Retira los cabellos que cubren sus ojos hacia atrás de su oreja, busca con la mirada alternada un arroyuelo que le conceda el líquido de la vida. Casi a gatas se dirige hasta el para tomar un poco de agua antes que sea soberanamente tarde. Regresa con sus palmas inundadas por el fluido cristalino y como si se tratase de un ungüento mágico lo coloca sobre el pecho de Anuar, además de en dónde el fuego alcanzo a irritar la piel. Un bálsamo que con un poco de ayuda puede ser milagroso, poco a poco lo rojizo comienza a sanarse…
Ankhiara - Cannette- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 03/07/2010
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