AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
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No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
No sabía cuantos días habían pasado. Dos o tres, quizá. Tal vez alguno más, tal vez alguno menos. No más de una semana, de eso estaba segura, ya que las marcas de colmillos sobre la piel de mi cuello aún estaban bastante frescas. Pasé la punta de mis dedos por encima, notando el relieve de los dos pequeños puntos sobre mi piel.
Miré a los ojos a mi propio reflejo en el espejo, encontrándome con mi mirada azul. Desencajada. Asustada. Después la desvié hasta llegar a la zona entre mi cuello y mi hombro, observando que, efectivamente, la marca era bien visible.
Me alejé del espejo y me senté sobre mi cama, observando ahora la pared de mi habitación. Desde lo ocurrido esa noche no había vuelto a salir del mi cuarto en el burdel. Por un lado, aún seguía con el susto metido en el cuerpo y creía que aquí estaría segura del ataque de otro vampiro, pero principalmente, la razón de mi encierro era la de ocultarme de Santana. Sabía que ella odiaba el burdel, que no pondría un pie aquí a menos que fuese estrictamente necesario, razón por la que había decidio quedarme en mi habitación metida hasta que mis heridas sanasen. Hasta que esos colmillos desapareciesen de mi piel.
No quería que ella se enterase de lo sucedido. Sabía que no se lo tomaría demasiado bien.
Al fin y al cabo yo seguía viva, ilesa, así que lo último que quería es que Santana buscase venganza y el vampiro que me había atacado le hiciese daño a ella también. No, eso jamás podría perdonármelo. No podía permitírmelo. Por eso, y aunque me doliese en el alma estar lejos de ella, había decidido esconderme.
Continué sentada sobre mi cama, con mi mano colocada sobre la mordedura y mirando en dirección a la puerta que comunicaba mi habitación con el pasillo del burdel. La echaba demasiado de menos, pero era lo mejor para las dos. O por lo menos eso era lo que me decía a mí misma una y otra vez para evitar las ganas de levantarme y salir corriendo a buscarla.
Miré a los ojos a mi propio reflejo en el espejo, encontrándome con mi mirada azul. Desencajada. Asustada. Después la desvié hasta llegar a la zona entre mi cuello y mi hombro, observando que, efectivamente, la marca era bien visible.
Me alejé del espejo y me senté sobre mi cama, observando ahora la pared de mi habitación. Desde lo ocurrido esa noche no había vuelto a salir del mi cuarto en el burdel. Por un lado, aún seguía con el susto metido en el cuerpo y creía que aquí estaría segura del ataque de otro vampiro, pero principalmente, la razón de mi encierro era la de ocultarme de Santana. Sabía que ella odiaba el burdel, que no pondría un pie aquí a menos que fuese estrictamente necesario, razón por la que había decidio quedarme en mi habitación metida hasta que mis heridas sanasen. Hasta que esos colmillos desapareciesen de mi piel.
No quería que ella se enterase de lo sucedido. Sabía que no se lo tomaría demasiado bien.
Al fin y al cabo yo seguía viva, ilesa, así que lo último que quería es que Santana buscase venganza y el vampiro que me había atacado le hiciese daño a ella también. No, eso jamás podría perdonármelo. No podía permitírmelo. Por eso, y aunque me doliese en el alma estar lejos de ella, había decidido esconderme.
Continué sentada sobre mi cama, con mi mano colocada sobre la mordedura y mirando en dirección a la puerta que comunicaba mi habitación con el pasillo del burdel. La echaba demasiado de menos, pero era lo mejor para las dos. O por lo menos eso era lo que me decía a mí misma una y otra vez para evitar las ganas de levantarme y salir corriendo a buscarla.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Era la primera vez en su vida que llevaba más de doce horas metida en una habitación, llevaba dentro del mismo sitio exactamente noventa y seis horas o lo que es lo mismo cuatro días. No tenía muy claro si había cambiado siquiera de posición. Allí estaba, en la biblioteca sentada en el sillón rojo con la gata a sus pies, dándole mil vueltas a por qué no tenía noticias de Sinnove. Al parecer nadie de sus contactos en la calle la había visto por lo que había dos opciones, o estaba en el burdel y no había salido o...mejor no pensar en una segunda opción.
Odiaba ese lugar, pero necesitaba verla y sabía que allí la encontraría, necesitaba saber que había pasado como para no verse o comunicarse en cuatro largos días. El fuego la comía por dentro, sus empleados habían intentado disuadirla de su pequeño encierro e intentando convencerla para que saliera aunque sin ningún éxito. Por mucho que pensara no iba a hallar una respuesta sentada en aquel sitio así que no le quedaba de otra que ir al burdel.
Ese día no estaba para lujos y elegancia, decidió vestirse con ropas cómodas aunque de aspecto claramente varonil. Le daba igual en ese momento, de todas formas nadie la reconocería con la capa. Salió de la casa como alma que lleva el diablo, aunque esa frase quizás no era la más apropiada para un vampiro pero eso no era momento de discutirlo. Tenía por seguro que iría más rápido corriendo que si la llevaban.
Como predijo se demoró mucho en llegar al lugar de destino. Respiró hondo un momento antes de entrar, necesitaba calma y precisamente no le sobraba mucha en esos momentos. Nada más entrar comprobó la razón de no querer ir nunca a tal lugar, pero sus preocupaciones ahora eran otras. Tras una visual rápida del lugar y sin encontrar a la persona adecuada decidió acercarse a alguien perteneciente a dicho sitio y que me pudiera guiar hasta Sinnove.
Gracias a quien fuera y a sus encantos no tardó mucho en saber lo que quería. Llegó al pasillo de las habitaciones y lo recorrió quedando enfrente de la puerta indicada, volvió a respirar hondo y concentrarse en escuchar al otro lado de la puerta, no quería llegar a asesinar a alguien por ver algo que no quería. Pero por virtud estaba sola, no podía esperar más pero no debía perder la compostura, no con ella. Llamó primero a la puerta con los nudillos y al ver que nadie contestaba decidió entrar cerrando la puerta tras de sí y encontrándosela sentada en la cama, en ese momento cualquier palabra quedó borrada de su mente.
Odiaba ese lugar, pero necesitaba verla y sabía que allí la encontraría, necesitaba saber que había pasado como para no verse o comunicarse en cuatro largos días. El fuego la comía por dentro, sus empleados habían intentado disuadirla de su pequeño encierro e intentando convencerla para que saliera aunque sin ningún éxito. Por mucho que pensara no iba a hallar una respuesta sentada en aquel sitio así que no le quedaba de otra que ir al burdel.
Ese día no estaba para lujos y elegancia, decidió vestirse con ropas cómodas aunque de aspecto claramente varonil. Le daba igual en ese momento, de todas formas nadie la reconocería con la capa. Salió de la casa como alma que lleva el diablo, aunque esa frase quizás no era la más apropiada para un vampiro pero eso no era momento de discutirlo. Tenía por seguro que iría más rápido corriendo que si la llevaban.
Como predijo se demoró mucho en llegar al lugar de destino. Respiró hondo un momento antes de entrar, necesitaba calma y precisamente no le sobraba mucha en esos momentos. Nada más entrar comprobó la razón de no querer ir nunca a tal lugar, pero sus preocupaciones ahora eran otras. Tras una visual rápida del lugar y sin encontrar a la persona adecuada decidió acercarse a alguien perteneciente a dicho sitio y que me pudiera guiar hasta Sinnove.
Gracias a quien fuera y a sus encantos no tardó mucho en saber lo que quería. Llegó al pasillo de las habitaciones y lo recorrió quedando enfrente de la puerta indicada, volvió a respirar hondo y concentrarse en escuchar al otro lado de la puerta, no quería llegar a asesinar a alguien por ver algo que no quería. Pero por virtud estaba sola, no podía esperar más pero no debía perder la compostura, no con ella. Llamó primero a la puerta con los nudillos y al ver que nadie contestaba decidió entrar cerrando la puerta tras de sí y encontrándosela sentada en la cama, en ese momento cualquier palabra quedó borrada de su mente.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Por un momento realmente llegué a considerar la posibilidad de convertirme en una estatua si seguí aquí parada sin moverme, sentada sobre la cama, mirando a la puerta. Pero, ¿qué más podía hacer? Si bajaba al vestíbulo tendría que lidiar con los clientes y salir a la calle estaba fuera de mis posibilidades. Esta habitación había sido mi hogar durante años, pero ahora mismo solo era una jaula que me asfixiaba lentamente.
Mi única distracción en este momento era cerrar los ojos y concentrarme en los sonidos del burdel: risas, conversaciones, gemidos. Completamente familiares para mis oídos. Aún recordaba como, en mis primeros días aquí, me era casi imposible dormir, a pesar de que el estruendo era casi inaudible desde el interior de mi pequeña habitación.
Entonces, alguien llamó a la puerta, sacándome de mis pensamientos. No tenía intención de abrir o siquiera contestar, ya que esta noche, al igual que las anteriores desde mi accidente, no estaba disponible para nadie.
Aún así, me eché el pelo hacia adelante, de manera que la mordedura quedaba completamente oculta bajo un manto de cabello rubio, que caía en cascada sobre mis hombros y espalda.
Justo cuando iba a volver a abstraerme, pensando que quién estuviese al otro lado se había marchado al no recibir contestación, la puerta se abrió.
Estaba prácticamente segura de que sería Florette, interesándose por mí al no verme por el vestíbulo. No pude estar más equivocada.
Mi corazón empezó a latir a toda velocidad, mi respiración se paralizó, mis músculos se tensaron y mis ojos se abrieron como platos. No sabía qué hacer o qué decir. Ni siquiera estaba segura de cómo debía mirarla. Por un momento incluso consideré la opción de que mi imaginación me hubiese jugado una mala pasada y que todo era una ilusión de mi cerebro.
Pero no. Nada de eso. Esto era la cruda realidad.
Me pusé en pie, dejando que la cama se convirtiese en una pequeña barrera entre nosotras que no me atreví a cruzar. ¿Por qué estaba tan asustada?
—Santana...—susurré. Era innegable que había estado huyendo de ella, pero por otro lado, el verla aquí, en mi habitación frente a mí, me producía la más grande y absoluta de las dichas—No te esperaba—¿qué pretendes Sinnove? ¿A qué juegas?
Mi única distracción en este momento era cerrar los ojos y concentrarme en los sonidos del burdel: risas, conversaciones, gemidos. Completamente familiares para mis oídos. Aún recordaba como, en mis primeros días aquí, me era casi imposible dormir, a pesar de que el estruendo era casi inaudible desde el interior de mi pequeña habitación.
Entonces, alguien llamó a la puerta, sacándome de mis pensamientos. No tenía intención de abrir o siquiera contestar, ya que esta noche, al igual que las anteriores desde mi accidente, no estaba disponible para nadie.
Aún así, me eché el pelo hacia adelante, de manera que la mordedura quedaba completamente oculta bajo un manto de cabello rubio, que caía en cascada sobre mis hombros y espalda.
Justo cuando iba a volver a abstraerme, pensando que quién estuviese al otro lado se había marchado al no recibir contestación, la puerta se abrió.
Estaba prácticamente segura de que sería Florette, interesándose por mí al no verme por el vestíbulo. No pude estar más equivocada.
Mi corazón empezó a latir a toda velocidad, mi respiración se paralizó, mis músculos se tensaron y mis ojos se abrieron como platos. No sabía qué hacer o qué decir. Ni siquiera estaba segura de cómo debía mirarla. Por un momento incluso consideré la opción de que mi imaginación me hubiese jugado una mala pasada y que todo era una ilusión de mi cerebro.
Pero no. Nada de eso. Esto era la cruda realidad.
Me pusé en pie, dejando que la cama se convirtiese en una pequeña barrera entre nosotras que no me atreví a cruzar. ¿Por qué estaba tan asustada?
—Santana...—susurré. Era innegable que había estado huyendo de ella, pero por otro lado, el verla aquí, en mi habitación frente a mí, me producía la más grande y absoluta de las dichas—No te esperaba—¿qué pretendes Sinnove? ¿A qué juegas?
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Sin duda ninguna de las dos se esperaba aquel encuentro en aquel lugar. Ahora que se supone que tenía que decir exactamente, se dejó caer contra la puerta, al menos había comprobado que estaba bien al menos a la vista. Cerró los ojos un instante, necesitaba poner las cosas en orden en su cabeza. Sólo podía mirarla, y veía en sus ojos que estaba asustada y no sabía de qué.
Terminó deslizandose contra la puerta hasta quedar sentada en el suelo- ¿por qué?-fueron las dos únicas palabras que atinó a decir, más bien a susurrar. Si bien necesitaba una respuesta de su alejamiento también la temía. Había algo raro, podía notarlo, algo que no estaba en su lugar pero no conseguía saber el qué. La situación la sobrepasaba de sobremanera.
Desvío la mirada hacia otro lado, no podía seguir mirando esos preciosos ojos que le mostraban temor, y lo único que le encajaba es que fuera causado por ella ya que no es que su aparición la hubiera tomado muy bien. La cama las separaba, Sinnove al otro lado de pie sin mover un solo músculo desde que entró en la habitación, quizás había sido una mala idea ir allí a enfrentar lo que fuera.
Pensó un segundo en levantarse y en irse tal como había entrado pero no tenía fuerzas para abandonar aquella habitación alejandose de ella, bastante habían sido cuatro días. No entendía tampoco muy bien por qué estaba así, aunque sí sabía que dolía el que prácticamente la hubiera ignorado y que ahora no tenía otra para decir que "no te esperaba".
No tenía nada que decir así que mejor calló y esperó a que dijera algo, si veía que el silencio seguiría por largo rato acabaría sacando fuerzas de donde fuera para levantarse y marcharse de allí lo más rápido posible. Volvió a mirarla, lo necesitaba y su imagen solo consiguió sacar una media sonrisa en su rostro que enseguida se borró. Su fuero interno seguía diciéndole que algo pasaba, algo más importante de lo que pensaba pero no llegaba a conocer el qué y eso solo conseguía desesperarla aún más provocando un gran suspiro.
Terminó deslizandose contra la puerta hasta quedar sentada en el suelo- ¿por qué?-fueron las dos únicas palabras que atinó a decir, más bien a susurrar. Si bien necesitaba una respuesta de su alejamiento también la temía. Había algo raro, podía notarlo, algo que no estaba en su lugar pero no conseguía saber el qué. La situación la sobrepasaba de sobremanera.
Desvío la mirada hacia otro lado, no podía seguir mirando esos preciosos ojos que le mostraban temor, y lo único que le encajaba es que fuera causado por ella ya que no es que su aparición la hubiera tomado muy bien. La cama las separaba, Sinnove al otro lado de pie sin mover un solo músculo desde que entró en la habitación, quizás había sido una mala idea ir allí a enfrentar lo que fuera.
Pensó un segundo en levantarse y en irse tal como había entrado pero no tenía fuerzas para abandonar aquella habitación alejandose de ella, bastante habían sido cuatro días. No entendía tampoco muy bien por qué estaba así, aunque sí sabía que dolía el que prácticamente la hubiera ignorado y que ahora no tenía otra para decir que "no te esperaba".
No tenía nada que decir así que mejor calló y esperó a que dijera algo, si veía que el silencio seguiría por largo rato acabaría sacando fuerzas de donde fuera para levantarse y marcharse de allí lo más rápido posible. Volvió a mirarla, lo necesitaba y su imagen solo consiguió sacar una media sonrisa en su rostro que enseguida se borró. Su fuero interno seguía diciéndole que algo pasaba, algo más importante de lo que pensaba pero no llegaba a conocer el qué y eso solo conseguía desesperarla aún más provocando un gran suspiro.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
El ambiente era denso, tenso. Me costaba respirar, como si con la entrada de Santana en la habitación una sustancia tóxica y pesada se hubiese mezclado con el oxígeno. Pero no, no era ningún tipo de veneno lo que contaminaba el aire, era la culpa. Mi propio sentimiento de culpa, ya que era totalmente consciente de lo que había hecho estos días, y ahora, al verla, sabía que al intentar protegerla le había hecho daño.
Por otro lado, la culpabilidad no era tan grande como para generar arrepentimiento. Porque no, no me arrepentía. No podía arrepentirme de haber intentado mantenerla a salvo.
¿Realmente había sido tan ilusa como para pensar que yo, una simple humana, podía salvar a un vampiro? Cada vez que lo pensaba parecía tener menos sentido.
Tras asegurarme de que mi pelo seguía cubriendo mis hombros de manera estratégica, y sintiendo como no era capaz de llenar plenamente mis pulmone de aire al respirar, comencé a caminar hacia Santana.
Me mordí el labio inferior con fuerza, dejando una vez más que la culpa se extendiese por la expresión de mi rostro al verla ahí sentada, en suelo, y con la espalda apoyada contra la madera de la puerta. Lo siguiente que llamó mi atención fue su indumentaria. Masculina. ¿Qué había pasado con sus vestidos pomposos y elegantes?
Finalmente, atravesé esa barrera que suponía la cama y me aproximé lentamente hasta quedar frente a ella. A continuación me arrodille para poder estar a la misma altura. Mis manos descansaban sobre mi regazo, ya que no estaba segura de como podría reaccionar ella si me atrevía a tocarla. Mi boca se abrió y cerró varias veces sin emitir sonido alguno, ya que no sabía que decir para reconfortarla, o simplemente para no estropear aún más las cosas.
—Lo siento mucho...—susurré finalmente. ¿Lo siento por esconderme? ¿Por hacerte daño? ¿Por hacerte venir hasta aquí a buscarme? ¿Por dejarme atrapar por un vampiro?
Por otro lado, la culpabilidad no era tan grande como para generar arrepentimiento. Porque no, no me arrepentía. No podía arrepentirme de haber intentado mantenerla a salvo.
¿Realmente había sido tan ilusa como para pensar que yo, una simple humana, podía salvar a un vampiro? Cada vez que lo pensaba parecía tener menos sentido.
Tras asegurarme de que mi pelo seguía cubriendo mis hombros de manera estratégica, y sintiendo como no era capaz de llenar plenamente mis pulmone de aire al respirar, comencé a caminar hacia Santana.
Me mordí el labio inferior con fuerza, dejando una vez más que la culpa se extendiese por la expresión de mi rostro al verla ahí sentada, en suelo, y con la espalda apoyada contra la madera de la puerta. Lo siguiente que llamó mi atención fue su indumentaria. Masculina. ¿Qué había pasado con sus vestidos pomposos y elegantes?
Finalmente, atravesé esa barrera que suponía la cama y me aproximé lentamente hasta quedar frente a ella. A continuación me arrodille para poder estar a la misma altura. Mis manos descansaban sobre mi regazo, ya que no estaba segura de como podría reaccionar ella si me atrevía a tocarla. Mi boca se abrió y cerró varias veces sin emitir sonido alguno, ya que no sabía que decir para reconfortarla, o simplemente para no estropear aún más las cosas.
—Lo siento mucho...—susurré finalmente. ¿Lo siento por esconderme? ¿Por hacerte daño? ¿Por hacerte venir hasta aquí a buscarme? ¿Por dejarme atrapar por un vampiro?
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
La distancia se fue evaporando conforme se acercaba y se ponía a su altura, aunque seguía reticente a tener ningún contacto pues se abstuvo de llegar a tocarla dejando sus manos en su regazo. Sonrió amargamente mientras negaba ligeramente con la cabeza, por mucho que quería no le valía un simple lo siento necesitaba una respuesta más precisa, exactamente por qué lo sentía, por ignorarla, por tener que llegar a este punto, o quizás por otra cosa.
-No has contestado a mi pregunta-dijo secamente y mirándola fijamente a los ojos, necesitaba ser así para acabar cuanto antes con la tensión que se podía notar perfectamente había en el ambiente. No le gustaba hablarse de esa forma, pero si no lo hacía se derrumbaría como siempre y acabaría cediendo.
Antes de que le dijera una respuesta, que no tenía claro si le daría, intentaba averiguarlo por sí misma observándola. Hasta el momento no veía nada fuera de lugar excepto por ese brillo que faltaba en sus ojos sustituido por temor hacia algo que tampoco sabía que era y que temía que la razón fuera ella misma. No tenía mucho existo en descubrir nada, su cabeza estaba demasiado embotada como para pensar con mucha claridad.
Decidió ser ella quien rompiera la última distancia alzando su mano y acarician su mejilla, le quemaba el contacto ante su piel y a la vez le encanta el tacto suave que recogían sus dedos. Volvió a encontrarse más calmada que al llegar y así poder suavizar su tono aunque no fuera lo mejor- ¿por qué me has apartado? Noto qué algo pasa y no me dices que es...-susurró sin dejar de acariciar suavemente su mejilla.
Si bien era cierto que no podía pedirle nada, Santana confió en ella ciegamente y por estúpidas razones quizás que la mente no entiende supuso que ella haría lo mismo, pero visto lo visto parecía que no. Por mucho que quisiera no podía enfadarse con ella, simplemente estaba dolida más que otra cosa, aunque seguía viendo que algo tonto, no entendía por qué estaba tan mal por simple indiferencia en cuatro días.
-No has contestado a mi pregunta-dijo secamente y mirándola fijamente a los ojos, necesitaba ser así para acabar cuanto antes con la tensión que se podía notar perfectamente había en el ambiente. No le gustaba hablarse de esa forma, pero si no lo hacía se derrumbaría como siempre y acabaría cediendo.
Antes de que le dijera una respuesta, que no tenía claro si le daría, intentaba averiguarlo por sí misma observándola. Hasta el momento no veía nada fuera de lugar excepto por ese brillo que faltaba en sus ojos sustituido por temor hacia algo que tampoco sabía que era y que temía que la razón fuera ella misma. No tenía mucho existo en descubrir nada, su cabeza estaba demasiado embotada como para pensar con mucha claridad.
Decidió ser ella quien rompiera la última distancia alzando su mano y acarician su mejilla, le quemaba el contacto ante su piel y a la vez le encanta el tacto suave que recogían sus dedos. Volvió a encontrarse más calmada que al llegar y así poder suavizar su tono aunque no fuera lo mejor- ¿por qué me has apartado? Noto qué algo pasa y no me dices que es...-susurró sin dejar de acariciar suavemente su mejilla.
Si bien era cierto que no podía pedirle nada, Santana confió en ella ciegamente y por estúpidas razones quizás que la mente no entiende supuso que ella haría lo mismo, pero visto lo visto parecía que no. Por mucho que quisiera no podía enfadarse con ella, simplemente estaba dolida más que otra cosa, aunque seguía viendo que algo tonto, no entendía por qué estaba tan mal por simple indiferencia en cuatro días.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Sus primeras palabras se clavaron en mi alma como puñales. No por el mensaje en sí, si no por el tono duro y seco de su voz. Nunca me había hablado de esa manera hasta ahora (nunca había tenido motivos para ello), y definitivamente no había sido algo agradable de experimentar. Tampoco podía culparla, ya que si yo hubiese estado en su lugar quién sabe cómo habría reaccionado.
Me mordí la cara interior de la mejilla, reprimiendo las ganas de llorar. Siempre me había considerado una persona fuerte, incluso desde niña, pero aún así, siempre había sido de lágrima fácil. Cuando algo me importaba de verdad mis ojos me traicionaban sin poder remediarlo.
Continué en silencio. Por un lado porque no quería que mi voz se rompiera al abrir la boca, y por otro lado porque no sabía muy bien como contestar a su pregunta.
Sabía que tenía que decirle la verdad, que a ella no podía mentirle y muchos menos cuando me estaba mirando a los ojos de esa manera. Cuando había venido hasta aquí para buscarme. Pero estaba asustada.
Era una sensación extraña, pero sentía como si la hubiese tracionado al dejarme morder por ese vampiro. Al compartir mi sangre con otro ser sin haberlo hecho antes con ella.
Cuando su mano rozó mi mejilla un pequeño sollozo escapó de lo más profundo de mi pecho, aunque una vez más logré que las lágrimas no saliesen de mis ojos. Incliné la cabeza hacia un lado, buscando su mano con mi mejilla y deleitándome una vez más con la sensación tranquilizadora de notar su piel contra la mía. Su voz se había suavizado por completo, invitándome a decirle la verdad.
Me eché levemente hacia atrás, a penas un par de centímetros. A continuación me aparté el pelo del hombro izquierdo, dejando mi piel al descubierto. No me veía con fuerzas para hablar y confesarle lo que había ocurrido, así que dejé que inicialmente las imágenes hablasen por mí.
Sería imposible que ella no viese los dos puntos rojos sobre mi piel blanca.
Me mordí la cara interior de la mejilla, reprimiendo las ganas de llorar. Siempre me había considerado una persona fuerte, incluso desde niña, pero aún así, siempre había sido de lágrima fácil. Cuando algo me importaba de verdad mis ojos me traicionaban sin poder remediarlo.
Continué en silencio. Por un lado porque no quería que mi voz se rompiera al abrir la boca, y por otro lado porque no sabía muy bien como contestar a su pregunta.
Sabía que tenía que decirle la verdad, que a ella no podía mentirle y muchos menos cuando me estaba mirando a los ojos de esa manera. Cuando había venido hasta aquí para buscarme. Pero estaba asustada.
Era una sensación extraña, pero sentía como si la hubiese tracionado al dejarme morder por ese vampiro. Al compartir mi sangre con otro ser sin haberlo hecho antes con ella.
Cuando su mano rozó mi mejilla un pequeño sollozo escapó de lo más profundo de mi pecho, aunque una vez más logré que las lágrimas no saliesen de mis ojos. Incliné la cabeza hacia un lado, buscando su mano con mi mejilla y deleitándome una vez más con la sensación tranquilizadora de notar su piel contra la mía. Su voz se había suavizado por completo, invitándome a decirle la verdad.
Me eché levemente hacia atrás, a penas un par de centímetros. A continuación me aparté el pelo del hombro izquierdo, dejando mi piel al descubierto. No me veía con fuerzas para hablar y confesarle lo que había ocurrido, así que dejé que inicialmente las imágenes hablasen por mí.
Sería imposible que ella no viese los dos puntos rojos sobre mi piel blanca.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Lo que pudiera quedar de alma en Santana estaba muriendo al verla al borde de las lágrimas. Finalmente había sido mejor suavizar el tono y relajarse, no era bueno para ninguna de las dos usar su tono frío y cortante además de que no podría volver a hacerlo. Se retiró hacia atrás rompiendo el contacto, cosa que confundió a Santana, simplemente se apartó el pelo dejando ver una marca que era fácilmente reconocible para Santana.
Estaba totalmente en shock, su mente viajaba ahora a la velocidad de la luz, esto no podía estar pasando simplemente era un sueño, una pesadilla como las mucha que había tenido a lo largo de sus años. Alzó de nuevo su mano acariciando la piel al descubierto, los puntos que sobresaltaban en su blanca piel. Cerró la mandíbula con fuerte apretando los dientes y frunciendo el ceño.
No podía decir nada, las palabras no salían de su boca, o al menos no las que deberían salir. Sabía que habría la boca solo se pondría aún peor la cosa, aunque ahora entendía el miedo que podía ver en sus ojos, por ello debía mantener la calma no debía asustarla más de lo que ya estaba. No podía quitar la vista de encima de aquella marca, aunque no era la respuesta que más temía si la que más ira podía llegar a producir en su interior.
-¿Quien?-fue la única palabra que atino a decir, con los dientes todavía apretados. No pensaba quedarse sentada viendo como alguien había tocado lo que era suyo, pero de una forma diferente, no pensaba permitir que alguien hiciera algo así cuando ni siquiera ella lo haría. Además ahora podía tener una pequeña ayuda y no estar sola para ir detrás de quien fuera que había hecho esto.
Después de la ira la invadió el miedo, la cosa podría haberse puesto peor, podría no haber vuelto viva. Aunque enseguida volvió las ganas de levantarse y acabar con la miserable vida de aquel autor de dicha marca. Parecía que las fuerzas habían vuelto a su cuerpo, sin ninguna dificultad se levantó rápidamente. Se quedo mirando la pared con los puños y ojos cerrados, necesitaba calmarte un poco más para poder hablarle a ella.
Estaba totalmente en shock, su mente viajaba ahora a la velocidad de la luz, esto no podía estar pasando simplemente era un sueño, una pesadilla como las mucha que había tenido a lo largo de sus años. Alzó de nuevo su mano acariciando la piel al descubierto, los puntos que sobresaltaban en su blanca piel. Cerró la mandíbula con fuerte apretando los dientes y frunciendo el ceño.
No podía decir nada, las palabras no salían de su boca, o al menos no las que deberían salir. Sabía que habría la boca solo se pondría aún peor la cosa, aunque ahora entendía el miedo que podía ver en sus ojos, por ello debía mantener la calma no debía asustarla más de lo que ya estaba. No podía quitar la vista de encima de aquella marca, aunque no era la respuesta que más temía si la que más ira podía llegar a producir en su interior.
-¿Quien?-fue la única palabra que atino a decir, con los dientes todavía apretados. No pensaba quedarse sentada viendo como alguien había tocado lo que era suyo, pero de una forma diferente, no pensaba permitir que alguien hiciera algo así cuando ni siquiera ella lo haría. Además ahora podía tener una pequeña ayuda y no estar sola para ir detrás de quien fuera que había hecho esto.
Después de la ira la invadió el miedo, la cosa podría haberse puesto peor, podría no haber vuelto viva. Aunque enseguida volvió las ganas de levantarse y acabar con la miserable vida de aquel autor de dicha marca. Parecía que las fuerzas habían vuelto a su cuerpo, sin ninguna dificultad se levantó rápidamente. Se quedo mirando la pared con los puños y ojos cerrados, necesitaba calmarte un poco más para poder hablarle a ella.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Preferí no mirarla, ya que temía que la respuesta que pudiera encontrar en sus ojos fuese de mi agrado. Por otro lado, la sensación de haber traicionado a Santana seguía ahí, aplastándome, lo que unido al hecho de que me había escondido estos días para que ella no se enterase, me hacía sentir aún más culpable.
Cuando por fin volvió a hablar tuve el valor para volver a cruzar mi mirada con la suya. El pánico que había sentido noches atrás había borrado el nombre de mi atacante de mi memoria, aunque de haberlo sabido tampoco se lo habría dicho a Santana.
Sabía lo que estaría pasando por su cabeza, principalmente porque yo habría pensado exáctamente lo mismo en caso de que nuestros lugares hubiesen sido invertidos. Venganza. Pero por otro lado, también estaba segura que si ella hubiese sido la víctima habría hecho todo lo posible por impedir que yo fuese a la caza de un vampiro. Y eso era lo que yo estaba haciendo. Protegerla.
—No ha sido nadie, ¿vale?—respondí con un hilo de voz. Entonces ella se puso bruscamente en pie, tomándome por sorpresa y asustándome en el proceso.
Me quedé sentada en el suelo tras caer de mi posición arrodillada, solo para ponerme en pie lo más rápidamente que pude, al igual que había hecho ella.
Mi mirada se quedó clavada sobre su espalda durante unos segundos, sintiendo como un fuerte dolor me carcomía por dentro al verla así. Lentamente llevé mi mano hasta colocarla sobre su hombro, sin obligarla a darse la vuelta y enfrentarme, pero si para que supiese que seguía estando allí con ella.
—Santana...—susurré, lo más suavemente que pude, con mi voz cargada de preocupación.
Cuando por fin volvió a hablar tuve el valor para volver a cruzar mi mirada con la suya. El pánico que había sentido noches atrás había borrado el nombre de mi atacante de mi memoria, aunque de haberlo sabido tampoco se lo habría dicho a Santana.
Sabía lo que estaría pasando por su cabeza, principalmente porque yo habría pensado exáctamente lo mismo en caso de que nuestros lugares hubiesen sido invertidos. Venganza. Pero por otro lado, también estaba segura que si ella hubiese sido la víctima habría hecho todo lo posible por impedir que yo fuese a la caza de un vampiro. Y eso era lo que yo estaba haciendo. Protegerla.
—No ha sido nadie, ¿vale?—respondí con un hilo de voz. Entonces ella se puso bruscamente en pie, tomándome por sorpresa y asustándome en el proceso.
Me quedé sentada en el suelo tras caer de mi posición arrodillada, solo para ponerme en pie lo más rápidamente que pude, al igual que había hecho ella.
Mi mirada se quedó clavada sobre su espalda durante unos segundos, sintiendo como un fuerte dolor me carcomía por dentro al verla así. Lentamente llevé mi mano hasta colocarla sobre su hombro, sin obligarla a darse la vuelta y enfrentarme, pero si para que supiese que seguía estando allí con ella.
—Santana...—susurré, lo más suavemente que pude, con mi voz cargada de preocupación.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Abrió lentamente los ojos sintiendo su mano en el hombro, despacio de fue dando la vuelta dándose tiempo para calmar la expresión de su rostro. Sabía perfectamente que le diría, pero dudaba si esta vez cumpliría su palabra. No podía pedirle que se quedara quieta, no podía. Se quedó mirándola de nuevo, llevando sus ojos de la marca a su mirada continuamente. El encuentra de sus miradas solo conseguía calmarla un poco pero volvía a ver la marca y volvía a llenarla la ira.
-Por favor, no me pidas que me quede de brazos cruzados...-pidió con un tono de voz que más bien parecía una súplica mientras la tomaba de las manos. Además era improbable que fuera Santana la que saliera mal de la pequeña "charla" que podrían tener el misterioso atacante y ella, que por lo visto para que dejara de ser misterioso debería averiguarlo por sus propios medios.
Bajó la mirada al suelo y le soltó las manos, definitivamente esta situación la sobrepasaba, estaba entre la espada y la pared. Además, que para sí el atacante se había deleitado demasiado y volvía a reclamar más, sabía lo que era y no pensaba permitirlo de una forma u otra. También estaba este lugar, no era precisamente el más seguro del mundo, más bien todo lo contrario si deseaba encontrarla solo debía venir aquí y ser persuasivo tal y como había hecho Santana.
Seguía mirando el suelo como la cosa más interesante, no se atrevía volver a mirarla a la cara pues tenía por seguro que acabaría cediendo como siempre y esta vez no podía por nada del mundo podía hacerlo. Podría ser una completa tontería, pero para Santana era algo más que tomar sangre, era tomar lo que es suyo. Entraba en juego su actitud posesiva, y eso tampoco era bueno.
La parte que todavía seguía calmada dentro de ella y manteniendo la compostura solo daba gracias a que siguiera viva y siendo la misma, jamás se hubiera perdonado el verla siendo alguien como ella y saber que no había sido decisión de ambas y mucho menos habría soportado la pérdida.
-Por favor, no me pidas que me quede de brazos cruzados...-pidió con un tono de voz que más bien parecía una súplica mientras la tomaba de las manos. Además era improbable que fuera Santana la que saliera mal de la pequeña "charla" que podrían tener el misterioso atacante y ella, que por lo visto para que dejara de ser misterioso debería averiguarlo por sus propios medios.
Bajó la mirada al suelo y le soltó las manos, definitivamente esta situación la sobrepasaba, estaba entre la espada y la pared. Además, que para sí el atacante se había deleitado demasiado y volvía a reclamar más, sabía lo que era y no pensaba permitirlo de una forma u otra. También estaba este lugar, no era precisamente el más seguro del mundo, más bien todo lo contrario si deseaba encontrarla solo debía venir aquí y ser persuasivo tal y como había hecho Santana.
Seguía mirando el suelo como la cosa más interesante, no se atrevía volver a mirarla a la cara pues tenía por seguro que acabaría cediendo como siempre y esta vez no podía por nada del mundo podía hacerlo. Podría ser una completa tontería, pero para Santana era algo más que tomar sangre, era tomar lo que es suyo. Entraba en juego su actitud posesiva, y eso tampoco era bueno.
La parte que todavía seguía calmada dentro de ella y manteniendo la compostura solo daba gracias a que siguiera viva y siendo la misma, jamás se hubiera perdonado el verla siendo alguien como ella y saber que no había sido decisión de ambas y mucho menos habría soportado la pérdida.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Volví a colocar mi cabello sobre ambos hombros. La herida no iba a desaparecer, pero al menos al ocultarla sería menos real que ver constantemente la impresión de esos colmillos sobre mi piel.
Se me ponían los pelos de punta al recordar el momento del ataque. Realmente pensé que iba a morir esa noche, sobre todo cuando empecé a marearme y a perder la consciencia cuando la falta de sangre en mi cuerpo empezó a ser importante. Sin embargo, una vez más me había enfrentado al peligro y había salido airosa.
—Vas a odiarme entonces, porque eso es justo lo que te estoy pidiendo—respondí. Jamás daría mi consentimiento para que Santana fuese tras mi atacante, de eso estaba segura. También sabía que no tenía manera de impedirle que lo hiciera, ya que si ella decidía llevarme la contraria no podría detenerla, pero al menos mi opinión siempre estaría ahí.
Las primeras horas tras el ataque habían sido las peores, ya no solo por el terror a que esa criatura pudiera arrepentirse de haberme dejado vivir y decidiera volver a rematarme, si no por el estado físico de debilidad en el que había quedado. Dos días más tarde empecé a ser capaz de levantarme de la cama sin marearme ni sentir nauseas, y un día más tarde las ojeras empezaron a desaparecer, indicando que poco a poco mi cuerpo estaba recuperándose de la pérdida de sangre.
Hoy, mi aspecto era bastante saludable, casi normal, y la única prueba de lo ocurrido era la famosa marca de dientes sobre el lado iquierdo de mi cuello.
Tras unos segundos volví a acercarme a ella, haciendo que su cuerpo quedase entre el mío propio y la madera de la puerta. Lentamente, llevé mis manos hasta sus mejillas, tomando su rostro con cuidado y delicadeza.
—Por favor—supliqué. Sabía que le estaba pidiendo demasiado, pero no tenía otra opción. Sabía que Santana también era un vampiro, pero no era comparable a la mujer que había bebido de mí. Ella era un monstruo, y Santana mi único amor. No quería que ella se pusiese al nivel de la otra vampiresa... no podría soportar que se peleasen entre ellas, o peor aún.
Se me ponían los pelos de punta al recordar el momento del ataque. Realmente pensé que iba a morir esa noche, sobre todo cuando empecé a marearme y a perder la consciencia cuando la falta de sangre en mi cuerpo empezó a ser importante. Sin embargo, una vez más me había enfrentado al peligro y había salido airosa.
—Vas a odiarme entonces, porque eso es justo lo que te estoy pidiendo—respondí. Jamás daría mi consentimiento para que Santana fuese tras mi atacante, de eso estaba segura. También sabía que no tenía manera de impedirle que lo hiciera, ya que si ella decidía llevarme la contraria no podría detenerla, pero al menos mi opinión siempre estaría ahí.
Las primeras horas tras el ataque habían sido las peores, ya no solo por el terror a que esa criatura pudiera arrepentirse de haberme dejado vivir y decidiera volver a rematarme, si no por el estado físico de debilidad en el que había quedado. Dos días más tarde empecé a ser capaz de levantarme de la cama sin marearme ni sentir nauseas, y un día más tarde las ojeras empezaron a desaparecer, indicando que poco a poco mi cuerpo estaba recuperándose de la pérdida de sangre.
Hoy, mi aspecto era bastante saludable, casi normal, y la única prueba de lo ocurrido era la famosa marca de dientes sobre el lado iquierdo de mi cuello.
Tras unos segundos volví a acercarme a ella, haciendo que su cuerpo quedase entre el mío propio y la madera de la puerta. Lentamente, llevé mis manos hasta sus mejillas, tomando su rostro con cuidado y delicadeza.
—Por favor—supliqué. Sabía que le estaba pidiendo demasiado, pero no tenía otra opción. Sabía que Santana también era un vampiro, pero no era comparable a la mujer que había bebido de mí. Ella era un monstruo, y Santana mi único amor. No quería que ella se pusiese al nivel de la otra vampiresa... no podría soportar que se peleasen entre ellas, o peor aún.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Agradeció bastante que se hubiera tapado la marca, pero igualmente sabía que estaba ahí. La distancia entre ambas había vuelto casi a desaparecer quedando entre la puerta y ella. Seguía sin mirarla directamente hasta que sintió como sus manos tomaban su rostro hasta quedar mirándose a los ojos, suspiró y asintió lentamente. Su mente le llevaba la contraria a sus actos, pero como sabía al final acabaría cediendo.
-Jamás podría odiarte...-susurró medio sonriendo. Se resignó, era totalmente sumisa ante Sinnove y no podía hacer nada para contradecirla, y no haría nada que pudiera causar cierto alejamiento de su parte. Había tenido bastante con esos cuatro días como para hacer algo que causará más distanciamiento.
Apoyó su mejilla en una de sus manos- ¿cómo te encuentras?-dejando a un lado sus deseos de venganza debía preocuparse por quien de verdad le importaba, ella. Sabía por experiencia que no era agradable que un vampiro te mordiera y podía ser realmente doloroso al principio, aunque con el paso de los días solo era una simple molestia. Al menos a primera vista parecía bastante en forma, aunque su aspecto solía engañarle como con la edad.
Su rostro ya estaba totalmente tranquilo y solo denotaba preocupación, debía haber estado con ella las primeras horas que eran las peores pero no pudo ser debido a su ignorancia del asunto. Ya hablaría con sus contactos de la calle, debían haberse enterado de algo. A pesar de haber conseguido una calma para poder volver a ser ella, todavía seguía repiqueteando en su cabeza cierta idea que no le hacía mucha gracia a Sinn.
En ese momento se le encendió una lucecita, puede que Santana no pudiera hacer nada pero había una persona conocida que quizás estaría encantada de ayudarla. Sonrió ante su propia idea, aunque intentó que no se le notará mucho. Volviendo a centrarse en lo primordial ahora analizó su cuerpo de arriba a abajo descaradamente intenta visualizar algo que no debiera estar.
-Jamás podría odiarte...-susurró medio sonriendo. Se resignó, era totalmente sumisa ante Sinnove y no podía hacer nada para contradecirla, y no haría nada que pudiera causar cierto alejamiento de su parte. Había tenido bastante con esos cuatro días como para hacer algo que causará más distanciamiento.
Apoyó su mejilla en una de sus manos- ¿cómo te encuentras?-dejando a un lado sus deseos de venganza debía preocuparse por quien de verdad le importaba, ella. Sabía por experiencia que no era agradable que un vampiro te mordiera y podía ser realmente doloroso al principio, aunque con el paso de los días solo era una simple molestia. Al menos a primera vista parecía bastante en forma, aunque su aspecto solía engañarle como con la edad.
Su rostro ya estaba totalmente tranquilo y solo denotaba preocupación, debía haber estado con ella las primeras horas que eran las peores pero no pudo ser debido a su ignorancia del asunto. Ya hablaría con sus contactos de la calle, debían haberse enterado de algo. A pesar de haber conseguido una calma para poder volver a ser ella, todavía seguía repiqueteando en su cabeza cierta idea que no le hacía mucha gracia a Sinn.
En ese momento se le encendió una lucecita, puede que Santana no pudiera hacer nada pero había una persona conocida que quizás estaría encantada de ayudarla. Sonrió ante su propia idea, aunque intentó que no se le notará mucho. Volviendo a centrarse en lo primordial ahora analizó su cuerpo de arriba a abajo descaradamente intenta visualizar algo que no debiera estar.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Me relajé ligeramente al escuchar sus palabras, sabiendo que por ahora me había salido con la mía. Que aunque fuese en contra de sus deseos, Santana se mantendría alejada de mi atacante. Era lo único que me importaba.
Sabía que "jugar" de esa manera con ella, sabiendo que podía manipularla a través de sus sentimientos, no estaba bien, pero era la única manera que tenía para protegerla.
—Estoy bien—respondí con un tono de voz algo más suave, apañándomelas para dibujar una pequeña sonrisa tranquilizadora en mi rostro. No había acudido a ningún médico ni le había contado nada a nadie ya que, ¿cómo le dices a otra persona que un vampiro se ha alimentado de tu sagre? Sin embargo, yo misma había visto como mi aspecto había ido mejorando a medida que habían pasado los días, así que supuse que todo estaba sanando correctamente.
—Santana, estoy bien—repetí, esta vez con voz más firme, al darme cuenta de cómo sus ojos vagaban de arriba a abajo por mi cuerpo, supuse que en busca de algo que estuviera fuera de lugar—De verdad.
Me agotaba más rápido de lo normal si hacía algún esfuerzo físico, pero teniendo en cuenta que no me había movido de mi habitación practicamente para durante los últimos cuatro días, me sentía bastante saludable.
Por otro lado, ni me habían salido colmillos ni había desarrollado habilidades sobrenaturales ni nada que pudiese ser sospechoso, por lo que la pesadilla había acabado.
Aún seguía sintiendo el ambiente algo tenso, pero supuse que era completamente normal. Después de todo, las cosas habían variado bastante desde nuestro último encuentro.
Sabía que "jugar" de esa manera con ella, sabiendo que podía manipularla a través de sus sentimientos, no estaba bien, pero era la única manera que tenía para protegerla.
—Estoy bien—respondí con un tono de voz algo más suave, apañándomelas para dibujar una pequeña sonrisa tranquilizadora en mi rostro. No había acudido a ningún médico ni le había contado nada a nadie ya que, ¿cómo le dices a otra persona que un vampiro se ha alimentado de tu sagre? Sin embargo, yo misma había visto como mi aspecto había ido mejorando a medida que habían pasado los días, así que supuse que todo estaba sanando correctamente.
—Santana, estoy bien—repetí, esta vez con voz más firme, al darme cuenta de cómo sus ojos vagaban de arriba a abajo por mi cuerpo, supuse que en busca de algo que estuviera fuera de lugar—De verdad.
Me agotaba más rápido de lo normal si hacía algún esfuerzo físico, pero teniendo en cuenta que no me había movido de mi habitación practicamente para durante los últimos cuatro días, me sentía bastante saludable.
Por otro lado, ni me habían salido colmillos ni había desarrollado habilidades sobrenaturales ni nada que pudiese ser sospechoso, por lo que la pesadilla había acabado.
Aún seguía sintiendo el ambiente algo tenso, pero supuse que era completamente normal. Después de todo, las cosas habían variado bastante desde nuestro último encuentro.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Asintió lentamente dejando de analizarla. Todavía el ambiente estaba bastante tensa y ya iba siendo hora de que se relajará hasta ser normal. Rodeo su cintura con sus brazos apretándola contra ella y ahora pudiendo sonreír de manera sincera. Había echado demasiado en falta abrazarla.
-Me has tenido muy preocupada estos días, y no era para menos...-susurró medio enfurruñada, que mejor forma de apartar el asunto que recuperar el tiempo perdido. Definitivamente había sido una completa tortura no sentir el calor de su cuerpo cerca del suyo propio, además de escuchar su corazón latir o su voz, y no había ni que mencionar sus ojos. Estos estaban todavía un poco apagados, pero conseguiría que volvieran a tener ese brillo que tenían.
-No se cómo consigues dormir aquí...-gruñó un poco más para sí que para ella, no estaba segura si es porque ella tenía el oído más agudizado o por qué pero escuchaba cada sonido del lugar y desde luego no había un solo lugar en silencio, excepto la habitación en la que se encontraban ambas.
En ese momento fue cuando le picó la curiosidad de como era la habitación, desde que había llegado no se había fijado en absoluto en las cuatro paredes que las recogían pero ahora que podía tener las ideas más clara no pudo resistirse a echar un vistazo. Era un lugar nuevo para ella y que nunca había pisado, aunque tampoco había mucho que ver más que el mobiliario básico para una habitación y cuando decía básico era totalmente básico.
Debido a que tampoco era muy grande terminó bastante pronto de examinar el lugar y volver su atención a Sinnove. Tenía claro que había pasado los cuatro días aquí metida y no sabía como había aguantado, aunque ella tampoco podía decir nada respecto a encerrarse en una habitación pues también lo había hecho. A pesar de que había que tener en cuenta el cambio entre las dos habitaciones, pero bueno eso no era para nada importante.
-Me has tenido muy preocupada estos días, y no era para menos...-susurró medio enfurruñada, que mejor forma de apartar el asunto que recuperar el tiempo perdido. Definitivamente había sido una completa tortura no sentir el calor de su cuerpo cerca del suyo propio, además de escuchar su corazón latir o su voz, y no había ni que mencionar sus ojos. Estos estaban todavía un poco apagados, pero conseguiría que volvieran a tener ese brillo que tenían.
-No se cómo consigues dormir aquí...-gruñó un poco más para sí que para ella, no estaba segura si es porque ella tenía el oído más agudizado o por qué pero escuchaba cada sonido del lugar y desde luego no había un solo lugar en silencio, excepto la habitación en la que se encontraban ambas.
En ese momento fue cuando le picó la curiosidad de como era la habitación, desde que había llegado no se había fijado en absoluto en las cuatro paredes que las recogían pero ahora que podía tener las ideas más clara no pudo resistirse a echar un vistazo. Era un lugar nuevo para ella y que nunca había pisado, aunque tampoco había mucho que ver más que el mobiliario básico para una habitación y cuando decía básico era totalmente básico.
Debido a que tampoco era muy grande terminó bastante pronto de examinar el lugar y volver su atención a Sinnove. Tenía claro que había pasado los cuatro días aquí metida y no sabía como había aguantado, aunque ella tampoco podía decir nada respecto a encerrarse en una habitación pues también lo había hecho. A pesar de que había que tener en cuenta el cambio entre las dos habitaciones, pero bueno eso no era para nada importante.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Había estado un poco reticente amantener contacto físico desde que ella había llegado, no porque no quisiera, si no por miedo a que se hubiese enfadado o estuviese realmente molesta y me rechazase. Sin embargo, solo necesité que ella rodease mi cintura para apartar todos esos pensamientos negativos de mi cabeza y lanzarme literalmente a sus brazos. Rodeé su cuello con mis brazos, abrazándola mientras que escuchaba su reproche. Y no era para menos.
Aún así, me tomé unos segundos àntes de contestar para perderme en su aroma y el reconfortante tacto de su cuerpo tan cerca del mío. Realmente la había extrañado, más de lo que podía imaginar.
—No fue mi intención preocuparte, lo siento—me disculpé de manera totalmente sincera. No sabía si mi manera de manejar el asunto había sido la más adecuada, pero en ese momento a mí me lo había parecido. Si Santana me hubiese visto justo después del ataque, cuando a penas me podía mantener en pie debido a la pérdida de sangre, no habría podido hacer nada por disuadirla de ir tras el otro vampiro. Sin embargo, aquí estaba, conmigo, enfurruñada y dolida, pero a salvo a mi lado.
Sonreí levemente ante sus palabras, echándole un vistazo rápido a mi habitación. La cama, el espejo con el tocador, la pequeña mesilla de noche y el armario en donde guardaba mi ropa y otros objetos personales. Evidentemente, al lado de la habitación de Santana esto no era más que un cuartucho de mala muerte, pero para mí era más que suficiente.
—Después de dormir durante años en la calle estoy hecha a prueba de explosiones—comenté, ya que cuando me dormía, practicamente nada conseguía despertarme. Era una habilidad que había desarrollado desde niña, ya que si no hubiese terminado enfermando por no poder dormir debido a los ruidos de las calles.
Aún así, me tomé unos segundos àntes de contestar para perderme en su aroma y el reconfortante tacto de su cuerpo tan cerca del mío. Realmente la había extrañado, más de lo que podía imaginar.
—No fue mi intención preocuparte, lo siento—me disculpé de manera totalmente sincera. No sabía si mi manera de manejar el asunto había sido la más adecuada, pero en ese momento a mí me lo había parecido. Si Santana me hubiese visto justo después del ataque, cuando a penas me podía mantener en pie debido a la pérdida de sangre, no habría podido hacer nada por disuadirla de ir tras el otro vampiro. Sin embargo, aquí estaba, conmigo, enfurruñada y dolida, pero a salvo a mi lado.
Sonreí levemente ante sus palabras, echándole un vistazo rápido a mi habitación. La cama, el espejo con el tocador, la pequeña mesilla de noche y el armario en donde guardaba mi ropa y otros objetos personales. Evidentemente, al lado de la habitación de Santana esto no era más que un cuartucho de mala muerte, pero para mí era más que suficiente.
—Después de dormir durante años en la calle estoy hecha a prueba de explosiones—comenté, ya que cuando me dormía, practicamente nada conseguía despertarme. Era una habilidad que había desarrollado desde niña, ya que si no hubiese terminado enfermando por no poder dormir debido a los ruidos de las calles.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Sonrió un poco más sintiéndose mejor al recibir buena respuesta a su abrazo, rodeando su cuello con sus brazos, pensándolo bien es lo primero que tenía que haber hecho nada más entrar a la habitación. Besó su mejilla suavemente, ya no podía estar más tiempo enfadada solo quería olvidarlo todo y perderse en sus ojos.
Rió entre dientes al escuchar su comentario, ya lo había comprobado la otra noche. En ese momento se dio cuenta de la indumentaria tan fabulosa que se había puesto y la verdad es que nunca se había creído capaz de salir a la calle con aquellas vestiduras, por casa era más normal pues era más cómodo para moverse de un sitio para otro o para montar a caballo, pero dejarse ver en sociedad vestida así era otra cosa. Aunque era cuestionable que a alguien le hubiera dado tiempo a observarla detenidamente ya que iba con bastante prisa.
-Espero que no te importe que vaya vestida como un hombre, no tenía tiempo para ponerme algo más incómodo-se encogió ligeramente de hombros, aunque el asunto no tuviera nada de importancia si hubiera podido se hubiera sonrojado al darse cuenta de sus vestiduras. La apretó ligeramente contra ella para sentirla un poquito más cerca, entonces fue cuando pensó que quizás llevaban demasiado tiempo de pie y sin moverse, por mucho que Sinnove insistiera en que estaba bien todavía no estaría totalmente en condiciones por lo que tampoco era bueno quedarse allí quietas.
Aprovechó un segundo para poder llevarla hasta la cama y sentarla, quedándose ella de pie con los brazos cruzados- se que eres un poco cabezota, aunque a eso no me ganas... Pero no debes hacer esfuerzos todavía-sonrió y besó su frente. Decidió darle una segunda oportunidad a la habitación, recorriendola de punta a punta y observando cada detalle. Al menos estaba más ordenada que cualquier de sus habitaciones en casa.
Rió entre dientes al escuchar su comentario, ya lo había comprobado la otra noche. En ese momento se dio cuenta de la indumentaria tan fabulosa que se había puesto y la verdad es que nunca se había creído capaz de salir a la calle con aquellas vestiduras, por casa era más normal pues era más cómodo para moverse de un sitio para otro o para montar a caballo, pero dejarse ver en sociedad vestida así era otra cosa. Aunque era cuestionable que a alguien le hubiera dado tiempo a observarla detenidamente ya que iba con bastante prisa.
-Espero que no te importe que vaya vestida como un hombre, no tenía tiempo para ponerme algo más incómodo-se encogió ligeramente de hombros, aunque el asunto no tuviera nada de importancia si hubiera podido se hubiera sonrojado al darse cuenta de sus vestiduras. La apretó ligeramente contra ella para sentirla un poquito más cerca, entonces fue cuando pensó que quizás llevaban demasiado tiempo de pie y sin moverse, por mucho que Sinnove insistiera en que estaba bien todavía no estaría totalmente en condiciones por lo que tampoco era bueno quedarse allí quietas.
Aprovechó un segundo para poder llevarla hasta la cama y sentarla, quedándose ella de pie con los brazos cruzados- se que eres un poco cabezota, aunque a eso no me ganas... Pero no debes hacer esfuerzos todavía-sonrió y besó su frente. Decidió darle una segunda oportunidad a la habitación, recorriendola de punta a punta y observando cada detalle. Al menos estaba más ordenada que cualquier de sus habitaciones en casa.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Solo Santana tenía la capacidad de hacerme olvidar al resto del mundo cada vez que estaba con ella, levantarme el ánimo y hacer que cualquier problema pareciese insignificante por muy importante que pudiese ser. Daba igual que estuviésemos en la calle, en su casa o en una habitación del burdel, en cuanto aparecía ella mi mundo se iluminaba.
Volvía a sentirme segura ahora que estaba conmigo, sabiendo que ella estaría a salvo y que yo también lo estaría si mi atacante decidía volver. Ahora solo quedaba esperar a que mis heridas sanasen para poder dejar a trás este suceso definitivamente.
—No me importa—respondí con tono animado, ya que no esperaba que Santana me fuese a hablar de su ropa en un momento como este. Después entre cerré los ojos, mirándola con curiosidad—Aunque debo admitir que me desconcertó bastante verte aparecer con esta vestimenta—en alguna ocasión había visto a alguna mujer que se disfrazaba de hombre, generalmente para poder estar con otras mujeres sin levantar sospechas. Sin embargo, ese tampoco era el caso de Santana, ya que se podía ver perfectamente que era una mujer que no estaba tratando de ocultar su género—Si estabas intentando asemejarte a un varón para colarte en el burdel debo decirte que lo has hecho bastante mal—bromeé, dibujando una expresión un tanto burlona en mi rostro.
Me dejé llevar por ella y cuando la parte de atrás de mis rodillas chocó contra el borde de la cama no me quedó otra que sentarme sobre el lecho sin rechistar.
—Estoy bien—insistí de nuevo, aunque no iba a discutir con ella por algo así cuando podía complacerla fácilmente con el simple hecho de quedarme sentada dónde estaba. Observé como su mirada volvía a vagar por la habitación, examinándola con detalle—Te aseguro que una vez que te acostumbras no es tan horrible
Volvía a sentirme segura ahora que estaba conmigo, sabiendo que ella estaría a salvo y que yo también lo estaría si mi atacante decidía volver. Ahora solo quedaba esperar a que mis heridas sanasen para poder dejar a trás este suceso definitivamente.
—No me importa—respondí con tono animado, ya que no esperaba que Santana me fuese a hablar de su ropa en un momento como este. Después entre cerré los ojos, mirándola con curiosidad—Aunque debo admitir que me desconcertó bastante verte aparecer con esta vestimenta—en alguna ocasión había visto a alguna mujer que se disfrazaba de hombre, generalmente para poder estar con otras mujeres sin levantar sospechas. Sin embargo, ese tampoco era el caso de Santana, ya que se podía ver perfectamente que era una mujer que no estaba tratando de ocultar su género—Si estabas intentando asemejarte a un varón para colarte en el burdel debo decirte que lo has hecho bastante mal—bromeé, dibujando una expresión un tanto burlona en mi rostro.
Me dejé llevar por ella y cuando la parte de atrás de mis rodillas chocó contra el borde de la cama no me quedó otra que sentarme sobre el lecho sin rechistar.
—Estoy bien—insistí de nuevo, aunque no iba a discutir con ella por algo así cuando podía complacerla fácilmente con el simple hecho de quedarme sentada dónde estaba. Observé como su mirada volvía a vagar por la habitación, examinándola con detalle—Te aseguro que una vez que te acostumbras no es tan horrible
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
No pudo evitar reír entre dientes mientras negaba con la cabeza ante su insistencia en que estaba bien- cabezota-susurró en castellano volviendo a reír ligeramente. Aunque no se le había olvidado la pequeña burla que le hizo un momento atrás, y mucho menos había pasado por alto sus últimas palabras- la verdad, he estado en sitios peores.
Volvió a acercarse a ella agachándose un poco para quedar frente con frente y entrecerró los ojos- así que, cualquier parecido que pueda tener con varón es pura casualidad ¿eh?-alzó una ceja y negó con cabeza. Se incorporó de nuevo pero sin dejar de mirarla. Volvió a cruzarse de brazos intentando parecer ofendida ante su comentario.
La verdad es que tenía razón, no emularía ser un varón ni desde mil leguas pero esa no era su intención, era simplemente algo que le diera libertad a la hora de correr en vez de esos molestos vestidos largos que no te permitían levantar las piernas. Aunque esperaba que la chica con la que había hablado al entrar no se hubiera quedado con su cara y las vestimentas que llevaba, no le gustaría que la recordaran con esa apariencia.
Sintiéndolo mucho todavía le daba demasiada importancia a lo que pudiera decir la gente respecto a algunas cosas. Se dio por vencida pues no tenía argumentos para llevarle la contraria a su burla. Se sentó a su lado en la cama, no tenía intención de estar todo el rato de pie, y apoyó su cabeza en su hombro- te quiero-susurró y se quedó mirando un punto en la nada.
Volvió a acercarse a ella agachándose un poco para quedar frente con frente y entrecerró los ojos- así que, cualquier parecido que pueda tener con varón es pura casualidad ¿eh?-alzó una ceja y negó con cabeza. Se incorporó de nuevo pero sin dejar de mirarla. Volvió a cruzarse de brazos intentando parecer ofendida ante su comentario.
La verdad es que tenía razón, no emularía ser un varón ni desde mil leguas pero esa no era su intención, era simplemente algo que le diera libertad a la hora de correr en vez de esos molestos vestidos largos que no te permitían levantar las piernas. Aunque esperaba que la chica con la que había hablado al entrar no se hubiera quedado con su cara y las vestimentas que llevaba, no le gustaría que la recordaran con esa apariencia.
Sintiéndolo mucho todavía le daba demasiada importancia a lo que pudiera decir la gente respecto a algunas cosas. Se dio por vencida pues no tenía argumentos para llevarle la contraria a su burla. Se sentó a su lado en la cama, no tenía intención de estar todo el rato de pie, y apoyó su cabeza en su hombro- te quiero-susurró y se quedó mirando un punto en la nada.
Santana López- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/06/2012
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Miré una vez más mi pequeña habitación. Aunque ella no lo creyese, este era como mi santuario particular. Mi refugio. A pesar de estar en el burdel, esta era mi casa, por lo que siempre había tenido un especial cuidado para que nadie corrompiese este lugar. Para que conservara su pureza. Me habría sido imposible mantener la cordura teniendo que dormir en el mismo lugar en el que realizaba mis actividades laborales.
Y ahora no podía evitar más que sentirme orgullosa por haber mantenido esa norma respecto a mi habitación, ya que jamás me habría perdonado el hecho de dejar que Santana compartiese un espacio que ya habían compartido muchos otros antes. Este solo era mi espacio, y ahora yo le brindaba la entrada a ella.
—Habría que estar muy ciego o ser muy necio para cometer semejante error—dije, manteniendo mi tono burlón. Tras unos segundos dibujé una sonrisa más neutral en mi rostro, soltando una pequeña risa entre dientes al ver como cruzaba los brazos ofendida ante mis críticas hacia su disfraz—Porque es imposible no ver tus ojos, tu sonrisa o... bueno, otros atributos que te hacen preciosa e inconfundible—añadí, convirtiendo mi burla en un auténtico alago. Mis ojos se quedaron clavados sobre su figura espectantes, hasta que finalmente la sonrisa de mi rostro se ensanchó un poco más al ver que cediá y se sentaba a mi lado sobre la cama.
El corazón me dió un vuelco al escuchar esas dos simples palabras saliendo de sus labios. Siempre me pasaba lo mismo cada vez que las escuchaba, no importaba cuantas veces lo hubiese hecho ya. La miré de reojo con total devoción.
—Y yo a ti—contesté, apoyando mi cabeza sobre la suya. No creía que fuese estrictamente necesario hablar, pero sentí la necesidad urgente de dejar bien claros mis sentimientos en voz alta, ya que después de lo ocurrido durante los últimos días no quería que Santana llegase a ninguna conclusión equivocada. Nada de lo que yo sentía por ella iba a cambiar a menos que fuese a mejor, de eso estaba completamente segura.
A penas cinco segundos más tarde llevé una de mis manos hasta su mentón, haciendo que se incorporase para que su rostro quedase a la misma altura que el mío. Lentamente, como si se tratase de un primer beso, atrapé sus labios entre los míos, rozándolos con delicadeza y suavidad, para a continuación besarlos de manera algo más firme.
—No te imaginas lo importante que ha sido para mí el hecho de que hayas venido hasta aquí para buscarme—confesé en un susurro.
Y ahora no podía evitar más que sentirme orgullosa por haber mantenido esa norma respecto a mi habitación, ya que jamás me habría perdonado el hecho de dejar que Santana compartiese un espacio que ya habían compartido muchos otros antes. Este solo era mi espacio, y ahora yo le brindaba la entrada a ella.
—Habría que estar muy ciego o ser muy necio para cometer semejante error—dije, manteniendo mi tono burlón. Tras unos segundos dibujé una sonrisa más neutral en mi rostro, soltando una pequeña risa entre dientes al ver como cruzaba los brazos ofendida ante mis críticas hacia su disfraz—Porque es imposible no ver tus ojos, tu sonrisa o... bueno, otros atributos que te hacen preciosa e inconfundible—añadí, convirtiendo mi burla en un auténtico alago. Mis ojos se quedaron clavados sobre su figura espectantes, hasta que finalmente la sonrisa de mi rostro se ensanchó un poco más al ver que cediá y se sentaba a mi lado sobre la cama.
El corazón me dió un vuelco al escuchar esas dos simples palabras saliendo de sus labios. Siempre me pasaba lo mismo cada vez que las escuchaba, no importaba cuantas veces lo hubiese hecho ya. La miré de reojo con total devoción.
—Y yo a ti—contesté, apoyando mi cabeza sobre la suya. No creía que fuese estrictamente necesario hablar, pero sentí la necesidad urgente de dejar bien claros mis sentimientos en voz alta, ya que después de lo ocurrido durante los últimos días no quería que Santana llegase a ninguna conclusión equivocada. Nada de lo que yo sentía por ella iba a cambiar a menos que fuese a mejor, de eso estaba completamente segura.
A penas cinco segundos más tarde llevé una de mis manos hasta su mentón, haciendo que se incorporase para que su rostro quedase a la misma altura que el mío. Lentamente, como si se tratase de un primer beso, atrapé sus labios entre los míos, rozándolos con delicadeza y suavidad, para a continuación besarlos de manera algo más firme.
—No te imaginas lo importante que ha sido para mí el hecho de que hayas venido hasta aquí para buscarme—confesé en un susurro.
Sinnove Lindstrom- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 13/07/2012
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Re: No es fácil esconderse cuando tú eres mi mundo [Santana]
Era algo tan simple como recibir una respuesta afirmativa a sus dos últimas palabras, pero aún así un tanto necesario. En estos días Santana tomó la posibilidad de que ese alejamiento era debido a que sus sentimiento podrían haber cambiado, pero por fortuna estaba equivocada, se le pasarán cos similares a esta, pero nunca pensó la posibilidad de lo que había pasado en realidad.
Sumergida en sus lucubraciones, y feliz por volver a su lado, de pronto notó como la tomaba por el mentón quedando de nuevo frente a frente. Sonrió una última vez antes de que sus labios se rozarán en una lenta pero a la vez perfecta sincronía, que pasados unos segundos fue dejando un beso más intenso. La falta de aire por su parte hizo que se terminará pero ninguna se alejó un solo milímetro dejando las frentes juntas.
Mientras se perdía en sus ojos como había querido hacer desde que llegó pero no se había atrevido, escuchó atentamente su confesión y negó ligeramente con la cabeza- iría hasta el fin del mundo con tal de verte un solo segundo-susurró rozando sus labios y atrapando el inferior entre los suyos por unos segundos. Ahora si que le daba igual donde estuvieran, le daba igual el entorno solo le importaba la compañía que ella le brindaba y no le había negado. Aunque tenía claro que de haber estado en sus plenos cabales y sin la inminente necesidad de verla , jamás habría entrado en el burdel.
-Me estaba volviendo loca sin verte, no sabía que te podían haber pasado...-necesitaba desahogares con ella, pero ni mucho menos era un reproche. Necesitaba la libertad de poder ser sincera con alguien y poder confiar en esa persona- incluso llegué a pensar que no querías verme, pero si era así necesitaba oírlo de tus labios-nunca habría pensado que pudiera llegar a decir las palabras con tal sinceridad.
Rió entre dientes al recordar la pequeña burla que acabó convirtiéndose en un halago. Despegó sus frentes- por cierto, ¿cuales son esos otros atributos que me hacen preciosa e inconfundible?-susurró lenta y juguetonamente en su oído. Haciendo uso de sus facultades como ser sobrenatural, se sentó en su regazo a horcajadas abrazándola por el cuello y jugando con los mechones rubios. Le recogió el pelo retirándoselo de nuevo detrás de los hombros y comenzó a acariciar con la yema de los dedos la piel de los hombros y cuello, dando paso a un ligero masaje.
Sumergida en sus lucubraciones, y feliz por volver a su lado, de pronto notó como la tomaba por el mentón quedando de nuevo frente a frente. Sonrió una última vez antes de que sus labios se rozarán en una lenta pero a la vez perfecta sincronía, que pasados unos segundos fue dejando un beso más intenso. La falta de aire por su parte hizo que se terminará pero ninguna se alejó un solo milímetro dejando las frentes juntas.
Mientras se perdía en sus ojos como había querido hacer desde que llegó pero no se había atrevido, escuchó atentamente su confesión y negó ligeramente con la cabeza- iría hasta el fin del mundo con tal de verte un solo segundo-susurró rozando sus labios y atrapando el inferior entre los suyos por unos segundos. Ahora si que le daba igual donde estuvieran, le daba igual el entorno solo le importaba la compañía que ella le brindaba y no le había negado. Aunque tenía claro que de haber estado en sus plenos cabales y sin la inminente necesidad de verla , jamás habría entrado en el burdel.
-Me estaba volviendo loca sin verte, no sabía que te podían haber pasado...-necesitaba desahogares con ella, pero ni mucho menos era un reproche. Necesitaba la libertad de poder ser sincera con alguien y poder confiar en esa persona- incluso llegué a pensar que no querías verme, pero si era así necesitaba oírlo de tus labios-nunca habría pensado que pudiera llegar a decir las palabras con tal sinceridad.
Rió entre dientes al recordar la pequeña burla que acabó convirtiéndose en un halago. Despegó sus frentes- por cierto, ¿cuales son esos otros atributos que me hacen preciosa e inconfundible?-susurró lenta y juguetonamente en su oído. Haciendo uso de sus facultades como ser sobrenatural, se sentó en su regazo a horcajadas abrazándola por el cuello y jugando con los mechones rubios. Le recogió el pelo retirándoselo de nuevo detrás de los hombros y comenzó a acariciar con la yema de los dedos la piel de los hombros y cuello, dando paso a un ligero masaje.
Última edición por Santana López el Lun Sep 24, 2012 9:28 am, editado 1 vez
Santana López- Vampiro Clase Alta
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