Los Dulces alegran la Vida [Camila de Rose]

por **Larisa Navratinova** Mar Oct 02, 2012 11:12 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Se limitó a revolver con cuidado su té con leche, a la vez que miraba hacia el frente de la calle.

Larisa había llegado recién al café, tan puntual como un reloj inglés. Al no ver a su invitada en ningún lado, se limitó a pedirle su orden al camarero y esperar a que Camila acudiera lo más pronto posible. Si había algo que a la joven Rusa le molestaba sobremanera era la impuntualidad. Por algo la gente se organizaba a cierta hora, ¿o no?

Bueno, Larisa, no te enojes. La gente normal tiene cosas que hacer. Tú eres la única ociosa en este lugar y por eso tienes tiempo de llegar a las horas acordadas.

Ésa era una buena excusa para no enojarse. No sabía en qué trabajaba Camila, pero posiblemente la mantuviera lo suficientemente ocupada como para demorarse. Y al final, por muy enojada que estuviera, sabía que la iba a terminar perdonando. Su naturaleza no daba abasto para la ira, ciega o totalmente racional.

Al ver una figura conocida que se le acercaba, olvidó toda su molestia y se limitó a sonreír y saludar con la mano. Al parecer, la invitada, Camila de Rose, había llegado. Cinco minutos después de la hora, pero lo había logrado.

por **Larisa Navratinova** Sáb Ene 26, 2013 6:02 pm

¿Qué si los dulces la llenaban de energía? Pues la verdad, no. Pero aún así seguía sintiendo una terrible debilidad ante ellos. No podía aguantar la visión de un caramelo al frente suyo sin ponerle las manos encima y comenzar a comerlo de la manera menos ortodoxa posible. Nunca había podido hacerle frente a un chocolate y salir victoriosa de por medio. Y era más bien inmune al influjo que los dulces les daban a otros. De hecho, a ella la relajaban y adormecían, posiblemente porque el azúcar actuaba como una especie de calmante.

-La verdad los dulces me dan sueño, pero no por eso dejo de disfrutarlos. Es difícil resistirse a un buen pedazo de pastel si lo colocan estratégicamente frente a tu rostro- bajó un poco la cabeza. Quizá ella era la única que actuaba de esa manera frente a las masas dulces, pero no podía evitarlo.

Se sintió un poco mejor al saber que no estaba causándole problemas a Camila. Aunque la preocupaba el hecho de su amiga se adentrara en la oscuridad de la París nocturna sólo por acompañarla. La ciudad de noche era terriblemente peligrosa, y más para una joven sola. Estaba pensando en la posibilidad de enviar a su mayordomo a escoltarla, pero se desconcentró al ver que su amiga miraba concentradísima algo que estaba en su cabello. Con cuidado, se pasó la mano por el mechón y encontró una pequeña mariposa blanca revoloteando entre ambas palmas. Aquella visión no pudo más que hacerla sonreír. Abrió sus manos con delicadeza para que el pequeño insecto volara hacia su libertad.

-Vamos pequeña, el mundo te espera. La vida es corta y tienes que disfrutarla- acto seguido miró a Camila, como buscando su opinión sobre el asunto.

Spoiler:

por **Thalie De Rose** Miér Feb 06, 2013 11:31 pm

- ¿Sueño? vaya eres la primera que me dice algo así, a mi no me hacen nada; ni me dan más energía ni me dan sueño permanezco igual - reí al imaginarme a Larisa en un sitio repleto de dulces; tener enfrente suyo cosas dulces debía ser un gran reto para ella, aunque debería ser algo divertido y alegre poder verla en un lugar en el que solo hubiera pasteles y nadie que la viera de esa manera podría comer todo cuando quisiera sin tener que reprimirse por lo que pensaran o dijeran otros - es cierto, es complicado resistir a las cosas dulces si parece que te las ponen para que te digan que les comas.

Parpadee cuando Larisa llevo su mano hasta su cabello y atrapo la mariposa, su mirada había sido demasiado delatadora, tal vez incluso pudo haber hecho pensar a la chica que tenía algo raro en los cabellos por lo que sintió la necesidad de explicarle el asunto un poco.
- Lo siento, no he dicho nada porque la mariposa lucía hermosa; bueno de hecho ambas lucían hermosas tanto tú, como ella - sonreí mirando sus manos en las cuales estaba atrapada la pequeña mariposa. Tenía yo ya bastante tiempo sin tener una entre mis manos, lo único que solía hacer con mariposas era darles una pequeña persecución cuando estaba en mi forma de gato, era inevitable para mi hacer aquello; claro que jamás lastimaba a las criaturitas como los gatos normales, yo simplemente les seguía de manera curiosa hasta que por algún motivo les perdía de vista.
Las manos de mi amiga se abrieron y dejaron escapar a la libertad a la mariposa, que se alejo de nosotras agitando sus blancas alas.

- El mundo espera paciente a todos ¿no crees?- la mire y sonreí - tanto a los que ya están por ahí aventurandose como a los que aún no salen, a todos y cada uno les esperara mientras tengan vida - esperaba yo ser capaz de ver a Larisa volar como la pequeña mariposa, era una chica tan buena que cosas buenas le deparaban y yo creía firmemente en eso.

por **Larisa Navratinova** Dom Feb 17, 2013 3:03 pm

Ante la respuesta, la chica le dirigió una gran sonrisa. Era justo lo que esperaba oír, y ninguna otra respuesta podría haberla hecho más feliz que esa. El mundo en verdad esperaba paciente a todos, aún cuando unos fueran bastante más lentos que otros. La vida siempre tenía cosas que enseñar, fueran buenas o malas. Y las recompensas, aunque demoraran en llegar, siempre esperaban tranquilamente a la vuelta de la esquina. En otras palabras, la vida nunca dejaba de ser hermosa, aunque las penurias se presentaran a lo largo de los años.

-El tiempo da oportunidades a todos, hasta al más incapaz-un resumen de sus pensamientos salió de sus labios como si fuera una afirmación universal-. Sólo hay que saber agradecerlas y aprovecharlas.

Al levantar la vista hacia el cielo, se dio cuenta de que el sol se encaminaba lentamente hacia el horizonte, en vías de esconderse y dar paso a la luna. Aún quedaba alrededor de una hora de luz, pero seguía siendo lo suficientemente tarde como para tener que volver a casa. Lanzó un suspiro de resignación. Después de haber pasado un tiempo en ese prado, no tenía muchos ánimos de volver a la mansión a hacer nada. Pero, por mucha libertad que quisiera, la chica no quería preocupar a su gente más de la cuenta.

-Es triste, pero creo que se está haciendo lo suficientemente tarde como para tener que regresar. ¿Caminamos?- preguntó, con algo de resignación en la voz.

por **Thalie De Rose** Mar Feb 19, 2013 5:18 pm

Tal parecía ser que mis palabras habían tenido un excelente efecto en Larisa o al menos eso era lo que yo podía observar y sentir dentro de mi. La vida la esperaría y yo también y eso era lo único importante para mi en aquellos momentos.

Levante la mirada al cielo cuando le escuche hablar y este comenzaba a indicarnos que era hora de nuestra partida pues andar de noche por lugares como aquel podía ser peligroso ya que aunque yo estaba acostumbrada a todo eso, esta vez me venia en la necesidad de pensar en mi amiga ante todo.
- Sí, ya es hora de que comencemos a regresar - me levante sacudiendo la falda de mi vestido y le sonreí mientras le indicaba el lugar por que antes habíamos llegado hasta aquel sitio.

Camine a su lado unos momentos para después adelantarme a ella por al menos dos pasos, ir de nuevo por aquel camino no solo era confuso de llegada si no también de ida pero al parecer Larisa se las arreglaba con el de una manera excelente, cosa que no me extrañaba pues sabía que era una chica muy inteligente.

Finalmente después de aquel recorrido llegamos a las afueras de aquel campo oculto y sin detener mis pasos continúe en dirección a donde en un principio nos citamos.
- Espero que hayas disfrutado el paseo - reí - aunque no era el plan original pero eso es lo de menos; lo verdaderamente importante para mi era poderme encontrar de nuevo contigo - mi voz sonaba más alegre de lo usual y como no si la compañia de ella era maravillosa.

por **Larisa Navratinova** Dom Mar 10, 2013 11:05 am

-¡Por supuesto que disfruté el paseo! Y aunque no fuera la idea original, aún así es un lugar hermoso y me ha encantado. Muchas gracias de nuevo por traerme- la chica se veía realmente feliz. Desde su viaje a París que no había salido a recorrer los campos, cosa que en Rusia hacía muy a menudo. Extrañaba el aire fresco y el aroma de las flores, todos aquellos pequeños gustos que la vida al aire libre daba.

Ahora, la mayor preocupación de Larisa era que Camila llegara sana y salva a su hogar, sin ningún problema de por medio. A pesar de que se veía menos frágil que ella- cosa que no era muy extraña, pues Larisa usualmente se veía más frágil que el resto de la gente-, los peligros de París eran variados y desagradables. ¡No podía dejar que una joven volviera sola, a esa hora, a donde fuera que viviera! ¿Y si pasaba algo malo? ¿Y si no la volvía a ver?

-Esto… ¿Vendrán a buscarte? Es muy peligroso estar a esta hora sola en la calle… Si no tienes a nadie que pueda hacerlo, puedo ir a dejarte yo. No es molestia, te lo aseguro- gesticuló con las manos para asegurar este último ítem, a la vez que le dedicaba una sonrisa tímida. Lo menos que quería era ofenderla.

Estaba segura de que Barnhard no pondría problemas para llevarla a su hogar. Era lo menos que podía hacer por ella, después de aquel paseo tan divertido.

por **Thalie De Rose** Sáb Mar 16, 2013 12:11 am

Mi buena amiga se notaba preocupada sobre mi seguridad, y de haber podido me hubiese echado a reír; no es que yo fuese la mujer frágil y temerosa de la noche que muchas otras eran pero eso era por obvias razones que yo conocía a la perfección y Larisa desconocía de manera completa.
- Pues… - hice una pausa pensando en que sería lo mejor hacer; decirle que alguien iría por mi o aceptar su amable propuesta de que me llevara hasta mi casa, claro que, yo quería dar un paseo como una bella gatita, así que viendo como sería todo el asunto, lo mejor sería aceptare y llegar a casa para poder dejar la ropa y no darla por perdida de nuevo - pensaba irme sola, aún no es tan tarde. Pero si te hace sentir más segura, aceptare tu amable oferta Larisa ya que dices no será problema.

Sonreí y tome una de sus manos en forma agradecida - Gracias, Larisa será todo un placer para mi poder contar con tu presencia por más tiempo; tu compañía siempre me es gratificante - solté con cuidado su mano esperando para ver que era lo que ella hacia y a donde me decía que nos debíamos dirigir o si debíamos esperar en aquel sitio - entonces… yo haré lo que me digas en estos momentos - continúe mirando a Larisa - solo espero que no vayas a llegar tu tarde a tu hogar y que no te traiga problema alguno - mencione solo para estar segura de que no sería molestia mi presencia.

por **Larisa Navratinova** Lun Abr 29, 2013 7:04 pm

-Oh, no, no hay ningún problema- aseguró la joven, con una sonrisa-. Hay un carruaje destinado a mi persona y no dudo que no tardará en llegar si es que es manejado por quien creo- después de esta frase soltó un suspiro. Su mayordomo podía llegar a ser realmente paranoico a veces, sin razón aparente. Y tampoco podía discutirle su exacerbada preocupación porque la respuesta siempre era la misma: que había jurado a su padre que la protegería de cualquier cosa que apareciera a hacerle daño.

Así que allí se quedaron, mientras el sol seguía camino a su desaparición. La chica miró a su acompañante, esperando a que en verdad hubiera disfrutado la tarde. Por lo menos ella se había divertido muchísimo, y esperaba a que hubiera otra ocasión de repetir el paseo. No le vendría mal un poco de aire libre, luego de todas esas semanas encerrada en su casa sin más ocupación que tocar piano o leer libros. Siempre era un placer sentir la brisa fría de la tarde golpeando levemente su rostro.

La despabiló el sonido de las ruedas chocando contra el pavimento. Allí venía su medio de transporte, encabezado obviamente por el mayordomo de familia. Se detuvo exactamente a los pies de la joven y bajó a abrir la puerta con la solicitud de un padre. Larisa miró primero a Camila y luego a él, tratando de encontrar las palabras para explicar la situación en la que ahora se encontraban.

-Barnhard, necesito que llevemos a Camila a su hogar. No puedo dejar que una joven vaya sola caminando por París a esta hora. ¿Podemos desviarnos un poco de nuestro camino, por favor?

-Por supuesto que podemos, malyutka- respondió el hombre, con una media sonrisa-. Tampoco soy partidario de dejar a una mujer sola junto a los peligros de la noche. Adelante entonces. Tenga la amabilidad de decirnos en qué parte necesita que la dejemos- añadió, mientras ayudaba a Camila a subir al carruaje. Pronto la siguió Larisa, y con un ruido suave la puerta se cerró, dejando a ambas a salvo dentro de aquel medio de transporte.

Spoiler:

por **Thalie De Rose** Jue Mayo 02, 2013 11:18 pm

Permanecimos en silencio esperando a que llegara el carruaje de Larisa, es una chica de un buen corazón pues pocas personas habrían hecho por llevarme hasta casa aunque claro, la mayoría de los que me conocían sabían lo que yo era no como ella que pensaba que yo era una simple humana cualquiera como todos.

El sonido de los carruajes llegaban a mi antes que a ella pero yo era incapaz de reconocer aquel que sería el que recogía a Larisa, al menos así fue hasta que un carruaje se detuvo frente a nosotras y sonreí a Larisa antes de mirar al hombre y saludarlo.
-Espero esto no les desvíe demasiado de su camino, si es así podré andar sola - aunque al parecer no se me dejaría ir sola pues el hombre acepto de inmediato y se me indico subir al carruaje y de hecho fui incluso ayudada - Nos dirigimos al norte, relativamente cerca del museo - mire de reojo a Larisa, pues seguro que recordaba el museo de nuestro primer encuentro.

Me senté mirando a Larisa subir y tomar asiento, no hable hasta que el carruaje se puso en movimiento.
- Gracias de verdad por llevarme hasta mi casa y por esta tarde tan agradable a tu lado… aunque claro que nos desviamos un poco del plan y del camino original - mencione en un susurro con una amplia sonrisa en mi rostro - me hacía feliz poder compartir tiempo a su lado. Tome aire y valentía pues quería pedirle algo a ella - Larisa… no se sí sea conveniente que te lo pida pero quisiera que pudiéramos vernos en otra ocasión ya que hay algo que quiero decirte y mostrarte - agache la mirada esperando que aceptara ir al nuevo encuentro de lo inesperado, al encuentro con lo que yo era en realidad. El carruaje seguía andando, ella aún tenía tiempo para decidir si aceptar o rechazar mi propuesta.

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