AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
Recuerdo del primer mensaje :
Misión: Asesinar a tres de los Inquisidores más temido de la época.
Indicaciones: Los integrantes de esta partida fueron contactados por PM; el orden de posteo se mantendrá respetando según como se ordene la primera ronda.
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Misión: Asesinar a tres de los Inquisidores más temido de la época.
Indicaciones: Los integrantes de esta partida fueron contactados por PM; el orden de posteo se mantendrá respetando según como se ordene la primera ronda.
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"Yo estoy resuelto a luchar contra todo y contra todos sin más baluarte que la confianza y el apoyo de mi pueblo."
Emiliano Zapata
Emiliano Zapata
El ocaso era sin duda un panorama digno de ver, sobre todo cuando el sol lograba que el cielo por completo se tiñera de rojo, muchas leyendas indias decían que aquello era augurio de muerte y eso es precisamente lo que se esperaba de aquella noche; muerte, deliciosa y palatable muerte. A boca de fieras hambrientas, salvajes y despiadadas, aquellas en las que se convertirían una vez que saliera la Luna.
Las calles poco a poco estaban comenzando a vaciarse, había los suficientes rumores y leyendas como para no querer permanecer fuera de casa una vez entrada la noche, en esos lugares tan llenos de tabernas y habladurías como lo eran los suburbios parisinos. El aroma pestilente de las calles aledañas informaban que no estaban realmente parados en la crema de la ciudad, los pozos sépticos se limpiaban ahí con menor frecuencia, pues el alcantarillado aún no llegaba hasta esas locaciones. Las casas eran más modestas que las ubicadas en la parte más central y las tabernas cerraban temprano por ser día de semana. La noche estaba tranquila y bien iluminada por los faroles que ya estaban condenados a pronto apagarse.
Gealach descansaba sobre su hombro, dormitando ligeramente como si preparara a la larga jornada que les precedía, por suerte aún había un poco de tiempo pues la Luna estaba pronosticada para aparecer un par de horas después del anochecer, pero Emerick quería estar cerca, vigilante como lobo en alerta. Quería asegurarse de que todo saliera bien, tal y como se había planeado, pues aquella además sería la primera misión en la que Selene tendría su oportunidad para demostrar en donde estaba su verdadera lealtad; si con aquella Inquisición a la que había jurado servir en el nombre Dios, o con sus verdaderos hermanos, aquellos que compartían sus experiencias y discriminaciones.
No le había revelado a la Condenada sus verdaderos planes, sólo le había informado de lo que ella debía saber, pues tampoco quería arriesgarse a una posible traición, debía de pisar con pies de plomo, sobre todo desde que los primeros miembros confirmados de la Alianza tuvieron el gran poder de conocer su verdadera identidad, por eso trabajaba ahora sólo con aquellos de su verdadera confianza y repetía sus explicaciones hasta llegar a sonar cansino. No quería volver a recibir gente no deseada entre sus proyectos, así como ya le había ocurrido en el baile de máscaras en donde jamás supo como, llegaron algunos no miembros. Por suerte todos hermanos de condición y al menos leales.
Observaba las siluetas de los Inquisidores con los ojos entrecerrados y cuando su reloj le dijo que ya era la hora, se marchó hasta una casa aledaña, una abandonada, pero acondicionada para la ocasión, la transformación de un pequeño grupo de licántropos que debían de ser dirigidos como rebaño hacia los inquisidores a quienes atacarían por instinto mientras eran flanqueados por otro grupo de vampiros; uno es a uno decía su ecuación personal, y así mismo les encontró reunidos en aquel lugar.
— Buenas noches — les saludó a todos con una sutil reverencia mientras pasaba su mirada de cara en cara — Creo que aún tenemos un par de minutos — señaló al mirar por la ventana entes de regresar su mirada al grupo — Imagino que no queréis rasgar vuestra ropa — se dirigió especialmente a los licántropos — Podéis optar por romperla si os da pudor desnudaros ante el resto — agregó comenzando a desabotonarse la fina camisa, pero entonces se giró hacia Esther — He de admitir que tras conoceros no me atrevería a pronosticar si os atreveréis o no — rió por lo bajo, con ligera ironía y se sacó la camisa.
Las calles poco a poco estaban comenzando a vaciarse, había los suficientes rumores y leyendas como para no querer permanecer fuera de casa una vez entrada la noche, en esos lugares tan llenos de tabernas y habladurías como lo eran los suburbios parisinos. El aroma pestilente de las calles aledañas informaban que no estaban realmente parados en la crema de la ciudad, los pozos sépticos se limpiaban ahí con menor frecuencia, pues el alcantarillado aún no llegaba hasta esas locaciones. Las casas eran más modestas que las ubicadas en la parte más central y las tabernas cerraban temprano por ser día de semana. La noche estaba tranquila y bien iluminada por los faroles que ya estaban condenados a pronto apagarse.
Gealach descansaba sobre su hombro, dormitando ligeramente como si preparara a la larga jornada que les precedía, por suerte aún había un poco de tiempo pues la Luna estaba pronosticada para aparecer un par de horas después del anochecer, pero Emerick quería estar cerca, vigilante como lobo en alerta. Quería asegurarse de que todo saliera bien, tal y como se había planeado, pues aquella además sería la primera misión en la que Selene tendría su oportunidad para demostrar en donde estaba su verdadera lealtad; si con aquella Inquisición a la que había jurado servir en el nombre Dios, o con sus verdaderos hermanos, aquellos que compartían sus experiencias y discriminaciones.
No le había revelado a la Condenada sus verdaderos planes, sólo le había informado de lo que ella debía saber, pues tampoco quería arriesgarse a una posible traición, debía de pisar con pies de plomo, sobre todo desde que los primeros miembros confirmados de la Alianza tuvieron el gran poder de conocer su verdadera identidad, por eso trabajaba ahora sólo con aquellos de su verdadera confianza y repetía sus explicaciones hasta llegar a sonar cansino. No quería volver a recibir gente no deseada entre sus proyectos, así como ya le había ocurrido en el baile de máscaras en donde jamás supo como, llegaron algunos no miembros. Por suerte todos hermanos de condición y al menos leales.
Observaba las siluetas de los Inquisidores con los ojos entrecerrados y cuando su reloj le dijo que ya era la hora, se marchó hasta una casa aledaña, una abandonada, pero acondicionada para la ocasión, la transformación de un pequeño grupo de licántropos que debían de ser dirigidos como rebaño hacia los inquisidores a quienes atacarían por instinto mientras eran flanqueados por otro grupo de vampiros; uno es a uno decía su ecuación personal, y así mismo les encontró reunidos en aquel lugar.
— Buenas noches — les saludó a todos con una sutil reverencia mientras pasaba su mirada de cara en cara — Creo que aún tenemos un par de minutos — señaló al mirar por la ventana entes de regresar su mirada al grupo — Imagino que no queréis rasgar vuestra ropa — se dirigió especialmente a los licántropos — Podéis optar por romperla si os da pudor desnudaros ante el resto — agregó comenzando a desabotonarse la fina camisa, pero entonces se giró hacia Esther — He de admitir que tras conoceros no me atrevería a pronosticar si os atreveréis o no — rió por lo bajo, con ligera ironía y se sacó la camisa.
Última edición por Emerick Boussingaut el Lun Feb 11, 2013 12:19 pm, editado 4 veces
Emerick Boussingaut- Licántropo/Realeza
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Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
Killer Bee quizás era la única inquisidora que no se fiaba de la niña que los guiaba, aunque posiblemente se equivocaba con respecto a creerse la única, mas estaba segura de que en ella no se podía confiar. Durante el recorrido hasta el bosque la inquisidora más experimentada en el grupo trató de tejer esos hilos que no tenían sentido. Y es que por mucho que Selene fuera una prodigio no podría pasar desapercibida a ojos y oídos de la orden. Algo andaba mal, muy mal.
Había una niebla suave en el ambiente, las hojas del bosque estaban casi por caer en su totalidad lo que cubría totalmente la tierra y les procuraba desventaja frente a los sobrenaturales que tenían que emboscar. Killer Bee comenzó a estudiar el terreno en un intento de aventajarse al enemigo cuando de pronto Selene la sorprendió con un grito que buscaba que la compañía pusiera manos a la obra. –Pero que estúpida está delatando nuestra presencia– pensó furiosa y se le acercó por la espalda. Vio como alzaba una daga a la oscuridad con destino a la cabaña, la luna hizo destellar la daga tan imprudentemente que Cammy se apresuró a detenerla antes de que delatara su posición con esa inexperiencia.
La inquisidora le tomó la mano con la que cargaba la daga, se la dobló haciéndole una llave y la estrelló en un árbol; —qué es lo que pretendes mocosa, delatar nuestra posición— le espetó generando fuerza en la llave hasta el punto que la bruja dejó caer su daga. —No sé que pienses niña pero si quieres salir con vida de esta situación encomendarte a Dios no será suficiente... desde ahora yo estoy a cargo de esta operación— dijo con una voz tan imponente que la compañía no se atrevió a negarse. Hayden se acercó en un movimiento que Killer Bee no descifró pero que vasto para que ella arrojara a la niña a los brazos de Hayden, después de todo el cuerpo adolescente nunca podría compararse con el de la soldado.
Killer Bee pasó por Selene para ver a su equipo, Hayden la miró a los ojos y el asiático también lo hizo. No se había hecho una presentación formal pero en esos momentos no era necesario. Para cuando Killer Bee quiso reorganizar el ataque ya era muy tarde, se escucharon varios aullidos y de pronto un licántropo la embistió alertando a todos. Cammy logró evitar las mordidas insistentes del lobo, se escucharon disparos y la bestia se alejó para volver a intentar su amenaza; no obstante, el licántropo cambió de objetivo dirigiéndose hacia Selene que Killer Bee había dejado indefensa.
Había una niebla suave en el ambiente, las hojas del bosque estaban casi por caer en su totalidad lo que cubría totalmente la tierra y les procuraba desventaja frente a los sobrenaturales que tenían que emboscar. Killer Bee comenzó a estudiar el terreno en un intento de aventajarse al enemigo cuando de pronto Selene la sorprendió con un grito que buscaba que la compañía pusiera manos a la obra. –Pero que estúpida está delatando nuestra presencia– pensó furiosa y se le acercó por la espalda. Vio como alzaba una daga a la oscuridad con destino a la cabaña, la luna hizo destellar la daga tan imprudentemente que Cammy se apresuró a detenerla antes de que delatara su posición con esa inexperiencia.
La inquisidora le tomó la mano con la que cargaba la daga, se la dobló haciéndole una llave y la estrelló en un árbol; —qué es lo que pretendes mocosa, delatar nuestra posición— le espetó generando fuerza en la llave hasta el punto que la bruja dejó caer su daga. —No sé que pienses niña pero si quieres salir con vida de esta situación encomendarte a Dios no será suficiente... desde ahora yo estoy a cargo de esta operación— dijo con una voz tan imponente que la compañía no se atrevió a negarse. Hayden se acercó en un movimiento que Killer Bee no descifró pero que vasto para que ella arrojara a la niña a los brazos de Hayden, después de todo el cuerpo adolescente nunca podría compararse con el de la soldado.
Killer Bee pasó por Selene para ver a su equipo, Hayden la miró a los ojos y el asiático también lo hizo. No se había hecho una presentación formal pero en esos momentos no era necesario. Para cuando Killer Bee quiso reorganizar el ataque ya era muy tarde, se escucharon varios aullidos y de pronto un licántropo la embistió alertando a todos. Cammy logró evitar las mordidas insistentes del lobo, se escucharon disparos y la bestia se alejó para volver a intentar su amenaza; no obstante, el licántropo cambió de objetivo dirigiéndose hacia Selene que Killer Bee había dejado indefensa.
Camile Avery- Inquisidor Clase Alta
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Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
El camino de esos perros de la iglesia fue desviado hacia el bosque, lo que tuvo que hacerme bajar de los tejados y seguirlos por detrás. Dejé que se alejaran un poco pues ni de coña permitiría que me descubrieran y todos mis planes se me vinieran abajo, eso me cabrearía mucho.
La luz de la ciudad se fue apagando y ahora el bosque había arropado a los perros que bajo la luz de la luna llena seguían como buenos canes a esa pelirroja que no me daba buena espina. De pronto los vi detenerse y escuché pese a mi distancia la voz de la niña que los incitaba a pelear como toda una líder, esas que agregan lechos al fuego de la confianza de los hombres para atizar su bravura, pero en una ocasión como la de esta noche es una estupidez, menuda idiota.
Quise soltarme a reír, lo confieso, pero me detuve luego de ver como esa tía buena le propinaba una lección... Dios creo que me he enamorado, menuda técnica ella debe de ser la famosa Killer Bee, la alumna de mi hermano y vaya que es un bombón, por ahí escuché que se echó un polvo con ella apropiándose de su virginidad, que cabrón y ahora se hace el santo que hipócrita, pero ¿qué se puede esperar de un ex perro de la iglesia? Fijo que salió al hijo de puta de mi padre.
De pronto, música para mis oídos. Un lobo salió de la noche y embistió a mi chica ruda. -Ha iniciado el espectáculo- susurré y me emocioné cual niño al ver que eran bastardos licantropos los rivales. Sin tardar desenfundé mis dos cañones ya cargados y corrí hacía ellos. Disparos comenzaron a escucharse, la pólvora de las armas del campo de batalla se alzaba como una cortina y me detuve, pero no por una gilipolles como sería el humo, no, era por un lobo blanco... Mis ojos centellaron malicia, -¡sí, tu serás mío lobo blanco, tu serás mi trofeo!- exclamé y corrí hacía él.
La luz de la ciudad se fue apagando y ahora el bosque había arropado a los perros que bajo la luz de la luna llena seguían como buenos canes a esa pelirroja que no me daba buena espina. De pronto los vi detenerse y escuché pese a mi distancia la voz de la niña que los incitaba a pelear como toda una líder, esas que agregan lechos al fuego de la confianza de los hombres para atizar su bravura, pero en una ocasión como la de esta noche es una estupidez, menuda idiota.
Quise soltarme a reír, lo confieso, pero me detuve luego de ver como esa tía buena le propinaba una lección... Dios creo que me he enamorado, menuda técnica ella debe de ser la famosa Killer Bee, la alumna de mi hermano y vaya que es un bombón, por ahí escuché que se echó un polvo con ella apropiándose de su virginidad, que cabrón y ahora se hace el santo que hipócrita, pero ¿qué se puede esperar de un ex perro de la iglesia? Fijo que salió al hijo de puta de mi padre.
De pronto, música para mis oídos. Un lobo salió de la noche y embistió a mi chica ruda. -Ha iniciado el espectáculo- susurré y me emocioné cual niño al ver que eran bastardos licantropos los rivales. Sin tardar desenfundé mis dos cañones ya cargados y corrí hacía ellos. Disparos comenzaron a escucharse, la pólvora de las armas del campo de batalla se alzaba como una cortina y me detuve, pero no por una gilipolles como sería el humo, no, era por un lobo blanco... Mis ojos centellaron malicia, -¡sí, tu serás mío lobo blanco, tu serás mi trofeo!- exclamé y corrí hacía él.
Nicolei Santillán- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/01/2013
Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
{Recuerdame, despues de mi muerte...}
El aire se había puesto tenso y él lo había notado con facilidad, no sabía por qué razón aquella señorita que había llegado solamente unos segundos después que él, le miraba como si él fuera el enemigo, al final nunca entendería a los occidentales, el se dedico a mirar pacientemente todas las personas que lo rodeaban, con cierto interés, pero a la vez tan poco que podría verse apático a la situación, pero en realidad comenzaba a sentir una gran necesidad de dejar todo atrás, amargadamente recordaba aquella noche con ese maldito vampiro, siempre que pasaba por su mente, su cuerpo se estremecía de tanto odio contenido, pues le recordaba lo débil que en realidad era, no importaba las habilidades que un humano tuviera, era considerado un inútil ante ellos. Escucho la débil voz de la joven que los guiaba, acepto lo que dijo, sujeto bien sus armas, una espada larga y liviana, pues su ballesta en este momento no serviría de mucho si no tenía una buena visión, pero pronto todo cambio, noto que la pelinegra parecía tomar el mando, no busco hacer nada, no era su problema, pero ya los segundos comenzaban a pasar y tan rápido que no podían hacer nada.
-Ya es muy tarde…- dijo él mientras sentía como la adrenalina consumía todo su cuerpo y tensaba sus músculos, no había necesidad de un líder, era defenderse o atacar, pudo ver como uno de ellos atacaba a la morena, fácilmente lo esquivo, pero este salió corriendo hacia el cordero más débil, aquella adolecente que parecía haberse metido en un problema más grande de lo que ella podía soportar. Pero algo estaba más extraño de lo que parecía, alzo la mirada encontrando entre lo lejos presencias que conocía muy bien, almas errantes, cuerpos muertos que parecían estar vigilando aquella emboscada.
El asiático chaqueo la lengua, pudo sentir como las armas de fuego se ponían en acción, un lobo blanco estaba cerca de ellos, pero otro de sus compañeros ya comenzaba el contra ataque para dejarlo moribundo. Le deseaba buena suerte, pues no podía ver por la cortina de humo, comenzaba a sentirse solo, su mente agitada parecía buscar un enemigo y lo encontró entre los árboles, buscando esconderse. ¿Por qué? Se preguntaba curioso Kwan, pero sin pensarlo dos veces tomo su ballesta y atino a aquellos ojos llenos de muerte, que podía ver con la poca luz que le brindaba la luz.
-¡!Vampiros!!- Grito él, para advertirle a los demás, mientras lanzaba su ballesta hacia una de ellos. Por suerte había dado en el lugar indicado, el vampiro cayó al suelo y este tomo su espada para ir hacia este. Cuando llego, el ser era una mujer, que gruñía en desesperación, pero sabían, los dos sabían que eso no sería suficiente como para matarla. Se abalanzo hacia ella, no le espero, rápidamente busco su cuello, pero la joven era fuerte y le había pateado el estomago, escupió un poco, sintiendo que le faltaba el aire, pero su energía era mayor, su enojo e ira le daban poder –No eres más fuerte que nosotros… no lo eres…- rugió volviendo a ir hacia la muerte como imbécil, pero por suerte sus golpes atinaron a la mandíbula de la joven, esta buscaba reaccionar, pero Kwan simplemente no la dejaba, comenzaba a perder su razón. Pronto sujeto su espada para degollarla con satisfacción en sus ojos, la sangre salió de su pequeño cuerpo que se retorcía en busca de su cabeza, este se alejo de ella, mientras veía con fascinación, como poco a poco el cuerpo perdía movilidad, con su premio en mano se retiro de aquel lugar, dejando el cuerpo en un charco de sangre, tomo la flecha utilizada y en un tronco cercano colgó aquel trofeo…
¿Quién sería el siguiente en morir?.
Kwan Chung-Ho- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 02/02/2012
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Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
Conducidos por la niña pelirroja llegaron al bosque y frente a una cabaña aguardaron para llevar a cabo la emboscada, la noche era silenciosa y el inquisidor observando a Killer Bee se percató de que seguía desconfiando de la bruja, peor no sólo eso, estudiaba el lugar justo como lo hacía o hizo Ruggero en aquellos años de gloria. Sí, no cabía duda de que era alumna de Ruggero y aunque le doliera Hayden admitía que era mejor que él, que era la consentida de Ruggero aunque tuviera por misión darle muerte.
De pronto Hayden pensó en su amada esposa, ¿Qué estaría haciendo Giulia en esa noche? No se sabía contestar y de pronto un miedo a no volverla a ver le recorrió la espina dorsal, se sintió pequeño y abrumado, todos los miró como adultos y él como un niño, su terror creció a un grado tan alto que no escuchó las palabras escandalosas de Selene y muchos menos vio el movimiento habilidoso de la mortal Cammy poniendo a raya a la tan frágil adolescente. Sin embargo, esa acción lo hizo reaccionar, –¿qué me sucede?– pensó antes de capturar a la bruja que Killer Bee arrojara a sus brazos.
El inquisidor le sonrió en un gesto consolador y después contempló el rostro de la Cammy que se había auto proclamado líder de la empresa, lo que a Hayden no le molesto, simplemente no le interesó, él sólo quería terminar y regresar a Venecia con su esposa.
Un aullido se apoderó de la noche y de las sombras un lobo embistió a Killer Bee que de una forma magistral esquivó las mordidas, sin demorar Hayden sacó sus cañones y comenzó a dispararle alejándolo de Killer Bee pero haciendo que tomara otra dirección... iba tras Selene. El humo generado por los cañones le impidió ver si había sido herida por la bestia que ya se encontraba sobre ella, lo único que pudo hacer ante esa escasa visibilidad fue embestirlo cayendo con él sobre una colina. Ambos rodaron y a medio camino el licántropo se recuperó abalanzándose sobre él como si de un pedazo de carne se tratase. Hayden se hizo de uno de sus cañones demasiado tarde, la bestia atacó su brazo inutilizándolo con las temibles mordidas, el inquisidor gritó lleno de ira, pues aquella mordida sólo significaba algo, si sobrevivía cargaría con la maldición de los licántropos.
El lobo lo soltó para volver a atacarle y entonces Hayden pensó en Giulia... ¿podría él vivir con esa maldición a lado de su esposa o era mejor dejarse vencer? Pero el inquisidor no tuvo tiempo para claudicar, con un nuevo ataque el lobo pretendía morderle la yugular, pero si Hayden se destacaba en algo era por su pericia en el manejo de las armas de fuego y su sobresaliente técnica en el brazo izquierdo el que casualmente seguía sano. Se arrojó a un costado y con un certero disparo perforó el corazón de la bestia que cayó torpemente, ésta trato de reincorporarse pero se encontró con la afilada espada del inquisidor que le decapitó. Hayden vio rodar la cabeza y contempló su brazo herido, lágrimas ya se arremolinaban en sus ojos y cuando estuvo apunto de amputarse a sí mismo el brazo escuchó un gruñido a su espalda... ¿otro licántropo?
De pronto Hayden pensó en su amada esposa, ¿Qué estaría haciendo Giulia en esa noche? No se sabía contestar y de pronto un miedo a no volverla a ver le recorrió la espina dorsal, se sintió pequeño y abrumado, todos los miró como adultos y él como un niño, su terror creció a un grado tan alto que no escuchó las palabras escandalosas de Selene y muchos menos vio el movimiento habilidoso de la mortal Cammy poniendo a raya a la tan frágil adolescente. Sin embargo, esa acción lo hizo reaccionar, –¿qué me sucede?– pensó antes de capturar a la bruja que Killer Bee arrojara a sus brazos.
El inquisidor le sonrió en un gesto consolador y después contempló el rostro de la Cammy que se había auto proclamado líder de la empresa, lo que a Hayden no le molesto, simplemente no le interesó, él sólo quería terminar y regresar a Venecia con su esposa.
Un aullido se apoderó de la noche y de las sombras un lobo embistió a Killer Bee que de una forma magistral esquivó las mordidas, sin demorar Hayden sacó sus cañones y comenzó a dispararle alejándolo de Killer Bee pero haciendo que tomara otra dirección... iba tras Selene. El humo generado por los cañones le impidió ver si había sido herida por la bestia que ya se encontraba sobre ella, lo único que pudo hacer ante esa escasa visibilidad fue embestirlo cayendo con él sobre una colina. Ambos rodaron y a medio camino el licántropo se recuperó abalanzándose sobre él como si de un pedazo de carne se tratase. Hayden se hizo de uno de sus cañones demasiado tarde, la bestia atacó su brazo inutilizándolo con las temibles mordidas, el inquisidor gritó lleno de ira, pues aquella mordida sólo significaba algo, si sobrevivía cargaría con la maldición de los licántropos.
El lobo lo soltó para volver a atacarle y entonces Hayden pensó en Giulia... ¿podría él vivir con esa maldición a lado de su esposa o era mejor dejarse vencer? Pero el inquisidor no tuvo tiempo para claudicar, con un nuevo ataque el lobo pretendía morderle la yugular, pero si Hayden se destacaba en algo era por su pericia en el manejo de las armas de fuego y su sobresaliente técnica en el brazo izquierdo el que casualmente seguía sano. Se arrojó a un costado y con un certero disparo perforó el corazón de la bestia que cayó torpemente, ésta trato de reincorporarse pero se encontró con la afilada espada del inquisidor que le decapitó. Hayden vio rodar la cabeza y contempló su brazo herido, lágrimas ya se arremolinaban en sus ojos y cuando estuvo apunto de amputarse a sí mismo el brazo escuchó un gruñido a su espalda... ¿otro licántropo?
Hayden Vaggö- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/10/2012
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Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
"La diferencia entre el valiente y el inconsciente es que el primero triunfa en su batalla".
Anónimo
Anónimo
Como el can que sigue a sus amos, el lobo gris desde los tejados les seguía el rastro. Aquel olor característico de los inquisidores era la armonía que lo mantenía en sus cabales. La feroz bestia siguió al ras del suelo cuando la compañía se internó en el bosque.
Los sentidos de Leto se distorsionaron, en el ambiente la bestia comenzó a percibir olores anormales... vampiros. Pero no todos eran rivales, existía uno con fragancia de inquisidores y que era el que más irritaba ese agudo olfato. Leto gruñó y cuando escuchó los primeros aullidos también aulló; la sangre de su piel hirvió y una rabia de la nada lo poseyó hasta nublar sus ojos. Vio a un hombre correr colina arriba, un hombre que no poseía la esencia de los inquisidores y tomándolo como enemigo se agazapó sobre de él. Sin embargo, no hizo contacto con él, a su olfato le llegaron lobos rivales, las balas le llamaron la atención y pudo ver a dos vampiros atentos a los lobos que ya estaban en conflicto.
Totalmente perdido en la inconsciencia, Leto se agazapó sobre esos vampiros, primero embistió a un hombre que iba detrás de un licántropo que ya se enfrentaba a Hayden, después le cerró el camino a la mujer que pretendía seguir a una loba que iba directo a Killer Bee. Así, Leto los fue acorralando con sus dientes de fuera. Los vampiros no se dejaron intimidar, pero Leto tampoco se dejaría, no porque pensara por sí mismo, sino porque su bestia así se lo imponía. Ya no existía rastro de razonamiento en él, simplemente era un manojo de ira y brutalidad que ambos vampiros encararían. Nada podría apaciguar a Leto, nada más que la muerte de sus rivales o la propia.
Leto Radamanto- Condenado/Licántropo/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/01/2013
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Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
"Es extraña la ligereza con que los malvados creen que todo les saldrá bien"
Victor Hugo
Victor Hugo
La caprichosa ya se había puesto cómoda en la copa, y así fue como disfrutó el arranque de ímpetu de la famosa Killer Bee, tan distinguida y a la vez tan frágil en ese cuerpo mortal. –¿Qué tan letal podría convertirse si la fuerza inmortal emanaba de ese cuerpo?– meditó con interés a la vez que acariciaba su mentón con el mismo apego a su pensamiento. Entonces, Tiare formó toda una red telepática en torno a todos los involucrados para así no perderlos si su vista no los alcanzaba a cubrir.
Se interesó especialmente por un inquisidor, un enamorado inquisidor que pensaba en su esposa. Pero ese nombre también se encontraba muy en el fondo de la mente de Nicolei, aquel patán ya había conocido a Giulia. La ventaja que tenía Tiare sobre todos los presentes aquella noche era su pericia, su vejez. Aquel poder telepático era tan poderoso que a voluntad podía explorar los más ocultos pensamientos e inclusive captarlos en imágenes. De esta forma comprobó la belleza de la señora Vaggö.
A diferencia de la mayoría, los aullidos no la sorprendieron pues ella todo lo veía. Inclusive la pequeña riña desde lo que cabía ver en la ventana de la cabaña. Sí, Tiare estaba al tanto de todo, inclusive más que el propio duque Emerick, que su identidad poco le interesaba, más atractiva era su naturaleza lobuna que su propio aspecto.
El primer ataque fue dirigido a Killer Bee que sorprendió rotundamente a la caprichosa tanto que casi se enamoró de ella, casi ansió bajar y volverla su compañera pero de hacer eso perdería tempranamente el interés por esas habilidades tan destacadas en los sobrenaturales. De pronto, todo cambio la bestia se encaprichó con una nueva y banal víctima... Selene, era bastante obvio que aquel licántropo carecía de consciencia. Tiare no lo descifró al querer leer esa mente animal, no fue sólo el salvajismo con el que comenzó a atacar y es que ¿atacaría a su aliada?
La niña retrocedió y se preparó para atacar mas Hayden bloqueó el ataque y se enzarzó en una batalla que lo dejó herido. Entonces Tiare se levantó y pensativa lo vio escuchando sus lamentaciones. –No seas estúpido mortal– pensó luego de que Hayden pretendió amputarse el brazo en un desesperado acto de librarse de la maldición que probablemente el lycan ya había contagiado. Ella podía ofrecerle la inmortalidad si tanto amaba a Giulia, y antes de que Tiare hiciera algo captó el pensamiento de Nicolei, éste se alejaba de la compañía pues un lobo blanco había encaprichado su mente.
Tiare- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
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Hero Jaejoong
Loviise L. Karvel
Esther de Le Santo
Selene Ladomie
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Hayden Vaggö
Leto Radamanto
Tiare
Por favor, estar pendiente del tablón de anuncio para que no se pierdan de nada, lo otro es que estoy en ausencia y no puedo organizarlos, así que espérenme hasta el martes que vuelvo de un viaje, de todos modos, creo que solamente me falta darle protagonismo a alguno que otro, mientras los otros sigan como se esta previsto… cualquier duda, MP
Toda la naturaleza su alrededor, parecía sentir el peligro que era inminente, junto con él, estaba su compañero, aquel licántropo que ayudaría también a darle una sorpresa a los cazadores, estaban a unos kilómetros, alejados para no confundirse entre ellos, pero lo suficientemente cerca como para poder sentir la atracción fatal de la sangre cuando estuvieran trasformados. Debajo de un árbol, meditaba, con los ojos entrecerrados, casi cayendo en un pacifico sueño, el cual sería despertado por su animal interior, que desgarraría al humano que en ese momento estaba tan pacifico. El era un hombre que nunca había planeado ir en revolución en revolución. Había visto caer a tantos alzamientos como verlos nacer, había podido percibir la sangre de sus compañeros bañar el piso de sus enemigos. Siempre el sobreviviendo, tal vez por sus antecedentes era muy buscado, por las personas que deseaban cambiar el mundo, pero había cambiado, ya no era el mismo hombre que atendía las ordenes buscando siempre mantenerse en la raya.
Quería vivir, mantenerse con vida, ya no pensaba en su condición como una maldición, se había convertido en una enfermedad que debía sobre llevar, un estado que lo volvía peligroso pero seguía siendo tan humano como lo había sido hace tantos años atrás que ya odiaba contarlos. ¿El colaborando entre licántropos? Era algo que nunca se había visto, aun los veía como animales pulgosos, pero se limitaba a no arrancarles la cabeza, por decencia… algo que escasamente tenia. La noche caía y su conciencia humana también, poco a poco podía sentir como su cuerpo era domado por su maldición, su enfermedad, su condena… un grueso pelaje había cubierto todo su cuerpo, su cabeza se había deformado, la estructura ósea del mismo se trasformaba en algo mas canino, con un hocico fuerte y grande, sus orejas puntiagudas, su pies se formaron grandes patas, que aunque se veían bestiales, aun tenían rasgos humanoides, su cuerpo se encorvo, solamente un poco, lo suficiente para que sus manos, grandes peludas y con mortíferas garras, pudieran sentir la tierra húmeda del bosque .
De su garganta salió un grito desgarrador que se convirtió en un estruendoso rugido, sus sentidos estaban alterados, por un momento se sentía tranquilo, en aquel cuerpo monstruoso y deformado, lleno de pelo se veía oliendo a su alrededor, al sentir la presencia de su compañero le gruño por unos segundos, mostro sus dientes, espero alguna reacción mala para atacarlo, pero este se mantuvo a la raya. Bufo suavemente mientras su olfato le decía que la atracción era inevitable, pronto escucharon los aullidos, los gritos y la pólvora llego a sus narices. Salieron hacia aquella dirección aullando, con deseos carne humana.
El gran lobo blanco había aullado, su llamado era fuerte, todos lo siguieron, pronto se vio en medio de una batalla con un hombre, la pólvora comenzó a volar por todos lados y el humo llegaba a tener a la vista, le dificultaba la vista a más de uno. Cada uno en su batalla, pronto se vieron algunas bajas, era de esperarse si se encontraban entre los mejores cazadores e inquisidores de la historia, pero ellos también eran agiles. El lobo esquivo las balas amenazadoras y le gruño al que en ese momento seria su contrincante, se movió con mucho sigilo entre el humo, rodeando al cazador, aprovechando su poca visibilidad. Había llegado por detrás, salto hacia su espalda, pero el crujir de las hojas le habían indicado que había algo mal, salto hacia otro lado, gruñendo mientras buscaba la sangre de aquel hombre.
El lobo negro, estaba allí, su compañero pareció interesado en ir a la zona roja, dejándolo solo completamente. Podían percibir el olor de la sangre vampírica y la maldita licantropía regada por esa extensión de tierra. Era un animal tranquilo, se movía despacio, buscando no ser detectado fácilmente, se dirigió hacia donde su instinto le decía, tal vez por el hecho de sentirse atraído por la sangre humana mezclada con alguno de sus semejantes. Pronto, entre la maleza la gran bestia pudo ver una cabeza volviéndose humano, había sido librado de su maldición. El lobo alzo la mirada, encontrándose frente a frente con el cazador. La herida brotaba como fuente aquella delicia carmesí, su corazón bombeaba miedo, angustia y excitación por la batalla. Cada musculo de Eerin se tensaron, gruño alto y fuerte, mostrando sus dientes mientras sus garras se sujetaban a la tierra, esperando alguna señal de huida para atacarlo. Volvió a gruñirle, noto como la cabeza rodaba hacia un lado, los rugidos de los otros licántropos lo incitaron a saltar, antes de esperar su señal, su gran garra derecha la llevo en busca de sujetar todo el cuerpo del contrario, pero lo único que logro fue tirarlo hacia un lado. El lobo cayó hacia un lado, dio unas cuantas vueltas, pues su aterrizaje no había sido el mejor, ahora se reincorporaba, algo aturdido, pero pronto pudo ver la silueta del joven humano tumbado en el suelo…
Eerin Schiffer- Licántropo Clase Media
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Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
Batallas perdidas, batallas ganadas.Batallas ilustres, batallas absurdas. Batallas externas, batallas internas.Vida de batallas contínuas. No es la vida una larga batalla, para ganar la guerra? Escoge la paz como mejor arma.Y la victoria llegará segura.
Francis Aragón
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Todo estaba movido, tome con la diestra mi ballesta y con cuidado empecé a caminar por la orilla de aquella casa arriba del árbol. Conmocionado por la rápida pelea que se estaba teniendo, la sangre se disponía a molestar los sentidos de olfato, todos estaban dispuestos a perderlo todo y tenía en mi conciencia “recuerda por quién y por qué peleas.” Taladrándome la mente como quien tiene un gran miedo en el interior. Era más que obvio, estaba temblando del terror, era la primera pelea que tenía desde mi nacimiento y era una donde podría terminar muerto por un simple descuido propio. Pero no, yo podía rastrear a cualquier persona, aún en ese estado y más si se trataba de una situación como esta. Por esas razones y muchas más, que involucraban mis sentimientos alarmados y desesperados, me sujeté a la punta de un árbol, muy lejos de los demás, cuidando que no se escuchara nada de lo que hacía, podía visualizarlo, estaba seguro de que mi presa estaba a unos siete metros de distancia por la altura. Me asenté sobre una rama y relamí mis colmillos que estaban tan tirantes como podía y allí. Apunté. La fecha iba dirigida exactamente a uno de los brazos de un enemigo. Una vampiresa que tenía en la mira desde que habíamos salido de la casa. Tiare. Por qué la atacaba a ella? Pues porque mi presa había sido tomada por el maldito lycan gris. Aquel inquisidor estaba siendo atacado brutalmente por el lobo y me sorprendió la fuerza que tenía, era imposible que un humano… No. No era imposible, era completamente normal y tenía que aceptarlo. Como fuese no importaba, no era su culpa, solo pedía que no estuviese peligrando. O tendría que acercarme a curar sus heridas.
—Oh Por favor, no pudo haberlo convertido, que termine de matarlo o nos afectará a todos!— Gruñí por lo bajo y negué, volviendo a apuntar, observando la situación con completa ironía, que suspirando puse en la ballesta un poco de veneno y agua bendita que había robado de la iglesia. No estaba seguro de si serviría, pero tampoco era algo que me afectara. Disparé. La niebla me cubrió totalmente y no terminé de saber si mi flecha la había atravesado, pero estaba casi seguro de que sí. Ella, aún si tenía poderes telepáticos, no podría predecir aquello, yo estaba demasiado en lo alto. Suspiré y me lancé a otro árbol, escalando más arriba, buscando que la luna me ayude en la visualización. Pero no me podía despistar, en cualquier momento podían saber que estaba por allí arriba, descubrirían mi lugar y me atacarían en sigilo. Quizá estaba demasiado susceptible, pero todo podía pasar, lo necesario era dañar a todos los que pudiera. Ya que ya estaba viendo demasiadas bajas. Me preocupaba que tengamos más muertos que muertes dadas nosotros. Y en el momento menos esperado vi al lobo blanco tambalear, junto con el humano. Maldito! Se había lastimado! Entré en pánico, mi mente no funcionó y me tiré en picada al piso, planeando con mi sutil habilidad de volar, me dejé caer a su lado, jadeando al sentir el aroma fuerte de la zona, sangre, muerte y maldad, pero no podía dejarlo allí. Me puse contra su espalda, o su cola más bien, y con todo lo que pude empecé a tirar ballestazos de madera afilada, estaba claro que era para los vampiros y humanos. La mejor forma que tenía de contraatacarlos. —Maldita sea, no se supone que esto ocurra... Desgraciado!—
Y allí seguía la pelea, me lancé a Killer Bee, pegando una patada al piso, para desde abajo empujarla de los pies, jadeando, sujetándome al piso, quería verla trastabillar, me quedé mirando a los lados, simplemente examinando todo, sin pensar, aunque en el interior estaba buscando a Selene, para ver si estaba viva aún. Apenas la noté seguí con lo mío. No había dudas de que era habilidoso escapando, pues apenas veía que atinaban en apuntarme con alguna bala, mi cuerpo se desaparecía detrás de un árbol y volvía a disparar. Parecía un niño en medio de un juego y por ello desplegué mi última y más divertida habilidad. La seducción. Lo que mejor me salía, mi doble máscara. La risita se escuchó por todos lados y seguí correteando, dejando salir ballestazos que apuntaban a los inmortales enemigos, pues eran los que más me preocupaban. Tonto de mí, que no sabía lo buena que era Killer Bee en sus habilidades. Simple, yo era muy inocente. Observé y esperé a Loviise y Esther, confiaba en ellas para dar de baja a algunos cazadores. Necesitábamos con urgencia refuerzos. Aunque estaba claro que tendríamos que terminar ambos lados huyendo. O terminaríamos absolutamente todos inconscientes.
“Por nuestra libertad, nuestra gloria. Esto es lo que venimos a buscar y esto es l que estamos preparados a recibir. No nos iremos sin un peón importante.”
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Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
Don't fret, precious, I'm here
Step away from the window
And go back to sleep…
Step away from the window
And go back to sleep…
Cantaban las últimas nanas en la lejanía, en el abrigo de la ciudad profunda; cantaban a los niños: “los monstruos no existen”, o al menos no se esconden en el armario. Los monstruos están fuera, viven mientras las calles duermen, caminan, se alimentan y se asesinan entre ellos. En el mismo marco, bajo el mismo manto de estrellas, sus gargantas languidecen de sed y de furia, se ahogan en venganza traducida en sangre. En aquella guerra, los tambores habían sido sustituidos por los aullidos amenazantes de los lobos, los colmillos letales de los vampiros y las balas de plata de los inquisidores. En aquella guerra, no había lugar para ningún tipo de declaración de intenciones, sólo cabía actuar. Una vez que la luna llena se alzaba en el cielo, París se transformaba y los callejones amanecían bañados en sangre. Aquella noche no sería la excepción.
Tras el terrible espectáculo de la transfiguración, el aullido del lobo blanco marcaba la salida. Sus pisadas, rápidas y acompasadas, indicaban cuál era el camino a seguir para sus acompañantes vampiros. El júbilo, la adrenalina de encontrarse frente a frente con el enemigo podía palparse en el ambiente, tanto por un bando como por el otro. La incertidumbre por la que ninguno de los allí presentes podía asegurar que saldría vivo de aquella.
Loviise, cumpliendo con su cometido, les siguió de cerca, dejando tras de sí una estela de largos cabellos plateados que ondeaban al son del viento. La rapidez de sus pasos no tenía nada que envidiar a la de sus compañeros licántropos y en cuestión de segundos, la peculiar manada se encontraba en el campo de batalla; la sangre empezaba a manchar de carmín la blanca nieve. Era el olor que con suma facilidad podía nublar los sentidos de los vampiros jóvenes, haciéndoles perder el control, volviéndolos extremadamente violentos con todo aquello que se les cruzase por delante. Sin embargo, para Loviise primaba por encima de lo demás el flujo de pensamientos de todos los asistentes. Si se concentraba en ello, ningún aroma podría desconcentrarla, por muy penetrante que éste fuera. Así es cómo rastreaba a sus enemigos, sin posibilidad de confundirlos con los aliados y así es cómo era capaz de presentir en cierto modo sus movimientos. La dificultad radicaba en que había demasiadas cabezas y todas parecían gritar al mismo tiempo, como una fuerte discusión de taberna, sólo que en esta ocasión reinaba el caos y la euforia a un nivel demasiado inconsciente. No era tan fácil distinguir a quién pertenecía cada “voz”, después de todo.
A pesar de todo ello, pudo vislumbrar a su objetivo con relativa facilidad. Se dirigía hacia él con el mayor sigilo posible, mas, al parecer, no sólo era acechadora sino también acechada. De pronto, una flecha de plata impregnada en agua bendita atravesó parte del brazo izquierdo de la vampiresa, haciéndola caer sin remedio sobre el frío suelo. Sin pronunciar ni un solo sonido de queja, se irguió de nuevo con la agilidad y elegancia característica de los inmortales y, siguiendo la corriente de pensamientos del tirador, llegó a su posición en un abrir y cerrar de ojos. Sólo tuvo tiempo de fallar un único tiro más antes de caer en las fauces sedientas de Loviise. Esperaba que el estar bien alimentada ayudara a sanar aquella herida, pero semejante escozor, producido por ese tipo de bala, tardaría en desaparecer. Aquella tropa sabía cómo jugar. Sin embargo, no había tiempo para lamentaciones.
Presionando la herida con la mano contraria, continuó corriendo como si nunca la hubieran herido. Total, aquello nada tenía que ver con el resto de extremidades, sólo tendría que limitarse a ciertos movimientos. Echó un vistazo rápido a su alrededor al tiempo que su cuerpo se perdía en el camino de un árbol a otro, a una velocidad inhumana. No podría soportar ese ritmo mucho tiempo, pero bastaba con volver a encontrar a su presa.
Frente a ella, el panorama que se presentaba era desalentador. El vaho salía de las bocas de los atacantes, exhaustos; los gritos de dolor constituían la banda sonora de aquella noche. Iguales luchaban contra iguales por una simple creencia de algo que ninguno de los dos bandos conocería con certeza hasta el momento de su muerte —que podría ser en ese mismo instante. Quizás luchaban por una salvación que no existía para ninguno, o contra un infierno invisible. En cualquier caso, todos eran simples peones de un movimiento mucho mayor, intangible. Probablemente, el resultado final de tantos enfrentamientos que se habían producido a lo largo de los siglos no lo vería ninguno de los allí presentes.
...Safe from pain and truth and choice and other poison devils
See, they don't give a fuck about you, like I do.
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Loviise L. Karvel- Vampiro Clase Alta
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Re: Luz de luna, asesina como ninguna {Privado}
“Corre vuela y se el encantador del horizonte. Aquel es el único lugar donde podrás hacer honor a todas las cosas que nos han ocurrido. Clava la bandera de éxito y derrota, clava la bandera blanca de la paz”
La situación horrible en la que estábamos envuelto fue aún más crucial cuando vi como desarmaban un brazo de Loviise, una flecha la atravesaba y a leguas se notaba que estaba bañada con agua bendita, si hubiese sido yo, estaría llorando del dolor. Pero ella era una de las que prometía ser demasiado fuerte como para ser herida. Pero no era así, aunque al menos no se notaba demasiado adolorida con ello. El problema mayor era que los inquisidores nos empezaban a doblar en número. Teníamos demasiados caídos. Y el temor de que todos esos estuviesen muertos me hacía flagear. Pero a pesar de aquello no me podía detener. Era hora de actuar. Una mirada hacía Eerin fue lo que me dijo que era momento de la retirada y así lo hice. Miré a ambos lados, visualizando donde estaba cada uno de mis caídos y con el disimulo de un felino tomé una bomba de humo y gas adormecedor. Mejor conocido como gas lacrimógeno. No sabía si les afectaría, probablemente no, pero al menos les impediría verme por un buen rato. Lo suficiente para poder acarrearlos. Las señas que había hecho con el lobo eran las suficientes para aceptar una partida rápida del lugar. Él recogería los cuerpos a su alrededor y yo los míos. Sabía que Loviise podría irse sola, notaría la retirada apenas tire el humo, era muy inteligente. Pero antes de que se dieran aquellos actos, algo sucedió. Pude ver como Kwan se dirigía a atacarme, no había notado que al estar tan pendiente de las cosas a mi alrededor, había olvidado esconderme! Mi corazón empezó a acelerarse y una estaca se clavó en mi hombro, haciendo que un grito de dolor salga a alaridos de mi boca.
— W-waa!!! Umgh…— El dolor recorría mis venas, las lágrimas se escapaban de mis ojos, mirando a los lados intenté buscar ayuda pero nadie acudió, gemí suavemente y le miré, retorciéndome en tanto buscaba en un bolsillo una de mis armas. Allí tenía una pistola. Pero no quería, no quería ensuciar mis manos con una vida humana. Pero no tenía alternativa, los disparos salieron torpes, el asiático parecía que también estaba herido de antes, así que no dudo en trastabillar, en lo que ambos dos fuimos envueltos en una lucha de la cual ya me veía perdedor. Pero no fue así, mi disparo salió directo a la parte alta de su pecho, perforándole probablemente uno de los pulmones. Sentí como escupía la sangre sobre mi rostro y con ello el llanto fue aún más traumante en mi rostro. El chico caía sobre mí y mirando a los lados intentaba pedir socorro, pero todos estaban luchando, peleando por sobrevivir. Y me tuve que escabullir como una rata de alcantarilla. Sollozando por saber que probablemente había matado a un hombre. Casi entraba en crisis cuando un grito del hombre lobo mayor me ensordeció y mis pies cayeron un instante a la tierra.
Tenía que salir de allí, tomé con fuerzas la bomba y le tiré al medio, allí donde los inquisidores estaban arrejuntados. El dolor en mi hombro escocía, era madera y me seguía lastimando aun estando quieto. Pero no era momento para pensar en el dolor. Tomé a las personas que pude, las cargué en mi hombro y recé a ese Dios que tanto odiaba para que Eerin haya hecho lo mismo, para que Loviise esté detrás de nosotros. Para salir vivos de esa… El trote seguía, no me detuve hasta encontrar uno de nuestros refugios en el bosque. Sentía las corridas de los demás y el peso en mi espalda parecía que se duplicaba a cada paso. Al llegar a aquel lugar, me tiré como un saco de huesos. Llorando, jadeando, mirando hacia atrás a la espera de que nadie nos haya seguido. Era el mejor para escapar, no podía haber dejado ningún rastro. Desplegué mis sentidos de rastreo, no encontré el aroma de los inquisidores a más de 2 kilómetros. Estábamos a salvo. Pero los caídos eran muchos, los fui acomodando, intentando estabilizar a quien lo necesitara, no había tiempo para curarme a mí mismo. Cuando pude terminar me senté en uno de los incomodos sillones que había en el pequeño lugar. Estaba temblando, las lágrimas caían con ganas y tomando una pluma y un papel empecé a escribir todo lo que había sucedido en una carta…
Estimado;
Acabamos de terminar la misión, nunca pensé que diría esto, pero te necesitábamos. Era obvio que no podríamos hacer esto sin ti. La misión fue un éxito, pero las bajas han sido más de las calculadas. Todos hemos salido heridos, algunos están inconscientes, otros debo deciros… Creo que están muertos. No os lo puedo aclarar ahora mismo, ya que apenas he estabilizado a los más mal heridos. Volveremos a la asociación apenas terminemos de organizarnos. Creo que hemos matado a dos cazadores y a al menos un inquisidor. Killer Bee sigue viva. Pero no por mucho. Espero que pronto nos podamos volver a ver. Sé que vuestro viaje a Escocia era necesario, pero aquí necesitamos de tu mandato. Eerin lo está haciendo muy bien, sin él no hubiésemos salido vivos. Estoy seguro que cubrirá vuestro lugar perfectamente en vuestra ausencia. Ahora mismo le envío esta paloma, supongo que le llegará en unos días y espero vuestra respuesta en otros más. Por favor, necesitamos nuestras órdenes. Selene lo hizo bien, pero creo que la han descubierto. Deberíamos traerla hacía este lado? Es indispensable tener a alguien dentro, pero creo que será juzgada y si no la salvamos, terminarán por matarla.
No quiero dar más datos, ya sabéis donde mandar la respuesta.
Cariños~
Firma: El único que pone esa palabra.
"Luchamos para sentirnos libres, luchamos para intentar encontrar la paz. Pero al final nos damos cuenta, que pocos son los capaces de encontrar la armonía."
[CERRADO]
Invitado- Invitado
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