1er Juego [Deiran]

por **Aaya Maciej** Mar Abr 09, 2013 7:10 am

Recuerdo del primer mensaje :

“El que busca encuentra, el que quiere toma. El bufón, siempre toma la delantera del rey. Y yo, contigo, me adelantaré en todo.”

Mi sonrisa burlona era la pasarela en las calles de París, allí donde todas las tiendas se encontraban. Caminaba a paso largo, en tanto mis manos eran escondidas por mis bolsillos. Con el rostro altanero, mordiéndome un labio picaronamente. Sería una belleza, una reliquia de estado. Corrompería todo aquello con tal de tener lo que deseaba. Yo, Josseph Pernd. Dueño de una empresa de destilería de absenta, básicamente alcohólicas. Pernd company. Creadora de los whiskys más conocidos tales como, Wild Turkey, Absolut, Royal Salute whisky, Chivas Regal y otros. Una empresa que llevaba ya bastantes años en pie, se podría decir que unos cien, pero para las personas comunes, con unos cincuenta bastaba.

-Toc toc. Hay alguien en casa?

Daba tres golpes con el pie. Estaba parado frente a un viñedo “Camelia Vinn”, ya había averiguado todo, clientes habituales, trabajadores y al dueño. Aquel chiquillo que era un inmortal. Me había sorprendido la primera vez que lo había visto. Había sido hacía un tiempo, espiando como un niño en la ventana, había observado su tez blanca, sus ojos profundos claros. Era como un iceberg, simétrico por donde lo mirara, era una obra de arte y me relamía por poder detruirlo hasta que no quedara nada. Dejarlo como un perro a mis pies. En banca rota si pudiese, para solo mantenerlo para mí. Sí, quería mantenerlo a mi lado, por varias cuestiones. La primera y más caprichosa, era que era exquisito. Su mirada, su habla y su cuerpo. Y la segunda y no menos importante, era que el chico me serviría para poder tener más información sobre los vinos. No sabía demasiado de ellos, tampoco me interesaba, siempre una copa de algo blanco y fuerte era mejor.

-Ah… Que educación, entonces, deberé entrar sin permiso. Mon Amour, he llegado, hagamos el papeleo rápido, sí?

Abriendo la puerta me adentraba con una sonrisa socarrona, riendo entre dientes cual niño que estaba cometiendo una travesura, tomando los papeles que aquel abagado que tenía me había encomendado “Si firma todo esto y luego lo declara, todo será tuyo.” Lo habíamos puesto que recibiría un diez por ciento de las ganancias, pero si aquel crio, se portaba como perro que era. Quizá le daría un poco más, después de todo el dinero no me importaba en absoluto, yo solo deseaba más poder. Poder ir poco a poco adueñándome de todo. Como ya lo había hecho con dos de las empresas más grandes de licores. Es que era tan fácil cuando eran humanos. Pero este parecía peligroso. No era tan grande, pero si lo suficiente para poder quizá aguantar un par de golpes mentales, como los que solía dar. Es que era tan placentero ver a las personas retorcerse en el piso del dolor. De solo pensarlo, un lento calor me recorría el pecho y por debajo. Mordiéndome los labios, casi deliraba por solo sentir un poco de aquellos gritos que el otro podría dar.

“Serás mío, jugaré contigo. Me divertiré y luego te tiraré. Porque no conservo a mis mascotas. Serás uno más de todos aquellos que han pasado por mi cama. Te vestiré de muñequilla con tal de que sepas tu lugar”

por **Aaya Maciej** Lun Jun 17, 2013 7:38 am

“Tragarme mis palabras es algo que aún no he podido hacer y aunque pelees y pelees, sabes que yo terminaré por vencer. Porque en este mundo soy yo el cazador y tú eres la triste presa. Dominarte es lo que deseo hacer y no me detendré hasta lograrlo. Estás seguro que quieres seguir con esta farsa?”

Verlo despertaba en mí, un inconsciente placer que revoloteaba por toda mi columna. Pero que gato tan molesto, él se paseaba de un lado a otro, intentaba ganar terreno, como en una batalla cuando los soldados apuntan con las lanzas para empujar a los enemigos. Pero yo sabía que aquel sistema era en vano y le respondería rompiendo la punta de sus armas. Tirando aceite hirviendo sobre él para demostrarle que esta batalla era mía. Pero la risa seca me invadía cuando la ironía hacia acto de presencia en las cuerdas vocales ajenas. Aquel maldito capullo insistía en hacerse el tonto y con ello una ceja se me enarcaba y volvía a estrangularle un poco más fuerte, negando en lo que la sonrisa se alargaba y los colmillos se tensaban por abajo, haciendo clara la intención de matarlo, aunque seguía insistiendo, era una mala idea, aquella cría de gato tenía potencial para ser mi juguete durante algunos años, quizá décadas si se llegaba a comportar como debía. — Muy bien pequeña escoria, así es como deseáis jugar? Os romperé los huesos, pasaré a mostraros.—Y sin un deje de compasión llevé mi mano desocupada a una de sus muñecas, la miré y de un movimiento en seco la rompí, pero no se quedaría así, sabía que se repondría y por ello la llevé hacia atrás, forcejeando que le apretaba hasta querer sacarle algo de adentro, retorcí aquel hueso y me quedé fijo en su rostro, atento a sus expresiones, era tan agradable, el maldito pillo era deseable, me encendía y por ello me provocaba a frotarme entre sus piernas.

Suspirando sobre sus labios negaba y apretujaba un poco más su cuello, ladeando el rostro, de un lado al otro, sonriendo emocionado, dejando salir un pequeño quejido por esas uñas de la mano libre que intentaban meterse más y más en mi piel. Pero no me importaba, al contrario, era placer, exquisito placer y por ello me lamía los labios, insistiendo con mi provocadora sonrisa que sin perder un segundo volví a mirarle, buscando darle un poco más de dolor. Quería que sufra, con solo un grito me bastaría para irme del lugar, claro, si no me aburría antes. Pero el gato no tenía pensado volverse monotonía y empezaba a forcejear, me tomaba el cuello y ah! Exquisita presión que se la devolví untando mis dedos sobre su yugular, buscando presarla, quería saber si la podría romper. Pero antes de poder intentarlo el chico salió volando, conmigo sobre él. Esa fuerza que había salido de su misma ira me daba la pauta de que realmente había sufrido. De no ser así, no se hubiese terminado por transformar en un bonito tigre de bengala.— Ajá esta lengua, hoy la vais a perder, si una nueva gota vuelve a salir de allí… Tenéis ira? Estáis molesto? Lo siento gatito, pero no es suficiente con esto, no lograréis aplacar mi fuego con más fuego. Aunque no me molesta que estéis de este modo… Ah~ Como me enciende. —Murmuraba sobre sus labios y me lamía aquella saliva que había caído cerca de mis labios, riendo estruendosamente en tanto me acomodaba sobre la mesa, sentía el vidrio clavarse en algunas partes de mi cuerpo y por ello me molestaba, haciendo una mueca de fastidio que con un movimiento rápido abaniqué mi mano para hacer caer todo aquel material al suelo y así poder apoyarme debidamente.

Claro que a pesar de todo, yo también sentía “dolor”, aunque era más molestia que otra cosa. Era irritante escuchar al muchacho y de repente un suspiro salió de mi boca y miré al techo, ladeando la cabeza, para luego observarlo. —Habéis terminado con la charla? “Quien demonios”, bueno en realidad no me creo demonio, pero quizá sois tan frágil que puedo aparentar ser uno para ti. Ahh~ Mon amour, no juguéis con esa parte de mí que ya la estáis poniendo tan dura…—Movía mis caderas contra su mano y sin dar momento de calma tomé esa mano que estaba tomando mi falo y la apreté contra el pedazo, acercando mi rostro al ajeno, jadeando divertidamente sobre su oreja, lo acercaba más a mí, elevaba mis piernas y le abrazaba por las caderas. Que me sintiera, que desease abusar de mí, estábamos en el baile y era hora de hacerlo bailar. Sacaba mis colmillos y lo apretaba contra mí, pasando la mano libre por sus caderas y espalda, metía la mano para poder acariciar esa piel y sin medida mis dedos se hundieron en su piel, toda la falange distal estaba en su interior y la movía al tiempo que mis ojos se clavaban en los ajenos, lamiendo mis labios, completamente deseoso de ser presa de aquel pequeño niño que no contaba con que yo me divirtiera en todas las posiciones que quisiera.

— Conocéis el significado de esto? Yo tampoco, pero no hay dudas de que vuestros ojos están deseosos porque yo siga torturando este cuerpo. Queréis tocarme más? Ahh… La verdad es que no os lo puedo permitir primor. Aquí nos despedimos pequeño gatito, os dejaré de esta forma, volveré a hacer acto de presencia en otro momento, por mientras quedaos con las ganas… —Y con una risa divertida fui quebrando los dedos que en mi falo se disponían, rápidamente, sin dar tiempo a que vuelva a forcejear. Sería divertido ver que tan molesto se ponía el otro por aquello y en unos día volvería a aparecer frente a él. Y no dejaría que se salve de esa. Me moví y con un salto disparé hacia el techo, caminando con rapidez, tal era la rapidez que parecía todo lento y sonriente me paré frente a la ventana, poniendo dos dedos en mi cien que con un movimiento hice ademán de saludo y me vi disparado hacia el vacío. Allí desaparecería, le dejaría tan enervado que el placer ya estaba recorriendo todas mis entrañas.

“Hermoso gato que me has hecho sentir, lo que en dos mil años nadie ha podido. Sigue de esta forma y encontraras la eternidad junto a mis pies. Pequeño siervo de la oscuridad. Te haré ser esclavo de mis deseos, para que así nunca más te opongas sobre mí. No eres presa fácil y por eso deseo hacerte caer”

por **Deiran Chassier** Sáb Jun 22, 2013 1:25 am

‘’Si tú no has aprendido a tragarte el orgullo, yo jamás me he postrado ante nadie, no serás la excepción. He aprendido de los peores, eres el único que ha logrado esto, quizás me vea estúpido tratar de luchar contra el oso enfurecido pero no voy a dejarte cantar victoria y después escupas en mi cara, primero me encargo de hundirte tan hondo que tu alma no pueda salir a flote. Farsa es aquella que se dibuja si no se lucha hasta con la última gota de sangre…. Mi cuerpo cuenta con un tintero entero para ganarte….’’

Era peor que tener un bloque de hierro caliente en la espalda quemándole cada pedazo de piel, sentía todo el esplendor de esos ojos azules intensos fulgurarle lo poco de alma que quedaba dentro de sí, solo deseaba matarle, darle redención al estúpido juego que ambos habían creado. Deiran se culpaba a sí mismo haberse permitido dejar que todo avanzara hasta donde había llegado. Deseaba retroceder de manera puntual el tiempo atrás desde el momento en el que sintió el aura maligna de ese podrido ser. Le miraba con desprecio y no sabía si le consumían más las ganas de arrancarle uno a uno los capilares o romperle la yugular con todo y cabeza hasta que muriese desangrando, era un dilema que se fundía a medias en sus ojos, que le escuchaban acelerados por esas pesadas palabras. Era combustible para su orgullo, le encendía. —Le aclaro que no juego a nada, entiéndalo, jamás me han jugado estas niñerías….- le dijo sin mediar tanto el asunto, observando la ira ajena que le despertaba cierto regocijo, era tan extraño, ambos se llenaban del dolor y la injuria ajena. Un recorrer espeso le ascendió por los brazos a tronar sus huesos saliéndose de sus ligamentos, uno que otro rompiéndole la piel y saliendo por encima de ésta, suspirando profundamente aguantaba aquello apático, solo deseaba comerle los adentros.

Después de aquel cortejo tan extraño solo le quedaba claro una cosa, era de excelso disfrute aquello, mientras Deiran en sus adentros se ahogaba en la ira, se preguntaba por qué con él era diferente, qué hacía ser más calmo con él? Realmente no estaba seguro de la respuesta, por lo que sentía como si su cabeza le fuese a estallar de la presión que por todo el cuerpo le descendía hasta la punta de los dedos de sus pies. Aunando que las manos sobre su cuello le eran más molesto que el dolor, porque cada contacto con aquel frío manoseo le despertaba ciertas sensaciones que le confundían y distraían. -Demonios Deiran… - se reprochaba una y otra vez queriéndose dar brindar el holocausto él mismo, negando con la cabeza no podía admitir el dolor, así que por eso se fue a los aires, quizás si no había sido impulsivo el oso que tenía encima no se hubiese dado cuenta de aquello. —Fuego con más fuego ‘’Ley de los iguales’’ Quizás sí,- le dijo con dificultad por toda la algarabía que se tenía encima suyo —Usted y yo tenemos un mismo objetivo….. Humillar el uno al otro, con la diferencia que, no me retuerzo del placer con esto….- apretaba los dientes porque no estaba seguro firmemente de esas palabras, lo decía de lengua hacia afuera, viéndole ese mar y sintiendo sus fríos labios se sentía indignado por ver que era un déspota enfermo que necesitaba de su medicina pronto. Sintiendo ese dedo curioso por su cuerpo se negaba, lo hizo recordar el pasado que decidió enterrar y solo alimentó su odio. Era un animal que estaba descontroladamente insano.

Le miró casi desquiciado, estaba ahí tranquilo —¿Charla? No soy tu nana para educarte, te lo dije anteriormente, si no es tan importante para ti, esta… cosa…- viéndole su entrepierna que estaba en sus manos observando los movimientos pélvicos ajenos y ejerciendo más presión —Es una manera metafórica de decirte, o qué es lo que te consideras?- di por concluida esa charla mientras sofisticadamente agitaba su cuerpo para no dejarse tocar por las manos gruesas que amenazaban con algo más que fisgonear. Sus palabras habían cesado, se había creado una atmosfera ínfima entre forcejeos, roces y jadeos, algo parecido a una transgresión sexual pero con peculiaridades.

Después de unos minutos de ese bizarro juego, comenzó a hablarle de significados, tiempo, su negro humor y su manera de hacerlo creer que le pertenecía, realmente Deiran repudiaba su forma de ser —¿Qué? Significado dice?- ya se había tranquilizado aunque la idea de destriparle el corazón y ofrecerlo a los perros le rodaba la cabeza. De nuevo había bajado la guardia y las manos de Deiran habían sido tomadas para rompérselas de nuevo ¿No se cansaba? Lo había hecho antes y de nuevo ahora, no tenía ninguna cicatriz de lo anterior, solo sus retumbantes palabras —Desde nunca quise tocarlo, desde nunca….- dijo aquello machucando sus puños —Y no sea obsceno, no me llame primor….- le vio suspenderse ya harto de aquello, después hacerle un saludo ridículo por encima de su ventana y desaparecer, aún ni se había levantado del suelo. Se elevó rápidamente sacudiéndose la ropa y yendo a ver a la ventana para ver si le notase el paso, pero fue inútil, quizás ya hubiese estado tan largo que ni el aire le permitiría detectarlo aun concentrándose por el olor de la sangre que su paladar había guardado. —La próxima vez te mataré Josseph Pernd…- diciendo en voz baja a sabiendas que aquel oso podría haberlo escuchado, se dio media vuelta y vio todo el desastre, se vio la ropa y luego sonrió viéndose a sí mismo acomodándose el cabello. Chasqueó los dedos y pidió una copa, esa noche iba a atormentarle hasta el fin de sus días.

’’No estoy seguro qué es lo que mejor has expresado en mí, si un odio por aniquilarte o un placer por arrastrarte. Sensaciones en mi despertaste y dejaste encendidas, esperando a lumbrera de ser extinguidas, hasta cuándo serán capaz de ser extintas esas fuerzas que no hacen más que llamarte, la próxima batalla voy a demostrarte que mis deseos de odio por ti jamás se apagan’’

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