Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

por **Benoit Desmarai** Mar Mayo 14, 2013 4:02 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Desperté, era mas tarde de lo que pensaba y en la taberna el griterío y escándalo de la juerga parecía haber disminuido hasta casi desaparecer. En mi boca aun se sentía el amargo regusto del alcohol barato y en mi bolsillo la escases de las monedas. Bufe con molestia mientras arqueaba la espalda, desperezándome tras aquel mal rato de bebida y uno pésimo de descanso. Eleve mis brazos y sentí como mi espalda se acomodaba nuevamente.

–¡Cantinero! –grité elevando la mirada y contemplando en derredor, notando que solo quedábamos una decena de comensales. Todos tan borrachos como una cuba se balanceaban en el precipicio de la inconsciencia. El dueño del establecimiento elevó la vista de la barra que limpiaba con esmero, sus ojos abotagados de sueño me miraron con molestia. –¿Desea la cuenta Monsieur? –Me pregunto deseando lanzarme fuera a la calle, el bastardo ya anhelaba la soledad para poder ir a la cama con su esposa. –¿La cuenta? No para nada… quiero otra jarra de tu mejor vino… si, esa miserable bebida que tienes el descaro como vender como destilado de oro. –El cantinero me miró por un segundo con expresión bovina, indeciso entre la furia o la incredulidad, se decidió por la segunda mientras llenaba torpemente otra jarra y me la llevaba tropezándose con sus pies pesados.

–Vaya que eres un hábil negociante. –Murmuré despectivo cuando la jarra estuve en mi mesa, el hombre se alejó con el ceño fruncido murmurando por lo bajo maldiciones, en algún punto había deseado golpearme, pero al ver las pistolas en mi cadera y la espada sobre la mesa se guardó bien en abrir la boca. Solo de nuevo en mi esquina me recosté contra el respaldo de la silla, mirando en derredor a mis compañeros de juerga. Nada en ellos parecía interesante, nada que valiese la pena. Lo mejor era apurar el vino e irme lo antes posible de aquella pocilga, recoger alguna puta barata en el burdel y descargar en ella todo mi aburrimiento.

Tome la copa de cristal barato y le llene hasta el borde, mirando con desdén en derredor pensando en lo divertido que sería el cegar las vidas de todos aquellos seres. Pensamientos tan oscuros como placenteros inundaron mi mente mientras llevaba la copa a mis labios, bebiendo un trago de aquel menjurje asqueroso. Maldije por lo bajo colocando la copa en la mesa, poniéndome de pie note una oscura sombra en el hemisferio derecho de mi campo visual. En la esquina contraria a la ocupada por mi podía notar un cuerpo agazapado en las sombras, algo en él me daba mala espina.

Sonriendo ceñí la espada a mi cuerpo, tomé la jarra y la copa en mis manos avanzando con paso decidido en dirección del desconocido. Al llegar al lado de su mesa baje la jarra con estrépito sobre la madera y me senté en un banco cercano. –Monsieur espero no le moleste la compañía. –Exclamé con tono complaciente mirándole con atención tratando de comprobar mis suposiciones.

por **Benoit Desmarai** Jue Mayo 23, 2013 1:06 am

-Maldición... -mascullé en el momento que sentía la firme presión de aquel cuerpo extraño. Mi confianza y desenfreno me habían jugado, al parecer, una mala pasada. Aquel era el mas grande de mis defectos, el abandonarme a mis placeres y entretenimientos minimizando otros importantes aspectos. Solo había sido un par de segundos, en el momento en que la herida se abría como una sonrisa macabra y yo, estúpidamente, contemplaba la carne expuesta y maltrecha.

Mentiría si aquella era la primera vez en que me encontraba bajo el yugo del cuerpo de un vampiro. Aun cuando aquel no era un ser común dentro de su estirpe, poseía todas las características y habilidades de su raza maldita: gran velocidad, una fuerza portentosa y reflejos inhumanos. Sabía dios que otras eran sus aptitudes hasta ese momento no demostradas. Si alguien me preguntaba, no deseaba el descubrirlas en aquel momento tan desventajoso para mí.

La presión de su brazo me hizo soltar mi agarre sobre el cabello de la mujer, una gran maraña de pelo apelmazado se quedo pegada en mis dedos que se tensaron como una garra. La espada estaba firmemente afianzada en la diestra pero en aquel primer instante de sorpresa no encontré el modo de usarla a mi favor. La zorra se arrastraba gimiendo tratando de alejarse de mi, la idea de dejarle con vida me hizo reaccionar, no podía permitir que a aquella perra se le fuera la lengua tras mis actos depravados.

Haciendo un esfuerzo y concentrándome en respirar a toda costa me impulse hacia atrás, mi brazo derecho se flexiono al tiempo que le subía logrando hacer una especie de palanca con el brazo y bastón de mi enemigo. Resople mientras sentía como el aliento se me escapaba de poco y hacia una enorme presión en aquella zona logrando, por un milagro, abrir el espacio suficiente para escabullirme de la prisión enemiga. Trastabillando retrocedí un par de pasos, girándome un instante para ver con fulminante mirada a mi enemigo y tras ello regresar mi atención a la perra que se arrastraba como una sanguijuela fuera del lugar.

-Se acabo el baile... -En unos cuantos segundos me encontraba ya a espaldas de la mujer que ciega y sorda solo parecía interesada en alejarse lo antes posible de la confrontación. Eleve la espada proyectando una trayectoria semicircular que se repitió en sentido inverso cuando lance un tajo transversal y limpio sobre la mujer.

El acero afilado entró con facilidad gracias a mi fuerza y velocidad, apenas pude sentir la resistencia de la carne y la hoja se estremeció cuando llegó a la espina dorsal separando con un ahogado sonido la cabeza de la mujer de sus hombros. Agitado y enervado avance un paso siendo presa de mis propias y violentas acciones, tropecé con el cuerpo inerte de la mujer y estuve a punto de caer más logre recuperar el equilibrio usando de mi espada que se clavo en el suelo con una sonora reverberación. Todo había tenido lugar en unos cuantos instantes.

La adrenalina recorría mi sangre, aguzando mis sentidos mientras tiraba de la pistola en el costado derecho de mi cadera. -Creo que mi respuesta a su atenta petición caballero es un tajante no. -Comenté afianzando entre mis dedos la culata del pesado instrumento que amartille con la mano libre en un movimiento veloz. -A estas alturas, incluso alguien tan bien intencionado como usted sabe que no hay vuelta atrás. Disfrutemos entonces lo que queda de la fiesta. -Debía estar loco, lo estaba enteramente mientras sonreía esperando la reacción del vampiro.

por **Alam Lestrange** Jue Mayo 23, 2013 1:17 pm

Mikael logró notar cómo el cazador frenaba un poco sus intenciones, por lo que no desistió de su plan y continuó inmovilizándole con ayuda de su bastón. Aquella situación era verdaderamente increíble, aquél desconocido que intentara encontrar alguna reacción específica en el vampiro realizando semejantes actos, había encontrado en el mismo una reacción bastante diferente a la esperada por él.

―Deténgase caballero, le pido de favor ―insistió el vampiro a quien tuviese sometido.

Realmente la sensación experimentada por Mikael era extraña, inusual. Además de no haber tenido la mala fortuna de encontrarse en una similar en el pasado, él solía ser bastante reservado en sus acciones, por lo que no gustaba de participar en ellas tampoco. Aunque, no era desconocido, que en esa ocasión era realmente necesario. Al menos según el criterio del vampiro, quien podía escuchar la respiración de aquellos junto a quienes se encontraba.

El aroma de la sangre que continuaba fluyendo de las heridas causadas sobre la piel de la mujer, provocaban en Mikael una nueva sensación de náusea, la cual intentaba de mitigar mediante inhalaciones profundas. Encontrarse en semejante estado, era para él al ser vampiro, verdaderamente vergonzoso, sobre todo al conocer el gusto casi irrefrenable por tal líquido por parte de sus congéneres.

Mikael no había planeado el próximo movimiento, aún se encontraba en el lugar inmóvil, manteniendo bajo su merced al cazador quien de pronto, rápidamente y con esfuerzo, había logrado abrir un espacio entre el bastón del vampiro y su propio cuello, pudiendo así librarse de su presión. La dama ahora intentaba escapar como sus fuerzas se lo permitían, al tiempo que el humano había logrado alejarse del ser nocturno.

Lo que ocurrió a continuación claramente era una situación verdaderamente inesperada para Mikael. El cazador se había alejado lo suficiente del mismo y, en un intento por evitar que aquella pobre mujer martirizada fuese incapaz de contar aquella horrible experiencia, usó su afilada espada contra ella. El vampiro simplemente permaneció inmóvil, incapaz de darse cuenta de lo sucedido de inmediato, hasta un instante después.

Los sollozos de la mesera habían cesado de pronto cuando un sonido de corte se proyectó en el aire. Un sonido pesado se había dejado escuchar y Mikael inhaló hondo al comprender, aunque no la manera, el final que le había deparado a la misma. El vampiro presionó su bastón con firmeza mientras permanecía de pie a un par de metros del cazador, escuchando sus palabras.

―Usted ha enloquecido, señor ―se atrevió a mencionar Mikael dando un paso hacia el cazador.

Mikael había escuchado de pronto un nuevo sonido ya que el cazador, además de poseer una espada, contaba también con un arma de fuego, la cual había tomado estando dispuesto a defenderse o atacar con la misma. Ante aquello, el vampiro levantó el mentón con cierto aire de altivez, mientras se mantenía de pie totalmente erguido frente al hombre.

―Ahora dígame caballero ¿cuál es su siguiente movimiento? ―preguntó el ser de la noche sin abandonar aquél semblante inexpresivo que le caracterizaba.

En ese momento dio un paso hacia el cazador una vez más y, a pesar de su incapacidad para verle, se dirigió hacia él con rapidez hasta alcanzarle, colocándose tras de él nuevamente para rodear su cuello con el brazo derecho, mientras que con el izquierdo intentaba buscar aquél arma de fuego que llevase con él mientras intentaba no despojarse de su propio bastón.

―Continuemos entonces... ―mencionó Mikael pausadamente, haciendo presión sobre el cuello del cazador, esperando que sus movimientos instintivos no le fueran a jugar en su contra mientras el aroma a la sangre invadía su olfato de forma verdaderamente desagradable.

por **Benoit Desmarai** Vie Mayo 24, 2013 12:44 am

Oscuras flores comenzaban a danzar ante mis ojos, estallando con sus pétalos delicados y asimétricos. El forcejeo entre ambos había ya durado unos cuantos segundos y la carencia de oxigeno en mi cuerpo era más que evidente. Luchaba por no dejarme asfixiar y luchaba por mantenerlo lejos de mi arma. No era sencillo cuando aquel ser que me atacaba podía fácilmente tener la fuerza combinada de una decena de hombres y la resistencia de ellos mismos.

Fue en ese momento que pude percatarme de algo curioso, algo que me hacía sentir un tanto estúpido por no haberlo visto hasta ese momento. Los movimientos de mi enemigo si bien eran veloces e instintivos carecían de una especie de certeza. Era como si se moviera a ciegas. Me maldije en silencio cayendo en la cuenta de la condición de aquel asqueroso ser de las sombras. El alcohol, la sorpresa y mi propia vanidad me habían hecho pasar de alto algo que debió ser aparente para mi desde el primer momento en que nos encontramos en aquel oscuro y desagradable tugurio.

La forma en que miraba, sus acciones y falta de respuesta ante mis gestos y continuas provocaciones. Todo era tan evidente ahora. -Maldito ciego... asqueroso monstruo. -Mascullé logrando de alguna forma abrir un trecho en su agarre, devorando una bocanada de aire con desesperación. La mano firme y helada del vampiro tanteaban contra mi brazo derecho que luchaba por alejar el arma. Elevandole, cambiándole de posición había logrado lograr una decena de tajantes manotazos por parte de mi contrincante. La zurda, por su parte, tiraba con desesperación de su brazo, tratando de abrir espacio para mi respiración.

No podría mantenerme así por mucho tiempo. Mientras aquel ser no necesitaba descansar, ni tomar un respiro... yo me moría literalmente por un poco de aquello. Su cuerpo helado y firme se presionaba contra él mio, sus músculos marcados bajo la delicada y fina ropa eran insinuantemente peligrosos. En cualquier otro momento habría encontrado la forma de hacer una broma de aquello, en ese preciso instante no tenía ganas siquiera de intentarlo.

Tranquilo... trata de pensar. Me repetía mentalmente tratando de encontrar algo de calma. ¿Qué es lo que hace falta? ¿Qué puede abrirte un espacio? Las preguntas volaban con violencia y sin orden aparente en mi cerebro, me era difícil actuar... no podía seguir así. Debía tratar de herirle, sabía bien que la bala aun siendo de plata no lograría matarlo. Solo causarle dolor provocaría que entrase en estado de ira, lo que realmente necesitaba era desconcertarle. Abrí los ojos desmesuradamente pudiendo ver como la oscuridad comenzaba a descender en mi raciocinio.

Antes de que la noche llegase la luz brilló en mi entendimiento, su mano se encontraba ya aferrada a mi muñeca. Poco le faltaba para alcanzar su preciada presa. Apreté los dientes haciendo un esfuerzo postremo, olvidando de tirar de su brazo flexione el propio como si me apuntase hacia mi persona elevando el arma lo mas posible, acercándole al costado de su rostro con desesperación. Un vistazo me fue suficiente para modificar la trayectoria del arma, apuntarle al cuello del vampiro o al menos donde pensaba se encontraba.

Un movimiento en falso sería suficiente para volarme la tapa de los sesos... pocas eran mis opciones en ese momento. Trate de respirar encontrando nada en el momento en que mis dedos ansiosos presionaban el gatillo del arma. Una llamarada que rozo mi piel pero sin herirle, el sonido del estallido fue tal que incluso a mi me desconcertó. Por un segundo la presión de su brazo disminuyó, aproveche aquello para lanzarme al suelo. Mi cabeza zumbaba y estaba segura que él sentiría lo mismo.

Después de todo si bien carecía de la vista su oído debería estar sumamente desarrollado, un sonido de aquella magnitud debería ser algo desastroso. Me arrastre lejos de él un par de metros sin girarme, solo deseando respirar y rogando a todos los demonios que me ayudasen a mantener consciente.

OFF: Mikael te manipule un poco al final del post >.< si te molesta o sientes que ha sido demasiado dime y lo modifico. Es que simplemente no sabía como respirar de nuevo @.@

por **Alam Lestrange** Sáb Mayo 25, 2013 8:32 am

Si existía un momento en el cual, una vez más había probado la fuerza sobrenatural que poseía, era precisamente aquél. El vampiro había tomado una rápida decisión y hasta ese momento había acertado en aquella, el hombre se encontraba totalmente inmovilizado gracias a la presión ejercida por el brazo de Mikael, quien no tenía nada más en mente que la idea de tranquilizarlo a como fuera lugar.

―Basta ya ―mencionó el ser nocturno con sequedad sin soltar el agarre que tenía contra aquél exaltado cazador.

Mikael notaba el silencio circundante de la taberna, mientras que el aroma a la sangre de la mujer cuya vida terminara a manos del desconocido, continuase impregnando el ambiente. Un cúmulo de sensaciones y pensamientos se mezclaban en la mente del vampiro, quien intentaba por todos los medios pasar desapercibido y en paz, finalmente había terminado en aquella situación.

La línea que dividía el bien del mal era verdaderamente delgada y el alma, o lo que quedase de ella, de aquél ser de la oscuridad permanecía en una continua tortura. Solamente experiencias como aquella podrían aclararle lo subjetivo de tal división, de tal característica que infinidad de veces terminaba siendo una mera definición.

Ciertamente, el vampiro se encontraba desconcertado. Un desconcierto que se acrecentó al escuchar al cazador murmurando, a lo cual reaccionó resoplando simplemente. Hacía cuatro años que intentaba adaptarse dolorosamente a su nueva condición, al claro rechazo de su raza maldita.

―Ha descubierto mi condición, felicitaciones caballero ―mencionó Mikael al escuchar su alusión a su innegable ceguera.

El aroma del alcohol, el tabaco y la sangre en combinación con la desesperación del hombre a quien tenía sometido, eran una mezcla perfecta para el poco disfrute del vampiro. Forcejeando todavía, el cazador aún intentaba librarse del sometimiento al cual Mikael le había realizado, pero lamentablemente aquello no duró demasiado tiempo, cuando el desconocido utilizara su arma de fuego segundos después.

―¡Maldición! ―se quejó el vampiro llevando su mano a uno de sus oídos, aquél que hubiese sido herido a causa del fuerte sonido del arma del cazador quien ahora se encontrase libre del yugo de aquél ser nocturno.

No había sentido un dolor como aquél jamás, la audición de Mikael era tan fina debido a su ceguera y a su condición vampírica, que era capaz de darse cuenta hasta del más leve sonido que surgiera a su alrededor, por lo que aquello había sido realmente terrible. Con un par de inhalaciones posteriores, el vampiro fue capaz de recuperar el control de sí, se irguió nuevamente y se dispuso a seguir.

―Es usted... verdaderamente despreciable ―soltó Mikael sin emoción alguna, mientras que notaba cómo su oído se recuperaba de forma casi inmediata de semejante dolor a causa del fuerte sonido.

Muchas dudas rondaban la mente del vampiro. Dudas que hacían referencia a los actos del cazador, quien juzgaba a Mikael como un ser despreciable debido a su condición, mientras que curiosamente era el humano quien realizaba aquellas terribles y reprobables acciones.

―Estoy cansado de esto. Dígame que es lo que desea, terminemos de una vez ―finalizó con enfado en su voz, mientras esperaba la respuesta del cazador a quien debía encontrar nuevamente, por lo que permaneció alerta sin despojarse del bastón aprisionado entre sus manos.

~ * ~

OFF: No te preocupes, igual se me estaban agotando las ideas jeje está bien que lo dejes como está, no hay problema ^^

por **Benoit Desmarai** Sáb Mayo 25, 2013 12:06 pm

Trastabillando sobre mis rodillas y manos me alejé de aquel ser demoníaco, el grito exhalado con dolor y molestia me provocó una vaga sonrisa en medio de aquel caos. No podía de dejar de sentir cierta satisfacción el saber que al menos le había regresado parte de aquellas molestias que había causado en mi. Inspiré profundamente y con ansiedad una y otra vez el aire viciado del lugar, el delicado efluvio de la sangre impregnaba mi olfato, se pegaba a mi piel como una lapa.

Cuando logre alejarme del vampiro me gire para dejarme caer sobre mis glúteos. La espada estaba clavada en el suelo a unos pocos pasos de mí, estire la mano y le atraje a mi ser. El mero contacto de su pomo helado me hizo sentir un poco más seguro. La garganta me ardía, la sentía reseca y herida por la presión que sobre ella había sido ejercida. Deseaba responder a aquellas palabras, insultarle pero temía que al tratar de formular palabra simplemente un graznido ridículo abandonaría mi pecho.

En cambio me mantuve silencioso y sigiloso, apretando en mi mano derecha la pistola descargada y en la zurda el pomo de la espada que había colocado con sumo cuidado sobre el suelo. No deseaba crear ni un solo sonido, me obligaba a respirar con suavidad aun cuando el deseo de aire me enloquecía. Con reniego solté la espada tanteando en mi cadera la otra pistolera, al menos tenía un tiro más. Tantee mis bolsillos ahí podía sentir el resto de las balas y un frasco delgado y repleto de pólvora. Consideré mi tiempo y supe que era imposible recargar el instrumento.

Mordí mis labios ahogando un juramento en contra de Dios y el Diablo que parecían haberse ido de pesca o a jugar las cartas en algún asqueroso bacanal. Giré mi cuerpo suavemente guardando la pistola vaciá y aun humeante, el aroma de la pólvora me renovaba, tenía un extraño efluvio que me hacía sentir fuerte. Aquello era una caza, la única experiencia en el mundo mortal que lograba hacerme realmente vivo. Solo en la muerte encontraba una razón de respirar. Me obligue a recordarlo, a calmarme y recuperar la sangre fría que había perdido en aquel primer contacto.

Tome la espada y le clave usandole como ayuda para ponerme de pie. Mi ropa estaba empapada de la sangre de la puta que había matado, al parecer me había desplomado en el punto en que el desnivel convergía trayendo consigo aquel espeso liquido. Lo pase de largo, aquello no me incomodaba ni en lo más mínimo. Me puse pues de pie, y ladeé mi cuello haciendo sus huesos tronar con una deliciosa sensación de descanso. Con firmeza tire del arma que describió un semicírculo para posarse en mi hombro izquierdo mientras miraba en derredor. A unas cuantos pasos note una mesa sobre la que descansaba un tarro de cerveza. Mi lengua era una lija y mi garganta un recordatorio palpitante de dolor.

Sin dejar de atender los movimientos de mi contrincante encamine mi andar a aquel punto, tomé el tarro con la diestra y lo lleve a la boca. El regusto de la cebada fermentada inundó mi paladar, el alcohol quemó mi garganta pero mi cuerpo lo aceptó, era lo que necesitaba. Un jodido buen trago. Apuré la bebida para lanzar a un lado el contenedor que se partió en pedazos al caer al suelo. Me sentía renovado, carraspeé escupiendo a un lado.

-Carajo, eso si que ha estado bueno. -Exclamé con un suave temblor en la voz, las cuerdas vocales se habían dañado un poco pero pronto estarían bien. Limpie mi boca con la manga de mi camisa y mire con complacencia y tranquilidad al vampiro que parecía tan impoluto como segundos antes, la única marca de aquella confrontación era una oscura mancha en su piel a la altura de su oído, la pólvora lo había alcanzando apenas. -Debe perdonar que haya tardado en contestar, pero me moría de sed. Una condición que debo agradecerle. -Canturreé dando un par de pasos hasta una silla en la que me deje caer. Saque los instrumentos para recargar la pistola y los coloque a mi alcance mientras sobre el regazo mantenía el arma aun cargada.

-Creo que podemos tomarnos un segundo para charlar, ¿no cree? Me lo debe, estuvo a punto de matarme. -Era suave mi voz mientras abría el frasco de la pólvora, la espada clavada en el suelo sería fácil de tomar en caso de haber la necesidad. -¿Lo que deseo? Creo que es la segunda vez que lo pregunta. Y me parece que ya había respondido a ella, ¿no es así? O quizás no... la verdad no lo recuerdo todo esta demasiado nebuloso en mi cabeza. -Golpee con el cañón del arma descargada mi sien derecha. -Yo solo deseo hacer mi trabajo caballero. -Confesé encogiéndome de hombros comenzando a preparar el arma con una facilidad y rapidez que denotaba la practica que tenía en ello. -Dígame, ¿usted que desea caballero?

por **Alam Lestrange** Lun Mayo 27, 2013 8:50 pm

El dolor en el oído de Mikael había disminuido con una sorprendente rapidez, debido claramente a su condición de vampiro. Aquella sensación que le hiciese pensar que su tímpano había sido destrozado se disipó casi con la misma rapidez con la que había arremetido contra él, mientras que el cazador se alejaba del vampiro lo mejor que podía. Mikael, ante esto, permaneció como siempre, casi inexpresivo.

Había decidido no intervenir en un momento, mientras que sonidos provenientes del extraño desconocido se dejaban escuchar haciendo eco en el interior del recinto. Aquél aroma al alcohol derramado por aquellas personas en su afán por salir lo más deprisa del lugar, en combinación con el del rojo líquido disperso por el suelo del lugar había aumentado su intensidad de forma desagradable.

―Tranquilícese, caballero ―soltó de pronto el vampiro ―realmente no tenía intención de acabar con usted ―continuó.

Y era verdad. La intención de aquél vampiro había sido solamente el detener aquellas acciones que Mikael encontrase verdaderamente terribles y reprobables. Mientras tanto, por su mente rondaban un cúmulo de pensamientos que no era capaz de ordenar, la sensación experimentada ante aquello que acababa de presenciar le sorprendía sobremanera y le impedían pensar con claridad.

Guiándose con su bastón, Mikael había dado dos pasos hacia el cazador al escuchar el sonido de sus manos y pies cuyo movimiento no había pasado desapercibido por el ser de oscuridad. Aquél ser que, aún luego de cuatro largos años de agonía, se debatía entre su actual condición y la reciente transformación vampírica que hubiese adquirido contra su voluntad.

―No entiendo cómo puede parecerle entretenido algo así ―mencionó posteriormente, al escuchar las palabras de aquél hombre que ahora se sentara frente a una de las mesas.

El vampiro escuchaba el sorbo de alcohol que probara el cazador con total claridad. Cada uno de los sentidos del mismo se encontraban al límite en ese momento a causa de la experiencia vivida hacía pocos segundos mientras que, en un intento de recuperar la tranquilidad que exteriormente no se notase perdida, él simplemente permaneció a la escucha en silencio.

Sus manos aprisionaban aquél bastón que le sirviera de guía mientras que sus ojos claros cuya luz no fuesen capaz de advertir jamás, mantenían su acostumbrada impresión de mantener su mirada perdida en ningún punto en particular. Una inhalación casi imperceptible por parte del vampiro, precedió su posterior acercamiento al lugar al cual el cazador se había alejado a descansar del suceso anterior.

―Conversar... ―el vampiro pronunció aquella palabra con aire un tanto pensativo ―es curioso que mencione su deseo por una plática después de los acontecimientos ocurridos, caballero ―continuó.

Mikael había escuchado el sonido de la espada que portaba el desconocido al ser clavada en el piso de madera. Logró darse cuenta también del sonido del frasco cuyo contenido desconociese el vampiro. Ni aún el olfato le ayudaría en aquella ocasión debido al fuerte aroma de aquél líquido que comenzaba a incomodarle sobremanera, incomodidad que apenas sería perceptible debido a la falta de expresión en su semblante.

―Así es, señor. Lo que usted desea ―repitió el ser de oscuridad ―ha sido complacido en su deseo de sangre ―continuó con seriedad ―sin embargo no le noto satisfecho todavía ―refiriéndose al destino de aquella desafortunada mujer ―a menos claro... que la que usted espere ver correr sea ni más ni menos que la mía.

por **Benoit Desmarai** Jue Mayo 30, 2013 10:23 am

Por un segundo deje el mecanismo sobre la mesa, deteniendo el trabajo de mis manos y cerré los ojos al tiempo que recargaba mi espalda en el respaldo de la silla desvencijada. La cabeza comenzaba a dolerme un poco, no sabía si era a causa del maldito alcohol o aquellos acontecimientos tan poco beneficiosos para mi estado físico. Fuese lo que fuese se sentía como si un maldito gnomo estuviese taladrando en mi cerebro, tratando de encontrar algo en aquella oscura maraña de pensamientos sangrientos.

Me lleve la mano derecha a la sien, acariciando aquella zona con condolido gesto, suspiré y traté de ordenar mi mente para dar respuesta a las evasivas preguntas de mi interlocutor. ¿Era tan difícil el contestar a mi cuestionamiento? Estaba seguro que había formulado claramente mi pregunta... los malditos vampiros eran siempre un dolor de cabeza ya fueran ciegos o estuviesen completos. Los amanerados eran los mas desesperantes, no se les podía provocar de una manera convencional y siempre se les tenía que buscar de alguna otra forma. Me encontraba en aquella enojosa situación nuevamente. ¿Cuándo había sido la ultima vez que había tenido que vérmelas con una alimaña así? No tenía ni la mas mínima idea.

-Uno tiene que hacer lo que tiene que hacer caballero, el trabajo es el trabajo. -Reclamé con suavidad retomando el arma entre mis dedos ya había terminado de cargarle y me encargaba en ese momento de darle una revisión superficial. Era un arma excelente que había sido un regalo de la hermandad cuando mi padre murió tras beberse un tonel de cerveza entero y tirarse desde lo alto de un puente. Linda compensación que era mucho más útil de lo que mi padre habría sido alguna vez. -La muerte de esa puta solo fue parte del show, no creo que alguien le extrañe. ¿Usted lo haría? Un ser de su tipo no suele ir por ahí gimoteando patéticamente por las almas de los pobres y deliciosos mortales. La única manera en que se conduelen de nuestro ser es cuando de alguna forma nos escapamos de sus garras o cuando ha sido tan deliciosa la sangre que no se han detenido para proporcionar un buen renacer de sangre.

Me incorporé regresando a mi cadera el arma, su peso era reconfortante contra mi ser. Saqué con un suave movimiento la espada de la madera dejando que una lluvia de astillas ensuciaran el ya penoso suelo de aquel lugar. Con paso lento me acerqué al cuerpo caído de la zorra. Las moscas comenzaban a rodear la oscura herida de su cuello, aquel muñón desagradable había dejado de sangrar. El liquido coagulado formaba una materia gelatinosa que se pegaba a los apelmazados cabellos de la cabeza que se encontraba a unos pasos de su origen.

Sin preocuparme llevé la mano a aquellos cabellos desordenados y levanté la cabeza de la mujer. Las cuentas inertes miraban estúpidamente a algún punto en el vació mientras su boca entreabierta dejaba al descubierto unos dientes groseros y una lengua desagradable que comenzaba a cambiar de coloración. Le contemplé por unos segundos maravillandome por la fragilidad de la existencia mortal.

-Esto es nada, como nada son muchas otras vidas innecesarias en la gran Obra. -Dije incorporándome cargando entre mis dedos aquel trofeo sin valor. -Uno, diez o cien de estas cabezas no harán jamás la diferencia entre lo que considero ocio y trabajo. Mi trabajo es acabar con seres como usted, las perdidas que puedan haber en el camino son mínimas, un mal necesario como yo mismo lo soy. -Me encogí de hombros mientras balanceaba aquella cabeza de un lado a otro, la sangre coagulada caía como nieve abyecta bañando todo el lugar. Finalmente tomé impulso y lance aquella cosa en dirección del vampiro.

por **Alam Lestrange** Vie Mayo 31, 2013 3:47 pm

Aquél extraño día transcurría, según la creencia del vampiro, con una lentitud verdaderamente desesperante. El terrible aroma del líquido rojo que se escapaba del cuerpo de la desafortunada mesera continuaba inundando las fosas nasales de Mikael, quien, haciendo un esfuerzo sobre humano, lograba mantenerse impasible. Leves sonidos se escuchaban durante un momento, además de la respiración del cazador.

―Es sorprendente... me cuesta creer, caballero ―mencionó Mikael sin soltar el bastón de su agarre ―que usted forme parte de la humanidad.

Era verdaderamente sorprendente descubrir a un ser humano que no dudara un segundo en terminar con otro más de sus pares, como si el acecho y la destrucción por parte del resto de las criaturas no le fuese suficiente. Los pensamientos de Mikael se agolpaban con una fuerza impresionante, confundiendo su mente llena de dudas de por sí, mientras que con un paso al frente, se acerca al hombre un poco más.

―Es increíble señor ―continúa el ser nocturno con toda la tranquilidad de la que es capaz ―la facilidad que posee para juzgar ―mencionó en respuesta a las palabras del cazador, quien su mención hacía referencia a la cotidiana mentalidad y comportamiento de cientos de vampiros como lo era Mikael, sin preguntarse si acaso, entre ellos mismos existiesen diferencias de la misma forma que las había en los seres humanos.

El ser de la noche era capaz de captar cada sonido de los movimientos del desconocido, aquél que se hubiese acercado a tomar una copa al lado de Mikael, quien jamás imaginaría los sucesos que se desarrollarían a partir de ese momento. El vampiro, no teniendo la mínima experiencia en cuanto a enfrentamientos con ningún ser humano luego de su transformación, además de sobrenatural fuese de la especie que fuese, se encontraba ciertamente desconcertado.

Sus frías manos sostenían con firmeza aquél bastón de madera que le sirviese de guía, mientras que sus ojos claros permanecían sumidos en una oscuridad a la que el vampiro había terminado por adaptarse. Segundos después, un nuevo y diferente sonido le hizo comprender a Mikael que el cazador se había puesto de pie, lo cual mantuvo al vampiro alerta, con los sentidos con los cuales le era posible hacerlo todavía.

―Sus motivos para acabar con nuestra existencia deben ser ajenos al afán de protección a su propia especie, caballero, por lo que soy capaz de comprender ―menciona Mikael sin emoción ―¿venganza, quizá?

El aroma de la sangre había aumentado su intensidad, los pasos de aquél con el que se encontrara dentro de aquél lugar en un momento al que ahora aborrecía, hacían comprender al vampiro que el cazador había removido algo en el líquido rojo que había derramado aquella mujer. Mikael intentaba entender el motivo que le llevaba al hombre a pronunciar semejante discurso, cuando de pronto sintiera algo sólido golpearle sin remedio.

―Pero qué... ―el ser de la noche permanece totalmente rígido al darse cuenta de aquello que había sucedido, sus ropas ahora mantenían el aroma de aquello que le causase tanta aversión.

Los sentidos del vampiro se mantenían alerta mientras que escuchaba cómo la cabeza de aquella mujer caía al suelo una vez más. Una ola de rabia se apoderaba del vampiro, quien pensara que aquél acto era totalmente reprobable. Mikael había retrocedido ante la sorpresa, avergonzado... para posteriormente abalanzarse nuevamente contra aquél que se atreviera a realizar semejante acción en contra suya para mantener ambas manos presionando firmemente los hombros del humano.

―No intente jugar conmigo, caballero... ―dijo finalmente el vampiro, olvidando toda precaución.

por **Benoit Desmarai** Sáb Jun 01, 2013 2:03 pm

Mis ojos eran un par de helados carbunclos que contemplaban al vampiro que por primera vez en aquella hermosa velada parecía reaccionar. Una sonrisa burlona inundaba mis labios crueles que apenas temblaban conteniendo la rabia, asco y burla ante aquel tacto descarado. Sus manos no eran mejores que garras que se apretaban en mis hombros con decisión, un movimiento en falso y aquel hombre bien podía zafarme un hueso o arrancarme la cabeza de mi cuello.

-Tranquilo caballero, realmente su faz se descompone terriblemente cuando esta molesto. Ya entiendo el por que suele ir por ahí con esa cara de mojigato. Seguramente la gente le teme cuando se enerva, lastima que a mi eso no me impresione. -Retrocedí apenas unos centímetros llevando mi mano empapada de sangre a su brazo, presionando aquella garra para tratar de liberarme. -Se puede romper una uña si me toma con tanta fuerza, el violento aquii parece ser usted. Si me permite decirlo Monsieur. -Dije impasible sin importarme si lo provocaba mas, a esas alturas la muerte y la vida estaban de tal forma desproporcionadas en mis posibilidades que me importaba menos que un carajo. -Durante esta noche he sido el que ha recibido más ataques de su parte que usted de mi. ¿No le parece a usted razón suficiente como para enumerarle entre las bestias y seres oscuros que deben ser erradicados? -Dije con desgarbo mirándole a aquellos ojos ciegos y muertos como su corazón.

Fuera el sonido de una carreta al pasar por la calle rompió el silencio que había seguido a mis palabras. El relinchó de los caballos retumbo junto con el pesado traqueteo de la madera y el metal que formaban aquel aparato. Pase saliva mirando en derredor, aquel desorden que había creado y que parecía molestarte enormemente al vampiro. Tal parecía el efecto de mis actos que le llevaba a reaccionar de una manera desfasada en comparación con el comportamiento mostrado a lo largo de nuestro encuentro.

-¿Cree acaso que hago esto por venganza? Lo consideraría un idiota, pero entiendo que no tiene ojos para ver mi expresión cuando tomo una vida. -Mi mano libre amartillo aquella pistola cargada que pendía de mi cadera izquierda.- No debería tener tan alto concepto de mi, incluso en los estúpidos que dedican su vida cazando alimañas hay un poco de valor. Como lo veo hay tres clases de cazadores. Aquellos que luchan por "salvar al mundo", los que desean saldar cuentas pendientes y los que lo hacen por el mero placer de hacerlo. -Escupí con desprecio a un lado tras decir aquello, la arma estaba ya afianzada en mis manos y diseccionada al pecho de aquel inmundo ser.

-Si bien a mi madre se la llevo uno de los tuyos, no les guardo rencor por ello. Era una cazadora como yo y se arriesgo mas de lo que debía. Mi vida entera he visto caer a mis compañeros en garras de asquerosos insectos chupasangres, perros rabiosos y entes con poderes. La verdad me da lo mismo. -Sonreí con un gesto torcido, sin el menor asomo de preocupación en mi voz.- No creo que este mundo deba ser salvado, no hay razón para detener la fiesta y dejar a un lado la aventura que supone tener agentes del caos como ustedes. Una vida aburrida me desagradaría sobremanera. -Retrocedí un poco más, la presión cedía en oleadas. -Yo hago esto por que me gusta, por que mucho de los actos que espero realizar me condenarían a la orca mas de una vez. ¿Busco justificar mis actos de violencia? tal vez... pero todos buscamos justificación de cuando en cuando. -Una vez mis palabras murieron en mis labios el sonido de la detonación inundó aquella derruida taberna.

por **Alam Lestrange** Lun Jun 03, 2013 10:06 pm

El vampiro sentía envolverse de pronto en una sensación verdaderamente extraña. Aquella rabia que experimentaba le proporcionaba un malestar indefinible, incomprensible para él. Sosteniendo aún los hombros de aquél extraño ser del cual dudaba enormemente que se tratase de un humano común, decenas de pensamientos rondaban su mente atormentada.

―Créame señor, que impresionarle no es intención mía ―respondió el ser nocturno ante aquella provocación ―no soy de los que acostumbran andar por el mundo en busca de un poco de atención ―continuó ―sino al contrario. Lamentablemente no siempre logro mi cometido. Como hoy, por ejemplo.

La creencia del cazador sobre quién era el ser dotado de agresividad y violencia era verdaderamente increíble. Mikael escuchaba de sus propios labios cómo claramente aquél hombre afirmaba que el mundo se encontraba verdaderamente perdido, los seres humanos ya no tenían salvación alguna y por este motivo era capaz de usarlos a su voluntad. Idea que le parecía realmente terrible.

―Me he mostrado más violento con usted que al contrario, caballero. Bien clara tengo esa afirmación por supuesto ―prosiguió el vampiro sin retirar sus manos de los hombros del desagradable cazador ―realmente, señor... considero que aún siendo humano, usted no es demasiado distinto a nosotros. No es demasiado diferente mí... ―hizo una pausa ―con la diferencia de que no suelo conseguir mis propósitos a costa de la vida de los demás.

Aquél hombre era sumamente hábil en su afán de alterar y ofender al vampiro en gran medida, sin embargo aquél simplemente exhaló en varias ocasiones para mantener el control y evitar el impulso natural de los seres de su misma condición. Aquél impulso que le llevaría a clavar sus colmillos en el cuello del mortal y herirle a pesar de la aversión al simple aroma de la sangre que pudiese experimentar.

―Su madre fue cazadora ―mencionó sin emoción y luego siguió ―lamentable final.

Las palabras de aquél caballero confirmaban su creencia cada vez más arraigada. Dar fin a los seres no humanos por el simple hecho de entretenerse, sin un fin específico que denotara su deseo de bien. Mientras Mikael continuaba sosteniendo los hombros del cazador, las acciones del mismo le parecían verdaderamente extrañas y dignas de alguien que ha perdido totalmente la cordura.

―Es ahora cuando me pregunto quién de los dos... ―mencionó reanudando la conversación ―usted o yo, es el ser que ha venido al mundo a provocar el caos que menciona. Quién de los dos es un ser totalmente carente de todo sentimiento en el interior de sí, cuya resultante es una actitud falta de aprecio por su propia raza. ―dijo el vampiro recuperando su semblante inexpresivo.

Lo ocurrido a continuación el vampiro no se lo esperaría jamás. Habiendo bajado su sentido de alerta, no reparó en el arma que el cazador apuntaba en dirección a su pecho. Mikael simplemente escuchó el disparo cuando éste fue dirigido al mismo provocando que sus manos liberaran los hombros del cazador y fuese enviado hacia atrás, mientras que su bastón caía al suelo también.

―Dios mío... ―ya estando de espaldas al suelo, Mikael mencionó simplemente sintiendo un agudo dolor en el pecho, un dolor totalmente desconocido y molesto ―¿Qué... qué es esto? ―preguntó casi en un susurro al tiempo que la sangre brotaba de su herida. Sus ojos claros aún sumidos en la oscuridad, se encontraban entrecerrados en aquél rostro que denotaba un claro desconcierto ¿Acaso Dios seguiría estando con él?

¿Qué seguía ahora? Mikael simplemente emitió un gemido de dolor mientras que una de sus manos presionaba su pecho, dejando a la otra libre para impulsar su cuerpo e intentar sentarse sin resultado. Una fuerte exhalación podía escucharse de los labios de aquél ser nocturno cuya confusión, dolor y desconcierto iba en aumento. Segundos más tarde, el vampiro tocaba el suelo en el cual se encontraba en su afán de encontrar aquél bastón que le guiase.

―Perdí... ¿verdad? ―preguntó simplemente aquél ser cansado, debilitado a falta de la ingestión del líquido que le proporcionara vitalidad ―¿Qué... qué vas a hacerme? ―preguntó finalmente, mientras que su mente intentaba pensar en algo que le sirviese para salir bien librado de aquella situación de vida o muerte.

por **Benoit Desmarai** Mar Jun 04, 2013 4:00 pm

Retrocedí desconcertado cuando aquella presión cedió, mis pasos me alejaron a penas un metro del cuerpo colapsante del enemigo. El aroma de la sangre ruin del vampiro se mezclaba con la pólvora, exaltando mis sensaciones. No pude evitar dibujar en mi faz un gesto de sorpresa y complacencia, no esperaba que aquello resultase de tal forma. De hecho debía admitir que estaba desconcertado ante la certeza de aquel impacto, la bala había atravesado el pecho del caballero, alojándose como un virus en el interior de su ser. El arma caliente humeaba y le puse en su pistolera mientras me acercaba con paso suave al cuerpo caído.

-Eso es un impacto de bala de plata. A diferencia de un arma mortal no sanará con facilidad y puede llegar a causar su muerte si se aloja en algún punto vital. Corazón o el cerebro, en cualquier caso sería letal. -Exclamé alcanzando el bastón del vampiro, alejándole de sus manos para que no pudiese tomarlo ni usarlo en mi contra. -Ha sido una suerte para usted que la bala se desviara en el ultimo momento. -Con la punta de bastón hice una leve presión sobre la zona donde el impactó había dejado una quemadura en la ropa. -No lo matará pero será jodidamente doloroso mientras no se saque la bala. Como tragar ácido.

Con el bastón en la mano retrocedí hasta donde se encontraba mi espada, tirando de ella le coloque bajo el brazo y tomé una silla que arrastre con estrépito hasta quedar al frente de mi presa, girándola me senté con las piernas abiertas recargando mis brazos en el respaldo del mueble miré con atención al vampiro que se desangraba y debilitaba con cada segundo que le permitía estar así.

-Creo que lo mas sencillo sería acabar con tu miserable existencia. Un golpe de la hoja de mi espada resolvería fácilmente nuestra situación, sin embargo... ¿qué hay de divertido en algo así? -Murmuré con suma tranquilidad jugando con el mango de la espada, el bastón había sido colocado sobre una mesa cercana al alcance de mi mano y fuera de tu rango inmediato de acción de mi contrincante.

-Si no hubiese sido el dolor de cabeza que ha sido creame que le daría el beneficio de una muerte misericordiosa. Incluso si hubiese sido una "bestia" como lo son la mayoría de los vampiros le hubiese dado algo de consideración, sin embargo... ¿cómo tratar a alguien que se siente superior a los de su especie por que repudia la sangre y mejor que yo por que detesta la muerte? -Meneé la cabeza con aquellas palabras. -Seres como usted merecen un trato... preferencial. -Me puse de pie en la diestra mi espada y en la zurda el bastón de mi contrincante, la silla se desplomó con estrépito a un lado.

-Usted tendrá un trato especial... oh, vaya que lo será. -Dije con voz sorda mientras elevaba la hoja de mi espada con un rápido movimiento. Dirigiría el impacto a las piernas de aquel hombre deseando hacerle imposible el ponerse de pie. Si le llegaba a cortar algún miembro sería mas que perfecto, pero esperaba no lo matará rápidamente la perdida de sangre.

por **Alam Lestrange** Mar Jun 04, 2013 5:50 pm

El dolor experimentado era verdaderamente difícil de soportar. Estando en el suelo, el vampiro arqueó su espalda mientras llevaba su mano al pecho arañando desesperado sus ropas, en su afán de liberarse de aquella tortura. Sus ojos claros sumidos en la oscuridad se cerraron al momento en el que Mikael no pudo soportarlo y, removiéndose en el suelo, dejó escapar un grito de dolor.

―Dios mío... ―mencionó susurrando una vez más, mientras escuchaba el claro sonido de los pasos del cazador al acercarse. Ciertamente aquello era un verdadero calvario, el dolor en su pecho era increíblemente fuerte e imposible de disminuir. Aquella era la segunda ocasión en la cual su cuerpo sufría con esa intensidad, siendo el día de su transformación la primera de ellas.

El ser oscuro estiraba la mano en su afán por recuperar el bastón, el cual había sido arrebatado al encontrarse cercano a apoderarse de él, por lo que el vampiro dejó escapar una exhalación a causa de la frustración experimentada. Los labios entreabiertos del ser emitían continuos gemidos mientras que su cuerpo se removía en el suelo arqueándose a causa del dolor. Incapaz de ver la posición del cazador, se entregaba a la percepción del sonido y olor.

Escuchaba claramente las palabras del hombre, aquél que tuviese la idea del complejo de superioridad del ser nocturno, creencia que se encontraba bastante alejada de la realidad. Ante la incapacidad de rebatir tales palabras, Mikael simplemente negó levemente con la cabeza y profirió un nuevo grito de dolor cuando fue lastimado nuevamente con el extremo de su propio bastón. Posteriormente presionó sus mandíbulas mostrando en su rostro un signo evidente de agonía.

En ese momento los colmillos del vampiro lograban hacerse notorios, mientras que su mano tironeaba la tela de sus ropas logrando así descubrir su propio pecho herido por aquella bala de plata. El aroma de su propia sangre perdida comenzaba a invadir el lugar y el olfato mismo del vampiro. Éste, en un impulso irrefrenable, se contraía una vez más ante aquél terrible sufrimiento.

―Aléjate de mí... ―pronunció jadeante el hombre, arrastrándose hacia atrás para alejarse del cazador. Movimiento que, por fortuna, lo libraría del golpe de espada que el mismo tenía intención de asestar sobre las piernas de Mikael ―déjame tranquilo...

El ser nocturno se sentía tan indefenso y vulnerable que, en su afán por evitar una nueva herida, tomó una silla de una de sus patas y, sosteniéndola con ambas manos, la arrojó con fuerza hacia donde él creía encontrar al cazador. Posteriormente, al ser incapaz de ponerse de pie por efecto de aquella bala de plata alojada en su cuerpo, se arrastró hacia atrás quedando tras una mesa que logró volcar para protegerse de cualquier golpe dirigido hacia él.

―Demonios... ―mencionó el ser oscuro al momento que lograba romper una de las patas de la mesa que ahora le sirviera de barrera, y mantuvo con él dicho trozo de madera. En ese momento, nuevamente un grito de dolor inundó la taberna.

por **Benoit Desmarai** Jue Jun 06, 2013 11:17 am

Como una bella sinfonía, agradable al oído de los sanguinarios y dementes, los gritos de agónico sufrimiento que el vampiro emitía se elevaban en oleajes constantes. Sonreía sin poder disimularlo, sin querer hacerlo pues la conciencia de que aquel hombre carecía de uno de los mas vitales sentidos de percepción me había despojado de cualquier escrúpulo que pudiese enarbolar para con él.

Le seguí mientras como un insecto se alejaba, tratando de que la distancia entre nosotros aumentará. Tan ensimismado me encontraba en contemplar sus rasgos castigados por el sufrir que fui incapaz de evitar el golpe a tiempo. La silla lanzada con una fuerza casi impresionante llegó girando para impactarse contra mi hombro izquierdo, el dolor fue grande pero nada que no pudiese soportar. Contuve un grito de sorpresa y deje que la silla cayese al suelo con estrépito, destrozándose con el impacto.

-Creo que eso no es ni minimamente suficiente caballero como para detenerme. Esto no es un juego de niños, por muy divertido que pueda parecer. -Declaré flexionando el brazo comprometido, el dolor de mi musculó imposibilitaba un poco el movimiento de aquel miembro pero contaba con que sería poco lo que habría de durar. Ladeé la cabeza y cerré los ojos mientras hacía mi hombro girar en suaves movimientos circulares. -Vaya, ahora usted me amenaza con una estaca... eso si que es ironía ¿no cree? Le recomiendo que baje eso, se puede por error tropezar y atravesarse a su mismo el pecho... ya sabe esta ciego y eso no le ayuda en nada.

Reí con crueldad mirando en derredor del caballero, se encontraba en una área un tanto difícil de acceder. Rodeado de mesas y sillas en desorden se había alojado en un buen punto de defensa contra mi, aun así seguía teniendo la ventaja con un arma potencial en las manos y un par de ojos que me permitían el guiar a la perfección mis resoluciones. -¿Quién hubiese dicho que un caballero tan estoico gritaría como un cerdo en el matadero con una simple herida de bala? Es un tanto decepcionante en un sentido, aunque el dolor ajeno siempre se agradece en este tipo de situaciones... les da un sazón especial.

Con sigilo comencé a dirigir mis pasos hasta un costado de la débil barricada, acercándome hasta el costado derecho del vampiro quedando solamente separados por un par de sillas derribadas y una decena de cristales hechos añicos en el suelo. Tomé dos pequeños trozos de aquel material lanzando uno a su costado derecho y otro al izquierdo produciendo un mínimo ruido que seguro sería bien captado por el vampiro. Esperaba que ambos sonidos le distrajesen un tanto mientras tomando con fuerza y resolución la espada dirigía una estocada al hombro del vampiro.

por **Alam Lestrange** Jue Jun 06, 2013 3:03 pm

Mikael podía sentir la desesperación en cada uno de los poros de su fría y pálida piel, aquella bala de plata que se alojara en su pecho provocaba tal ardor, que por momentos el vampiro se sentía desfallecer. Gemidos ahogados escapaban de sus labios mientras lograba resguardarse de aquél que le hubiese herido luego de quitarle la vida a aquella pobre mujer.

―Tampoco estoy jugando, se lo aseguro ―mencionó jadeante, mientras ahogaba un nuevo grito de dolor ―pierda cuidado caballero, tendré sumo cuidado en utilizarla ―mencionó al escuchar al cazador hacer alusión al trozo de madera que el vampiro sostuviese en una de sus manos.

El dolor era insoportable, si tan sólo hubiese seguido razones que le sugerían haberse alimentado como era debido, aquél sufrimiento sería mucho menos marcado. Una satisfacción quedaba en el vampiro, por lo menos, y era la certeza de haber dado en el blanco con aquella silla que arrojara momentos antes. Lamentablemente aquél golpe no sería suficiente para sacar de combate al cazador.

―Increíble su afán por humillarme, señor ―continuó Mikael, quien hacía tiempo no experimentaba pesar cuando se hacía alusión a su ceguera ―al igual que su disfrute al confirmar mi evidente sufrimiento ―presa del dolor, el vampiro se encogió una vez más llevando la mano sobre su pecho sangrante, en un intento vano de sacar aquello que le quemase por dentro.

Los pasos del cazador eran totalmente claros al oído del ser nocturno quien, reprimiendo un gemido de dolor, presionase sus mandíbulas con el afán de soportarlo. Mikael se arrastró tembloroso hasta sentir el frío muro interponerse y resopló desesperado, el andar del cazador lograba escucharse más cerca cada vez y el vampiro se necesitaba defender.

Un claro sonido de astillas se dejó escuchar posteriormente, Mikael levantó su rostro con dificultad al darse cuenta del mismo y lo dirigió hacia su derecha primeramente, para hacerlo a su izquierda después. Sin imaginar que se tratase de una trampa el vampiro profirió un ronco gemido de dolor al sentir la espada contra su hombro mientras sus manos soltaron aquél trozo de madera que aún mantuviese en su poder.

―Demonios ―mencionó y, tomando el filo de la espada, comenzó a sacarla de su cuerpo manchando al instante aquella hoja con la sangre emanada de la palma de su mano. Una vez libre de aquél objeto afilado, tomó la mesa tras la que se encontrase y, levantándola con las fuerzas que le quedaban, la arrojó con violencia hacia el frente en donde suponía se encontraba el cazador. Inmediatamente la criatura nocturna se alejaba del lugar en búsqueda de otro escondite mejor, mientras se preparaba para sacar el último As bajo su manga.

por **Benoit Desmarai** Dom Jun 09, 2013 2:36 pm

Con un tirón logré desencajar el filo de mi espada de aquel ser que se escabullía antes de que pudiese dirigir mis esfuerzos a corle enteramente el miembro. Resoplé con molestia en el momento en que mi cuerpo era vencido por el inesperado peso de la mesa que me arrastraba al suelo. Un gran clamor de madera y cristal destrozado llenó la solitaria taberna que había sido testigo mudo de actos crueles e innecesarios, actos que enardecían mi corazón y hacían descender un ápice más mi alma al abismo.

-Carajo... -Mascullé tratando de salir entre el lió de cristal y madera, abandonando el bastón de aquel ciego vampiro bajo los escombros y aferrándome a la única arma letal que me era viable en ese momento usar. Cuando me ponía de pie la punta de la espada quedo atrapada entre algunos escombros tratándome un poco con lo cual aquella bestia de la noche se alejó lo suficiente de mi como para salvarlo de una estocada que planeaba dar a su espalda. -No te escaparas mi amigo, aun tengo mucho planeado para vos. -Declaré con un sórdido tono de voz logrando liberar mi espada y dando un par de pasos dubitativos miró en derredor. La taberna parecía estar vaciá.

-Vaya, que si has resultado ser todo un cobarde. No creo poder esperar algo diferente de un vampiro limitado. ¿En qué lugar de la cadena alimenticia te pone eso? Seguramente el resto de tu raza os repudia tanto como Dios ha de hacerlo. -Mi voz era un bramido descarado y cruel en medio de aquel lugar. Contra mi pecho, mi corazón latía con fuerza mientras trataba de recuperar el aliento tras aquellos sucesos desencadenados con estrépito. -¿Por qué te desesperas y aferras a mantener una vida que no tiene sentido ya? ¿Acaso es tan difícil para ti el aceptar que tu existencia esta maldita? -Avancé un par de pasos siguiendo el reguero de sangre que a su paso había dejado el cuerpo del vampiro, por sigiloso que fuera no podía dejarme un camino de migajas como Hansel y Gretel.

-No entiendo, mi amigo vampiro, vuestro afán de seguir viviendo como la inmunda criatura que es y aun así no disfrutarla en su totalidad. ¿Qué es un vampiro sin el deseo de la sangre? ¿Qué un cazador sin instinto asesino? No es usted necesario en el orden del mundo, su alma esta muerta y no logrará redención con esta hipócrita procedencia. Debería ya deponer las armas y entregarse a la purificación que de mi mano ha de llegar. -Me detuve en guardia con la espada lista ya fuera para atacar o defender. Sonreía oteando el escondite de mi presa que se aferraba desesperado a la vida, el aroma de la sangre impía y el terror era tan excitante que me enloquecía.

por **Alam Lestrange** Lun Jun 10, 2013 11:21 pm

―"Maldición..." ―pensó Mikael al sentir el ardor provocado por aquella bala de plata, en combinación con la estocada que diese el cazador en su hombro. El olor a la sangre que perdía el mismo, se provocaba una sensación desagradable.

Había logrado ocultarse tras otra de las mesas del lugar, mientras que el cazador aprovechase para salir de aquella que le hubiese arrojado momentos antes. De haber tenido la suficiente energía estando curado, habría dejado de preocuparse por él desde minutos atrás. Mientras tanto, el sonido de pasos alertó al vampiro una vez más, posteriormente las palabras provocaron la molestia de Mikael.

―No tengo intención de seguir el juego con usted, caballero. Prefiero que termine aquí ―mencionó con aquella voz que expresaba claramente un rastro de cansancio y dolor ―haría bien en retirarse de una vez.

Las palabras que salían de los labios del cazador comenzaban a incomodarlo demasiado. Luego de resoplar molesto, el vampiro presionó ambos puños con fuerza, mientras que la sangre podía verse sobre su pecho ahora semi-descubierto de la prenda superior. Era bastante curioso para el mismo darse cuenta de lo mucho que apreciaba su existencia ahora que había quién amenazaba con quitársela.

―Déjeme tranquilo, señor. Absténgase de comentarios y preguntas que no le conciernen a usted ―respondió sintiendo el orgullo un tanto herido ―calle usted ―insistió.

Aquella duda acerca del agrado de Dios había surgido de pronto en su mente. Siendo ahora un inmortal, la preocupación acerca del paradero de su alma le mantenían sin descanso desde hacía cuatro años. Ahora, con el comentario de aquél desagradable ser, la tortura mental había comenzado a atacar una vez más la cabeza del vampiro quien, negando un poco con la cabeza, se puso de pie mostrándose por completo al cazador.

―Como antes le mencioné, éste juego me ha cansado ya ―pronunció el vampiro, quien sabía ahora la ubicación exacta del hombre gracias al sonido de su voz.

Segundos después, luego de dar una honda inhalación, Mikael se dirigió al cazador con rapidez, colocó ambas manos sobre los hombros del mismo y su boca se dirigió a su hombro segundos después. La sangre solía provocar efectos negativos en el bienestar del vampiro si no tenía cuidado, por lo que no bebería... pero la rabia que experimentaba en ese momento no le impedían al menos morder con fuerza al hombre que tenía frente a sí.

―No más paciencia, caballero ―mencionó una vez retirando sus labios cubiertos de rojo. Sosteniendo al cazador de los hombros, Mikael no dijo nada más mientras reprimía un gemido de dolor a causa de aquella bala que no había tenido oportunidad de retirarse todavía.

por **Benoit Desmarai** Miér Jun 12, 2013 11:36 am

Estaba realmente desconcertado y furioso, aquel inmundo ser de la oscuridad se había atrevido a posar sus asquerosos labios en mi cuerpo. Mancillando con su boca mi humanidad había cometido el mas grande error de su existencia como inmortal. Un error que me encargaría de hacerle pagar bien caro. Le miré a los ojos, nuestra distancia era corta, ya que sus manos me tomaban de los hombros, mi espada reposaba inclinada sobre el suelo aun aferrada a mis dedos tensos y crispados por el asco que me provocaba su contacto sobrenatural.

-Oh tiene razón caballero, hemos ya jugado demasiado. El momento para la paciencia se ha terminado. -Murmuré con voz suave y ronca mientras me acercaba un poco más a él quedando mi rostro a escasos centímetros de su cuerpo. Mi mano izquierda, aquella que no sostenía la espada, se aferró a su espalda tomándole por la ropa con firmeza y violencia. -Dígame, vampiro hipócrita, ¿qué os ha detenido de beber mi sangre? ¿Acaso cree que tiene un gusto asqueroso que os hará enfermar? ¿O es que puede ser delicioso y teme ser encantado por mi? Haré mis apuestas a lo primero con lo cual admitiré me siento herido en mi orgullo. -Murmuré acomodando apenas mi mano derecha, cambiando un tanto la postura de ella para hacer mas sencillo el enarbolarla en contra de aquel ser.

-No eres mejor que tus compañeros, ni diferente a ellos. ¿Por qué te aferras a negar tu naturaleza? ¿Por qué sigues viviendo en negación cuando muy dentro de ti existe aquella atracción a la oscuridad que rechazas? Eres un hipócrita y charlatán, ¿realmente te has creído tus mentiras? Patético vampiro asqueroso. La sangre mana de mi herida y su olor inunda el ambiente, tus "puros" labios se encuentran mancillados apenas por el carmín de esta herida que es nada... ¿por qué no le pruebas? Solo es cuestión de un instante... -Mis palabras cual cuchillas eran escupidas de mi lengua afilada y venenosa. El sabor del ajenjo inundaba mi paladar mientras me contenía por liberar la violencia que su acto había inspirado en mi alma retorcida.

-¿Has dicho antes que yo soy la bestia? Quizás lo sea caballero, pero no me escondo bajo una mascara de pureza... no os he lastimado sin negar que me ha gustado. Me encanta la violencia, la sangre derramada y el caos que mi espada puede traer consigo. ¿Sentirme mal por ello? ¿por qué habría de? Seres como ustedes no merecen consideración, no la muestran jamás y el paso de sus pasiones y deseos simplemente deja muerte y destrucción. ¿Qué el mio lo hace también? Claro, pero como ya lo he dicho: los sacrificios son necesarios. Para una gran paz ha de haber un baño de sangre en el caos.- Mi brazo derecho se flexionó en ese momento hacia atrás, fue un rápido y certero movimiento el realizado mientras dirigía el filo de mi espada hacia el estomago de aquel ser, presionando al mismo tiempo mi cuerpo contra el ajeno me impulse hacía el frente deseando atravesar a mi enemigo con el acero de aquella espada bañada cien veces por la sangre de otros tantos seres oscuros.

-Dejemos que el baño de sangre llegue y cuando el amanecer se eleve con luz brillante, quizás la paz haya sido alcanzada para vos. -Declaré cerca de su oído, aspirando el aroma de su sangre y el de la mía mezcladas mientras mi brazo impulsaba la punta de la espada hasta su cuerpo, deseando traspasarle entero y con ello cobrar un poco mi sangre derrabada en balde.

por **Alam Lestrange** Jue Jun 13, 2013 3:23 pm

El vampiro escuchaba las ofensas del cazador, se encontraba ¿furioso? ¿dolorido? ¿humillado? realmente la sensación se volvía bastante confusa para él, cuando un cúmulo de ideas y sensaciones amenazaban con poner a prueba su mente. Su actual condición no definía su persona y Mikael lo sabía, sino simplemente una parte mínima de sí. O al menos eso era lo que el hombre se esforzaba por creer...

―No es así señor, sino al contrario ―respondió la pregunta del cazador ―el no actuar hipócritamente es lo que me ha llevado a no pretender asumir un papel que pertenecer a ésta estirpe me corresponde ―calló un momento, luego continuó ―el no pretender asumir un rol establecido, cuando tales actitudes no forman parte de mí.

El pretender sentirse superior a aquellos pertenecientes a su misma condición no había sido jamás una meta del vampiro sino al contrario, aquellos con quienes compartía el estado inmortal solían dirigirse a él, al menos la gran mayoría, como alguien incapaz de sobrevivir en su mundo debido al gran defecto que poseía: la aversión a beber sangre a menos que fuese extremadamente necesario. Comportamiento que Mikael no tenía intención de revelar.

El ser de la noche sentía verdadero malestar. La bala de plata le causaba bastante dolor al grado de opacar la claridad de sus sentidos por lo que de pronto, la voz del hombre con quien había comenzado una lucha se escuchaba lejana, como si fuese un susurro que llevase el viento hasta ese lugar. El ser de la noche dio una honda inhalación para luego continuar en la medida de lo posible, debido a su condición.

―Así es caballero ―afirmó el vampiro lo más claramente que el dolor se lo permitió ―un monstruo encubierto, nada más... realmente no es necesario pertenecer a una especie diferente a la humana para serlo...

Mikael calló de pronto cuando un agudo dolor se hizo evidente en su estómago. Luego de dejar escapar un gemido ahogado, soltó uno de los hombros del cazador para llevarla a su propio estómago en el sitio exacto en el que éste había atravesado con el afilado objeto que llevaba consigo. El cuerpo del vampiro se contrajo a causa del dolor mientras que su rostro hacía evidente el alcance de aquella cruel tortura.

―Dios mío... ―de sus labios escapan apenas un débil susurro, mientras que con sus manos temblorosas, vuelve a tomar al cazador de los hombros.

Le era imposible escuchar las palabras mientras se encontraba en medio de semejante sufrimiento, sin embargo debía actuar con rapidez. Una vez con las manos sobre el cazador nuevamente, Mikael hizo uso de las pocas fuerzas que le quedaban para presionarle con bastante fuerza de manera que pudiese notarlo ceder al causarle un daño considerable. Posteriormente le empujó y, si bien era cierto que su energía sería casi nula, no era así a comparación de la perteneciente a aquél.

La espada pronto dejaba el cuerpo del vampiro y éste retrocedía un paso respirando con dificultad. En ese momento se hicieron presentes en su mente las palabras que otros vampiros hiciesen refiriéndose a él. Siendo ciego, sería bastante difícil sobrevivir y defenderse; su aversión a la sangre y su afán por sentirse parte de la raza humana todavía, serían un punto que jugaría totalmente en contra suya y, curiosamente, los resultados estaban frente a él ya.

―Basta... ―susurró de forma casi inaudible aquella frase que no era dirigida a nadie más que a sí mismo, mientras que perdía el equilibrio para terminar apoyándose ahora de con los brazos al estar nuevamente en el suelo. Mikael se puso de pie posteriormente, manteniéndose alerta ante cualquier movimiento del cazador, el cual esperaba se encontrase herido también.

por **Benoit Desmarai** Sáb Jun 15, 2013 8:11 am

Parte de mi admiraba aquella reacia determinación para luchar en mi contra, aquella fuerza que le hacía buscar con desespero la vida que se le había escapada en boca ajena mucho tiempo atrás. De entre todas aquellas presas que habían caído en mi juego de crueldad, el vampiro ante mi mirada era el primero en parecer no desear nunca rendirse. Era a la par una decisión enaltecedora como estúpida, al menos desde mi punto de vista.

Retrocedí ante la fuerza demostrada por el vampiro, mi mano aferrada hasta ese entonces al acero cedió un instante logrando que este se me escapará de las manos. Sin poder hacer mucho al respecto, mi cuerpo era proyectado violentamente hasta el revoltijo de muebles destrozados que anteriormente habían ocultado mi persona. Mis ojos solamente pudieron lanzar una mirada cruel y furibunda a mi atacante un momento antes de ser oculta por una lluvia de escombros que nuevamente me aplastaba. La silenciosa taberna se llenó del derrumbe de la madera al sepultarme nuevamente.

¿Aquello debía continuar? La razón y lógica de cualquier persona un tanto mas juiciosa determinaría una respuesta negativa, era una lastima que mi mente no trabajase de ese modo. A pesar del cansancio y el dolor, a pesar de lo innecesario que pudiese parecer deseaba continuar con mi batalla personal. Una batalla que si no terminaba en aquel momento a mi favor, tendría una revancha que quizás simplemente culminaría con mi propia exterminio. No era como si le tuviese un férreo amor a mi vida, pero detestaba la sola idea de perder.

Me arrastré nuevamente fuera de aquella cárcel que al derrumbarse caía nuevamente sobre mi, magullado mi ya comprometida existencia. A rastras y con una carencia casi chocante de elegancia emergía del tumulto. La sangre manaba de una herida que se había abierto en mi cabeza, era posible que mi hombro izquierdo estuviese dislocado... o al menos eso se podría adivinar por el angulo forzado en que se curvaba, ademas tenía una serie de pequeñas heridas que en conjunto solo lograban entorpecer mis movimientos.

-Esto aun no termina caballero... -Declaré con la voz mas firme que pudo mi voz articular, traté de ponerme de pie pero un mareo me obligó a caer nuevamente sobre mis rodillas y manos a un par de pasos de mi espada abandonada. Elevé la mirada y contemplé al vampiro herido, seguí ahí de pie imperturbable a pesar del dolor que sufría. Cuan despreciable me pareció en ese momento. -Parece ser que la inteligencia no es una de sus virtudes señor vampiro. Cualquiera hubiese huido ya de este lugar... -escupí a un lado manchando el suelo de sangre, esperaba que mis dientes estuviesen intactos -...bueno, no puedo decir mucho. Sigo molestandole y usted parece tan fuerte como un buey. -Me tomé un segundo para poner en orden mi cabeza, ordenarle que dejase de hacer girar el mundo en derredor.

Ya mi mano había alcanzado mi espada, tomándole con firmeza le apoye contra el suelo para poder ponerme de pie. Estaba de pie y eso ya era una maldita ventaja para mi, sonreí poniéndome en guardia, contemplando a aquel caballero de ojos vacíos e inútiles. -Aun deseo bailar mi señor, ¿me acompañará un momento más? -Murmuré mientras a mi espalda y sin que lo notase la noche comenzaba a caducar, el cielo pronto se teñiría de sangre y oro mientras las estrellas se desvanecían ante la inminente llegada del amanecer.

por **Alam Lestrange** Lun Jun 17, 2013 7:54 pm

Le costaba bastante entender a aquél humano a pesar de sus esfuerzos. Tanto él como el vampiro se encontraban bastante maltrechos a causa de la lucha que se había desarrollado momentos atrás. La taberna era un mar de sonidos de golpes y astillas que saltaban de un lado a otro a medida que transcurría la misma, mientras que el aroma a sangre causaban en Mikael una sensación verdaderamente desagradable.

El dolor en el cuerpo del ser nocturno, incapaz de sanar a causa de la bala de plata alojada en el interior del mismo, le daban una sensación de verdadero malestar. Después de haber perdido la noción del tiempo transcurrido, éste ahora se encontraba de pie, escuchando atentamente cada uno de los torpes movimientos del cazador, quien por fortuna para Mikael, se encontraba herido también.

―No, no ha terminado, lo sé... ―responde el vampiro casi en un susurro, pero con el suficiente volumen en su voz para ser escuchado por el hombre.

Aquél encuentro fuera de lo común para el ser oscuro había sido bastante fuerte para ser la primera ocasión en la que luchaba por su sobrevivencia de esa manera. El haber permanecido alejado de todos aquellos de su misma condición había sido posiblemente un grave error en la medida de que, por lo que el vampiro comprendía, había sido incapaz de reaccionar como lo habría hecho cualquiera de ellos.

Intentando actuar haciendo uso de su razón al igual que de su instinto, el vampiro había terminado verdaderamente herido y sintiendo bastante dolor. Aunque era evidente que el cazador pasaba por una situación similar, la conciencia le decía claramente a Mikael que en aquella batalla él había estado en una seria desventaja, y como tal el terminar su existencia había sido inminente.

Envuelto en una oscuridad eterna, mucho más que la provocada por el manto de aquella noche en la cual había tenido una experiencia de verdadero peligro, Mikael llevaba una de sus manos al pecho, mientras que intentaba no hacer tan evidente su respiración entrecortada. Exhausto, el ser oscuro dio un paso atrás, sintiendo la sangre escapar de ambas heridas producidas por las armas del cazador.

Su aversión a acabar con la vida de las personas se encontraba presente en Mikael todavía y, aunque su instinto le llevaba a defenderse para salvaguardar su propia existencia, la incomodidad experimentada al hacerlo era evidente. El recordar aquellas palabras que daban vueltas en el interior de su mente, no le volvían las cosas más sencillas sino al contrario, ya que ahora más que nunca libraba una verdadera lucha mental.

―Lamento no aceptar su interesante proposición, caballero ―respondió Mikael una vez más, presintiendo ya la llegada de aquella hora del día capaz de acabar con su existencia para siempre ―ya nos volveremos a encontrar, en otra ocasión...

Cuatro largos años siendo lo que era, una criatura de la noche despreciable ante los ojos de los mortales, no habían sido especialmente sencillos de sobrellevar. Un vampiro recién transformado, carente de visión y sin alguien que le guiase en el proceso, había tenido poca posibilidad de seguir existiendo, pero en aquella ocasión la capacidad para continuar en el mundo de los vivos había sido puesta en una decisiva prueba.

―Me despido, caballero ―dijo finalmente Mikael, experimentando un terrible malestar al pronunciar aquellas palabras al momento en el que, con sumo cuidado pero rapidez, se dirigía a la salida de aquella taberna.

En ese momento el vampiro, pese a su renuencia a abandonar aquella lucha que pusiese a prueba su capacidad de subsistencia comprendió que debía tomar una decisión. La falta de su bastón para guiarse sería verdaderamente evidente ante los ojos de cualquier observador, pero aquél habría de lograrlo. Inhalando el aroma de su propia sangre derramada, finalmente, la ausencia del vampiro se hizo presente en el interior de la taberna. En segundos, en aquella quedaba simplemente el rastro de aquella primera lucha cuerpo a cuerpo que enfrentara el vampiro para preservar su existencia.

por Contenido patrocinado

Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]

Re: Dos copas de vino [Mikael Boulanger]