AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
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No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Las cartas son como paquetes que contienen sorpresas.
Doménico Cieri Estrada
Su mano sujetaba con fuerza el papel que contenía la información sobre el nuevo encuentro con Junno y en un collar cargaba a manera de un simple adorno femenino el frasco que había obtenido directamente de la mano ajena y del cual justo como se lo había pedido, no se separaba jamás.
Layla había estado aguardando recibirla y cuando sus esperanzas sobre volver a ver al joven estaban mermando sus pensamientos positivos que rara vez tenía pero que él había logrado despertar apareció de la mano de alguien que nunca antes había visto las indicaciones esperadas.
Las indicaciones le informaban de encontrarse dentro de algunas noches, y los días que siguieron al recibimiento de la carta trabajo de manera ardua y con más energía de la usual para que el día del tan esperado encuentro llegara pronto.
Particularmente el día esperado le toco salir un poco antes del restaurante y de inmediato partió con rumbo al lugar señalado y que en realidad era un sitio al que nunca antes había asistido. La forma de llegar le pareció algo confusa y extraña pero eso era lo de menos, el punto final de todo aquel viaje era hacer acto de presencia en el lugar y poder conversar nuevamente con Junno quien de manera tal vez inconsciente le hacía sentir como si fuera alguien normal de nuevo.
Cuando sus pies pisaron finalmente el punto final de aquella carta se mantuvo quieta bajo un árbol para finalmente terminarse sentado y recargando su espalda en el tronco para esperar. No le parecía del todo extraño que el encuentro que planeaba Junno fuera en un lugar tan apartado como aquel, pues conociendo las circunstancias que rodeaban a ambos era probable que un lugar con más gente simbolizara un peligro; no para ellos si no para las personas.
Había llegado antes de lo previsto, eso era obvio porque al parecer no se daban señales de que hubiera alguien más por aquellos lugares, al menos no se notaba hasta el momento; solo que respecto a eso Layla estaba completamente equivocada.
Levanto frente a si el collar con el frasquito y lo contemplo. El liquido transparente se encontraba intacto en el interior, indicando que quien se lo había dado merecía que fuera tan transparente como pudiera siempre, aunque eso le costara más que cualquier otra cosa en el mundo. La licántropa suspiro y al tomar aire un olor extraño llegó hasta sus fosas nasales lo cual la alerto y de manera instintiva se levanto, expectante a lo que estuviera pasando… o lo que estuviera a punto de pasar.
Doménico Cieri Estrada
Su mano sujetaba con fuerza el papel que contenía la información sobre el nuevo encuentro con Junno y en un collar cargaba a manera de un simple adorno femenino el frasco que había obtenido directamente de la mano ajena y del cual justo como se lo había pedido, no se separaba jamás.
Layla había estado aguardando recibirla y cuando sus esperanzas sobre volver a ver al joven estaban mermando sus pensamientos positivos que rara vez tenía pero que él había logrado despertar apareció de la mano de alguien que nunca antes había visto las indicaciones esperadas.
Las indicaciones le informaban de encontrarse dentro de algunas noches, y los días que siguieron al recibimiento de la carta trabajo de manera ardua y con más energía de la usual para que el día del tan esperado encuentro llegara pronto.
Particularmente el día esperado le toco salir un poco antes del restaurante y de inmediato partió con rumbo al lugar señalado y que en realidad era un sitio al que nunca antes había asistido. La forma de llegar le pareció algo confusa y extraña pero eso era lo de menos, el punto final de todo aquel viaje era hacer acto de presencia en el lugar y poder conversar nuevamente con Junno quien de manera tal vez inconsciente le hacía sentir como si fuera alguien normal de nuevo.
Cuando sus pies pisaron finalmente el punto final de aquella carta se mantuvo quieta bajo un árbol para finalmente terminarse sentado y recargando su espalda en el tronco para esperar. No le parecía del todo extraño que el encuentro que planeaba Junno fuera en un lugar tan apartado como aquel, pues conociendo las circunstancias que rodeaban a ambos era probable que un lugar con más gente simbolizara un peligro; no para ellos si no para las personas.
Había llegado antes de lo previsto, eso era obvio porque al parecer no se daban señales de que hubiera alguien más por aquellos lugares, al menos no se notaba hasta el momento; solo que respecto a eso Layla estaba completamente equivocada.
Levanto frente a si el collar con el frasquito y lo contemplo. El liquido transparente se encontraba intacto en el interior, indicando que quien se lo había dado merecía que fuera tan transparente como pudiera siempre, aunque eso le costara más que cualquier otra cosa en el mundo. La licántropa suspiro y al tomar aire un olor extraño llegó hasta sus fosas nasales lo cual la alerto y de manera instintiva se levanto, expectante a lo que estuviera pasando… o lo que estuviera a punto de pasar.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/12/2012
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Todo había sido decidido, probablemente unas noches antes. No había realmente algo que lo hubiese impulsado. No iba anegarlo, lo que Yudea había decidido le sorprendió otro tanto. No lo esperaba y entonces se dio cuenta, de que probablemente su forma de ver las cosas era totalmente diferente. Si lo veía claramente lo que le había pedido no era tan descabellado y le mostraba un lado del vampiro que no hubiese imaginado ver.
Él había enviado la carta a aquella muchacha días antes, con uno de sus subordinados, un hombre que no verías como a él dentro de la casa, no, aquel joven era como él antes, como una sombra, alguien que se oculta entre estas, uno de sus informantes ahora. La había enviado pensando que tendría tiempo. Que podría ir y encontrarse con ella sin problemas. Luego regresar y terminar con lo que le había sido encomendado por el dueño de aquella mansión.
Un veneno, capaz de inhibir el dolor. Esa había sido la petición del vampiro. Hacerlo no fue la parte complicada, sino suministrarlo a cada uno de los habitantes de la casa. Él era un simple humano. No como el resto, si su cuerpo se hubiese comportado de forma común, un poco apenas hubiese tenido efecto, pero tras darle a todos, mezclada aquella sustancia entre las copas de vino, con ese ligero toque a sangre. Había aprendido con los años a pensar de esa manera, a preparar las cosas, sabiendo que servía a vampiros. Nadie lo notó. Sus manos nunca temblaron ni dudaron.
¿Qué había fallado en su cronometrado plan? Que justo cuando fue a dejar el vino a Yudea, éste le pidió comenzar... Un fuego intenso que lo consumiera todo. Recordó a la chica que estaría esperándolo por esos minutos en el bosque. Sintió un dejo de culpabilidad. Le hubiese gustado despedirse de ella. Pero su deber le hizo mantenerse dentro de la casa. Preparó todo. Dejó en el exterior a Kei, lo suficientemente lejos para que el fuego no lo alcanzara, eso era parte de lo que se le había pedido. Dejarlo fuera de todo, también le había envenenado, para dejarlo inconsciente el tiempo suficiente. Se preguntó porque Yudea le dejaba sobrevivir a eso, pero por un lado fue innecesario preguntar. Lo vio desde que empezaron a moverse, él y aquellas vampiresas, tanto o más antiguas que él. No lo sabía con certeza, solo podía sentirlo.
Mientras estaba de pie fuera de la casa, observó hacia donde ella llegaría, pero regresó al interior de la mansión. Encendiendo las llamas por toda la casa, en algún momento cobrarían la fuerza suficiente para devorarlo todo a su paso. Una vez que lo hizo, fue directamente hacia Kaine, que sostenía a una mujer que había perdido la vida poco antes. Se dejó sostener por él, empezando a sentir aquel calor y por un momento temió al dolor –no a la muerte misma- que tendría que sentir, del que había logrado librar al resto pero no a sí mismo. Un deseo, uno simple, cruzó su mente.
Observó el reloj de péndulo en la pared. Era la hora en que debía estar esperando por la joven a la que había prometido ver. De quien probablemente le hubiese gustado despedirse. Si lo hubiese sabido, no habría enviado esa carta antes. Pero se habría arrepentido porque realmente quería volver a verla.
Él había enviado la carta a aquella muchacha días antes, con uno de sus subordinados, un hombre que no verías como a él dentro de la casa, no, aquel joven era como él antes, como una sombra, alguien que se oculta entre estas, uno de sus informantes ahora. La había enviado pensando que tendría tiempo. Que podría ir y encontrarse con ella sin problemas. Luego regresar y terminar con lo que le había sido encomendado por el dueño de aquella mansión.
Un veneno, capaz de inhibir el dolor. Esa había sido la petición del vampiro. Hacerlo no fue la parte complicada, sino suministrarlo a cada uno de los habitantes de la casa. Él era un simple humano. No como el resto, si su cuerpo se hubiese comportado de forma común, un poco apenas hubiese tenido efecto, pero tras darle a todos, mezclada aquella sustancia entre las copas de vino, con ese ligero toque a sangre. Había aprendido con los años a pensar de esa manera, a preparar las cosas, sabiendo que servía a vampiros. Nadie lo notó. Sus manos nunca temblaron ni dudaron.
¿Qué había fallado en su cronometrado plan? Que justo cuando fue a dejar el vino a Yudea, éste le pidió comenzar... Un fuego intenso que lo consumiera todo. Recordó a la chica que estaría esperándolo por esos minutos en el bosque. Sintió un dejo de culpabilidad. Le hubiese gustado despedirse de ella. Pero su deber le hizo mantenerse dentro de la casa. Preparó todo. Dejó en el exterior a Kei, lo suficientemente lejos para que el fuego no lo alcanzara, eso era parte de lo que se le había pedido. Dejarlo fuera de todo, también le había envenenado, para dejarlo inconsciente el tiempo suficiente. Se preguntó porque Yudea le dejaba sobrevivir a eso, pero por un lado fue innecesario preguntar. Lo vio desde que empezaron a moverse, él y aquellas vampiresas, tanto o más antiguas que él. No lo sabía con certeza, solo podía sentirlo.
Mientras estaba de pie fuera de la casa, observó hacia donde ella llegaría, pero regresó al interior de la mansión. Encendiendo las llamas por toda la casa, en algún momento cobrarían la fuerza suficiente para devorarlo todo a su paso. Una vez que lo hizo, fue directamente hacia Kaine, que sostenía a una mujer que había perdido la vida poco antes. Se dejó sostener por él, empezando a sentir aquel calor y por un momento temió al dolor –no a la muerte misma- que tendría que sentir, del que había logrado librar al resto pero no a sí mismo. Un deseo, uno simple, cruzó su mente.
Observó el reloj de péndulo en la pared. Era la hora en que debía estar esperando por la joven a la que había prometido ver. De quien probablemente le hubiese gustado despedirse. Si lo hubiese sabido, no habría enviado esa carta antes. Pero se habría arrepentido porque realmente quería volver a verla.
Junno Kimura- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/03/2011
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
El fuego siempre ha sido y, al parecer, seguirá siendo siempre, el más terrible de los elementos.
Harry Houdini
Su mirada recorría con alerta cada uno de los lados de aquel sitio, aún no podía detectar de que se trataba el olor que llegaba a esta ella ya que aún era bastante tenue. Se movió de lugar esperando que aquel olor llegara de manera más clara, pero no se alejo mucho del punto de encuentro que había acordado con Junno, o más bien que este le había enviado.
Algo dentro de ella la invitaba a moverse más lejos, en busca de lo que fuera que estuviera ocurriendo; su único motivo para desear intervenir en algo relativamente peligroso en esos momentos era que no deseaba que, lo que pasara afectara a la promesa que realizo con Junno. Nada de aquello realmente debía importarle o al menos de eso momento lo creía, así que ignorando aquel deseo de ir a conocer regreso hasta el árbol; se disponía a sentarse cuando entonces el olor de algo que se quemaba llego entonces claramente hasta sus fosas nasales y gruño.
De todos los días en los que algo así podría haber sucedido, era precisamente el que había estado esperando tanto el elegido para semejante suceso catastrófico. Ahora era imposible que pudiera ignorara lo que fuera que estaba pasando un poco más allá de donde se encontraba y maldiciendo todo lo que hubiera provocado aquel incendio dejo la carta y apresuro el paso hacía el lugar de donde provenía el humo, dejando tras de si el árbol aquel en el que se suponía esperaría. Creía que el comprendería que había debido abandonar el lugar o ir a otro sitio cuando viera la carta, pero no estaba segura de eso, así como no estaba segura de volver a verlo si se iba; pero su decisión hasta el momento era clara y actuaría a como creía.
Cuando comenzó a acercarse a aquel lugar el olor a vampiro, combinado con el humo inundo sus fosas nasales e hizo una mueca de asco. Por la mente de Layla corrían un montón de pensamientos erráticos sobre lo que podría estar ocurriendo en el lugar de que provenía el fuego, pero nada de lo que pensaba era realmente lo que pasaba.
Finalmente termino llegando frente a una mansión por las que las llamas comenzaban a asomarse por algunas ventas, el olor a vampiro era más intenso que antes pero al no detectar peligro alguno se acerco más; le parecía extraño no ver a nadie salir de esa casa, a menos que estuviera despoblada y el olor a vampiro fuera simplemente de algún grupo que paso antes por aquel lugar, más cuando se acercaba vio un cuerpo inmóvil lejos y seguro de toda la destrucción que el fuego pudiera provocar.
- Oye… - le llamó, pero al notar como no se percataba de su presencia se acerco - ¿Estas bien? - ya cuando estaba más cerca se detuvo… aquel, no era un humano si no uno de esos pestilentes chupasangre. Layla gruño pero no hubo movimiento o reacción ajena, así que termino por acercarse.
Puso su cuerpo frente a aquel ser, incluso estando consciente de que era peligroso hacer aquello, pero al verlo de cerca y de frente pudo comprobar que a aquel vampiro le ocurría algo extraño… parecía como petrificado; decidió entonces acercarse un poco más para ver que era lo que ocurría cuando el aroma bastante peculiar de Junno le llegó, seguido de manera casi instantánea por el horror.
Sí la casa en la que antes habían estado era de vampiros y Junno servia a ellos entonces… giro completamente, dejando al chupasangre donde se encontraba, olisqueando; separando el aroma a humo y vampiro del que poseía el joven de los venenos.
Podía detectar el olor pero era incapaz de asegurar donde estaba la fuente así que en un arrebato de desespero y sin saber exactamente que podía hacer se detuvo en seco y con toda la fuerza que su voz le brindaba le grito.
- ¡JUNNO! - una, dos… tres veces fueron las que llamó al joven y después se mantuvo en silencio, a la espera de una respuesta que quizás ya nunca llegaría.
Harry Houdini
Su mirada recorría con alerta cada uno de los lados de aquel sitio, aún no podía detectar de que se trataba el olor que llegaba a esta ella ya que aún era bastante tenue. Se movió de lugar esperando que aquel olor llegara de manera más clara, pero no se alejo mucho del punto de encuentro que había acordado con Junno, o más bien que este le había enviado.
Algo dentro de ella la invitaba a moverse más lejos, en busca de lo que fuera que estuviera ocurriendo; su único motivo para desear intervenir en algo relativamente peligroso en esos momentos era que no deseaba que, lo que pasara afectara a la promesa que realizo con Junno. Nada de aquello realmente debía importarle o al menos de eso momento lo creía, así que ignorando aquel deseo de ir a conocer regreso hasta el árbol; se disponía a sentarse cuando entonces el olor de algo que se quemaba llego entonces claramente hasta sus fosas nasales y gruño.
De todos los días en los que algo así podría haber sucedido, era precisamente el que había estado esperando tanto el elegido para semejante suceso catastrófico. Ahora era imposible que pudiera ignorara lo que fuera que estaba pasando un poco más allá de donde se encontraba y maldiciendo todo lo que hubiera provocado aquel incendio dejo la carta y apresuro el paso hacía el lugar de donde provenía el humo, dejando tras de si el árbol aquel en el que se suponía esperaría. Creía que el comprendería que había debido abandonar el lugar o ir a otro sitio cuando viera la carta, pero no estaba segura de eso, así como no estaba segura de volver a verlo si se iba; pero su decisión hasta el momento era clara y actuaría a como creía.
Cuando comenzó a acercarse a aquel lugar el olor a vampiro, combinado con el humo inundo sus fosas nasales e hizo una mueca de asco. Por la mente de Layla corrían un montón de pensamientos erráticos sobre lo que podría estar ocurriendo en el lugar de que provenía el fuego, pero nada de lo que pensaba era realmente lo que pasaba.
Finalmente termino llegando frente a una mansión por las que las llamas comenzaban a asomarse por algunas ventas, el olor a vampiro era más intenso que antes pero al no detectar peligro alguno se acerco más; le parecía extraño no ver a nadie salir de esa casa, a menos que estuviera despoblada y el olor a vampiro fuera simplemente de algún grupo que paso antes por aquel lugar, más cuando se acercaba vio un cuerpo inmóvil lejos y seguro de toda la destrucción que el fuego pudiera provocar.
- Oye… - le llamó, pero al notar como no se percataba de su presencia se acerco - ¿Estas bien? - ya cuando estaba más cerca se detuvo… aquel, no era un humano si no uno de esos pestilentes chupasangre. Layla gruño pero no hubo movimiento o reacción ajena, así que termino por acercarse.
Puso su cuerpo frente a aquel ser, incluso estando consciente de que era peligroso hacer aquello, pero al verlo de cerca y de frente pudo comprobar que a aquel vampiro le ocurría algo extraño… parecía como petrificado; decidió entonces acercarse un poco más para ver que era lo que ocurría cuando el aroma bastante peculiar de Junno le llegó, seguido de manera casi instantánea por el horror.
Sí la casa en la que antes habían estado era de vampiros y Junno servia a ellos entonces… giro completamente, dejando al chupasangre donde se encontraba, olisqueando; separando el aroma a humo y vampiro del que poseía el joven de los venenos.
Podía detectar el olor pero era incapaz de asegurar donde estaba la fuente así que en un arrebato de desespero y sin saber exactamente que podía hacer se detuvo en seco y con toda la fuerza que su voz le brindaba le grito.
- ¡JUNNO! - una, dos… tres veces fueron las que llamó al joven y después se mantuvo en silencio, a la espera de una respuesta que quizás ya nunca llegaría.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/12/2012
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
La risa del licano que le sostenía en algún momento se apagó. Parecía inconsciente y él apenas podía mantenerse despierto, respirar el humo le hacía dificultosa la tarea de respirar. En ese momento pensó que probablemente no sería tan fácil todo aquello. Sonrió moviéndose con cierta dificultad tumbándose en el suelo de la casa. Podía ser solo su sentido de supervivencia, sus pulmones le pedían el aire limpió que no podía respirar en ese momento.
Escuchó los ruidos, sus sentidos parecían estarse volviendo locos con todo, el crepitar del fuego mientras las cosas se destruían, el cristal de las lámparas se rompía en una especie de explosión a pequeña escala, la madera cediendo, podía escucharlo todo y todo ello se combinaba para confundirle. Incluso cuando escuchó esa voz estaba pensando que probablemente era una alucinación. Por mera inercia, como impulsado por algo que él mismo desconocía, se intentó poner de pie a pesar de sentir que la vista se le nublaba y que estaba a punto de caer. Dirigirse al visitante, como lo hacía siempre, un mero acto reflejo de los movimientos que solía hacer. Abrió los labios buscando responder a la voz que parecía algo desesperada pero ninguna palabra salió de sus labios. Caminó un par de metros, acercándose a la fuente. Le resultaba familiar, pero no fue capaz de reconocer en ese momento el tono de la voz de la mujer que clamaba su nombre.
Su mente no estaba del todo bien o lo hubiese sabido. Que quien entrara a esa casa y le llamara de aquel modo no podía ser cualquier persona, mucho menos llegando hasta esa mansión. Pero en ese momento no lo pensó ni lo procesó.
-Bienvenido... –Su voz fue un susurro antes de derrumbarse en el suelo de mármol que en ese instante no parecía un lujo más de los que había entre esas paredes. Una fortaleza hecha para albergar a seres inmortales como ellos. Tenía sus trucos, no era algo que el fuego fuese a llevarse por completo. Él lo sabía, pero no iba a quedar en un buen estado después de eso. Seguro que si alguien llegaba a interesarse en adquirirla le costaría dejarla en condiciones de nuevo... él podría, claro, pero tampoco estaría ahí. Y entre la secuencia de imágenes, sucesos y aquella voz que pensó por un momento no estaba ahí en realidad, cerró los ojos, pensando que no debía resistirse. La muerte era solo eso. Había hecho su trabajo, había sido tan bueno como podía ser ¿no era así? Entonces todo estaba bien, eso quería pensar. Morir así probablemente no habría sido la mejor de sus opciones, probablemente hubiese preferido morir en otras circunstancias, pero tampoco era tan malo. Tosió y empezó a perder la conciencia. Aquella voz… la escuchó de nuevo. La voz de una mujer, una conocida, alguien a quien debía ver. Abrió los ojos de golpe ¿Estaba ahí? No, no podía permitirse arrastrar a nadie que no fuesen los habitantes de la casa. Era su trabajo, tenía que hacerlo perfectamente, ella no debía estar ahí. No debía. Tomó aire y tosió mientras se ponía de pie intentando alcanzarla y hacer que saliese de aquel lugar. Lo que menos quería era que se quedase atrapada ahí en el peor de los casos, o incluso que resultase herida.
-¡Layla!- Su voz fue apenas un murmullo apagado, su cuerpo se sentía pesado y le costaba moverse con la agilidad que solía caracterizarle. Suvista pasaba de las flamas a todo lo que había a su alrededor, buscando a la figura humana de quien estaba ahí por él.
Escuchó los ruidos, sus sentidos parecían estarse volviendo locos con todo, el crepitar del fuego mientras las cosas se destruían, el cristal de las lámparas se rompía en una especie de explosión a pequeña escala, la madera cediendo, podía escucharlo todo y todo ello se combinaba para confundirle. Incluso cuando escuchó esa voz estaba pensando que probablemente era una alucinación. Por mera inercia, como impulsado por algo que él mismo desconocía, se intentó poner de pie a pesar de sentir que la vista se le nublaba y que estaba a punto de caer. Dirigirse al visitante, como lo hacía siempre, un mero acto reflejo de los movimientos que solía hacer. Abrió los labios buscando responder a la voz que parecía algo desesperada pero ninguna palabra salió de sus labios. Caminó un par de metros, acercándose a la fuente. Le resultaba familiar, pero no fue capaz de reconocer en ese momento el tono de la voz de la mujer que clamaba su nombre.
Su mente no estaba del todo bien o lo hubiese sabido. Que quien entrara a esa casa y le llamara de aquel modo no podía ser cualquier persona, mucho menos llegando hasta esa mansión. Pero en ese momento no lo pensó ni lo procesó.
-Bienvenido... –Su voz fue un susurro antes de derrumbarse en el suelo de mármol que en ese instante no parecía un lujo más de los que había entre esas paredes. Una fortaleza hecha para albergar a seres inmortales como ellos. Tenía sus trucos, no era algo que el fuego fuese a llevarse por completo. Él lo sabía, pero no iba a quedar en un buen estado después de eso. Seguro que si alguien llegaba a interesarse en adquirirla le costaría dejarla en condiciones de nuevo... él podría, claro, pero tampoco estaría ahí. Y entre la secuencia de imágenes, sucesos y aquella voz que pensó por un momento no estaba ahí en realidad, cerró los ojos, pensando que no debía resistirse. La muerte era solo eso. Había hecho su trabajo, había sido tan bueno como podía ser ¿no era así? Entonces todo estaba bien, eso quería pensar. Morir así probablemente no habría sido la mejor de sus opciones, probablemente hubiese preferido morir en otras circunstancias, pero tampoco era tan malo. Tosió y empezó a perder la conciencia. Aquella voz… la escuchó de nuevo. La voz de una mujer, una conocida, alguien a quien debía ver. Abrió los ojos de golpe ¿Estaba ahí? No, no podía permitirse arrastrar a nadie que no fuesen los habitantes de la casa. Era su trabajo, tenía que hacerlo perfectamente, ella no debía estar ahí. No debía. Tomó aire y tosió mientras se ponía de pie intentando alcanzarla y hacer que saliese de aquel lugar. Lo que menos quería era que se quedase atrapada ahí en el peor de los casos, o incluso que resultase herida.
-¡Layla!- Su voz fue apenas un murmullo apagado, su cuerpo se sentía pesado y le costaba moverse con la agilidad que solía caracterizarle. Suvista pasaba de las flamas a todo lo que había a su alrededor, buscando a la figura humana de quien estaba ahí por él.
Junno Kimura- Hechicero Clase Media
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Se empieza a salvar el mundo salvando a un hombre por vez.
Charles Bukowski
La ausencia de respuesta a sus desesperados llamados solo le llenaba de más desesperación. ¿Por qué tenía que pasar algo así? No era ese día precisamente el que tanto había esperado para volver a ver a Junno, y ahora todo era nada más que una pesadilla.
Giro su vista a la sanguijuela que continuaba inmóvil en la oscuridad, a pesar de que no pudiera moverse no le daba la suficiente confianza darle la espalda cosa que hacía solo por el joven que creía se encontraba en el interior de la casa en llamas.
Sus pensamientos eran una maraña de confusión, no sabía que era lo que en esos momentos debía hacer, así que volvió a gritar el nombre de Junno, esperando que de manera milagrosa algo pasara pero solo pudo contemplar como las llamas aumentaban y partes de la casa comenzaban a desplomarse, eso fue lo que la hizo movilizarse por fin. Corrió por los alrededores de la casa hasta encontrar una ventana por la cual aún el fuego permitiera la entrada e ingreso a aquel lugar lleno de humo y calor.
Layla tosió un poco pero incluso con el humo inundando todo podía detectar el olor de más vampiros dentro; si había más de esos chupasangre en aquella casa… ¿Estaría Junno con ellos?, siguiendo esa creencia Layla siguió el olor de aquellos repugnantes seres. Sus sentidos estaba más alerta que de costumbre pues las llamas estaba bastante propagadas por el interior de aquella mansión y debía esquivar todo aquello peligroso para ella, no quería terminar atrapada en aquel lugar solo para morir entre vampiros.
Continuo caminando con cautela entre las aquel lugar hasta que llego a un cuarto donde el olor a vampiro se intensificaba y entre el humo fue capaz de reconocer algunas sombras que yacían en diferentes sitios inmóviles, al parecer justo como el vampiro a las afueras algo raro pasaba con ellos. Se movió buscando las figuras, deseando que alguna de esas fuera la del joven de los venenos a quien estaba esperando encontrar. Los primeros cuerpos a los que se acerco eran más humanos que nada y uno de ellos parecía haber dejado ya de respirar, lo que le hizo gruñir, frustrada. Era necesario que se diera prisa si quería encontrar a Junno con vida.
Buscaba otra sombra a la cual acercarse cuando la voz de Junno llegó hasta ella y girando en dirección de la fuente de su nombre fue capaz de diferenciar una figura de pie.
- Estas vivo - dijo mientras se dirigía a la figura del joven, el cual se movía con dificultad. Una vez que estuvo lo suficientemente cerca le sujeto - Junno vamonos de aquí - sus piernas se movieron para guiarle justo en la dirección por la cual llegó hasta allá, no había una mejor manera que salir que por el mismo lugar que había entrado. Volvió a toser, con cada segundo que pasaba le ardían los ojos y le daban más ganas de toser, pero eso terminaría en el momento que estuvieran a las afueras de ese lugar.
Si ella hubiera sido otra clase de persona quizás habría pensado en sacar a los otros que se encontraban allá, pero lo malo era que nadie de ellos le importaba y que su única prioridad era rescatar a Junno; todos los demás podían irse directo y sin detenerse al mismísimo infierno guiados precisamente por aquellas llamas.
Charles Bukowski
La ausencia de respuesta a sus desesperados llamados solo le llenaba de más desesperación. ¿Por qué tenía que pasar algo así? No era ese día precisamente el que tanto había esperado para volver a ver a Junno, y ahora todo era nada más que una pesadilla.
Giro su vista a la sanguijuela que continuaba inmóvil en la oscuridad, a pesar de que no pudiera moverse no le daba la suficiente confianza darle la espalda cosa que hacía solo por el joven que creía se encontraba en el interior de la casa en llamas.
Sus pensamientos eran una maraña de confusión, no sabía que era lo que en esos momentos debía hacer, así que volvió a gritar el nombre de Junno, esperando que de manera milagrosa algo pasara pero solo pudo contemplar como las llamas aumentaban y partes de la casa comenzaban a desplomarse, eso fue lo que la hizo movilizarse por fin. Corrió por los alrededores de la casa hasta encontrar una ventana por la cual aún el fuego permitiera la entrada e ingreso a aquel lugar lleno de humo y calor.
Layla tosió un poco pero incluso con el humo inundando todo podía detectar el olor de más vampiros dentro; si había más de esos chupasangre en aquella casa… ¿Estaría Junno con ellos?, siguiendo esa creencia Layla siguió el olor de aquellos repugnantes seres. Sus sentidos estaba más alerta que de costumbre pues las llamas estaba bastante propagadas por el interior de aquella mansión y debía esquivar todo aquello peligroso para ella, no quería terminar atrapada en aquel lugar solo para morir entre vampiros.
Continuo caminando con cautela entre las aquel lugar hasta que llego a un cuarto donde el olor a vampiro se intensificaba y entre el humo fue capaz de reconocer algunas sombras que yacían en diferentes sitios inmóviles, al parecer justo como el vampiro a las afueras algo raro pasaba con ellos. Se movió buscando las figuras, deseando que alguna de esas fuera la del joven de los venenos a quien estaba esperando encontrar. Los primeros cuerpos a los que se acerco eran más humanos que nada y uno de ellos parecía haber dejado ya de respirar, lo que le hizo gruñir, frustrada. Era necesario que se diera prisa si quería encontrar a Junno con vida.
Buscaba otra sombra a la cual acercarse cuando la voz de Junno llegó hasta ella y girando en dirección de la fuente de su nombre fue capaz de diferenciar una figura de pie.
- Estas vivo - dijo mientras se dirigía a la figura del joven, el cual se movía con dificultad. Una vez que estuvo lo suficientemente cerca le sujeto - Junno vamonos de aquí - sus piernas se movieron para guiarle justo en la dirección por la cual llegó hasta allá, no había una mejor manera que salir que por el mismo lugar que había entrado. Volvió a toser, con cada segundo que pasaba le ardían los ojos y le daban más ganas de toser, pero eso terminaría en el momento que estuvieran a las afueras de ese lugar.
Si ella hubiera sido otra clase de persona quizás habría pensado en sacar a los otros que se encontraban allá, pero lo malo era que nadie de ellos le importaba y que su única prioridad era rescatar a Junno; todos los demás podían irse directo y sin detenerse al mismísimo infierno guiados precisamente por aquellas llamas.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Las fuerzas le estaban abandonando y aunque logró llegar hasta donde ella, no pudo resistir, casi perdiendo la consciencia intentó no ser un peso para ella, solo caminó, sin plen conciencia de lo que hacía. El olor del humo adhiriéndose a los cabellos y ropas de la joven, le hizo observarle mientras intentaba enfocar su mirada en aquellos ojos, que parecían más preocupados por encontrar una salida. Le detuvo y más adelante una viga cedió ante las llamas cayendo pesadamente.
-¿Qué haces aqui? - Preguntó en un murmullo, estaba algo preocupado ahora al ver que realmente era ella y estaba en el interior junto con todos ellos. Giró el rostro hacia la derecha -Por ahí.... -Señaló a una de las habitaciones -No puedes salir por la puerta principal ahora - El fuego había avanzado lo suficiente rápio y sabía bien en donde había sido iniciado siendo él quien encendiera las llamas.
Si el fuego había llegado a esa habitación, probablemente estaría igual que el resto, pero lo dudaba, esa era la habitación que él había acondicionado, en un reflejo había provocado aquello haciéndolo nacer en el extremo contrario. Se encaminó ahí esperando que le siguiera. Tomó su mano, con la adrenalina corriéndole por las venas entró allí, tomando una de las sillas rompiendo los cristales que simulaban un vitral, no sabía si había sido idea del dueño o si éste lo había visto en algún lugar y habían decidido reproducirlo. Era hermoso, pero en ese momento para él no valía nada. Los frascos con veneno y antídotos, algunas sustancias que no eran ni una cosa ni la otra, habían caído de los estantes, entre todos aquells aromas, aún así podía aún oler las violetas -tienes que salir... -Se soltó de ella empujándole hacia la salida improvisada.
Rogó a todos los dioses que conocía, que ella no le preguntara lo que sucedía, solo que saliese de ahí a salvo era suficiente para él. Se acercó murmurando un 'Lo siento' al quitarse el abrigo y poniéndoselo encima, solo para evitar que el calor abrasante la envolviera como al resto de los seres que estaban por las habitaciones, muchos probablemente hechos cenizas o siendo cadáveres a esas alturas.
-¿Qué haces aqui? - Preguntó en un murmullo, estaba algo preocupado ahora al ver que realmente era ella y estaba en el interior junto con todos ellos. Giró el rostro hacia la derecha -Por ahí.... -Señaló a una de las habitaciones -No puedes salir por la puerta principal ahora - El fuego había avanzado lo suficiente rápio y sabía bien en donde había sido iniciado siendo él quien encendiera las llamas.
Si el fuego había llegado a esa habitación, probablemente estaría igual que el resto, pero lo dudaba, esa era la habitación que él había acondicionado, en un reflejo había provocado aquello haciéndolo nacer en el extremo contrario. Se encaminó ahí esperando que le siguiera. Tomó su mano, con la adrenalina corriéndole por las venas entró allí, tomando una de las sillas rompiendo los cristales que simulaban un vitral, no sabía si había sido idea del dueño o si éste lo había visto en algún lugar y habían decidido reproducirlo. Era hermoso, pero en ese momento para él no valía nada. Los frascos con veneno y antídotos, algunas sustancias que no eran ni una cosa ni la otra, habían caído de los estantes, entre todos aquells aromas, aún así podía aún oler las violetas -tienes que salir... -Se soltó de ella empujándole hacia la salida improvisada.
Rogó a todos los dioses que conocía, que ella no le preguntara lo que sucedía, solo que saliese de ahí a salvo era suficiente para él. Se acercó murmurando un 'Lo siento' al quitarse el abrigo y poniéndoselo encima, solo para evitar que el calor abrasante la envolviera como al resto de los seres que estaban por las habitaciones, muchos probablemente hechos cenizas o siendo cadáveres a esas alturas.
Junno Kimura- Hechicero Clase Media
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal
que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia
ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.
Edgar Allan Poe
Se detuvo a causa de Junno un poco más delante de donde le había encontrado, precisamente en el momento en que se desplomaba una viga y antes de responder cualquier cosa que le preguntaba el joven comenzó a caminar tomada se su mano, cual cachorra fiel que sigue a su amo y que esta dispuesta a enfrentar todo lo que venga en nombre de esa fidelidad.
- He venido por ti Junno, hoy es el día que nos veríamos y como no llegaste seguí el humo… por eso llegue hasta aquí - tosió - además la sanguijuela de afuera tenía tu aroma, pero tu… ¿Qué hacías aquí dentro? - realmente no quería escuchar la respuesta, pero esa pregunta había salido de sus labios de manera completamente inconsciente.
El cuarto al que la guío tenía un hermoso vitral, seguramente la copia de alguna obra de arte que fue destruida en instantes cuando una silla de aquel cuarto se estrello contra el. Junno era mucho más fuerte y resistente de lo que ella esperaba; era probable que incluso los vampiros que se encontraban allá adentro ya hubieran sido consumidos por las llamas y los humanos muerto a causa del humo, pero Junno, aún con su mortalidad completa seguía en pie. Por la mente de Layla cruzo el hecho de que después de todo no era completamente normal, su cuerpo resistía quizás por el hecho de que por su cuerpo corría veneno, todo eso claro, no era más que una suposición.
"Tienes que salir…", le miro con sorpresa, era imposible que él esperara que entrara allá para buscarle y le dejara en ese mismo lugar. ¿Quería que ella le dejara morir a sabiendas?… eso debía ser una broma y aunque no se negó a recibir el abrigo, no se movió por más que él le empujo.
- No voy a irme, vine por ti Junno y si piensas quedarte aquí dentro pues… me quedare también - tosió y se tallo los ojos. No le importaba quedarse ahí; vaya que estaba siendo una cachorra caprichosa con él - solo saldré de aquí si vienes conmigo - y entonces le miro fijamente esperando que esa amenaza le convenciera de salir con ella… igual si las cosas se ponían complicadas le forzaría a salir.
que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia
ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.
Edgar Allan Poe
Se detuvo a causa de Junno un poco más delante de donde le había encontrado, precisamente en el momento en que se desplomaba una viga y antes de responder cualquier cosa que le preguntaba el joven comenzó a caminar tomada se su mano, cual cachorra fiel que sigue a su amo y que esta dispuesta a enfrentar todo lo que venga en nombre de esa fidelidad.
- He venido por ti Junno, hoy es el día que nos veríamos y como no llegaste seguí el humo… por eso llegue hasta aquí - tosió - además la sanguijuela de afuera tenía tu aroma, pero tu… ¿Qué hacías aquí dentro? - realmente no quería escuchar la respuesta, pero esa pregunta había salido de sus labios de manera completamente inconsciente.
El cuarto al que la guío tenía un hermoso vitral, seguramente la copia de alguna obra de arte que fue destruida en instantes cuando una silla de aquel cuarto se estrello contra el. Junno era mucho más fuerte y resistente de lo que ella esperaba; era probable que incluso los vampiros que se encontraban allá adentro ya hubieran sido consumidos por las llamas y los humanos muerto a causa del humo, pero Junno, aún con su mortalidad completa seguía en pie. Por la mente de Layla cruzo el hecho de que después de todo no era completamente normal, su cuerpo resistía quizás por el hecho de que por su cuerpo corría veneno, todo eso claro, no era más que una suposición.
"Tienes que salir…", le miro con sorpresa, era imposible que él esperara que entrara allá para buscarle y le dejara en ese mismo lugar. ¿Quería que ella le dejara morir a sabiendas?… eso debía ser una broma y aunque no se negó a recibir el abrigo, no se movió por más que él le empujo.
- No voy a irme, vine por ti Junno y si piensas quedarte aquí dentro pues… me quedare también - tosió y se tallo los ojos. No le importaba quedarse ahí; vaya que estaba siendo una cachorra caprichosa con él - solo saldré de aquí si vienes conmigo - y entonces le miro fijamente esperando que esa amenaza le convenciera de salir con ella… igual si las cosas se ponían complicadas le forzaría a salir.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
En realidad se sentía bastante débil, deshidratado y algo mareado. Ni él mismo sabía de dónde había sacado las fuerzas para llegar hasta ahí y buscar la seguridad de aquella muchacha.
Una mueca al escuchar sus palabras desfiguró su rostro. Sentía la culpabilidad y también sabía que lo que ella pedía era justo. Había sido descuidado y ahora estaba ahí. Tomó su mano y cu cuerpo se giró hacia el interior de la casa. Su mirada por una vez reflejó algo parecido al dolor.
Sus pulmones se habían llenado de humo, pero había estado en situaciones más apremientes. Apretó los puños, incluso con la que sostenía aquella mano cálida y pequeña entre la suya. Cerró los ojos y tiró de ella, desviando su vista en el exterior.
Hacía un momento había estado aguantando la respiración y se alejó lo que pudo, aunque no fue mucho antes de detenerse y buscar aire en el exterior. Se dejó caer al suelo tosiendo, sin mirar a aquella persona.
Había faltado a su palabra... había traicionado los principios que le regían. Desobedecido una orden al decidir salir de ahí con ella. Pero no podía más. Incluso si quería, ya era tarde para hacer cualquier cosa.
A unos metros estaba el vampiro que había sacado de la casa para evitar que algo le pasara. Estaba tranquilo al menos con eso. Observó a la joven antes de caer inconsciente.
Una mueca al escuchar sus palabras desfiguró su rostro. Sentía la culpabilidad y también sabía que lo que ella pedía era justo. Había sido descuidado y ahora estaba ahí. Tomó su mano y cu cuerpo se giró hacia el interior de la casa. Su mirada por una vez reflejó algo parecido al dolor.
Sus pulmones se habían llenado de humo, pero había estado en situaciones más apremientes. Apretó los puños, incluso con la que sostenía aquella mano cálida y pequeña entre la suya. Cerró los ojos y tiró de ella, desviando su vista en el exterior.
Hacía un momento había estado aguantando la respiración y se alejó lo que pudo, aunque no fue mucho antes de detenerse y buscar aire en el exterior. Se dejó caer al suelo tosiendo, sin mirar a aquella persona.
Había faltado a su palabra... había traicionado los principios que le regían. Desobedecido una orden al decidir salir de ahí con ella. Pero no podía más. Incluso si quería, ya era tarde para hacer cualquier cosa.
A unos metros estaba el vampiro que había sacado de la casa para evitar que algo le pasara. Estaba tranquilo al menos con eso. Observó a la joven antes de caer inconsciente.
Junno Kimura- Hechicero Clase Media
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Los animales son buenos amigos, no hacen preguntas y tampoco critican.
Mary Ann Evans
Cuando pudo notar la mueca en el rostro de Junno, creyó saber que era lo que sucedería y no pregunto nada ni hablo más. Aguardaba porque regresaran por el lugar que habían llegado, estaba esperando volver a aquel lugar lleno de fuego, destrucción y muerte, pero estaba dispuesta a aceptar todo eso mientras estuviera con Junno.
Tosió de nueva cuenta y entonces la mano del joven tomo la suya, para que contrario a lo que antes había pensado le guiara fuera de aquel lugar. Le miraba con incredulidad, pues si bien le había conocido un poco pensó que él consideraría que ella terminaría saliendo por su cuenta de aquella casa y sin embargo él la guió al exterior.
Layla no pudo evitar sonreír, una sonrisa completa de esas que tenía años sin mostrar, le faltaba algo de aire y quería seguir tosiendo pero por lo menos estaban a salvo. Una vez fuera contemplo la casa, las llamas estaban devorando sin ninguna compasión la estructura y los que se encontraban dentro. Se giro entonces en dirección a Junno y fue cuando lo vio en el suelo, tosiendo y se acerco a él sin aguardar mucho.
- Junno… - le llamo con voz insegura y débil, se preocupaba por el estado del joven; se olvido por completo de aquella sanguijuela que estaba en las afueras pues no simbolizaba peligro alguno para ella. Confiaba en que el chico de los venenos le habría dado una dosis fuerte de lo que fuera aquello que le mantenía estático para que no intentara entrar en la casa cuando estuviera ardiendo en llamas como durante esos instantes.
- ¿estas bien? - le llamo a causa de obtener respuesta y solo pudo observar los ojos de Junno justo antes de que cayera completamente al suelo, inconsciente.
La loba se arrodillo a su lado y le jaló para recargar su cabeza en sus piernas; contemplo el rostro lleno de negro del chico y se mantuvo inmóvil. Estaba orgullosa de si misma por haber logrado su cometido, aún existían cosas buenas para el joven, no sabía cuales pero sabía que así era.
Después de pasado un tiempo, las llamas comenzaron a decrecer y Layla aun permanecía quieta vigilando a Junno, mirando de un lado a otro buscando alguien que fuera una amenaza potencial.
- Vamos Junno, hay que alejarnos - comenzó a llamarle para que se alejaran de aquel lugar antes de que personas, vampiros o incluso inquisidores hicieran acto de presencia.
Mary Ann Evans
Cuando pudo notar la mueca en el rostro de Junno, creyó saber que era lo que sucedería y no pregunto nada ni hablo más. Aguardaba porque regresaran por el lugar que habían llegado, estaba esperando volver a aquel lugar lleno de fuego, destrucción y muerte, pero estaba dispuesta a aceptar todo eso mientras estuviera con Junno.
Tosió de nueva cuenta y entonces la mano del joven tomo la suya, para que contrario a lo que antes había pensado le guiara fuera de aquel lugar. Le miraba con incredulidad, pues si bien le había conocido un poco pensó que él consideraría que ella terminaría saliendo por su cuenta de aquella casa y sin embargo él la guió al exterior.
Layla no pudo evitar sonreír, una sonrisa completa de esas que tenía años sin mostrar, le faltaba algo de aire y quería seguir tosiendo pero por lo menos estaban a salvo. Una vez fuera contemplo la casa, las llamas estaban devorando sin ninguna compasión la estructura y los que se encontraban dentro. Se giro entonces en dirección a Junno y fue cuando lo vio en el suelo, tosiendo y se acerco a él sin aguardar mucho.
- Junno… - le llamo con voz insegura y débil, se preocupaba por el estado del joven; se olvido por completo de aquella sanguijuela que estaba en las afueras pues no simbolizaba peligro alguno para ella. Confiaba en que el chico de los venenos le habría dado una dosis fuerte de lo que fuera aquello que le mantenía estático para que no intentara entrar en la casa cuando estuviera ardiendo en llamas como durante esos instantes.
- ¿estas bien? - le llamo a causa de obtener respuesta y solo pudo observar los ojos de Junno justo antes de que cayera completamente al suelo, inconsciente.
La loba se arrodillo a su lado y le jaló para recargar su cabeza en sus piernas; contemplo el rostro lleno de negro del chico y se mantuvo inmóvil. Estaba orgullosa de si misma por haber logrado su cometido, aún existían cosas buenas para el joven, no sabía cuales pero sabía que así era.
Después de pasado un tiempo, las llamas comenzaron a decrecer y Layla aun permanecía quieta vigilando a Junno, mirando de un lado a otro buscando alguien que fuera una amenaza potencial.
- Vamos Junno, hay que alejarnos - comenzó a llamarle para que se alejaran de aquel lugar antes de que personas, vampiros o incluso inquisidores hicieran acto de presencia.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
En el estado de inconsciencia parcial se sintió en una extraña calma, ya no estaba el calor intenso, sin embargo todo su cuerpo dolía cuando abrió los ojos al escuchar su nombre, encontrándose con la imagen borrosa del rostro de la muchacha que le tenía allí -No hay problema... no hay nadie cerca -Dijo con una seguridad que no debería tener en esos instantes. No había nadie probablemente, pero sus sentidos también estaban descontrolados, no estaba tan seguro como quisiera. Su voz sonó débil mientras se incorporaba solo sentándose en aquel lugar encontrándose con la imagen de aquella mansión en llamas. Era hermoso de alguna manera, la forma danzante del fuego siempre lo era. Pero había perdido casi todo esa noche, algunas de ellas eran más mentales que algo que pudiese tocar.
Desvió la vista hacia donde había dejado a aquela persona. Estaría bien por sí mismo o eso quería creer. Justo ahora sería incapaz de darle la cara tras haber hecho aquello. Tosió y se movió para quedar frente a Layla, viéndole fijamente. Extendió su mano acariciando su mejilla con ligereza mientras bajaba la mirada. No quería involucrarla, pero creía que había fallado y eso se sentía como una traición a sí mismo. No tenía fuerzas si llegaba a necesitar defenderse o defenderla a ella. Asintió aunque no era por lo que ella decía -¿Tienes un lugar a dónde ir? -su propia pregunta le hizo sonreír. Claro que ella tenía algún lugar. Su mente estaba jugando con él -Perdona... - Intentó levantarse, acomodándose las ropas, llenas de hollín, suspiró ante esa vista -te escoltaré hasta tu hogar... - Dijo con la mirada perdida, porque justo así se sentía.
Observó un momento la casa. Ahí estaba todo, había perdido mucho de sí mismo en ese momento, pero fingiría que no era así, incluso si el temblor en sus manos indicaba lo contrario -Vamos -Le extendió la mano y sonrió de esa forma en que siempre lo hacía, si le costó un poco más de lo común no era visible en sus facciones. Una límpida sonrisa que pocas personas pudiesen decir era solo un gesto de su parte en ese instante.
Desvió la vista hacia donde había dejado a aquela persona. Estaría bien por sí mismo o eso quería creer. Justo ahora sería incapaz de darle la cara tras haber hecho aquello. Tosió y se movió para quedar frente a Layla, viéndole fijamente. Extendió su mano acariciando su mejilla con ligereza mientras bajaba la mirada. No quería involucrarla, pero creía que había fallado y eso se sentía como una traición a sí mismo. No tenía fuerzas si llegaba a necesitar defenderse o defenderla a ella. Asintió aunque no era por lo que ella decía -¿Tienes un lugar a dónde ir? -su propia pregunta le hizo sonreír. Claro que ella tenía algún lugar. Su mente estaba jugando con él -Perdona... - Intentó levantarse, acomodándose las ropas, llenas de hollín, suspiró ante esa vista -te escoltaré hasta tu hogar... - Dijo con la mirada perdida, porque justo así se sentía.
Observó un momento la casa. Ahí estaba todo, había perdido mucho de sí mismo en ese momento, pero fingiría que no era así, incluso si el temblor en sus manos indicaba lo contrario -Vamos -Le extendió la mano y sonrió de esa forma en que siempre lo hacía, si le costó un poco más de lo común no era visible en sus facciones. Una límpida sonrisa que pocas personas pudiesen decir era solo un gesto de su parte en ese instante.
Última edición por Junno Kimura el Lun Oct 07, 2013 12:06 am, editado 1 vez
Junno Kimura- Hechicero Clase Media
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Mientras hay vida, hay esperanza.
Teócrito
Al recibir respuesta del joven se tranquilizo, seguía vivo y lo suficientemente consciente como para responder a lo que le decía.
Cada vez que de una forma u otra la mirada de Junno se enfocaba en la casa, Layla temía de que intentara volver a ingresar en ella, no quería que ninguno de ellos terminara calcinado en el interior de aquel infierno provocado para devorar a los demonios que ahí habitaban. No lo sentía por ellos, lo sentía por Junno, quien quizás perdía todo lo que alguna vez pudo tener dentro de aquella casa de vampiros.
Su mirada no se alejaba del joven, su preocupación por él le impedía ahora observar cualquier otra cosa que no fuera la figura masculina que permanecía a su lado. Sonrío cuando la mano de Junno le acaricio la mejilla, fue en ese momento cuando lo supo… él ya no intentaría estar de nuevo en esa casa por más que le doliera lo que acababa de hacer.
- Si, tengo mi pequeña casa, aunque no es la gran cosa - río, pues si bien no era realmente su casa, era lo más cercano que tenía a una y lo más cercano a lo que podía llamar hogar - y gracias por ofrecerte a escoltarme me sentiré halagada - Tomo la mano el joven de los venenos para poder levantarse con cuidado del suelo donde se encontraban y una vez más le espero como una cachorra fiel.
Una vez que estuvo de pie se sacudió las ropas y aguardo a que Junno comenzara a caminar para ponerse a su lado y al igual que él, emprender la marcha.
- ¿Tienes dónde quedarte? - le interrogo cuando esa duda surgió ahora en ella - porque si no tienes puedes quedarte en mi casa, aunque no es la gran cosa pero es lo que puedo pagar y lo justo para que yo viva ahí, aún así puede aguantar que alguien más este en casa - aguardo una respuesta, mientras que detrás dejaba solamente una mansión, en la cual sus llamas se estaban consumiendo a una velocidad sorprendente. Ya no existía nada por lo cual preocuparse, ahora estaba segura de que todo estaba bien y de que podría estar mucho mejor.
Teócrito
Al recibir respuesta del joven se tranquilizo, seguía vivo y lo suficientemente consciente como para responder a lo que le decía.
Cada vez que de una forma u otra la mirada de Junno se enfocaba en la casa, Layla temía de que intentara volver a ingresar en ella, no quería que ninguno de ellos terminara calcinado en el interior de aquel infierno provocado para devorar a los demonios que ahí habitaban. No lo sentía por ellos, lo sentía por Junno, quien quizás perdía todo lo que alguna vez pudo tener dentro de aquella casa de vampiros.
Su mirada no se alejaba del joven, su preocupación por él le impedía ahora observar cualquier otra cosa que no fuera la figura masculina que permanecía a su lado. Sonrío cuando la mano de Junno le acaricio la mejilla, fue en ese momento cuando lo supo… él ya no intentaría estar de nuevo en esa casa por más que le doliera lo que acababa de hacer.
- Si, tengo mi pequeña casa, aunque no es la gran cosa - río, pues si bien no era realmente su casa, era lo más cercano que tenía a una y lo más cercano a lo que podía llamar hogar - y gracias por ofrecerte a escoltarme me sentiré halagada - Tomo la mano el joven de los venenos para poder levantarse con cuidado del suelo donde se encontraban y una vez más le espero como una cachorra fiel.
Una vez que estuvo de pie se sacudió las ropas y aguardo a que Junno comenzara a caminar para ponerse a su lado y al igual que él, emprender la marcha.
- ¿Tienes dónde quedarte? - le interrogo cuando esa duda surgió ahora en ella - porque si no tienes puedes quedarte en mi casa, aunque no es la gran cosa pero es lo que puedo pagar y lo justo para que yo viva ahí, aún así puede aguantar que alguien más este en casa - aguardo una respuesta, mientras que detrás dejaba solamente una mansión, en la cual sus llamas se estaban consumiendo a una velocidad sorprendente. Ya no existía nada por lo cual preocuparse, ahora estaba segura de que todo estaba bien y de que podría estar mucho mejor.
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Existen pequeños gestos que aunque no quieras están ahí dejando ver una parte de ti. Se dio entera cuenta cuando no pudo evitar ejercer una ligera presión sobre la mano que sostenía. Pero ella estaba mejor que él en ese momento. No porque él estuviese herido o algo meramente físico. Asintió mientras le escuchaba, aunque parecía estar abstraído en su propia mente no pensaba en nada. Escuchaba la voz suave de su acompañante. Sabía, por el tono de antes que debía estar preocupada por él y no pudo evitar también notar como su voz demostraba cierto alivio al notar que él no intentaría más cumplir algo en lo que ya había fallado.
Tenía a donde volver, pero ya no le dijo nada. El lugar en el que le había encontrado la primera vez, la mansión de la medianoche, aún si estaba descuidada seguía siendo un buen refugio para alguien que lo ha perdido todo en un instante. Sí, justo así se sentía, como si no hubiese nada que lo mantuviese en ese instante, salvo tal vez el tacto cálido de aquella mano. Él la había tomado y rodeado con sus dedos, pero estaba consciente que quien apreciaba más ese gesto en ese instante era él.
Solo había caminado alejándose un poco del lugar hasta que se detuvo lentamente al quedar al amparo de la sombra de los árboles. De algún modo aquella oscuridad que había no le molestaba –Tienes que guiarme –Dijo en un tono de voz bajo y dirigió su mirada a ella. No tenía ni una idea de ´dónde podría quedar el lugar en donde ella se quedaba. Y sobre su ofrecimiento, su mente estaba pensando en la posibilidad por lo que se tomó un poco de tiempo antes de intentar responder.
Cuando lo hizo, antes tomó aire llenándose los pulmones, empezaba a sentir cierto dolor extenderse por todo su cuerpo, probablemente porque lo que lo había impulsado antes ya no estaba ahí. Llevó la mano que tenía librea sus costillas, no se había lastimado que supiese, pero sentía una cierta presión en el costado que empezaba a molestarle –Hay un lugar en el que puedo quedarme… –hubo una cierta duda en él al decir eso –pero… – desvió la mirada a la copa de los árboles, notando el movimiento de las ramas altas con el viento, una mera distracción –Si no es una molestia, preferiría quedarme contigo… –Cerró los ojos, estaba tranquilo, pero no en sus mejores condiciones y no se iba a mentir a sí mismo –No necesita ser un lugar lleno de lujos o demasiado sofisticado –En realidad ahora prefería lo contrario –Tampoco necesito gran cosa, si me dejas quedarme esta noche es suficiente –Podía dormir en el suelo o en cualquier sitio, eso era lo de menos. Le sonrió, aunque esta vez, ese más que acostumbrado gesto llevaba aquel dejo de no ser algo que hiciese con la naturalidad de siempre, pero es que en ese momento, no era el mismo de siempre, y si aceptaba aquella oferta era porque no quería ir y quedarse en ningún sitio, prefería la compañía de aquella muchacha que antes le había parecido encantadora en alguna forma.
Tenía a donde volver, pero ya no le dijo nada. El lugar en el que le había encontrado la primera vez, la mansión de la medianoche, aún si estaba descuidada seguía siendo un buen refugio para alguien que lo ha perdido todo en un instante. Sí, justo así se sentía, como si no hubiese nada que lo mantuviese en ese instante, salvo tal vez el tacto cálido de aquella mano. Él la había tomado y rodeado con sus dedos, pero estaba consciente que quien apreciaba más ese gesto en ese instante era él.
Solo había caminado alejándose un poco del lugar hasta que se detuvo lentamente al quedar al amparo de la sombra de los árboles. De algún modo aquella oscuridad que había no le molestaba –Tienes que guiarme –Dijo en un tono de voz bajo y dirigió su mirada a ella. No tenía ni una idea de ´dónde podría quedar el lugar en donde ella se quedaba. Y sobre su ofrecimiento, su mente estaba pensando en la posibilidad por lo que se tomó un poco de tiempo antes de intentar responder.
Cuando lo hizo, antes tomó aire llenándose los pulmones, empezaba a sentir cierto dolor extenderse por todo su cuerpo, probablemente porque lo que lo había impulsado antes ya no estaba ahí. Llevó la mano que tenía librea sus costillas, no se había lastimado que supiese, pero sentía una cierta presión en el costado que empezaba a molestarle –Hay un lugar en el que puedo quedarme… –hubo una cierta duda en él al decir eso –pero… – desvió la mirada a la copa de los árboles, notando el movimiento de las ramas altas con el viento, una mera distracción –Si no es una molestia, preferiría quedarme contigo… –Cerró los ojos, estaba tranquilo, pero no en sus mejores condiciones y no se iba a mentir a sí mismo –No necesita ser un lugar lleno de lujos o demasiado sofisticado –En realidad ahora prefería lo contrario –Tampoco necesito gran cosa, si me dejas quedarme esta noche es suficiente –Podía dormir en el suelo o en cualquier sitio, eso era lo de menos. Le sonrió, aunque esta vez, ese más que acostumbrado gesto llevaba aquel dejo de no ser algo que hiciese con la naturalidad de siempre, pero es que en ese momento, no era el mismo de siempre, y si aceptaba aquella oferta era porque no quería ir y quedarse en ningún sitio, prefería la compañía de aquella muchacha que antes le había parecido encantadora en alguna forma.
Junno Kimura- Hechicero Clase Media
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Iba al lado de Junno, firme y fiel. Le debía la vida de antes y ahora volvía a debersela porque de no haber querido él sobrevivir serían dos cadáveres más en aquella deshecha mansión. No decía nada, solo miraba al joven de vez en cuando y conforme se alejaban volteo un par de veces en dirección al vampiro que aún se mantenía inmóvil en la oscuridad de la noche que iba en aumento conforme las llamas cedían; también pensó en cuestionarle sobre él, pero no lo hizo. Junno ya había pasado demasiado para una noche.
Cuando él se detuvo, ella también lo hizo y aguardo a escucharle para poder responder o hacer algo. Le agradaba la sensación que se generaba en ella cuando alguien confiaba de esa manera en ella y claramente, no defraudaría a ese alguien que resultaba ser tan importante.
– Te llevare a donde quieras Junno, confía en mi – la mirada que él le dedicaba era la de alguien perdido, pero la loba le encontraría, estuviera donde estuviera. Su mano apretaba de manera ligera la de Junno y comenzó a caminar entre los árboles, buscando la manera más rápida de alejarse de aquel lugar.
Miraba de reojo al humano y aunque podía notar que sufría un poco, que estaba confundido y aquello sería un recuerdo doloroso para él, le produjo algo de envidia. ¿Por qué él sería capaz de recordar y ella no?, ¿Qué le volvía diferente a él?, ¿Por qué para ella estaba prohibido recordar lo doloroso? La verdad es que no importaba realmente el numero de veces que ella se preguntara eso, no existía respuesta aún a sus dudas y son recuerdos seguían siendo una madeja extraña, una que no podía desenredarse y mostrarle su pasado. Existían días en los que no le interesaba porque el presente era lo suficientemente doloroso y maravilloso; más en momentos como aquel deseaba poder recordar un poco de aquella maldita noche, del lobo que la mordió, pero sobre todo aquel hombre, ese al que le debía todo. Pero no debía pensar en eso, no, existían cosas más importantes y Junno, él era más importante.
– No hay problema, puedes quedarte en mi casa el tiempo necesario… siempre estoy sola – no planeaba lanzarle a la calle o dejarlo en un lugar en el que no se sintiera cómodo. Camino a su lado por el bosque largo rato, entre un silencio tan solo encontrado en el cementerio, pero no era de menos, habían muerto seres cercanos a Junno y por eso respetaba el silencio o al menos lo hizo hasta que se vio ya por salir a las afueras de París – Estamos llegando a la ciudad, aún nos falta algo de camino – apretó su mano, quería sentirle cerca y que no le había perdido en el incendio.
Cuando él se detuvo, ella también lo hizo y aguardo a escucharle para poder responder o hacer algo. Le agradaba la sensación que se generaba en ella cuando alguien confiaba de esa manera en ella y claramente, no defraudaría a ese alguien que resultaba ser tan importante.
– Te llevare a donde quieras Junno, confía en mi – la mirada que él le dedicaba era la de alguien perdido, pero la loba le encontraría, estuviera donde estuviera. Su mano apretaba de manera ligera la de Junno y comenzó a caminar entre los árboles, buscando la manera más rápida de alejarse de aquel lugar.
Miraba de reojo al humano y aunque podía notar que sufría un poco, que estaba confundido y aquello sería un recuerdo doloroso para él, le produjo algo de envidia. ¿Por qué él sería capaz de recordar y ella no?, ¿Qué le volvía diferente a él?, ¿Por qué para ella estaba prohibido recordar lo doloroso? La verdad es que no importaba realmente el numero de veces que ella se preguntara eso, no existía respuesta aún a sus dudas y son recuerdos seguían siendo una madeja extraña, una que no podía desenredarse y mostrarle su pasado. Existían días en los que no le interesaba porque el presente era lo suficientemente doloroso y maravilloso; más en momentos como aquel deseaba poder recordar un poco de aquella maldita noche, del lobo que la mordió, pero sobre todo aquel hombre, ese al que le debía todo. Pero no debía pensar en eso, no, existían cosas más importantes y Junno, él era más importante.
– No hay problema, puedes quedarte en mi casa el tiempo necesario… siempre estoy sola – no planeaba lanzarle a la calle o dejarlo en un lugar en el que no se sintiera cómodo. Camino a su lado por el bosque largo rato, entre un silencio tan solo encontrado en el cementerio, pero no era de menos, habían muerto seres cercanos a Junno y por eso respetaba el silencio o al menos lo hizo hasta que se vio ya por salir a las afueras de París – Estamos llegando a la ciudad, aún nos falta algo de camino – apretó su mano, quería sentirle cerca y que no le había perdido en el incendio.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Aquellos ligeros y simples gesto repentinos, como esa simple presión en su mano por momentos le impedía quedarse pensando en cualquier cosa innecesaria. Lo que había hecho,ya estaba hecho, era su propia política no arrepentirse de cosas que ya no podían remediarse. Y siempre había podido hacerlo. ¿Por qué se sentía tan culpable entonces? Tanto que no podía simplemente decir que no ya no había más que hacer. Tanto que no fue tras el vampiro que estaba aun en aquel sitio porque pensó que no era digno de seguir sirviéndole. No recordaba haberse sentido así antes... en verdad, nunca.
Le escuchó como si no estuviese ahí, pero más que eso era la expresión serena que se había formado en su rostro -... ¿Qué hay de esa persona? -Su voz tenía un volumen moderado mientras observaba su mano entrelazada con la de ella. Solo pensaba en la primera vez que se habían encontrado. Ella tenía prisas por llegar con alguien, el pensó que podría ser un amigo, tal vez algo más. Y justo lo recordaba ahora.
-No me quedaré mucho... No quisiera darte problemas -En realidad tendría que haber ido a la mansión de la medianoche y buscar en ella las cosas que serían necesarias en un momento dado. No podía importunarla cuando tenía todo los medios para conseguir las cosas por su cuenta. Pero justamente sin notarlo demasiado, solo quería a alguien como ella, que le tendiese la mano por un momento, en lo que recuperaba fuesen las fuerzas o el motivo para moverse más allá de esa situación.
-¿En donde queda tu hogar? -Preguntó con curiosidad mientras alzaba la mirada para ver que ella tenía razón en lo que decía. Su sentidos lograron captar aquellas características tan habituales de la ciudad. Achicó los ojos como si la luz le pareciese demasiada, incluso aunque lo que en realidad lo molestaba era esa mezcla de olores que lograba percibir apenas llegaban a las calles empedradas. Un paso más lejos...
Un cansancio enorme le invadió todo el cuerpo, como jamás antes, porque era su mente, incluso más que su cuerpo, la que estaba agotada y buscaba alguna clase de alivio. Y en un rápido y repentino movimiento alejó su mano -El veneno...- Lo había olvidado, no llevaba los guantes puestos. No se molestó en pensar que ella no era un humano común, sus manos estaban tibias por el tacto de un ser que realmente tardaría mucho más en verse afectado por algo como eso. Suspiró -Soy un descuidado -murmuró cerrando los ojos mientras echaba el rostro atrás -Nunca había cometido tantos errores antes...- pero dada la situación un ligera idea cruzó por su mente, pero decidió dejarla en espera solo para sonreír y acercarse mucho más que antes -Te lo agradezco- sabiendo que no corría ningún peligro, besó su frente en apenas un roce con sus labios.
Le escuchó como si no estuviese ahí, pero más que eso era la expresión serena que se había formado en su rostro -... ¿Qué hay de esa persona? -Su voz tenía un volumen moderado mientras observaba su mano entrelazada con la de ella. Solo pensaba en la primera vez que se habían encontrado. Ella tenía prisas por llegar con alguien, el pensó que podría ser un amigo, tal vez algo más. Y justo lo recordaba ahora.
-No me quedaré mucho... No quisiera darte problemas -En realidad tendría que haber ido a la mansión de la medianoche y buscar en ella las cosas que serían necesarias en un momento dado. No podía importunarla cuando tenía todo los medios para conseguir las cosas por su cuenta. Pero justamente sin notarlo demasiado, solo quería a alguien como ella, que le tendiese la mano por un momento, en lo que recuperaba fuesen las fuerzas o el motivo para moverse más allá de esa situación.
-¿En donde queda tu hogar? -Preguntó con curiosidad mientras alzaba la mirada para ver que ella tenía razón en lo que decía. Su sentidos lograron captar aquellas características tan habituales de la ciudad. Achicó los ojos como si la luz le pareciese demasiada, incluso aunque lo que en realidad lo molestaba era esa mezcla de olores que lograba percibir apenas llegaban a las calles empedradas. Un paso más lejos...
Un cansancio enorme le invadió todo el cuerpo, como jamás antes, porque era su mente, incluso más que su cuerpo, la que estaba agotada y buscaba alguna clase de alivio. Y en un rápido y repentino movimiento alejó su mano -El veneno...- Lo había olvidado, no llevaba los guantes puestos. No se molestó en pensar que ella no era un humano común, sus manos estaban tibias por el tacto de un ser que realmente tardaría mucho más en verse afectado por algo como eso. Suspiró -Soy un descuidado -murmuró cerrando los ojos mientras echaba el rostro atrás -Nunca había cometido tantos errores antes...- pero dada la situación un ligera idea cruzó por su mente, pero decidió dejarla en espera solo para sonreír y acercarse mucho más que antes -Te lo agradezco- sabiendo que no corría ningún peligro, besó su frente en apenas un roce con sus labios.
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
No entendió al instante de a que persona se refería, de hecho creyó que estaba confundido por lo que le había sucedido. Cuando termino por darse cuenta de que él preguntaba sobre a quien se dirigía la primera vez que se encontraron negó ligeramente.
– Nos vimos un par de veces después de aquel día pero… desapareció, como si se lo hubiese tragado la tierra aunque… – suspiró con pesar – esa persona compartía mi condición de licántropo, así que creo que lo que ha pasado es que le encontraron los inquisidores o cazadores, no lo sé – apretó con algo de temor la mano de Junno, ¿Qué sería de ella si le encontraba la inquisición? ¿Soportaría? No estaba segura, no después de que nunca debió pelear para mantener su vida a salvo, simplemente se mantenía oculta y con un perfil bajo en el cuál nunca creyó alguien fuese capaz de descubrirle.
– No darás problemas, así que no pienses eso – con gesto duro dirigió su mirada a él, para dejarle en claro que no era una molestia, de haberlo sido en primer lugar ella ni siquiera se hubiese atrevido a entrar a aquella casa en llamas para rescatarle.
De hecho ya que caía en la cuenta, él era la única persona por la que había arriesgado su vida o no le importo morir a su lado y eso le parecía extraño, verdaderamente extraño de hecho pero ya tendría tiempo para pensar en el motivo que le llevo a que las cosas terminaran de aquella manera.
No respondió a su pregunta de la ubicación de su hogar hasta que estuvieron solamente a una calle de ella, era una casa bastante sencilla y humilde pero se la ofrecería con todo lo que tenía para que estuviera a salvo.
– Estamos a punto de llegar. Mira… – levanto su mano y señalo con el dedo una casa color café – esa casa es la mía… bueno no mía si no es la casa que rento para vivir así que bueno, prácticamente estamos ahí – continuo caminando hasta que de un movimiento veloz la mano de Junno se alejó de la suya y alarmada se giro solo para ver la expresión el el rostro de él y después sus manos desnudas. Había olvidado por completo el veneno que despedía, pero como no se sentía mal, no le importaba realmente que pasara – descuida, estoy bien no parece sucederme nada.
El beso que recibió fue completamente inesperado y provoco en ella un ligero sonrojo, nadie en mucho tiempo había tenido esas muestras para con ella.
– De… De nada – susurró justo antes de guiarle nuevamente hasta quedar a la puerta de lo que era su hogar – pero ahora nada de decir que eres un descuidado o problemático y bienvenido a casa – abrió entonces la puerta que dejaba al descubierto una casa con una pequeña habitación, una sala en la que no existían muchos muebles, la cocina y un pequeño cuarto de baño – no es mucho, pero puedes permanecer aquí hasta que te sientas mejor – le empujo entonces dentro y cerró la puerta tras ellos.
– Nos vimos un par de veces después de aquel día pero… desapareció, como si se lo hubiese tragado la tierra aunque… – suspiró con pesar – esa persona compartía mi condición de licántropo, así que creo que lo que ha pasado es que le encontraron los inquisidores o cazadores, no lo sé – apretó con algo de temor la mano de Junno, ¿Qué sería de ella si le encontraba la inquisición? ¿Soportaría? No estaba segura, no después de que nunca debió pelear para mantener su vida a salvo, simplemente se mantenía oculta y con un perfil bajo en el cuál nunca creyó alguien fuese capaz de descubrirle.
– No darás problemas, así que no pienses eso – con gesto duro dirigió su mirada a él, para dejarle en claro que no era una molestia, de haberlo sido en primer lugar ella ni siquiera se hubiese atrevido a entrar a aquella casa en llamas para rescatarle.
De hecho ya que caía en la cuenta, él era la única persona por la que había arriesgado su vida o no le importo morir a su lado y eso le parecía extraño, verdaderamente extraño de hecho pero ya tendría tiempo para pensar en el motivo que le llevo a que las cosas terminaran de aquella manera.
No respondió a su pregunta de la ubicación de su hogar hasta que estuvieron solamente a una calle de ella, era una casa bastante sencilla y humilde pero se la ofrecería con todo lo que tenía para que estuviera a salvo.
– Estamos a punto de llegar. Mira… – levanto su mano y señalo con el dedo una casa color café – esa casa es la mía… bueno no mía si no es la casa que rento para vivir así que bueno, prácticamente estamos ahí – continuo caminando hasta que de un movimiento veloz la mano de Junno se alejó de la suya y alarmada se giro solo para ver la expresión el el rostro de él y después sus manos desnudas. Había olvidado por completo el veneno que despedía, pero como no se sentía mal, no le importaba realmente que pasara – descuida, estoy bien no parece sucederme nada.
El beso que recibió fue completamente inesperado y provoco en ella un ligero sonrojo, nadie en mucho tiempo había tenido esas muestras para con ella.
– De… De nada – susurró justo antes de guiarle nuevamente hasta quedar a la puerta de lo que era su hogar – pero ahora nada de decir que eres un descuidado o problemático y bienvenido a casa – abrió entonces la puerta que dejaba al descubierto una casa con una pequeña habitación, una sala en la que no existían muchos muebles, la cocina y un pequeño cuarto de baño – no es mucho, pero puedes permanecer aquí hasta que te sientas mejor – le empujo entonces dentro y cerró la puerta tras ellos.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Realmente no estaba seguro de nada ¿cuándo él se había mostrado tan inseguro antes? Diciendo cosas como esa, era tan impropio de él. Cuando llegaron vio con detenimiento el lugar, estaba acostumbrado a eso y sonrió -No debes preocuparte, he estado en lugares mucho peores- Dijo en un tono que denotaba que realmente estaba intentando sonar casual y despreocupado, una broma que dijo al ver e interior de su hogar. En realidad le pareció acogedor. Era pequeño a comparación de la mansión, pero como los lugares lujosos en los que había estado no eran realmente de su propiedad, salvo la taberna, realmente decía la verdad. Durante su adolescencia y durante casi toda su preparación, le había tocado pasar por muchas cosas, ese lugar en realidad era mucho más de lo que él pudiese pedir.
Lo único que no había logrado hacer, era sonreír como solía hacerlo siempre, aún estaba perdido en sus pensamientos, y de no ser por ella empujándole dentro, realmente habría tardado en pasar al interior -Es bonito- Dijo sin una pizca de mentira en la voz. Tratando de quitarse la tensión de encima le sonrió -¿Esta bien que traigas a un hombre a casa y le dejes quedarse sin más? No soy inofensivo ¿sabes?- Quería distraerse y tenía demasiadas cosas que esperaba no salieran a flote pronto.
-¿Puedo sentarme? - Dijo mientras se dirigía a la salita incluso antes de recibir respuesta, no podía evitar pedir permiso o hablar de cierta forma en ocasiones. Había cosas que tenía muy arraigadas. Soltó un hondo suspiro. Estaba un poco más tranquilo ahora que estaban ahí. Tal ve por el hecho de estar en un lugar diferente y que nada tenía que ver con él aún. No había nada ahí que le perturbara y agradecía eso.
Lo único que no había logrado hacer, era sonreír como solía hacerlo siempre, aún estaba perdido en sus pensamientos, y de no ser por ella empujándole dentro, realmente habría tardado en pasar al interior -Es bonito- Dijo sin una pizca de mentira en la voz. Tratando de quitarse la tensión de encima le sonrió -¿Esta bien que traigas a un hombre a casa y le dejes quedarse sin más? No soy inofensivo ¿sabes?- Quería distraerse y tenía demasiadas cosas que esperaba no salieran a flote pronto.
-¿Puedo sentarme? - Dijo mientras se dirigía a la salita incluso antes de recibir respuesta, no podía evitar pedir permiso o hablar de cierta forma en ocasiones. Había cosas que tenía muy arraigadas. Soltó un hondo suspiro. Estaba un poco más tranquilo ahora que estaban ahí. Tal ve por el hecho de estar en un lugar diferente y que nada tenía que ver con él aún. No había nada ahí que le perturbara y agradecía eso.
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Miro su propia casa, ¿lugares peores? bueno eso podía considerarse un halago para el cuchitril en el que vivía así que simplemente se encogió de hombros, mientras estuviese bien para él y ella pudiera tener un lugar donde refugiarlo estaba bien. Además de que para si misma no ocupaba un sitio realmente grande o lujoso y tampoco tenía el tiempo o el dinero para otro sitio.
– Gracias – respondió al halago en torno a su hogar, sería pequeño y un tanto feo pero le había dado su toque. En un inicio se había sentido como lo que era una intrusa en aquel lugar y por eso había hecho algunas modificaciones, moviendo una cosa y otra, llevando a casa cosas pequeñas que le hicieran sentir el lugar más de ella. Se rió bajito, cubriendo sus labios ante la pregunta aquella, ambos estaban ahí y ninguno era completamente inofensivo así que ¿Cuál era el problema? – Bueno, no es como que deba darle explicaciones a alguien sabes, así que poco debe interesar si esta bien o no – lo decía con toda la sinceridad del mundo, a nadie le interesaba lo que ella hiciera y si quería llevarlo ahí, nadie debía preguntarle nada. Quizás a los vecinos les causaría sorpresa a la mañana, pero bien si ella no respondía jamás a sus preguntas tampoco lo haría en esta ocasión – y se que no eres inofensivo, pero entre nosotros ¿quién lo es?
No dijo nada, solo le permitió que se adentrara en su hogar e hiciera lo que deseara. Le siguió, sin apartarse mucho de él y en cuanto llegaron a la salita se sentó, sin dejar de mirarle un segundo. Layla se daba cuenta de algo al tenerlo ahí, al haber pasado todo aquello solo por él. Quizás Junno, era el único "amigo" que tenía y que tendría en todo lo que llevaba de vida.
– ¿Necesitas algo? o ¿Deseas dormir? – eso debía ser lo más prudente, que durmiera un rato y creyera que todo aquello al menos por unos instantes había sido un sueño.
– Gracias – respondió al halago en torno a su hogar, sería pequeño y un tanto feo pero le había dado su toque. En un inicio se había sentido como lo que era una intrusa en aquel lugar y por eso había hecho algunas modificaciones, moviendo una cosa y otra, llevando a casa cosas pequeñas que le hicieran sentir el lugar más de ella. Se rió bajito, cubriendo sus labios ante la pregunta aquella, ambos estaban ahí y ninguno era completamente inofensivo así que ¿Cuál era el problema? – Bueno, no es como que deba darle explicaciones a alguien sabes, así que poco debe interesar si esta bien o no – lo decía con toda la sinceridad del mundo, a nadie le interesaba lo que ella hiciera y si quería llevarlo ahí, nadie debía preguntarle nada. Quizás a los vecinos les causaría sorpresa a la mañana, pero bien si ella no respondía jamás a sus preguntas tampoco lo haría en esta ocasión – y se que no eres inofensivo, pero entre nosotros ¿quién lo es?
No dijo nada, solo le permitió que se adentrara en su hogar e hiciera lo que deseara. Le siguió, sin apartarse mucho de él y en cuanto llegaron a la salita se sentó, sin dejar de mirarle un segundo. Layla se daba cuenta de algo al tenerlo ahí, al haber pasado todo aquello solo por él. Quizás Junno, era el único "amigo" que tenía y que tendría en todo lo que llevaba de vida.
– ¿Necesitas algo? o ¿Deseas dormir? – eso debía ser lo más prudente, que durmiera un rato y creyera que todo aquello al menos por unos instantes había sido un sueño.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Tuvo que reír, lo más cercano y sincero hasta ese momento desde que la había encontrado. Bien, la pregunta había sido algo tonta -Nadie lo es, nadie, incluso los niños -apuntó con una mirada aguda, como fingiendo seriedad. Suspiró con la tenue sonrisa en sus labios.
-No, ¿me harías un favor? Habla conmigo, la última vez conversamos muy poco ... o eso me pareció-Eso y no quería dormir. Sentía el cuerpo cansado y le dolían las costillas, los ojos le escocían ligeramente, pero sin duda, no quería abandonarse al sueño tan pronto. Se le quedó viendo, las formas de su cabello al caer sobre sus hombros, con la delicadeza que tendría cualquier mujer, con esa mirada que le dirigía. La había visto antes y sabía que su preocupación y el interés sobre su persona que mostraba ahora era genuino. Junno nunca se permitió estar cerca de nadie, y de quien lo había sido, casi a fuerza de golpes, también había sido consumido por esas flamas. La gente como ella, en el círculo por el cual debía moverse, no era habitual. Había estado sometido al constante peligro, si bien no es que todo hubiese sido de ese modo. En la aldea en la que vivían las familias del clan al que pertenecía, las cosas habían sido más o menos comunes. Siendo un niño, había sido como cualquier otro, a excepción solo de las enseñanzas que le inculcaban.
Le extendió la mano como diciéndole que se acercara. Estaba cansado, pero no lo suficiente para estar seguro de que si cerraba los ojos su sueño sería simplemente una oscuridad sin sueños. Eso quería, no imágenes perturbando su mente justo ahora.
-No, ¿me harías un favor? Habla conmigo, la última vez conversamos muy poco ... o eso me pareció-Eso y no quería dormir. Sentía el cuerpo cansado y le dolían las costillas, los ojos le escocían ligeramente, pero sin duda, no quería abandonarse al sueño tan pronto. Se le quedó viendo, las formas de su cabello al caer sobre sus hombros, con la delicadeza que tendría cualquier mujer, con esa mirada que le dirigía. La había visto antes y sabía que su preocupación y el interés sobre su persona que mostraba ahora era genuino. Junno nunca se permitió estar cerca de nadie, y de quien lo había sido, casi a fuerza de golpes, también había sido consumido por esas flamas. La gente como ella, en el círculo por el cual debía moverse, no era habitual. Había estado sometido al constante peligro, si bien no es que todo hubiese sido de ese modo. En la aldea en la que vivían las familias del clan al que pertenecía, las cosas habían sido más o menos comunes. Siendo un niño, había sido como cualquier otro, a excepción solo de las enseñanzas que le inculcaban.
Le extendió la mano como diciéndole que se acercara. Estaba cansado, pero no lo suficiente para estar seguro de que si cerraba los ojos su sueño sería simplemente una oscuridad sin sueños. Eso quería, no imágenes perturbando su mente justo ahora.
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Niños, esas criaturitas escurridizas que hacían de todo, definitivamente ni incluso ellos estaba excusados de ser peligrosos, solo que probablemente lo eran a un nivel menor que cualquier otro o de ellos.
No podía dejar de mirar en dirección a su invitado, estaba demasiado preocupada y aliviada por él como para alejar su mirada de él. Aquella petición le resulto algo extraña, pero aún así se acerco hasta Junno; tomo su mano y termino por sentarse a su lado, pensando en que sería bueno que hablara con él o qué era lo que esperaba aquel joven escuchar de ella.
– ¿Quieres que te diga algo en especial o solo lo que se me ocurra? – se sintió tonta al pensar en hablar solamente de lo que se le ocurriera, de dejarse guiar por esa manera solo terminaría diciendo cosas sin sentido sobre su pasado o lo que había vivido y Junno no necesitaba escuchar aquellas cosas, él ya tenía suficiente con lo que pasaba.
Sin evitarlo termino por pasar sus dedos por el rostro del joven, sin duda parecía una cachorra esperando a que su dueño le indicara que había actuado bien, que todo lo que había hecho era justamente lo que debía, pero no importaba si lucía tonta o si aquello no debía hacerlo, Layla se sentía bien y eso era lo único que a ella realmente le prestaba atención.
– Junno, si te pido que te quedes un tiempo… ¿te quedarías? – no estaba completamente segura del por qué pedir cosa como esa pero solamente le fue imposible detenerse.
No podía dejar de mirar en dirección a su invitado, estaba demasiado preocupada y aliviada por él como para alejar su mirada de él. Aquella petición le resulto algo extraña, pero aún así se acerco hasta Junno; tomo su mano y termino por sentarse a su lado, pensando en que sería bueno que hablara con él o qué era lo que esperaba aquel joven escuchar de ella.
– ¿Quieres que te diga algo en especial o solo lo que se me ocurra? – se sintió tonta al pensar en hablar solamente de lo que se le ocurriera, de dejarse guiar por esa manera solo terminaría diciendo cosas sin sentido sobre su pasado o lo que había vivido y Junno no necesitaba escuchar aquellas cosas, él ya tenía suficiente con lo que pasaba.
Sin evitarlo termino por pasar sus dedos por el rostro del joven, sin duda parecía una cachorra esperando a que su dueño le indicara que había actuado bien, que todo lo que había hecho era justamente lo que debía, pero no importaba si lucía tonta o si aquello no debía hacerlo, Layla se sentía bien y eso era lo único que a ella realmente le prestaba atención.
– Junno, si te pido que te quedes un tiempo… ¿te quedarías? – no estaba completamente segura del por qué pedir cosa como esa pero solamente le fue imposible detenerse.
Noel Rorschach- Vampiro Clase Alta
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Re: No hay fuego que destruya al veneno [Privado]
Sin duda el no había pensado en nada en concreto al estarle pidiendo eso, así que en el momento que le llevo pensar en ello y responderle, sintió el toque de sus manos. Por un segundo aguantó la respiración. Una especie de acto reflejo mientras su miraba iba hasta donde sus dedos se movieron ligeramente para sentir la piel contigua a la suya.
Había un toque de extrañeza en poder tocar a alguien. Claro que eso no significaba que fuese a probar con ella cuánto tiempo faltaría para que el veneno que emitía su cuerpo hiciera efecto. Pero sabía que con las condiciones del clima y además la de ella, podía al menos hacer eso. Pero aquella pregunta le devolvió a todos sus sentidos -¿Quédarme? - Y aunque en su mente pasaban ciertas cosas, lo cierto es que lo único que pudo agregar fue -¿Por qué? - Creía verlo de cierta forma, pero la sobrecargar de ideas le hizo preguntar en voz alta. Y no es que no quisiera, algo en él al escucharle quiso decir que si incluso sin pensarlo. Solo que aún no lo había dicho. Porque le intrigaba la razón por la que alguien se portara así con él.
Tan fuera de sí, todo estaba tan fuera de lugar. Y sabía que había preocupado a quien estaba frente a él, de golpe se dio cuenta de que no había sido a la ligera. Ella había entrado en la casa en llamas por él, y él había visto en su mirada que no lo había hecho para dejarle ahí aún cuando él se lo pidiera. Pero apenas y le conocía. Entonces ¿por qué? Porque era así. Y en un impulso le abrazó estrechándola suavemente entre sus brazos.
Había un toque de extrañeza en poder tocar a alguien. Claro que eso no significaba que fuese a probar con ella cuánto tiempo faltaría para que el veneno que emitía su cuerpo hiciera efecto. Pero sabía que con las condiciones del clima y además la de ella, podía al menos hacer eso. Pero aquella pregunta le devolvió a todos sus sentidos -¿Quédarme? - Y aunque en su mente pasaban ciertas cosas, lo cierto es que lo único que pudo agregar fue -¿Por qué? - Creía verlo de cierta forma, pero la sobrecargar de ideas le hizo preguntar en voz alta. Y no es que no quisiera, algo en él al escucharle quiso decir que si incluso sin pensarlo. Solo que aún no lo había dicho. Porque le intrigaba la razón por la que alguien se portara así con él.
Tan fuera de sí, todo estaba tan fuera de lugar. Y sabía que había preocupado a quien estaba frente a él, de golpe se dio cuenta de que no había sido a la ligera. Ella había entrado en la casa en llamas por él, y él había visto en su mirada que no lo había hecho para dejarle ahí aún cuando él se lo pidiera. Pero apenas y le conocía. Entonces ¿por qué? Porque era así. Y en un impulso le abrazó estrechándola suavemente entre sus brazos.
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