Encuentros fortuitos [Privado Thadeus]

por **Daeva Němcova** Lun Mayo 27, 2013 6:42 pm

Los días pasaban seguidos por sus correspondentes noches en el burdel. Estas solían ser agitdas y agotadoras para las chicas, pero no para mi. Mi fama no se bien si por loca o por bella, se había extendido por Paris a lo largo de los últimos años y me había creado un nombre y una reputación que me permitían ser exquisita. También haber sido elegida por el mismísimo Rey de Francia como una de sus cortesanas ayudaba a ello, y aunque ya hacía bastantes meses que no venía a verme, la fama aún quedaba.

El caso es que esa fama me permitía elegir a mis clientes e incluso decidir las noches que trabajaba o no. Podría incluso haberme comprado una vivienda propia, pues tenía dinero ahorrado para ello, pero después de lo sucedido cuando era pequeña, tenía miedo de vivir en una casa que se pudiera quemar, sobretodo sola. De hecho también tenía miedo de encender el fuego, por eso mi habitación del burdel era la más fría, ya que la chimenea nunca se encendía. Tan solo se usaba para acumular montañas y montañas de libros, apilados unos encima de otros. Libros de política, de filosofía, de teatro... Todo tipo de libros y en varios idiomas. Esa era mi forma de mantenerme conectada con el mundo y al día de todo, quizá por eso era una de las mejores cortesanas, pues era capaz de mantener conversaciones de alto nivel sobre casi cualquier area de conocimientos.

Hoy era una de esas noches tranquilas... Pues al anochecer había recibido la visita de un Duque, uno un tanto especial con unos gustos un tanto especiales. Ese Duque fingía que venía a verme para saciar sus necesidades carnales, pero no eran estas las que saciaba, pues ni siquiera estaba interesado en el género femenino. Él saciaba otras mucho peor vistas... relacionadas con la sangre. Sus visitas cada cierto tiempo, si bien rápidas y muy bien remuneradas, me solían dejar débil para el resto de la noche, así que me reservaba esos momentos a solas. Además, el Duque me servía de cohartada para no tener que atender a nadie más esa noche, pues a ojos del mundo yo estaba encerrada en la habitación satisfacciendo a un famoso Duque, y no a solas después de que este escapara por la ventana y tardara unas cuantas horas en regresar.

Justo andaba ahora sobre el tocador, aplicándome un hungüento cicatrizando sobre la muñeca que el Duque había usado para alimentarse, cuando escuché un extraño alboroto abajo en el salón. Aún así no me molesté en levantarme del tocador y bajar a mirar, si no que seguí curándome la herida sin darle importancia. Algunas veces se armaban pequeñas trifulcas cuando un par de clientes borrachos se interesaban por la misma chica.

A lo mío seguí y despacio me coloqué una venda sobre mi fina muñeca. Mañana bastaría con que me pusiera un brazalete y listo, nadie notaría nada. Una vez terminé, me apliqué un poco de colonia y dejé la bata de seda sobre el biombo que había al lado del tocador, para caminar desnuda hacia la cama. Justo estaba retirando las sabanas de esta cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe y volvió a cerrarse. Sin entender nada, me giré un poco sobresaltada y fue entonces cuando me encontré cara a cara con el desconocido.

Por instinto, agarré la sábana y me cubrí con ella al tiempo que gritaba, pero su mano se cerró en torno a mi boca, sofocando el grito...

por **Thaddeus Dainard** Mar Mayo 28, 2013 6:28 am

El burdel estaba siempre a rebosar de gente, gente ebria mayormente y las cortesanas siempre van adornadas con multitud de joyas, la mayoría de ellas baratijas para atraer a los clientes. Algunas de esas joyas no eran baratas precisamente sino regalos que les habían hecho clientes ricos y yo a estas alturas de mi vida puedo decir que he desarrollado cierto don para poder distinguir unas piedras preciosas talladas falsas de unas auténticas. Por eso hoy he venido al burdel, con mi peluca empolvada y un bigote postizo, mis ropas caras y mi pose de señoritingo pijo como si estuviera dispuesto a escoger de entre las damas mas exquisitas del local soltando un buen fajo de billetes como pago por sus servicios. Así he encandilado a un par de ellas y una preciosa pulsera con pequeños diamantitos engastados ha terminado deslizándose misteriosamente hasta el interior de la manga de mi chaqueta. Obviamente en eso habían tenido algo que ver mis prodigiosas manos especializadas en tomar lo que no es suyo con una delicadeza inóspita y una pericia pasmosa.

Como las mujeres eran manoseadas por un hombre tras otro no creo que la dama en cuestión supiera exáctamente cual de todos los caballeros le había sustraído tan exquisita joya y las copas de más que todos ellos llevaban encima haría que el momento de confusión, una vez fuera descubierta mi hazaña, fuera todavía mayor. Por si acaso he subido al piso superior con la intención de salir por una de las ventanas que dan a la calle de atrás bajando por alguna enredadera o por una de las rejas de las ventanas. Soy bastante ágil y estoy acostumbrado a escaparme cuando la situación se pone un poco peliaguda.

Ya en el primer piso voy recorriendo el pasillo tomando con disimulo las manillas de las puertas en busca de una que esté abierta y finalmente cuando una de estas que dan a la calle de atrás cede, entro en la estancia sin preocuparme demasiado en si está ocupada o no. Ante mi me encuentro con una dama desnuda la cual hace el amago de gritar al verme. Por suerte consigo llegar a ella y sofocar su grito con mi mano enguantada rodeando su esbelta cintura con mi otro brazo para inmovilizarla parcialmente.

- Disculpe la intromisión señorita. No era mi intención perturbar su "momento de descanso" -me disculpo afanadamente- Tan solo estaba buscando una salida y su puerta sin cerrojos me ha allanado el camino -le explico oyendo el barullo abajo, el cual es probable que sea por que han descubierto que falta la pulsera o simplemente porque un caballero borracho ha osado ofender a otro de nivel social o de ego superior al suyo ¡A saber!- Si retiro mi mano ¿Me promete que no gritará?

por **Daeva Němcova** Mar Mayo 28, 2013 10:06 am

Cuando se acerca a mi y me sujeta de esa forma el primer pensamiento que viene a mi mente es que al final sucedió, al final me encontraron pero en vez de venir a rescatarme han venido a acabar con mi vida de la misma forma que acabaron con la de mis padres. ¿Porqué? Si ya ni siquiera la Emperatriz está viva y es su hijo quien gobierna ahora. Un hijo que admiraba a su falso padre y por lo tanto que debería también honrar a los que sirvieron fielmente a este y fueron asesinados por su madre...

Pero esos pensamientos no tienen sentido, no cuando dice que solo busca escapar. ¿Es entonces un ladrón? ¿Un asesino? Lo que está claro es que no parece interesado en matarme a mi, así que ante su ofrecimiento de retirar la mano si prometo no gritar, asiento con la cabeza.

Despacio el retira la mano y cuando tengo la boca libre suelto el aire que había retenido y giro la cabeza para mirarle. Antes cuando había entrado poco había logrado ver de su rostro, pero ahora iluminado por la luz de las velas puedo fijarme en su aspecto. La peluca empolvada y el bigote que lleva, desentonan totalmente con sus ojos vivos e inteligentes. No es tan mayor como parecía a primera vista, y definitivamente su piel es visiblemente más oscura que la de los nobles, así que deduzco que va disfrazado, pero que no es de clase social alta como quiere aparentar, así que si piensa engañarme lo lleva claro. Las cortesanas no somos chiquillas inocentes y estúpidas, y si pretende robarme lo lleva claro.

-¿Quien es usted? -Le pregunto, puesto que preguntarle que hace aquí sería una tontería, ya que evidentemente está en mi cuarto tratando de escapar. Si tuviera un poco de aprecio al burdel le denunciaría y gritaría, incluso le golpearía con el candelabro, pero la verdad es que aprecio mi vida y mi fama, y no quiero que se forme un escándalo a mi alrededor, uno que pudiera restarme clientes. Y es que seguro que nadie querria volver a estar conmigo si ya no se piensan que soy esa cortesana dulce e inocente necesitada de protección.

por **Thaddeus Dainard** Mar Mayo 28, 2013 11:00 am

Cuando ella asiente retiro mi mano de su boca para permitirla hablar si así lo desea. Yo mientras tanto me dedico a escupir las bolas de algodón que llevaba en la boca las cuales deformaban mi mandíbula terminando de completar mi disfraz. Seguro que si mañana me presento aqui con otro atuendo distinto no me reconocerían ni por asomo y podría volver a hacer de las mías consiguiendo alguna otra joya de valor que pudiera vender para seguir manteniendo mi estatus y mi ritmo de vida.

- Hmmm mi identidad no es algo que pudiera preocuparos, además mi visita en sus aposentos será tan breve que cuando me vaya ni siquiera recordareis que existo -le digo a la mujer mientras con todo el descaro voy hacia la ventana y empiezo a abrirla tirando un poco de ella pues la madera está un poco hinchada por la humedad y está un poco atrancanda. Cuando la apertura es lo suficientemente amplia me asomo sacando la cabeza para comprobar la altura que hay hasta la calle y las facilidades que pueda ofrecerme la fachada a la hora de descender hasta esta. Así a simple vista veo una repisa y unos salientes en los cuales podría apoyarme para iniciar el descenso. La altura no es demasido pronunciada así que si en algún momento veo necesario tener que saltar bien seguro que sobreviviré a la caída, total soy un superviviente nato y seguro que hasta caigo de pie como los gatos.

por **Daeva Němcova** Mar Mayo 28, 2013 11:27 am

En cuanto me suelta, me apresuro a envolverme con la sabana, de tal forma que mi cuerpo queda cubierto por las sábanas rojas de seda como si fueran una túnica griega. Tengo el pelo suelto, pues todo es parte del teatro para aparentar estar con el Duque, más sin embargo no está lo suficientemente revuelto para simular una noche de agotadora pasión, así que me apresuro a sacudir la cabeza y revolver un poco lo prefabricados rizos.

Al abandonar el espejo en el que me estaba mirando, giro la cabeza y me encuentro con mi "invitado" asomado a la ventana, analizando esta. Mmmm, definitivamente voy a empezar a pensar que mi ventana tiene más éxito que yo misma... Esta noche no ha sido un solo hombre quien ha escapado por ella, si no que serán dos. Debe ser alguna especie de record para mi. De todas formas ese pensamiento no es capaz ni de arrancarme una sonrisa, como nada es capaz de arrancármelas desde hace mucho tiempo. La frialdad se ha convertido en mi única compañera, una frialdad que más de un cliente trata de borrar regalándome joyas o haciéndome proposiciones de soñadores, como sacarme de aquí y convertirme en una mujer respetable.

Por desgracia yo no deseo eso, no deseo salir de este lugar pues de desearlo ya lo habría hecho hace tiempo. Podría haberme mudado al palacio con el rey, aceptar convertirme en una de sus amantes oficiales y que a cambio me casara con algún imbécil para así tenerme junto a él. Podría también haber aceptado alguna de las proposiciones de matrimonio de mis clientes, o podría simplemente haberme ido por mi cuenta. Pero no son esos mis deseos, mi corazón está tan vacío que ya no alberga deseo alguno, ni capacidad de desear algo, pues he aprendido que cuando te permites desear algo el mundo siempre te lo arrebatará y te hará daño.

-Está bien, pero procurad no romperos la crisma bajo mi ventana... Eso me daría una mala reputación. -Le digo encogiéndome de hombros y acercándome al tocador disimuladamente, pues en él tengo escondida una pistola lista para usar en el caso de que el hombre deseara llevarse algo que no le pertenece.

Justo en ese momento empiezan a escucharse ruidos por el pasillo, sonidos de voces y golpes en las puertas. Es un control, una revisión para saber si alguna de nosotras está en peligro o si nos tiene retenidas probablemente el hombre que tengo en la habitación. Este sería un buen momento para ser rescatada, eso en el caso de que yo lo deseara. Claro que no es para nada el caso, no solo no necesito ser rescatada, si no que se supone que el Duque está en mi habitación conmigo y cuando vean que no está empezaran a preguntarse, así que solo me queda una opción. Una que cualquier otra mujer ni siquiera osaría considerar, pero que en mi caso me parece más que viable y con un riesgo asumible.

-En un minuto o dos estarán aquí señor, no le dará tiempo a irse, sobretodo si les informo por donde ha salido, más si usted considerara la posibilidad de hacerme un favor, ambos podríamos salir beneficiados. -Le explico, al tiempo que me acerco a él y apoyo mi mano sobre su brazo. -Quítese ese disfraz y métase en la cama, echaré las cortinas y le haré pasar por el Duque que debería estar aquí conmigo. No osarán interrumpirnos en cuanto vean que estamos ocupados y se marcharán, lo que le permitirá a usted irse sin mayor apuro y sin prisas que puedan hacer que se rompa el cuello. -Es una oferta que pocas mujeres harían, y definitivamente una que ni yo misma ofrecería de no ser porque también deseo salvarme y que no descubran que el Duque no está reclamando mis servicios en este momento. Además, sería dificil de explicar como es que su suñoría se ha ido sin pasar por la salida.

por **Thaddeus Dainard** Mar Mayo 28, 2013 1:25 pm

Tan ensimismado estaba intentando forzar la ventana que no me doy cuenta de lo que hace atusándose el pelo y colocándose la sábana alrededor del cuerpo. Tampoco me percato que va hacia el tocador por eso cuando me habla me giro hacia el lugar donde la vi por última vez teniendo que rectificar y buscarla por la habitación.

- Yo me quedaría peor si me rompiera la crisma, créame. De todos modos no tengo interés alguno en dejar que se desperdicie todo mi talento y mi hermosura. Definitivamente París necesita más hombres como yo -le digo gruñendo un poco al final pues sigo forcejeando intentando abrir la ventana.

Es es ese momento cuando escucho sonidos desde el exterior y miro a la mujer de nuevo intentando descubrir si tiene algún tipo de sistema secreto para haber avisado a la gente de abajo. Al parecer ella parece igual de molesta con esas presencias y finalmente termina ofreciéndome un trato que me deja completamente boquiabierto. Antes de responder miro de nuevo la ventana la cual he logrado abrir lo justo para que me saliera la cabeza sacándola de lado así que dudo que pudiera pasar mi cuerpo entero por esa rendija.

- Vaya... ¡Esto es un hecho insólito! Creo que hemos invertido papeles y ahora es la cortesana la que solicita los servicios del caballero. Me halaga, muchisimo de hecho. Empiezo a pensar que quizás debería ponerle también una tarifa porque... -le respondo cogiéndome a hablar como una cotorra. Eso si, al final me callo de golpe pues los pasos se aceran y se escuchan ya junto a la puerta de al lado.

Corriendo empiezo a quitarme la ropa al menos de cintura para arriba pues el resto lo cubrirán las sábanas. La levita me la quito con soltura y rapidez pero la camisa me cuesta un poco más por los botones y el pañuelo del cuello.

- Ya podría colaborarme un poco, señorita -le digo a la chica pues ella ya está despelotada del todo y en mi caso cada segundo que pierdo desabrochando botones es de vital importancia.

por **Daeva Němcova** Mar Mayo 28, 2013 1:49 pm

Su comentario no produce ningún efecto en mi frío caracter... Si se rompiera la crisma a mi me daría absolutamente igual, siempre que lo hiciera lejos de mi ventana, pues entonces tendría que dar explicaciones a la policía y eso llegaría a oídos de mis clientes. En cuanto a lo de su belleza, pues bueno, si él lo dice no le voy a contradecir. Tiene un rostro hermoso, o al menos eso parece, pero como él los hay a patadas por Paris, igual que también las hay más hermosas que yo, pues en eso no me engaño a mi misma creyendo que no hay belleza que se compare conmigo.

De hecho la belleza es algo común en este tiempo, pues los maquillajes, los pomposos vestidos y los elaborados peinados, hacen hermosas a casi todas las mujeres, y si no son hermosas su dinero siempre las hace bellas a ojos de los demás.

-Cállese y dese prisa... -Le digo con voz fría, optando por ayudarle a deshacerse de todas esas ropas a las que acaba de dejarme claro que no está en absoluto acostumbrado. La levita se la quita con facilidad, pero los botones le cuestan, quizá por sus grandes manos, así que las aparto y tomo yo el relevo, usando mis pequeños y ágiles dedos en desabrocharle cada uno de los pequeños botones y así abrir su camisa.

Él mientras, se pelea con el pañuelo, también sin conseguir grandes resultados en ese corto espacio de tiempo. Pufff, eso me da ganas de estrangularle y aunque por dentro empiezo a sentir nervios y enfado, por fuera no se refleja nada más que frialdad en mis claros ojos grises.

Al final, no sin esfuerzo consigue deshacerse del pañuelo y yo tiro de su camisa desnudándole con avidez. Por fin está lo suficientemente desvestido como para que la farsa vaya a colar, así que le empujo hacia la cama, echando un vistazo a la puerta, sabiendo que esta no tardará en abrirse.

por **Thaddeus Dainard** Mar Mayo 28, 2013 2:03 pm

Ella me hace caso y empieza a ayudarme hablándome con cierta tosquedad aunque sus dedos se mueven ágiles en mi ropa, evidenciando así su práctica a la hora de desnudar hombres. ¡Que gran talento el suyo! Supongo que tendrá muchos más y a cada cual más interesante que el anterior. Mientras ella me desabrochaba la camisa yo intentaba hacer lo propio con el broche del pañuelo pero claro, así sin espejo delante y sin ver por donde van mis dedos lo que hago es enredar todavía más el asunto.

- ¿Cállese y dese prisa? ¡Que poco erotismo por su parte! Así no me extraña que tuviera su habitación vacía esta noche. Debería aprender a motivar mejor a los hombres pues las mismas órdenes que le daría usted a un perro no pueden... -le empiezo a decir de nuevo cuando me empuja hacia la cama al terminar de quitarme la camisa. Vale, vale... se ve que no tiene muchas ganas de conversación.

Así pues cuando llego a la misma me descalzo rápidamente y me subo al colchón metiéndome bajo las sábanas de seda que huelen deliciosamente a perfume de mujer. Ahora solo queda que ella me imite y se meta en la cama y me indique como supuestamente debo actuar para que nuestro teatrillo provoque el efecto deseado.

por **Daeva Němcova** Mar Mayo 28, 2013 2:41 pm

Vuelvo a rodar los ojos como única concesión a sus palabra. Si me mantengo en silencio es porque no tengo gana alguna de mantener una conversación. Él no es un cliente al que tenga que fascinar ni complacer, es solo una molestia que casi arruina mi tranquila noche, así que no tengo porque molestarme en hablarle, cuando claramente el no me ha querido decir ni su nombres. Claro está que aunque me lo hubiera dicho no le habría creído, pues lo lógico habría sido que se inventara uno.

-Métase en la cama y túmbese boca arriba, no haga nada, déjeme hacerlo a mi. -Le ordeno con brusquedad, pues no estoy tratando de ser seductora ni sensible. Además, está claro que este hombre no podría permitirse mis servicios, así que no tengo porque agradarle lo más mínimo. Nadie le creería si dijera que se ha acostado conmigo, pues de sobra es conocido que mis clientes son solo gente selecta y poderosa. No unos criminales cualquiera.

Dejando caer la improvisada túnica, me siento sobre su regazo desnuda y nos cubro a los dos de cintura para abajo. Puedo escuchar ya el manillar de mi puerta así que tomando sus manos las llevo a mis caderas y dejo que mi cuerpo se mueva sobre el suyo, imitando ese sensual movimiento de cabalgar a un hombre. Desde la puerta, el dosel de terciopelo rojo que cubre mi cama, sirve para ocultar al hombre, más sin embargo mi cuerpo desnudo y montado sobre el suyo queda expuesto a la perfección cuando la puerta se abre y la luz baña la habitación.

En ese momento suelto un gemido de placer y clavo las uñas en su pecho para hacerle gritar a él también aunque sea de dolor y entonces como si no esperara visita alguna, giro la cabeza hacia la puerta soltando un grito de sorpresa mientras corro aún más el dosel, cubriéndonos con él como si quisiera mantener nuestra intimidad.

-¡Fuera de aquí! ¡Esta es una estancia privada y nos están interrumpiendo! - Les grito asomando la cabeza y fulminándoles con la mirada mientras los hombres se disculpan y farfullan una explicación sobre un ladrón que creen que ha podido entrar. Por supuesto yo no les escucho ya, o al menos finjo eso, y en su lugar, vuelvo a inclinarme hacia el falso Duque, moviendo las caderas sensualmente, como si retomara lo que se suponía que estaba haciendo segundos antes, que era supuestamente hacerle el amor al Duque de Montarpase.

-No se preocupe Duque, ha sido solo un error. Déjeme retomarlo por donde nos habíamos quedado... -Le digo con voz sensual y vuelvo a soltar otro gemido mientras ondeo mi cuerpo sobre el suyo, haciendo que mis pechos se balanceen sobre prácticamente su cara, aunque eso los de la puerta no lo ven, pues solo llegan a ver mi espalda, nuestras caderas unidas y nuestras piernas bajo las sábanas.

Por fin parecen comprender que ahí no hay ningún ladrón y haciéndose un poco los remolones para no perderse semejante espectáculo, cierran por fin la puerta, justo al tiempo que suelto un último grito de placer fingido. La verdad es que mis gritos y gemidos son tan reales, que aunque el tenga la ropa puesta pareciera que estuviéramos haciéndolo y fuera realmente placentero, lo cual me delata a sus ojos como una excelente actriz. Algo normal teniendo en cuenta a que me dedico y que mi labor es complacer a los hombres y no solo físicamente, si no también su ego.

-Ya está, creo que ya no volverán a molestar... -Susurro quitándome de encima suya y dejándome caer sobre el colchón para cubrir mi cuerpo con las sábanas.

por **Thaddeus Dainard** Mar Mayo 28, 2013 5:03 pm

Todo pasa tan rápido que cuando me quiero dar cuenta la puerta ya está abierta y hay unos hombres mirándonos. Ellos no pueden verme a mi porque estoy bajo el amparo de las cortinas del dosel y encima está oscuro aqui pero yo si que puedo verles a ellos porque en el pasillo hay luz y las cortinas se transparentan lo suficiente. Sentada sobre mi, completamente desnuda empieza a mecerse contra mi cuerpo y dado que estoy vestido de cintura para abajo hay cierta separación textil entre nuestros cuerpos. Yo la miro alucinado y bastante tenso, aunque no por miedo a que nos descubran sino por lo insólito de la situación. Balanceándose me pasa prácticamente los pechos por la cara mientras gime y finge otros soniditos propios del sexo y que a pesar de salirle muy convincentes apunto está de darme la risa floja. Ella será muy buena actriz y como yo no quiero quedarme atrás también gruño como si estuviéramos en pleno arrebato pasional, dando un saltito y casi delatándome cuando me araña el pecho de esa forma.

Hum... por suerte los hombres no tardan en marcharse y tal y como ella se baja de encima de mi yo me incorporo parcialmente apoyando los codos en la cama para mirar hacia la puerta. En el proceso no me he dado cuenta de que se me ha caído la peluca y que está está ahora sobre el colchón, quedándome únicamente el bigotillo postizo.

- Quizás debería considerar echar el cerrojo de vez en cuando, sin duda eso le daría un extra de privacidad a usted y a sus clientes -le digo, pues ahora porque era yo pero si llega a ser el duque ese de verdad seguro que se habría enfadado y sentido ofendido por la brusca interrupción.

por **Daeva Němcova** Mar Mayo 28, 2013 5:26 pm

Tumbada en la cama, ya cubierta de nuevo con las sábanas, le observo levantarse para cotillear, solo que al hacerlo veo como la empolvada y aparatosa peluca se le cae, dejando a la vista un revuelto pelo oscuro, muchísimo más acorde con sus rasgos y que le quita años de encima. Por desgracia, esa horrible peluca ahora mancha todas mis sábanas de seda y yo la miro con horror, cogiéndola por uno de los rizos de la coleta y sosteniéndola en alto justo antes de atizarle con ella y formar una nube de polvo blanco a nuestro alrededor.

-La próxima vez procura no meter estas cosas en mi cama... Lo has puesto todo perdido. -Digo con brusquedad, arrojando la peluca al suelo después de haberle golpeado con ella y de habernos cubierto a los dos de polvos de arroz. Pufff, en serio, detesto estas pelucas, son feas y aparatosas y creo sinceramente que a los hombres les hacen parecer femeninos.

¡Encima para colmo se dedica a darme lecciones sobre lo que debería hacer! Esto ya es el colmo, le salvo probablemente la vida, o al menos evito que le detengan y él se permite el lujo de pasarse de listo conmigo.

-No tiene ni idea de lo que habla. Solo las cortesanas más estúpidas o enamoradas, cierran la puerta cuando atienden a los clientes, pero no es algo que se deba hacer. Podría suceder cualquier cosa con el cliente, pues no todos son perfectos caballeros de gustos normales y sencillos. Es más, incluso los perfectos caballeros tienen malos días y lo pagarían con nosotras si les dejásemos. Por eso siempre hay que dejar la puerta abierta. -Esa es la explicación cortesana de porque debo dejar la puerta abierta, luego hay una razón personal, una que implica que detesto verme atrapada en una habitación sin poder salir. Le tengo pánico y por ello prefiero dejar siempre la puerta abierta por si ocurre cualquier cosa y necesito ser rescatada. Además, viviendo en este lugar no hay riesgo alguno de ser atacada, por lo que lo único que puede pasar es que alguna de mis compañeras entre de improviso o como hoy, que un "cliente" entre sin ser invitado.

por **Thaddeus Dainard** Mar Mayo 28, 2013 7:22 pm

Auch. Recibo un "Pelucazo" en la cabeza y me quejo rascándome la zona afectada al tiempo que estornudo por culpa de la nube de polvo que se crea alrededor de nosotros. Ya decía yo que notaba la cabeza más ligera sin ese horrible mapache pegado a ella. A mi tampoco me gusta mucho ponerme esos pelucones pero oye es una forma fácil y relativamente barata de camuflarme pues con solo la peluca ya me cambia mucho el aspecto y si encima me pongo el bigote y las bolas de algodón en la boca pues ya es total.

- ¿Próxima vez? ¿Qué próxima vez? -le pregunto pues quizás no sé, le he gustado tanto que se ha quedado con ganas de repetir pero esta vez sin el resto de ropa- No tengo prisa, si quiere puedo quedarme a hacerle compañía -añado con un sonrisa traviesa, pues ahora que ya no me estarán buscando y ella al parecer esta noche se ha quedado a dos velas quizás necesite un poco de mambo. Eso si, de gratis porque no pienso pagar por algo que puedo conseguir sin soltar un centavo- ¿Entonces no cierra nunca? Hmmm eso es bueno saberlo, por si alguna que otra vez necesito esconderme en sus aposentos. Prometo no molestar si la veo ocupada, simplemente enfilaré hacia la ventana en pos de mi huída.

por **Daeva Němcova** Mar Mayo 28, 2013 7:44 pm

Uys ¿había dicho la próxima vez? Pues ni me había dado cuenta, lo había dicho totalmente sin pensar y eso me había sorprendido hasta a mi misma. Siempre era muy consciente de las palabras que decía, pues sabía bien de la importancia de estas y de como la gente podía utilizarlas en tu contra. Por eso cuando me doy cuenta de lo que he dicho me quedo un poco descolocada y le miro confusa, pues me ha hecho decir algo sin pensar y eso... eso no es bueno.

-¿A hacerme compañía? ¿Y porqué piensa usted que desearía la compañía de un ladrón que claramente es buscado por la policía y gran parte de los trabajadores del burdel? ¿Porque mujer tonta me toma? -Pues si lo que piensa es engatusarme para usarme sin pagar nada y encima después largarse llevándose mis joyas, pues está muy equivocado. Puede que su apuesto rostro le haya servido en otras ocasiones para embaucar mujeres, pero yo no soy fácilmente embaucable. Ya casi no tengo sentimientos, así que no es fácil apelar a ellos.

-Además, digamos que estoy enferma y debo hacer reposo, por eso estoy sola. -Y eso no era mentira, estaba débil y más pálida aún de lo habitual, pues el Duque se había alimentado poco tiempo antes de que todo sucediera y mi cuerpo no había tenido tiempo para procesarlo y recuperarse. Debería dormir y alimentarme en condiciones para recuperarme. -Preferiría no tener que volver a verle nunca más por aquí. No me gustaría que llegaran a pensar que tengo un amante que no paga por mis servicios, pues eso podría enfadar a la Madame. Por no mencionar que no gusto de que me interrumpan en mitad de mi trabajo. -Que una se desconcentra y ya no rinde de la misma manera, además, los clientes también podrían desconcentrarse y no acabar satisfechos y si se corriera la voz entonces ya nadie más querría contratarme y... ¿entonces que haría? Podría retirarme y vivr con el dinero ganado, quizá empezar una nueva vida fuera de la capital, casarme, tener hijos... Un momento ¿a quien pretendía engañar? Yo no podría tener nunca nada de eso, simplemente porque no lo quería. Amar a alguien te hacía vulnerable y siempre tenías que pagar un precio por ello después.

por **Thaddeus Dainard** Mar Mayo 28, 2013 8:10 pm

Ella me mira con cara de susto y yo arqueo un ceja pues no sé a que se debe esa reacción suya y mas cuando en todo momento su comportamiento y su semblante ha permanecido impertérrito como si careciera de emoción alguna. De hecho solo he visto algo distinto en su rostro inexpresivo cuando ha fingido el placer de las relaciones carnales y ahora mismo cuando me ha mirado confusa. No soy consciente de cuales de mis palabras deben de haber ocasionado esa reacción en ella pero lo cierto es que me siento victorioso ya de por si ante tal hazaña.

- A mi no me buscan los gendarmes, buscan al caballero de la peluca y no sé, podría desear mi compañía porque simplemente está necesitada de peligro y aventuras, de algún estímulo nuevo en su vida -le respondo guiñándole un ojo, pero como me dice que está enferma y debe de hacer reposo entonces me levanto de la cama apartando las suaves sábanas de seda- Entonces supongo que esta aventura ha terminado. De nuevo le pido disculpas por los inconvenientes que haya podido causarle con mi presencia -añado y me pongo a buscar la ropa para vestirme al menos un poco decentemente. Ahora tendré que seguir peleándome con la ventana a ver si puedo escurrirme correctamente hasta llegar al suelo.

por **Daeva Němcova** Mar Mayo 28, 2013 8:25 pm

-En realidad buscan al hombre de la peluca y el bigote falso... Ese que se le está despegando por el lado derecho. -Le informo por si no se ha dado cuenta de ello. Probablemente se le ha debido despegar cuando le he dado con la peluca o quizá cuando ha estornudado con fuerza por los polvos de arroz que contenía la peluca.

La verdad es que ha despertado mi curiosidad, ya no solo por el hecho de que es de lo más entretenido que me ha pasado en años, si no porque por primera vez alguien ha conseguido que dijera algo sin pensar y sin analizarlo antes. Ya solo por eso último tendría que desear alejarme de él cuanto antes, pero por raro que parezca no es eso lo que deseo, aunque por supuesto no me lo pienso reconoces a mi misma, prefiero simplemente decirme a mi misma que si no le alejo es porque le estoy "ayudando" de la misma forma que le he ayudado a escapar de los que le buscaban haciéndole pasar por el Duque.

-También podría salir de otra forma de aquí, de una mucho menos peligrosa... -Le dejo caer mientras le veo vestirse, o al menos intentarlo, puesto que con lo mucho que le ha costado desvestirse por si solo, ahora vestirse le va a costar como mínimo media hora sino más.

Incorporándome en la cama, sujeto las sábanas sobre mi pecho y le miro desde ahí, viendo como aprovecha también para analizar de nuevo la ventana, como si sopesara todo lo que tendría que hacer para bajar hasta abajo.

-Quizá le diga esa forma si usted me dice su nombre... -Añado encogiéndome de hombros y mirándole desde la cama, donde estoy apoyada con la espalda sobre el respaldo.

por **Thaddeus Dainard** Miér Mayo 29, 2013 12:48 pm

¿El bigote también? ¿Pero que birria de adhesivo usan para estas cosas? Dándome un toque con los dedos me pego el bigote presionando sobre mi piel, esperando que esta vez se aguante pegado, que tengo que ir por la calle sin llamar demasiado la atención y bien seguro que la llamaría si voy con la peluca mal puesta y el bigote torcido. De pié sigo abotonándome la camisa, con paciencia para después ponerme esta por dentro de los pantalones y pasar a ponerme la levita. El pañuelo para mi es un accesorio innecesario así que opto por metérmelo en el bolsillo. Una vez más o menos adecentado recojo la peluca, que parecía una ardilla muerta, la cual estaba desparramada por el suelo y la sacudo con energía antes de ponérmela sobre la cabeza intentando ocultar mi cabello ondulado bajo esta.

- ¿Salir de otra forma? ¿Va a decirme que tiene alguna especie de puerta secreta que oculta un intrincado laberinto tras las paredes del burdel y que por casualidad da a la calle? -le pregunto divertido, pues me gustan las novelas policiacas y bueno, es un recurso bastante utilizado en este tipo de obras. Si fuera así, si hubiera un pasadizo ¡Sería muy interesante! Obviamente tratandose e un burdel, hasta se podría cobrar a los mirones para que vieran a las cortesanas con sus clientes en pleno acto. Parece mentira que no se le haya ocurrido ese negocio a la Madame- ¿Y para qué quereis saber mi nombre? ¿Es que vais a delatarme a los gendarmes?

por **Daeva Němcova** Miér Mayo 29, 2013 1:42 pm

Manteniendo una expresión neutra, le observo vestirse desde donde estoy, mirando con atención cada gesto que hace o como sus dedos ágiles probablemente para robar, resultan ahora torpes para ponerse esas ropas. Eso le delata como alguien de clase inferior, pues la otra posibilidad es que fuera de clase tan alta que no hubiera tenido nunca que vestirse solo, pero puesto que está robando no puede ser alguien de una clase superior, así que solo queda como viable la otra opción, es alguien de clase baja que trata de hacerse pasar por clase media-alta y que probablemente vivirá una doble vida aparentando ser un honrado hombre de negocios, o un simple dandy.

Pero como sea, eso solo son suposiciones de mi mente retorcida y lógica, a la que le encanta resolver misterios. Quizá por eso quiero saber algo más de él, no porque quiera vivir aventura alguna, si no porque quiero descubrir el secreto del misterioso hombre que asaltó mis aposentos escapando de la policía.

Al ver que se pone la peluca de nuevo, enarco una ceja y estoy a nada de sonreir. Por suerte mi cerebro reprime la sonrisa a tiempo.

-Monsieur, permítame recordarle que andan buscando a un hombre con bigote y peluca, y acaba de volverse a poner dichos accesorios. Así que deduzco que o va a entregarse a la policía, o se le ha olvidado su plan para pasar inadvertido. -Pues es que estaba haciendo justo lo que minutos antes me dijo que no haría. Él dijo que los gerndarmes no le buscaban a él,q ue buscaban a un hombre con peluca y bigote... bien, pues ha dejado de ser él mismo para volver a ponerse el disfraz que solo le delatará.

-No creo conocer pasadizo alguno, aunque no descarto que lo haya, más sin embargo mi plan es mucho más sencillo. Bastaría con que esperara a mi amigo el Duque, quien vendrá dentro de unas horas y entonces podrá salir con él hablando como viejos amigos. Para ese tiempo las cosas en el burdel y en la calle ya se habrán calmado y nadie sospecharía nunca del acompañante del Duque de Montarpase. Es más, pensarían quizá que acaban de compartir su diversión conmigo. -Le explico lentamente, tomándome mi tiempo para contarle esa posibilidad y usando un tono lento y frío, casi arrastrando las palabras. Sin embargo es la frase más larga que le digo, así que a pesar de mi frialdad exterior, debo de tener un mínimo de interés en la conversación y quizá en su visita.

-Preciso de su nombre para llamarle de alguna forma, más no espero que ese sea su nombre verdadero, así queno tendría sentido preguntárselo para delatarle cuando me estaría mintiendo. En conclusión de ahí solo se puede sacar, que mis intenciones para preguntarle por su nombre, son sencillas e inocentes, sin desear más que un nombre con el que poderme dirigir a usted que no sea el de "ladrón".

por **Thaddeus Dainard** Vie Mayo 31, 2013 5:21 pm

Oh vaya... ¿Estaba haciendo eso? ¿Poniéndome la maldita peluca y el bigote de nuevo? Me siento un poco estúpido pues la mujer tiene razón, estaba vistiéndome y actuando por inercia prácticamente así que me puse la peluca de nuevo sin darme cuenta. Por eso colocando la mano en lo alto de mi cabeza atrapo la peluca de un zarpazo y me la quito de nuevo, dejando que mi pelo rebelde campe a sus anchas completamente despeinado.

- Hmm tiene usted razón, supongo que debe de haberme desconcentrado usted y su despampanante belleza -le digo regalándole un cumplido y así pues sacudiéndome de encima parte de la vergüenza ocasionada por mi tonto desliz. Es lo que tiene hacer las cosas si tener la cabeza en el sitio sino fantaseando con pasadizos ocultos y demás paparruchas por el estilo- Vaya, pues es una pena. El que hubiera alguna especie de laberinto oculto tras estas paredes habría supuesto una aventura de lo más interesante. Sin embargo lo que me propone también es sin duda bastantes sospechoso. Dice que el Duque vendrá pero ¿Como podrá venir sin ser visto y que a priori todo el mundo crea que ha pasado la noche aqui? -añado pues estaríamos en las mismas, ahora intentando encubrir mi salida y después encubriendo la entrada del Duque- Tampoco me ha dicho usted su nombre, señorita. Sin embargo si lo único que desea es que nos pongamos de acuedo en un nombre por el que pueda llamarme ¿Que le parece "Lord Misterioso"? O "Lord Atractivo" puede escoger, seguro que se le ocurren muchisimas variaciones al respecto.

por **Daeva Němcova** Vie Mayo 31, 2013 6:58 pm

¿Desconcentrarle mi despampanante belleza? Viniendo de alguno de mis clientes aceptaría el cumplido y me lo creería, pero viniendo de un ladrón como él que está claro que se gana la vida mintiendo, pues no me lo creo en absoluto. De todas formas tampoco soy demasiado empresiva, soy más bien una mujer de hielo, por eso en esta situación en la que otra mujer habría soltado una carcajada, yo me mantengo mirándole como quien observa un cuadro.

Supongo que para suplir mi silencio, él sigue hablando sobre los dichosos pasadizos que debería tener un burdel. ¿Acaso ha estado en muchos burdeles con pasadizos? Porque no creo que sea algo común. No hay pasadizos por Paris, o al menos no que yo conozca, pero él hombre parece dispuesto a vivir en sus fantasías, así que me limito a encogerme de hombros y mirarle.

-No debería hacer preguntas cuando se le está ofreciendo una ayuda que no merece... Si le estoy diciendo que el Duque vendrá, es que vendrá... Por donde lo haga no es de su incumbencia. Al igual que no es de su incumbencia los pormenores del plan. Basta con que si espera un par de horas, mi invitado y amigo aparecerá antes del amanecer, en cuyo caso podrá bajar con él sin que le hagan pregunta alguna. Además, a esas horas la mayoría de las chicas, probablemente incluida a la que usted ha robado, ya estarán dormidas y solo podrá toparse con nuestros amables invitados que regresan a sus casas al amanecer después de una satisfactoria noche. -Al menos dicho finamente. Lo que nunca llegaré a entender es como hombres casados y con familias, son capaces de quedarse en el burdel hasta el amanecer y después personarse en su casa y hacer como si nada. ¿Es que sus mujeres se lo permiten? Yo no se lo habría permitido a mi marido... En el caso de haber llegado a tenerlo. Mis padres se amaban y eran fieles el uno al otro, así que me crié en una familia feliz y unida, en la que el cabeza de familia no llegaba al amanecer oliendo a perfume de mujer y un poco más pobre después de pagar por ciertos servicios.

-¿Qué le parece a usted Lord Creido? ¿Lord Brabucón, tal vez? ¿Lord Mentiroso? Si... Ese último presiento que le va como anillo al dedo... A mi simplemente puede llamarme Daeva, si le parece bien. Ese es mi nombre y suelo preferir que lo usen antes que otros diversos apodos.

por **Thaddeus Dainard** Lun Jun 03, 2013 2:08 pm

Arqueando una ceja escucho todo lo que dice acerca de que no es de mi incumbencia hacer preguntas respecto a su plan de escape. ¡Que va! ¡Solo depende mi vida y mi libertad de ello! Así que si que es de mi incumbencia pero como ella parece estar segura de lo que dice me centro en sus siguientes palabras las cuales me hacen echarme a reir a carcajadas.

- Si no me pareciera usted una mujer tan seria... ¡Habría jurado que ha hecho una broma! Milady, que me llame "Lord Creído" me halaga ¿Lord Brabucón? Es un nombre bien sonoro y con gancho, sin duda me quedaría perfectamente bien. Sin embargo lo de "Lord Mentiroso" si que no lo comparto pues que yo sepa no le he dicho ninguna mentira, señora mía -le respondo con soltura haciendo alarde de mi fluída verborrea. Y es que uno no se ha hecho un lugar en esto de las técnicas del trapicheo de la noche a la mañana, sino que he tenido que ir haciendo uso de mi picaresca la cual ha ido evolucionando conmigo y con el paso de los años, hazaña tras hazaña- Entonces la llamaré Daeva. Un nombre poco común pues no lo había escuchado nunca. ¿De donde sois? Ya que vamos a pasar juntos un rato antes de que su duque nos salve, a mi de la policia y a usted de mi intensa presencia, podemos aprovechar para conversar y conocernos un poco -añado sonriente tomandome la libertad de ir hacia la cama y sentarme de nuevo, ya completamente vestido y con la peluca en la mano.

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