AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Al borde de la locura [Volk Temen]
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Al borde de la locura [Volk Temen]
Recuerdo del primer mensaje :
La noche estaba al llegar en la ciudad, los últimos rayos de sol despuntaban en el horizonte jugando a esconderse en su pelo como no queriendose marchar de allí. Melinda caminaba con cierta lentitud mirando los pocos puestos que quedaban abiertos. Su cesta no pesaba, un poco de fruta y algo de tela era lo único que había comprado ese día y fue por puro capricho por no irse con las manos vacías a casa. La poca gente que quedaba intentaba encontrar alguna oferta y regatear a los vendedores que algunos sabiendo de su necesidad caían en el engaño de los consumidores y vendían sus productos a muy bajo coste. Ella no podría hacer eso, tampoco es que derrochase el dinero pero no le gustaba timar a nadie. Sus pensamientos viajaban lejos del mercado, por muy raro que pareciese hoy las dos Melindas se estaban llevando bien, simplemente se estaban soportando una a otra y convivían sin muchas riñas. Era un día excepcional por ello.
Detrás de unos puestos vio a uno niños que estaban compartiendo restos de comida que se le habían caído a los transeúntes. La pena se apoderó de ella, y le recordó el momento en el que ella misma con corta edad se vio en esa situación a mendigar un mendrugo de pan entre la soberbia población. Las clases sociales estaban mal repartidas, los ricos eran engreídos que disfrutaban de la mediocridad de los demás, la clase media solo pensaba en ascender a cualquier precio y la clase baja, esa era la que pagaba todos los platos rotos de los demás. Pocos casos se daban de gente pobre que había hecho dinero o ascendido socialmente. De su necesidad se aprovechaban mucho y era algo que le resultaba repulsivo. Se acerco a los chiquillos y les ofreció la fruta que había comprado. Los niños la miraron con desconfianza para después coger la fruta y desaparecer corriendo entre los puestos, quizás por vergüenza o por miedo. La cara de Melinda se iluminó con satisfacción sabiendo que ella había perdido unas pocas monedas pero aquellos chavales hoy tendrían un poco menos de hambre.
Volvió al camino del mercado sin percatarse que unos mocosos de clase alta estaban allí mirandola y señalandola, ella se paró en otro puesto a mirar unas pulseras de artesanía gitana. Tan distraída estaba mirando las raras insignias que componían las joyas que el grito de los muchachos le pillo por sorpresa.- ¡E! ¡Pastelera!-se volvió por instinto y justo en ese momento el impacto de dos huevos cayeron sobre su vestido verde de muselina manchandolo considerablemente. -Los mendigos que se ganen el pan-gritaron los niños antes de salir corriendo despavoridos. El rubor subió a sus mejillas porque ahora mismo la poca gente que allí estaba la miraba y cuchicheaban. Intento quitarse algo de huevo del vestido con tanta inutilidad que la cesta se cayó y con ella la tela que tenía manchandose esta con la gravilla de la calle. Las risas comenzaron a aflorar de las gargantas de la gente y Melinda, ella no sabía si explotar, llorar o correr.
La noche estaba al llegar en la ciudad, los últimos rayos de sol despuntaban en el horizonte jugando a esconderse en su pelo como no queriendose marchar de allí. Melinda caminaba con cierta lentitud mirando los pocos puestos que quedaban abiertos. Su cesta no pesaba, un poco de fruta y algo de tela era lo único que había comprado ese día y fue por puro capricho por no irse con las manos vacías a casa. La poca gente que quedaba intentaba encontrar alguna oferta y regatear a los vendedores que algunos sabiendo de su necesidad caían en el engaño de los consumidores y vendían sus productos a muy bajo coste. Ella no podría hacer eso, tampoco es que derrochase el dinero pero no le gustaba timar a nadie. Sus pensamientos viajaban lejos del mercado, por muy raro que pareciese hoy las dos Melindas se estaban llevando bien, simplemente se estaban soportando una a otra y convivían sin muchas riñas. Era un día excepcional por ello.
Detrás de unos puestos vio a uno niños que estaban compartiendo restos de comida que se le habían caído a los transeúntes. La pena se apoderó de ella, y le recordó el momento en el que ella misma con corta edad se vio en esa situación a mendigar un mendrugo de pan entre la soberbia población. Las clases sociales estaban mal repartidas, los ricos eran engreídos que disfrutaban de la mediocridad de los demás, la clase media solo pensaba en ascender a cualquier precio y la clase baja, esa era la que pagaba todos los platos rotos de los demás. Pocos casos se daban de gente pobre que había hecho dinero o ascendido socialmente. De su necesidad se aprovechaban mucho y era algo que le resultaba repulsivo. Se acerco a los chiquillos y les ofreció la fruta que había comprado. Los niños la miraron con desconfianza para después coger la fruta y desaparecer corriendo entre los puestos, quizás por vergüenza o por miedo. La cara de Melinda se iluminó con satisfacción sabiendo que ella había perdido unas pocas monedas pero aquellos chavales hoy tendrían un poco menos de hambre.
Volvió al camino del mercado sin percatarse que unos mocosos de clase alta estaban allí mirandola y señalandola, ella se paró en otro puesto a mirar unas pulseras de artesanía gitana. Tan distraída estaba mirando las raras insignias que componían las joyas que el grito de los muchachos le pillo por sorpresa.- ¡E! ¡Pastelera!-se volvió por instinto y justo en ese momento el impacto de dos huevos cayeron sobre su vestido verde de muselina manchandolo considerablemente. -Los mendigos que se ganen el pan-gritaron los niños antes de salir corriendo despavoridos. El rubor subió a sus mejillas porque ahora mismo la poca gente que allí estaba la miraba y cuchicheaban. Intento quitarse algo de huevo del vestido con tanta inutilidad que la cesta se cayó y con ella la tela que tenía manchandose esta con la gravilla de la calle. Las risas comenzaron a aflorar de las gargantas de la gente y Melinda, ella no sabía si explotar, llorar o correr.
Melinda Stelle- Hechicero Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Su rostro, sus expresiones, todo era diferente aunque seguía siendo el mismo cuerpo.Observo cada movimiento, cada gesto, cazó al momento cada detalle de su interlocutor, desmenuzó sus palabras asociándolas a ideas de su cabeza. Era rápida, hábil e inteligente, nada que no pudiese alcanzar la otra Melinda, aunque claro esta..no sería tan bien usado en ella. Él creía que ella no era Melinda, que era como un demonio que habitaba en ella, no entendía que era parte de su personalidad real, quizás más exagerada pero existente.Una sonrisa se le escapó de los labios cuando vio que con cierta rapidez se alejaba de ella, le había conseguido poner algo nervioso."Bien, vamos por buen camino."
-¿Otra entidad?-soltó una carcajada-soy parte de Melinda, parte de su personalidad,la verdad es que fue muy injusta conmigo-hizo un puchero cómico-renunció a mi sabiendo que soy la única que puede ayudarla. A veces es demasiado....idiota-dijo con cierto desdén. "¿Qué quieres ganar con esto?" se oyó en su interior."¿Qué ganaremos las dos querida?", esa frase hizo que la otra Melinda se callara al instante quizás por mera curiosidad o por miedo a su reacción.
Vio como el lobo se sentaba en la silla al igual que antes,intentaba parecer controlado y seguro aunque ella sabía que había algo que no controlaba dentro de él. Se incluso mejor que tu lo que es tener otra entidad dentro tuyo... eso había dicho, quizás el tuviese también otro yo, se imagino que esa parte era el lobo que cuando le dominaba hacia patente la transformación. Pensó en la bestia del callejón, la chica bruta que era y las ganas que tenía de matar, de matarla a ella. ¿Seria acaso su propósito?¿O al menos el propósito de la otra parte de él?Caviló unos segundos ante los pasos a seguir mientras caminaba por la panadería y escuchaba la voz firme de Volk. Pasó cerca del mostrador y con mucho cuidado y sin ser vista cogió un pequeño cuchillo que usaba para dar forma a la masa."Vamos a ver cuan controlada tiene a la bestia".
-¿Crees que soy un perro al cual puedes llamar cuando se te plazca? Será un placer verte de nuevo y aprender de ti, al menos Melinda eligió bien, que mejor maestro que un asesino sin escrúpulos.-saboreó la ironía de sus palabras disfrutando de ellas. Caminó por detrás de hombre lentamente.-Dime una cosa lobito, ¿qué ganas con todo esto?¿conoces acaso la historia de ella?¿crees que puedes controlarla,salvarla o curarla?¿de qué?Ella ya está condenada.-era curioso como hablaba de si mismo en tercera persona como si fuesen dos personas diferentes. Paso sus dedos por la espalda de él con suavidad dejándole un escalofrío en la piel. Paró delante de su rostro y poniendo la palma de su mano izquierda a la altura de su nariz con la derecha maniobro el cuchillo con rapidez haciendo un corte poco profundo en la otra mano.-¿No es esto lo que deseas?-dijo tentadora mientras la sangre brotaba caliente.
-¿Otra entidad?-soltó una carcajada-soy parte de Melinda, parte de su personalidad,la verdad es que fue muy injusta conmigo-hizo un puchero cómico-renunció a mi sabiendo que soy la única que puede ayudarla. A veces es demasiado....idiota-dijo con cierto desdén. "¿Qué quieres ganar con esto?" se oyó en su interior."¿Qué ganaremos las dos querida?", esa frase hizo que la otra Melinda se callara al instante quizás por mera curiosidad o por miedo a su reacción.
Vio como el lobo se sentaba en la silla al igual que antes,intentaba parecer controlado y seguro aunque ella sabía que había algo que no controlaba dentro de él. Se incluso mejor que tu lo que es tener otra entidad dentro tuyo... eso había dicho, quizás el tuviese también otro yo, se imagino que esa parte era el lobo que cuando le dominaba hacia patente la transformación. Pensó en la bestia del callejón, la chica bruta que era y las ganas que tenía de matar, de matarla a ella. ¿Seria acaso su propósito?¿O al menos el propósito de la otra parte de él?Caviló unos segundos ante los pasos a seguir mientras caminaba por la panadería y escuchaba la voz firme de Volk. Pasó cerca del mostrador y con mucho cuidado y sin ser vista cogió un pequeño cuchillo que usaba para dar forma a la masa."Vamos a ver cuan controlada tiene a la bestia".
-¿Crees que soy un perro al cual puedes llamar cuando se te plazca? Será un placer verte de nuevo y aprender de ti, al menos Melinda eligió bien, que mejor maestro que un asesino sin escrúpulos.-saboreó la ironía de sus palabras disfrutando de ellas. Caminó por detrás de hombre lentamente.-Dime una cosa lobito, ¿qué ganas con todo esto?¿conoces acaso la historia de ella?¿crees que puedes controlarla,salvarla o curarla?¿de qué?Ella ya está condenada.-era curioso como hablaba de si mismo en tercera persona como si fuesen dos personas diferentes. Paso sus dedos por la espalda de él con suavidad dejándole un escalofrío en la piel. Paró delante de su rostro y poniendo la palma de su mano izquierda a la altura de su nariz con la derecha maniobro el cuchillo con rapidez haciendo un corte poco profundo en la otra mano.-¿No es esto lo que deseas?-dijo tentadora mientras la sangre brotaba caliente.
Melinda Stelle- Hechicero Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
La dejo hablar satisfecho de haber conseguido sacar esa parte de Melinda. Le había costado mantener su auto-control, pero lo había logrado al fin y al cabo. Ahora debía poner todo su esfuerzo en calmar sus instintos asesinos. Hay quienes dicen que el cansancio psicológico causa más estragos en una persona que el físico. Volk a estas alturas sabía lo cierto que podía llegar a ser lo anteriormente mencionado, pero su espíritu era fuerte y casi imposible de doblegar.
¿Qué sabía del pasado de Melinda? En realidad nada, pero imaginaba que algo terrible al menos para ella había sucedido, algo que la dejo con un trastorno de personalidad bastante difícil de manejar. Si Volk no fuera licántropo no le cabría duda alguna que la bruja estaba siendo poseída por un demonio, pero no era así. Era un lado de Melinda que hasta cierto punto le desagradaba. Sus palabras eran venenosas, se mostraba curiosa y juguetona a la vez. Parecía el típico estereotipo religioso de una bruja, como aquellas historias que usaban los padres para asustar a los niños.
Observó la sangre de Melinda brotar frente a él. Aquello sin embargo no era suficiente para que perdiera el control. Ni a su bestia ni a él le interesaba ver sangre caer, ambos eran asesinos a sangre fría. Volk más que la bestia. Mientras que la bestia solo disfrutaba de la carne de su victima Volk simplemente daba el golpe final a penas tenía la oportunidad y muy pocas veces la dejaba escapar. Tomo la mano de la bruja y la apartó de su rostro. – No soy Vampiro – Dijo con voz seca y casi cortante. Acto seguido se levantó y tomó a la bruja abrazándola. No, no era coqueteo, sino todo lo contrario. Estaba aburrido de verla moverse tanto y demostrar la locura que la poseía. Además de eso, a Volk no le agradaba para nada sentirse como animal de zoológico.
–¿Dudas de que estos brazos puedan defenderte? Supongo que ya has visto lo certera que es mi puntería – Dijo calmado para luego soltarla y volver hasta el mostrador. Lo cierto es que la cercanía con ella ahora le ponía algo incómodo. Se dio media vuelta.... – Hablas como si tu sola estuvieses a la altura de defenderte a ti misma y aún así no has podido evitar las cosas que Melinda me contó le pasaron – Ahora su tono de voz sonaba algo más desafiante. Una sonrisa leve se le dibujo en su rostro.
Estaba hablando con una niña traumatizada, no había duda alguna en eso. Empero, ya se había decido en ayudarla. – Me da igual lo que te haya pasado antes, ahora estoy aquí para ayudarte – Habló y se tomo unos segundos para respirar – Veo que quieres jugar cuan niña pequeña, si esa es la forma en que quieres probar que estoy apto para entrenarte bien, ¿cuál es el juego – Terminó de decir aún calmado. Lo cierto es que Volk no era de ponerse a jugar con la gente. Le aburría demasiado perder el tiempo, pero la situación requería ponerse a la altura y estaba decidido a mostrarle que era mejor que ella. Bien no podía usar la magia, pero no sería la primera bruja a la que enfrentaba, además no podría llegar a controlar su vestia si primero no controlaba a la persona que tenía enfrente. ¿Qué tan difícil podría llegar ser controlar a una niña con trastorno de personalidad? Ahora era el mejor momento de averiguarlo y Volk esperaba ahí expectante.
¿Qué sabía del pasado de Melinda? En realidad nada, pero imaginaba que algo terrible al menos para ella había sucedido, algo que la dejo con un trastorno de personalidad bastante difícil de manejar. Si Volk no fuera licántropo no le cabría duda alguna que la bruja estaba siendo poseída por un demonio, pero no era así. Era un lado de Melinda que hasta cierto punto le desagradaba. Sus palabras eran venenosas, se mostraba curiosa y juguetona a la vez. Parecía el típico estereotipo religioso de una bruja, como aquellas historias que usaban los padres para asustar a los niños.
Observó la sangre de Melinda brotar frente a él. Aquello sin embargo no era suficiente para que perdiera el control. Ni a su bestia ni a él le interesaba ver sangre caer, ambos eran asesinos a sangre fría. Volk más que la bestia. Mientras que la bestia solo disfrutaba de la carne de su victima Volk simplemente daba el golpe final a penas tenía la oportunidad y muy pocas veces la dejaba escapar. Tomo la mano de la bruja y la apartó de su rostro. – No soy Vampiro – Dijo con voz seca y casi cortante. Acto seguido se levantó y tomó a la bruja abrazándola. No, no era coqueteo, sino todo lo contrario. Estaba aburrido de verla moverse tanto y demostrar la locura que la poseía. Además de eso, a Volk no le agradaba para nada sentirse como animal de zoológico.
–¿Dudas de que estos brazos puedan defenderte? Supongo que ya has visto lo certera que es mi puntería – Dijo calmado para luego soltarla y volver hasta el mostrador. Lo cierto es que la cercanía con ella ahora le ponía algo incómodo. Se dio media vuelta.... – Hablas como si tu sola estuvieses a la altura de defenderte a ti misma y aún así no has podido evitar las cosas que Melinda me contó le pasaron – Ahora su tono de voz sonaba algo más desafiante. Una sonrisa leve se le dibujo en su rostro.
Estaba hablando con una niña traumatizada, no había duda alguna en eso. Empero, ya se había decido en ayudarla. – Me da igual lo que te haya pasado antes, ahora estoy aquí para ayudarte – Habló y se tomo unos segundos para respirar – Veo que quieres jugar cuan niña pequeña, si esa es la forma en que quieres probar que estoy apto para entrenarte bien, ¿cuál es el juego – Terminó de decir aún calmado. Lo cierto es que Volk no era de ponerse a jugar con la gente. Le aburría demasiado perder el tiempo, pero la situación requería ponerse a la altura y estaba decidido a mostrarle que era mejor que ella. Bien no podía usar la magia, pero no sería la primera bruja a la que enfrentaba, además no podría llegar a controlar su vestia si primero no controlaba a la persona que tenía enfrente. ¿Qué tan difícil podría llegar ser controlar a una niña con trastorno de personalidad? Ahora era el mejor momento de averiguarlo y Volk esperaba ahí expectante.
Volk Temen- Licántropo Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Ella era insinuante, esa parte de su ser de su feminidad que siempre se esbozada pero no se hacia presente. Provocadora si cabe, demasiado para ser sinceros y cuando ponía todo en marcha las cosas nunca salían bien. Ella misma se daba cuenta de que dejar a una de las dos al mando era un error, pero ¿quién era ella? No sabía existir ante la vida sin esas dos partes, drásticas, opuestas, salvajes, sin pulir. Y en el fondo sabía que la mezcla de ellas era la perfección pero su mente y su corazón se negaban a concederle tal deseo. ¿Qué sería de ella sin la amabilidad y la dulzura de la buena Melinda? Esa que siempre ponía la otra mejilla. ¿Y qué seria de ella sin el bravío, la determinación y la vitalidad de la bruja? Nada.
Cuando el abrazo rozo su piel se asustó, recordó el instante con el brujo, cuando intento forzarla. Esos actos hacían resquebrajar la personalidad de la bruja dejándola con las defensas bajas."Su piel es caliente, sus brazos fuertes, su aroma es varonil más no desagradable", parecía estar describiéndole para sus adentros para que las otra estuviese al tanto.-Tus brazos son robustos pero ¿y tu voluntad?-susurró, agradeció que la soltara solo por el simple hecho de poner recomponer su mente y restablecer su personalidad dejando que la bruja ocupara todo su cuerpo.
-Las cosas que le han pasado ella en parte las ha buscado, yo puedo salvarla en ciertas circunstancias mas no soy la única que convive en ella, no siempre soy yo quien la maneja, y ella no me instruye, no me enseña a ser bruja, yo tengo la personalidad pero no los medios de hacerla fuerte.-su tono era neutro como si ese discurso lo tuviese preparado de hacia tiempo. Y en verdad era cierto, ella por más que quisiera hacer de la magia su distinción apenas sabía conjuros, apenas conocía sus dones y dominaba solo uno. Siempre perdía esa batalla, siempre ganaba el miedo, siempre era relegado a un tal vez mañana. Se quitó el trozo de tela que llevaba en la muñeca tapando su tatuaje delator y se lo puso e la mano a modo de vende para que dejase de sangrar."Mañana me dolora", replicó una voz en su interior.
"Esta vez conseguiré lo que quiero, puede que en parte el tenga razón y sea una niña pequeña pero se que tengo potencial y se que esta vez puedo ganar la batalla,Melinda voy a enseñarte de lo que valemos." .Giro su cuerpo hacia él y levanto la vista-¿Crees que todo es fuerza y destreza?-comenzó a caminar hacia el lentamente-Tu mismo eres fruto de la magia,tu mismo eres un reflejo de mi, dos personalidades en uno.-seguía dando pasos hacia Volk-¿Qué ganas tu con esto?¿Ayudarme a mi o redimirte a a ti?-se paró a escasos centímetros de su rostro. Era un hombre bello, cualquier chica caería rendida ante sus pies más cuando despertaba ese aire de bruto y virilidad en e
él. Pero Melinda no era así, carecía de ese sentimiento llamado amor, no conocía la pasión y no sabía lo que era la atracción. Sus dos partes estaban de acuerdo en que un hombre en su vida en ses sentido no haría mas que perjudicarla, y quién iba a querer a una bruja con dos personalidades. Esos sentimientos no eran para ella e incluso cuando usaba su don se le hacía difícil transmitirlos, solo el brujo a través de un hechizo pudo conseguir que sintiese algo y con magia,sin ser real.
-Dime Volk,¿Cuál es el sentimiento que te hace más débil?-pregunto poniendo su mano derecha en su pecho y clavando sus ojos verdes ahora penetrantes en su mirada. El juego había comenzado.
Cuando el abrazo rozo su piel se asustó, recordó el instante con el brujo, cuando intento forzarla. Esos actos hacían resquebrajar la personalidad de la bruja dejándola con las defensas bajas."Su piel es caliente, sus brazos fuertes, su aroma es varonil más no desagradable", parecía estar describiéndole para sus adentros para que las otra estuviese al tanto.-Tus brazos son robustos pero ¿y tu voluntad?-susurró, agradeció que la soltara solo por el simple hecho de poner recomponer su mente y restablecer su personalidad dejando que la bruja ocupara todo su cuerpo.
-Las cosas que le han pasado ella en parte las ha buscado, yo puedo salvarla en ciertas circunstancias mas no soy la única que convive en ella, no siempre soy yo quien la maneja, y ella no me instruye, no me enseña a ser bruja, yo tengo la personalidad pero no los medios de hacerla fuerte.-su tono era neutro como si ese discurso lo tuviese preparado de hacia tiempo. Y en verdad era cierto, ella por más que quisiera hacer de la magia su distinción apenas sabía conjuros, apenas conocía sus dones y dominaba solo uno. Siempre perdía esa batalla, siempre ganaba el miedo, siempre era relegado a un tal vez mañana. Se quitó el trozo de tela que llevaba en la muñeca tapando su tatuaje delator y se lo puso e la mano a modo de vende para que dejase de sangrar."Mañana me dolora", replicó una voz en su interior.
"Esta vez conseguiré lo que quiero, puede que en parte el tenga razón y sea una niña pequeña pero se que tengo potencial y se que esta vez puedo ganar la batalla,Melinda voy a enseñarte de lo que valemos." .Giro su cuerpo hacia él y levanto la vista-¿Crees que todo es fuerza y destreza?-comenzó a caminar hacia el lentamente-Tu mismo eres fruto de la magia,tu mismo eres un reflejo de mi, dos personalidades en uno.-seguía dando pasos hacia Volk-¿Qué ganas tu con esto?¿Ayudarme a mi o redimirte a a ti?-se paró a escasos centímetros de su rostro. Era un hombre bello, cualquier chica caería rendida ante sus pies más cuando despertaba ese aire de bruto y virilidad en e
él. Pero Melinda no era así, carecía de ese sentimiento llamado amor, no conocía la pasión y no sabía lo que era la atracción. Sus dos partes estaban de acuerdo en que un hombre en su vida en ses sentido no haría mas que perjudicarla, y quién iba a querer a una bruja con dos personalidades. Esos sentimientos no eran para ella e incluso cuando usaba su don se le hacía difícil transmitirlos, solo el brujo a través de un hechizo pudo conseguir que sintiese algo y con magia,sin ser real.
-Dime Volk,¿Cuál es el sentimiento que te hace más débil?-pregunto poniendo su mano derecha en su pecho y clavando sus ojos verdes ahora penetrantes en su mirada. El juego había comenzado.
Melinda Stelle- Hechicero Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Miraba a Melinda a los ojos mientras esta hablaba y comenzaba a acercarse a él. Ponía atención a sus palabras pues era un momento crucial quizás para ambos. Melinda carecía de amigos, aunque Volk eso no lo sabía, y este tampoco los había tenido en mucho tiempo. Ambos estaban madurando al mismo tiempo. Ambos también habían experimentado ya lo duro que podía ser el mundo, uno más que él otro, pero Volk no estaba en posición de mirarla a menos, ni como entrenador ni como amigo.
¿Dos personalidades en uno? No, en eso Melinda se equivocaba. Lo que Volk llevaba dentro no era un trastorno de personalidad, era una bestia o una maldición como muchos le dirían. Empero algo le decía que esa era la clave para dominar a su bestia. La bestia era un ser libre, al igual que Volk. Ambos eran asesinos y ambos tenían la necesidad de volverse más fuerte. En eso topaban, pero Volk pensaba demasiado mientras que la bestia era más temeraria. Se complementaban a veces en eso. ¨¿En qué estas pensando? Es imposible que tengas control sobre mi, ¡lo sabes!¨ Dijo la bestia para él. ¨Lo se, ambos somos incontrolables¨ Contestó Volk dejando sorprendido a la bestia quien no supo contestar aquello, pero consiguió calmarla con eso.
Entonces se dio cuenta de que la mano de la bruja se posaba sobre su pecho. Una mirada vacía se dibujo en su rostro mientras miraba a los ojos ajenos. No podía entender de todo el juego, pero parte de él ya no estaba en este. A penas podía creer que una niña como ella le haya dado a pensar tanto.
El hombre lobo no respondió al gesto de la bruja, se quedo ahí inmóvil. – No hay sentimiento que te haga débil. La soledad y el miedo pueden hacerte fuertes así como la bondad y el tener a alguien que proteger. Aún así es subjetivo – Dijo Volk también en tono neutro. Era un asunto tribal, sabía muy bien que podía fortalecerse con ciertos sentimientos, aunque los mencionados al último los había descubierto hace poco.
– No se trata de ganar o perder. Melinda es ahora mi amiga, eso te hace también serlo – Sonríe levemente. En realidad conforme la iba conociendo no le desagradaba tanto, no era tampoco que no le motivase la idea, simplemente estaba sumido en sus propios pensamientos, casi como si estuviera en un mundo paralelo a la vez discutiendo con su bestia.
– Dime, ¿has tenido tu amigos alguna vez? – Preguntó no a Melinda, sino a la personalidad de ella que estaba hablando – Hay quienes creen que la unión hace la fuerza – Agrega y suspira resignado. Aquello se lo habían dicho ya antes, pero él siempre creyó como la bruja le había dicho, ser fuerte es valerse por si mismo. – ¿Quieres qué te cuente una historia? – Preguntó aunque no muy animado. – Es más antigua de lo que puedas creer, también soy parte de ella y aún no termina – Terminó de decir y levantó su vista al techo como quien trataba de recordar. Era la historia de los Temen. Quizás si la bruja ponía atención sería capaz de ganar el juego.
¿Dos personalidades en uno? No, en eso Melinda se equivocaba. Lo que Volk llevaba dentro no era un trastorno de personalidad, era una bestia o una maldición como muchos le dirían. Empero algo le decía que esa era la clave para dominar a su bestia. La bestia era un ser libre, al igual que Volk. Ambos eran asesinos y ambos tenían la necesidad de volverse más fuerte. En eso topaban, pero Volk pensaba demasiado mientras que la bestia era más temeraria. Se complementaban a veces en eso. ¨¿En qué estas pensando? Es imposible que tengas control sobre mi, ¡lo sabes!¨ Dijo la bestia para él. ¨Lo se, ambos somos incontrolables¨ Contestó Volk dejando sorprendido a la bestia quien no supo contestar aquello, pero consiguió calmarla con eso.
Entonces se dio cuenta de que la mano de la bruja se posaba sobre su pecho. Una mirada vacía se dibujo en su rostro mientras miraba a los ojos ajenos. No podía entender de todo el juego, pero parte de él ya no estaba en este. A penas podía creer que una niña como ella le haya dado a pensar tanto.
El hombre lobo no respondió al gesto de la bruja, se quedo ahí inmóvil. – No hay sentimiento que te haga débil. La soledad y el miedo pueden hacerte fuertes así como la bondad y el tener a alguien que proteger. Aún así es subjetivo – Dijo Volk también en tono neutro. Era un asunto tribal, sabía muy bien que podía fortalecerse con ciertos sentimientos, aunque los mencionados al último los había descubierto hace poco.
– No se trata de ganar o perder. Melinda es ahora mi amiga, eso te hace también serlo – Sonríe levemente. En realidad conforme la iba conociendo no le desagradaba tanto, no era tampoco que no le motivase la idea, simplemente estaba sumido en sus propios pensamientos, casi como si estuviera en un mundo paralelo a la vez discutiendo con su bestia.
– Dime, ¿has tenido tu amigos alguna vez? – Preguntó no a Melinda, sino a la personalidad de ella que estaba hablando – Hay quienes creen que la unión hace la fuerza – Agrega y suspira resignado. Aquello se lo habían dicho ya antes, pero él siempre creyó como la bruja le había dicho, ser fuerte es valerse por si mismo. – ¿Quieres qué te cuente una historia? – Preguntó aunque no muy animado. – Es más antigua de lo que puedas creer, también soy parte de ella y aún no termina – Terminó de decir y levantó su vista al techo como quien trataba de recordar. Era la historia de los Temen. Quizás si la bruja ponía atención sería capaz de ganar el juego.
Volk Temen- Licántropo Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
La respuesta de Volk era cobarde, a su parecer era una forma de negar lo que todo el mundo sabe que hay sentimientos que te hacen flaquear, que te hacen enloquecer o que te hacer ser débil ante algunas personas. Cerró los ojos unos segundos y se concentro en el sentimiento que él había mencionado, el miedo. Hizo algo de presión extra sobre su pecho pero sin ser excesivo, con cierta practica se había percatado que con el contacto físico hacia que su don se hiciese más patente. La otra Melinda no hubiera sido tan osada pero la ignoró, ella mandaba. Simuló el miedo en su interior, conocía bien ese sentimiento, lo había llevado dentro durante demasiado tiempo, había sido un compañero durante gran parte de su vida. Extrapoló ese sentimiento al cuerpo del lobo y lo hizo más grande invadiéndole por completo.Lo mantuvo.
Abrió sus ojos y miró a Volk:-¿Puedes luchar contra todo esto?Con este miedo, con esta magia, con ese sentimiento.-quitó su mano del pecho y se separó unos centímetros de él anulando el conjuro."Gracias" comentó la humana de su interior agradecida por el agobio de la cercanía de otra persona, era algo a lo que no estaba acostumbrada, reacia al contacto físico.-¿Quieres que seamos amigos?-una sonrisa burlona apareció en su rostro,ella no tenía amigos al menos no desde que era una niña pequeña y ¿de qué servían?¿acaso estaban allí siempre?No, los amigos iban y venían algunos hacían daño, otros se aprovechaban de ti y otros con el paso del tiempo desaparecían. Él se iría también, haría su familia se dedicaría a ella y el nombre de Melinda solo sería el recuerdo de una pasaje en su vida, una hoja de un libro, nada más.
-La unión solo es un interés común que cuando se termina ya sea por una derrota como por una victoria no se vuelve a unir. Yo debo estar sola, yo debo...-bajo la cabeza levemente y apretó los puños, ese ser que tenía delante estaba llegando muy hondo en la personalidad de la bruja, ella era fuerte y el la quería debilitar.-estar sola-concluyó en un hilo de voz que no sabía si fue audible o no.
Se dio la vuelta dando la espalda y camino unos pocos centímetros."Recomponte, se fuerte, no dejes que descubra nada de ti, tu debilidad es tu enemiga,tu debilidad es su ventaja." Suspiro y alzo la cabeza y sin responder a la pregunta espero en silencio sin volverse a él.
Abrió sus ojos y miró a Volk:-¿Puedes luchar contra todo esto?Con este miedo, con esta magia, con ese sentimiento.-quitó su mano del pecho y se separó unos centímetros de él anulando el conjuro."Gracias" comentó la humana de su interior agradecida por el agobio de la cercanía de otra persona, era algo a lo que no estaba acostumbrada, reacia al contacto físico.-¿Quieres que seamos amigos?-una sonrisa burlona apareció en su rostro,ella no tenía amigos al menos no desde que era una niña pequeña y ¿de qué servían?¿acaso estaban allí siempre?No, los amigos iban y venían algunos hacían daño, otros se aprovechaban de ti y otros con el paso del tiempo desaparecían. Él se iría también, haría su familia se dedicaría a ella y el nombre de Melinda solo sería el recuerdo de una pasaje en su vida, una hoja de un libro, nada más.
-La unión solo es un interés común que cuando se termina ya sea por una derrota como por una victoria no se vuelve a unir. Yo debo estar sola, yo debo...-bajo la cabeza levemente y apretó los puños, ese ser que tenía delante estaba llegando muy hondo en la personalidad de la bruja, ella era fuerte y el la quería debilitar.-estar sola-concluyó en un hilo de voz que no sabía si fue audible o no.
Se dio la vuelta dando la espalda y camino unos pocos centímetros."Recomponte, se fuerte, no dejes que descubra nada de ti, tu debilidad es tu enemiga,tu debilidad es su ventaja." Suspiro y alzo la cabeza y sin responder a la pregunta espero en silencio sin volverse a él.
Melinda Stelle- Hechicero Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
¨¡Esta usando su magia!¨ Advirtió la bestia temerosa y furiosa a la vez. Volk conocía bien ese sentimiento también y sabía que no lo iba a sentir así como si nada. Sus instintos asesinos salieron a flote de nuevo. ¿Qué era lo que temía Volk? ¿A una bruja? No. ¿A la muerte? Tampoco. ¨¡Haz algo ahora!¨ La bestia amenazaba con salir, pero eran los recuerdos de Volk los que dominaban entonces. El precio que había debido pagar por cambiar su destino. ¿Qué podía temer más un niño pequeño que la muerte de sus padres, el no tener a donde ir y saber que una bestia amenazando con dominarle en cualquier momento? Solo su propio apellido podía ser mas temible que eso, pues este lo había causado todo y no fue el primero. Empero aquel miedo si le decía que sería el último Temen que pasaría por eso. El rostro de Volk no se mostraba asustado, estaba listo para matar. Así es como se enfrenta al miedo, con determinación y mucho coraje.
Noto entonces como el miedo había desaparecido y la escuchaba hablar con el mismo rostro. Aunque por dentro intentaba lo posible para mantener la calma, el miedo a perder el control era algo que también debía enfrentar. Algo que con aquella bruja comprendió que lo enfrentaría más veces de lo que le gustaría. Comprendía también los sentimientos de Melinda. Esa necesidad de estar solo. Antes de Dianthe había decidido cargar con ese peso en sus hombros, pero re descubrió que la necesidad de proteger a alguien te hace aún más fuerte.
– Le tienes miedo a la soledad, pero no sabes como enfrentarla y te aferras a ella – Dijo como quien dibujaba una conclusión en voz alta sin pensarlo y no necesitaba hacerlo mucho tampoco. – La soledad es una amante leal, pero caprichosa y celosa a la vez – Agregó bajando la mirada, para verla de frente, aunque ella ahora le daba la espalda unos pasos alejada de él.
– ¿Crees ser la única que se ha enfrentado a ese miedo? No serás la primera ni la última. – Su voz sonaba más tranquila, pero algo en él comenzaba a despertar. – El miedo puedo enfrentarlo, así mismo este solo te dice cuales son tus debilidades – Dijo mientras se acercaba a ella. La rodeó y se quedo mirándola a los ojos. – Creo qué es hora de ver cuales son las tuyas – Terminó de decir. No podía controlarlo más. No quería hacerle daño, pero la bestia debía salir y tomar el control. Estaba furiosa.
Los ojos de Volk mientras la miraba dejaban de ser los suyos. Un tono verde, salvaje y temible comenzaba a apoderarse de él. Así mismo su respiración se hacía más pesada, soltaba gruñidos de vez en cuanto. Su rostro ya no era el del asesino a sueldo, la bestia estaba por fin bajo control y solo quería una cosa. – Ahora... ¡Corre! – Gritó en lo que más bien pareció un gruñido gutural. Así es, quería cazar. La bruja había tenido su oportunidad de jugar con Volk y ahora era la bestia quien tenía la oportunidad de jugar con Melinda.
Se arrimó contra la silla en la que se había sentado antes y la tiro con furia sobre el ventanal, rompiéndolo de un solo golpe. Fue entonces que desde la puerta saltó hacía la bruja, sino lo esquivaba quedaría entre sus brazos y sería el fin de la diversión, más si lo hacía la noche era joven y todas las piezas ya estaban puestas y dispuestas en el tablero.
Noto entonces como el miedo había desaparecido y la escuchaba hablar con el mismo rostro. Aunque por dentro intentaba lo posible para mantener la calma, el miedo a perder el control era algo que también debía enfrentar. Algo que con aquella bruja comprendió que lo enfrentaría más veces de lo que le gustaría. Comprendía también los sentimientos de Melinda. Esa necesidad de estar solo. Antes de Dianthe había decidido cargar con ese peso en sus hombros, pero re descubrió que la necesidad de proteger a alguien te hace aún más fuerte.
– Le tienes miedo a la soledad, pero no sabes como enfrentarla y te aferras a ella – Dijo como quien dibujaba una conclusión en voz alta sin pensarlo y no necesitaba hacerlo mucho tampoco. – La soledad es una amante leal, pero caprichosa y celosa a la vez – Agregó bajando la mirada, para verla de frente, aunque ella ahora le daba la espalda unos pasos alejada de él.
– ¿Crees ser la única que se ha enfrentado a ese miedo? No serás la primera ni la última. – Su voz sonaba más tranquila, pero algo en él comenzaba a despertar. – El miedo puedo enfrentarlo, así mismo este solo te dice cuales son tus debilidades – Dijo mientras se acercaba a ella. La rodeó y se quedo mirándola a los ojos. – Creo qué es hora de ver cuales son las tuyas – Terminó de decir. No podía controlarlo más. No quería hacerle daño, pero la bestia debía salir y tomar el control. Estaba furiosa.
Los ojos de Volk mientras la miraba dejaban de ser los suyos. Un tono verde, salvaje y temible comenzaba a apoderarse de él. Así mismo su respiración se hacía más pesada, soltaba gruñidos de vez en cuanto. Su rostro ya no era el del asesino a sueldo, la bestia estaba por fin bajo control y solo quería una cosa. – Ahora... ¡Corre! – Gritó en lo que más bien pareció un gruñido gutural. Así es, quería cazar. La bruja había tenido su oportunidad de jugar con Volk y ahora era la bestia quien tenía la oportunidad de jugar con Melinda.
Se arrimó contra la silla en la que se había sentado antes y la tiro con furia sobre el ventanal, rompiéndolo de un solo golpe. Fue entonces que desde la puerta saltó hacía la bruja, sino lo esquivaba quedaría entre sus brazos y sería el fin de la diversión, más si lo hacía la noche era joven y todas las piezas ya estaban puestas y dispuestas en el tablero.
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Aquella situación le vino por sorpresa, nunca se había imaginado quesería capaz de ver a Volk en ese estado. Al estar de espaldas no lo percibió hasta que oyó los cristales reventarse. Se giro rápidamente para ver como se abalanzaba sobre ella. Saltó por puro instinto, situando su espalda contra la pared cercana. Su respiración se aceleró, sintió miedo por unos instantes pero se recompuso. "El miedo te hace débil, tu eres fuerte, tu eres libre", se autoconvenció como si con esas palabras su cuerpo se llenase de una nueva energía. Un interés renovado por el ser que tenía delante fue descubierto por Melinda. Él había cambiado, no era el mismo, era otra persona, otra identidad, salvaje, primitivo, tosco. "Ahora haber como solucionas esto,listilla. comentó irónica su parte humana."Gracias por la estúpida advertencia." se contesto a si misma.
Miró a su alrededor pensando en algo que pudiera ayudarle, la brisa nocturna llegaba por la ventana rota haciendo oscilar su cabello levemente alborotado,la única luz que ahora mismo había era la de la luz de un viejo candil y la de la luna que era escasa por no estar en todo su esplendor. Aquello convertía a la pastelería en un lugar lúgubre y abúlico. Los destrozos eran un gato extra para el bolsillo de Melinda, pero ahora no podía preocuparse por eso. Tenía que jugar su papel, el mejor de su vida.
Estaba claro que dialogar con el Volk que tenía delante no iba a servir de mucho, los actos tendrían que hablar por sí mismo."Corre" le había dicho, en el fondo Volk seguía ahí y no iba a dejar que le hiciese daño, confiaba en ello y ella....era demasiado arrogante como para salir corriendo. "Tu, eres demasiado arrogante" se corrigió la Melinda de su interior.-Ya veo que controlas muy bien tus emociones y a tu otra personalidad Volk.-comentó socarrona. Sus ojos brillaron en la semipenumbra destacando que la bruja seguía dominando, que ella mandaba y que Melinda aún estaba lejos.
Caminó unos paso hacia la entrada.-¿Quieres que me vaya?¿Ese es tu juego lobito?¿La ira?-las palabras sonaron como un reproche, y en realidad así lo era, él hablaba de control, de dejar atrás la ira y de reafirmarse en su verdadera identidad pero él mismo sucumbía a ese sentimiento y dejaba salir a otro lado de la forma más incauta. Ahora más fácilmente que antes se concentró en el sentimiento de miedo y lo lanzó hacia él en pequeñas punzadas, proyectándolo varias veces pero sin mantenerlo, solo por el hecho de darle por entendido lo que podía hacer si se concentrase un poco. -¿Quién eres tú?-susurró inquebrantable.
Miró a su alrededor pensando en algo que pudiera ayudarle, la brisa nocturna llegaba por la ventana rota haciendo oscilar su cabello levemente alborotado,la única luz que ahora mismo había era la de la luz de un viejo candil y la de la luna que era escasa por no estar en todo su esplendor. Aquello convertía a la pastelería en un lugar lúgubre y abúlico. Los destrozos eran un gato extra para el bolsillo de Melinda, pero ahora no podía preocuparse por eso. Tenía que jugar su papel, el mejor de su vida.
Estaba claro que dialogar con el Volk que tenía delante no iba a servir de mucho, los actos tendrían que hablar por sí mismo."Corre" le había dicho, en el fondo Volk seguía ahí y no iba a dejar que le hiciese daño, confiaba en ello y ella....era demasiado arrogante como para salir corriendo. "Tu, eres demasiado arrogante" se corrigió la Melinda de su interior.-Ya veo que controlas muy bien tus emociones y a tu otra personalidad Volk.-comentó socarrona. Sus ojos brillaron en la semipenumbra destacando que la bruja seguía dominando, que ella mandaba y que Melinda aún estaba lejos.
Caminó unos paso hacia la entrada.-¿Quieres que me vaya?¿Ese es tu juego lobito?¿La ira?-las palabras sonaron como un reproche, y en realidad así lo era, él hablaba de control, de dejar atrás la ira y de reafirmarse en su verdadera identidad pero él mismo sucumbía a ese sentimiento y dejaba salir a otro lado de la forma más incauta. Ahora más fácilmente que antes se concentró en el sentimiento de miedo y lo lanzó hacia él en pequeñas punzadas, proyectándolo varias veces pero sin mantenerlo, solo por el hecho de darle por entendido lo que podía hacer si se concentrase un poco. -¿Quién eres tú?-susurró inquebrantable.
Melinda Stelle- Hechicero Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
El Volk que Melinda conoció había desaparecido, aquello que tenía enfrente solo era una maldición, capricho incompleto de la luna llena que al igual que esta hasta que se mostrase no podía mostrar su verdadera forma. No, no era un trastorno de personalidad, era otra... Cosa, viviendo en el cuerpo de Volk y que ahora tomaba el control. ¿Qué había pasado con Volk? El humano sucumbió a la oscuridad. Estaba prisionero en esta y no podía enterarse de nada sobre lo que ocurriese dentro de esa. Ahí nadie le hablaba, nada de lo que pensaba tenía importancia. Ahí a duras penas estaba consciente... Solo gritos de terror podían llegar ahí y así ha sido durante sus veinte años como licántropo.
El cuerpo de Volk cayó con furia sobre sus pies y dos manos cuando la bruja esquivó su ataque, casi como si estuviese imitando su andar cuando tomaba su verdadera forma. Un gruñido se escapó de la garganta humana al escuchar el nombre de Volk. La bestia no soportaba recordar que ella también había pasado veinte años conviviendo dentro de aquel cuerpo que no era el suyo. Había visto lo que podía hacer la bruja, lo arrogante que era. Pero ahora la bestia era libre y su raciocinio era nulo. Podía hacer cuanto quería y nadie ni el mismo Volk podían hacer algo para detenerla.
– No sabes con quien hablas – Dijo para volver a gruñir. Su tono demostraba que la bestia nunca había tenido amigos ni nada parecido. Se levantó de donde estabas y se dispuso a tirarse de nuevo contra Melinda, pero la magia de esta le detuvo por unos segundos.
¿Era posible que una bestia como esa fuese capaz de sentir miedo? Era experta en provocarlo allá por donde fuera, pero era la primera vez que lo sentía. Mas el error de la bruja fue usar aquel truco dos veces. Lo que el humano podía hacer bien, esta podía hacerlo aún mejor. No sentía remordimientos, culpa. Tampoco conocía de moral y valores. Carecía de todo aquello a lo que los humanos se ataban, era por esto también que el miedo no era capaz de detenerla.
El susurro llegó a sus oídos, pero la bestia en vez de tirarse contra ella, se dio la media vuelta y se dirigió hasta la puerta del local. Derribo la puerta con dos patadas. Tomó con ambas manos la viga alta de la puerta y la arranco con fuerza tremenda. Lo único que sabía hacer bien Volk para ella era hacer ese cuerpo más fuerte y cada vez que salía lo era más y más. Ahora podía usar la viga como una lanza de madera.
Lanzó la viga hasta la bruja, aunque esta impacto justo a un lado de su cráneo. No falló, su intención era incrementar el miedo que esa bruja le había hecho sentir. Se acercó a la otra viga y repitió la acción, de no haber sido porque la viga de arriba estaba sujetada seguramente se habría caído junto con lo que quedó de puerta. Esta vez se acercaba lentamente hasta la bruja, portando la viga con ambas manos mientras la preparaba para atacar. Sus movimientos no eran como los de Volk, eran más bestiales, aunque había aprendido algo del humano y de sus enemigos en los últimos años. – Tu peor pesadilla bruja – Habló con la misma furia y ahora desprecio mientras esperaba paciente que su victima hiciera su segundo movimiento.
¨Eh, mira humano, esto es lo que pasa cuando me tocas las pelotas. Ahora tu linda amiga será mi victima... Cierto no puedes ver...¨ La bestia se reía eufórica en la mente de Volk, no le bastaba con haberlo encerrado a su otra mitad, ahora también la humillaba. Volk podía escuchar bien lo que decía esta, pero nada más que eso y solo cuando ella le hablaba directamente. ¨Me da igual si me odiarás por esto luego, pero por favor sobrevive, Melinda¨ – Pensó Volk desde donde estaba, aunque bien sabía que su plegaría era en vana siendo que sus pensamientos eran siempre ignorados cuando estaba en ese lugar.
El cuerpo de Volk cayó con furia sobre sus pies y dos manos cuando la bruja esquivó su ataque, casi como si estuviese imitando su andar cuando tomaba su verdadera forma. Un gruñido se escapó de la garganta humana al escuchar el nombre de Volk. La bestia no soportaba recordar que ella también había pasado veinte años conviviendo dentro de aquel cuerpo que no era el suyo. Había visto lo que podía hacer la bruja, lo arrogante que era. Pero ahora la bestia era libre y su raciocinio era nulo. Podía hacer cuanto quería y nadie ni el mismo Volk podían hacer algo para detenerla.
– No sabes con quien hablas – Dijo para volver a gruñir. Su tono demostraba que la bestia nunca había tenido amigos ni nada parecido. Se levantó de donde estabas y se dispuso a tirarse de nuevo contra Melinda, pero la magia de esta le detuvo por unos segundos.
¿Era posible que una bestia como esa fuese capaz de sentir miedo? Era experta en provocarlo allá por donde fuera, pero era la primera vez que lo sentía. Mas el error de la bruja fue usar aquel truco dos veces. Lo que el humano podía hacer bien, esta podía hacerlo aún mejor. No sentía remordimientos, culpa. Tampoco conocía de moral y valores. Carecía de todo aquello a lo que los humanos se ataban, era por esto también que el miedo no era capaz de detenerla.
El susurro llegó a sus oídos, pero la bestia en vez de tirarse contra ella, se dio la media vuelta y se dirigió hasta la puerta del local. Derribo la puerta con dos patadas. Tomó con ambas manos la viga alta de la puerta y la arranco con fuerza tremenda. Lo único que sabía hacer bien Volk para ella era hacer ese cuerpo más fuerte y cada vez que salía lo era más y más. Ahora podía usar la viga como una lanza de madera.
Lanzó la viga hasta la bruja, aunque esta impacto justo a un lado de su cráneo. No falló, su intención era incrementar el miedo que esa bruja le había hecho sentir. Se acercó a la otra viga y repitió la acción, de no haber sido porque la viga de arriba estaba sujetada seguramente se habría caído junto con lo que quedó de puerta. Esta vez se acercaba lentamente hasta la bruja, portando la viga con ambas manos mientras la preparaba para atacar. Sus movimientos no eran como los de Volk, eran más bestiales, aunque había aprendido algo del humano y de sus enemigos en los últimos años. – Tu peor pesadilla bruja – Habló con la misma furia y ahora desprecio mientras esperaba paciente que su victima hiciera su segundo movimiento.
¨Eh, mira humano, esto es lo que pasa cuando me tocas las pelotas. Ahora tu linda amiga será mi victima... Cierto no puedes ver...¨ La bestia se reía eufórica en la mente de Volk, no le bastaba con haberlo encerrado a su otra mitad, ahora también la humillaba. Volk podía escuchar bien lo que decía esta, pero nada más que eso y solo cuando ella le hablaba directamente. ¨Me da igual si me odiarás por esto luego, pero por favor sobrevive, Melinda¨ – Pensó Volk desde donde estaba, aunque bien sabía que su plegaría era en vana siendo que sus pensamientos eran siempre ignorados cuando estaba en ese lugar.
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
La cosa se estaba poniendo muy seria, ella estaba en peligro sin poder remediarlo, sin poder hacer nada para deshacer el entuerto en el que la bruja le había metido.¿Que había hecho?¿Cómo había podido consentir que eso pasase? Eso era lo que sucedía cuando la bruja caprichosa tomaba el poder por su cuenta y actuaba según sus necesidades imperiosas. Y ella victima de las dos no podía evitarlo, lo intentaba pero no era demasiado fuerte. Y ahí estaba su cuerpo corrupto entre los destrozos de la tienda, su tienda, esa que llevaba un pedacito de la autentica Melinda, ya no podía soportarlo más. La bruja estaba agotada, tanto su magia como su energía líder estaban haciendo mella en su cabeza, siempre era lo mismo, la metía en un lío y se iba cuando todo estaba perdido. Bajo la cabeza y se miró en el reflejo de uno de los cristales de la vidriera que estalló momentos atrás.
Su reverberación le miraba enfadada, inhóspita, vacía en cierta medida."Vale ya, ya has destrozado parte de mi vida y es posible que mi cuerpo yazca esta noche, vete ya."-oyó en su cabeza aunque ella veía en el cristal como se movían sus labios, como si su otra parte a través de él se comunicase, era evidente que era simplemente una maniobra de su cabeza y que solo ella lo veía y escuchaba. Asintió ida, como si la locura la hubiese invadido y después de llegar a su punto álgido fuese consciente de ella. Se deshizo, se volvió a su interior de donde no tenía que haber salido, aunque en parte Volk era culpable de todo esto, le había provocado.
Abrió los ojos sin haberlos cerrado dejando que la Melinda real viese desde esa perspectiva la realidad de lo sucedido. El nerviosismo empezó a recorrer su cuerpo más aun cuando el ser que ya no era su amigo le lanzo la viga. Una mezcla de ira, orgullo y dolor se apoderó de ella haciéndola apretar los puños. Miró al ser que tenía delante, le despreciaba, ese no era Volk no era esa persona que hace unos instante le alegraba el corazón, no...aquello distaba mucho de ser una persona admirable.-Fuera-susurró levemente pero la valentía se situó dentro de ella haciendo que la mezcla de sentimientos fuese un volcán a punto de estallar.
Caminó decidida hacia él.-¡FUERA!¡VETE DE AQUÍ!¡FUERA!-sonó gutural, primitiva pero fuerte. y acompañó sus gritos de un empujón que apenas movió al hombre. No la importó, las lagrimas empezaron a acumularse en sus ojos sin poder remediarlo y afloraron nublandola la vista, comenzó a caminar por la tienda, pisando cristales, viendo todo los destrozos mientras su llanto silencioso resbalaba por su tez. Destrozos, como aquél día, como sucedía siempre en su vida. Su mente comenzó a no razonar, a recordar destellos de dolor del pasado, ella ya no podía sufrir más, ¿acaso se lo merecía? En su mente vio a la inquisición entrando en la iglesia matando a sus familiares, bestias inmundas como el ser que estaba allí, asesinos sin valor que mataban por puro placer. Los vio otra vez mientras clavaban sus cuchillos en la tierna carne de niños, sin saberlo, sin poder apreciarlo ella estaba usando su otros don, aquel que desconocía, aquel que permitía crear ilusiones con la mente visibles para cualquiera, aquellos sucesos no solo los veía ella si no Volk también.
Exhausta, agotada solo quería concluir con todo eso.-Matame-terminó por decir en un susurro.
Su reverberación le miraba enfadada, inhóspita, vacía en cierta medida."Vale ya, ya has destrozado parte de mi vida y es posible que mi cuerpo yazca esta noche, vete ya."-oyó en su cabeza aunque ella veía en el cristal como se movían sus labios, como si su otra parte a través de él se comunicase, era evidente que era simplemente una maniobra de su cabeza y que solo ella lo veía y escuchaba. Asintió ida, como si la locura la hubiese invadido y después de llegar a su punto álgido fuese consciente de ella. Se deshizo, se volvió a su interior de donde no tenía que haber salido, aunque en parte Volk era culpable de todo esto, le había provocado.
Abrió los ojos sin haberlos cerrado dejando que la Melinda real viese desde esa perspectiva la realidad de lo sucedido. El nerviosismo empezó a recorrer su cuerpo más aun cuando el ser que ya no era su amigo le lanzo la viga. Una mezcla de ira, orgullo y dolor se apoderó de ella haciéndola apretar los puños. Miró al ser que tenía delante, le despreciaba, ese no era Volk no era esa persona que hace unos instante le alegraba el corazón, no...aquello distaba mucho de ser una persona admirable.-Fuera-susurró levemente pero la valentía se situó dentro de ella haciendo que la mezcla de sentimientos fuese un volcán a punto de estallar.
Caminó decidida hacia él.-¡FUERA!¡VETE DE AQUÍ!¡FUERA!-sonó gutural, primitiva pero fuerte. y acompañó sus gritos de un empujón que apenas movió al hombre. No la importó, las lagrimas empezaron a acumularse en sus ojos sin poder remediarlo y afloraron nublandola la vista, comenzó a caminar por la tienda, pisando cristales, viendo todo los destrozos mientras su llanto silencioso resbalaba por su tez. Destrozos, como aquél día, como sucedía siempre en su vida. Su mente comenzó a no razonar, a recordar destellos de dolor del pasado, ella ya no podía sufrir más, ¿acaso se lo merecía? En su mente vio a la inquisición entrando en la iglesia matando a sus familiares, bestias inmundas como el ser que estaba allí, asesinos sin valor que mataban por puro placer. Los vio otra vez mientras clavaban sus cuchillos en la tierna carne de niños, sin saberlo, sin poder apreciarlo ella estaba usando su otros don, aquel que desconocía, aquel que permitía crear ilusiones con la mente visibles para cualquiera, aquellos sucesos no solo los veía ella si no Volk también.
Exhausta, agotada solo quería concluir con todo eso.-Matame-terminó por decir en un susurro.
Melinda Stelle- Hechicero Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Al ver que Melinda no hacía nada, la bestia comenzó a avanzar con la viga de la puerta en sus manos. Estaba preparándose para clavarla cuan estaca en el corazón de la bruja. Esta bestia no era nada como Volk, a ella realmente le daba igual el precio de las cosas, los esfuerzos y sentimientos de las personas a las que atacaba. Así era la verdadera naturaleza de un hombre lobo, aquella que el mismo Volk a veces tanto despreciaba. Tanta ira injustificada, salvaje y muchas veces injusta.
El grito de Melinda fue suficientemente fuerte como para hacer que Volk en la oscuridad que se encontraba abriera sus ojos. ¡La había escuchado bien! No estaba corriendo, no estaba gritando por auxilio como siempre ocurría, la borde bruja estaba intentando hacer razonar a la bestia aún más borde que ella. ¿Qué hacía él ahí? ¿Por qué estaba dejando que la bestia atacara a su amiga? No podía permitirlo. Por segundos los ojos de Volk eran los que miraban a Melinda. La vio llorando frente a él y pudo sentir el arma que iba a usar la bestia para matarla.
Se detuvo bruscamente frente a ella. El sonido de aquella pisada hizo eco por todo el local. La bestia aún seguía teniendo el control, pero Volk había después de veinte largos años por fin encontrado el coraje suficiente para hacerle frente. – ¡No! ¡Ya basta! – Gritó Volk furioso, usando toda su fuerza para controlar su propio cuerpo que a la vez estaba siendo controlado también por la bestia. – ¡Oh no! ¡No me vas a detener ahora, la bruja morirá! – Gritó la bestia de vuelta, era la primera vez que ambos discutían en voz alta.
La fuerza que Volk debía hacer para lograr aquello era demasiada, pero tenía miedo y coraje a la vez. Miedo por ver a su amiga muerta por algo que solo él había comenzado y coraje por no haberse dado cuenta que podía hacer frente a la bestia que le dominaba. – ¡No tienes la fuerza ni la voluntad para controlarme, humano! – Volvió a gritar mientras sujetaba la viga con ambas manos, apuntando al corazón de Melinda, pero esta al instante retrocedió otro centímetro. – ¡No te dejaré! ¡Esta vez no! – Gritó pero la viga iba y venía como si estuviese picando una barrera invisible. Entre tanto, ambos veían los recuerdos que Melinda compartía con ellos.
– ¡Ella quiere morir! – Volvió a gritar, pero con todas sus fuerzas Volk trataba de impedirlo, si aquello seguía así probablemente terminaría cediendo.
– ¡Es tu culpa! –
– ¡No puedes detenerme! –
– ¡Si puedo! – El griterío terminó y Volk tiró la viga hacía un lado. Lo había conseguido, pero el cansancio por realizar tal hazaña fue tremendo. Lo había conseguido, por fin, había hecho lo imposible para vencer a la bestia. Se incorporó lo mejor que pudo sobre si mismo, pero el cansancio era extremo, como si hubiese peleado mano a mano con el hombre más fuerte. Sonrió levemente a Melinda y se dejó desplomar de espaldas al suelo.
A penas podía seguir consciente, pero había sido un precio justo para esa victoria. Suspiró y levantó su puño en el aíre. – Lo hicimos, Melinda – Dijo satisfecho y dejo caer su brazo. Se sentía satisfecho y quizás fuese egoísta al ignorar los sentimientos de su amiga, pero por fin su voluntad había estado a la par con la de la bestia. Por fin se estaba haciendo más fuerte.
El grito de Melinda fue suficientemente fuerte como para hacer que Volk en la oscuridad que se encontraba abriera sus ojos. ¡La había escuchado bien! No estaba corriendo, no estaba gritando por auxilio como siempre ocurría, la borde bruja estaba intentando hacer razonar a la bestia aún más borde que ella. ¿Qué hacía él ahí? ¿Por qué estaba dejando que la bestia atacara a su amiga? No podía permitirlo. Por segundos los ojos de Volk eran los que miraban a Melinda. La vio llorando frente a él y pudo sentir el arma que iba a usar la bestia para matarla.
Se detuvo bruscamente frente a ella. El sonido de aquella pisada hizo eco por todo el local. La bestia aún seguía teniendo el control, pero Volk había después de veinte largos años por fin encontrado el coraje suficiente para hacerle frente. – ¡No! ¡Ya basta! – Gritó Volk furioso, usando toda su fuerza para controlar su propio cuerpo que a la vez estaba siendo controlado también por la bestia. – ¡Oh no! ¡No me vas a detener ahora, la bruja morirá! – Gritó la bestia de vuelta, era la primera vez que ambos discutían en voz alta.
La fuerza que Volk debía hacer para lograr aquello era demasiada, pero tenía miedo y coraje a la vez. Miedo por ver a su amiga muerta por algo que solo él había comenzado y coraje por no haberse dado cuenta que podía hacer frente a la bestia que le dominaba. – ¡No tienes la fuerza ni la voluntad para controlarme, humano! – Volvió a gritar mientras sujetaba la viga con ambas manos, apuntando al corazón de Melinda, pero esta al instante retrocedió otro centímetro. – ¡No te dejaré! ¡Esta vez no! – Gritó pero la viga iba y venía como si estuviese picando una barrera invisible. Entre tanto, ambos veían los recuerdos que Melinda compartía con ellos.
– ¡Ella quiere morir! – Volvió a gritar, pero con todas sus fuerzas Volk trataba de impedirlo, si aquello seguía así probablemente terminaría cediendo.
– ¡Es tu culpa! –
– ¡No puedes detenerme! –
– ¡Si puedo! – El griterío terminó y Volk tiró la viga hacía un lado. Lo había conseguido, pero el cansancio por realizar tal hazaña fue tremendo. Lo había conseguido, por fin, había hecho lo imposible para vencer a la bestia. Se incorporó lo mejor que pudo sobre si mismo, pero el cansancio era extremo, como si hubiese peleado mano a mano con el hombre más fuerte. Sonrió levemente a Melinda y se dejó desplomar de espaldas al suelo.
A penas podía seguir consciente, pero había sido un precio justo para esa victoria. Suspiró y levantó su puño en el aíre. – Lo hicimos, Melinda – Dijo satisfecho y dejo caer su brazo. Se sentía satisfecho y quizás fuese egoísta al ignorar los sentimientos de su amiga, pero por fin su voluntad había estado a la par con la de la bestia. Por fin se estaba haciendo más fuerte.
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
No pudo remediar girar al oír al conversación que mantenía con su otro yo su amigo, los recuerdos se desvanecieron de su mente tan pronto como habían desaparecido, pero ella a estaba dolida, ya estaba sumergida en su decadente pesimismo que la llevaba a las actitudes mas derrotistas que se podían imaginar. No sucumbió a la tentación de meterse en medio de esas dos personas que se reflejaban en un solo cuerpo, aquella era una batalla que él tenía que vencer solo, que tenía que sufrir. Sintió miedo, si el lobo vencía ella sera pasto de su sed de sangre y si ganaba Volk,¿ella que conseguiría? Miro el esfuerzo sobrehumano que hacía por salvarla, por evitar su muerte a toda costa, ¿por qué? Apenas la conocía, apenas sabía de ella cuatro cosas contadas, pero ella...ella le quería. Su amistad había despertado en ella ese sentimiento de amor fraternal, de amistad que solo recordaba sentirlo cuando era pequeña. Iremediablemente Volk había entrado en su vida y no iba a dejar que saliese. Su único amigo debía vencer.
Algo cambió en su rostro, algo se fue y algo vino, su mirada, la de Volk ahí estaba y cierta alegría invadió su corazón, su amigo triunfó por encima de su otro yo, y ese era el mejor regalo que Melinda podía recibir. Estaba exhausto, su cuerpo al parecer sufrió enormemente las consecuencias de aquella rebelión y sin poder evitarlo vio como su amigo se desplomaba en el suelo con una sonrisa en la boca. Corrió a su lado y se puso de rodillas ante él cogiendo su mano a tiempo de que cayese al suelo."Lo hicimos" dijo,¡cuán equivocado estaba! Ella no había conseguido nada, ella estaba igual o peor que antes, la bruja la había dominado y cuando esta no pudo controlar más la situación le había dejado sola a merced de lo que pasara. Como siempre. Ella no había logrado nada.
-Lo hiciste, Volk-le corrigió con dulzura mientras las lagrimas brotaban suavemente de sus ojos-Pero mira el precio que has pagado-el sollozo se hizo más evidente y abrazó al ser semi-inconsciente que estaba tumbado en su pastelería.-Lo siento, lo siento mucho, yo no puedo controlarla, no puedo dominarla ni someterla a mi voluntad. Ella es mas fuerte que yo, es mas...-no terminó de hablar pues la congoja pudo con ella y las lagrimas siguieron manando de su ojos silenciosos y ella se negaba a soltar el abrazo de su amigo, quizás este estaba enojado por lo que había pasado y no quería que se fuese.
Si lo pensaba un momento todo había empezado por haber dado unas manzana a unos niños pobres de la ciudad y todo desde ahí se había complicado, desde los huevos manchando su vestido hasta esto. Siempre le habían dicho que cuando tienes actos buenos pasan cosas buenas, pero aquello no era otra mentira mas, otra más para la colección de su vida, otra espina que le decía que a ella siempre le pasarían cosas malas, era su destino sufrir y hacer sufrir. Por eso no era tan loco pedir que acabaran con su vida como había hecho momentos antes con el otro Volk.
Algo cambió en su rostro, algo se fue y algo vino, su mirada, la de Volk ahí estaba y cierta alegría invadió su corazón, su amigo triunfó por encima de su otro yo, y ese era el mejor regalo que Melinda podía recibir. Estaba exhausto, su cuerpo al parecer sufrió enormemente las consecuencias de aquella rebelión y sin poder evitarlo vio como su amigo se desplomaba en el suelo con una sonrisa en la boca. Corrió a su lado y se puso de rodillas ante él cogiendo su mano a tiempo de que cayese al suelo."Lo hicimos" dijo,¡cuán equivocado estaba! Ella no había conseguido nada, ella estaba igual o peor que antes, la bruja la había dominado y cuando esta no pudo controlar más la situación le había dejado sola a merced de lo que pasara. Como siempre. Ella no había logrado nada.
-Lo hiciste, Volk-le corrigió con dulzura mientras las lagrimas brotaban suavemente de sus ojos-Pero mira el precio que has pagado-el sollozo se hizo más evidente y abrazó al ser semi-inconsciente que estaba tumbado en su pastelería.-Lo siento, lo siento mucho, yo no puedo controlarla, no puedo dominarla ni someterla a mi voluntad. Ella es mas fuerte que yo, es mas...-no terminó de hablar pues la congoja pudo con ella y las lagrimas siguieron manando de su ojos silenciosos y ella se negaba a soltar el abrazo de su amigo, quizás este estaba enojado por lo que había pasado y no quería que se fuese.
Si lo pensaba un momento todo había empezado por haber dado unas manzana a unos niños pobres de la ciudad y todo desde ahí se había complicado, desde los huevos manchando su vestido hasta esto. Siempre le habían dicho que cuando tienes actos buenos pasan cosas buenas, pero aquello no era otra mentira mas, otra más para la colección de su vida, otra espina que le decía que a ella siempre le pasarían cosas malas, era su destino sufrir y hacer sufrir. Por eso no era tan loco pedir que acabaran con su vida como había hecho momentos antes con el otro Volk.
Melinda Stelle- Hechicero Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Cierto era e irremediable el hecho de que aquella victoria no había sido solo suya. Al menos para él no lo admitiría jamás ya que de no ser porque Melinda se atrevió a hacerle frente a la bestia Volk sabía muy bien que él tampoco habría tenido razones de hacerlo. Si era verdad que había pagado un precio alto, pero el resultado recompensaba todo. No solo había conseguido vencer por primera vez a su bestia cuando esta estaba dominando, a pesar de que antes solo la habría logrado apaciguar para no salir, pero nunca había dominado antes. Lo otro que consiguió fue salvar a su amiga, aquello también le alegraba bastante.
Sintió el abrazo y los llantos de Melinda, pero estaba demasiado agotado como para hacer algo al respecto, a penas podía mantenerse consciente si se quedaba ahí tirado en el piso. Negó con la cabeza al escucharle. – No lo sientas, creo que fue mi culpa. No es que seas más débil, ¿sabes por qué es la primera vez que pude dominar a la bestia? – Dijo dejando notar el cansancio en su voz. Su mano libre con algo de esfuerzo llegó entonces a la espalda de su amiga en un intento de abrazo, aunque también para eso debía esforzarse ahora.
Sonrió levemente. Jamás se creyó capas de hacerlo. Sabía que algunos licántropos a su edad lo conseguían, pero no todos. La bestia era algo tan salvaje que Melinda aún no podía imaginarse, aquello solo había sido una advertencia. ¿Qué pasaría la próxima vez que saliera? ¿Tendría motivos o sería capas de hacerle frente? No lo sabía, pero suponía que era bueno haber conocido a la bruja que le abrazaba entonces. Cerró levemente los ojos, ahora sonriendo. – Te escuche gritar, eso me dio el coraje de hacerle frente – Dijo con la respiración aún agitada por el reciente esfuerzo.
El tener alguien que defender no te hacía débil del todo. Ahora tenía a Dianthe y a Melinda para proteger y más razones para hacerle frente a su lado más salvaje y primitivo.
Miró hacía la puerta del local y pudo comprender que había roto algo más que eso. Suspiró y volvió a mirar a Melinda. – Lo siento, yo pagaré por los destrozos – Agradeció entonces estar cansado al extremo, pues no lo dijo con muchos ánimos, aunque el dinero no le era del todo un problema.
Sintió el abrazo y los llantos de Melinda, pero estaba demasiado agotado como para hacer algo al respecto, a penas podía mantenerse consciente si se quedaba ahí tirado en el piso. Negó con la cabeza al escucharle. – No lo sientas, creo que fue mi culpa. No es que seas más débil, ¿sabes por qué es la primera vez que pude dominar a la bestia? – Dijo dejando notar el cansancio en su voz. Su mano libre con algo de esfuerzo llegó entonces a la espalda de su amiga en un intento de abrazo, aunque también para eso debía esforzarse ahora.
Sonrió levemente. Jamás se creyó capas de hacerlo. Sabía que algunos licántropos a su edad lo conseguían, pero no todos. La bestia era algo tan salvaje que Melinda aún no podía imaginarse, aquello solo había sido una advertencia. ¿Qué pasaría la próxima vez que saliera? ¿Tendría motivos o sería capas de hacerle frente? No lo sabía, pero suponía que era bueno haber conocido a la bruja que le abrazaba entonces. Cerró levemente los ojos, ahora sonriendo. – Te escuche gritar, eso me dio el coraje de hacerle frente – Dijo con la respiración aún agitada por el reciente esfuerzo.
El tener alguien que defender no te hacía débil del todo. Ahora tenía a Dianthe y a Melinda para proteger y más razones para hacerle frente a su lado más salvaje y primitivo.
Miró hacía la puerta del local y pudo comprender que había roto algo más que eso. Suspiró y volvió a mirar a Melinda. – Lo siento, yo pagaré por los destrozos – Agradeció entonces estar cansado al extremo, pues no lo dijo con muchos ánimos, aunque el dinero no le era del todo un problema.
Volk Temen- Licántropo Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Empalideció ante las palabras de Volk, ella no se sentía parte de esa evolución, si no hubiera sido con ella sería con otra persona, quizás con su amante mujer. Asintió agradecida incorporando su cuerpo del de él, dejando que el calor que emanaba su cuerpo se escapase y dejase de refugiar sus miedos y su dolor. Se le veía tan cansado, tan sumamente extenuado y sin embargo aún le quedaba aliento para alimentar su confianza y hacerla sentirla bien. Intento demostrar entereza ante la situación, al fin y al cabo le debía la vida a ese hombre.
-Me alegro mucho por ti Volk.-sonrió con suavidad y le acarició el rostro.-Creo que ahora nos deberíamos preocupar de tu estado y no de mi tienda.-miro alrededor, la verdad es que había grandes destrozos sobre todo allí donde las vigas habían impactado. Suspiro con pesadumbre, tendría que contar mentiras y se le daban mal, tendría que dar demasiadas explicaciones raras o improvisadas y lo odiaba, peor eso no importaba demasiado ahora, mañana sera otro día.
-Deberíamos ir a tu casa, allí podrás descansar, aunque me imagino que no pueden caminar.-se quedo pensativa unos instantes."Eres bruja, por una vez en tu vida haz algo coherente y ayuda a un amigo".No pudo estar mas de acuerdo con la endeble oferta de la hechicera. Busco en su mente las palabras exactas y las encontró.-Creo que puedo ayudarte un poco querido amigo-comento con cierto orgullo.
Poso sus manos una en su rostro y otra en su pecho en el lado del corazón. Cerró los ojos y espero que el cuerpo de Volk se relaje un poco. Visualizó en su mente punto de energía que insuflaban vigor al cuerpo, proyecto esa sensación de bienestar a través de sus manos.-Et percute manu-pronunció con fuerza llevando con estas palabras parte de su energía para darle fuerza al de Volk. Abrió los ojos y sonrió.-¿Mejor?
-Me alegro mucho por ti Volk.-sonrió con suavidad y le acarició el rostro.-Creo que ahora nos deberíamos preocupar de tu estado y no de mi tienda.-miro alrededor, la verdad es que había grandes destrozos sobre todo allí donde las vigas habían impactado. Suspiro con pesadumbre, tendría que contar mentiras y se le daban mal, tendría que dar demasiadas explicaciones raras o improvisadas y lo odiaba, peor eso no importaba demasiado ahora, mañana sera otro día.
-Deberíamos ir a tu casa, allí podrás descansar, aunque me imagino que no pueden caminar.-se quedo pensativa unos instantes."Eres bruja, por una vez en tu vida haz algo coherente y ayuda a un amigo".No pudo estar mas de acuerdo con la endeble oferta de la hechicera. Busco en su mente las palabras exactas y las encontró.-Creo que puedo ayudarte un poco querido amigo-comento con cierto orgullo.
Poso sus manos una en su rostro y otra en su pecho en el lado del corazón. Cerró los ojos y espero que el cuerpo de Volk se relaje un poco. Visualizó en su mente punto de energía que insuflaban vigor al cuerpo, proyecto esa sensación de bienestar a través de sus manos.-Et percute manu-pronunció con fuerza llevando con estas palabras parte de su energía para darle fuerza al de Volk. Abrió los ojos y sonrió.-¿Mejor?
Melinda Stelle- Hechicero Clase Media
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Hay quienes concuerdan en que las más grandes guerras fueron provocadas por el amor de una mujer. Teniendo eso en cuenta, no era de sorprenderse el hecho de que las dos últimas mujeres presentes ahora en la vida de Volk estaban cambiando mucho su personalidad y forma de ver las cosas. Hace algunos años habría preferido matar el mismo a la bruja a estar en deuda con ella o tener algún motivo para verla de nuevo, pero ya era parte importante de su vida como licántropo. Había marcado sin darse cuenta el inicio de una nueva etapa en su vida.
Habría preferido quedarse ahí acostado a descansar antes de que alguien que no fuese Dianthe se preocupara por él, pero en las condiciones que había quedado por hacerle frente a la bestia no estaba en condición de hacer reproche alguno y ya había mostrado mucho lo borde que podía llegar a ser si se lo proponía. No pudo hacer nada más que suspirar y dejarse acariciar el rostro. No era que le molestase, pero en el fondo su corazón le pertenecía a otra mujer y sentía que esa muestra de afecto solo la podía recibir de ella.
La dejo hablar, en realidad si se esforzaba podría caminar, pero la situación no era de vida o muerte, por lo que no encontró necesario hacer el intento. Notó que habló en un lenguaje que desconocía y poco a poco sintió como una nueva energía comenzaba a fluir por su cuerpo. Desde su corazón circulaba hasta sus píes y cabeza. Cerró los ojos disfrutando aquella sensación.
– Gracias, ya estoy mejor – Dijo tranquilo mientras abría los ojos. El cansancio había desaparecido aunque no en su totalidad, pero al menos se sentía capaz de tomar una larga caminata. Entonces se incorporó un poco, quedando sentado ahí donde estaba. Pudo observar mejor los destrozos que había dejado la bestia. ¨Mi bolsillo será el que más sufrirá por esto¨ Pensó para si mismo con una leve sonrisa en el rostro.
– Será bueno que descansemos un poco antes de salir. Haz usado mucha magia después de todo – Poco era lo que sabía de magia, pero lo que hasta el brujo más novato sabía era que la magia usaba gran parte de tu energía. – No tengo casa, viajo mucho... Pero conozco un lugar donde podemos quedarnos en el bosque – Dijo mientras la abrazaba rodeando su cintura con ambas manos, como si tratase de consolarla en cierto sentido. No podía evitar sentirse culpable por los destrozos de la tienda, además de haber puesto su vida en peligro y todo por haber querido sacar el lado de ella que la misma Melinda tanto temía.
Habría preferido quedarse ahí acostado a descansar antes de que alguien que no fuese Dianthe se preocupara por él, pero en las condiciones que había quedado por hacerle frente a la bestia no estaba en condición de hacer reproche alguno y ya había mostrado mucho lo borde que podía llegar a ser si se lo proponía. No pudo hacer nada más que suspirar y dejarse acariciar el rostro. No era que le molestase, pero en el fondo su corazón le pertenecía a otra mujer y sentía que esa muestra de afecto solo la podía recibir de ella.
La dejo hablar, en realidad si se esforzaba podría caminar, pero la situación no era de vida o muerte, por lo que no encontró necesario hacer el intento. Notó que habló en un lenguaje que desconocía y poco a poco sintió como una nueva energía comenzaba a fluir por su cuerpo. Desde su corazón circulaba hasta sus píes y cabeza. Cerró los ojos disfrutando aquella sensación.
– Gracias, ya estoy mejor – Dijo tranquilo mientras abría los ojos. El cansancio había desaparecido aunque no en su totalidad, pero al menos se sentía capaz de tomar una larga caminata. Entonces se incorporó un poco, quedando sentado ahí donde estaba. Pudo observar mejor los destrozos que había dejado la bestia. ¨Mi bolsillo será el que más sufrirá por esto¨ Pensó para si mismo con una leve sonrisa en el rostro.
– Será bueno que descansemos un poco antes de salir. Haz usado mucha magia después de todo – Poco era lo que sabía de magia, pero lo que hasta el brujo más novato sabía era que la magia usaba gran parte de tu energía. – No tengo casa, viajo mucho... Pero conozco un lugar donde podemos quedarnos en el bosque – Dijo mientras la abrazaba rodeando su cintura con ambas manos, como si tratase de consolarla en cierto sentido. No podía evitar sentirse culpable por los destrozos de la tienda, además de haber puesto su vida en peligro y todo por haber querido sacar el lado de ella que la misma Melinda tanto temía.
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
La vida te pone a prueba, ha veces tienes que escalar montaña, intentar tocar el cielo y la gloria la mismo tiempo. Dejar marchar los sueños para poder cumplir tus metas y conocerte a ti misma para poder afrentar cualquier batalla. Pero que increíble era la vista desde allí arriba. Puedes imaginar lo bonito que es el mar pero hasta que no lo ves no puedes apreciar toda su hermosura, y ella había comprendido en ese instante toda su vida.
Estaba extenuada, el hechizo era sencillo pero nefasto para uno mismo puesto que no se trataba de crear energía en un cuerpo si no de traspasar la suya a su cuerpo. Es decir que para que Volk se levantase y se recuperase en parte ella tenía que ceder su energía o buena parte de ella. Se sintió mareada y el abrazo la dejo una sensación de ahogo tremendo. Cerro los ojos y se concentro en las fuerzas que le quedaban. No quería que él notase nada. Noto como empalidecía un poco y perdía el rubor de sus mejillas. Demasiada magia para una novata.
-Yo, no vivo lejos de aquí y creo que debería ir a dormir allí.-comento separandose de su cálido cuerpo y recomponiendo su postura.Miro de nuevo la tienda, estaba claro que esa semana no podría abrirla,ni a tender a la gente. Tendría perdidas, pero bueno..tenía algo de dinero ahorrado y dinero de la herencia de sus padres adoptivos para usar en la reforma. Miró al exterior, la noche era cerrada y la nítida luz de la luna serpenteaba por los caminos mientras algunos grillos entonaban su voz adornando la oscuridad. Suspiro, era hora de estar sola, pensar y dejar que su mente tuviese algo de paz.
-En la trastienda hay una cama que suelo usar cuando tengo mucho trabajo y me quedo la noche aquí. Sería un placer que te quedases y que descansases aquí.-además sería un buen guardián de una tienda donde ahora mismo era fácil entrar. Noto como la respiración se le volvía pesada así que prefirió callarse y dejar hablar a Volk para que no se percatase del cansancio exagerado que empezaba a acumular.La noche lo vuelve todo negro pero el sol de las mañanas aclara todo.
Estaba extenuada, el hechizo era sencillo pero nefasto para uno mismo puesto que no se trataba de crear energía en un cuerpo si no de traspasar la suya a su cuerpo. Es decir que para que Volk se levantase y se recuperase en parte ella tenía que ceder su energía o buena parte de ella. Se sintió mareada y el abrazo la dejo una sensación de ahogo tremendo. Cerro los ojos y se concentro en las fuerzas que le quedaban. No quería que él notase nada. Noto como empalidecía un poco y perdía el rubor de sus mejillas. Demasiada magia para una novata.
-Yo, no vivo lejos de aquí y creo que debería ir a dormir allí.-comento separandose de su cálido cuerpo y recomponiendo su postura.Miro de nuevo la tienda, estaba claro que esa semana no podría abrirla,ni a tender a la gente. Tendría perdidas, pero bueno..tenía algo de dinero ahorrado y dinero de la herencia de sus padres adoptivos para usar en la reforma. Miró al exterior, la noche era cerrada y la nítida luz de la luna serpenteaba por los caminos mientras algunos grillos entonaban su voz adornando la oscuridad. Suspiro, era hora de estar sola, pensar y dejar que su mente tuviese algo de paz.
-En la trastienda hay una cama que suelo usar cuando tengo mucho trabajo y me quedo la noche aquí. Sería un placer que te quedases y que descansases aquí.-además sería un buen guardián de una tienda donde ahora mismo era fácil entrar. Noto como la respiración se le volvía pesada así que prefirió callarse y dejar hablar a Volk para que no se percatase del cansancio exagerado que empezaba a acumular.La noche lo vuelve todo negro pero el sol de las mañanas aclara todo.
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Volk sintió que el peligro había acabado ya una vez que pudo dominar a su bestia, pero estaba equivocado. Aún no había recuperado toda su energía y era solo por aquel hecho el que la bestia no intentaba dominarlo de nuevo. ¨Tuviste suerte hoy, pero eso no cambia las cosas, no te será fácil la próxima¨ Le advirtió la bestia, pero Volk no tenía ánimos de reprocharle nada. Ya había hecho bastante daño y él tendría que repararlo, sabía de sobra que las cosas se complicarían un poco a partir de ahora.
Dejó que Melinda se separase de él mientras hablaba. No era nada tonta, aquello sonaba un mejor plan que el propuesto por él. Dejar la tienda sola por mucho tiempo podría aumentar las perdidas y aunque no sabía cuanto esfuerzo había puesto su amiga en ese local, sabía que los comerciantes cuidaban mucho su fuente de dinero. No era para reprocharle el hecho de querer que se quedase ahí.
Con un poco más de esfuerzo que lo esperado, aunque no demasiado, se levantó de donde estaba y le ofreció la mano a la bruja para que se ayudase a hacer lo mismo. Sonrió entonces. – Tenemos un plan entonces. Me quedaré cuidando la tienda, pero no creas que te dejaré ir sola a estas horas a tu casa – Dijo tranquilo. El peligro más preocupante ahora quizás no era solo la bestia. La inquisición seguía cazando brujos y licántropos por igual, además los cazadores perseguían vampiros sobre todo de noche. No estaba seguro de cuanto el ruido se había hecho notar afuera, pero conociendo el mundo al que ambos pertenecían le gustase o no, no podía darse el lujo de dejarla sola.
Pudo notar como había palidecido algo por el cansancio, no la culpaba, si había usado demasiada magia. Ambos estaban al límite y tendrían muchos problemas si se encontraban con algún enemigo. ¨Me sentiría más tranquilo si pudiera dejarte con la pantera de Dianthe¨ Comentó para si mismo y río por dentro. Aquello sería bastante difícil de lograr en todo caso ya que la Pantera solo aparecía cuando Dianthe o Volk estaban en peligro.
– Venga, vamos. Volveré lo más pronto posible a cuidar tu local y no comenzaremos tu entrenamiento hasta que lo haya reparado – Aseguró decidido. Por suerte para Melinda solo tendrían que gastar dinero en materiales si es que Volk no podía construirlos el mismo, era bastante bueno para esas cosas gracias a que de pequeño ayudaba mucho en casa de sus padres y desde chico se acostumbró a construir sus propias armas. Se quedó ahí parado y no iba a aceptar un no por parte de ella, así que simplemente esperó a que ella guiara el camino.
Dejó que Melinda se separase de él mientras hablaba. No era nada tonta, aquello sonaba un mejor plan que el propuesto por él. Dejar la tienda sola por mucho tiempo podría aumentar las perdidas y aunque no sabía cuanto esfuerzo había puesto su amiga en ese local, sabía que los comerciantes cuidaban mucho su fuente de dinero. No era para reprocharle el hecho de querer que se quedase ahí.
Con un poco más de esfuerzo que lo esperado, aunque no demasiado, se levantó de donde estaba y le ofreció la mano a la bruja para que se ayudase a hacer lo mismo. Sonrió entonces. – Tenemos un plan entonces. Me quedaré cuidando la tienda, pero no creas que te dejaré ir sola a estas horas a tu casa – Dijo tranquilo. El peligro más preocupante ahora quizás no era solo la bestia. La inquisición seguía cazando brujos y licántropos por igual, además los cazadores perseguían vampiros sobre todo de noche. No estaba seguro de cuanto el ruido se había hecho notar afuera, pero conociendo el mundo al que ambos pertenecían le gustase o no, no podía darse el lujo de dejarla sola.
Pudo notar como había palidecido algo por el cansancio, no la culpaba, si había usado demasiada magia. Ambos estaban al límite y tendrían muchos problemas si se encontraban con algún enemigo. ¨Me sentiría más tranquilo si pudiera dejarte con la pantera de Dianthe¨ Comentó para si mismo y río por dentro. Aquello sería bastante difícil de lograr en todo caso ya que la Pantera solo aparecía cuando Dianthe o Volk estaban en peligro.
– Venga, vamos. Volveré lo más pronto posible a cuidar tu local y no comenzaremos tu entrenamiento hasta que lo haya reparado – Aseguró decidido. Por suerte para Melinda solo tendrían que gastar dinero en materiales si es que Volk no podía construirlos el mismo, era bastante bueno para esas cosas gracias a que de pequeño ayudaba mucho en casa de sus padres y desde chico se acostumbró a construir sus propias armas. Se quedó ahí parado y no iba a aceptar un no por parte de ella, así que simplemente esperó a que ella guiara el camino.
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Re: Al borde de la locura [Volk Temen]
Las palabras comenzaban a sonar pesadas en su cabeza, sabía perfectamente que no aguantaría mucho tiempo ahí de pie. La extenuación a la que había llevado su cuerpo y su cabeza empezaban a hacerse evidentes y en ese momento se dio cuenta de que quizás el hecho de dar su energía para que él se recuperase no había sido una muy buena idea. Empalidecía más a cada momento y ella intentaba guardar la compostura, ser la valiente brujilla que su madre le hubiese enseñado a ser de estar viva. Una chica entera que no se viene abajo por nada, pero que difícil era hacer eso. Asintió a sus últimas palabras sin mediar ella ninguna pues hasta su voz mostraría síntomas de cansancio. Sintió su cuerpo entumecido cuando lo giro hacia la puerta y comenzó a caminar sabiendo que a su vera ya estaba Volk.
El objetivo era simple, llegar a casa rápidamente.No era mucho el tiempo que le llevaba, normalmente en 5 minutos solía hacer el caminó aunque se dio cuenta de que los próximos minutos iban a ser eternos. El aire de al noche mecía sus cabellos y refrescaba su cara despejandole un poco y manteniendola despierta. Giro unos segundos para mirar a Volk, quiso decir algo pero lo evito,quizás para no sonar infantil o quizás por disfrutar un poco del silencio noctambulo después de lo que había pasado. Las calles desiertas comenzaron a ser sus compañeras y la debilidad empezaba a florecer en el cuerpo de Melinda.
Acercó su cuerpo al de Volk y tomó su brazo, eso le ayudaría a llegar a su casa. No era amiga del contacto físico, de hecho lo evitaba lo máximo posible,no le gusta que su piel percibiera otra, se sentía débil ante el tacto de otras personas, sin escudo, desnuda y más aún después del intento de violación del brujo. Pero ese caso era diferente, o cogía el brazo a Volk o caería allí mismo presa de su fatiga.
Llegaron a la puerta de su casa y dio gracias a Dios por haber llegado.-Gracias por acompañarme Volk-logró decir--y siento todo lo que ha pasado.-en parte ella había buscado todo esto, desde el mismo momento en que dio las manzanas a los pobres. No vivían en una sociedad justa y no podía pretender hacer justicia, las buenas acciones no llevaban consigo buenas recompensas, la justicia no la impartía Dios si no el hombre adinerado y su corazón era tan negro... Lo hecho, hecho estaba y si Volk salía huyendo de allí, lo entendía a la perfección.
El objetivo era simple, llegar a casa rápidamente.No era mucho el tiempo que le llevaba, normalmente en 5 minutos solía hacer el caminó aunque se dio cuenta de que los próximos minutos iban a ser eternos. El aire de al noche mecía sus cabellos y refrescaba su cara despejandole un poco y manteniendola despierta. Giro unos segundos para mirar a Volk, quiso decir algo pero lo evito,quizás para no sonar infantil o quizás por disfrutar un poco del silencio noctambulo después de lo que había pasado. Las calles desiertas comenzaron a ser sus compañeras y la debilidad empezaba a florecer en el cuerpo de Melinda.
Acercó su cuerpo al de Volk y tomó su brazo, eso le ayudaría a llegar a su casa. No era amiga del contacto físico, de hecho lo evitaba lo máximo posible,no le gusta que su piel percibiera otra, se sentía débil ante el tacto de otras personas, sin escudo, desnuda y más aún después del intento de violación del brujo. Pero ese caso era diferente, o cogía el brazo a Volk o caería allí mismo presa de su fatiga.
Llegaron a la puerta de su casa y dio gracias a Dios por haber llegado.-Gracias por acompañarme Volk-logró decir--y siento todo lo que ha pasado.-en parte ella había buscado todo esto, desde el mismo momento en que dio las manzanas a los pobres. No vivían en una sociedad justa y no podía pretender hacer justicia, las buenas acciones no llevaban consigo buenas recompensas, la justicia no la impartía Dios si no el hombre adinerado y su corazón era tan negro... Lo hecho, hecho estaba y si Volk salía huyendo de allí, lo entendía a la perfección.
Melinda Stelle- Hechicero Clase Media
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