Paseo nocturno [Bard Blase]

por **Erika Knight** Vie Ene 31, 2014 4:53 am

Recuerdo del primer mensaje :

"Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo"

La noche caía sobre la ciudad como un manto helado. Pero el fría no desanimaba a las gentes de la ciudad, que se engalanaban con capas de piel forradas de terciopelo y sombreros más decorativos que para luchar contra el frío.

Erika observaba mientras caminaba con lentitud entre los viandantes, su mayordomo dos pasos detrás de ella. Miraba a las gentes con las que se cruzaba con una mezcla de curiosidad y sospecha en los ojos. Podías sacar a la dama de la inquisidora pero nunca a la inquisidora de la dama.

Mientras se cruzaba con unos y otros, intercambiando saludos en forma de asentimientos con aquellos que conocía, sus pensamientos corrían por libre. Esa noche no había salido a cazar, para eso no vestiría aquellos ropajes tan pesados. Aunque el pensamiento de encontrar a quien le había arruinado la vida y encargarse de dar fin a la suya no era un pensamiento desagradable, aquella noche otros pensamientos ocupaban su cabeza.

Parecían todos tan normales. Humanos. Seguro que más de uno no lo era, y Dios sabía que ella se había topado con más de un inmortal camuflado entre las gentes corrientes. Pero aquello no quitaba que una vez habían sido como ella. Habían comido normalmente, habían jugado a la luz del sol y sus corazones habían latido.

Sacudió la cabeza, alejando esa idea. Aquel pensamiento era el que daba pie siempre a esa discusión moral que siempre se traía consigo misma. No. Los inmortales debían desaparecer, era su trabajo y su placer encargarse de ello.

“No todos merecemos ese destino”. Las palabras de una vieja compañera resonaron en su cabeza. Ella había sido la única inmortal que había tenido algo de influencia en su vida. Claro que era una Condenada, pero eso no quitaba su naturaleza sobrehumana.

Su influencia perduraba aún después de su muerte. Había sido como una hermana para ella, y le había ayudado a desarrollar una mente rápida y unos reflejos extraordinarios. Pero también había forzado un debate moral que para Erika era como traicionar a sus dos padres y a sí misma, condenar todo lo que había hecho en esa vida y negar su mera existencia.

Continuó andando por la calle sin prestar atención donde iba. Sus pies se movían solos y sus sentidos se encargaban de que no chocara con nada a pesar de que ella ya no estuviera allí sino en recuerdos lejanos. Recuerdos de dolor y de ira que hacía que sus entrañas clamaran por la sangre de aquellos que la habían maldecido. Que clamaban por el consuelo que nunca había tenido.

Levantó la cabeza al dejar de oir los pasos de su lacayo. Se volvió a buscarlo con la mirada pero encontró que estaba sola. Sabía que los que trabajaban para ella provenían de los suburbios de París y que trataban de evitar los callejones como la peste. Se encogió de hombros y siguió caminando. De cualquier forma, iba bien armada en caso de necesitar defenderse de algo o alguien.

por **Erika Knight** Lun Feb 17, 2014 2:17 pm

Sonrió como respuesta, una sonrisa misteriosa y casi sombría. Sí, claro que se aprovecharía de él si tuviera algo que ofrecerla. Se aprovecharía de todos y cada uno de los seres que pudieran ofrecerle algo, acercarla más a su objetivo. Pero eso no era algo que él debiera saber de ella, ni ahora ni nunca.

-¡Ja!- la exclamación sonó alta y clara casi antes de que él hubiera terminado de hablar- Seguro que sí, querido, que solo te preocupaba una mujercita sola en las peligrosas calles- dijo con ironía, tanta que por un momento pareció que se podía ahogar en ella.

A sus palabras no les faltaba razón. Cuando la necesidad apretaba todos cedían ante ella, daba igual la sangre o el honor cuando había un estomago vacio de por medio. Sin embargo, incluso ella, cuando había vivido en las calles de Londres aún había conservado algo de orgullo, había tenido una moral a la que atenerse, una que estaba ya perdida tanto tiempo atrás que no sabía siquiera como era que se mantenía en pie.

-Mejor venderse que depender de un hombre- susurró, más para si misma que para su acompañante- al fin y al cabo, si tu cuerpo te traiciona y se muere no tendrás que preocuparte de lo que ocurra pero si te traiciona un hombre serás tu la que cargará con el resultado de sus actos- sacudió la cabeza retomando un tono firme y retador- Aunque claro, yo no llegaría nunca a tales extremos. Cualquiera que osara tratarme como su mero juguete de disfrute… -hizo un gesto con la mano que dejaba claro que sucedería.

Sin poder evitarlo sus palabras le arrancaron una carcajada.

-Como si tu fueras un libro abierto aunque claro-añadió rápidamente. No quería que tergiversara sus palabras y le empezara a hablar de si mismo, creyendo que le interesaba. Aunque, siendo como estaba demostrando que era, seguro que seria tan reticente como ella- a mi ni siquiera me interesa conocer la sinopsis así que no me molestaría que no me contaras nada.

Sin embargo, dijera lo que dijera, sentía una curiosidad por aquel hombre que nunca admitiría. Jugaba con ella sin miedo, cuando muchos otros ya la habrían dejado mtranquila hacía rato. Era atrevido y, sospechaba, era por eso que le permitía tocarla como lo estaba haciendo, solo por conocer como era que un hombre que se consideraba igual o mejor que ella tratara de tener… algo con la nada fina Erika.

-No se por que- dice, su voz instintivamente convertida en un susurro intimo- pero creo que no me voy a extraña de lo que quiera que hagas.

por **Bard Blase** Mar Feb 18, 2014 5:48 am

Esa mirada, esa sonrisa, ese porte, todo en ella me mantenía encendido, me deleitaba, me había metido hasta el fondo en un juego peligroso y atrevido en el que me arriesgaba demasiado, pero ese riesgo me hacia sentirme mas eufórico y deseoso de continuarlo, el peligro estaba latente pero también la recompensa y esta se veía suculenta, la sola idea de todo lo que podría hacer con una mujer asi hacia que mi sangre se encendiera aunque trataba de disimularlo de la mejor manera.

Altiva como en toda nuestra charla -Claro que me preocupo por una dama- reclame en el momento -Un verdadero caballero siempre sale en el auxilio una damisela en apuros- continué mientras me inspiraba -Y usted es una joven dama, sola y desamparada- acaricio suave su mejilla -Tan fragil y vulnerable - sonrío -No me quiero ni imaginar todo lo que le podria pasar si anda por estas calles solitarias y tan alejadas de la protección- niego con la cabeza -No la voy a dejar sola en una situación como esta, es mi deber acompañarla hasta que quede a buen recaudo- suspiro -No me lo perdonaría-.

Siempre dejo paciente que ella hable antes de responder -Seguramente estará “llena de pretendientes”- haciendo énfasis en lo ultimo con su carácter pues hay que estar loco, como yo -Quienes felices se querrán hacer cargo de usted y de todos sus caprichos- doy una sonrisa -No crea usted que todos los hombres somo iguales- comento haciéndome a un lado del grupo -Se que hay muchos por hay que van tratando de conquistar a cualquier chica que se les cruza por el camino pero hay algunos que como yo, somo honestos y respetuosos sabemos como tratar a una dama y no andamos por hay haciendo espectáculos de amoríos y todo ese tipo de cosas tan de plebe- dije altivo y con el pecho fuera.

-¿Eso significa que mejor me guardo la oferta que le pensaba hacer a cambio de un favor?- comente luego de su gesto tan claro -Ya estaba emocionado- sonrió. Escucho su carcajada y me alegra saber que cada ves se siente mas cómoda conmigo -¿Cuestiona usted mi honestidad?- comente indignado para luego escuchar lo de continuación -Que crueles son sus palabras- tomo mi pecho con la mano -Injusta y yo que la he tratado con toda la amabilidad que he podido- miro triste haciendo un puchero -Pero esta bien, aunque duela lo soportare porque soy un hombre fuerte- hago una inclinación sutil alardeando.

Nuestros labios se encontraban muy juntos, nuestros cuerpos estaban ya en contacto, había invadido ya todo su espacio y me encantaba, pero aun faltaba romper las otras barreras, trago grueso, una parte de mi me pedía continuar y apoderarme completamente de ella, pero por otra parte con tenerla entre mis brazos me sentía eufórico, si lo completaba tal vez ya no seria igual, respiro agitado, -Creo que solo hay una forma para romper el paradigma- acerco completamente mis labios y con mi labio inferior rozo su labio superior haciendo que este se levante un poco esperando a ver como reacciona ella ante mi provocación.

por **Erika Knight** Mar Feb 18, 2014 12:38 pm

Irritación, divertimento y sorpresa se mezclaban en su interior al oír sus palabras. De seguro no podía haber escuchado bien. ¿Frágil y vulnerable? ¿Ella? Dios, ese hombre estaba loco de atar. El peligro emanaba por cada poro del cuerpo de Erika y el la llamaba frágil. Como si no hubiera visto el brillo de su temperamento no hubiera ido las amenazas. Como si no hubiera sentido la presión sobre su muñeca.

-Sigue pensando eso y te llevaras un buen susto- murmuró, conteniendo la irritación, consiguiendo que sonara como si le propusiera jugar al gato y al raton. Aunque, cuando ella atrapaba al raton, no lo dejaba ir sin más. Simplemente se lo comía-Y no necesito ningún guardaespaldas para llegar a mi casa- ni siquiera le soltó la típica frase de "agradezco la oferta" ya que seguro que se agarraría a esas palabras como a un clavo ardiendo.

Asintió pero no se lo creía. Hasta su padre, su padre bioligico, que tanto había amado a su madres, de vez en cuando había ido a desahogarse a los prostíbulos de Londres mientras podía permitírselo y, cuando la pobreza los había acosado, siempre había encontrado alguna dispuesta a hacerlo en la calle, incluso delante de la niña.

-Promesas, promesas- dijo con ligereza- Todos dicen lo mismo, y una vez te tienen te usan un par de veces antes de desecharte. Pero claro, tu vida a mí, no me incumbe así que por mi puedes levar a medio París del brazo- le dedicó una sonrisa ladeada- Claro que dudo que tengas tanto dinero como para pagarlo después.

Se mordió la lengua antes de contestar. Una oferta hecha por el.. debía de ofrecer algo a lo que atenerse con ese hombre pero al mismo tiempo pedía algo que no estaba dispuesta a dar a nadie. O no al menos a la ligera. Se encogió de hombros como si en realidad no le interesara tanto como lo hacía realmente.

-La verdad es el bien mas preciado de cualquier persona, no se regala facilemente. Por eso dudo de la honestidad de todos. Además no soy injusta. Me pides que te de mi confianza, como si tuviera que dar por hecho que no vas a mentior cuando son de mascaras y de secretos que hemos hablado desde el principio- lo miró directo a los ojos, como si quisiera revelar que mascara llevaba- No me fio de nadie porque l confianza es algo que hay que ganarse y tu no lo has hecho.

La frialdad de la noche desaparecía con el contacto de él. Eso la sorprendió ya que por lo general la molestaba que estuvieran tan cerca de ella, sin embargo, con aquel hombre solo había calor. Sabía que aquella debía ser la respuesta que daba su cuerpo a la cercanía de un hombre que, por una vez,no demostraba miedo sino curiosidad por ella.

El contacto de sus labios fue breve, apenas un contacto ligero, pero totalmente novedoso para Erika. De repente era más consciente de él y de su cuerpo pegado al de ella, sentía cada una de sus extremidades latir allí donde él la había tocado. Pero no estaba dispuesta a confesar lo que su cercanía le estaba haciendo. Compuso un gesto de suficiencia y sonrió despectiva.

-¿Eso es todo?- preguntó y antes de que él pudiera contestar continuó- Parece que te voy a tener que enseñar.

Nada más decir aquello, levó sus manos al cuello de él y tiró hasta que sus labios entraron en contacto por completo, en un beso fogoso que no hacía imaginar que era totalmente inexperta en ese campo. Era algo que había aprendido por observación en las calles, y que creía que era hora de probar. Ya que parte de si misma había aceptado que de esta no saldría sin perder algo irrecuperable en el camino, al menos, lo haría a su manera.

Se alejó unos centímetros para tomar aire y lo miró retadora.

-Aprende, y ya hablaremos- sus palabras, aunque de despedida, solo buscaban que le diera todo lo que tenía ya que sabía que él no la dejaría marchar cuando estaba consiguiendo lo que quería.

Y, que demonios, ella también deseaba eso, por mucho que lo negara.

por **Bard Blase** Miér Feb 19, 2014 7:53 pm

El juego cada ves se volvía mas peligroso, las cartas estaban sobre la mesa y cada una de nuestras jugadas se volvía mas y mas atrevida, cada segundo estábamos dispuestos a arriesgarnos mas hacinado cada vez apuestas que apuntan muy en alto, todo con tal de superar al otro, ¿Cuan lejos seriamos capas de llegar en esta partida? Cada cosa que hago ella la responde con algo aun mas atrevido, aunque eso es bueno porque me ha hecho llegar mas lejos entre sus brazos.

Abro los ojos en forma de asombro -¿Me esta diciendo usted entonces que esta sonrisa tan inocente y esa mirada angelical esconden muchas cosas que debo temer?- comente aun con la cara de asombro -No me lo puedo creer, jamas me hubiera imaginado algo así, usted que parece una dama tan sincera y tan transparente ahora sale con eso, fijece de que cosas uno se entera, sorprendente- le digo con mi sonrisa amplia.

-¿Un guardaespaldas?- niego aun con el asombro, -No no no, ¿Como cree? Los guardaespaldas cobran y yo no estaría dispuesto a hacer cualquier tipo de cobro a cambio de su seguridad, lo haré de forma gustosa y con todo placer siempre y cuando pueda ver que usted llega con buen recaudo a su morada, no me perdonaría que le sucediera algo... malo- hice un pequeño énfasis en esta palabra, algo quería con ella y tenia que hacerlo notar.

Escucho entonces con mucha atención cada una de sus palabras, -No puedo creer que usted piense así- exclamo con algo de disgusto -Yo...- te usaría mucho mas de un par de veces antes de desecharte, pero mejor no te desecho -Seria incapaz de usar o si quiera pensar en desecharla, la sola idea me parece un acto tan ruin y despreciable, no se que clase de mente perversa y egoísta seria capas de algo tan cruel- comento mirando con indignación y tristeza -De todas maneras no soy de tomar a una chica solo por dinero, si te digo la verdad soy casi virgen- dije con cara inocente -Salvo por algunas experiencias- vuelvo a mirar sus ojos -Pero si se me da alguna oportunidad no la desperdiciaría-.

Suspiro ante cada una de sus palabras, me muerdo el labio -Yo estoy siempre abierto a la verdad, soy honesto y sincero, detesto la mentira, los mentirosos son débiles, aquellos que no son capaces de enfrentar la verdad y que tienen que esconder su miseria entre falsedad- niego con la cabeza -Soy orgulloso de lo que soy no “No tengo nada que esconder”- porque aunque te lo explicara no lo entenderías así que no cuenta como oculto -Entonces ¿Cuanto cuesta tu confianza?-.

Sentir su suave piel me hizo llegar a un nuevo nivel, ella pudo haberme insultado, apartado, golpeado o acusado por haber osado rozar sus labios, pero no lo hizo, el roce fue un instante, tan fugas y tan suave que apenas pude sentirlo pero fue lo suficientemente bueno como para que mi cuerpo se encendiera por completo, me separe entonces mirándola un poco pero su respuesta fue como la esperaba, o mejor, nuestros cuerpos chocaron completamente esta vez ella los unió y ahora nuestros labios estaban juntos en un beso intenso que termino de llenarme de deseo, mis manos ahora frotan todo lo que este a su alcance, su espalda y cuello ahora eran recorridas por mis dedos deseosos de mas, muevo mis labios correspondiendo al beso hasta que nuestros cuerpos se separan y me quedo observando con la respiración agitada, no fue un simple beso, ella lo entrego todo en el, demostró en el fondo aquella naturaleza que tras tantas mascaras mostraban que era una mujer ansiosa de ser deseada.

Sus palabras retadoras solo despertaron mas mis ansias de tenerla, tomo de nuevo su nalga y pego su cuerpo al mio ahora no me detendría por nada que ella hiciera, el contacto tan cercano me hizo sentir como mi miembro que ya estaba erguido se pone en contacto con su entrepierna, esto lo enciendo aun mas y hace que ahora este totalmente duro sobre ella, luego me acerco para besarla el deseo corría por mis venas y me empujaba a ir mas adelante llevándola lentamente hasta la pared que estaba detrás, la beso con intensidad, con deseo, saboreo sus labios y los muerdo entre cada beso deleitándome con cada caricia y cada beso que le daba.

por **Erika Knight** Jue Feb 20, 2014 5:05 pm

Puso una sonrisa inocente, que había ensañado ante el espejo un millar de veces. Era el tipo de gesto que, por mucho que quisiera, no era natural en ella. Se había pasado la vida atemorizando seres inmortales, ocultando sus debilidades hasta que las había eliminado, fingiendo no tener sentimientos. Aquellas sonrisas le costaban más de lo que él podía imaginar.

-No te fíes de las sonrisas de un lobo. Eso solo puede significar que serás su cena- la suavidad de su voz despentía la agresividad de sus palabras, como si alguien que no fuera ella hubiera puesto esas palabras en sus labios para que sonaran menos amenazantes.

Una carcajada incrédula resonó en el silencio. Debía considerarla idiota perdida, demasiado estúpida para entender que nadie en ete mundo hacía nada sin esperar algo a cambio.

-Ya eres la bondad personificada, el perfecto galán- dijo con sorna- por eso andas vagando a las tantas de la noche en un lugar sombrío, para encontrar damiselas en apuros. Vete a otra con ese hueso, que yo ya te he calado. Tu esperabas algo y a mí me has encontrado. Personalmente, creo que si algo “malo” debiera pasarme esta noche- dio mientras su voz bajaba poco a poco- ya me lo he encontrado.

Escuchó la indignación en él y, si no hubiera sido por aquella leve vacilación, casi podría habérselo creído. Era bueno, sin duda, rápido de mente, con un ingenio más agudizado que muchos en la corte pero desde luego aun le quedaba pulir parte de su actuación de santo.

-La vida enseña lecciones duras- dijo sin piedad. Le importaba poco que se ofendiese porque ella pensara así, era algo que había aprendido tanto por observación como por experimentos y no estaba dispuesta a dejar que lo que había aprendido fuera en vano- y yo solo hablo de lo que he visto otras tantas veces- Sus labios se curvaron en una sonrisilla pícara- Que yo sepa en esta vida se puede ser o no ser virgen… No es como si hubiera un espacio intermedio.

-Abierto…- dejo la palabra colgando entre ellos. Se atrevía a decir aquello cuando ni siquiera le había intentado dar su nombre- Puedo ver ese orgullo que en yo llamaría arrogancia. Pero eso no hace que te ganes mi confianza. Ese es un producto que no está en venta. Es más como el premio de la búsqueda del tesoro- sonrió ante su comparación- solo que en este caso no hay siquiera un mapa. ¿Qué gracia tendría sino que la ganaras?

Su cuerpo estalló en llamas. El beso era todo lo que esperaba y más. Aunque aseguraba ser casi virgen estaba convencida de que era solo una mentira más. No podía existir hombre que pudiera encender así a una mujer y sin embargo haber estado en la sombra todo ese tiempo.

Las sensaciones se sucedían en su interior mientras él recorría su cuerpo y la pegaba contra la pared, un contraste frío contra el calor que emanaba el cuerpo de su acompañante. Sin embargo ella no sentía más que sus labios y sus manos. Inconscientemente le pasó los brazos por el cuello atrayéndolo aún más hacia ella, sus manos recorriendo los hombros de él, agarrándose como si fuera su ancla en esa tormenta que se desencadenaba en su interior.

Separó sus labios de los de él para retomar el aliento, los ojos nublados por lo que estaba haciendo en ella la pasión. Y eso que solo había sido un beso. No se quería maginar lo que sería tenerlo debajo de ella, dentro de ella. Pero casi podía imaginarlo mientras sentía como su miembro se apretaba contra ella.

Una satisfacción primitiva la recorrió al saber que era ella, y solo ella, la que había logrado que el cuerpo de él reaccionara así. No se engañaba con que había sentimientos de ningún tipo entre ambos. Había visto demasiado para creer eso. Pero el saberse capaz de provocar lujuria… Eso la hacía sentirse poderosa.

Descaradamente bajó una mano por el pecho de él y la posó donde él más demostraba necesitar su cuerpo mientras se mordía sutilmente el labio inferior.

por **Bard Blase** Sáb Feb 22, 2014 2:42 am

Esa sonrisa inocente, ya he notado que ella no es ni una niña ni una dama vulnerable pero aun así ambos insistíamos en seguir con el juego, yo lo estoy disfrutando mucho y el que ella este aquí significa que también lo esta disfrutando, pero esa sonrisa esconde tantas cosas, esa sonrisa no es de las que te dan las damas inocentes, no hay inocencia en ella, pero sus mascaras son buenas y es agradable ver con que sorpresa va a salir, aun así creo que estoy ganando esta partida.

-Una sonrisa llena de colmillos muy afilados- le comento sabiendo que estaba hablando de todos esos secretos que se ven a simple vista -¿Esta insinuando que va a utilizar esos hermosos labios y esos blancos y afilados colmillos para morderme?- eso no seria mala idea -Porque le diré que si lo intenta tendré que comenzar a huir... lentamente- para que me atrape.

Le dedico una sonrisa para entonces escuchar todas las palabras que decía sobre mi, -¿Que puedo decir?- dije tratando de ser humilde -Soy una persona de buen corazón- sonrío con calidez -Jamas haría algo tan egoísta como buscar a damas en apuro solo para aprovecharme de ellas, y eso no tiene nada que ver de el hecho de que una dama sea agradecida luego de recibir mi ayuda- me quedo mirando algo serio -¿Insinúa que tengo algún tipo de mala intención con usted?- pregunto con la mirada fija, -Y si usted dice ser como es, con todas sus mascaras, su sonrisa con colmillos afilados, estas manos que suaves seguro desgarran corazones y sus ases bajo la manga - dije acariciando su mano sutilmente -¿Como cree que yo podría superarle?- sonrío -Yo no tengo nada para contrarrestar tantas cualidades que posee usted-.

Le doy una mirada hacia abajo notando todo su cuerpo de nuevo mientras digo -Se nota que la vida ha sido dura con usted- observando el ostentoso vestido, sus facciones definidas, su cuerpo esbelto y bastante desarrollado incluso los pequeños detalles estaban perfectos en su cuerpo -Debe ser difícil despertar en las mañanas y darse cuenta de lo hermosa y radiante que es y no tener con quien compartir todo esa gloria- insinué con picarda, -Una lastima- dije negando con el rostro.

-No me compare con esos otros sujetos, se perfectamente que existen pero yo no soy uno de ellos- bufo sintiéndome ofendido -Yo no soy tan básico, tan simple y gris como todos, no me dejaría llevar solamente por el instinto primitivo- también tengo mis motivos personales para usarte, -Y si, aunque no lo crea soy casi virgen, no he tenido muchas experiencias- todavía quiero mas, no es suficiente con las que he tenido hasta ahora -Tengo la impresión de que no estoy del todo diestro en esa materia- sonrío -Creo que necesitaría de alguien que me diera su opinión- muerdo mi labio.

-¿Arrogante yo?- digo asombrado -¿Como podría? Si soy una de las personas mas humildes, si no la mas humilde que se podrás encontrar- miro el tesoro frente a mi -Si este tesoro esta tan cerca tal vez podría encontrarlo, ¿Que tal si me da una pista?- susurro acercándome -Prometo guardar el secreto y ser el único que este en búsqueda de este maravilloso y único tesoro- digo cerca de sus labios.

Siento como el calor de nuestros cuerpos fluye de uno al otro, estoy deseoso y desesperado por sentir mas de ti y con cada segundo me enciendo aun mas. La soledad del lugar que solo es acompañada por la tenue luz que nos ilumina y aquella briza que aunque fría ahora deja de notarse en nuestros cuerpos calientes y totalmente juntos en el encuentro tan intimo que teníamos, pero esto aun no era suficiente, deseo mas intimidad entre nosotros y no me detendré.

Noto como por fin tu cuerpo se pone en contacto con la pared lo que hace que mi empuje se detenga dejando ahora nuestros cuerpos, intensifico el beso presionando un poco mas mi cuerpo contra el tuyo devorando tus labios de forma ansiosa y atrevida, el deseo que me guía ahora es incontrolable y solo pienso en seguir besando y tocando con desenfreno, introduzco mi lengua por leves periodos en tu boca haciendo que toque la tulla y la impregne con algo de mi saliva girando mi rostro para poder entrar en ella lo mas profundo que puedo y hacer movimientos circulares jugueteando y saboreando la intimidad que tiene tu boca.

En un momento nuestros cuerpo se separan y mi respiración agitada busca recobrar el aliento dejando salir unos pequeños jadeos de respirar con la boca, mi corazón acelerado contrasta con todo lo que sentía, me quedo observando a los ojos por un instante, ya no hay nada que me detenga y lo voy a tener todo, su mirada solo me demuestra que quiere lo mismo que yo, su pecho se ensancha mostrando como necesita también mucho aire y que necesitaba aun mas de mi.

Una mano se posa sobre mi cuerpo en ese momento y yo doy una media sonrisa sin decir nada mientras noto como esta baja por mi abdomen llegando hasta mi entrepierna y comenzando a rozar mi miembro, esto hace que me encienda y me lance de nuevo sobre ti, esta ves voy hasta tu cuello y comienzo a darle besos y chupones, succiono un poco entre cada beso y en uno de ellos succiono mas y muerdo dejando la marca de mis dientes acompañada de la succión como evidencia de mi paso por tu cuerpo, luego le doy una lamida mientras mi mano se separa de tus nalgas y va directamente hasta uno de tus pechos el cual es inmediatamente sujetado y apretado en medio de la emoción.

por **Erika Knight** Dom Feb 23, 2014 6:30 am

Se pasa la lengua por los dientes, un gesto provocador del cual es consciente. Antes le acusaba a él de jugar con fuego y sabe que ahora es ella quien se arriesga ya que puede ver que ese hombre no se detendrá ante nada. Solo queda saber cuánto podrá retenerle, cuanto de sí misma podrá mantener mientras pierde lo poco puro, lo poco inocente que queda en ella.

-¿Morder?- pregunta con diversión- No, no voy a morderte por que si lo hiciera dudo que quedara algo de ti cuando acabara. Si empiezo así creo que tendré que responder ante alguien más y no me agrada la idea de responder ante nada ni nadie.

Bufa ante sus palabras, que no hacen sino encubrirlo, en un intento de parecer un inocente y amable ciudadano sin tacha.

-Un buen corazón… No, no me lo creo- lo mira a los ojos- He visto personas con buen corazón hacer las más horribles de las bajezas, siempre con alguna justificación que los absolviera de sus pecados- entonces sonríe con algo parecido a la tristeza pero que realmente ella no puede sentir después de tantos años de aceptación- Claro que me puedes superar. Ya estas bajo aviso de que no soy lo que aparento, de que soy un peligro en estas calles. Si no quisiera que lo supieras estarías en desventaja. Puede que no sepas mis ases pero sabes que los tengo. Sin embargo ¿Qué se yo de ti que no pueda dudar? Los humanos mienten por naturaleza y no dudo que tu as uno más de esos mentirosos como lo soy yo, pero tú te niegas a admitirlo.

El enojo enciende su mirada cuando él la observa de arriba abajo otra vez pero lo acalla antes de que él sea capaz de notarlo siquiera. No sabe si sus palabras son solo una mera burla o buscan enfadarla pero en cualquier caso no piensa darle el gusto de reaccionar.

-Es duro, sí. Una dama necesita que alguien la admire cuanto más mejor. Una pena que no encuentre el hombre adecuado para ello ¿verdad?- dice con arrogancia.

Su risa se eleva otra vez entre ellos. Por un momento se pregunta que pensaría el si le dijera que ella si que es completamente virgen y casta, que nunca ha tocado a un hombre de una manera que no fuera violenta y que ninguno de ellos ha osado siquiera a insinuar lo que él ya ha hecho. Pero no dice nada, no quiere que él se sepa superior, que sepa que la tendría a su merced, o al menos que lo piense pues ella nunca se encontrará a merced de ningún hombre.

-Todos sois básicos- contesta- en mayor o menor medida todos buscáis lo mismo en una mujer. Y no es que no me sienta “alagada” por ser lo que quieres esta noche – añade- pero no a mi no me vas a engañar como a otras tontas, que creerían tus palabras a pies juntillas- finaliza.

-Arrogante- repite inflexible- Tal como dices claramente, muchos hombres han tratado de acercarse a mí, cada cual más arrogante que el anterior. Y aún así, ni uno solo ha sido como tú. Y el hecho de que digas ser el más humilde de todos los hombres demuestra tu verdadero ser- lo dice con una sonrisa, sabedora de que interpretara sus palabras como le de la gana y, extrañamente, eso no le importa. Es el ser más divertido que se ha encontrado hasta el momento en las calles.

-No hay pistas- negó- y no es un tesoro que esté dispuesta a entregar- “ni ahora ni nunca” añadió mentalmente, aunque no era algo que él tuviera que saber- Busca cuanto quieras que no lo encontrarás jamás. Cuando creas que lo tengas posiblemente desaparecerá de tu vista, como una ilusión en el desierto.

Rápidamente se acostumbra al ritmo, intuye como corresponder los besos que él le da. No quiere ser menos que él y no piensa permitir que él sepa cuan nuevo es todo esto. Pero no puede disimular sus respuestas frenéticas a esos besos que la hacen arder por entero, un rio de lava que corre por sus venas dando calor a su cuerpo.

Deja de pensar por completo, olvidando todo lo que ha ocurrido, su conversación, las frases ingeniosas que aun tiene preparadas para él, para bajarle los humos, pues es lo que menos le importa ya. Se deja llevar por los impulsos que la recorren, aferrándose a él, pasando las manos por ese cuerpo que la cubre contra el frío de la calle, aprisionándola entre sus brazos.

Permanece contra la pared un momento, excitada por la rudeza de su encuentro, pro rápidamente cambia las tornas. A pesar de lo erótico de sentirse acorralada por él contra la pared, de sentirse pequeña y casi frágil en comparación con su acompañante, quiere ser ella la que domine la situación.

Mientras siente las manos de él recorrerla por entero, descubriéndole sensaciones que nunca había sentido y de las que solo había oído hablar, aprovecha un momento de aliento, en el que sus labios se separan de los ajenos para hacerlo girar, poniéndolo a él contra la pared, usando su propia fuerza para tenerlo allí, a su merced. Apoya las manos en su torso como para retenerlo allí pero no hacen fuerza, solo se aferran a su ropa, tentadas a arrancársela y explorar lo que se esconde por debajo.

por **Bard Blase** Lun Feb 24, 2014 1:59 am

Me imagino todo lo que puedo gozar con una mujer como esta, cada parte de su cuerpo, se nota como todo esta bien formado, con todo podre hacer y deshacer de ella una y otra vez, ya quiero tenerla para mi, no me voy a cansar de darme placer con ella una y otra vez, esto es fantástico, nunca me imagine que podría conseguir una mujer tan deliciosa sola por este lugar, no voy a perder esta oportunidad ni todas las que se me den con esta chica.

-¿Entonces no me morderá?-Dejo una leve mueca de tristeza -Yo soy algo frágil si y esos dientes se ven peligrosos- acerco mi dedo a los labios, -Pero creo que algo de mi debe quedar o ¿Me vas a deborar por completo?- trato de meter el dedo con precauciona a la boca -Pero tranquila que no vas a tener que responder ante nadie, solo que si lo rompes lo pagas, ya vere la forma de cobrarte- sonrío de medio lado.

Sigo tratando de aparentar ser un buen chico y mi rostro de asombro aparece -¿Continua dudando de mi con todo lo que he dicho?- comento indignado -Es cierto que hay personas sin corazón en este mundo, mas de las que quisiéramos que existieran en es este mundo- comento mas serio -Pero todo lo que haría por usted seria siempre sincero con buenas intenciones- para mi. No puedo dejar de notar aquel gesto que mostraba que ella los tenia en carne propia -Pero no soy uno de ellos- sonrió -Yo no voy a lastimarte- mucho... acaricio la mejilla-He venido aquí para ayudarle y detesto las excusas, las ponen los que no tienen el valor a enfrentar sus errores- serio un poco molesto.

-Todo lo que usted aprecia de mi es lo que hay, un chico simple y tranquilo que busca siempre ayudar donde puede y como puede- digo con una sonrisa cálida -Sin malas intenciones- para mi -Y ya le he dicho que no me gustan las mentiras, aquellos que mienten son los débiles que no son capaces de afrontar su miseria y la ocultan sobre falsos hecho para así poder sentir que son mejores personas, pero yo, no tengo nada que ocultar y estoy feliz siendo lo que soy y teniendo lo que tengo- replico serio y volteando a mirarla de reojo.

Observo con detenimiento el detalle de su piel y su cabellos los cuales acomodo detrás de su oreja -Tal vez esa persona especial este mas cerca de usted- dije mientras me acercaba mas cerrando cualquier brecha entre nosotros -Seguro esta al frente de su nariz y usted aun no se da cuenta de lo que tiene por estar pensando en otras cosas- digo mirando directo a sus ojos sonriendo ampliamente -¿Porque no mira un poco mas haya de su nariz a ver que es lo que tiene en frente?-

Cada risa y cada gesto solo dejan notar como todo lo que hago o digo le agrada y la deja cada vez mas vulnerable a mi, mas a mi merced, puede ser que no se note pero esta cediendo y la conversación va por el camino que yo quiero, cada palabra nos enreda mas y cada gesto nos une mas, el juego se acerca a la parte mas importante, mas excitante y lo mejor de todo, apenas estamos comenzando, no puedo esperar a sentir todo lo que haremos.

-Es tan malo que diga esas palabras- digo algo cabizbajo -Algunos no somos tan básicos, ademas, yo podría decir lo mismo de las mujeres, solo quieren estar contoneándose por hay, comprar ropa a la moda, conversar de cosas sin importancia entre otras chicas y al final casarse y vivir para sus maridos- comento en respuesta con un leve puchero por la ofensa -yo solo digo la verdad, me siento alagado también tan solo por poder compartir estos momentos con usted y no es que le diga todo a las chicas que conozco- solo a las que están tan buenas como tu -Pero es una tortura observarle y no poder decirle lo hermosa que es- dije mirando con ansias.

-Ya deje de llamarme arrogante- digo dolido -Estoy seguro que esos hombres venían hacia usted con intenciones dudosas pero yo soy distinto a ellos- mis intenciones son perversas -Yo vengo aquí con la mejor de las intenciones- para mi -¿Y de que sirve ser humilde si cuando lo mencionas todo el mundo te dice que no es humilde decir que lo eres? ¿Ya no puedes ni decir lo que eres?-

-¿Ni si quiera una pista?- digo entristecido -Cendre entonces que buscar por todos lados para conseguirlo- muevo mis manos por todo tu cuerpo -Tal vez el algún lugar de esta ropa- meto la mano por cualquier bolsillo o rendija que este disponible tratando de encontrar cualquier cosa en ellos -o quizás este debajo- empiezo a levaran el vestido tirando lentamente de el.

El frio de la noche ya no siente en mi piel, estoy totalmente concentrado en lo que mis manos y mi cuerpo hace, te recorro te arriba abajo con mis dedos lleno de deseo y desenfreno que no para haciendo que mis caderas se muevan presionando mas mi miembro sobre tu entrepierna mientras mis labios se impregnan de los tuyos constantemente desenfrenado por tantas sensaciones que me invaden hasta enloquecer.

Pongo mi mano sobre tu pecho con bastante fuerza tratando de hacer a un lado el vestido para poder estar en contacto directo con el sin que la ropa se interponga, todo se interpone, tengo el control de tu cuerpo recostado a la pared y doy lamidas y mordidas desesperadas por sobre tu piel mientras te levanto un poco de las caderas haciendo que una pierna quede levantada y frotando el muslo apretándolo bastante desesperado por sentir tu piel.

Siento como en un momento entre todo el desenfreno termino yo contra la pared mirándote con los ojos llenos de deseo, en ese momento decido continuar levantando el vestido, ya no lo quiero sobre ti y necesito que este fuera, lo tomo con ambas manos desde los bordes inferiores y lo elevo todo lo que puedo intentando que salga todo de un solo golpe -Ayúdame un poco- pido cuando noto que no puedo sacarlo del todo y no se que me lo impide.

por **Erika Knight** Mar Feb 25, 2014 6:35 am

Le mira desafiante mientras le muerde el dedo que ha pasado por sus labios. Un ligero regusto a sangre se expande por su boca, lo que la hace dar una sonrisa antes de pasar la lengua por la diminuta herida antes de apartar esa mano de su boca. Teme que si se permite seguir jugando a la dama peligrosa realmente rebele cuan peligrosa es.

-Supongo que tengo que cambiar la frase- dice con un dejo divertido- Si me obligas, morderé y arañaré hasta que no queden de ti más que jirones. Y querido- añade con un pequeño ronroneo peligroso- no quedaría lo suficiente de ti como para que puedieras cobrarte nada por lo que habría hecho. El que avisa, no es traidor.

Su actuación de chico bueno no la convence. Él, que afirma no tener miedos, no tener la necesidad de esconderse, tiene el aire de quien no está contándolo todo. Mentiras por omisión pero al fin y al cabo mentiras. Si espera que esa táctica engañe a la inquisidora se equivoca pues ella misma se ha especializado en esa rama del engaño.

-Estoy segura de que te crees lo que dices- aunque su voz indica que no es lo que piensa ni por asomo- Pero el que te lo creas no te hace automáticamente merecedor de confianza. Dudaré de ti como dudo de todo en esta vida. Y no trates de convencerme- posa un dedo en los labios de él antes de que le la réplica que ve asomar en sus ojos. Es consciente de que el gesto la hace acercarse aún más a él pero su silencio puede merecer el sacrificio- Podrías hablar y argumentarme toda la vida y yo seguiría sin creer una palabra. Aunque, claro, primero tendrías que conseguir atraerme con tu cháchara que, hasta ahora a resultado aburrida y predecible.

Sabe que su conversación no ha sido para nada ninguna de las dos cosas, aunque no por el tema si no por el hombre. Sin embargo no se lo dice. Sospecha que el ego de él ya es más que suficiente para llenar una habitación y no necesita que ella le de alas con palabras de elogio por su carácter u osadía.

-Si fueras simple y tranquilo no estarías rondando en medio de la noche en las zona más baja de París. Así como tampoco estarías asaltando a una desconocida. Y si no tuvieras malas intenciones- lo dice como si fuera un chiste para ella- no estarías invadiendo el espacio personal de una mujer que, claramente, ha tratado de irritarte para que te largues- finalmente admite lo que ha estado buscando, más divertida que exasperada. No sabe que reacción espera de él, pero, cualquiera que esta sea, seguro que no es la habitual. Aunque, con lo que lo conoce, cree saber por dónde irá la cuestión- Así que, deja de omitir información, deja de camuflar la verdad bajo palabras más bonitas y puede que entonces considere tu honradez.

A pesar de todo, no puede evitar sonreír al escuchar esa indirecta tan poco sutil y tratar de hacerse la tonta, ya solo por cabezonería. Mira a ambos lados de la calle desierta y se encoge de hombros.

-Pues yo aquí no veo a nadie, y te aseguro que puedo ver bien lejos- contiene un escalofrío que la recorre cuando él le acomoda el cabello, negándose a reaccionar a pesar de su traidor cuerpo-Tal vez eso signifique que estoy hecha para ser admirada por todos pero poseída por ninguno. Como una obra de arte.

Sin quererlo, se da cuenta de que ha hecho una comparación acertada de lo que ha sido toda la vida. Admirada pero intacta, anhelada pero temida al mismo tiempo. Si, se parece a aquellas obras de arte del palacio que tenía en Escocia, que decoraban las altas y frías paredes, tan cercanas y a la vez tan lejanas.

La mera descripción del mundo que hace él la ha enfadado de verdad pero prefiere no poner el grito en el cielo. Aunque no lo quisiera, el mundo concevía a la mujer como la hija o esposa de alguien, nunca como un ente aparte. Es normal que él se piense que ellas lo único que desean sean ropas y maridos, porque la sociedad las educaba así, pero no es ni por asomo la realidad de muchas otras que, como ella, ansian la igualdad a los hombres. Una igualdad que ella había alcanzado en las sombras y a la que se aferrará hasta el final de sus días.

-No me oirás negar que las mujeres seamos básicas- dice y chasquéa la lengua- pero no son precisamente esas cosas las que nos atraen. Y no esperaría que fueras tan tonto como para creer que las mujeres somos tan superficiales. Aunque, claro, eres hombre- finaliza, como si eso lo explicara todo, y para ella lo hace.

-A mi no me camelas con piropos- contesta- No me creas lo suficientemente tonta para creer que es algo especial por mí, porque estoy segura de que si se te pusiera delante alguna otra que estuviera mejor que yo, irías babeando tras sus faldas.

Lo ve dolerse por sus palabras y se rie. O, sería muy bueno que el ser llamado arrogante fuera su punto débil. Si esa mera palabra lo puede molestar tanto…Pero por el momento decide dejarlo estar. Padría ser un arma de doble filo si hace saltar su temperamento.

-O, si, tu eres evidentemente diferente- le da la razón por un momento- por que tus intenciones son claras como el cristal. Desde el minuto uno sabía que es lo que quieres. Y claro que tus intenciones son las mejores. Solo necesitas que yo ceda ante ti y serán las mejores intenciones que has tenido en tu vida. ¿Pero dónde me dejan tus intenciones a mí? He ahí la cuestión.

Detiene las manos que bailan sobre su cuerpo, tensa de repente. No va excesivamente armada pero nunca sería lo suficientemente tonta para salir sin al menos una estaca y un cuchillo de plata, ocultos en sus botas. Por un momento, teme que descubra lo que es en realidad pero tiene que seguirle el juego antes de que se dé cuenta de su tensión.

-Frio frio- comenta mientras intenta recuperar el tono divertido y sostiene el vestido bajo.

La pasión los incendia a ambos buscando el cuerpo ajeno y todo lo que pueden obtener de él. Erika se pierde por un momento en todas esas nuevas sensaciones tan intensas, más de loque han sido nunca, que hacen correr su sangre por todo su cuerpo arrastrando el calor a todos sus miembros.

Apenas se da cuenta de sus intentos de desnudarla antes de frenarlo. Se aleja un paso de él y de sus manos inquisidoras respirando agitadamente. Deja caer el vesido y se lo arregla lo mejor posible mientras la cordura y la lucidez penetran en su nueblado cerebro. ¡Por Dios Santo, están en plena calle!

Se da cuenta de que ha estado a punto de cometer una gran locura, una en la que ya no hay vuelta atrás pues hace ya tiempo que a renunciado a ser salvada de ese hombre. Pero aún en la derrota, será ella quien decida el modo y el lugar. Se acomoda el pelo que se le ha salido de su sencillo recogido y lo mira con determinación. Puede ver la desesperación por tenerla en los ojos de él y está segura de que también la tiene ella en su mirada.

-No así- dice recorriéndolo con una mirada caliente- No pienso permitirte hacerme esto aquí- repite con más determinación que antes. Por un momento se lo piensa antes de continuar- Hotel Des Arenes, último piso, habitación del fondo izquierda.

Sin más explicación se da media vuelta y marcha hacia el mismo lugar que le ha indicado. Si entiende la indirecta entonces será su último obstáculo para llegar al cuerpo de ella.

por Contenido patrocinado

Paseo nocturno [Bard Blase]

Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]

Re: Paseo nocturno [Bard Blase]