AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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A la hora de la cita. [James]
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A la hora de la cita. [James]
Recuerdo del primer mensaje :
¿Como me había metido en esto?, ¡ah si!, gracias a mi magnifica forma de ganarme la vida, robando. Eran las seis y media de la tarde y yo seguía dando vueltas por el mercado, me encontraba muy nerviosa, como una niña pequeña, o una artista en su debut, pero yo ni era una niña, ni una artista; era simplemente una pobre gitana caminando nerviosa por las calles parisinas.
¿Cuantas veces había estirado ya mi falda negra y sujetado mejor mi camisa blanca?, pfff perdí la cuenta. Era presa del pánico en esos instantes y lo peor de todo es que no sabía por qué, "solo voy a quedar con un nuevo amigo, no con el rey de Francia" me repetía a mí misma una y otra vez. Pero lo cierto es que la idea de volver a ver a James me alteraba ligeramente, en el buen sentido, claro.
Él había sido tan amable conmigo a pesar de que yo intentara robarlo, nunca me había encontrado con nadie tan amable en mi vida, aun que a mi solo me rodeaban mi hermano Sasha y la vieja Valeria, la curandera del clan gitano a la cual ayudaba en el puestos de flores del mercado; fue ella quien nos encontró vagando por las calles de Calais e interfirió por nosotros para ingresar al clan, eso siempre se lo agradecería, le tenía mucho cariño y formaba parte de mi vida.
Pero ayer por alguna razón decidí robar al hombre más bueno con el que jamás me haya topado y él en vez de castigar mi acto, me premió, por así decirlo, invitándome a cenar y ofreciéndome su dinero, ¡su dinero! , recordé, cuando me abrazó le había dejado ese dinero en uno de sus bolsillos sin que se diese cuenta, para hoy ya se habría dado cuenta que no me quedé con él, ¿se enfadaría conmigo?, espero que no.
Esos pensamientos inundaban mi cabeza mientras caminaba ausente por las calles, mirando mis pies al andar. Cuando me dí cuenta que había llegado a la zona comercial, subí la mirada y me encontré con una carpintería, a lo alto de ella se leía perfectamente un cartel que decía "Carpintería Hoffman", sonreí para mi misma y dudé unos segundos antes de acercarme al portal.
Me decidí por fin a entrar, una campanilla en lo alto de la puerta hizo notoria mi entrada, con una cierta timidez me adentré del todo en la amplia habitación.
-¿Hola?- pregunté a la nada, alzando levemente mi voz para que se hiciera notoria. Me quedé de pie frente a la puerta esperando que alguien apareciera y ese alguien quería que fuera James.
¿Como me había metido en esto?, ¡ah si!, gracias a mi magnifica forma de ganarme la vida, robando. Eran las seis y media de la tarde y yo seguía dando vueltas por el mercado, me encontraba muy nerviosa, como una niña pequeña, o una artista en su debut, pero yo ni era una niña, ni una artista; era simplemente una pobre gitana caminando nerviosa por las calles parisinas.
¿Cuantas veces había estirado ya mi falda negra y sujetado mejor mi camisa blanca?, pfff perdí la cuenta. Era presa del pánico en esos instantes y lo peor de todo es que no sabía por qué, "solo voy a quedar con un nuevo amigo, no con el rey de Francia" me repetía a mí misma una y otra vez. Pero lo cierto es que la idea de volver a ver a James me alteraba ligeramente, en el buen sentido, claro.
Él había sido tan amable conmigo a pesar de que yo intentara robarlo, nunca me había encontrado con nadie tan amable en mi vida, aun que a mi solo me rodeaban mi hermano Sasha y la vieja Valeria, la curandera del clan gitano a la cual ayudaba en el puestos de flores del mercado; fue ella quien nos encontró vagando por las calles de Calais e interfirió por nosotros para ingresar al clan, eso siempre se lo agradecería, le tenía mucho cariño y formaba parte de mi vida.
Pero ayer por alguna razón decidí robar al hombre más bueno con el que jamás me haya topado y él en vez de castigar mi acto, me premió, por así decirlo, invitándome a cenar y ofreciéndome su dinero, ¡su dinero! , recordé, cuando me abrazó le había dejado ese dinero en uno de sus bolsillos sin que se diese cuenta, para hoy ya se habría dado cuenta que no me quedé con él, ¿se enfadaría conmigo?, espero que no.
Esos pensamientos inundaban mi cabeza mientras caminaba ausente por las calles, mirando mis pies al andar. Cuando me dí cuenta que había llegado a la zona comercial, subí la mirada y me encontré con una carpintería, a lo alto de ella se leía perfectamente un cartel que decía "Carpintería Hoffman", sonreí para mi misma y dudé unos segundos antes de acercarme al portal.
Me decidí por fin a entrar, una campanilla en lo alto de la puerta hizo notoria mi entrada, con una cierta timidez me adentré del todo en la amplia habitación.
-¿Hola?- pregunté a la nada, alzando levemente mi voz para que se hiciera notoria. Me quedé de pie frente a la puerta esperando que alguien apareciera y ese alguien quería que fuera James.
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Re: A la hora de la cita. [James]
Me colocó el pelo detrás de la oreja, aquél acto hizo que me estremeciera ligeramente, si seguía cerca de él lo más probable sería que cometería una locura y aun que lo deseara profundamente aún no estaba preparada para ello, no del todo.
-Espero que no te hayas enfadado conmigo por tirarte al agua- negué con la cabeza e imité su posición de nuevo, pero mantuve los brazos encima de mi estómago.
-Lo malo será caminar por París con estas pesadas ropas- reí para mi imaginándome andar con unos tontos y lentos pasos... empezaba a delirar ya...
Volví el rostro a James y le dediqué una sonrisa, mis ganas por abrazarlo se hacían más y más fuerte con cada mirada que cruzábamos, pero me resistía todo lo que podía.
-¿Cuando podré ver el regalo?- pregunté mirando al cielo para no perderme en sus ojos e intentar alguna estupidez, odiaría que si lo hiciera él me mirase con el ceño fruncido y no respondiese a mi abrazo, eso me partiría en dos...
-Espero que no te hayas enfadado conmigo por tirarte al agua- negué con la cabeza e imité su posición de nuevo, pero mantuve los brazos encima de mi estómago.
-Lo malo será caminar por París con estas pesadas ropas- reí para mi imaginándome andar con unos tontos y lentos pasos... empezaba a delirar ya...
Volví el rostro a James y le dediqué una sonrisa, mis ganas por abrazarlo se hacían más y más fuerte con cada mirada que cruzábamos, pero me resistía todo lo que podía.
-¿Cuando podré ver el regalo?- pregunté mirando al cielo para no perderme en sus ojos e intentar alguna estupidez, odiaría que si lo hiciera él me mirase con el ceño fruncido y no respondiese a mi abrazo, eso me partiría en dos...
Invitado- Invitado
Re: A la hora de la cita. [James]
Correspondí la sonrisa de Nad de buena gana. ¿A caso no llevaba todo el día haciéndolo? Demonios. Yo no era así antes. Yo era más reservado, más misterioso. Tendría que recuperar esa actitud algún día, porque era un seguro contra decepciones. Suspiré relajado cuando Nadezhda preguntó por su regalo. Me sentía importante sabiendo que ella quería verlo.
-Eso depende de cuanto desees que te lo de...- dije mirándola y alzando las cejas como invitándola a contestar-. Vale, vale. No hace falta que respondas. Veo como brillan tus ojos de emoción.
Volví a reir y me levanté. No tarde mucho en coger la bolsa y regresar, tumbándome en el suelo a su lado. Sin querer, me había puesto más pegado de lo que pretendía, pero apartarme sería demasiado grosero. Le puse el paquete sobre el regazo.
-Te vendrá bien ahora...- dije en un murmullo-. Espero que te guste.
-Eso depende de cuanto desees que te lo de...- dije mirándola y alzando las cejas como invitándola a contestar-. Vale, vale. No hace falta que respondas. Veo como brillan tus ojos de emoción.
Volví a reir y me levanté. No tarde mucho en coger la bolsa y regresar, tumbándome en el suelo a su lado. Sin querer, me había puesto más pegado de lo que pretendía, pero apartarme sería demasiado grosero. Le puse el paquete sobre el regazo.
-Te vendrá bien ahora...- dije en un murmullo-. Espero que te guste.
Narim- Humano Clase Media
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 17/01/2010
Edad : 35
Re: A la hora de la cita. [James]
Esperé ansiosa a ver el regalo, la verdad me encantaban los presentes aun que solo fuera una pluma de algún pájaro encontrada en el suelo, el simple hecho de regalármelo me ponía emocionada y sería capaz de dar saltos de alegría.
Me senté en el suelo entrelazando mis piernas bajo la empapada falda negra, James se sentó muy cerca mía y depositó el paquete en mi regazo, no pude evitar mirarlo entusiasmada.
-Te vendrá bien ahora.... Espero que te guste.- dijo en un murmullo, la emoción podía conmigo y aparté rápidamente la mirada de sus ojos depositandola en el regalo.
Abrí cuidadosamente el paquete como si el hacerlo con apuros haría accionar una bomba. Saqué con cuidado el contenido que había en él sintiendo la suavidad al tacto, cuando lo saqué del todo lo extendí en mis brazos para no arruinarlo, mojarlo o mancharlo si quiera.
Mis ojos y mi boca se abrieron como platos al darme cuenta de lo que se trataba; era un vestido de tafetán y seda, realmente precioso, era de color blanco con detalles en burdeos, de larga falda blanca con una capa en color granate por encima dándole forma de V, la parte de arriba constaba con un corsé interior del mismo color con un lazo en forma vertical de color burdeos, el lazo era de seda, suave y delicada, los hombros ligeramente abombados dejando al descubierto parte de la espalda y el cuello. No podía creer lo que tenía delante de los ojos, James me había emocionado de verdad dándome aquel regalo, pues no podía permitirme comprar algo así y tampoco me lo habían regalado nunca, la mayoría de la vestimenta las hago yo con ayuda de otras chicas del clan.
Volví a doblar el vestido y lo deposité cuidadosamente en el paquete, lo coloqué a un lado y me llevé una mano a la boca, las lágrimas de emoción brotaban de mis ojos, giré el rostro escondiéndolo para que él no me viera, me sequé tontamente las lágrimas y bajé la cabeza.
-A -a m-i nun-ca.. yo no p- puedo... - tartamudeé varias veces y suspiré para coger aire, las palabras no salían de mi boca con la fluidez que yo quería, me giré de nuevo para mirar a James, pero no pude, con la cabeza aún gacha abrí los brazos y lo rodeé con él, no me importaba ya si mi comportamiento era o no el adecuado, estaba profundamente agradecida con aquel muchacho que no tenía otra forma de demostrárselo. -Graciassss- musité enfatizando las "S" de la palabra haciéndolas más sonoras a causa de la ansiedad que se notaba perfectamente en el subir y bajar de mi pecho por la agitada respiración.
Me senté en el suelo entrelazando mis piernas bajo la empapada falda negra, James se sentó muy cerca mía y depositó el paquete en mi regazo, no pude evitar mirarlo entusiasmada.
-Te vendrá bien ahora.... Espero que te guste.- dijo en un murmullo, la emoción podía conmigo y aparté rápidamente la mirada de sus ojos depositandola en el regalo.
Abrí cuidadosamente el paquete como si el hacerlo con apuros haría accionar una bomba. Saqué con cuidado el contenido que había en él sintiendo la suavidad al tacto, cuando lo saqué del todo lo extendí en mis brazos para no arruinarlo, mojarlo o mancharlo si quiera.
Mis ojos y mi boca se abrieron como platos al darme cuenta de lo que se trataba; era un vestido de tafetán y seda, realmente precioso, era de color blanco con detalles en burdeos, de larga falda blanca con una capa en color granate por encima dándole forma de V, la parte de arriba constaba con un corsé interior del mismo color con un lazo en forma vertical de color burdeos, el lazo era de seda, suave y delicada, los hombros ligeramente abombados dejando al descubierto parte de la espalda y el cuello. No podía creer lo que tenía delante de los ojos, James me había emocionado de verdad dándome aquel regalo, pues no podía permitirme comprar algo así y tampoco me lo habían regalado nunca, la mayoría de la vestimenta las hago yo con ayuda de otras chicas del clan.
Volví a doblar el vestido y lo deposité cuidadosamente en el paquete, lo coloqué a un lado y me llevé una mano a la boca, las lágrimas de emoción brotaban de mis ojos, giré el rostro escondiéndolo para que él no me viera, me sequé tontamente las lágrimas y bajé la cabeza.
-A -a m-i nun-ca.. yo no p- puedo... - tartamudeé varias veces y suspiré para coger aire, las palabras no salían de mi boca con la fluidez que yo quería, me giré de nuevo para mirar a James, pero no pude, con la cabeza aún gacha abrí los brazos y lo rodeé con él, no me importaba ya si mi comportamiento era o no el adecuado, estaba profundamente agradecida con aquel muchacho que no tenía otra forma de demostrárselo. -Graciassss- musité enfatizando las "S" de la palabra haciéndolas más sonoras a causa de la ansiedad que se notaba perfectamente en el subir y bajar de mi pecho por la agitada respiración.
Invitado- Invitado
Re: A la hora de la cita. [James]
Me había recostado en un brazo para poder ver la cara de Nadezhda al ver el vestido. Mi corazón bombeaba más sangre de la necesaria por los nervios. ¿Y si no le gustaba? ¿Y si no le quedaba bien? ¿Y si creía que la estaba insultando o algo peor? Me mantuve con la mirada fija en el paquete cual estátua. El alivio me recorrió cuando su boca formó una "o" y apartó el regalo sorprendéntemente emocionada. Iba a incorporarme para preguntarle si le había gustado o no, pero de repente me encontré con ella literalmente encima apretujándome entre sus brazos. Dejé que apoyara su mejilla en mi pecho, y no pensé en que yo estaba sin camiseta y ella empapada. Hundí los dedos en su pelo sorprendido y noté un ligero estremecimiento por su parte. No me había dado cuenta de que lloraba y admito que me preocupé, pero cuando escuché sus tartamudeos, esbocé una sonrisa de ternura.
-Oh Nadezhda...- reí suavemente y le limpié las lágrimas apretándola más contra mi-. No tienes que darme las gracias. Si hubiera podido te abría comprado algo mejor solo para hacerte más feliz.
Y no me estaba inventando nada. Ojalá tuviera más dinero para comprarla más vestidos al igual que a Nora. Suspiré acariciándole la cabeza y la espalda, envolviéndola con los brazos. Estaba seguro de que en la posición que estaba, oia mis latidos al igual que yo sentía su respiración agitada. Evité pensar en cosas extrañas y me obligué a abrir la boca.
-Tengo algo más para ti, pero no te lo puedo enseñar si no te pones el vestido seco- sonreí a pesar de que ella no me veía-. Yo no miraré. Lo prometo. ¡Ah! ¡Y tampoco te lo daré si sigues llorando!
La separé un poco de mi y la alcé la cara, que rehuia mi mirada. Alcé las cejas como apremiándola a que se pusiera algo decente para regresar a la ciudad y la estrujé los mofletes para hacerla reir.
-Oh Nadezhda...- reí suavemente y le limpié las lágrimas apretándola más contra mi-. No tienes que darme las gracias. Si hubiera podido te abría comprado algo mejor solo para hacerte más feliz.
Y no me estaba inventando nada. Ojalá tuviera más dinero para comprarla más vestidos al igual que a Nora. Suspiré acariciándole la cabeza y la espalda, envolviéndola con los brazos. Estaba seguro de que en la posición que estaba, oia mis latidos al igual que yo sentía su respiración agitada. Evité pensar en cosas extrañas y me obligué a abrir la boca.
-Tengo algo más para ti, pero no te lo puedo enseñar si no te pones el vestido seco- sonreí a pesar de que ella no me veía-. Yo no miraré. Lo prometo. ¡Ah! ¡Y tampoco te lo daré si sigues llorando!
La separé un poco de mi y la alcé la cara, que rehuia mi mirada. Alcé las cejas como apremiándola a que se pusiera algo decente para regresar a la ciudad y la estrujé los mofletes para hacerla reir.
Narim- Humano Clase Media
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 17/01/2010
Edad : 35
Re: A la hora de la cita. [James]
Me apartó con suavidad y estrujó mis mofletes, eso me hizo soltar una pequeña ricilla por lo bajo. Asentí ante sus palabras y me limpié la cara, volví la vista al regalo y un sentimiento de ternura inundó mi pecho.
-Pero... no quiero arruinarlo...- dije lentamente mirando de nuevo a James, quien frunció el ceño en señal de reprimenda, me encogí de hombros y volví a sonreír. -¡Vaaaaale!- exclamé, poniendo los ojos en blanco y cogiendo el vestido.
Me puse de pie y fui dando pequeños brincos hasta unos arbustos, para poder tener algo de intimidad. Me deshice rápidamente de mis mojadas ropas, guardándolas en la bolsa donde antes se encontraba el otro vestido. Me lo puse delicadamente, como si un solo de mis movimientos podría rasgarlo por completo y arruinar aquel precioso vestido, até los lazos del corsé como pude y abombé mejor los tirantes, dejando parte del hombro la espalda y el cuello a descubierto.
Volví a salir de entre los arbustos y me dirigí hacia James y con una vuelta completa sobra mis pies, abriendo los brazos, pregunté: -¿Como estoy? - me acerqué a él antes que pronunciara una palabra, me puse de puntillas y le regalé un beso en la mejilla.-Gracias- volví a susurrar con una sonrisa en los labios.
-Pero... no quiero arruinarlo...- dije lentamente mirando de nuevo a James, quien frunció el ceño en señal de reprimenda, me encogí de hombros y volví a sonreír. -¡Vaaaaale!- exclamé, poniendo los ojos en blanco y cogiendo el vestido.
Me puse de pie y fui dando pequeños brincos hasta unos arbustos, para poder tener algo de intimidad. Me deshice rápidamente de mis mojadas ropas, guardándolas en la bolsa donde antes se encontraba el otro vestido. Me lo puse delicadamente, como si un solo de mis movimientos podría rasgarlo por completo y arruinar aquel precioso vestido, até los lazos del corsé como pude y abombé mejor los tirantes, dejando parte del hombro la espalda y el cuello a descubierto.
Volví a salir de entre los arbustos y me dirigí hacia James y con una vuelta completa sobra mis pies, abriendo los brazos, pregunté: -¿Como estoy? - me acerqué a él antes que pronunciara una palabra, me puse de puntillas y le regalé un beso en la mejilla.-Gracias- volví a susurrar con una sonrisa en los labios.
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Re: A la hora de la cita. [James]
Me mordí el labio inferior divertido mientras observaba a Nadezhda desaparecer como un conejillo hacia los arbustos. Sentí como me ruborizaba al pensar en lo que estaría haciendo allí detrás, pero no se me ocurrió mirar en ningún momento. Cuando oi que se acercaba de nuevo a donde estaba, me incorporé y me puse de pie. No pude creer lo que mis ojos veían. Nadezhda parecía una princesa en toda regla, con el vestido y el pelo húmedo deslizándose por sus hombros. Me dio la sensación de que el corazón dejaba de latirme durante unos segundos, mientras estuve inmóvil mirándola sin articular palabra.
Giró sobre si misma y me dedicó una sonrisa que me dejó fuera de juego. Incluso tras oir su pregunta fui incapaz de decir nada coherente. Sentí cómo me daba un beso, y eso fue como la gota que colmó el vaso. Juro que la abría besado allí mismo de no ser porque tuve que recordarme que ella no estaba enamorada de mi ni mucho menos, y de que era una mujer. No podía ir regalándola cosas como si quisiera comprarla y luego tomarla como si nada. Boqueé varias veces sin saber qué decir. Al final esbocé una sonrisa tímida que daba a entender lo que pensaba sobre su apariencia. Me agaché y tomé el pequeño paquete que llevaba conmigo.
-Cierra los ojos- logré decir.
Saqué el objeto del interior del sobrecillo y aparté el pelo de Nadezhda a un lado. Entonces le abroché en su cuello la cadena que había comprado esa tarde, de la que pendía una figura que simulaba una rosa en madera. Me había inspirado en ella. Me aparté unos pasos hacia atrás para verlo mejor. La verdad, le quedaba estupendo.
- Ya puedes abrirlos. Lo he hecho esta mañana, así que... no es muy...- me encogí de hombros con una sonrisa de disculpa.
Giró sobre si misma y me dedicó una sonrisa que me dejó fuera de juego. Incluso tras oir su pregunta fui incapaz de decir nada coherente. Sentí cómo me daba un beso, y eso fue como la gota que colmó el vaso. Juro que la abría besado allí mismo de no ser porque tuve que recordarme que ella no estaba enamorada de mi ni mucho menos, y de que era una mujer. No podía ir regalándola cosas como si quisiera comprarla y luego tomarla como si nada. Boqueé varias veces sin saber qué decir. Al final esbocé una sonrisa tímida que daba a entender lo que pensaba sobre su apariencia. Me agaché y tomé el pequeño paquete que llevaba conmigo.
-Cierra los ojos- logré decir.
Saqué el objeto del interior del sobrecillo y aparté el pelo de Nadezhda a un lado. Entonces le abroché en su cuello la cadena que había comprado esa tarde, de la que pendía una figura que simulaba una rosa en madera. Me había inspirado en ella. Me aparté unos pasos hacia atrás para verlo mejor. La verdad, le quedaba estupendo.
- Ya puedes abrirlos. Lo he hecho esta mañana, así que... no es muy...- me encogí de hombros con una sonrisa de disculpa.
Narim- Humano Clase Media
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 17/01/2010
Edad : 35
Re: A la hora de la cita. [James]
Cerré los ojos como me lo pidió y esperé impaciente a abrirlo, sentí como apartó mi pelo y dejaba caer algo sobre mi cuello, la emoción crecía en mi y deseaba abrir los ojos para verlo.
- Ya puedes abrirlos.- dijo entonces y los abrí lentamente, palpé el objeto con la mano, observé la pequeña figura tallada en madera que colgaba de la cadena, tenía la forma de una rosa, aquello me conmovió enormemente. -Lo he hecho esta mañana, así que... no es muy...- siguió él encogiéndose de hombros y dedicándome una sonrisa de disculpa, yo negué con la cabeza cerrando los ojos y sonriendo ampliamente.
-Me encanta...- atiné a decir mientras guardaba el objeto entre mis manos, aquello me había conmovido enormemente, el vestido, la figura, la tarde con él, todo me parecía demasiado y se lo agradecía enormemente, yo en cambio no le había dado nada, ese pensamiento revoloteó en mis pensamientos que tuve que bajar la cabeza para esconder mi vergüenza en la mirada.
-¿Por que lo haces James?, yo no soy nadie para recibir todo esto... te lo agradezco profundamente y no se como pagarte... yo...- lo dije todo tan rápido que no levanté la cabeza en ningún momento, sentía que si lo miraba volvería a llorar y a lanzarme a sus brazos y aun que lo deseaba profundamente no tuve coraje, me quedé allí de pie como una estatua sin poder decir mucho más.
- Ya puedes abrirlos.- dijo entonces y los abrí lentamente, palpé el objeto con la mano, observé la pequeña figura tallada en madera que colgaba de la cadena, tenía la forma de una rosa, aquello me conmovió enormemente. -Lo he hecho esta mañana, así que... no es muy...- siguió él encogiéndose de hombros y dedicándome una sonrisa de disculpa, yo negué con la cabeza cerrando los ojos y sonriendo ampliamente.
-Me encanta...- atiné a decir mientras guardaba el objeto entre mis manos, aquello me había conmovido enormemente, el vestido, la figura, la tarde con él, todo me parecía demasiado y se lo agradecía enormemente, yo en cambio no le había dado nada, ese pensamiento revoloteó en mis pensamientos que tuve que bajar la cabeza para esconder mi vergüenza en la mirada.
-¿Por que lo haces James?, yo no soy nadie para recibir todo esto... te lo agradezco profundamente y no se como pagarte... yo...- lo dije todo tan rápido que no levanté la cabeza en ningún momento, sentía que si lo miraba volvería a llorar y a lanzarme a sus brazos y aun que lo deseaba profundamente no tuve coraje, me quedé allí de pie como una estatua sin poder decir mucho más.
Invitado- Invitado
Re: A la hora de la cita. [James]
- ¡No Nad!- reí suavemente negando con la cabeza-. No me debes nada. De verdad... solo me apetecía agradarte con algo... y pensé que te haría feliz tener un vestido y un colgante. Bueno, en realidad también pensé que así habría más posibilidades de que te acordaras de mi y disfrutaras a la vez...
Sonreí más si cabe. Todo lo que había dicho era cierto, pero en algún lugar de mi cabeza una voz decía que no había pronunciado las palabras más importantes. "Porque te quiero" susurró alguien en mi mente. Alcé la mano ya como una costumbre, y enrollé un mechón de pelo de Nadezhda en uno de mis dedos. A penas le veía la cara, pero sabía que estaba a punto de llorar de nuevo. Me regocijé en el pensamiento de que a ella le había encantado mi idea.
-¿Es demasiado tarde para que te invite a un té?- dije intentando distraerla.
Sonreí más si cabe. Todo lo que había dicho era cierto, pero en algún lugar de mi cabeza una voz decía que no había pronunciado las palabras más importantes. "Porque te quiero" susurró alguien en mi mente. Alcé la mano ya como una costumbre, y enrollé un mechón de pelo de Nadezhda en uno de mis dedos. A penas le veía la cara, pero sabía que estaba a punto de llorar de nuevo. Me regocijé en el pensamiento de que a ella le había encantado mi idea.
-¿Es demasiado tarde para que te invite a un té?- dije intentando distraerla.
Narim- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/01/2010
Edad : 35
Re: A la hora de la cita. [James]
-No si es de mazana- dije con una sonrisa casi forzada levantando la mirada. La verdad temía que Sasha me estuviera buscando, probablemente ya habría descubierto mi mentira, con lo bien que él me conocía eso era casi seguro.
Tomé la mano libre de James entrelazando sus dedos con los míos, no sentí vergüenza y mis mejillas apenas se encendieron, tampoco sonreí, mi mirada estaba fija en nuestras manos, sentir su piel me tranquilizaba bastante.
-¿Estaría mal decir que...?- no pude continuar, quería tener el coraje de decir lo en mis pensamientos había dicho un millón de veces, pero las palabras no salían de mi boca, se quedaban atascadas en mi garganta como si el decirlo conllevara a una catástrofe. Alcé entonces la mirada y la posé en sus hermosos ojos azules, ojos en los que me perdía continuamente, y ni aún así pude seguir hablando. Solo me limité a mirarlo, a inundarme con su mirada y pensar que sí había terminado la frase.
Tomé la mano libre de James entrelazando sus dedos con los míos, no sentí vergüenza y mis mejillas apenas se encendieron, tampoco sonreí, mi mirada estaba fija en nuestras manos, sentir su piel me tranquilizaba bastante.
-¿Estaría mal decir que...?- no pude continuar, quería tener el coraje de decir lo en mis pensamientos había dicho un millón de veces, pero las palabras no salían de mi boca, se quedaban atascadas en mi garganta como si el decirlo conllevara a una catástrofe. Alcé entonces la mirada y la posé en sus hermosos ojos azules, ojos en los que me perdía continuamente, y ni aún así pude seguir hablando. Solo me limité a mirarlo, a inundarme con su mirada y pensar que sí había terminado la frase.
Invitado- Invitado
Re: A la hora de la cita. [James]
- Bien, un té de manzana pues - dije asintiendo.
Pensé por un momento en el hermano de Nadezhda. No le conocía y realmente me empezaba a preocupar el que llegara ese momento. Estaba casi seguro de que no le parecería bien que saliera con Nadezhda de aquella forma tan amigable. Por ello no se me pasaba por la cabeza el intentar traspasar aquel límite hasta que no tuviera un indicio de los sentimientos de ella.
Miré de reojo la camisa que yacía en el suelo y con un suspiro me dispuse a ir a por ella, pero sentí de nuevo los dedos de la joven aferrándome. La miré a los ojos interrogante, pero ella miraba nuestras manos. Estreché los ojos intentando encontrar un final para su pregunta, pero me había quedado bloqueado.
-¿Decir qué?- musite poniendo un dedo bajo su barbilla y ladeando levemente mi cabeza.
Pensé por un momento en el hermano de Nadezhda. No le conocía y realmente me empezaba a preocupar el que llegara ese momento. Estaba casi seguro de que no le parecería bien que saliera con Nadezhda de aquella forma tan amigable. Por ello no se me pasaba por la cabeza el intentar traspasar aquel límite hasta que no tuviera un indicio de los sentimientos de ella.
Miré de reojo la camisa que yacía en el suelo y con un suspiro me dispuse a ir a por ella, pero sentí de nuevo los dedos de la joven aferrándome. La miré a los ojos interrogante, pero ella miraba nuestras manos. Estreché los ojos intentando encontrar un final para su pregunta, pero me había quedado bloqueado.
-¿Decir qué?- musite poniendo un dedo bajo su barbilla y ladeando levemente mi cabeza.
Narim- Humano Clase Media
- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 17/01/2010
Edad : 35
Re: A la hora de la cita. [James]
-Nada...- musité al oír su pregunta, solté su mano y desvié la mirada, lo dejé que fuera a por su camisa, no me atrevía a decirlo, no tenía el coraje suficiente, tenía miedo de oír su respuesta, de ver su mirada y sus palabras indiquen que en realidad me estaba volviendo loca, si no lo estaba ya.
Fue a por su camisa y yo comencé a caminar en dirección contraria a la suya. Quería pensar que todo esto era por que él sentía algo similar a lo que sentía yo por él. "eres estúpida", me repetía una y otra vez, me entraron unas ligeras ganas de salir corriendo, de perderme, alejarme de todo, pensando que así podría olvidar todo esto, pero esas ganas se desvanecieron cuando lo sentí de nuevo a mi lado, quería mirarlo y no me atrevía, pensaba que tal vez acabaría llorando estúpidamente de nuevo. Un vacío crecía en mi pecho, el vacío de haberme quedado con esas palabras, si al menos estuviera segura de que él podía corresponder esas palabras, si tan solo pudiera convencerme de ello, pero era demasiado tonta e infantil, no sabría como reaccionar pero tampoco quería alejarme de él.
Fue a por su camisa y yo comencé a caminar en dirección contraria a la suya. Quería pensar que todo esto era por que él sentía algo similar a lo que sentía yo por él. "eres estúpida", me repetía una y otra vez, me entraron unas ligeras ganas de salir corriendo, de perderme, alejarme de todo, pensando que así podría olvidar todo esto, pero esas ganas se desvanecieron cuando lo sentí de nuevo a mi lado, quería mirarlo y no me atrevía, pensaba que tal vez acabaría llorando estúpidamente de nuevo. Un vacío crecía en mi pecho, el vacío de haberme quedado con esas palabras, si al menos estuviera segura de que él podía corresponder esas palabras, si tan solo pudiera convencerme de ello, pero era demasiado tonta e infantil, no sabría como reaccionar pero tampoco quería alejarme de él.
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Re: A la hora de la cita. [James]
Me quedé un poco desconcertado por su respuesta, pero al igual que ella, bajé la mirada y musité un "de acuerdo". No iba a insistir. Cogí mi camisa y me la coloqué sin muchos miramientos. Abroché los botones y pasé mi cartera por encima de mi hombro. Después me coloqué de nuevo al lado de Nad, observando su gesto un tanto ausente. Quizás se había enfadado conmigo. Quizás le había molestado algo. Quizás...
Gruñí. Me estaba preocupando por una razón inexistente. Estaba teniendo paranoias por culpa de los sentimientos y no permitiría que eso moviese mi vida. Comencé a andar junto a ella, y la tomé la mano sin hacer preguntas. No se soltaría. ¿No? Al fin y al cabo era ella la que me había cogido aquella tarde. Por los dioses... si aquello continuaba así no me veía capaz de seguir siendo James. Me volvería loco, e ignoraba que aquellos eran los mismos pensamientos de Nadezhda.
La conduje hasta mi casa. Estaba demasiado estresado como para plantearme si era una buena idea, o si ella querría entrar al fin y al cabo. Desde luego yo no tenía malas intenciones, y era lo que me repetía una y otra vez. Respetarla, dejarla libertad para elegir. Me paré en la puerta de una pequeña casa, con un jardín donde un sauce llorón te invitaba a pasar. No era gran cosa... pero era un hogar al fin y al cabo. Lo había reconstruido en madera hacía unos años, y su aspecto era acojedor.
- ¿Quieres entrar?- pregunté estúpidamente-. L-lo digo s-solo por si no te apetece o piensas que sería un escándalo para el mundo verte entrar a mi casa. No quiero que te sientas incómoda.
Gruñí. Me estaba preocupando por una razón inexistente. Estaba teniendo paranoias por culpa de los sentimientos y no permitiría que eso moviese mi vida. Comencé a andar junto a ella, y la tomé la mano sin hacer preguntas. No se soltaría. ¿No? Al fin y al cabo era ella la que me había cogido aquella tarde. Por los dioses... si aquello continuaba así no me veía capaz de seguir siendo James. Me volvería loco, e ignoraba que aquellos eran los mismos pensamientos de Nadezhda.
La conduje hasta mi casa. Estaba demasiado estresado como para plantearme si era una buena idea, o si ella querría entrar al fin y al cabo. Desde luego yo no tenía malas intenciones, y era lo que me repetía una y otra vez. Respetarla, dejarla libertad para elegir. Me paré en la puerta de una pequeña casa, con un jardín donde un sauce llorón te invitaba a pasar. No era gran cosa... pero era un hogar al fin y al cabo. Lo había reconstruido en madera hacía unos años, y su aspecto era acojedor.
- ¿Quieres entrar?- pregunté estúpidamente-. L-lo digo s-solo por si no te apetece o piensas que sería un escándalo para el mundo verte entrar a mi casa. No quiero que te sientas incómoda.
Narim- Humano Clase Media
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Re: A la hora de la cita. [James]
- ¿Quieres entrar?. L-lo digo s-solo por si no te apetece o piensas que sería un escándalo para el mundo verte entrar a mi casa. No quiero que te sientas incómoda.- Su forma de preguntarme aquello se me antojó un tanto graciosa, no evité sonreír, del lago a su casa había estado completamente seria y sumida en mis pensamientos.
-Nunca presté atención a los escándalos...- logré decir entonces sonriendo de nuevo, dando mi aprobación a su invitación, aun que estaba segura que mi hermano me mataría si me viese hacer aquello. Entramos en su acogedora casa, aquello ante mis ojos era la más preciosa mansión, todo estaba en orden, todo era absolutamente encantador y ¿como no serlo?, comparar una carreta en la que apenas caben dos personas con aquella maravillosa casa era un verdadero pecado.
Me guió hasta su sala, la cual estaba perfectamente arreglada, una pequeña chimenea se alzaba frente a los cómodos sofás, todo era precioso para mi. Me acomodé en el más amplio y lo miré expectante a que me dijera algo, yo era incapaz de abrir la boca si quiera, más que para sonreír y aquello iba a acabar conmigo de alguna forma, aquellas palabras que no pude decir en el lago me ardían en la garganta.
-Nunca presté atención a los escándalos...- logré decir entonces sonriendo de nuevo, dando mi aprobación a su invitación, aun que estaba segura que mi hermano me mataría si me viese hacer aquello. Entramos en su acogedora casa, aquello ante mis ojos era la más preciosa mansión, todo estaba en orden, todo era absolutamente encantador y ¿como no serlo?, comparar una carreta en la que apenas caben dos personas con aquella maravillosa casa era un verdadero pecado.
Me guió hasta su sala, la cual estaba perfectamente arreglada, una pequeña chimenea se alzaba frente a los cómodos sofás, todo era precioso para mi. Me acomodé en el más amplio y lo miré expectante a que me dijera algo, yo era incapaz de abrir la boca si quiera, más que para sonreír y aquello iba a acabar conmigo de alguna forma, aquellas palabras que no pude decir en el lago me ardían en la garganta.
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Re: A la hora de la cita. [James]
Sentí cómo mis músculos se relajaban notablemente tras su respuesta. No me había rechazado, bien. Esa era una buena señal. Sonreí feliz y la invité a pasar, abriendo la puerta silenciosamente. Nadezhda parecía admirada por todo lo que veía, y no es que fuera algo sin igual, pero comprendía que comparado con le lugar donde ella dormía aquello era mucho.
-Llevo trabajando mucho tiempo...- expliqué a modo de escusa, y era cierto. Desde que mi padre había muerto y mi hermana desaparecido, yo había sido el que había mantenido a mi madre- y la mayoría de los objetos que ves no los he comprado, solo los he tallado en la carpintería. Reformé todo hace dos años porque la casa original se caía a pedazos... y aprovechando que estaba a las afueras y que no había ninguna casa más alrededor la hice más grande.
Pasé la mano por una vieja vitrina y sonreí al ver la cara de Nadezhda en el reflejo, sentada en el sofá.
-Voy a colgar tu vestido fuera para que se seque. Puedes venir si quieres, hay un porche trasero- dije andando a través de un pasillo-. Podemos tomar aquí el té. Hace buena noche...
-Llevo trabajando mucho tiempo...- expliqué a modo de escusa, y era cierto. Desde que mi padre había muerto y mi hermana desaparecido, yo había sido el que había mantenido a mi madre- y la mayoría de los objetos que ves no los he comprado, solo los he tallado en la carpintería. Reformé todo hace dos años porque la casa original se caía a pedazos... y aprovechando que estaba a las afueras y que no había ninguna casa más alrededor la hice más grande.
Pasé la mano por una vieja vitrina y sonreí al ver la cara de Nadezhda en el reflejo, sentada en el sofá.
-Voy a colgar tu vestido fuera para que se seque. Puedes venir si quieres, hay un porche trasero- dije andando a través de un pasillo-. Podemos tomar aquí el té. Hace buena noche...
Narim- Humano Clase Media
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Re: A la hora de la cita. [James]
Asentí tontamente y lo seguí por el pasillo hasta dar con el porche trasero. Él colgó amablemente mis ropas mojadas y me ofreció asiento, lo obedecí sin miramientos. Él volvió con el té en una bandeja y lo sirvió amablemente en las tazas, esa imagen se me antojaba tierna y no evité sonreír, al fin y al cabo él me gustaba de todas las maneras y eso no lo podía negar.
-Sabes... admiro tu dedicación...- dije al fin rompiendo el incómodo silencio que nos rodeaba, ccogí mi taza de té y me llevé a los labios, sin beber un sorbo aún, cerré los ojos y olisqueé ese dulce aroma.
Hacer eso era como una especie de ritual en mi, antes de beber el té, solo posaba los labios en la taza buscando así que el aroma que emanaba de aquella bebida inundara mi nariz, era algo que simplemente me encantaba hacer, sentir el calor en mis manos y el suave aroma bajando a mi garganta, sin duda las cosas dulces y el calor era algo que me encantaba, el frío, el frío que me recordaba a Rusia y a mi padre, ese frío desolador lo odiaba, por el simple hecho de que me ponía melancólica.
-Sabes... admiro tu dedicación...- dije al fin rompiendo el incómodo silencio que nos rodeaba, ccogí mi taza de té y me llevé a los labios, sin beber un sorbo aún, cerré los ojos y olisqueé ese dulce aroma.
Hacer eso era como una especie de ritual en mi, antes de beber el té, solo posaba los labios en la taza buscando así que el aroma que emanaba de aquella bebida inundara mi nariz, era algo que simplemente me encantaba hacer, sentir el calor en mis manos y el suave aroma bajando a mi garganta, sin duda las cosas dulces y el calor era algo que me encantaba, el frío, el frío que me recordaba a Rusia y a mi padre, ese frío desolador lo odiaba, por el simple hecho de que me ponía melancólica.
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Re: A la hora de la cita. [James]
Cuando preparé con esmero el té (gracias a dios tenía el que le gustaba a Nad) regresé con una bandeja y sonreí a la muchacha. Parecía toda una dama de alta cuna con aquel vestido y su pelo ahora ondulado por la humedad del agua del lago. Me encogí de hombros ante su comentario.
- Me gusta mi trabajo... cuando estoy triste o molesto por algo tomo un trozo de madera y... se me va el tiempo mientras le doy forma- expliqué-. Y siento que ya que he empezado con ello es mejor terminarlo lo mejor posible. No me gusta... arrepentirme de no haberme esforzado suficiente.
Reí por lo bajo. Así era yo. A veces perfeccionista, a veces descuidado... a veces serio, y a veces risueño. Me di cuenta de que cuando estaba con Nadezhda parte de mi yo cambiaba. La observé en silencio mientras olía el té. Le había visto hacer lo mismo la otra noche... y por un momento parecía que se alejaba de la realidad.
-¿A qué te recuerda eso?- dije señalando con la cabeza su taza-. Pareces... anhelar algo cuando cierras los ojos.
- Me gusta mi trabajo... cuando estoy triste o molesto por algo tomo un trozo de madera y... se me va el tiempo mientras le doy forma- expliqué-. Y siento que ya que he empezado con ello es mejor terminarlo lo mejor posible. No me gusta... arrepentirme de no haberme esforzado suficiente.
Reí por lo bajo. Así era yo. A veces perfeccionista, a veces descuidado... a veces serio, y a veces risueño. Me di cuenta de que cuando estaba con Nadezhda parte de mi yo cambiaba. La observé en silencio mientras olía el té. Le había visto hacer lo mismo la otra noche... y por un momento parecía que se alejaba de la realidad.
-¿A qué te recuerda eso?- dije señalando con la cabeza su taza-. Pareces... anhelar algo cuando cierras los ojos.
Narim- Humano Clase Media
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Re: A la hora de la cita. [James]
¿Hmmm...?- volví mi atención hacia el chico, saliendo de mi ensimismamiento temporal y su pregunta me llegó un anto retrasada. -No sé, supongo que me recuerda a mi padre... yo... yo no recuerdo mucho de él y no conocí a mi madre, puesto que murió pocos minutos después de que yo nací.- Dije encogiéndome de hombros, pues tampoco sentía mucho cariño.
Al perderlos siendo yo tan pequeña, no recordaa mucho de ellos, es más lo poco que recordaba de mi padre era gracias a que Sasha me lo contaba por las noches antes dormir para poder contar con recuerdos. Supongo que esos eran mis mayores "recuerdos familiares", pero a decir verdad no me sentía mal por ello, ya que mi infancia la pasé con mi hermano y es por ello que lo quiero tanto, pues es la unica familia que conocí toda mi vida.
Me di cuenta que James me miraba fijamente y me cohibí ligeramente al fijarme en sus ojos, dediqué una sonrisa amistosa intentando no parecer melancólica ante él, pues su sola presencia me alegraba el día y odiaba aburrirlo con esos temas tristes de una vida que prácticamente no recordaba.
Al perderlos siendo yo tan pequeña, no recordaa mucho de ellos, es más lo poco que recordaba de mi padre era gracias a que Sasha me lo contaba por las noches antes dormir para poder contar con recuerdos. Supongo que esos eran mis mayores "recuerdos familiares", pero a decir verdad no me sentía mal por ello, ya que mi infancia la pasé con mi hermano y es por ello que lo quiero tanto, pues es la unica familia que conocí toda mi vida.
Me di cuenta que James me miraba fijamente y me cohibí ligeramente al fijarme en sus ojos, dediqué una sonrisa amistosa intentando no parecer melancólica ante él, pues su sola presencia me alegraba el día y odiaba aburrirlo con esos temas tristes de una vida que prácticamente no recordaba.
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Re: A la hora de la cita. [James]
- Entiendo, lo siento mucho- dije con voz grave.
Eramos muchos los que habíamos perdido a nuestros padres demasiado pronto... aunque en mi caso no podía quejarme. Lo único que lamentaba era haber perdido parte de mi infancia... o juventud trabajando. Aunque en la época en la que vivimos nadie se divertía... todo era duro, sobre todo para las clases bajas.
Jugué con el poso que el té dejaba en el fondo de la taza, y al final la dejé encima de la mesa. Correspondí a la sonrisa de Nadezhda, aunque no le llegó a los ojos y comprendí que echaba de menos algunas cosas de su pasado.
-Yo también echo a veces de menos... el pasado. Nos pasa a todos- comenté bajando la mirada. "¡Fuera recuerdos!"-. Quizás debería acompañarte a casa... tu hermano se disgustará si no te ve pronto y posiblemente querrá asesinarme.
Lo decía irónicamente, pero lo cierto es que me preocupaba bastante su hermano. Tenía la sensación de que nuestro primer encuentro no sería precisamente agradable...
Eramos muchos los que habíamos perdido a nuestros padres demasiado pronto... aunque en mi caso no podía quejarme. Lo único que lamentaba era haber perdido parte de mi infancia... o juventud trabajando. Aunque en la época en la que vivimos nadie se divertía... todo era duro, sobre todo para las clases bajas.
Jugué con el poso que el té dejaba en el fondo de la taza, y al final la dejé encima de la mesa. Correspondí a la sonrisa de Nadezhda, aunque no le llegó a los ojos y comprendí que echaba de menos algunas cosas de su pasado.
-Yo también echo a veces de menos... el pasado. Nos pasa a todos- comenté bajando la mirada. "¡Fuera recuerdos!"-. Quizás debería acompañarte a casa... tu hermano se disgustará si no te ve pronto y posiblemente querrá asesinarme.
Lo decía irónicamente, pero lo cierto es que me preocupaba bastante su hermano. Tenía la sensación de que nuestro primer encuentro no sería precisamente agradable...
Narim- Humano Clase Media
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Re: A la hora de la cita. [James]
- Quizás debería acompañarte a casa... tu hermano se disgustará si no te ve pronto y posiblemente querrá asesinarme.- Su comentario me hizo volver a la realidad y recordar a Sasha, el tiempo se me había pasado volando y aún me sabía a poco.
-Igual si nos ve llegando nos mata a los dos.- Bromeé tras haber bebido el té de un sopetón.
-Será mejor que me vaya si, pero... ¿Te volveré a ver pronto?- pregunté ladeando la cabeza y poniendo ojitos de corderito y tendiendo mi mano para asir la de James, que por alguna razón ya me había a costumbrado al calor de su piel y sentir el tacto suyo era casi tan necesario como respirar, para mi. Le dediqué una sonrisa, esperando que su respuesta no sea una negativa.
-Igual si nos ve llegando nos mata a los dos.- Bromeé tras haber bebido el té de un sopetón.
-Será mejor que me vaya si, pero... ¿Te volveré a ver pronto?- pregunté ladeando la cabeza y poniendo ojitos de corderito y tendiendo mi mano para asir la de James, que por alguna razón ya me había a costumbrado al calor de su piel y sentir el tacto suyo era casi tan necesario como respirar, para mi. Le dediqué una sonrisa, esperando que su respuesta no sea una negativa.
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Re: A la hora de la cita. [James]
Observé la cara de Nadezhda. No sonreí, pero en cambio rodeé su mano con las mías y la acaricié con los pulgares pensativo. El sentimiento de que aquella amistad fuera a ser fácil se me antojaba cada vez más lejano, sustituyéndolo por uno de preocupación por la joven. Ninguna persona que conocía apostaría dos duros por nosotros... teníamos todo en contra, y no quería meter en problemas a Nadezhda. Suspiré al oir su pregunta y tras unos segundos mirando sus ojos, besé su mano con cariño.
-Iré buscarte...-mi corazón martilleaba furioso en mi pecho. Por un momento, el dolor de que la sociedad de aquella época fuera tan injusta me puso furioso. Intenté tranquilizarme... por ahora, nadie nos había salido al paso para separarnos-. No se cuando, pero te juro que lo haré.
Y es que no podía dejar de verla. Me estaba enamorando de ella. ¿Cómo podía despedirme sabiendo que no la volvería a ver? Mientras pudiera, lucharía por lo que sentía... y si se complicaban las cosas... dios diría.
-Iré buscarte...-mi corazón martilleaba furioso en mi pecho. Por un momento, el dolor de que la sociedad de aquella época fuera tan injusta me puso furioso. Intenté tranquilizarme... por ahora, nadie nos había salido al paso para separarnos-. No se cuando, pero te juro que lo haré.
Y es que no podía dejar de verla. Me estaba enamorando de ella. ¿Cómo podía despedirme sabiendo que no la volvería a ver? Mientras pudiera, lucharía por lo que sentía... y si se complicaban las cosas... dios diría.
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