Bajo la lluvia [César Snow]

Me encontraba vagando nuevamente por los bosques de esta hermosa ciudad, lo cierto es que sin dudas es una de mis actividades favoritas, no solo por el hecho de sentir como la naturaleza a mi alrededor me da la bienvenida, como el viento me acaricia suavemente mientras recorro el lugar, como puedo ser yo misma sin la necesidad de esconderme de nadie… El sentirme completamente llena de vida, llena de paz y en sintonía con la naturaleza era algo que a pesar de cualquier problema me ponía irremediablemente de buen humor.

Claro, además estaba el hecho que desde que a los catorce años  cuando el fantasma de Luna me había dicho que me rencontraría con César, el hombre a quien estaba destinada y que nos pertenecíamos desde el principio de los tiempos y con quien en cada vida de correspondía estar para ser feliz,  me encantaba salir a dar caminatas por los bosques pues ella había dicho que así lo encontraría, caminando por el bosque un día lluvioso jugando con mi don, y claro desde ese día salía al menos cuatro o cinco veces al mes a rondar por los boscajes con la esperanza de encontrarlo; claro que hasta ahora nunca había pasado nada, y continuaba buscándolo, pues según Luna lo reconocería al verlo, aunque según mi amiga él no lo haría al instante, tardaría en darse cuenta quien era yo, pero eso no importaba, lo que realmente importaba era el hecho de que lo encontraría y aunque Luna no me había dado muchos detalles del futuro, me había dicho que en esta vida si todo salía como estaba “escrito” si podríamos estar juntos y eso me hacía muy feliz.

En definitiva amaba este país, estar aquí me hacía sentir tranquila y aunque ya me había dado cuenta de que había sobre población de criaturas sobrenaturales, de alguna manera París y sus alrededores me hacían sentir feliz, y estaba segura que en este lugar era donde encontraría a César, no era que pudiera ver el futuro ni nada por el estilo, era el simple hecho de sentirlo en el fondo de mi corazón, y eso sin dudas me llenaba de alegría, algo que no podía controlar y que hacía que me dieran ganas de hacer feliz a todo el mundo, y bueno lo intentaba, siempre estaba ayudando a los demás o llevando comida a los niños pobres o vagabundos que lo necesitaran.

Había hasta pensado acoger a unos niños desamparados, un niño como de doce años con tres hermanitas una niña de cinco años y unas gemelas de dos añitos, que vivían en un parque en el centro de París, pero el niño se había negado diciendo que me podían llevar a la hoguera si los recogía sin tener un esposo que me respaldara y cuidara, y por mucho que me doliera el pequeño tenía razón, solo esperaba encontrar a César pronto para poderles dar un hogar a esos pequeños, aunque claro por el momento siempre les llevaba comida, no me gustaba que sufrieran tanto, siendo tan pequeños.

Seguí caminando internándome más en el bosque mientras jugaba con mi don y provocaba enormes cantidades de viento haciendo que los árboles se sacudieran, amaba tener y sentir tanta libertad y paz, amaba tocar los árboles y sentir la vida dentro de ellos, amaba sin dudas estos lugares tan alejados de la cuidad y cuidados por nuestra madre naturaleza, nuestra madre Gaia.

No paso mucho tiempo para que dejara que la lluvia azotara el lugar, me encantaba acabar completamente remojada, con el vestido sucio, pesado, pero sin lugar a dudas era una sensación única el agua cayendo sobre mi rostro, mojando mi cabello, acariciándome lentamente y llenando el bosque de vida, además siempre me había imaginado que el primer beso entre César y yo en esta vida sería en medio de la lluvia, pues el clima era parte de mí y yo parte de el, y aunque me ponía nerviosa el hecho de que César no me reconociera al instante, siempre me preguntaba si seguía siendo humano, pues por más que le había dado vueltas a las palabras de Luna, no encontraba muchas maneras de reconocerlo al instante, más que el hecho de que fuese vampiro o fantasma, y pensar que pudiera ser un fantasma me hacía sentir triste pues nunca estaría en paz, como se supone que debería estarlo, y bueno si era vampiro me preocupaba la vida que hubiese tenido todos estos años ¿y si había sufrido mucho?

No en definitiva no quería pensar en eso, pues como Luna se había negado a decirme que era, también podría ser humano y yo reconocerlo al reconocer su alma, dios, darle vueltas a esto siempre me ponía nerviosa, yo solo quería encontrarlo, decirle que lamentaba mucho haberlo dejado a solo una semana de nuestra boda, pues para bien o para, mal desde muy pequeña recordaba mi vida pasada, y como había muerto en manos de una vampiresa sedienta que no podía controlar su sed, recordaba como ella se había disculpado conmigo y dicho que no sabía cómo detenerse…. Yo recordaba todo, aunque no le guardaba rencor, amaba esta vida en la que había renacido.

Claro que al pensar en César y nuestro rencuentro me hacía sentir algo raro en el estómago además de ansiedad y claro que siempre el clima se ponía como mi estado de ánimo, bastante intranquilo y no tardaba mucho en empezar con los relámpagos justo como ahora; sin dudas realmente estaba nerviosa pues el relámpago se había escuchado bastante fuerte, cercano y aunque había descubierto hace años que estos no me causaban daño, si quemaban mi ropa, así que tenía que controlarme o cabía la posibilidad que me rencontrara con César medio desnuda.
Sin mucho ánimo de que esto sucediera empecé a detener mi caminar para poder respirar profundo y calmar mis nervios respirando profundo varias veces hasta que logre sentirme mucho mejor y mire al cielo, aún continuaba lloviendo pero era ligeramente, la lluvia había disminuido al disminuir mis nervios.

Y allí de pie miré al cielo sonriendo, volvía a llenarme de paz y felicidad y sin más motivo que el de continuar jugando con mi don y disfrutar del momento hice que la lluvia volviese a caer fuertemente mientras y me encontraba allí en medio del bosque rodeada arboles gigantes, completamente mojada de los pies a la cabeza y hasta algo sucia bailándole a la vida, a la naturaleza a los árboles, a los cielos, jugando con el clima y el don que se me había dado en esta vida.

Seguía danzando entre la lluvia, con ella, disfrutando de la tormenta que yo misma había comenzando, por alguna razón que mi mente ni mi cuerpo alcanzaban a comprender me sentía completamente feliz, no sabía que era ni porque era pero de alguna manera sentía que debía de estar aquí, que pertenecía a este lugar, la paz y la felicidad que me daba la naturaleza era mucho mayor a lo que había sido alguna vez. Me sentía radiante, feliz, no sabía la razón pero el clima secundaba mis emociones, la lluvia se hacía más fuerte mientras la felicidad crecía en mi interior, sin embargo el viento apenas soplaba estaba en calma solo corriendo suavemente para quitarme el cabello de la cara cuando era necesario, si siempre había amado la naturaleza el día de hoy me sentía parte de un todo que me amaba y me hacía sentir completamente feliz.

Estaba aún bailando y jugando alrededor de un gran árbol, mientras me movía al ritmo de la lluvia que era guiada por mis emociones, me encontraba en un estado de paz tan elevado que no necesitaba ni pensar como quera que actuara el clima, pues este se dejaba guiar no solo por mis sentimientos sino por mis acciones, cuando giraba dando vueltas en medio de mi baile la lluvia hacia remolinos y los relámpagos sonaban cercanos, el viento cobraba vida y los árboles se movían, si yo danzaba más despacio la lluvia disminuía de intensidad y si solo miraba al cielo el cielo se iluminaba de luces y colores de tormenta pero sin relámpagos que interrumpieran la hermosa escena que conformaba mi ser en completa sincronía con la naturaleza.

Aún no dejaba de bailar y danzar cuando mi sexto sentido me dijo que estaba siendo observada y aunque esto debía de preocuparme por alguna razón no sucedía así, al contrario, dentro de mi algo me empujaba a seguir con mi ritual el la lluvia, mi baile sin razón, mi danza de tormenta, mi vida sin mascaras ni barreras, mi alma, mi ser toda yo se sentía en calma, en casa, como nunca antes me había sentido, y eso me llevaba a seguir con mi juego en medio de la lluvia, brindándole a quien fuese que me mirara una espectáculo de la naturaleza; sin embargo y a pesar de no haber visto a nadie escuche como se quebraba una rama cercana y luego nada, sonreí, sabiendo que lo que estuviese escondido no era humano pero mi instinto no me alertaba de peligro así que seguí unos momentos con mi fiesta, sin embargo algo me llamaba a acercarme hacia donde se había escuchado el crujir de las ramas y sin pensármelo siquiera, quitándome el cabello mojado del rostro, sin siquiera detener a la naturaleza, entre relámpagos y lluvia llegue hasta donde estaba la persona que se ocultaba guiándome por sus emociones que me llamaban.

Más sin embargo por más que hubiese esperado este momento por años, que lo había soñado e idealizado por demasiado tiempo no lo había visto venir, cuando pude distinguir a la persona que me miraba entendí las palabras de Luna “No hay dudas tú lo reconocerás al verlo, inmediatamente sabrás que es él, sin embargo él tardara en reconocerte, no será tan sencillo para el como lo es para ti” tenía enfrente a César, estaba casi igual a lo que recordaba y me había quedado paralizada, después de todo no estaba preparada para encontrarlo aunque lo había buscado por años, no podía salir del estupor aún y cuando estaba consiente de como la lluvia y toda la tormenta se había detenido instantáneamente ante mi shock al reencontrarme con él.

Quería abrazarlo, llorar y pedirle perdón por dejarlo, pero mi cuerpo no me respondía, solo sentía como las lágrimas salían de mis ojos y se perdían en mi rostro mojado por la lluvia, lluvia que había empezado nuevamente a caer ante mis emociones, por fin lo había encontrado después de todos estos años buscándolo y aunque quería hablar mi voz no lograba salir, incluso volver a moverme me estaba costando gran trabajo – Soy Alice – logré susurrar mirándole fijamente, lo había añorado tanto que la lluvia se unía a mi sentimiento de rencuentro dejándose sentir fuerte pero tranquilamente, paz en medio de la tormenta… paz que su presencia me brindaba en medio de toda la tormenta de emociones que por mi cuerpo navegaban.

Me sentía radiante, feliz de una manera que ni siquiera yo entendía, por fin lo tenía enfrente y aunque de momento César no me reconociera sabía que lo haría en algún momento, él ya conocía mi nombre, cosa que provocaba que mi corazón latiera rápidamente y cuando me dijo el suyo la emoción me invadió haciendo que el cielo se llenara de relámpagos iluminando por completo la noche en la cual resplandecía una hermosa y gran luna llena que me brindaba la luz para seguir con mi andar hasta este punto del bosque.

A pesar de mi alegría seguía casi en shock y se me dificultaba muchísimo poder hablar, además de que las emociones de César estaban hechas un caos, dios, se parecían tanto a las mías, aunque claro en mí no había confusión pues yo si sabía quién era él y me sentía sumamente agradecida a dios por haberle encontrado al fin, sin embargo cuando puso su gabardina en mis hombros completamente mojada con la excusa de que podría resfriarme mis emociones dieron un salto de alegría y el cielo se llenó no solo de relámpagos sino de rayos y el sonido de truenos cercano.

Respire profundo intentando calmarme y que el cielo lo hiciera conmigo, pero me era muy difícil, en este preciso momento me sentía tan unida a la naturaleza y había tantas emociones en mí que apenas y podía respirar; César era un vampiro, lo tenía muy claro, lucia casi igual a lo que lo recordaba, incluso mejor, su cuerpo estaba más trabajado, como si hubiese hecho mucho ejercicio, podía apreciarlo por la ropa que se pegaba a su cuerpo debido a la lluvia y se veía un poco mayor, no mucho, quizás un par de años más a como lo tenía grabado en mi memoria.

Me sentía como chiquilla con su primer amor, bueno en realidad yo no era muy grande y él siempre había sido mi primer amor pues desde niña lo recordaba, la simple idea de esto hizo que mi rostro se pusiera un poco rojo y el viento empezara a correr más fuerte, solo la lluvia permanecía a un ritmo fuerte pero constante  - Gracias- conteste después de uno momentos al darme cuenta de que solo me había quedado callada mirándolo, pero quería abrazarlo y me costaba mucho no hacerlo con todas las emociones que sentía de ambos – Yo… –  empecé a decir nerviosa – Yo no me enfermo, soy parte de la naturaleza – respire profundo para tomar aire nuevamente para seguir hablando sin dejar de mirarlo a los ojos – sé que lo sabes, haz visto lo que hago – vuelvo a susurrar nerviosa – aun así muchas gracias por preocuparte por mí – acabe de decir casi con la voz quebrada haciendo que la lluvia y los relámpagos se intensificaran sintiendo como las lágrimas corrían por mi rostro cálidas, perdiéndose con la fría lluvia.

La noche era sin lugar a dudas un espectáculo digno de disfrutar, pero esta noche en especial, estaba consciente de que si había alguien cercano que pudiera disfrutar de la fiesta que era el cielo lo recordaría toda su vida como una noche mágica, pues a pesar de las enormes nubes de tempestad, los vientos desatados, los relámpagos y truenos pertenecientes a la tormenta, la luna estaba totalmente llena, completamente despejada haciendo de la noche algo increíblemente hermoso para recordar toda la vida.

Y aunque era cierto que yo no me enfermaba de resfriado, por primera vez en mi vida estaba batallando para controlar la temperatura de mi cuerpo que generalmente se adaptaba a la temperatura de la lluvia y del viento, sin embargo debido al caos que era mi interior estaba empezando a sentir frío, estaba demasiado emocionada y en shock al mismo tiempo como para concentrarme en que mi cuerpo se acoplara al clima, cosa que también era rara pues sentía un dominio sobre la atmósfera como nunca antes lo había sentido, mas mi cuerpo empezaba a temblar debido al viento que se intensificaba a momentos, seguido por la lluvia, guiado por mis lágrimas, mis emociones, mis sentimientos en este hermoso rencuentro.

No sabía cómo reaccionar, las emociones de César me golpeaban fuertemente como con ninguna persona antes, él era sincero conmigo, se sentía avergonzado por espiarme y yo me sentía tan libre por mostrarle sin intención de lo que era capaz de hacer y aunque sabía que estábamos destinados desde el principio de los tiempos a estar juntos nada me había preparado para lo que sentí cuando él había acariciado mi rostro limpiando mis lágrimas… era energía, electricidad pura y tan fuerte que me recorrió por todo mi cuerpo, además de que por un segundo pude ver una escena que me era conocida… Él y yo bailando en un salón sin música, sin gente, solo nosotros, y aunque no era la primera vez que bailábamos, esta ocasión había sido especial, él me había confesado, bueno a Sarah, que la amaba, era donde nos habíamos besado por primera vez…  Este era el primer recuerdo que tenia de mi vida y el que más me gustaba, mas no se sentía como mi recuerdo, sino como el de él pues en mi memoria yo podía sentir emociones, y no las tenía… mas no entendía muy bien que sucedía, lo que si me di cuenta es que él también lo había recordado, mas su confusión no la entendía, quizás el recuerdo fuese muy rápido y no lo alcanzaba a entender tan bien como yo, que lo recordaba de toda la vida.

Quería ayudar a que se tranquilizase, y si fuera otra persona podría hacerlo, tenía la capacidad para hacerlo, pero mis yo misma estaba en completo caos, él me aceptaba y le parecía maravilloso lo que podía hacer con él clima y eso me causaba tantas emociones, siempre era el don que le escondía a las personas, pues normalmente no reaccionaban bien y tenía que hacerles creer que había sido un sueño, sin embargo a César le gustaba y eso que el clima se estaba comportando igual de agitado como lo eran mis emociones pues no cesaba de llover ni de correr el viento.

Respire profundo varias veces antes de sentirme lista para contestar sus preguntas que además no sabía cómo responderlas haciendo que el clima se agitara, los relámpagos empezaran a iluminarnos nuevamente y los rayos a caer cada vez más cerca de nosotros – No… No estoy triste – conteste su primera pregunta intentando sonar calmada sin embargo el clima me delataba al escucharse los rayos y truenos sin control – Estoy feliz – susurre nerviosa sin saber cómo explicarle las cosas, él tenía que recordar, si no podría tomarme a loca y este simple pensamiento agito los vientos y aún más la lluvia haciendo que empezara a temblar de nuevo sin saber cómo contestar su siguiente interrogante.

Me volví a quedar callada, esperaba que esto no le molestara, bueno él no estaba molesto sino confundido y aturdido, aún así yo estaba cada vez más nerviosa, no se me ocurría ninguna respuesta lógica a su pregunta y cada vez sentía la lluvia más helada y los vientos más fuertes, realmente empezaba a congelarme, sentía demasiado frio, o quizás no era mucho pero nunca antes lo había sentido así mientras estaba en completo control de mi don.

Necesitaba entrar en calor, así me era imposible pensar estaba titiritando y sabía que si calmase la lluvia no ayudaría mucho, estaba demasiado helada para eso, además conocía el bosque y sabía que hacer para entrar un poco en calor – Vvvaaammosss al rrriiioo quee esta ceerrccaaa deee aquiii, t-tennggo muucchoo frriooo – dije temblando, dejando de pensar coherentemente, necesitaba calor urgente, el viento había dejado de soplar con fuerza y solo se sentía una brizna liguera, aun así la lluvia seguía cayendo con fuerza – poorrffaavorrr – susurre aun temblando mientras cerraba la gabardina que había puesto en mis hombros para darme un poco de calor.

César me miro por unos segundos como analizando mis palabras pero aún y aunque estaba consciente de que no había pasado un minuto de mi petición yo necesitaba realmente ir para allá, y quería que me acompañase, así que sin pensarlo mucho, solo con el pensamiento de llevarlo conmigo tome su mano para jalarlo más no me espere lo que sucedería a continuación pues en cuanto mi mano toco la suya la electricidad volvió a mi cuerpo y los recuerdos de mi vida como Sarah me golpearon con fuerza… Cuando nos presentaron, una boda arreglada que ninguno de los dos deseaba, su atención hacia mí a pesar de no quererme, los bailes por compromiso, el inicio de nuestra amistad escapándonos a la cocina entre la noche para comer a horas inapropiadas, cuando nos llevábamos comida entre nosotros, cuando salíamos a pasear, cuando se me había declarado, nuestro primer beso, nuestros bailes, nos nervios de la boda… Luego su tristeza después de mi muerte, sus entrenamientos… sus miedos… nuestros recuerdos se revolvían entre mi vida como Sarah y los de él tanto como cuando estábamos juntos como después de mi muerte… Todo era confuso, rápidos recuerdos que desfilaban, estaba segura por nuestras mentes, que era tan intenso que apenas sentía mi cuerpo que seguía temblando de frio.