AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-Recuerda… recuerda ese cinco de noviembre, pólvora, traición y complot…. nadie podrá decir que tal incendio en el olvido quedo- hablaba con Teobaldo, mi fiel lacayo, aquel que me veía con sufrimiento -Bien, puedes retirarte, ya no requiero de tus servicios en este momento, solo sé mi fiel mensajero y lleva el escrito a quién ha de ser la voz al finalizar el movimiento- Teobaldo obedeció serio, se fue sin antes darme un abrazo sincero -Solo cuídate compañero y no regreses hasta que no estés seguro que haya concluido esto- susurre a su oído y al irse no hubo más sonido.
Podía ver todo detrás de la máscara, podía ver lo que ocurría a mis espaldas, gracias al reflejo de la ventana, el me observa pero no me decía nada -Me alegra Solomon que jamás me dijeras nada desde que llegaste hace un mes a esta casa- hable sin corresponder a su mirada que había dejado su bebida abandonada -Y que hoy…- proseguí -Día en que probablemente tenga que morir sigas con la misma prudencia con la que te conocí- por debajo de mi rostro falso sonreí, abandone mi ventanal, el que solo en lo más alto de la casa podías encontrar y una copa de vino serví hasta rebosar -Antes de que mañana no vuelva a despertar, quiero…- guarde un minuto de silencio, pensando las palabras precisas-Agradecerte que a mis caídos los hayas querido entrenar, están listos gracias a ti y están más que dispuestos a luchar- detrás de mi escritorio me quise sentar pero su mirada impasible no dejaba de examinar, no dejaba de gritar que el Fantasma no iba a ganar y que el día de mañana junto a ellos su caída iba celebrar -Déjame de mirar, tu bien sabes que hoy es mi final y de cualquier forma no sobreviviré por un tiempo más, si, detrás de esta máscara siempre me he podido ocultar pero… puede leer a los demás, puedo saber que me dicen en secreto, con palabras vetadas por sus propios dueños… con palabras censuradas que reprimen muy en fondo de su pecho- finalmente tome asiento y frente a ese hombre solo derrame el vino en el ramo de rosas que reposaba en medio de aquel antiguo mueble, el que me cubría del que en una silla más incomoda sentado permanecía.
Deje de observar su rostro, deje de leer sus ojos y centre mi atención en el filo de aquel recipiente vidrioso que estaba tan vacío y silencioso como la habitación donde el cazador suspiraba repetitivamente -Hoy es día con el que soñé eternamente- reanude la charla -Hoy es cinco de noviembre, hoy vendrá… entendió mi señal, yo se que ya me ha mandado buscar… dentro de momentos el vendrá y su venganza querrá cobrar- cerré los ojos mientras las escenas más trágicas de nuestros enfrentamientos intentaba recordar -Si… The Phantom…. ven por mí…aterriza falso ángel de la muerte que yo te he de desmentir y juro que sino te he de destruir en esta vida en la que ha de seguir lo haré- entre pausas susurre, mientras mis puños se cerraban con rapidez -Solomon solo un favor te pediré- al fin en voz alta a la realidad regrese -Cuida de Montserrat como yo no podré hacer y trata de recuperar el tiempo perdido con tu hija… ella es una criatura divina, atrapada en una piel que no le corresponde, es mi único deseo post mortem, antes de que todo esto comience debes decirle que tu eres su verdadero padre-el veía con sorpresa -Es lo justo para la vampiresa, te he visto, no te has alejado de ella desde que te traje a mi guarida, la has cuidado mientras ella dormía y has llorado por ella mientras ella mataba y bebía y la has tratado y consentido como a una hija y ella lo sabe… es… es una mujer muy lista, antes de que te tome como un padre sustituto, asegúrate que eres el padre que al cielo ha pedido- ante el me puse de pie, acomode la silla y seguido de eso a retirarme me disponía, cuando vi que una lágrima en su rostro corría -Yo no importo ahora, ella si puesto que siempre ha estado sola- decía frente a el se posaba mi oscura sombra -No se si vuelva a verte antes de… aun me hacen falta cosas por hacer pero… de cualquier manera- quede pensativo mientras podía sentir que debajo de la máscara se dibujaba una sonrisa sincera -Fue un placer haberte conocido y haber compartido, todo tipo de secretos contigo- golpee su hombro y me disponía a salir cuando detrás de mi su voz detuvo mi proseguir.
Podía ver todo detrás de la máscara, podía ver lo que ocurría a mis espaldas, gracias al reflejo de la ventana, el me observa pero no me decía nada -Me alegra Solomon que jamás me dijeras nada desde que llegaste hace un mes a esta casa- hable sin corresponder a su mirada que había dejado su bebida abandonada -Y que hoy…- proseguí -Día en que probablemente tenga que morir sigas con la misma prudencia con la que te conocí- por debajo de mi rostro falso sonreí, abandone mi ventanal, el que solo en lo más alto de la casa podías encontrar y una copa de vino serví hasta rebosar -Antes de que mañana no vuelva a despertar, quiero…- guarde un minuto de silencio, pensando las palabras precisas-Agradecerte que a mis caídos los hayas querido entrenar, están listos gracias a ti y están más que dispuestos a luchar- detrás de mi escritorio me quise sentar pero su mirada impasible no dejaba de examinar, no dejaba de gritar que el Fantasma no iba a ganar y que el día de mañana junto a ellos su caída iba celebrar -Déjame de mirar, tu bien sabes que hoy es mi final y de cualquier forma no sobreviviré por un tiempo más, si, detrás de esta máscara siempre me he podido ocultar pero… puede leer a los demás, puedo saber que me dicen en secreto, con palabras vetadas por sus propios dueños… con palabras censuradas que reprimen muy en fondo de su pecho- finalmente tome asiento y frente a ese hombre solo derrame el vino en el ramo de rosas que reposaba en medio de aquel antiguo mueble, el que me cubría del que en una silla más incomoda sentado permanecía.
Deje de observar su rostro, deje de leer sus ojos y centre mi atención en el filo de aquel recipiente vidrioso que estaba tan vacío y silencioso como la habitación donde el cazador suspiraba repetitivamente -Hoy es día con el que soñé eternamente- reanude la charla -Hoy es cinco de noviembre, hoy vendrá… entendió mi señal, yo se que ya me ha mandado buscar… dentro de momentos el vendrá y su venganza querrá cobrar- cerré los ojos mientras las escenas más trágicas de nuestros enfrentamientos intentaba recordar -Si… The Phantom…. ven por mí…aterriza falso ángel de la muerte que yo te he de desmentir y juro que sino te he de destruir en esta vida en la que ha de seguir lo haré- entre pausas susurre, mientras mis puños se cerraban con rapidez -Solomon solo un favor te pediré- al fin en voz alta a la realidad regrese -Cuida de Montserrat como yo no podré hacer y trata de recuperar el tiempo perdido con tu hija… ella es una criatura divina, atrapada en una piel que no le corresponde, es mi único deseo post mortem, antes de que todo esto comience debes decirle que tu eres su verdadero padre-el veía con sorpresa -Es lo justo para la vampiresa, te he visto, no te has alejado de ella desde que te traje a mi guarida, la has cuidado mientras ella dormía y has llorado por ella mientras ella mataba y bebía y la has tratado y consentido como a una hija y ella lo sabe… es… es una mujer muy lista, antes de que te tome como un padre sustituto, asegúrate que eres el padre que al cielo ha pedido- ante el me puse de pie, acomode la silla y seguido de eso a retirarme me disponía, cuando vi que una lágrima en su rostro corría -Yo no importo ahora, ella si puesto que siempre ha estado sola- decía frente a el se posaba mi oscura sombra -No se si vuelva a verte antes de… aun me hacen falta cosas por hacer pero… de cualquier manera- quede pensativo mientras podía sentir que debajo de la máscara se dibujaba una sonrisa sincera -Fue un placer haberte conocido y haber compartido, todo tipo de secretos contigo- golpee su hombro y me disponía a salir cuando detrás de mi su voz detuvo mi proseguir.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 06/10/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Para Solomon todo cuanto había vivido en los últimos días había sido rápido y contrastadamente excitante para aquella alma apasionada que de joven era la responsable de hacer de él un hombre ambicioso, ahora tenía la responsabilidad de adiestrar a todo un ejercito que Leviathán había sabido encaminar hasta el punto donde se encontraban.
Todos en una lujosa y extraña mansión, oculta entre arboles y bosques y decorada con las más finas rosas de Castilla, rosas que desprendían un aroma tan dulce que en ocasiones hasta al mismo Solomon y sus discípulos hacían olvidar el porque de su estancia, a menudo se les olvidaba que estaban entrenando para sobrevivir a las garras de hombre que si bien no era la muerte como el pregonaba, si era el presagio de que el desenlace de una vida estaba en camino.
En quince días a partir del encuentro en el cementerio Solomon había recuperado su vitalidad, ahora era la mano derecha y el confidente más cercano de aquel enmascarado que en muchos aspectos había sido un misterio y en otros era una desértica tumba, ahora el conocía más allá del personaje que representaba y entendía, comprendía lo que el pretendía, porque alguna vez esas arrugas en su rostro eran casi nulas y la fijación de metas demasiado altas habían logrado que al igual que el enmascarado, él perdiera lo más valioso de su vida… su esposa y las que hasta ahora sabía fueron sus dos hijas gemelas.
A pesar de que una de ellas estaba allí, no había día en que después de sus entrenamientos su corazón llorara con aflicción la manera en que veía a su pequeña niña, tan depresiva… tan dispersa y retraída del mundo que le rodeaba, tan llena de arrepentimiento y en una asesina, aquel viejo cazador se ocupaba de ella en silencio, ahora era él y no Teobaldo el sirviente de Leviathán el que le llevaba las presas para que bebiera de ellas sangre de maleante, de asaltante, de asesino o de un violador, el la abrigaba por las mañanas en aquel cuarto en que había sido instalada por su igual para que no penetrara ningún rayo de sol, cepillaba su cabello o simplemente en ocasiones velaba su sueño durante un par de horas, hasta que un día finalmente se atrevió a hablarle con cariño, le dio consejos y por las noches después de que limpiaba sus lágrimas mientras sufría con ella al beber le enseñaba a montar en su caballo blanco a todo galope por los bosques y los jardines de la mansión.
En ese corto tiempo el viejo cazador y su hija hicieron un lazo muy fuerte, sea porque quizás la vampiresa se hallaba sola o porque realmente era cierto aquel dicho del vulgo “donde la sangre llama” pero ambos habían logrado una conexión especial y más aun cuando él le contaba sobre su madre sin que ella lo supiera y en reiteradas ocasiones logro decirle que se parecía mucho a ella y en efecto esas palabras tenían mucho de ciertas, Montserrat era el vivo retrato de amada y fallecida Anne.
Tal era su felicidad y sus ocupaciones que el tiempo transcurrió demasiado pronto, ahora y sin saber como estaba allí sentado en una silla de madera elegante pero incomoda en un viejo despecho, en la llamada Galería de las sombras, ese pequeño rincón de la casa era el único donde no reinaban obras pictóricas, tableros de ajedrez, pianos o violines, armaduras y armas antiguas, el único sitio más alejado justo en el piso más alto donde el ventanal al costado del cazador Vasari daba cuenta del enorme plantío de rosas que tenia su dueño.
Era la mañana del cinco de Noviembre y estaba con un moribundo degustando una deliciosa copa del vino tinto más fino que pudiese existir, ese hombre de cabellos largos y castaños solo podía observar meticulosamente cada movimiento de Leviathán, ese hombre que por venganza, por honor y por bondad quería eliminar al verdugo más oscuro y falso de todo París, ese hombre que ni el día de su posible desenlace dejaba la elegancia de lado, portando su saco oscuro y sus pantalones del mismo color y parte del conjunto, el cabello falso arreglado y la máscara perfectamente blanca sonriente, escondiendo la verdadera expresión de su dueño.
Solomon trataba de adivinarla ¿Reflexiva, afligida, nerviosa, triste o feliz?, era complicado y más cuando un tono monótono predominaba detrás de la máscara, grave y monótono.
Vasari guardo silencio pro en su cabeza su voz interior contestaba reprimida, diciendo que no debía ser pesimista, que mañana él estaría celebrando con ellos la caída del ángel de la muerte y el lo supo y a pesar de todas las palabras calló hasta el final, ni siquiera cuestiono el porque derramar el vino cuando podía habérselo tomado frente de él que ya conocía su rostro o como es que sabía sobre los cuidados íntimos que había ofrecido a Montserrat como padre, pero lo último le estremeció tanto que la piel de pronto se torno fría y sudorosa de las manos, inmediatamente abandono la copa donde pudo y antes de que su igual abriera la puerta Solomon le detuvo -No te despidas muchacho, yo se que volverás- contesto severo -¡Tienes que regresar, entendiste!- exclamo furioso -Te juro que entre los dos haremos que el fantasma caiga y cuando eso haya ocurrido, le encerraremos y le pondremos tu máscara que tanto odia hasta que la ame y tu vivirás para verlo y hacerlo- guardo silencio tratando de recobrar la calma -Créeme, haré lo que me pides pero estarás allí después de todo y volverás a hacer feliz a mi hija, se del amor que le profesas y si realmente te interesa te mantendrás con vida ¡No importa lo que tengas o de las dolencias que te aquejan!-trato de calmarse una vez más -No se trata de ti ni de mi Leviathán, se trata de una mujer que siempre a estado sola y entre tu y yo, jamás le faltará nada- entonces como siempre el cazador enmascarado torno su vista hacia Solomon negando con la cabeza mientras mascullaba “yo no”, Vasari suspiro -Vete, no puedo pelear contigo ahora… lo discutiremos mañana, cuando todo haya finalizado y hayas vencido a The Phantom- comento pasivo y cabizbajo mientras escuchaba como la figura del otro cazador se marchaba en silencio -Y otra cosa- interrumpió abruptamente la salida de Leviathán -Yo siempre y hoy más que nunca Lucharé por la creencia de que todo hombre puede ser mejor, incluso tú- asintió -El placer fue todo mío Leviathán, y si hay que morir, si demos morir mejor que sea así- concluyo reflexivo y solo detrás suyo escucho la puerta cerrarse.
Todos en una lujosa y extraña mansión, oculta entre arboles y bosques y decorada con las más finas rosas de Castilla, rosas que desprendían un aroma tan dulce que en ocasiones hasta al mismo Solomon y sus discípulos hacían olvidar el porque de su estancia, a menudo se les olvidaba que estaban entrenando para sobrevivir a las garras de hombre que si bien no era la muerte como el pregonaba, si era el presagio de que el desenlace de una vida estaba en camino.
En quince días a partir del encuentro en el cementerio Solomon había recuperado su vitalidad, ahora era la mano derecha y el confidente más cercano de aquel enmascarado que en muchos aspectos había sido un misterio y en otros era una desértica tumba, ahora el conocía más allá del personaje que representaba y entendía, comprendía lo que el pretendía, porque alguna vez esas arrugas en su rostro eran casi nulas y la fijación de metas demasiado altas habían logrado que al igual que el enmascarado, él perdiera lo más valioso de su vida… su esposa y las que hasta ahora sabía fueron sus dos hijas gemelas.
A pesar de que una de ellas estaba allí, no había día en que después de sus entrenamientos su corazón llorara con aflicción la manera en que veía a su pequeña niña, tan depresiva… tan dispersa y retraída del mundo que le rodeaba, tan llena de arrepentimiento y en una asesina, aquel viejo cazador se ocupaba de ella en silencio, ahora era él y no Teobaldo el sirviente de Leviathán el que le llevaba las presas para que bebiera de ellas sangre de maleante, de asaltante, de asesino o de un violador, el la abrigaba por las mañanas en aquel cuarto en que había sido instalada por su igual para que no penetrara ningún rayo de sol, cepillaba su cabello o simplemente en ocasiones velaba su sueño durante un par de horas, hasta que un día finalmente se atrevió a hablarle con cariño, le dio consejos y por las noches después de que limpiaba sus lágrimas mientras sufría con ella al beber le enseñaba a montar en su caballo blanco a todo galope por los bosques y los jardines de la mansión.
En ese corto tiempo el viejo cazador y su hija hicieron un lazo muy fuerte, sea porque quizás la vampiresa se hallaba sola o porque realmente era cierto aquel dicho del vulgo “donde la sangre llama” pero ambos habían logrado una conexión especial y más aun cuando él le contaba sobre su madre sin que ella lo supiera y en reiteradas ocasiones logro decirle que se parecía mucho a ella y en efecto esas palabras tenían mucho de ciertas, Montserrat era el vivo retrato de amada y fallecida Anne.
Tal era su felicidad y sus ocupaciones que el tiempo transcurrió demasiado pronto, ahora y sin saber como estaba allí sentado en una silla de madera elegante pero incomoda en un viejo despecho, en la llamada Galería de las sombras, ese pequeño rincón de la casa era el único donde no reinaban obras pictóricas, tableros de ajedrez, pianos o violines, armaduras y armas antiguas, el único sitio más alejado justo en el piso más alto donde el ventanal al costado del cazador Vasari daba cuenta del enorme plantío de rosas que tenia su dueño.
Era la mañana del cinco de Noviembre y estaba con un moribundo degustando una deliciosa copa del vino tinto más fino que pudiese existir, ese hombre de cabellos largos y castaños solo podía observar meticulosamente cada movimiento de Leviathán, ese hombre que por venganza, por honor y por bondad quería eliminar al verdugo más oscuro y falso de todo París, ese hombre que ni el día de su posible desenlace dejaba la elegancia de lado, portando su saco oscuro y sus pantalones del mismo color y parte del conjunto, el cabello falso arreglado y la máscara perfectamente blanca sonriente, escondiendo la verdadera expresión de su dueño.
Solomon trataba de adivinarla ¿Reflexiva, afligida, nerviosa, triste o feliz?, era complicado y más cuando un tono monótono predominaba detrás de la máscara, grave y monótono.
Vasari guardo silencio pro en su cabeza su voz interior contestaba reprimida, diciendo que no debía ser pesimista, que mañana él estaría celebrando con ellos la caída del ángel de la muerte y el lo supo y a pesar de todas las palabras calló hasta el final, ni siquiera cuestiono el porque derramar el vino cuando podía habérselo tomado frente de él que ya conocía su rostro o como es que sabía sobre los cuidados íntimos que había ofrecido a Montserrat como padre, pero lo último le estremeció tanto que la piel de pronto se torno fría y sudorosa de las manos, inmediatamente abandono la copa donde pudo y antes de que su igual abriera la puerta Solomon le detuvo -No te despidas muchacho, yo se que volverás- contesto severo -¡Tienes que regresar, entendiste!- exclamo furioso -Te juro que entre los dos haremos que el fantasma caiga y cuando eso haya ocurrido, le encerraremos y le pondremos tu máscara que tanto odia hasta que la ame y tu vivirás para verlo y hacerlo- guardo silencio tratando de recobrar la calma -Créeme, haré lo que me pides pero estarás allí después de todo y volverás a hacer feliz a mi hija, se del amor que le profesas y si realmente te interesa te mantendrás con vida ¡No importa lo que tengas o de las dolencias que te aquejan!-trato de calmarse una vez más -No se trata de ti ni de mi Leviathán, se trata de una mujer que siempre a estado sola y entre tu y yo, jamás le faltará nada- entonces como siempre el cazador enmascarado torno su vista hacia Solomon negando con la cabeza mientras mascullaba “yo no”, Vasari suspiro -Vete, no puedo pelear contigo ahora… lo discutiremos mañana, cuando todo haya finalizado y hayas vencido a The Phantom- comento pasivo y cabizbajo mientras escuchaba como la figura del otro cazador se marchaba en silencio -Y otra cosa- interrumpió abruptamente la salida de Leviathán -Yo siempre y hoy más que nunca Lucharé por la creencia de que todo hombre puede ser mejor, incluso tú- asintió -El placer fue todo mío Leviathán, y si hay que morir, si demos morir mejor que sea así- concluyo reflexivo y solo detrás suyo escucho la puerta cerrarse.
Solomon Vasari- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 65
Fecha de inscripción : 11/05/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Gideon había resentido todo de manera muy personal, todo sentimiento, toda sensación estaban a flor de piel y más cuando de la noche a la mañana había pasado a ser un verdadero soldado, había sido entrenado por un cazador que se hacia llamar Solomon Vasari, ese secuaz que el enmascarado de la sonrisa eterna les había presentado al llegar guiados por el hombre que no paraba de reír, el que ahora sabían se llamaba Nigma Riddler o al menos eso es lo que sabían todos.
El oscuro cazador que rimaba al hablar les ofreció una disculpa amable y sincera al percibir cual había sido la estrategia que el bufón había utilizado para regresarlos al redil, les ofreció su mansión como escondite hasta el día cinco de noviembre, el día en el que se hombre juraba que el último enfrentamiento con The Phantom se efectuaría, todos aún y cuando sus máscaras habían caído y roto en añicos tenían miedo de ese fatídico día por el simple hecho de haber vivido en carne propia los insumos de un enfrentamiento fallido en el teatro de la tragedia algunos días atrás donde perdieron amigos que conocieron por poco tiempo y traidores que creyeron conocer.
Y como era de esperarse aquel que aun se hacia llamar “V” los conocía más que ellos mismos, eso les quedo claro cuando a cada uno les señalo el punjo donde podían sentirse más cómodos dentro de las enormes instalaciones de aquella mansión secreta y plagada de rosas rojas y aromáticas, a Gideon el eterno feliz le mostró una capilla que aunque estaba amplia, era muy sencilla y esa misma sencillez era lo que hacia de aquel lugar algo demasiado intimo y especial, un lugar por demás sagrado para venerar al Señor, nuestro Dios.
Todos los días antes de iniciar su entrenamiento nocturno visitaba la capilla para orar y unirse a Dios y pedir perdón por negar la realidad que por derecho Divino según las creencias le había correspondido, un rosario en la mano era su única compañía en aquellas horas en las cuales rezaba con fervor cada misterio como lo hacia antes y en cada cuenta iba el pensamiento dedicado a alguien que se le había ido a lo largo de los siglos y por el descanso eterno del coronel y de su simpático compañero Turandot, cuando todo eso del enfrentamiento hubiese concluido.
Quizás como sus amigos y compañeros el tiempo de espera había sido eterno hasta que el cinco de noviembre toco las puertas de los goznes de la que el cazador y su sirviente se habían empeñado en bautizar como la Galería de las Sombras, esa noche no había más entrenamientos, nos había más vino al terminar, no había más tiempo para ir a cazar y alimentarse bien, pero el no sentía la diferencia, pues a su Dios le prometía ayunos de sangre por varios días y concentrado en su mantra era más que lo esperado que se haya olvidado de todo, entre cada padre nuestro había un nombre detrás y una plegaria por su salvación.
Gideon no se movía, permanecía de rodillas en el reclinatorio frente a dos ángeles custodios y un crucifijo con la imagen de Jesus en mármol -No quiero que esto suceda de nuevo Señor- susurraba -Te ofrezco mi vida que nada vale, que esta llena de pecado y de ofensas hacia ti, Señor mío- suspiro -Pero no te lleves a los buenos contigo, no de aquella manera tan vil y tan cruel, defiéndenos en esta noche tan oscura, Señor escucha mis humildes plegarias…. aunque… yo se que no soy digno de ti, pero París si, ellos te piden clemencia y piedad- guardo silencio, mientras llegaba a su nariz el olor pacifico y dulce de las rosas que reposaban fielmente frente al altar de la Beata María, allí donde algunas reliquias familiares y misteriosas eran puestas en manos de la divina y santa mujer -Ten misericordia, por piedad- dijo resignado y enfoco sus ojos a los párpados cerrados de aquella figura tan compleja y tan acogedora a la vez -Más hágase tu voluntad y no la mía- sollozo con sus manos juntas, como se acostumbra orar correctamente, hundiendo su cara entre ellas y su pecho, pálido y un poco descubierto con su extraña medalla pendiendo de su cuello.
El oscuro cazador que rimaba al hablar les ofreció una disculpa amable y sincera al percibir cual había sido la estrategia que el bufón había utilizado para regresarlos al redil, les ofreció su mansión como escondite hasta el día cinco de noviembre, el día en el que se hombre juraba que el último enfrentamiento con The Phantom se efectuaría, todos aún y cuando sus máscaras habían caído y roto en añicos tenían miedo de ese fatídico día por el simple hecho de haber vivido en carne propia los insumos de un enfrentamiento fallido en el teatro de la tragedia algunos días atrás donde perdieron amigos que conocieron por poco tiempo y traidores que creyeron conocer.
Y como era de esperarse aquel que aun se hacia llamar “V” los conocía más que ellos mismos, eso les quedo claro cuando a cada uno les señalo el punjo donde podían sentirse más cómodos dentro de las enormes instalaciones de aquella mansión secreta y plagada de rosas rojas y aromáticas, a Gideon el eterno feliz le mostró una capilla que aunque estaba amplia, era muy sencilla y esa misma sencillez era lo que hacia de aquel lugar algo demasiado intimo y especial, un lugar por demás sagrado para venerar al Señor, nuestro Dios.
Todos los días antes de iniciar su entrenamiento nocturno visitaba la capilla para orar y unirse a Dios y pedir perdón por negar la realidad que por derecho Divino según las creencias le había correspondido, un rosario en la mano era su única compañía en aquellas horas en las cuales rezaba con fervor cada misterio como lo hacia antes y en cada cuenta iba el pensamiento dedicado a alguien que se le había ido a lo largo de los siglos y por el descanso eterno del coronel y de su simpático compañero Turandot, cuando todo eso del enfrentamiento hubiese concluido.
Quizás como sus amigos y compañeros el tiempo de espera había sido eterno hasta que el cinco de noviembre toco las puertas de los goznes de la que el cazador y su sirviente se habían empeñado en bautizar como la Galería de las Sombras, esa noche no había más entrenamientos, nos había más vino al terminar, no había más tiempo para ir a cazar y alimentarse bien, pero el no sentía la diferencia, pues a su Dios le prometía ayunos de sangre por varios días y concentrado en su mantra era más que lo esperado que se haya olvidado de todo, entre cada padre nuestro había un nombre detrás y una plegaria por su salvación.
Gideon no se movía, permanecía de rodillas en el reclinatorio frente a dos ángeles custodios y un crucifijo con la imagen de Jesus en mármol -No quiero que esto suceda de nuevo Señor- susurraba -Te ofrezco mi vida que nada vale, que esta llena de pecado y de ofensas hacia ti, Señor mío- suspiro -Pero no te lleves a los buenos contigo, no de aquella manera tan vil y tan cruel, defiéndenos en esta noche tan oscura, Señor escucha mis humildes plegarias…. aunque… yo se que no soy digno de ti, pero París si, ellos te piden clemencia y piedad- guardo silencio, mientras llegaba a su nariz el olor pacifico y dulce de las rosas que reposaban fielmente frente al altar de la Beata María, allí donde algunas reliquias familiares y misteriosas eran puestas en manos de la divina y santa mujer -Ten misericordia, por piedad- dijo resignado y enfoco sus ojos a los párpados cerrados de aquella figura tan compleja y tan acogedora a la vez -Más hágase tu voluntad y no la mía- sollozo con sus manos juntas, como se acostumbra orar correctamente, hundiendo su cara entre ellas y su pecho, pálido y un poco descubierto con su extraña medalla pendiendo de su cuello.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-¿Tu crees que el te escucha?- pregunto el rubio sarcásticamente mientras encendía un cigarrillo dentro de la capilla -En serio Gideon Stark, ¿Tu crees que tiene tiempo para escuchar a alguien como tú?- río dentro de si -Admiro la complejidad del hombre y su egocentrismo puro- camino despreocupadamente, llenando de su aroma a tabaco el ambiente en el que difícilmente podía llegar a visitar por su peculiar y liberal forma de pensar -¿Sabes? yo también solía rezarle, hablar con él… tratarlo como un amigo y luego me dije “Constatine, ¿Crees que tiene tiempo suficiente para ti, para escuchar a un pobre diablo? eres patético”- asintió mientras recordaba -Dios tiene otras cosas más importantes que atender chico, habiendo pestes, enfermedades incurables salvo para él, es más que obvio que no tiene tiempo para suplicas tan simples como las tuyas- expulso el aire que almacenaba, dejando salir humo con cada palabra dicha -Esa es la explicación por la que algunos mueren antes de tiempo, Dios no puede con todos- dijo serio mientras observaba con delicadeza cada fino detalle que hacia de aquel recinto una iglesia en casa, para él, los gustos del cazador no estaban tan mala, tenia cosas rescatables según Constatine pero… jamás pensó que llegara a ser un devoto ferviente católico, negó con la cabeza y continuo fumando, meditando en silencio y respetando lo que el considero una perdida de tiempo para aquel oscuro.
Finalmente sintió una mirada profunda sobre él, ya lo sabía era el vampiro que le juzgaba en silencio -Bueno tu si que tienes bien merecido el titulo de inquisidor, matas con solo mirar chico- cruzo la pierna y se recargo despreocupadamente en una de las largas bancas que poseía el recinto, se sintió tan placido en ese momento, que abarco con un brazo el resto del respaldo de madera -La verdad duele ¿No?, ¿pero que crees? así es el mundo, así es Dios y así somos todos los hombres, me gusta verlos orar y pedir porque nunca llegaran a nada y si llegan jamás dan las gracias, quizás por eso el ya no ayuda, por nuestra descortesía- tomo una bocanada de su tabaco y prosiguió -Mejor acostúmbrate a la idea, que lo que tenga que pasar esta noche a de suceder, esta noche o nuestros ángeles custodios lloran o se alegran con la voluntad del ser supremo, así de sencillo, así es que mejor en vez de estar perdiendo el tiempo orando ocúpate preparando tus armas, por que le mal no tarda en llegar a esta casa- tiro las cenizas cínicamente y al no ver reacción de su interlocutor regreso su mirada, y sonrío -Haya tú, no creo que Dios baje porque no entrenaste antes de que The Phantom llegará y yo no voy a arriesgar el pellejo salvo para los intereses que me competen en este asunto y tampoco advertiré a Solomon de tu falta de calentamiento creo que el va estar demasiado ocupado defendiendo las espaldas de V como para salvar el trasero de alguien más, sin duda tu serás el rival más débil- carcajeo falsamente -¡Habrase visto semejante blasfemia!- exclamó.
-No me juzgues por que también eso es pecado, solo soy un hombre falto de fe y ateo entre comillas… soy un cazador de fantasmas, espíritus y una que otra criatura como tu, manejo la magia y se que por ello debe de haber alguna fuerza creadora que vaya más hacia el buen e iluminado lado del río, pero no puedo concebir que Dios, el creador de todo haya podido también moldear la maldad, la oscuridad, todo aquello que roba el sueño por las noches, ¿De donde vino todo ese lado negativo si se supone que todo en él es luz?- restregó la cara y el cabello con su mano alborotándolo a un más -Quizás estoy loco chico o quizás solo soy la muestra de lo que pasaría si los hombres no tuvieran fe, eso sucede cuando se esta solo, demasiado solo- suspiro más no en forma de lamento o arrepentimiento, sino reflexivo ante su historia y su futuro -¡Haz lo que quieras!- protesto con brusquedad, tiro el cigarrillo frente a la salida y realizo la señal de ka cruz frente a su rostro sin recordar muy bien como se hacia.
Tan pronto tuvo la mano en la perilla de plata en la puerta, algo lo hizo detenerse, de nueva cuenta una mueca divertida y retorcida se dibujo en su rostro extraño y con barba de tres días -¿Porque no me dijiste Gideon, que teníamos audiencia?- pregunto perspicaz -Vamos, salgan de su escondite- ordeno estricto y regreso su vista, examinando cuidadosamente todo la religiosa y sacrosanta habitación.
Finalmente sintió una mirada profunda sobre él, ya lo sabía era el vampiro que le juzgaba en silencio -Bueno tu si que tienes bien merecido el titulo de inquisidor, matas con solo mirar chico- cruzo la pierna y se recargo despreocupadamente en una de las largas bancas que poseía el recinto, se sintió tan placido en ese momento, que abarco con un brazo el resto del respaldo de madera -La verdad duele ¿No?, ¿pero que crees? así es el mundo, así es Dios y así somos todos los hombres, me gusta verlos orar y pedir porque nunca llegaran a nada y si llegan jamás dan las gracias, quizás por eso el ya no ayuda, por nuestra descortesía- tomo una bocanada de su tabaco y prosiguió -Mejor acostúmbrate a la idea, que lo que tenga que pasar esta noche a de suceder, esta noche o nuestros ángeles custodios lloran o se alegran con la voluntad del ser supremo, así de sencillo, así es que mejor en vez de estar perdiendo el tiempo orando ocúpate preparando tus armas, por que le mal no tarda en llegar a esta casa- tiro las cenizas cínicamente y al no ver reacción de su interlocutor regreso su mirada, y sonrío -Haya tú, no creo que Dios baje porque no entrenaste antes de que The Phantom llegará y yo no voy a arriesgar el pellejo salvo para los intereses que me competen en este asunto y tampoco advertiré a Solomon de tu falta de calentamiento creo que el va estar demasiado ocupado defendiendo las espaldas de V como para salvar el trasero de alguien más, sin duda tu serás el rival más débil- carcajeo falsamente -¡Habrase visto semejante blasfemia!- exclamó.
-No me juzgues por que también eso es pecado, solo soy un hombre falto de fe y ateo entre comillas… soy un cazador de fantasmas, espíritus y una que otra criatura como tu, manejo la magia y se que por ello debe de haber alguna fuerza creadora que vaya más hacia el buen e iluminado lado del río, pero no puedo concebir que Dios, el creador de todo haya podido también moldear la maldad, la oscuridad, todo aquello que roba el sueño por las noches, ¿De donde vino todo ese lado negativo si se supone que todo en él es luz?- restregó la cara y el cabello con su mano alborotándolo a un más -Quizás estoy loco chico o quizás solo soy la muestra de lo que pasaría si los hombres no tuvieran fe, eso sucede cuando se esta solo, demasiado solo- suspiro más no en forma de lamento o arrepentimiento, sino reflexivo ante su historia y su futuro -¡Haz lo que quieras!- protesto con brusquedad, tiro el cigarrillo frente a la salida y realizo la señal de ka cruz frente a su rostro sin recordar muy bien como se hacia.
Tan pronto tuvo la mano en la perilla de plata en la puerta, algo lo hizo detenerse, de nueva cuenta una mueca divertida y retorcida se dibujo en su rostro extraño y con barba de tres días -¿Porque no me dijiste Gideon, que teníamos audiencia?- pregunto perspicaz -Vamos, salgan de su escondite- ordeno estricto y regreso su vista, examinando cuidadosamente todo la religiosa y sacrosanta habitación.
Neil Constantine- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 02/08/2014
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Para el pobre de Turandot, todo había sido muy repentino la pérdida de su amor imposible, la compañía del Frank y por si fuera poco el lío en que se había envuelto y la forma en que estaba siendo entrenado -Ahora si puedo decir que lo único que quisiera es descansar en paz- pensaba mientas una risita burlona salí de entre sus labio, jamás en su vida y en su muerte pensó vivir tanto.
Sin embargo para Turandot todo o la mayoría de las cosas eran nuevas, a veces por mucho que vivas en la modernidad, te atascas en la era en la que más te haya gustado vivir, ese era el preciso caso del fantasma noble y burlón al contemplar y tener contacto con un mundo que había cambiado mucho desde el día en que partió muriendo de hipotermia en uno de los tantos callejones pobres y baldíos de su ciudad natal, ni siquiera con Sarah había tenido tal contacto, los gitanos vivían en la marginación y por tanto eran pocas las veces que frecuentaban aquel mundo que estaba siendo mostrado por su otro fantasmagórico amigo, ellos a diferencia de todas las personas que se hacían presentes en la Galería de las Sombras, lugar donde fueron conducidos por el demente torturador, esos dos hombres podían permanecer invisibles y salir después de los entrenamientos nocturnos a los que eran sometidos por ese caballero de elegante y antiguo porte, llamado Vasari.
Juntos, Frank y Turandot recorrieron calles y plazas, comercios y burdeles y aunque no podían tocar, comer o beber, si podían ver el mundo desde la perspectiva que les ofrecía su mundo etéreo e invisible a todos los mortales, por primera vez aquel fantasma se sintió vivo y fuera de cumplir las rutinas de cualquier alma en pena.
Para Turandot eran conocidas algunas habilidades pero no todas las que poseía alguien en su condición puesto que no había tenido la necesidad de pelear por alguien, sin embargo ahora aprendía cosas que el más novato de los dos lo entendía de un día a otro o con la ayuda de Solomon, aquel fantasma odiaba la violencia y paradójicamente las guerras y los soldados como su compañero pero había algo en el que durante su estancia en aquella recóndita mansión le torturaba cuando su mente estaba libre de presión: La culpa, sí, la culpa, el sentía que había tenido toda la responsabilidad de haber sido el causante de la muerte de Sarah al no saber manejarse de forma defensiva y eso lo debía reparar de algún modo antes de que se le disculparan sus pendientes y fuera llamado a los cielos, en ese momento se acordó que había un Dios en los cielos, él mismo que había avisado a su gitana que la misión a la que vino estaba casi completa y fue cuando se acerco de alguna manera a aquel religioso vampiro, con el que estableció una forma de comunicarse hasta que supiese y estuviese seguro de como manifestarse físicamente.
Entre sus andanzas con el Coronel, los entrenamientos que buscaban la derrota de The Phantom y los días de oraciones el transcurrir del tiempo fue rápido, muy rápido, de pronto en cualquier amanecer descubrió que el 5 de Noviembre de 1800 había llegado, un día lleno de sol que irradiaba por el alba, pero Turandot ni siquiera se percató, todo el día trato de buscar al enmascarado pero cada que atravesaba una habitación en su búsqueda, observaba que el ambiente era tenso y lleno de incertidumbre, lo cual no era nada raro, nadie sabría ni siquiera la hora de arribo del enemigo y si vendría solo o acompañado como se contemplaba, durante todo el día prefirió vagar por los jardines y dejar de lado la búsqueda del cazador, en varias ocasiones el fantasma se hizo visible entre los rosales de Castilla, preguntándose hasta que punto su sensibilidad era una maldición y una bendición a la vez, finalmente el fresco de un atardecer de Noviembre se hizo presente en los alrededores de la casa y se metió de nuevo, pero esta vez no queria sentir las vibras intranquilas de los otros, por lo que supo que el único lugar cubierto de paz y santidad era la apilla que se encontraba al final de la planta baja, junto al piano, al final del ultimo corredor, allí encontro a un vampiro meditabundo y sumergido en la oración de un rosario, del otro lado, el Coronel caminaba de un lado a otro sin percatarse si quiera que el estaba allí, no le interrumpió,Turandot sabia perfectamente que el no estaba orando, puesto que a pesar de todo le costaba creer y como todos lo único que quería era un poco de paz como los demás.
Paso un rato hasta que llego el brujo o hechicero, Constantine, el ser que más detestaba de todos con los que el estaba y por simple forma de ser, escucho atento y cada vez se enfurecía más con las palabras salidas de la boca de un engreído y despreocupado.
Él respiro aliviado cuando veía a ese hombre marcharse por la puerta pero entonces bajo la experiencia que siempre presumía sobre fantasmas y cosas oscuras pudo haber sentido su presencia, no le quedo de otra más que tirar un pequeño libro de oraciones en respuesta su llamado, para ese momento Turandot se encontraba a un costado de la habitación -No tengo porque aparecerme ahora- susurro -Creo que un espíritu tiene derecho a orar ¿No?- tomo una pausa -¿Que deseas hombre de poca fe?- pregunto casi irritado.
Sin embargo para Turandot todo o la mayoría de las cosas eran nuevas, a veces por mucho que vivas en la modernidad, te atascas en la era en la que más te haya gustado vivir, ese era el preciso caso del fantasma noble y burlón al contemplar y tener contacto con un mundo que había cambiado mucho desde el día en que partió muriendo de hipotermia en uno de los tantos callejones pobres y baldíos de su ciudad natal, ni siquiera con Sarah había tenido tal contacto, los gitanos vivían en la marginación y por tanto eran pocas las veces que frecuentaban aquel mundo que estaba siendo mostrado por su otro fantasmagórico amigo, ellos a diferencia de todas las personas que se hacían presentes en la Galería de las Sombras, lugar donde fueron conducidos por el demente torturador, esos dos hombres podían permanecer invisibles y salir después de los entrenamientos nocturnos a los que eran sometidos por ese caballero de elegante y antiguo porte, llamado Vasari.
Juntos, Frank y Turandot recorrieron calles y plazas, comercios y burdeles y aunque no podían tocar, comer o beber, si podían ver el mundo desde la perspectiva que les ofrecía su mundo etéreo e invisible a todos los mortales, por primera vez aquel fantasma se sintió vivo y fuera de cumplir las rutinas de cualquier alma en pena.
Para Turandot eran conocidas algunas habilidades pero no todas las que poseía alguien en su condición puesto que no había tenido la necesidad de pelear por alguien, sin embargo ahora aprendía cosas que el más novato de los dos lo entendía de un día a otro o con la ayuda de Solomon, aquel fantasma odiaba la violencia y paradójicamente las guerras y los soldados como su compañero pero había algo en el que durante su estancia en aquella recóndita mansión le torturaba cuando su mente estaba libre de presión: La culpa, sí, la culpa, el sentía que había tenido toda la responsabilidad de haber sido el causante de la muerte de Sarah al no saber manejarse de forma defensiva y eso lo debía reparar de algún modo antes de que se le disculparan sus pendientes y fuera llamado a los cielos, en ese momento se acordó que había un Dios en los cielos, él mismo que había avisado a su gitana que la misión a la que vino estaba casi completa y fue cuando se acerco de alguna manera a aquel religioso vampiro, con el que estableció una forma de comunicarse hasta que supiese y estuviese seguro de como manifestarse físicamente.
Entre sus andanzas con el Coronel, los entrenamientos que buscaban la derrota de The Phantom y los días de oraciones el transcurrir del tiempo fue rápido, muy rápido, de pronto en cualquier amanecer descubrió que el 5 de Noviembre de 1800 había llegado, un día lleno de sol que irradiaba por el alba, pero Turandot ni siquiera se percató, todo el día trato de buscar al enmascarado pero cada que atravesaba una habitación en su búsqueda, observaba que el ambiente era tenso y lleno de incertidumbre, lo cual no era nada raro, nadie sabría ni siquiera la hora de arribo del enemigo y si vendría solo o acompañado como se contemplaba, durante todo el día prefirió vagar por los jardines y dejar de lado la búsqueda del cazador, en varias ocasiones el fantasma se hizo visible entre los rosales de Castilla, preguntándose hasta que punto su sensibilidad era una maldición y una bendición a la vez, finalmente el fresco de un atardecer de Noviembre se hizo presente en los alrededores de la casa y se metió de nuevo, pero esta vez no queria sentir las vibras intranquilas de los otros, por lo que supo que el único lugar cubierto de paz y santidad era la apilla que se encontraba al final de la planta baja, junto al piano, al final del ultimo corredor, allí encontro a un vampiro meditabundo y sumergido en la oración de un rosario, del otro lado, el Coronel caminaba de un lado a otro sin percatarse si quiera que el estaba allí, no le interrumpió,Turandot sabia perfectamente que el no estaba orando, puesto que a pesar de todo le costaba creer y como todos lo único que quería era un poco de paz como los demás.
Paso un rato hasta que llego el brujo o hechicero, Constantine, el ser que más detestaba de todos con los que el estaba y por simple forma de ser, escucho atento y cada vez se enfurecía más con las palabras salidas de la boca de un engreído y despreocupado.
Él respiro aliviado cuando veía a ese hombre marcharse por la puerta pero entonces bajo la experiencia que siempre presumía sobre fantasmas y cosas oscuras pudo haber sentido su presencia, no le quedo de otra más que tirar un pequeño libro de oraciones en respuesta su llamado, para ese momento Turandot se encontraba a un costado de la habitación -No tengo porque aparecerme ahora- susurro -Creo que un espíritu tiene derecho a orar ¿No?- tomo una pausa -¿Que deseas hombre de poca fe?- pregunto casi irritado.
Turandot- Fantasma
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Fecha de inscripción : 18/11/2013
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
El Teniente Coronel Frank Slade había pasado los últimos quince días tratando de disfrutar al máximo el placer de que se le fuese narrado aunque sea lo que es la exquisitez femenina de acuerdo a su ideología, ahora tenia la ventaja más grande de la tierra al ser invisible para los que quiera serlo, pero el ya no iba solo a ese tipo de lugares donde entraba sin pena ni gloria y sin pagar un centavo debido a su ceguera, iba acompañado de un fiel y nuevo amigo, un interprete o narrador para contar lo que veía, un ser que quedo más que atorado en el siglo pasado, Frank era burlón por naturaleza y podía reírse sin pudor de lo que le pareciese una ridiculez, por tanto el fantasma Turandot le parecía extremadamente reprimido y con un montón de tapujos en su persona que jamás pudo satisfacer -Creo que ese es el pendiente que necesitas concluir para poder ir al cielo, observar tu que puedes los rizos perfumados de las mujeres, sus labios rojos y carnosos, sus pechos y sus pezones rosados, sus piernas así parezcan dos palos de madera y lo que hay entre ellas… la entrada al cielo- le decía dando una ligera palmada en el hombro a su compañero antes de entrar al escondite donde todos los que sobrevivieron al teatro y el circo se mantenían ocultos hasta que la fecha acordada para el gran final llegará de manera rápida y natural.
La gente que podía ver al Coronel, diría que eso no le preocupaba mucho y en contadas ocasiones aseguro que el al estar muerto no tenía más que perder más que un minuto de su eterno tiempo de vagancia en la tierra, pero en realidad estaba tan inquieto como todos y lo hacia ver cada vez que estaba solo, cada vez que penaba por entre los rosales que para el simulaban fragancias femeninas, la única cosa en el mundo que podía calmarle y dejarle completamente manso y sin defensa.
También empleaba otras estrategias, habían sido sometidos a un duro entrenamiento que era impartido por un cazador y ordenado por otro, con el objetivo de que esta vez estuvieran mayormente preparados para lo que habían de enfrentar y prevenir el mayor numero de decesos posibles puesto que, aun no sabían a ciencia cierta como llegaría el enemigo, con artillería o sin ella, había entablado comunicación con Solomon Vasari, de alguna manera en que ellos pudiesen entenderse mutuamente hasta que aprendiera a controlar sus manifestaciones físicas y otras habilidades que desconocía por completo que poseían los seres fantasmales y trataba de mostrárselas y explicarlas con lujo de detalle a Turandot, con el fin de que también el pudiera dominarlas llegado el momento.
Y es que en el fondo el Frank era muy sensible y le preocupaba sobre todo alguien de todos los que estaban ocultos, Spencer Reid, a ese jovencito le había tomado aprecio quizás por su forma de ser o quizás lo veía como al hijo que nunca pudo tener en vida, a veces se le hacia presente y le escuchaba atentamente, esa amistad era un ejemplo de que la muerte no era obstáculo alguno para una fraternidad como aquellas, era a veces quien le decía por donde bajar o por donde pasar aunque eso ya no importase mucho para Slade y a veces el coronel era el que le daba supuestos consejos de oro para el sexo y las mujeres, a lo que el Coronel sentía que esos temas para el joven gendarme generaba cierta ruborización.
Finalmente el cinco de Noviembre llego como cualquier mañana y Frank deambulaba por toda la casa sin saber donde se encontraban sus dos compañeros, simplemente pasaba entre paredes escuchando un poco sobre las conversaciones del cazador “V” con su mano derecha Solomon Vasari, era increíble lo que Frank podía sentir en aquella habitación esa mañana, en la voz del cazador con máscara podía sentir el valor y al mismo tiempo podía percibir la agonía de su ser y la tristeza y preocupación de su igual en muchos campos, los invidentes eran grandes maquinas para percibir las emociones de los que le rodean.
Tanta intranquilidad lo llevo a la capilla y allí entre santos en los que no creía, el silencio y el aroma a rosas de Castilla frescas permaneció todo el día sin darse cuenta que la noche había llegado, la noche a la que tanto temía, el se percato por que Gideon había penetrado en aquella pacifica habitación con su rosario en mano y se puso de rodillas en el reclinatorio profundizando en su oración, después el cínico y pedante brujo que había entrado allí con su oloroso cigarrillo a invadir la santidad del lugar y la discusión final entre Turandot, del cual ni siquiera supo el Coronel cuando llego también allí.
-Basta- contesto autoritario tras el ultimo comentario de Turandot que había tirado un par de lecturas religiosas al piso -Si quieren pelear mejor háganlo más tarde cuando llegue el enemigo y no antes- comento severo y siendo invisible aún -Pero si quieren pelear sobre Dios y su misericordia yo les he de decir una verdad sobre Él- continuo, mientras se movía de un lado a otro y mientras caminaba su imagen se hizo visible -¿Para quién cargamos este montón de ladrillos, llamados calamidades, no es para Dios?, pero déjenme darles una pequeña información, a Dios le gusta observar, es un bromista ¡Piénsenlo!- exclamo -Le da al hombre instintos y sentimientos, les da ese extraordinario Don y después ¿Que es lo que hace para su propio teatro cósmico privado?, bien pues… el pone reglas en oposición, ¡La mayor estupidez que he podido ver, literalmente hablando!, mira pero no toques, toca pero no pruebes, prueba pero no tragues- se carcajeaba burlescamente -Y mientras vamos de paso a paso como nosotros lo haremos esta noche ¿Que es lo que Él hace ah? ¡Esta allá arriba el Señor muriendo de la risa! ¡¿Alabar eso?! ¡Nunca!- guardo silencio mientras pasaba y tranquilizaba su frenesí, poniendo su mirada cristalina fija en un piso que no podía contemplar pero que sabia allí estaba - Y por eso la gente- continuo tranquilo -Termina convirtiendo en monstruos como nosotros, porque desobedecemos y nutrimos con ello todas las emociones y excesos prohibidos, lo que estamos inspirados por naturaleza a tener Constantine, Dios no fabrico la maldad, el hombre la hizo, en oposición a las reglas tan restringidas de Él- remojo sus labios repasando su forma con la lengua, su ceño lucia fruncido y mostraba todo lo que guardaba como coraje por su desgracia y su ceguera -¡Y todo porque el hombre ama al hombre aún con todas sus imperfecciones!- poco a poco se fue desvaneciendo nuevamente -Soy un humanista, quizás el último teorico no censurado por la religión en esta nueva corriente- concluyo.
La gente que podía ver al Coronel, diría que eso no le preocupaba mucho y en contadas ocasiones aseguro que el al estar muerto no tenía más que perder más que un minuto de su eterno tiempo de vagancia en la tierra, pero en realidad estaba tan inquieto como todos y lo hacia ver cada vez que estaba solo, cada vez que penaba por entre los rosales que para el simulaban fragancias femeninas, la única cosa en el mundo que podía calmarle y dejarle completamente manso y sin defensa.
También empleaba otras estrategias, habían sido sometidos a un duro entrenamiento que era impartido por un cazador y ordenado por otro, con el objetivo de que esta vez estuvieran mayormente preparados para lo que habían de enfrentar y prevenir el mayor numero de decesos posibles puesto que, aun no sabían a ciencia cierta como llegaría el enemigo, con artillería o sin ella, había entablado comunicación con Solomon Vasari, de alguna manera en que ellos pudiesen entenderse mutuamente hasta que aprendiera a controlar sus manifestaciones físicas y otras habilidades que desconocía por completo que poseían los seres fantasmales y trataba de mostrárselas y explicarlas con lujo de detalle a Turandot, con el fin de que también el pudiera dominarlas llegado el momento.
Y es que en el fondo el Frank era muy sensible y le preocupaba sobre todo alguien de todos los que estaban ocultos, Spencer Reid, a ese jovencito le había tomado aprecio quizás por su forma de ser o quizás lo veía como al hijo que nunca pudo tener en vida, a veces se le hacia presente y le escuchaba atentamente, esa amistad era un ejemplo de que la muerte no era obstáculo alguno para una fraternidad como aquellas, era a veces quien le decía por donde bajar o por donde pasar aunque eso ya no importase mucho para Slade y a veces el coronel era el que le daba supuestos consejos de oro para el sexo y las mujeres, a lo que el Coronel sentía que esos temas para el joven gendarme generaba cierta ruborización.
Finalmente el cinco de Noviembre llego como cualquier mañana y Frank deambulaba por toda la casa sin saber donde se encontraban sus dos compañeros, simplemente pasaba entre paredes escuchando un poco sobre las conversaciones del cazador “V” con su mano derecha Solomon Vasari, era increíble lo que Frank podía sentir en aquella habitación esa mañana, en la voz del cazador con máscara podía sentir el valor y al mismo tiempo podía percibir la agonía de su ser y la tristeza y preocupación de su igual en muchos campos, los invidentes eran grandes maquinas para percibir las emociones de los que le rodean.
Tanta intranquilidad lo llevo a la capilla y allí entre santos en los que no creía, el silencio y el aroma a rosas de Castilla frescas permaneció todo el día sin darse cuenta que la noche había llegado, la noche a la que tanto temía, el se percato por que Gideon había penetrado en aquella pacifica habitación con su rosario en mano y se puso de rodillas en el reclinatorio profundizando en su oración, después el cínico y pedante brujo que había entrado allí con su oloroso cigarrillo a invadir la santidad del lugar y la discusión final entre Turandot, del cual ni siquiera supo el Coronel cuando llego también allí.
-Basta- contesto autoritario tras el ultimo comentario de Turandot que había tirado un par de lecturas religiosas al piso -Si quieren pelear mejor háganlo más tarde cuando llegue el enemigo y no antes- comento severo y siendo invisible aún -Pero si quieren pelear sobre Dios y su misericordia yo les he de decir una verdad sobre Él- continuo, mientras se movía de un lado a otro y mientras caminaba su imagen se hizo visible -¿Para quién cargamos este montón de ladrillos, llamados calamidades, no es para Dios?, pero déjenme darles una pequeña información, a Dios le gusta observar, es un bromista ¡Piénsenlo!- exclamo -Le da al hombre instintos y sentimientos, les da ese extraordinario Don y después ¿Que es lo que hace para su propio teatro cósmico privado?, bien pues… el pone reglas en oposición, ¡La mayor estupidez que he podido ver, literalmente hablando!, mira pero no toques, toca pero no pruebes, prueba pero no tragues- se carcajeaba burlescamente -Y mientras vamos de paso a paso como nosotros lo haremos esta noche ¿Que es lo que Él hace ah? ¡Esta allá arriba el Señor muriendo de la risa! ¡¿Alabar eso?! ¡Nunca!- guardo silencio mientras pasaba y tranquilizaba su frenesí, poniendo su mirada cristalina fija en un piso que no podía contemplar pero que sabia allí estaba - Y por eso la gente- continuo tranquilo -Termina convirtiendo en monstruos como nosotros, porque desobedecemos y nutrimos con ello todas las emociones y excesos prohibidos, lo que estamos inspirados por naturaleza a tener Constantine, Dios no fabrico la maldad, el hombre la hizo, en oposición a las reglas tan restringidas de Él- remojo sus labios repasando su forma con la lengua, su ceño lucia fruncido y mostraba todo lo que guardaba como coraje por su desgracia y su ceguera -¡Y todo porque el hombre ama al hombre aún con todas sus imperfecciones!- poco a poco se fue desvaneciendo nuevamente -Soy un humanista, quizás el último teorico no censurado por la religión en esta nueva corriente- concluyo.
Frank Slade- Fantasma
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Fecha de inscripción : 26/08/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Alguna vez había leído en que para triunfar en la vida solo se necesitaban dos cosas: Juventud y belleza… y ahora mismo en medio de esta encrucijada no estoy de acuerdo con ello, no, ahora mismo puedo asegurar que para ser feliz en la vida faltaba más que eso, le falto agregar a aquel antiguo melodrama inglés, que también las ganas de vivir son indispensables.
La inmortalidad no es nada sino hay una motivación de por medio, el alma suele sentir cansancio tarde o temprano y quizás yo ya había sufrido demasiado cuando me convertí en esto, quizás ya estaba demasiado exhausta y demasiado desubicada, era una joven en ese entonces y ambicionaba como todos a esa edad el mundo en mis puños, el derecho de mi venganza, el rigor de un castigo que yo impondría, la débil Montserrat se haría fuerte, se haríamos grande que el resto del mundo y podía conseguirlo más fácilmente si una oferta de un “para siempre vida, para siempre belleza, para siempre juventud” tocada a la puerta de mis goznes…. ¡Que equivocada estabas Montse, que equivocada estas hoy!.
-Cuanto era lo que he reflexionado en tan poco tiempo- decía dentro mi mente mientras observaba al velo oscuro de la noche cubrir los cielos de la tierra, allí en la ventana más alta de Galería de las Sombras mi mirada curiosa y alterada podía contemplarse en una esquina muy diminuta, mis manos sostenían la tela con fuerza, hoy era el día, hoy era cinco de noviembre.
Esta noche ya no hubo entrenamientos por parte de Solomon, ese cazador que me había cuidado desde el momento en que Leviathán comenzó a conseguir o recuperar a sus aliados, en el momento en el que se ausentaba más de casa y más distante se portaba conmigo desde aquella noche en fuimos uno bajo las sabanas de Satín blanco.
Solomon se había vuelto en poco tiempo en un segundo padre para mí y le tenía afecto y mucha lealtad, tanta que esta noche también me involucraría en la riña aunque ninguno de los dos cazadores lo quisiese, también lo hacia por aquel chico que conocí tiempo atrás en la biblioteca de París, el tierno Spencer Reid, tan gentil y tan servil…. aun recuerdo la noche en que llego en compañía del brujo Constantine, un religioso, dos fantasmas y un vampiro sádico a esta mansión, solo sonrío al verme, dio unos pasitos tímidos desde la puerta hacia mi y me abrazo fuertemente, en medio de sollozos y lagrimas de alegría, sin hacerme reproches, sin pedirme explicaciones, el parecía entender y perdonar con más facilidad que cualquiera de nosotros todo cuanto sucedía, lo lleve a una habitación para que pudiera despojarse de sus rotos ropajes y ponerse los nuevos que Teobaldo le había preparado sin antes cenar y recostarse para reponerse de un profundo sueño -Ojalá te hubiera conocido en otras circunstancias Spence, las cosas hubiesen sido escritas de forma distinta- pensé mientras una lagrima recorría mi mejilla lentamente como brindándome alguna caricia de consuelo, no, no estaba enamorada de él, simplemente, ese jovencito me recordaba a desdenes o que yo fui antes de toparme con Alessandro y Stefano, incluso con Leviathán y el mismo The Phantom, me recordaba a Johnny, mi mejor amigo, aquel que no quiso saber de mi después de enterarse en los líos en los que me había metido con el espectro de París y el porque de mis actos, era rubio igual que él, con ojos grandes y castaños, tez blanca y complexión similar a la de Spence, Johnny Manrico, el trotamundos, una de las tantas cosas que perdí, por seguir el sendero equivocado.
Con su imagen en mi cabeza volví de nuevo a la cama y me senté como una niña castigada en la orilla de aquel blando colchón, suspirando y rogando porque todo estuviese bien mañana por la mañana, mañana por la noche con todos los que amaba y rezando si es que algún ángel quería escucharme, algún compasivo ser de luz que llevará mi mensaje hasta Johnny y mis padres, hasta Alessandro y Stefano, donde quiera que estuvieran y que les susurraran mis disculpas más sinceras, en eso la realidad regreso a mi en forma de golpes discretos y educados a la puerta de la habitación -Adelante- dije con dificultad, aclarando la garganta y limpiando las lágrimas tan rápido como pude con las mangas del vestido negro, ese vestido, tan idéntico al que Alessandro me regalo antes de regresar con mi familia bajo mi nueva naturaleza, antes de llegar a París, el lugar donde he de morir seguramente.
-Adelante- volví a insistir, levantándome de la cama y acomodando el liso de la falda, la puerta anuncio al invitado entre chillidos -Pasa Spencer- comente amablemente -Supongo que es tiempo de la despedida ¿No es así?- sonreí a marchas forzadas -Antes de que digas alguna palabra, quiero que sepas cuanto lamento haberte involucrado en todo esto, pero no lamento haberte conocido porque… porque… tu me recuerdas a alguien, que ya no quiso saber de mi, él era un…. hermano surgido de una amistad que yo misma arruine- cabizbaja continúe -Hazme un favor ¿si?, un ultimo favor… si hoy viene el fantasma con o sin secuaces mantente con vida aun después de que todo esto haya terminado- brindando una sonrisa de aquel gesto melancólico, agache la cabeza y retire su mirada de la suya, no quería verlo más, no podía cuando la vergüenza y la pena eran más fuertes que toda la entereza del mundo que podía poseer.
La inmortalidad no es nada sino hay una motivación de por medio, el alma suele sentir cansancio tarde o temprano y quizás yo ya había sufrido demasiado cuando me convertí en esto, quizás ya estaba demasiado exhausta y demasiado desubicada, era una joven en ese entonces y ambicionaba como todos a esa edad el mundo en mis puños, el derecho de mi venganza, el rigor de un castigo que yo impondría, la débil Montserrat se haría fuerte, se haríamos grande que el resto del mundo y podía conseguirlo más fácilmente si una oferta de un “para siempre vida, para siempre belleza, para siempre juventud” tocada a la puerta de mis goznes…. ¡Que equivocada estabas Montse, que equivocada estas hoy!.
-Cuanto era lo que he reflexionado en tan poco tiempo- decía dentro mi mente mientras observaba al velo oscuro de la noche cubrir los cielos de la tierra, allí en la ventana más alta de Galería de las Sombras mi mirada curiosa y alterada podía contemplarse en una esquina muy diminuta, mis manos sostenían la tela con fuerza, hoy era el día, hoy era cinco de noviembre.
Esta noche ya no hubo entrenamientos por parte de Solomon, ese cazador que me había cuidado desde el momento en que Leviathán comenzó a conseguir o recuperar a sus aliados, en el momento en el que se ausentaba más de casa y más distante se portaba conmigo desde aquella noche en fuimos uno bajo las sabanas de Satín blanco.
Solomon se había vuelto en poco tiempo en un segundo padre para mí y le tenía afecto y mucha lealtad, tanta que esta noche también me involucraría en la riña aunque ninguno de los dos cazadores lo quisiese, también lo hacia por aquel chico que conocí tiempo atrás en la biblioteca de París, el tierno Spencer Reid, tan gentil y tan servil…. aun recuerdo la noche en que llego en compañía del brujo Constantine, un religioso, dos fantasmas y un vampiro sádico a esta mansión, solo sonrío al verme, dio unos pasitos tímidos desde la puerta hacia mi y me abrazo fuertemente, en medio de sollozos y lagrimas de alegría, sin hacerme reproches, sin pedirme explicaciones, el parecía entender y perdonar con más facilidad que cualquiera de nosotros todo cuanto sucedía, lo lleve a una habitación para que pudiera despojarse de sus rotos ropajes y ponerse los nuevos que Teobaldo le había preparado sin antes cenar y recostarse para reponerse de un profundo sueño -Ojalá te hubiera conocido en otras circunstancias Spence, las cosas hubiesen sido escritas de forma distinta- pensé mientras una lagrima recorría mi mejilla lentamente como brindándome alguna caricia de consuelo, no, no estaba enamorada de él, simplemente, ese jovencito me recordaba a desdenes o que yo fui antes de toparme con Alessandro y Stefano, incluso con Leviathán y el mismo The Phantom, me recordaba a Johnny, mi mejor amigo, aquel que no quiso saber de mi después de enterarse en los líos en los que me había metido con el espectro de París y el porque de mis actos, era rubio igual que él, con ojos grandes y castaños, tez blanca y complexión similar a la de Spence, Johnny Manrico, el trotamundos, una de las tantas cosas que perdí, por seguir el sendero equivocado.
Con su imagen en mi cabeza volví de nuevo a la cama y me senté como una niña castigada en la orilla de aquel blando colchón, suspirando y rogando porque todo estuviese bien mañana por la mañana, mañana por la noche con todos los que amaba y rezando si es que algún ángel quería escucharme, algún compasivo ser de luz que llevará mi mensaje hasta Johnny y mis padres, hasta Alessandro y Stefano, donde quiera que estuvieran y que les susurraran mis disculpas más sinceras, en eso la realidad regreso a mi en forma de golpes discretos y educados a la puerta de la habitación -Adelante- dije con dificultad, aclarando la garganta y limpiando las lágrimas tan rápido como pude con las mangas del vestido negro, ese vestido, tan idéntico al que Alessandro me regalo antes de regresar con mi familia bajo mi nueva naturaleza, antes de llegar a París, el lugar donde he de morir seguramente.
-Adelante- volví a insistir, levantándome de la cama y acomodando el liso de la falda, la puerta anuncio al invitado entre chillidos -Pasa Spencer- comente amablemente -Supongo que es tiempo de la despedida ¿No es así?- sonreí a marchas forzadas -Antes de que digas alguna palabra, quiero que sepas cuanto lamento haberte involucrado en todo esto, pero no lamento haberte conocido porque… porque… tu me recuerdas a alguien, que ya no quiso saber de mi, él era un…. hermano surgido de una amistad que yo misma arruine- cabizbaja continúe -Hazme un favor ¿si?, un ultimo favor… si hoy viene el fantasma con o sin secuaces mantente con vida aun después de que todo esto haya terminado- brindando una sonrisa de aquel gesto melancólico, agache la cabeza y retire su mirada de la suya, no quería verlo más, no podía cuando la vergüenza y la pena eran más fuertes que toda la entereza del mundo que podía poseer.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Era tan tremendamente difícil empezar de nueva después de toda aquella desventura, y todo lo que había acontecido desde que llegue a esta casa había sido como una pesadilla y en otras ocasiones como un sueño, todo era algo onírico, surreal, algo en lo que jamás creí que formaría parte, un mundo, unas criaturas que jamás pensé existieran en mi mundo, personajes pictóricos que se salieron de las páginas de un libro escrito por el Dios de los sueños, para salvar al hombre del hombre que creía formar parte del suyo.
Ese hombre del que seguíamos solo conociéndolo con una simple letra del abecedario nos había hecho entrenar ante la posibilidad de que el monstruo del teatro osara a traer secuaces y aunque la violencia este lo más alejado de mi persona, admito que quería hacer justicia en propia mano y llevar a rae asesino ante todo París para que sea juzgado y quemado en una hoguera al anochecer, más eso no podía ser yo era solo una pieza del ajedrez, alguien entre la torre, el alfil o el caballo, pero nada más, era V quien debía acabar con tal abominación de la naturaleza.
Mientras tanto yo estaba junto a esa misteriosa chica de ojos melancólicos y presencia confusa, gran sorpresa me lleve cuando la vi nuevamente al llegar aquí, allí estaba al pie de la escalera y justo detrás del cazador que nos recibía alegre y a la vez molesto con el famoso Nigma por la forma en como nos había tratado.
Los ojos esmeralda de la chica iban y venían tan rápido como le era posible, recorrían a todos de arriba a abajo y con sorpresa indiscreta, -recuerdo que exclame: ¡Pensé que habías muerto!- y corrí a darle un gran abrazo, con los ojos llenos de lagrimas, lagrimas alegres de verle, como olvidar la forma en la que me recibió y me guío hasta una habitación donde un hombre encornado, de estatura mediana y sin cabello esperaba paciente con un par de trajes limpios, de las tantas cosas que platicamos ella y yo, de todo lo que confeso, confirmando que ese hombre enmascarado escogió personas con cicatrices ocultas y profundas.
Y hoy estaba aquí, frente a su puerta, atragantando con mi propia saliva y jugueteando con mis manos frías y mojadas, pensando si entrar o no a la habitación no quería inquietarle más de lo que seguramente estaría ya, como todos el cinco de Noviembre causaba tanta tensión ante la incertidumbre de lo que nos esperaba entradas las primeras horas de la madrugada, finalmente después de tanta meditación decidí importunarle tan solo un minuto par saber si se encontraba bien y si requería de un poco de compañía.
Después de varios intentos, la voz juvenil y aniñada a la vez de la pequeña vampiresa me invito a pasar sutilmente, suspire profundo antes de entrar y poner la mano sobre la perilla, lentamente la gire hasta que finalmente mi cabeza se asomo de apoco en la esquina de la puerta -Pue..-intente preguntar, cuando fui interrumpido otra vez, escuche atentamente,cooperando con aquel silencio que profanaba el resto de la casa.
Frunciendo el ceño pregunte confundido -¿Porque te estas despidiendo Montse?- aclare mi garganta -¿Crees que… que… que… yo… yo… moriré?- por Dios, el tartamudeo había regresado -Nadie va a morir hoy, salvo el Fantasma- concluí con tono convincente -Ade… adem.. ¡Además!- exclame -Fuimos amaestrados por Solomon y Frank, el fantasma más vivo y gruñón que he conocido… bue… buen… bueno, quisiera recordar otro pero creo que es el único- me sonreí y ella conmigo -Y aquí estarás bien protegida, ninguno de los dos cazadores te dejará salir de aquí, por lo que Solomon me ha dicho- me encogí de hombros -¿Sabes?, hasta ahora que lo pienso, no se que sentirá morir, solo se que estoy nervioso por que no se que pasará, pero lo que sea, estoy seguro que lo comentaremos como todas las noches acompañados de ese té inglés que tanto te gusta, galletas y una… una…. partida de ajedrez- mis mejillas se calentaron un poco, mientras una risita de nervios salía sin que yo pudiese hacer nada por controlarla, mi sonrisa se desvaneció al verle, al contemplar su rostro que como máximo gesto que podía expresar de ese rostro melancólico era una sonrisa forzada, despacio me acerque a ella… le tome de las manos con delicadeza y timidez, como pidiendo autorización para hacerlo -Todo saldrá bien Montserrat ¿Si?, saldremos de esta vivos… bueno… bueno… entre comillas para algunos y si… y si… tu quieres verme como aquel amigo esta bien, na… na… nadie puede obligar a amar al otro- sonreí comprensivo -Yo tampoco me arrepiento de haberte conocido y… y… lo que paso… fue solo una coincidencia, V, ya nos tenía vistos, no tengo nada que perdonar, ya… ya… lo hice con los que debía, pero… pero tu no estabas incluida, porque no hay motivo- le solté y abrí mis brazos para abrazarla, ella se acerco y nos abrazamos, cada quien de una forma distinta -Tu mejor amigo te cuidara, es una promesa- le susurre al odio y me separe poco a poco de ella -Debo irme- advertí -Quede en reunirme con los otros en la capilla y esperar con ellos la hora final- guarde silencio y solté sus manos -Hasta mañana Montse- se desprendieron mis palabras con melancolía y una media sonrisa, mientras le veía por ultima vez, si por ultima… porque aun no podía quitarme la sensación aún después de haber cerrado la puerta de que el momento había sido una despedida…. ¿Acaso yo moriría esta noche?
Ese hombre del que seguíamos solo conociéndolo con una simple letra del abecedario nos había hecho entrenar ante la posibilidad de que el monstruo del teatro osara a traer secuaces y aunque la violencia este lo más alejado de mi persona, admito que quería hacer justicia en propia mano y llevar a rae asesino ante todo París para que sea juzgado y quemado en una hoguera al anochecer, más eso no podía ser yo era solo una pieza del ajedrez, alguien entre la torre, el alfil o el caballo, pero nada más, era V quien debía acabar con tal abominación de la naturaleza.
Mientras tanto yo estaba junto a esa misteriosa chica de ojos melancólicos y presencia confusa, gran sorpresa me lleve cuando la vi nuevamente al llegar aquí, allí estaba al pie de la escalera y justo detrás del cazador que nos recibía alegre y a la vez molesto con el famoso Nigma por la forma en como nos había tratado.
Los ojos esmeralda de la chica iban y venían tan rápido como le era posible, recorrían a todos de arriba a abajo y con sorpresa indiscreta, -recuerdo que exclame: ¡Pensé que habías muerto!- y corrí a darle un gran abrazo, con los ojos llenos de lagrimas, lagrimas alegres de verle, como olvidar la forma en la que me recibió y me guío hasta una habitación donde un hombre encornado, de estatura mediana y sin cabello esperaba paciente con un par de trajes limpios, de las tantas cosas que platicamos ella y yo, de todo lo que confeso, confirmando que ese hombre enmascarado escogió personas con cicatrices ocultas y profundas.
Y hoy estaba aquí, frente a su puerta, atragantando con mi propia saliva y jugueteando con mis manos frías y mojadas, pensando si entrar o no a la habitación no quería inquietarle más de lo que seguramente estaría ya, como todos el cinco de Noviembre causaba tanta tensión ante la incertidumbre de lo que nos esperaba entradas las primeras horas de la madrugada, finalmente después de tanta meditación decidí importunarle tan solo un minuto par saber si se encontraba bien y si requería de un poco de compañía.
Después de varios intentos, la voz juvenil y aniñada a la vez de la pequeña vampiresa me invito a pasar sutilmente, suspire profundo antes de entrar y poner la mano sobre la perilla, lentamente la gire hasta que finalmente mi cabeza se asomo de apoco en la esquina de la puerta -Pue..-intente preguntar, cuando fui interrumpido otra vez, escuche atentamente,cooperando con aquel silencio que profanaba el resto de la casa.
Frunciendo el ceño pregunte confundido -¿Porque te estas despidiendo Montse?- aclare mi garganta -¿Crees que… que… que… yo… yo… moriré?- por Dios, el tartamudeo había regresado -Nadie va a morir hoy, salvo el Fantasma- concluí con tono convincente -Ade… adem.. ¡Además!- exclame -Fuimos amaestrados por Solomon y Frank, el fantasma más vivo y gruñón que he conocido… bue… buen… bueno, quisiera recordar otro pero creo que es el único- me sonreí y ella conmigo -Y aquí estarás bien protegida, ninguno de los dos cazadores te dejará salir de aquí, por lo que Solomon me ha dicho- me encogí de hombros -¿Sabes?, hasta ahora que lo pienso, no se que sentirá morir, solo se que estoy nervioso por que no se que pasará, pero lo que sea, estoy seguro que lo comentaremos como todas las noches acompañados de ese té inglés que tanto te gusta, galletas y una… una…. partida de ajedrez- mis mejillas se calentaron un poco, mientras una risita de nervios salía sin que yo pudiese hacer nada por controlarla, mi sonrisa se desvaneció al verle, al contemplar su rostro que como máximo gesto que podía expresar de ese rostro melancólico era una sonrisa forzada, despacio me acerque a ella… le tome de las manos con delicadeza y timidez, como pidiendo autorización para hacerlo -Todo saldrá bien Montserrat ¿Si?, saldremos de esta vivos… bueno… bueno… entre comillas para algunos y si… y si… tu quieres verme como aquel amigo esta bien, na… na… nadie puede obligar a amar al otro- sonreí comprensivo -Yo tampoco me arrepiento de haberte conocido y… y… lo que paso… fue solo una coincidencia, V, ya nos tenía vistos, no tengo nada que perdonar, ya… ya… lo hice con los que debía, pero… pero tu no estabas incluida, porque no hay motivo- le solté y abrí mis brazos para abrazarla, ella se acerco y nos abrazamos, cada quien de una forma distinta -Tu mejor amigo te cuidara, es una promesa- le susurre al odio y me separe poco a poco de ella -Debo irme- advertí -Quede en reunirme con los otros en la capilla y esperar con ellos la hora final- guarde silencio y solté sus manos -Hasta mañana Montse- se desprendieron mis palabras con melancolía y una media sonrisa, mientras le veía por ultima vez, si por ultima… porque aun no podía quitarme la sensación aún después de haber cerrado la puerta de que el momento había sido una despedida…. ¿Acaso yo moriría esta noche?
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-¿Me estas diciendo que no hay abrazo de despedida? ¿No hay un beso? ¿Ni siquiera mi cabeza contra la pared Levi?- decía aquel infame chiflado sentado plácidamente en la silla de cedro en el despacho de la Galería de las Sombras -¡Por Dios solo hice lo que te prometí y lo que tu querías que hiciera!… Levi, solo hice que vieran lo que yo supe siempre, lo que había bajo sus mascarillas de personas decentes y humanas… ¡Vamos que reconocieran hasta el jabón que usan para ducharse!- se sonrío satisfecho sin que la figura inamovible del cazador le perturbara por un solo segundo -Si, quizás me pase un poco más de la cuenta, pero te juro que yo no remate al perro, alguien más estuvo en mi circo… yo… yo…- hundió la cabeza entre los guantes blancos y sus mangas púrpuras -Yo solo estaba perdiendo la paciencia con ellos, es que eran una bola de ineptos, de farsantes, impostores falsos… como… como… Gideon Stark- separo su rostro, clavando los ojos en la imperturbable máscara del cazador -¡JA JA JA JA!, es que Gideon es un maldito desangrado, en serio, ese hombre parece una tapadera del desagüe, toda la sangre la derrama por doquier, se cree muy fuerte con su cruz extraña, pero el sangra por todo, por este país, por la humanidad, por ti, sus compañeros… era una ternura de asesino y lo sigue siendo pero al menos ya no es un falso- siguió riendo a carcajadas, hasta que su garganta empezó a irritarse -Solo estaba jugando Levi- dijo más tranquila mientras sus labios eran repasados por su lengua -Levi, solo jugaba, no entiendo por que tienes que ser tan hostil y llevarme lejos cuando los entrenamientos terminan, se quienes son los verdaderos villanos en esta historia, de verdad y no veo el momento de aplastar su cabeza contra las cuatro paredes de esta mansión- guardo silencio y torciendo la boca, reparo -Era una broma je, je, je- río discreto -No soy capaz de eso…. soy capaz de algo peor ¡JA JA JA JA JA JA!- golpeaba la bracera de la silla buscando un poco de calma para tomar aire, pero nada lograba colmar de tranquilidad su ataque de risas desmedidas -Ya… ya… parare de reir- agrego y de un momento a otro quedo calmado tras un profundo carraspeo de garganta.
-Solo les hice saber- continuo con tono casi fúnebre y seco -Que todos los errores que cometieron antes de esa noche, eran simplemente una excusa o una razón que justificara el secreto que guardaban sus almas, algo sobre ti y ellos…. ese secreto- continuo siniestramente mientras su sonrisa se volvía perturbadora -Ese secreto que era fácil de adivinar a leguas, ese secreto que me confeso mi hermoso Domino, eso que me permitió leer y saberlo todo, conocer y ayudarte a reescribir este libro, este libro hecho con los fragmentos de sus máscaras rotas, incluyendo de la tuya… por que hasta tu caíste en ese extraño despertar de los caídos, estabas…. estabas… tan desesperado y culpable por tus aliados que aun sabiendo de lo que yo era capaz, me dejaste actuar… captaste un trato peligroso Levi…- concluyo con el dedo acusador señalando desafinadamente al cazador y su voz cantando las ultimas palabras expulsadas de su boca.
Con aires de triunfo se separo de la silla y con las manos atrás de su espalda se acerco sin pena ni vergüenza hasta la máscara de Leviathán Shadow -Admítelo- susurro a pocos centímetros de su falso rostro -En todo acerté y si no fuera por mi y el hecho de que sonsaque jamás tendrías de vuelta al ejercito que perdiste dentro del teatro de la tragedia, esas personas que esta allí en la capilla ahora mismo y que dentro de pocas horas se batirán por ti y por todo Paris…. ¡GRACIAS A MI DENTRO DE POCAS HORAS, POCOS SEGUNDOS THE PHANTOM SE HABRÁ LARGADO A LA PROFUNDIDAD DE TRES METROS BAJO NUESTROS PIES!- exclamo -No- corrigió con la palma de sus manos deteniendo los impulsos de ese hombre lo más rápido que pude -No me lo agradezcas con abrazos, fue todo un placer serviste mi querido y bien ponderado Levi, aquí esta tu fiel bufón de la corte a tu servicio, este bufón que te trajo buenas pero sobre todo malas noticias de tu flotilla- lo reverencio y rápidamente se reincorporo -¡Ríete! ¡Relájate! ¿Si?, hoy es el gran dia- comento alegre acompañado de un par de golpecitos a la mejilla fría y forrada de porcelana de V.
-Solo les hice saber- continuo con tono casi fúnebre y seco -Que todos los errores que cometieron antes de esa noche, eran simplemente una excusa o una razón que justificara el secreto que guardaban sus almas, algo sobre ti y ellos…. ese secreto- continuo siniestramente mientras su sonrisa se volvía perturbadora -Ese secreto que era fácil de adivinar a leguas, ese secreto que me confeso mi hermoso Domino, eso que me permitió leer y saberlo todo, conocer y ayudarte a reescribir este libro, este libro hecho con los fragmentos de sus máscaras rotas, incluyendo de la tuya… por que hasta tu caíste en ese extraño despertar de los caídos, estabas…. estabas… tan desesperado y culpable por tus aliados que aun sabiendo de lo que yo era capaz, me dejaste actuar… captaste un trato peligroso Levi…- concluyo con el dedo acusador señalando desafinadamente al cazador y su voz cantando las ultimas palabras expulsadas de su boca.
Con aires de triunfo se separo de la silla y con las manos atrás de su espalda se acerco sin pena ni vergüenza hasta la máscara de Leviathán Shadow -Admítelo- susurro a pocos centímetros de su falso rostro -En todo acerté y si no fuera por mi y el hecho de que sonsaque jamás tendrías de vuelta al ejercito que perdiste dentro del teatro de la tragedia, esas personas que esta allí en la capilla ahora mismo y que dentro de pocas horas se batirán por ti y por todo Paris…. ¡GRACIAS A MI DENTRO DE POCAS HORAS, POCOS SEGUNDOS THE PHANTOM SE HABRÁ LARGADO A LA PROFUNDIDAD DE TRES METROS BAJO NUESTROS PIES!- exclamo -No- corrigió con la palma de sus manos deteniendo los impulsos de ese hombre lo más rápido que pude -No me lo agradezcas con abrazos, fue todo un placer serviste mi querido y bien ponderado Levi, aquí esta tu fiel bufón de la corte a tu servicio, este bufón que te trajo buenas pero sobre todo malas noticias de tu flotilla- lo reverencio y rápidamente se reincorporo -¡Ríete! ¡Relájate! ¿Si?, hoy es el gran dia- comento alegre acompañado de un par de golpecitos a la mejilla fría y forrada de porcelana de V.
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Enfurecido era poco con lo que sentía en contra de ese loco, cuanto fue lo que lastimo a todos los caídos, más que desenmascararlos les propino un injusto castigo, hoy finalmente, en este cinco de noviembre, una ultima charla entablaría pacíficamente.
Si, no había duda el era un demente, cada frase, cada risa solo era la prueba de su locura infinita y no podía parar de preguntarme ¿Como era que aun lo mantenía con vida?, quizás por al final de el reconocía que tenia un talento para leer el miedo, para conocer la debilidad del enemigo a vencer y que su propia sonrisa era un arma mortífera para el que la veía, podía ser un bufón como el tanto me decía pero, pero era un perfecto asesino de primera categoría.
Erguido frente a el permanecía, ni mi cuerpo ni mis manos movía, ante su intimidación no me desvanecía, era tan peligroso como el fantasma o ese loco vampiro lleno de sádica alegría, y es que casi nadie sabia que por un ser de la oscuridad, con una original maldad era quien me tuvo que criar, a ese hombre Aorias Volac, a quien le debía mi vida y algo más y que esta noche su muerte iba a cobrar.
-¿Tu un bufón?- mi silencio me atreví a profanar -Eres más que eso, eres un hombre de cautelas a tomar… pero tu realmente crees que también sucumbí ante tu plan de despertar… no Nigma, yo también poseo maldad, yo también soy de armas tomar, sino fuese así al fantasma jamás me atrevería a cazar, pocos saben que fui criado por un ser de oscuridad- una sonrisa detrás de la máscara se quiso asomar -¿Nunca te has fijado que entre el fantasma y yo solo hay un centímetro entre la pasividad y el terror?- un minuto de silencio en despacho irradio -Me sorprende mucho que siendo un estupendo lector, no hayas podido descifrar ese pequeño detalle entre los dos rivales- le di la espalda para regresar al escritorio de roble para tomar un sobre -Debería haberte matado en el momento en que mis aliados te trajeron arrastrando de los brazos,pero no lo hice porque no esta en mi naturaleza… solo un vampiro me interesa- le vi dando media vuelta -Y no, no hay para ti nada de una despedida predilecta, colmada de mimos y alabanzas, jugaste de la manera más vil cuando yo solo te ordene que debías intervenir, no destrozar y de paso herir de gravedad, ahora no te vayas a enfadar, pero en tu palabra no puedo confiar, la desventaja de la locura es que nunca se esta seguro de lo que ha ocurrido en realidad, no sé, y creo que jamás sabré quien mato a Alex Bongartz- me permití suspirar ante un discurso sin muchas pausas por contar.
Acaricie el sobre una vez más y de nuevo me puse a meditar, las acciones del hombre volví a considerar, volví a juzgar, pero algo en mi conciencia sabía que sino lo hacia no moriría en paz, era un hombre que lo había perdido todo hasta la cordura misma -Ten y sal ya, espera con los demás en la capilla y ponte a rezar- el hombre me examinaba con un desviado mirar -Es el dinero por todo lo que has hecho, no preguntes más, necesito estar a solas- el loco asintió en silencio, tomo el sobre y se fue brincando y riendo.
Al quedarme solo, al reloj seguí viendo, allí estaba con sus manecillas marcando el tiempo, asegurando que no hubiese nadie, revele ante mi, aquel familiar secreto y de uno en uno, cual verdugos fueron viniendo hasta mi los recuerdos: mis padres muertos, mi rostro cubierto, el fantasma acechando mis sueños y como todo humano percibí la escénica del miedo… si, estaba siendo presa de la incertidumbre, el instinto es más fuerte que el coraje de un convicto,era como la agonía… pero sin heridas físicas, sino heridas del alma -Padre- susurre al cuadro que tenia por delante -Han pasado ya más de veinticinco años…. han pasado mucho tiempo desde que mi rostro fue suplantado por esto y un mes desde que Aoria murió, dame las fuerzas y las agallas para terminar todo cuanto falto- de rodillas en el piso quede y allí, en ese momento de privacía rece hasta que el hombre que esperaba a la puerta llamo -Debo partir pero estoy seguro padre, que dentro de pocas horas nos volveremos a reunir- el cuadro cubrí, con su oscura tela de satín, la puerta abrí y el esperaba impaciente para arreglar el pequeño pendiente que le prometí y por el cual aun siendo vampiro le cubrí y le permití vivir para llegar hasta aquí.
Si, no había duda el era un demente, cada frase, cada risa solo era la prueba de su locura infinita y no podía parar de preguntarme ¿Como era que aun lo mantenía con vida?, quizás por al final de el reconocía que tenia un talento para leer el miedo, para conocer la debilidad del enemigo a vencer y que su propia sonrisa era un arma mortífera para el que la veía, podía ser un bufón como el tanto me decía pero, pero era un perfecto asesino de primera categoría.
Erguido frente a el permanecía, ni mi cuerpo ni mis manos movía, ante su intimidación no me desvanecía, era tan peligroso como el fantasma o ese loco vampiro lleno de sádica alegría, y es que casi nadie sabia que por un ser de la oscuridad, con una original maldad era quien me tuvo que criar, a ese hombre Aorias Volac, a quien le debía mi vida y algo más y que esta noche su muerte iba a cobrar.
-¿Tu un bufón?- mi silencio me atreví a profanar -Eres más que eso, eres un hombre de cautelas a tomar… pero tu realmente crees que también sucumbí ante tu plan de despertar… no Nigma, yo también poseo maldad, yo también soy de armas tomar, sino fuese así al fantasma jamás me atrevería a cazar, pocos saben que fui criado por un ser de oscuridad- una sonrisa detrás de la máscara se quiso asomar -¿Nunca te has fijado que entre el fantasma y yo solo hay un centímetro entre la pasividad y el terror?- un minuto de silencio en despacho irradio -Me sorprende mucho que siendo un estupendo lector, no hayas podido descifrar ese pequeño detalle entre los dos rivales- le di la espalda para regresar al escritorio de roble para tomar un sobre -Debería haberte matado en el momento en que mis aliados te trajeron arrastrando de los brazos,pero no lo hice porque no esta en mi naturaleza… solo un vampiro me interesa- le vi dando media vuelta -Y no, no hay para ti nada de una despedida predilecta, colmada de mimos y alabanzas, jugaste de la manera más vil cuando yo solo te ordene que debías intervenir, no destrozar y de paso herir de gravedad, ahora no te vayas a enfadar, pero en tu palabra no puedo confiar, la desventaja de la locura es que nunca se esta seguro de lo que ha ocurrido en realidad, no sé, y creo que jamás sabré quien mato a Alex Bongartz- me permití suspirar ante un discurso sin muchas pausas por contar.
Acaricie el sobre una vez más y de nuevo me puse a meditar, las acciones del hombre volví a considerar, volví a juzgar, pero algo en mi conciencia sabía que sino lo hacia no moriría en paz, era un hombre que lo había perdido todo hasta la cordura misma -Ten y sal ya, espera con los demás en la capilla y ponte a rezar- el hombre me examinaba con un desviado mirar -Es el dinero por todo lo que has hecho, no preguntes más, necesito estar a solas- el loco asintió en silencio, tomo el sobre y se fue brincando y riendo.
Al quedarme solo, al reloj seguí viendo, allí estaba con sus manecillas marcando el tiempo, asegurando que no hubiese nadie, revele ante mi, aquel familiar secreto y de uno en uno, cual verdugos fueron viniendo hasta mi los recuerdos: mis padres muertos, mi rostro cubierto, el fantasma acechando mis sueños y como todo humano percibí la escénica del miedo… si, estaba siendo presa de la incertidumbre, el instinto es más fuerte que el coraje de un convicto,era como la agonía… pero sin heridas físicas, sino heridas del alma -Padre- susurre al cuadro que tenia por delante -Han pasado ya más de veinticinco años…. han pasado mucho tiempo desde que mi rostro fue suplantado por esto y un mes desde que Aoria murió, dame las fuerzas y las agallas para terminar todo cuanto falto- de rodillas en el piso quede y allí, en ese momento de privacía rece hasta que el hombre que esperaba a la puerta llamo -Debo partir pero estoy seguro padre, que dentro de pocas horas nos volveremos a reunir- el cuadro cubrí, con su oscura tela de satín, la puerta abrí y el esperaba impaciente para arreglar el pequeño pendiente que le prometí y por el cual aun siendo vampiro le cubrí y le permití vivir para llegar hasta aquí.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Todo me sonaba tan lúgubremente extraño, era como si un presagio se hubiese anunciado en presencia de Spencer ¿Acaso el moriría?, no eso no podía ser justo para el, ese chico que en realidad era todo un pan de Dios y que pese a todas sus tragedias y adversidades que la vida la había puesto por obstáculos jamás equivoco ni vendió su alma al primer postor que se aprovechara de su ingenuidad, pero como bien dicen por allí, al depredador solo le atraen los únicos dos tipos de personas interesantes: El que se jacta de sabio y el que de verdad es demasiado ingenuo.
¿Porqué demonios había comprendido tan tarde todo esto?, quizá por que a pesar de esta eterna apariencia estaba surgiendo alguien nuevo, una mujer que se ocultaba detrás de las tinieblas del odio y la confusión, de la duda y el miedo, al final estaba viendo la luz.
De pronto toda la habitación comenzó a verse extraña, claro cualquier cosa a través de las lagrimas no podía verse de otra manera -¿Cuando dejaras de llorar Montserrat?- me dije en medio de una sonrisa forzada, mientas toma asiento al pie de la cama para descansar del peso de las crinolinas del vestido -Si estoy segura que el así me lo diría- asentí, perdiendo mi mirada entre la cristalería y el bordado oscuro de las mangas largas que completaban el elegante corsé -Me cuesta tanto olvidarte y ahora mas que nunca en donde no tengo ni la más remota idea de lo que debo de hacer... Bueno- me encogí de hombros -Cuando lo he sabido, pero al menos tu... Tu, estarías aquí rodeándome con tus brazos y diciéndome que todo estará bien, aunque nunca lo estuviera, el que tu me lo dijeras me daba alas para pensar que seria realidad, que La Paz de una persona puede ser un realidad que incluso los vampiros y los hombres pueden experimentar- sollocé -Me siento ridícula hablando sola como solía hacerlo antes de conocerte, me siento extraña hablando en voz alta con la nada... Porque eso eres o al menos tu cuerpo lo es.... Nada y de eso yo tuve la culpa, por... Por mi indecisión ante mis sentimientos entre Stefano y tu, al que siempre quise y con quien jamás pude estar cerca, tan cerca de ti, como lo estuve con Stefano, en una fría cama, haciendo el amor sin sentirlo, tal como lo hice con...- la cabeza negó y los recuerdos también se negaron a quedarse en mi mente -¡qué rayos importa!- exclame furiosa -En el cielo, el infierno o en el limbo seguramente ya has visto lo que hice- guarde silencio - a quien quiero engañar- susurre -Para que rezo, para que te hablo, si los espíritus como el tuyo no pueden escuchar, si Dios no escucha a los arrepentidos que están lejos de el, tendría que ser como Gideon Stark, no lo conoces pero el es un condenado, miembro de la Inquisición y que me saco de la incredulidad de que había dentro de los vampiros, a alguien tan religioso como el- mire el techo -Pero no soy como Gideon aunque si lo hubiese sabido, seguramente estaría en las filas de la iglesia como de niña alguna vez soñé, pero ya no se puede dar marcha atrás, aun lo hombres no han sido suficientemente inteligentes para crear maquinas como aquellas, pero quizás un día no muy lejano lo consigan y ese día si es que sobrevivo a esta noche, arreglare todo, para que no me conozcas, para que no me abandones, para que no intentes recuperarme y no mueras en el trayecto, te ame y te amo tanto como para sacrificarme a mi misma, con tal de que tu siguieses con vida en tu bello palazzo.... Porque aunque tu cuerpo ya no es nada, para mi tu recuerdo y lo que engloba, para mi, eso, tu lo eres todo... Y lo seguirás siendo siempre hasta el confín de los siglos y los lustros- me lleve las manos al rostro y no tuve mas que llorar por enésima vez, no escuchaba nada, no veía nada en aquella oscuridad, hasta que unas manos fuertes y heladas tocaron por detrás mis hombros, separe mi rostro de las manos y con la agitación propia del espanto gire de a poco la cabeza y mis ojos, sentí expandirse -Tu- dije llena de pánico -Has venido a matarme, has venido por mi a cobrarte con mi existencia todo lo que te debo... ¿Pero como?- retorne con movimientos torpes y temblorosos mi cabeza al frente, mientras sentía como sus manos se separaban de mi por un instante para dar oportunidad a sus brazos de prenderse de mi cuello.
¿Porqué demonios había comprendido tan tarde todo esto?, quizá por que a pesar de esta eterna apariencia estaba surgiendo alguien nuevo, una mujer que se ocultaba detrás de las tinieblas del odio y la confusión, de la duda y el miedo, al final estaba viendo la luz.
De pronto toda la habitación comenzó a verse extraña, claro cualquier cosa a través de las lagrimas no podía verse de otra manera -¿Cuando dejaras de llorar Montserrat?- me dije en medio de una sonrisa forzada, mientas toma asiento al pie de la cama para descansar del peso de las crinolinas del vestido -Si estoy segura que el así me lo diría- asentí, perdiendo mi mirada entre la cristalería y el bordado oscuro de las mangas largas que completaban el elegante corsé -Me cuesta tanto olvidarte y ahora mas que nunca en donde no tengo ni la más remota idea de lo que debo de hacer... Bueno- me encogí de hombros -Cuando lo he sabido, pero al menos tu... Tu, estarías aquí rodeándome con tus brazos y diciéndome que todo estará bien, aunque nunca lo estuviera, el que tu me lo dijeras me daba alas para pensar que seria realidad, que La Paz de una persona puede ser un realidad que incluso los vampiros y los hombres pueden experimentar- sollocé -Me siento ridícula hablando sola como solía hacerlo antes de conocerte, me siento extraña hablando en voz alta con la nada... Porque eso eres o al menos tu cuerpo lo es.... Nada y de eso yo tuve la culpa, por... Por mi indecisión ante mis sentimientos entre Stefano y tu, al que siempre quise y con quien jamás pude estar cerca, tan cerca de ti, como lo estuve con Stefano, en una fría cama, haciendo el amor sin sentirlo, tal como lo hice con...- la cabeza negó y los recuerdos también se negaron a quedarse en mi mente -¡qué rayos importa!- exclame furiosa -En el cielo, el infierno o en el limbo seguramente ya has visto lo que hice- guarde silencio - a quien quiero engañar- susurre -Para que rezo, para que te hablo, si los espíritus como el tuyo no pueden escuchar, si Dios no escucha a los arrepentidos que están lejos de el, tendría que ser como Gideon Stark, no lo conoces pero el es un condenado, miembro de la Inquisición y que me saco de la incredulidad de que había dentro de los vampiros, a alguien tan religioso como el- mire el techo -Pero no soy como Gideon aunque si lo hubiese sabido, seguramente estaría en las filas de la iglesia como de niña alguna vez soñé, pero ya no se puede dar marcha atrás, aun lo hombres no han sido suficientemente inteligentes para crear maquinas como aquellas, pero quizás un día no muy lejano lo consigan y ese día si es que sobrevivo a esta noche, arreglare todo, para que no me conozcas, para que no me abandones, para que no intentes recuperarme y no mueras en el trayecto, te ame y te amo tanto como para sacrificarme a mi misma, con tal de que tu siguieses con vida en tu bello palazzo.... Porque aunque tu cuerpo ya no es nada, para mi tu recuerdo y lo que engloba, para mi, eso, tu lo eres todo... Y lo seguirás siendo siempre hasta el confín de los siglos y los lustros- me lleve las manos al rostro y no tuve mas que llorar por enésima vez, no escuchaba nada, no veía nada en aquella oscuridad, hasta que unas manos fuertes y heladas tocaron por detrás mis hombros, separe mi rostro de las manos y con la agitación propia del espanto gire de a poco la cabeza y mis ojos, sentí expandirse -Tu- dije llena de pánico -Has venido a matarme, has venido por mi a cobrarte con mi existencia todo lo que te debo... ¿Pero como?- retorne con movimientos torpes y temblorosos mi cabeza al frente, mientras sentía como sus manos se separaban de mi por un instante para dar oportunidad a sus brazos de prenderse de mi cuello.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Cada palabra suya mientras le contemplaba era una puñalada que iba directo a mi pecho, ese que ha estado tan vacío desde hace muchos siglos y que por primera vez sentía que allí había algo que me lastimaba, algo que no me dejaba vivir con la culpa, si, culpa, porque de n haberla abandonado seguramente no estaría en esta encrucijada, si yo hubiese admitido que la amaba y que pelearía con uñas y colmillos por ella, encima de todo y de todos incluyendo de Stefano hoy seguiríamos en Italia, lejos de dos mascaras nocturnas, de una masacre próxima, de un peligro innecesario.
Todo eso lo supe la noche en que vino aquel que se hacia llamar Teobaldo y detrás de el, esa mascara de la perpetua sonrisa que guardaba en su interior una voz macabra,oscura y firme, esa voz que jamás olvidaré, esa voz que me advirtió determinante que mi pequeño querubín estaba en problemas y yo también puesto que Stefano me traicionaría entregándome a los Le Fay, ¿cómo se entero? Eso para mi seria un misterio que nunca podré descifrar ni con prontitud, mucho menos con exactitud.
Lagrimas salieron de mis ojos al ver como oraba al espíritu que seguía en el cuerpo de quien admitía amaba, de su fiel caballero, que se preguntaba ¿que tan cruel había sido?, de verdad fui un canalla y un tirano, que si vivía era para amarle, quería decirle con tanto ímpetu que parara pero no me atreví a interrumpirla.... Preferí acercarme despacio y rodearla con mis brazos por detrás, recargando mi barbilla en su cabeza, escondiendo mi nariz entre sus mechones de sutil fragancia que llenaba de júbilo y extasía todo mi ser -No vengo a cóbrate nada.... No soy el, yo no soy Stefano o The Phantom- decía mientras permanecía con los ojos cerrados -Ya no digas nada, por favor, bastante tuve con estar lejos de ti escondido, para que llegado este día pudiese defenderte como te mereces, como debí de haberlo hecho hace ya dos años- torno su cabeza hacia mi y sus ojos cristalinas, rebosados de lagrimas, de miedo y de alegría se conectaron con los míos, que le miraban con ternura y un afecto de que desbordaba en todo, en amor, en pasión, en deseo -El hombre de la mascara me lo contó todo una noche antes de la tragedia, no se como pudo sabe tanto pero lo hizo e ideo un plan para hacerme pasar por muerto y poderte proteger mas tarde- sonreí cálidamente, el silencio se hizo entre los dos y llego el momento antes de que todo empezara en el que debía sincerarme.
Separándome de su cercanía con dificultad y a regañadientes me puse de rodillas ante ella -Montserrat, si aún no es muy tarde y,... Si hay aun en tu corazón algo de afecto, acepta el amor que te ofrezco y si no me amas por lo menos dame tu perdón, se que no merezco ninguna de las dos cosas pero yo.... Yo...- sentía como en ese vacío algo chocaba contra mi pecho constantemente y con una fuerza imparable ¿era posible que fuese un corazón?¿aún lo tenia?,no lo sabia pero mi silencio ya había sido prolongado y Montse solo veía, pero no hablaba ni siquiera se movía -Yo te amo Montserrat- abrí mis brazos invitándole a refugiarse entre ellos, ella dudo por un momento y finalmente el titubeo cesó y se dejo venir hacia mi, susurró el amor que ella también me profesaba y cuanto le dolió mi indiferencia y mi supuesta muerte a la que no hubo reclamo alguno, sollozo largo rato, y ambos no perdimos en la inmensidad del tiempo.
Todo eso lo supe la noche en que vino aquel que se hacia llamar Teobaldo y detrás de el, esa mascara de la perpetua sonrisa que guardaba en su interior una voz macabra,oscura y firme, esa voz que jamás olvidaré, esa voz que me advirtió determinante que mi pequeño querubín estaba en problemas y yo también puesto que Stefano me traicionaría entregándome a los Le Fay, ¿cómo se entero? Eso para mi seria un misterio que nunca podré descifrar ni con prontitud, mucho menos con exactitud.
Lagrimas salieron de mis ojos al ver como oraba al espíritu que seguía en el cuerpo de quien admitía amaba, de su fiel caballero, que se preguntaba ¿que tan cruel había sido?, de verdad fui un canalla y un tirano, que si vivía era para amarle, quería decirle con tanto ímpetu que parara pero no me atreví a interrumpirla.... Preferí acercarme despacio y rodearla con mis brazos por detrás, recargando mi barbilla en su cabeza, escondiendo mi nariz entre sus mechones de sutil fragancia que llenaba de júbilo y extasía todo mi ser -No vengo a cóbrate nada.... No soy el, yo no soy Stefano o The Phantom- decía mientras permanecía con los ojos cerrados -Ya no digas nada, por favor, bastante tuve con estar lejos de ti escondido, para que llegado este día pudiese defenderte como te mereces, como debí de haberlo hecho hace ya dos años- torno su cabeza hacia mi y sus ojos cristalinas, rebosados de lagrimas, de miedo y de alegría se conectaron con los míos, que le miraban con ternura y un afecto de que desbordaba en todo, en amor, en pasión, en deseo -El hombre de la mascara me lo contó todo una noche antes de la tragedia, no se como pudo sabe tanto pero lo hizo e ideo un plan para hacerme pasar por muerto y poderte proteger mas tarde- sonreí cálidamente, el silencio se hizo entre los dos y llego el momento antes de que todo empezara en el que debía sincerarme.
Separándome de su cercanía con dificultad y a regañadientes me puse de rodillas ante ella -Montserrat, si aún no es muy tarde y,... Si hay aun en tu corazón algo de afecto, acepta el amor que te ofrezco y si no me amas por lo menos dame tu perdón, se que no merezco ninguna de las dos cosas pero yo.... Yo...- sentía como en ese vacío algo chocaba contra mi pecho constantemente y con una fuerza imparable ¿era posible que fuese un corazón?¿aún lo tenia?,no lo sabia pero mi silencio ya había sido prolongado y Montse solo veía, pero no hablaba ni siquiera se movía -Yo te amo Montserrat- abrí mis brazos invitándole a refugiarse entre ellos, ella dudo por un momento y finalmente el titubeo cesó y se dejo venir hacia mi, susurró el amor que ella también me profesaba y cuanto le dolió mi indiferencia y mi supuesta muerte a la que no hubo reclamo alguno, sollozo largo rato, y ambos no perdimos en la inmensidad del tiempo.
Alessandro Di Vanni- Vampiro Clase Alta
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Escuche todo detrás de la puerta, inmóvil y sin hacer de mi presencia una solía seña, admito que dolía todo lo que entre ellos se decían, admito que le amaba desde el primer día, pero el mundo del que hoy formaba parte esta noche desaparecería, además ella no me pertenecía ni siquiera aquel día en que entre sabanas y besos de dulce pasión gemía, ni siquiera me amo en aquel instante, Montserrat estaba distante, buscando en sus recuerdos a su fallecido amante.
La noche en que la conocí, a Teobaldo investigarla pedí y mas nexos coincidentemente salieron a relucir, esa noche a la casa del vampiro acudí, del peligro advertí y al ver cuanto era el amor que por ella sentía y la forma en la cual había perdido todo camino, la amada del , invente para ella una salida que les llevará pronto a La Paz y al olvido y con esta conversación podía confirmar que lo había conseguido.
En medio de suspiros, afuera empece a escuchar sonidos, parecía ser el arrastre de las ruedas de una pesada carreta, esas que removían con brusquedad las hojas secas y algunos de mis rosales habían sido arrancados de la tierra, el estaba cerca, sino es que ya estaría frente a la puerta, la hora había llegado tal cual como se había planeado y The Phantom cumplió con su parte de plan sagrado y aquí había llegado, seguramente guiado por alguno de sus criados, Vasari también lo había escuchado y comenzó a pregonar por la casa que estuviésemos preparados, yendo por todos sus saldados donde permanecían esperando.
Ya no hubo tiempo de la despedida que había planeado, bese la un sobre y una rosa que tenía en las manos y mis labios los besaron cubiertos con un rosa pálido de una mascara que jamás movería ni un párpado -Llego la hora Alessandro- tome una pausa -El ha llegado, debes cumplir con lo pactado con aquella dama que tienes a tu lado-.
No quise seguirme torturando, deje la rosa en la orilla de la puerta, y bajando la escalera despacio me aleje de allí, preparándome mentalmente para el calvario que estaba por venir -Siempre tuviste razón Aorias, no hay nada esperando por mi- moviendo los labios detrás de la mascara eso fue lo único que se me ocurrió decir -Hasta pronto Montserrat y espero que seas feliz, muy feliz- de la vampiresa me despedí anhelando aunque sea un segundo para decírselo frente a frente, sintiendo la felicidad poco antes de mi muerte.
La noche en que la conocí, a Teobaldo investigarla pedí y mas nexos coincidentemente salieron a relucir, esa noche a la casa del vampiro acudí, del peligro advertí y al ver cuanto era el amor que por ella sentía y la forma en la cual había perdido todo camino, la amada del , invente para ella una salida que les llevará pronto a La Paz y al olvido y con esta conversación podía confirmar que lo había conseguido.
En medio de suspiros, afuera empece a escuchar sonidos, parecía ser el arrastre de las ruedas de una pesada carreta, esas que removían con brusquedad las hojas secas y algunos de mis rosales habían sido arrancados de la tierra, el estaba cerca, sino es que ya estaría frente a la puerta, la hora había llegado tal cual como se había planeado y The Phantom cumplió con su parte de plan sagrado y aquí había llegado, seguramente guiado por alguno de sus criados, Vasari también lo había escuchado y comenzó a pregonar por la casa que estuviésemos preparados, yendo por todos sus saldados donde permanecían esperando.
Ya no hubo tiempo de la despedida que había planeado, bese la un sobre y una rosa que tenía en las manos y mis labios los besaron cubiertos con un rosa pálido de una mascara que jamás movería ni un párpado -Llego la hora Alessandro- tome una pausa -El ha llegado, debes cumplir con lo pactado con aquella dama que tienes a tu lado-.
No quise seguirme torturando, deje la rosa en la orilla de la puerta, y bajando la escalera despacio me aleje de allí, preparándome mentalmente para el calvario que estaba por venir -Siempre tuviste razón Aorias, no hay nada esperando por mi- moviendo los labios detrás de la mascara eso fue lo único que se me ocurrió decir -Hasta pronto Montserrat y espero que seas feliz, muy feliz- de la vampiresa me despedí anhelando aunque sea un segundo para decírselo frente a frente, sintiendo la felicidad poco antes de mi muerte.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Desde el día que dejamos el hotel no habíamos parado de buscar la famosa "Galería de las Sombras" puedo decir que jamás había visto a Sherlock tan desesperado como ahora, jamás lo había visto que el tiempo le resultará apremiante, aun lo recuerdo en el mítico y anhelado Londres pasándose las horas en su sillón y con su pipa mientras resolvía un caso que resultaba ir a contrarreloj, el se tomaba las cosas con calma porque ya sabía la respuesta, pero ahora y pese a que todo parecía haberse esclarecido días antes aun todo seguía borroso para mi sabiondo amigo.
Durante algunos días y noches estuvimos dando vueltas, yo opinaba por que esa famosa residencia fuese otro recinto artístico como en el teatro de París hace ya un mes, pero Holmes insistía en que era una casa o una mansión, para mi eso no tenía lógica, el mismo autor le mencionaba que era un recinto de arte probablemente, lúgubre pero al fin un recinto, tan convencido estaba que mi insistencia le llevo a Sherlock a buscar en el corazón de París algún museo o un teatro con ese nombre nada dio resultado, después creí que podía tratarse de algún burdel, no se, quizás guiado por aquello de las sombras, en esta búsqueda no pasamos mucho tiempo buscando, analizando y preguntando pero mi amigo además de que no estaba convencido su depravación no tenía limite alguno, tenía que sacarlo a rastras, su imaginación volaba demasiado pronto y su pensamiento era demasiado veloz como para poder detener sus deducciones e impertinencias que a más de uno logro incomodar.
En ocasiones nos desvivamos por callejuelas sin sentido que nos llevaban a enfrentamientos con encapuchados y bandidos de los que milagrosamente salíamos con vida, aunque no era gran cosa la que llevábamos en el carruaje a simple vista y gracias altos gustos exageradamente elegantes de Holmes resultábamos una carnada fascinantemente atractiva, pero mi compañero ya no soportaba mas criticas constructivas, su humor iba de mal en peor, todo por que no haya respuestas al enigma que se le presentaba cada vez que releía aquel pedazo de diario viejo -Claro tenme como tu chofer que para eso estudie medicina durante la mitad de mi vida- me atreví a decirle un día que ya estaba harto de dar vueltas en círculos sin llegar a ningún lado en especifico -Sabes empiezo a creer que todo esto no fue otra cosa mas que un método de distracción para que no logremos dar con ellos y por una vez en tu vida has sido tan estupido como yo Holmes.... Un hombre cualquiera con intelecto cualquiera- retorne mi vista al frente, llevando las riendas del caballo, mientras que Sherlock aun estando a mi lado parecía no tomar en cuenta mis comentarios, solo observaba con lujo de de detalle las casas de la zona residencial -¿Como supones que aquí va a existir alguien con una galería ah? ¡Eres absurdo!- proteste desesperado y con el ceño fruncido, de pronto el detective me arrebato de las manos las correas, limitándose a señalar al frente, allí se podía visualizar una camino estrecho recto que llevaba a una zona cubierto de árboles en copa, hice un breve y rápido recorrido mental por los lugares que habíamos visitado como unas quinientas veces en casi un mes, ese lugar era nuevo -¿No pensaras ir allá o si Holmes?- comente temerosamente al ver lo terrible que lucia el lugar, mi compañero asintió, musitando unas palabras para el mismo.
Así fue como pensaba pasar la tarde del cinco de noviembre aquel detective ingles, buscando lo que probablemente sería una pista falsa, mientras el alba al amanecer nos recordaba que cada vez quedaba menos tiempo para buscar a los posibles culpables de la masacre anterior y de una ola nueva de sangre que se avecinaba esta noche.
Durante algunos días y noches estuvimos dando vueltas, yo opinaba por que esa famosa residencia fuese otro recinto artístico como en el teatro de París hace ya un mes, pero Holmes insistía en que era una casa o una mansión, para mi eso no tenía lógica, el mismo autor le mencionaba que era un recinto de arte probablemente, lúgubre pero al fin un recinto, tan convencido estaba que mi insistencia le llevo a Sherlock a buscar en el corazón de París algún museo o un teatro con ese nombre nada dio resultado, después creí que podía tratarse de algún burdel, no se, quizás guiado por aquello de las sombras, en esta búsqueda no pasamos mucho tiempo buscando, analizando y preguntando pero mi amigo además de que no estaba convencido su depravación no tenía limite alguno, tenía que sacarlo a rastras, su imaginación volaba demasiado pronto y su pensamiento era demasiado veloz como para poder detener sus deducciones e impertinencias que a más de uno logro incomodar.
En ocasiones nos desvivamos por callejuelas sin sentido que nos llevaban a enfrentamientos con encapuchados y bandidos de los que milagrosamente salíamos con vida, aunque no era gran cosa la que llevábamos en el carruaje a simple vista y gracias altos gustos exageradamente elegantes de Holmes resultábamos una carnada fascinantemente atractiva, pero mi compañero ya no soportaba mas criticas constructivas, su humor iba de mal en peor, todo por que no haya respuestas al enigma que se le presentaba cada vez que releía aquel pedazo de diario viejo -Claro tenme como tu chofer que para eso estudie medicina durante la mitad de mi vida- me atreví a decirle un día que ya estaba harto de dar vueltas en círculos sin llegar a ningún lado en especifico -Sabes empiezo a creer que todo esto no fue otra cosa mas que un método de distracción para que no logremos dar con ellos y por una vez en tu vida has sido tan estupido como yo Holmes.... Un hombre cualquiera con intelecto cualquiera- retorne mi vista al frente, llevando las riendas del caballo, mientras que Sherlock aun estando a mi lado parecía no tomar en cuenta mis comentarios, solo observaba con lujo de de detalle las casas de la zona residencial -¿Como supones que aquí va a existir alguien con una galería ah? ¡Eres absurdo!- proteste desesperado y con el ceño fruncido, de pronto el detective me arrebato de las manos las correas, limitándose a señalar al frente, allí se podía visualizar una camino estrecho recto que llevaba a una zona cubierto de árboles en copa, hice un breve y rápido recorrido mental por los lugares que habíamos visitado como unas quinientas veces en casi un mes, ese lugar era nuevo -¿No pensaras ir allá o si Holmes?- comente temerosamente al ver lo terrible que lucia el lugar, mi compañero asintió, musitando unas palabras para el mismo.
Así fue como pensaba pasar la tarde del cinco de noviembre aquel detective ingles, buscando lo que probablemente sería una pista falsa, mientras el alba al amanecer nos recordaba que cada vez quedaba menos tiempo para buscar a los posibles culpables de la masacre anterior y de una ola nueva de sangre que se avecinaba esta noche.
J.H. Watson- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/06/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Pasaban los días y Sherlock aun mendigaba entre las zozobras de sus recuerdos, reprochado así mismo el absurdo de confiar en lo que un simple papel le decía... ¡Cuando el gran Holmes, detective consultor de Scontland Yard había caído en la osadía de confiar en unas simples confesiones escritas en papel! y lo que es peor aún ¡Desde cuando había seguido a un sospechoso con el que no se topara antes! era inaudito, sacado de las peores pesadillas en el que el y su prodigiosa mente no eran más que cualquier otra del vulgo.
Aun con oídos sordos podía poner plena atención a los reclamos de su compañero y en el fondo admitía que el parecía estar listo era él, pero no lo admitiría, el orgullo era un defecto que por fabrica tenían todos los grandes genios y el lo era y error o no lo admitiría en voz alta -Solo calla y sigue conduciendo- mascullaba entre dientes, observando cada persona, cada casa, cada burdel y cada zona marginada, no se atrevía a observar a John, a tener un encuentro con sus ojos furiosos que querían quemarlo como la santa inquisición quemaría a un hereje.
Los dias pasaban, a veces el conducía y mientras los caballos galopaban lentamente, el permanecía atento, parecía estar cumpliendo una penitencia, apenas si probaba bocado, apenas si bebía agua, apenas si fumaba su olorosa pipa... apenas si se mantenía limpio, solo lavaba su rostro y alborotaba su cabello cada vez que hacían paradas por algún hotelillo de quinta o en los pequeños arroyos cuando se internaban en las zonas boscosas a las afueras de las zonas residenciales.
Cierto día y viendo que el cinco de Noviembre estaba cerca se detuvo en aquellos arroyos y mientras se limpiaba algo capto su atención, humo, había humo proveniente del interior de la zona boscosa, rápido hizo todas las posibilidades que hubiera al alcance de aquel ambiente, todas eran lógicas por supuesto, pero si en aquello estuviese reinando la oscuridad que trae la noche, sin embargo necesitaba tiempo para pensar y para seguir buscando en otro tipo de lugar mas civilizado pero oculto, no dijo nada al buen doctor y ambos prosiguieron su camino.
Consulta la fecha en su habido castillo del conocimiento instalado en su cabeza logro saber que solo quedaban un día antes de la fecha anunciada, rasco su barba de tres días, así que dio paso a lo improbable, mañana recorrería todo de nuevo, aunque Watson le reclamara por milésima vez que iban en circulo y que ya habían experimentado de todo en la famosa osadía de encontrar algo que ni siquiera sabían si lo había o no.
Y tal como lo predijo, desde en la mañana hasta el atardecer del cuatro y cinco de noviembre volvieron a recorrer todo de nuevo, aunque estaba vez Holmes estaba seguro de lo que había visto y de que allí era donde finalmente debía ir, antes de partir hacia ese punto, escribió una nota en calidad de urgente que entrego a un guardia que vigilaba una esquina poco segura para los transeúntes a cualquier hora del día y aun en medio de reclamaciones de Watson dirigió a los caballos de vuelta a las zonas boscosas.
-Si, seré absurdo, no hecho mas que pensarlo desde que partimos de aquel hotel, pero esto es algo que mi cabeza tiene que comprender y tiene que resolver por el bien de mi y sobre todo de tu paz- dijo el detective con sarcástico tono, sus primeras palabras después de largos días de silencio absoluto -Ademas- sugirió -La Galeria que buscamos no es de las comunes que puedes encontrar aquí y en el nuevo mundo... no- susurro -Será alucinación mía o no por tanta congestión de pensamientos, pero yo vi algo la ultima vez que pasamos por aquí y en ese vórtice del terror vamos a entrar para asegurarnos que solo fueron un par de trotamundos y no una chimenea, así que ¡andando!- con las riendas en las manos tiró de ellas para que los caballos avanzaran a un galope aceptable que pudiera saciar sus ojos ávidos de curiosidad y de ansias por develar el misterio más grande con el que se había topado en su larga carrera como detective privado, una corazonada de las cuales nunca obedecía por ser una muestra de debilidad aparecía entre su deducción y su razón -Hoy es tu gran noche, ¿No es cierto enmascarado?- musito -¿Estas preparado? o más bien la pregunta correcta es ¿Nosotros, tus elegidos estamos preparados?- dijo apenas audible y continuo con mirada atenta hasta que las siluetas del carruaje y las suyas desaparecían mientras se internaban más en la brusquedad oscura de un bosque que parecía albergar entre rincones el dulce aroma de frescas rosas de Castilla.
Aun con oídos sordos podía poner plena atención a los reclamos de su compañero y en el fondo admitía que el parecía estar listo era él, pero no lo admitiría, el orgullo era un defecto que por fabrica tenían todos los grandes genios y el lo era y error o no lo admitiría en voz alta -Solo calla y sigue conduciendo- mascullaba entre dientes, observando cada persona, cada casa, cada burdel y cada zona marginada, no se atrevía a observar a John, a tener un encuentro con sus ojos furiosos que querían quemarlo como la santa inquisición quemaría a un hereje.
Los dias pasaban, a veces el conducía y mientras los caballos galopaban lentamente, el permanecía atento, parecía estar cumpliendo una penitencia, apenas si probaba bocado, apenas si bebía agua, apenas si fumaba su olorosa pipa... apenas si se mantenía limpio, solo lavaba su rostro y alborotaba su cabello cada vez que hacían paradas por algún hotelillo de quinta o en los pequeños arroyos cuando se internaban en las zonas boscosas a las afueras de las zonas residenciales.
Cierto día y viendo que el cinco de Noviembre estaba cerca se detuvo en aquellos arroyos y mientras se limpiaba algo capto su atención, humo, había humo proveniente del interior de la zona boscosa, rápido hizo todas las posibilidades que hubiera al alcance de aquel ambiente, todas eran lógicas por supuesto, pero si en aquello estuviese reinando la oscuridad que trae la noche, sin embargo necesitaba tiempo para pensar y para seguir buscando en otro tipo de lugar mas civilizado pero oculto, no dijo nada al buen doctor y ambos prosiguieron su camino.
Consulta la fecha en su habido castillo del conocimiento instalado en su cabeza logro saber que solo quedaban un día antes de la fecha anunciada, rasco su barba de tres días, así que dio paso a lo improbable, mañana recorrería todo de nuevo, aunque Watson le reclamara por milésima vez que iban en circulo y que ya habían experimentado de todo en la famosa osadía de encontrar algo que ni siquiera sabían si lo había o no.
Y tal como lo predijo, desde en la mañana hasta el atardecer del cuatro y cinco de noviembre volvieron a recorrer todo de nuevo, aunque estaba vez Holmes estaba seguro de lo que había visto y de que allí era donde finalmente debía ir, antes de partir hacia ese punto, escribió una nota en calidad de urgente que entrego a un guardia que vigilaba una esquina poco segura para los transeúntes a cualquier hora del día y aun en medio de reclamaciones de Watson dirigió a los caballos de vuelta a las zonas boscosas.
-Si, seré absurdo, no hecho mas que pensarlo desde que partimos de aquel hotel, pero esto es algo que mi cabeza tiene que comprender y tiene que resolver por el bien de mi y sobre todo de tu paz- dijo el detective con sarcástico tono, sus primeras palabras después de largos días de silencio absoluto -Ademas- sugirió -La Galeria que buscamos no es de las comunes que puedes encontrar aquí y en el nuevo mundo... no- susurro -Será alucinación mía o no por tanta congestión de pensamientos, pero yo vi algo la ultima vez que pasamos por aquí y en ese vórtice del terror vamos a entrar para asegurarnos que solo fueron un par de trotamundos y no una chimenea, así que ¡andando!- con las riendas en las manos tiró de ellas para que los caballos avanzaran a un galope aceptable que pudiera saciar sus ojos ávidos de curiosidad y de ansias por develar el misterio más grande con el que se había topado en su larga carrera como detective privado, una corazonada de las cuales nunca obedecía por ser una muestra de debilidad aparecía entre su deducción y su razón -Hoy es tu gran noche, ¿No es cierto enmascarado?- musito -¿Estas preparado? o más bien la pregunta correcta es ¿Nosotros, tus elegidos estamos preparados?- dijo apenas audible y continuo con mirada atenta hasta que las siluetas del carruaje y las suyas desaparecían mientras se internaban más en la brusquedad oscura de un bosque que parecía albergar entre rincones el dulce aroma de frescas rosas de Castilla.
Sherlock Holmes- Humano Clase Media
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Diario de Rorschach
05 de Noviembre de 1800
La noche ansiada, por todos, por mi y por el demonio al que servia solo por esta noche... donde esas estrellas, esos insectillos nocturnos y todos los inútiles parisinos ni siquiera se esteraran de que fue lo que acontecía mientras ellos le temían a monstruos debajo de sus camas, fantasmas creados por su pequeña mente que jamás imaginara el alcance de lo que se oculta justo frente a su nariz, ¡ja!... estúpidos.
El caballo del teatro es rápido y las riendas que lo azotan se retuercen entre mis manos, manos forradas de piel vieja que ocultan la del hombre que yace bajo esta mascara de manchas que marean al que las mira, manchas que dibujan el ser oscuro que es o puede llegar a hacer o alguna vez lo fue, pero lo cierto es que mis manchas permanecen fijas, es la mente del otro que busca cosas donde no las hay, y es ahí donde quiero que el famoso V caiga y cuando eso haya pasado quiero que también el fantasma lo haga, ninguno de los dos merece el oxigeno, el mismo suelo que otros pisan, animales como ellos solo tienen un destino... ya los veo, tres metros bajo tierra, en una tumba de la que nadie sabrá que lo es y yo iré cada noche a burlarme de ellos, a regocijarme porque dos escorias menos están en este maldito mundo.
La impaciencia termina comiéndome el espíritu y no se si a eso se deba el extraño movimiento que noto en la parte donde los harapos viejos cubren el ropaje original de The Phantom y no se si sea por eso que llegue con el roce del caballo y el aire un aroma peculiar... un aroma a mujer, mujer de no muy alto nivel, exclamo para preguntarle a The Phantom que demonios significa, pero el corre más la cortina que le cubre, me calla y ordena como todo un zar que conduzca.
Maldito bastardo, pero ya veremos al final quien será quien implore y ordene a quién, y por mis propios fines debo soportar el despreciable trato de esa basura por más tiempo, pero se que no será mucho y una mueca divertida se dibuja detrás de la máscara, allí esta, la siento, que gracia me invade al ver a The Phantom como un inútil, tan desesperado debió de sentirse para aceptar mi ayuda, al ver que como la rata que es no puede salir de su pocilga par buscar a su rival -Pobre ignorante- murmuro en voz alta y el me escucha, me excuso con cualquier cosa que el imbécil cree y me burlo en su propia cara, de eso no hay nada más divertido... nada.
Me adentro a la zona boscosa, ya e donde esta el punto a atacar, mis secuaces me esperan allí, en alguna parte escondidos -Es la emboscada perfecta- susurro y el entusiasmo me hace tirar de los caballos con mas fuerza, pronto estamos a las espaldas de la otra madriguera, noto algo extraño, no hay movimiento, solo hay todo tipo de luces encendidas pero solo eso -Algo anda mal aquí- sospecho y antes de averiguar el muy imbécil a bajado, enmascarado de una forma terrorífica, la teatralidad al menos es algo que tenemos en común -Debo decir que tu vestuario es... de exquisito gusto- el ignora y continua por su camino, altivo, no habla solo señala y yo asiento con la cabeza, millones de sensaciones me exaltan... el ha entrado por donde ha querido y al menos admiro su estrategia, que deberé aprender por que desgraciadamente no vivirá para enseñarla a alguien más, sonrío ante macabro pensamiento y el dice algo que el hueco de su máscara hace incomprensible, sin embargo era más que obvio que no iba dirigido a mi, entorne mis ojos y para tranquilizar ese malestar que se había despertado al percibir algo inédito en el asesino del teatro, al percibir en el algo humano y limpio, preferí concentrarme en lo que he venido a hacer y el espectáculo que hoy he venido a montar, en la noche más oscura de este frío noviembre...
05 de Noviembre de 1800
La noche ansiada, por todos, por mi y por el demonio al que servia solo por esta noche... donde esas estrellas, esos insectillos nocturnos y todos los inútiles parisinos ni siquiera se esteraran de que fue lo que acontecía mientras ellos le temían a monstruos debajo de sus camas, fantasmas creados por su pequeña mente que jamás imaginara el alcance de lo que se oculta justo frente a su nariz, ¡ja!... estúpidos.
El caballo del teatro es rápido y las riendas que lo azotan se retuercen entre mis manos, manos forradas de piel vieja que ocultan la del hombre que yace bajo esta mascara de manchas que marean al que las mira, manchas que dibujan el ser oscuro que es o puede llegar a hacer o alguna vez lo fue, pero lo cierto es que mis manchas permanecen fijas, es la mente del otro que busca cosas donde no las hay, y es ahí donde quiero que el famoso V caiga y cuando eso haya pasado quiero que también el fantasma lo haga, ninguno de los dos merece el oxigeno, el mismo suelo que otros pisan, animales como ellos solo tienen un destino... ya los veo, tres metros bajo tierra, en una tumba de la que nadie sabrá que lo es y yo iré cada noche a burlarme de ellos, a regocijarme porque dos escorias menos están en este maldito mundo.
La impaciencia termina comiéndome el espíritu y no se si a eso se deba el extraño movimiento que noto en la parte donde los harapos viejos cubren el ropaje original de The Phantom y no se si sea por eso que llegue con el roce del caballo y el aire un aroma peculiar... un aroma a mujer, mujer de no muy alto nivel, exclamo para preguntarle a The Phantom que demonios significa, pero el corre más la cortina que le cubre, me calla y ordena como todo un zar que conduzca.
Maldito bastardo, pero ya veremos al final quien será quien implore y ordene a quién, y por mis propios fines debo soportar el despreciable trato de esa basura por más tiempo, pero se que no será mucho y una mueca divertida se dibuja detrás de la máscara, allí esta, la siento, que gracia me invade al ver a The Phantom como un inútil, tan desesperado debió de sentirse para aceptar mi ayuda, al ver que como la rata que es no puede salir de su pocilga par buscar a su rival -Pobre ignorante- murmuro en voz alta y el me escucha, me excuso con cualquier cosa que el imbécil cree y me burlo en su propia cara, de eso no hay nada más divertido... nada.
Me adentro a la zona boscosa, ya e donde esta el punto a atacar, mis secuaces me esperan allí, en alguna parte escondidos -Es la emboscada perfecta- susurro y el entusiasmo me hace tirar de los caballos con mas fuerza, pronto estamos a las espaldas de la otra madriguera, noto algo extraño, no hay movimiento, solo hay todo tipo de luces encendidas pero solo eso -Algo anda mal aquí- sospecho y antes de averiguar el muy imbécil a bajado, enmascarado de una forma terrorífica, la teatralidad al menos es algo que tenemos en común -Debo decir que tu vestuario es... de exquisito gusto- el ignora y continua por su camino, altivo, no habla solo señala y yo asiento con la cabeza, millones de sensaciones me exaltan... el ha entrado por donde ha querido y al menos admiro su estrategia, que deberé aprender por que desgraciadamente no vivirá para enseñarla a alguien más, sonrío ante macabro pensamiento y el dice algo que el hueco de su máscara hace incomprensible, sin embargo era más que obvio que no iba dirigido a mi, entorne mis ojos y para tranquilizar ese malestar que se había despertado al percibir algo inédito en el asesino del teatro, al percibir en el algo humano y limpio, preferí concentrarme en lo que he venido a hacer y el espectáculo que hoy he venido a montar, en la noche más oscura de este frío noviembre...
¡Que el espectáculo de comienzo!
Rorschach- Cazador Clase Media
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 19/06/2013
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
El monstruo emergía de los infiernos cada vez que el carruaje se alejaba de las ruinas de mi teatro, la sangre hervía y sus flamas incandescentes llegaban a avivar esos ojos infernales del color malva, el color de la maldad pura.
Mis ropajes parecían estar en sintonía, la mascara y las telas habían sido cambiadas solo por esta noche, el rojo había suplido al negro y el retazo de tela en el rostro había sido cambiado por esto, una fiel representación de una calavera, si... esta noche el ángel de la muerte luciría sus mejores galas.
Mi rostro estaba descubierto, la mascara permanecía en una de mis manos mientras la otra, acariciaba una a una las cicatrices, las marcas, cada maldita imperfección que me hizo a los ojos de todos el demonio mismo, pero esta noche después de matar al cazador colgaría su cuerpo en plaza, con los rajes rotos y ensangrentados, la mascara hecha añicos, un fiel recuerdo de que el verdadero monstruo es el hombre y de que quien toca el teatro del Fantasma de la ópera, queda destruido en su milésima parte si es que el mismo demonio se siente benévolo,
-Ansió ese momento- suspiraba y la sonrisa parecía asomarse por mi rostro con un rastro de malicia, más de pronto un aroma peculiar pareció invadir mis sentidos y el demonio parecía minimizarse, ¿Sería acaso el aroma de Selena? ¿Ella estaría aquí? ¿Acaso osaba a desobedecer mis ordenes?, si era así, la reprendería de una manera severa, quizás dejaría de verle en meses si me apetecía o la mataría... tal y como una parte mía aún me reclamaba su sangre y su vida.
Pero deseche esa idea, mientras más pronto mejor, podía matar a todo París pero a ella no, lo más probable es que su esencia de flor aun permaneciera entre mis ropas, aquel abrazo de despedida fue tan prolongado que me impregno de su aroma, Rorschach también hizo la observación desde el exterior, lo que menos quería en esos momentos eran señalamientos suyos -¡Cállate inepto y sigue conduciendo, antes de que mate y siga a pie!- exclame y no volvió a decir palabra alguna en todo el camino.
El carruaje se detuvo no muy lejos de la mansión, me coloque la máscara y salí observando detenidamente el lugar -Huele a rosas- indique, sin prestarle mas atención al inútil que me sirvió de chofer, recordé solo por un instante mas a Selena, solo uno... -Pardonnez aiment ce que votre ange fera ce soir, mais quand l'obscurité doit retourner à la laideur du corps et âme la saleté ... rosa mia espère que vous pouvez me pardonner , mais maintenant je ai besoin de ternir cette image, étancher ma soif de sang et de préparer mon appât pour survivre à cette masqué ...
Adieu mon amour- mi lengua natal, el antiguo francés, casi olvidado por muchos parisinos retorno a mi lengua, palabras de la parte humana que Rorschach no entendería y que tampoco esperaba que lo hiciera, me limite a señalar hacia la ventana y el asintió, subí inmediatamente sin esperar un segundo más, las luces se apagaron a mi merced y el viento soplaba pues adivinaba quien había retornado.
Un Rorschach confuso entro un par de minutos después, girando la cabeza de un lado a otro,tratando de develar si en la oscuridad lograba encontrar mi rastro, ¡Que iluso!, como todos los miserables a los que he matado, empezaba a respirar de forma agitada... la música justa que mis oídos querían escuchar -No puedo hablar mucho Rorschach... te estoy preparando para el papel que vas a desempeñar y tengo que murmurar porque no quiero que me arruines mi fiesta dándote explicaciones voz alta...- paseaba a su alrededor sin que e se diera cuenta por más alertas que estuviesen sus sentidos -Pero te diré algo ¿Sabes que significa aquello de que a veces nos metemos con la entidad equivocada ah?- reí siniestramente -Estas muy callado Rorschach ¿Tienes miedo o intentas encontrar una respuesta inteligente que te ayude a ganar tiempo?- sople a su oído -Un cuchillo ¡Ja!, ¿eso es a lo que recurren los idiotas cuando se les acaban las ideas no es así?- me movía ágil cual era mi naturaleza, favorecida por otro tipo de entes... de pronto ya estaba fuera de su alcance, lejos de sus espaldas -¿Creiste que yo era uno de esos idiotas? Te diré algo... soy asesino no un imbécil, pero te necesitaba vivo para llegar hasta aquí, no podía darme el lujo de salir y exponerme, necesitaba quien lo hiciera por mi a sabiendas de que querría matarme- mientras el enmascarado daba explicaciones confusas yo empuje su mano y de pronto el cuchillo que sostenía estaba clavado en su costado cerca del estomago -No eras un hombre listo después de todo, solo una escoria más de los que vive bajo mi poder en este maldito país- le saque el cuchillo con brusquedad mientras caía de rodillas -Lección antes de morir Rorschach a la muerte nadie le gana la partida...y antes de que tu me mates yo puedo y créeme que lo haré, te matare, para mi placer y también porque vas a hacer el regalo de bienvenida para el cazador, adoro ver obras mías contempladas por los ojos de horror de otros y para el plan que trace ahora te necesito muerto- la mano del cazador, temblorosa y manchada de su sangre intentaba tomarme de los ropajes cuyos colores se veían tenues bajo la oscuridad y la luz de la luna... supongo que esperaba encontrar mi rostro -En cuanto a tus secuaces les diré que fuiste a buscar tu piedrita a otro lugar, porque descubriste que aquí no estaba y cuando esto termine y ya no los necesite.. bueno- me encogí de hombros -Ya sabes su destino- lo tome del cuello por delante con un cordón de las viejas cortinas y aplicando la fuerza que tenia de sobra me incline y deje ver mi rostro sin máscara -Empapate de la verdadera cara del horror vivo- entre quejidos, quiso dejar al aire un alarido que ahogue con la misma presión de la cuerda, descubrí que las manchas ya no me hacían efecto, así que aun sin ver su rostro, la extinción de su alma me llenaba de satisfacción poco a poco, cuando sus pies dejaron de brincar lo despoje de la máscara -Un pelirrojo cualquiera- susurre -¡Y con la cara de horror impresa!- exclame gustoso mientras le cargaba -Anímate amigo, que serás la advertencia perfecta que el que me traiciona o me toca con su vida y sangre me la paga- mordí su yugular que aun estaba marcada por el cordón, bebo su sangre y solo por diversión le ate una cuerda más grande.
Las velas de la casa se iban apagando conforme mi paso y el arrastre del cuerpo, hasta que casi la enorme, antigua y lujosa mansión quedaba en penumbras, el terreno perfecto para mí.
Mis ropajes parecían estar en sintonía, la mascara y las telas habían sido cambiadas solo por esta noche, el rojo había suplido al negro y el retazo de tela en el rostro había sido cambiado por esto, una fiel representación de una calavera, si... esta noche el ángel de la muerte luciría sus mejores galas.
Mi rostro estaba descubierto, la mascara permanecía en una de mis manos mientras la otra, acariciaba una a una las cicatrices, las marcas, cada maldita imperfección que me hizo a los ojos de todos el demonio mismo, pero esta noche después de matar al cazador colgaría su cuerpo en plaza, con los rajes rotos y ensangrentados, la mascara hecha añicos, un fiel recuerdo de que el verdadero monstruo es el hombre y de que quien toca el teatro del Fantasma de la ópera, queda destruido en su milésima parte si es que el mismo demonio se siente benévolo,
-Ansió ese momento- suspiraba y la sonrisa parecía asomarse por mi rostro con un rastro de malicia, más de pronto un aroma peculiar pareció invadir mis sentidos y el demonio parecía minimizarse, ¿Sería acaso el aroma de Selena? ¿Ella estaría aquí? ¿Acaso osaba a desobedecer mis ordenes?, si era así, la reprendería de una manera severa, quizás dejaría de verle en meses si me apetecía o la mataría... tal y como una parte mía aún me reclamaba su sangre y su vida.
Pero deseche esa idea, mientras más pronto mejor, podía matar a todo París pero a ella no, lo más probable es que su esencia de flor aun permaneciera entre mis ropas, aquel abrazo de despedida fue tan prolongado que me impregno de su aroma, Rorschach también hizo la observación desde el exterior, lo que menos quería en esos momentos eran señalamientos suyos -¡Cállate inepto y sigue conduciendo, antes de que mate y siga a pie!- exclame y no volvió a decir palabra alguna en todo el camino.
El carruaje se detuvo no muy lejos de la mansión, me coloque la máscara y salí observando detenidamente el lugar -Huele a rosas- indique, sin prestarle mas atención al inútil que me sirvió de chofer, recordé solo por un instante mas a Selena, solo uno... -Pardonnez aiment ce que votre ange fera ce soir, mais quand l'obscurité doit retourner à la laideur du corps et âme la saleté ... rosa mia espère que vous pouvez me pardonner , mais maintenant je ai besoin de ternir cette image, étancher ma soif de sang et de préparer mon appât pour survivre à cette masqué ...
Adieu mon amour- mi lengua natal, el antiguo francés, casi olvidado por muchos parisinos retorno a mi lengua, palabras de la parte humana que Rorschach no entendería y que tampoco esperaba que lo hiciera, me limite a señalar hacia la ventana y el asintió, subí inmediatamente sin esperar un segundo más, las luces se apagaron a mi merced y el viento soplaba pues adivinaba quien había retornado.
Un Rorschach confuso entro un par de minutos después, girando la cabeza de un lado a otro,tratando de develar si en la oscuridad lograba encontrar mi rastro, ¡Que iluso!, como todos los miserables a los que he matado, empezaba a respirar de forma agitada... la música justa que mis oídos querían escuchar -No puedo hablar mucho Rorschach... te estoy preparando para el papel que vas a desempeñar y tengo que murmurar porque no quiero que me arruines mi fiesta dándote explicaciones voz alta...- paseaba a su alrededor sin que e se diera cuenta por más alertas que estuviesen sus sentidos -Pero te diré algo ¿Sabes que significa aquello de que a veces nos metemos con la entidad equivocada ah?- reí siniestramente -Estas muy callado Rorschach ¿Tienes miedo o intentas encontrar una respuesta inteligente que te ayude a ganar tiempo?- sople a su oído -Un cuchillo ¡Ja!, ¿eso es a lo que recurren los idiotas cuando se les acaban las ideas no es así?- me movía ágil cual era mi naturaleza, favorecida por otro tipo de entes... de pronto ya estaba fuera de su alcance, lejos de sus espaldas -¿Creiste que yo era uno de esos idiotas? Te diré algo... soy asesino no un imbécil, pero te necesitaba vivo para llegar hasta aquí, no podía darme el lujo de salir y exponerme, necesitaba quien lo hiciera por mi a sabiendas de que querría matarme- mientras el enmascarado daba explicaciones confusas yo empuje su mano y de pronto el cuchillo que sostenía estaba clavado en su costado cerca del estomago -No eras un hombre listo después de todo, solo una escoria más de los que vive bajo mi poder en este maldito país- le saque el cuchillo con brusquedad mientras caía de rodillas -Lección antes de morir Rorschach a la muerte nadie le gana la partida...y antes de que tu me mates yo puedo y créeme que lo haré, te matare, para mi placer y también porque vas a hacer el regalo de bienvenida para el cazador, adoro ver obras mías contempladas por los ojos de horror de otros y para el plan que trace ahora te necesito muerto- la mano del cazador, temblorosa y manchada de su sangre intentaba tomarme de los ropajes cuyos colores se veían tenues bajo la oscuridad y la luz de la luna... supongo que esperaba encontrar mi rostro -En cuanto a tus secuaces les diré que fuiste a buscar tu piedrita a otro lugar, porque descubriste que aquí no estaba y cuando esto termine y ya no los necesite.. bueno- me encogí de hombros -Ya sabes su destino- lo tome del cuello por delante con un cordón de las viejas cortinas y aplicando la fuerza que tenia de sobra me incline y deje ver mi rostro sin máscara -Empapate de la verdadera cara del horror vivo- entre quejidos, quiso dejar al aire un alarido que ahogue con la misma presión de la cuerda, descubrí que las manchas ya no me hacían efecto, así que aun sin ver su rostro, la extinción de su alma me llenaba de satisfacción poco a poco, cuando sus pies dejaron de brincar lo despoje de la máscara -Un pelirrojo cualquiera- susurre -¡Y con la cara de horror impresa!- exclame gustoso mientras le cargaba -Anímate amigo, que serás la advertencia perfecta que el que me traiciona o me toca con su vida y sangre me la paga- mordí su yugular que aun estaba marcada por el cordón, bebo su sangre y solo por diversión le ate una cuerda más grande.
Las velas de la casa se iban apagando conforme mi paso y el arrastre del cuerpo, hasta que casi la enorme, antigua y lujosa mansión quedaba en penumbras, el terreno perfecto para mí.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Le había prometido que estaría en la guarida sin embargo la curiosidad y la preocupación era mayor, aquella ultima noche, mi ángel de alas negras se había despedido de una manera que no me había gustado, era una despedida definitiva y no estaba dispuesta a consentirlos si yo podía hacer algo. Había despertado con lagrimas en los ojos y él no estaba ahí, me vestí con los ropajes mas cómodos y me prepare
Fui detrás de él y antes de que él se subiera al carruaje que se encontraba en el exterior, me oculte yo para ir al mismo destino que fuera él. Mi localidad oculta no era la mas cómoda del mundo y sabia que si me descubría iba a tener muchos problemas pero nada de eso importaba, solo pensar en perderle era superior a mi y no podía entender como había sido capaz de hacer lo que estaba haciendo, años atrás nunca lo hubiera imaginado
El trayecto no fue muy largo sin embargo sin que había sido complicado para memorizar, muchos giros que habían hecho que me desubicase y eso no había sido todo, desde mi posición había escuchado a mi ángel contestar de mala manera a su chófer después de preguntar por una mujer ¿Acaso se habían dado cuenta de que estaba allí? parecía por suerte para mi que no, y poco después le escuche hablar para si mismo, habiendo entendido solo un par de palabras sueltas, las cuales me preocuparon en demasiada, ya que sonaba por su tono a despedida. Pronto paro el carruaje y sentí como bajo mi ángel del mismo a paso lento pero decidido, él ya había decidido por los dos, había pensado cual seria cada paso que debía seguir y aunque le había suplicado que no fuera, que me dejara ir a su lado, no me había dejado, me había dado algunos detalles de lo que debía hacer en caso de que no volviera, sin embargo era una opción que no quería ni pensarla
Me deje caer del carruaje cuando sentí que se habían marchado, mis años en las calles, correr al ser perseguidos y esconderme en los lugares mas insospechados, habían servido en esta ocasión para pasar desapercibida y camuflarme de tal manera que nadie se había percatado de estar ahí. Mire aquella gran mansión que se imponía ante mi, majestuosa y a la vez fantasmal, no tenia forma de saber que me hacia sentir aquel lugar a parte de un sudor frío que me recorría. Tenia que entrar dentro, averiguar que estaba pasando porque era mi salvador y se estaba metiendo en la boca del lobo, estaba yendo al hogar del hombre que me había amenazado. Solo miraba cualquier resquicio de un fallo en la seguridad por donde colarme y así fue al poco, encontré una ventana entreabierta y sin dudarlo un instante entre. Parecía ser un pasillo largo y oscuro, no tenia ni idea de donde ir pero en ese momento escuche unos ruidos y nerviosa entre en la primera habitación que encontré, apoyando la puerta en la frente suspirando ¿En que me metí? Me dije para mi misma hasta que deje de oír ruidos y salí otra vez al pasillo y volví a escuchar otro ruido ¿Es que esta casa estaba plagada de gente? Me volví a encerrar en otra habitación esperando que dejara de oírse cualquier otro sonido y poder salir a buscarle para convencerle de que volviera a nuestro hogar o al menos sino le encontraba intentar descubrir algo que me ayudara a entender un poco mejor lo que estaba sucediendo ¿Quien me creo que soy? Suspire tristemente porque empezaba a pensar que quizás no había sido tan buena idea ir ya que si era sincera conmigo ¿En que podría ayudarle? Mas necesitaba saber cual era la verdad
Fui detrás de él y antes de que él se subiera al carruaje que se encontraba en el exterior, me oculte yo para ir al mismo destino que fuera él. Mi localidad oculta no era la mas cómoda del mundo y sabia que si me descubría iba a tener muchos problemas pero nada de eso importaba, solo pensar en perderle era superior a mi y no podía entender como había sido capaz de hacer lo que estaba haciendo, años atrás nunca lo hubiera imaginado
El trayecto no fue muy largo sin embargo sin que había sido complicado para memorizar, muchos giros que habían hecho que me desubicase y eso no había sido todo, desde mi posición había escuchado a mi ángel contestar de mala manera a su chófer después de preguntar por una mujer ¿Acaso se habían dado cuenta de que estaba allí? parecía por suerte para mi que no, y poco después le escuche hablar para si mismo, habiendo entendido solo un par de palabras sueltas, las cuales me preocuparon en demasiada, ya que sonaba por su tono a despedida. Pronto paro el carruaje y sentí como bajo mi ángel del mismo a paso lento pero decidido, él ya había decidido por los dos, había pensado cual seria cada paso que debía seguir y aunque le había suplicado que no fuera, que me dejara ir a su lado, no me había dejado, me había dado algunos detalles de lo que debía hacer en caso de que no volviera, sin embargo era una opción que no quería ni pensarla
Me deje caer del carruaje cuando sentí que se habían marchado, mis años en las calles, correr al ser perseguidos y esconderme en los lugares mas insospechados, habían servido en esta ocasión para pasar desapercibida y camuflarme de tal manera que nadie se había percatado de estar ahí. Mire aquella gran mansión que se imponía ante mi, majestuosa y a la vez fantasmal, no tenia forma de saber que me hacia sentir aquel lugar a parte de un sudor frío que me recorría. Tenia que entrar dentro, averiguar que estaba pasando porque era mi salvador y se estaba metiendo en la boca del lobo, estaba yendo al hogar del hombre que me había amenazado. Solo miraba cualquier resquicio de un fallo en la seguridad por donde colarme y así fue al poco, encontré una ventana entreabierta y sin dudarlo un instante entre. Parecía ser un pasillo largo y oscuro, no tenia ni idea de donde ir pero en ese momento escuche unos ruidos y nerviosa entre en la primera habitación que encontré, apoyando la puerta en la frente suspirando ¿En que me metí? Me dije para mi misma hasta que deje de oír ruidos y salí otra vez al pasillo y volví a escuchar otro ruido ¿Es que esta casa estaba plagada de gente? Me volví a encerrar en otra habitación esperando que dejara de oírse cualquier otro sonido y poder salir a buscarle para convencerle de que volviera a nuestro hogar o al menos sino le encontraba intentar descubrir algo que me ayudara a entender un poco mejor lo que estaba sucediendo ¿Quien me creo que soy? Suspire tristemente porque empezaba a pensar que quizás no había sido tan buena idea ir ya que si era sincera conmigo ¿En que podría ayudarle? Mas necesitaba saber cual era la verdad
Amaris Scander- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 07/02/2012
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Leviathán lo había anunciado ya, él, aquel ser endemoniado y mortal había llegado para propagar a su paso la destrucción y la muerte, tal y como en las siete plagas bíblicas, aunque ese hombre, si es que detrás de la máscara había algo de eso, no había absolutamente nada de santo, ni divino.
El presentimiento seguia oprimiendo mi pecho y cada vez se hacia más agudo, tanto que si fuese humana estoy segura que lo habría interpretado como un ataque al corazón, Alessandro se marchaba junto con él, con esa idea materializada en hombre con el que le había engañado una noche antes, quisiera aun resolver el misterio por el cual sin ningún sentimiento tal fui a caer entre sus brazos y su cama, aún no entiendo, mis sentimientos siguen siendo confusos pero lo que si tengo claro es que por esos dos hombres que acaban de salir de mi habitación daría mi vida y si esto no era vida lo que mantenía en pie entonces daría mi propia muerte.
Cuando la puerta se cerro detrás de Alessandro, un frío increíblemente asfixiante toco cada espacio, cada pasillo, cada habitación, una fresca ráfaga que no podía ser de nadie mas que del ser oscuro, el viento crujía afuera de pronto, golpeaba las ventanas como si quisiera esconderse, era probable que hasta el viento tuviera miedo de él.
Corri pronto a la ventana para cerrarla en cuanto esta se abrió de par en para desacomodando todo a su paso, inmediatamente puse el seguro, sabia quien era ese monstruo y lo que sus magnificas habilidades hacían por él, The Phantom no era un vampiro común, poseía un poder para escabullirse entre los rincones y dominar cada sombra disponible.
De pronto me percate que la luz de las velas se habían apagado, que solo la curiosa luna que se asomaba por la ventana me proporcionaba su luz tenue y pálida, mientras las sombras de las ramas de los arboles bailaban o quizás también temblaban de pavor, yo no podía quedarme allí, no, no podía, ¿Quien rayos era yo para estar aquí mientras todos se debatían a muerte? ¿La reina de Inglaterra?, definitivamente no y debía ponerle remedio a la situación, así que me arme de valor y recordé que Solomon había dejado para mi una pequeña daga, aún más pequeña que las de Leviathán... sabia que tenia poderes, sabia que era un vampiro que no necesitaba de artilugios para mi defensa, pero para mi desgracia era una neófita abandonada y sin experiencia que no sabia absolutamente nada de como ocupar sus poderes, salvo el de la caza para poder subsistir.
El arma permanecía entre mis manos, como un bebé frío que se acurrucaba perfectamente como si estuviese hecha a mi medida, viendo su reflejo detenidamente, solo me atrevía a pensar si esto no alguna vez no tuvo la posibilidad de terminar de una manera distinta << ¿ Qué respuesta puedo dar? Voy a arriesgar mi vida, para ganar la oportunidad de vivir? ¿ Puedo traicionar el hombre que una vez nos inspiró a mi voz? ¿Puedo convertirme en su presa?
¿ Tengo alguna opción?... >> suspiraba << El que mata sin un pensamiento, que asesina a todo lo que es bueno . . . Sé que no puedo huir y sin embargo, me gustaría poder... Oh Dios, si estoy de acuerdo, ¿ Qué horrores esperan por nosotros en el baile de la Muerte Roja . . .? >>
De pronto doy un vuelco brusco a la realidad cuando escucho ruidos en el pasillo.. me estremezco y tomo la cuchilla con mas fuerza, me duele, siento que me la he clavado sin querer en la mano, pero antes de que pueda siquiera ver las heridas la puerta se abre y una silueta desconocida puedo percibir -¿Quien eres tu?- pregunto agresiva desde la penumbra -¡Te hice una pregunta!- exclame al no oír respuesta, acerco la cuchilla al frente, me acerco despacio a luz tenue de la luna y le veo, ella también lo hace y parece reconocerme, noto que su ceño se frunce -¿Eres parte del circo que monto el asesino de The Phantom? ¡¿Conoces a ese monstruo?!- le apunto con el arma, la mano se mantiene firme, los ojos se encienden, mis pupilas se dilatan, mi corazón se acelera -Te lo voy a preguntar por ultima vez, ¿Vienes a matarme por mandato de se horrible monstruo enmascarado o eres una víctima que logro salir con vida de entre sus garras?... te advierto que si no contestas te sacaré del juego y de todos modos iré a matarle con esto- finalice amenazante .
El presentimiento seguia oprimiendo mi pecho y cada vez se hacia más agudo, tanto que si fuese humana estoy segura que lo habría interpretado como un ataque al corazón, Alessandro se marchaba junto con él, con esa idea materializada en hombre con el que le había engañado una noche antes, quisiera aun resolver el misterio por el cual sin ningún sentimiento tal fui a caer entre sus brazos y su cama, aún no entiendo, mis sentimientos siguen siendo confusos pero lo que si tengo claro es que por esos dos hombres que acaban de salir de mi habitación daría mi vida y si esto no era vida lo que mantenía en pie entonces daría mi propia muerte.
Cuando la puerta se cerro detrás de Alessandro, un frío increíblemente asfixiante toco cada espacio, cada pasillo, cada habitación, una fresca ráfaga que no podía ser de nadie mas que del ser oscuro, el viento crujía afuera de pronto, golpeaba las ventanas como si quisiera esconderse, era probable que hasta el viento tuviera miedo de él.
Corri pronto a la ventana para cerrarla en cuanto esta se abrió de par en para desacomodando todo a su paso, inmediatamente puse el seguro, sabia quien era ese monstruo y lo que sus magnificas habilidades hacían por él, The Phantom no era un vampiro común, poseía un poder para escabullirse entre los rincones y dominar cada sombra disponible.
De pronto me percate que la luz de las velas se habían apagado, que solo la curiosa luna que se asomaba por la ventana me proporcionaba su luz tenue y pálida, mientras las sombras de las ramas de los arboles bailaban o quizás también temblaban de pavor, yo no podía quedarme allí, no, no podía, ¿Quien rayos era yo para estar aquí mientras todos se debatían a muerte? ¿La reina de Inglaterra?, definitivamente no y debía ponerle remedio a la situación, así que me arme de valor y recordé que Solomon había dejado para mi una pequeña daga, aún más pequeña que las de Leviathán... sabia que tenia poderes, sabia que era un vampiro que no necesitaba de artilugios para mi defensa, pero para mi desgracia era una neófita abandonada y sin experiencia que no sabia absolutamente nada de como ocupar sus poderes, salvo el de la caza para poder subsistir.
El arma permanecía entre mis manos, como un bebé frío que se acurrucaba perfectamente como si estuviese hecha a mi medida, viendo su reflejo detenidamente, solo me atrevía a pensar si esto no alguna vez no tuvo la posibilidad de terminar de una manera distinta << ¿ Qué respuesta puedo dar? Voy a arriesgar mi vida, para ganar la oportunidad de vivir? ¿ Puedo traicionar el hombre que una vez nos inspiró a mi voz? ¿Puedo convertirme en su presa?
¿ Tengo alguna opción?... >> suspiraba << El que mata sin un pensamiento, que asesina a todo lo que es bueno . . . Sé que no puedo huir y sin embargo, me gustaría poder... Oh Dios, si estoy de acuerdo, ¿ Qué horrores esperan por nosotros en el baile de la Muerte Roja . . .? >>
De pronto doy un vuelco brusco a la realidad cuando escucho ruidos en el pasillo.. me estremezco y tomo la cuchilla con mas fuerza, me duele, siento que me la he clavado sin querer en la mano, pero antes de que pueda siquiera ver las heridas la puerta se abre y una silueta desconocida puedo percibir -¿Quien eres tu?- pregunto agresiva desde la penumbra -¡Te hice una pregunta!- exclame al no oír respuesta, acerco la cuchilla al frente, me acerco despacio a luz tenue de la luna y le veo, ella también lo hace y parece reconocerme, noto que su ceño se frunce -¿Eres parte del circo que monto el asesino de The Phantom? ¡¿Conoces a ese monstruo?!- le apunto con el arma, la mano se mantiene firme, los ojos se encienden, mis pupilas se dilatan, mi corazón se acelera -Te lo voy a preguntar por ultima vez, ¿Vienes a matarme por mandato de se horrible monstruo enmascarado o eres una víctima que logro salir con vida de entre sus garras?... te advierto que si no contestas te sacaré del juego y de todos modos iré a matarle con esto- finalice amenazante .
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Baje a la capilla, allí estaban ellos, debatiendo su supuesta filosofía religiosa iniciada por el religioso Gideon, pero no tenia ganas de seguir con su conversación pese a que tenia uno que otro argumento científico que pensándolo detenidamente quedaba desacreditado con el simple hecho evidente de sus existencias.
La platica con Montserrat me había perturbado a grados únicos que hacían brotar de mi la angustia y el horror, imágenes terribles iban y venían en mi cabeza, imágenes de una derrota, de una catástrofe... las veja dentro sin poder hacer algo siquiera... solo mis manos temblaban, sudaban frío.
Cuando regrese de mi infierno fantasmagórico e imaginativo, Nigma había llegado, reía y brincaba, incluso bailaba como si en realidad no hubiese una guerra sino la espera para la cena de vísperas navideñas, Gideon había vuelto con su rosario y el Cristo de oro y plata que resaltaba entre toda la decoración católica, permanecía de rodillas y Turandot se había unido a su coro para rezar con fervor infinito a la Beata María, el coronel permanecía a mi lado sin decirme nada, pero sabia perfectamente que algo me perturbaba, Constantine le importaba poco el sacro santo lugar y seguía fumando cual chimenea humana.
De pronto toda paz se vio interrumpida por la brusquedad del viento que abrió las ventanas o que quebró los cristales, las velas y luces se apagaron a su compás, él había llegado... Solomon abrió la puerta asintiendo con la cabeza, entonces toda entereza se fue a un lugar inhóspito y desconocido al que no podía ir... las piernas temblaban, incluso llegue a preguntarme si era capaz de ponerme de pie, sentí que mi expresión de angustia característica había retomado su lugar ¡Justo ahora!, no dejaba de pasar saliva, no dejaba de ver esa imágenes, no dejaba de ver a mi madre sentada en los jardines del sanatorio mental y mucho menos paran de recordar todo lo que había vivido en el camino hasta este momento y los dos amigos a los que había perdido.
El mundo me daba vueltas, se ponía oscuro y los párpados se hacían pesados, solo la mano del coronel me devolvió al momento, al verlo el sonrío -No... no... no me doblegare mi Coronel... Es... es... decir ¡Teniente Coronel Frank Slade!- exclame firme, el sonrío y sus golpes en mi espalda siempre me decían algo sin contener palabras -Si- me dije -Mañana estaremos todos juntos, sentados en la mesa del salón principal tomando té inglés, comentando esta noche, riéndonos con las gracias a veces un tanto macabras de Nigma y después jugaré ajedrez con Montserrat antes de que yo vaya a dormir... seguramente en ese momento en que este en la cama llegara Turandot cantando la melodía popular de Enrique VIII para que no pueda dormir... saldrá el Coronel de una pared, lo regañara cual militar y después nos reiremos así hasta que esto haya quedado para bien de todos olvidado y lejos de los anales de la historia- sonreí con convicción y por el bien de mi mente y mi valor mantuve ese pensamiento sin darme cuenta que Solomon hablaba, mientras me daba una espada como la suya ¿Para que?, me preguntaba y cuando vi todos estaban listos, con sus armas unidas, haciendo un juramento de valor y yo según las palabras de Vasari estaría al frente de Gideon y Constantine... Yo, al frente... seguramente seriamos los primeros en morir.
La platica con Montserrat me había perturbado a grados únicos que hacían brotar de mi la angustia y el horror, imágenes terribles iban y venían en mi cabeza, imágenes de una derrota, de una catástrofe... las veja dentro sin poder hacer algo siquiera... solo mis manos temblaban, sudaban frío.
Cuando regrese de mi infierno fantasmagórico e imaginativo, Nigma había llegado, reía y brincaba, incluso bailaba como si en realidad no hubiese una guerra sino la espera para la cena de vísperas navideñas, Gideon había vuelto con su rosario y el Cristo de oro y plata que resaltaba entre toda la decoración católica, permanecía de rodillas y Turandot se había unido a su coro para rezar con fervor infinito a la Beata María, el coronel permanecía a mi lado sin decirme nada, pero sabia perfectamente que algo me perturbaba, Constantine le importaba poco el sacro santo lugar y seguía fumando cual chimenea humana.
De pronto toda paz se vio interrumpida por la brusquedad del viento que abrió las ventanas o que quebró los cristales, las velas y luces se apagaron a su compás, él había llegado... Solomon abrió la puerta asintiendo con la cabeza, entonces toda entereza se fue a un lugar inhóspito y desconocido al que no podía ir... las piernas temblaban, incluso llegue a preguntarme si era capaz de ponerme de pie, sentí que mi expresión de angustia característica había retomado su lugar ¡Justo ahora!, no dejaba de pasar saliva, no dejaba de ver esa imágenes, no dejaba de ver a mi madre sentada en los jardines del sanatorio mental y mucho menos paran de recordar todo lo que había vivido en el camino hasta este momento y los dos amigos a los que había perdido.
El mundo me daba vueltas, se ponía oscuro y los párpados se hacían pesados, solo la mano del coronel me devolvió al momento, al verlo el sonrío -No... no... no me doblegare mi Coronel... Es... es... decir ¡Teniente Coronel Frank Slade!- exclame firme, el sonrío y sus golpes en mi espalda siempre me decían algo sin contener palabras -Si- me dije -Mañana estaremos todos juntos, sentados en la mesa del salón principal tomando té inglés, comentando esta noche, riéndonos con las gracias a veces un tanto macabras de Nigma y después jugaré ajedrez con Montserrat antes de que yo vaya a dormir... seguramente en ese momento en que este en la cama llegara Turandot cantando la melodía popular de Enrique VIII para que no pueda dormir... saldrá el Coronel de una pared, lo regañara cual militar y después nos reiremos así hasta que esto haya quedado para bien de todos olvidado y lejos de los anales de la historia- sonreí con convicción y por el bien de mi mente y mi valor mantuve ese pensamiento sin darme cuenta que Solomon hablaba, mientras me daba una espada como la suya ¿Para que?, me preguntaba y cuando vi todos estaban listos, con sus armas unidas, haciendo un juramento de valor y yo según las palabras de Vasari estaría al frente de Gideon y Constantine... Yo, al frente... seguramente seriamos los primeros en morir.
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/03/2012
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