The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)

Recuerdo del primer mensaje :

-Recuerda… recuerda ese cinco de noviembre, pólvora, traición y complot…. nadie podrá decir que tal incendio en el olvido quedo- hablaba con Teobaldo, mi fiel lacayo, aquel que me veía con sufrimiento -Bien, puedes retirarte, ya no requiero de tus servicios en este momento, solo sé mi fiel mensajero y lleva el escrito a quién ha de ser la voz al finalizar el movimiento- Teobaldo obedeció serio, se fue sin antes darme un abrazo sincero -Solo cuídate compañero y no regreses hasta que no estés seguro que haya concluido esto- susurre a su oído y al irse no hubo más sonido.
Podía ver todo detrás de la máscara, podía ver lo que ocurría a mis espaldas, gracias al reflejo de la ventana, el me observa pero no me decía nada -Me alegra Solomon que jamás me dijeras nada desde que llegaste hace un mes a esta casa- hable sin corresponder a su mirada que había dejado su bebida abandonada -Y que hoy…- proseguí -Día en que probablemente tenga que morir   sigas con la misma prudencia con la que te conocí- por debajo de mi rostro falso sonreí, abandone mi ventanal, el que solo en lo más alto de la casa podías encontrar y una copa de vino serví hasta rebosar -Antes de que mañana no vuelva a despertar, quiero…- guarde un minuto de silencio, pensando las palabras precisas-Agradecerte que a mis caídos los hayas querido entrenar, están listos gracias a ti y están más que  dispuestos a luchar- detrás de mi escritorio me quise sentar pero su mirada impasible no dejaba de examinar, no dejaba de gritar que el Fantasma no iba a ganar y que el día de mañana junto a ellos su caída iba celebrar -Déjame de mirar, tu bien sabes que hoy es mi final y de cualquier forma no sobreviviré por un tiempo más, si, detrás de esta máscara siempre me he podido ocultar pero… puede leer a los demás, puedo saber que me dicen en secreto, con palabras vetadas por sus propios dueños… con palabras censuradas que reprimen muy en fondo de su pecho- finalmente tome asiento y frente a ese hombre solo derrame el vino en el ramo de rosas que reposaba en medio de aquel antiguo mueble, el que me cubría del que en una silla más incomoda sentado permanecía.
Deje de observar su rostro, deje de leer sus ojos y centre mi atención en el filo de aquel recipiente vidrioso que estaba tan vacío y silencioso como la habitación donde el cazador suspiraba repetitivamente -Hoy es día con el que soñé eternamente- reanude la charla -Hoy es cinco de noviembre, hoy vendrá… entendió mi señal, yo se que ya me ha mandado buscar… dentro de momentos el vendrá y su venganza querrá cobrar- cerré los ojos mientras las escenas más trágicas de nuestros enfrentamientos intentaba recordar -Si… The Phantom…. ven por mí…aterriza falso ángel de la muerte que yo te he de desmentir y juro que sino te he de destruir en esta vida en la que ha de seguir lo haré- entre pausas susurre, mientras mis puños se cerraban con rapidez -Solomon solo un favor te pediré- al fin en voz alta a la realidad regrese -Cuida de Montserrat como yo no podré hacer y trata de recuperar el tiempo perdido con tu hija… ella es una criatura divina, atrapada en una piel que no le corresponde, es mi único deseo post mortem, antes de que todo esto comience debes decirle que tu eres su verdadero padre-el veía con sorpresa -Es lo justo para la vampiresa, te he visto, no te has alejado de ella desde que te traje a mi guarida, la has cuidado mientras ella dormía y has llorado por ella mientras ella mataba y bebía y la has tratado y consentido como a una hija y ella lo sabe… es… es una mujer muy lista, antes de que te tome como un padre sustituto, asegúrate que eres el padre que al cielo ha pedido- ante el me puse de pie, acomode la silla y seguido de eso a retirarme me disponía, cuando vi que una lágrima en su rostro corría -Yo no importo ahora, ella si puesto que siempre ha estado sola- decía frente a el se posaba mi oscura sombra -No se si vuelva a verte antes de… aun me hacen falta cosas por hacer pero… de cualquier manera- quede pensativo mientras podía sentir que debajo de la máscara se dibujaba una sonrisa sincera -Fue un placer haberte conocido y haber compartido, todo tipo de secretos contigo- golpee su hombro y me disponía a salir cuando detrás de mi su voz detuvo mi proseguir.

En mi piel senti su último roce hecho con su delicada mano que temblaba al ritmo de las lágrimas que sus ojos no dejaban de desprender, guarde silencio, no respondí más por instantes -Vete ya- ordene dócilmente, escuchando su marcha alejándose del peligro, las sensaciones que reinaban en mi interior fueron sosegándose un poco, ahora sabía que ella ya estaba y a salvo de Leviathán y de mí.
Las llamas hacían el horrible contraste que dejaba a la vista de to aquel que se atreviera a mirar un rostro deforme que sonreía con la maldad de un demonio, de un asesino, faz en la que también unos ojos malheridos y cortados veían furiosos sin imputar que la sangre que escurría de los párpados rasgados llegara a los orbes donde el ardor no era nada comparado a la furia que se contenía en la tela que retorcía entre mis manos.
Finalmente decidi que ya era la hora de irme de este maldito infierno -Monseuir- mi voz rompía los esquemas del silencio, con su tono imperante, oscuro y amenazante -¿Creyó usted que la lastimaría?- mis pasos fueron lentos pero me dirigían a la boca de las armas, donde las balas yacían impacientes por salir impulsadas e incrustarse en mi cuerpo -¿Acaso no piensa que puede haber en mi una pizca de alma compasiva?- negué riendo -Veo que Leviathán le ha contado maravillas sobre mi para que no crea en mi palabra... ¡Desde cuando la palabra de un miserable mortal vale más que la de un ángel caído!- mi respiración era agitada, las ansias por matarle eran muchas, necesitaba sangre fresca -En fin- me encogí de hombros -Lo cierto es que...- agregue -Disfruto acabar con la diversión de los otros y esta mascarada, este baile entre la muerte roja y el caballero de la prosa nocturna se prolongo demasiado, esto se hizo tedioso años atrás, muchos años atrás... dejo de llamar mi atención y cuando eso ocurre pues yo...- señale hacia atrás donde la casa se hacia añicos entre la llamarada que no dejaba de intensificarse -Me deshago del anfitrión y los invitados de maneras poco amables- una mueca retorcida se dibujo en mis labios, al menos en el escaso grosor y carne de ellos - Y ustedes me invitan a un nuevo baile donde el protagonismo lo toman las armas, interesante propuesta- asentí -Pero me pregunto ¿Por cuanto tiempo han de llamar mi atención?- mis pasos hallaron su final cuando estos se toparon con el hombre de mediana edad -Yo creo Monseuir que irán a la comisaría, con más que las manos vacías, irán también con sus cuerpos sin alma...- agregue -Vacíos- susurre -Porque ya me aburrieron- amenace acercando mi rostro al hombre que yacía a poco distancia del que portaba la imagen desaliñada de un cabello alborotado y una gabardina de terciopelo azul completamente rasgada -Y volviendo al tema central de la joven ¿Porque ha de pagar la pobre criatura de la poca compasión que el mundo a mostrado por ¡Mi!- exclame cuando arroje la tela al cuello del hombre que soltó el arma tras la impresión, detrás mío se escucho el gatillo que aún no disparaba contra mí, que detuvo su propio compañero cuando empujada por mis manos paso a estar al frente, ahora él era un escudo humano pendiendo de un nudo cuya técnica había sido olvidada por lo antigua que era, pero que para este demonio la técnica resultaba todo un arte y un placer -Compra su libertad bajando el arma que portas en las manos- ordene furioso -Disparame y enviaras a tu compañero a la tumba, morirá asfixiado y con las cuerdas quebradas, además que tu le darás el tiro de gracia si intentas herirme primero- jalaba más de la tela, el nudo se hacia más tenso aplicando la fuerza suficiente para que la blanca piel del hombre empezase a tomar un tono rojizo, su voz se había apagado y luchaba con sus manos, intentando en modo desesperado quitarse mi capa enroscada en su tiempo, el hombre pareció desistir, bajaba el arma poco a poco y un aire victorioso apareció en mi rostro jactante de triunfo -Eso es- susurre, después del silencio que prolifero entre los tres, se escucho el redoble de los tambores militares -Muy astuto- le felicite -Pero el ejercito jamás ha podido conmigo tampoco- el levanto el arma de nuevo, con el ceño fruncido y disparo varias veces en dirección a mi mano que no dejaba de ahorcar con fuerza -Maldito- exclame empujando a su compañero tirándole al piso, un bala llego a la mano y otra muy cerca del ojo, apagando mi vista pero nada me importaba, tras una ola de disparos, con el ejercito detrás huí, tenía que desaparecer por un tiempo, tenia que salvar a Selena de toda culpa y sospecha, debía fingir la caída del Fantasma de la ópera de París mientras todo volvía a la calma y en perfectas condiciones para retornar a mi trono nocturno, -Maldito e infeliz Leviathán, aún muerto sigues haciendo de mi existencia un infierno!- sentencie al aire, sabía a donde ir, no era la primera vez que el ejercito fuese tras de mí, cuando Alice paso lo mismo con la excepción de que no encontraron la evidencia de que la nueva diva del teatro y el Conde de Braggelone hubiesen sido calcinados por un ángel.

Que clase de enfermedad había podido provocar tal deformidad  en su rostro, por más que rebuscaba en mi memoria no encontraba alguna que provocará tal cosa o ¿Que más le pudo pasar en el rostro?, y es que aun con la luz de las llamas intensas, esa faz ensangrentada apenas tenia rastro de serlo, sus ojos eran el único indicio de que realmente era un hombre y no un monstruo.
Inmerso en mis pensamientos, en la posibilidad de que algo me dictara algún diagnostico de lo que pudo haberle pasado en vida, no me percataba de lo que acontecía a mi alrededor, veía el movimiento de sus escasos labios sin entender palabra alguna sobre lo que decía, a pesar de que  conocía a la perfección el idioma francés, vi la partida de la joven, Holmes no se deba cuenta, quizá porque estaba demasiado ocupado apuntando a alguien que ni con tres mil balas y todo un batallón íbamos a poder vencer.
No me atrevia a jalar del gatillo porque era partidario de que dama no era un rehén, no era una víctima, simplemente era lo que a mis ojos se plasmaba, la pareja del monstruo, pero tampoco la juzgaría, solamente ellos sabían lo que pasaba en sus vidas.
Volvi a mi mundo real, cuando su rostro infectado y plagado de la fealdad se acerco demasiado a mi vista y su voz susurro a mis oídos, ese tono extraño que a la vez que aterraba, resultaba ser sutil, dulce...agradable al oído humano -¿Que?- cuestione, levantando mi vista, sin decir más sentí que el aire era escaso, sentí el ardor en el cuello, la forma en como rozaba y con ese tacto hacia de mi garganta una zona caliente, mis vértebras empezaron a crujir con la fuerza desmedida que tenia aquel hombre para jalar del nudo, ni siquiera mis manos presurosas y torpes, habilitadas por entrenamiento militar podían ayudarme ¿Que rayos era esa arma?, yo la desconocía, sin embargo Holmes parecía conocerla perfectamente, no escuchaba, solo imitaba el movimiento de su cabeza irritada, abría la boca para respirar, para pedirle auxilio a mi compañero que dudaba en disparar tras verme como escudo humano del demonio, ese hombre que era mucho más alto que yo, que su sangre lograba escurrirse e impregnar de rojo cada centímetro de mi ropa, era algo parecido a una ligera tormenta roja cayendo sobre mi únicamente.
Parecia estremecerme el espanto pero mantenía la fe en que Holmes se le ocurriría algo astuto, escuche los disparos, mi respiración y mii corazón hacían sus funciones agitadamente, las balas pasaron muy cerca mío, pero no me provocaron algo más que no fuese mi salvación, finalmente la sombra me había soltado de forma brusca mientras maldecía y huía a lo profundo del bosque en dirección opuesta de la joven, yo lo vi partir en los instantes en que estaba tratando de recuperar la conciencia y el oxigeno casi perdidos, corría tan rápido como los redobles militares que se escuchaban venir en nuestra dirección -Apunta esta ocasión a tu lista y después hacemos cuentas de la veces que me has salvado, espero aún sigas en la disposición de aceptar a Gladstone como pago o puedo dejarte mi parte del apartamento
del 521B de Londres-, sonreí al detective que permaneció conmigo hasta que recobre el sentido y el aire perdido y malgastado tras la agitación -Holmes ¿Tu llamaste al ejercito cierto?, ¿Nos vinieron siguiendo todo el tiempo?- observe aun recostado en el pastizal invadido por la ceniza toda la escena, las casa envuelta en llamas y las rosas funcionaban como antorchas que se caían tan pronto el fuego las devoraba -Sherlock- me puse en pie con su ayuda -¿Me quieres explicar quién demonios gano?- le cuestione irritado -Si Shadow no murió, entonces ¿Como se concluye esto?-

Holmes nunca reaccionaba de la misma manera en que lo hacia el resto del mundo, para él lo desconocido que representaba aquel macabro personaje era un caso interesante que analizar, él no veía a su oponente con horror sino con un punto de vista científico que ganaba en demasía al interés policiaco.
Su guardia no cedía ante los pasos lentos y amenazantes del hombre deforme, la mano permanecía firme en el gatillo, luego de que Watson le hiciera vacilar al respecto, su ojo permanecía en el punto de mira y con ello lograba percibir que la tela roja que yacía en sus manos no deja de moverse llamativamente -¿Que piensa hacer con la tela?- el entrecejo de Holmes se frunció, a su mente vinieron un sin fin de usos, pero ninguno mortal al menos que ese hombre hubiese estado en Persia o la India, la deducción no tenía lógica, la criatura poseía un francés perfecto, pero como todo en este caso lo improbable era la verdad y eso también incluía la liberación tan pacifica de la joven, el detective no quería admitir que quizás Watson no estaba tan equivocado y que lo único que busca el hombre ensangrentado era ganar tiempo, había hablado demás o quizás es lo que Leviathán esperaba.
De pronto más rápido de lo que su ojo humano podía captar el hombre sonreía maquiavélicamente detrás de Watson, cuyo cuello y peso estaban pendiendo de una cuerda que el adversario manejaba con bastante facilidad, por primera vez el detective londinense no hallaba que hacer para liberar a su compañero, no podía tratarlo como a cualquier delincuente, porque el no era cualquiera, era un ser que rayaba en lo imposible para las capacidades humanas, de inteligencia y de habilidad física.
Sin embargo quizás el conocimiento ayudará a Watson a ganar el aire que le hacia falta y fracturarse las cervicales o romperse las cuerdas -Es el famoso lazo Punjab, creí que ya nadie conocía la técnica- pensó mientras sentía invadirse de jubilo al haber aceptado que era un arma de origen hindú, Holmes quedo atónito cuando cayo en la cuenta de que ese conocimiento se había considerado cho perdido pero también en su ávida hambre de lectura, supo como era que se podía sobrevivir al estrangulamiento -¡Watson no apoyes tu cabeza hacia abajo!- advirtió - ¡Elevala!- instruyo pero el doctor en medio de la desesperada boca abierta que buscaba una bocanada de aire estaba perdiendo el conocimiento -¡Watson!- volvió a exclamar -Eleva la cabeza y ladea un poco- hizo los movimientos con su cabeza y el doctor comenzó a imitarle, mientras, el ejercito parecía aproximarse, el revolver dejo de tomar protagonismo porque la mano de Holmes había cedido a los caprichos de su adversario, con tal de John saliera ileso y con las vértebras completas, pero algo saco de sus casillas al detective, una de las tantas cosas que logra enfurecerlo: El reto.
Holmes volvió a apuntar y esta vez sin titubear disparo, logrando herirle en la mano y otra bala, le saco de su balance, haciendo que soltará a Watson y saliera despavorido por los bosques, el detective jamás supo donde cayo el segundo impacto, pero se dio por bien servido cuando su compañero fue absuelto de toda condena macabra y mortífera como el lazo de Punjab, Sherlock disparo unas veces más hasta que el último casquillo salió impulsado por el gatillo dejando al revolver humeante y vacío, después corrió donde su compañero, viéndole reponerse -Me alegra que este vivo doctor- le saludo correspondiendo a su sonrisa -Bueno la anotare en la lista pero... estoy más que convencido de que además de Gladstone y la mitad de la casucha de Becker Street, una cena con... ammm.. como sea que se llame tu dama no estará mal para un detective de renombre como yo- ofreció su mano al hombre que le veía con recelo mientras recuperaba el aire y posaba una de sus manos en el pecho -Créeme me lo merezco, ese nudo te hubiera matado más rápido de lo que puede hacer una bala- advirtió seguro de lo que decía.
-¿Porque crees que escribí una carta? ¿Porque crees que se la di a un guardia?- respondió a su pregunta -Uno no se puede dar el lujo de escribirle a los enemigos por mucho que se les extrañe.. ¿Pensaste que se la había escrito a Moriarty?- sonrío -¡Claro que no, yo le avise al ejercito y aunque me hubiese gustado dejar migajas como Hansel y Gretel, resulto que tus gritos... cuando los caballos salieron desbocados fueron aún más efectivos -asintió -Gracias a tu histeria, llagaron hasta aquí-.
Le escucho atento, Holmes rompía las telas que aun su compañero tenía en el cuello -Mi querido Watson- replico -Fue una guerra con empate, un ajedrez en que ambos jugadores lograron su jaque mate y ambos mataron a sus reyes- negó -No se que le habrá hecho ese hombre que huye a Leviathán pero sea lo que sea, estoy convencido que la condena será más que eterna, un castigo sin final por haberse metido con el demonio equivocado- con la tela en las manos observo la casa envuelta en llamas -Mientras que Leviathán aunque no logro liberar a este país de la sombra sanguinaria de The Phantom, todas las antiguas creencias de algunos parisienses tras la tragedia en el teatro se volvieron ruinas, será perseguido sin cesar, por un ejercito, por todo aquel que haya dejado de creer en su farsa, por nosotros cuya tarea será construir sobre esas ruinas, somos las rosas de Leviathán que retoñamos entre las ruinas para enseñar a otras semillas, lo mucho que deben odiar y desconfiar de ese jardinero, el rosal de a poco, quizás cuando el siglo acabe estará revelado contra el cuidador que morirá atravesado por sus espinas y la principal, la más añeja, la que empezó esta reivindicación regresará puesto que no se ha marchitado para acabar con él,gracias al apoyo del resto del jardín- inspiro, escuchando detrás suyo la marcha de los soldados que llegaban deteniendo su marcha al verle -Cuando eso suceda- continuo con convicción -Entonces se puede hablar de una victoria, de una salvación, mientras tanto, todos los parisienses seguirán siendo la carroña del Fantasma de la ópera de París- frunció el ceño - ¿Pero quieres una conclusión más clara- añadió viendo finalmente a su compañero que sobaba su cuello -Las dos máscaras de los noche cayeron, se rompieron,ambos ganaron su guerra... porque se destruyeron de una forma en la que jamás regresarán su forma original... y Leviathán ha abierto las puertas dando este, el paso más divicl...mientras tanto nosotros debemos cumplir con la parte que V nos encomendó para el final alternativo si su misión fracasaba, saquemos el comodín... -dio vuelta al soldado que esperaba ordenes -¡Atención! ¡El responsable de este desastre, del incendio en el teatro y de los asesinatos sin resolver durante siglos en París se haya escondido en esa dirección- señalo con dedo firme 5]]-¡Tras el ángel del infierno!- [/b]exclamó, las tropas se internaron dentro de los bosques mientras otros apagaban el fuego -No lo encontrarán Watson- menciono a su compañero tomándolo de la espalda -Pero su persecución ya comenzó- ladeó la cabeza, invitando al doctor a salir por donde habían llegado, ambos dieron un vistazo atrás, percantandose que la joven a quien tenían cautiva intentaba entrar desesperadamente, aun cuando los policías decían a palabras necias que en ese lugar ya no había nadie con vida -Antes de regresar a Londres, recuérdame entrevistarle- añadió Sherlock sin abundar más en el tema, ignoro las plegarias de la joven a un policía de guardia y fue directo a otro coche traído por el ejercito parisiense -Vámonos Watson, la guerra entre las dos máscaras de la noche ha concluido- el hombre aun con aflicción le alcanzo después, abordando el carruaje que les llevaría a la comisaría y después al puerto para abordar un barco de regreso a Londres -¿Que le diré a la policía?- repitió la pregunta que John le hacia -Supongo que... hay cosas que ni la mente humana puede alcanzar a comprender, que hubo una guerra de la que no hará falta que yo la narre, porque estoy seguro de que Leviathán se encargo de eso también... lo único que tengo claro para argumentar es que hay dos máscaras nocturnas en París, dos máscaras contrarias de la cual una ya ordene su persecución mientras que a la otra... la otra seguirá siendo un misterio para todo París, excepto quizás para mí-.
Los caballos arreados por un chofer comenzaron su marcha de vuelta, Sherlock Holmes y John Watson se alejaron en medio de los gritos enérgicos del ejército que perseguía a una máscara, para John todo seguía siendo un misterio y para Sherlock una confrontación con toda creencia religiosa, más no se iba con las manos vacías, supo quien era Leviathán y probablemente en lo que se había convertido, seria ese secreto que guardaría con la firme esperanza de que su sucesor sería un enmascarado que revolucionaria a Europa quizás... porque Holmes moriría algún día pero V, Leviathán... ese hombre dejaría de respirar cuando su construcción sobre las ruinas de un París caído un cinco de noviembre de 1800 haya concluido.