AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Recuerdo del primer mensaje :
-Recuerda… recuerda ese cinco de noviembre, pólvora, traición y complot…. nadie podrá decir que tal incendio en el olvido quedo- hablaba con Teobaldo, mi fiel lacayo, aquel que me veía con sufrimiento -Bien, puedes retirarte, ya no requiero de tus servicios en este momento, solo sé mi fiel mensajero y lleva el escrito a quién ha de ser la voz al finalizar el movimiento- Teobaldo obedeció serio, se fue sin antes darme un abrazo sincero -Solo cuídate compañero y no regreses hasta que no estés seguro que haya concluido esto- susurre a su oído y al irse no hubo más sonido.
Podía ver todo detrás de la máscara, podía ver lo que ocurría a mis espaldas, gracias al reflejo de la ventana, el me observa pero no me decía nada -Me alegra Solomon que jamás me dijeras nada desde que llegaste hace un mes a esta casa- hable sin corresponder a su mirada que había dejado su bebida abandonada -Y que hoy…- proseguí -Día en que probablemente tenga que morir sigas con la misma prudencia con la que te conocí- por debajo de mi rostro falso sonreí, abandone mi ventanal, el que solo en lo más alto de la casa podías encontrar y una copa de vino serví hasta rebosar -Antes de que mañana no vuelva a despertar, quiero…- guarde un minuto de silencio, pensando las palabras precisas-Agradecerte que a mis caídos los hayas querido entrenar, están listos gracias a ti y están más que dispuestos a luchar- detrás de mi escritorio me quise sentar pero su mirada impasible no dejaba de examinar, no dejaba de gritar que el Fantasma no iba a ganar y que el día de mañana junto a ellos su caída iba celebrar -Déjame de mirar, tu bien sabes que hoy es mi final y de cualquier forma no sobreviviré por un tiempo más, si, detrás de esta máscara siempre me he podido ocultar pero… puede leer a los demás, puedo saber que me dicen en secreto, con palabras vetadas por sus propios dueños… con palabras censuradas que reprimen muy en fondo de su pecho- finalmente tome asiento y frente a ese hombre solo derrame el vino en el ramo de rosas que reposaba en medio de aquel antiguo mueble, el que me cubría del que en una silla más incomoda sentado permanecía.
Deje de observar su rostro, deje de leer sus ojos y centre mi atención en el filo de aquel recipiente vidrioso que estaba tan vacío y silencioso como la habitación donde el cazador suspiraba repetitivamente -Hoy es día con el que soñé eternamente- reanude la charla -Hoy es cinco de noviembre, hoy vendrá… entendió mi señal, yo se que ya me ha mandado buscar… dentro de momentos el vendrá y su venganza querrá cobrar- cerré los ojos mientras las escenas más trágicas de nuestros enfrentamientos intentaba recordar -Si… The Phantom…. ven por mí…aterriza falso ángel de la muerte que yo te he de desmentir y juro que sino te he de destruir en esta vida en la que ha de seguir lo haré- entre pausas susurre, mientras mis puños se cerraban con rapidez -Solomon solo un favor te pediré- al fin en voz alta a la realidad regrese -Cuida de Montserrat como yo no podré hacer y trata de recuperar el tiempo perdido con tu hija… ella es una criatura divina, atrapada en una piel que no le corresponde, es mi único deseo post mortem, antes de que todo esto comience debes decirle que tu eres su verdadero padre-el veía con sorpresa -Es lo justo para la vampiresa, te he visto, no te has alejado de ella desde que te traje a mi guarida, la has cuidado mientras ella dormía y has llorado por ella mientras ella mataba y bebía y la has tratado y consentido como a una hija y ella lo sabe… es… es una mujer muy lista, antes de que te tome como un padre sustituto, asegúrate que eres el padre que al cielo ha pedido- ante el me puse de pie, acomode la silla y seguido de eso a retirarme me disponía, cuando vi que una lágrima en su rostro corría -Yo no importo ahora, ella si puesto que siempre ha estado sola- decía frente a el se posaba mi oscura sombra -No se si vuelva a verte antes de… aun me hacen falta cosas por hacer pero… de cualquier manera- quede pensativo mientras podía sentir que debajo de la máscara se dibujaba una sonrisa sincera -Fue un placer haberte conocido y haber compartido, todo tipo de secretos contigo- golpee su hombro y me disponía a salir cuando detrás de mi su voz detuvo mi proseguir.
-Recuerda… recuerda ese cinco de noviembre, pólvora, traición y complot…. nadie podrá decir que tal incendio en el olvido quedo- hablaba con Teobaldo, mi fiel lacayo, aquel que me veía con sufrimiento -Bien, puedes retirarte, ya no requiero de tus servicios en este momento, solo sé mi fiel mensajero y lleva el escrito a quién ha de ser la voz al finalizar el movimiento- Teobaldo obedeció serio, se fue sin antes darme un abrazo sincero -Solo cuídate compañero y no regreses hasta que no estés seguro que haya concluido esto- susurre a su oído y al irse no hubo más sonido.
Podía ver todo detrás de la máscara, podía ver lo que ocurría a mis espaldas, gracias al reflejo de la ventana, el me observa pero no me decía nada -Me alegra Solomon que jamás me dijeras nada desde que llegaste hace un mes a esta casa- hable sin corresponder a su mirada que había dejado su bebida abandonada -Y que hoy…- proseguí -Día en que probablemente tenga que morir sigas con la misma prudencia con la que te conocí- por debajo de mi rostro falso sonreí, abandone mi ventanal, el que solo en lo más alto de la casa podías encontrar y una copa de vino serví hasta rebosar -Antes de que mañana no vuelva a despertar, quiero…- guarde un minuto de silencio, pensando las palabras precisas-Agradecerte que a mis caídos los hayas querido entrenar, están listos gracias a ti y están más que dispuestos a luchar- detrás de mi escritorio me quise sentar pero su mirada impasible no dejaba de examinar, no dejaba de gritar que el Fantasma no iba a ganar y que el día de mañana junto a ellos su caída iba celebrar -Déjame de mirar, tu bien sabes que hoy es mi final y de cualquier forma no sobreviviré por un tiempo más, si, detrás de esta máscara siempre me he podido ocultar pero… puede leer a los demás, puedo saber que me dicen en secreto, con palabras vetadas por sus propios dueños… con palabras censuradas que reprimen muy en fondo de su pecho- finalmente tome asiento y frente a ese hombre solo derrame el vino en el ramo de rosas que reposaba en medio de aquel antiguo mueble, el que me cubría del que en una silla más incomoda sentado permanecía.
Deje de observar su rostro, deje de leer sus ojos y centre mi atención en el filo de aquel recipiente vidrioso que estaba tan vacío y silencioso como la habitación donde el cazador suspiraba repetitivamente -Hoy es día con el que soñé eternamente- reanude la charla -Hoy es cinco de noviembre, hoy vendrá… entendió mi señal, yo se que ya me ha mandado buscar… dentro de momentos el vendrá y su venganza querrá cobrar- cerré los ojos mientras las escenas más trágicas de nuestros enfrentamientos intentaba recordar -Si… The Phantom…. ven por mí…aterriza falso ángel de la muerte que yo te he de desmentir y juro que sino te he de destruir en esta vida en la que ha de seguir lo haré- entre pausas susurre, mientras mis puños se cerraban con rapidez -Solomon solo un favor te pediré- al fin en voz alta a la realidad regrese -Cuida de Montserrat como yo no podré hacer y trata de recuperar el tiempo perdido con tu hija… ella es una criatura divina, atrapada en una piel que no le corresponde, es mi único deseo post mortem, antes de que todo esto comience debes decirle que tu eres su verdadero padre-el veía con sorpresa -Es lo justo para la vampiresa, te he visto, no te has alejado de ella desde que te traje a mi guarida, la has cuidado mientras ella dormía y has llorado por ella mientras ella mataba y bebía y la has tratado y consentido como a una hija y ella lo sabe… es… es una mujer muy lista, antes de que te tome como un padre sustituto, asegúrate que eres el padre que al cielo ha pedido- ante el me puse de pie, acomode la silla y seguido de eso a retirarme me disponía, cuando vi que una lágrima en su rostro corría -Yo no importo ahora, ella si puesto que siempre ha estado sola- decía frente a el se posaba mi oscura sombra -No se si vuelva a verte antes de… aun me hacen falta cosas por hacer pero… de cualquier manera- quede pensativo mientras podía sentir que debajo de la máscara se dibujaba una sonrisa sincera -Fue un placer haberte conocido y haber compartido, todo tipo de secretos contigo- golpee su hombro y me disponía a salir cuando detrás de mi su voz detuvo mi proseguir.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/10/2012
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Mis ojos se centraron en las velas que había justo en la mesita de noche muy cerca del marco de la puerta, observaba el hipnótico movimiento de sus llamas, pequeñas franjas de rojo y amarillo que pese a la calma que mostraban podían ser letales y dolorosas con un solo roce, como el toque de la mano de Selena en la mía, esa sensación que aliviaba y al mismo tiempo mataba con un sufrimiento tan agonizante que derribaba mis adentros, ese templo que era para el monstruo que en su momento hizo lo que creyó la condena perfecta para el cazador, un hombre al que la muerte tocaba, seducía y finalmente de apoco entre cada caricia se llevaba exhalo por exhalo la mortalidad que le quedaba.
El cazador mostraba firmeza en su postura como yo la mostraba en la mía, más sabiendo el tesoro que tenía que proteger detrás mío, esa mujer era una joya que regocijaba al hombre y pacificaba al demonio con tan solo escuchar su ruego y clamor por nuestra vida, no le importo el rostro, no le importo la sangre derramada gota a gota entre mis manos, no le importo que fuera un vampiro y no un ángel... no le importaba absolutamente nada más que llevarme con ella a casa -Calla Selena..- decía con la voz quebrantada, con el único párpado sano cerrado dejando brotar por allí el dolor que aclamaban sus palabras, para ella y para mí, esas suplicas que le hacían temblar como una niña asustada en medio de una fuerte ventisca de invierno -Calla por piedad- le rogué, estrechando finalmente su mano con fuerza sin llegar a lastimarle... o por lo menos no provocar más heridas en alma, porque yo se muy bien lo que eso es.
Queria decirle que no era necesario, que yo había acabado con Leviathán y que solo era cuestión de segundos que su cuerpo calera al piso, que el cazador estaba muerto gracias a mi, pero no iba a a permitir que nada ni siquiera yo mismo me diera el lujo de perderla, así que guarde silencio mientras al demonio ansiaba en el más discreto de los silencios el glorioso momento en que Leviathán diera paso a su ultimo aliento, escena que no tardo mucho tiempo en llegar, una sonrisa de triunfo se dibujo al compás del quiebre de sus piernas, la postura de defensa cambio por una más altiva, sin importarme en lo más mínimo Montserrat y sus melodramas dignos de una novela shakespiriana -No hacia falta que le rogarás Selena, ese hombre ya estaba muerto- asentí seguro -Adelántate- ordene, jalándola ligeramente del brazo, presionando con mi cuerpo tras de ella para agilizara su andar, que por Montserrat era lento y cabizbajo.
Finalmente llegamos a la puerta donde el pasillo comenzaba, el peligro era extremo para Selena en la parte baja, la ventana por donde había entrado parecía ser la única solución viable y segura para salir sin que las llamas nos alcanzaran -Escucha con atención- dije tras ella -Quiero que camines hasta la mitad del pasillo sin ver hacia atrás ¿Entendido?- puse las manos en sus hombros con la misma autoridad con la que mi voz le hablaba a Selena, de esta forma impedía que volteara hacia mi, hacia el cuarto o el piso de abajo donde el espíritu de la guerra hacia arder corazones y mentes de los búhos y de los caídos de Leviathán., la joven acato mis ordenes sin saber que pensaba de ello o que tanto mi voz le infundado terror, puesto que le hablaba seco, oscuro y tras las sombras de su propia espalda impidiendo que vieran si yo no lo deseaba.
Torne mis pasos hacia la habitación donde "La piedad" era recreada con majestuosidad por un vampiro y un cazador, un caído, una mujer perdida, confundida y dolida, la escena me reitero la victoria, de alguna manera maté a Leviathán e igual que la vez anterior le condene de forma arisca y sin un ápice de piedad... la muerte había vuelto a ganar la partida y esta vez para siempre y los siglos venideros -Yo le advertí que nadie le ganaba a la muerte- irrumpí en el momento en que la vampiresa creyó estar sola -¿Pero sabes que?... La muerte también puede cambiar de opinión, hoy dice te llevaré y al rato dice que le aburres y te deja vivir, he allí porque hay tantas vicisitudes en el destino del mortal- callé un momento -Pensaba dejarlo con vida solo por que Selena me lo podio... pero ella ya no esta ¿O sí?- sonreí malicioso -Le diré que los ayude a escapar de todo esto como lo haremos nosotros con la diferencia que lo nuestro será real y ustedes no- dije con falsa aflicción y al mismo tiempo con la combinación de un placer inmensamente exquisito -Si te hubieras quedado más tiempo conmigo Montserrat, sabrías que a mi siempre me ha gustado la magia, el ilusionísmo... he sido partidario por la magia que desaparece objetos- reí -De niño solía decir que era un duende el responsable de mis actos en aras de mejorarme en en ese campo- incline una mano hacia la pequeña mesa -Pero he crecido... ya no creo en los duendes, pero si en la muerte, esta vez diré que la muerte es la culpable de que ustedes hayan desaparecido-escuche los reclamos de Montserrat atentamente, ignore la furia que provocaban dentro de mi -Nos vemos en el infierno- respondí con sutil amenaza y como si de un gato se tratará, de un zarpazo tire las tres velas que no tardaron en propagar su fuego -Buena suerte- me despedí, mientras el pasado volvió y se fue tan rápido como llegó, la escena del asesinato de Alice bajo en mis manos fue similar al de Montserrat y Leviathán, sonreí y agradecí al infierno por el momento y salí donde Selena aguardaba obediente si mirar atrás, le tome la mano y el paso se convirtió en un andar presuroso que se mezclaba con el olor a madera quemada, el calor y la impaciencia por sacarle de ese lugar.
El cazador mostraba firmeza en su postura como yo la mostraba en la mía, más sabiendo el tesoro que tenía que proteger detrás mío, esa mujer era una joya que regocijaba al hombre y pacificaba al demonio con tan solo escuchar su ruego y clamor por nuestra vida, no le importo el rostro, no le importo la sangre derramada gota a gota entre mis manos, no le importo que fuera un vampiro y no un ángel... no le importaba absolutamente nada más que llevarme con ella a casa -Calla Selena..- decía con la voz quebrantada, con el único párpado sano cerrado dejando brotar por allí el dolor que aclamaban sus palabras, para ella y para mí, esas suplicas que le hacían temblar como una niña asustada en medio de una fuerte ventisca de invierno -Calla por piedad- le rogué, estrechando finalmente su mano con fuerza sin llegar a lastimarle... o por lo menos no provocar más heridas en alma, porque yo se muy bien lo que eso es.
Queria decirle que no era necesario, que yo había acabado con Leviathán y que solo era cuestión de segundos que su cuerpo calera al piso, que el cazador estaba muerto gracias a mi, pero no iba a a permitir que nada ni siquiera yo mismo me diera el lujo de perderla, así que guarde silencio mientras al demonio ansiaba en el más discreto de los silencios el glorioso momento en que Leviathán diera paso a su ultimo aliento, escena que no tardo mucho tiempo en llegar, una sonrisa de triunfo se dibujo al compás del quiebre de sus piernas, la postura de defensa cambio por una más altiva, sin importarme en lo más mínimo Montserrat y sus melodramas dignos de una novela shakespiriana -No hacia falta que le rogarás Selena, ese hombre ya estaba muerto- asentí seguro -Adelántate- ordene, jalándola ligeramente del brazo, presionando con mi cuerpo tras de ella para agilizara su andar, que por Montserrat era lento y cabizbajo.
Finalmente llegamos a la puerta donde el pasillo comenzaba, el peligro era extremo para Selena en la parte baja, la ventana por donde había entrado parecía ser la única solución viable y segura para salir sin que las llamas nos alcanzaran -Escucha con atención- dije tras ella -Quiero que camines hasta la mitad del pasillo sin ver hacia atrás ¿Entendido?- puse las manos en sus hombros con la misma autoridad con la que mi voz le hablaba a Selena, de esta forma impedía que volteara hacia mi, hacia el cuarto o el piso de abajo donde el espíritu de la guerra hacia arder corazones y mentes de los búhos y de los caídos de Leviathán., la joven acato mis ordenes sin saber que pensaba de ello o que tanto mi voz le infundado terror, puesto que le hablaba seco, oscuro y tras las sombras de su propia espalda impidiendo que vieran si yo no lo deseaba.
Torne mis pasos hacia la habitación donde "La piedad" era recreada con majestuosidad por un vampiro y un cazador, un caído, una mujer perdida, confundida y dolida, la escena me reitero la victoria, de alguna manera maté a Leviathán e igual que la vez anterior le condene de forma arisca y sin un ápice de piedad... la muerte había vuelto a ganar la partida y esta vez para siempre y los siglos venideros -Yo le advertí que nadie le ganaba a la muerte- irrumpí en el momento en que la vampiresa creyó estar sola -¿Pero sabes que?... La muerte también puede cambiar de opinión, hoy dice te llevaré y al rato dice que le aburres y te deja vivir, he allí porque hay tantas vicisitudes en el destino del mortal- callé un momento -Pensaba dejarlo con vida solo por que Selena me lo podio... pero ella ya no esta ¿O sí?- sonreí malicioso -Le diré que los ayude a escapar de todo esto como lo haremos nosotros con la diferencia que lo nuestro será real y ustedes no- dije con falsa aflicción y al mismo tiempo con la combinación de un placer inmensamente exquisito -Si te hubieras quedado más tiempo conmigo Montserrat, sabrías que a mi siempre me ha gustado la magia, el ilusionísmo... he sido partidario por la magia que desaparece objetos- reí -De niño solía decir que era un duende el responsable de mis actos en aras de mejorarme en en ese campo- incline una mano hacia la pequeña mesa -Pero he crecido... ya no creo en los duendes, pero si en la muerte, esta vez diré que la muerte es la culpable de que ustedes hayan desaparecido-escuche los reclamos de Montserrat atentamente, ignore la furia que provocaban dentro de mi -Nos vemos en el infierno- respondí con sutil amenaza y como si de un gato se tratará, de un zarpazo tire las tres velas que no tardaron en propagar su fuego -Buena suerte- me despedí, mientras el pasado volvió y se fue tan rápido como llegó, la escena del asesinato de Alice bajo en mis manos fue similar al de Montserrat y Leviathán, sonreí y agradecí al infierno por el momento y salí donde Selena aguardaba obediente si mirar atrás, le tome la mano y el paso se convirtió en un andar presuroso que se mezclaba con el olor a madera quemada, el calor y la impaciencia por sacarle de ese lugar.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 321
Fecha de inscripción : 06/12/2011
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-Rorschach tenía razón- pensó mientras caminaba en dirección a donde Klarion peleaba contra un cancerbero hecho de granito -El hombre más débil es aquel que tiene a la religión por gobierno e institución- sonrío asintiendo con determinación, el estaba seguro que con semejantes valores como aquellos el simple hecho de su existencia como vampiro ya era para su contrincante una blasfemia, un pecado, una ofensa hacia Dios, hacer cualquier otro acto contra los diez mandamientos sería aumentar su condena -Tenias toda la razón, absolutamente toda la razón- miro hacia arriba donde el cuerpo del cazador pelirrojo seguía meciendo de un lado a otro, girando sobre la propia cuerda, era como un macabro adorno que suplía a un candelabro más elegante y refinado.
De pronto el crujir de sus plantas le detuvieron en seco, giro la vista y el vampiro había roto las ataduras que le impedían mover sus brazos, en sus ojos ya no había ningún rasgo de santidad, la inocencia y el pulcro había perdido su protagonismo en el ser, pero sin embargo el hechicero no parecía inmutado, pese a que en vez de un hombre veja la mirada de un rudo y torno animal, era como ver hacia los ojos de un oso, de una criatura salvaje sin conciencia, con la única diferencia que sus ojos estaban iluminados de rojo y el ceño fruncido.
-¿Que me vas a hacer?- pregunto el anciano retante -¿Vas a dispararme con tus flechas, vas intentar que me atraviesen el corazón?, te diré que esos instrumentos rudimentarios de ustedes los inquisidores no son amenazas para nosotros- se encogió de hombros -Pero inténtalo- le incito -Pruébame- insistió.
No perdio tiempo y comenzó a tirar flechas, tratando de dar fallidamente un golpe de muerte a un conejo viejo pero lleno de mañas, su piedra de Zabach, tomo el protagonismo y las maderas con filo de hierro eran convertidas por el objeto mágico en serpientes o petrificadas durante el trayecto -Buen intento- dijo después de que las munisiones se habían acabado, para el que todavía de la cintura estaba atado -Púdrete en el infierno- sentencio << lapis claustra suscitate fuga comminuere >> apunto su energía hacia donde Klarion continuaba peleando para que el Cancerbero de andar torpe cayera con el realce del piso y se rompiera en pedazos, volvió la mirada la mirada -¡Que buena idea!- exclamó -Te voy a petrificar y después te haré pedazos, muchos pedazos- sonrío complacido y poniendo su piedra de frente, recito su hechizo<< Petrofactit...- >> pero fue interrumpido por el vampiro cuya voz había pasado de ser suave y varonil, a ser una que poseía eco monstruoso con tientes de infierno.
De pronto el crujir de sus plantas le detuvieron en seco, giro la vista y el vampiro había roto las ataduras que le impedían mover sus brazos, en sus ojos ya no había ningún rasgo de santidad, la inocencia y el pulcro había perdido su protagonismo en el ser, pero sin embargo el hechicero no parecía inmutado, pese a que en vez de un hombre veja la mirada de un rudo y torno animal, era como ver hacia los ojos de un oso, de una criatura salvaje sin conciencia, con la única diferencia que sus ojos estaban iluminados de rojo y el ceño fruncido.
-¿Que me vas a hacer?- pregunto el anciano retante -¿Vas a dispararme con tus flechas, vas intentar que me atraviesen el corazón?, te diré que esos instrumentos rudimentarios de ustedes los inquisidores no son amenazas para nosotros- se encogió de hombros -Pero inténtalo- le incito -Pruébame- insistió.
No perdio tiempo y comenzó a tirar flechas, tratando de dar fallidamente un golpe de muerte a un conejo viejo pero lleno de mañas, su piedra de Zabach, tomo el protagonismo y las maderas con filo de hierro eran convertidas por el objeto mágico en serpientes o petrificadas durante el trayecto -Buen intento- dijo después de que las munisiones se habían acabado, para el que todavía de la cintura estaba atado -Púdrete en el infierno- sentencio << lapis claustra suscitate fuga comminuere >> apunto su energía hacia donde Klarion continuaba peleando para que el Cancerbero de andar torpe cayera con el realce del piso y se rompiera en pedazos, volvió la mirada la mirada -¡Que buena idea!- exclamó -Te voy a petrificar y después te haré pedazos, muchos pedazos- sonrío complacido y poniendo su piedra de frente, recito su hechizo<< Petrofactit...- >> pero fue interrumpido por el vampiro cuya voz había pasado de ser suave y varonil, a ser una que poseía eco monstruoso con tientes de infierno.
Nigromante- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 5
Fecha de inscripción : 17/02/2015
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
¡Blasfemia, blasfemia, blasfemia!, todos los pensamientos que a Gideon se le cruzaban por la cabeza para poder derrotar al hechicero que le tenía preso le resultaban completamente atroces, un pecado, una ofensa hacia el Señor, bastante había hecho ya con arrebatar las vidas de los hombres justos y de los malvados como para encima usar la fuerza bruta y probablemente su demonio interno como única salida.
Pero es que esa hierbas secas hacían de las suyas en sus muñecas atadas, sus espinas atravesaban lado a lado la ropa que le cubría los antebrazos, sus huesos crujían como el de esas cosas que no provenían de otro lado que no fuesen los jardines del infierno, el inquisidor rezaba, rogaba y aunque no tenia su rosario en la mano, los padres nuestros, los Ave Maria y las Salves no dejaban de ocupar sus mentes, no dejaban de esparcirse entre sus labios, para él esas oraciones eran tan poderosas como los hechizos que el anciano había pronunciado, pero el éxito de que los santos le escucharan eran nulos pese a que el lo hacia con una pasión y fervor digna de un mártir antes de ser puesto a los fuegos tortuosos de la hoguera.
-¿Dios podrá ser capaz de perdonarme si desato todo el infierno que me quema noche tras noche, año tras año y siglo tras siglo? ¿Comprenderá que todo el bienestar de su reino en la tierra, de este pueblo su pueblo que fue condenado a tener entre sus filas a los espíritus errantes del mundo de Luzbel?- Dios no bajo a darle una respuesta. Cerró los ojos con repulsión, dolor y arrepentimiento de lo que haría -Perdóname Señor por lo que he de hacer- y así fue como con la misma solemnidad y firmeza de sus palabras, los brazos recobraron fuerza, esa fuerza de más que nunca quiso aceptar y mucho menos utilizar, las ataduras se rompieron al instante, su crujir y su caída fueron aún más estrepitosas que los huesos de Gideon, el vampiro que ahora entre sus frías y blanquecinas manos había tomado la ballesta, intentando con ella cazar a un blanco que aunque viejo, tenia trucos y mañas, Gideon deseaba que alguna flecha no tuviera la suerte de convertirse en serpientes y piedras, pero de nueva cuenta su Dios no hizo acto de presencia -No me hagas perder la poca fe que me queda- bufo al cielo entre dientes -Sabes que eso es peligroso para tus hijos y para la oveja perdida que te suplica misericordia, noche tras noche- negó con la cabeza, pero protestar no funciono tampoco, su suerte parecía vertiese tan rápido como la arena de un reloj, con ello solo una posibilidad, el comodín que no quería usar.
Sintió que la colera brotaba de cada poro de su piel como si fuese un volcan en erupción, sus ojos se tornaron rojos, su semblante amable y de buen pastor de pronto era tan rudo y torvo como el de una bestia embravecida, movió su cintura, rompiendo con ella sus únicas ataduras, Gideon caminaba por inercia, por instinto pero no por su voluntad propia y he aquí el secreto revelado de porque era tan aferrado a la religión, porque pese a ser un vampiro como cualquier otro, el inquisidor era alguien letal que perdía la consciencia y que podía matar sin remordimiento, tal parecía que el alejarse de su disfraz cristiano le daba la libertad de ser el lobo que tanto detestaba ser... el era peligroso y solo la cruz le mantenía a salvo de si mismo.
Salto como una pantera embravecida que caza por la necesidad de comer, Gideon lo hizo por la necesidad que tan suprimía de beber sangre de humano, por la victoria de Leviathán y por la salvación de sus compañeros, además a Alex y Mordred se las debía.
Los colmillos penetraron la piel arrugada del cuello de su víctima, mordía con fuerza, mordía con evidente placer, le mordió hasta dejarle vacío, con los ojos abiertos completamente y con las señas de haber peleado intentando zafarse de las garras del hombre que había roto su "santidad. El vampiro regreso al momento y día exactos cuando escucho a Spencer llamarle por su nombre, el trance paso sintiendo la tibieza de la sangre todavía inundando su boca, su sabor metálico y agridulce seguía extendiendo en su paladar -¿Que he hecho?- susurro, contemplo sus puños que sostenían con fuerza la solapa del traje oscuro del hechicero que al igual que su piel estaban manchadas de carmesí por todas partes de él y de el cuerpo... el frenesí había sido intenso -¡Que hice!- exclamo con horro dejando caer el cadáver al piso -¡Dios, que he hecho!- soltó un grito agudo y culpaos mientras se dejaba caer al suelo -Dios santo perdóname- su mano cerrada propinaba a su pecho golpes fuertes, flagelandose con estricto rigor, con el mecer de su cuerpo, observando con culpa la monstruosa obra que el inconsciente por el había hecho.
Y es que el vampiro si mataba para comer, para sobrevivir pero nunca se creyó capaz de haber asesinado por otro motivo, jamas pensó volver a ver su monstruo interno, rezo junto al cuerpo para pedir por su descanso, pido por si mismo para que un pecado de tal bajeza al igual que muchos iguales o peores durante su existencia algún día, con Jesus bajará entre vivos y muertos todo le fuese perdonado., separo sus manos y aun meciendose en sus rodillas dijo con fervor -Padre Nuestro que estas en los cielos-.
Pero es que esa hierbas secas hacían de las suyas en sus muñecas atadas, sus espinas atravesaban lado a lado la ropa que le cubría los antebrazos, sus huesos crujían como el de esas cosas que no provenían de otro lado que no fuesen los jardines del infierno, el inquisidor rezaba, rogaba y aunque no tenia su rosario en la mano, los padres nuestros, los Ave Maria y las Salves no dejaban de ocupar sus mentes, no dejaban de esparcirse entre sus labios, para él esas oraciones eran tan poderosas como los hechizos que el anciano había pronunciado, pero el éxito de que los santos le escucharan eran nulos pese a que el lo hacia con una pasión y fervor digna de un mártir antes de ser puesto a los fuegos tortuosos de la hoguera.
-¿Dios podrá ser capaz de perdonarme si desato todo el infierno que me quema noche tras noche, año tras año y siglo tras siglo? ¿Comprenderá que todo el bienestar de su reino en la tierra, de este pueblo su pueblo que fue condenado a tener entre sus filas a los espíritus errantes del mundo de Luzbel?- Dios no bajo a darle una respuesta. Cerró los ojos con repulsión, dolor y arrepentimiento de lo que haría -Perdóname Señor por lo que he de hacer- y así fue como con la misma solemnidad y firmeza de sus palabras, los brazos recobraron fuerza, esa fuerza de más que nunca quiso aceptar y mucho menos utilizar, las ataduras se rompieron al instante, su crujir y su caída fueron aún más estrepitosas que los huesos de Gideon, el vampiro que ahora entre sus frías y blanquecinas manos había tomado la ballesta, intentando con ella cazar a un blanco que aunque viejo, tenia trucos y mañas, Gideon deseaba que alguna flecha no tuviera la suerte de convertirse en serpientes y piedras, pero de nueva cuenta su Dios no hizo acto de presencia -No me hagas perder la poca fe que me queda- bufo al cielo entre dientes -Sabes que eso es peligroso para tus hijos y para la oveja perdida que te suplica misericordia, noche tras noche- negó con la cabeza, pero protestar no funciono tampoco, su suerte parecía vertiese tan rápido como la arena de un reloj, con ello solo una posibilidad, el comodín que no quería usar.
Sintió que la colera brotaba de cada poro de su piel como si fuese un volcan en erupción, sus ojos se tornaron rojos, su semblante amable y de buen pastor de pronto era tan rudo y torvo como el de una bestia embravecida, movió su cintura, rompiendo con ella sus únicas ataduras, Gideon caminaba por inercia, por instinto pero no por su voluntad propia y he aquí el secreto revelado de porque era tan aferrado a la religión, porque pese a ser un vampiro como cualquier otro, el inquisidor era alguien letal que perdía la consciencia y que podía matar sin remordimiento, tal parecía que el alejarse de su disfraz cristiano le daba la libertad de ser el lobo que tanto detestaba ser... el era peligroso y solo la cruz le mantenía a salvo de si mismo.
Salto como una pantera embravecida que caza por la necesidad de comer, Gideon lo hizo por la necesidad que tan suprimía de beber sangre de humano, por la victoria de Leviathán y por la salvación de sus compañeros, además a Alex y Mordred se las debía.
Los colmillos penetraron la piel arrugada del cuello de su víctima, mordía con fuerza, mordía con evidente placer, le mordió hasta dejarle vacío, con los ojos abiertos completamente y con las señas de haber peleado intentando zafarse de las garras del hombre que había roto su "santidad. El vampiro regreso al momento y día exactos cuando escucho a Spencer llamarle por su nombre, el trance paso sintiendo la tibieza de la sangre todavía inundando su boca, su sabor metálico y agridulce seguía extendiendo en su paladar -¿Que he hecho?- susurro, contemplo sus puños que sostenían con fuerza la solapa del traje oscuro del hechicero que al igual que su piel estaban manchadas de carmesí por todas partes de él y de el cuerpo... el frenesí había sido intenso -¡Que hice!- exclamo con horro dejando caer el cadáver al piso -¡Dios, que he hecho!- soltó un grito agudo y culpaos mientras se dejaba caer al suelo -Dios santo perdóname- su mano cerrada propinaba a su pecho golpes fuertes, flagelandose con estricto rigor, con el mecer de su cuerpo, observando con culpa la monstruosa obra que el inconsciente por el había hecho.
Y es que el vampiro si mataba para comer, para sobrevivir pero nunca se creyó capaz de haber asesinado por otro motivo, jamas pensó volver a ver su monstruo interno, rezo junto al cuerpo para pedir por su descanso, pido por si mismo para que un pecado de tal bajeza al igual que muchos iguales o peores durante su existencia algún día, con Jesus bajará entre vivos y muertos todo le fuese perdonado., separo sus manos y aun meciendose en sus rodillas dijo con fervor -Padre Nuestro que estas en los cielos-.
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Alli estaba cual niño asustado en un rincón, siendo una vez más un espectador y no un soldado como todos hubieran esperado pero es que... No era justo dejar a morir a un buen hombre como Vasari, el cazador con más paciencia que he conocido además de Leviathán, ese hombre maduro que yacía en mis piernas de forma inconsciente había pasado de un conocido a alguien querido junto con Giedeon, El teniente, Montserrat, Leviathán y mis dos amigos muertos ya.
Esoso pañuelos que fueron rechazados por Leviathán estaban ahora haciendo varios nudos en las heridas profundas que mi pobre compañero tenía en el muslo, mi mano atraída como un mosquito a la luz, permanecía persistentemente en su pecho para cobijarle, para poder sentir su corazón y el pulso con el que la sangre seguía bombeando... si no lo sacaba pronto de aquí moriría, los latidos eran débiles y casi imperceptibles.
En sus delirios de agonia, llamaba a Montserrat con urgencia, le pedía su perdón y estiraba ligeramente como si ella estuviese a sus pies... le llamaba hija, su pequeña sol y aristas.Aquello me tomo por sorpresa, pero no le di importancia aunque en mi interior un torrente impresionante de preguntas comenzó a salir disparado hacia todas partes de mi pensamiento sin poder callarlo, la saliva pasaba tibia, la angustia me tomaba preso, cada vez sudaba en frío, las muñecas dejaban de tener la precisión del médico para convertirse en un par de ramillas sacudidas por el viento.
Estaba nervioso ante lo que sucedía, volteaba desde mi punto bajo los escalones hacia cualquier parte, Alessandro peleaba por su vida ayudado supongo por los únicos que eran invisibles a los ojos del mundo mortal, Constantine me aterrorizaba con su tétrico Cancerbero, Nigma más a lo lejos rompía espejos y Gideon batallaba con hiedras tan grandes como aquel cuento que mi madre solía leerme sobre habichuelas, pero que tras la consternación el nombre había pasado de largo en mi mente. Un recuerdo feliz, y por un momento perdí la noción del espacio fijando mi mirada al vacio, olvidando que tenia las ropas manchadas de sangre, desgarrada por tratar de parar todo sangrado excesivo. Pero el gusto de haber olvidado todo se desplomo como el Cancerbero petrificado, tras el estruendo mis ojos parpadearon para centrarse en el joven y extraño vampiro religioso, su actitud no era la misma de siempre, había cambiado el rosario por la sangre, la cruz por los colmillos y la oración por la sangre y los ojos turbios hirviendo en un rojo colérico que en medio del humo que el fuego se había encargado de propagar, resaltaba por su perdida de consciencia humana, era como ver a un perro embravecido, como un caballo desbocado que de pronto había perdido el ser domesticado y que en su lugar un ser salvaje y natural se había apoderado del control del hombre. La voz me estremeció, era siniestra, provocaba en mi todo aquello que consideraba mis miedos, calaba los huesos, empalidecía la piel, provocaba escalofríos violentos.
Observe toda la escena sin despegar un momento la atención, Gideon había matado, había matado como el vampiro y no como el religioso o el soldado, para siempre quedaría grabado cada sonido de ese momento, quedaría impresas cada una de las gotas de sangre que caían y se evaporaban -Por Dios- implore atónito, asustado.
Quede absorto ante la escena y sabía que a Gideon le dolería conocer lo que hizo en cuanto despertará del trance, no quería ser el villano del cuento, pero necesitaba de su fuerza, el fuego se iba propagando cada vez más rápido de... la ¡Parte de arriba! -Montserrat- le llame entre pensamientos, necesitaba sacarla del segundo piso, el cuarto principal estaba envuelto en llamas, consumió todo y se propago por el resto del pasillo hasta el fondo -¡Gideon!- le llame por vez primera, el vampiro quedo helado, sin saber como moverse, como reaccionar, solo pudo llamar a su Dios con un dolor desgarrador, que conmigo se volvió compartido, la tristeza por él, la lástima por su alma se hicieron presentes, pero debía mantenerme fuerte, no quería que alguien más muriera en mis manos -¡Gideon!- volví a gritarle, el vampiro volteo alterado, parecía verme en el espejo, un oscuro espejo -Ayudame- rogué -Por favor, no podemos dejar que otro caiga, aquí esta lo que Dios te envía como penitencia- retorno su mirada -¡Vida por vida!- señale con mi cabeza el primer cuarto del pasillo -¡Necesito ir por ella... y necesito ver si Leviathán aún vive... no lo veo por ningún sitio... al monstruo tampoco!- regreso su mirada al cadáver, contemplo sus manos -¡Por favor Gideon, esto termino! ¡Si no sacamos a todos a tiempo, esto se nos vendrá encima!- reclame con urgencia -Por favor...- susurre al momento que daba por vencido, el vampiro tenia la culpa arraigada en su alma, era probable que no se moviera para que el fuego le alcanzará, aunque la religión prohibía el suicido supongo que a él ya no el importaba porque su sola existencia ya estaba prohibida por los santos cánones -Bien- inspire ahogandome en aires contaminados y olores desagradables producto de la madera quemada, limpie mi nariz, con la manga o con lo quedaba de ella, me puse en pie tratando de sujetar a Vasari -¡Alessandro!- le puse en alerta -¡Montserrat esta arriba, su vida... peligra!- insistí con dificultad, el cuerpo inconsciente de Solomon pesaba más de lo que mis fuerzas podían soportar, pero de algún inteligente o no tanto llegaría a la salida.
Esoso pañuelos que fueron rechazados por Leviathán estaban ahora haciendo varios nudos en las heridas profundas que mi pobre compañero tenía en el muslo, mi mano atraída como un mosquito a la luz, permanecía persistentemente en su pecho para cobijarle, para poder sentir su corazón y el pulso con el que la sangre seguía bombeando... si no lo sacaba pronto de aquí moriría, los latidos eran débiles y casi imperceptibles.
En sus delirios de agonia, llamaba a Montserrat con urgencia, le pedía su perdón y estiraba ligeramente como si ella estuviese a sus pies... le llamaba hija, su pequeña sol y aristas.Aquello me tomo por sorpresa, pero no le di importancia aunque en mi interior un torrente impresionante de preguntas comenzó a salir disparado hacia todas partes de mi pensamiento sin poder callarlo, la saliva pasaba tibia, la angustia me tomaba preso, cada vez sudaba en frío, las muñecas dejaban de tener la precisión del médico para convertirse en un par de ramillas sacudidas por el viento.
Estaba nervioso ante lo que sucedía, volteaba desde mi punto bajo los escalones hacia cualquier parte, Alessandro peleaba por su vida ayudado supongo por los únicos que eran invisibles a los ojos del mundo mortal, Constantine me aterrorizaba con su tétrico Cancerbero, Nigma más a lo lejos rompía espejos y Gideon batallaba con hiedras tan grandes como aquel cuento que mi madre solía leerme sobre habichuelas, pero que tras la consternación el nombre había pasado de largo en mi mente. Un recuerdo feliz, y por un momento perdí la noción del espacio fijando mi mirada al vacio, olvidando que tenia las ropas manchadas de sangre, desgarrada por tratar de parar todo sangrado excesivo. Pero el gusto de haber olvidado todo se desplomo como el Cancerbero petrificado, tras el estruendo mis ojos parpadearon para centrarse en el joven y extraño vampiro religioso, su actitud no era la misma de siempre, había cambiado el rosario por la sangre, la cruz por los colmillos y la oración por la sangre y los ojos turbios hirviendo en un rojo colérico que en medio del humo que el fuego se había encargado de propagar, resaltaba por su perdida de consciencia humana, era como ver a un perro embravecido, como un caballo desbocado que de pronto había perdido el ser domesticado y que en su lugar un ser salvaje y natural se había apoderado del control del hombre. La voz me estremeció, era siniestra, provocaba en mi todo aquello que consideraba mis miedos, calaba los huesos, empalidecía la piel, provocaba escalofríos violentos.
Observe toda la escena sin despegar un momento la atención, Gideon había matado, había matado como el vampiro y no como el religioso o el soldado, para siempre quedaría grabado cada sonido de ese momento, quedaría impresas cada una de las gotas de sangre que caían y se evaporaban -Por Dios- implore atónito, asustado.
Quede absorto ante la escena y sabía que a Gideon le dolería conocer lo que hizo en cuanto despertará del trance, no quería ser el villano del cuento, pero necesitaba de su fuerza, el fuego se iba propagando cada vez más rápido de... la ¡Parte de arriba! -Montserrat- le llame entre pensamientos, necesitaba sacarla del segundo piso, el cuarto principal estaba envuelto en llamas, consumió todo y se propago por el resto del pasillo hasta el fondo -¡Gideon!- le llame por vez primera, el vampiro quedo helado, sin saber como moverse, como reaccionar, solo pudo llamar a su Dios con un dolor desgarrador, que conmigo se volvió compartido, la tristeza por él, la lástima por su alma se hicieron presentes, pero debía mantenerme fuerte, no quería que alguien más muriera en mis manos -¡Gideon!- volví a gritarle, el vampiro volteo alterado, parecía verme en el espejo, un oscuro espejo -Ayudame- rogué -Por favor, no podemos dejar que otro caiga, aquí esta lo que Dios te envía como penitencia- retorno su mirada -¡Vida por vida!- señale con mi cabeza el primer cuarto del pasillo -¡Necesito ir por ella... y necesito ver si Leviathán aún vive... no lo veo por ningún sitio... al monstruo tampoco!- regreso su mirada al cadáver, contemplo sus manos -¡Por favor Gideon, esto termino! ¡Si no sacamos a todos a tiempo, esto se nos vendrá encima!- reclame con urgencia -Por favor...- susurre al momento que daba por vencido, el vampiro tenia la culpa arraigada en su alma, era probable que no se moviera para que el fuego le alcanzará, aunque la religión prohibía el suicido supongo que a él ya no el importaba porque su sola existencia ya estaba prohibida por los santos cánones -Bien- inspire ahogandome en aires contaminados y olores desagradables producto de la madera quemada, limpie mi nariz, con la manga o con lo quedaba de ella, me puse en pie tratando de sujetar a Vasari -¡Alessandro!- le puse en alerta -¡Montserrat esta arriba, su vida... peligra!- insistí con dificultad, el cuerpo inconsciente de Solomon pesaba más de lo que mis fuerzas podían soportar, pero de algún inteligente o no tanto llegaría a la salida.
Spencer Reid- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 03/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Cuando Gideon regreso de ese sueño profundo, todo cuanto había visto delante de él, le había atravesado de lado a lado, matando lo poco que quedaba de su humanidad. Contemplaba horrorizado aquel desastre, el cuerpo, el cuello, la sangre en el piso, sintió en sus labios la tibieza de la sangre y en su boca el sabor metálico característico de aquella bebida que odiaba más que cualquier otra en su tétrico y religioso mundo que por dentro, colapsaba si que el pudiese hacer nada para impedirlo, ni las oraciones funcionaban esta vez, ni la cruz sirvió para alejar al demonio que le dominaba y que le hacía perder todo raciocinio, toda consciencia, una vez más estaba solo.
Dentro de él, aún había rastros del monstruo que quería continuar torturando para obtener su cena, su preciado cáliz, en su interior quedaban los impulsos que luchaban contra la lógica y el estricto orden represor que el vampiro había practicado durante tantos años. Se llevo las manos al rostro, lo tapo con ellas y siguió lamentándose, de haber dejado para siempre en la memoria del único espectador, la real naturaleza de su ser, el secreto durante tantos siglos guardado, hoy a un simple humano asustadizo había sido revelado y es que el inquisidor siempre fue una creación y un caso inmortal que ignoraba del todo si era diferente o había más que compartirían experiencia con él, pero el caso, es que cuando mataba por matar, perdía consciencia de quien era, de lo que hacía y en solo dos ocasiones las cosas salieron de su extremo "control", al darse cuenta de ello se aferro a la religión como su única salvación de su condena involuntaria, de si mismo, de su peligrosidad... los padres nuestros, los rosarios, las salves, las aves Marías, que el recitaba noche tras noche eran bálsamos para mitigar el dolor que le aquejaba, de haber matado por hambre y también por que alguna vez mato por inhumanidad, pero... también había otra razón por la que frecuentaba los libros de oraciones, para el, esas palabras esperanzadoras y llenas de misericordia calmaban al monstruo escondido detrás el cuero negro de los ropajes y su torso a medio vestir. y también porque su fe era ciega y firme, tal y como sus padres le habían inculcado, tal y como la vida le había enseñado, encontraba en cada pasaje, en cada misterio una luz que iluminara su eterna noche sufrible.
Oía a Spencer, pero para él era un eco apagado y lejano que se desvanecía cada vez que miraba su obra, no decía nada, volvía a hacer el hombre retraído de siempre guardándose para si, su malestar, sus espinas -Yo no puedo salvar a nadie- mascullo desconsolado, devolvió la vista al joven que le veja angustiado protegiendo a un soldado caído, el hombre a quien le debía igual que al cazador enmascarado la ballesta y su manejo. Quedo allí fijando su mirada en el viejo cazador, luego retorno su vista al hombre de cabellos canos y mirada fija y abierta -Vida... por vida... penitencia- pensó -Y sin embargo no es la única que tendría que cumplir para el perdón de mis pecados- balanceaba su decisión mientras sus ojos incrementaban su volumen de manera aparatosa al revivir la vivencia en el circo y las perdidas de Mordred y Alex, tomo su barbilla en las manos -No son todas- dijo para si mismo -Pero con salvarle la vida a una, lavare mi honra antes mi pobre agilidad para defender a las importantes-.
Su ceño se frunció, dejo atrás sus pesares, su nota claramente discordante, vio al joven ingles ordene al mismo tiempo que entre sus manos intentaba llevarse a Vasari de allí, corrió lo más pronto que tuvo, dejando el cuerpo del anciano atrás, fingiendo, actuando como si nada hubiera pasado aunque por dentro la culpa fuera un fuego más intenso y rápido que el que acababa con la casa.
-Ordenas como todo un militar pequeño Spence- dijo mientras, apartaba sus manos del cazador que el mismo inquisidor se llevaría cargando en hombros -¿Me pregunto quién te lo habrá enseñado?- sonrío aunque no fuese el momento propicio, el joven le respondió el gesto y vio con preocupación a donde también los ojos apagados a un color marrón de Gideon seguían a Alessandro con miedo -Primero Dios, él la encontrará con vida- dijo el vampiro dócil y religioso que estaba devuelta -Saquemos a este hombre- sugirió -Antes de que sea demasiado tarde para él y para nosotros- señalo toda las cosas, lo que estaba hecho añicos, las vigas rotas o quemadas y lo que aún faltaba por caerse -¡Retirada!- grito rompiendo el pacifico esquema de su voz de demonio o de santo, tomo al cazador colgándolo en su hombro y con su mano libre de todo, sacaba a empujones desesperantes a Spencer Reid.
Ambos respiraron de alivio al estar fuera del terror mismo, por lo menos para ellos, la batalla entre las dos máscaras de la noche había concluido teniendo la firme convicción de que ambos rivales, para el bien de ellos y de todo París habían sido abrazados por el fuego que desaparecería sus máscaras para siempre.
Dentro de él, aún había rastros del monstruo que quería continuar torturando para obtener su cena, su preciado cáliz, en su interior quedaban los impulsos que luchaban contra la lógica y el estricto orden represor que el vampiro había practicado durante tantos años. Se llevo las manos al rostro, lo tapo con ellas y siguió lamentándose, de haber dejado para siempre en la memoria del único espectador, la real naturaleza de su ser, el secreto durante tantos siglos guardado, hoy a un simple humano asustadizo había sido revelado y es que el inquisidor siempre fue una creación y un caso inmortal que ignoraba del todo si era diferente o había más que compartirían experiencia con él, pero el caso, es que cuando mataba por matar, perdía consciencia de quien era, de lo que hacía y en solo dos ocasiones las cosas salieron de su extremo "control", al darse cuenta de ello se aferro a la religión como su única salvación de su condena involuntaria, de si mismo, de su peligrosidad... los padres nuestros, los rosarios, las salves, las aves Marías, que el recitaba noche tras noche eran bálsamos para mitigar el dolor que le aquejaba, de haber matado por hambre y también por que alguna vez mato por inhumanidad, pero... también había otra razón por la que frecuentaba los libros de oraciones, para el, esas palabras esperanzadoras y llenas de misericordia calmaban al monstruo escondido detrás el cuero negro de los ropajes y su torso a medio vestir. y también porque su fe era ciega y firme, tal y como sus padres le habían inculcado, tal y como la vida le había enseñado, encontraba en cada pasaje, en cada misterio una luz que iluminara su eterna noche sufrible.
Oía a Spencer, pero para él era un eco apagado y lejano que se desvanecía cada vez que miraba su obra, no decía nada, volvía a hacer el hombre retraído de siempre guardándose para si, su malestar, sus espinas -Yo no puedo salvar a nadie- mascullo desconsolado, devolvió la vista al joven que le veja angustiado protegiendo a un soldado caído, el hombre a quien le debía igual que al cazador enmascarado la ballesta y su manejo. Quedo allí fijando su mirada en el viejo cazador, luego retorno su vista al hombre de cabellos canos y mirada fija y abierta -Vida... por vida... penitencia- pensó -Y sin embargo no es la única que tendría que cumplir para el perdón de mis pecados- balanceaba su decisión mientras sus ojos incrementaban su volumen de manera aparatosa al revivir la vivencia en el circo y las perdidas de Mordred y Alex, tomo su barbilla en las manos -No son todas- dijo para si mismo -Pero con salvarle la vida a una, lavare mi honra antes mi pobre agilidad para defender a las importantes-.
Su ceño se frunció, dejo atrás sus pesares, su nota claramente discordante, vio al joven ingles ordene al mismo tiempo que entre sus manos intentaba llevarse a Vasari de allí, corrió lo más pronto que tuvo, dejando el cuerpo del anciano atrás, fingiendo, actuando como si nada hubiera pasado aunque por dentro la culpa fuera un fuego más intenso y rápido que el que acababa con la casa.
-Ordenas como todo un militar pequeño Spence- dijo mientras, apartaba sus manos del cazador que el mismo inquisidor se llevaría cargando en hombros -¿Me pregunto quién te lo habrá enseñado?- sonrío aunque no fuese el momento propicio, el joven le respondió el gesto y vio con preocupación a donde también los ojos apagados a un color marrón de Gideon seguían a Alessandro con miedo -Primero Dios, él la encontrará con vida- dijo el vampiro dócil y religioso que estaba devuelta -Saquemos a este hombre- sugirió -Antes de que sea demasiado tarde para él y para nosotros- señalo toda las cosas, lo que estaba hecho añicos, las vigas rotas o quemadas y lo que aún faltaba por caerse -¡Retirada!- grito rompiendo el pacifico esquema de su voz de demonio o de santo, tomo al cazador colgándolo en su hombro y con su mano libre de todo, sacaba a empujones desesperantes a Spencer Reid.
Ambos respiraron de alivio al estar fuera del terror mismo, por lo menos para ellos, la batalla entre las dos máscaras de la noche había concluido teniendo la firme convicción de que ambos rivales, para el bien de ellos y de todo París habían sido abrazados por el fuego que desaparecería sus máscaras para siempre.
<< Dios se apiade de todas las almas caídas en esta batalla, amigos y enemigos, todos merecen el mejor deseo de los que se quedan para que duerman en la esperanza de la resurrección y la vida del mundo futuro, por los siglos de los siglos...
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Apenas recuperaba el aliento, cuando vi que Slade y Turandot se hacían visibles, tratando de avisarme a palabras calladas que ellos lo mantendrían todo controlado, de igual forma debía buscar una manera de ayudarlos, pero ¿Como acabar con alguien que ya estaba muerto?, si fuese el mago que alguna vez estuvo entre las filas de los discípulos de Merlin quizás ya hubiese hecho algo tan provechoso como para encerrarlo en un objeto o tras un muro hasta el final de los tiempos, contemple mis manos al recordar que hace siglos quede impedido de realizar toda magia, no se podían ser dos criaturas a la vez, aunque practicaba pociones en mi palazzo tenia centenares de siglos que había olvidado como se pronunciaban las palabras, el sentido de lo que se hace en la magia y el coste por cada acción.
Observe a mi alrededor y toda una ola de violencia se lucia frente a mis ojos, esto era parecido a lo que sucedió en el teatro, con la única diferencia que no se conocían los vencedores, los enmascarados había desaparecido de la escena y solo los pedazos de tela de The Phantom empezaba arder en el fuego, calcinándolas al instante, detrás del fuego creciente Constantine ejecutaba magia antigua, Gideon peleaba contra hechizos y Nigma solo parecía romper espejos, ¿Que se esperaba de alguien que pocas veces estaba cuerdo?
A los que no encontraba con la mirada era a Solomon y al joven con quien Montserrat conversaba, busqué con desesperación cuando le halle al final de la escalera curando al cazador caído, haciendo nudos en sus heridas, tratando de sentir su pulso, voltee al otro lado, Slade seguía peleando aferrado a la oscuridad de su oponente, Leviathán me había platicado que era un excelente militar que sabia cuidarse y que sabia liderar, sabia que tenia todo bajo control, así que corrí a donde Spencer pero el me detuvo, señalando el seguro piso, la escena era catastrófica, en la primera habitación el fuego lo había consumido casi todo y se propagaba por la alfombra en dirección al fondo del pasillo donde una ventana abierta dejaba pasar al viento helado que soplaban fuerzas, como si intentase ayudarnos a controlar la furia del calor, de las llamas, que derribaban vigas, consumían muebles, cortinas y puertas, un fuego aparatoso que se llevaba y asfixiaba todo a su paso. Asentí firme a la orden de Reid y por dentro el simple hecho de ver a mi pequeña muerta o calcinada no dejaba de darme vueltas en mi cabeza, haciéndome presentir algo inevitable.
Subí la escalera tan rápido como pude, en medio de lo que el fuego pudiera hacerme a mi piel, los ropajes se consumían, todo en pis piernas y mis zapatos comenzaba a arder, pero no me importo, corrí presuroso al cuarto donde Montserrat se mantendría a salvo según palabras del propio cazador, pero la sorpresa que altero mi corazón fue encontrar la puerta abierta, sin rastro de ella ni de su esencia -¡Montserrat!- le llame con apremiante desesperación sin obtener su respuesta tan anhelada por mi alma y mis oídos -¡Montserrat!- volví a llamarle pero nuevamente no hubo respuesta, busque detrás de la puerta, en el armario y no había ni una sombra suya, corrí hacia otras habitaciones cercanas pero nunca la encontré.
El fuego seguía incrementando en mis pies, derritiendo las suelas, consumiendo parte de las rodillas, hasta que la idea de que Montserrat estuviese en el cuarto envuelto en llamas cobro un sentido y la única posibilidad, aterrado, me plante frente la puerta rota, me quite el saco y entre con el dolor que solo el fuego podría producir de manera intensa en alguien con consciencia mas que con vida, de los muebles y libros no quedaban mas que las cenizas como único vestigio, como única evidencia de que allí alguien los había mantenido cuidados y en orden.
Mis ojos vieron desesperados de un lado a otro como si estuviese leyendo un texto, solo buscaba algo que me dijera que ella estaba viva, pero en su lugar, partes del vestido y loa máscara del cazador aparecieron muy cerca de lo que debió de ser el centro de la habitación, cogí ambas prendas, las dos salpicadas de sangre y consumidas en parte por el fuego -Montserrat- solloce, tomando en mis manos los pedazos de tela y poniéndoles muy cerca de mi pecho -Perdóname- suplique, elevando mi mirada llena de lagrimas al techo, comprendí que Leviathán había perdido y en su caída se llevo a Montserrat con él, era claro que no encontraría sus restos, no se cuanto tiempo habría pasado desde que la habitación se incendio pero por su intensidad -Tu lo amabas, amaste a todos menos a mí mi amor y de eso solo yo tuve la culpa- las lagrimas corrieron por mis mejillas, evaporándose al toque con el piso -Yo te aleje de mi, yo te trate de la peor manera… yo tengo la culpa de que estés muerta… por amor al único que te rescato de ti misma- caí de rodillas, esta vez no había nada más que hacer, ella estaba muerta y yo debí de aceptar desde hace mucho que la había perdido para siempre, estuvo en brazos de Stefano y también en brazos de Leviathán, el protector que cuido de la forma en que yo jamás pude proporcionarle -Ya no hay nada que hacer aquí- susurre y gateando me introduje a las llamas y deje que el fuego me consumiera -Adiós para siempre- fueron mis ultimas palabras antes de perder el conocimiento entre el estremecimiento del dolor y la tristeza que embargaba perder a Montserrat de manera definitiva antes de que el cazador me buscara para ayudarme aquella teatral, aquella noche en que me dio la esperanza de recuperarle cuando en realidad y la había perdido en él... para mi, esta vez la noche más oscura me había consumido, a ella, a sus estrellas en cenizas me había unido.
Observe a mi alrededor y toda una ola de violencia se lucia frente a mis ojos, esto era parecido a lo que sucedió en el teatro, con la única diferencia que no se conocían los vencedores, los enmascarados había desaparecido de la escena y solo los pedazos de tela de The Phantom empezaba arder en el fuego, calcinándolas al instante, detrás del fuego creciente Constantine ejecutaba magia antigua, Gideon peleaba contra hechizos y Nigma solo parecía romper espejos, ¿Que se esperaba de alguien que pocas veces estaba cuerdo?
A los que no encontraba con la mirada era a Solomon y al joven con quien Montserrat conversaba, busqué con desesperación cuando le halle al final de la escalera curando al cazador caído, haciendo nudos en sus heridas, tratando de sentir su pulso, voltee al otro lado, Slade seguía peleando aferrado a la oscuridad de su oponente, Leviathán me había platicado que era un excelente militar que sabia cuidarse y que sabia liderar, sabia que tenia todo bajo control, así que corrí a donde Spencer pero el me detuvo, señalando el seguro piso, la escena era catastrófica, en la primera habitación el fuego lo había consumido casi todo y se propagaba por la alfombra en dirección al fondo del pasillo donde una ventana abierta dejaba pasar al viento helado que soplaban fuerzas, como si intentase ayudarnos a controlar la furia del calor, de las llamas, que derribaban vigas, consumían muebles, cortinas y puertas, un fuego aparatoso que se llevaba y asfixiaba todo a su paso. Asentí firme a la orden de Reid y por dentro el simple hecho de ver a mi pequeña muerta o calcinada no dejaba de darme vueltas en mi cabeza, haciéndome presentir algo inevitable.
Subí la escalera tan rápido como pude, en medio de lo que el fuego pudiera hacerme a mi piel, los ropajes se consumían, todo en pis piernas y mis zapatos comenzaba a arder, pero no me importo, corrí presuroso al cuarto donde Montserrat se mantendría a salvo según palabras del propio cazador, pero la sorpresa que altero mi corazón fue encontrar la puerta abierta, sin rastro de ella ni de su esencia -¡Montserrat!- le llame con apremiante desesperación sin obtener su respuesta tan anhelada por mi alma y mis oídos -¡Montserrat!- volví a llamarle pero nuevamente no hubo respuesta, busque detrás de la puerta, en el armario y no había ni una sombra suya, corrí hacia otras habitaciones cercanas pero nunca la encontré.
El fuego seguía incrementando en mis pies, derritiendo las suelas, consumiendo parte de las rodillas, hasta que la idea de que Montserrat estuviese en el cuarto envuelto en llamas cobro un sentido y la única posibilidad, aterrado, me plante frente la puerta rota, me quite el saco y entre con el dolor que solo el fuego podría producir de manera intensa en alguien con consciencia mas que con vida, de los muebles y libros no quedaban mas que las cenizas como único vestigio, como única evidencia de que allí alguien los había mantenido cuidados y en orden.
Mis ojos vieron desesperados de un lado a otro como si estuviese leyendo un texto, solo buscaba algo que me dijera que ella estaba viva, pero en su lugar, partes del vestido y loa máscara del cazador aparecieron muy cerca de lo que debió de ser el centro de la habitación, cogí ambas prendas, las dos salpicadas de sangre y consumidas en parte por el fuego -Montserrat- solloce, tomando en mis manos los pedazos de tela y poniéndoles muy cerca de mi pecho -Perdóname- suplique, elevando mi mirada llena de lagrimas al techo, comprendí que Leviathán había perdido y en su caída se llevo a Montserrat con él, era claro que no encontraría sus restos, no se cuanto tiempo habría pasado desde que la habitación se incendio pero por su intensidad -Tu lo amabas, amaste a todos menos a mí mi amor y de eso solo yo tuve la culpa- las lagrimas corrieron por mis mejillas, evaporándose al toque con el piso -Yo te aleje de mi, yo te trate de la peor manera… yo tengo la culpa de que estés muerta… por amor al único que te rescato de ti misma- caí de rodillas, esta vez no había nada más que hacer, ella estaba muerta y yo debí de aceptar desde hace mucho que la había perdido para siempre, estuvo en brazos de Stefano y también en brazos de Leviathán, el protector que cuido de la forma en que yo jamás pude proporcionarle -Ya no hay nada que hacer aquí- susurre y gateando me introduje a las llamas y deje que el fuego me consumiera -Adiós para siempre- fueron mis ultimas palabras antes de perder el conocimiento entre el estremecimiento del dolor y la tristeza que embargaba perder a Montserrat de manera definitiva antes de que el cazador me buscara para ayudarme aquella teatral, aquella noche en que me dio la esperanza de recuperarle cuando en realidad y la había perdido en él... para mi, esta vez la noche más oscura me había consumido, a ella, a sus estrellas en cenizas me había unido.
Alessandro Di Vanni- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/08/2011
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-¿Duele caer?- pregunto Klarion con tono hipócrita, avanzado lentamente entre los escombros del Cancerbero y la cristalería fina que había roto tes su fuerte caída -Debo decir Constantine que has mejorado bastante- limpiaba las mangas de su traje -¿No me digas que al final accediste a vender tu alma?... ¿donde quedo el hombre que jugaba con Dios y el diablo al mismo tiempo sin vender su existencia a uno y su alma al otro?- arqueo la ceja -Porque para serte sincero jamás vi hechizo igual, debe de ser bastante antiguo, que lastima- entristeció falsamente -No vivirás para enseñarmelo.. ya encontrare la manera- se encogió de hombros, no le importaba mucho el conocimiento que viniera de sus enemigos por muy interesante que este fuera, viviera Constantine o no, Klarion buscaría mil y una formas de obtenerlo antes de rebajarse con su enemigo de toda la vida y ahora por mucho que tuviese la curiosidad de un gato y el ansia quemando el interior de su alma no cedería a ese capricho, menos cuando le tenía a su merced, tendido en el piso y recuperando su energía.
-Cuantos años soñé tenerte así- inspiro -¿Desde que tenía 10 o 12 años?- sonrío cual niño malcriado -Ahora eres mío...- se tomo la barbilla, mientras su fiel gato maullaba agresivamente ante el cuerpo del hechicero que se incorporo de forma lenta y con dificultad -¿Veo que no te gustó la idea verdad?- bramo rebelde -Sin embargo no es pregunta sobre lo que quieres o no, sino de lo que a mí se me pegue la gana anciano- extendió su la palma de sus manos en dirección a Constantine, mientras su aura se extendía, se hacia visible y le rodeaba el resto del cuerpo -Eres demasiado lento ahora, que invertiste toda tu energía en ese maldito montículo de piedra y granito... ¡Viejo idiota esto es un ajedrez, no un simple tiro de dados!- sus orbes perdieron su color y en su lugar un color violeta abarco todo el terreno, iluminando sus ojos enfurecidos y rebeldes << spinis metamorphos >> invoco y en su rival fue envuelto por el hechizo que hizo salir de su cuerpo espinas, desprendidas del hueso y la piel, la satisfacción de Klarion aumentaba cuando escuchaba los gritos de dolor de aquel hombre rubio que no se dejo caer al suelo pese al sufrimiento, al contrario continuaba avanzando pese al dolor -Eres muy valiente anciano- susurro sin perder la atención de su objetivo y bajar su guardia mágica que ya había alcanzado un punto considerable- Pero ya me aburrí- lanzó un bostezo, echo un vistazo a su alrededor, Nigromante peleaba con un vampiro cuyo ser interior parecía haberlo desatado -Alguien necesita mi ayuda y es más divertido eso que tu espectáculo- el gato maulló, mientras su amo volvió a extender sus manos << Arbor metamorphosis in aeternum >> y esta vez las espinas en su oponente se hicieron retráctiles y su cuerpo comenzó a tomar la apariencia de madera de árbol, su mismo grosor y la misma textura, los pies se volvieron raíces, impidiendo que caminase -Así ya no podrás molestarme mientras salvo el pellejo de Nigromante, aún me sirve... para obtener a Pandora- sonrío con jubilo -Hasta nunca Constantine, espero seas una buena leña- río a carcajadas abiertas y desproporcionadas, anunciando su victoria, presumiendo de ella, mofándose hombre que se convertía en árbol poco a poco y que ni siquiera un perro mitológico pudo ayudarle a salvarse de un hechizo tan simple -¿Pensabas que al final podrías detenerme?-
-Cuantos años soñé tenerte así- inspiro -¿Desde que tenía 10 o 12 años?- sonrío cual niño malcriado -Ahora eres mío...- se tomo la barbilla, mientras su fiel gato maullaba agresivamente ante el cuerpo del hechicero que se incorporo de forma lenta y con dificultad -¿Veo que no te gustó la idea verdad?- bramo rebelde -Sin embargo no es pregunta sobre lo que quieres o no, sino de lo que a mí se me pegue la gana anciano- extendió su la palma de sus manos en dirección a Constantine, mientras su aura se extendía, se hacia visible y le rodeaba el resto del cuerpo -Eres demasiado lento ahora, que invertiste toda tu energía en ese maldito montículo de piedra y granito... ¡Viejo idiota esto es un ajedrez, no un simple tiro de dados!- sus orbes perdieron su color y en su lugar un color violeta abarco todo el terreno, iluminando sus ojos enfurecidos y rebeldes << spinis metamorphos >> invoco y en su rival fue envuelto por el hechizo que hizo salir de su cuerpo espinas, desprendidas del hueso y la piel, la satisfacción de Klarion aumentaba cuando escuchaba los gritos de dolor de aquel hombre rubio que no se dejo caer al suelo pese al sufrimiento, al contrario continuaba avanzando pese al dolor -Eres muy valiente anciano- susurro sin perder la atención de su objetivo y bajar su guardia mágica que ya había alcanzado un punto considerable- Pero ya me aburrí- lanzó un bostezo, echo un vistazo a su alrededor, Nigromante peleaba con un vampiro cuyo ser interior parecía haberlo desatado -Alguien necesita mi ayuda y es más divertido eso que tu espectáculo- el gato maulló, mientras su amo volvió a extender sus manos << Arbor metamorphosis in aeternum >> y esta vez las espinas en su oponente se hicieron retráctiles y su cuerpo comenzó a tomar la apariencia de madera de árbol, su mismo grosor y la misma textura, los pies se volvieron raíces, impidiendo que caminase -Así ya no podrás molestarme mientras salvo el pellejo de Nigromante, aún me sirve... para obtener a Pandora- sonrío con jubilo -Hasta nunca Constantine, espero seas una buena leña- río a carcajadas abiertas y desproporcionadas, anunciando su victoria, presumiendo de ella, mofándose hombre que se convertía en árbol poco a poco y que ni siquiera un perro mitológico pudo ayudarle a salvarse de un hechizo tan simple -¿Pensabas que al final podrías detenerme?-
Klarion Svevo- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Constantine veía con malicia, con odio al hombre que se interpuso entre Klarion y él, lo conocía, ese hombre era una leyenda en el infierno por ser el único que ha negociado con más demonios en la historia de la magia de los años 1800 y él único cuyos planes se frustran o salen completamente errados a lo que se había acordado, un hechicero poderoso, pero inútil.
Mientras su cuerpo permanecía en el piso contemplaba la figura que poseyó por un par de minutos y que le abrió la posibilidad de llevar la ventaja ante un niño estúpido que no soportaba por ser igual o peor de insolente que él y además atreverse a usar la magia en abuso para obtener posición y fortuna -No es la caída la que me duele- respondió débil -Es con quién he caído- mascullo fastidiado mientras el cuerpo seguía tembloroso y la energía era repuesta de manera lenta por las energías que había aprendido a dominar a su antojo. Aunque el hechicero no quisiera tenia que escuchar con atención cada tontería que el joven hacia salir de su boca, con más ímpetu era que hacia notar su inmadurez ante la vida, su rencor y su malicia innata, todos los que estaban en el gremio de hechiceros sabían lo había hecho con sus padres, muchas eran las leyendas que se contaban entorno al porque de su acción y todas las versiones provocaron en más de uno el respeto inducido por el temor, menos a Constantine, él jamas se doblego ante la voluntad del pequeño que en ese entonces no tendría más que diez u once años, el hombre de la gabardina intento redimir al pequeño Klarion que solo se aprovecho de la entonces buena voluntad del hechicero para aprender toda la magia y alquimia que pudiese aprender, después lo intento destruir sin tener mucho éxito, Constantine tenía una vida interesante que ni condiscípulo supo con exactitud. Ese fue el primero de los contados enfrentamientos que tuvieran en el futuro… en ninguno hubo un ganador o un vencedor, esta vez él trataría de que así fuera, pero sin que resultara vencido, Klarion debía aprender que no siempre se gana, cosa que debió enseñárselo desde un principio.
Por eso tomo fuerza y valor, pese a su debilidad se puso de pie, sin buscar sostenerse de nada, los pasos dados por su pesado cuerpo eran lentos, avanzaba entre los restos del animal petrificado buscando llegar al joven que se reía de su lentitud, de su edad, pero el no era viejo y si lo fuera no lo reconocería así se le mostrará en el espejo más enorme del mundo las cicatrices que deja el tiempo cuando lucha con el hombre mortal - Para ti todos somos viejos, alguna vez fui un estúpido niño como tu e igual hasta el que llegaba a los treintas ya era un anciano ¿Pero que crees?- decía con dificultad, arrastrando la voz de una forma parecida a su andar -Ellos siempre tendrán más experiencia que tú, mil veces mas experiencia que tu- apunto con su mano abierta, pero nada de energía pareció emanar de ella, aún su magia no se estabilizaba y mientras eso no sucediese no había nada que hacer por su situación, en vez de que él lazara un mortífero hechizo, fue el receptor de uno que le provoco tanto dolor porque sus huesos se convertían en espinas y de las espinas se hacían astillas que parecían cuchillas, atravesaron su piel y sus ropajes,lograron sangrarle -Maldito- susurraba mientras el dolor le hacia paralizarse, pero sabía que tenia que intentar detenerle y continuo su marcha, no escuchaba nada, solo veía de forma borrosa el objetivo que bostezaba y se reía, entonces el dolor paro pero su cuerpo parecía petrificarse, la piel se hizo áspera, los zapatos se rompieron para dar a paso a las crecidas raíces de un árbol -¡No!- exclamó mientras su mano izquierda se ramificaba de apoco << corpus ab anima, et ponet eam in terram stellas >> recitó y la madera pareció estirarse que logro alcanzar al gato que iba fielmente detrás de su dueño, el animal voló por los aires, hasta toparse con pared, donde finalmente cayo cual hoja muerta en otoño. Constantine sonrío victorioso, la mano que le quedaba libre torno a su energía verdosa original, entre su palma daba la idea de que una enorme esmeralda brillaba contrastada por la luz de la luna, una esmeralda flotante que de pronto se volvió en una perla que fue lanzada contra el adolescente que trato de detenerla con firmeza -Ese truco yo te lo enseñe- dijo viendo el estado de su propio cuerpo, si no quería ser leña del fuego creciente de la casa tenia que derrotarle de una vez, por lo que aumento fuerza y potencia en el torrente de energía que seguía brotando de él y que a mitad de aquel espacio de sala era una lucha entre el violeta y el verde, entre el ónix y la esmeralda, donde la esmeralda quedo victoriosa, Klarion cayó y después de contemplar a su lado, desapareció del tiempo y espacio.
El hechizo se deshizo al instante, devolviéndole a Constantine su cuerpo completamente humano, que tenia heridas y rasgaduras en el ropaje, observo luchar a los dos hombres que sacaban al cazador a rastras, corrió tan rápido como sus heridas le permitieron, hizo con su energía un campo de protección para los cuatro y salieron entre llamas fuera de la casa.
Mientras su cuerpo permanecía en el piso contemplaba la figura que poseyó por un par de minutos y que le abrió la posibilidad de llevar la ventaja ante un niño estúpido que no soportaba por ser igual o peor de insolente que él y además atreverse a usar la magia en abuso para obtener posición y fortuna -No es la caída la que me duele- respondió débil -Es con quién he caído- mascullo fastidiado mientras el cuerpo seguía tembloroso y la energía era repuesta de manera lenta por las energías que había aprendido a dominar a su antojo. Aunque el hechicero no quisiera tenia que escuchar con atención cada tontería que el joven hacia salir de su boca, con más ímpetu era que hacia notar su inmadurez ante la vida, su rencor y su malicia innata, todos los que estaban en el gremio de hechiceros sabían lo había hecho con sus padres, muchas eran las leyendas que se contaban entorno al porque de su acción y todas las versiones provocaron en más de uno el respeto inducido por el temor, menos a Constantine, él jamas se doblego ante la voluntad del pequeño que en ese entonces no tendría más que diez u once años, el hombre de la gabardina intento redimir al pequeño Klarion que solo se aprovecho de la entonces buena voluntad del hechicero para aprender toda la magia y alquimia que pudiese aprender, después lo intento destruir sin tener mucho éxito, Constantine tenía una vida interesante que ni condiscípulo supo con exactitud. Ese fue el primero de los contados enfrentamientos que tuvieran en el futuro… en ninguno hubo un ganador o un vencedor, esta vez él trataría de que así fuera, pero sin que resultara vencido, Klarion debía aprender que no siempre se gana, cosa que debió enseñárselo desde un principio.
Por eso tomo fuerza y valor, pese a su debilidad se puso de pie, sin buscar sostenerse de nada, los pasos dados por su pesado cuerpo eran lentos, avanzaba entre los restos del animal petrificado buscando llegar al joven que se reía de su lentitud, de su edad, pero el no era viejo y si lo fuera no lo reconocería así se le mostrará en el espejo más enorme del mundo las cicatrices que deja el tiempo cuando lucha con el hombre mortal - Para ti todos somos viejos, alguna vez fui un estúpido niño como tu e igual hasta el que llegaba a los treintas ya era un anciano ¿Pero que crees?- decía con dificultad, arrastrando la voz de una forma parecida a su andar -Ellos siempre tendrán más experiencia que tú, mil veces mas experiencia que tu- apunto con su mano abierta, pero nada de energía pareció emanar de ella, aún su magia no se estabilizaba y mientras eso no sucediese no había nada que hacer por su situación, en vez de que él lazara un mortífero hechizo, fue el receptor de uno que le provoco tanto dolor porque sus huesos se convertían en espinas y de las espinas se hacían astillas que parecían cuchillas, atravesaron su piel y sus ropajes,lograron sangrarle -Maldito- susurraba mientras el dolor le hacia paralizarse, pero sabía que tenia que intentar detenerle y continuo su marcha, no escuchaba nada, solo veía de forma borrosa el objetivo que bostezaba y se reía, entonces el dolor paro pero su cuerpo parecía petrificarse, la piel se hizo áspera, los zapatos se rompieron para dar a paso a las crecidas raíces de un árbol -¡No!- exclamó mientras su mano izquierda se ramificaba de apoco << corpus ab anima, et ponet eam in terram stellas >> recitó y la madera pareció estirarse que logro alcanzar al gato que iba fielmente detrás de su dueño, el animal voló por los aires, hasta toparse con pared, donde finalmente cayo cual hoja muerta en otoño. Constantine sonrío victorioso, la mano que le quedaba libre torno a su energía verdosa original, entre su palma daba la idea de que una enorme esmeralda brillaba contrastada por la luz de la luna, una esmeralda flotante que de pronto se volvió en una perla que fue lanzada contra el adolescente que trato de detenerla con firmeza -Ese truco yo te lo enseñe- dijo viendo el estado de su propio cuerpo, si no quería ser leña del fuego creciente de la casa tenia que derrotarle de una vez, por lo que aumento fuerza y potencia en el torrente de energía que seguía brotando de él y que a mitad de aquel espacio de sala era una lucha entre el violeta y el verde, entre el ónix y la esmeralda, donde la esmeralda quedo victoriosa, Klarion cayó y después de contemplar a su lado, desapareció del tiempo y espacio.
El hechizo se deshizo al instante, devolviéndole a Constantine su cuerpo completamente humano, que tenia heridas y rasgaduras en el ropaje, observo luchar a los dos hombres que sacaban al cazador a rastras, corrió tan rápido como sus heridas le permitieron, hizo con su energía un campo de protección para los cuatro y salieron entre llamas fuera de la casa.
Neil Constantine- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 02/08/2014
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Dio media vuelta, seguro de que conseguiría la victoria, Constantine no era el primero que moriría siendo convertido en un árbol, el historial de Klarion era en demasía interesante aún para su corta edad de diecisiete primaveras cumplidas, era un demonio disfrazado de hombre respetable y de muy buena posición económica y social, pero parte del respeto obtenido incluso por la Corte de los Búhos había sido gracias a las historias que se contaban acerca del porque había quedado huérfano demasiado joven, leyendas que incluso lo involucraban con fuerzas infernales, con pagos que iban desde su alma hasta la de otros, Klarion era un misterio para todos menos para Constantine, el único mentor después de sus abuelos, ese hombre le enseño alquimia y manejo de fuerzas energéticas controladas por medio de frases en latín y aunque odiara reconocerlo, actualmente era para Black, la única magia que le había resultado demasiado beneficiosa para sus intereses, incluyendo los sociales.
Klarion solo camino unos cuantos pasos más antes de detenerse en seco, Blake, su gato había sido expulsado por los aires y herido al pegarse fuertemente con la primera pared que le contuvo, si algo le molestaba a ese joven era que le tocaran a su gato, herencia de sus abuelos y también instrumento mágico para la mayoría de sus fechorías, el único cómplice fiel y la única compañía que tenía desde que era un niño, la cólera fue en aumento de Klarion hasta que retorno sobre si hacia donde un Constantine le esperaba en modo de ataque, aún con el resto del cuerpo atrapado en madera, todavía sus poderes eran lo suficientemente fuertes para lanzar contra él uno de los golpes mágicos que con frecuencia ocupaban los dos.
Klarion observo inmóvil la fuerza con la que iba dirigida el hechizo, una luz verde tan intensa cuyo objetivo era destruirle o aprisionarle en aquellas celdas que su antiguo mentor poseía en una dimensión oscura y sola, donde muchas veces el estuvo recluido cuando Constantine le quería reprender con respecto al abuso de la magia, el hechicero se acordó de todo aquello y decidió que era un buen momento para una venganza -¿Que harás con una sola mano?- pregunto enfurecido -No tienes la fuerza suficiente para mandarme fuera de este mundo otra vez- volvió a abrir sus palmas de donde la luz violeta se expandió a un tamaño considerablemente grande, una gigantesca perla, parecida a la luna, una esfera que giraba en sus propio eje cerca de las manos de Klarion, pero ya no adentro de ellas donde había nacido -Tu me enseñaste que para este truco se utilizan ¡Las dos manos!- exclamo con la misma potencia en que la esfera flotante fue disparada como una bala de cañón que iba directo a hacer trizas a su enemigo, pero no lo consiguió, una colisión brillante emergía de ambos colores cuando aquel verde esmeralda no permitió ser penetrado, a pesar de que Constantine usaba solo una mano la barrera resultaba ser suficientemente fuerte y su estela pretendía continuar avanzando hasta el hechicero que quien con sus dos manos juntas luchaba contra la fuerza del hechizo contrario que cada vez ganaba más terreno, que cada vez consumía luz violeta, era como un ejercito de guerra que con muy poco lograba vencer a todo un pelotón. Klarion empujo un poco más en busca de potencia y fuerza, pero era tal, el poderío de Constantine que los zapatos de Klarion resbalaban por la alfombra haciéndole perder el equilibrio y la concentración, finalmente el hechicero fue derrotado por su mentor y lanzado por los aires, sin perder del todo el conocimiento.
Atento observo sus costados, su mirada se topo con la de Nigromante que permanecía fija y perdida, él brujo estaba muerto, su cabeza permanecía recostada en el piso húmedo por la sangre que había emanado de su viejo cuerpo, el vampiro había ganado, vampiro que ya no estaba allí, como tampoco estaban The Phantom ni su rival, solo la piedra de Pandora, que se absorbió con un hechizo rápido, se puso en pie, comprendiendo que allí él ya no tenia nada que hacer, todo había acabado de manera incierta para los involucrados, ambos enemigos habían desaparecido en limbo del fuego, la noche y el silencio.
Nigromante había caído, Rorschach había caído, nada sabia de Delirium, pero tampoco se quería quedar a averiguar, él no quería caer y menos cuando había conseguido la piedra de Pandora, se puso en pie, sin hacer evidente su humillación, cogió a su gato en brazos -Nos volveremos a ver muy pronto, prepara tu funeral- volvieron sus carcajadas y desapareció entre los cuervos que envolvieron su cuerpo, volviéndolo en energía que se desvaneció entre los colores noctámbulos del 5 de noviembre.
Klarion solo camino unos cuantos pasos más antes de detenerse en seco, Blake, su gato había sido expulsado por los aires y herido al pegarse fuertemente con la primera pared que le contuvo, si algo le molestaba a ese joven era que le tocaran a su gato, herencia de sus abuelos y también instrumento mágico para la mayoría de sus fechorías, el único cómplice fiel y la única compañía que tenía desde que era un niño, la cólera fue en aumento de Klarion hasta que retorno sobre si hacia donde un Constantine le esperaba en modo de ataque, aún con el resto del cuerpo atrapado en madera, todavía sus poderes eran lo suficientemente fuertes para lanzar contra él uno de los golpes mágicos que con frecuencia ocupaban los dos.
Klarion observo inmóvil la fuerza con la que iba dirigida el hechizo, una luz verde tan intensa cuyo objetivo era destruirle o aprisionarle en aquellas celdas que su antiguo mentor poseía en una dimensión oscura y sola, donde muchas veces el estuvo recluido cuando Constantine le quería reprender con respecto al abuso de la magia, el hechicero se acordó de todo aquello y decidió que era un buen momento para una venganza -¿Que harás con una sola mano?- pregunto enfurecido -No tienes la fuerza suficiente para mandarme fuera de este mundo otra vez- volvió a abrir sus palmas de donde la luz violeta se expandió a un tamaño considerablemente grande, una gigantesca perla, parecida a la luna, una esfera que giraba en sus propio eje cerca de las manos de Klarion, pero ya no adentro de ellas donde había nacido -Tu me enseñaste que para este truco se utilizan ¡Las dos manos!- exclamo con la misma potencia en que la esfera flotante fue disparada como una bala de cañón que iba directo a hacer trizas a su enemigo, pero no lo consiguió, una colisión brillante emergía de ambos colores cuando aquel verde esmeralda no permitió ser penetrado, a pesar de que Constantine usaba solo una mano la barrera resultaba ser suficientemente fuerte y su estela pretendía continuar avanzando hasta el hechicero que quien con sus dos manos juntas luchaba contra la fuerza del hechizo contrario que cada vez ganaba más terreno, que cada vez consumía luz violeta, era como un ejercito de guerra que con muy poco lograba vencer a todo un pelotón. Klarion empujo un poco más en busca de potencia y fuerza, pero era tal, el poderío de Constantine que los zapatos de Klarion resbalaban por la alfombra haciéndole perder el equilibrio y la concentración, finalmente el hechicero fue derrotado por su mentor y lanzado por los aires, sin perder del todo el conocimiento.
Atento observo sus costados, su mirada se topo con la de Nigromante que permanecía fija y perdida, él brujo estaba muerto, su cabeza permanecía recostada en el piso húmedo por la sangre que había emanado de su viejo cuerpo, el vampiro había ganado, vampiro que ya no estaba allí, como tampoco estaban The Phantom ni su rival, solo la piedra de Pandora, que se absorbió con un hechizo rápido, se puso en pie, comprendiendo que allí él ya no tenia nada que hacer, todo había acabado de manera incierta para los involucrados, ambos enemigos habían desaparecido en limbo del fuego, la noche y el silencio.
Nigromante había caído, Rorschach había caído, nada sabia de Delirium, pero tampoco se quería quedar a averiguar, él no quería caer y menos cuando había conseguido la piedra de Pandora, se puso en pie, sin hacer evidente su humillación, cogió a su gato en brazos -Nos volveremos a ver muy pronto, prepara tu funeral- volvieron sus carcajadas y desapareció entre los cuervos que envolvieron su cuerpo, volviéndolo en energía que se desvaneció entre los colores noctámbulos del 5 de noviembre.
Klarion Svevo- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/11/2014
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
No pudo evitar una carcajada descontrolada -Eres hermosa ¿Lo sabias?- pregunto divertido -Me gusta tu mortífera manera de pensar- suspiro -Tanto que ya empiezas a estar dentro de mi corazón- se llevo el espejo y el arma al pecho, después dejo caer el espejo y desprendió de si los fragmentos incrustados en su cuerpo, su traje estaba manchado de sangre, el rojo contrastaba con el púrpura de su traje, que pronto acrecentó con el paso del tiempo -Lastima cariño, porque no soy necrofílico y cuando mueras en mis manos ya no podremos estar juntos JA JA JA JA JA- quito el seguro del arma y volvió a disparar, los cartuchos caían como gotas de una tremenda tempestad que no parecía tener fin, los metales chocaban con el piso de madera caliente, chocaban con los espejos, los quebraban deformando la figura huidiza de la cazadora y la tranquila y asesina postura de Nigma.
-¿Ahora vamos a jugar al escondite?- sonrío -No es algo que vaya conmigo, ni tampoco que vaya muy de acuerdo a la ocasión- apuntaba de un lado a otro, no había señas de la mujer por ningún sitio, el vampiro comenzaba a cansarse, el no la quería viva, no obedecería a Spencer, no, ese hombre no era de ordenes, mucho menos de planes. él improvisaba de acuerdo a las ideas que asaltaban su cabeza, con aquello que veía en el entorno, que quizás podía ser real o no, que las ideas podían ser o no coherentes pero que si de muerte hablaban con bastante seguridad las llevaría acabo.
-¿Sabes?- preguntó al vacío que ni el fuego había podido llenar completamente -Esto no era como yo me lo esperaba… bueno a decir verdad, la vez pasada caí al fuego, caí con vidrios incrustados en mi cara y en as comisuras de mis labios, dibujaron para mi una sonrisa permanente…. no espero que me pase lo mismo esta vez, esa noche quede verde y si pasa ahora quizás quede púrpura, pero no es un color que me siente muy bien en la piel, me gustaría que te quedará a ti, estabas muy pálida- observaba con ojos inquisitivos al frente, con la sonrisa de lado a lado, girando su cabeza de izquierda a derecha y luego de vuelta, entre sus manos llevaba el arma y de vez en cuando sus ataques progresivos atrás y por delante de los espejos no se hacían esperar -Sé lo huidiza que desees- intimidó -Sé todo lo veloz e inteligente que quieras, sé sigilosa si es que te place, pero si no me das la cara y me enfrentas, mientras yo viva tu siempre perderás- dicho esto, muy cerca suyo escucho pasos en movimiento, Nigma se traslado despacio entre las estructuras y el espacio que el fuego dejaba libre -Eso es- susurro, volviendo sus ojos punto de mira, sujetando la empuñadura con más firmeza que momentos atrás, jugando con sus dedos sobre ella -Dicho de otra manera- continuó -Eso te deja una sola cosa por hacer, acepta tu papel en todo esto y no actúes como una niña miedosa, acoge tu rol… me acabas de decir que juegas en serio y después te volviste a esconder, eso no cumple mis expectativas preciosa- aguardo en silencio, esperando que hubiese otro movimiento de parte de la joven que parecía rondarle desde un punto cada vez más cercano -A ti te mandaron a asesinarme ¿no es cierto?, ¿Porque no lo intentas?- observo con el rabillo del ojo, una silueta incrementar su tamaño justo a su costado -Si lo haces- prosiguió hablando, disimulando haberle visto -Tomarás el lugar que te corresponde- giro y la tuvo de enfrente, los dientes se mostraron blancos y relucientes al verla -¿Y… sabes cuál es ese sitio?- interrogo con tono burlesco -La tumba- susurro al oído de la mujer mientras la pistola fue disparada varias veces, al mismo tiempo que los disparos y sus destellos que lastimaban la vista un sin fin de risas comenzaron a brotar de los labios del vampiro que solamente cesó de disparar cuando vio un orificio en el cuerpo de su oponente con la sangre derramándose por el piso, pero para Nigma no fue suficiente, tomo el espejo que tenia al costado y se lo rompió por completo en la espalda y aunque ni un pedazo de vidrio logro incrustarse en la mujer quedo adolorada e inconsciente - Fue bastante sencillo-contemplo su obra, cogiendo uno de los pedazos más grandes que aún continuaban en el piso cerca de sus pies. Nigma contemplo en el desproporcionado triángulo su imagen y luego sonrío -Que desperdicio- negó con la cabeza y aunque sus hombros se mostraran encogidos , levanto la pesada estructura con la mano desocupada, gracias a que el arma había sido vaciada en el interior de su rival -Hasta nunca- y entonces el pedazo de cristal francés pareció enfilarse al cuerpo de la cazadora.
-¿Ahora vamos a jugar al escondite?- sonrío -No es algo que vaya conmigo, ni tampoco que vaya muy de acuerdo a la ocasión- apuntaba de un lado a otro, no había señas de la mujer por ningún sitio, el vampiro comenzaba a cansarse, el no la quería viva, no obedecería a Spencer, no, ese hombre no era de ordenes, mucho menos de planes. él improvisaba de acuerdo a las ideas que asaltaban su cabeza, con aquello que veía en el entorno, que quizás podía ser real o no, que las ideas podían ser o no coherentes pero que si de muerte hablaban con bastante seguridad las llevaría acabo.
-¿Sabes?- preguntó al vacío que ni el fuego había podido llenar completamente -Esto no era como yo me lo esperaba… bueno a decir verdad, la vez pasada caí al fuego, caí con vidrios incrustados en mi cara y en as comisuras de mis labios, dibujaron para mi una sonrisa permanente…. no espero que me pase lo mismo esta vez, esa noche quede verde y si pasa ahora quizás quede púrpura, pero no es un color que me siente muy bien en la piel, me gustaría que te quedará a ti, estabas muy pálida- observaba con ojos inquisitivos al frente, con la sonrisa de lado a lado, girando su cabeza de izquierda a derecha y luego de vuelta, entre sus manos llevaba el arma y de vez en cuando sus ataques progresivos atrás y por delante de los espejos no se hacían esperar -Sé lo huidiza que desees- intimidó -Sé todo lo veloz e inteligente que quieras, sé sigilosa si es que te place, pero si no me das la cara y me enfrentas, mientras yo viva tu siempre perderás- dicho esto, muy cerca suyo escucho pasos en movimiento, Nigma se traslado despacio entre las estructuras y el espacio que el fuego dejaba libre -Eso es- susurro, volviendo sus ojos punto de mira, sujetando la empuñadura con más firmeza que momentos atrás, jugando con sus dedos sobre ella -Dicho de otra manera- continuó -Eso te deja una sola cosa por hacer, acepta tu papel en todo esto y no actúes como una niña miedosa, acoge tu rol… me acabas de decir que juegas en serio y después te volviste a esconder, eso no cumple mis expectativas preciosa- aguardo en silencio, esperando que hubiese otro movimiento de parte de la joven que parecía rondarle desde un punto cada vez más cercano -A ti te mandaron a asesinarme ¿no es cierto?, ¿Porque no lo intentas?- observo con el rabillo del ojo, una silueta incrementar su tamaño justo a su costado -Si lo haces- prosiguió hablando, disimulando haberle visto -Tomarás el lugar que te corresponde- giro y la tuvo de enfrente, los dientes se mostraron blancos y relucientes al verla -¿Y… sabes cuál es ese sitio?- interrogo con tono burlesco -La tumba- susurro al oído de la mujer mientras la pistola fue disparada varias veces, al mismo tiempo que los disparos y sus destellos que lastimaban la vista un sin fin de risas comenzaron a brotar de los labios del vampiro que solamente cesó de disparar cuando vio un orificio en el cuerpo de su oponente con la sangre derramándose por el piso, pero para Nigma no fue suficiente, tomo el espejo que tenia al costado y se lo rompió por completo en la espalda y aunque ni un pedazo de vidrio logro incrustarse en la mujer quedo adolorada e inconsciente - Fue bastante sencillo-contemplo su obra, cogiendo uno de los pedazos más grandes que aún continuaban en el piso cerca de sus pies. Nigma contemplo en el desproporcionado triángulo su imagen y luego sonrío -Que desperdicio- negó con la cabeza y aunque sus hombros se mostraran encogidos , levanto la pesada estructura con la mano desocupada, gracias a que el arma había sido vaciada en el interior de su rival -Hasta nunca- y entonces el pedazo de cristal francés pareció enfilarse al cuerpo de la cazadora.
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Y de pronto estaba frente a él, su mirada parecía condenarme a la hoguera sin decir palabra alguna y su sonrisa me horrorizaba tanto que no era necesario que mostrase el arma que tenia en las manos, parecía divertirse con el dolor que los vidrios incrustados en sus brazos y en sus hombros, y él ¡Me culpaba de todo! ¿Seria posible en que de verdad yo hubiera hecho semejan atrocidad? … ¡Oh! como me gustaría acordarme de lo que hice instantes antes, pero como siempre y más cuando tenia esta sensación de un hormigueo en la cabeza nunca suelo acordarme de nada, ni siquiera que fuer lo que hice para sanarme la girada que no dejaba de sangrar pero ya en menor cantidad, pero todo eso lo olvido en cuanto observe con espanto que se dirigía hasta mi, busque refugio pero todos los espejos a mi alrededor estaban rotos , solo quedaban en pie los primeros del fondo, aun con el miedo calándome las piernas me atreví a a darme la vuelta y correr por mi vida.
Tras una hilera de espejos mi respiración agitada y mi corazón latiendo al máximo de su rendimiento parecieron calmarse, lo escuchaba si, pero me sentía tan segura allí de que no me encontraría al final del día, estaría molesto por las heridas que seguramente yo le hice en el pasado instantáneo que no recuerdo.
Rompía los espejos o al menos los quebraba, con las balas o con la estructura del arma, sus palabras me provocaban terror y su voz resultaba tan intimidante, que en un momento de desesperación rogaba por que me perdiera otra vez de la realidad, un deseo que no siempre esta en cabeza y menos de forma tan evidente, entre el rió de letras rescate aquellas que formaban las palabras “Te mandaron a asesinarme”, no era la primera vez que alguien me lo decía cuando despertaba de mi inconsciencia en un lugar inhóspito y desconocido, con heridas y las pistolas en las manos, pero yo era incapaz de matar o golpear a una persona, menos de las maneras tan brutales en las que yo misma me sorprendía, no se porque ante esto tuve unas inmensas ganas de salir y mostrarme, quizás lo único que quería era que se diera cuenta que yo no seria capaz de matarle pese al daño hecho, que yo solo quería irme a casa y que no podía recordar ni como había llegado aquí. Despacio dli de mi escondite, me arrastraba muy despacio por el piso de madera caliente aunque mis tacones podían delatarme un poco, cuando asome la cabeza, el hombre estaba a mi costado, cautelosa me acerque solo un poco, pensando en que quizás aun no me había visto, pero me equivoque tan pronto vi a la boca de la pistola disparar a quemarropa muy cerca de mi costilla, sangrando en cantidad escandalosa, manchandose mi ropa, en ese momento parecía desvanecerme…
Por una vez en la vida quería dejar de ser intermitente, que la ramera dejará de una vez por todos de intervenir en mis asuntos cuando no se lo pedía, pero siempre era lo mismo, salía en defensa de su humanidad y cobardía que no le habían dejado nada en esta vida, todo se consigue pistando y matando al que tengas por el frente, no mostrándote casta y pura, así solo consigues el interés y la conveniencia de los demás. ¿Y ahora que me dolía? ¿Que demonios traía encima de mi espalda?, estaba herido en la costilla y con un espejo de metal justo encima, su estructura pesaba, me estaba demoliendo los huesos, sentía como la herida sangraba más cuando la estructura de fierro se dejaba caer más en contra peso con mi cuerpo -Miedosa de tenias que ser…- susurre dolorosamente, toda sensación era intensa y de pronto al pasar saliva esta se regreso junto con un escupitajo de sangre.
-¡Que diablos me hiciste!- protesté -¡Maldito arlequín!- sentencie, limpiando de los labios la humedad de la sangre, tratando de desaparecer inútilmente el sabor de mi boca, tomando fuerzas y escupiendo sangres en cantidades considerables, levante la pesada estructura y fui contra de él, como si fuese un toro en brama, le quite el arma que salió volando disparada, mi puño se concentro en su estomago, en su cara, mi rodilla en su miembro y en vez de que esto le doliera parecía divertirse, reía a carcajadas, celebraba la golpiza, sus huesos crujían pero nada le impedía reír, la mano que sostuvo su cuello desde un principio comenzó a ser presión, el flujo de su saliva podía sentirse en la palma de mi mano como un proceso difícil que finalmente logro callarlo -¡No más heridas bajas para mi arlequín!- amenace llevándolo contra la pared, alzando sus pies del suelo, siguiendo con la presión en su cuello -Es increíble que los cazadores también seamos tan asesinos como ustedes… tanta gente que asesinamos en sus manos con tal de encontrarlos y darles muerte, tu no eres todos… pero matar una escoria como tu limpiara mi…- de mi boca volvió a salir otro sorbo de sangre, ahogándome por un momento pero sin que eso obstruyera el intento por ahogarle y quebrarle el cuello, su sangre permanecía en mi mano, las heridas que rápidamente habían cerrado no había dejado pasarse desapercibidas.
P.D Aunque fueron solo dos post, me siento muy halagada de haber podido ayudarles a terminar su trama con lo que ustedes llamaron "participación especial" xD, muchas felicidades por su gran imaginación, talento y esfuerzo ¡ Mucha suerte!
Tras una hilera de espejos mi respiración agitada y mi corazón latiendo al máximo de su rendimiento parecieron calmarse, lo escuchaba si, pero me sentía tan segura allí de que no me encontraría al final del día, estaría molesto por las heridas que seguramente yo le hice en el pasado instantáneo que no recuerdo.
Rompía los espejos o al menos los quebraba, con las balas o con la estructura del arma, sus palabras me provocaban terror y su voz resultaba tan intimidante, que en un momento de desesperación rogaba por que me perdiera otra vez de la realidad, un deseo que no siempre esta en cabeza y menos de forma tan evidente, entre el rió de letras rescate aquellas que formaban las palabras “Te mandaron a asesinarme”, no era la primera vez que alguien me lo decía cuando despertaba de mi inconsciencia en un lugar inhóspito y desconocido, con heridas y las pistolas en las manos, pero yo era incapaz de matar o golpear a una persona, menos de las maneras tan brutales en las que yo misma me sorprendía, no se porque ante esto tuve unas inmensas ganas de salir y mostrarme, quizás lo único que quería era que se diera cuenta que yo no seria capaz de matarle pese al daño hecho, que yo solo quería irme a casa y que no podía recordar ni como había llegado aquí. Despacio dli de mi escondite, me arrastraba muy despacio por el piso de madera caliente aunque mis tacones podían delatarme un poco, cuando asome la cabeza, el hombre estaba a mi costado, cautelosa me acerque solo un poco, pensando en que quizás aun no me había visto, pero me equivoque tan pronto vi a la boca de la pistola disparar a quemarropa muy cerca de mi costilla, sangrando en cantidad escandalosa, manchandose mi ropa, en ese momento parecía desvanecerme…
Por una vez en la vida quería dejar de ser intermitente, que la ramera dejará de una vez por todos de intervenir en mis asuntos cuando no se lo pedía, pero siempre era lo mismo, salía en defensa de su humanidad y cobardía que no le habían dejado nada en esta vida, todo se consigue pistando y matando al que tengas por el frente, no mostrándote casta y pura, así solo consigues el interés y la conveniencia de los demás. ¿Y ahora que me dolía? ¿Que demonios traía encima de mi espalda?, estaba herido en la costilla y con un espejo de metal justo encima, su estructura pesaba, me estaba demoliendo los huesos, sentía como la herida sangraba más cuando la estructura de fierro se dejaba caer más en contra peso con mi cuerpo -Miedosa de tenias que ser…- susurre dolorosamente, toda sensación era intensa y de pronto al pasar saliva esta se regreso junto con un escupitajo de sangre.
-¡Que diablos me hiciste!- protesté -¡Maldito arlequín!- sentencie, limpiando de los labios la humedad de la sangre, tratando de desaparecer inútilmente el sabor de mi boca, tomando fuerzas y escupiendo sangres en cantidades considerables, levante la pesada estructura y fui contra de él, como si fuese un toro en brama, le quite el arma que salió volando disparada, mi puño se concentro en su estomago, en su cara, mi rodilla en su miembro y en vez de que esto le doliera parecía divertirse, reía a carcajadas, celebraba la golpiza, sus huesos crujían pero nada le impedía reír, la mano que sostuvo su cuello desde un principio comenzó a ser presión, el flujo de su saliva podía sentirse en la palma de mi mano como un proceso difícil que finalmente logro callarlo -¡No más heridas bajas para mi arlequín!- amenace llevándolo contra la pared, alzando sus pies del suelo, siguiendo con la presión en su cuello -Es increíble que los cazadores también seamos tan asesinos como ustedes… tanta gente que asesinamos en sus manos con tal de encontrarlos y darles muerte, tu no eres todos… pero matar una escoria como tu limpiara mi…- de mi boca volvió a salir otro sorbo de sangre, ahogándome por un momento pero sin que eso obstruyera el intento por ahogarle y quebrarle el cuello, su sangre permanecía en mi mano, las heridas que rápidamente habían cerrado no había dejado pasarse desapercibidas.
P.D Aunque fueron solo dos post, me siento muy halagada de haber podido ayudarles a terminar su trama con lo que ustedes llamaron "participación especial" xD, muchas felicidades por su gran imaginación, talento y esfuerzo ¡ Mucha suerte!
Delirium- Cazador Clase Alta
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-No se vale que te estés llevando la victoria solo por un puñado de golpes y patadas- en su boca rota y sangrada brotó un esbozo de sonrisa que se apago cuando el cuello de a poco fue aplastado por su oponente, debía admitir que para ser una mujer, tenia demasiada fuerza cuando se enfurecía, no se comparaba con aquella mujer despavorida que corría sin cesar para ocultarse tras los espejos quebrados que las balas habían intentado atravesar -Porque no… arreglamos el curso de esta historia- susurro con dificultad, sacando su mano que aún envolvía el pedazo de cristalería que cogió antes de que la cazadora se le fuera encima, puso la mano que le quedaba en libertad en el cuello de la chica y empezó a enterrarle con cizaña aquel mortífero pedazo de titanio puntiagudo una y otra vez, disfrutando de las cortaduras que esta hacia a su piel, todas iban al estomago, todos los orificios provocados por el arma había confinado un río de sangre en los ropajes de la mujer que se encogió mientras sus pasos la llevaban atrás, resbalándose con el espesor de la sangre esparcida por su boca, cayo al piso malherida y empapada, escupiendo su liquido carmesí cual dragón de una leyenda del medievo, fuego que le quemaba la lengua y la garganta, fuego que no le permitió articular ni una sola palabra más -¿Sabes lo que te hice?- dijo complacido observando como agonizaba en su propia sangre -Con la bala puede que haya perforado un pulmón, eso explica tu dificultad para respirar, después con esto- levanto el fragmento de vidrio -perfore tu estomago ¡Esta hecho puré!- celebro con jubilo.
Se acerco más a la mujer que yacía delante suyo -Estas en problemas- sentencio -Aún estas con vida je je je je- se llevo la mano a su sien, dio masaje en ella, mientras pensaba que hacer, las ideas más macabras había pasado, la lucidez invadía un poco las decisiones y su sapiencia, finalmente resolvió con su ávida imaginación que le sacaba más allá del mundo real -Adelante- comento con seriedad pulcra de cualquier lucido -Vuelve a pavonearte, vuelve a presumir que tus coloridas plumas se han manchado de carmesí por nuestra culpa- avanzo con lentitud, con el espejo en mano que dejo caer en el momento en que asecho parecía más el de un animal curioso ante lo que encontraba por comida en su camino que por lo que la facilidad del manjar significaba, era un vampiro que se divertía intimidando a su presa, practicaba sus técnicas con la víctima casi vacía -Vuelve a decirme que nunca te ha pasado esto aún por dejarnos vivir, aprende que conmigo el juego siempre lo gano yo… porque un cazador, un inquisidor esta acostumbrado a ver en mi la naturaleza del demonio, la visión retrograda que la iglesia tiene con respecto a nuestra existencia, el deseo de la sangre, pero nunca ven que cada uno tenemos un arma distinta y la mía es demasiado discreta y particular- aguardo a que diera un último paso antes de toparse con el cuerpo -Mi arma esta aqui- señalo su cabeza - Mi mente, si ella y yo perdemos el control, los demás también, fue lo que te hizo atacarme sin pensar en lo que te podia hacer, fue lo que les sucedió a todos los caídos en el circo je je je je JA JA JA JA JA JA- siguió la cadena de carcajadas macabras que finalizo cuando el vampiro recuperó el aliento y la calma -Estoy seguro que algún día, alguien me matará por esto- se agacho tomando a la mujer de sus ropajes -Alguien que realmente sepa descifrar mentes tan complicadas como la mía, que no se vaya por lo que toda una leyenda contada por miles de bocas dicta y modifica- la acerco con firmeza a su rostro sonriente -Solo Leviathán lo ha logrado, pero no pudo hacer nada conmigo por que yo era el único que podía regresar con el rebaño que perdió- aspiro su perfume y la llevo a otro muro, donde el fuego se propagaba más rápido, la moribunda ya no podía siquiera levantar los brazos para su defensa -Lamento que seas tan bella y mueras, lamento que no hayas sido tu la del privilegio de matarme, lamento que seas tan tonta para no darte cuenta que así como en el mundo de los mortales abundan dos clases de tipos, también en nuestros mundos eternos y grises la división esta clara, buenos malos y luego… yo- la tomo a la fuerza y la beso en sus labios, empapados de sangre, la miro fijamente y le elevo con un solo brazo hasta que sus pies empezaron a patalear con pocas fuerzas cuando Nigma le interrumpió la respiración, el arlequín sonreía complacido, con los labios pintados con sangre natural que contrastaban con sus cabellos verdes, y su piel pálida -Yo soy un arlequín de porcelana que ve más allá de los hilos de la marionetas- su mano tomo más fuerza buscando el crujir de los huesos de su delgado cuello, quedando roto en un santiamen, el cuerpo quedo fijo, sin patear más, el último exhalo se fue entre las manos de Nigma, huyo por entre la mirada inmóvil que vigilaba las llamas -Muy buena idea- susurro y sin más como si fuese un títere arrojo el cuerpo al fuego, sus oídos captaron el llamado de retirada y se alejo de allí siguiendo a los demás en medio de la mansión incendiada y cayéndose a pedazos, para él, la noche más oscura, la guerra entre las dos máscaras de la noche y su misión de despertar a los caídos había concluido.
P.D Al contrario, te agradezco profundamente que te hayas despegado un ratito de tu foro y te hayas aventado la tarea de una ficha aún sabiendo que la estancia de tu pj seria de entrada por salida y eso no cualquiera lo hace, muchas gracias, hasta el final nos costo trabajo pero la recompensa esta en que alguien nos lea y aprecie nuestro esfuerzo e imaginación que luego no teníamos de donde sacar más xD ¡Suerte también para ti. Saludos!
Se acerco más a la mujer que yacía delante suyo -Estas en problemas- sentencio -Aún estas con vida je je je je- se llevo la mano a su sien, dio masaje en ella, mientras pensaba que hacer, las ideas más macabras había pasado, la lucidez invadía un poco las decisiones y su sapiencia, finalmente resolvió con su ávida imaginación que le sacaba más allá del mundo real -Adelante- comento con seriedad pulcra de cualquier lucido -Vuelve a pavonearte, vuelve a presumir que tus coloridas plumas se han manchado de carmesí por nuestra culpa- avanzo con lentitud, con el espejo en mano que dejo caer en el momento en que asecho parecía más el de un animal curioso ante lo que encontraba por comida en su camino que por lo que la facilidad del manjar significaba, era un vampiro que se divertía intimidando a su presa, practicaba sus técnicas con la víctima casi vacía -Vuelve a decirme que nunca te ha pasado esto aún por dejarnos vivir, aprende que conmigo el juego siempre lo gano yo… porque un cazador, un inquisidor esta acostumbrado a ver en mi la naturaleza del demonio, la visión retrograda que la iglesia tiene con respecto a nuestra existencia, el deseo de la sangre, pero nunca ven que cada uno tenemos un arma distinta y la mía es demasiado discreta y particular- aguardo a que diera un último paso antes de toparse con el cuerpo -Mi arma esta aqui- señalo su cabeza - Mi mente, si ella y yo perdemos el control, los demás también, fue lo que te hizo atacarme sin pensar en lo que te podia hacer, fue lo que les sucedió a todos los caídos en el circo je je je je JA JA JA JA JA JA- siguió la cadena de carcajadas macabras que finalizo cuando el vampiro recuperó el aliento y la calma -Estoy seguro que algún día, alguien me matará por esto- se agacho tomando a la mujer de sus ropajes -Alguien que realmente sepa descifrar mentes tan complicadas como la mía, que no se vaya por lo que toda una leyenda contada por miles de bocas dicta y modifica- la acerco con firmeza a su rostro sonriente -Solo Leviathán lo ha logrado, pero no pudo hacer nada conmigo por que yo era el único que podía regresar con el rebaño que perdió- aspiro su perfume y la llevo a otro muro, donde el fuego se propagaba más rápido, la moribunda ya no podía siquiera levantar los brazos para su defensa -Lamento que seas tan bella y mueras, lamento que no hayas sido tu la del privilegio de matarme, lamento que seas tan tonta para no darte cuenta que así como en el mundo de los mortales abundan dos clases de tipos, también en nuestros mundos eternos y grises la división esta clara, buenos malos y luego… yo- la tomo a la fuerza y la beso en sus labios, empapados de sangre, la miro fijamente y le elevo con un solo brazo hasta que sus pies empezaron a patalear con pocas fuerzas cuando Nigma le interrumpió la respiración, el arlequín sonreía complacido, con los labios pintados con sangre natural que contrastaban con sus cabellos verdes, y su piel pálida -Yo soy un arlequín de porcelana que ve más allá de los hilos de la marionetas- su mano tomo más fuerza buscando el crujir de los huesos de su delgado cuello, quedando roto en un santiamen, el cuerpo quedo fijo, sin patear más, el último exhalo se fue entre las manos de Nigma, huyo por entre la mirada inmóvil que vigilaba las llamas -Muy buena idea- susurro y sin más como si fuese un títere arrojo el cuerpo al fuego, sus oídos captaron el llamado de retirada y se alejo de allí siguiendo a los demás en medio de la mansión incendiada y cayéndose a pedazos, para él, la noche más oscura, la guerra entre las dos máscaras de la noche y su misión de despertar a los caídos había concluido.
P.D Al contrario, te agradezco profundamente que te hayas despegado un ratito de tu foro y te hayas aventado la tarea de una ficha aún sabiendo que la estancia de tu pj seria de entrada por salida y eso no cualquiera lo hace, muchas gracias, hasta el final nos costo trabajo pero la recompensa esta en que alguien nos lea y aprecie nuestro esfuerzo e imaginación que luego no teníamos de donde sacar más xD ¡Suerte también para ti. Saludos!
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Turandot paso largo tiempo inconsciente hasta que el humo proveniente de las alfombras y los muebles envueltos en llamas -¿Tanto tiempo paso?- se pregunto llevando su pequeña mano a la cabeza que perdió su sombrero, hurgo entre su cabello y sacudió el resto de su cuerpo esperando obtener de nuevo equilibrio y consciencia, la vista fue abriéndose campo entre el desastre, si, porque todo lo que acontecía era un reverendo desastre, todos peleándose sin percatarse que el rey blanco y el rey negro que conformaban el ajedrez habían desaparecido sin dejar rastro.
Quizás se habían vuelto cenizas como el hombre que estaba pendiendo de la cuerda, cuyos pies ya ardían a tal magnitud que parecía ser una vela humana en vez de un cadáver, busco a Slade por todos lados, encontrándole con aquel que osó en privarlo de toda capacidad de ayuda, el fantasma se tomo las manos, mientras su rostro dibujaba la expresión misma de la angustia liberada en la forma en como estrujaba sus mangas, en como se mordía el labio, ese hombre sin rostro, ese muerto sin identidad, desprendía una esencia que inquietaba a cualquiera que estuviese convertido en espíritu o que al menos aceptará su condición, quizás por eso el coronel no distinguía con que clase de alimaña estaba tratando, pero su hedor añejo y el sonido de las cadenas arrastras daba cuenta de que ese fantasma polvoriento y vestido cual monje, no era precisamente un santo.
Inspiro profundo, ¿Como podía ayudar al Coronel?, ¿Como podía matar a alguien que ya lo estaba?, no había forma, al menos que en su vida terrenal hubiese sido hechicero para encerrarle en una pared o un objeto, comprendió que el no era de utilidad, pero tampoco lo iba a dejar solo, menos cuando tenia la encomienda de Sarah por cuidar del pobre ciego y también debía hacer que la muerte de su amor imposible de algo valiera la pena, Frank estaba perdiendo por mucho la pelea, a Turandot le dolía no saber siquiera como matar una mosca -¡Lo tienes de frente!- ocurrió por exclamar y el Teniente hizo caso -¿Me hizo caso?- se cuestiono con asombro -De acuerdo- asintió -Voy… voy a guiarte- prosiguió encerrando entre la palma de sus manos un cuadro que solo abarcaba a los contrincantes -Bien Turandot- susurro -Esto será como un hermoso juego- trato de calmar sus nervios -Si, solo es eso, un juego- paso saliva y continuó diciendo direcciones, esquives y tanto como fuese viendo en el camino, en el fondo, Turandot pensaba que una lucha entre fantasmas, era una lucha sin sentido puesto que ¿a donde los llevaría?
Pero no por eso se rindió, él era fiel a su palabra y si al Coronel le prometio ser sus sentidos lo haría, además de vez en cuando podía percibir con el rabillo del ojo, el ímpetu con el que luchaban sus compañeros, unos contra sus rivales y otros contra la muerte mientras esperaban curar las heridas de los caídos, de ahí que el percibiera que Gideon y Spencer huían, ordenando la pronta retirada de de todo, Turandot se volvió para dar aviso sin que alguien le prestara atención. Vio el cabello desmarañado de Slade, vio temblar su cuerpo, vio la mano sobre el cuello de Zodiac y él solo quedo parado, inmóvil, sin una buena idea sobre que hacer, corrió hacia el coronel y trato de apartarle de allí y llevárselo a la fuerza, pero el militar era quien a gritos trabajaba de alejarlo, de ordenar a Turandot su retirada junto a ellos -¡No!- exclamo después de derramar lágrimas en desesperación por no cambiarle de opinión -¿Que ganas con eso Slade? ¡Ya estamos muertos! ¿Porque no lo aceptas de una vez?- pregunto sollozando -¿Como vas a matar alguien que ya no es más que polvo y arena?- limpio su diminuta nariz con su manga -Slade, por favor… -rogó una vez más -Esta casa se nos puede caer encima y se que no pasará nada con nosotros pero ¿Que hay de Gideon y Spencer? aún afuera no están a salvo, vámonos ya- volvió a implorar cuando frente a sus ojos algo ocurrió.
Quizás se habían vuelto cenizas como el hombre que estaba pendiendo de la cuerda, cuyos pies ya ardían a tal magnitud que parecía ser una vela humana en vez de un cadáver, busco a Slade por todos lados, encontrándole con aquel que osó en privarlo de toda capacidad de ayuda, el fantasma se tomo las manos, mientras su rostro dibujaba la expresión misma de la angustia liberada en la forma en como estrujaba sus mangas, en como se mordía el labio, ese hombre sin rostro, ese muerto sin identidad, desprendía una esencia que inquietaba a cualquiera que estuviese convertido en espíritu o que al menos aceptará su condición, quizás por eso el coronel no distinguía con que clase de alimaña estaba tratando, pero su hedor añejo y el sonido de las cadenas arrastras daba cuenta de que ese fantasma polvoriento y vestido cual monje, no era precisamente un santo.
Inspiro profundo, ¿Como podía ayudar al Coronel?, ¿Como podía matar a alguien que ya lo estaba?, no había forma, al menos que en su vida terrenal hubiese sido hechicero para encerrarle en una pared o un objeto, comprendió que el no era de utilidad, pero tampoco lo iba a dejar solo, menos cuando tenia la encomienda de Sarah por cuidar del pobre ciego y también debía hacer que la muerte de su amor imposible de algo valiera la pena, Frank estaba perdiendo por mucho la pelea, a Turandot le dolía no saber siquiera como matar una mosca -¡Lo tienes de frente!- ocurrió por exclamar y el Teniente hizo caso -¿Me hizo caso?- se cuestiono con asombro -De acuerdo- asintió -Voy… voy a guiarte- prosiguió encerrando entre la palma de sus manos un cuadro que solo abarcaba a los contrincantes -Bien Turandot- susurro -Esto será como un hermoso juego- trato de calmar sus nervios -Si, solo es eso, un juego- paso saliva y continuó diciendo direcciones, esquives y tanto como fuese viendo en el camino, en el fondo, Turandot pensaba que una lucha entre fantasmas, era una lucha sin sentido puesto que ¿a donde los llevaría?
Pero no por eso se rindió, él era fiel a su palabra y si al Coronel le prometio ser sus sentidos lo haría, además de vez en cuando podía percibir con el rabillo del ojo, el ímpetu con el que luchaban sus compañeros, unos contra sus rivales y otros contra la muerte mientras esperaban curar las heridas de los caídos, de ahí que el percibiera que Gideon y Spencer huían, ordenando la pronta retirada de de todo, Turandot se volvió para dar aviso sin que alguien le prestara atención. Vio el cabello desmarañado de Slade, vio temblar su cuerpo, vio la mano sobre el cuello de Zodiac y él solo quedo parado, inmóvil, sin una buena idea sobre que hacer, corrió hacia el coronel y trato de apartarle de allí y llevárselo a la fuerza, pero el militar era quien a gritos trabajaba de alejarlo, de ordenar a Turandot su retirada junto a ellos -¡No!- exclamo después de derramar lágrimas en desesperación por no cambiarle de opinión -¿Que ganas con eso Slade? ¡Ya estamos muertos! ¿Porque no lo aceptas de una vez?- pregunto sollozando -¿Como vas a matar alguien que ya no es más que polvo y arena?- limpio su diminuta nariz con su manga -Slade, por favor… -rogó una vez más -Esta casa se nos puede caer encima y se que no pasará nada con nosotros pero ¿Que hay de Gideon y Spencer? aún afuera no están a salvo, vámonos ya- volvió a implorar cuando frente a sus ojos algo ocurrió.
Turandot- Fantasma
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Fecha de inscripción : 18/11/2013
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Era como si un humano lo estuviese enfrentando, parecía ser alguien vivo y la sombra pensó que lo era, pero cuando dio la vuelta para conocer al hombre que se atrevía a desafiarle de forma tan precaria, algo parecido a la sorpresa invadió su interior sin dibujar algo más en su rostro, que el sufrimiento y el dolor que le provocaba intervenir en una guerra que no le incumbía y en contra de su voluntad -Basta- responde la sombra con su hueca voz sin obtener respuesta favorable, él hombre sigue el curso de su propia ira propinando con severidad golpe tras golpe sin escuchar, sin parpadear con esos ojos que Zodiac se le antojaba describir como dos puntos fijos, cristalinos, enmarcados por el ceño fruncido de sus pobladas cejas y el reflejo de sus labios entre abiertos.
Su cabello era una maraña sin pies ni cabeza, todo el corte militar se había ido para dar paso a la cólera que envolvía a tal personaje, un hombre maduro que capto la atención del fantasma en el momento mismo en que sus pies se volvieron torpes, tropezando con las cosas sin llegar a visitar el suelo caliente; era curioso lo que veía, su oponente estaba ciego.
Su mano extremadamente delgada salió de entre los ropajes y con habilidad logro detener la ola de golpes que iban en aumento -Basta, dije- de forma invertida la voz volvió a salir de sus labios, sin embargo no sonaba con el tono de guerra, ni de molestia, simplemente era un tono pacifico que buscaba de manera indirecta, darle a entender al oponente que no haría daño alguno a ninguno de uno u otro bando, porque el fue puesto como mediador entre vivos y muertos, por tanto no tenía la autorización para agredir y tampoco era partidario por hacerlo, solo que estaba cautivo por Klarion, el dueño de esas cadenas invisibles que escuchaban con su andar y mientras estuviera en sus manos por mucho que se le haya concedido el grado de mediador, un hechizo no lo dejaba actuar como tal, debía seguir representando su papel.
Se puso en pie, arrastrando su túnica polvorienta -Obligues no- pero vio las expresiones de sorpresa e incomprensión del militar invidente, cuya vista estaba muy lejos de centrarse en la suya cubierta -No… me…. obligues… a… representar… papel mío- contesto con más coherencia, obteniendo por respuesta que el militar a dejará el bastón, moviendo la cabeza de un lado a otro, como si percibiese algo a lo lejos, el hombre cerro el puño y se fue contra de él, utilizando por medio la fuerza bruta, finalmente la energía ataviada del misterio logro detenerle una vez más el puño tenso -Dicho yo- comento más torvo -No… me obligues… a… representar mi papel, ¿Quieres que te lleve al purgatorio, quieres que mi amo te atrape y te encadene como a mi?- pregunto con dificultad -¿Quien crees que… obligado… mató al lobo y al vampiro en el circo?- suspiro -Era un plan de la Corte para a.. a… acabar con ustedes y aprovechar la situación de… esta… guerra…- se disculpo -Obligarme a hacerlo, pero el arlequín demente cambio mis planes y mi consciencia tampoco dejo terminará el trabajo- aclaro su voz -Además- susurro -¿Que espera hacer conmigo?… Ya estamos muertos, ¿No te das cuenta? por eso aún no recuperas la vista después de la muerte… nuestro corazón dejo de latir… ya no tenemos vida- culmino su secreto y en ese momento el militar se fue de nuevo encima de Zodiac, tomándolo por las telas desgastadas, gritando con desesperación, dejándolo mudo, observo a su alrededor, evitando la mirada perdida del soldado condecorado para darse cuenta que los protagonistas se habían ido sin saber con exactitud sin dejo un vencedor o no, la casa estaba envuelta en llamas y Nigromante estaba muerto, sabía que era la hora en que Klarion lo retiraría a la fuerza -Ayudenme- dijo en un lamento ahogado y desapareció envuelto en luz violeta que le obligo a esfumarse como la escurridiza sombra que había llegado, sin saber que seria de aquel fantasma que rogaba al invidente a retirarse de forma pacifica para ayudar a los otros, pero de algo estaba convencido, al final del día, el militar le ayudaría… y también al final sabia que el enmascarado ayudado por la Corte había ganado la partida, vio el momento como una alucinación, como un sueño que jamás confesaría a quien le seguirá manteniendo cautivo.
Su cabello era una maraña sin pies ni cabeza, todo el corte militar se había ido para dar paso a la cólera que envolvía a tal personaje, un hombre maduro que capto la atención del fantasma en el momento mismo en que sus pies se volvieron torpes, tropezando con las cosas sin llegar a visitar el suelo caliente; era curioso lo que veía, su oponente estaba ciego.
Su mano extremadamente delgada salió de entre los ropajes y con habilidad logro detener la ola de golpes que iban en aumento -Basta, dije- de forma invertida la voz volvió a salir de sus labios, sin embargo no sonaba con el tono de guerra, ni de molestia, simplemente era un tono pacifico que buscaba de manera indirecta, darle a entender al oponente que no haría daño alguno a ninguno de uno u otro bando, porque el fue puesto como mediador entre vivos y muertos, por tanto no tenía la autorización para agredir y tampoco era partidario por hacerlo, solo que estaba cautivo por Klarion, el dueño de esas cadenas invisibles que escuchaban con su andar y mientras estuviera en sus manos por mucho que se le haya concedido el grado de mediador, un hechizo no lo dejaba actuar como tal, debía seguir representando su papel.
Se puso en pie, arrastrando su túnica polvorienta -Obligues no- pero vio las expresiones de sorpresa e incomprensión del militar invidente, cuya vista estaba muy lejos de centrarse en la suya cubierta -No… me…. obligues… a… representar… papel mío- contesto con más coherencia, obteniendo por respuesta que el militar a dejará el bastón, moviendo la cabeza de un lado a otro, como si percibiese algo a lo lejos, el hombre cerro el puño y se fue contra de él, utilizando por medio la fuerza bruta, finalmente la energía ataviada del misterio logro detenerle una vez más el puño tenso -Dicho yo- comento más torvo -No… me obligues… a… representar mi papel, ¿Quieres que te lleve al purgatorio, quieres que mi amo te atrape y te encadene como a mi?- pregunto con dificultad -¿Quien crees que… obligado… mató al lobo y al vampiro en el circo?- suspiro -Era un plan de la Corte para a.. a… acabar con ustedes y aprovechar la situación de… esta… guerra…- se disculpo -Obligarme a hacerlo, pero el arlequín demente cambio mis planes y mi consciencia tampoco dejo terminará el trabajo- aclaro su voz -Además- susurro -¿Que espera hacer conmigo?… Ya estamos muertos, ¿No te das cuenta? por eso aún no recuperas la vista después de la muerte… nuestro corazón dejo de latir… ya no tenemos vida- culmino su secreto y en ese momento el militar se fue de nuevo encima de Zodiac, tomándolo por las telas desgastadas, gritando con desesperación, dejándolo mudo, observo a su alrededor, evitando la mirada perdida del soldado condecorado para darse cuenta que los protagonistas se habían ido sin saber con exactitud sin dejo un vencedor o no, la casa estaba envuelta en llamas y Nigromante estaba muerto, sabía que era la hora en que Klarion lo retiraría a la fuerza -Ayudenme- dijo en un lamento ahogado y desapareció envuelto en luz violeta que le obligo a esfumarse como la escurridiza sombra que había llegado, sin saber que seria de aquel fantasma que rogaba al invidente a retirarse de forma pacifica para ayudar a los otros, pero de algo estaba convencido, al final del día, el militar le ayudaría… y también al final sabia que el enmascarado ayudado por la Corte había ganado la partida, vio el momento como una alucinación, como un sueño que jamás confesaría a quien le seguirá manteniendo cautivo.
Zodiac- Fantasma
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Fecha de inscripción : 17/02/2015
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-¡Cállate ya!- gritaba y tapa sus oídos con manos temblorosas, el coronel como en muchas otras cosas se negaba a aceptar la verdad de su condición, él no podía estar muerto, él no podía ser un ente invisible para el resto del mundo, porque de ser cierto eso hablaría de su mal empeño como militar y ese hombre ya no podía aceptar una derrota más, la ceguera era una, después el rechazo de su familia, le siguió la condecoración y su acenso en el ejército por lastima, sin olvidar su condena como cambiante, todo esto hablaba para él de las batallas que nunca pudo ganar por más estrategias que usaba como defensa, esa armadura brillante que siempre le defendió de la verdad que le rodeaba, que ahora por el paso del tiempo estaba hecha trizas, pedazos de hojalatería vieja que se escuchaban como el arrastre de las cadenas de su contrincante, esas piezas esa noche le hacían falta, el Coronel se sentía vulnerable, podía percibir sus propios sentimientos, podía sentir esa tristeza amenazante que debía ocultar por ser un hombre y por ser militar -¡Cállate ya!- volvió a exclamar con más fuerza, tratando de silenciar los recuerdos que venían atormentando su alma desde que aquel hombre confesaba ser el autor de las muertes de sus compañeros, pero nada funcionó, los pedazos de su armadura seguían haciendo revuelo por el piso.
Su mirada perdida, fija y sin color quedó lejos del alcance en el que estaba su rival, pero aún podía sentir lo que fuese que emanara de su cuerpo, le disgustaba, le provocaba sensaciones molestas y tras su confesión tuvo el deseo de matarle si pudiera, sin embargo solo el amargo golpe del dolor produjo un colérico ataque que llevo a ambos fantasmas hasta un muro donde sin importar las llamas ellos permanecían indolentes y alejados de la realidad que rodeaba al momento en la casa -¡¿Cual vida?!- protestó tomando al hombre de lo que sintió en sus manos como polvo y tela, siglos y humedad estaban ante él, pero no lo importo a si fuese el primer fantasma que estuvo en la faz de la tierra -¡¿Cual vida!?- volvió a insistir, sintiendo temblar su cuerpo, sus puños aferrarse a la tela y cerrarse de tal manera que en cualquier momento podía desgarrarla -¡Yo nunca tuve una! ¡Nunca vi pasar la mía! ¡Ya estaba muerto en vida!- grito cerca de su rostro que evadía su dolor -¡Te hablo a ti, pedazo de escoria mal nacida!- agitaba el cuerpo o lo que fuese su rival, era como si en sus manos solo tuviese un manojo de tela moviéndola entre sus manos con brusquedad, retazos de tela que contenían en su interior algo que al estrellarlo contra la pared, esta replicaba el golpe, como el obrero hace con el martillo o con un ladrillo -¡Yo no tengo vida! ¡Nunca tuve vida!- grito desesperadamente mientras seguía agitando de su cuerpo a la pared a un víctima muda -¡Un ciego, un mendigo, un gitano, cualquiera que haya caído de la gracia de Dios, en manos de una sociedad prejuiciosa y de toda la lastima que otros puedan ofrecerte como limosna no tiene vida!- sus ojos se hacían cristalinos cada vez, su voz parecía más áspera, como conteniendo la furia, el llanto -¡No acepto que estoy muerto!- asintió -¡Prefiero quedarme ciego antes que aceptarlo!- inspiro un momento, cerro los ojos al sentir a Turandot a su espalda, tomándole el hombro y rogándole que se marchasen juntos, Frank le empujo con brusquedad, ignorando si del impulso le había derribado, por el momento no le importo -¡No quiero aceptarlo, porque de hacerlo recuperaría la vista!- volvió a la discusión -¡Y no quiero ver como he pasado de estar en la oscuridad de mis párpados a la oscuridad de la muerte!- exclamo, su mano fue perdiendo fuerzas, sus ojos dejaban de ser fríos y fijos, parpadeaban sin cesar y pasaba saliva si es que eso era lo que un nudo en la garganta impedía su paso -¡No quiero darme cuenta que seguiré en las tinieblas para siempre!- negó con brusquedad, moviendo su cabeza de lado a lado -¡Me rehuso a hacerlo!- declaró -Ya no puedo hacerte nada- mascullo entre dientes -Estas muerto… pero hay un Dios y él sabe lo que hiciste con mis soldados, te cobrará el doble... tenlo por seguro- amenazo -Jamás entrarás al paraíso, jamás descansarás ¡Porque si no hiciste nada malo en vida que pudiese impedirte la entrada en el edén, ahora si arruinaste tu oportunidad y me dará mucho placer verte rodando y penando en este mundo para siempre!- sintiendo entre sus manos como al energía del hombre desaparecía, no supo con exactitud si lo hacia por cobardía, pero su llamado de auxilio le dio al militar la pista de que se lo llevaban a la fuerza -Después de saber lo que has hecho, jamás te ayudaré- sentencio ignorando si lo había alcanzado a escuchar o no.
Cuando su cuerpo fantasmagórico dejo de sentir la presencia del otro, intento calmar sus pensamientos, sus recuerdos y sensaciones, ocultando el rostro en sus manos, tratando de llevar atrás los mechones canosos que pendían hacia los costados de su rostro, después cogió el bastón con calma, cerro sus ojos e intento encontrarlo -Toma- extendí sus manos cuando le encontró de pie y detrás suyo -No preguntes, ni digas- dijo fríamente -Llévame a la salida- inspiro -Llévame como tu sabes hacerlo- se mostró resignado, Turandot tomo su mano y le llevo a su rostro, acatando sus ordenes sin decir nada y asintiendo con la cabeza solamente, esta vez no hubo puertas, solo atravesar una pared que les llevo fuera, corrieron detrás de Gideon y Spencer que ya se habían alejado lo suficiente de la mansión, yendo bosque adentro.
Su mirada perdida, fija y sin color quedó lejos del alcance en el que estaba su rival, pero aún podía sentir lo que fuese que emanara de su cuerpo, le disgustaba, le provocaba sensaciones molestas y tras su confesión tuvo el deseo de matarle si pudiera, sin embargo solo el amargo golpe del dolor produjo un colérico ataque que llevo a ambos fantasmas hasta un muro donde sin importar las llamas ellos permanecían indolentes y alejados de la realidad que rodeaba al momento en la casa -¡¿Cual vida?!- protestó tomando al hombre de lo que sintió en sus manos como polvo y tela, siglos y humedad estaban ante él, pero no lo importo a si fuese el primer fantasma que estuvo en la faz de la tierra -¡¿Cual vida!?- volvió a insistir, sintiendo temblar su cuerpo, sus puños aferrarse a la tela y cerrarse de tal manera que en cualquier momento podía desgarrarla -¡Yo nunca tuve una! ¡Nunca vi pasar la mía! ¡Ya estaba muerto en vida!- grito cerca de su rostro que evadía su dolor -¡Te hablo a ti, pedazo de escoria mal nacida!- agitaba el cuerpo o lo que fuese su rival, era como si en sus manos solo tuviese un manojo de tela moviéndola entre sus manos con brusquedad, retazos de tela que contenían en su interior algo que al estrellarlo contra la pared, esta replicaba el golpe, como el obrero hace con el martillo o con un ladrillo -¡Yo no tengo vida! ¡Nunca tuve vida!- grito desesperadamente mientras seguía agitando de su cuerpo a la pared a un víctima muda -¡Un ciego, un mendigo, un gitano, cualquiera que haya caído de la gracia de Dios, en manos de una sociedad prejuiciosa y de toda la lastima que otros puedan ofrecerte como limosna no tiene vida!- sus ojos se hacían cristalinos cada vez, su voz parecía más áspera, como conteniendo la furia, el llanto -¡No acepto que estoy muerto!- asintió -¡Prefiero quedarme ciego antes que aceptarlo!- inspiro un momento, cerro los ojos al sentir a Turandot a su espalda, tomándole el hombro y rogándole que se marchasen juntos, Frank le empujo con brusquedad, ignorando si del impulso le había derribado, por el momento no le importo -¡No quiero aceptarlo, porque de hacerlo recuperaría la vista!- volvió a la discusión -¡Y no quiero ver como he pasado de estar en la oscuridad de mis párpados a la oscuridad de la muerte!- exclamo, su mano fue perdiendo fuerzas, sus ojos dejaban de ser fríos y fijos, parpadeaban sin cesar y pasaba saliva si es que eso era lo que un nudo en la garganta impedía su paso -¡No quiero darme cuenta que seguiré en las tinieblas para siempre!- negó con brusquedad, moviendo su cabeza de lado a lado -¡Me rehuso a hacerlo!- declaró -Ya no puedo hacerte nada- mascullo entre dientes -Estas muerto… pero hay un Dios y él sabe lo que hiciste con mis soldados, te cobrará el doble... tenlo por seguro- amenazo -Jamás entrarás al paraíso, jamás descansarás ¡Porque si no hiciste nada malo en vida que pudiese impedirte la entrada en el edén, ahora si arruinaste tu oportunidad y me dará mucho placer verte rodando y penando en este mundo para siempre!- sintiendo entre sus manos como al energía del hombre desaparecía, no supo con exactitud si lo hacia por cobardía, pero su llamado de auxilio le dio al militar la pista de que se lo llevaban a la fuerza -Después de saber lo que has hecho, jamás te ayudaré- sentencio ignorando si lo había alcanzado a escuchar o no.
Cuando su cuerpo fantasmagórico dejo de sentir la presencia del otro, intento calmar sus pensamientos, sus recuerdos y sensaciones, ocultando el rostro en sus manos, tratando de llevar atrás los mechones canosos que pendían hacia los costados de su rostro, después cogió el bastón con calma, cerro sus ojos e intento encontrarlo -Toma- extendí sus manos cuando le encontró de pie y detrás suyo -No preguntes, ni digas- dijo fríamente -Llévame a la salida- inspiro -Llévame como tu sabes hacerlo- se mostró resignado, Turandot tomo su mano y le llevo a su rostro, acatando sus ordenes sin decir nada y asintiendo con la cabeza solamente, esta vez no hubo puertas, solo atravesar una pared que les llevo fuera, corrieron detrás de Gideon y Spencer que ya se habían alejado lo suficiente de la mansión, yendo bosque adentro.
Frank Slade- Fantasma
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Fecha de inscripción : 26/08/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
A pesar de mis suplicas la muchacha no había sido capaz de decirme nada, solo miraba a aquel hombre que se veía bastante herido o al menos en apariencia y el cual me negaba la peticion, no era capaz de ver mas alla, de su enemigo, sino de lo que yo como persona le pedia ¿Acaso también me veía un monstruo? No podía entender porque no me lo concedia por lo que apretaba la mano de mi angel con nerviosismo de lo que pudiera ocurrir en cualquier segundo sin embargo mas me sorprendi cuando apretó mi mano de aquella manera pidiéndome que me callara, que no siguiera ¿Por qué me lo pedia si solo queria que salieramos de alli?
Veia en Montserrat que me entendia por mucho que no me ayudara, entendia que ella mirase a su defensor con aquellos ojos tristes, llenos de amor y preocupación que por mas que pudiera intentarlo no podía disimular. Estaba mirando a la chica cuando sentí como un golpe contra el suelo, girando mi mirada y viendo a aquel hombre tirado y a ella correr a su lado Pero… ¿Cómo? No entendí su comentario de que ya estaba muerto pues yo le habia visto andar, hablar... solo le segui mirando la escena en la que quedaban ellos dos, de manera triste y solo pude a la que pasaba por su lado susurrar Lo siento mucho Era mi despedida pero en verdad que lamentaba la muerte de aquel hombre, por mucho que pudiera querer la muerte de mi angel, no era igual conmigo y mas cuando veía el sufrimiento de otra persona por su perdida
No sabia bien por donde saldríamos, pues todo estaba desmoranandose y en la parte de abajo no parecía mucho mas seguro, ni siquiera sabia si la ventana por donde había entrado seria segura. Me estaba hablando y aun asi necesite girarme para verle, para ver que era real y no un espejismo Lo hare pero ten cuidado y regresa a mi lado por favor. Te amo Le pedi algo llorosa aun porque por mi cabeza pasaba cada recuedo de lo vivido hoy una y otra vez. Me volvi a girar poniéndome de espaldas a él tomando aire para lograr centrarme en que mis pies se movieran, primero el izquierdo, luego el pie derecho, de nuevo el pie izquierdo y asi sucesivamente hasta llegar a la mitad del pasillo ¿Qué debo hacer ahora? Estaba confusa ante esa petición pues no había nada a mi alrededor donde poder esconderme o refugiarme de cualquier individuo que pudiera subir las escaleras, además su voz me sumia en una especie de miedo y desesperación de lo que pudiera pasarle ya que no quería que esa petición fuera porque no iba a retornar.
Podia escuchar las voces en la planta de abajo, el fuego consumir la madera que crujía, era una bomba de relojería que en cualquier momento podía ser la tumba de cualquier de nosotros sino salíamos de aquí en breves instantes. No quería mirar atrás, no quería escuchar nada, solo deseaba que todo fuera bien para todos aunque no fuera a ser asi del todo.
Pensaba en demasiadas situaciones en las que me había visto en peligro y no había tenido miedo aunque ahora tenia un motivo por el que querer luchar y vivir por alguien y sin embargo tenia miedo a perder todo. Di un pequeño respingo cuando note que mi mano era sostenida por una fría y tiraba de mi con una andar raudo ¿A dónde vamos? Esto se esta desmoronando Cada vez hacia mas calor en la estancia, el humo empezaba a cubrir la planta mientras nosotros seguíamos andando buscando la zona por donde salir ¿Dónde esta la muchacha? Habia pensado que quizás hubiera ido a buscarla, a ayudarla a salir, no es que fuera su amiga ni nada pero él era la unicaúnicaona que conocía capaz de salvarnos y que se apiedase de la tristeza y el dolor que sentia. Daba la sensacion de que nos dirigiamos al mismo lugar por donde habia entrado pero en realidad, todo estaba tan distinto que no conocia a ciencia cierta nuestro destino de escape
Veia en Montserrat que me entendia por mucho que no me ayudara, entendia que ella mirase a su defensor con aquellos ojos tristes, llenos de amor y preocupación que por mas que pudiera intentarlo no podía disimular. Estaba mirando a la chica cuando sentí como un golpe contra el suelo, girando mi mirada y viendo a aquel hombre tirado y a ella correr a su lado Pero… ¿Cómo? No entendí su comentario de que ya estaba muerto pues yo le habia visto andar, hablar... solo le segui mirando la escena en la que quedaban ellos dos, de manera triste y solo pude a la que pasaba por su lado susurrar Lo siento mucho Era mi despedida pero en verdad que lamentaba la muerte de aquel hombre, por mucho que pudiera querer la muerte de mi angel, no era igual conmigo y mas cuando veía el sufrimiento de otra persona por su perdida
No sabia bien por donde saldríamos, pues todo estaba desmoranandose y en la parte de abajo no parecía mucho mas seguro, ni siquiera sabia si la ventana por donde había entrado seria segura. Me estaba hablando y aun asi necesite girarme para verle, para ver que era real y no un espejismo Lo hare pero ten cuidado y regresa a mi lado por favor. Te amo Le pedi algo llorosa aun porque por mi cabeza pasaba cada recuedo de lo vivido hoy una y otra vez. Me volvi a girar poniéndome de espaldas a él tomando aire para lograr centrarme en que mis pies se movieran, primero el izquierdo, luego el pie derecho, de nuevo el pie izquierdo y asi sucesivamente hasta llegar a la mitad del pasillo ¿Qué debo hacer ahora? Estaba confusa ante esa petición pues no había nada a mi alrededor donde poder esconderme o refugiarme de cualquier individuo que pudiera subir las escaleras, además su voz me sumia en una especie de miedo y desesperación de lo que pudiera pasarle ya que no quería que esa petición fuera porque no iba a retornar.
Podia escuchar las voces en la planta de abajo, el fuego consumir la madera que crujía, era una bomba de relojería que en cualquier momento podía ser la tumba de cualquier de nosotros sino salíamos de aquí en breves instantes. No quería mirar atrás, no quería escuchar nada, solo deseaba que todo fuera bien para todos aunque no fuera a ser asi del todo.
Pensaba en demasiadas situaciones en las que me había visto en peligro y no había tenido miedo aunque ahora tenia un motivo por el que querer luchar y vivir por alguien y sin embargo tenia miedo a perder todo. Di un pequeño respingo cuando note que mi mano era sostenida por una fría y tiraba de mi con una andar raudo ¿A dónde vamos? Esto se esta desmoronando Cada vez hacia mas calor en la estancia, el humo empezaba a cubrir la planta mientras nosotros seguíamos andando buscando la zona por donde salir ¿Dónde esta la muchacha? Habia pensado que quizás hubiera ido a buscarla, a ayudarla a salir, no es que fuera su amiga ni nada pero él era la unicaúnicaona que conocía capaz de salvarnos y que se apiedase de la tristeza y el dolor que sentia. Daba la sensacion de que nos dirigiamos al mismo lugar por donde habia entrado pero en realidad, todo estaba tan distinto que no conocia a ciencia cierta nuestro destino de escape
Amaris Scander- Humano Clase Baja
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DATOS DEL PERSONAJE
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Aún tomando su mano, le llevaba varios pasos de distancia, intentaba ocultar mi rostro de su vista, aquel deforme adefesio ensangrentado no debía ser visto por los únicos ojos que me han brindado el amor que jamás obtuve de un mortal, de mi madre o mi propio creador, por esa mirada que había logrado ver más allá de la piel y que ahora por mi culpa y la del infeliz cazador estaba apocada por las lágrimas que permanecían cautivas inútilmente.
Tome su mano con más fuerza, su dolor era el mío, por primera vez en mucho tiempo no tenia en mi lengua las palabras precisas con las cuales defenderme o curarle las heridas, no había violines que me ayudaran a proporcionar a su alma herida el bálsamo musical que necesitaba, como aquella noche en que le conocí -Oh Selena- susurre afligido sin siquiera percatarme si me había escuchado, estaba demasiado abrumado por el recuerdo de nuestro encuentro, de la primera vez que tuve entre mis sabanas y mis brazos a una mujer que salió viva del acto, en realidad de todos mis actos.
De pronto el campo de visión se abrió nuevamente regresando a tierra guiado por su voz quebrantada -Busco una salida- respondí, deteniéndome en medio del sendero plagado de llamas, a lo lejos mis ojos divisaron una ventana abierta de par en par, la única que tentaba al fuero con su amenaza airosa nocturna -Es el único escape- me dije, mientras mis ojos contemplaban el reto a enfrentar, otra vez el fuego, ese maldito enemigo que hace de mi existencia un infierno, solo por ser aliado de la luz que todo lo opaca, que todo lo muestra sin tapujos, odiaba lo que brillaba, odiaba lo que ardía cerca de mi, pero también comprendí que si no sacaba a mi pequeña rosa de allí sus pétalos se calcinarían en poco tiempo, cerré mis ojos e inspire profundo y con el rabillo del ojo contemple su fragilidad, no pasaría la prueba.
Lleve mis manos al cuello desabotonando el broche de la capa roja, de la cual solo sobraba la mitad de su largo vuelo , retorne a ella con la cabeza baja -Esa muchacha...- mencionaba colocándole la capa -Ha salido por otro lado, yo la he ayudado- mentía,teniendo la vista clavada en el piso, recorrí sus ropajes que cubrían sus delicadas piernas, centrándome por fin en sus manos que se estrujaban con nerviosismo, me sentí peor al ver que portaba el anillo que le regale, mi alianza con ella, el pacto con mi propio diablo, que le impedía tajante tomar su vida entre sus manos -Ellos estarán bien- asentí convincente, envolviendo con mis manos el resto de su cuerpo en la tela roja, procurando que nada quedará expuesto a quemaduras -Vamos a salir por aquella ventana - señale con mi mano y mi rostro en dirección a su salvación, mis ojos se hicieron huidizos, temerosos de encontrarse con los suyos -No te quites esto hasta que pisemos el jardín, entendido- ordene autoritario y duro -Solo...- corregí con arrepentimiento -Hazme caso por esta vez- regrese mi vista hacia ella, tomándola rápidamente entre mis brazos, cargando su delicada silueta como aquel día, mi corazón estaba inundado en sangre del monstruo y lagrimas de melancolía del hombre -Voy a sacarte- anuncie pesarosamente, sabiendo que mi rostro seria visto en todo su esplendor, detalle a detalle, gota por gota y herida tras herida serian develadas por cegante luz que empezó a quemar las botas largas, que rozaba con su calor mis brazos y mis piernas y que finalmente dejo de oponerse a mi salida cuando su fuerza no fue suficiente para retenerme desde el filo de la ventana por donde salte, envolví a Selena con delicadeza procurando que en la caída ella quedará sobre mi, mientras yo cayera en el piso a fin de procurarle.
La caída fue rápida pero extremadamente mortal para alguien como ella, tome su cabello entre mis manos, pegue a mi pecho su rostro, aliviado porque ella respiraba, porque ella seguía viva -Ya ha pasado todo- susurre, acariciando su cuerpo, estrujandole al mío con fuerzas, como un niño abraza a su peluche cuando lo ha recuperado o cuando se queda aferrado a él como si con ello nunca se perdiera -Estas a salvo, estas a salvo- asegure en voz alta para mi, sintiendo e jubilo de tenerle conmigo intacta o al menos visiblemente sana -Dime que compartirás conmigo- cantaba el fragmento de una vieja canción que alguna vez compuse para la mujer que asesine por su desprecio -Una vida, un amor... Guíame, sálvame de mi soledad, dime que me quieres contigo...- y entonces la voz empezó a quebrarse ¿Que había hecho?, tras la verdad que seguramente ya sabría sobre mi... desconfiaría, se iría, al final yo fui uno más de esos hombres a los que ella tanto temía, la había lastimado igual o peor que alguno de ellos sin siquiera haberla tocado, trataba de calmar con mi canto su miedo o quizás mi miedo a perderla… -Dime que quieres compartir una vida conmigo, aquí a tu lado- mi voz se apago de un momento a otro, la melodía no mitigaba las sensaciones tan extrañas que no sabia distinguir su significado, la melancólica canción de cuna seguía en mi hiriendo mi cabeza y sin embargo, la separe de mi poniéndome en pie y alejándola contra mi voluntad -Quiero que sepas que a donde vayas yo iré siempre también, porque… yo… yo… te amo- prometí dejando de cantar -Vamos, los aliados de Leviathán deben estarnos buscando- me resigne ante su silencio, la había perdido.
La casa se caía a pedazos pero ya estábamos unos metros más lejos de la casa, cuando la pistola fue apuntada a nosotros por una mano desconocida, un hombre joven y otro de mediana edad nos amenazaban sin palabras.
Tome su mano con más fuerza, su dolor era el mío, por primera vez en mucho tiempo no tenia en mi lengua las palabras precisas con las cuales defenderme o curarle las heridas, no había violines que me ayudaran a proporcionar a su alma herida el bálsamo musical que necesitaba, como aquella noche en que le conocí -Oh Selena- susurre afligido sin siquiera percatarme si me había escuchado, estaba demasiado abrumado por el recuerdo de nuestro encuentro, de la primera vez que tuve entre mis sabanas y mis brazos a una mujer que salió viva del acto, en realidad de todos mis actos.
De pronto el campo de visión se abrió nuevamente regresando a tierra guiado por su voz quebrantada -Busco una salida- respondí, deteniéndome en medio del sendero plagado de llamas, a lo lejos mis ojos divisaron una ventana abierta de par en par, la única que tentaba al fuero con su amenaza airosa nocturna -Es el único escape- me dije, mientras mis ojos contemplaban el reto a enfrentar, otra vez el fuego, ese maldito enemigo que hace de mi existencia un infierno, solo por ser aliado de la luz que todo lo opaca, que todo lo muestra sin tapujos, odiaba lo que brillaba, odiaba lo que ardía cerca de mi, pero también comprendí que si no sacaba a mi pequeña rosa de allí sus pétalos se calcinarían en poco tiempo, cerré mis ojos e inspire profundo y con el rabillo del ojo contemple su fragilidad, no pasaría la prueba.
Lleve mis manos al cuello desabotonando el broche de la capa roja, de la cual solo sobraba la mitad de su largo vuelo , retorne a ella con la cabeza baja -Esa muchacha...- mencionaba colocándole la capa -Ha salido por otro lado, yo la he ayudado- mentía,teniendo la vista clavada en el piso, recorrí sus ropajes que cubrían sus delicadas piernas, centrándome por fin en sus manos que se estrujaban con nerviosismo, me sentí peor al ver que portaba el anillo que le regale, mi alianza con ella, el pacto con mi propio diablo, que le impedía tajante tomar su vida entre sus manos -Ellos estarán bien- asentí convincente, envolviendo con mis manos el resto de su cuerpo en la tela roja, procurando que nada quedará expuesto a quemaduras -Vamos a salir por aquella ventana - señale con mi mano y mi rostro en dirección a su salvación, mis ojos se hicieron huidizos, temerosos de encontrarse con los suyos -No te quites esto hasta que pisemos el jardín, entendido- ordene autoritario y duro -Solo...- corregí con arrepentimiento -Hazme caso por esta vez- regrese mi vista hacia ella, tomándola rápidamente entre mis brazos, cargando su delicada silueta como aquel día, mi corazón estaba inundado en sangre del monstruo y lagrimas de melancolía del hombre -Voy a sacarte- anuncie pesarosamente, sabiendo que mi rostro seria visto en todo su esplendor, detalle a detalle, gota por gota y herida tras herida serian develadas por cegante luz que empezó a quemar las botas largas, que rozaba con su calor mis brazos y mis piernas y que finalmente dejo de oponerse a mi salida cuando su fuerza no fue suficiente para retenerme desde el filo de la ventana por donde salte, envolví a Selena con delicadeza procurando que en la caída ella quedará sobre mi, mientras yo cayera en el piso a fin de procurarle.
La caída fue rápida pero extremadamente mortal para alguien como ella, tome su cabello entre mis manos, pegue a mi pecho su rostro, aliviado porque ella respiraba, porque ella seguía viva -Ya ha pasado todo- susurre, acariciando su cuerpo, estrujandole al mío con fuerzas, como un niño abraza a su peluche cuando lo ha recuperado o cuando se queda aferrado a él como si con ello nunca se perdiera -Estas a salvo, estas a salvo- asegure en voz alta para mi, sintiendo e jubilo de tenerle conmigo intacta o al menos visiblemente sana -Dime que compartirás conmigo- cantaba el fragmento de una vieja canción que alguna vez compuse para la mujer que asesine por su desprecio -Una vida, un amor... Guíame, sálvame de mi soledad, dime que me quieres contigo...- y entonces la voz empezó a quebrarse ¿Que había hecho?, tras la verdad que seguramente ya sabría sobre mi... desconfiaría, se iría, al final yo fui uno más de esos hombres a los que ella tanto temía, la había lastimado igual o peor que alguno de ellos sin siquiera haberla tocado, trataba de calmar con mi canto su miedo o quizás mi miedo a perderla… -Dime que quieres compartir una vida conmigo, aquí a tu lado- mi voz se apago de un momento a otro, la melodía no mitigaba las sensaciones tan extrañas que no sabia distinguir su significado, la melancólica canción de cuna seguía en mi hiriendo mi cabeza y sin embargo, la separe de mi poniéndome en pie y alejándola contra mi voluntad -Quiero que sepas que a donde vayas yo iré siempre también, porque… yo… yo… te amo- prometí dejando de cantar -Vamos, los aliados de Leviathán deben estarnos buscando- me resigne ante su silencio, la había perdido.
La casa se caía a pedazos pero ya estábamos unos metros más lejos de la casa, cuando la pistola fue apuntada a nosotros por una mano desconocida, un hombre joven y otro de mediana edad nos amenazaban sin palabras.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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DATOS DEL PERSONAJE
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
El carruaje salió con rapidez, las riendas habían quedado muy lejos del alcance del detective, su mirada se poso en la cadena de madera, su mente invento una estrategia para recuperar los largos cordones de cuero que se arrastraban por el piso.
Con el desequilibrio innato de un niño dando sus primeros pasos Sherlock se puso en pie donde el asiento del conductor era repercutido sin cesar una y otra vez por el galope desbocado de los caballos blancos que relinchaban sin parar -¡Maldita sea!- refunfuño el detective -Yo que pensaba ser discreto- su mano se estiro, tratando de tomar aquel pedazo largo de madera y a la vez trataba de tomar en su puño algo de los ropajes que pudiesen regresar a Watson a un sitio más seguro que de la costilla opuesta del vehículo -Parece que no te puedes quedar en paz- tiro con fuerza logrando con ello el bienestar de su compañero -Ahora hazme un reverendo favor y déjame trabajar- bramo y volvió con la complicada misión de tomar la cadena de madera para posar su pie en la costilla de su lado con el violento movimiento.
Su cabello despeinado termino por alborotársele aún más, el largo abrigo de terciopelo azul ondeaba su vuelo dejando expuesta la delgada tela de sus pantalones grises que después de un par de intentos pasaron de estar en la coronilla al lugar deseado, doblo sus rodillas como si de estar en cuclillas se tratase, su temblorosa mano producto del esfuerzo, trataba por todos los medios de tomar el cuero marrón salpicado de tierra, hierba y lodo mientras que la otra fue tomada por Watson -¿Quien... te invito?- pregunto entre quejidos -¡Yo soy Holmes y yo soy el héroe!- exclamo mas que de enojo, por felicidad de que su cometido había sido alcanzado, la rienda estaba en sus manos otra vez, sin importar que las ramas de los árboles frondosos y frescos le rasguñasen la cara o le rasgaran la ropa, su compañero tiro de su mano para ayudarle a regresar al lugar del chofer, con el pedazo de cuero en el puño cerrado Holmes cayó de rodillas en el piso de madera que no dejaba de rechinar tras el ajetreo y los golpes recibidos por las piedras y los troncos del camino que contuvieron un trágico descarrilamiento, puesto que la pesada estructura del coche forjado en metal serpenteaba a lo largo y ancho del sendero.
Finalmente después de varios intentos fallidos los caballos detuvieron su galope tras los azotes de la fusta y porque también se toparon con fuego propagándose en los pastizales y rosales, Watson y Holmes salieron volando de allí tras la brusquedad con que las bestias frenaron -Bueno Watson- dirigió su mirada al doctor cuyos trajes elegantes parecían los harapos viejos de un vagabundo -Esta vivo gracias a mi por encima ocasión... o eso creo- hizo una pausa -¿Cuantas veces te he salvado la vida Watson?- pregunto sarcástico mientras se ponía de pie -Creo que empezare a cobrar mis regalías por eso, empezando quizás por los derechos de Gladstone, el perro al que mis experimentos no le importan- dijo divertido, sin embargo más allá de la reacción que su compañero pudiese mostrar, a Holmes le intereso de inmediato lo que a sus ojos se mostraba, una casa ardiendo en llamas y desmoronándose con rapidez -¡Tenia razón!- exclamo con jubilo -El misterio ha sido resuelto Watson ¡Esta es la galería!- señalo con agitación -¡Oh Doctor pero tontos fuimos, centenares de días de octubre pasamos por aquí!- se reprocho -¡Y tu creyendo que eran campamentos o vulgares rituales gitanos!-aclamaba con manía y sonreía como si la tragedia que acontecía en vez de preocuparle le diera la más grande de las satisfacciones, pero es que el gran Holmes empezaba a darle la razón a Watson, creía estar perdiendo el juicio, siguiendo pistas casi improbables de ser verificadas en su veracidad.
-No- respondió distraídamente a su compañero -Allí viene el triunfal ganador- entonces toda alegría pareció desvanecerse tan rápido como llego, la manía y la euforia fueron sustituidas por la adrenalina que dicto a su mano tomar de su cinturón el arma "prestada" -Desgraciadamente, no es el vencedor que esperaba- desenfundo el revolver, cargado con balas de plata, un arma de color negro azabache, fabricada por las manufactureras de Shadow -Alto ahí- amenazo Holmes -Deja a la mujer o disparo- sus manos permanecían sujetas y firmes a la empuñadura de cuero -Déjala o disparo- insistió, presionando el martillo que permitiría a la bala llegar con impulso a su objetivo, el detective tenia en su rostro la imagen impresa de la seriedad y severidad, sus ojos que captaban la horrible faz del hombre, con esa piel viva en unas partes y secas en otras estaban cubiertas de sangre, pero Holmes supo deducir que no pertenecían a la dama que fue oculta de la boca del arma detrás del infeliz de ojos carmesí -Parece que este caballero no entiende Watson- asintió -Saca tu arma y apunta- ordeno -¿Que susurras?- cuestiono -¿La amenazas frente a la policía? No tienes descaro monstruo- pero no lograba hacerle hablar con ellos -Te diré algo que te hada maldecirnos- jugueteo con provocación -Venimos de parte de Leviathán Shadow, fuimos elegidos por él para acabar con lo que empezó- una mueca torcida y una mirada inquisidora termino por retar al hombre sin palabras -¿Que dices ahora?- miro con altivez, sin separar el cañón de su objetivo.
Con el desequilibrio innato de un niño dando sus primeros pasos Sherlock se puso en pie donde el asiento del conductor era repercutido sin cesar una y otra vez por el galope desbocado de los caballos blancos que relinchaban sin parar -¡Maldita sea!- refunfuño el detective -Yo que pensaba ser discreto- su mano se estiro, tratando de tomar aquel pedazo largo de madera y a la vez trataba de tomar en su puño algo de los ropajes que pudiesen regresar a Watson a un sitio más seguro que de la costilla opuesta del vehículo -Parece que no te puedes quedar en paz- tiro con fuerza logrando con ello el bienestar de su compañero -Ahora hazme un reverendo favor y déjame trabajar- bramo y volvió con la complicada misión de tomar la cadena de madera para posar su pie en la costilla de su lado con el violento movimiento.
Su cabello despeinado termino por alborotársele aún más, el largo abrigo de terciopelo azul ondeaba su vuelo dejando expuesta la delgada tela de sus pantalones grises que después de un par de intentos pasaron de estar en la coronilla al lugar deseado, doblo sus rodillas como si de estar en cuclillas se tratase, su temblorosa mano producto del esfuerzo, trataba por todos los medios de tomar el cuero marrón salpicado de tierra, hierba y lodo mientras que la otra fue tomada por Watson -¿Quien... te invito?- pregunto entre quejidos -¡Yo soy Holmes y yo soy el héroe!- exclamo mas que de enojo, por felicidad de que su cometido había sido alcanzado, la rienda estaba en sus manos otra vez, sin importar que las ramas de los árboles frondosos y frescos le rasguñasen la cara o le rasgaran la ropa, su compañero tiro de su mano para ayudarle a regresar al lugar del chofer, con el pedazo de cuero en el puño cerrado Holmes cayó de rodillas en el piso de madera que no dejaba de rechinar tras el ajetreo y los golpes recibidos por las piedras y los troncos del camino que contuvieron un trágico descarrilamiento, puesto que la pesada estructura del coche forjado en metal serpenteaba a lo largo y ancho del sendero.
Finalmente después de varios intentos fallidos los caballos detuvieron su galope tras los azotes de la fusta y porque también se toparon con fuego propagándose en los pastizales y rosales, Watson y Holmes salieron volando de allí tras la brusquedad con que las bestias frenaron -Bueno Watson- dirigió su mirada al doctor cuyos trajes elegantes parecían los harapos viejos de un vagabundo -Esta vivo gracias a mi por encima ocasión... o eso creo- hizo una pausa -¿Cuantas veces te he salvado la vida Watson?- pregunto sarcástico mientras se ponía de pie -Creo que empezare a cobrar mis regalías por eso, empezando quizás por los derechos de Gladstone, el perro al que mis experimentos no le importan- dijo divertido, sin embargo más allá de la reacción que su compañero pudiese mostrar, a Holmes le intereso de inmediato lo que a sus ojos se mostraba, una casa ardiendo en llamas y desmoronándose con rapidez -¡Tenia razón!- exclamo con jubilo -El misterio ha sido resuelto Watson ¡Esta es la galería!- señalo con agitación -¡Oh Doctor pero tontos fuimos, centenares de días de octubre pasamos por aquí!- se reprocho -¡Y tu creyendo que eran campamentos o vulgares rituales gitanos!-aclamaba con manía y sonreía como si la tragedia que acontecía en vez de preocuparle le diera la más grande de las satisfacciones, pero es que el gran Holmes empezaba a darle la razón a Watson, creía estar perdiendo el juicio, siguiendo pistas casi improbables de ser verificadas en su veracidad.
-No- respondió distraídamente a su compañero -Allí viene el triunfal ganador- entonces toda alegría pareció desvanecerse tan rápido como llego, la manía y la euforia fueron sustituidas por la adrenalina que dicto a su mano tomar de su cinturón el arma "prestada" -Desgraciadamente, no es el vencedor que esperaba- desenfundo el revolver, cargado con balas de plata, un arma de color negro azabache, fabricada por las manufactureras de Shadow -Alto ahí- amenazo Holmes -Deja a la mujer o disparo- sus manos permanecían sujetas y firmes a la empuñadura de cuero -Déjala o disparo- insistió, presionando el martillo que permitiría a la bala llegar con impulso a su objetivo, el detective tenia en su rostro la imagen impresa de la seriedad y severidad, sus ojos que captaban la horrible faz del hombre, con esa piel viva en unas partes y secas en otras estaban cubiertas de sangre, pero Holmes supo deducir que no pertenecían a la dama que fue oculta de la boca del arma detrás del infeliz de ojos carmesí -Parece que este caballero no entiende Watson- asintió -Saca tu arma y apunta- ordeno -¿Que susurras?- cuestiono -¿La amenazas frente a la policía? No tienes descaro monstruo- pero no lograba hacerle hablar con ellos -Te diré algo que te hada maldecirnos- jugueteo con provocación -Venimos de parte de Leviathán Shadow, fuimos elegidos por él para acabar con lo que empezó- una mueca torcida y una mirada inquisidora termino por retar al hombre sin palabras -¿Que dices ahora?- miro con altivez, sin separar el cañón de su objetivo.
Sherlock Holmes- Humano Clase Media
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
El coche era rápido, creo que en eso debo darle la razón a Holmes: los caballos era bestias impredecibles que podían espantarse por todo y matarte tres segundos después, algo en el fondo debió de haber caído o muerto en el fondo de ese boscoso sendero para romper con tal brutalidad los vidrios, para que estos se escucharan a metros de distancia.
-Holmes para a los caballos- insistía viendo como la tierra se levantaba tras los cascos de los caballos -Holmes haz algo- imploraba con la angustia impresa en la cara y la boca seca del susto, la estructura de nuestro transporte de alquiler barato se estaba desmoronando con la fuerza inaudita de los arboles, de las rocas y de las ramas que pretendían desarmarlo con rapidez, amenazando con lanzarnos por los aires, por caer al suelo y pasar sus pesadas ruedas de hierro forjado encima, no... no se oía nada alentador. Ni tampoco lo veía, de un momento a otro, los caballos doblaron sin aviso, tomándome por sorpresa que dio como resultado una caída fallida gracias a que mi compañero jalo de mi saco a tiempo -Gracias- suspire aliviado, cuando mi rostro se alejaba cada vez más de la tierra y el polvo dejando atrás únicamente el sombrero marrón que ese día se me dio por llevarlo.
Solte el bastón para devolver el favor al detective que en medio del agitado trote trataba por todos los medios obtener la rienda de los caballo que pendía del asiento de conductor y se arrastraba por los suelos, su cabello se alborotaba aún más, sus ropas se rasgaban, se escuchaba el crujir de las telas, arrastrándome por el piso, como un niño gateando en medio de un barco en altamar, me acerca a la cadena de madera donde Holmes se jugaba la vida mientras intentaba recuperar el único mando que nos rescataría de terminar mucho más quebrados que los vidrios que se encargaron de asustar a los animales. Vi al detective, esforzarse y temblar del exceso de fuerza con el trataba de coger el cuero -Te tengo- anuncie tomando su mano aferrada a la orilla del asiento principal, como era de esperarse Holmes no admitía la ayuda ni mucho menos que aceptara que la necesitaba -Si- ignore poniendo los ojos en blanco -No es nada compañero, ya sabes solo quiero evitarte el deshonor de morir como un héroe caído- asentí con sabor amargo en el paladar, pero que quería de Sherlock, ¿Como cambiarlo?, negué con la cabeza, la respuesta es que ese simple deseo era imposible.
Finalmente los caballos terminaron su galope cuando toparon con paredes de fuego, una casa se estaba quemando en su totalidad llevandose entre si cortinas, fachada y rosales o al menos eso es lo que vi en cuanto levante la vista después de salir volando del transporte -Claro, héroe- clame con sarcasmo poniéndome en pie -Mira Holmes, no pienso discutir las veces que me has salvado la vida porque este no es el momento ni el lugar- fruncí el ceño, pero Sherlock estaba maravillado con la casa -¿Te da gusto?- pregunte incrédulo ante sus exclamaciones que no paraban de elogiarlo a él mismo -Eres incorregible Holmes- me cruce de brazos esperando ignorar toda su fanfarria -¿Habrá alguien con vida allí adentro?- me pregunte, acercándome un poco más, tratando de capturar los sonidos que iban más alla de la destrucción, las llamas y las exclamaciones enzarzadas de gloria que pronunciaba el detective, mis ojos también intentaban absorber la escena, que para mi sorpresa contaba con mutiles contrastes entre la luz y la sombra, el fuego y la noche bailaban la danza de una muerte roja que se aproximaba a nosotros con una mujer como su rehén, mientras que otros muy alejados se escabullían de sus garras en lo más profundo de los bosques con un herido en brazos, como me hubiese encantado ayudarles pero si hablaba, aquel hombre que Holmes pronunciaba como el ganador indeseado iría tras ellos, preferí guardar silencio, pasando con dificultad mi saliva tratando así de calmar mi miedo natural que todo ser humano tiene: A lo desconocido, sensación de la que carecía el detective -¿Llegamos tarde para el hombre que te contacto por el diario cierto?- pregunte sin quitar la vista de enfrente, donde la sombra quedo inmóvil e impasible cuando observo e arma apuntada a su dirección -¿Sir Leviathán Shadow esta muerto?- susurre -Sherlock lo negó en voz alta.
De un momento a otro el detective hizo lo que en mucho tiempo no le he visto hacer cuando al fin enfrenta al responsable de sus casos cara a cara, le ameraba, con el arma firme, no era un arma ordinaria, de eso pude percatarme, era un revolver de cuerpo gris, con la empuñadura de un como cuero marrón que llevaba impresas ls letras en manuscrita antigua una L y una S -Leviathán Shadow- pensé, como única respuesta al enigma, esa arma era de las fabricas familiares del cazador y sus balas, no eran cualquiera, sino de plata.
El hombre oculto a la dama detrás suyo -No creo que sea una víctima Holmes- trate inútilmente de corregir a mi amigo, que incluso le trataba aun com más dureza -Holmes, parece como si la estuviese protegiendo- el detective ignoro mis sugerencias y con fastidio ordeno que sacara mi pistola, no alcance a percibir que era lo que el hombre decía a la joven que miraba su rostro con tal naturalidad que me sorprendía, su deformidad expuesta, sus cicatrices, la mezcla de una piel seca y viva, sin decir del estado en el que la sangre estaba esparcida en todos los rincones que su rostro podría tener hubieran hecho huir a cualquiera, sobre todo a una mujer como ella, sin embargo ella permanecía fiel y quizás por el momento pero se me figuro ver en los dos, la mirada de dos amantes que se despiden obligadamente más que por sus deseos -Holmes- insistí una vez más, desenfundando mi arma y apuntandola al mismo objetivo -¿Tu también sientes que todo esto fue una espiral con sentido pero que jamás tendrá fin?- susurre -¿Estas preparado para que por primera vez el gran detective Sherlock Holmes regrese a la comisaría con las manos vacías?- él solo se limito a mojarse los labios y ver por el rabillo de sus ojos, jugueteo de manera discreta con la pistola y siguió apuntando, me quedaba claro que al final de toda esta travesía, tanto Holmes como yo, no atacábamos como solíamos hacerlo con cualquier criminal porque habíamos comprendido aún en contra de nuestra propia lógica y razón científica que este asunto y que ese hombre que asesinaba con solo posar su mirada enigmáticamente iluminada de carmesí sobre alguien, eran situaciones que iban más allá de nuestro control... Si, es cierto lo que Sherlock concluyo con respecto a Leviathán... que el sabía más de nosotros, si conocía que al final como su último comodín íbamos a enfrentar al fantasma aún consciente de que nosotros éramos simples humanos con armas para matar a nuestros pares y que por tanto estábamos incapacitados para acabar con el Fantasma de la Ópera de París ¿Que papel jugamos nosotros? ¿Porque nos pensó como sus herramientas conclusivas en el caso de ganara o no la guerra?.
-Holmes para a los caballos- insistía viendo como la tierra se levantaba tras los cascos de los caballos -Holmes haz algo- imploraba con la angustia impresa en la cara y la boca seca del susto, la estructura de nuestro transporte de alquiler barato se estaba desmoronando con la fuerza inaudita de los arboles, de las rocas y de las ramas que pretendían desarmarlo con rapidez, amenazando con lanzarnos por los aires, por caer al suelo y pasar sus pesadas ruedas de hierro forjado encima, no... no se oía nada alentador. Ni tampoco lo veía, de un momento a otro, los caballos doblaron sin aviso, tomándome por sorpresa que dio como resultado una caída fallida gracias a que mi compañero jalo de mi saco a tiempo -Gracias- suspire aliviado, cuando mi rostro se alejaba cada vez más de la tierra y el polvo dejando atrás únicamente el sombrero marrón que ese día se me dio por llevarlo.
Solte el bastón para devolver el favor al detective que en medio del agitado trote trataba por todos los medios obtener la rienda de los caballo que pendía del asiento de conductor y se arrastraba por los suelos, su cabello se alborotaba aún más, sus ropas se rasgaban, se escuchaba el crujir de las telas, arrastrándome por el piso, como un niño gateando en medio de un barco en altamar, me acerca a la cadena de madera donde Holmes se jugaba la vida mientras intentaba recuperar el único mando que nos rescataría de terminar mucho más quebrados que los vidrios que se encargaron de asustar a los animales. Vi al detective, esforzarse y temblar del exceso de fuerza con el trataba de coger el cuero -Te tengo- anuncie tomando su mano aferrada a la orilla del asiento principal, como era de esperarse Holmes no admitía la ayuda ni mucho menos que aceptara que la necesitaba -Si- ignore poniendo los ojos en blanco -No es nada compañero, ya sabes solo quiero evitarte el deshonor de morir como un héroe caído- asentí con sabor amargo en el paladar, pero que quería de Sherlock, ¿Como cambiarlo?, negué con la cabeza, la respuesta es que ese simple deseo era imposible.
Finalmente los caballos terminaron su galope cuando toparon con paredes de fuego, una casa se estaba quemando en su totalidad llevandose entre si cortinas, fachada y rosales o al menos eso es lo que vi en cuanto levante la vista después de salir volando del transporte -Claro, héroe- clame con sarcasmo poniéndome en pie -Mira Holmes, no pienso discutir las veces que me has salvado la vida porque este no es el momento ni el lugar- fruncí el ceño, pero Sherlock estaba maravillado con la casa -¿Te da gusto?- pregunte incrédulo ante sus exclamaciones que no paraban de elogiarlo a él mismo -Eres incorregible Holmes- me cruce de brazos esperando ignorar toda su fanfarria -¿Habrá alguien con vida allí adentro?- me pregunte, acercándome un poco más, tratando de capturar los sonidos que iban más alla de la destrucción, las llamas y las exclamaciones enzarzadas de gloria que pronunciaba el detective, mis ojos también intentaban absorber la escena, que para mi sorpresa contaba con mutiles contrastes entre la luz y la sombra, el fuego y la noche bailaban la danza de una muerte roja que se aproximaba a nosotros con una mujer como su rehén, mientras que otros muy alejados se escabullían de sus garras en lo más profundo de los bosques con un herido en brazos, como me hubiese encantado ayudarles pero si hablaba, aquel hombre que Holmes pronunciaba como el ganador indeseado iría tras ellos, preferí guardar silencio, pasando con dificultad mi saliva tratando así de calmar mi miedo natural que todo ser humano tiene: A lo desconocido, sensación de la que carecía el detective -¿Llegamos tarde para el hombre que te contacto por el diario cierto?- pregunte sin quitar la vista de enfrente, donde la sombra quedo inmóvil e impasible cuando observo e arma apuntada a su dirección -¿Sir Leviathán Shadow esta muerto?- susurre -Sherlock lo negó en voz alta.
De un momento a otro el detective hizo lo que en mucho tiempo no le he visto hacer cuando al fin enfrenta al responsable de sus casos cara a cara, le ameraba, con el arma firme, no era un arma ordinaria, de eso pude percatarme, era un revolver de cuerpo gris, con la empuñadura de un como cuero marrón que llevaba impresas ls letras en manuscrita antigua una L y una S -Leviathán Shadow- pensé, como única respuesta al enigma, esa arma era de las fabricas familiares del cazador y sus balas, no eran cualquiera, sino de plata.
El hombre oculto a la dama detrás suyo -No creo que sea una víctima Holmes- trate inútilmente de corregir a mi amigo, que incluso le trataba aun com más dureza -Holmes, parece como si la estuviese protegiendo- el detective ignoro mis sugerencias y con fastidio ordeno que sacara mi pistola, no alcance a percibir que era lo que el hombre decía a la joven que miraba su rostro con tal naturalidad que me sorprendía, su deformidad expuesta, sus cicatrices, la mezcla de una piel seca y viva, sin decir del estado en el que la sangre estaba esparcida en todos los rincones que su rostro podría tener hubieran hecho huir a cualquiera, sobre todo a una mujer como ella, sin embargo ella permanecía fiel y quizás por el momento pero se me figuro ver en los dos, la mirada de dos amantes que se despiden obligadamente más que por sus deseos -Holmes- insistí una vez más, desenfundando mi arma y apuntandola al mismo objetivo -¿Tu también sientes que todo esto fue una espiral con sentido pero que jamás tendrá fin?- susurre -¿Estas preparado para que por primera vez el gran detective Sherlock Holmes regrese a la comisaría con las manos vacías?- él solo se limito a mojarse los labios y ver por el rabillo de sus ojos, jugueteo de manera discreta con la pistola y siguió apuntando, me quedaba claro que al final de toda esta travesía, tanto Holmes como yo, no atacábamos como solíamos hacerlo con cualquier criminal porque habíamos comprendido aún en contra de nuestra propia lógica y razón científica que este asunto y que ese hombre que asesinaba con solo posar su mirada enigmáticamente iluminada de carmesí sobre alguien, eran situaciones que iban más allá de nuestro control... Si, es cierto lo que Sherlock concluyo con respecto a Leviathán... que el sabía más de nosotros, si conocía que al final como su último comodín íbamos a enfrentar al fantasma aún consciente de que nosotros éramos simples humanos con armas para matar a nuestros pares y que por tanto estábamos incapacitados para acabar con el Fantasma de la Ópera de París ¿Que papel jugamos nosotros? ¿Porque nos pensó como sus herramientas conclusivas en el caso de ganara o no la guerra?.
J.H. Watson- Humano Clase Alta
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Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Conocía las distintas caras del miedo, sabía distinguir disfraz por disfraz que usaban los mortales para ocultar la repugnancia y el rechazo... también sabía cuando podían verte con despecho o cuando te veían como un espécimen al que se podía destazar en una fría mesa rodeado de idiotas jugando a ser dioses... Estos hombres eran parte de esos fracasados, mientras un apuntaba con altivez y desdén, el otro apuntaba y examinando con su mirada la infeliz cara ensangrentada, me preguntó ¿Donde lo haber visto antes?
El pasado vuelve a acosarme, con ráfagas de imágenes cada vez más rápidas, apenas unos segundos transcurren antes de recordarme porque odiaba a toda la parte científica, allí estaba su sonrisa malévola y sus francos de oro, saquitos repletos de ellas ofrecidos a mi carcelero en el circo gitano a cambio de su "fenómeno", parecía ver su sonrisa y su puro en la comisura de los labios, el doctor de manos temblorosas y borracheras escandalosas debe de estar disfrutando mucho del infierno sin sus ojos, sonreí al recordar la forma en como le arrebate la vida años después de que el destino me lo pusiera en mi camino, así como ahora me ponía a dos de sus colegas que aunque armados y apuntando no dejaban de lado ese halo de curiosidad y deshumanización con el que los médicos siempre cargaban... pero entonces recordé a quien había rescatado, a quien le había cantado una melodía de amor para mitigar su miedo, recordé a quien tenia a mi espalda protegiéndole del cañón embravecido y peligroso de los revolver, no podía hacer nada si ella continuaba aquí...necesitaba su ausencia para que el demonio acabará con todo peligro para los dos.. pero sobre todo para mi pequeña rosa.
-Escúchame bien pequeña- susurre sin apartar la vista de ambos adversarios -Estos hombres no van a detenerse solo porque tu estas aquí, ellos vienen decididos a terminar lo que el cazador empezó- guarde silencio -Yo se que estas muy asustada y confundida pero... te necesito como la mujer llena de valía que abogo por mi antes- le observe por la esquina del ojo, algo dolía y acrecentaba, era una molestia interior que no sabia precisar, pero que nacía de tan solo verle tan afligida -Esta vez no quiero que ruegues, quiero que corras por mi- ante la resignación de dejarle ir, mis párpados al heridos se cerraron a la par de los puños ¡Por el demonio, esa molestia iba en aumento, me estaba carcomiendo por dentro! ¿Que era eso que se despertaba ante la idea de verle partir sin saber si le encontrare o querrá verme después? -Solo corre sin detenerte hasta llegar al teatro, en nuestro hogar todo será seguro para ti- inspire - Vete ya y pase lo que pase, escuches lo que escuches, no mires atrás... yo te alcanzare pronto- tome su mano sintiendo la sortija en su dedo - Tienes el anillo contigo,esa es la promesa de que cumpliré mi palabra... Te... te amo- solté su mano -Ahora- dije con dureza -Corre que yo me encargo de distraerlos- tome la capa roja que le cubría sin dejar de ver con recelo al hombre más joven que gritaba y ordenaba que dejara en paz a Selena, esa pobre niña que con sus palabras y lagrimas me hacia pedazos para después quebrarme como un espejo cuando sus zapatos desprendieron el sonido de sus pasos apresurados -Solamente tu puedes hacer que mi melodía vaya mas lejos del velo de estrellas- concluí mientras se alejaba, una vez que su marcha estaba adelantada, tome las telas que en mis manos iban tomando forma de un lazo, sonreí con malicia, fruncí el entrecejo centrando mi vista al ultimo enemigo a vencer.
El pasado vuelve a acosarme, con ráfagas de imágenes cada vez más rápidas, apenas unos segundos transcurren antes de recordarme porque odiaba a toda la parte científica, allí estaba su sonrisa malévola y sus francos de oro, saquitos repletos de ellas ofrecidos a mi carcelero en el circo gitano a cambio de su "fenómeno", parecía ver su sonrisa y su puro en la comisura de los labios, el doctor de manos temblorosas y borracheras escandalosas debe de estar disfrutando mucho del infierno sin sus ojos, sonreí al recordar la forma en como le arrebate la vida años después de que el destino me lo pusiera en mi camino, así como ahora me ponía a dos de sus colegas que aunque armados y apuntando no dejaban de lado ese halo de curiosidad y deshumanización con el que los médicos siempre cargaban... pero entonces recordé a quien había rescatado, a quien le había cantado una melodía de amor para mitigar su miedo, recordé a quien tenia a mi espalda protegiéndole del cañón embravecido y peligroso de los revolver, no podía hacer nada si ella continuaba aquí...necesitaba su ausencia para que el demonio acabará con todo peligro para los dos.. pero sobre todo para mi pequeña rosa.
-Escúchame bien pequeña- susurre sin apartar la vista de ambos adversarios -Estos hombres no van a detenerse solo porque tu estas aquí, ellos vienen decididos a terminar lo que el cazador empezó- guarde silencio -Yo se que estas muy asustada y confundida pero... te necesito como la mujer llena de valía que abogo por mi antes- le observe por la esquina del ojo, algo dolía y acrecentaba, era una molestia interior que no sabia precisar, pero que nacía de tan solo verle tan afligida -Esta vez no quiero que ruegues, quiero que corras por mi- ante la resignación de dejarle ir, mis párpados al heridos se cerraron a la par de los puños ¡Por el demonio, esa molestia iba en aumento, me estaba carcomiendo por dentro! ¿Que era eso que se despertaba ante la idea de verle partir sin saber si le encontrare o querrá verme después? -Solo corre sin detenerte hasta llegar al teatro, en nuestro hogar todo será seguro para ti- inspire - Vete ya y pase lo que pase, escuches lo que escuches, no mires atrás... yo te alcanzare pronto- tome su mano sintiendo la sortija en su dedo - Tienes el anillo contigo,esa es la promesa de que cumpliré mi palabra... Te... te amo- solté su mano -Ahora- dije con dureza -Corre que yo me encargo de distraerlos- tome la capa roja que le cubría sin dejar de ver con recelo al hombre más joven que gritaba y ordenaba que dejara en paz a Selena, esa pobre niña que con sus palabras y lagrimas me hacia pedazos para después quebrarme como un espejo cuando sus zapatos desprendieron el sonido de sus pasos apresurados -Solamente tu puedes hacer que mi melodía vaya mas lejos del velo de estrellas- concluí mientras se alejaba, una vez que su marcha estaba adelantada, tome las telas que en mis manos iban tomando forma de un lazo, sonreí con malicia, fruncí el entrecejo centrando mi vista al ultimo enemigo a vencer.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
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