AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
+16
Delirium
Zodiac
Amaris Scander
Phantom Nocte
Rorschach
Sherlock Holmes
J.H. Watson
Alessandro Di Vanni
Nigma Riddler
Spencer Reid
Montserrat Vasari
Frank Slade
Turandot
Neil Constantine
Solomon Vasari
Leviathán Shadow
20 participantes
Página 2 de 5.
Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Recuerdo del primer mensaje :
-Recuerda… recuerda ese cinco de noviembre, pólvora, traición y complot…. nadie podrá decir que tal incendio en el olvido quedo- hablaba con Teobaldo, mi fiel lacayo, aquel que me veía con sufrimiento -Bien, puedes retirarte, ya no requiero de tus servicios en este momento, solo sé mi fiel mensajero y lleva el escrito a quién ha de ser la voz al finalizar el movimiento- Teobaldo obedeció serio, se fue sin antes darme un abrazo sincero -Solo cuídate compañero y no regreses hasta que no estés seguro que haya concluido esto- susurre a su oído y al irse no hubo más sonido.
Podía ver todo detrás de la máscara, podía ver lo que ocurría a mis espaldas, gracias al reflejo de la ventana, el me observa pero no me decía nada -Me alegra Solomon que jamás me dijeras nada desde que llegaste hace un mes a esta casa- hable sin corresponder a su mirada que había dejado su bebida abandonada -Y que hoy…- proseguí -Día en que probablemente tenga que morir sigas con la misma prudencia con la que te conocí- por debajo de mi rostro falso sonreí, abandone mi ventanal, el que solo en lo más alto de la casa podías encontrar y una copa de vino serví hasta rebosar -Antes de que mañana no vuelva a despertar, quiero…- guarde un minuto de silencio, pensando las palabras precisas-Agradecerte que a mis caídos los hayas querido entrenar, están listos gracias a ti y están más que dispuestos a luchar- detrás de mi escritorio me quise sentar pero su mirada impasible no dejaba de examinar, no dejaba de gritar que el Fantasma no iba a ganar y que el día de mañana junto a ellos su caída iba celebrar -Déjame de mirar, tu bien sabes que hoy es mi final y de cualquier forma no sobreviviré por un tiempo más, si, detrás de esta máscara siempre me he podido ocultar pero… puede leer a los demás, puedo saber que me dicen en secreto, con palabras vetadas por sus propios dueños… con palabras censuradas que reprimen muy en fondo de su pecho- finalmente tome asiento y frente a ese hombre solo derrame el vino en el ramo de rosas que reposaba en medio de aquel antiguo mueble, el que me cubría del que en una silla más incomoda sentado permanecía.
Deje de observar su rostro, deje de leer sus ojos y centre mi atención en el filo de aquel recipiente vidrioso que estaba tan vacío y silencioso como la habitación donde el cazador suspiraba repetitivamente -Hoy es día con el que soñé eternamente- reanude la charla -Hoy es cinco de noviembre, hoy vendrá… entendió mi señal, yo se que ya me ha mandado buscar… dentro de momentos el vendrá y su venganza querrá cobrar- cerré los ojos mientras las escenas más trágicas de nuestros enfrentamientos intentaba recordar -Si… The Phantom…. ven por mí…aterriza falso ángel de la muerte que yo te he de desmentir y juro que sino te he de destruir en esta vida en la que ha de seguir lo haré- entre pausas susurre, mientras mis puños se cerraban con rapidez -Solomon solo un favor te pediré- al fin en voz alta a la realidad regrese -Cuida de Montserrat como yo no podré hacer y trata de recuperar el tiempo perdido con tu hija… ella es una criatura divina, atrapada en una piel que no le corresponde, es mi único deseo post mortem, antes de que todo esto comience debes decirle que tu eres su verdadero padre-el veía con sorpresa -Es lo justo para la vampiresa, te he visto, no te has alejado de ella desde que te traje a mi guarida, la has cuidado mientras ella dormía y has llorado por ella mientras ella mataba y bebía y la has tratado y consentido como a una hija y ella lo sabe… es… es una mujer muy lista, antes de que te tome como un padre sustituto, asegúrate que eres el padre que al cielo ha pedido- ante el me puse de pie, acomode la silla y seguido de eso a retirarme me disponía, cuando vi que una lágrima en su rostro corría -Yo no importo ahora, ella si puesto que siempre ha estado sola- decía frente a el se posaba mi oscura sombra -No se si vuelva a verte antes de… aun me hacen falta cosas por hacer pero… de cualquier manera- quede pensativo mientras podía sentir que debajo de la máscara se dibujaba una sonrisa sincera -Fue un placer haberte conocido y haber compartido, todo tipo de secretos contigo- golpee su hombro y me disponía a salir cuando detrás de mi su voz detuvo mi proseguir.
-Recuerda… recuerda ese cinco de noviembre, pólvora, traición y complot…. nadie podrá decir que tal incendio en el olvido quedo- hablaba con Teobaldo, mi fiel lacayo, aquel que me veía con sufrimiento -Bien, puedes retirarte, ya no requiero de tus servicios en este momento, solo sé mi fiel mensajero y lleva el escrito a quién ha de ser la voz al finalizar el movimiento- Teobaldo obedeció serio, se fue sin antes darme un abrazo sincero -Solo cuídate compañero y no regreses hasta que no estés seguro que haya concluido esto- susurre a su oído y al irse no hubo más sonido.
Podía ver todo detrás de la máscara, podía ver lo que ocurría a mis espaldas, gracias al reflejo de la ventana, el me observa pero no me decía nada -Me alegra Solomon que jamás me dijeras nada desde que llegaste hace un mes a esta casa- hable sin corresponder a su mirada que había dejado su bebida abandonada -Y que hoy…- proseguí -Día en que probablemente tenga que morir sigas con la misma prudencia con la que te conocí- por debajo de mi rostro falso sonreí, abandone mi ventanal, el que solo en lo más alto de la casa podías encontrar y una copa de vino serví hasta rebosar -Antes de que mañana no vuelva a despertar, quiero…- guarde un minuto de silencio, pensando las palabras precisas-Agradecerte que a mis caídos los hayas querido entrenar, están listos gracias a ti y están más que dispuestos a luchar- detrás de mi escritorio me quise sentar pero su mirada impasible no dejaba de examinar, no dejaba de gritar que el Fantasma no iba a ganar y que el día de mañana junto a ellos su caída iba celebrar -Déjame de mirar, tu bien sabes que hoy es mi final y de cualquier forma no sobreviviré por un tiempo más, si, detrás de esta máscara siempre me he podido ocultar pero… puede leer a los demás, puedo saber que me dicen en secreto, con palabras vetadas por sus propios dueños… con palabras censuradas que reprimen muy en fondo de su pecho- finalmente tome asiento y frente a ese hombre solo derrame el vino en el ramo de rosas que reposaba en medio de aquel antiguo mueble, el que me cubría del que en una silla más incomoda sentado permanecía.
Deje de observar su rostro, deje de leer sus ojos y centre mi atención en el filo de aquel recipiente vidrioso que estaba tan vacío y silencioso como la habitación donde el cazador suspiraba repetitivamente -Hoy es día con el que soñé eternamente- reanude la charla -Hoy es cinco de noviembre, hoy vendrá… entendió mi señal, yo se que ya me ha mandado buscar… dentro de momentos el vendrá y su venganza querrá cobrar- cerré los ojos mientras las escenas más trágicas de nuestros enfrentamientos intentaba recordar -Si… The Phantom…. ven por mí…aterriza falso ángel de la muerte que yo te he de desmentir y juro que sino te he de destruir en esta vida en la que ha de seguir lo haré- entre pausas susurre, mientras mis puños se cerraban con rapidez -Solomon solo un favor te pediré- al fin en voz alta a la realidad regrese -Cuida de Montserrat como yo no podré hacer y trata de recuperar el tiempo perdido con tu hija… ella es una criatura divina, atrapada en una piel que no le corresponde, es mi único deseo post mortem, antes de que todo esto comience debes decirle que tu eres su verdadero padre-el veía con sorpresa -Es lo justo para la vampiresa, te he visto, no te has alejado de ella desde que te traje a mi guarida, la has cuidado mientras ella dormía y has llorado por ella mientras ella mataba y bebía y la has tratado y consentido como a una hija y ella lo sabe… es… es una mujer muy lista, antes de que te tome como un padre sustituto, asegúrate que eres el padre que al cielo ha pedido- ante el me puse de pie, acomode la silla y seguido de eso a retirarme me disponía, cuando vi que una lágrima en su rostro corría -Yo no importo ahora, ella si puesto que siempre ha estado sola- decía frente a el se posaba mi oscura sombra -No se si vuelva a verte antes de… aun me hacen falta cosas por hacer pero… de cualquier manera- quede pensativo mientras podía sentir que debajo de la máscara se dibujaba una sonrisa sincera -Fue un placer haberte conocido y haber compartido, todo tipo de secretos contigo- golpee su hombro y me disponía a salir cuando detrás de mi su voz detuvo mi proseguir.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 06/10/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
El cazador tenia que hablar, tenia que confesar, tenia que decirle a Montserrat toda la verdad, quizá ya no habría tiempo de explicar con más detenimiento, pero al menos sabría el porque de su comportamiento con ella, sabría que al fin podía descansar en brazos de su padre cuando esto terminará... su corazón era atravesado por una espada desde el día en que la creyó muerta y ahora que la veía, que sabia quien era y que era tan parecida a su amada Anne, solo quedaba la punta del arma invisible rasgando levemente la tela del alma.
Esa alma que si se marchaba esta noche, al menos se iria tranquila, al saber que su pequeña sabia que el era su padre, que se quedaría bajo el cuidado de Alessandro y Leviathán, si es que sobrevivía.
Vio bajar al joven Spencer, quien ni si quiera lo noto al meterse preocupado y perturbado a la pequeña capilla -¿Que habría pasado con el y Montserrat?- se pregunto de forma alarmante, tenia un tiempo sin que Spencer mostrará un signo de preocupación excesiva -Probablemente solo sea la presión del desconocimiento de nuestra suerte esta noche- se contesto y encogiendose de hombros se dispuso a subir las escaleras que le conducirían hacia la única persona importante que le quedaba, ese pequeño tesoro, fruto de un amor sacado de un cuento de hadas, excepto que este probablemente aun cuando la verdad se develara, quizás no tendría final feliz.
Eso le estremeció, su corazón duro, se hizo blando encogiéndose del dolor, finalmente siguió su camino con paso pesaroso hasta la puerta de la dama, observo la rosa que guardaba en su mano, acaricio sus pétalos, se embriago en su perfume y una lagrima traviesa atravesó por su mejilla y cayo bruscamente al piso de esa vieja madera.... no pudo tocar la puerta, pese a sus instintos as piernas no le respondieron, el puño cerrado tampoco lo hizo, suspiro... finalmente dio un beso a la flor y la dejo pendiendo de un pequeño querubín que colgado en costado cuidaba de la puerta -Addio , mio piccolo sole e le stelle ...- susurro -Adios, mi pequeña sol y estrellas- repitió un vez más y quedo pendiendo de la puerta hasta que se digno a bajar, encontrandose con Alessandro en el camino.
Un saludo respetuoso y Vasari continuo su andar por la casa, vago un rato por la alfombra roja de estilo persa, contemplo las armaduras y los artilugios que tanto gustaban a sus ojos hasta que una ráfaga comenzó a invadir el ambiente... un frío invernal traído de las sombras donde el sol nunca se atreve a poner uno de sus rayos, la luz se inquieto junto con sus sentidos, corrió rápido, lo más rápido que aun su edad le permitía, toco la puerta donde Leviathán esperaba pacientemente la hora del juicio y lo puso en alerta, el enmascarado subió con su hija y el vampiro hechicero y el se dirigió a la pequeña capilla.
Alli la paz y la quietud se había esfumado junto con el aire, al entrar noto que todos estaban juntos pero nadie organizado de acuerdo a lo planeado, las luces se apagaron, las llamas se extinguieron también presas del miedo.. Solo la luna les hacia el favor de iluminar levemente la habitación a través de una cortina blanca y bordada.
Tomo la postura de todo hombre de su tiempo, al igual que el coronel fantasmagórico, el se mostraba recto, duro, severo y sereno, tenia que verse así por el bien de los que le contemplaban angustiosos -Bien, esta de sobra decir que él ha llegado...- dijo inexpresivo y altivo, por un momento vio a todos por encima del hombro -Y también que la hora ha llegado, de ustedes y solo de ustedes depende que todo lo que hemos hecho durante días marche a la perfección, ustedes... saben posiciones y movimientos que les salvaran la vida se enfrenten solo contra el monstruo o si trae consigo cómplices- suspiro -Pero... el verdadero secreto para su supervivencia esta en dejar ir el miedo, solo por esta noche no sean sus presas... ¿Me entendieron?- cuestiono, solo el brujo asintió -Saquen sus armas y póngalas conmigo al centro- el roce de su espada sobo al unísono con las demás, el brillo del metal contrastaba con el frío color pálido que imperaba en todos los rincones de aquel cuarto -Constantine, dame tu arma, tienes tus poderes para defenderte, Spencer no- el rubio no dijo nada y de sus manos paso a las suyas y después al del muchacho quien no salía del asombro -Tu hijo, tu iras a la cabeza de Gideon y Constantine- la inseguridad en el mismo era evidente, solo el viejo Coronel sabia como poner los pies de ese joven en la tierra -Mi.. Montserrat confía mucho en ti, ella me lo ha confesado... si confía es porque debes ser bueno en todo lo que te propongas- Vasari sonrío -No se ustedes- continuo y regreso su paso a donde todas as armas se hacían una sola -Pero yo pienso que si hemos de morir... es mejor que sea así- agrego -Vamos, salgan y coloquense en sus puestos- separo su afilada espada y abrió la puerta, el fresco era infernal, Spencer se fue con los suyos y Solomon se fue con Nigma, Turandot y Slade, cada quien a sus puntos de ataque -Sea lo que sea...- pensó para si -Dios, Anne, denme fuerzas para defender a mi hija y a Paris-.
Esa alma que si se marchaba esta noche, al menos se iria tranquila, al saber que su pequeña sabia que el era su padre, que se quedaría bajo el cuidado de Alessandro y Leviathán, si es que sobrevivía.
Vio bajar al joven Spencer, quien ni si quiera lo noto al meterse preocupado y perturbado a la pequeña capilla -¿Que habría pasado con el y Montserrat?- se pregunto de forma alarmante, tenia un tiempo sin que Spencer mostrará un signo de preocupación excesiva -Probablemente solo sea la presión del desconocimiento de nuestra suerte esta noche- se contesto y encogiendose de hombros se dispuso a subir las escaleras que le conducirían hacia la única persona importante que le quedaba, ese pequeño tesoro, fruto de un amor sacado de un cuento de hadas, excepto que este probablemente aun cuando la verdad se develara, quizás no tendría final feliz.
Eso le estremeció, su corazón duro, se hizo blando encogiéndose del dolor, finalmente siguió su camino con paso pesaroso hasta la puerta de la dama, observo la rosa que guardaba en su mano, acaricio sus pétalos, se embriago en su perfume y una lagrima traviesa atravesó por su mejilla y cayo bruscamente al piso de esa vieja madera.... no pudo tocar la puerta, pese a sus instintos as piernas no le respondieron, el puño cerrado tampoco lo hizo, suspiro... finalmente dio un beso a la flor y la dejo pendiendo de un pequeño querubín que colgado en costado cuidaba de la puerta -Addio , mio piccolo sole e le stelle ...- susurro -Adios, mi pequeña sol y estrellas- repitió un vez más y quedo pendiendo de la puerta hasta que se digno a bajar, encontrandose con Alessandro en el camino.
Un saludo respetuoso y Vasari continuo su andar por la casa, vago un rato por la alfombra roja de estilo persa, contemplo las armaduras y los artilugios que tanto gustaban a sus ojos hasta que una ráfaga comenzó a invadir el ambiente... un frío invernal traído de las sombras donde el sol nunca se atreve a poner uno de sus rayos, la luz se inquieto junto con sus sentidos, corrió rápido, lo más rápido que aun su edad le permitía, toco la puerta donde Leviathán esperaba pacientemente la hora del juicio y lo puso en alerta, el enmascarado subió con su hija y el vampiro hechicero y el se dirigió a la pequeña capilla.
Alli la paz y la quietud se había esfumado junto con el aire, al entrar noto que todos estaban juntos pero nadie organizado de acuerdo a lo planeado, las luces se apagaron, las llamas se extinguieron también presas del miedo.. Solo la luna les hacia el favor de iluminar levemente la habitación a través de una cortina blanca y bordada.
Tomo la postura de todo hombre de su tiempo, al igual que el coronel fantasmagórico, el se mostraba recto, duro, severo y sereno, tenia que verse así por el bien de los que le contemplaban angustiosos -Bien, esta de sobra decir que él ha llegado...- dijo inexpresivo y altivo, por un momento vio a todos por encima del hombro -Y también que la hora ha llegado, de ustedes y solo de ustedes depende que todo lo que hemos hecho durante días marche a la perfección, ustedes... saben posiciones y movimientos que les salvaran la vida se enfrenten solo contra el monstruo o si trae consigo cómplices- suspiro -Pero... el verdadero secreto para su supervivencia esta en dejar ir el miedo, solo por esta noche no sean sus presas... ¿Me entendieron?- cuestiono, solo el brujo asintió -Saquen sus armas y póngalas conmigo al centro- el roce de su espada sobo al unísono con las demás, el brillo del metal contrastaba con el frío color pálido que imperaba en todos los rincones de aquel cuarto -Constantine, dame tu arma, tienes tus poderes para defenderte, Spencer no- el rubio no dijo nada y de sus manos paso a las suyas y después al del muchacho quien no salía del asombro -Tu hijo, tu iras a la cabeza de Gideon y Constantine- la inseguridad en el mismo era evidente, solo el viejo Coronel sabia como poner los pies de ese joven en la tierra -Mi.. Montserrat confía mucho en ti, ella me lo ha confesado... si confía es porque debes ser bueno en todo lo que te propongas- Vasari sonrío -No se ustedes- continuo y regreso su paso a donde todas as armas se hacían una sola -Pero yo pienso que si hemos de morir... es mejor que sea así- agrego -Vamos, salgan y coloquense en sus puestos- separo su afilada espada y abrió la puerta, el fresco era infernal, Spencer se fue con los suyos y Solomon se fue con Nigma, Turandot y Slade, cada quien a sus puntos de ataque -Sea lo que sea...- pensó para si -Dios, Anne, denme fuerzas para defender a mi hija y a Paris-.
Solomon Vasari- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 65
Fecha de inscripción : 11/05/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-El dia final había llegado y tal parecía que todo el valor que habíamos adquirido la noche del circo se esfumó tan misteriosamente como cuando recién llego- eso era lo que pensaba el inquisidor en cuanto vio en el rostro de quien estaría a la cabeza de su grupo estratega, no se podía explicar como aquel joven rubio que enfrento a Riddler con un arma pese a que el las odiaba, estuviese a esas alturas del partido cual perro buscando esconderse detrás de su dueño.
El por otra parte no podía negar que sentía exactamente lo mismo que el, pero para el no había otro dueño más que Dios y el tenia toda la fe puesta en que Él estaba junto con todos ellos y que su sacro santa mano poderosa impediria una muerte más de alguno de sus compañeros.
Estaba confiado que por la frecuencia de sus rezos Dios lo escucharía y aunque este pensamiento sonara en extremo egoísta era la única forma de darse valor, con esto no significaba que aquello dicho por Solomon no significase algo para él, en efecto lo era todo... al final creyó que se le había dado la respuesta su pregunta del porque se tenia que morir en algo tan espantoso y horrible como en manos del Fantasma, en una tragedia como la del teatro o en una guerra tal y como lo era esta, la respuesta " la muerte era parte de la vida, la conclusión de nuestra misión especifica por voluntad divina".
Por un instante Gideon parecía decidido, salió de la capilla con entereza detrás del insolente brujo, el ya conocía perfectamente cual era el lugar estratégico donde debían esperar a que la presa cayera en la trampa, aún con penumbras sus ojos veían lo suficientemente bien para ir guiando al que afectuosamente le decía "El pequeño Spence".
El misterioso fresco que cubria toda la masón acabo con toda esa valentía en un instante, tan oscuridad solo denotaban que Dios no estaba tan presente después de todo, pero que quizás los ángeles luchaban contra los demonios ocultos en cada rincón donde la sombras parecían construir tronos y reinos para ganar terreno, el prefirió pensarlo así.
Algunos ruidos parecían escucharse en la parte de arriba, pero no les tomo importancia ya que él al igual que todos sabia que una vampiresa con la que nunca había congeniado durante el tiempo que estuvo escondido estaba siendo protegida por Vasari y V, la detestaba porque le recordaba a esa humanidad que llevaba muy a flor de piel pero que escondía tras su creciente fervor a la religión y la segunda porque pese a que el joven Reid dijera lo contrario, Gideon consideraba que gracias a esa mujer el policía londinense se metió en todo aquel enredo.
Así cruzaron toda la sala, ocultándose detrás de la escultura tallada en piedra de un enorme cancerbero, ese perro de tres cabezas que custodiaba, según la mitología griega, el reinado de Hades, los ojos del vampiro se absorbieron la escena en la que el enmascarado, de forma impasible esperaba la presencia de The Phantom, ese hombre al que nunca pudo verle el rostro, no parecía estar nervioso, no parecía acobardarse menos los que junto a él permanecían, Vasari y otro vampiro al cual desconocía permanecían de la misma forma a los costados del cazador.
En cambio el estaba aferrado a la cruz de su cuello y por un momento le vio sintió que aquel viejo crucifijo no era más que un pedazo de metal ingeniosa y bellamente tallado por las manos de los hombres, sí, el condenado estaba perdiendo la fe, pero entonces recordó que tos cuanto pasaba allí en la mente de un hombre sin fe sería un cuento de fantasía y era evidente que no lo era, entonces recordó la batalla bíblica descrita en las paginas santas, todos ellos, todos los que estaban en la sala, eran la prueba autentica de que un Dios y también su adversario existían en la tierra -Dios- oró por ultima vez -No permitas que pierda la fe en ti, en tus santos, santas, beatos y en tu Santa Iglesia- inspiro -Kyrie eleison...Christe eleison*- santifico el nombre de Jesus en voz alta, misma oración que censuro aquel hombre rubio, ese mago soberbio e irreverente.
*Oración en latín que significa: "Señor ten piedad de nosotros, Cristo te piedad de nosotros"
El por otra parte no podía negar que sentía exactamente lo mismo que el, pero para el no había otro dueño más que Dios y el tenia toda la fe puesta en que Él estaba junto con todos ellos y que su sacro santa mano poderosa impediria una muerte más de alguno de sus compañeros.
Estaba confiado que por la frecuencia de sus rezos Dios lo escucharía y aunque este pensamiento sonara en extremo egoísta era la única forma de darse valor, con esto no significaba que aquello dicho por Solomon no significase algo para él, en efecto lo era todo... al final creyó que se le había dado la respuesta su pregunta del porque se tenia que morir en algo tan espantoso y horrible como en manos del Fantasma, en una tragedia como la del teatro o en una guerra tal y como lo era esta, la respuesta " la muerte era parte de la vida, la conclusión de nuestra misión especifica por voluntad divina".
Por un instante Gideon parecía decidido, salió de la capilla con entereza detrás del insolente brujo, el ya conocía perfectamente cual era el lugar estratégico donde debían esperar a que la presa cayera en la trampa, aún con penumbras sus ojos veían lo suficientemente bien para ir guiando al que afectuosamente le decía "El pequeño Spence".
El misterioso fresco que cubria toda la masón acabo con toda esa valentía en un instante, tan oscuridad solo denotaban que Dios no estaba tan presente después de todo, pero que quizás los ángeles luchaban contra los demonios ocultos en cada rincón donde la sombras parecían construir tronos y reinos para ganar terreno, el prefirió pensarlo así.
Algunos ruidos parecían escucharse en la parte de arriba, pero no les tomo importancia ya que él al igual que todos sabia que una vampiresa con la que nunca había congeniado durante el tiempo que estuvo escondido estaba siendo protegida por Vasari y V, la detestaba porque le recordaba a esa humanidad que llevaba muy a flor de piel pero que escondía tras su creciente fervor a la religión y la segunda porque pese a que el joven Reid dijera lo contrario, Gideon consideraba que gracias a esa mujer el policía londinense se metió en todo aquel enredo.
Así cruzaron toda la sala, ocultándose detrás de la escultura tallada en piedra de un enorme cancerbero, ese perro de tres cabezas que custodiaba, según la mitología griega, el reinado de Hades, los ojos del vampiro se absorbieron la escena en la que el enmascarado, de forma impasible esperaba la presencia de The Phantom, ese hombre al que nunca pudo verle el rostro, no parecía estar nervioso, no parecía acobardarse menos los que junto a él permanecían, Vasari y otro vampiro al cual desconocía permanecían de la misma forma a los costados del cazador.
En cambio el estaba aferrado a la cruz de su cuello y por un momento le vio sintió que aquel viejo crucifijo no era más que un pedazo de metal ingeniosa y bellamente tallado por las manos de los hombres, sí, el condenado estaba perdiendo la fe, pero entonces recordó que tos cuanto pasaba allí en la mente de un hombre sin fe sería un cuento de fantasía y era evidente que no lo era, entonces recordó la batalla bíblica descrita en las paginas santas, todos ellos, todos los que estaban en la sala, eran la prueba autentica de que un Dios y también su adversario existían en la tierra -Dios- oró por ultima vez -No permitas que pierda la fe en ti, en tus santos, santas, beatos y en tu Santa Iglesia- inspiro -Kyrie eleison...Christe eleison*- santifico el nombre de Jesus en voz alta, misma oración que censuro aquel hombre rubio, ese mago soberbio e irreverente.
*Oración en latín que significa: "Señor ten piedad de nosotros, Cristo te piedad de nosotros"
Gideon Stark- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 91
Fecha de inscripción : 05/05/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Después de haber pasado toda su juventud rastreando cada rincón oscuro del viejo mundo en búsqueda de nuevo conocimiento mágico, Constantine había encontrado finalmente algo valiese la pena, como en todos los lares por donde el había pisado pensó que obtener el objeto de su interés seria tan fácil como siempre, pero la se había equivocado.... esta vez el destino le tenia preparado una pequeña broma donde era probable que usará todo lo aprendido en defensa de su vida.
Ese rubio de apariencia despreocupada hubiese seguido su camino y dejar morir a medio a París y a todos los que esa noche tenia a su lado, pero ese objeto del cual solo era poseedor la Familia Shadow debía ser suyo, un objeto tan poderoso le libraría de andar de un lado a otro cual perro callejero, solo una piedra con semejante conocimiento mágico lo haría más poderoso, lo haría el mejor.
El mejor, esa era su única ambición... ambición que le llevaba a permanecer ahí, como un fiel custodio del tesoro que fue otorgado por el único sobreviviente de los Shadow esa noche, ese enmascarado, Leviathán se la dio a cambio de que ayudara a la captura de un hombre tan peligroso que bien podía ser la encarnación de la maldad pura, The Phantom, el asesino del Teatro de París -La magia real siempre tiene un precio- se decía cada vez que la espera por ese momento llegaba a su punto máximo de desesperación.
Aquella noche, como en muchas otras discutía con el resto del mundo por la existencia de un cielo y de un infierno, pelea que eternamente nunca llegaba a una conclusión lógica para ninguno de los presentes, pero esta vez no era por su culpa, esta vez no era el alcohol y el vino barato lo que habían hecho una riña absurda y machista en un bar cualquiera, esta vez la culpa recaía en un viento casi traído de los cementerios y una oscuridad tan profundo como seguramente fueron las noches al inicio de los tiempos antes de que el fuego fuera descubierto.
El hechicero reconocía todas y cada una de las señales y dio paso la hipótesis de que los vampiros pueden tener otras conexiones aun más directas con el lado contrario del camino iluminado, para el eso de extrema curiosidad y llenaba tanto su interés que en ese mismo momento incremento su interés... quería también a la criatura de esos extraños poderes para vendérsela al mejor postor en los Estados Unidos de America quizás, por eso y aunque la idea de que un chico miedoso e inexperto como lo era Spencer fuera al mando de un vampiro y de él, se dejo llevar, armando dentro de su cabeza con astucia traidora, otra estrategia que le permitiera ganar unos minutos más de ventaja.
Ocultándose con ellos detrás de una copia fiel y autentica de un Cancerbero, el parecía estar absorto con sus estrategias hasta que Dios regreso a la escena -¿Acaso no entiendes que el no te escuchara?- reclamo en fastidio al condenado -¿Dime el coro de la iglesia cantaba tan terrible que te daño los oídos?... el << No >> te va a escuchar y por primera vez coincido con un fantasma pero Slade tiene toda la razón ¿Sabes que esta haciendo el ahora?, preparando su mejor nube para tener el privilegio de ver una obra tan bien montada para su diversión en primera fila y que por tal placer no meterá ni un ¡sacro Santo Dedo! ¡Entiéndelo de una buena vez y deja en paz a los que si quieren sobrevivir bajo los milagros de su propia mano!- susurro.
De pronto el enmascarado, Leviathán Shadow bajo de las escaleras, acompañado por un vampiro y el cazador, Constantine los vio y no provoco en el mayor emoción salvo que la de una emoción pura que le incitaba a ser el hombre violento que yace por dentro de el, para el hechicera la presencia impasible e imperturbable de Shadow era como un llamado a la fuera donde podía exhibir para su gusto y supervivencia las mejores cartas bajo la manga que tuviera a su alcance, -Sin duda alguna, los enormes ventanales desnudos de la mansión que dan paso a la luz lunar hacen ver este momento como lo que es la mezcla entre luces y sombras, todo, absolutamente todo a media luz- pensó y sonrío poniendo en sus labios delgados un cigarrillo sin encender -Tétrico- añadió cuando vio posicionarse a Nigma, que hablaba solo pero esta vez no sabia si era síntoma de su locura o porque el Coronel y el otro cobarde, es decir Turandot estaban con él.
Ese rubio de apariencia despreocupada hubiese seguido su camino y dejar morir a medio a París y a todos los que esa noche tenia a su lado, pero ese objeto del cual solo era poseedor la Familia Shadow debía ser suyo, un objeto tan poderoso le libraría de andar de un lado a otro cual perro callejero, solo una piedra con semejante conocimiento mágico lo haría más poderoso, lo haría el mejor.
El mejor, esa era su única ambición... ambición que le llevaba a permanecer ahí, como un fiel custodio del tesoro que fue otorgado por el único sobreviviente de los Shadow esa noche, ese enmascarado, Leviathán se la dio a cambio de que ayudara a la captura de un hombre tan peligroso que bien podía ser la encarnación de la maldad pura, The Phantom, el asesino del Teatro de París -La magia real siempre tiene un precio- se decía cada vez que la espera por ese momento llegaba a su punto máximo de desesperación.
Aquella noche, como en muchas otras discutía con el resto del mundo por la existencia de un cielo y de un infierno, pelea que eternamente nunca llegaba a una conclusión lógica para ninguno de los presentes, pero esta vez no era por su culpa, esta vez no era el alcohol y el vino barato lo que habían hecho una riña absurda y machista en un bar cualquiera, esta vez la culpa recaía en un viento casi traído de los cementerios y una oscuridad tan profundo como seguramente fueron las noches al inicio de los tiempos antes de que el fuego fuera descubierto.
El hechicero reconocía todas y cada una de las señales y dio paso la hipótesis de que los vampiros pueden tener otras conexiones aun más directas con el lado contrario del camino iluminado, para el eso de extrema curiosidad y llenaba tanto su interés que en ese mismo momento incremento su interés... quería también a la criatura de esos extraños poderes para vendérsela al mejor postor en los Estados Unidos de America quizás, por eso y aunque la idea de que un chico miedoso e inexperto como lo era Spencer fuera al mando de un vampiro y de él, se dejo llevar, armando dentro de su cabeza con astucia traidora, otra estrategia que le permitiera ganar unos minutos más de ventaja.
Ocultándose con ellos detrás de una copia fiel y autentica de un Cancerbero, el parecía estar absorto con sus estrategias hasta que Dios regreso a la escena -¿Acaso no entiendes que el no te escuchara?- reclamo en fastidio al condenado -¿Dime el coro de la iglesia cantaba tan terrible que te daño los oídos?... el << No >> te va a escuchar y por primera vez coincido con un fantasma pero Slade tiene toda la razón ¿Sabes que esta haciendo el ahora?, preparando su mejor nube para tener el privilegio de ver una obra tan bien montada para su diversión en primera fila y que por tal placer no meterá ni un ¡sacro Santo Dedo! ¡Entiéndelo de una buena vez y deja en paz a los que si quieren sobrevivir bajo los milagros de su propia mano!- susurro.
De pronto el enmascarado, Leviathán Shadow bajo de las escaleras, acompañado por un vampiro y el cazador, Constantine los vio y no provoco en el mayor emoción salvo que la de una emoción pura que le incitaba a ser el hombre violento que yace por dentro de el, para el hechicera la presencia impasible e imperturbable de Shadow era como un llamado a la fuera donde podía exhibir para su gusto y supervivencia las mejores cartas bajo la manga que tuviera a su alcance, -Sin duda alguna, los enormes ventanales desnudos de la mansión que dan paso a la luz lunar hacen ver este momento como lo que es la mezcla entre luces y sombras, todo, absolutamente todo a media luz- pensó y sonrío poniendo en sus labios delgados un cigarrillo sin encender -Tétrico- añadió cuando vio posicionarse a Nigma, que hablaba solo pero esta vez no sabia si era síntoma de su locura o porque el Coronel y el otro cobarde, es decir Turandot estaban con él.
Neil Constantine- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 02/08/2014
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Un demente, podia ser un demente, pero Nigma no era cualquiera, no era de esos que rayaban concretamente en la locura ni tampoco en la cordura, su condición le permitía saber que era lo que sucedía aunque no tuviera la menor idea del día, el año o el siglo.
De cualquier modo el vampiro se sentía complacido porque en esta ocasión las voces que escuchaba detrás suyo eran "reales", los dos fantasmas venían a sus espaldas, discutiendo, dándose mutuamente el valor que necesitaban, mientras que esas voces, las que aparecían de vez en cuando susurraban muy a lo lejos, como si se encontrasen del otro lado de algún acantilado.
Podía ser que esto se debiera a lo concentrado que estaba en lo que sucedería, quizás en su mente se estaban maquilando todo tipo de imágenes que ni siquiera el entendía, eran trozos de su origen, origen del que jamás a logrado recordar ni una milésima parte, lo único que sabía es que él pertenecía a los vampiros y a veces no recordaba nada de lo que había matado y hecho la noche anterior.
El ambiente era lo mas propicio para él: oscuridad y frío... las dos cosas que más anhelaba en la vida aunque fuese de modo inconsciente, la oscuridad de un féretro, de una tumba y el frío de la muerte, todo eso con tal de sufrir, con tal de volver a ver a su Dominé.
-Extraordinario, lástima que morirá- se decía como si platicase con alguien -Lo sé Dominé, hubiera sido todo un placer aprender de él o mejor... mejor que fuese parte de mis experimentos... si, puedo apostar que hay algo anómalo dentro de ese cráneo viejo y cubierto de tela- soltó una risotada y continuo en silencio bajo las ordenes de Slade.
Nigma se encogió de hombros y continuo su camino y aunque había recorrido más de una noche aquellos pasillos, hoy le parecían tétricamente más deformes y oscuros que nunca, era como si hubiese encontrado el paraíso ideal fuera de su cabeza, por primera vez las cosas no las deforma su cerebro, sino el poder mismo del hombre que se convirtió en vampiro, después en asesino y ahora en su máximo enemigo, con esa simple idea, debajo de los guantes Riddler sentía el flujo de al frío, una corriente fría que le activaba todos los sentidos.
Los dos fantasmas se habían escondido en otro lugar estratégico, alejados del humano, el inquisidor y el hechicero, la idea estaba siendo cumplida respecto al plan y ellos solo cubrían la parte donde si tenían suerte los caídos de The Phantom caerían inermes y muertos y para eso Nigma debía estar adelante de ellos, era el único capaz de hacer otras cosas más graves con cuantos se cruzaran en su camino, detrás de la sonrisa el dolor era mucho y la sed de venganza era extremadamente alta, tan alta que no tendría piedad.
Detrás de un pilar, el loco permanecía atento y la cordura regreso como un caballo desbocado que finalmente detuvo su andar desenfrenado, descubriendo por instantes la delicia que podía ofrecer la realidad, el golpe era duro y dulce a la vez, su misma cordura le dio la oportunidad de pensar en mil y una situaciones y emociones en cuanto vio a Leviathán descender de la escalera, junto con Alessandro y Vasari que se les unió segundos después, la cordura era tal que le permitió sentir empatía.. y también sorpresa al ver el estado de tranquilidad en el que parecía estar sumido el cazador, un trance a ciegas que solo el que estaba detrás de la máscara podía dar cuenta de ello,ese extraño hombre del que solo podía verse cuan alerta estaba pero nada más -Fuiste un gran misterio hasta el final Levi- pensó de forma organizada y congruente -¿Me pregunto que es lo que habrá más allá de esa sonrisa artificiosamente permanente en estos instantes?- se pregunto cuando entonces se escucharon los golpes de algo pesado que caía al piso de arriba -El ha llegado- dijo a los fantasmas, tratando de alertarlos.
De cualquier modo el vampiro se sentía complacido porque en esta ocasión las voces que escuchaba detrás suyo eran "reales", los dos fantasmas venían a sus espaldas, discutiendo, dándose mutuamente el valor que necesitaban, mientras que esas voces, las que aparecían de vez en cuando susurraban muy a lo lejos, como si se encontrasen del otro lado de algún acantilado.
Podía ser que esto se debiera a lo concentrado que estaba en lo que sucedería, quizás en su mente se estaban maquilando todo tipo de imágenes que ni siquiera el entendía, eran trozos de su origen, origen del que jamás a logrado recordar ni una milésima parte, lo único que sabía es que él pertenecía a los vampiros y a veces no recordaba nada de lo que había matado y hecho la noche anterior.
El ambiente era lo mas propicio para él: oscuridad y frío... las dos cosas que más anhelaba en la vida aunque fuese de modo inconsciente, la oscuridad de un féretro, de una tumba y el frío de la muerte, todo eso con tal de sufrir, con tal de volver a ver a su Dominé.
-Extraordinario, lástima que morirá- se decía como si platicase con alguien -Lo sé Dominé, hubiera sido todo un placer aprender de él o mejor... mejor que fuese parte de mis experimentos... si, puedo apostar que hay algo anómalo dentro de ese cráneo viejo y cubierto de tela- soltó una risotada y continuo en silencio bajo las ordenes de Slade.
Nigma se encogió de hombros y continuo su camino y aunque había recorrido más de una noche aquellos pasillos, hoy le parecían tétricamente más deformes y oscuros que nunca, era como si hubiese encontrado el paraíso ideal fuera de su cabeza, por primera vez las cosas no las deforma su cerebro, sino el poder mismo del hombre que se convirtió en vampiro, después en asesino y ahora en su máximo enemigo, con esa simple idea, debajo de los guantes Riddler sentía el flujo de al frío, una corriente fría que le activaba todos los sentidos.
Los dos fantasmas se habían escondido en otro lugar estratégico, alejados del humano, el inquisidor y el hechicero, la idea estaba siendo cumplida respecto al plan y ellos solo cubrían la parte donde si tenían suerte los caídos de The Phantom caerían inermes y muertos y para eso Nigma debía estar adelante de ellos, era el único capaz de hacer otras cosas más graves con cuantos se cruzaran en su camino, detrás de la sonrisa el dolor era mucho y la sed de venganza era extremadamente alta, tan alta que no tendría piedad.
Detrás de un pilar, el loco permanecía atento y la cordura regreso como un caballo desbocado que finalmente detuvo su andar desenfrenado, descubriendo por instantes la delicia que podía ofrecer la realidad, el golpe era duro y dulce a la vez, su misma cordura le dio la oportunidad de pensar en mil y una situaciones y emociones en cuanto vio a Leviathán descender de la escalera, junto con Alessandro y Vasari que se les unió segundos después, la cordura era tal que le permitió sentir empatía.. y también sorpresa al ver el estado de tranquilidad en el que parecía estar sumido el cazador, un trance a ciegas que solo el que estaba detrás de la máscara podía dar cuenta de ello,ese extraño hombre del que solo podía verse cuan alerta estaba pero nada más -Fuiste un gran misterio hasta el final Levi- pensó de forma organizada y congruente -¿Me pregunto que es lo que habrá más allá de esa sonrisa artificiosamente permanente en estos instantes?- se pregunto cuando entonces se escucharon los golpes de algo pesado que caía al piso de arriba -El ha llegado- dijo a los fantasmas, tratando de alertarlos.
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 27/04/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-¡Quieren ya parar!- exclamó el coronel -Estoy rodeado de cobardes, el único valiente es el señor Reid y para mi mala fortuna esta con otros que harían mejor mancuerna con ustedes ¡Bah!- permanecía con la mirada fija, la ceguera seguía con él y en ocasiones en el que su vida dependía de su vista la repudiaba, estaba molesto e hirviendo de coraje por dentro, un monstruo de fuego que se lo comía de a poco hasta acabar su alma llena de poca paciencia, sin embargo se controlaba lo más que pudo hasta que las habladurías de Turandot, la sorpresiva cordura de Riddler lo sacaron de sus casillas -Y tu payaso de circo… The Phantom no hace ruido alguno cuando el llega a donde se le antoje, el arma su desfile silencioso como toda una diva de teatro mediocre y barato… ¿No recuerdas que la vampiresa permanece escondida en su habitación, ¡Ja! otra cobarde, seguramente es ella la de ruido, le dijo al estúpido de V que también necesitaba educarle para este día y el muy infeliz se la encomendó a Vasari como si este fuera su padre y no otro soldado- el teniente parecía estallar de furia incontrolable y todo tenia una justificación pero que como buen miembro del ejercito el silencio era la cueva en la que se les enseño a esconder su verdadero sentir, su verdadera personalidad y por eso mis Slade desconocía que era esa espina pequeña y finita que le molesto días antes de esa noche, el se creía desprotegido ahora que todo poder de cambiadoras había desaparecido, parecía que aún no captaba que el ya había fallecido, probablemente como alguna vez le dijo Sarah, esa era una de las razones por las cuales ni su partida ni la desaparición de su ceguera hubiesen acontecido, en el fondo el viejo aun creía ser ese hombre vital que gustaba de cabarets y burdeles, que su vicio eran los vinos, los puros y las mujeres estaba con vida y que su construcción de carne y hueso podía herirse como el de cualquiera.
Pero ese Coronel no entendía eso, como jamás entendió que el hombre joven que recordaba se había marchitado con el paso del tiempo, que su rostro se había plagado de pequeñas arrugas que aspiraban a algo más, que aunque alto y atlético su cuerpo había cambiado y que ese estúpido chiquillo que alguna vez de forma irresponsable jugó con las granadas sin seguro en un acto de hombría se había ido, dejando a alguien que jamás supo reconocer, el hombre maduro y amargado que era mucho antes del enfrentamiento de las dos máscaras de la noche, pero ahora sin Spencer a quien vio como su vivo reflejo, como el hijo que siempre deseo tener o como un pupilo al cual imprimirle un poco de su esencia antes de partir estaba lejos, el cascarrabias había aparecido de la noche a la mañana y ahora estaba predominando toda la escena.
Detrás del pilar, sus sentidos permanecían atentos, y aunque el reconocía a regañadientes que no necesitaba esconderse lo hizo por costumbre, por no aceptar la realidad y con tal de complacer la estrategia de ambos cazadores.
Finalmente palabras en un tono amable salieron de sus labios -La virtud de las sombras esta siempre oculta- comento - Y hoy ha decidido reclamar lo que es suyo por su ofensa- no dijo más aun ante el imponente desconcierto y absoluto silencio de sus compañeros.
Su mirada sin color, en completa oscuridad, tal y como Turandot le decía que se encontraba el escenario de la batalla, se centro en dirección de las escaleras, donde pasos se escuchaban acercarse al medio de la sala, podía percibir el roce de las telas y la respiración que emanaba del hueco entre la máscara y el rostro del cazador, respiraba tranquilo, sin tensión alguna, parecía que recibiría a cualquier familiar lejano que venia a tomar el té, en los otros dos que le custodiaban los costados noto preocupación más no por ellos, sino por otra persona, no podía leer sus mentes pero si el lenguaje corporal producto de las emociones.
En el aire capto un aroma distinto, en efecto no solo era uno, era de tres más, sabia por lógica que The Phantom a pesar de todo tenia una esencia tan distinta y especial pero que no por ello desprendía tres aromas distintos -No viene solo- musito, de inmediato y con la sorpresa impresa en su faz, localizo al tímido Turandot, parecía apenado e incapaz de levantar la mirada -Escucha pedazo de fantasma cobarde, olvida todo lo que te dije… pero si quieres que realmente de guarde el respeto de valiente a valiente vas a tener que hacerme un favor sin que el lunático se de cuenta- susurró a su oído -Ve lo más rápido que puedas y dile al enmascarado que su dulce rival trajo compañía, después regresa antes de que la tragedia se suscite, si lo haces dejaré que te escondas y permanezcas en un lugar seguro ¿Entendido?- pregunto pero ya no hubo respuesta, el fantasma se había ido hasta donde Slade le indicó -Cobarde- bufó y espero muy en fondo preocupado e impaciente.
Pero ese Coronel no entendía eso, como jamás entendió que el hombre joven que recordaba se había marchitado con el paso del tiempo, que su rostro se había plagado de pequeñas arrugas que aspiraban a algo más, que aunque alto y atlético su cuerpo había cambiado y que ese estúpido chiquillo que alguna vez de forma irresponsable jugó con las granadas sin seguro en un acto de hombría se había ido, dejando a alguien que jamás supo reconocer, el hombre maduro y amargado que era mucho antes del enfrentamiento de las dos máscaras de la noche, pero ahora sin Spencer a quien vio como su vivo reflejo, como el hijo que siempre deseo tener o como un pupilo al cual imprimirle un poco de su esencia antes de partir estaba lejos, el cascarrabias había aparecido de la noche a la mañana y ahora estaba predominando toda la escena.
Detrás del pilar, sus sentidos permanecían atentos, y aunque el reconocía a regañadientes que no necesitaba esconderse lo hizo por costumbre, por no aceptar la realidad y con tal de complacer la estrategia de ambos cazadores.
Finalmente palabras en un tono amable salieron de sus labios -La virtud de las sombras esta siempre oculta- comento - Y hoy ha decidido reclamar lo que es suyo por su ofensa- no dijo más aun ante el imponente desconcierto y absoluto silencio de sus compañeros.
Su mirada sin color, en completa oscuridad, tal y como Turandot le decía que se encontraba el escenario de la batalla, se centro en dirección de las escaleras, donde pasos se escuchaban acercarse al medio de la sala, podía percibir el roce de las telas y la respiración que emanaba del hueco entre la máscara y el rostro del cazador, respiraba tranquilo, sin tensión alguna, parecía que recibiría a cualquier familiar lejano que venia a tomar el té, en los otros dos que le custodiaban los costados noto preocupación más no por ellos, sino por otra persona, no podía leer sus mentes pero si el lenguaje corporal producto de las emociones.
En el aire capto un aroma distinto, en efecto no solo era uno, era de tres más, sabia por lógica que The Phantom a pesar de todo tenia una esencia tan distinta y especial pero que no por ello desprendía tres aromas distintos -No viene solo- musito, de inmediato y con la sorpresa impresa en su faz, localizo al tímido Turandot, parecía apenado e incapaz de levantar la mirada -Escucha pedazo de fantasma cobarde, olvida todo lo que te dije… pero si quieres que realmente de guarde el respeto de valiente a valiente vas a tener que hacerme un favor sin que el lunático se de cuenta- susurró a su oído -Ve lo más rápido que puedas y dile al enmascarado que su dulce rival trajo compañía, después regresa antes de que la tragedia se suscite, si lo haces dejaré que te escondas y permanezcas en un lugar seguro ¿Entendido?- pregunto pero ya no hubo respuesta, el fantasma se había ido hasta donde Slade le indicó -Cobarde- bufó y espero muy en fondo preocupado e impaciente.
Frank Slade- Fantasma
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 26/08/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
-Debe haberse irritado por mi forma cobarde de actuar- decía el pobre Turandot -Pero es que si el entendiera... yo no le tengo miedo a la muerte, por que ya estoy en sus dominios, tengo miedo a que los demás se unan a esta vida de invisibilidad, a esta cárcel donde el tiempo cambia pero es eterno- algo en el pequeño fantasma le molestaba por dentro y empañaba su simpática faz y minorizaba su ternura.
Él vampiro que había con ellos también le daba miedo, estaba demente, él había conocido a muchos pero este tuvo la mala fortuna de que su mente se mezclara con la negrura del corazón, solo Dios sabia que seria lo que haría esta noche una vez que su lapso de cordura se esfumara tan repentinamente como había aparecido... era malo pero también era bueno, una personalidad bastante contrastante, Turandot no quería estar allí, hubiese preferido irse con Spencer, ese joven amable del que sería una pena si la muerte lo recogiese esta noche, pero Frank lo quería a su lado, supuso que porque sabia de antemano que tan sensible era a este tipo de percances.
Detrás del pilar, Turandot parecía emular al inquisidor, solo rezaba en silencio, necesitaba recuperar la tranquilidad que le había robado la discusión con el Coronel, una riña por cosas tan insignificantes que solo demostraban la impotencia y el coraje de su compañero hacia su ceguera y su estado etéreo.
Finalmente se percato que Frank reconocía algo extraño en el ambiente, algo más que los extraños sonidos de la planta alta, pero el no sabía como ayudarle a encontrar el origen de aquello, jamás fue militar, ni hombre de instintos violentos, él siempre fue un vagabundo que durante un tiempo se dedico a hacer felices a otras personas aunque no él no lo fuese en su interior, él era como alguna vez se lo dijo Sarah, "Un pequeño pan de Dios", entonces ¿Que podía hacer?, la única cosa que el militar le podio como favor aún con todo y su pánico debía hacer algo, no quería más personas en el averiado tunel del tiempo, salió disparado de su escondite lo más pronto que pudo procurando que Nigma no se diera cuenta, a pesar de ser invisible parecía que la locura de aquel hombre le ayudada a detectar actividad paranormal.
La máscara impasible parecía esta más cerca, el hombre detrás de ella no podía verle venir, pero se lo diría, debía alertarlo, después de todo ese hombre le simpatizaba aunque nunca enlazó una palabra con él, solo veía sufrir durante las madrugadas, lo oía sollozar y conoció como era el rostro tras la máscara, al igual que ese vagabundo, el cazador peregrinaba por las noches abrumado por la pena y el dolor de un pasado, un presente y un futuro del que nadie sabría jamás.
Suspiro tratando de tomar valor, Slade le menciono de su existencia a ese hombre, le dio pavor pensar que "V" no le reconociera y lo tomará por otro engaño de The Phantom -¿Porque no vino él a decírselo- protesto con recelo -Esta ciego- se respondió -¿Cuando crees que se tardaría en encontrarle si esta a una distancia considerable?, recuerda Turandot que tu le hiciste la promesa de que serias sus ojos y su voz en esta batalla- asintió y con decisión se aproximo al oído del cazador -"Recuerda, recuerda ese cinco de Noviembre"- empezó -No te asustes- advirtió en cuanto vio el sobresalto del sujeto -Lo hice para que supieras que soy amigo y no enemigo, tu sabes de mi existencia, Frank te lo dijo, soy Turandot- meneo la cabeza -¡Pero que estoy diciendo, no tengo tiempo para esto!, escucha Slade me pidió que te advirtiera que hay más en esta casa, él no viene solo... prepárate- advirtió en tono urgente, entonces cuando le dio las gracias aquel enmascarado, recordó que buen bálsamo eran aquellas gratificaciones y pareció recobrar la tranquilidad -De nada- contesto tan amable como el hombre de la máscara cuya voz profunda y grave logro darle un poco de paz que no había conseguido desde que Sarah murió, sonriendo regreso a donde Frank para avisarle que la misión había sido completada -Me quedaré a su lado Coronel, hice una promesa y voy a cumplirla hasta el final- su compañero asintió con la misma media sonrisa de satisfacción que él, su actitud había cambiado y desde el fondo de su corazón deseo que a todos las suerte y no la muerte fuera la que les sonriera esta noche.
Él vampiro que había con ellos también le daba miedo, estaba demente, él había conocido a muchos pero este tuvo la mala fortuna de que su mente se mezclara con la negrura del corazón, solo Dios sabia que seria lo que haría esta noche una vez que su lapso de cordura se esfumara tan repentinamente como había aparecido... era malo pero también era bueno, una personalidad bastante contrastante, Turandot no quería estar allí, hubiese preferido irse con Spencer, ese joven amable del que sería una pena si la muerte lo recogiese esta noche, pero Frank lo quería a su lado, supuso que porque sabia de antemano que tan sensible era a este tipo de percances.
Detrás del pilar, Turandot parecía emular al inquisidor, solo rezaba en silencio, necesitaba recuperar la tranquilidad que le había robado la discusión con el Coronel, una riña por cosas tan insignificantes que solo demostraban la impotencia y el coraje de su compañero hacia su ceguera y su estado etéreo.
Finalmente se percato que Frank reconocía algo extraño en el ambiente, algo más que los extraños sonidos de la planta alta, pero el no sabía como ayudarle a encontrar el origen de aquello, jamás fue militar, ni hombre de instintos violentos, él siempre fue un vagabundo que durante un tiempo se dedico a hacer felices a otras personas aunque no él no lo fuese en su interior, él era como alguna vez se lo dijo Sarah, "Un pequeño pan de Dios", entonces ¿Que podía hacer?, la única cosa que el militar le podio como favor aún con todo y su pánico debía hacer algo, no quería más personas en el averiado tunel del tiempo, salió disparado de su escondite lo más pronto que pudo procurando que Nigma no se diera cuenta, a pesar de ser invisible parecía que la locura de aquel hombre le ayudada a detectar actividad paranormal.
La máscara impasible parecía esta más cerca, el hombre detrás de ella no podía verle venir, pero se lo diría, debía alertarlo, después de todo ese hombre le simpatizaba aunque nunca enlazó una palabra con él, solo veía sufrir durante las madrugadas, lo oía sollozar y conoció como era el rostro tras la máscara, al igual que ese vagabundo, el cazador peregrinaba por las noches abrumado por la pena y el dolor de un pasado, un presente y un futuro del que nadie sabría jamás.
Suspiro tratando de tomar valor, Slade le menciono de su existencia a ese hombre, le dio pavor pensar que "V" no le reconociera y lo tomará por otro engaño de The Phantom -¿Porque no vino él a decírselo- protesto con recelo -Esta ciego- se respondió -¿Cuando crees que se tardaría en encontrarle si esta a una distancia considerable?, recuerda Turandot que tu le hiciste la promesa de que serias sus ojos y su voz en esta batalla- asintió y con decisión se aproximo al oído del cazador -"Recuerda, recuerda ese cinco de Noviembre"- empezó -No te asustes- advirtió en cuanto vio el sobresalto del sujeto -Lo hice para que supieras que soy amigo y no enemigo, tu sabes de mi existencia, Frank te lo dijo, soy Turandot- meneo la cabeza -¡Pero que estoy diciendo, no tengo tiempo para esto!, escucha Slade me pidió que te advirtiera que hay más en esta casa, él no viene solo... prepárate- advirtió en tono urgente, entonces cuando le dio las gracias aquel enmascarado, recordó que buen bálsamo eran aquellas gratificaciones y pareció recobrar la tranquilidad -De nada- contesto tan amable como el hombre de la máscara cuya voz profunda y grave logro darle un poco de paz que no había conseguido desde que Sarah murió, sonriendo regreso a donde Frank para avisarle que la misión había sido completada -Me quedaré a su lado Coronel, hice una promesa y voy a cumplirla hasta el final- su compañero asintió con la misma media sonrisa de satisfacción que él, su actitud había cambiado y desde el fondo de su corazón deseo que a todos las suerte y no la muerte fuera la que les sonriera esta noche.
Turandot- Fantasma
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 18/11/2013
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Que amarga e injusta era la vida, debía dejar a Montserrat ahora que le había hallado y debía asumir las consecuencias de mi falta de atención con ella... tan desubicada, tan desprotegida e inexperta que era de esperarse que terminara en las garras de un vampiro jugando a ser la propia muerte con el que tarde o temprano tenia que entregarle las cuentas que en suma daban como resultado dar su propia vida.
Yo la amo demasiado como para permitir que esos suceda, prefiero ser yo el que las pague a ver a mi pequeña inerte y sin el poco aliento que le quedaba de aquella esencia humana que le caracterizaba y que le otorgaba el eterno remordimiento y llanto al que parecía haberla condenado, era yo el que debía morir en su lugar, lo tenia bien ganado, lo tenía más que merecido.
Sali detrás de Leviathán, un hombre que me parecía bastante tranquilo pese a lo que sabia que se avecinaba, su respiración, su voz y su forma de andar no eran acordes con la situación, tal parecía que se había hecho a la idea de las múltiples conclusiones catastroficas y mortales en las que todo esto llegaría, nada, absolutamente nada lo inmutaba de ese aparente trance que expresaba su postura, esa forma en que su máscara en veces quedaba fija como si contemplara el desconocido infinito y en otras como si inspeccionara cada rincón de la sala a media luz.
Admiraba su valor al permanecer allí aún cuando las velas se habían apagado y el viento se percibía embravecido, solo su capa temblaba a su compás pero él era tan firme como los muros donde se desataría un encuentro final.
La presencia de Vasari y la mia a sus costados solo eran adornos para provocar impacto en el otro, aun así el viejo cazador permanecía con la espada desenvainada y en la posición digna de un guerrero, yo... yo solo era un vampiro que podía utilizar esos poderes que mi naturaleza me proporcionaba pero que siempre había detestado, no tenia remedio.... hace mucho tiempo que los poderes mágicos habían perdido su fuerza y en mi mente solo conservaba una que otra palabra de conjuros inconclusos que de nada surtirían efecto, lucharía como lo que era un vampiro que sería útil después de que en el teatro de la tragedia fue un completo estorbo que se salvo por los trucos e ilusiones del cazador al que custodiaba... ahora entendía que era parte su plan.
Observe que el enmascarado inclinaba su cabeza a un costado, tal parecía que alguien le susurrara algo imperceptible para todos, como si algo invisible le alertara de algo a lo que el agradecería amable y con la afirmación convencida de su cabeza, de inmediato su mano dio la orden de que Vasari guardara la espada, ambos nos miramos con profunda extrañeza, creo que ninguno de los dos entendíamos su nuevo proceder, primero nos dijo que seriamos los primeros en atacar y ahora nos decía que bajáramos la retaguardía -¿Que significa esto caballero?- pregunte molesto, el respondió unas cuantas frases que me hicieron retroceder tal y como me había ordenado -¡Es una estupidez, esto es una guerra no el sacrificio de un hombre, no seas egoísta por el amor de lo que tu quieras!- respondí apenas en susurro -Solo será un estúpido suicidio, si querías morirte debiste haberlo hecho tu solo y no llevándote a todo París por delante- el no dijo nada por un momento, asintió y dijo convencido que el sabia lo que hacia -Por tu bien- respondi más que irritado -Espero que lo sepas- pero el no dijo más, tras su máscara el misterioso eco que se forma entre su boca y un pequeño orificio por donde los sonidos eran liberados, se percibían palabras en catalán, un lenguaje que no comprendía del todo y menos si eran mencionadas en voz baja -Ya te dije Monseuir Leviathán Shadow, más vale que sepas lo que estas haciendo- advertí por ultima vez, si por última... porque el enemigo había llegado hasta nosotros y solo Dios sabría cual era nuestro destino.
Yo la amo demasiado como para permitir que esos suceda, prefiero ser yo el que las pague a ver a mi pequeña inerte y sin el poco aliento que le quedaba de aquella esencia humana que le caracterizaba y que le otorgaba el eterno remordimiento y llanto al que parecía haberla condenado, era yo el que debía morir en su lugar, lo tenia bien ganado, lo tenía más que merecido.
Sali detrás de Leviathán, un hombre que me parecía bastante tranquilo pese a lo que sabia que se avecinaba, su respiración, su voz y su forma de andar no eran acordes con la situación, tal parecía que se había hecho a la idea de las múltiples conclusiones catastroficas y mortales en las que todo esto llegaría, nada, absolutamente nada lo inmutaba de ese aparente trance que expresaba su postura, esa forma en que su máscara en veces quedaba fija como si contemplara el desconocido infinito y en otras como si inspeccionara cada rincón de la sala a media luz.
Admiraba su valor al permanecer allí aún cuando las velas se habían apagado y el viento se percibía embravecido, solo su capa temblaba a su compás pero él era tan firme como los muros donde se desataría un encuentro final.
La presencia de Vasari y la mia a sus costados solo eran adornos para provocar impacto en el otro, aun así el viejo cazador permanecía con la espada desenvainada y en la posición digna de un guerrero, yo... yo solo era un vampiro que podía utilizar esos poderes que mi naturaleza me proporcionaba pero que siempre había detestado, no tenia remedio.... hace mucho tiempo que los poderes mágicos habían perdido su fuerza y en mi mente solo conservaba una que otra palabra de conjuros inconclusos que de nada surtirían efecto, lucharía como lo que era un vampiro que sería útil después de que en el teatro de la tragedia fue un completo estorbo que se salvo por los trucos e ilusiones del cazador al que custodiaba... ahora entendía que era parte su plan.
Observe que el enmascarado inclinaba su cabeza a un costado, tal parecía que alguien le susurrara algo imperceptible para todos, como si algo invisible le alertara de algo a lo que el agradecería amable y con la afirmación convencida de su cabeza, de inmediato su mano dio la orden de que Vasari guardara la espada, ambos nos miramos con profunda extrañeza, creo que ninguno de los dos entendíamos su nuevo proceder, primero nos dijo que seriamos los primeros en atacar y ahora nos decía que bajáramos la retaguardía -¿Que significa esto caballero?- pregunte molesto, el respondió unas cuantas frases que me hicieron retroceder tal y como me había ordenado -¡Es una estupidez, esto es una guerra no el sacrificio de un hombre, no seas egoísta por el amor de lo que tu quieras!- respondí apenas en susurro -Solo será un estúpido suicidio, si querías morirte debiste haberlo hecho tu solo y no llevándote a todo París por delante- el no dijo nada por un momento, asintió y dijo convencido que el sabia lo que hacia -Por tu bien- respondi más que irritado -Espero que lo sepas- pero el no dijo más, tras su máscara el misterioso eco que se forma entre su boca y un pequeño orificio por donde los sonidos eran liberados, se percibían palabras en catalán, un lenguaje que no comprendía del todo y menos si eran mencionadas en voz baja -Ya te dije Monseuir Leviathán Shadow, más vale que sepas lo que estas haciendo- advertí por ultima vez, si por última... porque el enemigo había llegado hasta nosotros y solo Dios sabría cual era nuestro destino.
Alessandro Di Vanni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 22/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Sabia que había llegado el momento en que se develaría el misterio de lo incierto, el destino se anunciaba se anunciaba con los sonidos del viento la muerte parecía victorear a su hijo insurrecto.
Todos los que me rodeaban parecían encubrir el miedo, pero reconocía que solo estaban tratando de utilizar un disfraz perfecto, los sentimientos estaban abiertos estaban reflejados en sus rostros y calandoles los huesos, pero por el bien de ellos yo tenia el deber de permanecer pasable y quieto, como si en vez de un enemigo fuese a un viejo conocido al que estaba recibiendo, un viejo amigo que no veía hace tiempo.
La oscuridad tambien plago el lugar, cientos de objetos fueron cubiertos de par en par, nada en el entorno se podía contemplar, ningún ejemplar se vía aun con la ayuda de luz lunar que de forma dadivosa entraba por las ventanas desnudas y abiertas por el viento al soplar.
A pesar de eso todo en mi era tranquilidad, hasta que aquel fantasma una sola frase vino a susurrar -Te conozco- me atreví a hablar -De tu existencia me aviso Frank- aun no podía pensar que ese fantasma en ocasiones se puso a espiar, de otra forma ¿cómo sabría utilizar aquellas palabras de forma correcta?, aun así no dije nada, escuche con atención sus tímidas advertencias, avisos que solo me avisaban lo que yo de antemano en mi plan tenia contemplado, el aviso resulto de mi absoluto agrado, asentí seguro y confiado -Gracias- dije calmado y le pedí que se retirara a donde lo esperaba su bando.
Por unos momento volvi a permanecer callado, pensando, planeando y reconsiderando -Si- me dije mientras todo era recordado -Así debe de ser o de lo contrario la victoria se la llevara ese maldito impostor y villano- y después de acotar mi destino sin hacer el más absoluto alarde de ruido, volví a fijar mi mirada en la nada -Vasari guarda el arma- ordene al hombre que se hallaba a mi costado, el vampiro respondió con enfado, solo mentalmente respondía una a una sus cuestiones impertinentes -¡Es suficiente!- le calle inmediatamente -Se lo que hago, esto ha sido planeado durante años, así que estate tranquilo que a Montserrat nadie le hará daño- volví mi oculta mirada, que por dentro hervía de furia y descontento, amaba a su creación... no permitiría que nadie le robara el aliento que hace latir su corazón muerto.
Su imponente silencio y su sigiloso y sumiso movimiento me hizo sentir satisfecho -Se lo que hago- musito y regreso la vista al frente y al infinito, invocando a mi padre, le comencé a orar, en susurros hablaba en mi lengua natal, el antiguo catalán -*Vaig tractar de ser pacient , vaig tractar d'esperar, però digues-me pare, vull saber com ho he de matar- intente respirar, pero por un momento me sobrepaso la ansiedad -*Pare- susurre con dificultad -*Ja no esperés més ... inspirame pare a l'hora final , dóna'm l'astúcia , dóna'm la valentia perquè en aquest dia pugui morir en pau ... ja no suporto una hora més sabent que el segueix matant i que trepitja el terra del mateix lloc , on alguna vegada va ser la nostra llar per descansar-cuando esas palabras había acabado de mencionar otras más de mis labios se lograron liberar -¡Recuerda, recuerda, ese cinco de Noviembre, oscuridad y terror, nadie puede decir que tan espantosa tragedia en el olvido quedó...!- en voz alta reclame una vez más, cuando ese hombre llego al encuentro final.
*"Traté de ser paciente, traté de esperar, pero dime padre, quiero saber como lo debo matar"
*"Padre"
*"Ya no esperare más... inspirame padre en la hora final, dame la astucia, dame la valentia para que en este día pueda morir en paz... ya no soporto una hora más sabiendo que el sigue matando y que pisa el suelo del mismo lugar, donde alguna vez fue nuestro hogar para descansar"
Todos los que me rodeaban parecían encubrir el miedo, pero reconocía que solo estaban tratando de utilizar un disfraz perfecto, los sentimientos estaban abiertos estaban reflejados en sus rostros y calandoles los huesos, pero por el bien de ellos yo tenia el deber de permanecer pasable y quieto, como si en vez de un enemigo fuese a un viejo conocido al que estaba recibiendo, un viejo amigo que no veía hace tiempo.
La oscuridad tambien plago el lugar, cientos de objetos fueron cubiertos de par en par, nada en el entorno se podía contemplar, ningún ejemplar se vía aun con la ayuda de luz lunar que de forma dadivosa entraba por las ventanas desnudas y abiertas por el viento al soplar.
A pesar de eso todo en mi era tranquilidad, hasta que aquel fantasma una sola frase vino a susurrar -Te conozco- me atreví a hablar -De tu existencia me aviso Frank- aun no podía pensar que ese fantasma en ocasiones se puso a espiar, de otra forma ¿cómo sabría utilizar aquellas palabras de forma correcta?, aun así no dije nada, escuche con atención sus tímidas advertencias, avisos que solo me avisaban lo que yo de antemano en mi plan tenia contemplado, el aviso resulto de mi absoluto agrado, asentí seguro y confiado -Gracias- dije calmado y le pedí que se retirara a donde lo esperaba su bando.
Por unos momento volvi a permanecer callado, pensando, planeando y reconsiderando -Si- me dije mientras todo era recordado -Así debe de ser o de lo contrario la victoria se la llevara ese maldito impostor y villano- y después de acotar mi destino sin hacer el más absoluto alarde de ruido, volví a fijar mi mirada en la nada -Vasari guarda el arma- ordene al hombre que se hallaba a mi costado, el vampiro respondió con enfado, solo mentalmente respondía una a una sus cuestiones impertinentes -¡Es suficiente!- le calle inmediatamente -Se lo que hago, esto ha sido planeado durante años, así que estate tranquilo que a Montserrat nadie le hará daño- volví mi oculta mirada, que por dentro hervía de furia y descontento, amaba a su creación... no permitiría que nadie le robara el aliento que hace latir su corazón muerto.
Su imponente silencio y su sigiloso y sumiso movimiento me hizo sentir satisfecho -Se lo que hago- musito y regreso la vista al frente y al infinito, invocando a mi padre, le comencé a orar, en susurros hablaba en mi lengua natal, el antiguo catalán -*Vaig tractar de ser pacient , vaig tractar d'esperar, però digues-me pare, vull saber com ho he de matar- intente respirar, pero por un momento me sobrepaso la ansiedad -*Pare- susurre con dificultad -*Ja no esperés més ... inspirame pare a l'hora final , dóna'm l'astúcia , dóna'm la valentia perquè en aquest dia pugui morir en pau ... ja no suporto una hora més sabent que el segueix matant i que trepitja el terra del mateix lloc , on alguna vegada va ser la nostra llar per descansar-cuando esas palabras había acabado de mencionar otras más de mis labios se lograron liberar -¡Recuerda, recuerda, ese cinco de Noviembre, oscuridad y terror, nadie puede decir que tan espantosa tragedia en el olvido quedó...!- en voz alta reclame una vez más, cuando ese hombre llego al encuentro final.
*"Traté de ser paciente, traté de esperar, pero dime padre, quiero saber como lo debo matar"
*"Padre"
*"Ya no esperare más... inspirame padre en la hora final, dame la astucia, dame la valentia para que en este día pueda morir en paz... ya no soporto una hora más sabiendo que el sigue matando y que pisa el suelo del mismo lugar, donde alguna vez fue nuestro hogar para descansar"
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 06/10/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Estaba asustada y ponía notarlo no solo en mi respiración entrecortada y mi corazón latiendo a mil por hora sino también en el sudor frio que me recorría la espalda, quizás no fuera sudor sino una sensación que me advertía que debía ir con cuidado y sobre todo con mucho sigilo para no ser descubierta y causarle problemas a mi ángel de alas negras. No sabía que tenía él planeado para toda la gente de la casa, solo esperaba no manchara su alma por mí, por protegerme de aquel que me había amenazado en el teatro aquel fatídico día en que se quemó y en el que al mismo tiempo, yo descubrí a la persona que me complementaba. Si me ponía a pensarlo siempre me había colado en los sitios para estar cerca de él y al menos la anterior vez, me había tenido que rescatar ¿Ahora sucedería lo mismo? No podía dejar que eso sucediera, no podía dejar que pusiera su vida en peligro o que la perdiera como parecía creer él por la forma en que se había despedido de mí, sus gestos y sus palabras le habían delatado
Cuando había entrado en la habitación, ni siquiera pensé que hubiera podido estar ocupada, la luz no era muy fuerte y el silencio, me habían hecho creer estar en zona seguro, mas estaba demasiado equivocada. Me gire con cautela y tensión en cada parte de mi cuerpo al escuchar la voz, era ella, aquella mujer hermosa, que durante la obra se había movido de una manera desconocida para mí pero que atraía a los hombres, incluso al parecer a mi propio ángel; había sentido celos de ella, había sentido dolor en mi pecho de solo pensar que él la deseara. Y parecía que ahora todo tenía sentido ¿Y si había venido a buscarla a ella? Por eso quizás no quería que viniera, que no supiera de su intención pero eso no podía ser, yo creía en él y creía en sus sentimientos por mí.
Había estado pensando en todo ello que no había oído sus palabras, estaba bastante confusa pero por fin después de tiempo logre reaccionar mirándola fijamente ¡No le vuelvas a llamar monstruo! ¡No lo es! Replique sin importarme en lo más mínimo que tuviera una daga, será una niña de la calle había servido para saber como estar de ciertas armas saliendo casi ilesa, algún rasguño pero viva ¿A matarte? Por supuesto que no, mi ángel viene para protegerme de aquel que me amenazo en el teatro, tu amigo por lo que vi Se la veía decidida pero yo también lo estaba asique esto sería más complicado Solo vine para suplicar a mi ángel que vuelva conmigo, que no se enfrente a ese hombre que quiere mi muerte gritándolo en medio de la obra, ese que tú conoces tan bien como para traicionar a otra persona Recordaba lo sucedido y como ella le había quitado el antifaz delante de todos, escuchando los lamentos por lo visto y como se habían peleado. Su amenaza funciono porque me hizo ponerme en modo defensiva No dejare que le hagas daño Ella seguro quería cumplir con su amenaza pero yo la detendría, por mucho que ver así me hiciera dudar ¡Traicionaste a un ángel! ¿Por qué? ¿Qué pudo darte ese hombre para hacer algo así? Necesitaba entenderlo, necesitaba saber qué era lo que podía pasar por la mente de una persona para hacer algo asi a la persona que le había ayudado.
Ella tenia un arma con la que podía si quería rajarme el cuello en este mismo momento por lo que no sabia donde veía ella que yo pudiera atacarla, si venia desarmada, no se me había ocurrido pensar en ello en ningún momento ¿Cómo pensaba ayudarle si ni siquiera podía defenderme yo misma? No te voy a atacar, estoy desarmada Le dije con la intención de que se tranquilizara y bajara su arma
Cuando había entrado en la habitación, ni siquiera pensé que hubiera podido estar ocupada, la luz no era muy fuerte y el silencio, me habían hecho creer estar en zona seguro, mas estaba demasiado equivocada. Me gire con cautela y tensión en cada parte de mi cuerpo al escuchar la voz, era ella, aquella mujer hermosa, que durante la obra se había movido de una manera desconocida para mí pero que atraía a los hombres, incluso al parecer a mi propio ángel; había sentido celos de ella, había sentido dolor en mi pecho de solo pensar que él la deseara. Y parecía que ahora todo tenía sentido ¿Y si había venido a buscarla a ella? Por eso quizás no quería que viniera, que no supiera de su intención pero eso no podía ser, yo creía en él y creía en sus sentimientos por mí.
Había estado pensando en todo ello que no había oído sus palabras, estaba bastante confusa pero por fin después de tiempo logre reaccionar mirándola fijamente ¡No le vuelvas a llamar monstruo! ¡No lo es! Replique sin importarme en lo más mínimo que tuviera una daga, será una niña de la calle había servido para saber como estar de ciertas armas saliendo casi ilesa, algún rasguño pero viva ¿A matarte? Por supuesto que no, mi ángel viene para protegerme de aquel que me amenazo en el teatro, tu amigo por lo que vi Se la veía decidida pero yo también lo estaba asique esto sería más complicado Solo vine para suplicar a mi ángel que vuelva conmigo, que no se enfrente a ese hombre que quiere mi muerte gritándolo en medio de la obra, ese que tú conoces tan bien como para traicionar a otra persona Recordaba lo sucedido y como ella le había quitado el antifaz delante de todos, escuchando los lamentos por lo visto y como se habían peleado. Su amenaza funciono porque me hizo ponerme en modo defensiva No dejare que le hagas daño Ella seguro quería cumplir con su amenaza pero yo la detendría, por mucho que ver así me hiciera dudar ¡Traicionaste a un ángel! ¿Por qué? ¿Qué pudo darte ese hombre para hacer algo así? Necesitaba entenderlo, necesitaba saber qué era lo que podía pasar por la mente de una persona para hacer algo asi a la persona que le había ayudado.
Ella tenia un arma con la que podía si quería rajarme el cuello en este mismo momento por lo que no sabia donde veía ella que yo pudiera atacarla, si venia desarmada, no se me había ocurrido pensar en ello en ningún momento ¿Cómo pensaba ayudarle si ni siquiera podía defenderme yo misma? No te voy a atacar, estoy desarmada Le dije con la intención de que se tranquilizara y bajara su arma
Amaris Scander- Humano Clase Baja
- Mensajes : 197
Fecha de inscripción : 07/02/2012
Edad : 27
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Movia el entrecejo con la misma rapidez sus reclamos ¿Pero era posible lo que oía? ¿De verdad se estaba poniendo a la defensiva por él? y pese a cada argumento dicho con convicción y valor, sabía la fuente de toda esa blasfemia, The Phantom le había mentido, la había manipulado igual que hacia con todos los que caían en sus garras, como lo había hecho con todo París durante siglos.
M e desesperaba has un extremo casi insoportable su inocencia, por eso es que después de que su desesperado alarido de respuestas fuera lanzado con ansiedad creciente, yo también estalle -Preguntas los porqués- masculle entre dientes, mientras hacia la falda a un lado para poder caminar un poco más cerca de ella -¡Yo te diré de una vez por todas el porque! ¡Es más que obvio que eso que defiendes no es un ángel, es un demonio jugando a tener alas, es un hombre... solamente un hombre común y corriente que ha matado para seguir viviendo!- grite furiosa -Escúchame- continué -Tú fuiste ultrajada y engañada por The Phantom como todo el mundo en este país- caminaba hasta que quedamos en una distancia prudente para las dos, mi arma aun amenazante le veía con su brillos reflejo pero no le hacia daño con su peligrosa punta afilada -Yo no traicione a nadie...-susurre -Solo hice lo correcto- por un momento dude si se refería a aquel día del teatro, donde le arranque la máscara al enemigo, dejándolo indefenso y expuesto, si era eso a lo que se refería, estaba dando la respuesta correcta, solo una cuestión seguí flotando en el aire plagada de tensión y miedo ¿Como sabia lo que había hecho?, ¿De verdad había entre ese demonio y esa joven nexos fuertes? -¿Sabes porque hice aquello?, porque mi amigo, como tu te empeñas en decirle... ese hombre es el bueno, el es verdugo que le dará el castigo que se merece a tu falso << ángel >> - contuve la respiración, quería calmarme hasta que otra idea me asalto de sorpresa -Dime- externe en voz alta -¿Nunca te has puesto a pensar lo extraño de su comportamiento? ¿Nunca te has puesto ha pensar por que demonios sale de noche y no de día? ¿Alguna vez has visto el color de sus ojos, alguna vez te pusiste a pensar por que su piel es tan fría y pálida?- solte una carcajada -Eso querida es la piel de un ¡Asesino!, es un hombre que necesita de la vida de otros para poder sobrevivir... ¡el es...!- me detuve, la mirada de mi oponente era completamente incrédula, parecía tener una fe ciega en ese infeliz, ademas si yo me atrevía a abrir la boca y decirle lo que es, probablemente saldría corriendo y yo no podía permitirlo, él la mataría... porque sin saberlo ella al igual que yo ya había cometido alta traición y por ende sabia demasiado -Solo te diré que te alejes de ese monstruo porque tarde o temprano te devorará sin piedad- sostuve firme -Huye ahora que hay salida, ahora que tuviste la suerte de salir viva de sus garras, porque aquella noche no era mi amigo el que te mataría, ¡Era él! ¡Tu "protector", el palco número cinco es suyo y solo suyo, él es el que asesina sin piedad al pobre cristiano que lo renta sin saber o que la heces para desafiar, nadie sale caminando de allí... me sorprende que sigas con vida después de todo- clame con un poco más de calma, pero ella seguía sin creerme, parecía que en el fondo me odiaba, ¡Vaya mirada y entereza para ser una persona que se ve tan inocente!, pero la comprendía al menos en parte, sabía que al igual que yo solo hacia algo para ganar tiempo y que The Phantom se pueda mover a su antojo, como yo también hacia Leviathán.
La mirada no acababa de romperse entre las dos, cuando golpes, disparos y alaridos comenzaron a escucharse en la parte de abajo, más allá de prever, el instinto me hizo saltar hacia la puerta de la forma más rápida que mi naturaleza me permitía, la tome por el brazo y la arroje al suelo con agresividad -Ni siquiera lo pienses- advertí con rabia y al mismo tiempo con un enorme alivio por haber logrado impedir su salida de la manera tan imprudente en que lo iba a hacer -No sabes con quien te has metido, créeme que lo que hago es por tu bien... no quiero herirte con esto- agite la daga en el aire -Pero si intentas algo de nuevo para salir me verás obligada a usarlo y si logras arrebatarmelo tengo otros métodos que no te interesará conocer- amenace -The Phantom, tu << Angel >> morirá ahí como un perro y ni siquiera tu vas a poder detenerlo- advertí finalmente -¿Cómo?, osas en seguir estando de parte del fantasma - pregunte sorprendida al ver la mirada desafiante con la que sin decirme nada, me comunicaba que toda palabra dicha le había entrado por un oído y le había salido por otro, que no había creído nada y que me haría la guerra aún con lo poco que tendría a su alcance en este cuarto -Bien- musite -¿Ahora que me vas hacer ah? - le rete casi en forma burlesca.
M e desesperaba has un extremo casi insoportable su inocencia, por eso es que después de que su desesperado alarido de respuestas fuera lanzado con ansiedad creciente, yo también estalle -Preguntas los porqués- masculle entre dientes, mientras hacia la falda a un lado para poder caminar un poco más cerca de ella -¡Yo te diré de una vez por todas el porque! ¡Es más que obvio que eso que defiendes no es un ángel, es un demonio jugando a tener alas, es un hombre... solamente un hombre común y corriente que ha matado para seguir viviendo!- grite furiosa -Escúchame- continué -Tú fuiste ultrajada y engañada por The Phantom como todo el mundo en este país- caminaba hasta que quedamos en una distancia prudente para las dos, mi arma aun amenazante le veía con su brillos reflejo pero no le hacia daño con su peligrosa punta afilada -Yo no traicione a nadie...-susurre -Solo hice lo correcto- por un momento dude si se refería a aquel día del teatro, donde le arranque la máscara al enemigo, dejándolo indefenso y expuesto, si era eso a lo que se refería, estaba dando la respuesta correcta, solo una cuestión seguí flotando en el aire plagada de tensión y miedo ¿Como sabia lo que había hecho?, ¿De verdad había entre ese demonio y esa joven nexos fuertes? -¿Sabes porque hice aquello?, porque mi amigo, como tu te empeñas en decirle... ese hombre es el bueno, el es verdugo que le dará el castigo que se merece a tu falso << ángel >> - contuve la respiración, quería calmarme hasta que otra idea me asalto de sorpresa -Dime- externe en voz alta -¿Nunca te has puesto a pensar lo extraño de su comportamiento? ¿Nunca te has puesto ha pensar por que demonios sale de noche y no de día? ¿Alguna vez has visto el color de sus ojos, alguna vez te pusiste a pensar por que su piel es tan fría y pálida?- solte una carcajada -Eso querida es la piel de un ¡Asesino!, es un hombre que necesita de la vida de otros para poder sobrevivir... ¡el es...!- me detuve, la mirada de mi oponente era completamente incrédula, parecía tener una fe ciega en ese infeliz, ademas si yo me atrevía a abrir la boca y decirle lo que es, probablemente saldría corriendo y yo no podía permitirlo, él la mataría... porque sin saberlo ella al igual que yo ya había cometido alta traición y por ende sabia demasiado -Solo te diré que te alejes de ese monstruo porque tarde o temprano te devorará sin piedad- sostuve firme -Huye ahora que hay salida, ahora que tuviste la suerte de salir viva de sus garras, porque aquella noche no era mi amigo el que te mataría, ¡Era él! ¡Tu "protector", el palco número cinco es suyo y solo suyo, él es el que asesina sin piedad al pobre cristiano que lo renta sin saber o que la heces para desafiar, nadie sale caminando de allí... me sorprende que sigas con vida después de todo- clame con un poco más de calma, pero ella seguía sin creerme, parecía que en el fondo me odiaba, ¡Vaya mirada y entereza para ser una persona que se ve tan inocente!, pero la comprendía al menos en parte, sabía que al igual que yo solo hacia algo para ganar tiempo y que The Phantom se pueda mover a su antojo, como yo también hacia Leviathán.
La mirada no acababa de romperse entre las dos, cuando golpes, disparos y alaridos comenzaron a escucharse en la parte de abajo, más allá de prever, el instinto me hizo saltar hacia la puerta de la forma más rápida que mi naturaleza me permitía, la tome por el brazo y la arroje al suelo con agresividad -Ni siquiera lo pienses- advertí con rabia y al mismo tiempo con un enorme alivio por haber logrado impedir su salida de la manera tan imprudente en que lo iba a hacer -No sabes con quien te has metido, créeme que lo que hago es por tu bien... no quiero herirte con esto- agite la daga en el aire -Pero si intentas algo de nuevo para salir me verás obligada a usarlo y si logras arrebatarmelo tengo otros métodos que no te interesará conocer- amenace -The Phantom, tu << Angel >> morirá ahí como un perro y ni siquiera tu vas a poder detenerlo- advertí finalmente -¿Cómo?, osas en seguir estando de parte del fantasma - pregunte sorprendida al ver la mirada desafiante con la que sin decirme nada, me comunicaba que toda palabra dicha le había entrado por un oído y le había salido por otro, que no había creído nada y que me haría la guerra aún con lo poco que tendría a su alcance en este cuarto -Bien- musite -¿Ahora que me vas hacer ah? - le rete casi en forma burlesca.
Montserrat Vasari- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 287
Fecha de inscripción : 15/06/2011
Localización : En cualquier lugar donde viva el arte parisino
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Podía escuchar voces en una de las habitaciones -Montserrat- susurre su maldito nombre mientras continuaba mi paso lento y pronunciado por el la capa roja que arrastraba a mis espaldas y el cuerpo que caía rendido a un costado -Después vendré por ti infeliz Dalilah- el rencor brotaba de cada uno de mis pensamientos que poco a poco avivaban de la tumba aquel hombre que durmió un tiempo en los bezos de Selena... el monstruo estaba hambriento, el hombre quería ver sangre correr.
Estaba absolutamente concentrado en el frente,cuanta belleza había en aquel lugar, sino fuese mi enemigo el dueño de todos esas cosas lo invitaría a tomar una copa antes de su muerte... pero el maldito cayo de mi gracia y en vez de eso le estaba dando una puñalada por la espalda y una copa de angustiosa agonía que bebió desde el día en que mi teatro se destruyo por su culpa... esta noche le devolveré el favor.
Finalmente pagado de las sombras, me movía de forma rápida, escabullendo entre ellas este cuerpo horripilante de la única forma que sé, todo con tal de que no fuese yo quien arruinará la sorpresa tan grande de bienvenida que le había preparado.
Detrás de la máscara un lucha entre la seriedad y la burla se llevaba acabo, quería rearme a carcajadas de ellos, algunos escondidos y otros junto al moribundo de Leviathán, eran un fracaso, todos lo eran, deberían saber que conmigo las cosas jamás son del todo seguras... idiotas.
Aclare la voz hasta que sentí que tomo el tono amenazante que yo quería, supongo que la risa se fue tan pronto la escucho, la felicidad y el viento de pronto temblaron de miedo -¿Porque tanto silencio mis buenos señores?- hable desde arriba, junto a los barandales, la máscara se levanto junto con los rostros de sus guardias -¿Tanto me extrañaron como para buscarme desenfrenadamente entre tinieblas?- risas tenues salieron disparadas de mis labios -¿Creyeron que los había abandonado para siempre?- dije desde otro punto aún más oscuro que el anterior, un mejor ángulo para ver como intentaban discernir entre a luna y las sombras una pista de mi silueta -Se nota que me han extrañado...- un sarcasmo sutil -Pero yo... como buen ángel que soy he venido a llevarlos al infierno a... todos- macabro era el tono empleado, el pánico escondido detrás de rostros valientes me estaba sabiendo a gloria, gloria pura.
Reparé -¿Pero donde ha quedado mi cortesía?, primero los saludo a todos, esperando que hayan disfrutado su último día de vida, por hoy, he decidido descender a estas tierras nefastas para traerles ante ustedes el juicio final…- estaba consciente de lo que hacia, cualquiera de ellos podía haber subido hasta a mí y eso era lo que esperaba pero… todo lo habían preparado con los cálculos medidos, esta vez no mataría a nadie antes de tiempo, alguien o incluso el mismo cazador logro descifrar mis métodos -Leviathán- murmure desde las sombras -Cambiando abruptamente el tema, esperaba más de ti, pero que decepción al ver que te sigues apoyando de terceros para poder matarme, eres como cualquier infeliz que deambula por la tierra, eres de esos que confían en los otros, cuando incluso ellos pueden traicionarte, apuñalarte por la espalda cuando deseen… porque así es la naturaleza humana, yo en cambio se que no debo confiarme ni en las sombras que en esto momento me cubren con sus mantos infinitos- suspire moviendo de lugar mi esencia dejando lista la sorpresa de bienvenida -La vida- proseguí desde los costados de la escalera -Me ha enseñado que solo hay dos seres que nunca te han de traicionar, los cadáveres y los perros, yo fui criado por uno en mis primeros años de vida, era el único capaz de protegerme y resguardarme entre su pelaje sin el repudio y el horror que inspiraba a mi familia la idea de matarme… ¿Sabes lo que eso significa?- pregunte -Que como fui criado por un perro, en estos momentos tengo la rabia y la cólera de uno y como tal te voy a destrozar hasta que no quede huella tuya esta vez, quemaste mi hogar…¡Mi palacio!… y voy a devolverte el favor- amenazo al no oír respuesta -¿Como- interrogue sorprendido -¿Es que aún no te dignas a guiar el camino a tu invitado, no subes a darle un apretón de manos en señal de bienvenida?- una retorcida mueca se dibujaba tras la máscara -Quizás esto te aliente lo suficiente para hacerlo- me acerque al cuerpo de Rorschach y me digne simplemente a darle una patada, el pobre hombre estaba tan delgado que cupo con facilidad por entre los barrotes -Te presento a mi aliado, el hombre que investigo tu paradero… el es el vivo… no. el es el muerto ejemplo de lo que te decía acerca de la traición y yo lo convertí en los dos únicos seres útiles; míralo, como pende del barrote, como se balancea la cuerda, bello no… es un cadáver y es tan dócil y manso como un perro- sonreí gustoso al ver como Leviathán cerraba con más fuerzas sus puños y su guardia, aquel de la barba y espada clamaba a Dios en los cielos, mientras que el otro intentaba no mirar de forma directa -Felicidades cazador, observa tu obra- concluí amenazante -Si, tu obra, yo no hubiera llegado a tales extremos si te hubieses ahorrado todo impulso de venganza, si te hubieses decidido por ir a pudrirte a otro lugar… pero no fue así, tú querías muerte y yo te la estoy dando, querías tu propio desenlace en mis manos y te lo voy a dar- decía mientras mi silueta se dejaba ver finalmente entre la luz mortífera de la luna, los colores rojos de mi atuendo, el sombrero de plumas y la máscara que emulaba el frente de un cráneo -Era tan sencillo Leviathán, era tan sencillo acostumbrarse a todo en esta vida… incluso a la idea de usar una máscara por la eternidad- yo me acerco y desvaino la espada, el camina un poco y hace lo mismo con la daga, muevo el entrecejo -Al final, creo que solo eso tenemos en común… una máscara y la responsabilidad de aceptarla como parte nuestra, captación que no pareces entender- reí con fuerza y mis sentidos en alerta a cualquier movimiento que intentara ejecutar en mi contra.
Estaba absolutamente concentrado en el frente,cuanta belleza había en aquel lugar, sino fuese mi enemigo el dueño de todos esas cosas lo invitaría a tomar una copa antes de su muerte... pero el maldito cayo de mi gracia y en vez de eso le estaba dando una puñalada por la espalda y una copa de angustiosa agonía que bebió desde el día en que mi teatro se destruyo por su culpa... esta noche le devolveré el favor.
Finalmente pagado de las sombras, me movía de forma rápida, escabullendo entre ellas este cuerpo horripilante de la única forma que sé, todo con tal de que no fuese yo quien arruinará la sorpresa tan grande de bienvenida que le había preparado.
Detrás de la máscara un lucha entre la seriedad y la burla se llevaba acabo, quería rearme a carcajadas de ellos, algunos escondidos y otros junto al moribundo de Leviathán, eran un fracaso, todos lo eran, deberían saber que conmigo las cosas jamás son del todo seguras... idiotas.
Aclare la voz hasta que sentí que tomo el tono amenazante que yo quería, supongo que la risa se fue tan pronto la escucho, la felicidad y el viento de pronto temblaron de miedo -¿Porque tanto silencio mis buenos señores?- hable desde arriba, junto a los barandales, la máscara se levanto junto con los rostros de sus guardias -¿Tanto me extrañaron como para buscarme desenfrenadamente entre tinieblas?- risas tenues salieron disparadas de mis labios -¿Creyeron que los había abandonado para siempre?- dije desde otro punto aún más oscuro que el anterior, un mejor ángulo para ver como intentaban discernir entre a luna y las sombras una pista de mi silueta -Se nota que me han extrañado...- un sarcasmo sutil -Pero yo... como buen ángel que soy he venido a llevarlos al infierno a... todos- macabro era el tono empleado, el pánico escondido detrás de rostros valientes me estaba sabiendo a gloria, gloria pura.
Reparé -¿Pero donde ha quedado mi cortesía?, primero los saludo a todos, esperando que hayan disfrutado su último día de vida, por hoy, he decidido descender a estas tierras nefastas para traerles ante ustedes el juicio final…- estaba consciente de lo que hacia, cualquiera de ellos podía haber subido hasta a mí y eso era lo que esperaba pero… todo lo habían preparado con los cálculos medidos, esta vez no mataría a nadie antes de tiempo, alguien o incluso el mismo cazador logro descifrar mis métodos -Leviathán- murmure desde las sombras -Cambiando abruptamente el tema, esperaba más de ti, pero que decepción al ver que te sigues apoyando de terceros para poder matarme, eres como cualquier infeliz que deambula por la tierra, eres de esos que confían en los otros, cuando incluso ellos pueden traicionarte, apuñalarte por la espalda cuando deseen… porque así es la naturaleza humana, yo en cambio se que no debo confiarme ni en las sombras que en esto momento me cubren con sus mantos infinitos- suspire moviendo de lugar mi esencia dejando lista la sorpresa de bienvenida -La vida- proseguí desde los costados de la escalera -Me ha enseñado que solo hay dos seres que nunca te han de traicionar, los cadáveres y los perros, yo fui criado por uno en mis primeros años de vida, era el único capaz de protegerme y resguardarme entre su pelaje sin el repudio y el horror que inspiraba a mi familia la idea de matarme… ¿Sabes lo que eso significa?- pregunte -Que como fui criado por un perro, en estos momentos tengo la rabia y la cólera de uno y como tal te voy a destrozar hasta que no quede huella tuya esta vez, quemaste mi hogar…¡Mi palacio!… y voy a devolverte el favor- amenazo al no oír respuesta -¿Como- interrogue sorprendido -¿Es que aún no te dignas a guiar el camino a tu invitado, no subes a darle un apretón de manos en señal de bienvenida?- una retorcida mueca se dibujaba tras la máscara -Quizás esto te aliente lo suficiente para hacerlo- me acerque al cuerpo de Rorschach y me digne simplemente a darle una patada, el pobre hombre estaba tan delgado que cupo con facilidad por entre los barrotes -Te presento a mi aliado, el hombre que investigo tu paradero… el es el vivo… no. el es el muerto ejemplo de lo que te decía acerca de la traición y yo lo convertí en los dos únicos seres útiles; míralo, como pende del barrote, como se balancea la cuerda, bello no… es un cadáver y es tan dócil y manso como un perro- sonreí gustoso al ver como Leviathán cerraba con más fuerzas sus puños y su guardia, aquel de la barba y espada clamaba a Dios en los cielos, mientras que el otro intentaba no mirar de forma directa -Felicidades cazador, observa tu obra- concluí amenazante -Si, tu obra, yo no hubiera llegado a tales extremos si te hubieses ahorrado todo impulso de venganza, si te hubieses decidido por ir a pudrirte a otro lugar… pero no fue así, tú querías muerte y yo te la estoy dando, querías tu propio desenlace en mis manos y te lo voy a dar- decía mientras mi silueta se dejaba ver finalmente entre la luz mortífera de la luna, los colores rojos de mi atuendo, el sombrero de plumas y la máscara que emulaba el frente de un cráneo -Era tan sencillo Leviathán, era tan sencillo acostumbrarse a todo en esta vida… incluso a la idea de usar una máscara por la eternidad- yo me acerco y desvaino la espada, el camina un poco y hace lo mismo con la daga, muevo el entrecejo -Al final, creo que solo eso tenemos en común… una máscara y la responsabilidad de aceptarla como parte nuestra, captación que no pareces entender- reí con fuerza y mis sentidos en alerta a cualquier movimiento que intentara ejecutar en mi contra.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 321
Fecha de inscripción : 06/12/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Los ojos se cerraban conforme él iba hablando, demasiado astuto era el vampiro condenado, se notaba que tuvo largo tiempo para estar estudiando mis métodos, en cada una des provocaciones parecía verse el resultado, en mi interior destrozado.
Todo en aquel momento se resumía en represor enfado, hasta que ese cadáver apareció aten nosotros colgando, del baranda había sido atado y la cuerda le iba balanceando de lado a lado, en ese momento mi paciencia llego al ultimo grado, mis puños de a poco se fueron cerrando, la cólera se estaba asomando y con cuantas ganas quería matarlo -¿Quien te pudo haber engendrado?- pregunto sin mover un solo músculo, si, estaba enojado, estaba enfadado, pero aguardaba a que él diera el primer paso, atrás, pude escuchar a Solomon exclamando, pero seguía tan fiel a las reglas que yo había planeado, nadie se movería, nadie atacaría hasta que no estuviese en el punto medio, para una buena cacería.
El solo se reía, y para mi sus gracias nada me hacían, aprendí muy bien la lección, el día que el rostro me desfiguro -Lo que haya sucedido en el pasado no importa ya, lo hecho, hecho está- le dije mientras la daga era desenvainada -Pude haberme acostumbrado a la máscara, pude irme lejos donde nadie más me encontrará pero nunca estaría tranquilo sabiendo la infeliz alimaña que quita vidas por diversión, por causar horror, temor y no por honor sigue viva sin que alguien se atreva a darle una lección, además la máscara fue la única que me dio la fuerza de vivir con convicción de que llegaría esta ocasión, la tuya solo es un insulto para los habitantes de esta nación... pero ese tiempo termino y yo también te daré otra pequeña lección asesino traidor: el tiempo nunca será eterno para los dos- el silencio de pronto se apodero de la habitación, de él ya no hubo contestación, al contrario a su oscuridad volvió y su espada guardo -¿Tanto mi discurso te asusto?- pregunte mientras de él me mofe -¿Sabes? Lo único que tenemos en común tu y yo es que esta noche vamos a morir y solo el mundo que construí por breve tiempo en París debe sobrevivir- detrás de la máscara gustoso sonreí -¡Yo soy un hombre que busca la liberación de un pueblo, tu solo eres un demonio enfermo!- exclame a los cuatro vientos -Eres alguien que solo se escabulle en la oscuridad e intenta intimidar, intenta asustar, pero en realidad lo único que haces en penumbras es anhelar lo que jamás tendrás- pensé que al termino de hablar contra mi se iba abalanzar pero al parecer esta vez el tenia otro plan que yo con lo avisado por Turandot pude adivinar y la causa por la cual le ordene a Solomo su espada guardar... la pregunta es: ¿Ya estaba listo para tanto dolor físico y aún así continuar hasta el final, llegar hasta él y poderle matar?.
Todo en aquel momento se resumía en represor enfado, hasta que ese cadáver apareció aten nosotros colgando, del baranda había sido atado y la cuerda le iba balanceando de lado a lado, en ese momento mi paciencia llego al ultimo grado, mis puños de a poco se fueron cerrando, la cólera se estaba asomando y con cuantas ganas quería matarlo -¿Quien te pudo haber engendrado?- pregunto sin mover un solo músculo, si, estaba enojado, estaba enfadado, pero aguardaba a que él diera el primer paso, atrás, pude escuchar a Solomon exclamando, pero seguía tan fiel a las reglas que yo había planeado, nadie se movería, nadie atacaría hasta que no estuviese en el punto medio, para una buena cacería.
El solo se reía, y para mi sus gracias nada me hacían, aprendí muy bien la lección, el día que el rostro me desfiguro -Lo que haya sucedido en el pasado no importa ya, lo hecho, hecho está- le dije mientras la daga era desenvainada -Pude haberme acostumbrado a la máscara, pude irme lejos donde nadie más me encontrará pero nunca estaría tranquilo sabiendo la infeliz alimaña que quita vidas por diversión, por causar horror, temor y no por honor sigue viva sin que alguien se atreva a darle una lección, además la máscara fue la única que me dio la fuerza de vivir con convicción de que llegaría esta ocasión, la tuya solo es un insulto para los habitantes de esta nación... pero ese tiempo termino y yo también te daré otra pequeña lección asesino traidor: el tiempo nunca será eterno para los dos- el silencio de pronto se apodero de la habitación, de él ya no hubo contestación, al contrario a su oscuridad volvió y su espada guardo -¿Tanto mi discurso te asusto?- pregunte mientras de él me mofe -¿Sabes? Lo único que tenemos en común tu y yo es que esta noche vamos a morir y solo el mundo que construí por breve tiempo en París debe sobrevivir- detrás de la máscara gustoso sonreí -¡Yo soy un hombre que busca la liberación de un pueblo, tu solo eres un demonio enfermo!- exclame a los cuatro vientos -Eres alguien que solo se escabulle en la oscuridad e intenta intimidar, intenta asustar, pero en realidad lo único que haces en penumbras es anhelar lo que jamás tendrás- pensé que al termino de hablar contra mi se iba abalanzar pero al parecer esta vez el tenia otro plan que yo con lo avisado por Turandot pude adivinar y la causa por la cual le ordene a Solomo su espada guardar... la pregunta es: ¿Ya estaba listo para tanto dolor físico y aún así continuar hasta el final, llegar hasta él y poderle matar?.
Leviathán Shadow- Condenado/Vampiro/Clase Alta
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 06/10/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
No se si esa era solo mi impresión o realmente el desgraciado cazador pronunciaba cada palabra de forma tan poco audible para que no lo matara o para que aumentará mi desesperación a grados insoportables y lo matara de una vez, lo que sea que haya dicho pude oírlo y vaya que calo hasta la ultima cicatriz detrás de la mascara, ese dolor que recorría todo mi cuerpo, y destilaba rabia y odio, ese ardor que me insista a matarle sin embargo... primero lo vería sufrir para mi beneplácito, fue por ello que corrí a las sombras para evitar rebanarle el cuello antes de tiempo, aun con todas sus exclamaciones e impertinencias no me iba permitir retornar mis pasos, por el contrario respire profundo, acomode la mascara y deteniéndome del barandal respondí con falsa tranquilidad -Leviathán- le llame con voz entrecortado -Que no se te olvide que yo escribo el acto final de esta ópera- amenace entre las sombras -Yo soy el dictó las reglas, el que doy las instrucciones del juego- cambie de posición con respecto a mi ubicación, nada podía delatarme, el viento había cesado sus violentas ráfagas, apenas susurraba, apenas levantaba las cortinas y nuestras capas, mientras que la oscuridad era mas densa cada vez, ni la media luz de la luna ayudaba a vislumbrar lo que había más allá de las penumbras y el silencio parecía conspirar conmigo.
-Además, ¿Como supones que vas a matarme ah?, ¿Con tus trucos fantoches de las dagas mortales?, ¿Con un ejercito de hombres llorones y débiles, con traumas pasados e insuperables que apenas tienen el valor para tomar un arma y herir a una persona?- reí levemente -La ultima vez no funcionó ¿Recuerdas?, incendiaste un teatro Leviathán, ¿qué haría que esta vez todo fuera diferente? ¡Idiota!- exclame furioso -¿Cuantas veces has intentado matarme y todo a resultado mal?, ¡Ni esa máscara te ha servido de lección para darte cuenta de que te metiste con la deidad equívoca! ¡De que jamás podrás destruirme hagas los que hagas! ¡De que infierno esta de mi lado!... Pero esta bien- susurre sutilmente -No importa, al fin y al cabo, yo puedo ser verdugo también y si ni siquiera por el dolor que una mascara puede provocar, entiendes... Te juro que por la agonía larga y una muerte segura vas a aprender que con un demonio no se juega- mis ojos se tornaron de un color rojo intenso, el viento volvió a rugir con fuerzas y mis aliados comenzaron a surgir de las penumbras, el cazador levanto una mano -Valiente y desafiante hasta el final, ves la muerte a tu alrededor cual ave de carroña y aún así tu egocentrismo se interpone de tal forma que dictas a tu ejercito que no intervenga ¿que buscas con eso? ¿Que se vuelvan a llenar de miedo para que salgan corriendo? ¿Para terminar siendo su héroe?.... Leviathán los cuentos de hadas no existen, no hay héroes, lo que hay son prejuicios y maldades en una sociedad donde hay hombres tan despreciables como tu... Si no los dejas defenderte ¿Para que los metiste en esto?- pregunte complacido al ver como había sido atado por los hechizos de Nigromante y herido por los otros dos, hubo disparos, gritos y sus alaridos llenos de dolor, el negro de su traje se mezclaba perfectamente con el rojo de su sangre, ¡que sensación tan gratificante! -Suficiente-, ordené en cuanto el cazador cayo de rodillas en la alfombra, desenvaine la espada ysalí de las penumbras, le contemple mientras volvía a recorrer escalón por escalón, tan débil, tan indefenso, tan moribundo, cual verdugo estaba a punto de cortar su cabeza y verla rodar, el arma tomo impulso entre mis manos pero antes de llegar a su objetivo choco con otro metal, era la espada del otro cazador, ese que tenía a su costado, miraba severo y sin horror, mientras que los otros imbeciles, cómplices de Leviathán se abalanzaron.
-Además, ¿Como supones que vas a matarme ah?, ¿Con tus trucos fantoches de las dagas mortales?, ¿Con un ejercito de hombres llorones y débiles, con traumas pasados e insuperables que apenas tienen el valor para tomar un arma y herir a una persona?- reí levemente -La ultima vez no funcionó ¿Recuerdas?, incendiaste un teatro Leviathán, ¿qué haría que esta vez todo fuera diferente? ¡Idiota!- exclame furioso -¿Cuantas veces has intentado matarme y todo a resultado mal?, ¡Ni esa máscara te ha servido de lección para darte cuenta de que te metiste con la deidad equívoca! ¡De que jamás podrás destruirme hagas los que hagas! ¡De que infierno esta de mi lado!... Pero esta bien- susurre sutilmente -No importa, al fin y al cabo, yo puedo ser verdugo también y si ni siquiera por el dolor que una mascara puede provocar, entiendes... Te juro que por la agonía larga y una muerte segura vas a aprender que con un demonio no se juega- mis ojos se tornaron de un color rojo intenso, el viento volvió a rugir con fuerzas y mis aliados comenzaron a surgir de las penumbras, el cazador levanto una mano -Valiente y desafiante hasta el final, ves la muerte a tu alrededor cual ave de carroña y aún así tu egocentrismo se interpone de tal forma que dictas a tu ejercito que no intervenga ¿que buscas con eso? ¿Que se vuelvan a llenar de miedo para que salgan corriendo? ¿Para terminar siendo su héroe?.... Leviathán los cuentos de hadas no existen, no hay héroes, lo que hay son prejuicios y maldades en una sociedad donde hay hombres tan despreciables como tu... Si no los dejas defenderte ¿Para que los metiste en esto?- pregunte complacido al ver como había sido atado por los hechizos de Nigromante y herido por los otros dos, hubo disparos, gritos y sus alaridos llenos de dolor, el negro de su traje se mezclaba perfectamente con el rojo de su sangre, ¡que sensación tan gratificante! -Suficiente-, ordené en cuanto el cazador cayo de rodillas en la alfombra, desenvaine la espada ysalí de las penumbras, le contemple mientras volvía a recorrer escalón por escalón, tan débil, tan indefenso, tan moribundo, cual verdugo estaba a punto de cortar su cabeza y verla rodar, el arma tomo impulso entre mis manos pero antes de llegar a su objetivo choco con otro metal, era la espada del otro cazador, ese que tenía a su costado, miraba severo y sin horror, mientras que los otros imbeciles, cómplices de Leviathán se abalanzaron.
Phantom Nocte- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 321
Fecha de inscripción : 06/12/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Vasari contemplaba toda la escena y pudo decirse a si mismo que jamás había sentido tanto pavor ante la presencia de un vampiro, incluso mientas las palabras eran dichas y captadas por sus oídos como sonidos sin sentido, vio pasar toda su carrera como uno mas de los atrapa demonios mas dedicados que durante años vio miles de de naturalezas pero nunca una como esa, la boca se le secaba y las manos sudaban frío, si, había llegado a la conclusión que el hombre oculto entre las sombras era un monstruo.
Pensó en su hija, Montserrat y la entereza se fue por la grieta que partía su corazón al imaginarse que tan perdida estaba su hija para meterse en la cueva de un león que es capaz de comerse a si mismo o la mano que lo alimenta, que tan abandonada estaría, el niega dramáticamente la idea y continua atento.
De nuevo se estremece, no entiende como es capaz un ser de cualquier naturaleza a hacer algo horripilante como lo que veían sus ojos, un cuerpo pendiendo de una cuerda, balanceándose de un lado a otro, desangrado, pálido y con la expresión de un dolor aun mas fuerte que el de ser atravesado por una espada, de sus viejos labios solo salieron exclamaciones de suplica y sorpresa dirigidas al Señor y después sólo pudo sentir admiración por el hombre que le enfrentaba pacientemente, ese cazador enmascarado que cuido de su pequeña y la rescato del fango antes de que fuera muy tarde, se empalizo, se puso en sus zapatos y solo por un momento pareció entender porque le ordenó que guardara la espada de nuevo, solo un minuto le duro la admiración y la calma que reinaba en su interior al ver como Leviathán manejaba todo con valor y mesura, como le amenazaba sin pudor ni vergüenza, sin miedo, paso al enfado, ese cazador volvía a arruinarlo todo con se ego sobrevalorado.
Molesto acato las órdenes de retroceder junto al vampiro que se hallaba al otro costado, ante la confusión y el ataque tan rápido quedo atónito -¿Que hago?- se preguntó mientras vio como caía la capa negra al piso, al ver como la sangre corría por el orificio de las balas, ¿Debía abedecrr las órdenes tan severas que el cazador dio en el momento? ¿Debía acatarlas con el mismo espanto que los otros para no salir en su defendamos?
Su rostro parecía reflejar las dudas, el espanto y la incertidumbre, entendió que Leviathan quería enfrentarse solo a The Phantom y que ellos solo eran refuerzos para los peones que trajera el fantasma consigo, sin embargo el era un hombre leal que si bien cumplía sus promesas podía romperlas en caso de ser necesario, prometió no entrometerse por la muerte honrosa que esperaba Leviathan si era derrotado pero... También era fiel a brindar su protección a ese hombre, por lo que al ver que su enemigo salía de las sombras ataviado con la teatralidad de la muerte vestida de rojo y cráneo antiguo con la espada en mano que le cortaría la cabeza, no lo pensó mas e instintivamente con la agilidad de un hombre joven desenvaino la espada y detuvo el impacto de la otra.
Solo on le miro severo tras el primer roce del metal, se armo del valor y entereza para mirar a los ojos a un hombre que creía ser grande, sentía como si aquel valor fuese una armadura invisible e impenetrable que le dio la suficiente fuerza para tomar por sorpresa al enemigo y hacerlo retroceder sin separar aun las armas, esas dos filosas cuchillas delgadas y brillantes que les separaban.
Vasari sabia donde se metía, sabia que su cuerpo había quedado en la poco sino perfecta para ser el escudo humano que Leviathan necesitaba, al final descubrió que le tenía más que admiración,fe, mucha fe -Solo un cobarde-masculló entre dientes -Deja que un hombre apuñale por la espalda a otro- se dirigió a ambos enmascarados -Yo no soy un cobarde, yo di mi palabra de defender a ese hombre hasta del mismo infierno- arremetió contra el vampiro mientras la tensión crecía en el puño que sostenía su espada -Vas a tener que pasar sobre mi cadaver para poder cortarle el cuello- dijo con firmeza - Voy a intentar hacer pedazos al hombre que se engaño a si mismo creyendo que era un bello ángel de la muerte- separo la espada, dando otra envestida que fue interrumpida bruscamente por su propio oponente -Me pregunto ¿Que pasara si el hombre cae en la cuenta de su realidad? ¿En qué se convertirá?- le reto por ultima vez antes de que ambos se tiraran a matar -Tomate tu tiempo cazador- advirtió a Leviathán, mientras de forma borrosa aunque segura vio como los demás habían salido de sus escondites con la misma convicción que el -¡Vampiro!- llamo al hombre del cabello canoso.-¡Mi hija!- ordenó para que él fuera en defensa de Montserrat.
Pensó en su hija, Montserrat y la entereza se fue por la grieta que partía su corazón al imaginarse que tan perdida estaba su hija para meterse en la cueva de un león que es capaz de comerse a si mismo o la mano que lo alimenta, que tan abandonada estaría, el niega dramáticamente la idea y continua atento.
De nuevo se estremece, no entiende como es capaz un ser de cualquier naturaleza a hacer algo horripilante como lo que veían sus ojos, un cuerpo pendiendo de una cuerda, balanceándose de un lado a otro, desangrado, pálido y con la expresión de un dolor aun mas fuerte que el de ser atravesado por una espada, de sus viejos labios solo salieron exclamaciones de suplica y sorpresa dirigidas al Señor y después sólo pudo sentir admiración por el hombre que le enfrentaba pacientemente, ese cazador enmascarado que cuido de su pequeña y la rescato del fango antes de que fuera muy tarde, se empalizo, se puso en sus zapatos y solo por un momento pareció entender porque le ordenó que guardara la espada de nuevo, solo un minuto le duro la admiración y la calma que reinaba en su interior al ver como Leviathán manejaba todo con valor y mesura, como le amenazaba sin pudor ni vergüenza, sin miedo, paso al enfado, ese cazador volvía a arruinarlo todo con se ego sobrevalorado.
Molesto acato las órdenes de retroceder junto al vampiro que se hallaba al otro costado, ante la confusión y el ataque tan rápido quedo atónito -¿Que hago?- se preguntó mientras vio como caía la capa negra al piso, al ver como la sangre corría por el orificio de las balas, ¿Debía abedecrr las órdenes tan severas que el cazador dio en el momento? ¿Debía acatarlas con el mismo espanto que los otros para no salir en su defendamos?
Su rostro parecía reflejar las dudas, el espanto y la incertidumbre, entendió que Leviathan quería enfrentarse solo a The Phantom y que ellos solo eran refuerzos para los peones que trajera el fantasma consigo, sin embargo el era un hombre leal que si bien cumplía sus promesas podía romperlas en caso de ser necesario, prometió no entrometerse por la muerte honrosa que esperaba Leviathan si era derrotado pero... También era fiel a brindar su protección a ese hombre, por lo que al ver que su enemigo salía de las sombras ataviado con la teatralidad de la muerte vestida de rojo y cráneo antiguo con la espada en mano que le cortaría la cabeza, no lo pensó mas e instintivamente con la agilidad de un hombre joven desenvaino la espada y detuvo el impacto de la otra.
Solo on le miro severo tras el primer roce del metal, se armo del valor y entereza para mirar a los ojos a un hombre que creía ser grande, sentía como si aquel valor fuese una armadura invisible e impenetrable que le dio la suficiente fuerza para tomar por sorpresa al enemigo y hacerlo retroceder sin separar aun las armas, esas dos filosas cuchillas delgadas y brillantes que les separaban.
Vasari sabia donde se metía, sabia que su cuerpo había quedado en la poco sino perfecta para ser el escudo humano que Leviathan necesitaba, al final descubrió que le tenía más que admiración,fe, mucha fe -Solo un cobarde-masculló entre dientes -Deja que un hombre apuñale por la espalda a otro- se dirigió a ambos enmascarados -Yo no soy un cobarde, yo di mi palabra de defender a ese hombre hasta del mismo infierno- arremetió contra el vampiro mientras la tensión crecía en el puño que sostenía su espada -Vas a tener que pasar sobre mi cadaver para poder cortarle el cuello- dijo con firmeza - Voy a intentar hacer pedazos al hombre que se engaño a si mismo creyendo que era un bello ángel de la muerte- separo la espada, dando otra envestida que fue interrumpida bruscamente por su propio oponente -Me pregunto ¿Que pasara si el hombre cae en la cuenta de su realidad? ¿En qué se convertirá?- le reto por ultima vez antes de que ambos se tiraran a matar -Tomate tu tiempo cazador- advirtió a Leviathán, mientras de forma borrosa aunque segura vio como los demás habían salido de sus escondites con la misma convicción que el -¡Vampiro!- llamo al hombre del cabello canoso.-¡Mi hija!- ordenó para que él fuera en defensa de Montserrat.
Solomon Vasari- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 65
Fecha de inscripción : 11/05/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Mientras las espadas chocaban, mientras los poderes y las balas se enfrentaban a muerte yo trataba de entender que era lo que mis ojos habían visto, un cuerpo colgando y un hombre sin escrúpulos hablando de su delirio como si fuera la verdad absoluta, me pregunte ¿quien habría sido ese antes de terminar así? ¿Cuál era el pasado que había detrás de la mascara de la muerte roja?
De pronto vi toda mi vida pasar, los siglos cambiaban tan rápido conforme iba recordando y yo di en cuenta que quizá tuvo de mentor a alguien como yo, alguien que lo orillo a esos extremos como yo lo hice con Montserrat, tantas desatenciones, tan frialdad y tanta distancia para ocultarle que le amaba, para darle la oportunidad a Stefano de poseerla como yo lo quería, si yo también había creado a un monstruo, pero ese pequeño monstruo se fue de lado muy contrario a lo que era él... ese al que Montserrat tantas veces busco como mentor.
Leviathán tenia razón todos creamos monstruos internos o externos, algunos buenos y otros tan despreciables como The Phantom, pero ahora todo radicaba en enmendar mi error, tenia la oportunidad de hacerlo, iba a salvarla esta vez de manera definitiva y tras la orden de Vasari, de su padre, un hombre del que me sorprendí su lealtad y su valor para tomar el lugar del mal herido Leviathán, quise acercarme pero el también me ordeno con gritos ahogados que fuese en su defensa, que el se lo había prometido... ¿Porque tan defensa hacia con ella? ¿Era posible que el cazador estuviese enamorado de ella?, agite mi cabeza para intentar sacudirme esas ideas y no matarle ahí mismo, los celos en mi no eran un buen augurio.
Preferí ocupar esa furia para subir las escaleras iluminadas con la casi transparente luz de la luna y el viento soplando en su máximo esplendor, no importaba que soplara con fuerza, no me importaba que casi congelara aún mas la piel de un muerto viviente, todo sacrificio valdría la pena por ella.
Sin embargo algo raro pude sentir desde que pise el escalón, luego el segundo, el tercero, así hasta llegar al ultimo, donde pesadas cadenas parecieron escucharse, -¿Que sonido tan extraño?- musité mientras en el oscuro horizonte, del suelo parecía emerger un ente sin forma, en un principio, era como humo gris, come ceniza que poco a poco fue dibujando una figura que flotaba, una túnica sin rostro se postro ante mi, en una lejanía considerablemente corta, sus manos permanecían cubiertas -Por Dios- me dije -¿Estaré alucinando?- aquel espejismo contesto mi pregunta al instante negando con la cabeza, por un momento pensé que era el vampiro, el enemigo de Leviathán, fruncí el ceño y retorne la mirada al pie de la escalera, Vasari seguía embistiendo con la espada a The Phantom, mientras Leviathán luchaba por ponerse en pie -Si The Phantom esta allá abajo- volví la mirada -¿Quien eres tu?- pregunte agresivo a la nada, aquel ser desapareció unos instantes para volver a surgir del piso justo frente de mi << Enemigo >> pronuncio con una voz grave y llena de ecos, era un tono que podía helarte la piel, que te hacia sentir lo más profundo del miedo, ante tal sorpresa quede paralizado sin poder detener el toque de sus manos en mi pecho que con la firme intención me empujaron haciéndome rodar por las escaleras.
De pronto vi toda mi vida pasar, los siglos cambiaban tan rápido conforme iba recordando y yo di en cuenta que quizá tuvo de mentor a alguien como yo, alguien que lo orillo a esos extremos como yo lo hice con Montserrat, tantas desatenciones, tan frialdad y tanta distancia para ocultarle que le amaba, para darle la oportunidad a Stefano de poseerla como yo lo quería, si yo también había creado a un monstruo, pero ese pequeño monstruo se fue de lado muy contrario a lo que era él... ese al que Montserrat tantas veces busco como mentor.
Leviathán tenia razón todos creamos monstruos internos o externos, algunos buenos y otros tan despreciables como The Phantom, pero ahora todo radicaba en enmendar mi error, tenia la oportunidad de hacerlo, iba a salvarla esta vez de manera definitiva y tras la orden de Vasari, de su padre, un hombre del que me sorprendí su lealtad y su valor para tomar el lugar del mal herido Leviathán, quise acercarme pero el también me ordeno con gritos ahogados que fuese en su defensa, que el se lo había prometido... ¿Porque tan defensa hacia con ella? ¿Era posible que el cazador estuviese enamorado de ella?, agite mi cabeza para intentar sacudirme esas ideas y no matarle ahí mismo, los celos en mi no eran un buen augurio.
Preferí ocupar esa furia para subir las escaleras iluminadas con la casi transparente luz de la luna y el viento soplando en su máximo esplendor, no importaba que soplara con fuerza, no me importaba que casi congelara aún mas la piel de un muerto viviente, todo sacrificio valdría la pena por ella.
Sin embargo algo raro pude sentir desde que pise el escalón, luego el segundo, el tercero, así hasta llegar al ultimo, donde pesadas cadenas parecieron escucharse, -¿Que sonido tan extraño?- musité mientras en el oscuro horizonte, del suelo parecía emerger un ente sin forma, en un principio, era como humo gris, come ceniza que poco a poco fue dibujando una figura que flotaba, una túnica sin rostro se postro ante mi, en una lejanía considerablemente corta, sus manos permanecían cubiertas -Por Dios- me dije -¿Estaré alucinando?- aquel espejismo contesto mi pregunta al instante negando con la cabeza, por un momento pensé que era el vampiro, el enemigo de Leviathán, fruncí el ceño y retorne la mirada al pie de la escalera, Vasari seguía embistiendo con la espada a The Phantom, mientras Leviathán luchaba por ponerse en pie -Si The Phantom esta allá abajo- volví la mirada -¿Quien eres tu?- pregunte agresivo a la nada, aquel ser desapareció unos instantes para volver a surgir del piso justo frente de mi << Enemigo >> pronuncio con una voz grave y llena de ecos, era un tono que podía helarte la piel, que te hacia sentir lo más profundo del miedo, ante tal sorpresa quede paralizado sin poder detener el toque de sus manos en mi pecho que con la firme intención me empujaron haciéndome rodar por las escaleras.
Alessandro Di Vanni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 22/08/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Una sombra cualquiera se escurría por los muros de una mansión empañada por la amenaza de la misma muerte, el viejo trapecista de circo iba y venia en un lapso de desesperación inhóspita donde dudaba si el infierno no era mejor que ese mundo al que había sido condenado. Se sentía culpable, se sentía sucio desde hacía mucho, sus ropajes lo reflejaban, su esencia, esa energía que de su aura se desprendía hacia ver todo su alrededor como un doble ente oscuro, como una sombra aterciopelada que tenía vida propia y que en realidad no era absolutamente nadie mas que el reflejo de una condena injustamente impuesta por la mano del hombre y no por la de Dios.
A ese que no conocía y que sin embargo tenía la esperanza de que algún día, quizás cuando los muertos resuciten tenga la ventaja de ser perdonado o liberado, según la perspectiva de Dios, aunque sonara imposible, muy en lo profundo sabia que vivo había sido una excelente persona, tan noble y leal como sus más antiguos recuerdos lo pintan en su mente, pero... Después al ser un muerto, un fantasma atado por las cadenas de espinas que solo la magia puede crear había sido el tirano mas terrible, un papel que debía encarnar de acuerdo a las manos en que cayera, un actor de un teatro miserable donde su función era ser un sicario invisible cuyo final no tenía y aunque lo tuviera el escritor de tan fatídica iliada parecía disfrutar de su sufrimiento antes de poner el punto final a la epopeya de su vida.
Esa misma epopeya que ahora presentaba uno de los actos más oscuros donde obligado debía ser participe, esa obra de la cual ya había aprendido sus líneas y movimientos, debía actuar cual títere de Klarion Black, el hechicero, debía matar para conservar su libertad.
La oscura mascara de encaje que cubre al verdadero trapecista se haya despojada de su rostro, le contempla y luego su mirada se centra en ese punto infinito donde la oscuridad parece hacer todo más estrecho, la ansiedad acrecenta en el al escuchar gritos y violencia en nombre de una guerra, siente como si estuviese ya en el infierno o en el purgatorio... Que hermoso seria de ser verdad, mas abre los ojos y esta allí en el mismo sitio, en la tierra, en una mansión y sobre un corredor que lo condujo a unas escaleras, frente a el solo queda un trozo de cuerda que pende de un barrote de elegante madera, la media luna infiltrándose por las ventanas desnudas y la silueta de un hombre que se empieza a dibujar lentamente.
Zodiac se percata de ello, la silueta piensa que no hay nadie, busca algo con desesperación y sabe entonces con certeza que de un enemigo se trata, la función comienza para el fantasma y deja verse de a poco en medio de una bruma grisácea simulando cenizas que son solo ilusiones de quien le ve a la distancia, la sombra aterciopelada aparece de nuevo tras del fantasma que se coloca la mascara de encaje y la vieja capucha de tal forma que le tapen el rostro, avanza despacio y el arrastre de sus cadenas empieza a hacer alarde, la figura aparece dejando desconcertado a su oponente, Zodiac se ha hecho presente.
El hombre pregunta, Zodiac solo avanza, no dice nada pues sabe que hasta su voz es terrorífica taras la condena, finalmente el se acerca, le toma de las telas oscuras que cubren su pecho conagresividad -Enemigo- bramó y le empujo por las escaleras, no disfruto haberlo hecho, cada acto de injustificada violencia era para el fantasma una flagelación cada mas intensa, pero tenía que hacer caso omiso por su bien.
Desapareció de allí, de la orilla de la alfombradas escaleras, buscaba una estrategia, no tardo en encontrarla, el listón de las viejas cortinas tiradas en el rincón le sería útil, aprovechando el desconcierto del hombre tomo las telas rojas entre sus manos enfundadas, y la arrojó al hombre desorientado, tomo el listón y tan pronto como apareció detrás suyo ato el listo al cuello, cerraba las telas cual costales de maíz, ejercía más presión mientras el hombre manoteaba intentado propinarle algún golpe sin éxito -Tarde- dijo -Tarde-repitió -Siento, matar- se disculpaba mientras el vacío de su voz sembraba el oscuro eco tono del terror -Siento matar- aplico mas fuerza, el hombre dejaba de luchar poco a poco -Resistir ayuda no- susurro, palabras de sus labios siempre salían, sus discursos eran cortos y de vez en cuando dichos al revés de forma incomprensible, el porque de su habla era un misterio, pero el se lo atribuía a largo encierro en el que fue sometido, donde la única compañía era el mismo y donde hablar se volvió un lujo demasiado doloroso que le hizo tomar la decisión de no hablar durante un tiempo incalculablemente largo -Ya morir- seguía susurrando entre ecos y tonos sin color -Muere- susurro por ultima vez.
A ese que no conocía y que sin embargo tenía la esperanza de que algún día, quizás cuando los muertos resuciten tenga la ventaja de ser perdonado o liberado, según la perspectiva de Dios, aunque sonara imposible, muy en lo profundo sabia que vivo había sido una excelente persona, tan noble y leal como sus más antiguos recuerdos lo pintan en su mente, pero... Después al ser un muerto, un fantasma atado por las cadenas de espinas que solo la magia puede crear había sido el tirano mas terrible, un papel que debía encarnar de acuerdo a las manos en que cayera, un actor de un teatro miserable donde su función era ser un sicario invisible cuyo final no tenía y aunque lo tuviera el escritor de tan fatídica iliada parecía disfrutar de su sufrimiento antes de poner el punto final a la epopeya de su vida.
Esa misma epopeya que ahora presentaba uno de los actos más oscuros donde obligado debía ser participe, esa obra de la cual ya había aprendido sus líneas y movimientos, debía actuar cual títere de Klarion Black, el hechicero, debía matar para conservar su libertad.
La oscura mascara de encaje que cubre al verdadero trapecista se haya despojada de su rostro, le contempla y luego su mirada se centra en ese punto infinito donde la oscuridad parece hacer todo más estrecho, la ansiedad acrecenta en el al escuchar gritos y violencia en nombre de una guerra, siente como si estuviese ya en el infierno o en el purgatorio... Que hermoso seria de ser verdad, mas abre los ojos y esta allí en el mismo sitio, en la tierra, en una mansión y sobre un corredor que lo condujo a unas escaleras, frente a el solo queda un trozo de cuerda que pende de un barrote de elegante madera, la media luna infiltrándose por las ventanas desnudas y la silueta de un hombre que se empieza a dibujar lentamente.
Zodiac se percata de ello, la silueta piensa que no hay nadie, busca algo con desesperación y sabe entonces con certeza que de un enemigo se trata, la función comienza para el fantasma y deja verse de a poco en medio de una bruma grisácea simulando cenizas que son solo ilusiones de quien le ve a la distancia, la sombra aterciopelada aparece de nuevo tras del fantasma que se coloca la mascara de encaje y la vieja capucha de tal forma que le tapen el rostro, avanza despacio y el arrastre de sus cadenas empieza a hacer alarde, la figura aparece dejando desconcertado a su oponente, Zodiac se ha hecho presente.
El hombre pregunta, Zodiac solo avanza, no dice nada pues sabe que hasta su voz es terrorífica taras la condena, finalmente el se acerca, le toma de las telas oscuras que cubren su pecho conagresividad -Enemigo- bramó y le empujo por las escaleras, no disfruto haberlo hecho, cada acto de injustificada violencia era para el fantasma una flagelación cada mas intensa, pero tenía que hacer caso omiso por su bien.
Desapareció de allí, de la orilla de la alfombradas escaleras, buscaba una estrategia, no tardo en encontrarla, el listón de las viejas cortinas tiradas en el rincón le sería útil, aprovechando el desconcierto del hombre tomo las telas rojas entre sus manos enfundadas, y la arrojó al hombre desorientado, tomo el listón y tan pronto como apareció detrás suyo ato el listo al cuello, cerraba las telas cual costales de maíz, ejercía más presión mientras el hombre manoteaba intentado propinarle algún golpe sin éxito -Tarde- dijo -Tarde-repitió -Siento, matar- se disculpaba mientras el vacío de su voz sembraba el oscuro eco tono del terror -Siento matar- aplico mas fuerza, el hombre dejaba de luchar poco a poco -Resistir ayuda no- susurro, palabras de sus labios siempre salían, sus discursos eran cortos y de vez en cuando dichos al revés de forma incomprensible, el porque de su habla era un misterio, pero el se lo atribuía a largo encierro en el que fue sometido, donde la única compañía era el mismo y donde hablar se volvió un lujo demasiado doloroso que le hizo tomar la decisión de no hablar durante un tiempo incalculablemente largo -Ya morir- seguía susurrando entre ecos y tonos sin color -Muere- susurro por ultima vez.
Zodiac- Fantasma
- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 17/02/2015
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
Y allí estaba Turandot escondiéndose tras Slade que no dejaba de bufar a las cuatro vientos su cobardía, a pesar del gran acto de valor en ir y avisarle al cazador sobre todo lo que el coronel le advertía -Trato de hacer mi mejor esfuerzo- susurro mientras segian aguardando el momento cúspide que Turandot no quería que llegara.
Todo el ambiente se volvió más turbio cuando le vio, cuando escucho como a sangre fría el infernal vampiro ordenaba dar agonía al hombre de la máscara y de los ojos del fantasma parecieron salir lágrimas de pena y dolor, sufría con el cazador -Ojalá estuvieses muerto, te dolería menos- dijo compadecido y por dentro el pequeño fantasma de curioso caminar reclamaba a cada uno de los presentes por no hacer nada al respecto, por quedarse impasibles, por acatar las ordenes de un hombre que si bien se sacrificaba dejaba que el orgullo le venciera a la razón -¡Que no ven que lo están matando!- grito en desconsolado impulso de desesperación, pero nadie le oyó, el roce de las balas con la ropa, el olor de la pólvora, la magia que hacia todo en piedra y cuchillos flotantes tomados de la propia cintura del cazador distrajeron a a todos y también les infundo un miedo tan terrible.
Excepto uno de ellos, Vasari se había interpuesto entre el cazador y su enemigo, le miraba sin miedo, incluso la espada que sostenía en sus manos temblaba por la fuerza impuesta para evitar la desgracia de aquel enmascarado que permanecía de rodillas en el piso, Turandot aplaudió la acción y al mismo tiempo envidio el valor que tenia para agarrar e arma sin vacilar en usarle.
Un momento de aparente catástrofe pareció inundar el ambiente, el viento soplaba con más fuerza, seguía rompiendo vidrios y maderas, pero entre esos sonidos y los primeros choques del metal de las espadas, un grito salió del otro lado de la sala, tras el cancerbero, el pequeño grupo del policía inglés salía a la defensa del enmascarado, impidiendo más bombardeos mágicos por parte de un anciano y un joven... parecía que Nigma había tomado partido por una cazadora tan demente como él, mientras nosotros veíamos como meros espectadores, la pesadilla había vuelto del teatro.
Finalmente Turandot, centro su mirada en una orilla, el culpable de los cuchillos flotantes estaba en acción, el fantasma retrocedió, pero que aspecto tan misterioso y aterrador tenia aquel que era como él, que tormento el escuchar su voz, que desesperación no ver su cara, oír sus cadenas y ver la túnica de un monje del siglo pasado, boquiabierto observaba el ataque al vampiro que quedo desorientado por el vuelco brusco de la caída, atrapado entre pesadas cortinas que se hallaban tiradas y ahorcado como aquel que se suspendía en el techo -No soy un cobarde- se dijo, y olvidándose del coronel fue tras el fantasma que ejercía la fuerza para aniquilar al vampiro -¿No sabes?- exclamo tras su espalda -¿Que los vampiros solo se extinguen con fuego o con las armas de un cazador o un inquisidor? ¡Tonto!- se sintió culpable por hablar de esa manera, pero esta vez no hubo tiempo de arrepentimientos, se limito a colgarse de su cuello y aun con su menudo cuerpo sin agilidad física, y su diminuta estatura logro emplear la suficiente fuerza para apartarle del vampiro.
Empezaron a dar vueltas, en una lucha en que Turandot quería seguir aferrado al cuello del fantasma para ganar tiempo -¡Slade ayúdame!- exclamó, el no era militar, era evidente que necesitaba ayuda, le gritaba con la esperanza de que siguiera la dirección del sonido -¡Slade!- dijo, por ultima vez antes de que su rival decidiera irse hacia atrás para golpearle contra la pared -Si no estuviera muerto hasta ahora ya estaría.. en... camino... con... San... Pedro- susurro fatigado, perdió fuerza en los brazos y sintió que todo daba vueltas -Slade- susurro casi como si se tratase de una confesión -Ayúdame...- en ese momento, no su más de él mismo.
Todo el ambiente se volvió más turbio cuando le vio, cuando escucho como a sangre fría el infernal vampiro ordenaba dar agonía al hombre de la máscara y de los ojos del fantasma parecieron salir lágrimas de pena y dolor, sufría con el cazador -Ojalá estuvieses muerto, te dolería menos- dijo compadecido y por dentro el pequeño fantasma de curioso caminar reclamaba a cada uno de los presentes por no hacer nada al respecto, por quedarse impasibles, por acatar las ordenes de un hombre que si bien se sacrificaba dejaba que el orgullo le venciera a la razón -¡Que no ven que lo están matando!- grito en desconsolado impulso de desesperación, pero nadie le oyó, el roce de las balas con la ropa, el olor de la pólvora, la magia que hacia todo en piedra y cuchillos flotantes tomados de la propia cintura del cazador distrajeron a a todos y también les infundo un miedo tan terrible.
Excepto uno de ellos, Vasari se había interpuesto entre el cazador y su enemigo, le miraba sin miedo, incluso la espada que sostenía en sus manos temblaba por la fuerza impuesta para evitar la desgracia de aquel enmascarado que permanecía de rodillas en el piso, Turandot aplaudió la acción y al mismo tiempo envidio el valor que tenia para agarrar e arma sin vacilar en usarle.
Un momento de aparente catástrofe pareció inundar el ambiente, el viento soplaba con más fuerza, seguía rompiendo vidrios y maderas, pero entre esos sonidos y los primeros choques del metal de las espadas, un grito salió del otro lado de la sala, tras el cancerbero, el pequeño grupo del policía inglés salía a la defensa del enmascarado, impidiendo más bombardeos mágicos por parte de un anciano y un joven... parecía que Nigma había tomado partido por una cazadora tan demente como él, mientras nosotros veíamos como meros espectadores, la pesadilla había vuelto del teatro.
Finalmente Turandot, centro su mirada en una orilla, el culpable de los cuchillos flotantes estaba en acción, el fantasma retrocedió, pero que aspecto tan misterioso y aterrador tenia aquel que era como él, que tormento el escuchar su voz, que desesperación no ver su cara, oír sus cadenas y ver la túnica de un monje del siglo pasado, boquiabierto observaba el ataque al vampiro que quedo desorientado por el vuelco brusco de la caída, atrapado entre pesadas cortinas que se hallaban tiradas y ahorcado como aquel que se suspendía en el techo -No soy un cobarde- se dijo, y olvidándose del coronel fue tras el fantasma que ejercía la fuerza para aniquilar al vampiro -¿No sabes?- exclamo tras su espalda -¿Que los vampiros solo se extinguen con fuego o con las armas de un cazador o un inquisidor? ¡Tonto!- se sintió culpable por hablar de esa manera, pero esta vez no hubo tiempo de arrepentimientos, se limito a colgarse de su cuello y aun con su menudo cuerpo sin agilidad física, y su diminuta estatura logro emplear la suficiente fuerza para apartarle del vampiro.
Empezaron a dar vueltas, en una lucha en que Turandot quería seguir aferrado al cuello del fantasma para ganar tiempo -¡Slade ayúdame!- exclamó, el no era militar, era evidente que necesitaba ayuda, le gritaba con la esperanza de que siguiera la dirección del sonido -¡Slade!- dijo, por ultima vez antes de que su rival decidiera irse hacia atrás para golpearle contra la pared -Si no estuviera muerto hasta ahora ya estaría.. en... camino... con... San... Pedro- susurro fatigado, perdió fuerza en los brazos y sintió que todo daba vueltas -Slade- susurro casi como si se tratase de una confesión -Ayúdame...- en ese momento, no su más de él mismo.
Turandot- Fantasma
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 18/11/2013
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
El coronel se sentía inútil, su ceguera le impedía lo quizás podría salvarle la vida a más de uno, por eso estallaba contra Turandot, jamás ni estando vivo, pudo encontrar una forma decente y apropiada para desahogar sus sentires, sino tenía sexo con prostitutas o con cualquier persona que tuviera pechos y rizos perfumados se la pasaba agrediendo verbal o físicamente al mundo entero.
Su imaginación volaba tan rápido como el águila que pasaba por entre las montañas que alguna vez tuvo la fortuna de contemplar cuando estaba en proceso de convertirse en militar, esas imágenes que se alimentaban de los ruidos, los olores, los lamentos, aun con sus párpados cerrados que solo emitían a sus ojos una oscuridad incierta, podía imaginarse el color de las espadas, el color de las armas de fuego, el chispazo al ser un disparada una bala por la boca del arma, el rojo de la sangre, el color de la muerte, podía imaginarse el pánico en el rostro de Turandot, al oírle exclamar, la expresión de Spencer y tras toda esa tragedia maldijo al cazador ¿Como era posible que aun advirtiéndole del peligro no hiciera nada, no cambiara de estrategia, como había permitido que su ego le ganara, como permitió que nadie se metiera y que lo hirieran a muerte, quizás por el que ya no estaba vivo, quizás porque era un viejo coronel que jamás ejerció su profesión en un campo de batalla, quizás porque al ser un miserable ciego no daba la confianza suficiente para confiar en sus instintos y percepciones.
Slade se mostró cabizbajo -Turandot dime que sucede- clamó bruscamente, pero no hubo respuesta, de pronto ya no le sentía detrás, su mano temblorosa ya no le sostenía el brazo -Turandot- llamo mas fuerte, pero sin éxito de respuesta, trato de abrir mas los sentidos, tenía que percibir entre los sonidos de la guerra que había en aquella sala los problemas en los que se pudiera haber metido su fantasmal amigo, el olor a madera quemada lo hizo alarmase aun mas, un incendio a menor escala que el del teatro se desarrollaba dentro de la mansión, en alguna parte lejana pero que su sentido del tacto lograba capturar, el calor que emanaba el incendio calentaba de forma figurada la yema de sus dedos.
A tientas como siempre en sus peores momentos de soledad, avanzó sin saber bien a donde dirigirse, sentía sus pasos amortiguados por la alfombra y el sonido de las espadas del lado izquierdo alejados de el, mas lejos algo de piedra comenzaba a desprenderse, los disparos incrementaban justo frecuencia y se escuchaba el caer de los jarrones y otras piezas delicadas haciéndose añicos en segundos... Spencer se oía exclamando lo cual acentuó su preocupación y al mismo tiempo su orgullo pues si no hubiese sido por ser la persona que secundo a Vasari, nadie hubiera salido al combate final.
-Turandot- susurro al oírlo a la distancia -¡Turandot!- gritó con fuerza como el militar que da la orden de avance en el campo de batallas y vacilante con las manos por delante siguió el sonido de la voz que parecía apagarse con forme pasaba el tiempo -Odio ser ciego, hubiera preferido quedar estéril- reclamo al aire sin saber exactamente a quien iba dirigida la queja, escucho un golpe brusco en el piso, intento correr solo para tropezarse con algo y caer de inmediato -Humillante- masculló, quitándose del paso una vara, a la que unos segundos más tarde reconoció como el bastón que siempre llevaba el vagabundo, lo tomo con fuerza desmedida, escucho a alguien toser y a alguien mas reír de forma despiadada, el eco de la risa era oscuramente aterrador, pero algo era seguro: no le había visto, porque el ya estaba muerto y para su ventaja era invisible.
Dirigido por el sentido del oído hallo a tropiezos al hombre que reía, sin saber si era amigo o enemigo le pego en la nuca, tirándolo al piso, el coronel percibió que lo que fuese se pondría de pie en poco así que él al ser un militar obsesionado hasta con la limpieza y frialdad de los procedimientos, volvió a tomar el bastón con mas fuerza, propinando golpes a diestra y siniestra, escuchaba el arrestaré de unas cadenas conforme el hombre iba restregándose por el piso, Frank aplicó más fuerza, sabía que ninguno de sus compañeros iba a llevar cadenas, ni siquiera el demente de Nigma Riddler... Si, el era un enemigo, un enemigo que lastimo al que oyó toser y que quizás provocó la sofocación de la voz de Turandot, al que ya no había percibido, se enfureció y golpeteo de la carne, de hueso y el bastón se hacía más sonoro << No sabes con quien te has metido >> le dijo el agredido, dejo el golpeteo mientras en su rostro se dibujaba una mueca de sorpresa, como era de esperarse el oponente aprovecho el momento para abalanzarse contra el coronel, quien en medio de su cuerpo y el de su agresor interpuso el bastón.
Su imaginación volaba tan rápido como el águila que pasaba por entre las montañas que alguna vez tuvo la fortuna de contemplar cuando estaba en proceso de convertirse en militar, esas imágenes que se alimentaban de los ruidos, los olores, los lamentos, aun con sus párpados cerrados que solo emitían a sus ojos una oscuridad incierta, podía imaginarse el color de las espadas, el color de las armas de fuego, el chispazo al ser un disparada una bala por la boca del arma, el rojo de la sangre, el color de la muerte, podía imaginarse el pánico en el rostro de Turandot, al oírle exclamar, la expresión de Spencer y tras toda esa tragedia maldijo al cazador ¿Como era posible que aun advirtiéndole del peligro no hiciera nada, no cambiara de estrategia, como había permitido que su ego le ganara, como permitió que nadie se metiera y que lo hirieran a muerte, quizás por el que ya no estaba vivo, quizás porque era un viejo coronel que jamás ejerció su profesión en un campo de batalla, quizás porque al ser un miserable ciego no daba la confianza suficiente para confiar en sus instintos y percepciones.
Slade se mostró cabizbajo -Turandot dime que sucede- clamó bruscamente, pero no hubo respuesta, de pronto ya no le sentía detrás, su mano temblorosa ya no le sostenía el brazo -Turandot- llamo mas fuerte, pero sin éxito de respuesta, trato de abrir mas los sentidos, tenía que percibir entre los sonidos de la guerra que había en aquella sala los problemas en los que se pudiera haber metido su fantasmal amigo, el olor a madera quemada lo hizo alarmase aun mas, un incendio a menor escala que el del teatro se desarrollaba dentro de la mansión, en alguna parte lejana pero que su sentido del tacto lograba capturar, el calor que emanaba el incendio calentaba de forma figurada la yema de sus dedos.
A tientas como siempre en sus peores momentos de soledad, avanzó sin saber bien a donde dirigirse, sentía sus pasos amortiguados por la alfombra y el sonido de las espadas del lado izquierdo alejados de el, mas lejos algo de piedra comenzaba a desprenderse, los disparos incrementaban justo frecuencia y se escuchaba el caer de los jarrones y otras piezas delicadas haciéndose añicos en segundos... Spencer se oía exclamando lo cual acentuó su preocupación y al mismo tiempo su orgullo pues si no hubiese sido por ser la persona que secundo a Vasari, nadie hubiera salido al combate final.
-Turandot- susurro al oírlo a la distancia -¡Turandot!- gritó con fuerza como el militar que da la orden de avance en el campo de batallas y vacilante con las manos por delante siguió el sonido de la voz que parecía apagarse con forme pasaba el tiempo -Odio ser ciego, hubiera preferido quedar estéril- reclamo al aire sin saber exactamente a quien iba dirigida la queja, escucho un golpe brusco en el piso, intento correr solo para tropezarse con algo y caer de inmediato -Humillante- masculló, quitándose del paso una vara, a la que unos segundos más tarde reconoció como el bastón que siempre llevaba el vagabundo, lo tomo con fuerza desmedida, escucho a alguien toser y a alguien mas reír de forma despiadada, el eco de la risa era oscuramente aterrador, pero algo era seguro: no le había visto, porque el ya estaba muerto y para su ventaja era invisible.
Dirigido por el sentido del oído hallo a tropiezos al hombre que reía, sin saber si era amigo o enemigo le pego en la nuca, tirándolo al piso, el coronel percibió que lo que fuese se pondría de pie en poco así que él al ser un militar obsesionado hasta con la limpieza y frialdad de los procedimientos, volvió a tomar el bastón con mas fuerza, propinando golpes a diestra y siniestra, escuchaba el arrestaré de unas cadenas conforme el hombre iba restregándose por el piso, Frank aplicó más fuerza, sabía que ninguno de sus compañeros iba a llevar cadenas, ni siquiera el demente de Nigma Riddler... Si, el era un enemigo, un enemigo que lastimo al que oyó toser y que quizás provocó la sofocación de la voz de Turandot, al que ya no había percibido, se enfureció y golpeteo de la carne, de hueso y el bastón se hacía más sonoro << No sabes con quien te has metido >> le dijo el agredido, dejo el golpeteo mientras en su rostro se dibujaba una mueca de sorpresa, como era de esperarse el oponente aprovecho el momento para abalanzarse contra el coronel, quien en medio de su cuerpo y el de su agresor interpuso el bastón.
Frank Slade- Fantasma
- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 26/08/2012
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
La pequeña y menuda cazadora había llamado la atención de Nigma, tiros y tiros al aire era los que había lanzado para después desconcentrarse y correr hacia otro punto de la casa, un punto que nadie conocía y sin embargo esa noche estaba abierto para todo el público, detrás de la puerta en que la cazadora teatro de esconderse habían espejos, la mayoría en proporciones considerables, eran casi del tamaño de un hombre como Leviathán - je je je je- rió el payaso mientras observa su reflejo cambiar de forma y tamaño con el arrastre lento de sus pies -Esto se parece a como veo el mundo y las cosas a veces- dijo mientras la sonrisa se dibujaba en la comisura de su labio, se hacía más grande y amplia y los ojos se tornaron cual depredador observando cada detalle del iluminado lugar, de pronto se olvido que afuera estaba una guerra y los sonidos de la violencia fueron ignorados por sus oídos -¿Para que tendría tantos espejos?- se preguntó -Y dicen que el lunático soy yo, si claro- encogiéndose de hombros continuó su camino, la habitación parecía bastante grande hasta que la sombra de unos zapatos de cuero se reflejaba tenuemente por el pequeño orificio que había entre el espejo y el suelo de madera añeja.
Nigma sonrió complacido -Dime preciosa, ¿sabes porque esas personas están alteradas allá afuera?- amenazó con simple tono de sus palabras -¿No me respondes? ¿No sabes?- surgió un aparente tono dulce y sutil de sus labios, los pies se detuvieron detrás del marco del espejo donde se resguardaba la sombra -Bien yo te lo diré... Es por ese hombre malo al que ayudas- soltó una carcajada -Pero no te preocupes, pequeña, no tengas miedo...- guardo silencio -Que yo estoy aquí para que te distraigas y no pienses en ¡Eso!- exclamó con la misma brusquedad y fuerza con la que golpeó el espejo rompiéndolo por detrás, su guante se había humedecido tras las cortadas instantáneas que los vidrios le habían propinado, el dolor el satisfacía y eso hacia acrecentar la fuerza con la que había logrado tomar la mano que empuñaba el arma con que se le estaba apuntando directo en la frente, un ojo de diferente color le observaban fijamente, la dama interiorizaba algo que Nigma sabia descifrar bastante bien: pensamientos sin coherencia, luchas internas, la locura viva en otros ojos que miraban como los suyos y labios que sonreían con la misma maldad que el, si detenerse jalo del gatillo sin conseguir la muerte de Nigma, por el contrario el vampiro tomo uno de los vidrios incrustados en su mano con dificultad, clavándole con fuerza en el antebrazo frágil de un simple humano que soltó el arma de inmediato -Ahora yo soy el que tengo control en juego cariño- sonreía malévolo y complacido, sosteniendo el fragmento de vidrio en la mano y tomando el arma con la que le quedaba libre -Soy un científico ¿sabes? Y creo que nunca he hecho la prueba por saber que le pasa a un ser humano al se herido con balas para monstruos ¿Tu si sabes que pasa?- preguntó mientras se llevaba a la boca el pedazo de vidrio, saboreo la sangre la chica en su boca, había introducido un pedazo de cristal filoso como si fuese un caramelo para un infante -Delicioso- inspiro con absoluto placer -No puedo esperar por probar más je je je ¡JA JA JA!- al unísono con las carcajadas disparaba sin apuro, solo desataba la energía que tenía como una secuela de su demencia reprimida.
Ante el humo de la pólvora se detuvo, esperaba ver a alguien con orificios por todos lados tal y como Leviathán había quedado pero en su lugar no había más que un pequeño charco de sangre y nada mas, la sonrisa se desvaneció de pronto y comenzó a romper los vidrios con el arma, uno tras otro, esperando desesperadamente encontrarla, pero no había rastro o al menos eso parecía, corrió mas de prisa y a su paso mas espejos se hicieron añicos pero ella y sus ojos de colores distintos habían desaparecido al instante -¿Dónde estas?- llamo de maroma infantil -Me siento muy mal por haberte herido, no fue mi intención tratarte así- decía mientras sus paso volvía ser lentos y su mirada en vez de tornarse agresiva se volvía mas atenta -Es que yo.... Yo juego en broma, nada me lo tomo en serio y por eso suelo ser muy agresivo, pero si tu quisieras puedo ser un pan de Dios contigo y por eso necesito encontrarte, quiero saber si te hice daño y di lo hice poder curarte, a parte de científico también soy ¡doctor!- exclamó pero nadie se movió, nadie hablo, solo seguían en el aire los sonidos de la sala principal, Nigma inspiro profundo -Es inútil ella se ha escapado por otro lado- bufo malhumorado mientras baja la guardia y se disponía a caminar por los últimos espejos que quedaban en pie.
Nigma sonrió complacido -Dime preciosa, ¿sabes porque esas personas están alteradas allá afuera?- amenazó con simple tono de sus palabras -¿No me respondes? ¿No sabes?- surgió un aparente tono dulce y sutil de sus labios, los pies se detuvieron detrás del marco del espejo donde se resguardaba la sombra -Bien yo te lo diré... Es por ese hombre malo al que ayudas- soltó una carcajada -Pero no te preocupes, pequeña, no tengas miedo...- guardo silencio -Que yo estoy aquí para que te distraigas y no pienses en ¡Eso!- exclamó con la misma brusquedad y fuerza con la que golpeó el espejo rompiéndolo por detrás, su guante se había humedecido tras las cortadas instantáneas que los vidrios le habían propinado, el dolor el satisfacía y eso hacia acrecentar la fuerza con la que había logrado tomar la mano que empuñaba el arma con que se le estaba apuntando directo en la frente, un ojo de diferente color le observaban fijamente, la dama interiorizaba algo que Nigma sabia descifrar bastante bien: pensamientos sin coherencia, luchas internas, la locura viva en otros ojos que miraban como los suyos y labios que sonreían con la misma maldad que el, si detenerse jalo del gatillo sin conseguir la muerte de Nigma, por el contrario el vampiro tomo uno de los vidrios incrustados en su mano con dificultad, clavándole con fuerza en el antebrazo frágil de un simple humano que soltó el arma de inmediato -Ahora yo soy el que tengo control en juego cariño- sonreía malévolo y complacido, sosteniendo el fragmento de vidrio en la mano y tomando el arma con la que le quedaba libre -Soy un científico ¿sabes? Y creo que nunca he hecho la prueba por saber que le pasa a un ser humano al se herido con balas para monstruos ¿Tu si sabes que pasa?- preguntó mientras se llevaba a la boca el pedazo de vidrio, saboreo la sangre la chica en su boca, había introducido un pedazo de cristal filoso como si fuese un caramelo para un infante -Delicioso- inspiro con absoluto placer -No puedo esperar por probar más je je je ¡JA JA JA!- al unísono con las carcajadas disparaba sin apuro, solo desataba la energía que tenía como una secuela de su demencia reprimida.
Ante el humo de la pólvora se detuvo, esperaba ver a alguien con orificios por todos lados tal y como Leviathán había quedado pero en su lugar no había más que un pequeño charco de sangre y nada mas, la sonrisa se desvaneció de pronto y comenzó a romper los vidrios con el arma, uno tras otro, esperando desesperadamente encontrarla, pero no había rastro o al menos eso parecía, corrió mas de prisa y a su paso mas espejos se hicieron añicos pero ella y sus ojos de colores distintos habían desaparecido al instante -¿Dónde estas?- llamo de maroma infantil -Me siento muy mal por haberte herido, no fue mi intención tratarte así- decía mientras sus paso volvía ser lentos y su mirada en vez de tornarse agresiva se volvía mas atenta -Es que yo.... Yo juego en broma, nada me lo tomo en serio y por eso suelo ser muy agresivo, pero si tu quisieras puedo ser un pan de Dios contigo y por eso necesito encontrarte, quiero saber si te hice daño y di lo hice poder curarte, a parte de científico también soy ¡doctor!- exclamó pero nadie se movió, nadie hablo, solo seguían en el aire los sonidos de la sala principal, Nigma inspiro profundo -Es inútil ella se ha escapado por otro lado- bufo malhumorado mientras baja la guardia y se disponía a caminar por los últimos espejos que quedaban en pie.
Nigma Riddler- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 74
Fecha de inscripción : 27/04/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: The darknest night (Le due maschere della notte PARTE FINAL)
No sé si quiera como es que había llegado a este lugar, no sabia porque tenia el arma en las manos, porque estaba oculta esperando el momento de atacar a un hombre que permanecía inmóvil en la parte de abajo donde otro hacia las galas de una muerte roja. Sabía que me llamaba Mía, recordaba que cenaba minutos antes en mi casa, hasta que me empezó a dolor la cabeza de nuevo, esa intensa manera que me derriba en el piso, que obliga a ponerme la mano en la cien esperando encontrar alivio, recordaba estar viendo el reloj cerca de mi comedor a cada rato -¿Que es lo que tanto estoy vigilando?- me preguntaba mientras la ansiedad roía mis huesos, era una ansiedad diferente, no de nervios, sino de desesperación, de emoción a que un momento llegará momento del que no sabía que era con exactitud.
De pronto ellos voltean, me ven y me susurran que ha llegado la ahora, que el jefe al mando a dado la señal, me hacen hincapié que hiera al hombre pero sin matarlo -¡Matarlo!- exclamó y ellos me callan -¡Pero es que yo no soy capaz de hacer esto!- niego y ellos me callan con un dedo en sus labios, me dicen que estoy loca y que soy capaz de hacer cosas peores -¿Peores?- me pregunto -Pero si yo no soy capaz de matar a una mosca- interiorizo, guardo el arma y me doy cuenta que tengo tres más -¡Dios mío! ¿Pero que es esto?- me pregunto y entonces siento...
Llegué a la casa de acuerdo a lo que ya se había planeado, pero como siempre la idiota de Mía se interpone entre mi diversión, santurrona, siempre pensando en lo correcto, poniéndome obstáculos... no disfrutaba la vida, yo en cabrio, iba y hacia mi santa voluntad, sino fuese por mi, por Delirium, ella estaría perdida, mendigando en las calles, sin posición...veo a los otros marchase y niego que ella haya sido capaz de guardar las armas, niego con furia, el ceño se pronuncia en mi entrecejo, cargo el arma y quito el seguro, todo esta listo... Esta noche quiero ver arder a Roma.
Quedo a las espaldas de encapuchado, sonrío perversamente y después de la orden soy la primera en disparar, disfruto el olor de la pólvora, la sangre a brotones desprendiéndose del cuerpo del cazador cuando es estrujado por Nigromante, termina el tiroteo, los golpes, los ataques, el hombre queda en el piso, de rodillas, mientras el sale, maldito aguja día tu también morirás, observo el filo acercarse a la tela, muero por ver su cabeza rodar, pero para mi sorpresa alguien lo detiene y alguien de atrás de un enorme cancerbero esculpido sale gritando como si de una guerra se tratase, los aliados del caído se abalanzan y lo defienden, noto que un hombre se acerca lento, su cabello hacia combinación con su pérdida mirada iluminada verde y de amplia sonrisa, me empieza a punzar la cabeza, me voy... me voy ¡Como me duele convertirme en ella!...
No recuerdo nada de nuevo, tengo la pistola en la mano y la tiro al piso al ver que un hombre yace herido y de rodillas por mi culpa, se le nota los impactos de bala, las quemaduras por la magia o algo así, más allá veo a dos hombres peleando y otro siendo ahorcado por algo invisible, regreso mi vista al frente y entonces lo veo... su sonrisa, su pelo y su mirada perdidamente loca y amenazante, me da pánico, quiero correr y mis piernas simplemente no me responden, siento un extraño cosquilleo, pero venzo toda barrera y me oculto tras la primera puerta que encuentro abierta, gracias a Dios había un sin fin de espejos, todos de tamaño considerablemente grande, como de una persona, corro desesperada y logro ocultarme detrás de uno muy alejado de la puerta, me estremezco al oír sus pisadas y como un instinto saco el arma aunque buen sabia que no tenia valor, el habla, su voz... es aterradora y entonces rompe el espejo, me quedo inmóvil en cuanto veo su sonrisa, intento jalar el gatillo pero mi mano no responde, me entierra un enorme pedazo de vidrio del espejo roto y grito del dolor y al parecer eso es lo único que motiva a correr dejando el arma allí. Oigo que recoge el arma, dispara y al igual que sus palabras no lo entender por que lo hace, por que lo dice, no se si por el susto todo se vuelvo borroso, caigo al piso....
Algo me arde, ¡Maldito infeliz, me ha herido! ¡Nadie hiere a Delirium!, me pongo en pie y veo como sangra mi antebrazo -Y la otra ramera que no hizo nada para impedir esto- protesto con molestia, observo mis armas... la maldita tiro dos en quien sabe donde, decido guardar la única que pende de mi cintura como comodín y cojo dos pedazos de vidrio en mis manos, me escondo tras los espejos que quedaban en pie, espero paciente, guardo silencio y cuando este baja la guardia le arrojo con buen tino los añicos de vidrio que se incrustan en su hombro y en su antebrazo, se queja y salgo de mi escondite disfrutando la imagen dolorosa en su rostro, esa imagen que le borra la sonrisa, recuerdo lo que le dijo a la santurrona -Pero yo- respondo con tono oscuro y femeninamente seductor -¡Yo estúpido arlequín!... estoy jugando en serio-. sonrío y luego de mi se desprenden carcajadas fuera de contexto, fuera de control.
De pronto ellos voltean, me ven y me susurran que ha llegado la ahora, que el jefe al mando a dado la señal, me hacen hincapié que hiera al hombre pero sin matarlo -¡Matarlo!- exclamó y ellos me callan -¡Pero es que yo no soy capaz de hacer esto!- niego y ellos me callan con un dedo en sus labios, me dicen que estoy loca y que soy capaz de hacer cosas peores -¿Peores?- me pregunto -Pero si yo no soy capaz de matar a una mosca- interiorizo, guardo el arma y me doy cuenta que tengo tres más -¡Dios mío! ¿Pero que es esto?- me pregunto y entonces siento...
Llegué a la casa de acuerdo a lo que ya se había planeado, pero como siempre la idiota de Mía se interpone entre mi diversión, santurrona, siempre pensando en lo correcto, poniéndome obstáculos... no disfrutaba la vida, yo en cabrio, iba y hacia mi santa voluntad, sino fuese por mi, por Delirium, ella estaría perdida, mendigando en las calles, sin posición...veo a los otros marchase y niego que ella haya sido capaz de guardar las armas, niego con furia, el ceño se pronuncia en mi entrecejo, cargo el arma y quito el seguro, todo esta listo... Esta noche quiero ver arder a Roma.
Quedo a las espaldas de encapuchado, sonrío perversamente y después de la orden soy la primera en disparar, disfruto el olor de la pólvora, la sangre a brotones desprendiéndose del cuerpo del cazador cuando es estrujado por Nigromante, termina el tiroteo, los golpes, los ataques, el hombre queda en el piso, de rodillas, mientras el sale, maldito aguja día tu también morirás, observo el filo acercarse a la tela, muero por ver su cabeza rodar, pero para mi sorpresa alguien lo detiene y alguien de atrás de un enorme cancerbero esculpido sale gritando como si de una guerra se tratase, los aliados del caído se abalanzan y lo defienden, noto que un hombre se acerca lento, su cabello hacia combinación con su pérdida mirada iluminada verde y de amplia sonrisa, me empieza a punzar la cabeza, me voy... me voy ¡Como me duele convertirme en ella!...
No recuerdo nada de nuevo, tengo la pistola en la mano y la tiro al piso al ver que un hombre yace herido y de rodillas por mi culpa, se le nota los impactos de bala, las quemaduras por la magia o algo así, más allá veo a dos hombres peleando y otro siendo ahorcado por algo invisible, regreso mi vista al frente y entonces lo veo... su sonrisa, su pelo y su mirada perdidamente loca y amenazante, me da pánico, quiero correr y mis piernas simplemente no me responden, siento un extraño cosquilleo, pero venzo toda barrera y me oculto tras la primera puerta que encuentro abierta, gracias a Dios había un sin fin de espejos, todos de tamaño considerablemente grande, como de una persona, corro desesperada y logro ocultarme detrás de uno muy alejado de la puerta, me estremezco al oír sus pisadas y como un instinto saco el arma aunque buen sabia que no tenia valor, el habla, su voz... es aterradora y entonces rompe el espejo, me quedo inmóvil en cuanto veo su sonrisa, intento jalar el gatillo pero mi mano no responde, me entierra un enorme pedazo de vidrio del espejo roto y grito del dolor y al parecer eso es lo único que motiva a correr dejando el arma allí. Oigo que recoge el arma, dispara y al igual que sus palabras no lo entender por que lo hace, por que lo dice, no se si por el susto todo se vuelvo borroso, caigo al piso....
Algo me arde, ¡Maldito infeliz, me ha herido! ¡Nadie hiere a Delirium!, me pongo en pie y veo como sangra mi antebrazo -Y la otra ramera que no hizo nada para impedir esto- protesto con molestia, observo mis armas... la maldita tiro dos en quien sabe donde, decido guardar la única que pende de mi cintura como comodín y cojo dos pedazos de vidrio en mis manos, me escondo tras los espejos que quedaban en pie, espero paciente, guardo silencio y cuando este baja la guardia le arrojo con buen tino los añicos de vidrio que se incrustan en su hombro y en su antebrazo, se queja y salgo de mi escondite disfrutando la imagen dolorosa en su rostro, esa imagen que le borra la sonrisa, recuerdo lo que le dijo a la santurrona -Pero yo- respondo con tono oscuro y femeninamente seductor -¡Yo estúpido arlequín!... estoy jugando en serio-. sonrío y luego de mi se desprenden carcajadas fuera de contexto, fuera de control.
Delirium- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 6
Fecha de inscripción : 17/02/2015
Página 2 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
Temas similares
» La alianza final (Le due maschere della notte)
» Cronología Final (Le due maschere della notte)
» Presagio (LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
» LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE Part.II
» In memoriam (Le due maschere della notte prt. III)
» Cronología Final (Le due maschere della notte)
» Presagio (LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE)
» LE DUE MASCHERE DELLA NOTTE Part.II
» In memoriam (Le due maschere della notte prt. III)
Página 2 de 5.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour