Sonata Árctica (Threishan)

por **Aishell Demberg** Miér Sep 15, 2010 2:16 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Cuando desperté aquella mañana, lo cierto es que desee no haberlo hecho. Cada vez que movía la cabeza era cómo si miles de agujas se vengaran de ello, y en seguida se me nublaba la vista. Me había levantado con dificultad, y guiándome por los muebles y las paredes, había bajado al piso inferior y me había preparado una infusión. Poco a poco el malestar fue remitiendo, pero aun así el día se me hizo eterno.

Salí por la parte trasera de la pequeña casa, que yacía oculta entre árboles y una especie de colina de piedra, y me dirigí hacia el río. Me ayudé de los árboles para descender hacia el cauce y me senté en la orilla. Desde que me había cruzado con Threishan y había entablado conversación con él me sentía diferente. Aunque nuestra relación fuera en su mayor parte hostil, el oirle hablar, el ver que quería ayudarme a pesar de que la razón era que le beneficiaba a él... me había recordado lo sola que estaba y que no había permitido que nadie me conociera desde hacía años. Aun me ponía furiosa el hecho de que él leyera mi mente, pero me reconfortaba de ciera manera que alguien al fin comprendiera lo que sentía y por lo que yo estaba pasando.

Toqué el agua cristalina que bajaba hacia el pueblo. Entre Alainn y yo habíamos reconstruido hace años una vieja granja arriba del bosque con la intención de pasar desapercibidos. Cuando él se marchó, supe que no tenía más remedio que seguir habitando allí... porque no tenía suficiente dinero como para comprar una casa y los alrededores de aquella granja eran perfectos para una vida solitaria como la que había decidido llevar.

Fijé mis ojos en el fondo del río, y entonces, me estremecí al percatarme de que un pequeño barco de papel estaba emergiendo a la superficie. No tuve que meditar mucho sobre la razón de que aquel barco apareciera mágicamente frente a mi. Tomé la figura y la deshice, y unas letras enrevesadas asomaron en el papel, escribiéndose como si una pluma invisible las dibujara.

"Parece que aun no has aprendido con quien juntarte, pequeña...¿Aun te resistes a unirte a los mios?"

Rompí el folio con dos movimientos bruscos y dejé que el agua se lo tragara. Después regresé a casa maldiciendo, con el corazón en un puño. Dioses... era un mal momento para que él regresara. Un malísimo momento. La tarde estaba cayendo sobre París, y mi dolor de cabeza volvía a atosigarme cuando por fin alcancé la granja. Todo estaba en su sitio. Cerré la entrada principal con llave y las ventanas. No estaba dispuesta a dejarme amenazar de nuevo... tras tantos años sin saber nada de Alainn... pero no podía esconderme de él. Al final me rendí y dejé de intentar aislar la casa. Cogí con malas pulgas el arco y el carcaj que reposaban junto a la puerta y salí de nuevo a fuera, a grandes zancadas. Estaba harta de todo aquello. Me cebé clavando flechas en un enorme árbol. Casi todas iban a parar al mismo punto. Cuando regresé horas más tarde al interior de mi casa, tenía los brazos entumecidos. Me tiré en el sofá intentando no acordarme de nada en absoluto, y cerré los ojos, derrotada.

por **Aishell Demberg** Lun Sep 20, 2010 11:58 am

Vi salir por la puerta a Threishan, y por un momento pensé en irme a la cama sin más. Pero caí en el sofá sin creerme que hubiera aceptado y me sumí en un estado espeso de inconsciencia. Cuando el vampiro regresó sigiloso y me quitó las prendas de las manos, no dije nada... simplemente seguí ahí quieta esperando a que regresara. Estudié su rostro cuando le tuve frente a mi y supe que había ido de caza. Me estremecí ligeramente.

-¿Les has matado, verdad? - dije esquivando sus preguntas. Su silencio fue más respuesta que las propias palabras. Suspiré apenada sin desviar la mirada y me levanté como si fuera una especie de zombie-. La próxima vez me clavaré un cuchillo si hace falta para no sentirme culpable porque rechaces mi sangre.

Mi frase salió triste de mis labios, pero la ironía aun era legible en mis palabras. Bajé la vista y mientras subía las escaleras, respondí a sus otras preguntas. "Y si, tranquilo. Si cierras todas las puertas y ventanas de la casa no entrará luz en ninguno de los dos pisos. Podrás moverte libremente incluso de día... aunque ignoro qué te ocurre mientras el sol está alzado..."

Horas más tarde, me levanté de golpe tomando aire sonoramente, como si hubiera estado sumergida en agua durante demasiado tiempo, ahogándome sin poder evitarlo en una de mis pesadillas. No sabía de qué me sorprendía. Desde que Alainn se había ido había tenido sueños horribles cada día... sueños donde aparecían todos los rostros afligidos de familias enteras muriendo ante mis ojos entre dolor y temblores. Ahora que él había regresado, todo había aumentado de intensidad. Los gritos, el terror. Incluso Threishan moría a manos de mi primo.

Me quedé quieta sobre la cama, lo justo para darme cuenta de que aun no había amanecido y de que mis poderes se habían disparado por la tensión de la noche. Sentí que no podía respirar, así que bajé sin esperar más tiempo los escalones de la casa rápidamente, con las punzadas en el vientre dejándome sin aliento. Giré la llave de la puerta principal y quité los pestillos a tientas, puesto que la habitación estaba totalmente a oscuras. Threishan debía de haberse ido o estaría en la habitación de Alainn. Abrí la puerta reprimiendo las ganas de gritar y puse un pie fuera de la casa, pero sentí que algo tiraba de mi hacia dentro y cerraba la puerta delante de mi. Solté un jadeo ahogado temiéndome lo peor, pero sentí un aliento frío en las mejillas. Me quedé quieta en el sitio, intentando calmarme, y alcé las manos siguiendo los hombros de la persona que estaba frente a mi y su cuello, hasta llegar a su rostro frío como el mármol. Suspiré aliviada.

-He estado a punto de morir del susto. Muchas gracias...- dije con ironía. Empecé a notar que mis poderes pasaban al cuerpo de Threishan, así que aparté las manos de sus mejillas, y por alguna razón oi un leve bufido por su parte. No se a qué venía aquello así que intenté separarle para volver a abrir la puerta o derrivaría la casa entera por la tontería-. Necesito salir fuera, por favor.

por Invitado Lun Sep 20, 2010 2:11 pm

Me quedé en aquel salón, sentado en uno de los sofás, observando la oscuridad con recelo; nada se movía a mi alrededor, ni ninguna otra presencia más que la de la bruja captaba mi atención. Estaba sumido en mis pensamientos cuando unos pasos hicieron que desviara la mirada a la nada, Elideth bajaba las escaleras y se dirigía desconcertada, a la puerta, yo me puse detrás suya y cerré la puerta cuando esta la abrió, estirándola de nuevo hacia a dentro.

-He estado a punto de morir del susto. Muchas gracias... Necesito salir fuera, por favor.- dijo cuando comprobó que era yo, apartando sus manos de mi cara, dejando así que el chispazo de sus poderes se desprendieran de mi, bufé por lo bajo y la dejé salir a fuera, siguiéndola a pocos pasos.

-¿Ahora qué te sucede?- pregunté entornando levemente los ojos y acercándome a ella por la espalda, apoyando el mentón en su hombro, aquella acción empezaba a convertirse en algo muy típico en mi a su lado, sus hombros eran muy cómodos y su piel tan tibia... Arrugué la nariz y la miré por el rabillo del ojo, esperando que su respuesta no sea la que yo pensaba. Volví a sentir esos leves chispazos y arqueé levemente los labios, aquello era una sensación realmente grata para mi, esos poderes provocaban un gusto soberbio en mi.

por **Aishell Demberg** Lun Sep 20, 2010 3:48 pm

Salí fuera de la casa casi con urgencia, dejando la puerta abierta tras de mi. Mi plan era haberme "escapado" sigilosamente y haberme tranquilizado a duras penas sin que Threishan se enterara, pero ahí estaba él detrás mio. En principio pensé que lo mejor que podía hacer era regresar a casa, porque su presencia seguía inquietándome, pero intenté sacarle provecho al que él estuviera a mi lado. Al fin y al cabo el quería ayudarme ¿no es cierto?

-¿A caso no notas un cosquilleo recorrerte, vampiro? -dije suspirando-. Tengo pesadillas.

Dejé abierta mi mente para que viera mis recuerdos. Era absurdo esconderle las muertes, las imágenes de Alainn deleitándose con el sufrimiento... cómo huimos de Grecia... Solo omití el hecho de haber soñado con Threishan en manos de mi primo. Apoyé la espalda contra el vampiro sin segundas. Solo necesitaba consuelo y aunque a él le desagradara por completo cualquier tipo de contacto yo lo necesitaba. Su mejilla aun estaba posada en mi hombro, y sentí cómo apretaba la mandíbula varias veces. Cerré mi mente de nuevo. No quería... molestarle y el recordar todo aquello para que él lo visualizara no me ayudaba a mi. Cerré los ojos y me apreté el puente de la nariz con los dedos. El dolor de cabeza empezaba a aparecer, pero no podía desconcentrarme o haría que Threishan también lo sintiera... y él parecía relajado con aquel cosquilleo que le traspasaba.

-¿Por qué... te gusta sentirlo? - pregunté insegura dejando caer la mano a un costado, rodeándome el vientre disimuladamente sin abrir los ojos. Sería una buena distracción para mí hablar -. Es irónico que yo quiera librarme de esto y tú lo quieras conseguir...

por Invitado Mar Sep 21, 2010 12:06 pm

Aparté el mentón de su cuello y la miré con recelo, ¿como no podría gustarme aquello que tanto deseaba?, ella lo detestaba y yo lo deseaba, esa siempre sería nuestra más grande diferencia, aparte de la natural.

-Esa es nuestra gran diferencia bruja, lo que tú detestas yo lo deseo... - susurré para ella mientras me apartaba ligeramente, dando un par de pasos hacia atrás. Giré la cabeza, observando la perfecta oscuridad, todo estaba tan calmado que me molestaba ligeramente estar allí sin mis típicas diversiones; arrugué la nariz y observé de nuevo a la bruja.

-¿Crees que él está cerca?- pregunté sin recelo, con un tono de voz más calmado, pero aún un tanto desconcertado por saber si alguien nos estaba observando y yo no era capaz de sentirlo, ese simple pensamiento hacía que frunciera el ceño y el enfado crecía en mi, deseaba salir corriendo y escrutar cada centímetro de aquel frondoso bosque. ¡Ahg! odiaba esa maldita sensación de impotencia ante aquella bruja que me creía tan débil tanto de pensamientos como en sus sueños.

Tenía la ligera sospecha de que empezaba a preocuparse demasiado por los dos y no me agradaba en lo más mínimo que no supieran lo que soy capaz de hacer, tampoco tendría que demostrárselo, pues es algo que me lo guardo solo para mi, ya llegará el momento en que ella acepte que un maldito demonio como yo puede con cualquier maldición... La maldición de la eternidad te brinda esos "poderes" inconcebibles para cualquier iluso y yo no era precisamente eso.

por **Aishell Demberg** Mar Sep 21, 2010 12:48 pm

-Me encantaría hacerte recapacitar para que cambiaras tus preferencias. Si matándome mis poderes se transfirieran a ti lo harías sin titubear...- dije con tono reprochante.

Respiré ondo y abrí los ojos. Solo vi las siluetas de los árboles recortados por la luz de la luna. A veces me parecía ver alguna sombra moverse, pero probablemente era el viento. Me volví hacia Threishan, que observaba preocupado los alrededores, y pude adivinar su pregunta mucho antes de que la pronunciara. Me acerqué a él porque mi visión era muy limitada.

- Si... supongo que está aquí pero él tiene que hablar conmigo antes de hacer nada y no creo que quiera que nadie esté delante cuando se presente. Ahora solo tratará de convencerme... y probablemente observe de alguna forma todo lo que ocurre - vi cómo fruncía el ceño y arrugaba la nariz -. Créeme, los conjuros sirven entre otras cosas para pasar inadvertidos. Si no quiere que le encuentres, no le encontrarás a pesar de la cercanía.

Y eso era algo que me fastidiaba de veras. Froté mis brazos para coger calor, porque la noche era fría, y decidí que era hora de entrar en la casa, porque si amanecía y Threishan seguía fuera de la granja ignoraba qué le ocurriría. A pesar de seguir un tanto alterada, hice una seña a Threishan con la cabeza. Mientras subíamos una pequeña cuesta hasta el camino, le miré de reojo.

- Si pudieras... te irías con él ¿verdad? Con Alainn - dije dándome cuenta de que esas palabras solo las pronunciaría una loca. No obstante era algo que me inquietaba-. Tiene el mismo don que yo y eso es lo que te ha interesado de mi desde el principio...

por Invitado Mar Sep 21, 2010 7:04 pm

-Me tropecé contigo primero, eso ya no lo puedo cambiar...- dije con una media sonrisa, siguiéndola hacia la casa.
Entramos dentro y apoyé el hombro por la puerta ya cerrada, observando su ligera molestia, aun que empezaba a acostumbrarse a mis comentarios sarcásticos, por mucho que no le gustaran, yo no cambiara eso, al fin y al cabo no conocía a ningún demonio con buen corazón.

-El sol está apunto de salir, deseo que no me busques hasta que este se haya escondido tras las colinas, pues no nos llevamos muy bien como para si quiera sentirnos- volví a comentar mientras le guiñaba un ojo y me dirigía hacia las escaleras, con ella a mi lado. Subimos pesadamente esas escaleras, por mucho miedo que sintiera por ese tal Alainn se le notaba el cansancio en el cuerpo, nos detuvimos ante las habitaciones.

Mi dedo índice se dirigió hasta su brazo, recorriéndolo con suavidad, mientras mis ojos no se apartaban de los suyos, su palpitación, el latir de su corazón, su sola respiración me provocaba las ganas de morderla, poseer su dulce néctar, pero si eso llegase a ocurrir todos mis planes se irían al infierno, junto conmigo y ella.

-Buenos días bruja, ten cuidado por la mañana y te recomiendo que no salgas mucho; no quiero que te pierdas...- bromeé con media sonrisa, dándole por fin la espalda y dirigiéndome hacia la habitación que me había asignado. Cerré la puerta con cuidad y le eche el pestillo, para que así no entrara, me aseguré de que ni un poco de luz entrara por ningún agujero, y hecho aquello, me tumbé en la cama; no tardé mucho en caer en aquél estado de sopor diurno... en mi dulce sueño.

ARGUMENTO FINALIZADO

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