AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Deja que te descubra (Catalina)
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Deja que te descubra (Catalina)
Recuerdo del primer mensaje :
Había pasado una semana desde la noche en la cual se había encontrado con Catalina por primera vez en el jardín botánico, Lin había regresado a su casa y aunque su madrastra se había molestado severamente por las horas en las cuales había arribado a la mansión, no pareció notar que llevaba un vestido diferente, por lo que no tuvo que dar explicaciones sobre lo ocurrido. Lin se había sentido bastante avergonzada al respecto, pues su madrastra le había dicho que esas horas no eran horas decentes para que una señorita de la posición de ella estuviera caminando por las calles como una vagabunda. La mujer inclusive había mencionado que, sin la compañía de un caballero aquello era simplemente inaceptable. Lin había tenido que quedarse callada y mentir al respecto, no podía contar que había estado acompañada por una dama y que ambas habían sido atacadas por rufianes en el jardín.
Decidió que no era buena idea poner el denuncio en la policía como había pensado en un comienzo pues esto implicaría dar su nombre y apellido, por lo que la madrastra se enteraría de lo que había pasado y esto sólo traería vergüenza a la familia. Cuando se vivía en una familia tan bien posicionada en la sociedad, cualquier movimiento en falso podría significar una mala imagen para su apellido.
Sin embargo y a pesar de toda esta presión, Lin quería ver a Catalina de nuevo. No había olvidado la conversación que habían tenido, ni como la había ayudado y aún deseaba descubrir más sobre su personalidad, gustos, miedos y sueños. Sabía que se metería en más problemas, pero su deseo de verse con ella era mucho más grande, así que había escrito una carta dirigida a Catalina y la había hecho llegar con uno de los sirvientes a la oficina postal, para que posteriormente fuera diligenciada a la dirección de la residencia de ella.
“Querida Catalina de Aragon
Disculpa mi silencio en las últimos días, pero no he olvidado la promesa de volvernos a ver, eh reservado una mesa en restaurante del segundo piso del hotel des Arenes para esté sábado a las 7 de la noche, espero pueda asistir.
Atentamente,
Lin Deforest.”
La noche había llegado más rápido de lo esperado ¿O era quizás por los nervios que le parecía que el tiempo corría aceleradamente?. Esa noche Lin decidió lucir un vestido elegante de color blanco que exaltaba la pureza de su alma inocente, de bordados delicados y flores de un rosa pálido incrustadas aquí y allá. Le cubría hasta más arriba del pecho sin mostrar mucha piel pues ella era una mujer recatada ante todo, usaba guantes blancos a juego y zapatillas de tacón. No esperaba tener que correr o hacer alguna actividad física demandante como había ocurrido en el jardín, por lo que había decidido vestir de forma refinada como era la costumbre de la época.
Llegó media hora antes de lo acordado y los sirvientes del hotel habían tomado el enorme abrigo gris que traía y le habían guiado hacía la mesa que había reservado. Habían muchas personas esa noche en el hotel, Lin se preguntaba si habría una celebración de algún tipo. Se sentó en la mesa y ordenó sólo agua, pues no estaba segura de si Catalina llegaría, sin embargo esperaba no tener que pasar la vergüenza de cenar sola si ella no aparecía, la gente haría preguntas y hablarían a sus espaldas...
Había pasado una semana desde la noche en la cual se había encontrado con Catalina por primera vez en el jardín botánico, Lin había regresado a su casa y aunque su madrastra se había molestado severamente por las horas en las cuales había arribado a la mansión, no pareció notar que llevaba un vestido diferente, por lo que no tuvo que dar explicaciones sobre lo ocurrido. Lin se había sentido bastante avergonzada al respecto, pues su madrastra le había dicho que esas horas no eran horas decentes para que una señorita de la posición de ella estuviera caminando por las calles como una vagabunda. La mujer inclusive había mencionado que, sin la compañía de un caballero aquello era simplemente inaceptable. Lin había tenido que quedarse callada y mentir al respecto, no podía contar que había estado acompañada por una dama y que ambas habían sido atacadas por rufianes en el jardín.
Decidió que no era buena idea poner el denuncio en la policía como había pensado en un comienzo pues esto implicaría dar su nombre y apellido, por lo que la madrastra se enteraría de lo que había pasado y esto sólo traería vergüenza a la familia. Cuando se vivía en una familia tan bien posicionada en la sociedad, cualquier movimiento en falso podría significar una mala imagen para su apellido.
Sin embargo y a pesar de toda esta presión, Lin quería ver a Catalina de nuevo. No había olvidado la conversación que habían tenido, ni como la había ayudado y aún deseaba descubrir más sobre su personalidad, gustos, miedos y sueños. Sabía que se metería en más problemas, pero su deseo de verse con ella era mucho más grande, así que había escrito una carta dirigida a Catalina y la había hecho llegar con uno de los sirvientes a la oficina postal, para que posteriormente fuera diligenciada a la dirección de la residencia de ella.
“Querida Catalina de Aragon
Disculpa mi silencio en las últimos días, pero no he olvidado la promesa de volvernos a ver, eh reservado una mesa en restaurante del segundo piso del hotel des Arenes para esté sábado a las 7 de la noche, espero pueda asistir.
Atentamente,
Lin Deforest.”
La noche había llegado más rápido de lo esperado ¿O era quizás por los nervios que le parecía que el tiempo corría aceleradamente?. Esa noche Lin decidió lucir un vestido elegante de color blanco que exaltaba la pureza de su alma inocente, de bordados delicados y flores de un rosa pálido incrustadas aquí y allá. Le cubría hasta más arriba del pecho sin mostrar mucha piel pues ella era una mujer recatada ante todo, usaba guantes blancos a juego y zapatillas de tacón. No esperaba tener que correr o hacer alguna actividad física demandante como había ocurrido en el jardín, por lo que había decidido vestir de forma refinada como era la costumbre de la época.
Llegó media hora antes de lo acordado y los sirvientes del hotel habían tomado el enorme abrigo gris que traía y le habían guiado hacía la mesa que había reservado. Habían muchas personas esa noche en el hotel, Lin se preguntaba si habría una celebración de algún tipo. Se sentó en la mesa y ordenó sólo agua, pues no estaba segura de si Catalina llegaría, sin embargo esperaba no tener que pasar la vergüenza de cenar sola si ella no aparecía, la gente haría preguntas y hablarían a sus espaldas...
Última edición por Lin Deforest el Miér Sep 30, 2015 8:10 pm, editado 1 vez
Lin Deforest- Humano Clase Alta
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 27/08/2015
Re: Deja que te descubra (Catalina)
-Por supuesto – Murmuro suavemente, por supuesto que pasarían más noches juntas, a pesar de la tragedia reciente, Lin disfrutaba de la compañía de Catalina, de eso no cabía duda. La cuestión de los lobos era todo un enigma y con lo que dijo Catalina le pareció mucho más complicado de lo que ya era ¿Olor? Ella no notaba ningún olor especial en su amiga ¿Que podrían oler los lobos en ella? Además que era muy extraño que las criaturas se hubiesen acercado tanto a la ciudad sólo para eso. Aunque también cabía la posibilidad de que estuvieran cerca de ese bosque y hubieran saltado de repente al ataque.
Lin no era experta en lobos, así que le era imposible comprender ese comportamiento. Catalina se disculpó de nuevo y le quitó la bebida, el vino había hecho efecto en su cuerpo y sus sentidos se encontraban afectados por este, sin embargo Lin no era consciente de ello pues no se había emborrachado antes, no conocía la sensación de estar bajo los efectos del alcohol.
-Menos mal... o me pondría celosa – Comentó en tono travieso recostándose contra el hombro de Catalina algo que no habría dicho ni hecho estando sobria, cerró los ojos, sentía una sensación de liviandad en todo el cuerpo, sonrió al escuchar la pregunta – Eso es un secreto que no puedo contar... - Murmuró y dejó escapar una risita, l.uego giró el rostro y se quedó mirando el escote de Catalina más de la cuenta, aquella visión pareció hacerla reaccionar.
Se enderezó de golpe con las mejillas coloradas , aunque bien podría ser por el vino y se encogió de hombros diciendo – Conozco a la gente más aburrida de todo París... grandes personalidades ¡pamplinas! Lo único grande que tienen son el bolsillo y sus bocazas – Agregó meneando la cabeza – La única persona que me interesa en realidad eres tu -
Aquello simplemente se le salió, lo dijo así naturalmente y sin pensar. ¿Era el vino quien hablaba por ella?. Aún en ese estado fue consciente de que había sido inapropiado y se llevó la mano derecha a la boca con expresión avergonzada, la verdad es que se veía bastante inocente.
Ahora sabía que el vino la volvía una bocaza a ella también.
Lin no era experta en lobos, así que le era imposible comprender ese comportamiento. Catalina se disculpó de nuevo y le quitó la bebida, el vino había hecho efecto en su cuerpo y sus sentidos se encontraban afectados por este, sin embargo Lin no era consciente de ello pues no se había emborrachado antes, no conocía la sensación de estar bajo los efectos del alcohol.
-Menos mal... o me pondría celosa – Comentó en tono travieso recostándose contra el hombro de Catalina algo que no habría dicho ni hecho estando sobria, cerró los ojos, sentía una sensación de liviandad en todo el cuerpo, sonrió al escuchar la pregunta – Eso es un secreto que no puedo contar... - Murmuró y dejó escapar una risita, l.uego giró el rostro y se quedó mirando el escote de Catalina más de la cuenta, aquella visión pareció hacerla reaccionar.
Se enderezó de golpe con las mejillas coloradas , aunque bien podría ser por el vino y se encogió de hombros diciendo – Conozco a la gente más aburrida de todo París... grandes personalidades ¡pamplinas! Lo único grande que tienen son el bolsillo y sus bocazas – Agregó meneando la cabeza – La única persona que me interesa en realidad eres tu -
Aquello simplemente se le salió, lo dijo así naturalmente y sin pensar. ¿Era el vino quien hablaba por ella?. Aún en ese estado fue consciente de que había sido inapropiado y se llevó la mano derecha a la boca con expresión avergonzada, la verdad es que se veía bastante inocente.
Ahora sabía que el vino la volvía una bocaza a ella también.
Lin Deforest- Humano Clase Alta
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 27/08/2015
Re: Deja que te descubra (Catalina)
Agradecí que me dijera que pasaríamos más noches juntas. No sabía cuantas serían ni como peligraría su estatus a mi lado pero, al menos, tendría compañía algunas horas más. Si, se que podía resultar egoísta pensar eso por mi parte. Pero había quitado demasiadas vidas y había visto morir mucha gente para valorar la compañía de tal modo que estuviera por encima de esas cosas.
También sabía que su inconsciente estaba intentando atar cabos entre todo lo que había pasado y que, también inconscientemente, su cabeza daba vueltas a la idea de que podía tener algo que ver. Seguramente, si más adelante tuviéramos algún otro tipo de encuentro con las bestias que nos habían asediado esa misma noche, los lazos terminarían atándose y finalmente pensaría que estaría mejor lejos de mi. Eso marcaría el final de una relación que ya estaba prefijado, pero que sólo el destino tenía claro cuando iba a suceder.
Sus palabras se tornan embriagadas y su manera de ser más desinhibida. Siento el peso de su cabeza sobre mi hombro y me regocijo en la sensación que provoca sus cabellos entorno a mi piel. Freno los impulsos de recostar mi cabeza sobre la suya y sentir su calor en mis propias mejillas.
- ¿Celosa?¿De que tuviera más amigas en la ciudad? - respondí algo sorprendida sobre todo de que se hubiera atrevido a decir eso. Lo atribuí, en cierto modo, al efecto del alcohol en su sangre - Gozar del precio de la exclusividad es una ventaja que se vende demasiado cara Madame Deforest. ¿Está dispuesta a pagarlo? - me gustaba ese juego. Me gustaba ver hasta donde era capaz de soltarle la lengua un par de copas de vino.
Con la mano que me quedaba más lejos de su cabeza, llené de nuevo ambos vasos dejando el suyo delante de ella. Bebí rápidamente el mío para que el trago fuera menos amargo y volví a recostarme aún con su cabeza apoyada en mi.
- Todos los labios están sellados hasta que se encuentra aquello que los abren - en cierto modo era así, aunque no acostumbraba a pagar el precio que eso conllevaba - Estoy dispuesta a dar mucho por tus secretos - contesté ante el secretismo al que estaba jugando conmigo y sonreí al ver sus mejillas coloradas después de que sus ojos miraran más allá de mi escote o puede que sólo me lo estuviera imaginando.
Su cambio brusco de actitud me pilla por sorpresa. Por suerte, sus palabras son aderezadas con algunas que llevaba toda la noche esperando oír. Algunas que me dijeran que realmente había algo más que un encuentro fortuito entre nosotras.
- Es bonito que me digas eso - dije mientras estiraba la mano para acariciar su mejilla que abrasaba al contacto con mi piel fría - Ahora que ya te he contado de mi soledad, quizás que te diga que el sentimiento es mutuo, carezca de valor - le dije consciente de que mi situación era completamente diferente a sus ojos: Ella si tenía gente, yo sólo conocía a mi misma y la eternidad. Aún debía asentarme en esa ciudad que me resultaba extranjera.
- Me aprovecharé que aún no te han echado el lazo - al terminar la frase, pensé que quizás podía haberla tomado de un modo paralelo, poco...
También sabía que su inconsciente estaba intentando atar cabos entre todo lo que había pasado y que, también inconscientemente, su cabeza daba vueltas a la idea de que podía tener algo que ver. Seguramente, si más adelante tuviéramos algún otro tipo de encuentro con las bestias que nos habían asediado esa misma noche, los lazos terminarían atándose y finalmente pensaría que estaría mejor lejos de mi. Eso marcaría el final de una relación que ya estaba prefijado, pero que sólo el destino tenía claro cuando iba a suceder.
Sus palabras se tornan embriagadas y su manera de ser más desinhibida. Siento el peso de su cabeza sobre mi hombro y me regocijo en la sensación que provoca sus cabellos entorno a mi piel. Freno los impulsos de recostar mi cabeza sobre la suya y sentir su calor en mis propias mejillas.
- ¿Celosa?¿De que tuviera más amigas en la ciudad? - respondí algo sorprendida sobre todo de que se hubiera atrevido a decir eso. Lo atribuí, en cierto modo, al efecto del alcohol en su sangre - Gozar del precio de la exclusividad es una ventaja que se vende demasiado cara Madame Deforest. ¿Está dispuesta a pagarlo? - me gustaba ese juego. Me gustaba ver hasta donde era capaz de soltarle la lengua un par de copas de vino.
Con la mano que me quedaba más lejos de su cabeza, llené de nuevo ambos vasos dejando el suyo delante de ella. Bebí rápidamente el mío para que el trago fuera menos amargo y volví a recostarme aún con su cabeza apoyada en mi.
- Todos los labios están sellados hasta que se encuentra aquello que los abren - en cierto modo era así, aunque no acostumbraba a pagar el precio que eso conllevaba - Estoy dispuesta a dar mucho por tus secretos - contesté ante el secretismo al que estaba jugando conmigo y sonreí al ver sus mejillas coloradas después de que sus ojos miraran más allá de mi escote o puede que sólo me lo estuviera imaginando.
Su cambio brusco de actitud me pilla por sorpresa. Por suerte, sus palabras son aderezadas con algunas que llevaba toda la noche esperando oír. Algunas que me dijeran que realmente había algo más que un encuentro fortuito entre nosotras.
- Es bonito que me digas eso - dije mientras estiraba la mano para acariciar su mejilla que abrasaba al contacto con mi piel fría - Ahora que ya te he contado de mi soledad, quizás que te diga que el sentimiento es mutuo, carezca de valor - le dije consciente de que mi situación era completamente diferente a sus ojos: Ella si tenía gente, yo sólo conocía a mi misma y la eternidad. Aún debía asentarme en esa ciudad que me resultaba extranjera.
- Me aprovecharé que aún no te han echado el lazo - al terminar la frase, pensé que quizás podía haberla tomado de un modo paralelo, poco...
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/08/2015
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
De repente se sentía muy alegre ¿Porqué estaba tan alegre cuando acababa de pasar una tragedia? Una parte de su cerebro le decía que eso no tenía sentido, que no debía sentirse así, pero sentía el cuerpo caliente y un tanto adormecido, una sensación que le gustó, era relajante, era como si todas las preocupaciones de su vida hubiesen desaparecido para dar sólo paso a esa sensación cálida. ¿Tenía algo más que vino esa botella? ¿Había algo en el incienso? No lo sabía, ella nunca había experimentado algo como eso.
Ni siquiera sabía que tenía un lado coqueto, traía el cabello recogido en un peinado impecable y austero, se llevó las manos a la cabeza y se zafó las pinzas, su cabello calló hacía los costados de su cara como un par de cascadas de alquitrán, negras como las profundidades de un pozo, agitó el cabello con un movimiento de la cabeza que resultaba bastante coqueto, mientras sonreía.
- Estoy dispuesta a pagar ese precio - Murmuró sin dejar de sonreír, no sabía lo que decía, apenas si entendía las verdades a medias que le decía Catalina, sólo era consciente de calor que se le había subido a la cabeza - Mi secreto... ummm... mi secreto - Continuó llevándose un dedo a los labios quedándose callada por un par de minutos y disfrutó de la caricia (aunque gélida) de su interlocutora en su mejilla.
¿Porqué deseaba abrazarla y sentir más de esa piel fría junto con la suya?
Lin tomó el vaso que Catalina había llenado mientras la escuchaba decir que se aprovecharía de que nadie le había echado el lazo ¿Que habría querido decir con eso? ¿Aprovecharse en que sentido?, Se llevó la copa a los labios, bebió un par de tragos despacio y luego se giró hacía ella.
- Soy virgen - Soltó de repente - Ese es mi secreto - La risa escapó de sus labios, una risa entre avergonzada y juguetona - Nunca he besado a un hombre... oh... pero si besé a una doncella una vez... - Agregó entre risas. Nunca había hablado de eso con nadie, era el secreto que mejor guardaba, sin embargo se encontraba contándole aquellos pecados a Catalina - ¿Creés que soy una pecadora verdad? - Agregó.
Ni siquiera sabía que tenía un lado coqueto, traía el cabello recogido en un peinado impecable y austero, se llevó las manos a la cabeza y se zafó las pinzas, su cabello calló hacía los costados de su cara como un par de cascadas de alquitrán, negras como las profundidades de un pozo, agitó el cabello con un movimiento de la cabeza que resultaba bastante coqueto, mientras sonreía.
- Estoy dispuesta a pagar ese precio - Murmuró sin dejar de sonreír, no sabía lo que decía, apenas si entendía las verdades a medias que le decía Catalina, sólo era consciente de calor que se le había subido a la cabeza - Mi secreto... ummm... mi secreto - Continuó llevándose un dedo a los labios quedándose callada por un par de minutos y disfrutó de la caricia (aunque gélida) de su interlocutora en su mejilla.
¿Porqué deseaba abrazarla y sentir más de esa piel fría junto con la suya?
Lin tomó el vaso que Catalina había llenado mientras la escuchaba decir que se aprovecharía de que nadie le había echado el lazo ¿Que habría querido decir con eso? ¿Aprovecharse en que sentido?, Se llevó la copa a los labios, bebió un par de tragos despacio y luego se giró hacía ella.
- Soy virgen - Soltó de repente - Ese es mi secreto - La risa escapó de sus labios, una risa entre avergonzada y juguetona - Nunca he besado a un hombre... oh... pero si besé a una doncella una vez... - Agregó entre risas. Nunca había hablado de eso con nadie, era el secreto que mejor guardaba, sin embargo se encontraba contándole aquellos pecados a Catalina - ¿Creés que soy una pecadora verdad? - Agregó.
Lin Deforest- Humano Clase Alta
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 27/08/2015
Re: Deja que te descubra (Catalina)
En aquel momento, en esa hora precisa, descubrí que había una Lin tras la que solía verse a cada momento. La sociedad, su propia familia, la obligaban a mostrar una cara de si misma que era la que se esperaba que tuviera en su interior, la que había sido educado para tener. Pero, en el fondo, todo el mundo tiene más de un rostro y, en ocasiones, es cuando nos sentimos cómodos y en paz, cuando sale esa cara de nosotros que nadie está acostumbrada a ver.
En un gesto rápido y certero, vi como su pelo caía sobre su piel, tapando ligeramente su rostro y dándome una visión de ella mucho más provocadora y sexy. Siempre había adorado los pelos largos sueltos, era algo así como una debilidad que sentía desde que había descubierto mi gusto por las doncellas. Más aún tras una sonrisa y unos ojos rasgados como los de mi acompañante. La miré sin decir nada, simplemente contemplando el esplendor de su belleza.
- No puedes decir que estés dispuesta a pagarlo sin ni tan siquiera saber que es lo que te voy a pedir. Quizás escape hasta de lo que tu puedes ofrecer, quizás esté más lejos de lo que has llegado jamás - dije sonriéndola también y viendo que reacción tenía. La verdad,es que el alcohol estaba haciendo que dijera todo aquello que su educación le impedía. Todo aquello que callaba frente a los ojos de los demás. Me gustaba esa Lin juguetona y ligeramente traviesa, abierta y extrovertida - Un secreto... quizás pueda darte yo otro a cambio si es que quieres saber algo de mi que no te haya dicho y que ronde por tu cabeza - noté como esta vez no huyó de mi contacto si no que lo mantuvo y, en cierto modo, disfruto del frescor en contraste con el calor que emanaba su cuerpo.
Le ofrecí más alcohol y volvió a beber, volvió a sumirse en el abrazo hipnótico que aquel líquido podía proporcionarle, la sensación de embriaguez era algo que dejaba los músculos lacios y la mente abierta. Tanto así como para contarme ese secreto que parecía querer ocultar en un principio pero que, era algo que quería soltar a voces después de tanto tiempo de represión.
- No esperaba menos de la inocencia y dulzura que tienes. Intuía que nadie había yacido a tu lado, no aún, quizás no porque la idea no haya recorrido tu mente alguna vez - la contesté. Me permití el lujo de sacar un poco más mi lado más sensual, utilizar palabras y pensamientos que, en otra ocasión, aguantaría en mi mente para no sobresalta sus sentimientos. Era aquel momento o ninguno más. Quizás no volviera a haber otro.
La idea del beso hacía que un rostro que no era el mio, hubieran gozado del privilegio de privarla del aliento esa primera vez. Ese primer beso que te deja entre la cordura y la inconsciencia, ese beso que hace salir sensaciones que quizás ni siquiera antes te habían planteado tener. O quizás sólo fuera un fugaz beso a modo de juego...
- ¿Cómo fue ese beso? Descríbeme que sentiste - le dije. Deseaba saber todo por si, en algún momento, llegaba a tener ese contacto con ella, superarlo con creces, borrar de su mente cualquier pensamiento anterior que tuviera, ser lo único que la quitara el sueño por las noches o la hiciera suspirar a la luz de una vela menguante.
En cuanto a lo último que dijo, no pude más que reír debido a su ocurrencia ¿qué pretendía?
- Si Lin, realmente pecaminosa... una mala persona... ¿Sabes? arderás en el fuego del infierno por ello - le dije claramente en tono de broma mientras llenaba de nuevo los vasos - Te contaré algo yo también. Jamás he estado con un hombre, al igual que tú - y, los besos que había tenido con el sexo opuesto, habían sido claramente con la intención y la finalidad de un beneficio propio, jamás con sentimientos.
- Creo que te traeré más a este sitio - declaré - Saca un lado de ti que creo que necesitas expresar.
En un gesto rápido y certero, vi como su pelo caía sobre su piel, tapando ligeramente su rostro y dándome una visión de ella mucho más provocadora y sexy. Siempre había adorado los pelos largos sueltos, era algo así como una debilidad que sentía desde que había descubierto mi gusto por las doncellas. Más aún tras una sonrisa y unos ojos rasgados como los de mi acompañante. La miré sin decir nada, simplemente contemplando el esplendor de su belleza.
- No puedes decir que estés dispuesta a pagarlo sin ni tan siquiera saber que es lo que te voy a pedir. Quizás escape hasta de lo que tu puedes ofrecer, quizás esté más lejos de lo que has llegado jamás - dije sonriéndola también y viendo que reacción tenía. La verdad,es que el alcohol estaba haciendo que dijera todo aquello que su educación le impedía. Todo aquello que callaba frente a los ojos de los demás. Me gustaba esa Lin juguetona y ligeramente traviesa, abierta y extrovertida - Un secreto... quizás pueda darte yo otro a cambio si es que quieres saber algo de mi que no te haya dicho y que ronde por tu cabeza - noté como esta vez no huyó de mi contacto si no que lo mantuvo y, en cierto modo, disfruto del frescor en contraste con el calor que emanaba su cuerpo.
Le ofrecí más alcohol y volvió a beber, volvió a sumirse en el abrazo hipnótico que aquel líquido podía proporcionarle, la sensación de embriaguez era algo que dejaba los músculos lacios y la mente abierta. Tanto así como para contarme ese secreto que parecía querer ocultar en un principio pero que, era algo que quería soltar a voces después de tanto tiempo de represión.
- No esperaba menos de la inocencia y dulzura que tienes. Intuía que nadie había yacido a tu lado, no aún, quizás no porque la idea no haya recorrido tu mente alguna vez - la contesté. Me permití el lujo de sacar un poco más mi lado más sensual, utilizar palabras y pensamientos que, en otra ocasión, aguantaría en mi mente para no sobresalta sus sentimientos. Era aquel momento o ninguno más. Quizás no volviera a haber otro.
La idea del beso hacía que un rostro que no era el mio, hubieran gozado del privilegio de privarla del aliento esa primera vez. Ese primer beso que te deja entre la cordura y la inconsciencia, ese beso que hace salir sensaciones que quizás ni siquiera antes te habían planteado tener. O quizás sólo fuera un fugaz beso a modo de juego...
- ¿Cómo fue ese beso? Descríbeme que sentiste - le dije. Deseaba saber todo por si, en algún momento, llegaba a tener ese contacto con ella, superarlo con creces, borrar de su mente cualquier pensamiento anterior que tuviera, ser lo único que la quitara el sueño por las noches o la hiciera suspirar a la luz de una vela menguante.
En cuanto a lo último que dijo, no pude más que reír debido a su ocurrencia ¿qué pretendía?
- Si Lin, realmente pecaminosa... una mala persona... ¿Sabes? arderás en el fuego del infierno por ello - le dije claramente en tono de broma mientras llenaba de nuevo los vasos - Te contaré algo yo también. Jamás he estado con un hombre, al igual que tú - y, los besos que había tenido con el sexo opuesto, habían sido claramente con la intención y la finalidad de un beneficio propio, jamás con sentimientos.
- Creo que te traeré más a este sitio - declaré - Saca un lado de ti que creo que necesitas expresar.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 295
Fecha de inscripción : 01/08/2015
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Escuchó a Catalina, mientras jugaba perezosamente con sus dedos entre su cabello, si su madrastra la viera ahora, con el cabello suelto y revuelto ¿Qué pensaría?, las mucamas habían dedicado más de una hora en su peinado, ella siempre había llevado peinados elegantes que mantenía el cabello recogido, tener el cabello suelto era en cierta forma su manera de revelarse contra esas reglas impuestas en su familia.
Un secreto de ella, eso sonaba prometedor, eran muchas las cosas que aún no sabía de ella y aunque se conocieran desde hacía poco, también habían vivido momentos llenos de adrenalina, Lin descubría que desde que se había conocido con ella, su vida se había vuelto más emocionante, aunque probablemente nadie en su familia aprobara una amistad tan peligrosa.
No sabía si sería buena idea beber más vino pues comenzaba a sentirse mareada.
-No le he hablado de esto a nadie – Comentó con una medio sonrisa – Pero... se que puedo confiar en ti – Continuó desviando la mirada hacía la cortina por donde había entrado la mesera momentos antes – Estábamos en un restaurante y ella era una doncella que había conocido en un par de eventos en los que mi familia había asistido – Lin conocía muchas mujeres distinguidas en la ciudad, por lo que era fácil toparse con gente conocida en restaurantes – Yo creo que a ella le gustaban las mujeres... fue ella quien me besó primero... me puse muy nerviosa y no pude continuar, así que... salí corriendo de ahí – Concluyó, sus mejillas ardían, seguro que lucían tan rojas como un par de manzanas maduras.
-¡No digas eso! - Exclamó con voz juguetona cuando Catalina insinuó que podría irse al infierno - ¿Entonces tu tampoco has estado con un hombre? ¿Tampoco has besado a uno? - Preguntó torpemente, quería saber si Catalina había besado a algún hombre, probablemente en la corte donde trabajó años antes como le había contado.
Un secreto de ella, eso sonaba prometedor, eran muchas las cosas que aún no sabía de ella y aunque se conocieran desde hacía poco, también habían vivido momentos llenos de adrenalina, Lin descubría que desde que se había conocido con ella, su vida se había vuelto más emocionante, aunque probablemente nadie en su familia aprobara una amistad tan peligrosa.
No sabía si sería buena idea beber más vino pues comenzaba a sentirse mareada.
-No le he hablado de esto a nadie – Comentó con una medio sonrisa – Pero... se que puedo confiar en ti – Continuó desviando la mirada hacía la cortina por donde había entrado la mesera momentos antes – Estábamos en un restaurante y ella era una doncella que había conocido en un par de eventos en los que mi familia había asistido – Lin conocía muchas mujeres distinguidas en la ciudad, por lo que era fácil toparse con gente conocida en restaurantes – Yo creo que a ella le gustaban las mujeres... fue ella quien me besó primero... me puse muy nerviosa y no pude continuar, así que... salí corriendo de ahí – Concluyó, sus mejillas ardían, seguro que lucían tan rojas como un par de manzanas maduras.
-¡No digas eso! - Exclamó con voz juguetona cuando Catalina insinuó que podría irse al infierno - ¿Entonces tu tampoco has estado con un hombre? ¿Tampoco has besado a uno? - Preguntó torpemente, quería saber si Catalina había besado a algún hombre, probablemente en la corte donde trabajó años antes como le había contado.
Lin Deforest- Humano Clase Alta
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 27/08/2015
Re: Deja que te descubra (Catalina)
Cada minuto, aquella situación me hacía sentir más cómoda, más en mi salsa. Siempre había adorado tener el control y, con Lin, aunque siempre me dejara de algún modo tomar las riendas, no había sido hasta ese momento que sintiera que estaba rendida a aquello que le dijera.
Decía que podía confiar en mi. ¿Era eso cierto? Después de tanto tiempo había descubierto que ningún secreto dura eternamente. Más aún cuando la vida es finita, cuando sabes que el tiempo se acaba.
Escucho sus sentimientos conforme a ese beso, como pasó, quien fue la persona que lo perpetuó y siento que de algún modo, me dan una puñalada. Intento ver el rostro de aquella mujer en mi cabeza, sus facciones, su manera de caminar. Pero sólo veo risas. Risas que se mofan de mi propia persona y de cualquier idea absurda que se haya podido pasar por mi cabeza.
También veo su inseguridad cuando mira a la cortina como si esperará que alguien apareciera para ser testigo de su confesión.
Intento mantenerlas ideas frías.
- No te preocupes. La camarera no regresara hasta que no la vuelva a llamar. Eres totalmente libre a la hora de hablar. Tu secreto está a salvo conmigo - le indiqué intentando que se relajara de nuevo.
- Un beso robado entonces. Es normal que sea así ya que, la sociedad reprime todo acto que se salga de lo normal y, tu eres una buena chica que siempre intenta agradar - dije a modo de halago - Pero, a veces esos besos son los mejores. Fugaces y rápidos, de esos que descubres su sabor una vez que ya han acabado - le hablé de mi propia experiencia. Aunque, normalmente, era yo quien robabablos besos. Pero de eso hacía ya mucho tiempo.
- No me sorprende que aquella dama cayera rendida bajo tu belleza - una frase a medias, cargada de sentidos paralelos. Aunque quizás el vino no la llevará más allá de la superficie - Y seguramente a esa dama le atrajeran las mujeres, o quizás sólo tú, quien sabe - y ahora venía la pregunta del millón - ¿Y a ti?
Bebí un poco más y sentí la necesidad de perder un poco el control así como lo había hecho mi acompañante. Indiqué a mi cuerpo que tiñera ligeramente mis mejillas de rojo, simulando algo de ebriedad.
- ¡Qué calor me ha entrado de repente - dije mientras agitaba la mano sobre mi rostro - Quizás sea mejor que dejé de beber - llevé la mano a la parte trasera de mi vestido y aflojé los cordones del corsé, este se aflojó y dejó caer un poco más mi pecho agrandando mi escote.
Reí ante su exaltación frente a lo que la había dicho de considerarla pecaminosa y escuché su pregunta a la que contesté con la mayor sinceridad.
- Nunca voluntariamente - comencé a decir - Había un consejero que estaba encaprichado conmigo y me forzó alguna vez a besarle. Pero nunca deseé ningún contacto con él - también le contaría la otra parte - Sin embargo, en la corte, las doncellas jugábamos en ocasiones a ser pareja, y entre nosotras si hemos llegado a besarnos - también a más cosas pero no creía que Lin estuviera preparada para más, además de que no había expresado tampoco lo que sintió cuando la beso aquella mujer.
- Creo que las mujeres somos más cuidadosas para esos momentos y, sabemos como tratarnos de un modo más suave y confortable - dije y añadí intentando normalizarlo de algún modo para que no viera que no concebía una relación con un varón - Supongo que ninguna de las dos sabemos si esa es la verdad o no hasta que lo probemos con ambos. Pero la verdad es que no me apetece demasiado con ningún hombre. Y menos en estos momentos... - dejé caer al terminar la frase.
Decía que podía confiar en mi. ¿Era eso cierto? Después de tanto tiempo había descubierto que ningún secreto dura eternamente. Más aún cuando la vida es finita, cuando sabes que el tiempo se acaba.
Escucho sus sentimientos conforme a ese beso, como pasó, quien fue la persona que lo perpetuó y siento que de algún modo, me dan una puñalada. Intento ver el rostro de aquella mujer en mi cabeza, sus facciones, su manera de caminar. Pero sólo veo risas. Risas que se mofan de mi propia persona y de cualquier idea absurda que se haya podido pasar por mi cabeza.
También veo su inseguridad cuando mira a la cortina como si esperará que alguien apareciera para ser testigo de su confesión.
Intento mantenerlas ideas frías.
- No te preocupes. La camarera no regresara hasta que no la vuelva a llamar. Eres totalmente libre a la hora de hablar. Tu secreto está a salvo conmigo - le indiqué intentando que se relajara de nuevo.
- Un beso robado entonces. Es normal que sea así ya que, la sociedad reprime todo acto que se salga de lo normal y, tu eres una buena chica que siempre intenta agradar - dije a modo de halago - Pero, a veces esos besos son los mejores. Fugaces y rápidos, de esos que descubres su sabor una vez que ya han acabado - le hablé de mi propia experiencia. Aunque, normalmente, era yo quien robabablos besos. Pero de eso hacía ya mucho tiempo.
- No me sorprende que aquella dama cayera rendida bajo tu belleza - una frase a medias, cargada de sentidos paralelos. Aunque quizás el vino no la llevará más allá de la superficie - Y seguramente a esa dama le atrajeran las mujeres, o quizás sólo tú, quien sabe - y ahora venía la pregunta del millón - ¿Y a ti?
Bebí un poco más y sentí la necesidad de perder un poco el control así como lo había hecho mi acompañante. Indiqué a mi cuerpo que tiñera ligeramente mis mejillas de rojo, simulando algo de ebriedad.
- ¡Qué calor me ha entrado de repente - dije mientras agitaba la mano sobre mi rostro - Quizás sea mejor que dejé de beber - llevé la mano a la parte trasera de mi vestido y aflojé los cordones del corsé, este se aflojó y dejó caer un poco más mi pecho agrandando mi escote.
Reí ante su exaltación frente a lo que la había dicho de considerarla pecaminosa y escuché su pregunta a la que contesté con la mayor sinceridad.
- Nunca voluntariamente - comencé a decir - Había un consejero que estaba encaprichado conmigo y me forzó alguna vez a besarle. Pero nunca deseé ningún contacto con él - también le contaría la otra parte - Sin embargo, en la corte, las doncellas jugábamos en ocasiones a ser pareja, y entre nosotras si hemos llegado a besarnos - también a más cosas pero no creía que Lin estuviera preparada para más, además de que no había expresado tampoco lo que sintió cuando la beso aquella mujer.
- Creo que las mujeres somos más cuidadosas para esos momentos y, sabemos como tratarnos de un modo más suave y confortable - dije y añadí intentando normalizarlo de algún modo para que no viera que no concebía una relación con un varón - Supongo que ninguna de las dos sabemos si esa es la verdad o no hasta que lo probemos con ambos. Pero la verdad es que no me apetece demasiado con ningún hombre. Y menos en estos momentos... - dejé caer al terminar la frase.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Se sintió halagada con lo que había dicho ¿Catalina la consideraba atractiva? Y luego la pregunta la dejó sin palabras, esa era una pregunta que ni ella misma se hacía, le avergonzaba mucho pensar en esa posibilidad, no estaba lista como para aceptar algo así, por lo que sólo se sonrojó y desvió la mirada hacía el suelo y se quedó callada buscando las palabras apropiadas. Siguió escuchando lo que decía su amiga, sobre sus experiencias pasadas, como un consejero le había obligado a besarle, al parecer las experiencias de Catalina no habían sido muy agradables con los hombres, Lin sólo se había interesado por uno cuando era más joven pero había sido algo platónico nada más.
Le sorprendió escuchar que entre las doncellas 'jugaban' a besarse. Para Lin un beso no era un juego ¿No se suponía que era algo especial que se compartía con una persona con la que se tenía un verdadero vínculo? De nuevo pensó en su primer beso y de como había resultado todo y se dio cuenta de que muchas veces esas ideas impuestas por la sociedad de como deben ser los besos o el sexo, en la realidad varían mucho cuando se está con una persona de carne y hueso.
-¿Que te apetece en estos momentos? - Murmuró con lo último que dijo Catalina, se giró hacía ella sonriendo, de repente le apetecía besarla, quería repetir ese beso que le había sido robado y descubrir que tan diferente podía ser esta vez. Ella se sentía confundida respecto a sus gustos, no había besado a un hombre por lo que no podía comparar, su falta de experiencia era la primera causa de que no pudiera definir que le gustaba y que no. Le pareció que, Catalina al ser una amiga de confianza sería la persona idónea para experimentar y descubrir esa respuesta.
Se inclinó hacía adelante y cerró los ojos, posando sus labios sobre los de Catalina suavemente, no supo si era el vino, el incienso o que demonio que se había poseído de su cuerpo, pero allí estaba, besando a una mujer otra vez.
Le sorprendió escuchar que entre las doncellas 'jugaban' a besarse. Para Lin un beso no era un juego ¿No se suponía que era algo especial que se compartía con una persona con la que se tenía un verdadero vínculo? De nuevo pensó en su primer beso y de como había resultado todo y se dio cuenta de que muchas veces esas ideas impuestas por la sociedad de como deben ser los besos o el sexo, en la realidad varían mucho cuando se está con una persona de carne y hueso.
-¿Que te apetece en estos momentos? - Murmuró con lo último que dijo Catalina, se giró hacía ella sonriendo, de repente le apetecía besarla, quería repetir ese beso que le había sido robado y descubrir que tan diferente podía ser esta vez. Ella se sentía confundida respecto a sus gustos, no había besado a un hombre por lo que no podía comparar, su falta de experiencia era la primera causa de que no pudiera definir que le gustaba y que no. Le pareció que, Catalina al ser una amiga de confianza sería la persona idónea para experimentar y descubrir esa respuesta.
Se inclinó hacía adelante y cerró los ojos, posando sus labios sobre los de Catalina suavemente, no supo si era el vino, el incienso o que demonio que se había poseído de su cuerpo, pero allí estaba, besando a una mujer otra vez.
Lin Deforest- Humano Clase Alta
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Era gracioso pero, en cierto modo sentía que la temperatura en aquella habitación había subido unos grados. La verdad es que el lugar era idóneo para la intimidad, para beber un poco y deja fuera todas la preocupaciones que había fuera. Podías ser tu otra yo. Esa yo que sólo ves en tu imaginación y que, como bien dice lo anterior: sólo imaginas.
Mis palabras no parecen pasar desapercibido ante sus ojos aún estando claramente bajo los efectos del alcohol. Veo sus gestos, su sonrisas escondidas, sus evasivas ante mi mirada y su rubor seguramente al pensar en lo que implicaba todo aquello que yo estaba diciendo, todo lo que estaba confesando.
Sentadas en el sillón miraba su debate interno. Su silencio sólo hacía que, en mi mente, se formaran todo tipo de suposiciones, a cada cual peor.
- ¿Qué es lo que me apetece ahora? - contesté de algún modo, repitiendo su pregunta.
¿Qué me apetecía? Acercarme más, sentirla más cerca, colmarme de su calor, probar elnsabor de su piel, el de su sangre...
- Ahora mismo me gustaría que este momento no acabara, que se alargara hasta no tener fin - confesé incapaz de decir lo que realmente pasaba por mi cabeza.
Notó como se acerca, como se le cierran los ojos. No me nuevo, dejó que llegué hasta mi, que se pose sobre mis labio y por un instante sean uno.
Siento deseo... hacía tiempo que no lo sentía...
Entorno ligeramente la cabeza y profundizó un poco más el beso, uniendo más ambas bocas. Mi mano se interna en su pelo suelto y toma su nuca mientras resbaló sobre el sillón para acercarme más. Notó el pulso en mis mano, la sangre corriendo por su cuello, el hambre en m interior...
Separó mis labios con la intención de pedirle permiso con una caricia sutil de mi lengua, buscando ir más allá, poder tomar su voluntad y poco a poco ir desplazándome hacía su cuello. Aunque no tenía demasiado claro si deseaba más continuar con aquel beso o tomar la sangre de su cuerpo.
Sangre...
¡¿Qué estás pensando?!
Frené en seco y cesé el contacto apartándome de ella y desviando la mirada al suelo. Si mi corazón latiera, juraría que mis sienes reflejaban sus impulsos una y otra vez, rápido y grave.
- Perdona... no he debido... - me disculpé. Pero ¿Porqué?
¿Acaso no deseaba llegar hasta esa intimidad con Lin?¿Acaso no deseaba que ella sintiera algo por mi?¿Era el hecho de que mis impulsos casi me llevaba hacerla daño?
Creó que sólo me importaba demasiado.
Mis palabras no parecen pasar desapercibido ante sus ojos aún estando claramente bajo los efectos del alcohol. Veo sus gestos, su sonrisas escondidas, sus evasivas ante mi mirada y su rubor seguramente al pensar en lo que implicaba todo aquello que yo estaba diciendo, todo lo que estaba confesando.
Sentadas en el sillón miraba su debate interno. Su silencio sólo hacía que, en mi mente, se formaran todo tipo de suposiciones, a cada cual peor.
- ¿Qué es lo que me apetece ahora? - contesté de algún modo, repitiendo su pregunta.
¿Qué me apetecía? Acercarme más, sentirla más cerca, colmarme de su calor, probar elnsabor de su piel, el de su sangre...
- Ahora mismo me gustaría que este momento no acabara, que se alargara hasta no tener fin - confesé incapaz de decir lo que realmente pasaba por mi cabeza.
Notó como se acerca, como se le cierran los ojos. No me nuevo, dejó que llegué hasta mi, que se pose sobre mis labio y por un instante sean uno.
Siento deseo... hacía tiempo que no lo sentía...
Entorno ligeramente la cabeza y profundizó un poco más el beso, uniendo más ambas bocas. Mi mano se interna en su pelo suelto y toma su nuca mientras resbaló sobre el sillón para acercarme más. Notó el pulso en mis mano, la sangre corriendo por su cuello, el hambre en m interior...
Separó mis labios con la intención de pedirle permiso con una caricia sutil de mi lengua, buscando ir más allá, poder tomar su voluntad y poco a poco ir desplazándome hacía su cuello. Aunque no tenía demasiado claro si deseaba más continuar con aquel beso o tomar la sangre de su cuerpo.
Sangre...
¡¿Qué estás pensando?!
Frené en seco y cesé el contacto apartándome de ella y desviando la mirada al suelo. Si mi corazón latiera, juraría que mis sienes reflejaban sus impulsos una y otra vez, rápido y grave.
- Perdona... no he debido... - me disculpé. Pero ¿Porqué?
¿Acaso no deseaba llegar hasta esa intimidad con Lin?¿Acaso no deseaba que ella sintiera algo por mi?¿Era el hecho de que mis impulsos casi me llevaba hacerla daño?
Creó que sólo me importaba demasiado.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Se entregó al beso con los ojos cerrados perdiéndose en la sensación. Sus labios eran suaves aunque fríos, ya había descubierto que Catalina siempre tenía la piel más fría de lo normal, sin embargo no se sentía mal besar esos labios fríos. El beso comenzó casto e inocente, pero conforme Catalina se fue acercando con su mano sumergiéndose en su cabello, Lin deseó que esa mano tocara su piel. Sintió que un beso casto no le bastaba para calmar ese deseo que crecía ardiente dentro de su cuerpo.
No había estado consciente de que deseaba ese contacto hasta ese momento en que sus labios se habían juntado. ¿Pero que era lo que deseaba? ¿Porqué su cuerpo se sentía tan extraño? Era como si tuviera algo vivo dándole vueltas en el estómago. Ese beso se sentía completamente diferente al beso que había compartido semanas atrás en la parte trasera del restaurante. ¿Quizás era porqué ahora estaba bajo los efectos de alcohol?
O era porqué... ¿Le gustaba Catalina?.
Aquella realización la asustó sobremanera y cuando su compañera se separó, se sintió aliviada. No estaba preparada para aceptar ese tipo de sentimiento por otra mujer, aquello sería aceptar que había caído en un grave pecado.
- Esta... bien... yo tampoco debí... - Murmuró cuando escuchó la disculpa de Catalina, seguramente estaría pensando en lo mal que estaba haberla besado. Se quedó un momento callada, aún se sentía rara por la bebida, pero era consciente de lo que había sucedido – Sólo quería... - Se cortó ¿Cómo explicarle aquello? - Saber si sería diferente besarte a ti – Le explicó, desvió la mirada hacía la mesa y tomó la copa, bebiendo un par de tragos rápidamente – Realmente estoy confundida... no se que es lo que siento -
No había estado consciente de que deseaba ese contacto hasta ese momento en que sus labios se habían juntado. ¿Pero que era lo que deseaba? ¿Porqué su cuerpo se sentía tan extraño? Era como si tuviera algo vivo dándole vueltas en el estómago. Ese beso se sentía completamente diferente al beso que había compartido semanas atrás en la parte trasera del restaurante. ¿Quizás era porqué ahora estaba bajo los efectos de alcohol?
O era porqué... ¿Le gustaba Catalina?.
Aquella realización la asustó sobremanera y cuando su compañera se separó, se sintió aliviada. No estaba preparada para aceptar ese tipo de sentimiento por otra mujer, aquello sería aceptar que había caído en un grave pecado.
- Esta... bien... yo tampoco debí... - Murmuró cuando escuchó la disculpa de Catalina, seguramente estaría pensando en lo mal que estaba haberla besado. Se quedó un momento callada, aún se sentía rara por la bebida, pero era consciente de lo que había sucedido – Sólo quería... - Se cortó ¿Cómo explicarle aquello? - Saber si sería diferente besarte a ti – Le explicó, desvió la mirada hacía la mesa y tomó la copa, bebiendo un par de tragos rápidamente – Realmente estoy confundida... no se que es lo que siento -
Lin Deforest- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/08/2015
Re: Deja que te descubra (Catalina)
Ese momento realmente había sido extraño para mi. Durante trescientos años no había tenido ningún sentimiento "positivo" que derivara de algún acto con personas. No había reído de felicidad, ni tampoco llorado. No había sentido ningún tipo de atracción, acercamiento o deseo hacía nadie. Mi condición me había superado de tal manera que había pensado siempre que esos sentimientos habían sido erradicados de mi persona a la par que la vida se me fue arrebatada.
Pero aquel beso había sido diferente. Había sentido la conexión, el momento, el contacto y como mis manos se había movido solas para buscar una cercanía aún mayor. Para buscar un contacto más directo, más profundo. ¿Sentía atracción por aquella dama? Era más que posible. Antes sólo lo intuía de algún modo. Pero ahora, después de aquel momento entre nosotras, sabía que había despertado algo en mi que tenía ya olvidado.
Me separé bruscamente, quizás demasiado. Al instante de haberlo hecho sentí la lejanía de nuestros cuerpos, la ausencia del calor que emanaba, el sonido de su respiración agitada, su inocencia, su inexperiencia. También la mía usando un arte que hacía años que no lo tocaba ni de lejos, que ni siquiera había pensado que seguía teniendo.
Me disculpo y ella, al separarse lo hace también. Eran dos estúpidas que habían llevado a cabo algo que deseaban pero a la vez se criticaban a si misma por haberlo hecho. ¿Por qué? Simplemente porque para una mujer de la casta de Lin, aquello era inadmisible, imposible y completamente contraproducente. ¿Sentirse atraída por una mujer en los tiempos que corrían? Era algo así como realizar ritos paganos. Y en mi caso... creo que aquella mujer me importaba demasiado como para hacer de su vida un infierno: No podía salir nada bueno si yo potenciaba aquello.
Pero su disculpa no acaba ahí, si no que continua. Continua hablando, dejando cabos sueltos y la completa incomprensión a la hora de como actuar sobre mi cabeza. Sus dudas son contagiosas. Aunque, en mi cabeza, cambian de parecer y se tornan más un ¿Cómo contestar a eso?
- ¿Diferente?¿Diferente de que? - la pregunta me salió de manera automática, sin pensar en que quizás aquella no era la mejor manera de decirlo y que, además, lo más seguro es que no quisiera saber la respuesta. Sobre todo si era referido a aquel primer beso que había experimentado, aquel que le habían robado con anterioridad. En ese momento, una ola de celos se posó sobre mi estómago y, al parecer, habían venido para quedarse.
Vi su movimiento, su necesidad de ingerir de nuevo alcohol para pasar aquel trago, su desconfianza, su desorientación. Todo provocado por aquel beso casto que yo había tornado en algo más sexual, algo más oscuro y sucio. Las palabras que vinieron después hicieron que me replanteara un poco todo: Estaba confundida y eso hacía que todo quedara de algún modo en mis manos.
Ante esa situación tenía dos opciones claras: Por un lado podía potenciar aquello que había pasado, acercarme, acariciarla, buscar de nuevo el contacto y dejar que todo tomara de nuevo el curso que se había iniciado hacía unos momentos y que me había esforzado en seguir. O podía optar por frenar aquello y buscar apartarlo, intentar que la vida de Lin retornara de algún modo a la normalidad y achacarlo todo a haber bebido más de la cuenta.
- Creo que hemos bebido bastante y que quizás eso nos haga pensar y hacer cosas que no estemos acostumbradas - comencé a decir después de haber tomado una decisión - Podemos olvidarlo, hacer que no ha pasado nada y seguir adelante - pero claramente no podía quitarle todo el hierro, no después de que hubiera sido Lin la que había dado el primer paso - Yo también estoy confundida - sabía que aquello no haría otra cosa que dar una vuelta innecesaria si lo que quería era atajar todo aquello, pero era lo mínimo que podía hacer - No te negaré que, desde poco después de que nos hubiéramos conocido, me comencé a sentir atraída por ti - ¿porqué estaba haciendo eso?¿por egoísmo? - Pero está mal Lin. Hemos sucumbido a un deseo que nadie ve bien y no quiero eso para ti, no quiero que tu vida se estropee por algo que no puede funcionar.
Pero aquel beso había sido diferente. Había sentido la conexión, el momento, el contacto y como mis manos se había movido solas para buscar una cercanía aún mayor. Para buscar un contacto más directo, más profundo. ¿Sentía atracción por aquella dama? Era más que posible. Antes sólo lo intuía de algún modo. Pero ahora, después de aquel momento entre nosotras, sabía que había despertado algo en mi que tenía ya olvidado.
Me separé bruscamente, quizás demasiado. Al instante de haberlo hecho sentí la lejanía de nuestros cuerpos, la ausencia del calor que emanaba, el sonido de su respiración agitada, su inocencia, su inexperiencia. También la mía usando un arte que hacía años que no lo tocaba ni de lejos, que ni siquiera había pensado que seguía teniendo.
Me disculpo y ella, al separarse lo hace también. Eran dos estúpidas que habían llevado a cabo algo que deseaban pero a la vez se criticaban a si misma por haberlo hecho. ¿Por qué? Simplemente porque para una mujer de la casta de Lin, aquello era inadmisible, imposible y completamente contraproducente. ¿Sentirse atraída por una mujer en los tiempos que corrían? Era algo así como realizar ritos paganos. Y en mi caso... creo que aquella mujer me importaba demasiado como para hacer de su vida un infierno: No podía salir nada bueno si yo potenciaba aquello.
Pero su disculpa no acaba ahí, si no que continua. Continua hablando, dejando cabos sueltos y la completa incomprensión a la hora de como actuar sobre mi cabeza. Sus dudas son contagiosas. Aunque, en mi cabeza, cambian de parecer y se tornan más un ¿Cómo contestar a eso?
- ¿Diferente?¿Diferente de que? - la pregunta me salió de manera automática, sin pensar en que quizás aquella no era la mejor manera de decirlo y que, además, lo más seguro es que no quisiera saber la respuesta. Sobre todo si era referido a aquel primer beso que había experimentado, aquel que le habían robado con anterioridad. En ese momento, una ola de celos se posó sobre mi estómago y, al parecer, habían venido para quedarse.
Vi su movimiento, su necesidad de ingerir de nuevo alcohol para pasar aquel trago, su desconfianza, su desorientación. Todo provocado por aquel beso casto que yo había tornado en algo más sexual, algo más oscuro y sucio. Las palabras que vinieron después hicieron que me replanteara un poco todo: Estaba confundida y eso hacía que todo quedara de algún modo en mis manos.
Ante esa situación tenía dos opciones claras: Por un lado podía potenciar aquello que había pasado, acercarme, acariciarla, buscar de nuevo el contacto y dejar que todo tomara de nuevo el curso que se había iniciado hacía unos momentos y que me había esforzado en seguir. O podía optar por frenar aquello y buscar apartarlo, intentar que la vida de Lin retornara de algún modo a la normalidad y achacarlo todo a haber bebido más de la cuenta.
- Creo que hemos bebido bastante y que quizás eso nos haga pensar y hacer cosas que no estemos acostumbradas - comencé a decir después de haber tomado una decisión - Podemos olvidarlo, hacer que no ha pasado nada y seguir adelante - pero claramente no podía quitarle todo el hierro, no después de que hubiera sido Lin la que había dado el primer paso - Yo también estoy confundida - sabía que aquello no haría otra cosa que dar una vuelta innecesaria si lo que quería era atajar todo aquello, pero era lo mínimo que podía hacer - No te negaré que, desde poco después de que nos hubiéramos conocido, me comencé a sentir atraída por ti - ¿porqué estaba haciendo eso?¿por egoísmo? - Pero está mal Lin. Hemos sucumbido a un deseo que nadie ve bien y no quiero eso para ti, no quiero que tu vida se estropee por algo que no puede funcionar.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
-No me prestes atención no se ni lo que estoy diciendo – Le respondió inmediatamente cuando ella pregunto a que se refería con diferente. La verdad era que Lin no quería contarle que, este beso se había sentido diferente con respecto al primero y que deseaba muchos más.
El silencio las envolvió una vez más hasta que fue Catalina quien habló, decía estar confundida como ella y le atribuía sus acciones al vino. Lin se cuestionó si de no haber ningún vino de por medio la habría besado, si se estaría sintiendo de la misma forma, entonces recordó la noche que había conocido a Catalina y como había deseado que las manos de ella tocaran su piel mientras se cambiaba de vestido en su casa. Aquellos pecaminosos pensamientos volvieron a su mente en ese momento, ella había deseado con antelación el roce de esa piel.
No Lin, deja de engañarte a ti misma. Sabes que el vino no es el causante de ese deseo. Lo sabes muy bien.
Intentó acallar la vocecilla de su consciencia, pues sabía que tenía razón, el vino sólo había hecho evidente lo que estaba en su corazón desde hacía días. Catalina continuó hablando y el corazón le dio un vuelco cuando escuchó que se sentía atraída hacía ella ¿Eran sus sentimientos correspondidos? Pensó y una inesperada alegría la inundó, sin embargo no le duró mucho pues lo siguiente que dijo su amiga tenía mucha razón, estaba mal que dos mujeres compartieran ese tipo de relación.
-Yo... yo también siento lo mismo por ti – Dijo al fin sintiendo un taco en la garganta, pero una vez lo puso en palabras fue como si un gran peso se le hubiese quitado de encima, era la primera vez que estaba siendo honesta sobre sus sentimientos y se abría hacía otra persona, aunque por supuesto siempre creyó que abriría su corazón a un caballero y no a una dama.
- Hay muchas cosas que están mal en mi vida – Comentó dejando escapar un suspiro con expresión frustrada – Prácticamente todo lo que hago está mal, siempre tengo la presión de que debo ser una perfecta dama pero sin importar todo lo que me esfuerce, siempre habrá algún detalle por el cual los demás me juzguen...y soy consciente de que, algún día deberé casarme con algún caballero que le convenga a mi familia así no esté enamorada – Continuó, ya no tenía caso seguir fingiendo – Para una mujer en mi posición eso es lo normal... así que... quisiera al menos poder ser yo misma contigo... disfrutar de tu compañía sin importar que tengamos que mantenerlo en secreto... -
El silencio las envolvió una vez más hasta que fue Catalina quien habló, decía estar confundida como ella y le atribuía sus acciones al vino. Lin se cuestionó si de no haber ningún vino de por medio la habría besado, si se estaría sintiendo de la misma forma, entonces recordó la noche que había conocido a Catalina y como había deseado que las manos de ella tocaran su piel mientras se cambiaba de vestido en su casa. Aquellos pecaminosos pensamientos volvieron a su mente en ese momento, ella había deseado con antelación el roce de esa piel.
No Lin, deja de engañarte a ti misma. Sabes que el vino no es el causante de ese deseo. Lo sabes muy bien.
Intentó acallar la vocecilla de su consciencia, pues sabía que tenía razón, el vino sólo había hecho evidente lo que estaba en su corazón desde hacía días. Catalina continuó hablando y el corazón le dio un vuelco cuando escuchó que se sentía atraída hacía ella ¿Eran sus sentimientos correspondidos? Pensó y una inesperada alegría la inundó, sin embargo no le duró mucho pues lo siguiente que dijo su amiga tenía mucha razón, estaba mal que dos mujeres compartieran ese tipo de relación.
-Yo... yo también siento lo mismo por ti – Dijo al fin sintiendo un taco en la garganta, pero una vez lo puso en palabras fue como si un gran peso se le hubiese quitado de encima, era la primera vez que estaba siendo honesta sobre sus sentimientos y se abría hacía otra persona, aunque por supuesto siempre creyó que abriría su corazón a un caballero y no a una dama.
- Hay muchas cosas que están mal en mi vida – Comentó dejando escapar un suspiro con expresión frustrada – Prácticamente todo lo que hago está mal, siempre tengo la presión de que debo ser una perfecta dama pero sin importar todo lo que me esfuerce, siempre habrá algún detalle por el cual los demás me juzguen...y soy consciente de que, algún día deberé casarme con algún caballero que le convenga a mi familia así no esté enamorada – Continuó, ya no tenía caso seguir fingiendo – Para una mujer en mi posición eso es lo normal... así que... quisiera al menos poder ser yo misma contigo... disfrutar de tu compañía sin importar que tengamos que mantenerlo en secreto... -
Lin Deforest- Humano Clase Alta
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Aquello se me estaba escapando de las manos. La situación, mis reacciones, los sentimientos... no era algo típico de mi. Me sentía rara, alejada de mi naturaleza, frenando a un instinto que ya había dado por muerto. Sintiendo como mis dedos se clavaban en el sillón frenando su camino de nuevo en busca de la piel de Lin, de su calor. Frenando la necesidad de internarse más allá de lo que los ojos ven, a lugares donde la imaginación y, su bañera en soledad, sólo pueden llegar. Dejé escapar un suspiró mientras indicaba a mi cuerpo que se relajara.
Me decía que no la hiciera caso, que no sabía que era lo que decía. Pero yo era consciente de que eso no era así y, en cierto modo, me estaba comparando con la otra mujer que había besado. Esperaba al menos, ya que no tenía ninguna posibilidad de cambiar ese hecho, que el mio le hubiera gustado más. Explotar de celos era lo último que querría ahora, más aún cuando notaba el ardor de la sed en mis entrañas.
Cuando Lin declaró sentir lo mismo, no pude si no mirar a sus ojos detrás de aquellos mechones revueltos que le caían por el rostro. Había dado el primer paso en el beso si, pero jamás pensé que se atrevería a verbalizarlo. Aún así, la cosas no cambiaban demasiado.
- Me halaga ser capaz de despertar esos sentimientos en ti - comencé a decir - Siento que todo sea tan complicado - me atreví a mover la mano y acariar la suya durante un instante. Después, cuando me separé, sentí un hormigueo que me recorría todo el brazo.
Sus palabras resultaban atrayentes. Dicho como ella lo transmitía, parecería un camino de rosas: Tendrían su lugar privado en el que quizás empezarían repitiendo aquel y quizás, poco a poco, sus manos irían retirando las prendas que la cubren hasta tener un contacto pleno, piel con piel. ¿Y luego?. Eso, claro está, sin contar con que terminaría mordiéndola tarde o temprano.
Mi rostro también se tornó frustrado mientras dejaba caer lacia mi espalda sobre el sillón.
- Ambas huimos de algo y buscamos nuestro refugio en la otra. Yo lo he encontrado y, al parecer tu también - seguramente ella deseara escuchar aquello tan poco como yo decirlo - La idea del secreto, de poder ser yo misma contigo, demostrarte lo que siento con actos, con caricias. Sería casi un sueño a mis ojos. Pero... ¿Y si me enamoro? ¿Y si tus labios se vuelven una obsesión para mi?¿Qué haré entonces?¿Esperar a que tu marido no esté para poder ser una contigo?¿Cómo soportaría entonces dormir sola cuando él es el que te abraza por las noches? - duras palabras aunque reales - Además que, ni tan siquiera se si estas preparada para saberlo todo sobre mi.
Me decía que no la hiciera caso, que no sabía que era lo que decía. Pero yo era consciente de que eso no era así y, en cierto modo, me estaba comparando con la otra mujer que había besado. Esperaba al menos, ya que no tenía ninguna posibilidad de cambiar ese hecho, que el mio le hubiera gustado más. Explotar de celos era lo último que querría ahora, más aún cuando notaba el ardor de la sed en mis entrañas.
Cuando Lin declaró sentir lo mismo, no pude si no mirar a sus ojos detrás de aquellos mechones revueltos que le caían por el rostro. Había dado el primer paso en el beso si, pero jamás pensé que se atrevería a verbalizarlo. Aún así, la cosas no cambiaban demasiado.
- Me halaga ser capaz de despertar esos sentimientos en ti - comencé a decir - Siento que todo sea tan complicado - me atreví a mover la mano y acariar la suya durante un instante. Después, cuando me separé, sentí un hormigueo que me recorría todo el brazo.
Sus palabras resultaban atrayentes. Dicho como ella lo transmitía, parecería un camino de rosas: Tendrían su lugar privado en el que quizás empezarían repitiendo aquel y quizás, poco a poco, sus manos irían retirando las prendas que la cubren hasta tener un contacto pleno, piel con piel. ¿Y luego?. Eso, claro está, sin contar con que terminaría mordiéndola tarde o temprano.
Mi rostro también se tornó frustrado mientras dejaba caer lacia mi espalda sobre el sillón.
- Ambas huimos de algo y buscamos nuestro refugio en la otra. Yo lo he encontrado y, al parecer tu también - seguramente ella deseara escuchar aquello tan poco como yo decirlo - La idea del secreto, de poder ser yo misma contigo, demostrarte lo que siento con actos, con caricias. Sería casi un sueño a mis ojos. Pero... ¿Y si me enamoro? ¿Y si tus labios se vuelven una obsesión para mi?¿Qué haré entonces?¿Esperar a que tu marido no esté para poder ser una contigo?¿Cómo soportaría entonces dormir sola cuando él es el que te abraza por las noches? - duras palabras aunque reales - Además que, ni tan siquiera se si estas preparada para saberlo todo sobre mi.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
¿Porqué las cosas debían ser tan complicadas para las dos? Se preguntaba Lin aún cuando el alcohol hacía todo lo posible por confundir su cabeza, lograba sacar un par de pensamientos lógicos en medio del aturdimiento en el que se sumía. Las palabras de Catalina fueron como un cubetazo de agua fría que caía en su cabeza en pleno invierno, no sabía porqué pero le dolía escuchar esas palabras proviniendo de ella, sabía que tenía razón en todo lo que decía, pero no podía evitar sentir una opresión en el pecho al imaginar todo aquello.
¿Enamorarse? Esa palabra le parecía muy grande. Lin no había contemplado tan siquiera esa posibilidad pues no se imaginaba que pudiera enamorarse de otra mujer. Aquello era inaudito y al mismo tiempo bastante posible pues Catalina lo decía. Si se enamoraban ¿Qué iban a hacer con sus vidas? ¿Con la fachada que deberían de mantener frente a la sociedad?.
La humana se quedó en silencio pensativa por un par de minutos procesando lo que acababa de escuchar, no quería decir algo estúpido por estar bajo la influencia del vino, pero sentía la necesidad de ser completamente honesta.
-Durante toda mi vida, he vivido bajo las reglas de la sociedad, siempre aparentando cosas que no siento, mostrando una sonrisa cortés sin importar la situación... para ser honesta, no creo que esto valla a cambiar, si algún día me veo obligada a casarme con un hombre que no amo, igual tendré que fingir – Las posibilidades en su futuro eran realmente limitadas en ese aspecto – Así que... fingir es parte de mi vida cotidiana, por eso no me parecería tan malo guardar un secreto – Una relación secreta con Catalina eso era lo que estaba pensando.
¿Pero que diablos? Ella nunca había estado en una relación con nadie, ¿Cómo era que estaba segura de que con Catalina podría tener una?, su corazón estaba dominando su cerebro en esos momentos, estaba hablando con el corazón, con el deseo que sentía y no con la lógica. Quizás si esa conversación se hubiese efectuado durante el almuerzo en algún lugar público habría dicho cosas diferentes.
¿Enamorarse? Esa palabra le parecía muy grande. Lin no había contemplado tan siquiera esa posibilidad pues no se imaginaba que pudiera enamorarse de otra mujer. Aquello era inaudito y al mismo tiempo bastante posible pues Catalina lo decía. Si se enamoraban ¿Qué iban a hacer con sus vidas? ¿Con la fachada que deberían de mantener frente a la sociedad?.
La humana se quedó en silencio pensativa por un par de minutos procesando lo que acababa de escuchar, no quería decir algo estúpido por estar bajo la influencia del vino, pero sentía la necesidad de ser completamente honesta.
-Durante toda mi vida, he vivido bajo las reglas de la sociedad, siempre aparentando cosas que no siento, mostrando una sonrisa cortés sin importar la situación... para ser honesta, no creo que esto valla a cambiar, si algún día me veo obligada a casarme con un hombre que no amo, igual tendré que fingir – Las posibilidades en su futuro eran realmente limitadas en ese aspecto – Así que... fingir es parte de mi vida cotidiana, por eso no me parecería tan malo guardar un secreto – Una relación secreta con Catalina eso era lo que estaba pensando.
¿Pero que diablos? Ella nunca había estado en una relación con nadie, ¿Cómo era que estaba segura de que con Catalina podría tener una?, su corazón estaba dominando su cerebro en esos momentos, estaba hablando con el corazón, con el deseo que sentía y no con la lógica. Quizás si esa conversación se hubiese efectuado durante el almuerzo en algún lugar público habría dicho cosas diferentes.
Lin Deforest- Humano Clase Alta
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Parecía que, de algún modo, mis palabras habían hecho mella en la actitud de Lin. Frenando el rumbo desorbitado y completamente catastrófico que había tomado aquella noche, en ese recóndito lugar.
El silencio imperó entre nosotras. El aire, metafóricamente habland ya que no tenía la necesidad de respirar, se tornó más denso, más pesado. A lo lejos se escuchaba el murmullo de fuera, donde la fiesta continuaba ajenos a lo que podía llegar a ocurrir allí dentro.
No sabía que decir ni como continuar. Lo que había dicho me dolía. Pero la sinceridad valía más que remediar algo más adelante. Añadiendo además, el hecho de que jamás sabría cual sería mi reacción hasta que pesara sobre mi conciencia.
Había tenido muchos encuentros con mujeres, mientras estaba viva. Pero nunca había llegado a amar, nunca a sentir esa unión de la que muchos hablan y la cual, la mayoría de las personas habían experimentado.
Mis relaciones, por aquella época y dada la edad plena de la que gozaba, se habían tornado carnales, instintivas, puramente de alcoba. Seducía, yacía y pasaba a una nueva cosa. Había veces que repetía, pero no eran las que más.
Pero ahora, libre del impulso primario del deseo, era todo completamente diferente. Había visto venir ese beso y lo había recibido, había formado parte. Al separarme, sentí su lejanía, como su respiración se alejaba y el aire huía de mi. Si, también había sentido la sed. Pero había sido en parte mitigada por otro cúmulo de sensaciones.
Comenzó de nuevo a hablar y los pensamientos se evadieron en ese instante, haciéndome pesar atención plena a lo que ella estaba diciendo.
Era positiva dentro de lo cuesta arriba que se le hacia la vida día tras día. Hablaba de secretos, de futuro. Pero ni siquiera se estaba planteando el allí y el ahora. Había sido un besó si, pero había transmitido demasiado para que lo dejara correr y me aventurara.
Soy un vampiro, soy violento y no aprecio la vida de la mayoría de los seres humanos. ¿Como afrontaría sólo ser un amante?¿Podría hacer como si no pasará nada y disfrutar del poco tiempo del que dispondríamos juntas. O por el contrario, me escaparía una noche y le arrebataría la vida a su esposo mientras duerme. ¿Y si, cuando finalmente se casara y yaciera con él, prefiriera sus caricias?
Todo aquello hacia que mi cabeza estuviera a pintó de estallar. Me lleve las manos al cabello y lo hundí en el mismo, intentando así que mis pensamientos buscaran algo positivo, algo a lo que aferrarse.
- Hablas de secretos, de fingir y de tu vida. Pero no pones en la mesa la mía. No hablas de los posibles problemas de que esto fuera a más, no piensas en esa posibilidad - hice una pausa - ¿Y si, el día de mañana, después de mantener esta relación en secreto durante mucho tiempo, te pido que abandones a tu familia y te vengas conmigo?¿Estarias dispuesta? - la respuesta a esa pregunta era la que haría que aquello avanzara o se estancara. Tampoco podía pedirla nada, no sin que ella fuera consciente de todo sobre mi, no sin mostrarle mi rostro en las sombras. Pero no podía continuar con algo que acabaría con nosotras.
- Me gustas - lo verbalice de nuevo - Y desearía ser la mano que descorre los nudos de tu ropa cada noche - agaché la cabeza - Pero no se, no puedo vivir en secreto sabiendo que es finito.
El silencio imperó entre nosotras. El aire, metafóricamente habland ya que no tenía la necesidad de respirar, se tornó más denso, más pesado. A lo lejos se escuchaba el murmullo de fuera, donde la fiesta continuaba ajenos a lo que podía llegar a ocurrir allí dentro.
No sabía que decir ni como continuar. Lo que había dicho me dolía. Pero la sinceridad valía más que remediar algo más adelante. Añadiendo además, el hecho de que jamás sabría cual sería mi reacción hasta que pesara sobre mi conciencia.
Había tenido muchos encuentros con mujeres, mientras estaba viva. Pero nunca había llegado a amar, nunca a sentir esa unión de la que muchos hablan y la cual, la mayoría de las personas habían experimentado.
Mis relaciones, por aquella época y dada la edad plena de la que gozaba, se habían tornado carnales, instintivas, puramente de alcoba. Seducía, yacía y pasaba a una nueva cosa. Había veces que repetía, pero no eran las que más.
Pero ahora, libre del impulso primario del deseo, era todo completamente diferente. Había visto venir ese beso y lo había recibido, había formado parte. Al separarme, sentí su lejanía, como su respiración se alejaba y el aire huía de mi. Si, también había sentido la sed. Pero había sido en parte mitigada por otro cúmulo de sensaciones.
Comenzó de nuevo a hablar y los pensamientos se evadieron en ese instante, haciéndome pesar atención plena a lo que ella estaba diciendo.
Era positiva dentro de lo cuesta arriba que se le hacia la vida día tras día. Hablaba de secretos, de futuro. Pero ni siquiera se estaba planteando el allí y el ahora. Había sido un besó si, pero había transmitido demasiado para que lo dejara correr y me aventurara.
Soy un vampiro, soy violento y no aprecio la vida de la mayoría de los seres humanos. ¿Como afrontaría sólo ser un amante?¿Podría hacer como si no pasará nada y disfrutar del poco tiempo del que dispondríamos juntas. O por el contrario, me escaparía una noche y le arrebataría la vida a su esposo mientras duerme. ¿Y si, cuando finalmente se casara y yaciera con él, prefiriera sus caricias?
Todo aquello hacia que mi cabeza estuviera a pintó de estallar. Me lleve las manos al cabello y lo hundí en el mismo, intentando así que mis pensamientos buscaran algo positivo, algo a lo que aferrarse.
- Hablas de secretos, de fingir y de tu vida. Pero no pones en la mesa la mía. No hablas de los posibles problemas de que esto fuera a más, no piensas en esa posibilidad - hice una pausa - ¿Y si, el día de mañana, después de mantener esta relación en secreto durante mucho tiempo, te pido que abandones a tu familia y te vengas conmigo?¿Estarias dispuesta? - la respuesta a esa pregunta era la que haría que aquello avanzara o se estancara. Tampoco podía pedirla nada, no sin que ella fuera consciente de todo sobre mi, no sin mostrarle mi rostro en las sombras. Pero no podía continuar con algo que acabaría con nosotras.
- Me gustas - lo verbalice de nuevo - Y desearía ser la mano que descorre los nudos de tu ropa cada noche - agaché la cabeza - Pero no se, no puedo vivir en secreto sabiendo que es finito.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Lin sintió un nudo formarse en su garganta cuando Catalina dijo que no estaba pensando en ella y entonces comenzó a hablar de posibilidades que sinceramente ella no se había planteado. ¿Y porqué abría de pensar en ello? ¡Si apenas si se habían dado un beso! Catalina ya le estaba pidiendo si estaría dispuesta a abandonar a su familia para irse con ella ¿Estaría diciendo cosas tan locas porque había bebido demasiado vino también?.
Iba a decir algo al respecto, pero la confesión le dejó muda, Catalina estaba (de una forma muy elegante) dejando claro que la deseaba físicamente. Lin desvió la mirada una vez más avergonzada, no entendía porqué la conversación había avanzado tan rápido en tan poco tiempo, hacía unas horas no se hubiera imaginado que estaría hablando sobre ese tipo de cosas con ella.
-Creo que estás pensando demasiado– Murmuró suavemente sosteniendo la copa de vino sin beber de nuevo – La situación es complicada si, pero no sabemos realmente como vallan a salir las cosas – Le pareció que precipitarse a conclusiones no l as llevaría – Y no podría responderte a esa pregunta, porque no se si llegado el momento me sienta diferente, no podría tomar una decisión sobre algo que nunca he experimentado o vivido -
Dejó escapar un suspiro, se llevó la copa a los labios pero pareció arrepentirse a medio camino y la colocó sobre la mesita sin beber más. El vino no sólo le estaba mareando sino que también estaba sintiéndose cada vez más adormecida. Recordó todo lo que habían vivido esa noche y se preguntó que horas serían, pues el cansancio estaba comenzando a ser notorio en su cuerpo.
- Pero tienes razón, es complicado, es mejor que olvidemos el asunto – Finalizó dejando escapar un largo bostezo.
Iba a decir algo al respecto, pero la confesión le dejó muda, Catalina estaba (de una forma muy elegante) dejando claro que la deseaba físicamente. Lin desvió la mirada una vez más avergonzada, no entendía porqué la conversación había avanzado tan rápido en tan poco tiempo, hacía unas horas no se hubiera imaginado que estaría hablando sobre ese tipo de cosas con ella.
-Creo que estás pensando demasiado– Murmuró suavemente sosteniendo la copa de vino sin beber de nuevo – La situación es complicada si, pero no sabemos realmente como vallan a salir las cosas – Le pareció que precipitarse a conclusiones no l as llevaría – Y no podría responderte a esa pregunta, porque no se si llegado el momento me sienta diferente, no podría tomar una decisión sobre algo que nunca he experimentado o vivido -
Dejó escapar un suspiro, se llevó la copa a los labios pero pareció arrepentirse a medio camino y la colocó sobre la mesita sin beber más. El vino no sólo le estaba mareando sino que también estaba sintiéndose cada vez más adormecida. Recordó todo lo que habían vivido esa noche y se preguntó que horas serían, pues el cansancio estaba comenzando a ser notorio en su cuerpo.
- Pero tienes razón, es complicado, es mejor que olvidemos el asunto – Finalizó dejando escapar un largo bostezo.
Lin Deforest- Humano Clase Alta
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Sentí el cambio de parecer de Lin y, en ese momento me di cuenta de que mi perspectiva había ido más allá de lo que realmente había pasado: Sólo había sido un inocente beso y yo lo había extrapolado hasta niveles despampanantes.
Vi su agobio, como ella realmente no había reparado en eso, como era normal. Pero el tiempo era relativo cuando no había un final al ciclo, cuando la muerte no era una y traba. Los humanos no eran conscientes de lo rápido que pasaba el tiempo y lo rápido que pasaban las cosas. Pero si, tenía razón, estaba pensando demasiado y acababa de estropearlo todo.
- Si, pienso demasiado, perdona - me disculpé - El vino también me está afectando - ¿Qué podia decir? No había nada "lógico" que pudiera explicar el porque de mi extrapolación de los hechos.
- Disculpa, en serio. No tienes que darme ningún tipo de explicación ni nada por el estilo. Sólo olvídalo, me hará más feliz - hice una pausa incapaz de mirarla a la cara, pérdida en una nota de polvo que sólo yo era capaz de ver - Y perdóname - añadí para terminar con aquel monólogo de disculpa y auto humillación.
El silencio volvió a imperar y con el, un gran vacío en mi pecho. Un vacío que apenas reconocía, que apenas sabía de su existencia. Un vacío que llegaba a doler, que calaba hasta el fondo de mi ser.
Escuché su bostezo a la vez que daba por finalizada esa etapa: Intensa pero corta. Lo peor era saber que había sido por mi culpa.
- Si, será lo mejor - creó que jamás me había costado decir una frase. Sentía un nudo en la garganta que me ahogaba y con el que tenía que luchar para añarar las palabras. Pero así tenía que ser...
- Es tarde para ti Lin. ¿Puedo acompañarte a casa? - fue más una peticion que un ofrecimiento - Me sentiría más tranquila sabiendo que has llegado bien.
Vi su agobio, como ella realmente no había reparado en eso, como era normal. Pero el tiempo era relativo cuando no había un final al ciclo, cuando la muerte no era una y traba. Los humanos no eran conscientes de lo rápido que pasaba el tiempo y lo rápido que pasaban las cosas. Pero si, tenía razón, estaba pensando demasiado y acababa de estropearlo todo.
- Si, pienso demasiado, perdona - me disculpé - El vino también me está afectando - ¿Qué podia decir? No había nada "lógico" que pudiera explicar el porque de mi extrapolación de los hechos.
- Disculpa, en serio. No tienes que darme ningún tipo de explicación ni nada por el estilo. Sólo olvídalo, me hará más feliz - hice una pausa incapaz de mirarla a la cara, pérdida en una nota de polvo que sólo yo era capaz de ver - Y perdóname - añadí para terminar con aquel monólogo de disculpa y auto humillación.
El silencio volvió a imperar y con el, un gran vacío en mi pecho. Un vacío que apenas reconocía, que apenas sabía de su existencia. Un vacío que llegaba a doler, que calaba hasta el fondo de mi ser.
Escuché su bostezo a la vez que daba por finalizada esa etapa: Intensa pero corta. Lo peor era saber que había sido por mi culpa.
- Si, será lo mejor - creó que jamás me había costado decir una frase. Sentía un nudo en la garganta que me ahogaba y con el que tenía que luchar para añarar las palabras. Pero así tenía que ser...
- Es tarde para ti Lin. ¿Puedo acompañarte a casa? - fue más una peticion que un ofrecimiento - Me sentiría más tranquila sabiendo que has llegado bien.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Catalina parecía haber caído en cuenta de que había dicho cosas que estando sobria no habría dicho. Lin acababa de experimentar de primera mano lo peligroso que podía ser el vino, no sólo se había atrevido a besarla sino que estaba contemplando en tener una relación a escondidas con su nueva amiga. Sin embargo sentía como si de alguna forma Catalina la hubiese rechazado. Su cabeza le decía que no era así y que Catalina tenía razón la pensar en las complicaciones, pero su corazón le decía que se trataba de un rechazo.
Meneó la cabeza lentamente intentando alejar esos pensamientos negativos, habían demasiadas cosas cruzando por su cabeza en ese momento como para ponerse a pensar que había sido rechazada.
-No te preocupes... quizás sea una mejor idea hablar otra noche en la que no hayamos bebido... quizás podamos ver las cosas con más claridad – Comentó ante las disculpas de ella, porque volverían a verse ¿Verdad?, Lin esperaba que esas vergonzosas confesiones no fueran a afectar la amistad que estaba naciendo entre ambas. Lin no quería dejar de verse con ella, aún deseaba conocer más de su personalidad y su historia.
-Tienes razón, me siento muy cansada ¿No estás cansada también? - Le preguntó algo extrañada – Mañana será un día complicado, recuerda que debo entregarle el dinero al párroco en tres días, hay varias cosas que debo hacer para terminar de resolver el incidente que tuvimos para que a mi madrastra no le de un infarto – Esto último lo dijo en tono de broma, la mujer podía ser estricta y dura con ella, pero la había criado al fin al cabo, Lin no sentía ningún resentimiento hacía ella.
Lin intentó ponerse de pie, pero tuvo que sostenerse de la pared al lado del mueble, el mareo se le subió de repente a la cabeza cuando trató de caminar. Dejó escapar una risita – Así que esto es lo que se siente estar ebrio – Comentó entre risas.
Meneó la cabeza lentamente intentando alejar esos pensamientos negativos, habían demasiadas cosas cruzando por su cabeza en ese momento como para ponerse a pensar que había sido rechazada.
-No te preocupes... quizás sea una mejor idea hablar otra noche en la que no hayamos bebido... quizás podamos ver las cosas con más claridad – Comentó ante las disculpas de ella, porque volverían a verse ¿Verdad?, Lin esperaba que esas vergonzosas confesiones no fueran a afectar la amistad que estaba naciendo entre ambas. Lin no quería dejar de verse con ella, aún deseaba conocer más de su personalidad y su historia.
-Tienes razón, me siento muy cansada ¿No estás cansada también? - Le preguntó algo extrañada – Mañana será un día complicado, recuerda que debo entregarle el dinero al párroco en tres días, hay varias cosas que debo hacer para terminar de resolver el incidente que tuvimos para que a mi madrastra no le de un infarto – Esto último lo dijo en tono de broma, la mujer podía ser estricta y dura con ella, pero la había criado al fin al cabo, Lin no sentía ningún resentimiento hacía ella.
Lin intentó ponerse de pie, pero tuvo que sostenerse de la pared al lado del mueble, el mareo se le subió de repente a la cabeza cuando trató de caminar. Dejó escapar una risita – Así que esto es lo que se siente estar ebrio – Comentó entre risas.
Lin Deforest- Humano Clase Alta
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Miraba el balanceo suave del vino en la copa sin tener claro la magnitud de aquello que acababa de hacer. Sin ser consciente de todo el daño que había hecho a aquella relación. ¿El vino? Si, era una buena salida para ocultar la estupidez que se ceñía sobre mi cabeza con la idea de caer con todo su peso sobre mí.
Ya no podía disculparme de ningún modo y, por primera vez en mi vida (o más bien en mi no-vida), deseé tener el poder de jugar con los pensamientos de los humanos para poder borrar aquel instante de estupidez y tontería suprema. O quien sabe, quizás para eliminar todo los pensamientos que se refirieran a mi en la pobre memoria de Lin. Si, quizás hubiera sido mejor que no nos hubiéramos encontrado. Era algo que me planteaba cada vez que pensaba en las penurias que habían pasado y en las que, en cierto modo, me sentía responsable.
Aún así, Lin hacía todo lo posible por hacer que las cosas retornaran a su cauce y la noche, a la normalidad. Pero había habido demasiadas confesiones, demasiadas palabras ocultas en el corazón para que todo fuera como al principio que, aunque se notaba la atracción entre una y otra, era algo velado por el misterio y la timidez. Pero tampoco podía decir algo que empeorara más las cosas.
-Seguro que, en ese caso, todo será diferente - respondí a su proposición de hablarlo con más calma otra noche - El alcohol no me hará decir tonterías. Perdona - me volví a disculpar.
Ella estaba completamente exhausta, pues no acostumbraba a moverse a aquellas horas. Mientras que, para mi, sólo era una noche más y la hora era irrelevante hasta que el sol despuntaba por el horizonte.
- No, yo no estoy cansada. Creo que el moverme normalmente más de noche que de día hace que tolere mejor la falta de sueño - ¿Qué podía decirle? - Pero entiendo tu cansancio y más aún para lo que se te viene encima con el tema del dinero. Si necesitas ayuda para lo que sea, no dudes en contar conmigo - le ofrecí - Creo que es algo que ya no hace falta ni que te diga.
Veo como casi se cae al levantarse y como se apoya en la pared buscando la verticalidad. También rio ante su comentario sobre beber.
- Si, exactamente esto. Espero que la sensación no sea del todo desagradable - le comenté mientras me levantaba - Deja que te ayude - me acerqué a ella y coloqué uno de sus brazos sobre mi hombro y con mi otra mano rodeé su cintura para que se asentara bien con mi cuerpo - Apoyate en mi.
La impulsé lo suficiente para que comenzara a andar y descorrí la cortina para salir. Un poco más allá estaba la camarera que nos había atendido. Al vernos, se levantó de inmediato y se acercó hasta nosotras.
- ¿Se encuentran bien Madame? - preguntó con una preocupación clara aunque no determinaba demasiado bien porque.
- Si, avisa a un coche de caballos para que venga a recogernos.
- Si Madame - dijo mientras se daba la vuelta y caminaba hacia fuera.
En ese momento, retomé el paso.
- No te preocupes, pronto estarás durmiendo plácidamente en tu cama.
Ya no podía disculparme de ningún modo y, por primera vez en mi vida (o más bien en mi no-vida), deseé tener el poder de jugar con los pensamientos de los humanos para poder borrar aquel instante de estupidez y tontería suprema. O quien sabe, quizás para eliminar todo los pensamientos que se refirieran a mi en la pobre memoria de Lin. Si, quizás hubiera sido mejor que no nos hubiéramos encontrado. Era algo que me planteaba cada vez que pensaba en las penurias que habían pasado y en las que, en cierto modo, me sentía responsable.
Aún así, Lin hacía todo lo posible por hacer que las cosas retornaran a su cauce y la noche, a la normalidad. Pero había habido demasiadas confesiones, demasiadas palabras ocultas en el corazón para que todo fuera como al principio que, aunque se notaba la atracción entre una y otra, era algo velado por el misterio y la timidez. Pero tampoco podía decir algo que empeorara más las cosas.
-Seguro que, en ese caso, todo será diferente - respondí a su proposición de hablarlo con más calma otra noche - El alcohol no me hará decir tonterías. Perdona - me volví a disculpar.
Ella estaba completamente exhausta, pues no acostumbraba a moverse a aquellas horas. Mientras que, para mi, sólo era una noche más y la hora era irrelevante hasta que el sol despuntaba por el horizonte.
- No, yo no estoy cansada. Creo que el moverme normalmente más de noche que de día hace que tolere mejor la falta de sueño - ¿Qué podía decirle? - Pero entiendo tu cansancio y más aún para lo que se te viene encima con el tema del dinero. Si necesitas ayuda para lo que sea, no dudes en contar conmigo - le ofrecí - Creo que es algo que ya no hace falta ni que te diga.
Veo como casi se cae al levantarse y como se apoya en la pared buscando la verticalidad. También rio ante su comentario sobre beber.
- Si, exactamente esto. Espero que la sensación no sea del todo desagradable - le comenté mientras me levantaba - Deja que te ayude - me acerqué a ella y coloqué uno de sus brazos sobre mi hombro y con mi otra mano rodeé su cintura para que se asentara bien con mi cuerpo - Apoyate en mi.
La impulsé lo suficiente para que comenzara a andar y descorrí la cortina para salir. Un poco más allá estaba la camarera que nos había atendido. Al vernos, se levantó de inmediato y se acercó hasta nosotras.
- ¿Se encuentran bien Madame? - preguntó con una preocupación clara aunque no determinaba demasiado bien porque.
- Si, avisa a un coche de caballos para que venga a recogernos.
- Si Madame - dijo mientras se daba la vuelta y caminaba hacia fuera.
En ese momento, retomé el paso.
- No te preocupes, pronto estarás durmiendo plácidamente en tu cama.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
La explicación de porqué no estaba casada en el momento no le pareció extraña ni sospechosa ya que Lin sinceramente tenía muchas otras cosas en la cabeza como para ponerse a analizar a fondo lo que significaba.
-Gracias, eres un gran apoyo – Respondió sosteniéndose en ella cuando le ofreció ayuda para caminar, el contacto con el cuerpo de Catalina le hizo desear reanuda el beso que habían interrumpido, pero se controló, la situación estaba muy rara entre ambas y Lin no terminaba de comprenderla. - Es un poco extraño, pero no está mal del todo – Respondió refiriéndose a la sensación de estar ebria.
La camarera que les había atendido momentos antes, parecía bastante preocupada al ver a Lin. ¿Tan mal se veía para la gente? Se preguntó, entonces recordó que una dama de la alta sociedad como ella no debía ser pescada ebria, el alcohol era para las prostitutas y las Gitanas, la preocupación volvió a su cabeza aún cuando el efecto del vino la hacía sentir relajada, cuando volviera a su mansión debía evitar por todos los medios encontrarse con sus hermanos o madrastra para que no la vieran en ese estado.
- ¿Sabes de algo que pueda tomar para hacer que el efecto del vino baje? - Preguntó con inocencia, no sabía muy bien como funcionaba el alcohol – No quiero que nadie de mi familia lo note – No tenía idea de como lo iba a disimular, aunque juzgando por lo tarde que era estaba más que segura que su madrastra estaría en el quinto sueño y no se daría cuenta de su llegada.
-Gracias, eres un gran apoyo – Respondió sosteniéndose en ella cuando le ofreció ayuda para caminar, el contacto con el cuerpo de Catalina le hizo desear reanuda el beso que habían interrumpido, pero se controló, la situación estaba muy rara entre ambas y Lin no terminaba de comprenderla. - Es un poco extraño, pero no está mal del todo – Respondió refiriéndose a la sensación de estar ebria.
La camarera que les había atendido momentos antes, parecía bastante preocupada al ver a Lin. ¿Tan mal se veía para la gente? Se preguntó, entonces recordó que una dama de la alta sociedad como ella no debía ser pescada ebria, el alcohol era para las prostitutas y las Gitanas, la preocupación volvió a su cabeza aún cuando el efecto del vino la hacía sentir relajada, cuando volviera a su mansión debía evitar por todos los medios encontrarse con sus hermanos o madrastra para que no la vieran en ese estado.
- ¿Sabes de algo que pueda tomar para hacer que el efecto del vino baje? - Preguntó con inocencia, no sabía muy bien como funcionaba el alcohol – No quiero que nadie de mi familia lo note – No tenía idea de como lo iba a disimular, aunque juzgando por lo tarde que era estaba más que segura que su madrastra estaría en el quinto sueño y no se daría cuenta de su llegada.
Lin Deforest- Humano Clase Alta
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Re: Deja que te descubra (Catalina)
Control, control... era todo lo que necesitaba en aquel momento. El calor de Lin volvía a embriagarme al igual que el vino que ella había tomado hacia que sus funciones se vieran afectadas y alteradas. Estreché un poco más el lazo convenciéndome a mi misma de que lo hacia para que ella estuviera más segura afianzada a mi. Mintiéndome sobre los motivos pero regocijándome en la sensación que aquello provocaba sobre mi.
Agradeció que estuviera allí, que le diera mi apoyo. Pero tambien estaba segura de que sería raro que alguna vez lo solicitara. Ya hasta dudaba del hecho de poder afrontar otro encuentro similar y tan íntimo con ella. Las cosas se habían torcido y, muchas veces, cuando algo se estropea hasta esos niveles, es difícil revertirlo. Aunque pongas de tu parte.
- No hay de que - la respondí - Se que tu harías lo mismo por mi - añadí atreviéndome a rozar su mejilla con mis labios en un gesto de cariño sutil, completamente distinto a lo que nos había acontecido antes.
- Siempre que no te pases no es una sensación del todo desagradable - le dije acerca del alcohol - Por suerte has parado a tiempo. Antes de hacer alguna tontería - añadí, dándole la importancia que merecia al beso. y considerándolo importante.
La actitud de la camarera hace que Lin se replantee lo que puede ocurrir si notan su estado al llegar a casa. Como puede repercutir en su familia el verla ebria. La verdad es que no se como se consideraba eso en su estatus social. Pero en todo el tiempo que llevaba existiendo, había visto demasiada "clase alta" bajo los efectos del alcohol, desgastándose hasta niveles de decir basta.
- No te preocupes, no has bebido tanto. Se te pasará con un poco de aire fresco y el trayecto hasta casa - la tranquilicé mientras la llevaba hacia la salida.
El tiempo había pasado y la gente se había ido retirando a sus hogares. Los que quedaban, no estaban en situación de prestarnos atención.
Fuera, los caballos relinchaban en una noche pacífica, despejada, el frío calaba en los huesos y estaba comenzando a helar. Por suerte, seguramente Lin no tuviera demasiado a causa del alcohol. Aún así, cuando nos sentamos en el carruaje, la eché mi abrigo por encima del cuerpo a modo de manta.
Suspiré cuando los coches comenzaron a andar y me atreví a buscar el contacto de su mano bajo las telas. Acaricié su piel suavemente.
- Pronto estarás en casa. Seguro que tienes doncellas de confianza que sabrán guardarte el secreto - dije con tristeza en la mirada sabiendo del inminente final de la noche y la certeza de que la iba a entregar a otras manos.
Agradeció que estuviera allí, que le diera mi apoyo. Pero tambien estaba segura de que sería raro que alguna vez lo solicitara. Ya hasta dudaba del hecho de poder afrontar otro encuentro similar y tan íntimo con ella. Las cosas se habían torcido y, muchas veces, cuando algo se estropea hasta esos niveles, es difícil revertirlo. Aunque pongas de tu parte.
- No hay de que - la respondí - Se que tu harías lo mismo por mi - añadí atreviéndome a rozar su mejilla con mis labios en un gesto de cariño sutil, completamente distinto a lo que nos había acontecido antes.
- Siempre que no te pases no es una sensación del todo desagradable - le dije acerca del alcohol - Por suerte has parado a tiempo. Antes de hacer alguna tontería - añadí, dándole la importancia que merecia al beso. y considerándolo importante.
La actitud de la camarera hace que Lin se replantee lo que puede ocurrir si notan su estado al llegar a casa. Como puede repercutir en su familia el verla ebria. La verdad es que no se como se consideraba eso en su estatus social. Pero en todo el tiempo que llevaba existiendo, había visto demasiada "clase alta" bajo los efectos del alcohol, desgastándose hasta niveles de decir basta.
- No te preocupes, no has bebido tanto. Se te pasará con un poco de aire fresco y el trayecto hasta casa - la tranquilicé mientras la llevaba hacia la salida.
El tiempo había pasado y la gente se había ido retirando a sus hogares. Los que quedaban, no estaban en situación de prestarnos atención.
Fuera, los caballos relinchaban en una noche pacífica, despejada, el frío calaba en los huesos y estaba comenzando a helar. Por suerte, seguramente Lin no tuviera demasiado a causa del alcohol. Aún así, cuando nos sentamos en el carruaje, la eché mi abrigo por encima del cuerpo a modo de manta.
Suspiré cuando los coches comenzaron a andar y me atreví a buscar el contacto de su mano bajo las telas. Acaricié su piel suavemente.
- Pronto estarás en casa. Seguro que tienes doncellas de confianza que sabrán guardarte el secreto - dije con tristeza en la mirada sabiendo del inminente final de la noche y la certeza de que la iba a entregar a otras manos.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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