Hechos preparatorios [Sophia]

por **Goar Abadinchi** Miér Oct 21, 2015 12:08 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Se acercaba de manera inexorable como cualidad del tiempo, el Onomástico de quién definitivamente resultaba ser la mujer más importante de Italia, gustara o no para muchos o para pocos, con dudas o sin dudas, aquella mujer cumplía un año más de vida, por lo que habían compartido, estaba seguro de que se trataba de una vida incluso aún más camaleónica que la suya propia, no resultaba correcto en esta ocasión observar hacía el pasado demasiado profundo, después de todo resulta que los seres humanos suelen tener espinas que algún día se enterraron y que jamás pudieron retirarse de la carne, ya sea por los motivos varios que puedan existir para esta condición, o por simple desgano. En el caso propio, con cincuenta años de edad, Goar podía desenterrar muchos cadáveres, pasiones perdidas, y ciertamente resultaba poco saludable pensar en ello. Resultaba mucho más sencillo para el recientemente retirado, distraer su mente de las ideas vagas que tan solo generaban escozor. No podía quejarse de su suerte en lo absoluto la verdad, había dejado un cargo importante dentro de la estructura militar, es cierto, pero había obtenido de inmediato también una nueva labor, ahora resultaba ser oficialmente y por voto de confianza el guardia real, según los comentarios que corren por ahí y que sus oídos captan, el más sonado. ¿Por qué? Realmente responder aquello resultaba ínfimamente relevante, e incluso la labor misma si no fuera por estar vinculada ciertamente a lo realmente importante, este tiempo le sirvió al licántropo para conocerse un poco más y para conocerla a ella, con limitaciones obvias, inevitables y quizás a un punto molestas, pero se trataba justamente de guardar composturas y la tranquilidad, Goar no estaba seguro como pocas veces en su vida, referente a cómo actuar, o quizás lo estaba ciertamente, pero no se animaba por ciertas tratabas que posiblemente solo en su cabeza existían, pero puede que esa teoría no sea correcta, nadie iba a responder eso por él, solo la misma experiencia, lo problemático de experimentar, es que siempre te enfrentabas al fallo o al éxito, y en ciertos temas dicen que jugar a la suerte es apelar a la idiotez, si algo caracteriza al hombre es sin duda su capacidad para calcular los detalles, por ello se encontraba tan pasivo respecto a Sophia y todo el mundo al cuál se había visto embarcado por propia decisión finalmente, claro está.

Adquirió velozmente la costumbre de merodear los lugares aledaños al lugar de descanso de la reina, podrían llamarlo paranoico, pero no lo era, simplemente fuera, en la naturaleza, su olfato funcionaba mejor, y aunque podría parecer difícil separar los aromas estando expuesto a muchos más, para el lupino este reto significaba nada, de esta manera identificaba a los seres cercanos, posibles amenazas, para tranquilidad colectiva todo resultaba tranquilo y corriente, un buen presagio para una festividad cercana por lógica y también por creencia. Terminando ya de buscar lo que quizás no encontraría nunca se acercó por la zona donde diferentes fámulas laburaban, como es común de ellas, jamás en silencio, y sus oídos no transgresores más si muy finos, captaban a la perfección los dichos de las mismas, le bastó tan solo estar cerca cinco minutos para tener el deseo suficiente de alejarse del lugar, no porque la cháchara resultara vulgar o similar, simplemente porque probablemente esas ideas podían despertarse también en su mente y generar conflicto, mientras algunas hablaban de la dama, otras de él, un grupo también estaba entusiasmado por las posibles personalidades que podrían venir a esta celebración, e incluso también hablaban del futuro de la dama. ¿Incomodidad? Pero no por el simple hecho de ser mencionado o la forma en la cual se le mencionaba o vinculaba, incomodo muy probablemente por aquel futuro incierto que como si fuera un juguete de madera se paseaba entre esas bocas femeninas que por suerte ya no lograba captar. Estirarse no le serviría en este momento, tampoco ejercitarse, o probar algún manjar sabroso, su mente tan solo se distraía de lo último gracias al perfume que ya a estas alturas podía reconocer incluso a kilómetros, entonces simplemente se dejó guiar por el mismo, ningún mal podía causar, además aún había visitado a la misma. La mañana había empezado, él probablemente más madrugador que cualquiera en el lugar. Una vez en la puerta estaba seguro que ella podía saber de su presencia, pero aun así golpeó tres veces la puerta, cada vez en una zona diferente de la madera, por alguna costumbre no recordada el lupino tenía ese sello si se le deseaba llamar así. Pacientemente le tocaba esperar si es que así lo deseaba ella, que abriera la puerta. También podía recibir perfectamente un “vuelva más tarde” o “En este momento no le necesito”. No es que tomara ella esas respuestas, pero tenía todo el derecho de hacerlo.

por **Goar Abadinchi** Miér Nov 25, 2015 9:57 pm

Estaba a punto de afirmar que la visita al mausoleo estaba resultando mejor de lo esperado, incluso afirmar que Sophia se encontraba más estable emocionalmente de lo que podría haber imaginado, después de todo hoy tuvo varios choques diferentes de emociones en su interior, culpable de más de una probablemente y aquello le tranquilizaba aún más, verla sobreponerse, al menos en ese momento, todo habría estado bien si no fuera por aquel pequeño detalle que definitivamente alteraba bastante su siquis, pero que sin embargo no se iba a permitir demostrar, ahora mismo se encontraba pensando en cómo reaccionar al respecto o qué hacer, pero la cambiante se apresuró, quizás tenía contenido ese deseo de simplemente dejarlo todo atrás, le observó y asintió ante su pregunta, sin embargo se quedó sobre su lugar al ver como ella simplemente daba la espalda hacia la salida. Aquellos segundos fuero casi interminables para determinar su movimiento siguiente, estaba claro Goar en que no estaría satisfecho si Sophia huía del pasado, estaría satisfecho si ella lo superara, en un arranque de locura o quizás de determinación, tomó la carta con cuidado pero rapidez y la agenció de su propia, escondió la misma dentro del bolsillo interno del saco de su uniforme y salió lo más pronto y disimuladamente posible, tan solo para darse de frente a la persona que en este momento podría reprocharle más tratar o simplemente borrar sus acciones o decisiones, probablemente Goar no era a pesar de todo, nadie para darle la contra con este tema, pero ya lo había hecho, regenerar la oportunidad perdida, Sophia en algún momento tendría una segunda oportunidad para leer lo que en un primer momento decidió no hacer, si estaba mal, entonces Goar estaba dispuesto a pagar las consecuencias, un secreto más, un secreto menos, ya los tenía y de alguna manera resultaba imposible desaparecerlos todos, pero no el tomar la responsabilidad por los mismos – Gracias a ti por dejarme acompañarte durante este día especial y diferente – Claramente podría como es de su naturaleza, soltar un dialogo muchísimo más extenso, pero notó de inmediato las intenciones que su compañera estaba mostrando, una palma en su cintura y la respuesta al beso fue lo que consiguió de aquello la cambiante, podría decirse que después de todo es lo que necesitaban, un tiempo muerto para simplemente dejar salir lo más honesto que podían expresar el uno al otro, y las acciones siempre confirmaban aquello.

Escuchó atentamente el resto de palabras que tenía para con él, ciertamente se encontraba aliviado de saber que podía satisfacer al menos estas necesidades en ella, por alguna razón que no entiende, siempre fue de dominio popular que la etiqueta y la capacidad de mover la silueta resultaban ser prácticas sociales que siempre lo dejaban a uno por encima de quienes no pudieran hacerlo y por ello dominaba la danza – El cómplice, el guardia, el confidente, el amigo, y ahora ese que suelen describir las historias románticas, el amante perdidamente enamorado, nunca había sido tantas cosas en mi vida y debo agradecerte por permitirme representar todas ellas – Guardó silencio una vez más para escucharle y verle alejarse, tenía la respuesta adecuada, sin embargo estaba no involucraba para nada utilizar las palabras, pero por algún azar de la vida sí los labios. En cuanto se separó a una distancia prudente avanzó detrás de ella y tomó su palma, un sutil movimiento giró el cuerpo de la reina para que este derrapara sobre los brazos del lupino, realizó un movimiento circular, perteneciente exclusivamente a una danza aunque no estuvieran realizando una, pero resultaba ser la respuesta una demostración muy pequeña. Un giro más que muy tranquilamente configuró una armonía entre ambos cuerpos y dada la posición en la que quedaron, resultando él sobre ella y sosteniéndola la besó esta vez profundamente mientras elevaba su figura para erguir ambos cuerpos una vez más, tras unos segundos separó sus labios de los de Sophia – Eso lo sé bien, no todos los días se cumplen cincuenta años siendo hermoso y joven aún, lo único que jamás podré descifrar es lo siguiente y el motivo por el cuál sí debemos celebrar, no todos los días tú cumples cincuenta años y aquello ya resultaba más especial y lo diferencia de un simple cumpleaños que podría gozar un guardia lupino que comparte ciertos rasgos como la juventud al igual que tú – Estaba claro en que Sophia sabía que ahora tendrían la misma edad, pero deseaba recalcarlo para que ella pudiera comprender la importancia que le estaba otorgando a la celebración de su cumpleaños – Ahora te dejo en libertad para que podamos continuar – Levemente deslizó sus palmas por la figura ajena hasta quedar separados y espero que esta avanzara para continuar escoltando como siempre su camino y procurando que nadie se interponga en el mismo, con sus latos y sus bajos, pero cumpliendo como estuviera en sus manos, finalmente.

por **Sophia D'Luca** Vie Nov 27, 2015 9:18 pm

Comenzando

GOAR - SOPHIA

Cementerio- Italia

Noviembe

Sonreí con sus palabras, todo había cambiado de un momento a otro y no podía negarme a sentir como mi corazón volvía a sentir, volvía a vibrar, podría decir que ayer todo estaba nublado y hoy ha salido el sol, ahora tenía un sol que me acompañaría por mucho tiempo, si bien llevaba tiempo acompañándome nunca pensé que lo diría de esta forma Goar, el Guardia, el cómplice, el confidente, el amigo y ahora el enamorado ¿una persona podía ser todo aquello? Y había una respuesta y tenia nombre y apellido Goar Abadinchi, el Lobo que logro de manera casi radical que le perdiera el temor a su raza, mientras estaba absorta en mis pensamientos sentí como mi cuerpo siguió el curso de mi pareja de baile, como una pluma me movió en ese lugar que si bien no era el adecuado era la mejor respuesta que me había dado concluir de aquella forma simplemente era un sello, su propio sello… - Eres simplemente más que todo aquello, eres también quien me ha devuelto a la vida y no me has dejado caer… eso y mucho mas eres Goar… desde ahora serás mi pareja… apenas me soltó escuche sus palabras, sacando propias conclusiones sonreí simplemente compartíamos la misma edad ¿Quién lo diría? ¿Una coincidencia? Comencé avanzar lentamente, gire mi cabeza para observarle hasta podría decir que me sonroje de sobremanera, aquel hombre causaba muchas sensaciones en mi interior y quería que siguiera así…

Iremos por tu traje no quiero verte vestido con insignias Italianas, hoy en la noche no serás el guardia real… serás mi pareja… mi pareja de baile, te sentaras a mi lado y no me dejaras sola en ningún momento… salvo que sea una urgencia o necesario. – Infle mi pecho y con la vista en Alto visualice el carruaje y los guardias esperando mi regreso, prontamente se ordenaron les sonreí y me detuve girando en mis talones – Abadinchi, puedes enviar a los guardias de regreso, no creo que necesite tanta escolta para ir al próximo destino, con usted creo que es mas de suficiente – Sonreí y le guiñe el ojo disimuladamente, claramente dependía de él si acataba esa orden, a fin y al cabo era por mi seguridad, espere a que me diera la mano y subí al carruaje. Sentí un peso más menos en mi espalda… espere a que subiera y pase mis manos sobre su cabellera - ¿alguna vez has ocupado el pelo corto? – sin soltar su nuca y ya sintiendo que estábamos en movimiento y en completa privacidad lo bese lenta y suavemente de una manera tierna y cariñosa, termine el beso y puse su frente junto con la mía, con los ojos cerrados me deje llevar, sentir, vivir en ese momento – No es que lo hubiera preparado antes, pero ya tenía en mente invitarte a esta fiesta… mande hacer uno trajes para ti y me gustaría que escogieras uno, el que más te gusta… todos hacen juego… combinan con mi vestido que será una sorpresa – pronuncie y abrí mis ojos con una sonrisa en mi rostro lentamente me aleje. – Quiero que todo sea perfecto, hoy se celebrara no solo mi cumpleaños si no nuestro inicio en secreto… en complicidad solos tu y yo… esta noche será nuestra noche… - ya tenía el regalo que nunca había pedido encontrar el amor nuevamente – Eres mi regalo de esta noche… - sonreí con picardía – ¿Crees que algún día podremos demostrar lo que sentimos en público? - Corrí la pequeña cortina que cubría la ventanilla de mi costado, entrabamos a la ciudad, íbamos camino a la sastrería…

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por **Goar Abadinchi** Sáb Nov 28, 2015 1:05 am

Definitivamente su humor estaba más animado que de costumbre y aquello se debía a Sophia enteramente, no había manera de darle la contra a esa realidad, en cuanto la escuchó mencionar aquello se sorprendió, sin embargo el lupino no resultaba ser ningún tonto, debía de captar la indirecta completamente, aquel deseo de privacidad. Representando aquel plan de obediente servidor se dirigió hacia sus hombres – Está bien muchachos, regresen al palacio, estoy seguro que en cualquier momento necesitaran cuatro brazos fuertes si es que no lo están haciendo ya, volveremos en dos horas, por favor y por enésima vez, asegúrense de que cada rincón de la estructura está bien barrido y sin ninguna amenaza – Aquello final lo dijo con ese tono de severidad total, los hombres entre asustados por la exigencia y agradecidos por tener que volver raudamente obedecieron al lupino. Logrado su objetivo, Goar se acercó hacia Sophia para ayudarle a subir una vez más al carruaje, ingresó detrás de ella y cerró la pequeña puerta. No demoraron demasiado y de inmediato la marcha continuó, se encontraba un poco sorprendido por lo que estaba escuchando igualmente, bueno, muy sorprendido en realidad, pero para bien, todo para bien, podía decirse que todo aquello podía generar algo de nervio en él, su fuerte estaba en gritar a cadetes desobedientes y parándose recto para saludar a otros, no estar dentro de la fanfarria y ser saludado él, sin embargo estar con ella y satisfacer sus deseos significaba romper sus esquemas también, definitivamente aquello debía de tenerlo claro si es que aún no estaba – Eh usado el pelo corto tantas veces como vestido ropa elegante para bailes, pocas, pero sí, supongo que será tan solo regresar un poco al pasado y acostumbrarme y por supuesto, no dejarte en ridículo en lo absoluto – Las manos firmes del guardia fueron a parar a la cintura de la cambiante mientras respondían sus fauces al beso, realmente aquello podía sentirse como estar en cualquier lugar y en cualquier momento diferente al que se encuentran, como si durante aquellos momentos todos los problemas, todos los enredos, todas las complicaciones y todos los secretos desaparecieran para bien, lo malo es que en cuanto aquella terminaba la realidad poco a poco iba tomando el lugar que le pertenece se quiera o no – Menos mal que me aclaras que no lo tenías preparado, de caso contrario hubiera pensando que la coordinación de los trajes si lo hubiera sido – Emitió una pequeña carcajada tras lo dicho.

No es que muchas personas se tomaran el tiempo suficiente para otorgarle a él de aquella manera, así que estaba agradecido aunque no necesariamente lo admitiera o lo tuviera que decir, de todas formas estaba seguro que Sophia se daría cuenta de lo bien que le estaba sentando escuchar todo aquello – Celebramos dos eventos muy relevantes, tienes mucha razón, los más importantes para mi y espero para ti de igual manera – Goar se abrió espacio entre los cabellos y el hombro de la cambiante – No estoy seguro si tu regalo tenga demasiada capacidad de control de daños o si estés dispuesta para asumir los mismos – Besó el cuello ajeno un par de veces mientras su palma derecha acariciaba la pierna femenina – Cuando todo esto pase, y la gente que tan solo critica o llora porque una desgracia ocurrió en Italia, creo que entonces podremos mencionar abiertamente lo que somos realmente, y ten por seguro que muchos se opondrán, muchas trabas, pero tenemos por causa de nuestras naturalezas mucho tiempo más para ocuparnos de todo aquel drama y de esa lucha, la que solo nos pertenece a nosotros, te recomiendo disfrutar del presente y de superar los eventos que se pongan dentro del mismo también – Le sujetó la palma con la que arrimaba la cortinilla para tomarla y enredar sus dedos – Mientras realmente no creas que soy un hombre perfecto entonces estoy seguro de ser capaz de hacerte muy feliz o moriré intentándolo – Tomó sus labios lentamente, luego su mentón con un par de besos más, claramente la deseaba, incluso en este espacio reducido, pero debía mantener el control y sobre todo no dejar que sus prendas se desarreglaran del todo para no levantar sospecha alguna. Acomodó a Sophia contra su pecho y simplemente volvió a relajarte por segunda vez en el día, claro que se encontraba igual atento a los aromas que le rodeaban, resultaba más difícil concentrarse cuando estaba en movimiento y cubierto por esta armazón de madera, pero si por alguna razón sintiera algo fuera de lo común, estaría atento para hacer frente, no quería llenar su mente tampoco de negatividad y de aquel pesimismo que respecto a esos temas de seguridad suele tener, ya tenía bastante poniendo de cabeza a todos guardias reales y a los guardias del palacio verificando que no hubiera ningún intruso dando vueltas, ningún curioso extraño, ningún personaje no invitado tampoco. Los asuntos de seguridad resultaban complicados, por eso se había tomado varios días de preparación antes que este, y si no fuera porque se encuentra compartiendo tiempo con ella, no dejaría pasar la oportunidad de él mismo vigilar que todo esté en orden.

por **Sophia D'Luca** Sáb Nov 28, 2015 8:38 pm

Un comienzo

GOAR - SOPHIA

Carruaje

Noviembe

La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes, mis planes para vivir la vida era cada día pensar en el pasado, en sus tormentos, en sus días grises, en el llanto y el dolor que sentía o que sentí en una época pasada, ¿Pero qué seria la vida sin ese toque de sorpresa que viene de la mano con cambios? Cambios radicales, cambios que prontamente irían apoderándose de mis planes, porque nada estaba escrito y quedaba mucho por vivir. Me deje guiar cien por ciento del guardia que había robado mi corazón aquella mañana, que había juntado los pedazos rotos de mi existencia y con sus brazos armaba mi cuerpo lentamente y sin que se diera cuenta me estaba dando una vida, sin planes, con obstáculos y barreras que iba a pasar, lo mejor de todo que no sería sola, el guardia que ya no era el guardia me acompañaría de aquí hasta cuando él lo deseara, hasta cuando mi corazón y el suyo dejen de latir. Tenía mucho que decir, pero realmente solo quería disfrutar el silencio de su compañía, el silencio de nuestro lugar.

Me acurruque sobre su pecho, inhalando su aroma único un aroma a lobo salvaje, un aroma único que poco a poco estaba conociendo, hacía mucho tiempo que no me había dado el permiso a mi misma para sentir, para abrir mi corazón, Goar poco a poco se había dado espacio en mi vida, en mi reino, en mi ser – Estoy preparada para muchas cosas Goar, puedo ser más fuerte de lo que parezco y más frágil de lo que imaginas, soy una mujer que vive de sentimientos y tal vez alguna vez la oscuridad rondo por mi cabeza tú has dado esa pequeña esperanza que tengo fe harás que crezca, serás el sol que sale por la mañana tímido y que poco a poco va dando el calor necesario para abrir e iluminar mi día a día, y por la noche mientras se esconde serás como el sol que ocultándose va en busca de un nuevo amanecer. Mi guardia… - susurre y aferre su mano con fuerzas el no me dejaría caer, me sentía protegida, querida, amada, y deseada. Sus palabras presentaban un éxtasis para mis oídos, un deleite para mi cuerpo mas cada uno de sus actos iban con esa gota de romanticismo, erotismo y protección; ya no tenía que preocuparme por el mundo por que él lo era…

Habían pasado meses… desde que nos conocíamos, reprimiendo un sentimiento que lentamente afloraba pero oculto entre nuestras apariencias dejábamos salir, nunca le había dado la oportunidad ni mucho menos me había dado la oportunidad a mi… hoy era un día de cambios… y todo cambio comienza con un paso, con un beso, con un amanecer… con un amor.

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