AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Suspiros a medianoche {Lionel}
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Suspiros a medianoche {Lionel}
Los días pasaban volando al igual que mi identidad sobre el firmamento nocturno. Mis conocimientos aún eran lo suficientemente jóvenes como parar perderse dentro de la sabiduría de París. Las calles que adoquinadas con gran esplendor, luces que tiritan desde el interior de los hogares, susurros de animales escapándose de algún místico lugar y esas conversaciones ocultas entre los murmullos de las personas. Sí, definitivamente me gustaba estar en París. Los rumores corrían entre la diversidad de culturas dentro de la pintoresca ciudad, las miradas de sus habitantes posándose sobre mis desgarradas prendas que únicamente cubren lo esencial de mi cuerpo, no había nada peor que vestir miserablemente y vivir de esa manera, más aún cuando se abandonó la buena vida, ¿un hogar? No, mi hogar es donde mi corazón se sienta lo suficientemente cómodo y en libertad, eso precisamente descubría en mi las calles, plazas, edificios y demás del hermoso París.
No obstante, el dedo delator de los individuos puede perjudicar todo el esplendor que un alma puede recolectar en sus entrañas, ese maldita señal que ataca a una persona prejuzgando sus intenciones, subestimando su mente y su esencia. La salvación para personas como yo reside únicamente en solo lugar, un sitio donde todos somos tan normales, tan iguales, un lugar en donde sus estructuras desgastadas, sucias y denigrantes pueden refugiarnos con gran delicadeza hasta el punto en que las ilusiones son disparadas en un remolino sin final, pensando que se trata de nuestra casa, aquí en La corte de los Milagros, todos somos iguales. Mi pasaje sobre esta guarida es temporal, sólo una noche ó tal vez dos, aún no los sé, pero que me iré con el pasar del tiempo, lo haré.
Observando una noche como cualquier otra en donde el centro de toda su belleza recae en la luna, mirando fijamente la obscuridad que se pinta sobre ella pero aún así mantiene cierta luminiscencia, pienso y deseo tantas cosas. Ser tan libre como el viento y volar más allá que las nubes, más mis condiciones no me lo permiten, mi potencial es aún muy joven. Una lágrima se desprende de mis ojos, el enigma de mi madre cruza mis pensamientos, robándose mis sueños. Estoy sola frente a lo que aparenta ser un balcón abandonado, en una antigua estructura, sentada sobre la barda de lo que en su tiempo fue una ventana, rodeando mis rodillas con los brazos, hundiendo mi rostro entre las piernas, recitando un poema amargo, una cantata de tristeza, un llanto de soledad…
Y pasos ajenos a mí se escuchan en las proximidades…
No obstante, el dedo delator de los individuos puede perjudicar todo el esplendor que un alma puede recolectar en sus entrañas, ese maldita señal que ataca a una persona prejuzgando sus intenciones, subestimando su mente y su esencia. La salvación para personas como yo reside únicamente en solo lugar, un sitio donde todos somos tan normales, tan iguales, un lugar en donde sus estructuras desgastadas, sucias y denigrantes pueden refugiarnos con gran delicadeza hasta el punto en que las ilusiones son disparadas en un remolino sin final, pensando que se trata de nuestra casa, aquí en La corte de los Milagros, todos somos iguales. Mi pasaje sobre esta guarida es temporal, sólo una noche ó tal vez dos, aún no los sé, pero que me iré con el pasar del tiempo, lo haré.
Observando una noche como cualquier otra en donde el centro de toda su belleza recae en la luna, mirando fijamente la obscuridad que se pinta sobre ella pero aún así mantiene cierta luminiscencia, pienso y deseo tantas cosas. Ser tan libre como el viento y volar más allá que las nubes, más mis condiciones no me lo permiten, mi potencial es aún muy joven. Una lágrima se desprende de mis ojos, el enigma de mi madre cruza mis pensamientos, robándose mis sueños. Estoy sola frente a lo que aparenta ser un balcón abandonado, en una antigua estructura, sentada sobre la barda de lo que en su tiempo fue una ventana, rodeando mis rodillas con los brazos, hundiendo mi rostro entre las piernas, recitando un poema amargo, una cantata de tristeza, un llanto de soledad…
Y pasos ajenos a mí se escuchan en las proximidades…
Última edición por Roussette Nindë el Mar Feb 15, 2011 3:58 pm, editado 1 vez
Séfer Zahira- Hechicero Clase Alta
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
- Todos solían insinuar que la vida, la vida era demasiado corta como para andar sumergido en arrepentimientos, en enojo, en odio, su difunto padre siempre solía reír ante la pregunta de los otros, sobre porque siempre sonreía a pesar de que otros le hicieran daño y simplemente respondía que la vida era demasiado corta como para preocuparse en vivirla lleno de odio, de preocupación. Hasta ahora, le habia parecido sino fuertes palabras, pero solo eso, palabras, ahora con cada paso que daba en aquella tierra húmeda por las antiguas lluvias se daba cuenta de que la vida a veces era demasiado larga sobre todo cuando nacias en el lado oscuro del mundo. Era muy fácil caminar sintiendo las miradas, los susurros indescriptibles, los dedos que muy disimuladamente señalaban a pesar de que incluso sin haberlos levantado ya sabías a quien se estaban dirigiendo.
Como siempre, Lionel, decidía no prestar atención a los murmullos, a los susurros, a las acusaciones y a los alegatos de gente que creía que el dinero le otorgaba tambien el derecho a juzgar a cualquier ser vivo que no viviera según sus deseos, siempre habia permanecido de esa forma, los mas ricos, desean cambiar el mundo pero para que solo los que estén al alcance de sus espectativas puedan llegar a ese mundo, aquellos que no cumplían exceptativas eran sino los que siempre estaban en las bocas de los ricos con deseos de que su presencia desapareciese.
Las vestimentas de Lionel parecían sin duda ser el principal reclamo de sus tan precaria economía, una camisa ancha algo manchada que a simple vista bastaba para adivinar que no recuperaría el color blanco que una vez en su juventud obtuvo la tela, unos pantalones largos cuyos bajos acariciaban la suciedad de la tierra, estando tan manchados que el color negro ni se distinguía en aquella zona, sus zapatos que pronosticaban tiempos mejores ahora parecian sino ancianos que dentro de poco se marchitarían, pero lo que a la gente más le llamaba la atención, eran sus cabellos, los cabellos de un hombre según decían todos debían de ser cortos y no demasiado largos. En fín, solo un suspiro acarició su boca cuando encontró un lugar en todo paris que no le señalaban demasiado-
Hogar dulce hogar
-Fué lo que se dijo, cuando una prostituta estaba predicando a los siete aires sus servicios, mientras un mendigo la miraba con ojos desorbitados y la mujer, que parecía poseer una madura edad de 40 años y regordeta parecía disfrutar todas aquellas atenciones, ese olor de la pobreza, era irónicamente el que ahora más le hacía sonreír. Andó, andó recorriendo todas las calles armado solamente con el silencio, con sus orbes simplemente refugiados en vislumbrar al frente, hasta que sus pasos le llevaron a un lugar que pocos conocían...al menos todas las veces que habia acudido allí, habia podido comprobar que nadie lo conocía pero esta vez habia sido distinto al vislumbrar la apariencia de una mujer.
Al principio, quedo asombrado, sin duda, una mujer hermosa...la luna era incluso testigo envidioso de aquella belleza que la señalaba, acariciando con la luz la tez ajena, suavemente movió sus pies haciendo un poco de ruido, el traidor silencio, cesó, la soledad liviana marchó lejos cuando las palabras de Lionel acariciaron el exterior-
Lo siento, no sabía que había otra persona aquí...
Como siempre, Lionel, decidía no prestar atención a los murmullos, a los susurros, a las acusaciones y a los alegatos de gente que creía que el dinero le otorgaba tambien el derecho a juzgar a cualquier ser vivo que no viviera según sus deseos, siempre habia permanecido de esa forma, los mas ricos, desean cambiar el mundo pero para que solo los que estén al alcance de sus espectativas puedan llegar a ese mundo, aquellos que no cumplían exceptativas eran sino los que siempre estaban en las bocas de los ricos con deseos de que su presencia desapareciese.
Las vestimentas de Lionel parecían sin duda ser el principal reclamo de sus tan precaria economía, una camisa ancha algo manchada que a simple vista bastaba para adivinar que no recuperaría el color blanco que una vez en su juventud obtuvo la tela, unos pantalones largos cuyos bajos acariciaban la suciedad de la tierra, estando tan manchados que el color negro ni se distinguía en aquella zona, sus zapatos que pronosticaban tiempos mejores ahora parecian sino ancianos que dentro de poco se marchitarían, pero lo que a la gente más le llamaba la atención, eran sus cabellos, los cabellos de un hombre según decían todos debían de ser cortos y no demasiado largos. En fín, solo un suspiro acarició su boca cuando encontró un lugar en todo paris que no le señalaban demasiado-
Hogar dulce hogar
-Fué lo que se dijo, cuando una prostituta estaba predicando a los siete aires sus servicios, mientras un mendigo la miraba con ojos desorbitados y la mujer, que parecía poseer una madura edad de 40 años y regordeta parecía disfrutar todas aquellas atenciones, ese olor de la pobreza, era irónicamente el que ahora más le hacía sonreír. Andó, andó recorriendo todas las calles armado solamente con el silencio, con sus orbes simplemente refugiados en vislumbrar al frente, hasta que sus pasos le llevaron a un lugar que pocos conocían...al menos todas las veces que habia acudido allí, habia podido comprobar que nadie lo conocía pero esta vez habia sido distinto al vislumbrar la apariencia de una mujer.
Al principio, quedo asombrado, sin duda, una mujer hermosa...la luna era incluso testigo envidioso de aquella belleza que la señalaba, acariciando con la luz la tez ajena, suavemente movió sus pies haciendo un poco de ruido, el traidor silencio, cesó, la soledad liviana marchó lejos cuando las palabras de Lionel acariciaron el exterior-
Lo siento, no sabía que había otra persona aquí...
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
Ataviada con hermosos astros en la infinidad de un majestuoso firmamento, la noche cae a su lado, estampando su piel de un tono gris fantasmal. Es la palidez de su cuerpo, lo plateado de su verdad, el misticismo que le rodea, la magia y también la maldición que le acompaña. Una mujer con el vestido desgarrado al igual que su alma pero que no se dejará vencer tan fácilmente. Sí, me gustaría que creer que esa soy yo, que la melancolía no puede derrotarme, no obstante, el encontrarme aquí, rodeando las rodillas, hundiendo mi cabeza entre las piernas, me recuerda que todos y cada uno de los seres vivos tenemos momentos en los que la fragilidad nos rodea, instantes en nuestras vidas en que somos tan débiles al igual que un desprotegido infante frente a su captor.
Más los pasos a mis alrededores parecen impacientes por acercarse hasta mí. Escucho una voz, el acto de mi cuerpo es por reflejo, un respingo, un espasmo que abarca hasta la última de mis extremidades y entonces levanto la mirada. La silueta de un hombre con una piel perlada por los rayos lunares me es sorprendente. Su cabello largo, liso, delicado me transporta a sueños inexistentes, es un extraño que ha cautivado a las pupilas de mis ojos y la voz gutural de su garganta el tímpano de mis oídos. Me giro lentamente en dirección a él, desengarruñando mis piernas, irguiéndome poco a poco.
La curvatura de mis labios deja escapar un pequeño jadeo de alivio, el por que aún lo desconozco - Descuide, solo pasee a tomar un respiro de libertad aunque sea en simples sueños… - Caminé en su dirección dando un par de pasos pequeños, tan ligeros que pareciese en mis andanzas que mi cuerpo volaba. Era ese tonto y obscuro deseo por surcar los cielos desencadenándome de la tierra. – Creo que es hora de mi retiro, así su persona no se verá interrumpida por Rouss – Una pequeña reverencia llena de respeto ajeno, sí, la educación de mi casa aún era notable, podría pasar por una señora por los modales, más prefiero la libertad de las calles y la inhibición de acciones.
Más los pasos a mis alrededores parecen impacientes por acercarse hasta mí. Escucho una voz, el acto de mi cuerpo es por reflejo, un respingo, un espasmo que abarca hasta la última de mis extremidades y entonces levanto la mirada. La silueta de un hombre con una piel perlada por los rayos lunares me es sorprendente. Su cabello largo, liso, delicado me transporta a sueños inexistentes, es un extraño que ha cautivado a las pupilas de mis ojos y la voz gutural de su garganta el tímpano de mis oídos. Me giro lentamente en dirección a él, desengarruñando mis piernas, irguiéndome poco a poco.
La curvatura de mis labios deja escapar un pequeño jadeo de alivio, el por que aún lo desconozco - Descuide, solo pasee a tomar un respiro de libertad aunque sea en simples sueños… - Caminé en su dirección dando un par de pasos pequeños, tan ligeros que pareciese en mis andanzas que mi cuerpo volaba. Era ese tonto y obscuro deseo por surcar los cielos desencadenándome de la tierra. – Creo que es hora de mi retiro, así su persona no se verá interrumpida por Rouss – Una pequeña reverencia llena de respeto ajeno, sí, la educación de mi casa aún era notable, podría pasar por una señora por los modales, más prefiero la libertad de las calles y la inhibición de acciones.
Séfer Zahira- Hechicero Clase Alta
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
-” Diablos...la has asustado”
Lionel se maldijo internamente en el momento que la mujer al voltearse dió un respingo, no deseaba causarle demasiado sproblemas sobre todo cuando alguien estaba en sus propios pensamientos, lionel entendía aquello, que la gente estuviera encerrada en sus propios pensamientos, un mundo donde nadie o tan solo unos pocos podían entrar, no tenia derecho de haber siquiera pisado en aquel sitio que para aquella muchacha sin lugar a dudas era como un espacio personal aun cuando una parte egoista de él mismo, le indicaba que le habia gustado poder ver su rostro de aquella forma, la palidez sin duda resaltaba el color de sus orbes y de su cabello, era gracioso ya que muchos hombres deseaban a las mujeres morenas mientras que Lionel era todo lo contrario.
Inconscientemente sus orbes siguieron observando los de la muchacha, sin apartarse ni un solo momento de ellos cuando en otro momento al instante habria bajado la mirada esperando cualquier palabra, un tal “fuera” o un simple “ marchate” estaba demasiado acostumbrado a aquellas palabras que no pudo evitar que su rostro se elevara sorprendido ante la reaccion calmada que había tenido, el tono de su voz, que parecia exigir libertad en donde no había-
A menudo, nos creemos libres pero siempre hay algo que nos ayuda a encontrar la realidad aunque solo sea un sueño. Por lo que ruego me disculpe, mis modales no han sido del todo oportunos en especial para alguien que deseaba un poco de paz.
-Se inclinó entonces, bajando la mirada ahora cuando antes ni siquiera se habia planteado bajarla, sus cabellos se envolvían en su anatomía masculina, enredándose en sus costados, sus hombros, incluso penetrando en las defensas de su rostro armoniosamente, cuando se irguió colocó las manos en los bolsillos con una sonrisa en su boca, había deseado gritar fuerte para que no se fuera, es más estaba a punto de hacerlo ¿como poder hacer que la joven se quedase un poco más de tiempo?; Sin siquiera dudarlo sus pasos fueron firmes hacia donde se encontraba ella, siempre respetando aquel espacio vital. Muchos hombres cuando deseaban decir algo se acercaban tanto a la persona que llegaban a introducirse en su espacio vital incomodando a dicha persona, por lo que Lionel siempre guardaba una especie de espacio hasta que fueran más conocidos, de ese modo, podía acercarse un poco más.
“Deja de pensar en idioteces”
Sus pensamientos parecían diablillos que golpeaban su cerebro, si, debía de calmarse de no hacer el idiota sobre todo para no asustar a la dama, la sonrisa, apenas que apenas habia desaparecido de la comisura de sus labios ahora permanecía impasible con un toque de ternura inscrito en ella susurrando-
Espero poder retener vuestra presencia al menos unos escuetos momentos, ya que no molesta...sino todo lo contrario, desearia que usted fuera mi acompañante a lomos de una estrella.
-Esperaba sobre todo no sonar demasiado rudo o directo, ya que aquello lo único que causaría sería que la presencia de aquella mujer hubiera sido como la de un fantasma-
Lionel se maldijo internamente en el momento que la mujer al voltearse dió un respingo, no deseaba causarle demasiado sproblemas sobre todo cuando alguien estaba en sus propios pensamientos, lionel entendía aquello, que la gente estuviera encerrada en sus propios pensamientos, un mundo donde nadie o tan solo unos pocos podían entrar, no tenia derecho de haber siquiera pisado en aquel sitio que para aquella muchacha sin lugar a dudas era como un espacio personal aun cuando una parte egoista de él mismo, le indicaba que le habia gustado poder ver su rostro de aquella forma, la palidez sin duda resaltaba el color de sus orbes y de su cabello, era gracioso ya que muchos hombres deseaban a las mujeres morenas mientras que Lionel era todo lo contrario.
Inconscientemente sus orbes siguieron observando los de la muchacha, sin apartarse ni un solo momento de ellos cuando en otro momento al instante habria bajado la mirada esperando cualquier palabra, un tal “fuera” o un simple “ marchate” estaba demasiado acostumbrado a aquellas palabras que no pudo evitar que su rostro se elevara sorprendido ante la reaccion calmada que había tenido, el tono de su voz, que parecia exigir libertad en donde no había-
A menudo, nos creemos libres pero siempre hay algo que nos ayuda a encontrar la realidad aunque solo sea un sueño. Por lo que ruego me disculpe, mis modales no han sido del todo oportunos en especial para alguien que deseaba un poco de paz.
-Se inclinó entonces, bajando la mirada ahora cuando antes ni siquiera se habia planteado bajarla, sus cabellos se envolvían en su anatomía masculina, enredándose en sus costados, sus hombros, incluso penetrando en las defensas de su rostro armoniosamente, cuando se irguió colocó las manos en los bolsillos con una sonrisa en su boca, había deseado gritar fuerte para que no se fuera, es más estaba a punto de hacerlo ¿como poder hacer que la joven se quedase un poco más de tiempo?; Sin siquiera dudarlo sus pasos fueron firmes hacia donde se encontraba ella, siempre respetando aquel espacio vital. Muchos hombres cuando deseaban decir algo se acercaban tanto a la persona que llegaban a introducirse en su espacio vital incomodando a dicha persona, por lo que Lionel siempre guardaba una especie de espacio hasta que fueran más conocidos, de ese modo, podía acercarse un poco más.
“Deja de pensar en idioteces”
Sus pensamientos parecían diablillos que golpeaban su cerebro, si, debía de calmarse de no hacer el idiota sobre todo para no asustar a la dama, la sonrisa, apenas que apenas habia desaparecido de la comisura de sus labios ahora permanecía impasible con un toque de ternura inscrito en ella susurrando-
Espero poder retener vuestra presencia al menos unos escuetos momentos, ya que no molesta...sino todo lo contrario, desearia que usted fuera mi acompañante a lomos de una estrella.
-Esperaba sobre todo no sonar demasiado rudo o directo, ya que aquello lo único que causaría sería que la presencia de aquella mujer hubiera sido como la de un fantasma-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
Las pupilas de mis ojos fuero iluminadas esporádicamente por los plateados rayos lunares cernidos sobre mi cuerpo. Un espectro, eso decían de mí mientras vagaba por las calles de noche en mi antigua ciudad. Un maldito fantasma que busca su reposo, su razón de ser y existir. Escucho las filosóficas palabras del extraño, son cual poesía vertida en una mente deseosa de ser explotada al máximo, si, me agrada bastante la forma en la cual su garganta profiere esas delicadas frases llenas de sentido y sabiduría. No pude evitar sentirme atrapada en un mágico velo embriagador, tan atrayente que estuve a punto de caer en un sueño letal.
El hombre frente a mí, representaba lo que alguna vez divise a lo lejos en un sueño tan arcaico que las imágenes son borrosas. Detenida por una mano, mi cuerpo enmudece al contacto, no me habían tocado desde mi llegada a París, una sensación extraña recorrió mi cuerpo a forma de escalofrío. Un fuerte impulso por batir mis alas y arrojarme al abismo del firmamento, inundo mi pensar, más la cordura aún se encontraba de mi lado ¿Cómo permitir que alguien descubriese mi secreto, si mis sospechas dictan que mi madre huyo por este defecto? Bajo la mirada al suelo observando esas pequeñas piedritas bajo sus descalzos pies, siento el frío de la tierra en mi piel, quemándome, abrazándome. Gélido delirio que disfruto en mi condición.
La sangre corre por mis venas hasta llegar a mi rostro, aunque no puedo mirar mi reflejo, sé bien que estas han adoptado un color rojizo. Mi ceño se frunce a causa de sus palabras, ¿Por qué alguien desearía de mi compañía? La respuesta me es desconocida, soy una mujer poco social y aún cuando descubrí, a través de mi viaje nuevas formas de comunicación, mi persona me impide ser completamente libre de expresiones. Si existe una palabra correcta para describirme sería nada más y nada menos que el misterio.
– ¿Sin importar el peligro que pudiese resultar una extraña mujer? – Pregunto con la mirada aún sobre aquellos guijarros difuminados en la tierra. Mi mano se retuerce en un movimiento, levantándola hasta la altura de mi pecho. – el encanto que provoca en mi su petición es irresistible… Rouss, Monsieur – una pequeña reverencia es ejecutada inconscientemente por mi cuerpo al presentarme oficialmente.
El hombre frente a mí, representaba lo que alguna vez divise a lo lejos en un sueño tan arcaico que las imágenes son borrosas. Detenida por una mano, mi cuerpo enmudece al contacto, no me habían tocado desde mi llegada a París, una sensación extraña recorrió mi cuerpo a forma de escalofrío. Un fuerte impulso por batir mis alas y arrojarme al abismo del firmamento, inundo mi pensar, más la cordura aún se encontraba de mi lado ¿Cómo permitir que alguien descubriese mi secreto, si mis sospechas dictan que mi madre huyo por este defecto? Bajo la mirada al suelo observando esas pequeñas piedritas bajo sus descalzos pies, siento el frío de la tierra en mi piel, quemándome, abrazándome. Gélido delirio que disfruto en mi condición.
La sangre corre por mis venas hasta llegar a mi rostro, aunque no puedo mirar mi reflejo, sé bien que estas han adoptado un color rojizo. Mi ceño se frunce a causa de sus palabras, ¿Por qué alguien desearía de mi compañía? La respuesta me es desconocida, soy una mujer poco social y aún cuando descubrí, a través de mi viaje nuevas formas de comunicación, mi persona me impide ser completamente libre de expresiones. Si existe una palabra correcta para describirme sería nada más y nada menos que el misterio.
– ¿Sin importar el peligro que pudiese resultar una extraña mujer? – Pregunto con la mirada aún sobre aquellos guijarros difuminados en la tierra. Mi mano se retuerce en un movimiento, levantándola hasta la altura de mi pecho. – el encanto que provoca en mi su petición es irresistible… Rouss, Monsieur – una pequeña reverencia es ejecutada inconscientemente por mi cuerpo al presentarme oficialmente.
Séfer Zahira- Hechicero Clase Alta
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
-Antes de que pudiera siquiera pensar en lo que estaba pasando, se encontraron ambas miradas en aquel silencioso momento que estaba como siempre luchando contra las respiraciones, incluso podía sentir como una sonrisa la cual nunca habia abandonado su boca, parecia dar comienzo a todo tipo de especulaciones, mientras se formaba una nueva sonrisa, no pudo, por más que quisiera, no pudo evitar dejarse llevar por aquella mirada que empezaba a calar todos y cada uno de sus huesos. Era cierto que sentia algo de incomodidad aunque habia desaparecido casi todo aquel sentimiento y lo que quedaba era aquellos rastros que siempre solían permanecer hasta el final.
Se veía entonces como un hombre demasiado impulsivo cuando hubo tocado su piel de aquel modo, era cierto que siempre habian dicho que en paris los modales eran los que más estaban de moda en especial en los hombres aunque como siempre, las excepciones eran claras y obvias, Lionel en cambio aún no se lo podía creer ya que él era alguien demasiado timido, quizás es porque no deseaba estar solo, deseaba incluso poder conocer a la dama de tan profunda mirada, de ahí que aún pensara en lo que habia hecho y se repitiese a sí mismo que la próxima vez debería de ser más caballeroso y menos impulsivo.
Pero también pensaba egoistamente en especial cuando aquel rubor se hubo mostrado con la misma timidez con la que Lionel al final sonrió alejando todas aquellas preocupaciones y dudas que le habían sumergido por algunos instantes en su propio mundo, ¿no se veía hermosa? Siempre había opinado que las mujeres eran sin duda hermosas pero ahora observando a aquella dama no podía evitar sentir de nuevo aquella pregunta y por ende respondiéndose igual de rápido, de reojo cuando volvió a admirarla a pesar de que habia agachado el rostro { estando a punto de decir que no lo hiciera } admiró como estaba inquieta, siempre habia sido un detallista disimulado capaz de darse cuenta de lo que la gente no sospechaba, en especial cuando del carácter humano se trataba.
“Ah...era eso”
Era cierto que ella tendría algo de temor teniendo en cuenta que ella era un ser sobrenatural aunque aún no habia hecho sino descartar la figura de hombre lobo pues de ser asi ahora mismo no estarían conociendose de aquella forma tan formal. Negó, negó incluso antes de que hubiera podido formular dicha frase, ¿miedo? No debia de temerlo fuera lo que fuera con lo que se encontrase al final-
No debe de decir nada. Pues, tampoco me conoce por lo que tampoco debería de saber si soy digno para que usted esté conmigo o si por el contrario el sopor y el aburrimiento se adueñaran de vos
-Se atrevió a bromear con una sonrisa, cuando finalmente su rostro serio se recuperó y guió su cuerpo hacia delante en una reverencia muy suave. No era una de aquellas reverencias que la gente hacía solamente por pedanteria o por falso respeto, era todo lo contrario la habia hecho con respeto simulando incluso a aquellos mayordomos, dejando que una sonrisa susurrase mil y una frases a escondidas, siendo finalmente una la que salió de sus labios-
¿Desearía ser mi acompañante mademoiselle?
-Sabia que no debia de acudir a respeto excesivo que la hiciera sentir incómoda, pero lo hacia siempre con elegancia para que ella no viera en aquel movimiento una absurda broma sino un hombre que no le importa nada de lo que habia dicho del peligro y a quien deseaba su presencia, no tardó en elevar la mano para esperar que la tomase, sin dejar aquella sonrisa de lado-
Se veía entonces como un hombre demasiado impulsivo cuando hubo tocado su piel de aquel modo, era cierto que siempre habian dicho que en paris los modales eran los que más estaban de moda en especial en los hombres aunque como siempre, las excepciones eran claras y obvias, Lionel en cambio aún no se lo podía creer ya que él era alguien demasiado timido, quizás es porque no deseaba estar solo, deseaba incluso poder conocer a la dama de tan profunda mirada, de ahí que aún pensara en lo que habia hecho y se repitiese a sí mismo que la próxima vez debería de ser más caballeroso y menos impulsivo.
Pero también pensaba egoistamente en especial cuando aquel rubor se hubo mostrado con la misma timidez con la que Lionel al final sonrió alejando todas aquellas preocupaciones y dudas que le habían sumergido por algunos instantes en su propio mundo, ¿no se veía hermosa? Siempre había opinado que las mujeres eran sin duda hermosas pero ahora observando a aquella dama no podía evitar sentir de nuevo aquella pregunta y por ende respondiéndose igual de rápido, de reojo cuando volvió a admirarla a pesar de que habia agachado el rostro { estando a punto de decir que no lo hiciera } admiró como estaba inquieta, siempre habia sido un detallista disimulado capaz de darse cuenta de lo que la gente no sospechaba, en especial cuando del carácter humano se trataba.
“Ah...era eso”
Era cierto que ella tendría algo de temor teniendo en cuenta que ella era un ser sobrenatural aunque aún no habia hecho sino descartar la figura de hombre lobo pues de ser asi ahora mismo no estarían conociendose de aquella forma tan formal. Negó, negó incluso antes de que hubiera podido formular dicha frase, ¿miedo? No debia de temerlo fuera lo que fuera con lo que se encontrase al final-
No debe de decir nada. Pues, tampoco me conoce por lo que tampoco debería de saber si soy digno para que usted esté conmigo o si por el contrario el sopor y el aburrimiento se adueñaran de vos
-Se atrevió a bromear con una sonrisa, cuando finalmente su rostro serio se recuperó y guió su cuerpo hacia delante en una reverencia muy suave. No era una de aquellas reverencias que la gente hacía solamente por pedanteria o por falso respeto, era todo lo contrario la habia hecho con respeto simulando incluso a aquellos mayordomos, dejando que una sonrisa susurrase mil y una frases a escondidas, siendo finalmente una la que salió de sus labios-
¿Desearía ser mi acompañante mademoiselle?
-Sabia que no debia de acudir a respeto excesivo que la hiciera sentir incómoda, pero lo hacia siempre con elegancia para que ella no viera en aquel movimiento una absurda broma sino un hombre que no le importa nada de lo que habia dicho del peligro y a quien deseaba su presencia, no tardó en elevar la mano para esperar que la tomase, sin dejar aquella sonrisa de lado-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
Los instintos animales – que aún no puedo controlar – emergen desde mi interior simulando ser nada más y nada menos que fuertes escalofríos recorriendo mi cuerpo, erizando los bellos de mi piel, destilando el perfume de mi esencia. Un aura de bienestar, paz y seguridad me cubre lentamente mientras los pensamientos de mi cabeza divagan, huyendo hasta mundos inimaginables. El susurro del viento colado entre las abandonadas estructuras es la poesía para el alma que busca serenidad ¿Acaso sería que por ello él se encontraba aquí? Y mis labios mudan al igual que las estrellas tiritando a lo lejos. Las hierbas secas crujen con cada nuevo abrazo del aire, se balancean en un vals melodioso, armónico, lleno de vida, hermosura y lírica.
La amabilidad del caballero me pone nerviosa, marcando nuevas sensaciones que por ningún momento puedo dejar salir. Tiene razón, desconozco sus verdaderas intenciones, ignoro sus motivos, sus razones por las cuales él estaría aquí ¿Y si se trata de un asesino? ¿Un ladrón? ¿Algo peor? El pánico crece en mí al igual que la penumbra caído el crepúsculo y los latidos de mi corazón se aceleran en una búsqueda frenética por escapar de mi pecho. ¿Pero que estoy haciendo? Su perfume no es igual al mío, es común entre los humanos. Trato de concentrarme en olfatear su persona, en poder discernir que tipo de criatura era, si yo soy un mutante él podría ser otra cosa, algo bastante lógico. Pero nada, los efluvios difuminando s en el lienzo de aquel panorama son insignificantes y el único color que puedo distinguir entre ellos es el suyo y sin mis instintos –aquellos que siguen engañándome – no me fallan esta vez, puedo confiar en el, al menos tiene sentido del humor.
Mis pensamientos, toda aquella telaraña enmarañada en mi cabeza, me condujo a una simple decisión, acompañarlo. Quizá sería una tortura, muy probablemente y como él ya lo había mencionado, me aburriría o pasaría algo peor como el miedo me lo advirtió, pero y si no pasaba nada de ello y por el contrario, el destino me ofrecía una velada inolvidable… Mi curiosidad, tenia que averiguarlo. Tome su brazo con mi mano, una sonrisa en mis labios y un asentimiento con mi cabeza, me acerque hasta él sin dudarlo dos segundos, después de todo, ya me había tomado el tiempo suficiente como para pensar – Por su puesto Monsieur – Respondo a su pregunta mordiéndome el labio inferior aún un poco nerviosa – No puedo aburrirme en una noche como esta, no cuando el paisaje nos demuestra su espléndida belleza, no cuando hay un misterio que descubrir a mi lado – Terminé con balbuceos.
Lionel, ese es su nombre. No me dice nada, solo son sílabas formando una palabra, es tan solo la forma en la que se le identifica, pero en sus pupilas, en los ojos de ese hombre que ahora puedo ver a la perfección, existe algo más que un sencillez de un mortal, es un enigma que me fascinará descubrir, ¿Qué es lo peor que me puede pasar?
“Tonta ninfa del cielo que hasta en el pétalo de una rosa encuentras un verso”
La amabilidad del caballero me pone nerviosa, marcando nuevas sensaciones que por ningún momento puedo dejar salir. Tiene razón, desconozco sus verdaderas intenciones, ignoro sus motivos, sus razones por las cuales él estaría aquí ¿Y si se trata de un asesino? ¿Un ladrón? ¿Algo peor? El pánico crece en mí al igual que la penumbra caído el crepúsculo y los latidos de mi corazón se aceleran en una búsqueda frenética por escapar de mi pecho. ¿Pero que estoy haciendo? Su perfume no es igual al mío, es común entre los humanos. Trato de concentrarme en olfatear su persona, en poder discernir que tipo de criatura era, si yo soy un mutante él podría ser otra cosa, algo bastante lógico. Pero nada, los efluvios difuminando s en el lienzo de aquel panorama son insignificantes y el único color que puedo distinguir entre ellos es el suyo y sin mis instintos –aquellos que siguen engañándome – no me fallan esta vez, puedo confiar en el, al menos tiene sentido del humor.
Mis pensamientos, toda aquella telaraña enmarañada en mi cabeza, me condujo a una simple decisión, acompañarlo. Quizá sería una tortura, muy probablemente y como él ya lo había mencionado, me aburriría o pasaría algo peor como el miedo me lo advirtió, pero y si no pasaba nada de ello y por el contrario, el destino me ofrecía una velada inolvidable… Mi curiosidad, tenia que averiguarlo. Tome su brazo con mi mano, una sonrisa en mis labios y un asentimiento con mi cabeza, me acerque hasta él sin dudarlo dos segundos, después de todo, ya me había tomado el tiempo suficiente como para pensar – Por su puesto Monsieur – Respondo a su pregunta mordiéndome el labio inferior aún un poco nerviosa – No puedo aburrirme en una noche como esta, no cuando el paisaje nos demuestra su espléndida belleza, no cuando hay un misterio que descubrir a mi lado – Terminé con balbuceos.
Lionel, ese es su nombre. No me dice nada, solo son sílabas formando una palabra, es tan solo la forma en la que se le identifica, pero en sus pupilas, en los ojos de ese hombre que ahora puedo ver a la perfección, existe algo más que un sencillez de un mortal, es un enigma que me fascinará descubrir, ¿Qué es lo peor que me puede pasar?
Séfer Zahira- Hechicero Clase Alta
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
-¿Desde cuando el paisaje se había vuelto de aquella hermosura inigualable? Estaban en una posición ventajosa para admirar todo lo que le rodeaba incluso fuera en la oscuridad, no le importaba demasiado ya que aunque era humano, ante todo era un gitano y se tenía que acostumbrar a la fuerza a la oscuridad o si no cuando temían que le robasen y estaba en plena naturaleza ¿cómo podría reaccionar? El viento transportaba los olores de distintas partes de un mismo lugar, por ejemplo de las zonas desgastadas que mantenían aquel olor mancillado, cínico y con aromas extravagantes e anticuados, el perfume de la mujer, la humedad, algunas briznas de naturaleza que estaban creciendo debido a la falta de cuidado...sobre todo el paisaje, era realmente hermoso como nunca se lo hubiera imaginado ver.
El silencio parecía ser un habitante que se había colado entre ellos, pero Lionel no quería decir ninguna palabra esperando a que la mujer estuviera un poco más confiada, era evidente por sus acciones que el gitano no generaba mucha confianza para ella lo cual seguía opinando que era normal que se sintiera de ese modo. Sonrió entonces colocando las manos en las caderas recordando como automáticamente sus labios se habían abierto y cerrado casi al instante, no sabía que decir, siempre habia escuchado que los de su raza eran bastantes torpes y ambiguos a la hora de tratar con las personas quizás también un poco brutos, no les quitaba la razón ya que...si, debia de admitir que casi siempre era de ese modo, por eso, no sabía decir nada para cortar aquel silencio que seguia entre ambos ya que la mujer se le notaba nerviosa ¿que podría hacer?.
Asintió, ella habia sido la primera en dar el paso sin esconder demasiado bien los gestos que había realizado como morderse el labio, se veía atractiva no podia negarlo, le gustaba observar demasiado al gitano era como aquellos hombres que si miraban una imagen podía fijarse en lo que menos importaba como el diseño de los marcos, a donde miraba aquel hombre o mujer, como el sombrero se ladeaba a un lado indicando que había algo de viento...cosas que se veía día a día en la vida de Lionel puesto que al estar en la calle le enseñaba bastante cosas que en ocasiones no hubiera deseado saber...
Estando allí, de pronto se acordó de su difunto padre, a él le gustaban todo tipo de sitios altos para poder admirar al mundo, decía que era la primera vez que se sentía más grande que los propios hombres, incluso más grande que aquellos que solamente se dedicaban a blasfemar o a realizar actos que no son propios de los hombres. Lionel buscó con la mirada un lugar donde sentarse, encontró una piedra lo suficientemente alta como para los dos. Cuando fué hacia ella midió con los ojos cuanto tardaría en poder moverla sin hacer el ridículo pero cuando colocó las manos sobre ella se incluso llegó a sorprender admirando lo poco que pesaba asi, de este modo pudo lograr un “asiento” bastante extraño así como de ultima hora lo cual era mejor que no tener nada-
¿Te pongo muy nerviosa? Estoy seguro que es porque no has visto un hombre tan feo como yo
-Bromeó para quitar la tensión, no queria que aquella dama se sintiera obligada de alguna forma a estar en ese lugar junto a él, tampoco le hacía demasiada gracia que toda la velada estuvieran en silencio mirando a otro lado, sobre todo por como ella habia dicho el paisaje, el viento, todo lo que los rodeaba que los llenaba de un aura extraña...le gustaba, como el viento hacia acariciar sus cabellos que a su vez parecían quejarse cuando golpeaban sus hombros y se deslizaban quejosamente sobre su pecho como niños a los que no prestaban demasiada atención, sonrió dulcemente cerrando los orbes para dejar que el aire volviera a su nariz volviendole a transportar al mundo de los olores-
Mm...es...es como si estuvieras en otro mundo, cierras los ojos y huele a viejo, cierras los ojos y huele a naturaleza, cierras los ojos y estás en otro mundo.
El silencio parecía ser un habitante que se había colado entre ellos, pero Lionel no quería decir ninguna palabra esperando a que la mujer estuviera un poco más confiada, era evidente por sus acciones que el gitano no generaba mucha confianza para ella lo cual seguía opinando que era normal que se sintiera de ese modo. Sonrió entonces colocando las manos en las caderas recordando como automáticamente sus labios se habían abierto y cerrado casi al instante, no sabía que decir, siempre habia escuchado que los de su raza eran bastantes torpes y ambiguos a la hora de tratar con las personas quizás también un poco brutos, no les quitaba la razón ya que...si, debia de admitir que casi siempre era de ese modo, por eso, no sabía decir nada para cortar aquel silencio que seguia entre ambos ya que la mujer se le notaba nerviosa ¿que podría hacer?.
Asintió, ella habia sido la primera en dar el paso sin esconder demasiado bien los gestos que había realizado como morderse el labio, se veía atractiva no podia negarlo, le gustaba observar demasiado al gitano era como aquellos hombres que si miraban una imagen podía fijarse en lo que menos importaba como el diseño de los marcos, a donde miraba aquel hombre o mujer, como el sombrero se ladeaba a un lado indicando que había algo de viento...cosas que se veía día a día en la vida de Lionel puesto que al estar en la calle le enseñaba bastante cosas que en ocasiones no hubiera deseado saber...
Estando allí, de pronto se acordó de su difunto padre, a él le gustaban todo tipo de sitios altos para poder admirar al mundo, decía que era la primera vez que se sentía más grande que los propios hombres, incluso más grande que aquellos que solamente se dedicaban a blasfemar o a realizar actos que no son propios de los hombres. Lionel buscó con la mirada un lugar donde sentarse, encontró una piedra lo suficientemente alta como para los dos. Cuando fué hacia ella midió con los ojos cuanto tardaría en poder moverla sin hacer el ridículo pero cuando colocó las manos sobre ella se incluso llegó a sorprender admirando lo poco que pesaba asi, de este modo pudo lograr un “asiento” bastante extraño así como de ultima hora lo cual era mejor que no tener nada-
¿Te pongo muy nerviosa? Estoy seguro que es porque no has visto un hombre tan feo como yo
-Bromeó para quitar la tensión, no queria que aquella dama se sintiera obligada de alguna forma a estar en ese lugar junto a él, tampoco le hacía demasiada gracia que toda la velada estuvieran en silencio mirando a otro lado, sobre todo por como ella habia dicho el paisaje, el viento, todo lo que los rodeaba que los llenaba de un aura extraña...le gustaba, como el viento hacia acariciar sus cabellos que a su vez parecían quejarse cuando golpeaban sus hombros y se deslizaban quejosamente sobre su pecho como niños a los que no prestaban demasiada atención, sonrió dulcemente cerrando los orbes para dejar que el aire volviera a su nariz volviendole a transportar al mundo de los olores-
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Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
Transportarse a un mundo en el que los sueños son tu realidad, es lo más sensato que una persona puede hacer cuando la tristeza ha tocado a su puerta y no le deja ver que aún “Amanece gratis”. Sintiéndome atrapada en un mundo irreal jugué con el viento, me acuné en su susurro como cuando era pequeña e intentaba descifrar los que secretos que murmuraba el ingrato en mi oído. Sonreí, la sutileza de Lionel me era inquietante; conozco pues muy pocos hombres en mi vida pero él, él era un caballero. Seguí sus pasos, me deje llevar por la confianza que lentamente recuperaba en mi interior, total… Si algo inesperado me acechaba en el destino, siempre podría recurrir a esa parte de mí que aún me es difícil mantener. Mi lado salvaje. Admire la textura y lo rudimentario del asiento que se improviso, pero no era que fuese bastante tribal para mí, si no que hacía tiempo en que no me quedaba bajo la mirada de la luna con una persona que fuese capaz de soportar mi extrañeza. Me sentí complacida por sus actos e incluso solté una carcajada tras su comentario, solo para añadir una negación con mi cabeza. Creí que se trataba de un mundo paralelo en donde mis perdidas se habían disipado por completo, no fui la única.
Escuche su voz silenciar al vacío, sus palabras fueron una sorpresiva manifestación de su sentir. No pude ocultar mi fascinación ante la forma en que percibió el aroma que nos rodeaba. Mi ceño fruncido y mis labios entreabiertos expresaron las dudas que emergieron en mi mente, siempre calladas pero que esta vez no pude contener ni siquiera en viles suspiros. De mi boca una sonrisa se escapo. Le mire, observé su rostro guardando cada detalle, cada parte de él. Sus ojos se cerraban conforme describía lo que sentía. Descubrí que las puertas a lo extraordinario no siempre se adoquinan de oro o algún material muy fino. Comprendí que la belleza se encuentra en diferentes formas, así mismo como lo describe un verso en la poesía. – Realmente es estar en otro mundo. Al dejar tus parpados caer desapareces de la tierra para naufragar en un universo de ideas. El perfume olido, crea, inspira y la mente se ancla a esas pequeñas cosas para regalarnos un minuto de fantasía – Eleve mis rodillas hasta el pecho para rodearlas con mis brazos, recosté mi cabeza en la almohada que estas creaban y me perdí en su silueta. Su perfecto rostro, destellaba con los rayos de esa luna cómplice de las estrellas. Era como mirar una quimera.
Viento, su larga cabellera luchaba contra el viento, creando imágenes letales en la obscuridad. Lentamente le acariciaba y yo solo podía quedarme allí callada admirando la belleza que él representaba para mí. Una pintura viva. Podría hacer varios versos en su honor pero la verdad era que ninguno sería un digno representante de esa belleza oculta en Lionel, ni los pétalos, ni la seda más fina se comparaban con lo terso que él me parecía. Una forma metafórica de poder jugar a describir su esencia. – Magia… Huele a magia… - Termine susurrando, tras sentir una briza deslizarse en mi cuerpo, abrigando mi espalda y cantarme al oído.
Escuche su voz silenciar al vacío, sus palabras fueron una sorpresiva manifestación de su sentir. No pude ocultar mi fascinación ante la forma en que percibió el aroma que nos rodeaba. Mi ceño fruncido y mis labios entreabiertos expresaron las dudas que emergieron en mi mente, siempre calladas pero que esta vez no pude contener ni siquiera en viles suspiros. De mi boca una sonrisa se escapo. Le mire, observé su rostro guardando cada detalle, cada parte de él. Sus ojos se cerraban conforme describía lo que sentía. Descubrí que las puertas a lo extraordinario no siempre se adoquinan de oro o algún material muy fino. Comprendí que la belleza se encuentra en diferentes formas, así mismo como lo describe un verso en la poesía. – Realmente es estar en otro mundo. Al dejar tus parpados caer desapareces de la tierra para naufragar en un universo de ideas. El perfume olido, crea, inspira y la mente se ancla a esas pequeñas cosas para regalarnos un minuto de fantasía – Eleve mis rodillas hasta el pecho para rodearlas con mis brazos, recosté mi cabeza en la almohada que estas creaban y me perdí en su silueta. Su perfecto rostro, destellaba con los rayos de esa luna cómplice de las estrellas. Era como mirar una quimera.
Viento, su larga cabellera luchaba contra el viento, creando imágenes letales en la obscuridad. Lentamente le acariciaba y yo solo podía quedarme allí callada admirando la belleza que él representaba para mí. Una pintura viva. Podría hacer varios versos en su honor pero la verdad era que ninguno sería un digno representante de esa belleza oculta en Lionel, ni los pétalos, ni la seda más fina se comparaban con lo terso que él me parecía. Una forma metafórica de poder jugar a describir su esencia. – Magia… Huele a magia… - Termine susurrando, tras sentir una briza deslizarse en mi cuerpo, abrigando mi espalda y cantarme al oído.
Séfer Zahira- Hechicero Clase Alta
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
-Parecíase que habia tocado el tema que la muchacha gustaba por escuchar, con una sonrisa en los labios parecía que no era el único loco que veía colores en el viento que incluso cuando miraba al cielo donde las estrellas anidaban ahora parecía no ser el único que les dotaba de nombre para recordarlas luego aunque seguramente cuando estuviera hechando otra mirada no estuviera seguro de que era la misma estrella a la que habia escrito algun que otro poema. Era un gitano malcriado por la poseía, le gustaba aquello sentir como fluían las palabras o las descripciones como si de una propia guitarra se tratase, algun día imaginó construír una escalera con solo adjetivos hacia la luna bajar con las palabras que no tenian ningún significado y volver guiado por sobre sus propias oraciones ¿no era infantil? por eso, solo se formó aquella anticuada sonrisa de sus labios que no era para nada hieratica como aquellas que en algun momento se habian formado en su rostro-
Otro mundo eh...
-Musitó no por reclamo, sino porque tambien dejo su mejilla en sus propias rodillas, dejando esta vez su rostro guiando hacia la dirección de la mujer, roussete sin duda era una mujer hermosa, ahora que la admiraba podía incluso sentir como el viento le avisaba del movimiento de sus cabellos, se vió tentado incluso a alzar la mano para acariciar sus mejillas pero se auto-excluyó de aquella acción ¿porqué? porque estaba seguro de que no sería demasiado bueno empezar a acariciar las mejillas de las personas cuando finalmente se habian conocido puesto que aún no eran conocidos del todo, solo sabia su nombre además de que le gustaban a ambos algo de lo mismo como el olor al viento, la naturaleza, todo lo inexpugnable que parecía tener significado a fin de cuentas, a pesar de que ahora solamente podía sentir la magia que le profesaba la otra persona-
¿Tienes hambre?
-De pronto sonrió, cuando ella se balanceaba como un reclamo y Lionel solo podía tener pensamientos de envolverla a ella en sus brazos, quitarle aquella fragilidad que poseía para que dejase de volverle loco ¿que tenía que solo la miraba? por ejemplo, podía decir que su vestimenta era la que le hacía más hermosa, no necesitaba grandes vestidos ni lujosas prendas para decir que ella era quien era, que no necesitaba nada más que mostrarlo aunque en este mundo era demasiado dificil hacerlo. Después de haber dicho aquella oración sobre si tenía hambre empezó a golpearse mentalmente.
"estabais manteniendo una agradable charla ¿y lo unico que sueltas es que si tiene hambre?"
Aunque no lo demostraba en el exterior, en el interior Lionel estaba golpeandose una y otra vez, era obvio que aquella mujer si no se sentía traicionada pro su acompañante le miraría extrañamente, era como si Lionel estuviera en mitad de su trabajo vendiendo...no se vendiendo jarrones o algo por ese estilo y un cliente de pronto le preguntase otra cosa, la primera reacción que el tendria sería amable pero en su interior se estaba preguntando el porqué habia dicho eso...¿Sería lo mismo con ella? ¿Le odiaría en aquestos momentos? el gitano lo único que podía hacer por ahora era guardar silencio...solamente eso, guardar silencio hasta ver que era lo siguiente que sucedía-
Me gustaría poder cocinar para ti
-Quiso justificarse aunque no sabia si era demasiado tarde o no, de todos modos bajo el rostro dejando que sus cabellos pareciesen cubrir el pecado que habia cometido su dueño a pesar de que una sonrisa no se podia borrar de su boca quizás fuera por el nerviosismo o aún no identificaba que era lo que le estaba sucediendo, era cierto que deseaba cocinar para ella, bailar con ella, hablar de los colores que poseia el viento o como la lluvia sacaba a relucir un aroma demasiado adictivo para el propio gitano pero tambien sabia que cada cosa tenia su tiempo y que debia sobre todo calmarse ¿porqué se mostraba ahora tan nervioso cuando antes estaba tranquilo?
Otro mundo eh...
-Musitó no por reclamo, sino porque tambien dejo su mejilla en sus propias rodillas, dejando esta vez su rostro guiando hacia la dirección de la mujer, roussete sin duda era una mujer hermosa, ahora que la admiraba podía incluso sentir como el viento le avisaba del movimiento de sus cabellos, se vió tentado incluso a alzar la mano para acariciar sus mejillas pero se auto-excluyó de aquella acción ¿porqué? porque estaba seguro de que no sería demasiado bueno empezar a acariciar las mejillas de las personas cuando finalmente se habian conocido puesto que aún no eran conocidos del todo, solo sabia su nombre además de que le gustaban a ambos algo de lo mismo como el olor al viento, la naturaleza, todo lo inexpugnable que parecía tener significado a fin de cuentas, a pesar de que ahora solamente podía sentir la magia que le profesaba la otra persona-
¿Tienes hambre?
-De pronto sonrió, cuando ella se balanceaba como un reclamo y Lionel solo podía tener pensamientos de envolverla a ella en sus brazos, quitarle aquella fragilidad que poseía para que dejase de volverle loco ¿que tenía que solo la miraba? por ejemplo, podía decir que su vestimenta era la que le hacía más hermosa, no necesitaba grandes vestidos ni lujosas prendas para decir que ella era quien era, que no necesitaba nada más que mostrarlo aunque en este mundo era demasiado dificil hacerlo. Después de haber dicho aquella oración sobre si tenía hambre empezó a golpearse mentalmente.
"estabais manteniendo una agradable charla ¿y lo unico que sueltas es que si tiene hambre?"
Aunque no lo demostraba en el exterior, en el interior Lionel estaba golpeandose una y otra vez, era obvio que aquella mujer si no se sentía traicionada pro su acompañante le miraría extrañamente, era como si Lionel estuviera en mitad de su trabajo vendiendo...no se vendiendo jarrones o algo por ese estilo y un cliente de pronto le preguntase otra cosa, la primera reacción que el tendria sería amable pero en su interior se estaba preguntando el porqué habia dicho eso...¿Sería lo mismo con ella? ¿Le odiaría en aquestos momentos? el gitano lo único que podía hacer por ahora era guardar silencio...solamente eso, guardar silencio hasta ver que era lo siguiente que sucedía-
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-Quiso justificarse aunque no sabia si era demasiado tarde o no, de todos modos bajo el rostro dejando que sus cabellos pareciesen cubrir el pecado que habia cometido su dueño a pesar de que una sonrisa no se podia borrar de su boca quizás fuera por el nerviosismo o aún no identificaba que era lo que le estaba sucediendo, era cierto que deseaba cocinar para ella, bailar con ella, hablar de los colores que poseia el viento o como la lluvia sacaba a relucir un aroma demasiado adictivo para el propio gitano pero tambien sabia que cada cosa tenia su tiempo y que debia sobre todo calmarse ¿porqué se mostraba ahora tan nervioso cuando antes estaba tranquilo?
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
El viento me tarareaba canciones en el oído, susurrándome versos que aún no se han escrito. El abrigo que sus caricias le regalaban a mi cuerpo era gélido, tan frío que erizaba cada bello de mi piel, pero aún así sus besos en mis mejillas eran el más bello roce… Mis pensamientos divagaban entre memorias paralelas y esos mismos recuerdos me hacían soñar, perderme en el firmamento sin la necesidad de contar las estrellas. El silencio nos cubrió con su manto, nos rodeo acallando cualquier sonido que pudiese ser percibido, solo estábamos él y yo. Un humano que me atrapo en un instante, la mente que guardaba, esa visión… Me sentí atraída por sus secretos más que por los que yo pudiese ocultarle al mundo, suspiré. Me embriagué de ese olor que desprendía, no se trataba de uno común, no… este hombre destacaba entre los demás al igual que una rosa en el crudo invierno. Razones que se me pierden, motivos que se me alejan, no entendí el mensaje subliminal del frío vaho en los cantos del aire hasta que me estremeció la espalda en un espasmo incontrolable. Se me estaba congelando el cuerpo de una forma tan sublime que ardía, no me importo y continué observando el rostro ajeno. Un destello en su mirar me advirtió un falso movimiento, fruncí el ceño esperando que lo ejecutara, no paso nada. La curva en mis labios se dibujo divertida.
Vacile un poco antes de poder responder su pregunta. Fue extraño, reprimí la vorágine de carcajadas que se habían instalado en mi garganta. Sería bastante estúpido burlarme de su pregunta, además llegue a la práctica conclusión que solo fue para hacer hablar al silencio que nos envolvía. Me mordí el labio interior desviando la mirada hasta un par de muros desgastados, las ratas brincaban de un lugar a otro en una frenética búsqueda por un poco de comida, sus estridentes chillidos me recordaron al fin que no estábamos perfectamente solos y que los animales del bosque nos observaban en las lejanías. Arroje un vistazo a la luna que pendía en lo alto del firmamento, parecía sonreírme al igual que yo lo hacía con ella, una ventisca me acaricio las espalda obligando a mi cuerpo levantarse en un respingo.
Me aproxime hasta quedar frente su rostro, me incline para que mi cara quedara lo más cercano posible – Solo si me permites ser la cazadora – Guiñe un ojo, sonreí. Erguí mi cuerpo el segundo después para extender la mano e invitarlo a que me acompañase, solo me hacía falta el arma apropiada para atrapar a nuestra presa - ¿Arco y flechas? – Pregunté, me refería a que si él tenía en su poder ese tipo de herramienta ya que es lo único que se manipular a la perfección; de no ser así me obligará la debilidad a mutarme en la bestia más grande, acorralar un par de conejos en el bosque y seguir el camino. - ¿Utilizaremos la fuerza bruta?... Perdona, ¿Comes carne? – Las mejillas se me habían encendido nuevamente ¡Maldición! ¡Eso debí preguntar a la primera! Nerviosismo, comencé a balbucear sin decir nada, un claro signo de que me encontraba más que apenada por la situación, más nada podía hacer para solucionar mi error. Me quede muda esperando su respuesta, mordiéndome cada vez más fuerte, hasta que sentí el dolor en mi piel, deje de hacerlo pero era demasiado tarde pues una gota de sangre emano de mi boca, tan escarlata, tan viva que parecía un rubí en medio de toda aquella penumbra.
Vacile un poco antes de poder responder su pregunta. Fue extraño, reprimí la vorágine de carcajadas que se habían instalado en mi garganta. Sería bastante estúpido burlarme de su pregunta, además llegue a la práctica conclusión que solo fue para hacer hablar al silencio que nos envolvía. Me mordí el labio interior desviando la mirada hasta un par de muros desgastados, las ratas brincaban de un lugar a otro en una frenética búsqueda por un poco de comida, sus estridentes chillidos me recordaron al fin que no estábamos perfectamente solos y que los animales del bosque nos observaban en las lejanías. Arroje un vistazo a la luna que pendía en lo alto del firmamento, parecía sonreírme al igual que yo lo hacía con ella, una ventisca me acaricio las espalda obligando a mi cuerpo levantarse en un respingo.
Me aproxime hasta quedar frente su rostro, me incline para que mi cara quedara lo más cercano posible – Solo si me permites ser la cazadora – Guiñe un ojo, sonreí. Erguí mi cuerpo el segundo después para extender la mano e invitarlo a que me acompañase, solo me hacía falta el arma apropiada para atrapar a nuestra presa - ¿Arco y flechas? – Pregunté, me refería a que si él tenía en su poder ese tipo de herramienta ya que es lo único que se manipular a la perfección; de no ser así me obligará la debilidad a mutarme en la bestia más grande, acorralar un par de conejos en el bosque y seguir el camino. - ¿Utilizaremos la fuerza bruta?... Perdona, ¿Comes carne? – Las mejillas se me habían encendido nuevamente ¡Maldición! ¡Eso debí preguntar a la primera! Nerviosismo, comencé a balbucear sin decir nada, un claro signo de que me encontraba más que apenada por la situación, más nada podía hacer para solucionar mi error. Me quede muda esperando su respuesta, mordiéndome cada vez más fuerte, hasta que sentí el dolor en mi piel, deje de hacerlo pero era demasiado tarde pues una gota de sangre emano de mi boca, tan escarlata, tan viva que parecía un rubí en medio de toda aquella penumbra.
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
- Como siempre se habia replicado a Lionel por aquel romanticismo desgastado que cubría cada una de sus acciones quizás pensó que habia sido un tanto "romántico" y amistoso al mismo tiempo que ambos estuvieran comiendo algo a la luz de la luna mezclada por las chispas del fuego...a veces, pareciese que el fuego envidioso de la soledad de la luna quisiera alcanzarla bailando para ella como una súplica cercana a la muerte mientras se iba apagando o resucitando según la conveniencia de los humanos, pero tambien habia captado como la piel de la mujer debería de estar helada ya que Lionel con la ropa que llevaba sentía el apogeo del frío al cual nunca se le debía de subestimar incluso si te gustaban las temperaturas bajas debias de ser capaz de no jugar nunca con tu cuerpo. Pudiera tal vez haber dicho algo bueno en especial porque ambos se calentarian con el fuego.
"Ah, ya he dicho algo malo"
Temeroso pensó aquello cuando vió a la mujer mirar hacia los carcomidos muros del tiempo, que estaban escondidos entre la naturaleza o algunos los más presuntuosos asomaban la perfección de sus muros cual si estuvieran replicando una mirada de alguien solamente para presumir mientras que otros estaban perdiendo la batalla contra la madre naturaleza, Lionel gustaba de ver a la naturaleza devorar los cimientos de un piso antiguo como si estuviera volviendo a la normalidad despues de ver tantos edificios que se manipulaban entre ellos creando más gustaba ver como la naturaleza con la paciencia de un dios devorava lo que el hombre habia hecho poco a poco...disimuladamente.
De no observar el rostro de la mujer pasó a tenerlo de cerca lo que causó un ligero nerviosismo pensando en que le diria "no" pero entonces se quedo atónito viendo lo que habia dicho ¿cazadora? mientras estaba pensando en que responderle tomó su mano quedando con una sonrisa automática en la boca notando como estaba disfrutando aquello...bueno, se le notaba en su mundo mientras pensaba en que presa deberiamos de capturar o que arma tendría que tener lo cual la hacia mucho más hermosa-
¡Eh! ten cuidado
-Acarició sus mejillas paseando el dedo pulgar por el labio inferior de la mujer manchándolo del carmín conocido también como la sangre, sonrió debilmente mientras volvía a dedicarle una mirada a los ojos riendo tiernamente. No sabia que la timidez podía hacer daño pero ahora que lo sabia defendería de cualquier daño a la mujer...no sabia como, tampoco habia un porqué explicito en sus acciones pero deseaba hacerlo. Metió el pulgar en sus propios labios mientras el gitano saboreaba el metálico ronroneo de la sangre volviendo a asentir a las preguntas de antes...pero inicialmente colocó el dedo índice en los labios de Rossete para abrirlos débilmente mirando fijamente sus ojos obligándole de ese modo a que no se mordiese más aquel labio-
Soy un buen carníovoro asi que te ayudaré a nuestra cena además...como soy un gitano se cocinar todo tipo de animales por lo que podré encargarme del fuego y de cocinarlo con ayuda de la preciosa cazadora rossete...entonces ¿gustarias de cenar conmigo? además de lo que eso conlleva como ir a por la presa y cazarla con algo ya veremos con qué eso no importa
-Sonrió lamiéndose los labios para transformar aquella manchita rojiza que tenia en los labios dejándola normalmente volviendo a mirar hacia otro lado con una sonrisa en los labios...ahora se habia dado cuenta de las ratas que saltaban puesto que eran animales nocturnos que estaban deseando salir a cazar su alimento como ellos dos-
"Ah, ya he dicho algo malo"
Temeroso pensó aquello cuando vió a la mujer mirar hacia los carcomidos muros del tiempo, que estaban escondidos entre la naturaleza o algunos los más presuntuosos asomaban la perfección de sus muros cual si estuvieran replicando una mirada de alguien solamente para presumir mientras que otros estaban perdiendo la batalla contra la madre naturaleza, Lionel gustaba de ver a la naturaleza devorar los cimientos de un piso antiguo como si estuviera volviendo a la normalidad despues de ver tantos edificios que se manipulaban entre ellos creando más gustaba ver como la naturaleza con la paciencia de un dios devorava lo que el hombre habia hecho poco a poco...disimuladamente.
De no observar el rostro de la mujer pasó a tenerlo de cerca lo que causó un ligero nerviosismo pensando en que le diria "no" pero entonces se quedo atónito viendo lo que habia dicho ¿cazadora? mientras estaba pensando en que responderle tomó su mano quedando con una sonrisa automática en la boca notando como estaba disfrutando aquello...bueno, se le notaba en su mundo mientras pensaba en que presa deberiamos de capturar o que arma tendría que tener lo cual la hacia mucho más hermosa-
¡Eh! ten cuidado
-Acarició sus mejillas paseando el dedo pulgar por el labio inferior de la mujer manchándolo del carmín conocido también como la sangre, sonrió debilmente mientras volvía a dedicarle una mirada a los ojos riendo tiernamente. No sabia que la timidez podía hacer daño pero ahora que lo sabia defendería de cualquier daño a la mujer...no sabia como, tampoco habia un porqué explicito en sus acciones pero deseaba hacerlo. Metió el pulgar en sus propios labios mientras el gitano saboreaba el metálico ronroneo de la sangre volviendo a asentir a las preguntas de antes...pero inicialmente colocó el dedo índice en los labios de Rossete para abrirlos débilmente mirando fijamente sus ojos obligándole de ese modo a que no se mordiese más aquel labio-
Soy un buen carníovoro asi que te ayudaré a nuestra cena además...como soy un gitano se cocinar todo tipo de animales por lo que podré encargarme del fuego y de cocinarlo con ayuda de la preciosa cazadora rossete...entonces ¿gustarias de cenar conmigo? además de lo que eso conlleva como ir a por la presa y cazarla con algo ya veremos con qué eso no importa
-Sonrió lamiéndose los labios para transformar aquella manchita rojiza que tenia en los labios dejándola normalmente volviendo a mirar hacia otro lado con una sonrisa en los labios...ahora se habia dado cuenta de las ratas que saltaban puesto que eran animales nocturnos que estaban deseando salir a cazar su alimento como ellos dos-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
La noche suspiraba ante nosotros creando magnificas siluetas con sus estrellas, la compañía que había encontrado en ese lugar me parece tan interesante, ese hombre frente a mí tiene una joya escondida bajo su piel, su aspecto tan frágil, me obliga a quererle proteger de cualquier daño posible ¿Por qué? Aún no estaba muy segura de ello, pero sin duda lo descubriré. Su dedo se había manchado con mi sangre, ya no me permitió seguir mordiendo el labio, obedecí su reclamo silencioso, relajando la mandíbula. Escuché sus palabras, sentí su tanto en mis dedos. Su piel junto a la mía mandaban mensajes subliminales a mi cerebro que lentamente pude codificar. Quería estar a su lado, sentarme más cerca de su cuerpo y respirar el encanto de su esencia, conocerle más allá de un cruce de palabras mutadas a versos. La noche que nos tenía suspendidos en su manto, era cómplice de mis deseos atados a lo más profundo de mi cabeza, no sería prudente abrir las alas y querer volar antes de saber reconocer que en verdad eres un ave. Me dispuse a regalarle una sonrisa al igual que él lo hizo tras desvanecer una gota de sangre en sus labios, ver como se tragaba ese líquido carmín me fue fascinante. Se dice por allí que ese fluido puede conectar a dos personas desde lujares lejanos, es como un nexo entre personas al igual que el espacio vacío entre cada galaxia en el universo, una mirada más allá de lo que se puede apreciar, un sentido adjudicado a lo que se valora y no se desea perder en el tiempo.
Salí de mi ensimismamiento, para vacilar un par de segundos. Sopesaba seriamente la idea en ir tras la presa o quedarme allí junto a él para respirar de su aroma y crearle un soneto que jamás escucharían sus oídos, era una idea absurda pues la poesía se tiene que compartir. Es el alma del poeta en letras mal grabadas, quizá hasta palabras y verbos mal conjugados pero es esa esencia que nadie puede palpar. Me repliqué a mi mista por ser tan egoísta al respecto, Lionel debía saber como es que yo lo apreciaba esa noche, tenía que estar enterado de las reacciones que provocaba no solo en mi cuerpo, como las mejillas o la mano que sostenía, si no también en el alma. Hale su cuerpo junto al mío, fue más fuerza de la que pretendía utilizar, así logre que colapsara contra mí, dejándome a la deriva entre observar sus finos labios o perderme en la profundidad de sus ojos. Decidí alternar la mirada, tenerlo tan cerca era como tocar la superficie de la luna, llenándote con su plateado color, mutar a eternidad nacarada y sonreírle al viento por susurrarte las mas bellas palabras. Relamí mis labios en un impulso inconsciente de mi cuerpo, no lo había notado pero estaba saboreando su boca, al darme cuenta de lo que estaba haciendo di un pequeño salto hacia atrás. En ese mismo momento alguien nos observaba desde las sombras, su presencia se hizo notar tras el crujir de una rama que había profanado con sus pies, gire la cabeza para escrutar en la penumbra el paradero de tal criatura.
-Ven, se nos escapa la cena- Lo tome nuevamente de la mano dirigiéndome en la dirección que el animalejo había tomado. Sí, me escape de aquella vergonzosa visión rápidamente, cambiando de tema. No pretendía olvidar lo ocurrido tan solo deseaba que él no se sintiera incomodo con mis actos desenfrenados.
Salí de mi ensimismamiento, para vacilar un par de segundos. Sopesaba seriamente la idea en ir tras la presa o quedarme allí junto a él para respirar de su aroma y crearle un soneto que jamás escucharían sus oídos, era una idea absurda pues la poesía se tiene que compartir. Es el alma del poeta en letras mal grabadas, quizá hasta palabras y verbos mal conjugados pero es esa esencia que nadie puede palpar. Me repliqué a mi mista por ser tan egoísta al respecto, Lionel debía saber como es que yo lo apreciaba esa noche, tenía que estar enterado de las reacciones que provocaba no solo en mi cuerpo, como las mejillas o la mano que sostenía, si no también en el alma. Hale su cuerpo junto al mío, fue más fuerza de la que pretendía utilizar, así logre que colapsara contra mí, dejándome a la deriva entre observar sus finos labios o perderme en la profundidad de sus ojos. Decidí alternar la mirada, tenerlo tan cerca era como tocar la superficie de la luna, llenándote con su plateado color, mutar a eternidad nacarada y sonreírle al viento por susurrarte las mas bellas palabras. Relamí mis labios en un impulso inconsciente de mi cuerpo, no lo había notado pero estaba saboreando su boca, al darme cuenta de lo que estaba haciendo di un pequeño salto hacia atrás. En ese mismo momento alguien nos observaba desde las sombras, su presencia se hizo notar tras el crujir de una rama que había profanado con sus pies, gire la cabeza para escrutar en la penumbra el paradero de tal criatura.
-Ven, se nos escapa la cena- Lo tome nuevamente de la mano dirigiéndome en la dirección que el animalejo había tomado. Sí, me escape de aquella vergonzosa visión rápidamente, cambiando de tema. No pretendía olvidar lo ocurrido tan solo deseaba que él no se sintiera incomodo con mis actos desenfrenados.
Séfer Zahira- Hechicero Clase Alta
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
- Si las almas encontraran un cobijo húmedo sería el lugar indicado para perderse ante tal naufrágio de pensamientos como ahora estaba sucediendo puesto que al principio sus orbes estaban admirando lo que habia a su alrededor especialmente curioso por conocer que era lo que intentaba cazar asi como mejor dicho lo que estaba en su mente que comieran esa noche para poder vacilar o dudar de la manera en la que podría cocinarlo pero entonces cuando volvió a mirar a la mujer se dió cuenta de que lo que habia hecho no estaba en un libro planteado de modales, como el hecho de tomar la sangre de la otra persona ¿que era acaso? ¿que le había inducido a aquel comportamiento? vacilaba cual maniquí que estaba en un escapare esperando que una mirada le cambiase de posición.
Más antes de poder darse cuenta, disculparse o iniciar aquel tembloroso ritual de timidez sintió como todo su cuerpo fué aproximado junto al de ella...no quería pensar así como la mayoria de los hombres cuando aquel cuerpo se apegaba al suyo podía notar que la fragancia habia cambiado ahora el aire parecia estar celoso porque lo que estaba rodeando la nariz de Lionel no era precisamente la humedad o el tiempo, habian quedado en un auténtico segundo plano de aquel guión enrevesado como indeseable...abrió los labios tal vez para decir algo pero la mirada de roussete nubló su razón, podía moldear la forma de su figura junto a la suya deseando incluso bajar las manos para acariciar su cuerpo algo que jamás habia deseado en especial con una mujer.
Se habría perdido enredado los dedos en sus cabellos mientras intentaba salvajemente curar las heridas de sus labios, pero entonces aquella conexión imberbe { inexperta } fue reacia a alguna continuación debido a un chasquido de una rama que le obligo a ambos a continuar buscando a su presa. El latido del corazón de Lionel parecia las agujas de un reloj alocado de cucu que en cualquier momento traspasaría cualquier parte de su pecho con una sonrisa fría para empezar aquel latido que anunciaba que ya era demasiado tarde para volver atrás-
¿Cual es la presa?
-Preguntó al fín, saliendo de aquellos instintos que se habian apoderado por momentos de su cuerpo ¿sería asi toda la travesia? ¿mientras cenaban? ¿mientras hablaban? se relamió incluso para capturar las últimas gotas de aquel elixir que se habia dado entre ambos acelerando el paso hasta situarse a su lado dejando que una sonrisa se formase en su rostro al entrelazar los dedos con los de aquella dama pero por sobre todo dejando la curiosidad de ver otra de las facetas, cuando se cazaba una persona podia cambiar el estado de animo...por ejemplo el conocia a un gitano que era demasiado amable, muchos le decían o recriminaban aquello pero a la hora de cazar era el más sangriento de todos, como un verdadero asesino pero cuando acababa la etapa de la caza volvía a sonreir casi con ternura mientras todos le sonreian suavemente como si en aquellos momentos constatasen que era mejor tener su estado dulce a su estado demoniaco-
Más antes de poder darse cuenta, disculparse o iniciar aquel tembloroso ritual de timidez sintió como todo su cuerpo fué aproximado junto al de ella...no quería pensar así como la mayoria de los hombres cuando aquel cuerpo se apegaba al suyo podía notar que la fragancia habia cambiado ahora el aire parecia estar celoso porque lo que estaba rodeando la nariz de Lionel no era precisamente la humedad o el tiempo, habian quedado en un auténtico segundo plano de aquel guión enrevesado como indeseable...abrió los labios tal vez para decir algo pero la mirada de roussete nubló su razón, podía moldear la forma de su figura junto a la suya deseando incluso bajar las manos para acariciar su cuerpo algo que jamás habia deseado en especial con una mujer.
Se habría perdido enredado los dedos en sus cabellos mientras intentaba salvajemente curar las heridas de sus labios, pero entonces aquella conexión imberbe { inexperta } fue reacia a alguna continuación debido a un chasquido de una rama que le obligo a ambos a continuar buscando a su presa. El latido del corazón de Lionel parecia las agujas de un reloj alocado de cucu que en cualquier momento traspasaría cualquier parte de su pecho con una sonrisa fría para empezar aquel latido que anunciaba que ya era demasiado tarde para volver atrás-
¿Cual es la presa?
-Preguntó al fín, saliendo de aquellos instintos que se habian apoderado por momentos de su cuerpo ¿sería asi toda la travesia? ¿mientras cenaban? ¿mientras hablaban? se relamió incluso para capturar las últimas gotas de aquel elixir que se habia dado entre ambos acelerando el paso hasta situarse a su lado dejando que una sonrisa se formase en su rostro al entrelazar los dedos con los de aquella dama pero por sobre todo dejando la curiosidad de ver otra de las facetas, cuando se cazaba una persona podia cambiar el estado de animo...por ejemplo el conocia a un gitano que era demasiado amable, muchos le decían o recriminaban aquello pero a la hora de cazar era el más sangriento de todos, como un verdadero asesino pero cuando acababa la etapa de la caza volvía a sonreir casi con ternura mientras todos le sonreian suavemente como si en aquellos momentos constatasen que era mejor tener su estado dulce a su estado demoniaco-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
A lo lejos las hierbas gritaban de dolor cuando las patas de un animal posaban sobre su frágil estructura. Los pasos de este se escuchaban aún en la espesura de la noche, su corazón acelerado galopa al igual que su cuerpo, aún cuando se trata de un simple animal, algo que se presume de no pensar, una criatura que solo actúa conforme a sus instintos, corre, corre para salvar su vida pues reconoce el peligro en el que se encuentra. Un débil venado que busca en la penumbra un refugio para esconderse de los predadores, esta vez tenía que ser más ágil y rápido pues no seguía cualquier otro animalejo, en esta noche, bajo ese manto de estrellas infinitas es el hombre quien le dará cacería. Poco a poco al igual que gota a gota se llena un vaso con agua, así se fue llenando mi cuerpo de una extraña confianza con el gitano, mis labios no paraban de sonreír y aún no podía comprender el por que de mis reacciones. Mis pensamientos divagan, tal vez se deba a la prematura seguridad que percibí en sus cercanías, quizá era por la cortesía en la que me estaba envolviendo; no podía negar que algo en él me atraía, fue un choque estrepitoso al verlo allí, indefenso y amante de la misma fragilidad que yo. ¿Será cuestión del destino? No, los trazos que yo pinto en el lienzo de mi vida es por que he decidido que fuesen así, dicen que las circunstancias nos hacen seguir senderos por los cuales no queremos transitar pero… ¿Siempre existen nuevas posibilidades no? Si no es así entonces ¿Para qué luchar, si después de todo terminamos siendo marionetas del destino?
Sentir su mano tan cerca de la mía, lo suave y cálido de su piel. Fuera de esto el frío me abrazaba amenazando con congelar mis extremidades, no me importaba. El vaho salía de mis labios con cada respiración que me aventuraba a ejecutar, el vapor formaba figuras fantásticas que se perdían después de un par de segundos. La negrura y lo gélido de la noche solo eran las piezas perfectas para una noche inolvidable. Invierno, una de las estaciones más hermosas del tiempo, del año, enfría corazones para calentarlos en el cobijo de alguien más, es aquí cuando la soledad se siente más cruel y agónica que nunca, es en este periodo en que la conciencia regresa a nuestra mente ¿Por qué? No existe una razón principal, podría ser el resultado de una melancolía guardada durante mucho tiempo aflorando en el fresco vacío de una habitación o quizá que el desolado viento acaricia el cuerpo para traspasar hasta los huesos descubriendo su debilidad, nostalgia.
Me detuve en seco tras escuchar el sepulcral silencio, oír que nada se mueve en el bosque, que nada tiene vida, no poder apreciar ningún sonido en medio de los árboles y el viento que baja para depositar un beso en su corteza; solo significa una cosa, el depredador esta cerca. Me congele, calle mis emociones, mis pensamientos y únicamente me enfoque en agudizar mis sentidos. La piel me quemaba, los efluvios me embriagaban, la vista traspasaba las barreras que las sombras se habían encargado de construir frente a nosotros; solo esperaba una señal, tan solo una pequeña perturbación a ese silencio que nos rodeaba y podía actuar, convertirme en la bestia descomunal que reside en mí. –Crack- Una rama, un paso en falso y la presa era toda mía. Solté mano y me deje llevar por el hambre que corría en mi vientre, esa sed que lentamente se apodera de mí. Mientras corría tras el venado gire mi cabeza para ver a Lionel, le sonreí, le guiñe un ojo y me arroje a la obscuridad. Atrape al animal entre mis brazos, su cuello posaba en ellos, ¿romperlo o asfixiarlo? ¿Cuál es la muerte más rápida? ¿Cuál no dolerá? ¿Importa?
Sentir su mano tan cerca de la mía, lo suave y cálido de su piel. Fuera de esto el frío me abrazaba amenazando con congelar mis extremidades, no me importaba. El vaho salía de mis labios con cada respiración que me aventuraba a ejecutar, el vapor formaba figuras fantásticas que se perdían después de un par de segundos. La negrura y lo gélido de la noche solo eran las piezas perfectas para una noche inolvidable. Invierno, una de las estaciones más hermosas del tiempo, del año, enfría corazones para calentarlos en el cobijo de alguien más, es aquí cuando la soledad se siente más cruel y agónica que nunca, es en este periodo en que la conciencia regresa a nuestra mente ¿Por qué? No existe una razón principal, podría ser el resultado de una melancolía guardada durante mucho tiempo aflorando en el fresco vacío de una habitación o quizá que el desolado viento acaricia el cuerpo para traspasar hasta los huesos descubriendo su debilidad, nostalgia.
Me detuve en seco tras escuchar el sepulcral silencio, oír que nada se mueve en el bosque, que nada tiene vida, no poder apreciar ningún sonido en medio de los árboles y el viento que baja para depositar un beso en su corteza; solo significa una cosa, el depredador esta cerca. Me congele, calle mis emociones, mis pensamientos y únicamente me enfoque en agudizar mis sentidos. La piel me quemaba, los efluvios me embriagaban, la vista traspasaba las barreras que las sombras se habían encargado de construir frente a nosotros; solo esperaba una señal, tan solo una pequeña perturbación a ese silencio que nos rodeaba y podía actuar, convertirme en la bestia descomunal que reside en mí. –Crack- Una rama, un paso en falso y la presa era toda mía. Solté mano y me deje llevar por el hambre que corría en mi vientre, esa sed que lentamente se apodera de mí. Mientras corría tras el venado gire mi cabeza para ver a Lionel, le sonreí, le guiñe un ojo y me arroje a la obscuridad. Atrape al animal entre mis brazos, su cuello posaba en ellos, ¿romperlo o asfixiarlo? ¿Cuál es la muerte más rápida? ¿Cuál no dolerá? ¿Importa?
Séfer Zahira- Hechicero Clase Alta
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
- Ahora que estaba corriendo al lado de roussette le vino a la cabeza aquel extraño libro que muchos hombres leían casi con descaro, habia diferentes aptitudes a la hora de leer un libro puesto que depende de como actuases podías leerlo de nuevo o simplemente recordarlo, el titulo que vino a su cabeza era el de las "Amazonas" aquellas mujeres que conocían el bosque incluso mejor que los animales, utilizaban y amabana a la naturaleza mientras el odio por la raza humana se hacía evidente con cada paso que estas daban. Muchos hombres se reían al hablar de las amazonas puesto que la mayoría de ellos pensaban que una mujer no podría ganar la batalla contra un hombre, solo lo leían quizás por admirar los cuerpos de las mujeres...él lo habia leído como si de un cuento de ficción se tratase incluso habia soñado alguna vez que tomaba a una de la mano mientras ésta le guiaba por el bosque.
Se habia hecho realidad tal sueño mientras de reojo volvía a observar a la mujer, se sabía fuerte, no tenía la mirada de un animal desvalido sino que caminaba por los terrenos con sabiduria mientras la luna le parecía iluminar el camino. ¿Era el cielo consciente de su nuevo acogimiento? pero sus orbes viajaban por las ropas de la mujer que no estorbaban en cada uno de sus movimientos sino que se agitaban cual marea, parecía la onda del agua ¿como expresar la perfeccion? ¿como poder expresar aquellos cabellos que se enredaban con el viento mientras su rostro seguía pendiente de a donde se dirigían? podía empezar con un discreto poema filosófico acerca de como todo su cuerpo confiaba ciegamente en ella, se movían como uno siendo a su manera dos. Los cabellos del gitano envolvieron su rostro hasta la boca de Lionel saboreó sus propios mechones que tenían ya un aroma propio a él, cuando se acercaba a las personas la mayoría de las veces olía el jabón pero en él solamente se podía saborear la artesania o el aroma verbalmente invisible que rozaba sus hebras...¿a que olería el cabello de roussette? fué entonces cuando se detuvo de pensar aquellas cosas para dejar que su rostro de hechase hacia el frente observando de lejos el ruido de un animal, presumia de ser aquella su presa.
Cuando se paró en seco Lionel tuvo que reconocer que sentia un breve cansancio en las piernas que no se exteriorizó, la adrenalina subía por sus venas taponando cualquier tipo de sentimiento con solo una sonrisa en los labios su respiración, el vaho de la misma fué lo único que exteriorizó su agitación inicial. Finalmente con el descanso volvió a caminar hacia ella más, le habia pedido silenciosamente que no la siguiera ¿o que la tenia que seguir?
"Eres tan torpe"
Pensó tras varios momentos mientras miraba a su alrededor, árboles, ramas, lechos de hierbajos que estaban volviendose locos con el gemido del viento mientras se mecían confortablemente por las caricias de la naturaleza, espectáculo de cuadro que mostraba su verdadero rostro, tenue ante los visitantes, solo se mostraba hermoso a aquellos que le entendían siendo incomprendido habitualmente por los temerosos y los cobardes. Los gitanos amaban la naturaleza, ese olor fresco que todo estaba frotando su cuerpo, rozando hieráticamente su cuerpo mientras la camisa parecia sonrosarse, querer marchar con el viento por los movimientos tan suaves que la arrugaban, sonrió imperceptiblemente-
¡Voy a recoger la madera!
-Elevó las manos, no era el dueño pero si un invitado, el eco no se parecia en nada a aquellas montañas que deseaban hablar con aquellos que emitian saludos, más al no poder sino guardar silencio dejanba que una frágil imitación acariciase el exterior...se mordió un poco los labios sabiendo que no debia de preocuparse por ella, pero, en el fondo quería coronarse como ayudante de la caza sin ser como aquellos hombres que si no traían la comida a su casa no se sentían hombres aquello no existía, él cocinaría para los dos. Especialmente para aquella mujer que parecía la hija del bosque de pálida piel que se disfrazaba de luna la cual incluso celosa como admiradora le acariciaba...se arrodilló para buscar troncos lo suficientemente robustos como para aguantar una media hora en el fuego sin hacerse cenizas, también algunos hierbajos sintiendo como el fragil gemido que dejaban al exterior fué tan silencioso que tan solo un "crack" se escuchó en todo el inmenso bosque lo gracioso fué cuando él hizo las cosas a su manera llenándose los bolsillos de hierbajos calificando con manos expertas cuales eran las malas hierbas y cuales las frondosas, mientras su vista no se marchaba de aquel sendero oscuro esperando volver a ver la figura de la mujer-
Se habia hecho realidad tal sueño mientras de reojo volvía a observar a la mujer, se sabía fuerte, no tenía la mirada de un animal desvalido sino que caminaba por los terrenos con sabiduria mientras la luna le parecía iluminar el camino. ¿Era el cielo consciente de su nuevo acogimiento? pero sus orbes viajaban por las ropas de la mujer que no estorbaban en cada uno de sus movimientos sino que se agitaban cual marea, parecía la onda del agua ¿como expresar la perfeccion? ¿como poder expresar aquellos cabellos que se enredaban con el viento mientras su rostro seguía pendiente de a donde se dirigían? podía empezar con un discreto poema filosófico acerca de como todo su cuerpo confiaba ciegamente en ella, se movían como uno siendo a su manera dos. Los cabellos del gitano envolvieron su rostro hasta la boca de Lionel saboreó sus propios mechones que tenían ya un aroma propio a él, cuando se acercaba a las personas la mayoría de las veces olía el jabón pero en él solamente se podía saborear la artesania o el aroma verbalmente invisible que rozaba sus hebras...¿a que olería el cabello de roussette? fué entonces cuando se detuvo de pensar aquellas cosas para dejar que su rostro de hechase hacia el frente observando de lejos el ruido de un animal, presumia de ser aquella su presa.
Cuando se paró en seco Lionel tuvo que reconocer que sentia un breve cansancio en las piernas que no se exteriorizó, la adrenalina subía por sus venas taponando cualquier tipo de sentimiento con solo una sonrisa en los labios su respiración, el vaho de la misma fué lo único que exteriorizó su agitación inicial. Finalmente con el descanso volvió a caminar hacia ella más, le habia pedido silenciosamente que no la siguiera ¿o que la tenia que seguir?
"Eres tan torpe"
Pensó tras varios momentos mientras miraba a su alrededor, árboles, ramas, lechos de hierbajos que estaban volviendose locos con el gemido del viento mientras se mecían confortablemente por las caricias de la naturaleza, espectáculo de cuadro que mostraba su verdadero rostro, tenue ante los visitantes, solo se mostraba hermoso a aquellos que le entendían siendo incomprendido habitualmente por los temerosos y los cobardes. Los gitanos amaban la naturaleza, ese olor fresco que todo estaba frotando su cuerpo, rozando hieráticamente su cuerpo mientras la camisa parecia sonrosarse, querer marchar con el viento por los movimientos tan suaves que la arrugaban, sonrió imperceptiblemente-
¡Voy a recoger la madera!
-Elevó las manos, no era el dueño pero si un invitado, el eco no se parecia en nada a aquellas montañas que deseaban hablar con aquellos que emitian saludos, más al no poder sino guardar silencio dejanba que una frágil imitación acariciase el exterior...se mordió un poco los labios sabiendo que no debia de preocuparse por ella, pero, en el fondo quería coronarse como ayudante de la caza sin ser como aquellos hombres que si no traían la comida a su casa no se sentían hombres aquello no existía, él cocinaría para los dos. Especialmente para aquella mujer que parecía la hija del bosque de pálida piel que se disfrazaba de luna la cual incluso celosa como admiradora le acariciaba...se arrodilló para buscar troncos lo suficientemente robustos como para aguantar una media hora en el fuego sin hacerse cenizas, también algunos hierbajos sintiendo como el fragil gemido que dejaban al exterior fué tan silencioso que tan solo un "crack" se escuchó en todo el inmenso bosque lo gracioso fué cuando él hizo las cosas a su manera llenándose los bolsillos de hierbajos calificando con manos expertas cuales eran las malas hierbas y cuales las frondosas, mientras su vista no se marchaba de aquel sendero oscuro esperando volver a ver la figura de la mujer-
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
El mágico susurro del viento ya no me calaba en los huesos, pues la adrenalina que mi cuerpo estaba sintiendo en ese momento abrigaba cada poro de mi ser. Sentir la sangre correr por mis venas y el sutil encanto del calor apoderarse de mi, era una sensación que contrastaba con el frío del exterior. Sí, la presa descansaba en mis brazos, pude ver en sus ojos mi reflejo pero en realmente no era yo la que se divisaba en sus obscuras pupilas ¿Quién era entonces? Esa bestia que suele surgir en los momentos más insospechados, ese monstruo que todos solemos ocultar debajo de una máscara gentil, un atavío de humanidad o cualquier excusa que muestre la amabilidad en las personas. Normalmente no me veía a mi misma como una fiera mujer que consigue lo que pretende bajo cualquier precio, pero fue a ella a la que vi reflejada en sus ojos, el terror que sintió pudo ser aspirado por mi, observar como se movía con furia, percibir los latidos de su corazón a contra pecho en una aceleración mortuoria; me consumía. “¿Cazar o que te cacen?” Supervivencia, siempre lo mismo, desde el inicio de los tiempos se había escrito esa frase, que aún cuando tiene la razón no deja de ser cruel y absurda. Pero ambos teníamos hambre, el bosque nos podía proveer de frutos para alimentarnos, lo sabía… La carne es débil, llama y con el apetito no se juega. El venado murió en mis manos justo en el momento en que hice girar su cabeza rápidamente para romper su cuello, fue la forma más condescendiente que encontré para entregarlo a los brazos de la muerte. Aún así no olvidé su mirada.
A lo lejos la voz del gitano atravesó el silencio, el espacio, esa distancia que nos separaba. Intente pronunciar un para de palabras pero me fue imposible, mis respiraciones estaban llenas de adrenalina, esa aceleración que impide que tu garganta tenga voz y que tus labios pronuncien alguna frase esperada. Me puse de pie admirando mi obra, el problema sería dirigirme hasta donde Lionel con aquel trofeo, con las fuerzas quedadas en mí, lo levante y cargue en la espalda, equilibrándome por completo tras vacilar unos minutos. Bufé y el aliento elevo un mechón de mi cabello que se había colado en mi rostro al igual que los rayos plateados de la luna entre las ramas de los árboles. El rocío de la madrugada había perlado cada rincón obscuro del bosque, que bajo los besos de esa luna parecían estrellas perdidas en la tierra. El olor de la humedad que nos rodeaba no fue opacado por el cadáver que llevaba a cuestas, más bien se incremento, un perfume que embriagaría a quienes aprecian las cosas más insignificantes de la vida. La poesía se escribe en cada punto aledaño de esa inmensidad, puede que fuese rústica o quizá incoherente pero ¿A quién le importa cuando al final siempre es el verso quien acaricia los sentidos? Cualquier excusa es buena para dejarse llevar por emociones trascendentales, cualquier susurro, movimiento o lo que sea que pueda alterar las emociones y allí estaba yo, perdida entre un mar de carcajadas y un desierto de lágrimas.
Caminé hasta encontrarlo, dejé caer el animal en la tierra y me quejé por la liberación de la carga. Fue un simple susurro, tan solo los suspiros a media noche que mis labios esbozaban. Sonreí y nuevamente sentí como la sangre subía hasta mi cabeza para inundar mis mejillas con ese rubor atemorizante de pena, timidez o… Era tonto ensimismarme en mis propios pensares cuando no estaba sola, también egoísta. Mucho tiempo me la pase oculta entre las sombras de la sociedad – y aún lo suelo hacer – que no supe como actuar de la forma correcta, solo me movía cuando mis impulsos me lo dictaban, cuando mis pensamientos no divagaban extrañamente entre la realidad o la fantasía - …¿?... – Un sonido fue emitido desde mi boca, aunque no estaba segura de lo que se trataba, intente decir algo pero la voz me abandono. Cerré los ojos e invoque a la luna en mi mente, allí donde nadie me escucha, donde estoy a salvo de esas críticas constantes; le supliqué devolver lo que se me había robado, la cordura, la voz y una cosa más… - ¿Te ayudo a juntar la leña? – Al fin pregunté con un tono de alivio en mi garganta, sonreí cuando pude escucharme a través de ese silencio inmemorial, fue como dejarse someter a una tortura con las aves más encantadoras de la tierra, esas que siempre alegran tus días con sus dulces melodías. Suspiré. - ¿Prefieres que busque algunas especias? ¿Busque rocas? ¿Destace el cadáver? – La última pregunta me hizo encogerme de hombros. Vaya forma de continuar con una conversación, así me pasaba, ejecutaba formas muy poco ortodoxas; falta de sentido común supongo. – Solo dime en que puedo ayudarte… -
A lo lejos la voz del gitano atravesó el silencio, el espacio, esa distancia que nos separaba. Intente pronunciar un para de palabras pero me fue imposible, mis respiraciones estaban llenas de adrenalina, esa aceleración que impide que tu garganta tenga voz y que tus labios pronuncien alguna frase esperada. Me puse de pie admirando mi obra, el problema sería dirigirme hasta donde Lionel con aquel trofeo, con las fuerzas quedadas en mí, lo levante y cargue en la espalda, equilibrándome por completo tras vacilar unos minutos. Bufé y el aliento elevo un mechón de mi cabello que se había colado en mi rostro al igual que los rayos plateados de la luna entre las ramas de los árboles. El rocío de la madrugada había perlado cada rincón obscuro del bosque, que bajo los besos de esa luna parecían estrellas perdidas en la tierra. El olor de la humedad que nos rodeaba no fue opacado por el cadáver que llevaba a cuestas, más bien se incremento, un perfume que embriagaría a quienes aprecian las cosas más insignificantes de la vida. La poesía se escribe en cada punto aledaño de esa inmensidad, puede que fuese rústica o quizá incoherente pero ¿A quién le importa cuando al final siempre es el verso quien acaricia los sentidos? Cualquier excusa es buena para dejarse llevar por emociones trascendentales, cualquier susurro, movimiento o lo que sea que pueda alterar las emociones y allí estaba yo, perdida entre un mar de carcajadas y un desierto de lágrimas.
Caminé hasta encontrarlo, dejé caer el animal en la tierra y me quejé por la liberación de la carga. Fue un simple susurro, tan solo los suspiros a media noche que mis labios esbozaban. Sonreí y nuevamente sentí como la sangre subía hasta mi cabeza para inundar mis mejillas con ese rubor atemorizante de pena, timidez o… Era tonto ensimismarme en mis propios pensares cuando no estaba sola, también egoísta. Mucho tiempo me la pase oculta entre las sombras de la sociedad – y aún lo suelo hacer – que no supe como actuar de la forma correcta, solo me movía cuando mis impulsos me lo dictaban, cuando mis pensamientos no divagaban extrañamente entre la realidad o la fantasía - …¿?... – Un sonido fue emitido desde mi boca, aunque no estaba segura de lo que se trataba, intente decir algo pero la voz me abandono. Cerré los ojos e invoque a la luna en mi mente, allí donde nadie me escucha, donde estoy a salvo de esas críticas constantes; le supliqué devolver lo que se me había robado, la cordura, la voz y una cosa más… - ¿Te ayudo a juntar la leña? – Al fin pregunté con un tono de alivio en mi garganta, sonreí cuando pude escucharme a través de ese silencio inmemorial, fue como dejarse someter a una tortura con las aves más encantadoras de la tierra, esas que siempre alegran tus días con sus dulces melodías. Suspiré. - ¿Prefieres que busque algunas especias? ¿Busque rocas? ¿Destace el cadáver? – La última pregunta me hizo encogerme de hombros. Vaya forma de continuar con una conversación, así me pasaba, ejecutaba formas muy poco ortodoxas; falta de sentido común supongo. – Solo dime en que puedo ayudarte… -
Séfer Zahira- Hechicero Clase Alta
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
-Ser uno con la naturaleza, palabras que muchas veces se sentían bastante...¿cual era a palabra? casuales en la boca de las personas especialmente de aquellos que no conocían nada, los hombres no necesitaban decir que "habian de ser uno con la naturaleza" solo debian de intentar serlo aunque aquel razonamiento era bastante inutil especialmente por el tiempo en el que las personas desconocían la vida que poseía el viento, las frases, cualquier cosa. Ladeó el rostro mientras escuchaba los pasos que venian del bosque e incluso las ramas se mecían como si estuvieran dando de nuevo la bienvenida a la joven, aquella muchacha que habia cortado su aliento en el mero instante que se habia acercado, habia aplilado bastante leña especialmente de troncos cuyos ultimos dias parecían tener significado si alguien penetraba en su madera devorándola por segundos.
Agradeció que no tuvo que lidiar con las terminas o los insectos que habitaban en la madera consiguiendo troncos de un tamaño aceptable, miró fijamente a roussette, parecia una amazona, lo habia pensado antes y aquello se estaba haciendo mucho más afirmativo en el interior del gitano, toda una dama encerrada en una guerrera algo tan hermoso que las descripciones se quedaban cortas, se levantó al instante debería de ser al revés que el único que tuviera que decir "a quien ayudo" fuera el propio Lionel porque ella habia hecho el trabajo más duro-
Eres la invitada, te he hecho trabajar aun cuando no lo merecías tan solo espero que puedas descansar un poco criticando si hago algo mal
-Riendo se acercó hacia ella, ¿porqué se sentia tan bien? usualmente Lionel era alguien a quien la soledad le gustaba, pues, penetraba en el fondo de su alma sin necesidad de intercambiar opiniones o juicios tempranos que era lo que la mayoría de personas solían hacer con Lionel, juzgar prematuramente. Cuando estuvo cerca de ella miró sus ojos fijamente de nuevo con aquel apremio a observarlos e hipnotizarse como aquel que aun sabiendo que algo le mataría no dudaba en volver a acercarse para de nuevo saborearlo, acercó la mano a la mejilla de Roussette acariciándola con excesivo cuidado besando su frente.
Quería decirle "lo has hecho muy bien" sintió aquella presuntuosa necesidad de abrazarla diciendo esas palabras que la mayoria de seres humano quisiera escuchar, tras varios minutos tomó el animal por las patas haciendo alarde de fuerza lo llevó hacia el cumulo de troncos y ramas que tenía a su lado, Lionel no era uno de esos hombres excesivamente musculosos que parecian presumir más de su apariencia que de cualquier otra cosa más no significaba que no pudiera ser fuerte..."para protegerla" negó de pronto, mientras sus cabellos caian por su rostro y sacaba de su bolsillo algunos utensilios, una navaja y unas cerillas-
Se que aqui va la primera critica
-Le guiñó un ojo cuando señaló las cerillas. tomó primero un tronco bastante grande colocándolo en medio de dos mantas que habia colocado ya Lionel, en medio habia bastantes piedras alrededor con un ancho suficiente para albergar los troncos más largos, de ese modo colocó primero dos troncos, unas cuantas ramas y finalmente las briznas de hierba secas usando la primera cerilla para encender el fuego, era romantico...quisiera verlo por donde quisiera verlo, una cena en un cercano amanecer realzando aquella fusión entre ambos ¿sentia sueño? ¿estaba bien?. Caballerosamente se acercó de nuevo a la mujer actuando como la primera vez que se habian conocido, hechándose hacia delante en una reverencia sutil tomando su mano con una sonrisa en los labios para guiarla a una de las mantas que habia dejado alli. Las habia rodeado con briznas de hierba para que ambos estuvieran mejor situados.
Acto seguido colocó el animal cerca del fuego para estar un poco mas caliente comenzando con la navaja a cortar sutilmente, primero la piel, pero no la desechó ya que la piel si se trataba correctamente podía llegar a cobijarles mucho más. La cabeza la apartó habia cortado bastante era dificil teniendo en cuenta que la navaja no era demasiado larga como para poder cortarla del todo especialmente en los huesos, se ayudó con las manos despellejando al animal con habilidad hasta empezar a colocar encima de una piedra trozos de carne causandole una sonrisa hasta que suspiraba volviendo a mirar a la mujer, habia recordado que habia un lago cerca de alli, por eso de pronto dijo-
¿Deseas que despues de comer...nos demos un baño?
Agradeció que no tuvo que lidiar con las terminas o los insectos que habitaban en la madera consiguiendo troncos de un tamaño aceptable, miró fijamente a roussette, parecia una amazona, lo habia pensado antes y aquello se estaba haciendo mucho más afirmativo en el interior del gitano, toda una dama encerrada en una guerrera algo tan hermoso que las descripciones se quedaban cortas, se levantó al instante debería de ser al revés que el único que tuviera que decir "a quien ayudo" fuera el propio Lionel porque ella habia hecho el trabajo más duro-
Eres la invitada, te he hecho trabajar aun cuando no lo merecías tan solo espero que puedas descansar un poco criticando si hago algo mal
-Riendo se acercó hacia ella, ¿porqué se sentia tan bien? usualmente Lionel era alguien a quien la soledad le gustaba, pues, penetraba en el fondo de su alma sin necesidad de intercambiar opiniones o juicios tempranos que era lo que la mayoría de personas solían hacer con Lionel, juzgar prematuramente. Cuando estuvo cerca de ella miró sus ojos fijamente de nuevo con aquel apremio a observarlos e hipnotizarse como aquel que aun sabiendo que algo le mataría no dudaba en volver a acercarse para de nuevo saborearlo, acercó la mano a la mejilla de Roussette acariciándola con excesivo cuidado besando su frente.
Quería decirle "lo has hecho muy bien" sintió aquella presuntuosa necesidad de abrazarla diciendo esas palabras que la mayoria de seres humano quisiera escuchar, tras varios minutos tomó el animal por las patas haciendo alarde de fuerza lo llevó hacia el cumulo de troncos y ramas que tenía a su lado, Lionel no era uno de esos hombres excesivamente musculosos que parecian presumir más de su apariencia que de cualquier otra cosa más no significaba que no pudiera ser fuerte..."para protegerla" negó de pronto, mientras sus cabellos caian por su rostro y sacaba de su bolsillo algunos utensilios, una navaja y unas cerillas-
Se que aqui va la primera critica
-Le guiñó un ojo cuando señaló las cerillas. tomó primero un tronco bastante grande colocándolo en medio de dos mantas que habia colocado ya Lionel, en medio habia bastantes piedras alrededor con un ancho suficiente para albergar los troncos más largos, de ese modo colocó primero dos troncos, unas cuantas ramas y finalmente las briznas de hierba secas usando la primera cerilla para encender el fuego, era romantico...quisiera verlo por donde quisiera verlo, una cena en un cercano amanecer realzando aquella fusión entre ambos ¿sentia sueño? ¿estaba bien?. Caballerosamente se acercó de nuevo a la mujer actuando como la primera vez que se habian conocido, hechándose hacia delante en una reverencia sutil tomando su mano con una sonrisa en los labios para guiarla a una de las mantas que habia dejado alli. Las habia rodeado con briznas de hierba para que ambos estuvieran mejor situados.
Acto seguido colocó el animal cerca del fuego para estar un poco mas caliente comenzando con la navaja a cortar sutilmente, primero la piel, pero no la desechó ya que la piel si se trataba correctamente podía llegar a cobijarles mucho más. La cabeza la apartó habia cortado bastante era dificil teniendo en cuenta que la navaja no era demasiado larga como para poder cortarla del todo especialmente en los huesos, se ayudó con las manos despellejando al animal con habilidad hasta empezar a colocar encima de una piedra trozos de carne causandole una sonrisa hasta que suspiraba volviendo a mirar a la mujer, habia recordado que habia un lago cerca de alli, por eso de pronto dijo-
¿Deseas que despues de comer...nos demos un baño?
Lionel D'Maine- Gitano
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
Un roce, el más dulce de los arrebatos que han tenido conmigo, me petrifico, me congelo, me hizo suspirar… Él se encontraba frente a mí, mordía mi labio inferior sin fuerza, era como acariciarlo con los dientes, intentaba apagar esas alocadas ideas que me embistieron al verlo allí, alrededor de esa fogata con la media luz tocando su rostro, matizando su desgarradora hermosura. Me fue imposible decir palabra alguna o siquiera tratar de saborear el beso depositado en mi frente. Sentir su aliento chocar contra mi piel fue una brisa de otoño, esas que te hacen presenciar la nostalgia con una alegría en el pecho, un cosquilleo en el estomago y una sonrisa en los labios. Pero me quede callada. No me moví, no dije nada.
Su voz rompió el espacio, el silencio que nos rodeaba, el que yo dejé llegar tras mi imposibilidad. Rompí mi encierro desviando la mirada hasta él, no podía ver mi reflejo pero estaba segura que mis mejillas eran de un color más rojizo que el normal. Mis labios entreabierto sugerían, querían decir algo que yo no pensaba o que tal vez no debía decir. Sacudí mi cabeza regresando los pies a la tierra, divagué bastante después de ese beso y en cada visión que me imaginé, su nombre se pintaba ante mí, como la infinidad del mar, la frescura de la noche y el abrazo del sol en un hermoso día. Solo era una mujer soñando lo inalcanzable ¿Inalcanzable? Él estaba allí, proponiendo, una velada inolvidable y yo… Yo me había perdido en lo sedoso de sus labios, ver como se movían para esbozar cada palabra resultaba tentador.
Observarle desde el silencio de la noche, admirar cada uno de sus movimientos, quedarse petrificado con su insólita belleza y ceder a los impulsos que se guardar muy por debajo de la piel, eran tan solo pocas cosas que en ese preciso momento sentía. Esa noche no podría ser más perfecta, las estrellas titilaban a lo lejos enmarcando su resplandor, enviando suspiros al universo, alojando las esperanzas y los deseos de los niños en cada uno de sus picos. La luna era un medio círculo, lo difuminado de su plateado color con la obscuridad del cielo era imperceptible. El viento se colaba entre las ramas de los árboles creando su danza entre estas, susurrando palabras adorables, acariciando el cuerpo que impide su paso, transportando la fragancia, el perfume de un extraño. La madera crujía al sentir en sus entrañas en ardor del fuego, sus alaridos y las hadas que habitaban allí se desesperaban por tanto calor, la madera se volvió fénix y las hadas en salamandras. Todo era perfecto, no necesitaba nada más.
-Supongo que sería interesante- Pude decir, tras varios segundos ¿Realmente fueron segundos? Para mí se parecieron más al abrigo de la eternidad. Me aproximé hasta las cercanías del fuego, me senté con las rodillas flexionadas y el talón de mis pies queriendo tocar el muslo de las piernas. Abrace las rodillas con mis manos y hundí mi cabeza en ellas, todo admirando la destreza que él imponía en su concina. Saboree el olor del animal asándose, el jugo de la carne gorgoteaba, no era otra cosa que la sangre evaporándose, pero parecía el más sublime de los cantos – Solo que hay un pequeño detalle, insignificante… - Comenté sonriendo de medio lado, era una mueca juguetona e incluso burlesca pero no por la sugerencia si no por mi – No sé nadar – Me encogí de hombros ligeramente y juraría que esas tontas mejillas volvieron a incendiarse en ese tono rojizo, aunque no lo quisiera, no lo deseara, ellas mostraban mi estado de ánimo, esta vez develando mi vergüenza - ¿Me enseñarías? Advierto que soy muy torpe para algo así - ¿Pero qué fue lo que dije? Ya no razonaba a la perfección, solo me dejaba llevar por el subconsciente ¿Qué era lo que pretendía? Eso mismo deseaba conocerlo yo… Ternísimos, lo sabía pero lo negaría si era necesario.
Su voz rompió el espacio, el silencio que nos rodeaba, el que yo dejé llegar tras mi imposibilidad. Rompí mi encierro desviando la mirada hasta él, no podía ver mi reflejo pero estaba segura que mis mejillas eran de un color más rojizo que el normal. Mis labios entreabierto sugerían, querían decir algo que yo no pensaba o que tal vez no debía decir. Sacudí mi cabeza regresando los pies a la tierra, divagué bastante después de ese beso y en cada visión que me imaginé, su nombre se pintaba ante mí, como la infinidad del mar, la frescura de la noche y el abrazo del sol en un hermoso día. Solo era una mujer soñando lo inalcanzable ¿Inalcanzable? Él estaba allí, proponiendo, una velada inolvidable y yo… Yo me había perdido en lo sedoso de sus labios, ver como se movían para esbozar cada palabra resultaba tentador.
Observarle desde el silencio de la noche, admirar cada uno de sus movimientos, quedarse petrificado con su insólita belleza y ceder a los impulsos que se guardar muy por debajo de la piel, eran tan solo pocas cosas que en ese preciso momento sentía. Esa noche no podría ser más perfecta, las estrellas titilaban a lo lejos enmarcando su resplandor, enviando suspiros al universo, alojando las esperanzas y los deseos de los niños en cada uno de sus picos. La luna era un medio círculo, lo difuminado de su plateado color con la obscuridad del cielo era imperceptible. El viento se colaba entre las ramas de los árboles creando su danza entre estas, susurrando palabras adorables, acariciando el cuerpo que impide su paso, transportando la fragancia, el perfume de un extraño. La madera crujía al sentir en sus entrañas en ardor del fuego, sus alaridos y las hadas que habitaban allí se desesperaban por tanto calor, la madera se volvió fénix y las hadas en salamandras. Todo era perfecto, no necesitaba nada más.
-Supongo que sería interesante- Pude decir, tras varios segundos ¿Realmente fueron segundos? Para mí se parecieron más al abrigo de la eternidad. Me aproximé hasta las cercanías del fuego, me senté con las rodillas flexionadas y el talón de mis pies queriendo tocar el muslo de las piernas. Abrace las rodillas con mis manos y hundí mi cabeza en ellas, todo admirando la destreza que él imponía en su concina. Saboree el olor del animal asándose, el jugo de la carne gorgoteaba, no era otra cosa que la sangre evaporándose, pero parecía el más sublime de los cantos – Solo que hay un pequeño detalle, insignificante… - Comenté sonriendo de medio lado, era una mueca juguetona e incluso burlesca pero no por la sugerencia si no por mi – No sé nadar – Me encogí de hombros ligeramente y juraría que esas tontas mejillas volvieron a incendiarse en ese tono rojizo, aunque no lo quisiera, no lo deseara, ellas mostraban mi estado de ánimo, esta vez develando mi vergüenza - ¿Me enseñarías? Advierto que soy muy torpe para algo así - ¿Pero qué fue lo que dije? Ya no razonaba a la perfección, solo me dejaba llevar por el subconsciente ¿Qué era lo que pretendía? Eso mismo deseaba conocerlo yo… Ternísimos, lo sabía pero lo negaría si era necesario.
{Perdona la tardanza, mi cerebro no me está funcionando correctamente >.<´ }
Séfer Zahira- Hechicero Clase Alta
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Re: Suspiros a medianoche {Lionel}
- Se sentía como en los viejos tiempos aun cuando era algo joven como para pronunciar aquella frase, siempre habia escuchado a los ancianos replicar aquello y lo otro sobre los viejos tiempos pues la etnia gitana poseía verdadero interés por las cosutmbres respetándolas a raja tabla, se sabia que con los tiempos modernos no habia muchos gitanos que continuasen aquel lema de los antiguos gitanos y que la mayoria de ellos la quebrantaban tanto o mas que lo hacia el propio Lionel cuando llegaba la hora, como lo de tener esposa o hijos, como lo de un trabajo estable, dedicarse ante todo a las manualidades para vender el fruto del trabajo duro...todo aquello que un gitano debia de hacer para llamarse un gitano. Pero Lionel ya poseía como siempre las diferencias, el tono de su piel, los excesivos modales que acarreaba siempre consigo...sus cabellos la discusión de siempre, étc.
Emitió un suspiro sonriendo...de pequeño el solia cazar con su padre aunque no era precisamente cazar ya que Elliot se encargaba de la presa y le mostraba como cocinarla a Lionel justo como habia pasado ahora, era como si ya le estuviera diciendo que su cuerpecito no podría valer como para aquella tarea y que debia de dedicarse a la incluso mas dura, cocinar la pieza. Un cazador solo se dedicaba a cazarla pero un cocinero debia de darle forma ¿como lograr que el pellejo desapareciese? ¿o como tomar los organos y hacer que las costillas parecieran una delicia? él, amaba a los animales pero reconocia que la supervivencia quizás le habia vuelto como los demás salvajes en uno u otro aspecto pues en la cadena evolutiva por mucho cariño que le tengas a un animal si te servia para alimentarte lo tomarías con o sin importarle al mismo animal-
Yo tampoco nací aprendiendo...es más, tuve que aprender por obligación
-Vió como su acompañante le obedeció calmada, sentándose, haciendo sentir más comodo a Lionel que no queria que se esforzase de más, pues ella se habia encargado de traer la pieza y ¿que haria Lionel? ¿dejarle todo? nunca podria dejar que ella cargase con todo además el en sus años de soledad ya sabia cocinar, aprendiendo en todo momento por su instinto de supervivencia como por el conocimiento de las ramas, pero aun cuando ya hubiera terminado de quitarle la piel, la cabeza, cortar el pellejo que no era necesario a ir separando las piezas se dió cuenta de lo adorable que habia sonado Roussette. No sabia nadar, aquello le produjo una sonrisa en los labios mas no aquella tipica sonrisa de burla que acontecia cuando la otra persona no sabia hacer algo y tu si, sino una sonrisa dulce en los labios.
Se secó las manos en los pantalones, manchándolos de sangre, estaba goteando la sangre ademas de los trozos de pellejo que se quedaban en sus manos, no queria acariciarla ahora o recomfortarla como estaba deseando pues no seria del todo agradable el olor o el calor de la sangre caer por su cuerpo...no, deseaba que Roussette se sintiera como una anfitriona aunque fuera o pareciese una anfitriona extraña de alguien que tambien se consideraba extraño, aquellas veladas se solian hacer en la casa de alguien o sino en un sitio más cobijado del aire...pero ellos no eran como los demas por la sencilla razón que el aire se consideraba incluso amigo de ambos, sus cabellos se mecian con la brisa, la misma sonrisa iluminaba sus rasgos que la luna iba reflejando a pesar de que en breve aquella misma luna que ahora observaba se marcharia dejandolos en el amanecer-
Te puedo enseñar a todo lo que desees, nadar, flotar, sentarse en la orilla y que el agua nos acaricie, que es lo que mejor se hacer
-Se sonrió para si, habia muchas formas de ir con el agua, sobre todo despues de hacerte amigo suyo...era lo mejor, se mordió entonces los labios cuando fué colocando en una piedra grande los trozos de carne, las patas que ya buscaria una forma de cocinar, estaba cncentrado pero eso no distaba que quitase los orbes de aquella hermosa mujer llamada Roussette, tan diosa como las misms diosas, tan hermosa como las propias princesas que aparecian en las novelas, siempre, podría estar hablando sobre la belleza que poseía pero se quedaria atrás de la realidad, atrás de lo que realmente era...alguien que habia entrado en su vida, alguien, que no permitira salir de su vida tan facilmente-
Emitió un suspiro sonriendo...de pequeño el solia cazar con su padre aunque no era precisamente cazar ya que Elliot se encargaba de la presa y le mostraba como cocinarla a Lionel justo como habia pasado ahora, era como si ya le estuviera diciendo que su cuerpecito no podría valer como para aquella tarea y que debia de dedicarse a la incluso mas dura, cocinar la pieza. Un cazador solo se dedicaba a cazarla pero un cocinero debia de darle forma ¿como lograr que el pellejo desapareciese? ¿o como tomar los organos y hacer que las costillas parecieran una delicia? él, amaba a los animales pero reconocia que la supervivencia quizás le habia vuelto como los demás salvajes en uno u otro aspecto pues en la cadena evolutiva por mucho cariño que le tengas a un animal si te servia para alimentarte lo tomarías con o sin importarle al mismo animal-
Yo tampoco nací aprendiendo...es más, tuve que aprender por obligación
-Vió como su acompañante le obedeció calmada, sentándose, haciendo sentir más comodo a Lionel que no queria que se esforzase de más, pues ella se habia encargado de traer la pieza y ¿que haria Lionel? ¿dejarle todo? nunca podria dejar que ella cargase con todo además el en sus años de soledad ya sabia cocinar, aprendiendo en todo momento por su instinto de supervivencia como por el conocimiento de las ramas, pero aun cuando ya hubiera terminado de quitarle la piel, la cabeza, cortar el pellejo que no era necesario a ir separando las piezas se dió cuenta de lo adorable que habia sonado Roussette. No sabia nadar, aquello le produjo una sonrisa en los labios mas no aquella tipica sonrisa de burla que acontecia cuando la otra persona no sabia hacer algo y tu si, sino una sonrisa dulce en los labios.
Se secó las manos en los pantalones, manchándolos de sangre, estaba goteando la sangre ademas de los trozos de pellejo que se quedaban en sus manos, no queria acariciarla ahora o recomfortarla como estaba deseando pues no seria del todo agradable el olor o el calor de la sangre caer por su cuerpo...no, deseaba que Roussette se sintiera como una anfitriona aunque fuera o pareciese una anfitriona extraña de alguien que tambien se consideraba extraño, aquellas veladas se solian hacer en la casa de alguien o sino en un sitio más cobijado del aire...pero ellos no eran como los demas por la sencilla razón que el aire se consideraba incluso amigo de ambos, sus cabellos se mecian con la brisa, la misma sonrisa iluminaba sus rasgos que la luna iba reflejando a pesar de que en breve aquella misma luna que ahora observaba se marcharia dejandolos en el amanecer-
Te puedo enseñar a todo lo que desees, nadar, flotar, sentarse en la orilla y que el agua nos acaricie, que es lo que mejor se hacer
-Se sonrió para si, habia muchas formas de ir con el agua, sobre todo despues de hacerte amigo suyo...era lo mejor, se mordió entonces los labios cuando fué colocando en una piedra grande los trozos de carne, las patas que ya buscaria una forma de cocinar, estaba cncentrado pero eso no distaba que quitase los orbes de aquella hermosa mujer llamada Roussette, tan diosa como las misms diosas, tan hermosa como las propias princesas que aparecian en las novelas, siempre, podría estar hablando sobre la belleza que poseía pero se quedaria atrás de la realidad, atrás de lo que realmente era...alguien que habia entrado en su vida, alguien, que no permitira salir de su vida tan facilmente-
Lionel D'Maine- Gitano
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