Lienzos del alma [Soren+18]

Recuerdo del primer mensaje :

¿Era adorable? ¿eran los celos adorables? Sonrio de medio lado confundido con su palida mejilla pintándose de rojo en la zona en que suavemente le habia pellizcado –eres el único que piensa eso- aseguro en voz baja colocando sus pies sobre el suelo y avanzando algunos pasos para acoplarse nuevamente a sentir la rigidez del suelo bajo el, andar sin necesidad de los brazos de Soren rodearle o cargarle por defecto mismo.

Comenzó a subir los escalones por detrás del vampiro deteniéndose cuando este se volteo a verle diciendo aquello, sus ojos se iluminaron de una forma inusual como por hogueras alzando detrás de ellos, una sonrisa crispo sus labios al tiempo que subia el escalón tomandole por la cintura, besándole con rapidez y sujetando su mano para seguir andando a zancadas por las escaleras ¿la persona que mas le importaba?...la mas importante -supongo entonces…que si le vuelvo a ver me disculpare e intentare ser mas amable- aunque fuese aquello contra su naturaleza lo haría porque si a Soren tanto la importaba no podia llevarse mal con el, no seria justo.

Coloco su mano sobre la perilla girándola mientras la puerta rechinaba por el peso de la misma moviéndose sobre los soportes, asomo el cuerpo al interior observando el lugar iluminado por los platinados rayos lunares que se colaban por la puerta de cristal que daba al balcón de la galería -¿Lit?- cuestiono en voz alta y a la expectativa, ningun ruido, ningun maullido, eso significaba que no estaba, suspiro aliviado tirando con suavidad de la mano de Soren para cerrar la puerta con aquel orificio en la parte baja para el felino que vivía con el, aquella mujer que optaba por su aspecto mas diminuto.

El lugar falto de cualquier cuadro colgando sobre las paredes o arrumbado en alguna parte del suelo, vacio ahora, anduvo con tranquilidad hacia la habitación falta también de algunas pertenencias no del todo relevantes habia mantenido un lienzo y solo uno para una idea que le habia atormentado por noches enteras, le solto abriendo la puerta de la habitación sacando una caja de debajo de la cama, tomándola entre sus manos y colocándola sobre la cama para empezar a regar todo sobre esta, las calcetas cayeron a un lado, una camisa blanca al otro, varios chalecos, grises y negros aquí y alla -¿solo te quieres cambiar las calcetas?- le cuestiono suponiendo que no tenia demasiada ropa para prestarle.

Suspiro pasandose una mano sobre la frente, alborotando su flequillo, desabrocho aquella especie de chaleco con mangas con tranquilidad sintiendolo frio por la humedad adquirida.

Se detuvo de golpe al escucharle decir eso ¿estaba cambiando para ser perfecto para el? En eso no consistía una relación –no Soren- murmuro apoyando su frente sobre su pecho, observando su estomago y acariciándolo con suavidad mientras pensaba e idealizaba que decir antes de que las palabras aflorasen por sus labios, se pensaba todo lo que decía y sin embargo no se debía decir todo lo que se pensaba –no quiero que dejes de ser lo que eras por mi…te querré con todos tus defectos , pero no me escondas nada que alla aquí- murmuro marchando con una equis su pecho, rodeando su pezón con circulares movimientos.

Una sonrisa torpe crispo sus labios de forma inconsciente, era importante, era valioso para el y aunque resultase incomprensible sentirse querido era algo a lo que no estaba acostumbrado comenzara a creer que Soren era la primera persona en quererle de aquella manera ¿y Angeliqué? Ella lo quería claro estaba y el la adoraba mas no era lo mismo…no.

-entonces tu sabras cuando será- murmuro con aquellas palabras todo tomaba sentido odiaría sentirse como un saco de sangre, mas si Soren decía que su mordida no estaría falta de sentimiento ajeno a la necesidad no habría motivo de existir, no seria solo por deseo de hambre, no seria solo cubrir una necesidad, sonrio nuevamente alzando el rostro –y yo no me negare…porque estare deseado ese momento- confeso mas sus mejillas no se tiñeron como ocurria con Soren.

Sus manos se deslizaron por su cuerpo hasta llegar a sus entradas, palpando con los dedos su hombría, sintiéndose tensar ante el tacto con aquella zona de su piel que si bien resguardado bajo la tela de la ropa interior se alzaba ya dolorosamente, le rozo temeroso mas incitado por el deseo, cernió su mano por encima de la tela acariciándole como Soren lo habia hecho, porque era la única base que tenia para hacerlo sus manos jamás le habían recorrido siquiera a el mismo.

-lamento si no lo hago bien- murmuro apenado observando su rostro con detenimiento queriendo ver cada gesto de el mismo saber asi si le gustaba o no, si debía parar o seguir, resbalo sus manos por debajo de la tela rozando su piel con tacto indeciso, palpándolo primeramente como una novedad, besando su mentón, mordiéndolo suavemente impidiéndose a si mismo cerrar los parpados.

{le pongo ya +18?}

¿Le querría con todos sus defectos? ¿Como podía ser eso posible? ¿Podía una persona querer a alguien de ese modo? Abrió la boca en una exclamación muda, aturdido frente a la posibilidad de que el cariño que Anuar le tenía fuera tan fuerte, ¿Significaba que le aceptaría aún cuando se convirtiera en el monstruo sádico y despiadado que llevaba por dentro? ¿Podría seguir queriéndole luego de verle asesinar a otros o cuando perdiera el control y abuzara de él?. Dios, no quería ni pensarlo, perderlo le aterraba demasiado y aunque el chico dijera eso, temía hacer algo que lo hiciera salir de su vida. Irónicamente, su presencia le generaba miedo, porque sabía que Anuar se había convertido en una débilidad latente y que estaba arriesgando demasiado por él.

Ya llegaría el momento decía, con que tranquilidad se tomaba aquello. A veces le daba la impresión de que él era más humano que el propio Anuar. Entonces la mano del chico había llegado hasta esa parte que momentos atrás de manera inconsciente había evitado que tocara, esta vez le dejaría ir más allá pensaba mientras su cuerpo temblaba ligéramente con la anticipación, Anuar le aceptaba por lo que era y no cambiaría eso por nada del mundo, saber que podia ser 'suficiente' para alguien era algo con lo que había soñado toda su vida.

Un "Hnnn..." se escapó de sus labios cuando la mano le había tocado apropiadamente, moviéndose y adquiriéndo un rítmo. Cerró los ojos con fuerza demasiado avergonzado para mirarle sintió sus labios en su mentón mordiéndolo y deseó esos dientes finos en su cuello, intentó deciler que así estaba bien ¿o acaso quería decirle que se detuviera?, pero sólo logró morderse el labio inferior y dejar escapar otro "Hnng..." seguido de un "Ahh..." en voz apenas audible.

Se llevó el dorso del brazo para cubrirse el rostro avergonzado, apoyándose con el otro brazo, quedándo su espalda contra el borde de la cama. Oh dios si de algo podría morirse algún día sería de verguenza. Su cuerpo estaba reaccionando desvergonzadamente a las caricias de Anuar y su mente estaba dejándo de pensar con la normal decencia para llenarse de luguria y morbo. Deseó los labios de Anuar chupándole la entrepierna con avidez, deseó su manos manos acariciando toda la zona, más fuerte más rápido...

¿Podía uno morir de placer? Se preguntó entonces aún cubriéndose el rostro. Sus labios se abrieron en una nuevo gemido esta vez más perceptible que los anteriores - Así... - Logró murmurar.

Observo como cubria su rostro suspirando, quería verle, quería observar aquel rubor en sus mejillas y su rostro compungirse de placer por sus caricias quería saber que el podia causarle aquello que no era solo un persona que recibía sino que también tenia la capacidad de dar y que a Soren le agradaba lo que le entregaba.

Llevo su mano libre a la de Soren intentando apartarla de su rostro –pofavor- le pidió besándole con rapidez –dejame verte- murmuro bajando sus labios por su mentón hasta caer sobre su cuello, besándole, mordiéndole y lamiéndole con fogosa intensidad, rozando con su mano su pecho, aquel famélico torso que seguiría asi por la eternidad, acariciaba suavemente su pecho jugando con su pezón entre sus dedos desenfrenándose por sus palabras incoherentes, silabas prolongadas, se perdían en su habitación y esperaba quedasen grabas cual deseoso eco, para poder escucharlas al cerrar los ojos.

Bajo la tela que le cubría hasta sus rodillas observándole unos instantes como pidiéndole permiso por lo siguiente, bajando la mirada y ruborizándose al ver su miembro frente a el, sintiendo su respiración agitarse sus manos caer hasta sus piernas, era la única zona sin un color diferente al de su piel, apretó los parpados unos instantes ubicando las ideas no dejándose llevar por la pasión ¿Por qué no? Porque temia hacer algo mal.

Bajo sus labios por su cuerpo, apoyándose en el suelo con ambas manos para no caer de frente, lamio su pecho dejando un rastro húmedo sobre la pintura, le beso el abdomen jugando con su ombligo, sonrio contra una de sus entradas rozándole con la punta de la casi aguileña nariz, observando su miembro frente a el, sintiendo el calor que su propio rostro despedía mientras su lengua le recorría dudosamente, alzo la mirada observándole con detenimiento, intercalando sus manos con sus labios, acariciándolo con los labios por completo, lamiéndolo y chupándolo con delicadeza aumentando el ritmo hasta engullirlo.

Anuar le había reitrado el brazo del rostro y él inconscientemente había buscando esconder el rostro en algúna otra parte sin encontrar un sitio en donde ponerlo, debía estar más rojo que la pintura escarlata, se sentía indefenso y expuesto, se imaginaba que era como un enorme cebolla redonda a la que Anuar le había ido quitando las finas capas poco a poco dejándo al descubierto su corazón. Ahora estaba desnudo, no sólo en cuerpo sino también en alma, tragó saliva ante la petición del chico de querer verle.

Y entonces volvió a cerrar los ojos perdiéndose en la sensación que esos dientes le provocaban al morderle el cuello, el tabú más prohibido y extraño para él como vampiro, ¡ser mordido por un humano! que sus dientes sin colmillos afiliados se cirnieran sobre su piel magullándola y dejándo marcas. Oh si marcas. Quería ser marcado, manchado, poseído, ese lienzo antes blanco debía quedar impregnado de Anuar. - Me... gusta cuando me muerdes - Logró decir en medio del placer, sintiendo ahora las manos del chico en su pecho acariciándole deliciosamente por todas partes.

De repente pareció caer en la cuenta de que Anuar seguía con ropa y que él no le había acariciado. ¡Idiota Soren, tonto! se recriminó, tan concentrado estaba en sus propias divagaciones que se había quedado sólo recibiendo. Que injusto era ¡y no se había dado cuenta! Sus brazos de inmediato bordearon a Anuar como en un impulso rápido, sus manos se sumergieron bajo la camiza de humano, desabotonandola y permitiéndose así tener más espacio para acariciarle la piel tibia.

Entonces pasó lo que había estado deseando todo el tiempo, el chico le sorprendió despojándolo completamente de la ropa y sus labios posándose en su entrepierna, su lengua jugeteando allí y allá, sus manos acompañando el juego. - Ahhh... - Gimoteó cuando se lo había metido en las boca. Aquella cavidad húmeda y tibia amenazó con volverlo loco. Inconscientemente ambas manos fueron a dar a su rostro, cubriéndolo parcialmente, quedándo sólo la boca y la punta de a nariz al descubierto, las gafas quedando estripadas bajo sus manos.

- Hnnnm... ¡que verguenza! - Logró decir entre gemidos y respiraciones entrecortados - ¡Moriré de verguenza! - Agregó volviéndo a morderse el labio para reprimir un gemido más fuerte, mordiéndoselo tan fuerte que una fina gotita carmin resbaló por el labio, mezclándose con la pintura en su piel.

(( ahah si claro el '18' muy apropiado ))

No se inmuto por sus manos desabotonándole la camisa ya antes Soren se habia preocupado solo por darle y no asi recibir ahora creía que el podia hacer algo parecido por lo menos en primera instancia sus pensamientos se centraban en el vampiro en hacerle explotar de placer como el mismo lo habia hecho, su cuerpo extraño de forma inusual aquella sensación de gozo rotundo, y no solo del placer que la carne podia otorgarle porque aquella emoción con cualquier otro u otra persona caería en lo aberrante mas con Soren, con el parecía adquirir sentido uno diferente a la lascivia y la lujuria.

Sus manos se ubicaron sobre su pecho, acariciándole con delicadeza mientras su cabeza se movia entre sus piernas con rapidez, engulléndole completamente rozando su hombría con su lengua como si la vida se le fuese en el acto queriendo escuchar la sinfonía que el mismo componía con sus caricias, queriendo comprobar que era el quien causaba todo aquello, que su lienzo hablaba por el.

Mordio suavemente la punta de su miembro ruborizando por el gesto, subiendo su rostro hasta sus labios -¿pretendes quedarte asi?...- le cuestiono ya no intentando alejar sus manos de su rostro sino inmiscuyendo su lengua dentro de la boca ajena re memorizando aquella cavidad que tan bien conocía ya y de la cual no se hartaría jamás o cuando minimo eso quería suponer, su mano se cernió sobre su miembro húmedo por el mismo, apretándole con suavidad, acariciándole a un ritmo veloz y constante.

-¿vergüenza?- le cuestiono enarcando una ceja observándole con seriedad ¿Cómo podia ofenderse en una situación como aquella? Bruto debía estar –no deberías tenerla…por lo menos no conmigo- aseguro cerrando los parpados para callarse no quería y no asi pretendía arruinar aquel momento que inconscientemente tanto tiempo habia anhelado quizá desde el dia mismo en que Soren le habia hecho conocer el cielo.

Comenzaba a preguntarse en que momento llegaría el orgasmo, porque la sensación que ese chico le otorgaba era tan intensa que por momentos creía que se correría allí mismo, sólo para descubrir que aún no llegaba al límite, entonces fue cuando el chico le mordió suavemente en esa parte tan sensible de su anatomía, un descarado gemido escapó de su boca cuando la acción le tomó desprevenido, su cuerpo temblaba inconscientemente y lo único que cruzaba su mente eran pensamientos que de verbalisarlos, harían escandalizar a Anuar.

Correspondió el beso, partiéndolo infinitas veces para poder dejar escapar gemidos y palabras inconexas, porque la mano del chico seguía allá abajo torturándole, de un momento a otro sintió que perdía fuerzas y caería desmadejado, por lo que sus manos viajaron a los costados de Anuar para sostenerse. Se aferró al humano para no caer en el infierno, sus manos se anclaron a su espalda arañándola por encima de la camiza con desesperación.

- Yo... nunca había estado... con una persona que... me gustara tanto... - Logró decir entrecortadamente - Es por eso... que me averguenza estar... tan...excitado - Explicó, ahora sus manos se habían sumergido en el pecho de Anuar acariciándole aleatóriamente, porque no podía pensar bien con todas esas sensaciones a flor de piel, encontrándo torpemente el borde del pantalón, sacándo el boton con movimientos erráticos y metiéndo una mano allí sin pensar - Tengo miedo a entregarme por completo... a caer al vacío y... -

Se quedó en silencio uno instantes y volvió a buscar a Anuar con sus labios, besándole con intensidad otra vez, aprisionando entre sus dedos el miembro de Anuar y moviéndolo al rítmo que el pintor mismo imponía sobre su cuerpo - Pero al mismo tiempo... deseo caer- Jadeó entre el beso - Deseo que seas tu quien manche este lienzo por primera vez -

Jadeo cuando sus manos le sujetaron con fiereza excitándole, su cuerpo se curveo obligándole a morder su labio, probando inconscientemente apenas y una gota de la sangre que le escurría, sus parpados se abrieron de forma descomunal ante el inusual sabor de aquel liquido carmin atrapo su labios inferior lamiendolo y succionandolo con suavidad no encontrando ya ningun rastro de aquel sabor ¿seria acaso asi como se sentian las drogas? queria ahora más de aquello que el miso habia tachado por aberrante, acerco mas su cuerpo deteniéndose cuando sintió que la posición misma le incitaba a caer hacia enfrente –lo hare entonces- le indico jadeante mas no de una manera tan entrecortada como la del vampiro.

-pintare tu alma con mis colores- murmuro besándole con ansias, antreabriendo los labios, moviendo su mano en un frenesí con una velocidad que desconocía antes llegar a poseer, apretándole con fuerza y no asi llegándole a lastimar siquiera un apice, gimiendo por las marcas que sobre su espalda dejaba como finas líneas rojizas en las que apenas y la piel se magullaba –seras mio…eres mio- sus dientes mordiendo el lóbulo de su oreja.

Gimio, un suave gemido reventó en la habitación esparciéndose como una melodía extinta, como si su eco se hubiese quedado pegado a las paredes esperando por alguien que quisiera escucharle, estremeció sintiendo como su espalda se movia bruscamente queriendo sentirle mas lejos, mas profundo –hace mucho tu me marcaste- aseguro confesándose mas aquello no le era suficiente, debía aun contarle tanto, tanto habia que aun no sabia de el que no sabia por donde empezar.

-no caeras- aseguro besándole con intensidad, llevando su mano libre a su nuca, enredando sus dedos en su cabello –no te dejare caer- compungió suavemente el rostro, apoyando su frente sobre la ajena, estrechando su cuerpo contra el de el, acariciándolo tan rápido y fuerte como podia como creía que el mismo lo disfrutaría, las frases cortadas y vocales alargadas reventaron en sus labios haciendo un colosal esfuerzo por impedir el movimiento de sus caderas, comenzando a sufrir suaves espamos que le impedian concentrarse más alla de lo que hacía, de los movimientos que su mano llevaba acabo, tocandole con devoción.

-Pintare tu alma con mis colores-

Aquella frase perpetuó en su cerebro, como una especie de cántico trantrico y mistico, no sabía si tenía alma ¿Los vampiros tenían una? ¿No los abandonaba Dios cuando eran arrastrados por la oscuridad? No sabía, pero de lo único que estaba seguro era de que, Anuar estaba pintando algo muy profundo dentro de él, fuera alma o cualquier otra cosa, era algo que nadie jamás había tocado y no de una manera física, porque esos lugares perdidos en las profundidades del ser, sólo podían ser accedidos con una llave especial e incorporea, una llave de besos quizás o de acciones, sólo sabía que Anuar la tenía en sus manos.

Y estaba abriendo esa puerta lentamente y sin forzarla. Con la delicadeza que sólo sus manos de pintor podían ofrecer, con esos mismos dedos que antes le habían pintado el cuerpo con colores de verdad, esos mismos dedos ahora dejaban de ser un algo físico para convertirse en algo mágico que desnudaba su interior, que llevaba luz a donde anteriormente sólo había oscuridad.

–seras mio…eres mio-

Y lo era. Por primera vez lo era. Pertenecía a alguien. Cientos de años vagando por el mundo siendo feliz a su modo, sobreviviendo y aceptando los cambios como venían en la vida, haciéndo lo que tenía que hacer en sus diversos trabajos, no perteneciéndo a nada, sintiéndose un foragido en cualquier lugar al que llegaba porque ¿Como podría un ser como él ser parte de una sociedad? ¡Se alimentaba de ellos! No pertenecía allí. Ni siquiera cuando estaba vivo sentía que pertenecía a esa realidad en la cual le había tocado vivir.

- Eres mi casa...mi país... mi credo y mi dueño... - Murmuró con el último aliento que le quedaba antes de quedar completamente en blanco.La sensación de placer sobrecogiéndolo e inundándole, impidiéndo que hilara más pensamientos, porque todo se había vuelto una bruma blanca en la que flotaba ingrávido, ¿caía? o ¿acendía? en ese lugar sin cielo ni tierra no podía saberlo, sólo era consciente de las oleadas de placer.

Se corrió con fuerza en la mano de Anuar, arrugándo el puente la nariz y las cejas, apretando los ojos, las mejillas sin poder adquirir una tonalidad más roja y sus labios abiertos en una exclamación muda, en un gemido que no alcanzó a salir, los colmillos en evidencia, dándole un extraño toque bizarro y erótico a la composición de su rostro.

Oh Dios... Realmente existes.

Sus labios se crisparon de hito en hito deformando su rostro con un gesto demasiado inusual, su perfecta y nívea dentadura quedo a la vista por completo mientras sus amielados iris observaban el rostro extasiado de Soren y sus oídos se deleitaban ante sus palabras ante aquellas pocas palabras que habían hecho de aquella noche un recuerdo memorable que cargaría consigo hasta el fin de los tiempos.

Le sujeto por la cintura cuando su cuerpo pareció desmadejarse y su mano se humedeció deteniendo las caricias, bajando la mirada para percatarse de aquel liquido pegajoso adherido a su mano y no puedo evitar sonreir de forma torpe el y solo el era el culpable de que aquello ocurriese, se hacia saber que era suyo. Le miro nuevamente observándole con fervor aquel rostro compungido y los labios entreabiertos, dejando ver sus colmillos, aquel rostro erótico que ahora besaba con delicadeza, estrechándole contra el.

No supo que hacer con su mano aun impregnada con su esencia de modo que se limito a besar su rostro hasta llegar a su oído, estrechando su mejilla contra la de el como si de aquella forma jamás se fuese a apartar –te amo- le dijo al oído compungiéndose al decir aquello ¿era correcto decirlo? Nisiquiera sabia si le amaba ¿Cómo saberlo? Si nunca antes lo habia sentido ¿Cómo reconocer el sentimiento cuando nadie puede explicarlo? Porque sabia que el cariño se quedaba corto y que la lujuria no era motivo suficiente.

Quiza ahora el cariño y amor entre hombres era mal visto en antaño mas valia una amistad con un hombre que con una mujer, era el logro absoluto de la amistad y el bien mas preciado en una relación ¿no habia sido Patroclo amante de Aquiles? ¿no habia muerto Alejandro por no tener ya a Hefestion? Moriría asi el si algo le ocurria a Soren quizá no es vida mas en alma lo haría.

Apenas si estaba volviendo de la inconsciencia, cuando sintió los labios de Anuar sobre los suyos. No sabía si estaba besándolo bien, porque apenas si movía los labios sin realmente pensarlo, la sensación de placer le había dejado el cuerpo relajado, casi se podía decir que ni lo sentía. Correspondió el beso aún sin abrir los ojos, perdido en lo que antes era oscuridad y que ahora era una luz intensa. Sintió esos labios alejarse y recorrer su mejilla hasta la oreja y entonces las palabras más aterradoras que jamás había escuchado fueron pronunciadas para él.

–te amo-

No, eso no podía ser cierto. El amor verdadero no existía. ¿No era eso lo que siempre había pensado? No, Anuar debía estar confundido y aquello era sólo cariño. Porque tenía que aceptar que cariño si había, pero le aterraba enormemente imaginar que el chico pudiera sentir algo como verdadero amor por él ¡Que enorme responsabilidad! ¿Que debía hacer a continuación? ¿Como podía él, un ser inexperto y tan diferente, tan lento para aprender, entender los sentimientos humanos y aún al más complejo de todos? No. Simplemente no. Aquello no podía ser y punto.

La seguridad es más importante Soren. Tu no sabes como hacer eso, no puedes amar, ¡ni siquiera eres humano!.

Abrió los ojos confundido, su cuerpo una vez más en conflicto con su mente, porque su cuerpo estaba en paz absoluta, relajado y su mente estaba aterrada, alerta, enloquecida con esa agravada declaración. Debía responderle lo mismo ¿cierto? eso era lo que la gente hacía ¿no? o al menos así era en los libros. Abrió los labios como para hablar pero nada se formó allí. Más bien fue un nudo en la garganta lo que se formó. No sabía que decir, pero de una cosa estaba seguro. Quería ser completamente suyo.

- Anuar - Murmuró al fin luego de la vacilación - Quiero... sentirte dentro de mi -

Le observo cuando pronuncio su nombre con atención ¿Qué iba a decirle? ¿Qué no le amaba y era un tarado por pensar lo contrario? ¿Qué le quería y vivirían como en las novelas románticas? Lo que de sus labios afloro fue algo que no esperaba ni en el peor de los caos, sus mejillas adquirieron una tonalidad carmín al tiempo que comenzaron a despedir un fuerte que parecían mas bien manar de sus soles, aquellos orbes ahora color de oro.

-¿q-qué? - le cuestiono parpadeando repetidas veces mientras pensaba en la posibilidad que acaba de darle, su respiración se agito notoriamente cuando su mente ubico la imagen en su cabeza, entrecerró los parpados pensando en lo aberrante que era aquello no la insinuación misma sino pensar en ella antes de llevarla acabo y que el simple pensamientos le excitase en la manera en que lo hacia.

Bajo la mirada hasta su miembro intentando ubicar sus pensamientos por jerarquía de valor ¿Qué era mas importante? No ¿Qué deseaba realmente? “lo quieres…y no le puedes negar nada” ademas cierto era que no quería negárselo siendo que el mismo anhelaba aquello aunque no se sentía con la capacidad de pedirle algo asi ¿Quién era el a quien no le habia dicho ni un te quiero como para robarle su… ¿Qué le robaría? La virginidad la habia perdido ya el mismo lo habia dicho, la cabeza le dio vueltas viéndose obligado a apoyarla en el hombro del vampiro.

-quiero estar dentro tuyo…pero…- murmuro riendo, una risa nerviosa probablemente –necesito que me ayudes- le pidió en voz baja sintiendo su extensión rígida de una forma dolorosa y deliciosa, porque temia hacerle daño que aquello que le pedia terminara siendo doloroso por algun mal movimiento de primerizo.

Suspiro suavemente quitandoce la camisa, limpiando su mano contra esta mientras la dejaba a un lado sujetando nuevamente a Soren por la cintura, palpando la parte baja de su espalda con el rostro teñido de rojo ¿Qué debía hacer? ¿Echarse sobre la cama?¿colocarlo encima de el o al contrario? Todos los pensamientos se vieron impedidos al percatarse que aun llevaba el pantalón semi puesto solo la mano de Soren se habia abierto paso entre la tela –demonii- mascullo en su lengua natal aunque una palabra bastante obvia en cualquier idioma.

(( ahah que mono Anuar. ))

No fue sino hasta cuando escuchó la exclamación de sorpresa de Anuar que se percató de lo que realmente había dicho. Se había dejado llevar por la sensación del momento como dicen, el chico parecía tan confundido con el asunto que se cuestionó si era del todo buena idea. No parecía saber como empezar o que hacer y le pedía ayuda cuando el mismo no tenía idea tampoco. Valla situación más rara pensaba mientras observaba a Anuar actuando torpemente, quizás hubiera sido mejor que alguno de los dos tuviera experiencia en el asunto, aunque al mismo tiempo, le gustaba precisamente eso, que ninguno de los dos se llevaba ventaja en esos conocimientos. Por lo menos no con hombres.

Porque hacerlo con un hombre era completamente diferente a hacerlo con una mujer, además porque le estaba pidiendo que fuera él quien lo... penetrara. Algo completamente nuevo para Soren. Tragó saliva al escuchar la obvia maldición de Anuar en su lengua y notar sus mejillas coloradas, probablemente tanto como las suyas.

- No se que deba hacer, para que sea mejor - Murmuró avergonzado, pero ver a Anuar en la misma situación le hacía sentir irónicamente más seguro - Ya... sabes que es mi primera vez con un chico... no se... solo se que... quiero que seas tu - Finalizó poniéndose de rodillas y posteriormente sentarse en la cama, aún tenía los pantalones por los tobillos y supuso que sería mejor quitárlos del todo, mientras lo hacía se dio cuenta de que ahora si estaba completamente desnudo ante Anuar - Será mejor sobre tu cama... - Agregó tentativamente.

Se recostó en la cama de Anuar y cuando su cabeza tocó la almohada pensó en que tipo de posición debería ser la más apropiada, una risita nerviosa se escapó de sus labios y se llevó de nuevo las manos al rostro. ¡Que verguenza! No sabía ni lo que estaba haciéndo. ¿Sería mejor si se tumbaba boca abajo? Por lo menos así Anuar no le vería el rostro avergonzado, se giró de medio lado aún pensativamente y finalmente quedó con su rostro de medio lado contra la cama.

Asintió lo sabia y no era la primera ni segunda vez que se lo repetía en un principio su insistencia con el tema le habían hecho pensar que le estaba orillando a terminar el con todo aquello, que dos hombres jamás podrían estar juntos como un hombre y una mujer podrían estarlo y como la mismísima biblia dictaba que debía ser que no podían amarse ni desearle, que era el pecado mas grande del mundo y el no era capaz de cometer semejante crimen habia querido pensar en ese tiempo que era una reacción normal en cualquier hombre no conforme con su sexualidad quizá, no sabia el motivo y poco le habia importado o poco habia querido que le importara pensaba entonces que de haber elegido un camino diferente con altas posibilidades no estaría con el en aquellos instantes.

Le observo con curiosidad aun sentando sobre el suelo, sin camisa y con el pantalón abierto aun puesto dejándose apenas entrever, observo el cuerpo de Soren no queriendo lucir como una persona pervertida y morbosa que con lasciva observa a su próxima victima sino como alguien que recordaría asi su mas preciado bien para mantenerlo intacto en su memoria, observo sus brazos y torso, su pecho y abdomen famélicos, sus piernas y hombría ruborizándose, sonriendo torpemente al tiempo que se levantaba dando traspiés, era la primera vez que le observaba como el mismo Adán y era la primera vez que ambos se mostrarían sin tapujos ante el otro.

Se sento en el borde de la cama para quitarse el pantalón y despojarse de cualquier otra prenda que cubriese alguna parte de su pálido cuerpo, se observo a si mismo unos instantes, con las entradas pronunciadas, los músculos apenas y torneados si se podia decir, sus alargados manos sobre su regazo, suspiro ladeando el rostro para observar por nueva cuenta al vampiro, percatándose de la extraña posición que habia decidido adquirir sobre su cama, impidiéndole de cualquier forma ver su rostro, amenos que fuese contorsionista era un imposible.

Se acerco a el andando de rodillas sobre el colchón, haciéndole rechinar suavemente ante su peso necesitaba uno nuevo, necesitaba muchas cosas y, toda la gente tenia sueños uno mas que iba a parar al valle de sueños no logrados que se alimentaba de riachuelo de vagas esperanzas que desembocaba en el mar de la decepción, todo aquello en un mundo idealizado por algun chiquillo. Poso una de sus manos sobre su cintura besándole el cuello con delicadeza, acariciando su piel con su calido tacto, rozándose de forma apenas y perceptible contra uno de sus glúteos, apretando los parpados ante el oleaje de sensación que experimentaba.

¡Y entonces? -¿estaras boca abajo? ¿de lado?- le cuestiono besando su mejilla con su rostro al rojo vivo despidiendo un calor inusual que se hacia presente en todo su cuerpo -¿me diras si te hago daño?- le cuestiono pues era aquello lo único que le preocupaba llegar a herirle de alguna manera, pensó, pensó y pensó subiendo su mano hasta el rostro de Soren, rozando con sus dedos sus labios, estrechándose contra el con la excitación y el deseo a flor de piel.

Levantó levemente el rostro cuando la cama rechinó con el peso de Anuar. Ya había visto al chico semidesnudo, la primera vez que habían estado juntos no había permitido que este le tocara y sólo se había encargado de darle placer, aquella vez el miedo le había vencido, no estaba seguro de lo que sentía y... ¿Y acaso ahora no tenía miedo? ¡Estaba muerto de miedo! pero estaba desidido. Ya se lo había pedido y no podía retractarse a última hora, no sería justo con Anuar y... tenía que dejar de ser tan cobarde.

Ante sus palabras asintió levemente, boca abajo o de medio lado, no importaba, con tal de que no le viera el rostro, por lo menos no por ahora, quizás luego fuera capaz de encararle y tomar otra posición, pero por ahora no podía imaginarse como aguantaría la verguenza de hacerlo de frente. El beso en su cuello se sintió rico, como todos los besos de él, también el roce de su piel cálida.

- Si... supongo - Respondió mirándolo de medio lado, las mejillas de Anuar estaban coloradas y le pareció adorable aquella expresión. A pesar de que momentos atrás había alcanzado un orgasmo, sentía como el deseo se apoderaba de él otra vez como una ola imparable, quería hacer aquello que le provocaba tanto morbo y que siempre había sido un tabú social y en su propia cabeza. Iba a condenarse aún más por ello, se iría al infierno. Si en algún momento tuvo la oportunidad de alcanzar la salvación, con lo que estaba a punto de hacer seguro firmaba su propia condena.

- Creo... que deberías....- Se calló, no creía que pudiera decirlo en palabras, era demasiado vergonzoso - Intentar primero...con tus dedos - Murmuró ¡sentía inclusive las orejas rojas!.

Rio por nervios asintiendo, llevando su propio dedo a sus labios, introduciéndolo en su boca y lamiéndolo con suavidad unos instantes dudoso en primera instancia y dudando aun mientras su mano bajaba, se aferro a el escondiendo su rostro en su espalda, besándole con suavidad abriéndose paso con su mano, rozando su cavidad con la respiración agitada y entrecortada, con las mejillas a punto de explotarle de pura vergüenza.

Introdujo su dedo en el con suavidad, arrugando la frente y frunciendo el entrecejo hasta que sus cejas se unieron de forma grácil e invisible, le sentía estrecho con demasía no logrando pensar en como cabria un objeto de mayor tamaño, su dedo no era comparación, negó internamente no podia pensar en aquellas cosas su mente le hacia creer que no era debido desearle tanto cuestionarse tanto ansiar saber tanto.

Era incomoda la posición que habia optado por tomar, comenzó a mover su dedo con lentitud para acompasar y preparar su cuerpo aunque debía admitir no estaba del todo seguro de lo que seguidamente ocurriría ¿y si era doloroso para ambos? ¿valia la pena hacerle sufrir por ello? Quizá era solo un capricho, como el de un niño que pretende marcar sus colores nuevos .

Beso su cuello con deseo, rodeándole el hombro con el brazo desocupado, estrechándole revolviéndose en su interior con extraña delicadeza saliendo rozando su piel externa y humedeciendo su dedo nuevamente –si quieres que pare en cualquier momento puedes pedirlo- aseguro contra su oído no viendo el momento en que podría hacerle suyo, marcarle completamente sin temor de errar, poseerle de una sola estocada.

Sintió el beso en su espalda y tembló con la anticipación. Joder, que estoy haciendo. ¡Esto es una locura! pensaba en esos frenéticos segundos mientras el chico se preparaba y entonces sintió el intruso entrando en su cuerpo, de manera instintiva se tensionó y se contrajo interiormente haciéndo presión contra el dedo. Vamos relájate es sólo... dejó escapar un suspiro o más bien sólo una exalación, aunque no necesitase respirar, había estado haciéndolo como una persona.

La sensación fue principalmente extraña. Porque era la primera vez que sentía algo así. Desde que había muerto para convertirse en vampiro no había usado ninguno de sus órganos internos, por lo que esa parte de su cuerpo no había sido usada para nada en todo ese tiempo y mucho menos tocada de ese modo. Relájate, se repitió mentalmente y cerró los ojos soltando sus hombros y caderas tensionadas.

Cuando logró relajarse, se dió cuenta que la sensación era muy distinta, de alguna manera, Anuar lograba tocar algún punto en su interior que le producía placer y se encontró sintiéndo que volvía a tener una erección como antes - Hnnn - Dejó escapar un gemido cuando ese pequeño intruso entraba y salia de su interior generando un ritmo acompasado que le envíaba oleadas de placer por su columna vertebral y espalda - Está bien...continua - Logró murmurar deseando que no se detuviera, porque la sensación de placer iba en aumento, ahora sentía que su miembro necesitaba atención, pero le daba demasiada verguenza hacerlo el mismo.

Con disimulo deslizó su mano derecha hasta agarrar su propia hombría y comenzó a acariciarse, no pudiendo soportarlo más, la convinación de ambas cosas sólo podía describirse en una palabra: deliciosa. Dejó escapar otro gemido contra la almohada.

Se introdujo nuevamente en el percatándose que ya no era tan difícil ademas que su propio cuerpo se acostumbraba a llevar acabo aquella acción comenzando a verla mas que como un tabú algo sin precedentes que solo unos cuantos tenían el placer de descubrir ¿desde cuando existían los homosexuales? Vaya forma con clase tenia su mente de evadir aquellos momentos porque quisiese o no la incertidumbre se apoderaba de su ser como algun monstruo extraño que intentaba alejar con esmero.

Lo pensó entonces uno, dos, tres segundos que parecieron eternidades un segundo dedo se introdujo siguiendo el ritmo ya antes impuesto esperando no recibir una negativa por la acción tentativa que habia realizado. Besaba su nuca y cuello con ansias, mordiendo suavemente su piel intentando no evadir nuevamente el momento con pensamientos ilógicos que solo le traian mayor numero de cuestiones.

Su mente necesitaba concentrarse en otra cosa de lo contrario terminaría sucumbiendo terriblemente al deseo, recito entonces un poema de su natal -Iubind în taină am păstrat tăcere, Gândind că astfel o să-ţi placă ţie, Căci în priviri citeam o vecinicie, De-ucigătoare visuri de plăcere. Dar nu mai pot. A dorului tărie, Cuvinte dă duioaselor mistere; Vreau să mă-nec de dulcea-nvăpăiere, A celui suflet ce pe al meu ştie. Nu vezi că gura-mi arsă e de sete , Şi-n ochii mei se vede-n friguri chinu-mi. Copila mea cu lungi şi blonde plete?....Iubind în taină de către Mihai Eminescu – le susurro al oído intentando recordarlo con exactitud, hacia tanto que no entablaba una conversación en su lengua de origen que temia comenzar a olvidarla.

Entreabrio los parpados percatando de un movimiento que no llevaba el acabo, asomo su rostro disimuladamente por encima del hombro del vampiro observando como el mismo se brindaba placer ¿tan desatendido le tenia? Se mordió el labio inferior sintiendo como su respiración se agitaba al verle cometer tal acto que por el contrario de deprimirle comenzaba a excitarle, el mismo no podia decir que habia hecho algo semejante en todos sus años de vida.

-dejame a mi- le pidió al oído intentando acomodarse para alcanzar su hombría en un intento errado termino sonriendo logrando apenas y acariciar uno de sus costados, cerca de sus entradas sin perder de vista el trabajo que su otra mano realizaba –tu me diras cuando- murmuro lamiendo con delicadeza su oído, apenas y rozandolo estirando el cuello mientras buscaba sus labios con extraña necesidad.

{Amor en secreto que he guardado silencio, Pensando como desee ti, Por una eternidad en los ojos la lectura, Los sueños de placer-asesino.
Pero no puedo. Una fuerza de la nostalgia, Las palabras dan misterios duioaselor;, Quiero que el dulce ncop-nvăpăiere, El de mi alma lo sabe.
¿No ve que me quemaba la boca con sed, Y mis ojos se puede ver en la malaria-que me atormentaban. Mi niño con el pelo largo y rubio?
no encontre mejor traducción perdón}

Estaba encontrando un punto de delicioso placer acompasado, que se mantenía constante conforme se acariciaba lentamente, pues no quería terminar muy pronto, notó cuando el humano introdujo el segundo dedo, sorprendiéndose de que su cuerpo no pusiera resistencia, parecía acomodarse y dilatarse cada vez más con las caricias, como siguiendo el contorno que el otro imponía.

Entonces fue cuando escuchó la voz del chico, hablándole en una lengua que nunca había escuchado, suponía era rumano pues el chico ya había soltado palabras en dicho idioma antes, esta ocación Anuar decía algo mucho más largo y Soren no supo porque pero aquellas palabras carentes de sentido, lograron encendérlo y aquel estado de placer calmo que venía sintiéndo de repente fluctió para llenarle de luguria.

Su voz era simplemente sensual o eso le parecía a él, se deleitó con la pronunciación de esas vocales y consonantes que sonaban tan distintas, casi como un canto tántrico o un hechizo prohibido. Y de hecho, se podía decir que el efecto era el mismo. Soren estaba hechizado. Había caído bajo un poder invisible contra el cual no tenía fuerzas para luchar (además de no querer hacerlo), ese era el poder que Anuar tenía sobre él y se había rendido finalmente.

- Haz de mi lo que quieras, destrúyeme o créame nuevo - Murmuró permitiéndole tocarle, dejándo de atenderse así mismo, cerró los ojos deseando por primera vez ne la noche sentirlo dentro, si antes había tenido dudas, estas se habían disipado gracias al placer, Anuar era su universo en ese momento, no había lugar a donde escapar.

Y quería ser atrapado. Quería ser marcado por él.

Besose pues su cuello, con ansiado deseo y cariñosa lujuria si era que en algun momento y tiempo aquellas palabras pudiesen estar juntas en un mismo ser y en un mismo momento, antaño lo habia dudado la lujuria no podia ser jamás amor, y el amor jamás caería en la ansias de la lujuria mas ahora, ansiaba y deseaba el cariño y la lujuria de modo que pudiéndose o no lo habia llegado a sentir, todo en un solo instante.

Sus manos se volvieron rítmicas con las caricias complementándose por completo quería llevarle al borde llevarse a si mismo, beso su oído con suavidad antes de sacar sus dedos de su cavidad acariciándose unos segundos el mismo para saberse preparado, sintiendo como los espasmos se hacían presentes en su cuerpo por sus propias caricias sensación que experimentaba por vez primera y de la cual en cualquier otro momento se hubiese sentido avergonzado ¿tan desesperado estaba que debía darse placer el mismo?, suspiro ampliamente intentando abrirse paso en su interior, sintiéndole estrecho apenas lo consigo, gimio por el placer aferrándose a el adentrándose con extraña devoción, no deseaba herirle ni causarle dolor alguno.

-¿estas bien?- le cuestiono con la respiración entrecortada ubicando una de sus manos sobre su cintura mientras con la otra le seguía acariciando esta vez con algo mas de rapidez y rudeza, con la visión nublada por las nuevas sensaciones, se comprimía su ser y no solo su cuerpo mientras pensaba ¿pensaba? Ciertamente no habia lugar para pensar en su cabeza en esos instantes no habia lugar sino solo para el deseo y el placer, sus labios se apoyaron sobre su hombro haciendo un esfuerzo por mantenerse estático ¿y si Soren se percataba ahora que era una mala idea?

Prefería que le parase entonces y no después no cuando sus emociones no pudieran regresar a resguardarse en su interior bajo aquella capa de hielo que se habia derretido de forma dolorosa.

Sintió un extraño vacío tan pronto como los dedos salieron de su cuerpo, quizás se había acostumbrado demasiado a la sensación, pero lo que vino después fue completamente distinto. Anuar había comenzado a introducirse dentro de él en serio, y su primera reacción fue abrir mucho los ojos los cuales había tenido cerrados hasta el momento, una fuerte punzada de dolor lo tomó por sorpresa y sus labios se desencajaron en un gemido que se quedó atorado en su garganta y nunca llegó a salir. ¿Apenas era la punta y dolía así? Pensó en esos frenéticos segundos.

- Hnn - Apenas si logró articular como respuesta a la pregunta de Anuar, cerró los ojos con fuerza frunciéndo el entrecejo, tenía que ser capaz de continuar, no podría detenerse ahora, no, lo había desidido porque... lo quería ¿cierto? Quería que existiera ese tipo de conexión entre ambos.

Quieres darle placer ¿verdad? sin importar el precio.

- Es...toy bien - Susurró, moviéndo un poco las caderas para que la penetración fuera avanzándo más y con cada centímetro que entraba, Soren sentía como si fuera a ser partido en dos, como si le estuvieran desgarrando desde adentró, sus manos se aferráron con fuerza a la almohada arrugándola, mientras alzaba las caderas.