Una cita, un juego, un par. {Soren} ACTIVO

Se escondían las luces, una luz mejor dicho, sólo la luna, que parecía no querer iluminar ese día. El golpeteo hecho con su pie era el único sonido rítmico que se escuchaba en varias millas, al menos para el oído humano. La locura de acudir ahí pese a no tener la certeza de que el real destinatario del pequeño mensaje fuera ella, ni que el remitente fuera el torpe vampiro que había conocido en un restaurante apenas una semana atrás. Una sonrisa se asomó a sus labios cuando recordó como habían terminado, la ansiedad la llenó otra vez, quería sentir lo que sólo él le había hecho sentir, pero quería también terminar con la curiosidad del motivo de ese encuentro.

Comenzó a sentir como si la estuvieran observando, la mayor parte del tiempo era sólo producto de su imaginación pero ella conocía muy bien la gran cantidad de cosas que escondía la noche. Se abrazó a si misma más para hacer algo con sus brazos que por otra cosa, a esa misma hora el burdel estaba en pleno apogeo, las mujeres bailando y cantando y los clientes llegando, lo bueno de ser quien era es que no necesitaba eso, podía pasar de estar un día sin trabajar, si no fuera por su actitud libertina y su ropa un poco más atrevida, perfectamente podría pasar por una mujer de alta sociedad, pero prefería reírse a su modo de todo eso y contarle al mundo que era una puta, una persona que vendía su cuerpo por dinero y por mucho dinero.

Quizás había jugado demasiado con la palabra muerte, tanto que sentía como si la estuviera llamando, pidiéndole que se acerque, que la lleve a cada minuto, que de una vez por todas tome sus bromas en serio. Malagradecida dirían muchos y les diría que tienen razón, ella la llamaba mientras otros intentan alejarla como sea. Idiota le van a decir otros y también estaban en lo cierto, podría ser eso y más, es cada mala palabra que sus madres les dijeron que no se podían decir, es peor que eso, pecado es otra de sus definiciones, pero ella parece reírse de todo eso mientras camina con la barbilla erguida.

Parecía un animal dentro de una jaula, pero estaba al aire libre, a la orilla de un pantano al que miraba con expresión asqueada, sabía que había llegado a tiempo y ya comenzaba a impacientarse – Vamos hombre llega o me harás enfadar – susurraba intentando que el viento llevara sus palabras a quien tenía que oírlas, más ruidos y cerró los ojos, sonriente, dejando su mente en blanco para no imaginar nada, para no crear expectativas, sólo repleta de ideas y repleta de aún más curiosidad, esperando aprender algo hoy, como si ese juego del profesor y el alumno siguiera instalado entre ellos, cambiando los roles sin notarlo, enseñando mutuamente, aunque lo que ella supiera quizás no era lo que él quería aprender, al menos por el momento, al menos mientras lo desconociera.

Una vez cuando niña se subió a un árbol, la pequeña cicatriz al interior de su codo se lo recordaba siempre, de algún extraño modo Juliette se había hecho una similar al poco tiempo. La misma forma casi y la misma ubicación. Eran gemelas hasta en los accidentes. Después de eso las ganas de seguir aventurándose entre el bosque cercano a su casa sólo habían crecido, podían pasar horas en el arroyo, nadando, desafiando a la pequeña corriente, pretendiendo que afuera el mundo era tan simple como su juego de niñas, inocentes, aún lo eran, hasta que alguien decidiera romper con eso, destruirlo mostrando más cosas de las que querían conocer. Seriedad en su rostro otra vez.

-¿Haces eso porque sabes que no vas a morir si caes o te gusta parecer una fruta? – reía tan libre como se sentía esa noche, se acercó a aquel árbol que parecía querer tentarla a subir con él. Hace mucho no lo hacía, la temeridad que poseía parecía estar en estado de latencia, esperando pacientemente a salir, se levantó el vestido e intentó aferrarse de alguna forma para trepar, pero parecía inútil. Resopló algo molesta por el fracaso y se cruzó de brazos intentando buscar una idea que no involucrara mover el árbol hasta hacerlo caer.

-Baja de ese árbol si no quiere que me saque el vestido y trepe… es un fastidio ser mujer a veces – le daba la espalda ahora, algo molesta, pero más consigo misma, jamás había tenido tolerancia a la frustración, menos en cosas tan sencillas, la hacían sentir inútil. – Ah y hola… - dijo girándose y sonriéndole, ahora un poco más amable, respiró profundamente para no descargar sus vibras negativas en él, eso era cosa de ella y si se sentía mal o ansiosa, siempre podía calmarse en su trabajo, unas horas atendiendo y era una mujer nueva, casi.

Unos pasos atrás y ahora la luna la iluminaba completamente. Al mismo tiempo no le permitía ver donde se encontraba Soren, - ¿Por qué me citaste aquí? – miró con asco el barro en su zapato - ¿Qué haremos hoy? ¿Tienes alguna idea profesor? – esperaba que no sean las mismas que ella tenía, no quería terminar embarrada y desnuda en aquel pantano, quizás él quería terminar lo que habían comenzado en su habitación, quizás sólo hablarían, como dos personas comunes, porque aunque para ella pareciera algo raro, mucha gente la hacía, mucha gente no basaba sus relaciones en sexo, mucha gente conversaba antes de desnudarse.

Se giró como si la hubiesen ofendido, aunque era más diversión que molestia lo que parecían reflejar sus facciones. Entrecerró los ojos para intentar verlo, a ella la iluminaba la luna como si fuera un foco centrado en apuntarla, él en cambio estaba resguardado aún por el follaje. Chasqueó los dedos, fuera de su ambiente ese gesto no significaba nada, pero la costumbre era mayor, en el burdel eso sería el equivalente a decir que la cortesana te pedía que te acercaras, y tu no dudabas cuando ella pedía algo, simplemente corrías a obedecerle, sin dudar. Sonrió de lado y se encogió de hombros cuando lo vio deslizarse y luego disculparse, prefería la originalidad de tal locación.

-Y yo le recuerdo que lo que menos tengo es ser ‘señorita’ – Le acarició el rostro como saludo cuando se acercó, él desviaba la mirada y parecía hasta avergonzado, ella prefirió hacer como que no notaba ese gesto, - solía escalar muy bien árboles cuando era pequeña, pero parece que he perdido aquella destreza. – sintió como el calor abandonaba su mano al contacto con la de él, su piel estaba helada, pero ella le otorgaría tibieza ahora, se dejó guiar hasta un tronco que parecía algo fuera de lugar, hasta los colores eran distintos. – Siento curiosidad por saber que ha preparado –

Estiró su vestido sobre sus piernas y quedó perfectamente sentada a su lado, como si estuvieran en el salón de cualquier mansión, el clima del pantano le recordaba su Inglaterra natal, el rostro se le suavizó y hasta parecía una chica aún menor de lo que era, casi una niña, aunque se sintiera como toda una mujer. - ¿Es algo privado que tuvimos que venir hasta aquí? – miraba de reojo, como si estuviera espiando, no quería que su interés fuera muy visible, pero el maletín parecía llamarla como una tentación en la que tenía que caer como fuera.

- ¡No me diga que es contrabandista o algo así! – dijo más divertida que antes, de lo que menos tenía cara ese vampiro era de ser ilegal. - ¿Tiene acaso ahí algún tipo de arma secreta o cosas traídas desde el lejano oriente? ¡Quiero ver! Le advierto que la paciencia no es una de mis virtudes… - una risa a carcajadas salió de sus labios y pareció retumbar por todo el lugar, algunos animales salieron de sus escondites pareciendo enojados, pero ella los ignoraba, tal como hacía con molestos clientes en el burdel o con alguna de sus compañeras de trabajo a las que encontraba demasiado insignificantes, eternamente lamentándose por estar ahí, - La curiosidad matará a esta cortesana -

Pese a los años que llevaba en su trabajo y al tiempo que llevaba conociendo hombres, aún le parecía raro que los vampiros estuvieran efectivamente muertos. Algunos humanos parecían tener más características de cadáveres que ellos, eran malolientes, fríos, casi como si se estuvieran pudriendo por dentro. Soren era lo contrario, tenía un tono levemente rosa en las mejillas que a veces se acentuaba, parecía nervioso y sus gafas se deslizaban a ratos hasta la punta de su nariz… sólo la falta de calor le recordaba que era, - Es tan extraño pensar que estás no vivo, no lo pareces –

Escuchaba mirando fijo el maletín, imaginarlo como un jovencito tímido en un enorme castillo no le costaba mucho, ahora era prácticamente lo mismo sólo que muchos años después. – Mientras más gente conozco, menos los entiendo… esos convencionalismos no van conmigo, mira que limitarse a cierto comportamiento por la cantidad de dinero en tus bolsillos, ¡semejante estupidez! – se encogió de hombros y siguió mirando hasta que finalmente un mantel apareció, la risa se incrementó y no pudo evitar darle un beso en la mejilla, bastante dulce.

-¡Eres increíble! Creo que compraré un mantel de estos y lo pondré en mi mesa cada vez que coma, me sentiré en un restaurante diferente cada noche… - abrió la boca sorprendida cuando aparecieron lo que lucían como dos panes con muchas cosas entre ellos, sonriente dudaba entre preguntar y quedar como ignorante o callar y que las dudas siguieran ahí. - ¿Estuviste ahí? ¿Justo cuando inventaron esto? – miraba aún extrañada lo que parecía ser comida.

Estiró un dedo para tocar un pan y miró a los ojos a Soren algo complicada, las cejas se elevaban dándole un aspecto algo atemorizado, como si ese alimento fuera a morderla - ¿Tú también vas a comer? – sabía que podría hacerlo pese a no necesitarlo. - ¿Por qué esto se come verdad? – Estaba acostumbrada a sólo comidas refinadas desde que podía costearlo, antes incluso había pasado días sin comer más que alguna sopa que su madre hacía, desconocía siempre cuanto durarían sus buenos tiempos y por lo mismo prefería disfrutar de lo que tenía ahora, vivir el presente con el recuerdo del pasado soplando en su oído canciones tristes.

Tomó el pan superior y revisó el interior del sándwich con la vista, al parecer había sólo tenía verduras. - ¿Te dije que no como animales o sólo lo adivinaste? – sonreía mientras parecía una niña asustada entrando en un parque de diversiones. Tomó el alimento con ambas manos y se lo llevó a la boca dando una pequeña mordida y dejando que los distintos sabores llegaran a su paladar poco a poco, le gustaba, era diferente pero agradable y sus manos no se manchaban al comer, - ¡Qué buen invento! La lechuga me gusta con un poco más de limón, pero has elegido las hortalizas perfectas.-

Pretendió ignorar que derramaba el té y se concentró en la hermosa tetera que tenía entre sus manos, ¡cuantos recuerdos venían a su mente! - ¿Sabías que nací en Inglaterra? El té ahí es uno de los mejores que he probado, mi madre solía agregarle cosas nuevas para que su sabor no fuera siempre el mismo, - dejó el sándwich y tomó el cuenco, - es una de las pocas tradiciones inglesas que teníamos… su bien más preciado era un juego de té de porcelana, regalo del estúpido de mi padre… incluía una tetera parecida a esta… -

Se sorprendió incluso a si misma contándole todo esto, nunca había hablado de su madre o de su vida anterior con nadie, por lo general no se refería a si misma con sus clientes, pero Soren no lo era, ni lo había sido, se conocieron en circunstancias externas a su trabajo y por ahora quería probarse a si misma y mantenerlo así, con ropa de por medio y con palabras como forma de comunicación. Hablar con él parecía fluir en ella y no un gesto sobreactuado como cuando debía hacerlo. – Mi padre era el dueño del lugar donde vivíamos, un hombre de muchísima clase social y aún más dinero, lamentablemente para él, mi gemela y yo tenemos todas sus características físicas… - sonrió de lado y se encogió de hombros mientras bebía té, - tanto, que era imposible para él negar que éramos sus hijas, pese a que tuviéramos el apellido de nuestra madre.-

La duda de lo que había pasado con ella se mantenía ahí, como un pájaro carpintero picoteando y picoteando en su cerebro, siempre recordándole que la mujer que la había tenido y criado durante sus primeros años podía estar aún viva y aún sufriendo por el destino incierto de sus pequeñas, - Están sabrosos, tienes buena mano para ser vampiro… ¿o le pediste a alguien que los hiciera? – quería molestarlo para cambiar el tema, alejarse de si misma y alivianar el ambiente, volver a formar la coraza alrededor de si, impedir que alguien la toque, evitar a toda costa las miradas de lástima.

Otro mordisco y con más ganas, no había notado cuanta hambre tenía, por lo general no comía a esa hora, claro, si a esa hora trabajaba, pero hoy preparándose para salir había olvidado comer algo y su estómago parecía querer pasarle la cuenta, después de todo había sido una fortuna la idea de Soren, además era algo totalmente novedoso para ella, quizás algún día se atrevería a intentarlo con sus manos, difícil, sus destrezas en la cocina dejaban mucho que desear. – No como nada que tenga ojos – una risa salió de sus labios y un poco de comida también.

Se sonrojó como pocas veces lo había y bajó la mirada para evitar que notara su vergüenza por aquellos modales para comer, jamás permitía que la gente la viera en algo así, debía mantener su imagen distante y casi algo misteriosa, por que generalmente comía sola o con su hermana, - En realidad soy francesa, mi madre lo es, y yo me considero así, llevo varios años en este país y lo prefiero. – volvía al misterio casi sin quererlo, hablar de si misma aún le costaba.

-¿Suecia? Desconozco donde queda, ¿muy lejos? – bebió un poco más de té con la mano que no sostenía el sándwich, - ¿A qué otros países has ido? Yo no conozco más que mi lugar natal y París… incluso no recuerdo mucho de Londres. – desvió la mirada y se auto recriminó nuevamente, cualquiera pensaría que estuvo encerrada sin hablar con la gente o algo así, - Me gustaría conocer lugares que sólo he visto en mis libros… - no podía hacerle frente revelando algo que incluso ella parecía desconocer. Se giró al escucharlo, ¿lo habrá dicho en serio o sólo por cumplir? Le costaba interpretar sus señales, no era como un hombre tipo, lo que lo hacía diferente era también lo que comenzaba a gustarle.

-¿Estaría mal si digo que también me pareces lindo? – sus mejillas ahora tenían el color de sus labios, se aclaró la garganta un par de veces y terminó su té algo rápido – Somos hijas bastardas y eso no es buen visto en la sociedad de ningún país, nuestra madre era sólo su empleada, una campesina pobre que no poseía más que sus manos y las ganas de trabajar por nosotras. – Ahora estaba seria pese a que el color no quería abandonarla – Aprendiste bien, te hizo bien ser vampiro parece… en cambio yo, ¡no se ni hacer un huevo! – lo miró a los ojos riendo, más ella y menos cortesana, cada vez más como la Claire que no salía a la luz.

Trozos de tomate saltaron lejos cuando una risa explotó en su boca, se disculpaba al mismo tiempo que seguía riendo, se agachó para limpiar sus labios con la falda de su vestido, parecía algo grosero, pero en ese minuto sólo pensaba en poder volver a respirar de nuevo, por lo general cuando reía de ese modo comenzaba a quedarse sin aire, - ¡Claro! Los humanos casi todos tienen ojos… técnicamente yo también he comido cosas con ojos entonces… - dejó el sándwich en la improvisada y mesa y con algo de dificultad bebió un poco de té para calmar la sequedad de su garganta, lo miró nuevamente y aún le parecía difícil creer que fuera un vampiro, quizás era el primer vampiro adorable de la historia.

-¿Meses? ¡Queda mucho más lejos que de aquí a Inglaterra entonces! No recuerdo bien cuanto nos demoramos, pero a mi me pareció muchísimo tiempo… - estiró el cuenco para que le sirviera un poco más de té y sonrió demasiado dulce para ser ella, - Y si estabas en el paraíso para los tuyos… ¿Qué estás haciendo aquí? No es que no quiera que estés… - comenzaba a balbucear, ¿ella balbuceando? – Es sólo curiosidad, me imagino que allá podrías estar más tiempo al aire libre… - bajó la mirada auto recriminándose por esa actitud nerviosa que acababa de tener, ella no era así, ella jamás sería así, ¿jamás?

Se sorprendió al escuchar sus palabras, pareciera como si los roles se hubiesen invertido, ella que había nacido en la pobreza ahora estaba bastante lejos de aquello, - ¿Te falta dinero? Yo podría pagarte para que me hicieras clases… - respiró profundamente como si fuera un intento para tomar fuerzas para decir algo trágico, - nunca fui a un colegio, lo que aprendí lo hice por mi cuenta, no quiero ser más una… mujer ignorante… - una imagen de si misma golpeándose la cabeza contra una pared apareció de pronto en su mente, ella estaba casi rogándole por algo y además le revelaba algo que ni a su gemela le había dicho.

Evitó seguir refiriéndose al tema de su madre, ya demasiado tuvo contándole sobre ella, ese tema tenía un gran prohibido al frente y Claire había roto sus propias reglas, sólo se encogió de hombros y estiró una mano para tocar la de Soren, pero se arrepintió a último momento, nada de cercanía, ya tenía mucho controlando que su boca no hablara de más, - A veces creen que el dinero viene con una especie de poder incluido, ahora tengo mucho más que muchos de los que se dicen la clase alta de París, pero aún así no olvido dónde nací ni quién soy, no permito que maltraten a un pobre simplemente por serlo, nadie escoge bajo que familia nacer.- levantó la barbilla algo orgullosa y sonrió completamente honesta, eran quizás aquellos libros de política que estaba leyendo últimamente los que la estaban influenciando, ¿una puta rigiendo un país? ¡Ni en 200 años más!

Las palabras de Soren se repetían en su mente, varias veces. Cerrar un ciclo… ¿Tendría ella algo que cerrar? ¿Algo inconcluso en su vida? Un par de cosas venían a su mente. Las ganas de saber si su madre estaría viva, que habrá pasado con ella, si habrá muerto feliz creyendo que sus hijas habían encontrado la vida que había esperado para ellas. La dualidad se hacía presente en la cabeza de Claire, por un lado amaba su trabajo y todo lo que éste le daba, por otro no se atrevía a revelarle a su mamá su oficio, la haría sufrir y aunque la mayoría del tiempo pareciera una perra fría, aún algo de corazón le quedaba.

Suspiró sin darse cuenta, había estado sumida en sus pensamientos mientras los ojos no dejaban de mirar la boca de Soren mientras hablaba, - Me enseñarías más de lo que se… aprendí matemáticas en los intercambio de dinero, tuve que hacerlo para no ser engañada… aprendí a leer en inglés y francés porque soy una testaruda… pero mis conocimientos se limitan a los pocos libros que han llegado a mis manos… - quizás él no quería enseñarle y ella seguía insistiendo, comenzó a recriminarse internamente otra vez, ¡qué idiota podía llegar a ser!

Se quedó con la boca abierta, aquel movimiento la había tomado por sorpresa, los colmillos de Soren relucían tímidamente en su sonrisa y sus ojos entreabiertos la llamaban, sintió como sus orejas ardían y toda su cara tomaba un color que parecía ser más rojo de los cuadros del mantel, - Lo… lo siento… - ahora tartamudeaba, como una quinceañera que no ha tenido jamás relación con algún hombre – Parece que no sirvo para comer sándwiches… - bajó la mirada e intentó recordar sobre que estaba hablando, dejar de recordar la cercanía que tenían y el contraste de la temperatura de sus pieles.

-No soy lo que se dice una mujer refinada, quizás también necesito clase de modales… pensaba que podía comer en público pero veo que no… – ahora intentaba hablar más distendida, con sonrisas de por medio, respiraba profundamente y evitaba mirarlo a los ojos, - acostumbro a ir a restaurantes o pedir comida especialmente preparada para mi en el burdel, pero siempre sola o con mi hermana, no creo que te mirarían bien si comes con una cortesana… y aunque no lo creas mucha gente sabe lo que soy, aunque lo oculten… esa es otra cosa que no puedo entender de la sociedad – se encogió de hombros y siguió comiendo mientras soltaba una pequeña risita, las verduras querían escapar, pero ella las mantenía a raya como podía.

Estaba frente a él pero no lo miraba a los ojos, muchas veces había oído múltiples halagos, la habían llamado de mil formas, pero jamás culta y esa palabra la cambiaría por cualquiera de las otras, quería que le dijeran que es inteligente además de sensual y hermosa, quería que alguien valorara lo que está dentro de su cabeza. - ¿Quién es Sócrates? – las palabras salieron antes de que pudiera controlarlas y nuevamente quedaba como una ignorante, - Me encantaría… de hecho lo prefiero así, encontrarnos en algún lugar nos dará además la oportunidad de disfrutar de esta bella ciudad… ¡tal como lo hacemos en este pantano! – dijo riendo y dejando la comida a un lado.

Se limpió las manos en el mantel mientras seguía con la cabeza un poco baja, - ¿Qué podría enseñarte yo? Para que sea algo mutuo…- las ideas que se le venían a la cabeza no eran precisamente algo que podía hacerse al aire libre, pero ese era su oficio y ese era el tema en el que era experta, suspiró, varias veces, porque sabía que ella no tendría nada, sintió su mano fría bajo su mentón y se sonrojó nuevamente pensando que de seguro tenía más comida o alguna mancha en su cara, ¡qué vergüenza no comer como se debe! En cambio, era un beso lo que cortaba sus pensamientos, ¡un beso!

Esta vez no era ella quien besaba buscando algo, era él, fruto salido de quien sabe donde, haciéndola conocer sus labios de otro modo, nada sexual como lo que solía salir de ella. Tomó la mano que él tenía libre y la apretó suavemente, con la otra se mantenía afirmada del tronco, evitando perder el equilibrio por el asombro, devolvió el beso de la misma forma, dulce, tan dulce y suave que parecía como si ese fuera su primer beso. Sintió como si se separara demasiado pronto y tardó en abrir los ojos que había cerrado segundos atrás, sus palabras pincharon la nube en la que parecía estar metida.

-Gracias, pero que yo sepa tu no puedes comer ¿o sí? – Pasó las manos por su cabello y se separó levemente de él mientras hablaba, - Podría preparar un picnic para ambos si gustas… - aún no soltaba su mano y por algún motivo que prefería hacer como que ignoraba no quería hacerlo aún. Pensó unos segundos que comería un vampiro como él, pero la única respuesta era la obvia, - o podríamos hacer otra cosa. – de nuevo estaba colorada y otra vez parecía disculparse, definitivamente tendría que sacar esa costumbre de su boca, la hacía parecer débil, aunque ni ella misma creyera la máscara de fortaleza que había creado.

¿Podría decirle que ella ya había visto a un vampiro beber sangre? ¿Sería capaz de contarle que era de su vena de dónde había además bebido? Parecía no atreverse o quizás no querer hacerlo, las implicancias de su oficio eran un secreto a voces, pero Soren lucía ajeno a todo eso, se había conocido en una situación diferente y él la mirada de un modo distinto. Por el momento, quería mantenerlo así, aunque en el fondo sintiera como que lo engañaba. Culpable, culpable, su rostro lo reflejaría, sus movimientos erráticos ya lo hacía, su voz un tono más grave también, el remordimiento vendría tarde o temprano.

Sonrió de lado y lo miró a los ojos, más relajada. En aquel pantano, en aquella circunstancia, se sentía más desnuda que cuando realmente lo estuvo en su habitación, sus palabras la golpearon como si de una bofetada se tratara, la careta de seriedad volvió a ella, - Si fuera otro quien me lo dijera me parecería extraño… si fuera uno de mis clientes sabría que es una mentira… pero contigo todo es distinto, nos conocimos en un restaurante ¿verdad? – La sonrisa volvió a su rostro – Parece que hicimos todo al revés, primero nos desnudamos y luego hablamos. – risas, más risas, el ambiente parecía iluminarse mientras conversaban.

Se puso de pie y tomó su mano para que se levantara junto a ella, lo tironeó un poco hasta conseguir que llegaran a un claro de luna, -Cierra los ojos, voy a enseñarte algo que puedo hacer… - tomó sus manos y con ellas cubrió sus ojos, temblaba levemente mientras carraspeaba un poco para aclarar su garganta, - escúchame… When love gets you fast in her clutches, and you sigh for your sweetheart away, old time cannot move without crutches, Alack! how he hobbles well-a-day! – las palabras comenzaron a salir como un susurro hasta continuar convirtiéndose en un canto fuerte y claro, ahora ella también tenía los ojos cerrados y una nota divertida aparecía en su voz, ahora ya ignoraba al rojo de su rostro, parecía ser un sello desde que había llegado al pantano.

-Lo siento, no recuerdo que más sigue y de seguro modifiqué el ritmo o desafiné…es una canción que escuché hace muchos años… - se disculpó sacando las manos de su rostro y alejándose un paso, - nunca había cantado para alguien en especial, perdón, no tienes que decirme que te gustó si no fue así… - retrocedió otro paso y volvió al tronco para llenar un cuenco de té y beberlo en silencio, aún de pie, algo avergonzada. – Soren… ¿Puedo hacerte la misma pregunta? ¿No te parece extraño que quiera conocerte fuera del burdel? Tu sabes lo que soy y aún así parece no importarte… - aún le daba la espalda, escondía algo más que su rostro.